Secciones
Referencias
Resumen
Servicios
Descargas
HTML
ePub
PDF
Buscar
Fuente


Resistencias de los radios populares en Bolivia: Radio Nacional Huanuni y Pío XII, 1950 - 1980
Resistances of popular radio stations in Bolivia: Radio Nacional Huanuni and Pío XII, 1950-1980
Resistências de estações de rádio populares na Bolívia: Rádio Nacional Huanuni e Pío XII, 1950-1980
Mediaciones, vol. 17, núm. 27, pp. 323-354, 2021
Corporación Universitaria Minuto de Dios

Artículo de Investigación

Mediaciones
Corporación Universitaria Minuto de Dios, Colombia
ISSN: 1692-5688
ISSN-e: 2590-8057
Periodicidad: Bianual
vol. 17, núm. 27, 2021

Recepción: 09 Mayo 2021

Aprobación: 22 Noviembre 2021

Corporación Universitaria Minuto de Dios - UNIMINUTO

Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución 4.0 Internacional.

Cómo citar: Antolínez Monroy, L. E. y Mora, A. (2021). Resistencias de las radios populares en Bolivia: Radio Nacional Huanuni y Pío XII, 1950-1980. Mediaciones 27(17). Pp. 323-354.: https://doi.org/10.26620/uniminuto.mediaciones.17.27.2021. 323-354

Resumen: El artículo ilustra la resistencia de las radios mineras en Bolivia mediante la reconstrucción historiográfica de los casos de dos emisoras muy representativas por su rol movilizador y político en el contexto minero, durante los gobiernos autoritarios en Bolivia. El análisis evidencia la relación entre la comunicación popular y las resistencias, manifiesta en estas radios mineras, ejemplo de organización, autorregulación y autodeterminación para llevar sus causas hasta alcanzar reivindicaciones sociales en un contexto político represivo.

Palabras clave: Bolivia, radio popular, radios mineras, comunicación popular, resistencias.

Abstract: The article illustrates the resistance of mining radio stations in Bolivia through the historiographic reconstruction of the cases of two very representative radio stations for their mobilizing and political role in the mining context, during the authoritarian governments in Bolivia. The analysis shows the relationship between popular communication and resistance, manifested in these mining radio stations, an example of organization, self-regulation and self-determination to carry their causes to achieve social demands in a repressive political context.

Keywords: Bolivia, popular radio, mining radio stations, popular communication, resistance.

Resumo: O artigo ilustra a resistência das estações de rádio mineiras na Bolívia através da reconstrução historiográfica dos casos de duas estações de rádio que são altamente representativas pelo seu papel mobilizador e político no contexto da mineração, durante os governos autoritários na Bolívia. A análise mostra a relação entre a comunicação popular e a resistência, como se manifesta nestas estações de rádio mineiras, um exemplo de organização, auto-regulação e autodeterminação para tomar as suas causas para alcançar as exigências sociais num contexto político repressivo.

Palavras-chave: Bolívia, rádio popular, rádios mineiras, comunicação popular, resistências.

Introducción

En América Latina se puede hablar de radio popular a partir de 1947, cuando, en contextos diferentes de la misma región, nacieron dos de las grandes radios: la radio minera La Voz del Minero en Bolivia, en Bolivia, y Radio Suatenza, en Colombia. «La comunicación popular es la producción de discursos políticos de liberación y la utilización de medios por parte de los actores sociales excluidos como los indígenas, mineros, campesinos, afrodescendientes, entre otros, que produjeron de manera genuina y propia su comunicación» (Mora, 2019, p.5). Mediada en algunos casos por los medios, estas comunidades lideraron procesos comunicativos a partir de lenguajes sonoros, con el uso de la radio, para el empoderamiento y la emancipación, ejemplo de lo cual es Radio Nacional Huanuni y Radio Pío XII.

Los sectores populares tuvieron un papel primordial en la comunicación popular en Bolivia a través de la organización de radios sindicales mineras, fueron parte de la movilización política en tiempos de gobiernos autoritarios en defensa de la comunicación como un derecho. Las comunidades que participaron de Radio Huanuni y Radio Pío XII no tenían conocimiento previo ni formal sobre cómo difundir sus propuestas, pero sabían que el objetivo era mejorar la comunicación entre ellos y trasmitir sus ideas; la potencia de la comunicación popular la desarrollan las comunidades en un proceso de praxis liberadora, en términos de Paulo Freire, en un empoderamiento de su propia vida que produce sentidos y se materializa a través de las resistencias al poder.

Por lo anterior, el problema de investigación de este trabajo está centrado en la resistencia de las radios mineras en Bolivia de los años 1947 al 1980, en dos casos específicos, como se ha señalado anteriormente: la Radio Nacional Huanuni y la Radio Pío XII, dos emisoras que dieron una fuerte lucha por expresar los problemas sociales y económicos de los mineros y por realizar procesos de alfabetización en lengua aymara y quechua donde la población indígena pudo participar de manera real. Dentro de los objetivos de este trabajo están, primero, recuperar la memoria del periodo de 1947 a 1980 de las radios Huanuni y Pío XII y, segundo, resaltar los elementos de resistencia de las radios antes mencionadas.

La comunicación popular es acción participativa, el ejercicio del derecho de los pueblos de decidir sobre su propio futuro, en consonancia con lo cual las radios analizadas elevaron su participación en forma de acción viva. La labor de las radios Huanuni y Pío XII no solamente se quedó en la transmisión, sino que llegaron a la acción y a la participación política que logró una red de radios populares, con incidencia tanto en la política pública de Bolivia como en la participación local de las regiones donde estaban ubicadas

Metodología

La investigación cualitativa se adelantó a partir del enfoque socio-crítico, para destacar el papel del contexto histórico, social, cultural y económico, en este caso de los mineros de Bolivia. Se hicieron visitas de campo en Bolivia, a los territorios de Oruru, Potosí y La Paz, a la Radio Nacional Huanuni a la Radio Pío XII, a la Radio San Gabriel y a ERBOL. Se realizaron quince entrevistas[1], entre académicos, extrabajadores y funcionarios de las radios mineras. Para la formalización de las categorías se concibieron y diligenciaron matrices como las que se muestran en la figura 1. Estas matrices sirvieron para consolidar el estado del arte, para construir las categorías propiamente dichas y para caracterizar los programas de radio y las imágenes.

Estas matrices de análisis de información dieron la posibilidad de llegar a una interpretación y entendimiento de la realidad que vivieron los sujetos de la investigación, en este caso la comunidad de trabajadores mineros y trabajadores de las radios mineras. Por ello, la primera matriz dio una visión de los discursos que manejaron los intelectuales que escribieron sobre el tema, sus aportes y trayectorias, éstas fueron fundamentales para el análisis. La segunda matriz brindó datos sobre los programas de radio que trasmitían consolidó información importante para tomar la decisión de concentrarnos solamente en dos radios y obviar otras de poco interés para este trabajo.


Figura 1
Matrices de análisis para esta investigación sobre las radios mineras en Bolivia
Los autores

Para ubicar los acontecimientos de la ruta del tiempo en las radios mineras, esta investigación formuló una matriz para el análisis de las entrevistas en contraste con las categorías del estudio, lo que permitió documentar las voces de los entrevistados. Y la última matriz dio información acerca de las imágenes que se produjeron en esa época y del contexto histórico que narra las acciones y reacciones de los medios ante las disputas de las radios mineras.


Figura 2
Radio Nacional Huanuni, originada en 1959, en el territorio de Huanuni, Oruro, Bolivia
Proyecto Radio Mochila, visitada en enero 19 de 2012


Figura 3
Radio Pío XII, originada en 1959, en el territorio de Llallagua, Oruro, Bolivia
Luis Antolínez Monroy, en visita de campo el 15 de junio de 2018

El enfoque socio-crítico dio el panorama para identificar los elementos de la resistencia de las radios mineras, para identificar nuevas categorías que fueron apareciendo en la investigación y para consolidar o descartar categorías con las que habíamos iniciado la investigación.

Radios mineras y resistencias

Las radios populares en Bolivia, como en América Latina, han producido discursos de resistencia con la utilización de medios por actores sociales excluidos, como los indígenas, mineros, campesinos, que agenciaron de manera genuina y propia su comunicación mediada en algunos casos por la radio, estas comunidades lideraron procesos comunicativos a partir de lenguajes sonoros, con la radio como forma de resistir al poder hegemónico impuesto. Ejemplos de ello son Radio Sutatenza[2], en Colombia (1947); Radio Rebelde[3], en Cuba (1958); Radio Aficionados[4], en Argentina (1940 – 1970); y, por supuesto, las radios mineras[5], en Bolivia (1949).

Los indígenas en Bolivia tuvieron un papel fundamental en la comunicación, fueron parte de la fundación de radios populares, estas comunidades no tenían conocimiento sobre cómo difundir sus propuestas, pero sabían que el objetivo era mejorar la comunicación entre ellos y trasmitir sus ideas; la potencia de la comunicación popular la desarrollan las comunidades en un proceso de resistencia y re-existencia, en términos de Paulo Freire, un empoderamiento de su propia vida que produce sentidos que materializaron sus discursos

Uno de los puntos importantes de la potencia popular fue que, desde sus inicios, las radios mineras se «constituyeron en espacios que favorecieron los intercambios comunitarios, dándole participación a las comunidades y siendo esta participación en su lengua aymara y quechua, donde el lema era “sin participación no hay comunicación popular”» (comunicación personal con Alfonso Gumucio Dagron, 2018). Para que se dieran los procesos de radio popular estaban los promotores, personas sin formación de locutores o periodistas, «en algunos casos se trataba de técnicos […] capaces de construir trasmisores, improvisar arreglos que permitían que una emisora funcionara […], como Rolando Aguirre y Natalio Mamani» (Gumucio, 1989, p. 17), con un gran aprecio por la importancia de la radio como instrumento de resistencias de los indígenas y campesinos bolivianos.

Ana Karina Herrera-Miller y Alfonso Gumucio, investigadores bolivianos, encontraron una primera radio popular de la que, infortunadamente, no se conserva un archivo importante, ya que data de tiempos en que no era una práctica regular guardar evidencias, menos ante el riesgo de los continuos ataques de los gobiernos contra las radios, cuando los soldados, en los allanamientos, lo primero que hacían era destruir el material que encontraban. La primera radio en aparecer fue Radio Sucre del Cancañiri, en 1947, «conducida por maestros egresados de la normal de Sucre, antioligárquica, y fue destruida durante la guerra civil de 1949» (comunicación personal con Alfonso Gumucio, junio de 2018).

Las radios con mayor impacto en la sociedad boliviana fueron las radios mineras que se conformaron como radios populares: la Radio La Voz del Minero[6], Radio de Sumac Orcko[7], Radio Nuevo Horizontes[8], Radio Vanguardia de Colquiri[9], Radio Huanuni, Radio Morococal, Radio Bolsa Negra y Radio Pio XII[10]. «La historia de las radios populares en Bolivia está cruzada por la lucha y la sobrevivencia constantes. Fueron perseguidas, cerradas y dinamitadas, en muchas oportunidades por los militares de turno que gobernaban el país a fuerza de cañón» (Hernández, 2018, p. 16). La resistencia de los miembros de estas radios estuvo puesta en su autoapropiación, en la defensa de la permanencia de sus raíces, en la puesta por la fortalecer y utilizar su lengua como parte de la radio.

Las resistencias y re-existencias

La pregunta por la resistencia es la pregunta por la vida, tal como lo plantea Michel Foucault, «la vida es la apuesta por las luchas políticas, económicas y sociales» (citado por Botero y Mora, 2018, p. 3). El poder ha transitado por diversas formas de operar y, por ende, por diferentes formas de ejercer la resistencia por parte de los sujetos en sus contextos históricos;

las fuerzas de la resistencia transitan entre dominadores y dominados, el poder no lo puede abarcar todo, siempre van a aparecer líneas de fuga (no en el sentido deleuziano) más bien como emergencias de las resistencias; «la resistencia necesita ser, tan inventiva, tan móvil, tan productiva como el poder, es preciso que, como él, se organice, se coagule y se cimente la resistencia, que vaya de abajo a arriba, que, como el poder, se distribuya estratégicamente» (Foucault, citado por Botero y Mora, 2018, p. 141).

Las citadas autoras entienden que una forma de resistencias es la que se hace de manera tradicional, basada en las ideas marxistas, que se materializa en aquellas maneras de lucha donde los poderes se polarizan, se generan siempre y cuando sean opuestos, es decir, donde los actores se consideran como antagónicos y su deseo es absorber e imponer al otro su mirada del mundo. En el caso de que ese otro no se doblegue o no sea absorbido, se busca eliminarlo o desaparecerlo.

En cuanto a las radios mineras, la resistencia se da en tanto hay una lucha por el acceso a la producción de la comunicación mediada por la radio. Ellas dieron los primeros pasos para reclamar la comunicación como un derecho. La autonomía de los equipos de personas de las radios mineras, con esta determinación contrahegemónica y de disputa del discurso para su incidencia política y social, hace que estas radios sean un ejemplo de la participación real de las comunidades, la organización, la autogestión y la autonomía.

En 1950, las radios mineras en Bolivia fueron la resistencia en tanto «se convirtieron en instrumentos de presión, movilización ante el poder de los grandes centros económicos y políticos del país» (Herrera-Miller y Ramos, 2013, p 11), los mineros se organizaron en 1944 en la organización de sindicatos, por ello, se creó la Federación Sindical de Trabajadores Mineros de Bolivia -FSTMB-[11] y, al mismo tiempo, se organizaba el primer Congreso Indígena que entró a apoyar a las radios mineras. Estas radios siempre conservaron su actitud independiente de los partidos políticos «no se convirtieron en apéndice del régimen, cómo sucedió con otros gremios» (Gumucio, 1989, p. 25), Para un país en el que, como Bolivia, estaba muy marcada la existencia del monopolio de los medios de comunicación[12], las radios mineras se convirtieron en la radio alternativa y la única que hacía resistencia frente a los gobiernos autoritarios.

La re-existencia[13] de las radios mineras, como radios populares en América Latina, se centró en desarrollar la producción de nuevos esquemas hegemónicos y discursos orientados a una forma de transmitir y establecer formas de sentir, vivir, pensar, educar y en nuevos modelos de construcción social de los indígenas y campesinos, es por eso que las comunidades tenían una idea de progreso para la región, cambiando de alguna manera sus prácticas, creencias, economías e identidades, que permitió dar paso a procesos de comunicación donde en un principio las radios implementaron formas de educación, alfabetización, evangelización y que después, con el tiempo, tomaron acciones populares en resistencia; es por tal motivo, que las re-existencias[14] están situadas en algunos lugares de América Latina, como es el caso de Bolivia con sus radios mineras.

El papel de los sindicatos en las radios mineras

En Bolivia, los sindicatos nacen en junio de 1944 (Rodríguez Ostria, 2001, p. 279), a causa de los malos tratos y la explotación de la cual eran víctimas los pueblos indígenas durante la explotación de los minerales de Oruro y Potosí; desde 1929, los dueños de estas minas se organizaron y se hacían llamar «los barones del estaño»[15], quienes sometieron a la población minera a condiciones precarias de trabajo, llegando casi a la esclavitud, para estos barones, los mineros no tenían ningún valor y lo que realmente valía era el apreciado metal extraído de las betas mineras. Después de tantos sometimientos de los mineros, Juan Lechin Oquendo[16] sería el encargado de organizar el primer movimiento sindical, el que tomaría las armas como estrategia de resistencia en los pueblos de Bolivia.

[…] los sindicatos se pronunciaban por la realidad del país, se pronunciaban cuando había una decisión del gobierno que podría ser nociva para el país, eran unos sindicatos con una visión del país del futuro, no sindicatos corporativos en los que sólo se habla de mejor salario, también obviamente, pero luchaban para que Bolivia y las minas estuvieran bien provistas para que no les pasara nada, luchaban por la habitación y vivienda para sus hijos y familia, todo esto evidentemente lo hacían, pero tenían una visión del país (Alfonso Gumucio Dragon, comunicación personal,19 de junio 2018 La Paz, Bolivia).


Figura 4:
Relevancia de la figura del minero en algunas vistas de Llallagua, Oruro, Bolivia
uis Antolínez Monroy, en visita de campo el 15 de junio de 2018

Los sindicatos mineros dieron las luchas por mejores condiciones de trabajo en las minas; estaban interesados, como lo expresa Alfonso Gumucio, no sólo en mejorar los salarios sino también en participar de una manera real en las políticas de gobierno. «Los sindicatos mineros financiaron la instalación de una emisora clandestina en 1947 que fue bautizada como Radio Sucre» (Rivadeneira, 1982, p. 133) y, en 1948, se organizaron en la Federación de Sindicatos de Trabajadores Mineros de Bolivia FSTMB[17], esta organización significó un gran avance al movimiento sindical y se orientó en torno a «dos ejes, el primero, a las demandas a la reproducción de la fuerza de trabajo: salarios, salubridad, seguridad, uso de valor del tiempo, jornada laboral de ocho horas, y el segundo eje se dio en torno a las demandas relativas: reconocimiento de las organizaciones laborales mutuales, ligas, y federaciones» (Rodríguez Ostria, 2001, p. 276). Rápidamente, los sindicatos se dan cuenta de que era necesario una forma de difusión y de expresión de las condiciones de trabajo de los mineros y que la radio era un medio muy económico. «La radio minera se financiaban con un aporte de cada trabajador que correspondía a un día salario que se utilizaba en el mantenimiento de los equipos. Los trabajadores son quienes se hacen cargo de las programaciones y narran las necesidades del momento y los programas se hacen en aymara, quechua y español» (Alfonso Gumucio, Comunicación personal, 19 de junio de 2018, La Paz, Bolivia). La resistencia de las radios mineras reside en ser radios operadas por ellos mismos, en su lengua y expresando sus necesidades de organización.

Durante la etapa de 1944 a 1952, cuenta Karina Herrera-Miller, nació la radiodifusión: la sindical minera, el primer medio minero que se apareció fue La Voz del Minero, en 1947. Esta radio se dedicó a dar a conocer la represión a través de los despidos arbitrarios, las inhumanas condiciones de trabajo en las minas, las violaciones de derechos humanos, incluyendo asesinatos de miembros del sindicato, e información sobre huelgas. «Las radios mineras se convirtieron en un instrumento para la difusión de las ideas y de las actividades sindicales, fue un canal de concientización, organización, educación, agitación y para incentivar la creatividad colectiva, la crítica la reflexión y la unidad de los trabajadores» (Condo Riveros, 1994, p. 17), mientras que los sindicatos fueron fundamentales en el fortalecimiento de las radios mineras, pues sus valores y su proyección de futuro hizo posible que la comunicación mediada por la radio fuera importante para la organización sindical.

Las radios mineras y sus resistencias

Cómo se ha señalado anteriormente, las radios mineras se convirtieron en instrumento para la difusión de las ideas sindicales, como plantea Freedy Condo Riveros cuando afirma que «los trabajadores utilizaron la radio para hacer conocer la realidad y denunciar la miseria de miles de trabajadores mineros y de la población boliviana» (Condo Riveros, 1994, p. 21), estas radios pregonaron bajo su contexto histórico el pensamiento político e ideológico del proletario boliviano de esta época, pregonaron a todo el país la utopía de construir una nueva sociedad sin explotados ni explotadores.

Jorge Saral, minero, relató que los trabajadores adquirieron un trasmisor de onda corta, porque la intensión no fue tener una radio sólo para nosotros o para el Distrito, sino para toda Bolivia y el mundo y, de esta forma, hacer conocer nuestra realidad (Condo Riveros, 1994, p. 23).

Como señala Ernesto Miranda (1989), la realidad consistía para los mineros en condiciones muy difíciles de trabajo como los muchos accidentes en el interior de la mina mientras que la responsabilidad de la empresa era mínima; los servicios de salud, la seguridad industrial y su eficiencia se reducían a buenas intenciones; los sueldos de los mineros no alcanzaban ni para pagar las deudas de la pulpería, ya que cada mes el trabajador salía con saldo en contra; el hacinamiento era normal alrededor de las minas, en una sola vivienda compartían hasta cinco familias. Ante tanta inequidad es comprensible que los mineros se organizaran en sindicatos.

Para la organización sindical, la comunicación fue muy importante como estrategia de movilización social, se puede decir que emerge la categoría de comunicación proletaria, cuya característica es su constitución como una empresa de comunicación colectiva. Las radios mineras también empezaron hacer alfabetización para la población de mineros, ya que estos no sabían escribir. La aparición de la radio La Voz del Minero materializaba la acción comunicativa de los sindicatos y organiza la estrategia política, “los mineros aseguran que para el triunfo de la revuelta del 1949, La Voz del Minero jugó un papel protagónico, y el ejemplo de esta radio fue imitado rápidamente en otros distritos.

Las radios fueron un apoyo para la lucha sindical a la hora de reclamar reivindicaciones laborales, sociales, económicas y política, relata Freedy Condo Riveros que estas radios «realizaron la implantación de un modelo socialista democrático y participativo, que fueron radios anticapitalistas, antioligárquicas, antimperialistas y que buscaban la igualdad de las clases sociales y revertir el orden social» (Condo Riveros, 1994, p. 57), pero fueron tratadas de «violentas contra la sociedad», según el diario La Razón del 26 de marzo de 1949, «las radios incitaban a los mineros a realizar actividades agresivas», y por ello, el Estado se alertó mandado tropas a sus territorios.

El 47 es clave para las luchas sociales de indígenas y mineros, en las minas en este año se realizó la masacre de Potosí, las protestas en Oploca y el cierre de San José. Se sucedieron amenazas o tomas de minas, que ya había antes de Pulacayo. Todo el año estuvo convulsionado por el pliego petitorio de Catavi y la posterior masacre blanca (Cajías de la Vega, 1989, p. 36).

Los sindicatos eran fuertes, porque pertenecían a un renglón de la economía muy importante para eso momento en Bolivia, ni a las empresas ni al Estado les servía que las minas pararán de trabajar ya que era en era 4% de la población económicamente activa, eran los que sostenían al país económicamente (Alfonso Gumucio, comunicación personal, 18 de junio de 2018).

Pero lo que pasaba es que la radio era de gran poder cuando se negociaban las reivindicaciones y los mensajes era de empoderamiento para los mineros. «En mayo de 1949 fue allanada y casi destruida la radio La Voz del Minero y en septiembre de ese mismo año fue cerrada, desde el periodo de 1947, año del origen de primera radio financiada por los sindicatos, hasta 1949, que fue cerrada La Voz del Minero, fue un tiempo fecundo para el movimiento social, pero al mismo tiempo violento, un periodo combativo y decisivo en la lucha de los obreros mineros» (Cajías de la Vega, 1989, p.34). Las radios mineras han sido producto de un periodo importantísimo de efervescencia política social a partir de 1940.

Según Ernesto Miranda (1989), mientras las radios comerciales invadían los hogares bolivianos con informaciones contra los campamentos mineros y sus habitantes, las radios, en su lucha de resistencias, salían de sus fronteras y adquirían carácter nacional, una expansión que comenzaba de por sí a ganar posicionamiento en la lucha contra la desinformación de los medios del establecimiento. Con este trabajo de las radios mineras, la lucha del minero empezó a ganar cierta simpatía del ciudadano del común.

Los mineros fueron la fuerza combativa de la revolución del 9 de abril de 1952, y esa fue la principal razón para que se conforme la Central Obrera Boliviana (COB) un 17 de abril de 1952.

Hasta ese entonces, las luchas del movimiento minero ganadas en la insurrección de las calles del 9 de abril convirtieron a este sector en un verdadero líder y esencia de la COB.


Figura 5
Milicias de El Pueblo en Armas, surgidas de la Revolución de 1952
Dimitri Kessel

Después de esta primera etapa en 1952, se abrieron de nuevo radios sindicales en los principales centros de la minería. Los investigadores Lupe Cajías, Alfonso Gumucio y Karina Herrera-Miller han evidenciado en su investigación que la falta de archivo hace difícil recrear las posibles historias de la radio. Sin embargo, con la documentación, el archivo, las investigaciones y los testimonios de personas que trabajaron en las radios y de los investigadores se puede hacer un inventario de las radios participativas desde 1947 a 1963, como se enseña en la tabla 1:

Tabla única
Radios participativas desde 1947 a 1963

Los autores

Estas estaciones aprendieron rápidamente la gestión de empoderamiento de los mineros y sus luchas a través de la radio, el objetivo ya no consistió solamente en dar información de las actividades sindicales o hacer fuerza en el proceso de negociación o hacer alfabetización, ahora también habían aprendido a generar aliados, «las radios se habían convertido el algo así para los mineros como su propia boca; el trabajo se había hecho gigante y a tal extremo que algunos dictadores cómo Bánzer[18] y especialmente García Meza[19] hicieron todos los esfuerzos para destruir las radios mineras» (Miranda, 1994, p. 68); las radios, entonces, con su trabajo diario, rompían con las formas tradicionales de la comunicación y por ello ganaron audiencia y simpatizantes de su causa. Cabe a anotar que la resistencia de la radio minera también se acompañaba de programas de música, muy escuchados por la población en general.

Las resistencias de las radios mineras consistieron en no quedarse en una teoría de la comunicación, sino en hacer una comunicación participativa capaz de transformar la realidad, marcando diferencia con las demás radios de su época. Resistieron, ganaron admiración y simpatía entre la gente del común, resistencia que también se basa en la creatividad colectiva de generar un proyecto de comunicación popular local y ampliarlo a todo el país, con un modelo de comunicación popular que actualmente sigue resistiendo.

Resistencia de Radio Nacional Huanuni

«Si minero naciste, minero morirás», dicen los trabajadores. La mayoría de las familias llegaron de comunidades campesinas y se establecieron en las minas con la esperanza de mejorar sus condiciones de vida, fueron presa de la vida social y terminaron su vida con el mal de mina o en un accidente. De esa forma, varias generaciones de familias se frustraron (Condo Riveros, 1992).

Radio Nacional Huanuni nace en 1958[20], pero tuvo «funcionamiento desde 1950 con el nombre de Radio 31 de Octubre» (Bustillo, 2010, p. 35), esta radio nace en un contexto histórico muy convulsionado políticamente, porque los sindicatos estaban en diálogos con el Estado, para llegar a acuerdos entre los cuales estaba el aporte financiero del Estado a la radio sindical, más específicamente tomando a la Radio 31 de Octubre, para refundarla como Radio Nacional Huanuni. Esta radio contó con «equipos sofisticados y de gran potencia para su época, llegando a todo el país e incluso más allá de las fronteras» (Ibid), esta radio fue identificada por los mineros como «la nueva Voz del Minero».

El líder del proceso de Radio Nacional Huanuni fue el sindicalista Celestino Gutiérrez Navarro, apodado «el Tino», un obrero que, por iniciativa propia, ve a Radio Huanuni como la estrategia ideal para hacerle frente a las pugnas partidistas nacidas del resultado del 9 de abril de 1952[21] y que dieron como consecuencia el posicionamiento del Movimiento Nacional Revolucionario MNR, en los que se inscribirán los sindicatos mineros, ya que fueron estos quienes apoyaron la revolución; con este cambio, parecería que el Estado comprendía la lucha sindical y apoyaba las radios mineras.

Radio Nacional Huanuni nació por iniciativa de los trabajadores con el objetivo de transmitir la voz y pensamiento de los mineros y hacer conocer su realidad al país y al mundo entero desde el cañadón de Huanuni, ubicado al pie de las cumbres andinas, a 90 kilómetros de la ciudad de Oruro. Celestino Gutiérrez Navarro, más conocido como el “Tino”, fue el principal impulsor de la Radio Huanuni, (Condo Riveros, 1994, p. 84).

A pesar de que la radio Nacional Huanuni fue nombrada en 1957, empieza su funcionamiento como tal en diciembre de 1959, durante el gobierno de Hernán Siles Zuazo. Su potencia era de dos y medio kilowatts y su director fue Armando Gutiérrez Daza. Los equipos modernos hicieron que rápidamente la radio se sitúe en un lugar preferido de la audiencia a nivel nacional e internacional (Condo Riveros, 1994, p. 78), para lograr entrar a los hogares bolivianos.

La Radio Huanuni tuvo un periodo tranquilo hasta 1964, cuando la «reelección del presidente Víctor Paz Estenssoro llevó como acompañante al militar General Rene Barrientos Ortuño, esta decisión del MNR causó malestar entre los mineros y en la población en general por el hecho de elegir un militar» (Ibid), Paz Estenssoro nombró a Barrientos vicepresidente en su gobierno, luego éste participaría en el golpe de estado que derrocó a Víctor Paz Estenssoro.

En la campaña electoral, Barrientos fue invitado al pueblo Huanuni por sus correligionarios para proclamarlo, pero los trabajadores mineros y la mayoría del pueblo se opusieron e hicieron fracasar la presentación del candidato y volcaron una de sus movilizaciones (Condo Riveros, 1994, p. 88).

Por consecuencia de estas acciones por parte de los mineros, el gobierno de Barrientos persiguió a las radios mineras y se tomó Radio Huanuni en repetidas ocasiones. La radio tenía en su programación, además de programas musicales, de alfabetización y divulgación de las actividades sindicales, críticas fuertes al gobierno, programas dirigidos a esclarecer la política autoritaria del Estado. Fuera de eso, los sindicatos fueron ganados por la izquierda, por ello, hubo intervenciones militares en el 1962 y 1965 y durante las dictaduras, el primer allanamiento de la Radio Nacional Huanuni se dio el 24 de junio 1967 después de la masacre de San Juan[22], los militares destruyeron los equipos (Julio Baldivia, trabajador de Huanuni) después de este año, las radios mineras pasaron de tener un director a tener un Consejo de Administración[23]. Los dueños de Radio Nacional Huanuni eran 2600 trabajadores de Huanuni, quienes nombraban el Consejo.

Los mineros habían desarmado a cinco soldados. Faltaban cinco fusiles sin retroceso y munición de basuka. Pedimos a los trabajadores desde los balcones de la Radio que devuelvan las armas para no dar motivos al ejército, pero no comprendieron y fue el motivo para que al atardecer del 25 de junio, el Coronel Ayala disponga el ataque a la Radio Nacional Huanuni. Nos cercaron alrededor y no pudimos salir. Todavía se había intentado una negociación, pero el Coronel Ayala dijo: «Ustedes no han cumplido su promesa de devolver las armas y tengo instrucciones de tomar la emisora. Al que se oponga vamos a blanquearlo» (Julio Baldivia, extrabajador de Huanuni).

En 1969, Radio Nacional Huanuni se repuso de esta situación y logró sacar de nuevo la radio y empezar de nuevo su programación, el programa más representativo y polémico era El Editorial.

A partir de los sucesos violentos, los mineros de Huanuni se levantan con más deseo de promover y generar una resistencia, lo que los lleva a tener nuevamente sus transmisiones el 24 de junio de 1972, hasta que es intervenida por la dictadura en 1976, los militares toman la radio e imponen un personal para que manejen la emisora y tengan un total control de la información que se difunde.

De acuerdo a las informaciones recogidas en la ciudad de La Paz, serían tres compañeros de la federación sindical de trabajadores mineros de Bolivia los que hubieran caído… entre ellos se cuenta al compañero Simón Reyes, situación que no ha sido confirmada oficialmente, pero por información de emisoras del exterior se diría que el compañero Simón habría muerto… Radio Fides quedó completamente desmantelada… informamos que a consecuencia de una bomba lanzada desde un avión de la Fuerza Aérea quedó destruido el trasmisor de Radio Vanguardia de Colquiri… queremos informales que las informaciones de la paz han sido cortadas, pero compañeros de la resistencia están informando a las emisoras (transmisión de Radio Huanuni, en Gumucio, 1989, p. 93).

El programa El Editorial daba a conocer la posición política y de contexto de Radio Nacional Huanuni y brindaba un análisis político, social, cultural de los problemas de coyuntura del momento, este programa se caracterizaba por su alto contenido ideológico; según Condo (1994), el programa trataba un tema particular, exponía el problema, lo analizaba, lo comentaba (con base en el estudio y documentación del momento) en ocasiones realizaba comparaciones con otros países, hacía una descripción, argumentaba y, finalmente, emitía un juicio de valor de acuerdo al tema y al problema tratado. El director del programa cuidaba de no caer en el discurso panfletario, sustentando sus afirmaciones con argumentos documentados.

Radio Nacional Huanuni tenía un sentido especial, los periodistas eran todos los del sector de Huanuni, eran reporteros de la vida, eran ellos quienes hacían las notas, cualquier evento que se presentara, ellos sacaban sus radios y empezaban a grabar y transmitir. Realmente su ejercicio de resistencia no sólo era el poder hablar, sino también de devolverle la palabra al pueblo, era gestionar y promover el discurso de todos los habitantes de las minerías, era la organización y la manifestación unificada de las problemáticas de las cuales eran víctimas.

La resistencia de Radio Huanuni fue tan grande que todos los habitantes de los sectores mineros se sintieron identificados por ellas, tanto así que participaban activamente en huelgas en manifestaciones, se organizaban y tenían vocería, no solamente en las radios, sino también en las calles, lamentablemente, ocurrieron sucesos que acabaron con muchas vidas y que pusieron en riesgo a mineros y también a mujeres y a niños, la represión fue tan grande, que el gobierno actuaba con metrallas, aviones, infantería, con tal de acallar las radios de las minas, querían eliminar ese discurso liberador y de alguna manera tomar el control de los mineros a como diera lugar.

No es una resistencia solamente de las radios, sino de todos, es una convocatoria y un compromiso que busca resultados en conjunto, y lograr un ejercicio de libertad de expresión y tener nuevamente voz. El profesor Edgar Ramos Andrade, quien fue jefe de prensa en Radio Nacional Huanuni, comentaba que fueron sucesos realmente trágicos y que fueron sometidos de una manera muy violenta, pero que, a pesar de estos eventos, ellos resistieron, aunque él también cuenta que los discursos también se han ido modificando, lo que concuerda también con lo comentó el director actual de Radio Pío XII, el profesor Félix Tórrez Miranda.

[…] pero la situación de Huanuni en el norte, esa radio resistió a todo, ha resistido golpes de Estado, ha resistido al cierre de las minas, porque se han cerrado varias minas en Bolivia, por políticas, con gobiernos de tendencia liberal, han decidido cerrar o entregar a empresas sociales cooperativas. Esas minas, al transferirse, la mina se transfiere con todo, incluyendo la radio, pero en el caso de Huanuni, esta radioemisora resistió, como le decía, a golpes, resistió a privatizaciones, a transferencias del sector público estatal y podríamos decir que es una de las radios símbolo de las minas, Radio Nacional Huanuni (Édgar Ramos Andrade, comunicación personal, 18 de junio de 2018 la Paz Bolivia).

De Radio Nacional Huanuni salieron reporteros a trabajar en las capitales (comunicación personal Clemente Mamani), a quienes no se les limitaba el tiempo, ni tenían áreas restringidas o especializados; como ahora, que puede verse periodismo cultural, de investigación, etcétera; y desarrollaron programas de auditorio que fueron muy famosos y populares, razón, entre otras tantas, por las que «la radio fue y es un orgullo para los trabajadores de Huanuni, para su pueblo, porque saben que por esta radio se supo de sus luchas, de sus actividades y de su heroísmo» (Julio Baldivia ex trabajador de Radio Nacional Huanuni). Esta radio es intervenida de nuevo en 1976, los militares se toman la radio y controlan y censuran los contenidos que se difunden, al final de la década es recuperada por los trabajadores mineros en la época de la democracia establecida por un periodo corto en el gobierno interino de Lidia Gueiler Tejada[24], la única mujer presidente de Bolivia, de 1979 a 1980, año en que fue derrocada por Luis García Meza «a cabo de unas semanas del golpe militar las emisoras fueron acalladas» ( Gumucio, 1989,p. 91)

El 17 de julio fue el golpe de Estado en Bolivia, los militares tomaron el poder, desconocieron a la presidenta, aquí en la Paz. A partir de que la han desconocido, asume en la conducción del gobierno una Junta Militar que nombró al nuevo presidente, Luis García Meza, […] en las minas teníamos dos tipos de resistencia, una social, casi armada, que consistía en la utilización de dinamita en las carreteras para bloquear el paso; y la segunda era mediática, comunicacional: las radios de 1980 tenían una cadena de defensa de la democracia, que era en funcionamiento de los informativos con cierta regularidad, que comparten información con varias radios. (comunicación personal Édgar Ramos Andrade, 20 junio de 2018 La Paz).

Las condiciones adversas en las que se mueven y viven las radios mineras en este periodo las lleva a ser más creativas en su resistencia, por eso los programas de Radio Huanuni se reinventaban con el paso del tiempo, la música fue un elemento importante para la emisora, el programa Musicomanía era de media hora, pero era de los preferidos por la población minera. Los programas deportivos eran considerados novedosos, ya que narraba no sólo la información deportiva a nivel nacional sino principalmente la que se realizaba en el distrito. Con la salida de los gobiernos autoritarios y establecida la democracia, Radio Huanuni es recuperada y se abre el 2 de diciembre de 1982, y hasta nuestros días sigue siendo protagonista y con voz de los mineros, pero ya en un nuevo contexto.

Radio Nacional Huanuni es quizás una de las experiencias más representativas en el contexto minero y en la búsqueda de manifestar inconformidades de los mineros frente injusticias que conllevaban los tratos de las empresas mineras de Oruro, y es por eso que, dentro de la praxis social, política y autodeterminativa, los sindicatos mineros buscan explicar el fenómeno que ocurría en Bolivia y la manera de hacerlo fue resistir mediante la comunicación social, una comunicación antidominante, característica que es en definitiva su razón de ser y de su lucha obrera.

En 1980, las radios sufren quizás uno de los más duros golpes en las locuciones, aún la resistencia y el deseo de lucha eran evidentes, y lo eran hasta el último momento, no importaba a los mineros y campesinos si tenían que perder su propia vida, con tal de alcanzar su objetivo de ser escuchados y tenidos en cuenta en los procesos de participación en la toma de decisiones del Estado, y es en una locución durante el golpe de 1980 que Radio Nacional Huanuni, en cadena con Radio Animas y Radio Pio XII, describen los sucesos.

Radio Huanuni no fue ni es solo un medio de comunicación que se pueda catalogar como alternativo, sino que fue una agencia social de comunicación que buscó un horizonte político y social justo para todos. Se convirtió en el instrumento de encuentro por excelencia para expresar las ideas y discursos de la clase obrera, campesina y de los sectores progresistas del país.

Radio Huanuni sigue representando los intereses de los trabajadores, contrarrestando el verticalismo, las jerarquías y, como señala Édgar Ramos, exjefe de prensa de Radio Nacional Huanuni, «mantuvo y mantiene su discurso de acompañamiento activo a los trabajadores mineros, fue y será escuela de muchos radialistas y comunicadores a nivel nacional e internacional y es de propiedad social de los mineros de Huanuni, hecho poco reconocido por estudiosos y legos» (comunicación personal con Édgar Ramos, 18 de junio, La Paz, Bolivia)

Resistencia de Radio Pío XII

a Radio Pío XII[25] nació en mayo de 1959, se unió al propósito minero y a sus causas, aunque al principio tenía como enfoque erradicar los movimientos comunistas y el fenómeno del alcoholismo. La Radio Pío XII de los Oblatos de María Inmaculada se dio cuenta de la explotación injusta de los mineros y por ello cambió su posición[26];

[…] esta emisora originalmente apoya al Estado, pero con el tiempo empieza atender la posición de los mineros, pues ellos eran explotados y vivían en pésimas condiciones, razón por la que los sacerdotes empiezan a apoyarlos y a educarlos, para que conocieran mejor sus derechos y aprendan a reclamar en forma organizada (Bustillo, 2010, p. 32).

Aunque llegar a este proceso no fue fácil. Para los mineros, fue doble proceso de resistencia: por un lado, resistir a los gobiernos autoritarios y totalitaristas y, por otro, resistir a las comunidades religiosas con sus pretensiones de erradicar de ellos el comunismo y el ateísmo.

La población de Siglo XX (un distrito minero de Potosí) se caracterizó por ser rebelde y de tendencia comunista, de ahí que se le conozca o distinga por ser el lugar de agitación de movimientos comunistas del país (Bustillo, 2010, p. 32).

La Radio Pío XII nace en el Distrito Minero Siglo XX, según Ernesto Miranda (1989), esta radio causó un gran impacto, no solo en las minas, sino en todo el país por sus modernas instalaciones, las mejores del país en su tiempo, con un seleccionado personal: locutores, periodistas y técnicos que comenzaron a producir programas radiales atractivos para todo tipo de audiencia. Así las cosas, «los mineros, cuando vieron esta radio, aprobaron de inmediato la modernización de sus equipos, la contratación de personal más capacitado y la puesta en marcha de programación más competitiva» (Miranda, 1989, p. 67) y se pusieron a nivel de los curas y sus tecnologías.

Esta radio empieza a funcionar para la evangelización como método de control en los pueblos de Oruro, y comienza la correspondiente reacción, «una nueva batalla de resistencia por parte de los mineros, a los mensajes de un nuevo enemigo personificado, que era Radio Pío XII» (Miranda, 1989, p.66), de lo que surge la disputa entre una población comunista, con radios mineras, contra una comunidad católica, con radio evangelizadora. Es necesario aclarar que Radio Pío XII alcanzó a influir a algunos mineros con sus discursos en la programación y la estrategia de «misas en la mañana y en la tarde, programas de jóvenes y obreros católicos, esas actividades contrarrestaron las organizaciones de los partidos de izquierda» (comunicación personal con Félix Tórrez Miranda, 16 de junio, La Paz Bolivia), pero estos grupos tampoco eran tan fáciles de dominar. A la respuesta de los jóvenes se cantaba así:

«Gracias a Dios soy soltero,

viditay, soy soltero.

¿Qué le importa al padre Lino?

Si me emborracho, es con mi plata.

En esta vida, en la otra vida,

padre Lino es el que manda, palomitay»

(López Vigil, 1985, p.16).

La Radio Pío XII tuvo

programación completa desde sus inicios, contaba con programas deportivos, culturales, religiosos, y se trasmitía misas por radio, aunque nunca hubo programa político, ni se mostraban tendencias de ningún tipo, ya que la población estaba siempre vigilando que el gobierno no intervenga en su programación (Bustillo, 2010, p. 33).

Esta emisora contaba con una gran discoteca musical de todo el mundo para complacer a la población. El padre Lino Granier había montado una de las mejores radios del país, siguiendo el ejemplo del padre Joaquín Salcedo, con la emisora Radio Sutatenza, en Colombia, la primera radio evangelizadora y alfabetizadora de América Latina.

La Radio Pío XII fue testigo de ataques a las radios mineras por parte del gobierno. Como narra Félix Tórrez Miranda, años más tarde, la emisora de los padres oblatos dio un giro de 180 grados tras observar y comprender las causas de la movilización minera. En septiembre de 1965, en Lallagua, el personal de la radio fue testigo de una masacre que dejó 82 muertos y 200 heridos, sobre todo dirigentes y pobladores de Catavi y Siglo XX, lo que hizo dar a los oblatos un vuelco de conciencia:

Radio Pío XII denunció los hechos sucedidos junto a toda una cadena de emisoras mineras que fueron acalladas y posteriormente desmanteladas, la Radio Pío XII recibió tres dinamitazos cuya autoría condujo a los militares acantonados en el distrito minero (Tórrez Miranda, 2009, p. 5).

La testificación de esta realidad por parte de la comunidad religiosa posibilitó el cambio de objetivos de evangelización para convertirse en una radio de resistencia. La Radio Pío XII comenzó a hacer sus programas en aymara y en quechua.

«En 1965, esta radio estaba tan militantemente identificada con la causa de los trabajadores que ahora es aplaudida por ellos y detestada por las autoridades» (Beltrán; Reyes, 1993, p. 8). La experiencia de la Radio Pío XII demostró que la resistencia no siempre se hace solo protestando, sino también con música alegre:

Las radios mineras habían sido intervenidas y puestas en funcionamiento a cargo de los militares para aleccionar sobre las bondades del gobierno del General Banzer; y al fin, después de largos trámites, Radio Pío XII volvió a éter, a fines de diciembre del 76, logró salir sin aceptar la intervención de los militares, pero a cambio les impuso serias condiciones entre ellas: solo música colocar música, nada de informativos ni comentarios (Miranda, 1989, p. 70).

Los mineros dijeron «no importa», y nació la consigna: «Escuchar solo la Pío XII, aunque sea solo para la música, antes que domesticarse con las consignas nacionalistas». Así había comenzado una nueva forma de resistencia.

La Radio Pío XII fue testigo de múltiples sucesos que marcaron su historia y de reitaradas violaciones a los derechos humanos, fue agredida y perseguida por sus mensajes radiales, por la convocatoria que agenciaba y por hacer conocer las realidades de los trabajadores mineros. La Radio Pío XII fue censurada por los militares, sus programas ahora eran controlados, solo podían emitir música, no tenían derecho a la opinión, lo que no sería un impedimento, ya que buscó nuevas formas de resistencia en sus contenidos, aprovechó el tema de la lengua propia de los pueblos indígenas y empezó a trasmitir radionovelas con el fin de despertar a la gente y darle una organización para su lucha. Cabe aclarar que Radio Pío XII no dejaba de apoyarlos, si bien en esa época pertenece a una comunidad religiosa, la de los oblatos, seguía denunciando y convocando movilizaciones o manifestaciones en las que incluso se utilizaban métodos de huelga o enfrentamientos, sucesos que desencadenaron como reacción un ataque del general Banzer en 1976. Para resistir a la vigilancia y control militar a los cuales era sometida, la emisora buscó estrategias y, por medio de una forma de re-existencia como fue la emisión de una radionovela llamada El padre Vicente, siguieron con las ideas de una sociedad más democrática y justa.

La radionovela titulada El padre Vicente, cuyos contenidos, ciertamente decían mucho y ayudaban en mucho para la organización. Muchos mineros agradecieron a esa radionovela por haberles dado ánimo en momentos en que más lo necesitaban, después se filtraron algunas informaciones de 5 minutos, 10 minutos… y cuando los interventores se dieron cuenta, ya era demasiado tarde, ya no pudieron evitar que la resistencia continúe (Miranda, 1989, p. 70).

No solamente fue esa radionovela que se escuchaba en las minas, también se buscó otras estrategias de resistencia, algo más que llegara y tocara la subjetividad de los pueblos mineros, esta no sería la única manera o el único programa que ellos ofrecerían a sus oyentes, debían seguir implementando más acciones con mayor fuerza. Félix Tórrez Miranda, su actual director, manifiesta que

ellos [los oyentes] y la historia de la Pio XII son la historia de este pueblo, en las buenas y en las malas, ahora nuestro conflicto es con el gobierno mismo, nosotros no vamos a cambiar de visión de construir una sociedad más justa, solidaria, equitativa, todavía hay indígenas marginados, todavía hay pobreza, pobreza en sectores sociales y eso era lo que más dolor le producía.

[…] una novela famosa El Zambo Katari, era de un indígena que en su pueblo había estaño y que salió de su comunidad y se volvió cholo, se volvió citadino, regresó y vio que había eso, le despertó interés y empezó a formar una empresa, explotó a sus propios hermanos, y entonces empezó a surgir dentro de ellos. «¿Por qué este tipo nos trata así, si él no es dueño de nosotros y este recurso es nuestro?» (Félix Tórrez Miranda, comunicación personal 16 de junio de 2018, Llallagua, Potosí, Bolivia).

La radio vinculaba historias para dar a comprender los problemas, como la de El Zambo de Katari, y estrategias novedosas para pensar la resistencia más allá de la protesta. Esta radio constituye un caso muy particular, pues al haber sido creada por una comunidad religiosa, su objetivo inicial era erradicar de las minas el comunismo y evangelizar a la población, pero muy pronto, la Pío XII tuvo que enfrentarse a los trabajadores mineros, que consideraron invadido su espacio cotidiano.

Las otras emisoras del distrito minero de Siglo XX y Catavi entablaron una batalla radial con la emisora de los oblatos, además es muy significativo, por cuanto se trata de una emisora que no pertenece a los trabajadores mineros y, sin embargo, se encuentra totalmente identificada a su lucha. En los años setenta, amplió su audiencia elaborando cada vez más programas dirigidos al campesino del norte de Potosí, donde se concentran los principales distritos mineros (Gumucio, 1989, p. 88).

Es muy diciente que esta radio entendiera la importancia de hacer programas en aymara y quechua, lo que demuestra su compromiso con su comunidad.

La Pío XII en la huelga del hambre

En 1975, justo cuando las radios fueron destrozadas por el régimen de Banzer, la Radio Pío XII y los trabajadores mineros resisten a las dictaduras militares y luchan por la recuperación de la democracia. En este contexto, en diciembre de 1977, como parte de la resistencia, se da una huelga de hambre liderada por cuatro mujeres que concitaron la unión de los mineros, Gumucio señala que las mujeres en los centros mineros, como es el caso de la huelga del hambre de 1977, fueron quienes gestaron la hazaña, que contó con el acompañamiento y compromiso de la Radio Pío XII, que concuerda con lo que cuenta el padre Gustavo Pelletier, locutor de la Pío XII:

Yo participé bastante cerca en esta huelga. Aquella noche, en el salón de la Pío, se decidió.

—¿Quiénes la van a comenzar? —pregunto yo.

—Nosotras.

Ahí estaban las señoras Nelly, Aurora, la esposa de José Pimentel y la de Flores. Fuimos a La Paz. Yo les acompañé a las cuatro con sus catorce wawas. Y por la tarde, hemos discutido con los universitarios. Nadie quería huelga de hambre.

—Es fin de diciembre, navidades... No va a dar resultado—, dicen ellos. Es el último cartucho y ustedes lo queman de primero.

—Depende de las señoras—, digo yo y las llamo para consulta.

—Nunca. Ahora mismo en huelga entramos—. Los universitarios, que me han visto hablar con las señoras, han pensado que yo las estaba empujando.

—¿Y usted va a entrar en huelga también?

—Soy extranjero y no conviene.

—¿Y dónde van a hacer la huelga?

—Ya se enterarán.

Nos unimos todos, las cuatro señoras y sus hijos, en esa esquina. Y ellas partieron a su heroísmo. Era impresionante ver a aquellos chiquitos de la mano de sus mamás, con sus bultitos, con sus aguayus, que iban a la huelga de hambre. Y se colaron en el Arzobispado, en el segundo piso. Ahí se quedaron. Así comenzó la huelga (López Vigil 1985, p. 110).

En esta época, Radio Pío XII consolidó su relación con los movimientos populares, acompañando a los mineros en los congresos de la Central Obrera Boliviana COB, que pertenecía a FSTMB, confederación única de trabajadores campesinos y mineros de Bolivia, y eventos similares como huelgas y marchas en el territorio de Potosí (Red Pío XII, 2009, p. 8). La huelga del hambre se dio en la región de Siglo XX, el 17 de diciembre de 1977, contó con 1.500 huelguistas que resistieron 23 días de huelga; fue una huelga inolvidable, ya que, como resultado de esta resistencia, el gobierno devolvió las radios mineras.

No podíamos creer cuando oímos la resolución del presidente: amnistía general, los dirigentes libres, las emisoras devueltas al sindicato, el ejército saliendo de las minas... No podíamos creer. Abrazos, llantos de alegría, risas de más alegría... ¡Lo habíamos logrado! Al día siguiente, en el San Calixto, hemos tenido una celebración de acción de gracias. Estaba Lucho Espinal. Fue la última vez que lo vi (López, 1985, p. 111).

La Radio Pío XII fue protagonista y acompañante de los movimientos sociales, los curas también fueron parte participando de las actividades de la resistencia en defensa de las radios mineras. En este punto, la Radio Pío XII había dado un vuelco total a los objetivos que se había planteado al llegar a la región.

Conclusiones

Es evidente que en América Latina la radio se ha empleado en procesos educativos, económicos, evangelizadores y procesos de reivindicación social y luchas de obreros, después del análisis que fue presentado en las páginas anteriores vale la pena sintetizar el trayecto recorrido por la radio popular y algunas resistencias que se evidenciaron durante los procesos dictatoriales de la clase hegemónica en América Latina, caso que se cita lo es en Bolivia en las radios mineras a lo largo de su historia en los periodos desde 1950 hasta 1980.

En Bolivia es evidente, primero, rescatar la autogestión de sus radios que se generó frente los procesos de explotación en los sectores mineros, además que este ejercicio permitió la integración y la organización de los sectores donde los obreros mineros realizaban el ejercicio de la minería, es increíble cómo un grupo de mineros se organizaron para instalar sus propias radios y buscar este medio como una manera de participación y de poder liberar la palabra.

La comunicación radial, para los mineros, cobró mucho valor como medio autogestionado para manifestar inconformidades por los abusos de los barones del estaño y después de los gobiernos de turno. Estos fenómenos comenzaron a despertar los sectores mineros y por ende se empieza a crear una red de radios mineras que no solo manifestaban su inconformidad en los centros mineros, sino que también serían grandes actores en la construcción de la democracia en Bolivia.

Estas radios son de propiedad social, como es el caso de Radio Nacional Huanuni, de los afiliados de la FSTMB, les responde directamente a los intereses de sus propietarios. El objetivo es ampliar la voz, pensamiento y lucha de los trabajadores mineros y buscando la transmisión la población en general y no solo a nivel nacional si no también internacional.

En el caso de Pío XII la radio es de propiedad de los misioneros oblatos, pero es rescatable el hecho que esta radio hiciera parte en los procesos de resistencia de las realidades de los mineros, como este medio radial se convertiría en la alianza que los mineros y las radios mineras también necesitan para unir las fuerzas por medio de la voz, esta radio también deja ver durante su historia los fines, primero, frente a los pobladores de las minerías y cuál era la imagen que se vendía de los habitantes de estos sectores, pero es la realidad y el sentir propio el cual los lleva a cambiar el discurso evangelizador y educativo también en la voz del minero. Es por eso que devino en «radio del coraje», como la llamó José Ignacio López Vigil. En su proceso, esta radio sería también víctima de procesos dictatoriales y percepciones militares que los llevan a ser controladas y dirigidas por lo militares, ante lo cual crea otras maneras de manifestar la palabra: radionovelas, radioteatros en los cuales el drama identificaba la inconformidad y fomentaba la organización de los mineros para manifestarse en contra de las duras decisiones adoptadas a espaldas de los intereses de los mineros.

Las radios en Bolivia son casos de una resistencia muy dura, trágica, pasando también por masacres, pero lo que dejan estas radios es los sentidos comunales, la cooperación y complementariedad que se generó en los habitantes de Oruro, cómo las radios generaron la unión de los sectores de siglo XX en las minerías, cómo los pobladores se sintieron identificados y respaldados por este medio, cómo los discursos de las radios fomentaron que despertaran y se organizaran para llegar a todos los sectores de Bolivia, es de gran valor cómo las mujeres, los jóvenes y los niños sentían la radio como algo propio, como algo suyo, donde no importaba si se tenía la experiencia para poder hablar, lo importante era cómo se generaba la participación y se planteaban otras formas comunicacionales donde lo popular cobra un sentido en los sectores de las minas y en la vida diaria en los socavones de Bolivia.

Queda como reflexión que los actos comunicacionales, en este caso la radio, fueron y son de gran ayuda en los sectores populares, ya que permite de alguna manera la participación activa de los pobladores de los sectores mineros, que la comunicación es el encuentro de subjetividades y de saberes que se establecen para existir y re-existir en los lugares donde la palabra cobra sentido, generando actos de comunalidad, donde el intercambio de la palabra es la herramienta en la construcción de los sentidos colectivos.

En Bolivia, durante la reconstrucción de sucesos en estos periodos se evidencia que la radio en las minerías ha sufrido una trasformación, ya que los sindicatos de aluna manera se vieron afectados por normativas de gobierno, creando cooperativas donde la división en los mineros se hizo notoria, la radio pierde de alguna manera su discurso, se enfoca ya en necesidades solo de los pobladores de estos sectores y las necesidades del momento. La situación de estas radios quizás ya no es como antes, pero su historia y su fuerza no se podrán borrar de la historia de Bolivia y de América Latina.

Referencias

Aguirre, J. L., Reyes, J. y Arroyo, C. (2003). Aproximación a una tipología de radio en Bolivia. Punto Cero, 8(6), 57-63.

Beltrán, L. R. y Reyes, J. (1993). Radio popular en Bolivia: la lucha de obreros y campesinos para democratizar la comunicación. Revista Diálogos de la Comunicación. Edición 35. La Paz, Bolivia.

Botero, P. y Mora, A. I. (2018). Comunidades en resistencia y re-existencia: aporte a los procesos de comunicación popular. Uniminuto. Bogotá, Colombia.

Bustillo Aliendre, Á. É. (2010). La radio en Bolivia, historia y situación actual. Tesis de grado. Biblioteca Universidad Católica de La Paz, Bolivia.

Cajías de la Vega, L. (1989). Las radios mineras en el sexenio. Las radios mineras de Bolivia. CIMCA. La Paz, Bolivia.

Condo Riveros, F. (1992). Radio Nacional de Huanuni ¿Una comunicación proletaria? Tesis de grado. Biblioteca Universidad Católica de La Paz, Bolivia.

Gumucio Dagrón, A. (1989). Las radios mineras de Bolivia. Cimca - Unesco. La Paz, Bolivia.

Herrera-Miller, K. y Ramos, J. (2013). Comunicación, red y lucha social: hacia la reactivación de las radios mineras de Bolivia. Revista Quorum Académico, Universidad del Zulia. Maracaibo, Venezuela.

López Vigil, J. I. (1985). Radio Pío XII. Una mina de coraje.

Miranda, Ernesto. 1989. Las radios mineras de Bolivia. Cimca. La Paz, Bolivia.

Mora, A. I. (2019). La Comunicación Popular en contextos antagónicos, casos: Colombia y Cuba. Editorial Académica Española. Bogotá, Colombia.

Rodríguez Ostria, G. (2001). Los mineros de Bolivia en una perspectiva histórica. Convergencia, Revista de Ciencias Sociales, (24). Ciudad de México.

Red PÍo XII (2009). Una red que se hace pueblo. Revista informativa de la participación y el desarrollo municipal ¡Hola, vecinos! Abril-mayo de 2009 / numero 2 año 2.

Rivadeneira Prada, R. (1982). Resistencia y coexistencia. Gisbert. La Paz, Bolivia.

Salinas, R. (1988). Agonizan las radios mineras.

Tórrez Miranda, F. (2009). Radio Pío XII, la radio que se hace pueblo, 50 años de comunicación por la vida, desarrollo y democracia. En: Rev. Fuent. Cong. [online]. vol.3, n.3, pp. 5-9.

Notas

[1] Entrevistados: Alfonso Gumucio Dagron, José Luis Aguirre Alvis, Edgar Ramos Andrade, Facundo Espejo Quispe, Elvira Espejo, Mario Rodríguez, Clemente Mamani Laruta, Renato Mamaní, Feliz Torres Miranda, Karina Herrera, Carla Yujra, Cesar Rocha, Ricardo Quenta Laruta, Justina Maquera Chiji y Donato Aima.
[2] El 23 de agosto de 1947, llega José Joaquín Salcedo Guarín al municipio de Sutatenza, Boyacá, como coadjutor de la parroquia. Con la colaboración de los campesinos, constituye Acción Cultural Popular. El primer programa cultural sale al aire el 16 de noviembre en Radio Sutatenza (Carranza Garzón, 2010, p. 13).
[3] En Radio Rebelde «transmitíamos los partes de los combates, las acciones de la lucha clandestina, denunciábamos los crímenes de la dictadura, difundíamos discursos de los dirigentes de la revolución y otras orientaciones al pueblo». Quince años después de su creación, Fidel Castro expresó: «Radio Rebelde se convirtió realmente en nuestro medio de divulgación masivo, con el cual nos comunicábamos con el pueblo y llegó a convertirse en una estación con alto rating... de manera que fue un centro de comunicación militar sumamente importante además de haber sido un instrumento de divulgación masiva que jugó un papel político de gran trascendencia durante toda la guerra» (en Linares Sánchez, 2015, p.16).
[4] Desde un punto de vista institucional, ese período inicial se caracterizó por la creación de radio clubes, en 1920. Lo que empezó como grupos de amigos haciendo experimentos, fue tomando poco a poco un carácter más institucionalizado. Así nació el Radio Club Argentino que —más allá de las transmisiones que cada uno de sus integrantes hacía desde sus respectivos equipos— transmitía boletines e informaciones útiles para los radioaficionados y escuchas. Fundar un radio club era lo habitual entre los grupos de aficionados que en algún lugar de su casa tenían un transmisor y receptor radiotelefónico (Tobi, 2008, p. 8).
[5] Las radios mineras surgen a finales de la década de los cuarenta. Estas emisoras (alrededor de veintiséis para los años setenta) son creadas por los propios mineros, quienes con su salario financiaron la compra de equipos y todo lo necesario para el mantenimiento de las emisoras. Éstas cumplieron dos funciones: antes del golpe militar del General Luis García Meza, las emisoras funcionaban como una suerte de correo o teléfono, a través de las cuales recibían su correspondencia, las convocatorias para acudir a asambleas, los mensajes de los dirigentes sindicales, o simplemente mensajes de amor, invitaciones, transmisiones de eventos, entre otros. Pero en los momentos de conflicto político, las radios sindicales serían el único medio con información confiable, dado que los militares atacaban y controlaban todos los medios de información (Linares, 2015, p 16).
[6] La Voz del Minero, según las inserciones, funcionaba en un socavón de Siglo XX, la mayor mina de Bolivia y causaba continuos incidentes con sus llamados a la subversión de los mineros. Para financiarla, la Federación Sindical de Trabajadores Mineros de Bolivia FSTMB había acordado una cuota a sus afiliados y a partir de esto se convertiría en un objetivo para el gobierno de turno, con estos eventos la radio La Voz del Minero fue bombardeada en 1949 por el ejército y fue una de las primeras radios mineras (Salinas, 1988, p. 47). Unos años después de haber sido creada la Federación Sindical de Trabajadores Mineros de Bolivia FSTMB, nacen las radios mineras, la primera es la Voz del Minero, en 1947, (Antuña Núñez, 2010, p. 47)
[7] Radio Sumac Orcko funcionaba en el territorio de Potosí, nace en 1959, en momentos difíciles para el sindicalismo nacional, su avisaje comercial alcanzaba dos millones de bolivianos. Los trabajadores no aportan contribución. Su programa es esencialmente sindicalista y cultural. La emisora es de los obreros que, con erogación de cinco mil bolivianos cada uno, la adquirieron. Recibe la colaboración constante de la Central Obrera Departamental de Potosí. Su amplia difusión cultural está orientada a la población minera. la administran los propios trabajadores. En cierta forma suple la ausencia de periódicos potosinos. (FSTMB, 1963, p. 13).
[8] Radios de ONG’s al Servicio del Campesinado, emisoras de propiedad de Organizaciones No Gubernamentales o de Instituciones de Promoción al Desarrollo Social, que se ubican generalmente en zonas rurales. La articulación de estas entidades a proyectos campesinos y de desarrollo les lleva a proponer una oferta de programación educativa y de organización comunitaria. Entre algunas de las que destacan en esta categoría está Radio Horizontes Huanuni (Aguirre; Reyes, 2003, p, 61). La revolucion nacionalista había triunfado contra los barones del estaño y los obreros tenían esos años un amplio espacio en el poder politico. (Cajías de la Vega, 2008, p, 81)
[9] Así como las primeras estaciones surgidas en la ciudad de La Paz que siguieron el mecanismo de contar con espacios para recibir a sus oyentes, algunas estaciones mineras, que tenían posibilidades para hacerlo, dispusieron junto a sus estudios la instalación de salas de auditorio. Por ejemplo, Radio Vanguardia, de la localidad minera de Colquiri (Departamento de La Paz), destacó por años en la oferta de espacios que convocaban a la proximidad de sus oyentes. Para este fin, las radios contaban auditorios similares a salas de cine, donde, en butacas bien dispuestas, se esperaba con ansia ver actuar a los locutores preferidos. Estos escenarios, como el auditorio de Radio Vanguardia, estaban pensados para articular alrededor de la radio toda una dinámica cultural y de circulación informativa ciudadana, alternando el entretenimiento con el fomento a las expresiones folklóricas y musicales, además de impulsar la actuación de personajes que combinaban el trabajo teatral con el de la locución en radio (Aguirre, 2016, p 89).
[10] En 1959, un grupo de sacerdotes católicos estableció esta emisora en la localidad de Llallagua, con el objetivo de luchar contra las ideas comunistas y el alcoholismo de la región. En poco tiempo, Radio Pío XII evolucionó
[11] En los años cuarenta, la experiencia acumulada en las décadas anteriores, la crisis del aparato represivo oligárquico, sumadas a la emergencia de la izquierda partidista y las primeras manifestaciones estatales reformistas y benefactoras facilitaron una verdadera escalada de sindicatos mineros. Estos, a diferencia de las federaciones de los veinte, aglutinaban exclusivamente a los trabajadores de un complejo minero. En junio de 1944, durante el gobierno de Gualberto Villaroel, cuando su número ascendía a unos 40.000, los mineros dieron otro paso organizativo importante al estructurar la FSTMB. La entidad contribuyó enormemente a sacar a los mineros de su anterior segmentación corporativa y regional tejiendo redes nacionales de la solidaridad clasista e induciéndolos a comprender que la suerte de sus demandas dependía de su capacidad de sincronizar acciones con sus compañeros de labor (Rodríguez Ostria, 2001, p. 279).
[12] En Bolivia, algunas de las familias más ricas del país, la Patiño, tenían la mayoría de las acciones del Diario La Razón; la Aramayo y la Hoschild, que influían decididamente en Última Hora; y los terratenientes de Cochabamba, que tenían a Los Tiempos y algunos medios pequeños que obedecían a la oligarquía boliviana (Cajías de la Vega, 1989, p. 25).
[13] Para esta investigación, la re-existencia es la forma de reinventarse el trabajo y la lucha por arte de quienes participaban en la radio.
[14] La idea de re‑existencia se trenza a partir de la decisión de sujetos y colectivos que, a pesar de estar en una matriz de poder capitalista, blanca y patriarcal, toma la decisión de cambiar su forma de existir y hace un giro radical en la manera de asumir su existencia.
[15] En el siglo XX, al terminar la explotación minera de la plata en los territorios de Potosí y Oruro, siguió la explotación del estaño, este cambio favoreció para que el estaño pasara a ser el núcleo de la dinámica económica y comercial del país, dominada por tres hombres: Simón Iturri Patiño, Carlos Víctor Aramayo y Mauricio Hochschild, llamados los barones del estaño, estos amasaron enormes fortunas. En las tres primeras décadas del siglo XX, el número de trabajadores mineros pasó de 3.000 a 17.000, lo que conformó una masa sindical significativa (Rodríguez, citado por Herrera-Miller, p. 34)
[16] Dirigente obrero boliviano y militante del Partido Obrero Revolucionario (Corocoro, 1915 - La Paz, 2001), impulsó la fundación de la Federación Sindical de Trabajadores Mineros y promovió la creación de la Central Obrera Boliviana, de la que fue nombrado secretario general. Su popularidad entre los sectores obreros lo llevó a liderar el ala izquierda del Movimiento Nacional Revolucionario. Con la Revolución Boliviana de 1952, que supuso el ascenso al poder del Movimiento Nacional Revolucionario, fue el ministro de Minería de Víctor Paz Estenssoro y vicepresidente de la República entre 1960 y 1964.
[17] La FSTMB estaba conformada por los siguientes sindicatos de mineros: Catavi Llallagua, Pulacayo, Colquiri, Metalúrgicos Potosi, Empleados Unificada Potosi, Ckajchas Libres Potosí, Ckajchas Unificada Potosí, Callipampa, Monserrat, Tototal, Avicaya, Candelaria, Viloco, Mocoya, Pacuni, Molinos, Monteblanco, Morococala, Santa Fe, Petrolíferos Sanandita, Petrolíferos Camiri, Petrolíferos Bermejo, Huanuni, Playa Verde Huanuni, Punutuma, Killpani, Milluni, La Unión, Chojlla, San José, Machacamarca, Telamayu, Animas, Chorolque, Tazna, Sala sala, Sagrario, Queschisla, Corocoro, Poopó, Churquini y Cami.
[18] Durante el gobierno de Banzer, el 13 de enero de 1975, su ministro de trabajo, el Coronel Mario Vargas Salinas, dispuso la destrucción y asalto de todas las radios mineras y sindicales. La tenaz lucha de los mineros por recuperar sus radios logró la reposición y resarcimiento de los daños. Un año más tarde, el General Banzer ordenó nuevamente la intervención militar de los campamentos mineros del país y la ocupación de las radios. Nuevamente, se manifestaba que el objetivo principal de la intervención era acallar la resistencia de las radios.
[19] Edgar Ramos narra cómo sobrevivió a los atropellos de la dictadura de Luis García Meza, cuando en julio de 1980, mujeres trabajadores, y hasta niños, fueron acribillados en las calles y en la puerta de Radio Nacional, que comandaba la “Cadena Radial de la Democracia” (Edgar Ramos Andrade, Comunicación personal, 18 de junio de 2018, La Paz, Bolivia).
[20] El costo de radio Huanuni es difícil de determinar, ya que los trabajadores aportaron un promedio de 10 mitas. Esta radio contó con el apoyo del gobierno para su funcionamiento.
[21] El 9 abril de 1952, se inició una de las grandes revoluciones en Bolivia, liderada por el partido MNR y secundada por el Ministro de Gobierno, quienes lograron derrocar al presidente Hugo Ballivían. Este día, los mineros junto con el cuerpo nacional de carabineros lograron derrotar al ejército en enfrentamientos callejeros y posicionar al nuevo presidente Víctor Paz Estenssoro del MNR. Uno de los objetivos de esta revolución era tomar la economía del país, manejada por los barones del estaño.
[22] Los trabajadores mineros decidieron reunirse en Siglo XX, a fines de junio de 1967, en una asamblea ampliada para discutir el tema salarial. Cuando habían llegado ya varios delegados, en la noche del 24 de junio, tras el tradicional festejo de San Juan y en medio de música y fogatas, fuerzas del ejército atacaron el campamento minero con intenso fuego. El gobierno para justificar el hecho informó que se trataba de erradicar un grave foco subversivo. Se reconoció oficialmente la muerte de 27 personas. La prensa registró un número muy superior de muertos y heridos. Estos trágicos sucesos se denominaron luego como la Masacre de San Juan (Vazquez Machicado y otros, 1992, p. 512)
[23] El Consejo de Administración fue constituido desde 1965. Se nombraban de tres a cinco miembros en las asambleas generales. El Secretario de Cultura mantenía una supervisión y era quien informaba al sindicato cuando necesitaba alguna explicación sobre la radio.
[24] idia Gueiler Tejada (1921 - 2011) fue designada por el Congreso boliviano como la primera presidente constitucional interina de Bolivia, el 16 de noviembre de 1979. Entre 1948 y 1952 fue una miliciana, a cargo del transporte de armas para el Movimiento Nacionalista Revolucionario MNR, Después del triunfo de la Revolución Nacional de abril de 1952, trabajó en el Consulado General en Alemania (1953), en la Embajada de Bolivia en Alemania (1955-1956) y en la Alcaldía Municipal de La Paz (1956). Después, fue diputada nacional (1956-1959) y oficial mayor del Ministerio de Asuntos Campesinos (1960-1962). Entre 1962 y 1964, fue elegida nuevamente para diputada.
[25] Radio Pío XII empezó en la población minera de Siglo XX, a partir de la propuesta del padre Lino Granier, quien había construido la iglesia del pueblo, y partir de contribuciones de trabajadores mineros, a través de la mita, y de la ayuda del gobierno, ya que el padre Lino tenía acceso al palacio de gobierno, se logró inaugurarla el 1 de mayo de 1959.
[26] La Congregación de Misioneros Oblatos de la Beata Virgen María Inmaculada es una congregación religiosa católica clerical, fundada el 25 de enero de 1816 por Eugenio de Mazenod, con el objetivo de dedicarse por entero a la educación de niños y jóvenes, y a las misiones de evangelización; a los religiosos de esta congregación se les conoce comúnmente como Oblatos de María Inmaculada.

Información adicional

Cómo citar: Antolínez Monroy, L. E. y Mora, A. (2021). Resistencias de las radios populares en Bolivia: Radio Nacional Huanuni y Pío XII, 1950-1980. Mediaciones 27(17). Pp. 323-354.: https://doi.org/10.26620/uniminuto.mediaciones.17.27.2021. 323-354

Este artículo es uno de los productos derivados de la investigación conjunta de los autores para optar por sus títulos de maestría y doctorado, respectivamente: https://doi.org/10.26620/uniminuto.mediaciones.17.27.2021. 323-354

Los autores declaran no estar incursos en ningún conflicto de interés: https://doi.org/10.26620/uniminuto.mediaciones.17.27.2021. 323-354



Buscar:
Ir a la Página
IR
Modelo de publicación sin fines de lucro para conservar la naturaleza académica y abierta de la comunicación científica
Visor de artículos científicos generados a partir de XML-JATS4R