Galeria
Recepción: 03 Junio 2019
Aprobación: 31 Julio 2019
Resumen: El Petit Palais, un edificio concebido por el arquitecto Charles Girault (1851-1932) con motivo de la Exposición Universal celebrada en París en 1900, y actual Musée des Beaux-Arts de la Ville de Paris (Museo de Bellas Artes de París, desde 1902), ha servido recientemente como escenario para una excepcional exposición dedicada a la obra gráfica de Jean-Jacques Lequeu (1757-1826). En efecto, entre el 11 de diciembre de 2018 y el 31 de marzo de 2019, el Petit Palais acogió la exposición titulada «Jean-Jacques Lequeu. Bâtisseur de fantasmes», realizada en asocio de la Bibliothèque nationale de France (BnF) con Paris Musées. Allí, el público pudo contemplar un conjunto inédito de 150 dibujos del arquitecto y pintor francés, «descubierto» en 1933 por el historiador del arte Emil Kaufmann (1891-1953), quien «exhumó» de la BnF una parte importante de la obra de Lequeu, mencionándolo por primera vez en su Von Ledoux bis Le Corbusier, Ursprung, und Entwicklung der Autonomen Architektur [1] y más tarde en el célebre Three Revolutionary Architects. Boullée, Ledoux, and Lequeu [2].
El Petit Palais, un edificio concebido por el arquitecto Charles Girault (1851-1932) con motivo de la Exposición Universal celebrada en París en 1900, y actual Musée des Beaux-Arts de la Ville de Paris (Museo de Bellas Artes de París, desde 1902), ha servido recientemente como escenario para una excepcional exposición dedicada a la obra gráfica de Jean-Jacques Lequeu (1757-1826). En efecto, entre el 11 de diciembre de 2018 y el 31 de marzo de 2019, el Petit Palais acogió la exposición titulada «Jean-Jacques Lequeu. Bâtisseur de fantasmes», realizada en asocio de la Bibliothèque nationale de France (BnF) con Paris Musées. Allí, el público pudo contemplar un conjunto inédito de 150 dibujos del arquitecto y pintor francés, «descubierto» en 1933 por el historiador del arte Emil Kaufmann (1891-1953), quien «exhumó» de la BnF una parte importante de la obra de Lequeu, mencionándolo por primera vez en su Von Ledoux bis Le Corbusier, Ursprung, und Entwicklung der Autonomen Architektur [1] y más tarde en el célebre Three Revolutionary Architects. Boullée, Ledoux, and Lequeu [2].
Los dibujos expuestos en el Petit Palais forman parte del conjunto de archivos personales que el propio Lequeu donó, en 1825 poco antes de su muerte, a la antigua Bibliothèque royale, gracias a lo cual hoy es posible estudiar este valioso material, parcialmente consultable en línea a través de Gallica, la biblioteca digital de la BnF.
Para llevar a cabo una exposición de esta magnitud sobre la obra de una figura tan controversial y paradójicamente poco estudiada dentro de la historiografía de la arquitectura, se estructuró un equipo de comisarios científicos conformado por el arquitecto e historiador de la arquitectura Jean-Philippe Garric3 (profesor titular en la Université Paris 1 Panthéon-Sorbonne) y los historiadores del arte Laurent Baridon (profesor titular en la Université Lumière-Lyon II) y Martial Guédron (profesor titular en la Université de Strasbourg), quienes apoyados en sus investigaciones académicas y personales dieron forma a este proyecto colectivo que propone una lectura renovada de la obra de Jean-Jacques Lequeu.
La preparación de la exposición constituyó igualmente una oportunidad única para profundizar y complementar la información sobre aspectos desconocidos de la vida de Lequeu, la cual sin embargo, conserva episodios ocultos en una atmósfera de misterio: vale la pena recordar que a su muerte, Lequeu había vivido siempre solo, sin dejar ningún heredero, y teniendo únicamente como familia una prima lejana. Durante largo tiempo, el desconocimiento del personaje y de su obra contribuyeron a la elaboración de un mito cuestionable —lo cual explica en parte el título de la exposición—, tal y como lo señaló en 1990 el historiador de la arquitectura Werner Szambien, al publicar «L’inventaire après décès de Jean-Jacques Lequeu»:
On savait que l’auteur de L’Architecture civile était né le 14 septembre 1757 à Rouen, mais son oeuvre de dessinateur est tellement exceptionnelle, tellement moderne peut-être, que ses exégètes principaux ont eu du mal à admettre son décès, voire son existence à une période historique précise. Laisser planer un doute était tentant : Lequeu pauvre dessinateur au cadastre de Paris, devenait alors le comte de Saint-Germain de l’histoire de l’architecture… La preuve de sa mort est aussi celle de son existence. Aussi longtemps que l’on ne connaissait pas les circonstances précises de son décès, Lequeu bénéficiait d’une actualité fantomatique dont la fragilité se révèle dans l’ensemble des publications récentes [4] sur l’architecture “révolutionnaire” chère à Emil Kaufmann.
Es importante señalar brevemente los principales elementos que ayudan a entender la trayectoria del personaje: al haber nacido en el seno de una familia de ebanistas instalados en la ciudad normanda de Rouen, Jean-Jacques Lequeu siguió una formación de dibujante técnico en la prestigiosa École publique et gratuite de dessin de Rouen, mostrando desde muy temprano su talento y su gusto por el oficio, gracias a lo cual fue recomendado por sus profesores para continuar su formación en París. Instalado en la capital en 1779, Lequeu tuvo la oportunidad de trabajar junto al célebre arquitecto Jacques-Germain Soufflot (1703-1780) quien en aquel momento se ocupaba de la construcción de la iglesia de Sainte Geneviève (edificio conocido actualmente como el Panteón). Sin embargo, la muerte en 1780 del eminente patrón y protector, condujo a Lequeu hacia otros rumbos: primero, trabajando algunos años con Soufflot Le Romain, sobrino del antiguo maestro; y más tarde, ya sin ninguna clientela a la cual servir, oficiando como funcionario en la oficina de catastro del Ministère de l’intérieur donde trabajaría hasta 1815. Durante aquellos años difíciles, Lequeu intentaría vanamente alcanzar algún grado de celebridad y reconocimiento a través de los concursos públicos de arquitectura en los cuales presentaba proyectos, sin lograrlo y debiendo resignarse con el paso de los años a producir una prolija e innovadora architecture de papier [arquitectura de papel] que nunca llegaría a ser construida.
Es así como, siguiendo el relato de la atípica trayectoria de Lequeu, la sobria escenografía realizada por Studio Tovar (Alain Batifoulier y Simon de Tovar) para la exposición «Jean-Jacques Lequeu. Bâtisseur de fantasmes», privilegió un recorrido temático logrando poner en relación las múltiples y controvertidas facetas creadoras del artista como dibujante, pintor y arquitecto. La exposición abría con una serie de extravagantes autorretratos ―que inexorablemente evocan la obra del escultor alemán Franz Xaver Messerschmidt (1736-1783)―, en lo que constituye una búsqueda profunda de emociones a través de las expresiones faciales, y que Lequeu utilizará permanentemente en los retratos masculinos y femeninos. A continuación, la exposición ofrecía una serie de dibujos de tipo técnico: planchas magistralmente realizadas en las cuales el joven Lequeu exhibía toda su pericia, jugando con la geometría analítica y la teoría de sombras. Dentro de esta producción heterogénea, los proyectos arquitectónicos del artista ocupan la mayor parte de la exposición, testimonio de una erudición ecléctica que supo conjugar, en diferentes momentos, referencias antiguas, bíblicas o fantásticas, para recrear desde mapas hasta paisajes y jardines en los cuales la naturaleza se funde con arquitecturas cosmopolitas y a menudo extravagantes, casi oníricas. El recorrido de la exposición adquiere el sentido de un viaje iniciático cuando la arquitectura se hace presente con edificios y jardines eclécticos y cargados de simbología: templos en llamas, pabellones con formas animales, kioscos que se pierden en grutas laberínticas, etc. Por último, la exposición invitaba a descubrir una serie de dibujos eróticos que oscilan entre una idealización heredada de la estatuaria propia de la Antigüedad y un naturalismo anatómico provocador.
Sin duda, la exposición «Jean-Jacques Lequeu. Bâtisseur de fantasmes» ha logrado interrogar el carácter especulativo y autónomo de una obra tan poderosamente influenciada por la cultura visual de la época, subrayando el carácter innovador a nivel temático y en lo que respecta a las soluciones estilísticas y a las orientaciones estéticas formuladas por el artista, gracias a la rica cultura artesanal y técnica puesta al servicio de su visión sobre la naturaleza, el cuerpo humano (incluso sobre la sexualidad y su práctica), el entorno construido y hasta las ideas políticas. Llama la atención la extraordinaria contemporaneidad de su obra, que se nutre siempre de la citación, la parodia o la alteración, como también del gusto por la materia, lo orgánico y lo trivial.
Por otro lado, los ocho textos que conforman el hermoso catálogo homónimo, en gran formato y ampliamente ilustrado, escritos por los comisarios junto con otros cinco historiadores del arte y de la arquitectura (Valérie Nègre, Annie Le Brun, Corinne Le Bitouzé, Joëlle Raineau-Lehuédé y Elis Boeri), componen un conjunto de interpretaciones a la vez históricas y biográficas de la obra de Lequeu, que profundizan algunas de las hipótesis planteadas en la exposición y dejando simultáneamente abiertas algunas otras más complejas —y en algunos casos dispersas— surgidas durante el proceso de investigación.
La exposición ha servido además como pretexto perfecto para la aparición de otros textos que enriquecen el conocimiento en torno a la obra de Lequeu: se publicaron varios artículos y libros, y tuvieron lugar algunos eventos científicos en París. Así, por ejemplo, el 19 de diciembre de 2018 en el Petit Palais, se desarrolló el simposio «Voisinages de Lequeu: questions partagées et portraits croisés» con ponencias de investigadores como Émilie d’Orgeix, Valérie Nègre y Elisa Boeri.6 Igualmente, en artículos publicados en revistas especializadas, los comisarios de la exposición revisitaron diversos temas como por ejemplo: la historiografia en torno a Lequeu en el artículo titulado «Anachronisme et interprétation: l’historiographie de Jean-Jacques Lequeu»,7 o el contexto de creación de la obra de Lequeu en el artículo titulado «Incroyables et merveilleuses, les fabriques de parc de Jean-Jacques Lequeu».8 Y resultarán desde ahora imprescindibles los dos libros publicados casi simultáneamente a la apertura de la exposición: se trata de Lexique Lequeu,9 de Baridon, Garric y Guédron,10 y Jean-Jacques Lequeu, un atlas des mémoires, de la arquitecta e historiadora de la arquitectura Elisa Boeri.11
Notas
Werner Szambien, «L'inventaire après décès de Jean-Jacques Lequeu», Revue de l'Art, n.° 90 (1990): 104.