Artículos de investigación
Recepción: 13/02/2015
Aprobación: 31/03/2015
Resumen: Objetivo: identificar las concepciones culturales y las modificaciones en los estilos de vida que se han presentado en la población Tontotuna. Metodología: cualitativa (etnografía de los hábitos alimenticios), a través de entrevista guiada con 12 indígenas de la población Totuna, en una edad promedio de 52 años, donde los interlocutores claves fueron 4 taitas y 8 hombres representantes de la comunidad; el trabajo de campo se realizó durante los meses septiembre a diciembre de 2013, en las diferentes viviendas de los participantes. Resultados y conclusiones: los procesos culturales de la comunidad indígena de Totoró, son modificados por las diferentes influencias del medio y la globalización, lo que se evidencia en su vestimenta, vivienda y alimentación como pérdida de sus valores ancestrales y creencias heredadas de respeto a la madre tierra, y como resultado de ello, se puede contrastar con los cambios climáticos y el aumento de enfermedades más comunes para los colonos que para los indígenas.
Palabras clave: identidad, población indígena, diversidad cultural, costumbres alimenticias.
Abstract: Objective: to identify the cultural conceptions and modifications to the lifestyles that have been occurring in the Tontotuna population. Methodology: qualitative (ethnography of the eating habits) through guided interview with 12 indigenous of the Totuna population with an average age of 52 years old, where the key interlocutors were 4 taitas and 8 representative men of the community. The fieldwork was carried out during the months of September to December of 2013 in the houses of the participants. Results and conclusions: the cultural processes of the indigenous community of Totoró are modified by the different influences of the environment and globalization, which is demonstrated in their clothing and diet, as well as in the loss of their ancestral values and inherited beliefs of respect to the mother earth, and as a result of it, it is possible to contrast with the climate changes and the increase of illnesses more common to the settlers than to the indigenous.
Keywords: identity, ingigenous peoples, cultural diversity, food customs.
Introducción
La lucha indígena por la preservación de sus constumbres y modo de vida está documentada y demostrada desde “las prácticas discursivas de los pueblos indígenas han cruzado países y continentes” (Castro, 2008, p.21), por ello, desde el pensamiento de los pueblos, se estudia la naturaleza, estructura, componentes y principios fundamentales de la realidad, acogiendo el término cultura a lo que “engloba los modos de vida, ceremonias, arte, invenciones, tecnología, sistemas de valores, derechos fundamentales del ser humano, tradiciones y creencias” (González, 2003, p.125), por ello, para el grupo de investigación Salud y Motricidad Humana de la Universidad del Cauca, desde sus procesos de investigación
La cultura abarca todo el conjunto de costumbres, formas de vida, creencias entre otros, en las comunidades y en particular en la Tontotuna que se establece por herencia y costumbres de las familias, la manutención y el fortalecimiento de la cultura, la lengua, las creencias, la tradición oral, las formas de alimentación, la educación, la salud, las leyes y sus normas propias de autoridad, estas en cumplimiento de un deber, desde un punto de la buena voluntad en beneficio del desarrollo y fortalecimiento de la comunidad como tal (Bohorquez et al., 2006, p.43).
Para Castro (2008), hoy en día se considera que la presencia de diversas formas de conflictos culturales nacionales, religiosos, étnicos, indígenas representan la caracterización de la descomposición del pensamiento moderno; para la comunidad Tontotuna las influencias del medio son variadas y mediadas, por acción de la globalización y el contacto con personas de diferentes culturas, las que son un factor determinante e igualamente preocupante que ha modificado su modo de vida, debido a que han sido introducidas y acondicionadas a las diferentes formas de otras culturas y comunidades, conllevando a una pérdida de su identidad y olvido de las prácticas culturales que los identifican como indígenas, prácticas que son desconocidas y en muchos de los casos, como lo comenta Reyes (2005), destruidas o anuladas “con el fin expreso de conseguir su debilitamiento”, que consideramos está asociado a una pérdida de los modelos ancestrales importantes para la memoria Caucana y Colombiana y sustentan nuestra identidad.
El anterior análisis es el resultado de la interación con las personas del pueblo de Totoró, quienes no actúan, no visten ni dialogan como indígenas porque su cultura ha sido trastocada por una problemática que enfrentan las comunidades latinoamericanas, pues son ellos quienes sienten más la permeabilidad de las formas de vida externas.
La globalización y la modernización, conceptos conjuntos y que en palabras de Villarroel (2001), la primera no es más que el “producto de la fuerza del capitalismo, el cual, ha conducido a la centralización y a la integración —conllevando a— la desintegración de aquellos pueblos que no han podido alcanzar el desarrollo económico, político, social y cultural que poseen los países globalizadores” (p.472); son obstáculos para la preservación y conservación de la identidad cultural del pueblo de Totoró, debido a que el hombre se está acoplando a circunstancias que se imponen día a día en el contexto actual, el que le ofrece placeres y una oferta variada que los convierte en un híbrido multicultural.
Es indudable que la globalización no solo se relaciona con los aspectos de producción, sino que también como lo plantea Villarroel (2001), “crea un conjunto de valores, gustos, conceptos, creencias, normas y formas culturales que conducen a la homogeneización de los individuos y por tanto de la sociedad” (p.475), hecho que nos atañe investigar y suma su importancia al relacionarlo también con los procesos alimentarios, modificados e influenciados por otros patrones culturales, que afectan su estilo y modo de vida, propiciando un cambio en la salud de los pobladores de la comunidad, reflejando el paso de una dieta basada en alimentos propios de la región (inclusión de hiervas, achote) y preparados por ellos, a la vinculación de alimentos procesados con aditivos, lo que se denomina transculturación, “proceso inevitable del mundo multipolar, y representa una fuente para expandir los límites del régimen alimentario, y combinado con las modificaciones en el ámbito alimentario afectan el régimen en términos de producción y consumo” (Calanche, 2009, p.38).
En este sentido, “las inmigraciones constituyeron vasos comunicantes que fomentaron los cambios alimentarios pero en los casos de los pueblos indígenas ha traído consecuencias en la salud nutricional” (Rosique et al., 2010, p.276), lo que está lejos de ser óptima y por tanto, en muchos pueblos indígenas latinoamericanos se reconoce su alta vulnerabilidad nutricional, que lleva a que se incrementen patologías crónicas no trasmisibles como la hipertensión arterial y la diabetes, entre otras, aspectos relevantes que demarcan en la comunidad nuevos eventos adversos que indican cómo la globalización y la modernidad influyen en las costumbres autóctonas de una comunidad.
Material y Métodos
Este estudio se realizó con los habitantes indígenas del municipio de Totoró del departamento del Cauca; la población total corresponde a 18.960 habitantes, que desde la pre-conquista estuvo habitado por la etnia Páez, la cual está conformada por las familias Totoró, Novirao, Paniquita, Polindara y Jebala, quienes mantenían relaciones con los grupos indígenas vecinos como los Coconuco, Guambianos y Yanaconas; en Totoró básicamente, se encuentra un predominio del sistema de producción primario, piscícola, agrícola y ganadero, evidenciado en el texto totoró: Grupo indígena de Totoró.
Metodología
El proceso investigativo se desarrolló durante el 2013 a través de conversatorios y entrevistas guiadas en profundidad con preguntas específicas, que permitieron llegar al objetivo planteado de identificar las concepciones culturales y modificaciones en los estilos de vida que se han presentado en la población tontotuna. La muestra que participó en las entrevistas y con las que se trabajó directamente fueron interlocutores claves de 4 taitas y 8 hombres representantes de la comunidad. El trabajo de campo se realizó durante los meses de septiembre a diciembre de 2013. Se utilizó la técnica de entrevista en profundidad, la cual permite la interacción entre las personas, fomenta respuestas más ricas y el aporte de ideas nuevas y originales, se empleó un procedimiento de análisis e interpretación de los mismos durante todo el año 2013.
El maíz es esencial para todo, él nos da la fuerza, energía y resistencia en las largas horas de trabajo, con el maíz si se tiene sed, se hacen bebidas o si tenemos hambre, las mujeres hacen las masa, el pan de maíz y arepas.
Consideraciones éticas
Se tuvo en cuenta lo dispuesto en la Resolución 8430 de 1993 del Ministerio de Protección Social de Colombia para investigación con personas, donde se presentó el proyecto a los representantes indígenas de la comunidad y una vez explicado y comprendido, se diligenció el consentimiento informado. El trabajo de campo estuvo acompañado por los representantes indígenas, considerando el estudio con riesgo mínimo de lesión en el ámbito cultural.
Análisis de la información
Se llevaron diarios de campo y grabaciones de audio, los cuales fueron sistematizados igual que las entrevistas en profundidad; se codificaron los relatos teniendo en cuenta los grupos a los que pertenecían las personas, si eran los taitas se identificaron con la letra “T” y si era representantes de la comunidad con la letra “R”, acompañado del número respectivo que se le dio a cada persona en el que se resaltan las seis categorías: concepciones culturales; formas de alimentación; educación; leyes y normas propias de autoridad; vestimenta; y vivienda. El maíz es esencial para todo, él nos da la fuerza, energía y resistencia en las largas horas de trabajo, con el maíz si se tiene sed, se hacen bebidas o si tenemos hambre, las mujeres hacen las masa, el pan de maíz y arepas.
Resultados
El presente trabajo, teniendo en cuenta las categorías emergentes, se desarrolló de la siguiente manera:
Concepciones culturales. El concepto de cultura abarca diferentes dimensiones como la lengua, las creencias, la tradición oral, las formas de alimentación, la educación, la salud, las leyes y sus normas propias de autoridad. Como resultado del proceso se pudo destacar cómo la lengua tradicional ha sido utilizada desde sus antepasados hasta la actualidad como una herencia propia, pero en esta época solo la emplean los taitas o adultos mayores para dirigirse a la gente de la comunidad con el fin de trasmitir sus enseñanzas y ritos, “es lo que nos identifica como comunidad, además es la forma como podemos dialogar tranquilamente sin presiones” (T2), es concebida como “algo natural y propio de nuestra gente que no han podido quitarnos”, pero que los jóvenes no quieren entender la importancia que tiene y lo identifican como “la necedad de nuestros hijos y el encanto de lo moderno ha hecho que ya no se hable nuestro legado”(R3). Es evidente que esta tradición ancestral se vincula directamente a sus creencias, las que son transmitidas por sus mayores, situación que demarca un cambio y ya son pocos los que siguen algunas de las actividades propias de la comunidad indígena, “los niños se enchumbaban para que no se les torcieran las patas, ahora ya los jóvenes ya no hacen caso” (T4); otras acciones empleadas para mantener la tradición son las asociadas a labores de tala, roza, quema, siembra y cosecha de las plantas cultivadas que obedecían a calendarios muy utilizados, “hoy con todas esas vainas y sustancias raras han hecho que la madre tierra se ponga brava y no nos de la fecundidad que antes había” (R1), “siempre se hacía un saludo al sol y la luna para ser bendecidos con la siembra y cosecha” (T3), pero indican que al no hacerse estos ritos, “hemos perdido la bendición y por eso los malos espíritus están llenando a la tierra de energía negativa que están haciendo los cambios de clima” (T2).
Las formas de alimentación son concebidas desde los insumos importantes parar adquirir energía en su jornada laboral. En la actualidad, se sigue conservando el maíz como grano que propicia en general su alimentación dotándolos de energía y complemento de sus comidas para quedar satisfechos, a ello le añadían el achote o azafrán para sasonar los alimentos, que de igual manera han sido cambiados por caldos y condimentos, “la sopa de mute con verduras se hace porque este es la bendición del sol, para seguir fuertes en el campo” (T2), “el maíz es esencial para todo, él nos da la fuerza, energía y resistencia en las largas horas de trabajo, con el maíz si se tiene sed, se hacen bebidas o si tenemos hambre, las mujeres hacen las masa, el pan de maíz y arepas” (R8).
En el proceso de recolección de la información queda claro, como lo exponen muchos de los informantes, que estas formas de alimentación ya no son adoptadas por los jóvenes, quienes han añadido otras opciones de consumo, “los muchachos ya no creen en las bendiciones que nuestro pueblo ha tenido con el maíz, hora solo comen chucherías que lo que hacen es engordarlos y no quedan bien nutridos” (T3); adicionalmente, formulan esos consumos ajenos a los hábitos de alimentación como los causantes de enfermedades, “antes nosotros vivíamos mucho tiempo y no sufríamos de azúcar en la sangre o esa cosa de la tensión alta” (R5), asocian la enfermedad a la comida no propia de la región y un estereotipo propio de los colonizadores, “es triste ver cómo nosotros alcanzamos a conocer a nuestros nietos y biznietos, pero ahora hay muchos hijos de nuestros hijos que duran poco” (T1).
[...] el lenguaje propio de la comunidad es considerado su legado para las generaciones futuras y un medio propio para demostrar su soberanía al relacionarse con los colonos [...]
La educación ha sido transformada e influenciada por extrernos, debido a que los hijos de las personas que viven en el pueblo de Totoró van a una escuela y son formados en el proceso educativo muchas veces hasta llegar a una institución universitaria; “anteriormente los hijos eran educados por sus padres y enlistados a las jornadas laborales” (R6). Considerando que la escuela es un sitio de influencia para la aculturación, “en la escuela no se les enseña lo del campo, se les da ideas que los hacen ambiciosos, no se les muestra la importancia de nuestra cultura, el dialecto y las sanas costumbres” (T4), se le considera pues a esta instancia, como un factor para la pérdida de identidad de la comunidad indígena.
Las leyes y sus normas propias de autoridad son aún respetadas por los pobladores; esta comunidad indígena tiene un gobernador, un tesorero y alguaciles; sus normas o acuerdos son impartidas por los concejeros municipales, quienes ejercen su propia autoridad. Quien incumpla o viole las normas de convivencia será castigado o en defecto, entregado a un centro de reclusión penitenciario según lo consideren. “Es importante cómo hemos hecho respetar nuestro sistema de gobierno, pues nosotros tenemos más conciencia de los malos hábitos y respetamos a nuestros iguales, que los colonos” (R5), por ello en su camino siempre está el bastón de mando, “el bastón de mandoaparte de darnos firmeza en la caminata diaria nos da un orden y jerarquía” (T1). Los informantes tienen muy claro la diferencia entre las personas ajenas a la comunidad y mencionan: “los de afuera tienen a la sociedad hecha un desorden, pues no tienen respeto hacia la tierra ni hacia sus semejantes” (R7); “cada uno de ellos no se preocupa por el vecino y viven como en islas, muy acomodados, pero solos” (R4).
El vestuario es otro indicador de la cultura, su traje tradicional e indumentaria (figura 3) es solo utilizado por muy pocas personas, como los mayores de la comunidad, quienes sienten y creen en su tradición, “toda nuestra ropa es fruto de la tierra y los animales con la que la madre tierra nos bendice para calmar el frío y como herencia de nuestro pueblo” (T4). Hoy en día, la vestimenta y los implementos que se utilizan están influenciados por efecto de la globalización y la dinámica de interacción con personas de otras comunidades, debido a que se encuentran muy cerca a centros urbanos y se encargan de llevar la imitación de otras culturas a la propia, diferenciándose entre ellos por su forma de vestir, algunos llevan una ruana ancestral mientras otros una chaqueta de marca o a la moda actual.
La vivienda es entendida como el punto central para su desarrollo y centro de su familia “la casa es el sitio de convivencia, donde compartimos con nuestra familia y amigos” (R2), “no se invita a cualquiera a la casa, pues puede traer malos espíritus y desgracia” (T3). Este hogar consta de una zona llamada fogón, donde se preparan los alimentos, alrededor del cual se sientan los integrantes de la familia para conversar y dialogar acerca de lo sucedido y vivido en el día por cada uno de los miembros de este hogar, “la vivienda es el punto focal de nuestra comunidad, aquí solucionamos los problemas de la familia” (R2), este era un lugar de suma importancia para la formación y fomentación de los valores tradicionales, “en la casa es donde se orienta a los hijos y familia, damos los valores y el respeto a nuestras creencia”(T1). En la vivienda se colocan o adorna con diferentes objetos, ya sea “para traer la prosperidad o ahuyentar el mal de ojo, de los enemigos” (R3), los objetos encontrados son cueros de vaca o ciertos materiales para el paso de la noche y descanso.
Discusión
Los diferentes aspectos analizados dieron pie a importantes hallazgos que denotan lo crucial para el mantenimiento de la cultura e identidad de una comunidad y cómo la diversidad es un elemento clave de una sociedad; así, para la comunidad indígena de Totoró la cultura es la identidad de la comunidad, forma de proyección de sus costumbres ancestrales al futuro, en cohorencia con ello, López Hernández y Teodoro Méndez (2006) indican que
La cultura es la red o trama de sentido con que le damos significado a los fenómenos o eventos de la vida cotidiana [...] es la producción de sentidos, como el de los fenómenos y eventos de la vida cotidiana de un grupo de humanos determinado (p.18).
Ante ello es imprecindible que los gobiernos medien estrategias para mantener los procesos culturales de nuestras comunidades indígenas y desde las universidades se generen procesos de integración cultural reconociéndose como focos de interaccion e inclusión social.
El lenguaje es concebido como una forma propia de cultura y como elemento integrador, pero hoy en día, muestra gran debilitamiento en relación a siglos pasados; Rojas Chaves (2002) considera que una situación que ha contribuido a que las comunidades indígenas vayan perdiendo su identidad lingüística es la “idea republicana de crear una nación unificada, uniforme, reunida bajo una sola lengua y una cultura nacional (p.179)”, esto se refleja muy bien en el contexto escolar, donde el estudiante indígena ingresa con diferentes niveles de conocimiento en cuanto a su lengua autóctona y del español, pero a medida que pasa el tiempo, se fortalece más el español por ser considerado en las instituciones educativas como el lenguaje oficial, situación amerita la importancia de vincular cátedras que fortalezcan los procesos culturales de las comunidades indígenas y visibilizar la multiculturalidad del pueblo colombiano.
La mayoría de la comunidad indígena que aún se encuentra habitando en el pueblo de Totoró manifiestan que a pesar de la influencia externa, se siguen conservando algunas costumbres, como visitar el médico tradicional y consumir sus remedios naturales, fuente propia y divina de la Pacha Mama, pero son las costumbres de los colonos las que han llevado las enfermedades a la comunidad, situación presentada por Cardona Arias y Rivera Palomino (2012), ratificando la importancia de vincular a los procesos salud-enfermedad, los dos saberes, el de medicina tradicional indígena y medicina occidental, pues desde los dos conocimientos, “las acciones sanitarias presentan mayores beneficios cuando introducen aspectos socioculturales, experiencias y saberes acumulados por los actores sociales, cuando buscan la integración social, emplean formas discursivas próximas al lenguaje de la comunidad” (p.480). Hacia este mismo fin, si la medicina tradicional indígena fuera reglamentada como en otros países, cobraría gran relevancia en los procesos de la salud intercultural, constituyéndose un apoyo en las regiones alejadas de los centros urbanos.
Las relaciones que surgen con la vivienda indican que un hábitat adecuado hoy en día:
Significa algo más que tener un techo para protegerse. Significa también disponer de un lugar con privacidad, espacio suficiente, accesibilidad física, seguridad adecuada, seguridad de tenencia, estabilidad y durabilidad estructurales, iluminación, calefacción y ventilación dignos, una infraestructura básica que incluya abastecimientos de agua, saneamiento y eliminación de deshechos, factores apropiados de calidad de medio ambiente y relacionados con la salud, y un emplazamiento adecuado y con acceso a fuentes de trabajo y a los servicios básicos, todo ello a un costo razonable (Rodríguez, 2011, p.168).
Pero como se aprecia en el registro fotográfico, lo que es una vivienda para el indígena totoroez tiene un sentido y significado cultural, ya que la posición de las ventanas son usadas como un reloj, que cuando pasa la luz y se sitúa en diferentes partes de la casa, esta cumple las funciones de las manecillas del reloj; en el centro de la casa funciona la tulpa, ritual alimenticio de concentración familiar, en los puntos clave de la casa se empleaban de la siguiente manera: cuando nacía una niña y se le caía el ombligo, lo enterraban junto a la tulpa como creencia “que la niña fuera buena ama de casa” y cuando nacía un niño se votaba el ombligo o lo sembraban en la esquina de la casa para que el hombre fuera responsable. Estos son actos de voluntad y de entendimiento propio de su cultura.
Cabe considerar que con la llegada de los colonizadores no se tuvo en cuenta y no se respetó los logros alcanzados por las comunidades, siendo así la implementación de sus formas de gobierno como los cabildos, con el fin de poder controlar, manejar y gobernar a las personas, motivo por el cual se elaboraron leyes y normas que debían ser cumplidas, para llevar una vida en sociedad, es de este modo que el artículo 7 de la Constitución Política Colombiana estableció el principio de diversidad étnica y cultural, donde reconoce y protege la diversidad cultural de la nación colombiana, dando la posibilidad a que las comunidades indígenas tengan sus propios sistemas de gobierno.
En épocas anteriores a la actual, las personas de la comunidad no requerían y no necesitaban recursos económicos (dinero) para adquirir bienes y/o productos para su supervivencia, ya que las labores realizadas por ellos en el campo o en la que ellos consideran como la madre tierra, les permitía cultivar y adquirir una serie de mercancias, que eran intercambiados (trueque) con otras personas que tenían productos diferentes a los cultivados por ellos, este trabajo e intercambio lo realizaban por un deber de la comunidad, deber que contenía una buena voluntad para el bien de un colectivo cultural.
Si bien es cierto que estas personas trabajaban por un deber de la comunidad, los colonizadores se aprovecharon de ellos, explotando la mano de obra pagándola en forma barata, para trabajar las tierras que ellos les habían quitado. Castro (2008) evidencia que “los pueblos indígenas figuran entre las poblaciones que más sufren el cambio climático y los daños ambientales” (p.26), hechos que están transformando el sustento de la comunidad indígena, volviéndola una población marginada como lo plantea De la Vega (2000).
Es claro que la cultura “no se hereda sino que se trasmite de generación en generación a través del proceso de enseñanza y el aprendizaje”, como lo sustentan Nikolaou & Kanavouras (2006, p.65), por ello la responsabilidad que tienen los taitas de trasmitir sus creencias y ritos es de importancia para su comunidad, pero su limitante se presenta en la disposición de los jóvenes y la influencia del medio a asumir esta identidad, es así como Smeke (2006) menciona que en la medida que eran colonizados, se fue debilitando uno de los componentes más importantes de la cultura, la identidad propia.
Es evidente cómo la comunidad indígena de Totoró concuerda con Araneda, Amigo y Bustos (2010), quienes manifiestan que el grupo de edad “más vulnerables a los cambios culturales-alimentarios, quienes están más expuestos a la publicidad alimentaria televisiva y a la aceptación que reciben de sus pares al consumir golosinas asociadas al concepto de modernidad y juventud (p.31)”. Puesto que los jóvenes no creen y no les gusta comer frutas y verduras, hecho que también se plantea en diversas investigaciones, quienes han comunicado una baja ingesta de frutas y verduras y una alta ingesta de alimentos de alta densidad energética y de “snaks” dulces y salados, lo que podría influir en las elevadas cifras de obesidad y alta prevalencia de enfermedades crónicas no transmisibles en la edad adulta (Castillo y Romo, 2006).
Situaciones que deben enfrentarse desde la educación y desde la prevención con conductas apropiadas que tiendan a disminuir el consumo y hábitos nocivos que conlleven a la adquisición de enfermendades crónicas no trasmisibles.
Por consiguiente, se puede apreciar que muchos de los indígenas jóvenes están desplazándose a las zonas urbanas realizando funciones aisladas a la conservación de las raíces de su cultura, hecho que debe ser un indicador de alarma enfrentando a la comunidad a una situación de vulnerabilidad y pérdida de su propia identidad a futuro, esto debido a “la imposicion del proyecto de modernidad que, por su naturaleza, desconoce los estilos de vida de los grupos humanos” (Arias, 2011), que ha fomentado que la aculturalización sea notorio en las comunidades indígenas y afrocolombianas de nuestro país.
Otro aporte indirecto del proceso investigativo fue el rol que asume la mujer en la alimentación de la comunidad, infiriendo que es un eslabón importante, pues su creatividad y buen sazón confieren a la comunidad un sustento para el desempeño de las labores de los hombres.
La tradición prehispánica sexista se vio incrementada por el machismo que observaron los españoles durante y después de la conquista de la Nueva España. Imposible soslayar la función alimentadora que requerían los ejércitos de Hernán Cortés en sus campañas americanas y que motivó que un cacique, al parecer del actual estado de Tabasco, notó que el conquistador no traía mujeres para “aderezar la comida del ejército (por lo que), le regaló veinte esclavas entre las cuales acertó á hallarse “Doña Marina” (García Sánchez, 2013:28) (citado en Serrano Barquín y Zarza Delgado, 2013, p.84).
Hecho que no ha cambiado debido a que en la actualidad, la mujer indígena campesina encara grandes dificultades en su vida cotidiana, en el interior de sus familias y comunidades que impiden su pleno desarrollo social, obstaculizando el encuentro de la relación complementaria de su labor personal y productiva. Aunando a esto,
El prejuicio de género, la desconsideración del ámbito rural y de la población nativa, provocan desigualdad de oportunidades básicas para la mujer indígena campesina, desde la falta de estímulos para desarrollar talentos personales, las dificultades en el acceso a una educación superior y a una preparación profesional, hasta la participación no equitativa en las funciones sociales de la familia y la comunidad (Galindo, De la Vargas y Ciruela, 2012, p.102).
Conclusiones
Se hace evidente cómo la comunidad indígena de Totoró representa un legado cultural importante para el Cauca, pero a la vez, se observa que su identidad está en la actualidad siendo amenazada por los procesos sociales a los cuales están sujetos los jóvenes, caso de la moda y urbanismo, notando a los Taitas o adultos de la comunidad preocupados y apremiados por continuar con su legado de tradiciones.
De la misma manera, se puede inferir que el lenguaje propio de la comunidad es considerado su legado para las generaciones futuras y un medio propio para demostrar su soberanía al relacionarse con los colonos, situación que de la misma manera los perturba al no ser fundamentado en la escuela.
Cabe notar que la comunidad de Totoró presenta un respeto importante hacia la madre tierra, al considerarla como la fuente de vida y bienestar, gestora de su alimento y protección, pero la falta de respeto ha inducido a cambios climaticos y presencia de enfermedades interpretadas como la pérdida de su bendición.
Es indudable que los hábitos alimenticios y creencias de la comunidad de Totoró se han modificado y se ha convertido en una transculturalización alimentaria, de vestimenta y vivienda, generando pérdida de algunos valores ancestrales y desplazamiento de alimentos propios del pueblo totoruno, que les daba fuerza y resisitencia para soportar las jornadas laborales.
Las entrevistas con los taitas y adultos de la comunidad de Totoró revelan el temor por la mortalidad de su pueblo y cómo los hábitos de vida y la pérdida de numerosas costumbres, han llevado a disminuir su nutrición y esperanza de vida, asociada a patologías como la hipertensión arterial y la diabetes.
La comunidad considera que la educación impartida por las instituciones educativas ha conllevado a un proceso de aculturización, pues la responsabilidad que antes era de los padres en la educación de sus hijos para las labores del campo, cambió a otras acciones urbanas alejándolos de sus raíces.
A manera de conclusión, se puede indicar que la comunidad indígena de Totoró considera que está sufriendo un proceso de aculturización que puede desenvocar en pérdida de sus raíces ancestrales, que modifica su modo de vida, las características propias de su identidad representadas en su vestimenta, vivienda y creencias.
Una manera de mantener viva su cultura, es vincular en los diferentes escenarios educativos cátedras que fortalezcan los procesos culturales y se visualice la multiculturalidad del pueblo colombiano. Aunque el pueblo indígena de Totoró realza el papel de la mujer dentro de los procesos de crianza y alimentarios, es cierto que la mujer sigue siendo relegada a labores de la casa y se evidencia poca inclusión en las decisiones comunales y de gobernabilidad.
Agradecimientos
A la Universidad del Cauca, por su colaboración con relación al tiempo; a la comunidad de Totoró, por su tiempo y disposición; y al auxiliar de investigación Lorimer Tróchez Girón.
Referencias
Araneda, F.; Amigo, H. y Bustos, P. (2010). Características alimentarias de adolescentes chilenas indígenas y no indígenas. ALAN, 60(1), 30-35.
Arias, L.A. (2011). Indígenas y afrocolombianos en situación de desplazamiento en Bogotá. Revista Trabajo social de la Universidad Nacional, (13), 61-76.
Bohorquez, F. et al. (2006). Abordando la discapacidad desde la vivencia. Revista de La Facultad de Ciencias de La Salud Universidad Del Cauca, 8. Recuperado de http://www.facultadsalud.unicauca.edu.co/revista/backweb/Revista/Revista/0803092006.html
Calanche, J.B. (2009). Influencias culturales en el régimen alimentario del venezolano. Revista Anales venezolanos de nutrición, 22(1).
Cardona Arias, J. y Rivera Palomino, Y. (julio-septiembre, 2012). Representaciones sociales sobre medicina tradicional y enfermedades foráneas en indígenas EmberaChamí de Colombia. Revista Cubana de Salud Pública, 38(3). Recuperado de http://scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0864-34662012000300013&lng=es
Castillo, D.C. y Romo, M. (2006). Las golosinas en la alimentación infantil. Revista chilena de pediatría, (77), 189-193.
Castro, L.M. (2008). La universalización de la condición indígena. Revista Alteridades, 18(35), 21-32.
De la Vega, E.S. (2000). Indígenas y marginación. Revista Política y Cultura, (13), 277-293.
Galindo, F.C.; De la Vargas, J.M. y Ciruela, A.M: (2012). La mujer indígena campesina en Bolivia y su objetivo de igualdad. Propuesta de aplicación de un mapa estratégico basado en valores cooperativos. Revista de Estudios Cooperativos, (107), 98-128.
González, M.S. (2003). Cultura, mundo indígena y educación. Revista de teoría y didáctica de las ciencias sociales, (8), 125-139.
López Hernández, J.R. y Teodoro Méndez, J.M. (2006). La cosmovisión indígena Tzotzil y Tzeltal a través de la relación salud-enfermedad en el contexto de la medicina tradicional indígena. Revista Ra Ximhai, 2(1), 15-26.
Nikolaou, G. y Kanavouras, A. (2006). Identidad y pedagogía intercultural. Revista Interuniversitaria de formación de profesorado, 20(1), 61-90.
Reyes, G.L. (2005). Historia y grupos indígenas. Revista Desacatos, (17), 177-180.
Rodríguez, L.A. (julio-diciembre, 2011). La transformación dela vivienda indígena. Proyectos de desarrollo e influencias externas. Revista Bitácora Urbano Territorial, 167-179.
Rojas Chaves, C. (2002). La enseñanza de las lenguas indígenas en Costa Rica. Revista electrónica Educare, (2). Disponible en http://www.revistas.una.ac.cr/index.php/EDUCARE/article/view/997
Rosique, G.J.; Restrepo, M.T.; Manjarrés, L.M.; Gálvez, A. y Santa, M.J. (2010). Estado nutricional y hábitos alimentarios en indígenas embera de Colombia. Revista chilena de nutrición, 37(3), 14-22.
Serrano Barquín, H. y Zarza Delgado, M. (septiembre, 2013). Roles sociales mestizos e indígenas: efectos en violencia derivada de rituales y tradiciones. Raximhai, 9(3), 81-97.
Smeke, Z.Y. (2000). La resistencia: forma de vida de las comunidades indígenas. Revista El Cotidiana, (16), 92-102.
Toda Colombia. (s.f.). Totoro: grupo indígena Totoro. Toda Colombia es mi pasión, ubicación geográfica del pueblo Totoró. [On line]. Disponible en http://www.todacolombia.com/etnias/gruposindigenas/totoro.html
Villerroel, M.E. (2001). Globalización, cultura y exclusión social. Revista Fermentum, 11(32), 470-476.
Notas
Notas de autor