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Fabio Jurado Valencia: intelectual comprometido con la educación
Fabio Jurado Valencia: intellectual committed to education
Entretextos, vol. 16, núm. 31, pp. 72-95, 2022
Universidad de La Guajira

Artículos

Entretextos
Universidad de La Guajira, Colombia
ISSN: 0123-9333
ISSN-e: 2805-6159
Periodicidad: Semestral
vol. 16, núm. 31, 2022

Recepción: 17 Julio 2022

Aprobación: 06 Octubre 2022

Se prohíbe uso comercial.

Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivar 4.0 Internacional.

Resumen: Se acude al recuerdo de experiencias compartidas y a la consulta de variados documentos, con la intención de lograr una aproximación a la obra del maestro Fabio Jurado Valencia. Al resaltarse algunos de sus aportes a la educación y a la cultura, se pone de relieve su papel como intelectual comprometido con la educación a través de acciones dirigidas a la crítica, impulso y formulación de políticas, investigaciones y programas tendientes a la cualificación de las instituciones y las prácticas educativas. Sobresalen sus propuestas para concretar una formación docente que logre, por fin, acortar las distancias entre el centro y la periferia, en respuesta a las necesidades de contextos caracterizados por la diversidad.

Palabras clave: intelectual, educación, investigación, formación.

Abstract: This text goes to the memory of shared experiences and the consultation of various documents with the intention of achieving an approximation to the work of Fabio Jurado Valencia. By highlighting some of his contributions to education and culture, his role as an intellectual committed to education is emphasized through actions aimed at criticism, promotion and formulation of policies, research and programs aimed at the qualification of educational institutions and practices. Stand out his proposals to concretize a teacher training that manages, finally, to shorten the distances between the center and the periphery, in response to the needs of contexts characterized by diversity.

Keywords: Intellectual, education, research, training.

Introducción

No resulta sencillo escribir sobre un maestro, colega y amigo sin caer en la apología o en los lugares comunes. Tampoco lo es, cuando ese personaje cuenta con una producción intelectual tan extensa y continuada, tan diversa y relevante, tan sistemática y consistente. Sin embargo, al recibir la invitación del Comité Editorial de la Revista Entretextos, accedí a colaborar, sumándome a este merecido reconocimiento a la obra de Fabio de Jesús Jurado Valencia (en adelante FJV).

Esa triple condición de maestro, colega y amigo hace que, en el texto, los sentimientos de reconocimiento y de gratitud vayan de la mano. El reconocimiento, sustentado en la revisión de su trayectoria académica y de su incidencia en comunidades de práctica y de aprendizaje que han crecido y se han fortalecido, en buena medida, por el acceso a sus trabajos y su liderazgo en la formulación, orientación y conducción de investigaciones necesarias y procesos significativos para el logro de metas personales e institucionales. La gratitud, asociada a su estímulo para promover la sistematización y divulgación de la producción académica e investigativa personal y grupal, como también, en el plano colectivo, a su apoyo, dedicación y aportes, para construir con las comunidades, en una perspectiva emancipadora, maneras nuevas y pertinentes de abordar las prácticas pedagógicas y los aprendizajes relacionados con la educación y la literatura.

Los homenajes han estado presentes en la larga vida académica de FJV. Comunidades e instituciones han exaltado sus aportes a la investigación y la formación con distintos tipos de reconocimientos: Becario del Instituto de Investigaciones Filológicas: Seminario de Poética, UNAM. México. 1983-84-85; Mención Honorífica a la Tesis de Doctorado, 1997; Reconocimiento por los aportes a la investigación educativa en la Universidad de San Carlos de Guatemala, 2008; Placa de reconocimiento especial del Instituto Pedagógico Arturo Ramírez Montufar de la Universidad Nacional de Colombia, 2011; publicación colectiva dedicada a su obra por la Red colombiana para la transformación de la formación docente en lenguaje (Rey González, S. Comp., 2015); homenaje de la Red de Bibliotecas Públicas Biblio-Red en el marco del programa Yo Maestro, por “propiciar la reflexión sobre el ser y el hacer del maestro en el mundo actual, a partir de la reconstrucción de las experiencias de quienes han hecho de la educación su camino y su apuesta vital.[1]

Con este texto, me uno a los actos de gratitud por sus aportes para alcanzar ciertos desarrollos en mi vida profesional como también en la realización de proyectos institucionales y colectivos que continúan vigentes, teniendo presente que “re-cordar, es volver a pasar por el corazón”. (Galeano, 1996)

Inicialmente se sitúan algunos referentes importantes del contexto intelectual que perfilaron, en gran medida, las acciones y las utopías de los jóvenes universitarios en la época del 70, determinando el rumbo de los proyectos académicos y personales de FJV y otros tantos de esa generación. Posteriormente, se esboza un panorama de su obra, caracterizada por la diversidad, coherencia y solidez. Finalmente, se resaltan ideas, acciones y resultados visibles que fundamentan su caracterización como un intelectual comprometido, o más coloquialmente un “Super Profe”, a la manera sugerida en Las máscaras de la educación y el poder del lenguaje (2017); esto es, como un actor educativo que lucha por una educación emancipadora y por una sociedad libre, equitativa y democrática.

1. Algunos referentes que enmarcan el proyecto intelectual de FJV

Nació en 1954, en el Valle del Cauca, Colombia (según algunas fuentes en Guadalajara de Buga, según otras, en Florida, donde vivió desde los tres años; por lo que en su currículum opta por ubicar su patria chica en Florida-Buga). Este hecho evidencia que, como en el caso de Homero, estas dos ciudades se disputaban su cuna, como un augurio de que su actividad vital giraría alrededor de la palabra hablada y escrita. En Florida recibió la educación básica y, posteriormente, en 1977, obtuvo la Licenciatura en Literatura e Idiomas en la Universidad Santiago de Cali, institución que lo galardonó en 2003, conjuntamente con la Asamblea Departamental del Valle del Cauca, como egresado ilustre.[2]

Su experiencia estudiantil en la década del 70 fue propicia para la convergencia entre lo académico, lo intelectual y lo político porque una de las grandes preocupaciones de los jóvenes era darles sentido a sus aprendizajes universitarios, proyectándolos en la vida social. En ese ambiente, que marcó su proyecto de vida, fue introducido a la filosofía y el sicoanálisis por Estanislao Zuleta; recibió la influencia de intelectuales y escritores como Enrique Buenaventura -dramaturgo, ensayista, ícono del teatro en Colombia y fundador del TEC-, Fernando Cruz Kronfly - novelista, cuentista, ensayista, poeta, profesor de las universidades Santiago de Cali y del Valle-; Eduardo Serrano Orejuela, desde la crítica literaria, la narratología, la semiótica y los estudios del tango. Al mismo tiempo, la lectura de Rolland Barthes, Tzvetan Todorov, Louis Althusser, Julia Kristeva o Jacques Lacan, incentivaba el debate y contribuía a consolidar su formación política, propiciando la articulación de “los desarrollos de las disciplinas humanísticas y su lugar en los contextos socioculturales”.[3]

Al igual que en Bogotá y en otras capitales, el contexto universitario de Cali bullía de ideas y sueños de cambio. Los movimientos políticos y sociales impulsaban transformaciones sustanciales, tanto en la vida social como en la educación, desde propuestas que subvertían el orden establecido, con un trasfondo de fuentes marxistas en sus vertientes estalinistas, maoístas, trotskistas o foquistas.[4] Era frecuente la movilidad estudiantil entre las universidades públicas del país, difundiendo las ideas transformadoras y alentando los movimientos culturales. Con razón se dijo que nuestro “68 fue en el 71”. Por esa época también recuerdo que a la Universidad Nacional de Bogotá llegaban las voces de dirigentes estudiantiles provenientes de la Universidad del Valle, como también de la UIS, la Universidad de Antioquia, la de Caldas, o la del Cauca:

El movimiento estudiantil en todo el país se había extendido por colegios y universidades públicas de numerosas ciudades, después de la escalada de huelgas, pérdidas de semestres y enfrentamientos con la Policía y el Ejército, desencadenados desde el 26 de febrero de 1971 en Cali, cuando mataron a “Jalisco” y a otro estudiante universitario y el 4 de marzo, en medio de una manifestación en Popayán, al alumno del Liceo de bachillerato, Tuto González. (Solarte, 2018, p. 1)

En el mismo sentido, FJV pone de relieve la importancia de Cali en el movimiento político y cultural de dicha década. “Cali era una ciudad de polifonías, pues se conversaba a partir de los libros recién llegados, lo mismo que sobre teatro, salsa, bolero y tango, a la vez que se discutía sobre las corrientes socialistas surgidas en distintos lugares del mundo luego de los movimientos estudiantiles de 1968, iniciados precisamente en París”.[5]

Sin lugar a dudas, ya el joven FJV había elegido ser un luchador por la educación y la cultura, al asumir una actitud crítica frente a la escuela, como “escenario de transmisión de hegemonía ideológica y cultural pero también y a la vez (como) una oportunidad para la emergencia de una alfabetización liberadora en lucha contra el des (orden) social y comprometida con la construcción de sociedades equitativas y democráticas” (Super Profe, 2017, p. 32).

Se infiere que sus procesos académicos como estudiante estuvieron acompañados de debates y profundización sobre planteamientos provenientes de la sociología de la educación, la pedagogía crítica, el Socioconstructivismo y la alfabetización popular, enlazados a los desarrollos de las posiciones estructuralistas, posestructuralistas, hermenéuticas y discursivas anteriormente mencionadas. Por consiguiente, en su obra estarán presentes las voces de P. Bourdieu con su teoría de los campos; de H. Giroux Bourdieu y P. McLaren con la crítica política a la escuela; de B. Bernstein cuyos desarrollos se inscribían entre la sociología, la lingüística y la educación; de L. Vygotski y J. Brunner con sus planteamientos sobre la construcción social de los aprendizajes, de P. Freire y su concepción de una educación emancipadora; de grandes pedagogos como C. Freinet y tantos otros que asumieron la crítica a la enseñanza tradicional, reivindicando la participación activa y de los estudiantes en la construcción de sus aprendizajes.

En general, las diferentes incursiones investigativas que integraban el discurso, el poder y la cultura para la comprensión de las formas de reproducción pedagógica estaban en el centro de los debates sobre la educación. Al respecto, Mario Díaz señala que

Desde la segunda mitad de los años setenta comenzó a abrirse paso en el país la inquietud por la investigación sobre la pedagogía. La necesidad de ubicar las prácticas pedagógicas en el contexto académico universitario y, fundamentalmente, de establecer su estatuto teórico y epistemológico atrajo a muchos académicos hacia una nueva práctica discursiva: la pedagogía (Díaz, 1990, p. 41)

Sin embargo, en ese momento la investigación era aún incipiente, como lo reconoce B. Bernstein en su ensayo sobre la educación (1990): “Con sorpresa encontramos que no hay un análisis substantivo del complejo de agencias, agentes, relaciones sociales a través del cual, el poder, el conocimiento y el discurso son puestos en juego como dispositivos regulativos, ni una discusión de las modalidades de control.” (Bernstein, 1990, pp. 38-39)

Al convertirse la escuela en el escenario de las luchas sociales en el cual sus actores toman conciencia sobre el importante papel de su quehacer pedagógico en la formación del espíritu crítico, más allá del tradicionalmente asignado como transmisor neutro de conocimientos, saberes y normas socialmente aceptadas como válidas, la educación se constituyó en el espacio privilegiado para el ejercicio del pensamiento crítico y la formación democrática. En tal sentido, un Súper Profe asumía como posible y deseable

(…) luchar en defensa del derecho de las personas a un aprendizaje escolar de los útiles de la cultura que no excluya una lectura crítica del mundo ni el deseo de construir una sociedad equitativa y democrática donde la vida de las mujeres y de los hombres tenga una oportunidad frente a la barbarie, la ignorancia, a la alienación, a la injusticia y a la violencia. (Super Profe, 2017, p. 37)

Obviamente, tales aspiraciones iban en contravía de las propuestas antidemocráticas y autoritarias dominantes en Colombia. Por eso, bajo el mandato de Julio César Turbay Ayala (1978-1982), con la aplicación de la Doctrina de Seguridad Nacional, bajo el llamado Estatuto de Seguridad, la persecución y muerte a los intelectuales comprometidos con los cambios en el país, provocó una gran diáspora entre quienes, paradójicamente, buscaron la preservación de sus vidas. Muchos fueron acogidos en México, como García Márquez; y al igual que otros paisanos y compatriotas, FJV eligió dicho destino:

En 1981 coincidimos en Ciudad de México un grupo de colombianos interesados en las artes, la cultura y la tradición académica. La edad de cada uno oscilaba entre los 25 y los 30 años. Proveníamos del Valle del Cauca, de la región Caribe y de Antioquia. Algunos habíamos llegado en 1980 eludiendo las zozobras y las paranoias propiciadas por el gobierno colombiano de entonces. La UNAM y El Colegio de México, con sus bibliotecas y las programaciones polifacéticas —el ritmo itinerante de escritores e investigadores de distintos lugares del mundo— y las oportunidades de becas para cursar los posgrados nos sedujo y retuvo por varios años”. (Jurado Valencia, 2018, p. 11)

En efecto, entre 1983 y 1985, cursó allí la Maestría en Letras Iberoamericanas, en calidad de becario del Instituto de Investigaciones Filológicas la Universidad Nacional Autónoma de México, UNAM. Profundizando en su formación inicial y sus intereses literarios, centró la investigación en el estudio de la polifonía y la intertextualidad en la narrativa de uno de sus autores preferidos: Juan Rulfo. Al respecto señala: “me interesaba el espíritu crítico que generaba su obra, especialmente, en los jóvenes; traté de vincular la semiótica literaria, aprendida en Cali, con un autor específico cuya obra también constituía una ruptura en la tradición literaria latinoamericana”.[6]

México no solamente le aportó nuevos conocimientos y experiencias culturales representados en su título de Maestría, muchos amigos y contactos con el mundo intelectual, deseos de amalgamar su trabajo como docente, investigador y creador para impulsar cambios en las estructuras educativas, en los modos de asumir la enseñanza o en las maneras de abordar la literatura. También representó para FJV la construcción de una familia, junto a Patricia González, otra colombiana que adelantaba una Maestría en medicina social y luego el nacimiento de su primer hijo, David Antonio, en esas tierras que generosamente lo habían acogido.

Aunque no lo había imaginado, al retornar a Colombia, en 1986, se radicó en Bogotá y ha sido en esta ciudad gris y fría donde ha gestado su mayor producción en el campo de la educación y la cultura, expresada en múltiples investigaciones relacionadas con la pedagogía, y la evaluación, la creación de programas académicos formales, los procesos de formación profesoral a través de talleres, cursillos, seminarios y publicaciones, entre otras formas de interlocución con docentes de muchas regiones. Igualmente, ha generado espacios y medios adecuados para el análisis y la crítica literaria, la creación poética y su articulación con otras artes, la divulgación de obras literarias y la ampliación de las comunidades de lectores y escritores de diversos géneros literarios. Además, ha participado de manera permanente en la formulación de políticas educativas, pero también, en la crítica razonada de aquellas que representan obstáculos o retrocesos en la cualificación de la educación y el mejoramiento de las prácticas pedagógicas.

Desde 1988 se vinculó como profesor asociado en el Departamento de Literatura de la Universidad Nacional y diez años después regresó a la UNAM para adelantar sus estudios doctorales. Desarrolló la tesis titulada “Recepción literaria y producción de texto crítico” (1997), en la que convergen sus intereses investigativos en torno a la literatura y la educación, que recibe una mención de honor. En dicho trabajo: Autores como Juan José Arreola fueron un referente para mostrar cómo en las aulas de bachillerato se pueden formar lectores críticos, siempre y cuando los maestros de lengua y literatura asuman su labor como críticos y analistas de los textos. Esta perspectiva de investigación la he sostenido hasta hoy.[7]

La formación recibida en la UNAM, tanto en la Maestría como en el Doctorado, consolidó los intereses académicos e investigativos de FJV frente a problemas fundamentales de la educación, el lenguaje y la literatura. En adelante, las teorías del texto y el discurso, así como los conceptos de polifonía e intertextualidad, recepción literaria y producción de texto crítico serán ejes predominantes en sus propuestas para la renovación curricular; orientarán muchas de sus investigaciones y harán parte del andamiaje para impulsar los procesos de interpretación y producción textual en los diversos entornos escolares.

2. Realizaciones y experiencias en el campo educativo

La década del 90 es particularmente importante para la educación en Colombia. La expedición de la Constitución Política de 1991 implicó la adopción de mecanismos tendientes a garantizar el acceso a la educación, así como la necesidad de evaluar los desempeños de los estudiantes a lo largo de su escolaridad. Así, entre 1991 y 1993 se constituyó el Sistema Nacional de Evaluación.

Ya desde la Renovación Curricular de 1984, se había hecho explícito el enfoque semántico-comunicativo como fundamento del área de lenguaje, con base en el cual se sustentaron las pruebas Saber hasta 1998. Tal enfoque fue enriquecido (1998 y 2002) con la incorporación de la perspectiva semiótica y la construcción de significación, con especial atención en las teorías sobre el texto, la interpretación crítica y la escritura, provenientes de T. van Dijk y U. Eco. Para fortalecer la reconceptualización del examen de Estado en la educación superior, entre 2002 y 2006) estos enfoques se complementaron con la perspectiva filosófica de Jürgen Habermas (1987) y la introducción de las competencias interpretativa, argumentativa y propositiva como categorías globales en el diseño de las pruebas en todas las áreas.

La participación activa de FJV en este proceso es ampliamente reconocida y ha continuado haciéndolo a través de la metaevaluación implicada en la construcción de los marcos de referencia para las pruebas de lenguaje, la creación de las colegiaturas, el diseño de la estructura de las pruebas, la participación en investigaciones nacionales e internacionales, entre otras acciones decisivas para la consolidación del sistema de evaluación y su relación con los procesos de formación de docentes, las prácticas pedagógicas y, muy especialmente, el impulso a los enfoques críticos para la formación de lectores y escritores.

La inclusión de la lectura crítica como área específica en las Pruebas Saber 11, aplicadas por el ICFES (2014) junto con Matemáticas, Ciencias Naturales, Sociales y Ciudadanas e inglés, indicó la necesidad de fortalecer las capacidades docentes ya que, es indispensable que los docentes de todas las áreas lean críticamente para que puedan, a su vez, formar lectores críticos en las aulas. De particular utilidad es la obra “Lectura crítica para el pensamiento crítico (2016); en ella FJV presenta un panorama de los aportes provenientes del campo de la semiótica sobre la formación del lector crítico y posteriormente ilustra un aspecto de la lectura crítica relacionado con la intertextualidad.

La formulación de otras políticas educativas como los Lineamientos Curriculares para Lengua Castellana (1998) y las discusiones adelantadas a lo largo de 1997 en diferentes espacios educativos, publicaciones en revistas en el campo de la pedagogía y grupos de trabajo posibilitaron que se fortaleciera el liderazgo nacional de FJV, a quien correspondió la tarea de elaborar el capítulo de fundamentación “A manera de diagnóstico: lenguaje, literatura y educación” (MEN, 1998).

En la primera década del nuevo milenio, son notables algunos de los trabajos adelantados él en el campo educativo en el Grupo de Evaluación de Competencias de la Universidad Nacional de Colombia sobre la evaluación masiva en Colombia (2002-2003) y la realización de estudios de caso en distintas localidades de la ciudad, como “Contraste entre los resultados de un colegio oficial de alto desempeño y un colegio oficial de bajo desempeño, según los resultados de las pruebas de evaluación de competencias en Bogotá” (2003-2004).

Desde 2005, FJV gestó la creación de las colegiaturas de Educación Básica en el ICFES, encaminadas a la elaboración de propuestas de ajuste a las pruebas de Estado y Saber desde una visión dialógica, interdisciplinaria y contextualizada, así como al impulso de la investigación sobre sus resultados como indicadores de procesos y situaciones que demandan atención prioritaria. Entre ellas, la transformación de imaginarios en los cuales predominan visiones clasificatorias, discriminatorias y excluyentes para darle paso a concepciones y prácticas de evaluación propicias para el mejoramiento educativo y el desarrollo docente.

En este período también coordinó el análisis comparativo de los programas y fundamentos curriculares de la educación básica en el área de lenguaje y comunicación (2004-2007), cuyos resultados permitieron la comprensión del horizonte educativo en nuestro continente y la definición de referentes comunes para la evaluación. Estos sentaron bases para el Segundo Estudio Regional Comparativo y Explicativo-SERCE que evaluó el logro de aprendizaje de 100.752 estudiantes de tercer grado y 95.288 de sexto grado de 16 países más el Estado de Nuevo México e identificó necesidades en la formación docente para responder a los retos que demandan las sociedades pluriétnicas y multiculturales.

Con la creación de vínculos efectivos entre el ICFES y el Laboratorio Latinoamericano de la Calidad de la Educación-LLECE de la UNESCO (2004-2007) fortaleció la cooperación internacional y promovió el anclaje de la evaluación en los contextos educativos específicos, mediante la confrontación entre lo que se declara en las políticas, lo que se propone en los textos escolares y lo que aprenden nuestros estudiantes. En estos años de intensa actividad, la investigación y la evaluación avanzaron en interacción constante con las prácticas de aula; se promovieron nuevos usos y sentidos para los resultados de las pruebas y se valoró la participación de las comunidades. Tales aportes, ampliamente documentados en la producción bibliográfica de FJV, aunados a los de compañeros de ruta como Daniel Bogoya y Ana Atorresi, entre otros, abrieron caminos por los cuales seguirán avanzando los miembros de ese enorme semillero conformado gracias a sus iniciativas.

En 2007 coordinó la investigación Constitución de la Red Nacional de Investigación en Evaluación, destacando los efectos favorables de las dinámicas de las redes en la producción intelectual, en tanto este tipo de organizaciones constituyen núcleos vivos para la discusión y el debate en torno a los problemas que interesan en determinado campo. Resalta que: “la indagación sobre el estado del arte de los grupos de trabajo que han concentrado su mirada en el análisis de los problemas en evaluación, se convierte en el paso inicial para la consolidación de la Red Nacional de Evaluación y la conformación de una comunidad crítica y fuerte.” (Jurado Valencia, 2003, p. 103)

Por estos y otros trabajos, alcanzó importantes reconocimientos en el Sistema Nacional de Ciencia y Tecnología, desarrolló investigaciones interinstitucionales con entidades nacionales e internaciones y publicó valiosos materiales sobre los avances y limitaciones de la evaluación como política educativa en Colombia y en Latinoamérica, en tanto acciones conducentes a la formación y consolidación de una masa crítica en este campo, algunos de los cuales se mencionan en la bibliografía.

Entre 2006 y 2010, como director del Instituto de Investigación en Educación de la Universidad Nacional de Colombia, desarrolló diversos programas, conjuntamente con otros profesores. Su paso por esta instancia lo considera como uno de sus logros más destacados por los avances investigativos y formativos. En este mismo periodo, fue aprobada la Maestría en Educación (2006), “estructurada por líneas de investigación relacionadas con las áreas fundamentales del currículo en educación básica: Lenguajes y Literaturas, Ciencias Sociales y Comunicación y Educación”.[8]

Paralelamente a las mencionadas acciones, ha sido notoria su práctica como formador, investigador y coordinador de la Red de Lenguaje Colombiana para la Transformación de la Formación Docente en Lenguaje, articulada a la Red Latinoamericana para la Transformación de la formación docente en lenguaje. Con la creación de esta Red, por iniciativa de Jolibert, J., Cabrera, I., Inostroza, G., y Riveros, X., en Santiago de Chile, 1996[9], se inició una reconceptualización de la formación docente que implicaba la investigación sobre las prácticas pedagógicas, tanto en las instituciones de formación, como en las unidades educativas, con la vinculación directa de los propios docentes. En esa perspectiva, en el 2001, FJV coordinó la realización del Tercer Taller Latinoamericano para la Transformación de la Formación Docente en Lenguaje realizado en Bogotá y en 2003 atendió la coordinación de Talleres Regionales para la Discusión de los Estándares Curriculares en Cali, Barranquilla, San José del Guaviare y Bogotá.

La interacción permanente entre la Red Latinoamericana para la Transformación de la Formación Docente en Lenguaje y las distintas redes nacionales persigue cambios sustanciales en los sistemas educativos. Este propósito implica un trabajo arduo con las comunidades para lograr la convergencia entre equipos de trabajo (educadores y educandos de distritos espacios educativos y sus escenarios particulares en los distintos niveles de la escolaridad), impulsando la formación de los docentes “como un proceso de construcción de aprendizajes por parte de los propios estudiantes o docentes en servicio, para dar respuestas a problemas encontrados en la práctica, según modalidades metodológicas consistentes con la naturaleza y las características de los cambios y de las innovaciones que se propongan. (Jurado Valencia, 2017, p.15)

En el escenario de las redes, FJV ha contribuido a la formación docente y la deliberación colectiva para la transformación de las prácticas y la conformación de comunidades de aprendizaje. Sus aportes han sido fundamentales en la consolidación de los nodos regionales, el avance en la investigación desde equipos de investigación acción, multicategoriales y multidisciplinarios, comprometidos con la escritura de sus experiencias como herramienta de reflexión y formación. Igualmente, ha impulsado y fortalecido la publicación de los trabajos y seminarios-talleres, en tanto estrategias de socialización, para avanzar en el intercambio de saberes, experiencias y sus proyecciones. Incluso durante el confinamiento provocado por el Covid-19, orientó la realización de encuentros virtuales para mantener la cohesión y facilitar la presentación, análisis, argumentación, confrontación y conceptualización colectiva de las prácticas pedagógicas emergentes.

A lo largo del tiempo compartido he constatado que FJV es generoso con sus conocimientos. Siempre está dispuesto a estimular la participación de los grupos en la reflexión y la formulación de propuestas de política educativa, a incentivar la escritura y la publicación de las experiencias para compartirlas con otros colegas, entendiendo que lo que no está escrito no tiene existencia académica y que la documentación de las prácticas constituye una fuente para avanzar en el diálogo de saberes y construir comunidades académicas sólidas y propositivas.

Además, en los proyectos aludidos, y otros que no mencionaré en este escrito para no hacerlo más extenso, pude constatar su liderazgo en la organización de los grupos y la conducción intelectual de las propuestas; la seriedad en el cumplimiento de las agendas; el compromiso con la devolución de los resultados de las investigaciones a las comunidades; su coherencia entre las teorías y las prácticas; su incansable disposición a llegar hasta espacios distantes del país como Tumaco, Arauca, Vaupés o Putumayo y barrios de las periferia urbanas, o viajar a países como Ecuador, Guatemala, México, o Chile, para acompañar algún proceso, abrir un nuevo proyecto o incentivar a los grupos de trabajo. En otras palabras: coherencia entre discurso y acción, se mostraron siempre como características esenciales de FJV.

3. Aportes intelectuales de FJV en el campo de la creación

En este apartado se alude a otra faceta intelectual, relacionada con la creación poética y sus esfuerzos para la consolidación de los vínculos entre Colombia y México desde ciertas manifestaciones culturales.

3.1. Viernes de Poesía

Coherente con su proyecto personal de amalgamar su actividad docente, investigativa y creativa, desde 1997, conjuntamente con Jorge Rojas y el apoyo del Departamento de Literatura de la Universidad Nacional, ha sostenido la realización de Los Viernes de Poesía, espacio lúdico y formativo que convoca la presencia viva de quienes cultivan el género poético en el ámbito nacional e internacional, como lo testimonian los 104 números publicados a la fecha.

Este encuentro poético se organiza en torno a un invitado central que lee algunos de sus textos, ritual de la palabra que se acompaña con la presentación del respectivo Cuadernillo de la Colección Viernes de Poesía, de manera que se entrelazan armónicamente la oralidad y la escritura, para convocar la experimentación de sensaciones y sentimientos propios del género. Además, se consolidan nexos entre instituciones y poetas, se propician la interlocución entre pares, se incentivan la crítica y el deseo de la creación.

Esta es una de las formas a través de las cuales se concreta la intención de FJV de contribuir a la formación de lectores y escritores de poesía, siempre al calor de un brindis por la vida, el arte y la solidaridad. En la organización y gestión de este espacio, la selección de autores y textos, la edición de los materiales y la divulgación del mismo entre la comunidad académica y literaria, se expresan sus dotes de anfitrión y promotor cultural.

En esta casa de la poesía ha resonado la voz y se ha difundido la obra escrita de cientos de autores como León Plascencia, Piedad Bonet, Antonio Correa, Margarito Cuellar, Francisco Hernández, Harold Alvarado, Marco Antonio Campos, Federico Díaz Granados, Fernando Deniz, Juan Manuel Roca, Noé Jitrik, Rogelio Echeverría, Rafael del Castillo, Maruja Vieira, Ida Vitale, Yuichi Mashimo, Felipe Agudelo, entre muchos otros, quienes han presentado sus obras y dialogado con estudiantes, profesores e invitados.[10]

Solamente la pandemia del Covid-19 logró cerrar las puertas del Salón Oval para estos encuentros poéticos, aunque también abrió la posibilidad de ampliar la audiencia mediante el recurso de la virtualidad, como se anunció en el encuentro de esta segunda época, inaugurada el 25 de febrero de 2022, con la presentación de la obra de dos egresados de la Universidad Nacional: Mónica Suárez y Marco Puentes, además del libro sobre poesía rusa contemporánea, “Llamar del universo las palabras”, traducido del original por Rubén Darío Flórez.

3.2. Cátedra Colombia – México

La presencia de México en la vida y obra de FJV se hace presente en los ecos de la cultura que afloran en sus textos, como también en una hermandad que nace de afinidades históricas, de realidades comunes, de gustos y aficiones como el cine, la música, la gastronomía o la lucha libre, así como de proyecciones académicas e investigativas que se fortalecen a través de los diálogos.

Tales solidaridades, en muchos momentos, han posibilitado el “alojo cultural de México en Colombia y de Colombia en México, pero también porque los mundos de José Guadalupe Posada son mundos nuestros, más aún en estos tiempos en que la muerte nos ronda, porque la vida, la de aquí, no vale nada, como sí vale la muerte”. (Jurado Valencia. (comp.), 2002, p. 12).

Por esas convergencias culturales muchos poetas mexicanos han compartido sus creaciones en Viernes de Poesía, como también se han incorporado temas sobre México en la programación académica de la Universidad Nacional, no solo en literatura sino también en historia, filosofía, economía, política, medicina, ciencias y tecnología. A su vez, en México se estudia e investiga sobre temas relacionados con Colombia en su literatura, tradición musical, artes plásticas, historia política, teatro y cine. La UNAM, el Colegio de México y otras instituciones han contribuido a la formación académica e intelectual de incontable número de colombianos.

Asimismo, en la obra de FJV se identifican diversos análisis sobre autores mexicanos como: Juan José Arreola, Carlos Fuentes, Juan Rulfo, Rosario Castellanos, Ángeles Mastreta, Francisco Cervantes o Sor Juana Inés de la Cruz, publicados en revistas nacionales e internacionales. En ellos se pone de presente, no solamente su dedicación a la literatura mexicana como objeto de estudio, sino también, las posibilidades que ofrece la transposición de estos análisis para promover la interpretación y la escritura en las aulas y posibilitar a docentes y estudiantes “adentrarse en los lugares recónditos y laberínticos de los textos; no hay escritura sin lectura y la lectura empuja hacia la escritura.” (Jurado Valencia, 2000, p. 12).

De tantas afinidades nació el proyecto intercultural, Cátedra Colombia – México, cuya génesis se sitúa en septiembre de 2002, cuando se llevó a cabo en la Universidad Nacional de Colombia un Encuentro Académico, conmemorativo de los 450 años de la UNAM, con variada programación que incluyó un ciclo de conferencias a cargo de escritores y académicos mexicanos; una muestra de cine mexicano y la presentación del libro México en la Poesía Colombiana. Posadas, una coedición de las dos instituciones.

A partir del fortalecimiento de convenios de cooperación, la Cátedra Colombia-México fue concebida como estrategia permanente, orientada a favorecer el diálogo académico, político y cultural entre Colombia y México, la identificación de convergencias culturales, académicas y políticas; el fortalecimiento de los intercambios académicos y la profundización y deliberación en cuanto a los procesos histórico-culturales, sus semejanzas y diferencias.

Bajo dicho espíritu se concretó la realización de la Cátedra en el primer semestre de 2011, bajo la coordinación general de FJV y se trataron temas como: “La representación de la revolución mexicana en la literatura y el arte: la familia Revueltas”; “La obra de Juan Rulfo: entre la literatura, la fotografía y el cine”; “Las ciencias ante la raza y el mestizaje en la historia de México”; “El desarrollo de la ciencia y su divulgación en México: los museos interactivos en México”; “La educación media en México y en Colombia: desfases y relaciones con la educación superior”[11].

3.3. La creación poética en la producción intelectual de FJV

Su faceta como poeta se aprecia en su reciente trabajo literario: Los árboles de Juan Preciado (2018), publicado en Cuadernos de la Salamandra, con ilustraciones de Francisco Rebolledo. Se advierte en cada línea la presencia de temas esenciales en su vida personal y académica, así como el diálogo permanente entre los mundos posibles: el de la literatura y el las realidades existenciales del autor. La dedicatoria a María del Carmen Valencia, sin más detalles que su nombre, es diciente de la intimidad que se esconde en este texto, en el cual emergen temas como la historia humana vista desde las creaciones de Rulfo, los recuerdos de su infancia y las funciones del lenguaje.

Iniciada hace más de cuatro décadas, esta obra de FJV ha pasado por múltiples lecturas y depuraciones, ampliaciones y nuevas producciones. Igualmente ha sido objeto de diálogos enriquecedores con otros escritores que también participaron de las sesiones del Taller Literario Porfirio Barba Jacob, que los convocaba a la lectura y el debate sobre los ejercicios de escritura. Entre ellos, Mario Rey, Eduardo García Aguilar, Ariel Castillo, Luz Ayder Paz y Socorro González.

En estos espacios los jóvenes poetas avanzaban en los campos del arte, la academia y la cultura en tierras mexicanas. Por eso, la UNAM, donde se celebraban anualmente jornadas de literatura colombiana que contaban con el apoyo de escritores de la talla de Gabriel García Márquez y Álvaro Mutis, al igual que el Colegio de México, se constituyeron en el epicentro de diversos proyectos culturales que desarrollaban paralelamente a sus trabajos de investigación.

Los años 80 habían quedado atrás cuando, gracias al Festival de Poesía El Avispero, de Chilpancingo, Guerrero (2016) salieron a la luz algunos de los versos contenidos en “los árboles de Juan Rulfo”, publicados en homenaje a la obra de dicho autor. Este afortunado hecho posibilita conocer la faceta de FJV como poeta, para completar el mural de su productividad intelectual.

En el Proemio a esta obra, FJV describe la importancia del contexto sociohistórico para la producción intelectual de su generación:

La ciudad misma era la historia y con ella la poesía, la pintura y la música. Comprendíamos las complejidades políticas y culturales de México a la vez que entronizábamos con sus escritores, sus artistas e investigadores. Entonces orientamos nuestros proyectos a profundizar en las obras más emblemáticas de México. Éramos un grupo de jóvenes afanados, hiperactivos, pues creíamos que la vida no alcanzaría para abarcar lo que pretendíamos en un país que nos ofrecía todo para vivir con intensidad el arte y la academia. (Jurado Valencia, 2018, p.11)

La presencia y la impronta de Juan Rulfo, están presentes en esta obra, más íntima y menos conocida que las demás registradas en su bibliografía. No cabe duda de que Rulfo ha incidido notoriamente en el proyecto intelectual de FJV, en cuanto al hecho de hacerle “repensar la mismidad latinoamericana, pero sobre todo porque Rulfo es como un fantasma que siempre asedia nuestra escritura, que nos interpela cuando caemos en la desmesura y en el afán, que nos pide ir despacio, muy despacio, que nos hace sentir el tequila como bien lo hacen Mutis y León de Greiff”. (Jurado Valencia (comp.), 2002, p. 11-12).

En Los árboles de Juan Preciado se identifican dos bloques temáticos, claramente indicados en el índice del libro. El primero, conformado por 19 poemas, tiene como entrada estas palabras de Dolores Preciado: “No sentir otro sabor sino el del azahar de los naranjos en la tibieza del tiempo.” Algunos de ellos están ligados a las imágenes que emergen de la novela Pedro Páramo y de las sensaciones provocadas por ese mundo de los muertos representados por Juan Preciado, Susana San Juan, Abundio, Fulgor Sedano o el Padre Rentería. Los árboles de Juan Preciado entran en diálogo con los del Guaviare y los de Tepozteco en Morelos o con las ceibas de Florida, al tiempo que se mezclan con aquellos que han dejado de ser dulces por el dolor y la muerte, han desaparecido como los de Comala o se han convertido en cruces secas.

Los árboles simbolizan la vida, el amor, el erotismo y no solo cobijan el universo rulfiano, sino que permiten al lector acercarse a las experiencias vitales de FJV, como se aprecia en la Mujer Árbol:

Un árbol es una mujer.

Tiene piernas y savia.

Tiene venas y hojas.

Al subir en el árbol

recorremos sus brazos,

nos abrazamos para no caer,

penetramos en su follaje,

sus líquidos se disuelven

en los nuestros

y los cuerpos se elevan.

Lo que sigue es inefable.

(Jurado Valencia, 2018:44)

Esta primera parte del libro cierra con Las Maderas, poema en el que se reiteran el ser y el estar de los árboles y se configura un puente asociativo capaz de entrelazar espacios y tiempos. Los árboles representan la vida misma por su capacidad de darla, preservarla y protegerla y porque están presentes en los recuerdos más remotos de su infancia:

LAS MADERAS

El árbol está en la cama,

en la mesa, en la puerta,

en el carrito de juguete

que en un diciembre

testificó que existe el padre.

El árbol está en la carreta,

en sus mangos y sus ruedas,

vehículo de mercados en Florida,

también está en el papel

que transforma el alma.

En el papel es el viaje,

la ansiedad de quien busca

el origen del asombro.

En la carreta es el trabajo,

el vínculo entre las manos

y la fatiga que somos.

Los caballos nos miran pasar,

yo jalo la carreta

y mi hermano empuja.

(Jurado Valencia, 2018: 53)

El segundo bloque textual está conformado por 13 escritos entre versos, poemas, poemas en prosa o breves relatos, que abarcan temas variados como el poder de los objetos en la noche, la presencia de la luz que alienta al hombre, el mundo de los gatos y de los libros, así como reflexiones sobre sus vivencias personales en distintos momentos de su trayectoria. Dos de ellos: “Escritura I” y “Escritura II”, expresan la potencia de la palabra escrita en su interacción con el lector, así como el poder del lenguaje en su constante dinámica de configuración de significaciones.

ESCRITURA I

La palabra cae como gota

en la eterna planicie de la hoja,

se derrama.

Vive el escritor.

La palabra al caer

salpica.

Como una instantánea

se forma la figura.

Vive el lector.

(Jurado Valencia, 2018: 59)

ESCRITURA II

Como el trabajo

de pulir la piedra

hasta erigir la imagen,

es la escritura.

Como provocar

la mancha en el lienzo

hasta inventar una figura,

es la escritura.

También en la escultura

quien la mira le da vida

como en la lectura

quien predice crea la escritura.

También en la pintura

se escuchan los lenguajes

como en la escritura

que al vivir en la lectura

crea de nuevo la escritura.

(Jurado Valencia, 2014: 60)

En estos textos, orientados por la función expresiva o estética del lenguaje, no deja de apreciarse su dominio de las teorías del discurso y su consecuente postura en relación con la lectura, la escritura y, en general, el valor individual y social de la palabra, así su intención sea la creación de universos que le permitan ir más allá del plano de una realidad cotidiana, que a veces agobia con su peso, provocando la incursión en espacios más íntimos.

Como bien lo ha señalado Tomás González, el arte y la literatura permiten trasmitir lo que parece incomunicable, lo que no puede decirse sino a través de otros lenguajes: “Decir lo que no se podía decir porque era demasiado íntimo, y como tal inexpresable, es algo que siempre se busca, sea en poesía, o en pintura, o en novela. De eso se trata, a mi modo de ver, y es lo más difícil.” (González, 2021, p. 23)

4. Síntesis de la producción intelectual de FJV

Un acercamiento en profundidad a su producción intelectual, implicaría la realización de una investigación de largo aliento para ponderar de manera consistente la diversidad de campos de conocimiento, problemas y tipos de textos en los que han circulado sus planteamientos, la recepción de los mismos y sus efectos en las prácticas. Este artículo se limita a la presentación de una visión panorámica de su obra, con base en la revisión de algunos de sus textos y la clasificación de las publicaciones consignada por el autor en su hoja de vida.[12]

En dicho documento se consignan las producciones intelectuales más relevantes (para un total de 293), las cuales comprenden: a) publicaciones en el campo de la Educación (96) que circulan en libros, capítulos de libro, artículos de revista y memorias); b) publicaciones en el campo del análisis literario, la crítica y las ciencias del lenguaje (62) editadas en libros, capítulos de libro, libro electrónico y artículos de revistas; c) crónicas (13), presentadas en periódicos nacionales e internacionales); d) ponencias en eventos (41) tanto en congresos, seminarios, talleres y otras modalidades orales; e) proyectos de investigación ligados a la formación de docentes (24), la mayoría de ellos publicados en el país y el exterior; f) asesorías y consultorías nacionales (39) e internacionales (10); g) participación en la dirección de comités y revistas (8).[13]

En cada tipo de producto la obra es prolífica y cobija diferentes temas y problemas, ligados a la investigación como actividad transversal y permanente. Cada producción está sustentada, bien sea un macroproyecto institucional o interinstitucional, un análisis individual, un proyecto grupal o un programa colectivo, cuyos resultados se condensan y comunican en diferentes formatos textuales y modalidades de trabajo oral.

Igualmente, en aquellos trabajos derivados de sus funciones como docente universitario y su participación en proyectos editoriales (autor, miembro de comités editoriales, editor o compilador), la investigación orienta cada proceso. Como lo señala en una entrevista, su preocupación es “cómo lograr que estas investigaciones permeen la vida de las escuelas y sirvan de referente para las transformaciones que requerimos con urgencia en las escuelas y en las universidades en lo que atañe a las pedagogías, los currículos y la evaluación.” (Rodríguez Luna, 2015, p. 93)

A continuación, se identifican los temas o ejes problémicos presentes en las publicaciones referidas al Campo de la Educación y el del Análisis literario, la crítica y las ciencias del lenguaje.

4.1. Campo de la Educación

El total de las producciones situadas en el campo de la educación (96), publicadas en libros, capítulos de libros, artículos de revistas y memorias, se centran en problemas como la evaluación, las teorías de la educación, la lectura, la escritura y la oralidad, así como la literatura en el currículo, concentrándose el mayor número de ellos en la evaluación y en las teorías que orientan los debates en el campo educativo, con mayor número de ellas en algunos ejes temáticos.

El primer lugar lo ocupan las treinta y seis (36) producciones referidas a la evaluación, en las cuales se desarrollan: análisis críticos de las políticas que orientan las prácticas de evaluación interna y externa, la conceptualización de la evaluación de competencias y las evaluaciones censales y las relaciones entre evaluación y cultura escolar o problemas puntuales como la evaluación de los docentes, la evaluación del proyecto educativo, como también se encuentran análisis de los resultados de las pruebas, los balances críticos sobre la implementación de las políticas educativas y estudios de caso.

Luego, se sitúan los treinta y dos (32) textos relacionados con las teorías sobre educación y problemas propios de este campo, en los cuales se tratan: las relaciones interdisciplinarias entre sociolingüística y educación, las estructuras y procesos del aprendizaje, los fundamentos del currículo, la formación del profesorado, los análisis del sistema educativo, de los planes de educación del currículo y de las mediaciones pedagógicas.

A continuación, se ubican las doce (12) producciones relacionadas con la lectura, orientadas algunas a la discusión de las concepciones sobre los procesos de lectura, las relaciones entre lectura y la escritura, lectura e interpretación, las prácticas lectoras del profesorado, la crítica a la implementación de las políticas de la lectura en las aulas, la formación de lectores críticos y aportes para la enseñanza de la lectura.

En cuarto lugar, se sitúan las diez (10) producciones centradas en la escritura, en las cuales profundiza en los procesos de escritura y la escritura como proceso semiótico, se recaba sobre las relaciones entre la lectura y la escritura, las prácticas escriturales en el contexto universitario, la práctica pedagógica y la escritura, la escritura como crítica y las relaciones entre investigación, escritura y evaluación.

En el quinto lugar, se encuentran cuatro (4) producciones que remiten a la recontextualización de la literatura en el aula y se ocupan de problemas como el lugar de la literatura en la educación básica; la literatura y el conocimiento en la educación, la intertextualidad en la literatura y la crítica y el análisis literario en el aula.

Finalmente, se ubican tres (3) publicaciones relacionadas con la oralidad en los cuales se analiza el lugar de la oralidad en los currículos de América Latina; las relaciones entre interacción, poder y competencias comunicativas; y el lugar de la escuela en la tradición oral.

4.2. Campo del Análisis literario, la crítica y las ciencias del lenguaje

Este grupo de publicaciones alcanza un total de sesenta y uno (61) textos que se distribuyen entre análisis de autores y de movimientos literarios, teorías literarias, relaciones entre literatura y educación y antologías los cuales se presentan en libros impresos o electrónicos, capítulos de libro y artículos de revistas.

El mayor número de esta producción se ocupa de análisis de autores específicos como Rulfo, Vallejo, Arreola y otros, así como del estudio de determinados movimientos literarios, para un total de treinta y ocho (38) textos.

En segundo lugar, con un total de once (11) producciones, se profundiza en problemas teóricos de este Campo como el sentido, la polifonía y el sociolecto, la argumentación y el análisis del discurso, discurso y estética, crítica y análisis de la literatura en el aula, aportes de la semiótica, relaciones entre literatura y libros de texto y la dimensión social de la literatura.

En tercer lugar, se encuentran siete (7) publicaciones en las que se focaliza la relación entre literatura y educación a través de problemas como la intertextualidad en el trabajo del aula, las prácticas lectoras del profesorado y el lugar de la literatura en el contexto escolar.

Finalmente, se ubican cinco (5) antologías sobre poesía colombiana, la Revista Mito y las relaciones de los poetas con la cultura mexicana.

En general, categorías como polifonía, intertextualidad, recepción y producción crítica de discursos literarios y no literarios, son constantes en su producción intelectual en tanto criterios fundamentales para el trabajo colectivo, el posicionamiento frente a la realidad educativa, la formulación de propuestas encaminadas a la resolución de problemas fundamentales en una pedagogía para la democracia, la educación deseable, la formación docente y las redes de conocimiento, la evaluación para el mejoramiento constante, la lectura crítica, la escritura y la oralidad así como la literatura y su lugar en las aulas y en los espacios de análisis y creación.

Conclusiones

El concepto de intelectual orgánico, acuñado por Antonio Gramsci en Los Cuadernos de la Cárcel hace ya casi un siglo, sitúa el papel que cumplen los profesionales en cualquier ámbito de la vida pública para la transformación de las sociedades, al establecer la clara distinción entre tradicionales y orgánicos. A tono con dicha concepción, la erudición, el conocimiento, la producción de bienes culturales o el desempeño profesional son funciones propias del intelectual tradicional. Por el contrario, la designación de intelectual orgánico corresponde a aquel cuya obra trasciende el plano individual para lograr impactos y transformaciones efectivas en su contexto social y político mediante la militancia política. Según Gramsci, es el partido político el mecanismo a través del cual la sociedad civil alcanza niveles de articulación que le permiten elevar lo “económico-corporativo” a la esfera de lo “ético-político”. (Gramsci, 1986, p. 252)

En el caso de FJV, pese a la ausencia de alguna militancia reconocida en un partido político, a lo largo de este escrito se han identificado ciertas condiciones que lo sitúan en la categoría de intelectual orgánico. En primer lugar, porque sus múltiples acciones y producciones han tenido gran trascendencia en el mejoramiento de la educación en Colombia y en otros países de la región. En segundo lugar, porque mediante la crítica a los modelos educativos y a las prácticas pedagógicas; el análisis de las formas organizativas en las instituciones educativas y las propuestas para su transformación; la investigación sobre los enfoques predominantes en la enseñanza de la lengua y la literatura, los aprendizajes y su evaluación, ha empujado cambios sustanciales en el contexto educativo. En tercer lugar, porque mediante su participación en la formulación e implementación de políticas públicas, FJV ha convertido su accionar profesional en una herramienta ético política para formar docentes críticos que, a su vez, contribuyan a mejorar, no solamente los entornos escolares, sino los proyectos de vida de los diversos agentes educativos.

Por consiguiente, apartándonos de la visión radical sobre la intelectualidad orgánica, FJV, en su calidad de Super Profe es un reconocido actor político, entendiendo lo político “como el conjunto de formas en que imaginamos, vivimos y valoramos un orden, o dicho en términos democráticos, la comunidad de ciudadanos” (Lechner, 1994, citado por Pérez, 2007, p. 21). Se distingue así, el ser político del ejercicio de cierta militancia política en un partido determinado que remite a una “práctica institucionalizada”. En este sentido, el accionar político de FJV se ha encaminado a lograr cambios necesarios en la sociedad a través de su participación activa en la construcción y evaluación a las políticas públicas en educación, sin quedarse en el discurso de la crítica, sino avanzando en el discurso de la posibilidad que se concreta en acciones que focalizan la formación docente, la organización curricular, las prácticas de evaluación con base en la investigación y la producción de los maestros como participantes directos de estos procesos.

Podría decirse que su intención de dar al profesorado el lugar que le corresponde como intelectuales de la educación, se asemeja a la idea gramsciana de construir “un bloque intelectual-moral que haga políticamente posible un progreso intelectual de masas y no sólo de escasos grupos intelectuales” (Gramsci, 1986, p. 252). Además, la pasión que le imprime a cada actividad que realiza sin importarle el tamaño del proyecto; la capacidad de identificar, señalar y analizar problemas fundamentales para proponer soluciones colectivas; la interrogación permanente al contexto para mostrar las realidades vividas e interpretadas, son atributos que se identificaron a lo largo de esta revisión, somera aún de la obra intelectual de FJV.

Por su convicción de que las transformaciones se logran con persistencia, disciplina y sistematicidad al transitar caminos que conducen al conocimiento; por su capacidad para actuar para la resolución de problemas y proponer soluciones adecuadas; por su deseo de implicar a otros individuos y comunidades en la realización de proyectos tendientes a la dignificación humana en tanto aliados en un trasegar que no se agota, aunque se camine ahora un poco más despacio; por su generosidad al compartir su saber, sin las mezquindades que abundan en el mundo académico y por su adecuada conducción intelectual para que otros actúen, publiquen, compartan sus espacios de actuación profesional, es que se puede concluir sobre la coherencia de sus prácticas como intelectual comprometido con la educación y la cultura.

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Notas

[4] Valverde, H. y Collazos. O. (1973) convocan a los más representativos dirigentes de estos movimientos en su obra “Colombia: tres vías a la revolución. Partido Comunista, MOIR, Tendencia Socialista”. Editorial Círculo Rojo, Cali.
[9] Proceso desarrollado ampliamente en: Jolibert, J., Cabrera, I., Inostroza, G., y Riveros, X., Transformar la formación docente inicial. Propuesta didáctica de lengua materna. Unesco-Orealc/ Santillana, Chile, Aula XXI. Reeditado por Editorial Magisterio (2004), Bogotá, Colombia.


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