POEMA DE EXHORTACIÓN PIADOSA:
MAQṢŪRAT AL-ŶAWHARA DE ABŪ MADYAN.
TRADUCCIÓN Y NOTAS
Ahmed SHAFIK*
Universidad de Oviedo
1. Entrada
El texto que aquí se traduce enteramente es una obra poco conocida de Abū Madyan. Se trata de un poema de exhortación piadosa, admonición o waˁẓ. El maestro andalusí-magrebí es uno de los sufíes, capaz de reflejar su doctrina tanto en verso como en prosa. En efecto, cultivó creativamente la poesía, apoyado en su conocimiento de corrientes poéticas y literarias, tanto populares como cultas, empleando un modelo de lenguaje especialmente eficiente para la transmisión de su experiencia vivencial. Con un mejor conocimiento de la historia del sufismo, fue Abū Madyan quien, al contrario de la opinión de F. Corriente, se mostró como un pionero al introducir en su obra poética la moaxaja y el zéjel en el campo místico([1]).
Alejado del carácter espiritual que caracteriza la mayoría de su obra poética, Abū Madyan aquí hace las veces de un wāˁiẓ ‘maestro/predicador’, lo suficiente preparado y maduro para revivificar los sentimientos religiosos de los asistentes. Entre los temas tratados en maqṣūrat al-ŷawhara ‘la perla’, fundamentalmente religiosos, destaca el cumplimiento de las normas del Islam, la compañía de los sabios, la disciplina ascética y el interés por el estudio. Muchas otras cuestiones cobran carta de naturaleza en este poema que brinda diversos ejemplos de la práctica de piedad, pero en este trabajo me restringiré a ofrecer la traducción del texto, a cuyas notas remito al lector.
En otros estudios he tratado con pormenores la biografía de Abū Madyan([2]). Nació hacia el año 509/1115-16 a orillas del Guadalquivir, en la fortaleza de Cantillana, al noreste de la ciudad de Sevilla. Buena parte de su vida transcurrió en Bugía, una ciudad situada en la costa argelina, donde propagó sus enseñanzas. En 589/1193, murió cerca de Tremecén (Argelia), ciudad que se ha convertido en centro espiritual, donde se formaron ilustres sufíes que siguieron la huella del maestro sevillano.
Sus principios doctrinales tuvieron una influencia de gran envergadura en el pensamiento sufí, según la información transmitida por los hagiógrafos contemporáneos, las fuentes posteriores, y especialmente los comentarios de Ibn ˁArabī (m. 1165/1240), que se declara seguidor de sus enseñanzas y uno de sus discípulos indirectos([3]).
La obra poética del maestro de Bugía fue objeto de varias ediciones, reimpresiones, traducciones y estudios al menos desde el año 1938([4]). Pero no fue hasta el año 2011, cuando Q. Suˁūd y S. al-Qurašī editaron por primera vez Maqṣūrat al-ŷawhara, a base de un solo manuscrito, núm. 6921 , de al-Jizāna al-Ḥasaniyya en Rabat([5]). Su publicación no ha despertado el interés de los estudiosos. Unos años después, tuve la oportunidad de hallar en Trípoli (Libia) otro manuscrito de la Maqṣūra, más completo, que aporta otros 14 versos. Este hecho me motivó para realizar una nueva edición crítica que amplía el texto y también inscribe las fuentes y paralelismos, incluye concisas notas sobre citas coránicas, hadices y personajes, ausentes en el poema ya publicado, y se anotan las variantes([6]).
Sobre la autoría de Abū Madyan, no hay sombra de duda de su autenticidad, conforme bien expone la entrada al poema: «Esta es una maqṣūra del šayj, el gnóstico, Sīdī Abū Madyan»([7]).
2. Los predicadores (wuˁˁāẓ)
en el occidente islámico
La práctica de prédica y exhortación ha gozado de un desarrollo significativo en el Oriente islámico([8]). La producción escrita de la actividad no solo se limita a ulemas, ascetas y místicos([9]), sino que incluye también a célebres literatos([10]). De estos escritos, basados fundamentalmente en el Corán, colecciones de hadices y transmisiones de compañeros del Profeta e insignes sabios de época temprana, se desprende una exhortación a la dedicación a la vida de piedad, virtud, ejemplos de conducta, ascesis, con constante mención al premio del paraíso y al castigo del infierno. Para llevar a cabo esta práctica, los predicadores, desde una perspectiva pedagógica, emplean insistentemente el procedimiento de al-targīb wa-l-tarhīb ‘motivación e intimidación’, procedimiento que se ha convertido en género propio en la literatura de índole religiosa([11]).
Según los datos ofrecidos por la literatura hagiográfica y los repertorios bibliográficos en al-Andalus y el Magreb, se aprecia la existencia de diversos virtuosos, calificados de wāˁiẓ (pl. wuˁˁāẓ) y se hace mención expresa a su pensamiento religioso([12]). Bien sabido es que Abū Madyan ejercía la función de wāˁiẓ en las reuniones de prédica, sistemáticamente organizadas en su zagüía, conocida localmente como rābiṭat al-Zayyāt, incluso en su propia casa, invitando a la multitud al arrepentimiento y conversión (al-tawba wa-l-ināba)([13]).
Tres siglos antes, el libro de Riyāḍ al-nufūs [Jardín de almas] da constancia de la actividad de los predicadores del norte de África. Sirva de ejemplo, Saˁīd ˁAbd al-Salām Saḥnūn (m. 240/854), autoridad de la doctrina mālikī en el Magreb, conocido por sus exhortaciones, vida austera y adhesión al rábida de al-Mustanīr, cerca de Susa. Muchos de sus adeptos fueron célebres por exhortación y ascesis. Entre ellos, sobresalen dos poetas alfaquíes, Aḥmad ibn Abī Sulaymān Dāwūd al-Ṣawwāf (m. 291/903) y Abū ˁAbd Allāh Muḥammad ibn Zarzar, muerto en el mismo año([14]).
Al-Tamīmī redacta tres biografías de predicadores, de los cuales recibió educación espiritual en Fez, sin mencionar el año de defunción: primero, el alfaquí Abū ˁAbd Allāh Muḥammad ibn Yabqà: «Recita poesía acerca de la ascesis, escrupulosidad y exhortación piadosa»([15]); segundo, ˁAmmūr al-Baṭṭāṭ: «Enseñaba el libro de Iḥyāˀ [Revitalización] explicándolo al modo de los sufíes. Fue también un predicador del cual se recibe exhortaciones»([16]); y por último, Abū ˁAlī al-Jarrāṭ: «Tanto los alfaquíes como los ulemas de su tiempo le veneraban y escuchaban sus exhortaciones»([17]).
Al-Ṭāhir al-Sadafī ofrece la biografía de un predicador de su época en el Magreb, su nombre es Abū al-ˁAbbās Aḥmad ibn ˁUbayd Allāh, conocido como al-Fāyada (m. ¿?). Dice de él: «Se dedicaba a predicar la ascesis y los relatos que suavizan el corazón (al-raqāˀiq). Exhortaba a la multitud en su mezquita»([18]). Ibn al-Zayyāt al-Tādilī, por su parte, recoge la biografía de algunos predicadores que ejercían su actividad en varias rábidas. En la rábida de Šākir, predican Abū Mahdī ibn Ŷilldāsn (m. 560/1164 aprox.) y Abū Muḥammad Tīliŷī (m. 605/1208)([19]); en la rábida de ˁAraba, Abū Walŷūṭ (m. 608/1211 aprox.)([20]); en el monte de Raŷrāŷa, Abū Zakaryā ibn Yaḥyà ibn ˁAlī al-Zawāwī (m. 611/1215), que reducía sus admoniciones a la mención del infierno y los horrores del día del Juicio, hasta que Abū Madyan le recomendó: «No hagas que el público se desespere, y recuérdale la buena retribución de Dios»([21]); en la mezquita del alcázar, los viernes, Ibn al-Ḥaŷŷām al-Wāˁiẓ (m. 614/1217)([22]); y por último, la audiencia de Abū Isḥāq al-Mayūrqī al-Wāˁiẓ en Fez([23]).
En un pasaje interesante, Ibn al-ˁArīf nos habla de los predicadores itinerantes en al-Andalus, arrojando luz sobre su formación científica y su cultura religiosa:
[Un compañero] se había encontrado con una
comunidad espiritual (qawm) en uno de
los llanos desiertos, a los que no se les prestaba atención cuando entraban en
los pueblos, no se les conocía de nada, tan solo se dedicaban a la
plegaria (duˁāˀ) para el bien de los
musulmanes. Me habló sobre uno de ellos que memorizaba el libro de al-Bazzār([24]) sin escapársele ni una
palabra y conocía perfectamente la ciencia de la lengua árabe y las lecturas
[coránicas] (ˁilm al-ˁarabiyya wa-l-qirāˀāt), la ciencia de los dictámenes (ˁilm al-fatāya) de la escuela (maḏhab) de Mālik([25]) hasta especializarse en
este campo de saber. Todos son doctos en la ciencia de los estados (aḥwāl), moradas (maqāmāt), indicios de los comienzos y finales, los diversos
preceptos y el aislamiento para dedicarse a rezar por la gente con misericordia
y presencia divinas([26]).
Es importante también tener muy presente la introducción de la literatura de exhortación piadosa de origen oriental que debió de influir sobremanera en el desarrollo de este género([27]). Valgan un par de ilustraciones, el primer ejemplo alude a la emulación y comentarios de un poema de Abū al-ˁAlāˀ al-Maˁarrī, titulado Malqà al-sabīl [Encuentro de caminos]([28]); y el segundo, la imitación de las prédicas de Ibn al-Ŷawzī (m. 597/1116) transmitidas en al-Andalus por el célebre viajero valenciano, Ibn Ŷubayr (m. 6 1 4/1217), quien frecuentó sus sesiones en Bagdad([29]). Uno de sus imitadores fue Abū al-Mutarrif ibn ˁAmīra al-Majzūmī (m. 658/1259), como bien reflejan las palabras de al-Marrākūšī (m. 703/1303): «Tiene escritos de exhortación piadosa al modo de Abū al-Faraŷ ibn al-Ŷawzī»([30]).
Para concluir este apartado, es importante recordar que esta actividad de exhortación piadosa no reglamentada, en contraposición a la que se realizaba en las mezquitas en ciertas ocasiones, como la oración del viernes, suscitaba recelo y desconfianza en los ulemas más estrictos. En efecto, los gobernantes temían que esta clase de admoniciones adquiriesen una funcionalidad política que sirviera de respaldo a un nuevo papel social para el predicador en contra del poder establecido([31]).
3. Temática de la obra
Maqṣūrat al-ŷawhara de Abū Madyan es, fundamentalmente, un poema dedicado a la admonición y guía (al-waˁẓ wa-l-iršād), una clase de discurso religioso que habría alcanzado cierto esplendor en el occidente islámico, como queda dicho antes. Se trata de una colección de sabiduría condensada, avisos y exhortaciones en verso, generalmente breves y fáciles de recordar, con el fin de guiar rectamente al auditorio.
La sabiduría que predica Abū Madyan viene de la tradición profética, su principio es el temor de Dios, forma al común de los fieles y procura la felicidad en esta vida y en la otra. Los temas más diversos son abordados sin concierto y con reiteraciones: ordenar el bien y prohibir el mal, desdén hacia el mundo y sus vanidades, ascesis, etc. El maestro de Bugía propone una aplicación moral que sirve de reglas de conducta, se muestra fervoroso del culto e insistente en la búsqueda de la sabiduría. Se siente enormemente orgulloso de los eruditos musulmanes; se detiene sobre todo en los tradicionistas y los maestros sufíes y recuerda sus instrucciones y enseñanzas. Pone el acento también en la fe en una retribución de ultratumba, y esta fe estará adherida a la creencia en la resurrección de los muertos, ya que en la visión tradicional del Islam, afín en gran medida a la mentalidad de los beduinos árabes, no concibe una vida del espíritu separado del alma carnal. Por tanto, los fieles, rodeados de toda suerte de placeres, disfrutarán eternamente junto a Dios y Su Profeta, y los impíos, a la inversa, recibirán un castigo ejemplar.
El papel del wāˁiẓ ‘predicador’ depende considerablemente del dominio de la técnica oratoria y de su capacidad para cautivar la atención a base de uno de los recursos coránicos, conocido en la retórica árabe como antítesis: al-targīb wa-l-tarhīb ‘motivación e intimidación’, o lo que es lo mismo, al-waˁd wa-l-waˁīd ‘promesa y amenaza’, a saber, despertar el anhelo (a los placeres del paraíso) e infundir miedo (por el castigo del infierno). Lo que viene a ser en lenguaje más desarrollado en la vía sufí, al-jawf wa-l-raŷāˀ ‘temor y esperanza’([32]). La antítesis dibuja el diseño interior del poema y se adiciona a la comparación. Es un recurso magistralmente empleado en la Maqṣūra. Ostenta carácter marcadamente parenético y práctico.
Parece evidente de la lectura del poema que Abū Madyan enfoca su exhortación apoyándose en el Corán y en la tradición del Profeta, corpus alrededor del cual crea y desarrolla la experiencia religiosa. Las admoniciones son un collar de perlas en cuyo brillo trasluce tanto la espiritualidad del Šayj como su arquetipo y noción de la vida religiosa, estrechamente vinculada a la ascesis. En efecto, la Perla de Abū Madyan nos proporciona nutridos datos acerca de su aprendizaje, formación religiosa y espiritual, cultura literaria, y especialmente, sus lecturas. Para citar solo unos ejemplos, referencias de al-Muwaṭṭaˀ (Camino fácil) del imán Mālik (m. 179/795), Iḥyāˀ ˁulūm al-dīn [Revitalización de las ciencias de la religión] de al-Gazālī (m. 505/1111), versos inspirados en Abū al-ˁAtāhiya (m. 211/826) e Ibn al-ˁArīf (m. 536/1141), y reminiscencias de otros escritos de Abū Madyan. Todo esto contribuye en la elaboración de la Maqṣūra. Este punto de las fuentes, tan importante, quedará exhaustivamente señalado en las notas a pie de página.
Ofrezco aquí una posible división de la obra, habida cuenta de que Abū Madyan no establece ningún orden en la exposición, y en algunos versos aparece más de un tema:
4. Conclusiones
El recorrido que hemos
diseñado para el presente trabajo, pasando por la vida del Abū Madyan, el
movimiento de los predicadores (al-wuˁˁāz) en el occidente islámico, y
por la temática de Maqṣūrat al-ŷawhara ‘la perla’, demuestra que el tema
de la exhortación piadosa (al-waˁẓ) está directamente afín al programa
de prédica del Šayj. La obra hunde sus raíces tanto en el Corán como la
tradición del Profeta. Se hace eco de la expresión coránica con su terminología
e imágenes, a los que Abū Madyan alude con profusión. La Maqṣūra cobra
una importancia significativa por dos razones: 1) la capacidad creadora del
Šayj de Bugía al emplear el recurso de la intertextualidad en el género
poético, especialmente de índole antónima, remitiendo continuamente a aleyas
concretas con esmero cuidado; 2) una vez más se puede comprobar la relevancia
de Abū Madyan. Sabe reflejar a la perfección el mensaje, utilizando aquí un
lenguaje accesible a un público más amplio, y no solamente a los sufíes, lo que
confirma el gran número de sus adeptos. Pero al mismo tiempo, plantea el
problema de la posibilidad de un discurso reformador, lo que sin duda suscitó
la sospecha del régimen almohade.
5. Traducción de la obra
A continuación daremos
paso al trasvase del poema. Para la traducción del texto se hace uso de mi
edición crítica, publicada en la revista Alhadra, edición que cuenta con
el manuscrito de Trípoli occidental, n. º 48 , conservado en Maktabat al-Awqāf,
junto a la reciente edición del Dīwān([33])
[1/a] Abū Madyan Šuˁayb al-Gawṯ dijo:
1. Maqṣūra que llamé la Perla,
pulimento para mentes oxidadas([34]).
2. No tomes por compañero
salvo a quien te guíe al buen camino.
3. No te fíes de la vida,
es un veneno mortal que no tiene cura([35]).
4. Quien con ansia la desea,
no se espera su mejora y salvación.
5. Quien no practica la ciencia y el saber
a los insectos de la tierra se parece.
6. Quien no pide consejo a los sabios y piadosos,
de arrepentimiento arde su interior([36]).
7. Quien no aparta la vista de lo prohibido,
en su corazón no hallará más que oscuridad([37]).
8. No tenemos morada sino las letras,
ni saber que el permitido([38]).
9. Guarda las provisiones para una tumba solitaria,
donde el hombre pierde lo conseguido.
10. Haz buenas obras para el día del Fallo,
serás recompensado en la muerte y el encuentro con Dios([39]).
11. Hermano, aférrate al arrepentimiento, paciencia,
silencio, ayuno y vigilia([40]).
12. Aférrate al retiro y la reflexión
para no decir lo que sufrimiento origina([41]).
13. La muerte de repente viene,
bien por la mañana o al final de la noche([42]).
14. Arrepiéntete del pasado y toma la iniciativa
para lo que te queda de una vida en curso.
15. Despiértate, tú que duermes, distraído,
busca el conocimiento y medita([43]).
16. Sigue el camino del elevado por encima de la humanidad,
Muḥammad, el mejor Profeta enviado.
17. Joven, cuidado con descarrilar de su vía,
no hay peor que las innovaciones([44]).
18. Guárdate de la tacañería, envidia,
avidez, ilusión vana, soberbia([45]).
19. Ascesis y humildad son las mejores cualidades,
aférrate a los buenos modales y la generosidad([46]).
[1/b]
20. Toma como modelo a Maˁrūf al-Karjī, Sirrī,
Ibn Adham, puro y piadoso([47]),
21. Uways, Abū Yazīd,
al-Ŷunayd, ¡qué hombres tan leales!([48]).
22. Masrūq, luego Ṣāḥib al-Nūn,
Šiblī, Mālik, son puros([49]).
23. Ṯābit al-Banānī, Ibn Wāsiˁ,
Ḥabīb al-ˁAŷamī, tras ellos([50]).
24. Ṣāliḥ al-Marrī, Fatḥ al-Mawṣilī,
Sufyān, Ṭāwūs al-Yamāniyā([51]).
25. También Šaqīq, al-Munkadirī,
Manṣūr y Ḥāriṯ son célebres([52]).
26. Mālik y Šāfiˁī son distinguidos,
al-Ḥanafī, después Ibn Ḥanbal([53]).
27. Son los que captaron la luz
de aquel que más allá de toda luz brilló([54]).
28. El más noble que llevó una hembra
y el mejor ejemplo para quien procura el bien([55]).
29. Más generoso que la lluvia torrencial en la carestía,
más valiente que un león al enfrentarse al enemigo([56]).
30. Ruégale, cuando declaradas son las guerras
y hacen sus estragos.
31. Quien sigue sus huellas, estará seguro,
y perecido quien le desobedece.
32. Quien desobedece pide su intercesión,
quizá sea perdonado de sus culpas.
33. En la adversidad reconoce sus faltas,
implorando salvación gracias a su altura.
34. Después de eso, se cumplen sus deseos,
placeres del fondo del supremo paraíso([57]):
35. Atuendo, comida, bebida,
y también con bellas huríes se casa([58]).
36. Obtiene un gran éxito al vivir
junto al Profeta, el elegido.
37. Quien preserva el alma de sus pasiones,
logra la satisfacción de Dios el día de la Retribución([59]).
38. Quien adquiere el saber para ponerlo en práctica,
consigue el objetivo y de la hoguera se libra([60]).
[2/a]
39. Quien a sus padres obedece,
alcanza la buena complacencia en el paraíso([61]).
40. Quien a sus padres desobedece
y no se arrepiente, duro de corazón es([62]).
41. Quien hace la oración a tiempo,
rostros radiantes lucen e invitan al contento([63]).
42. Quien hace la oración a destiempo,
rostros hoscos apagados y arruinados([64]).
43. Quien ayuna en el calor y reza de noche,
satisface en el paraíso sus deseos([65]).
44. Quien no da el azaque por lo ganado,
su rostro y su espalda serán quemados([66]).
45. Quien presta juramento siendo relapso,
el fuego abrasará su rostro y le arrancará el cuero cabelludo([67]).
46. Quien no le importa de dónde procede su sustento,
tendrá su lugar en el infierno de Saqar, ¡malnacido!([68])
47. Quien no observa celosamente las leyes,
será reprochado y regañado en el más allá([69]).
48. Quien se despreocupa del arrepentimiento,
maldito está hasta el día de su muerte([70]).
49. Quien no deja de practicar la usura,
se agranda como una casa conforme expone la tradición([71]).
50. Quien no procede con intención libre
de vanidad, no logra sino fatiga([72]).
51. La causa es tu amor por una vida
que ante Dios vale menos que una ala de mosquito([73]).
52. Quien no es casto y fornica,
se convierte mañana en imponente montaña([74]),
53. corre y lame su pus
en presencia de todos por lo cometido([75]).
54. Quien no es sincero en sus palabras,
será un hipócrita de oficio([76]).
55. Quien mata a una persona sin motivo,
su morada será el infierno donde recibirá un castigo perpetuo([77]).
56. Le picarán serpientes y escorpiones,
setenta años, con un veneno mortal([78]).
57. Serpiente tan larga como caminar seis meses,
y escorpión como mes entero([79]).
58. Una culebra es como camello en magnitud,
escorpiones como mulos negros([80]).
[2/b]
59. Quien a sí mismo no se combate se extravía,
y no cesa de encaminarse a la ruina([81]).
60. Preservaos de cuatro enemigos:
alma, demonio, mundo y pasión([82]).
61. No perjudiques a un musulmán en su hacienda,
familia, honor y cuerpo([83]).
62. No seas injusto ni toques la hacienda del huérfano,
ni bebas vino, y estarás a salvo([84]).
63. Decir falsedades, difamar mujeres honestas,
calumniar, maldecir son faltas horrendos([85]).
64. ¡Por Dios!, envejecido, que esperas.
¿Hermano, de escarmiento no te sirven los antepasados?([86])
65. ¿Eres loco o tonto?
Pelo blanco y corazón negro.
66. No viste cómo la muerte demuele las casas
de los amantes y las convierte en ruinas,
67. los perturba pese a sus dominios,
deja huérfanos y viudas.
68. los arroja, después de tanta alegría,
en las entrañas de una estrecha y penosa tumba.
69. Quien busca el paraíso, ¿cómo se relaja
de servir al Señor? y ¿cómo duerme?
70. Quién teme el infierno, ¿cómo se ríe?
¡Qué extraño!, ¿cómo tranquilamente reposa?([87])
71. ¿Cómo podemos estar a salvo del gehena,
antes de morar en el altísimo Jardín?([88])
72. Detrás de nosotros, balanzas,
sendero y un libro desenrollado([89]).
73. No se acordará el hombre de su gente,
hasta que quede seguro de estos tres([90]).
74. No hagas caso a tu alma ni a un innovador,
ni acompañes a un ignorante([91]).
75. No imites a los extraviados, perdidos,
ni a los que te instigan a la vanidad([92]).
[3/a]
76. Acompaña a los sabios y perspicaces
para que te protejan de la ceguera, hermano([93]).
77. Mantén la muerte delante de tus ojos
para afrontar la pobreza y el sufrimiento([94]).
78. Recuerda la tumba, el terrorífico
horror de Munkir y Nakīr([95]).
79. Sus ojos son como un relámpago arrebatador,
sus voces, trueno retumbante([96]).
80. Vienen arrastrando sus cabellos
para preguntar al difunto en su tumba.
81. Asombrado queda el muerto al ver
a estos ángeles, y confuso se pone([97]).
82. Dios reafirma a los fieles
para contestar en esta vida y en la otra([98]).
83. Asombrado queda el desobediente,
y lo golpean con focinos de hierro y bastón ganchudo([99]).
84. Y después, reprensión, reunión,
calor de sol, cuando está cerca de las multitudes([100]),
85. calor que se multiplica por setenta,
y con el cual se cuece la cabeza de los desobedientes([101]).
86. Dios pregunta a todos los siervos
por cuatro asuntos, contémplalos([102]):
87. ¿cómo aprovechó su vida y los días
de su juventud? ¿qué hizo con su hacienda?
88. ¿qué hizo con el conocimiento adquirido?
Guarda las provisiones para poder contestar.
89. El Señor sus bocas sella,
y los sentidos hablan de las faltas([103]).
90. Ojalá esta creación fuera nada,
y jamás vieran el día del Juicio([104]).
91. Ese será un día difícil, temido
por los profetas y los ángeles cercanos([105]).
92. Por ignorancia lo tenemos olvidado.
¡Ay de nosotros!, corazones indiferentes por distracción([106]).
[3/b]
93. Todo lo que hiciste está consignado,
no se escapa ni grande ni pequeño([107]).
94. La muerte no perdona a nadie,
en la resurrección y la recompensa no cabe duda([108]).
95. Las faltas nos rodean,
las lloramos y jamás las revelamos([109]).
96. Nuestros ojos débiles no ven,
y los buenos caminos lastrados están por la inmundicia.
97. El amor por el mundo los alejó del buen camino,
en distracción nuestra vida transcurre([110]).
98. Nuestro oído desatiende al predicador
las indecencias le hicieron sordo([111]).
99. Pasamos el día tras el sustento,
y la noche en profundo sueño([112]).
100. Es una pérdida que se agravó
y llegó al extremo, bien entendida para los clarividentes.
101. Quien vende su religión por interés
en vida fugaz, desobedecerá([113]).
102. Quien la invierte en beneficio del prójimo,
estará en el bien más preciado.
103. Os indiqué la guía y el buen camino,
os advertí no hacer el mal y el daño.
104. Os ordené pero yo no cumplí,
os prohibí pero mi corazón no lo hizo([114]).
105. Exhorté a otros y a mí mismo debí aplicármelo
por haber abandonado el palacio de la buena orientación([115]).
106. Exhortar a otros es como una antorcha,
se quema a sí misma e ilumina a otros,
107. o como una piedra de afiliar la punta
de lanza pero ella no corta.
108. Ojalá hubiera cumplido lo ordenado
y lo prohibido en todo el pasado([116]).
109. Manda la piedad y se olvida de sí misma,
siendo así que lee la Escritura revelada([117]).
110. Alma mía, ¿por qué dices lo que no haces?
Es aborrecible que digas lo que no haces([118]).
[4/a]
111. Ojalá te esforzaras en tu salvación,
para ser inteligente([119]).
112. Abandona la vanidad, ábrete a la guía,
y sé sincera para acorralar a los enemigos([120]).
113. Este es un consejo que doy
a los sensatos, cabales,
114. y a todo musulmán deseoso
de un destino que le lleve al buen camino.
115. Con esperanza y pura plegaria,
reiteradamente pido a Dios altísimo,
116. al Profeta hachemita, Aḥmad([121]),
honrado por el sello de la profecía, el Islam y el éxito,
117. y a todos los musulmanes,
118. que Dios, el Creador, bendiga
al Profeta, el elegido, mar de piedad,
119. tantas veces como el número de Sus criaturas, en el cielo
y en la tierra, como los granitos de arena, plantas y piedrecillas;
120. que Dios bendiga a sus compañeros y familia,
son las estrellas que guían a los que viajan de noche.
Acabado el bendito poema al-ŷawhara, con el favor, ayuda y buen auxilio de Dios, copiado por Ḥasan Barˁwaydān al-Gayūrī, con el fin de exhortarse a sí mismo. ¡Alabado sea Dios! Amén.
Notas
* E-mail: anouralhouda@hotmail.com
([1]) Véase Poesía
estrófica (cejeles y/o muwaššaḥāt) atribuida al místico granadino Aš-Šuštarī (siglo xiii d. c.), ed. y tr. F. Corriente, Madrid:
CSIC, 1988, p. 2. En el plano místico, Corriente cree que Ibn ˁArabī de Murcia
(m. 638/1240) fue el primero en cultivar las moaxajas y Abū al-Ḥasan al-Šuštarī
(m. 668/1269), los zéjeles. Respecto a la edición de composiciones de esta
índole en la obra de Abū Madyan, consúltese Dīwān Abī Madyan Šuˁayb al-Gawṯ, ed. ˁA. Q. Suˁūd y S.
al-Qurašī, Beirut: Dār al-Kutub al-ˁIlmiyya, 2011, pp. 47-91. En breve,
publicaré la traducción del diván con motivo del noveno centenario del
nacimiento de Abū Madyan (1115 o 1116).
([2]) Shafik, A., «Abū Madyan Šuˁayb, máximo exponente
del sufismo magrebí en el siglo xii,
a través de su vida y su obra», Anaquel de Estudios
Árabes, 20 (2009), 197-221; ---, Abū
Madyan, «Šayj al-šuyūj: Ḥayātihu, wa aṣḥābuhu wa āṯāruhu», Alhadra. Maŷallat
al-Ḥaḍāra al-Andalūsiyya, 1 (2015), 3-50.
([3]) Shafik, A., «Los šaḏiliyya e Ibn ˁArabī tras las huellas de
Abū Madyan», Revista de Ciencias de las Religiones, 14 (2009), 117-132;
---, «La doctrina de Abū Madyan: síntesis del sufismo oriental y occidental en
el siglo xii», al-Andalus-Magreb,
19 (2012), 379-412; ---, «Traducción de ˁUnwān al-tawfīq de Ibn ˁAṭāˀ
Allāh y un tajmīs de Ibn ˁArabī: dos comentarios de un poema de Abū
Madyan», Anaquel de Estudios Árabes, 24 (2013), 137-170; ---, Tres textos sobre el
compañerismo. Poema de Abū Madyan. El signo del éxito para la buena conducta en
el camino sufí de Ibn ˁAṭāˀ Allāh. Quintetas de Ibn ˁArabī, Madrid: IEEI y Huerga y Fierro Editores, 2014.
([4]) Dīwān Sīdī Abū Madyan, ed. M.
al-Šuwār, Damasco: Maṭbaˁat al-Taraqqī, 1938; Kitāb al-ŷawāhir al-ḥisān fī naẓm
awliyāˀ Tilmisān, ed. ˁA. Ḥ. Ḥāŷiyyāt, Argel: al-Šarika al-Waṭaniyya li-l-Našr
wa-l-Tawzīˁ, 1974, 23-44; Šu‛arāˀ al-ṣūfiyya
al-maŷhūlūn, ed. Y. Zīdān, Beirut: Dār
al-Ŷīl, 1996, 34-44; Cornell, V., The Way of
Abū Madyan, Cambridge: The Islamic Texts Society, 1996, pp. 39-175; al- ˁAlāwī,
M. Ṭ, al-ˁĀlim al-rabbānī. Sīdī Abū
Madyan Šuˁayb, Argel: Dār
al-Umma, 2004; al-Fārisī, Ḥ., Abū Madyan Šuˁayb: ḥayātu-hu wa-adabu-hu,
Wahrān: Dār al-Garb li-l-Našr wa-l-Tawzīˁ, 2005, «poesía»; Farīd al-Mazīdī, A.,
Šayj šuyūj fī al-amṣār: Abū Madyan Šuˁayb al-Gawṯ. Tarŷamatu-hu
—šuyūju-hu wa-talāmiḏat-hu wa-aṣḥābu-hu wa-nuṣūṣu-hu, Beirut: Dār al-Kutub al-ˁIlmiyya, 2010, pp.
299-310; el citado Dīwān Abī Madyan Šuˁayb al-Gawṯ, 2011.
Shafik,
A., «Poesía árabe clásica:
traducción y práctica» en Ensayos de traductología árabe, coord. S. M.
Saad, Madrid: Instituto Egipcio de Estudios Islámicos y CantArabia Editorial,
2012, 149-262, pp. 182-85, 239-41; ---, «Traducción y lenguaje de la poesía
sufí» en el v Simposio de
Interculturalidad y traducción (5-7 de noviembre de 2012), coord. S. M.
Saad, Madrid: IEEI, en prensa.
([5]) Dīwān Abī
Madyan Šuˁayb al-Gawṯ, pp. 86-91.
([6]) Shafik,
A., «Maqṣūrat al-ŷawhara li-Abī Madyan. Dīrasa wa-taḥqīq», Alhadra. Maŷallat
al-Ḥaḍāra al-Andalūsiyya, 2 (2016), sección árabe, en prensa.
([7]) Abū
Madyan, Maqṣūrat al-ŷawhara, ms. Maktabat al-Awqāf, Ṭarabuls al-Garb,
n.º 47, 1/a.
([8]) Estudios:
1) En árabe, Ibn Ṣafiyya, Y., Manhaŷ
al-salaf fī al-waˁẓ, Riad:
Maktabat Dār al-Minhāŷ, 2010; Al-Ŷabīḥī, A. M., Tabṣīr al-fūˀād bi-juṭab
al-waʻẓ wa-al-iršād, Saná: Wizārat al-Ṯaqāfa, 2010; ˁAlwānī, Ŷ., Aṯar al-waˁẓ wa-l-wuˁˁāẓ fī
Bagdad fī al-qarn al-sādis al-hiŷrī fī al-ḥayāt al-siyāsiyya wa-l-iŷtimāˁiyya,
Bagdad: Dīwān al-Waqf al-Sunnī, 2011; al-Naqbī, ˁA., Fī al-waˁẓ wa-l-adab,
Beirut: al-Dār al-ˁArabiyya li-l-Mawsūˁāt, 2012; 2) otros idiomas, Berkey, J.
P., Popular Preaching and Religious Authority in the Medieval Islamic Near
East, Seattle: Univ. of Washington Press, 2001; Talmon-Heller, D., «Islamic Preaching in Syria during the Counter-Crusade (Twelfth-Thirteenth
centuries), en In Laudem Hierosolymitani: Studies in
Crusades and Medieval Culture in Honour of Benjamin Z. Kedar, ed. I. Shagrir, London: Routledge,
2007, 61-76; ---, Islamic Piety in Medieval Syria: Mosques, Cemeteries and Sermons under the Zangids and Ayyubids (1146-1260), Leiden:
Brill, 2007, pp. 115-148; Linda, J.,
The Transmission of Knowledge in Medieval
Cairo: A Social History of Islamic Education, Princeton: Princeton
Univ. Press, 1992, esp. cap. 7; ---, «He cried and he
made others
cry: Crying as a sign of Pietistic
Authenticity or Deception in Medieval Islamic Preaching», Crying in the
Middle Ages: Tears of History, ed. E. Gertsman, 2012, 102-35; ---, The
Power of Oratory in the Medieval Muslim World, New York: Cambridge
University Press, 2012.
([9]) ˁAbd
al-Qādir al-Ŷīlānī, al-Fatḥ al-rabbānī wa-l-fayḍ al-raḥmānī, ed. U.
Mahra, Beirut: Dār al-Kutub al-ˁIlmiyya, 2003. Posteriormente, en Oriente, Ibn ˁArabī
redactó un libro que contiene una gran colección de exhortaciones en Muḥāḍarat
al-abrār wa-musāmarat al-ajyār, ed. parcial M. M. al-Jūlī, El Cairo: Dār
al-Kitāb al-Ŷadīd, 1972, i (ed.
completa M. al-Nimarī, Beirut: Dār al-Kutub al-ˁIlmiyya, 2001); ---, al-Futūḥāt
al-makkiyya, Beirut: Dār Ṣādir, s.f., iii,
pp. 561-66; iv, pp. 66-68, 151-52,
444-553. Aún en manuscritos varios escritos acerca de al-waˁẓ, por
ejemplo, Risāla fī al-waˁẓ li-baˁḍ aḥbābihi, n.º 452, Risālat waˁẓ
bi-l-aḥādīṯ al-nabawiyya, ns.º 480, 481, o al-Mawˁiẓa al-ḥasana, n.º
915, véase, Yaḥyà, ˁU., Muˀallafāt Ibn ˁArabī tārījuhā wa-taṣnifuhā, ed.
A. M. al-Ṭayyb, El Cairo: al-Ḥayˀa al-Miṣriyya al-ˁĀmmā li-l-Kitāb, 2001, pp.
360, 369, 600.
([10]) Abū
al-ˁAtahiya, ašˁāruh wa-ajbāruhu, ed. Š. Fayṣl, Damasco: Maṭbaˁat Ŷāmiˁat
Dimašq, 1965; Maqamāt al-Zamajšarī, Beirut: Dār al-Kutub
al-ˁIlmiyya, 1982; al-Ŷāḥiẓ, al-Bayān wa-l-tabyīn, ed. ˁA. M. Hārūn, El
Cairo: Maktabat al-Janŷī, 1998, i,
pp. 257-75. Abū al-ˁAlāˀ al-Maˁarrī, Mulqà al-sabīl, ed. S. Sayyid ˁIbāda,
El Cairo: Dār al-Baṣāˀir, 2007.
([11]) Sobre
esta clase de libros, las referencias más antiguas son de Ibn Zanŷawih (m.
251/865), al-Targīb wa-l-tarhīb, seguido por Ṯawāb al-aˁmāl de
Abū al-Šayj al-Iṣbahānī (m. 369/980), perdidos ambos libros. Luego, Ibn Šāhīn
(m. 385/995), al-Targīb fī faḍāˀil al-aˁmāl wa-ṯawāb ḏalik, ed. Ṣ. al-Waˁīl, Riad: Dār Ibn al-Ŷawzī, 1995.
Véase Ibn al-Ŷawzī al-Iṣbahānī (m. 535/1141), Kitāb al-targīb wa-l-tarhīb,
ed. A. Ibn Šaˁbān, El Cairo: Dār al-Ḥadīṯ, 1993; y el más célebre del género,
al-Munḏirī (m. 656/1258), al-Targīb wa-l-tarhīb, ed. Naṣr al-Dīn
al-Albānī, Riad: Maktabat al-Maˁārif, 2004. Y otros, al-Nawawī (m. 676/1278), Riyāḍ
al-ṣāliḥīn min ḥadīṯ sayyid al-mursalīn, ed. al-Albānī, Beirut:
al-Maktab al-Islāmī, 1984; al-Yāfiˁī (m. 768/1367), al-Targīb wa-l-tarhīb
wa-yalīhi muntaqà tuḥfat al-ḥabīb li-l-ḥabīb bimā zād ˁalà al-targīb
wa-l-tarhīb, ed. M. Fāris, Beirut: Dār al-Kutub al-ˁIlmiyya, 1996; al-Nāŷī
(900/1495), ˁUŷālat al-imlāˀ ˁalà al-targīb wa-l-tarhīb, ed. Ḥ. Ibn ˁUkāša,
El Cairo: Maktabat al-Tābiˁīn, 1998. Aún en manuscrito, un texto de Ibn ˁArabī
titulado, Kitab al-ragba wa-l-rahba, Yaḥyà, ˁU., Muˀallafāt Ibn ˁArabī,
p. 371, n.º 488. Consúltese también ˁAbd al-Qādir al-Ŷazāˀirī, Kitāb
al-mawāqif fī al-taṣawwuf wa-l-waˁẓ wa-l-iršād, Damasco: Dār al-Yaqaẓa al-ˁArabiyya,
1966.
([12]) Marín, M., «Un
nuevo texto de Ibn Baškwāl: Ajbār Abī Wahb» al-Qanṭara, x (1989),
385-401; ---, «Zuhhād de al-Andalus (300/912-420/1029)», al-Qanṭara, xii (1991), 439-470, pp. 460-61; ---, «Retiro y ayuno:
Algunas prácticas religiosas de las mujeres andalusíes», al-Qanṭara, xxi (2000), 471-480. Vizcaíno, J. M.,
«Las obras de Zuhd en al-Andalus», al-Qanṭara, xii
(1991), 417-438, pp. 421, 425-7; García-Arenal, M., «La práctica del
precepto de al-amr bi-l-maˁrūf wa-l-nahy ˁan al-munkar en la hagiografía
magrebí», al-Qanṭara, xiii,
1992, 147-170, pp. 160-61; Ḍayf, Š., ˁAṣr al-duwal wa-l-imarāt (Lībiyā, Tūnis,
Ṣaqaliyya), El Cairo: Dār al-Maˁārif, 1992, pp. 287-91; ---, ˁAṣr al-duwal wa-l-imarāt (al-Andalus), El Cairo: Dār al-Maˁārif, 1994, pp. 486-93; ---, ˁAṣr
al-duwal wa-l-imarāt (al-Ŷazāˀir, al-Magrib al-Aqsà, Mawrītāniyā, al-Sudān), El
Cairo: Dār al-Maˁārif, 1995, pp. 222-27, 485-90; Linda, J., «Witnesses of God:
Exhortatory Preachers in Medieval al-Andalus and the Maghreb», al-Qanṭara,
28 (2007), 73-100; Miller, K., Guardians of Islam: Religious Authority and
Muslim Communities of Late Medieval Spain, New York: Columbia University
Press, 2008, pp. 128-148; Erzini, N., «The Professorial Chair (kursi
ˁilmi or kursi li-l-waˁz wa-l-irshad) in Morocco», al-Qanṭara, 34
(2013), 89-122.
([13]) Shafik,
A., «La doctrina de Abū Madyan…», p. 384.
([14]) Al-Mālikī,
Kitāb riyāḍ al-nufūs, ed. B. al-Bakkūš y M. al-ˁArūsī, Beirut: Dār
al-Garb al-Islāmī, 1994, i, p.
505, n.º 161 y i, p. 516, n.º 162;
al-Bayalī, B., al-Zuhhād wa-l-mutaṣawwifa fī bilād al-Magrib wa-l-Andalus
ḥattà al-qarn al-jāmis al-hiŷrī, El Cairo: Dār al-Nahḍa, 1993, pp. 63-89.
([15]) Al-Tamīmī, al-Mustafād fī manāqib al-ˁubbād, ed. M. Cherif,
Rabat: Manšurāt Kulliyat al-Ādab wa-l-ˁUlūm al-Insāniyya, 2002, ii, p. 59, n.º 9.
([16]) Al-Tamīmī,
al-Mustafād, ii, p. 117, nº
39.
([17]) Al-Tamīmī,
al-Mustafād, ii, p. 165, n.º 73.
([18]) Al-Ṣadafī,
Ṭāhir, al-Sirr al-maṣūn fīma ukrima bi-hi al-mujliṣūn, ed. H. Ferhat, Beirut: Dār
al-Garb al-Islāmī, 1998, p. 77, n.º 12. Véase la
referencia de la editora acerca del juez de al-Andalus, Munḏir ibn Saˁīd
al-Ballūṭī y la influencia de su discurso y exhortaciones, pp. 30-1.
([19]) Ibn
al-Zayyāt, al-Tašawwuf ilà riŷāl al-taṣawwuf, ed. A. al-Tawfīq, Casa
Blanca: Maṭbaˁat al-Naŷāḥ al-Ŷadīda, 1997, pp. 262 y 402.
([20]) Ibn
al-Zayyāt, al-Tašawwuf, p. 400.
([21]) Ibn
al-Zayyāt, al-Tašawwuf, p. 428.
([22]) Ibn
al-Zayyāt, al-Tašawwuf, pp. 439-40.
([23]) Ibn
al-Zayyāt, al-Tašawwuf, p. 365.
([24]) El
autor del libro es el erudito Abū Bakr Aḥmad b. ˁUmar b. ˁAbd al-Jāliq al-Baṣrī
(m. 292/904), autor también del al-Musnad
al-kabīr [Gran recopilación verificada de la tradición del Profeta]. Sobre
su biografía, consúltese al-Ḏāhabī, Taḏkarat
al-ḥuffāẓ, ed. A. M. al-Dimašqī, M. F. al-Makki, A. B. al-Suyūṭi, Beirut:
Dār Iḥyāˀ al-Turāṯ al-ˁArabī, s.f. ii,
p. 653, n.º 675.
([25]) Mālik
b. Anas (m. 179/795) es uno de los siete juristas medinenses, que dio forma
definitiva a la cultura jurídica de Medina en su colección de Muwaṭṭaˀ (El camino fácil, tr. A.
Pérez e I. Puch, Córdoba: Junta Islámica, 1999). Para su biografía, consúltese
J. Schacht, «Mālik ibn Anas» EI2, iii,
206; M. Abū Zuhra, Mālik ibn Anas,
Beirut: Dār al-Fikr al-ˁArabī, 1946.
([26]) Ibn
al-ˁArīf, Miftāḥ al-saˁāda wa-taḥqīq ṭarīq al-saˁāda, ed. ˁI. Dandaš,
Beirut: Dār al-Garb al-Islāmī, 1993, pp. 106-7 (tr. esp. La llave de la
felicidad y la realización del camino del éxtasis, Almería: Fundación Ibn
Tufayl de Estudios Árabes, tr. A. Shafik, 2014, pp. 236-7.
([27]) Con
especial interés, los libros de Ibn al-Ŷawzī, véase Maqamāt Ibn al-Ŷawzī o
al-maqamāt al-ŷawziyya fī al-maˁānī al-waˁẓiyya, ed. M. Nagš, El Cairo: Dār
Fawzī li-l-Ṭibāˁa, 1980; ---, al-Quṣṣāṣ wa-l- muḏḏakīrīn, ed. M. L.
al-Ṣabbāg, Beirut: al-Maktab al-Islāmī, 1983; ---, al-Taḏkira
fī al-waˁẓ, Beirut: Dār al-Maˁrifa, 1986; ---, Kitāb al-ḥadāˀiq fī ˁilm
al-ḥadīṯ wa-l-zuhdiyyāt, ed. M. al-Subkī, Beirut: Dār al-Kutub al-ˁIlmiyya,
1988, iii, pp. 272-77; ---, al-Yāqūta
fī al-waˁẓ, ed. A. al-Kuwaytī, Beirut: Dār al-Bayāriq, 2001 ;---, Marāfiq
al-mawāfiq fī al-waˁẓ wa-yalīhi ruˀūs al-qawārīr, ed. A. ˁA. Ibrāhīm
al-Azharī, Beirut: Dār al-Kutub al-ˁIlmiyya, 2002; ---, al-Mudhiš, ed.
M. al-Qabbānī, Beirut: Dār al-Kutub al-ˁIlmiyya, 2005, pp. 137-543.
([28]) Ibn Sīd
al-Baṭalyawsī, Šarḥ al-mujtar min luzūmiyyāt Abī al-ˁAlāˀ, ed. Ḥ. ˁAbd
al-Maŷīd, El Cairo: al-Hayˀa al-Miṣriyya al-ˁĀmma li-l-Kitāb, 1991, pp. 150,
154, 162, 170, 488, 502 (son fragmentos poéticos de Malqà, que el editor
no pudo identificar); Maydān, A., «Muˁāraḍat Malqà al-sabīl li-l-Maˁarrī
fī al-Andalus», Maŷallat Kulliyat Dār al-ˁUlūm, 39 (2006), 263-317; ---, «Muˁārḍat Malqà al-sabīl lī-Ibn
Abī al-Jiṣāl», Maŷallat Maˁhd al-Majṭūṭ al-ˁArabiyya, 53/1 (2009), 7-70; Muẓāharat al-masˁà al-ŷamīl wa-muḥaḏarat
al-marˁà al-wabīl fī muˁaraḍat “Malqà al-sabīl” li-Ibn al-Abbār al-Quḍāˁī, ed. A. Muḥammad
Maydān, El Cairo: Dār al-Wafāˀ, 2009. Ibn ˁAmīra al-Majzūmī, Tārīj Mayūrqa, ed. M. Ibn Muˁammar,
Beirut: Dār al-Kutub al-ˁIlmiyya, 2007, p. 16 (tr. esp. Kitāb Tārīuh̲ Mayūrqa:
crónica árabe de la conquista de Mallorca, tr. N. Roser Nebot y G. Rosselló Bordoy, Palma:
Universitat de les Illes Balears, 2009, p. 38).
([29]) Ibn Ŷubayr, Riḥlat Ibn Ŷubayr, Beirut: Dār Ṣādir,
1959, pp. 196-200 (Ibn Yubayr, A través del Oriente: el siglo xii ante los
ojos, Barcelona: Serbal, tr. esp. F. Maíllo Salgado, 1988, pp. 262-67).
([30]) Ibn ˁAbd al-Malik al-Marrākūšī, al-Ḏayl
wa-l-takmila li-kitāb īal-mawṣūl wa-l-ṣila, ed. I. ˁAbbās, M. Bin Šarīfa y B. ˁAwwād
Maˁrūf, Túnez: Dār al-Garb al-Islāmī, 2012, n. º 231, 334-63, p. 352.
([31]) Véase por ejemplo, la política aplicada
primero por los almorávides, seguida por la actividad de investigación y
pesquisa (al-tanqīb), empleada por los gobernantes almohades, Ibn al-ˁArīf,
La llave de la felicidad, pp. 88-90; al-Marrākūšī, al-Ḏayl
wa-l-takmila, viii, p. 205.
([32]) Shafik, A. «La formación de los términos
sufíes en las Revelaciones de la Meca de Ibn ˁArabī» en Interculturalidad,
lengua y traducción. Estudios aplicados al español y al árabe, coord. S. M.
Saad, Madrid: Instituto Egipcio de Estudios Islámicos, 2009, 227-258, pp.
244-45.
([33]) La Maqṣūra aparece en el Dīwān,
pp. 86-91. La traducción se limita a aludir a los versos que faltan en la
edición. Respecto a las variantes, consúltese la versión árabe de la revista Alhadra,
sección árabe. Para cotejar la Maqṣūra con otros escritos de Abū Madyan,
véase la edición citada de Cornell, particularmente en referencia a Bidāyat
al-murīd ‘Principios del iniciado’, pp. 54-115. Respecto a las máximas del
Šayj, conocidas como Uns al-waḥīd ‘Intimidad del solitario’, se remite a
la edición de J. Zuharī, Beirut: Dār al-Kutub al-ˁIlmiyya, 2004, pp. 60-88.
Para el Corán, Qurˀān (Al-). Tafsīr
wa-bayān maˁa asbāb al-nuzūl li-l-Suyūṭī maˁa fahāris kāmila li-l-mawāḍīˁ
wa-l-alfāẓ, ed. M. Ḥ. al-Ḥamṣī, Beirut: Dār al-Rašīd, 2002 (tr. española J.
Cortés, Madrid: Editorial Nacional, 1984); los hadices, Mawsūˁat al-ḥadīṯ
al-šarīf: al-kutub al-sitta, ed. Āl al-Šayj, El Cairo: Dār al-Salām, 2000.
([34]) Maquṣūra es tipo de poesía que
termina con rima alif maqṣūra.
([35]) Procede de una de las fuentes fundamentales
en la formación del pensamiento de Abū Madyan, al-Gazālī, Iḥyāˀ ˁulūm
al-dīn, Beirut: Dār Ibn Ḥazm, 2005, «Bāb ḏamm al-dunyā wa-ṣifatihā»,
pp. 1102-1135.
([36]) Influido por Ibn al-ˁArīf: «Quien no pide
consejo a un sabio //certeza en lo ardua nunca tendrá», véase al-Maqqarī, Nafḥ
al-ṭīb fī guṣn al-Andalus al-raṭīb, ed. I. ˁAbbās, Beirut: Dār Ṣādir, 1968,
iv, p. 319, v, p. 598 (tr. esp. J. Lirola Delgado en
Cantos árabes en la Alcazaba de Almería, Almería: Fundación Ibn Tufayl
de Estudios Árabes, 2013, pp. 18-19, otra tr. A. Shafik en La llave de la
felicidad, p. 103).
([37]) Alusión coránica: «Di a los creyentes que
bajen la vista con recato…» [24: 30]. En Bidāyat al-murīd de Abū Madyan
se encuentra alusión al primer hemistiquio, p. 57.
([38]) Sobre las moradas de las letras, véase Ibn ˁArabī,
al-Futūḥāt al-makkiyya, i,
pp. 87, 168; ii, pp. 122-3, 135,
606; iii, pp. 164, 169, 261; ---,
«Kitāb al-mīm wa-l-wāw wa-l-nūn» en Rasāˀil Ibn ˁArabī, El Cairo:
al-Maktaba al-Tawfīqiyya, 1997, pp. 89-99; ---, «Kitāb al-ḥurūf al-ṯalāṯa», en Rasāˀil
Ibn ˁArabī (1), ed. S. ˁAbd al-Fattāḥ, Beirut: Muˀassasat al-Intišār al-ˁArabī,
2001, pp. 129-44; ---, Tawaŷŷuhāt al-ḥurūf, ed. ˁA. Ibn Muḥammad y Š.
al-Šāḏilī, El Cairo: Maktabat al-Qāhira, 2004; ---, «Risālat ḥurūf al-kalimāt
wa-ṣarf al-ṣalawāt», en Majṭūṭa nādira, ed. S. ˁAbd al-Fattāḥ, 2004, pp.
29-45; ---, «Kitāb al-yāˀ wa-huwa kitāb al-huwa», pp. 195-207 y «Kitāb al-alif
wa-huwa al-uḥādiya», pp. 209-23, ambos en Rasāˀil Ibn ˁArabī, ed. S. ˁAbd
al-Fattāḥ, Beirut: Muˀassasat al-Intišār al-ˁArabī, 2005. La ciencia de las
letras en la poesía de Ibn ˁArabī, véase su Dīwān, ed. A. Ḥ. Basbaŷ,
Beirut: Dār al-Kutub al-ˁIlmiyya, 2002, pp. 41, 167-77, 205-18, 297-99, 404:
sobre las letras denominadas al-muqaṭṭaˁāt ‘letras
inconexas’, pp. 130-31; ---, Rūḥ al-quds fī muḥāsabat al-nafs wa-maˁahu
al-mabādiˀ wa-l-gayāt, ed. M. Bīŷū, Damasco: Dār al-Bayrūtī, 2005, pp.
143-52.
([39]) El día del Fallo es el día del Juicio,
alusión coránica: «El día del Fallo está ya señalado» [78: 17].
([40]) Alusión a una de las máximas de Abū Madyan,
en Uns al-murīd. Sobre el arrepentimiento: «Buscar la iniciación
espiritual antes de corregir el arrepentimiento es distracción», y sobre la
paciencia: «Haz de la paciencia tu provisión», pp. 73, 84. Con respecto a la
otras prácticas ascéticas, véase la edición de Cornell, Bidāyat al-murīd,
pp. 55-115.
([41]) Abū Madyan en Bidāyat al-murīd:
«Adhesión al retiro […] y a la constancia del recuerdo y meditación» y en otro
pasaje: «Si mira, medita, y si se queda callado, reflexiona», pp. 57, 71.
([42]) Alusión coránica: «…Nos apoderamos de ellos
de repente y fueron presa de la desesperación» [6: 44].
([43]) Sobre la distracción en Bidāyat
al-murīd, véase: «Quien se apega a la vida mundana, su corazón muere por
distraerse con demasía de Dios altísimo, y su vida transcurre en desocupación,
delirio y perplejidad», p. 123. Sobre el valor del saber, dice, por ejemplo:
«El saber más beneficioso es la ciencia de las disposiciones de servidumbre, y
el saber más sublime es la ciencia de la unicidad», p. 73.
([44]) El primer hemistiquio es una alusión
coránica: «¡Señor! ¡No hagas que nuestros corazones se desvíen, después de
habernos Tú dirigido!...» [3: 8]. El segundo se refiere a un hadiz: «El mejor
discurso es el Libro de Dios, y la mejor guía la orientación de Muḥammad, el peor
asunto las innovaciones, y toda innovación es extravío», Muslim, Kitāb al-ŷumuˁa,
n.º 867. Véase también Ibn Waḍḍāḥ, Kitāb al-bidaˁ, ed. ˁA. ˁA. Salīm, El Cairo:
Maktabat Ibn Taymiyya, 2008, p. 43.
([45]) En las máximas de Abū Madyan: «Lo peor de
un sufí es ser tacaño», Bidāyat al-murīd, p. 83. Y en Uns al-waḥīd:
«No sirve la obra hecha con soberbia, ni perjudica ociosidad si hay modestia»,
p. 74.
([46]) Abū Madyan dice sobre la ascesis: «La ascesis es una
obligación, virtud y proximidad», y añade: «Los buenos modales residen en
tratar a cada persona con afabilidad y no con adustez», Uns al-Waḥīd,
pp. 78, 81.
([47]) Sobre los sufíes citados, véase al-Ŷāmī,
Nafaḥāt al-uns min ḥaḍarāt al-quds, ed. M. Adīb al-Ŷādir, Beirut: Dār
al-Kutub al-ˁIlmiyya, 2003, incluye una larga bibliografía en notas a pie de
página. Maˁrūf ibn Fayrūz al-Karjī (m. 200/815), un sufí bagdadí, célebre
antepasado de la mayoría de las escuelas sufíes, i, p. 56; Abū al-Ḥasan Sirrī al-Dīn al-Saqṭī (m. 253/867),
uno de los primeros maestros que habló en Bagdad acerca de la unicidad y la
realidad de los estados, tío y maestro de al-Ŷunayd, i, p. 79; Ibrāhīm ibn Adham al-Tamīmī (m. 161/777), uno de
los afamados ascetas del Islam, i,
p. 60.
([48]) Uways ibn ˁĀmir al-Quranī (m. 37/657),
asceta de Yemen. Coetáneo del Profeta, con quien, no obstante, no se llegó a encontrar,
al-Ŷāmī, Nafaḥāt, i, 29;
Abū Yazīd Ṭayfūr al-Bisṭāmī (m. 261/874 o 264/877), uno de los místicos más
citados en los manuales sufíes, conocido como Sulṭān al-ˁārifīn ‘sultán
de los gnósticos’, i, p. 85; Abū
al-Qāsim al-Ŷunayd (m. 297/910), uno de los más destacados maestros del
sufismo, cuya doctrina gozaba de gran aceptación en todas las escuelas, i, p. 121.
([49]) Abū al-ˁAbbās ibn Masrūq al-Ṭūsī (m.
298/910), uno de los teóricos del sufismo, autor del libro Lumˁ
‘Destellos’, al-Ŷāmī, Nafaḥāt, i,
p. 136; Abū al-Fayḍ Ṯawbān ibn Ibrahīm, Ḏū al-Nūn al-Miṣrī (m. 245/859), una de
las grandes figuras entre los sufíes más antiguos, tradicionista y alfaquí, i, p. 46. Abū Bakr al-Šiblī (m.
334/946), alto funcionario, luego sufí de la escuela de Ŷunayd, i, p. 266. Quizá se refiere al imán
Mālik, citado en verso (26).
([50]) Ṯābit ibn Aslam al-Banānī (m. 123/740
aprox.), uno de los tradicionistas fiables, bien conocido por el saber y las
obras piadosas, véase al-Ḏahabī, Sayr aˁlām al-Nubalāˀ, ed. Š. al-Arnaˀūṭ,
Beirut: Muˀassast al-Risāla, 1996, v,
p. 220; Muḥammad ibn Wāsiˁ ibn Ŷābir al-Ajnas (m. 123/741 o 127/744), un
célebre tradicionista, transmitió el hadiz por vía de Anas ibn Mālik y ˁAbd
Allāh ibn al-Ṣāmit, al-Ḏahabī, Sayr, vi,
p. 119; Ḥabīb al-ˁAŷamī (m. 156/772), célebre asceta de Basora, transmitió el
hadiz por vía de al-Ḥasan al-Baṣrī y otros, conocido por la plegaria
respondida, véase Sayr, vi,
p. 143.
([51]) Ṣāliḥ al-Marrī, devoto asceta, predicador
de Basora, al-Ḏahabī, Sayr, viii, p. 46. Puede ser Fatḥ ibn Saˁīd al-Mawṣilī (m. 220/835),
célebre por su escrupulosidad y buen comportamiento, fue compañero de los
discípulos de Bišr al-Ḥāfī, véase Sayr, vii,
p. 350; o Abū al-Fatḥ ibn Barīda al-Azdī al-Mawṣilī (m. 374/985), ducho
tradicionista, autor del libro al-Ḍuˁafāˀ ‘Débiles’, véase Sayr, xvi, p.347; Sufyān ibn Masrūq al-Ṯawrī
(m. 126/743), una de las autoridades del Islam, autor del libro al-Ŷāmiˁ
‘Compendio’; Abū ˁAbd al-Raḥmān Ṭāwūs ibn Kaysān al-Yamānī (m. 106/724),
alfaquí, tradicionista y un tābiˁī ‘musulmán de la segunda o tercera
generación que conoció a un compañero del Profeta’, Sayr, v, p. 38.
([52]) Abū Bakr al-Qurašī al-Tamīmī al-Munkadirī
(m. 314/926), imán y diestro tradicionista, al-Ḏahabī, Sayr, xiv, p. 532; Abū ˁAlī Šaqīq ibn Ibrahīm
al-Baljī (m. 194/809), discípulo de Ibrāhīm ibn Adham y uno de los grandes
sufíes de Jorasán, véase al-Ŷāmī, Nafaḥāt, i,
p. 73; Abū ˁAbd Allāh Ḥusayn ibn Manṣūr al-Ḥallāŷ (m. 309/922), ilustre maestro
y mártir por su pensamiento sufí, véase al-Ŷāmī, Nafaḥāt, i, p. 232 y al-Ḏahabī, Sayr, xiv, p. 313. Al-Ḥāriṯ ibn Asad al-Muḥāsibī
(m. 243/857), influyente escritor místico, instructor de numerosos maestros
sufíes de Bagdad, autor de Kitāb al-riˁāya li-ḥuqūq Allāh ‘Libro del
cumplimiento de los derechos de Dios’, al-Ŷāmī, Nafaḥāt, i, p. 75.
([53]) Sobre la vida y doctrina de los cuatro
imanes, autoridades máximas de escuelas o corrientes de interpretación de la
jurisprudencia islámica o fiqh: Abū Ḥanīfa al-Nuˁmān (m. 150/767), Mālik
ibn Anas (m. 179/795), Muḥammad ibn Idrīs al-Šāfiˁī (m. 204/820) y Aḥmad ibn Ḥanbal
(m. 241/855), véase Sulyamān al-Ašqar, ˁU., Madjal ilà dirāsat al-madāris
wa-l-maḏāhib al-fikriyya, Jordania: Dār al-Nafāˀis, 1998, 93-170.
([54]) Alusión al versículo: «… “¡Esperad a que
tomemos de vuestra luz”…» [57: 13].
([55]) El primer hemistiquio alude al dicho: «La
criatura más noble a ojos de Dios es Abū al-Qāsim, que Dios le bendiga y
salve», al-Ḥākim al-Nīsābūrī, al-Mustadrik ˁalà
al-ṣaḥīḥayn, ed. ˁA. Q ˁAṭā, Beirut: Dār al-Kutub al-ˁIlmiyya, iv, p. 612; Šarḥ al-ˁaqīda al-ṭaḥāwiyya,
ed. ˁA. M. al-Turkī y Š. al-Arnaˀūṭ, Riad: Muˀassast al-Risāla, 1990, ii, p. 417.
([56]) Compárese con el siguiente hemistiquio:
«Generosos, tú eres más generoso // que un torrente que fluye entre montañas»,
Ibn ˁAsākir, Tārīj madīnat Dimašq, ed. M. al-ˁAmūrī, Beirut: Dār
al-Fikr, 1995, xvi, p. 270 e Ibn Ḥaŷr
al-ˁAsqalānī, al-Iṣāba fī tamyīz al-ṣaḥāba, ed. ˁA. M. al-Turkī, El
Cairo: Muˀassast al-Risāla, 2003, xiv, 271; Ibn al-Ŷawzī, al-Muntaẓim
fī tārīj al-mulūk wa-l-umam, ed. M. ˁAbd al-Qādir ˁAṭā, Beirut: Dār
al-Kutub al-ˁIlmiyya, 1992, iv, p.
315; al-Ṣaḥārī, al-Ansāb, ed. M. I. al-Naṣṣ, Mascat: Wizārat al-Turāṯ
al-Qawmī wa-l-Ṯaqāfa, 2006, i, p.
430; Maglaṭāy ibn Qalīŷ, Ikmāl tahḏīb al-kamāl fī asmāˀ al-riŷāl, ed. ˁA.
A. ˁAbd al-Raḥmān y U. Ibn Ibrāhīm, El Cairo: al-Fārūq al-Ḥadīṯa li-l-Ṭibāˁa
wa-l-Našr, 2001, iv, p. 156; Ibn
al-ˁAdīm, Bugayt al-ṭalab fī tārīj Ḥalab, ed. S. Zakkār, Beirut: Dār
al-Fikr, 2005, vii, p. 3163; Ibn
Kaṯīr, al-Bidāya wa-l-nihāya, ed. ˁA. M. al-Turkī, El Cairo: Dār Hāŷar,
1998, x, p. 137; al-Maqrīzī, Imtāˁ
al-asmāˁ bimā li-l-nabī min al-aḥwāl wa-l-amwāl wa-l-ḥafada wa-l-matāˁ, ed.
M. al-Namīsī, Beirut: Dār al-Kutub al-ˁIlmiyya, vi,
p. 272. El segundo hemistiquio hace alusión al proverbio: «Más valiente que el
león de ˁAfrīn o ˁArīn», al-Zamajšarī, Asās al-balāga, ed. M. ˁUyūn
al-Sūd, Beirut: Dār al-Kutub al-ˁIlmiyya, 1998, i,
p. 665 y ii, p. 188 y las fuentes
citadas.
([57]) Alusión
coránica: «… Tendréis allí todo cuanto vuestras almas deseen, todo cuanto
pidáis» [41: 31]. Véase también el capítulo «Ṣifat al-ŷanna wa-aṣnāf naˁīmahā»
al-Gazālī, Iḥyāˀ, pp. 1923-34.
([58]) Son numerosos los versículos referentes a
los placeres materiales, el primer hemistiquio: «Imagen del Jardín prometido a
quienes temen a Dios: habrá en él arroyos de agua incorruptible, arroyos de
leche de gusto inalterable, arroyos de vino, delicia de los bebedores, arroyos
de depurada miel. Tendrán en él toda clase de frutas…» [47: 15] y «vestirán de
verde satén y de brocado y llevarán brazaletes de plata…» [76: 21]. El segundo
hemistiquio: «Habrá huríes de grandes ojos, semejantes a perlas ocultas» [56:
22-3]
([59]) Alusión coránica: «¡Bienaventurado quien la
purifique!» [91: 9] y «mientras que quien haya temido comparecer ante su Señor
y preservado su alma de la pasión, tendrá el Jardín por morada» [79: 40-41].
([60]) El primer hemistiquio hace alusión a una
serie de dichos recogidos por al-Jaṭīb al-Bagdādī (m. 463/1071) que exhortan a
poner en práctica lo aprendido: «Aprended todo lo que os apetezca aprender,
Dios solo os beneficiará cuando llevéis a la práctica lo aprendido», véase Iqṭiḍāˀ
al-ˁilm al-ˁamal, ed. al-Albānī, Beirut: al-Maktab al-Islāmī, 1984, p. 21.
Hadiz citado anteriormente por Ibn al-Mubārak (m. 181/797), al-Zuhd
wa-l-raqāˀiq, ed. A. Farīd, Riad: Dār al-Miˁrāŷ, 1995, i, p. 43. Es frecuente en la hagiografía
magrebí vincular la teoría y la práctica (al-ˁilm wa-l-ˁamal), véase
al-Tamīmī al hablar de la biografía de Abū Isḥāq ibn Yagmur (m. 578/1183): «El
alfaquí Abū Isḥāq fue uno de los que saben y obran. Espero que su obra haya
coincidido con su saber. Se narra que ˁAlī ibn Abī Ṭālib dijo: “Portadores del
saber, obrad en función de él, ya que el verdadero sabio es aquel que pone en
práctica lo aprendido y su obra coincide con su saber…”», al-Mustafād, ii, p. 102. Para al-Ṣadafī: «Dios ama al
emir, sabio y practicante, especialmente si lleva a la práctica lo que sabe», al-Sirr
al-maṣūn, pp. 50, 52; Ibn al-Zayyāt, al-Tašawwuf, pp. 183, 185, 222,
267, 297, 314, en la biografía de Abū ˁAbd Allāh Ismāˁīl al-Harawī (m.
581/1185), encontramos: «Copió el libro Iḥyāˀ ‘Revivificación’ de
al-Gazālī, y llevó a la práctica su teoría, con respecto al recuerdo, plegarias
e invocaciones», p. 270. El sufí almeriense, Ibn al-ˁArīf, insta: «En cuanto a
la obligación del conocimiento, no
solo consiste en conocer la teoría, sino en llevarla a la práctica», Miftāḥ
al-saˁāda, p.
84 (tr. esp. 206). En la biografía de Abū Madyan, al-Tādilī recuerda: «Mientras
estuve en Fez solía coger un versículo del Corán y un dicho del Profeta e ir a
un lugar abandonado cerca a la costa. Si podía poner en práctica lo que había
aprendido del versículo y el hadiz, volvía a Fez para estudiar otro versículo y
otro dicho, y asimismo los ponía en práctica», al-Tašawwuf, p. 322. Por
eso, Abū Madyan en Bidāyat al-murīd afirma la relación entre ˁilm
y ˁamal: «Lo primero que debe hacer el iniciado es acompañar a un
maestro, sabio y practicante», p. 55; y en sus máximas, trae a colación: «Quien
busca el conocimiento para enseñárselo a los demás, Dios le otorga una
comprensión con la cual conoce a sus iguales. Quien lo busca para conocer al
Verdadero, Este le concede una comprensión con la cual Lo conoce», Uns al-waḥīd,
p. 81. Ibn ˁArabī dice en verso: «!Qué bello es el saber para quien lo pone en
práctica…!», Dīwān, ed. A. Ḥ. Basbaŷ, Beirut: Dār al-Kutub al-ˁIlmiyya,
2002, p. 349.
([61]) Muchos son los versículos referentes a la
obligación del buen comportamiento con los padres: «Hemos ordenado al hombre
que se porte bien con sus padres» [46: 15]
([62]) Verso ausente en el Dīwān. Alusión
coránica: «…Si uno de ellos o ambos envejecen en tu casa, no les digas: «¡Uf!»
y trates con antipatía…» [17: 23]. Alusión también al hadiz: «Preguntaron al
Mensajero de Dios por las faltas horrendas (al-kabāˀir). Contestó: “Asociar
a otro con Dios, desobediencia a los padres,
matar al prójimo, dar falso testimonio», al-Bujārī, Kitāb al-adab, bāb ˁuqūq
al-wālidayn min al-kabāˀir, ns.º 5975, 5976, 5977; Muslim, al-Īmān, bāb
bayā al-kabāˀir wa-akābirhā, ns.º 143, 144.
([63]) El primer hemistiquio es una alusión al
hadiz: «Pregunté al Mensajero de Dios: “¿Qué obra es más amada por Dios?”. Me
contestó: “Rezar a tiempo”…», Muslim, Kitāb al-Īmān, bāb bayān kawn al-īmān
bi-l-llāh taˁālà afḍl al-aˁmāl, n.º 85. El segundo hemistiquio también
alusión coránica: «el día que unos rostros estén radiantes…En cuanto a aquellos
cuyos rostros estén radiantes, gozarán eternamente de la misericordia de Dios»
[3: 106-7].
([64]) El primer hemistiquio es alusión coránica:
«¡Ay de los que oran distraídamente…» [107: 4-5]. En el hadiz: «… No hay
distracción en dormir, sino en retrasar la oración hasta la hora de la oración
siguiente…», Muslim, Kitāb al-masāŷid wa-mawāḍiˁ al-ṣalā, bāb qaḍāˀ al-ṣalā
al-fāˀita, n.º 681. Otra alusión coránica en el segundo hemistiquio: «… y
otros hoscos. A aquéllos cuyos rostros estén hoscos: «¿Habéis dejado de creer
luego de haber creído? Pues ¡gustad el castigo por no haber creído!» [3: 106].
([65]) Alusión a la práctica del Profeta y algunos
de sus compañeros: «Salimos con el Mensajero de Dios en el mes de ramadán,
hacía mucho calor. Nadie en ayuno, salvo el Mensajero de Dios y ˁAbd Allāh ibn
Rawāḥa», Muslim, Kitāb al-ṣiyām, bāb ŷawāz al-ṣawm wa-l-fiṭr…, n.º 1122.
Respecto a hacer el rezo por la noche (qiyām al-layl), dice el Corán:
«¡Tú, el arrebujado! ¡Vela casi toda la noche» [73: 1-2]. En el hadiz: «…La
mejor oración tras la obligatoria es el rezo de noche», Muslim, Kitāb al-ṣiyām,
bāb faḍl ṣawm al-Muḥarram, n.º 1163. En Bidāyat al-murīd de
Abū Madyan: «Combate contra sí mismo mediante el ayuno, ayuno continuado, rezo nocturno», p. 83.
([66]) El primer hemistiquio alude a una de las
referencias fundamentales de Abū Madyan, Ŷāmiˁ de al-Tirmiḏī, véase el
hadiz: «…Juro por Dios que si muere un hombre sin haber pagado la limosna
impuesta a sus camellos y vacas, estos vendrán el día del Juicio más grandes y
corpulentos pisándolo con sus patas…», Abwāb al-zakā, n.º 617. Hay
alusión coránica en el segundo: «el día que esos metales se pongan candentes en
el fuego de la gehena y sus frentes, costados y espaldas sean marcados con
ellos: «Esto es lo que atesorabais para vosotros. ¡Gustad, pues, lo que
atesorabais!» [9: 35]. Véase la interpretación del versículo, Ibn al-ˁArīf, Miftāḥ
al-saˁāda, pp. 99-101 (tr. esp. 226-9).
([67]) El primer hemistiquio hace alusión al
hadiz: «Quien jure cuando se le pide hacerlo para privar a un musulmán de sus
derechos ilegalmente, se enfrentará con la ira de Dios», al-Bujārī, Kitāb
al-tafsīr, bāb “Innā al-laḏīn yaštarūn bī ˁahd Allāh…” [Āla ˁUmrān: 77],
ns.º 4549, 4550. El segundo hemistiquio alusión coránica: «que arrancará el
cuero cabelludo» [70: 16].
([68]) El primer hemistiquio hace alusión al
hadiz: «Llega un día en que a la gente no le importa lo que consigue, lícito o
ilícito», al-Bujārī, Kitāb al-buyūˁ, bāb man lam yubāl min ḥayṯ kasab
al-māl, n.º 2059 . Y el segundo
se refiere al saqar, uno de los nombres del infierno, véase el
versículo: «El día que sean arrastrados boca abajo al Fuego: «¡Gustad el
contacto del saqar!» [54: 48].
([69]) Este verso y el siguiente ausentes en el
ms. de Trípoli. Alusión coránica: «… Ésas son las leyes de Dios. Y quien
viola las leyes de Dios es injusto consigo mismo…» [65: 1]. Compárese los
horrores del infierno y su descripción, al-Gazālī, Iḥyāˀ, pp. 1917-23.
([70]) Alusión coránica: «… Los que no se
arrepienten, ésos son los impíos» [49: 11]. Véase Bāb
al-tawba (capítulo del arrepentimiento) de Abū Madyan, Bidāyat al-murīd,
pp. 105-115.
([71]) Alusión coránica: «Quienes usurean no se
levantarán sino como se levanta aquél a quien el demonio ha derribado con sólo
tocarle, y eso por decir que el comercio es como la usura, siendo así que Dios
ha autorizado el comercio y prohibido la usura…» [2:275]. El segundo
hemistiquio es una alusión al hadiz: «…No digas: “Pobre de Satanás”, porque así
se agranda como una casa…», al-Nisāˀī, ˁAmal al-yawm wa-l-layla, ed. F. Ḥamāda,
Beirut: Muˀassast al-Risāla, 1985, p. 373, n.º 555; al-Ṭaḥāwī, Šarḥ mašākil
al-āṯār, ed. Š. al-Arnaˀūṭ,
Beirut: Muˀassast al-Risāla, 1994, i,
p. 343, n.º 368.
([72]) Verso ausente en el Dīwān. Alusión
coránica: «… solo para ser vistos por los hombres, apenas piensan en Dios»
[4:142]. En el hadiz: «...Lo que más temo por vosotros es la asociación menor.
Se le preguntó: “¿Qué significa eso, Mensajero de Dios?”. Respondió: “vanidad”…».
Musnad Aḥmad ibn Ḥanbal, ed. Š. al-Arnāˀūṭ y ˁA. Muršid, Beirut: Muˀassast
al-Risāla, 2001, xxix, p. 39, n.º
23630. En Bidāyat al-murīd, Abū Madyan insta: «Abandonad la vanidad», p.
63.
([73]) Compárese el primer hemistiquio de Abū al-ˁAtāhiya:
«…// tu amor por la vida es la humillación y la nada», Ašˁāruh wa-ajbāruh, p.
348, nº. 357. El segundo hemistiquio es alusión coránica: «Dios no se
avergüenza de proponer la parábola que sea, aunque se trate de un mosquito…»
[2: 26]. En el hadiz: «Si fuera igual la vida mundana al ala de un mosquito
ante Dios, Este nunca daría a un incrédulo un vaso de agua», al-Tirmiḏī, al-Zuhd,
bāb mā ŷāˀ fī hawān al-dunyā, n.º 2340.
([74]) Alusión coránica: «¡Evitad la fornicación:
es una deshonestidad! ¡Mal camino...!» [17: 32] y «Di a los creyentes que bajen
la vista con recato y que sean castos…» [24: 30] y en el hadiz: «Cumplid seis
asuntos y os garantizo el paraíso: sed sinceros al hablar, respetad las
promesas, devolved los depósitos confiados, sed castos, guardad la vista, y
deponed las armas», Ibn Ḥanbal, Musnad, xxxvii,
p. 417, n.º 22757. En Bidāyat al-murīd, Abū Madyan recomienda ser
castos, pp. 57, 63. Respecto a: «imponente montaña», es terminología coránica,
véase Corán [26: 63]. Abū al-ˁAlāˀ al-Maˁarrī emplea la misma imagen en Mulqà
al-sabīl, rima «šīn».
([75]) Alusión a un hadiz narrado por Ibn Abī
al-Dunyā: «…. “Le espera la gehena y se le dará a beber una mezcla de pus y
sangre” [17: 16]. Dijo: “Cuando sale de su piel, fluye de tal modo que corren
pus y sangre, y se ve obligado a beberlos, pero apenas puede tragar», Kitāb ṣifat
al-nār, bāb alwān al-aˁḏāb, Mawsūˁat Ibn Abī al-Dunyā, ed. F. al-Raqqī,
Riad: Dār Aṭlas al-Jaḍrāˀ, 2012, iii,
p. 474, n.º 169.
([76]) En el Corán: «no pronunciará ninguna
palabra sin que tenga siempre a su lado a un observador
preparado» [50: 18]. En
el hadiz: «…Quien cree en Dios y en el último Día, que diga el bien o que
permanezca callado…», al-Bujārī, Kitāb al-adab, bāb man kān yuˀmin bi-l-llāh
wa-l-yaum al-ājir, n.º 6018.
([77]) El primer hemistiquio es alusión coránica:
«que quien matara a una persona que no hubiera matado a nadie ni corrompido en
la tierra, fuera como si hubiera matado a toda la Humanidad» [5: 32], «No
matéis a nadie que Dios haya prohibido, sino por justo motivo…» [17: 33]. En el
segundo hemistiquio, el término sarmadā ‘continuo, ininterrumpido,
perpetuo’, Corriente, F., Diccionario árabe español, Madrid: IHAC, 1986,
p. 355, En el Corán: «¿Qué os parece si Dios os impusiera un día perpetuo hasta
el día de la Resurrección?...» [28: 72].
([78]) Alusión al hadiz: «En el gehena hay un
valle llamado Āṯāmā, lleno de serpientes y escorpiones. En la espalda una ellas
guarda setenta receptáculos de veneno, y los escorpiones se parecen a las mulas
con albarda», Véase Muḥammad ibn Abī Bakr al-Qurṭubī, Kitāb al-taḏkira bi-aḥwāl
al-mawtà wa-umūr al-ājira, ed. Ṣ. Ibrāhīm, Riad: Maktbat Dār al-Minhāŷ,
2005, ii, p. 874; Ibn Raŷab al-Ḥanbalī,
al-Tajwīf min al-nār wa-l-taˁrīf bi-ḥāl dār al-bawār, ed. B. M. ˁUyūn,
Damasco: Dār al-Bayān, 1988, p. 119. Ŷalāl al-Dīn al-Suyūṭī, al-Durr al-manṯūr
fī al-tafsīr bi-l-maˀṯūr, ed. ˁA. M. Turkī, El Cairo: Markaz Haŷr, 2003, xi, p. 213.
([79]) En una de las ediciones de al-Ḏahabī,
aparece el siguiente hadiz: «En el gehena hay un valle llamado Wādī al-Malḥam,
lleno de serpientes y escorpiones. El grosor de una serpiente se parece al
cuello del camello, y su longitud es como caminar un mes. Pica a los que
abandonan el azalá, y su veneno se cuece en el cuerpo por setenta años, y
descompone la piel», ed. Beirut: Dār al-Kutub al-ˁIlmiyya, 2001, p. 23. Este
hadiz no figura en la edición de M. Ḥ. Āl Salmān, Ajmán (Emiratos Árabes):
Maktabat al-Furqān, 2003. ˁUmdat al-Qārī, Šarḥ ṣaḥīḥ al-Bujārī, ed. ˁA.
M. ˁUmar, Beirut: Dār al-Kutub al-ˁIlmiyya, 2001, xix, p. 406.
([80]) Para referirse al camello se emplea el
término bujt, ‘lit. camellos de Jorasán’, no aparece en el diccionario
de Corriente. Aunque sí en un hadiz que alude a mujeres pervertidas: «… mujeres
que están vestidas y sin embargo desnudas, extraviadas y conduciendo a otros a
la perdición, con sus cabezas luciendo como jorobas de camello (asnimat al-bujt)…»,
Muslim, Kitāb al-libās wa-l-zīna, bāb al-nisāˀ al-kāsiyāt…, n.º 2128.
Todo el verso se basa en el hadiz: «En el gehena hay desiertos, llenos de
serpientes similares a los cuellos de los camellos, y escorpiones parecidos a
los mulos negros…», citado por al-Saddī, Tafsīr al-Saddī al-kabīr, ed.
M. ˁA. Yusūf, al-Manṣūra (Egipto): Dār al-Wafāˀ, 1993, p. 330; Hanād ibn
al-Sirrī, Kitāb al-zuhd, ed. ˁA. R. al-Faryūwāˀī, Kuwait: Dār al-Julafāˀ,
1985, p. 177, n.º 259; Ibn Abī Ḥātim, Tafsīr al-qurˀān al-ˁaẓīm musnadan ˁan
rasūl Allāh wa-l-ṣaḥāba, ed. A. al-Ṭayyb, Riad: Maktabat Nizār, 1997, vii, p. 2298, n.º 12627; al-Ṭabarī, Tafsīr
al-Ṭabarī. Ŷāmiˁ al-bayān fī taˀwīl āy al-qurˀān, ed. ˁA. M. al-Turkī, El
Cairo: Dār Haŷar, 2001, xiv, p.
332; Abū Naˁīm al-Iṣbahānī, Ḥilyat al-awliyāˀ wa-ṭabaqāt al-aṣfiyāˀ, El
Cairo: Maktabat al-Janŷī, 1996, iii,
p. 290; Ibn Balbān. Ṣaḥīḥ ibn Ḥabbān bi-tartīb ibn Balbān, ed. Š.
al-Arnāˀūṭ, Beirut: al-Risāla, 1993, xvi,
p. 513; al-Šanqīṭī, Aḍwāˀ al-bayān fī īḍāḥ al-qurˀān bi-l-qurˀān, ed. B.
Abū Zayd, Ŷadda (Arabia): Maŷmaˁ al-Fiqh al-Islāmī,
s.f., iv, p. 163; al-Qurṭubī,
al-Taḏkira, ii, p. 872;
al-Suyūṭī, al-Durr al-manṯūr, ix,
p. 97.
([81]) Alusión coránica: «¡Luchad por Dios como Él
se merece!» [22: 78]. En el hadiz: «El verdadero combatiente es quien se
combate a sí mismo», al-Tirmiḏī, Faḍāˀil al-ŷihād, bāb mā ŷāˀ fī faḍl man
māt murābiṭan, n.º 1621.
([82]) Versos parecidos se encuentran, Ibn ˁArabī,
al-Futūḥāt, i, p. 278;
al-Qurṭubī, Taḏkira, ii, p.
880. Véase también al-ˁAŷlūnī, Kašf al-jafāˀ wa-muzīl al-iltibās ˁammā
ištuhira min al-aḥādīṯ ˁalà alsinat al-nās, ed. Y. Ḥ. Aḥmad, Damasco:
Maktabat al-ˁIlm al-ḥadīṯ, 2000, i,
p. 54, n.º 76, y del mismo tomo, p. 412, nº. 168. En Uns al-waḥīd, dice
Abū Madyan: «Los cautivos son tres: cautivo del alma, cautivo de lo apetecible
y cautivo de la pasión», p. 77.
([83]) Alusión al hadiz: «El musulmán es hermano
del otro musulmán: no le traiciona, engaña, decepciona. Cada musulmán es
sagrado para sus semejantes: su honor, riqueza y sangre. La piedad reside aquí
(corazón). Es suficiente mal para un hombre despreciar a su hermano», al-Tirmiḏī,
al-Birr wa-l-ṣila, bāb mā ŷāˀ fī šafaqat al-muslim ˁalà al-muslim, n.º
1927.
([84]) Alusiones coránicas sobre la advertencia de
la injusticia, véase, por ejemplo: «Dios no ama a los impíos»[3: 140]; la
hacienda de los huérfanos: «¡No toquéis la hacienda del huérfano, sino
de manera conveniente…» [6: 152]; prohibición del vino: «¡Creyentes! El vino,
el maysir, las piedras erectas y las flechas no son sino abominación y
obra del Demonio» [5: 90]. En el hadiz: «…Dios altísimo prohibió el vino. Quien
escucha esta aleya, y aún guarda algo de él, no bebe…», Muslim, al-musāqa,
bāb taḥrīm bayˁ al-jamr, n.º 1578. Los hagiógrafos afirman que Abū Madyan
contestaba siguiendo las directrices del imán Mālik, al-Muwaṭṭaˀ, ed. M.
ˁAbd al-Bāqī, Beirut: Dār Iḥyāˀ al-Turāṯ, 1985, kitāb al-ašriba, bāb taḥrīm
al-jamr, ii, p. 845.
([85]) Alusión coránica: «… ¡Evitad la contaminación que viene de los ídolos! ¡Evitad el decir falsedades!» [22: 30]. En el hadiz: «…¿Os dirá cuáles son las faltas mayores?... “…decir falsedades, prestar falso testimonio…”, y no dejó de repetir hasta que deseamos que se parara», al-Bujārī, Kitāb al-šahadāt, bāb šahādat al-zūr, n.º 5631 y Muslim, al-Īmān, bāb al-kabāˀir wa-akbaruhā, n.º 87.
Respecto de la injuria a las honestas: «A quienes difamen a las mujeres honestas sin poder presentar cuatro testigos…» [24: 4], « Malditos sean en la vida de acá y en la otra quienes difamen a las mujeres honestas, incautas pero creyentes» [24: 23]. Advertencia sobre las calumnias: «¡Creyentes! ¡Evitad conjeturar demasiado! Algunas conjeturas son pecado. ¡No espiéis! ¡No calumniéis! ¿Os gustaría comer la carne de un hermano muerto? Os causaría horror...» [49: 12] y «¡No obedezcas a ningún vil jurador, al pertinaz difamador, que va sembrando calumnias» [68: 10-11].
([86]) Alusión coránica: «¿No han ido por la
tierra y mirado cómo terminaron sus antecesores? [40: 82].
([87]) La expresión de asombro: ¡Qué extraño! (yā
ˁaŷaban) para denotar la contradicción con las leyes generales del objeto a
que aquella palabra se aplica, expresión harto repetida en la poesía de Abū al-ˁAtāhiya,
especialmente de tono ascético, véase «al-Urŷūza ḏāt al-amṯāl», véase Ašˁāruh
wa-ajbāruf, pp. 444-65, esp. (línea 257) y poema, n.º 18, p. 486. Véase el
verso de Ibn ˁArabī acerca de un predicador (wāˁiẓ) llamado ˁĪsà: «!Qué
extraño! ¿Cómo dejas muerto al corazón // y la vida de los corazones está en
tus palabras?», Dīwān, p. 47.
([88]) Alusión coránica: ¿O creéis que vais a
entrar en el Jardín antes de pasar por lo mismo que pasaron quienes os
precedieron?...» [2: 214].
([89]) El sendero (al-ṣirāṭ) es un puente
de pelo finísimo que cada persona debe pasar el día del Juicio para poder
entrar al Jardín. Existen hadices que hacen referencia al respecto: «El lema de
los musulmanes al pasar el sendero…», al-Tirmiḏī, Ṣifat al-qiyāma, n.º
2432; y sobre las pesas, véase el Corán: «La pesa ese día será la
Verdad. Aquéllos cuyas obras pesen mucho serán los que prosperen» [7: 8]. En el
hadiz: «… frases fáciles de repetir, pero muy pesadas en la balanza…»,
al-Bujārī, Kitāb al-daˁwāt, n.º 6406. El segundo hemistiquio emplea
terminología coránica: «¡Por el monte! ¡Por una Escritura, puesta por escrito
en un pergamino desenrollado (manšūr)» [50: 1-3]. Sobre este aspecto,
véase al-Gazālī, al-Iḥyāˀ, ṣifat al-mīzān wa-l-ṣirāṭ, pp.
1906-13.
([90]) Alusión coránica: «el día que el hombre huya
de su hermano, de su madre y de su padre, de su compañera y sus hijos varones,
ese día, cada cual tendrá bastante consigo mismo» [80: 34-7].
([91]) El primer hemistiquio es una alusión
coránica: «mientras que quien haya temido comparecer ante su Señor y preservado
su alma de la pasión» [79: 40]. El verso entero alude a algunos máximas de Abū
Madyan respecto a las reglas del compañerismo: «Lo más perjudicial es acompañar
a un sabio distraído, sufí ignorante o predicador hipócrita», «guárdate de
acompañar a los innovadores para el bien de tu religión», «mezclarse con los
innovadores conlleva la muerte del corazón», Uns al-waḥīd, pp. 72, 78,
87.
([92]) Alusión coránica: «… no sigáis las pasiones
de una gente que ya antes se extravió, extravió a muchos y se apartó del recto
camino» [5: 77].
([93]) Alusión al poema en letra «rāˀ» de
Abū Madyan: «El gozo de la vida solo se encuentra en la compañía de los fuqara…»,
véase Tres textos sobre el compañerismo, tr. A. Shafik, pp. 83-5.
([94]) Alusión al hadiz: «…recordad con insistencia
el espantagustos, la muerte…», al-Tirmiḏī, Ṣifat al-qiyāma, bāb ḥadīṯ akṯirū
min ḏikr hāḏim al-laḏḏāt, n.º 2460. Un hadiz débil: «Mensajero de Dios,
¿infórmame acerca de la ascesis? Contestó: “ˁAlī, ten presente el último día en
tu corazón, la muerte delante de tus ojos y tu comparecencia ante Dios”», Ibn ˁIrāq
al-Kinānī, Tanzīh al-šarīˁa al-marfūˁa ˁan al-ajbār al-šanīˁa al-mawḍūˁa,
ed. ˁA. W. ˁAbd al-Laṭīf y ˁA. al-Ṣaddīq, Beirut: Dār al-Kutub al-ˁIlmiyya,
1981, p. 30; Mawsūˁat al-aḥādīṯ wa-l-āṯār al-ḍaˁīfa wa-l-mawḍūˁa, ed. ˁA.
al-Ḥalabī y otros, Riad: Maktabat al-Maˁārif, 1999, vi, p. 475, n.º 15929. Compárese este verso de Umayya ibn
Abī al-Ṣalat (m. 626 aprox.): «Mantén la muerte delante de tus ojos y ten
cuidado de las desgracias de la vida, vaya desgracias», Dīwān, ed. S.
al-Ŷabīlī, Beirut: Dār Ṣādir, 1998, p. 96.
([95]) Alusión al hadiz: «Cuando un muerto es
enterrado, llegan dos ángeles, uno negro y el otro azul, que son llamados
al-Munkar y al-Nakīr…», al-Tirmiḏī, Kitāb al-Ŷanāˀiz, bāb mā ŷāˀ fī ˁaḏāb
al-qabr, n.º 1071. Véase también al-Gazālī, Iḥyāˀ, pp. 1882-88.
([96]) Este y el siguiente verso aluden a un hadiz
citado por Ibn Abī al-Dunyā: «¿Qué será de ti, ˁUmar, cuando te vengan los dos
interrogadores de la tumba (Munkar y Nakīr) escarbando la tierra con sus
colmillos, arrastrando sus cabellos, con sus ojos como relámpago arrebatador, y
sus voces como trueno ensordecedor, y con un látigo tan pesado que si el mundo
entero se reuniera para levantarlo, no serían capaces? …», Kitāb al-qubūr,
ed. Ṭ. al-ˁAmūdī, Riad: Maktabat al-Gurabāˀ al-Aṯariyya, 2003, n.º 54 (anexo),
p. 223. Aquí emplea también terminología coránica: «El relámpago les arrebata
casi la vista» [2: 20].
([97]) Verso ausente en el Dīwān.
([98]) Alusión coránica: «Dios confirma con
palabra firme a quienes creen, en la vida de acá y en la otra» [14: 27].
([99]) Verso ausente en el Dīwān. Alusión a
la terminología coránica, maqāmiˁ ‘focinos’: «se emplearán en ellos
focinos de hierro» [22: 21].
([100]) Alusión coránica: «El día que les
congreguemos a todos…»
[6: 22]. En el hadiz: «El sol se aproximará a las criaturas el día del Juicio,
hasta que esté tan cerca como una milla», Muslim, Kitāb al-Ŷanna, bāb fī waṣf
yawm al-qiyāma, n.º 2864. Véase también Ṣifat arḍ al-maḥšar wa-ahluh wa-ṣifat
al-ˁaraq min šiddat al-ḥarr, al-Gazālī, Iḥyāˀ, pp. 1898-1900.
([101]) Alusión al hadiz: «Este fuego que encendéis
es una setentava parte del fuego del infierno…», al-Tirmiḏī, Ṣifat ŷahannam,
bāb mā ŷāˀ anna nārakum haḏihi ŷuzˀan min nār ŷahannam, n.º 2589
([102]) Alusión al hadiz: «Los pies del siervo no se
moverán, el día del Juicio, hasta que se le haya preguntado sobre cuatro
asuntos: ¿cómo aprovechó su vida? ¿Qué hizo con su conocimiento? ¿De dónde
adquirió el dinero y en qué lo gastó? ¿En qué invirtió su salud?», al-Tirmiḏī, Ṣifat
al-qiyāma, bāb fī al-qiyāma, n. º 2417.
([103]) Alusión coránica: «Ese día sellaremos sus
bocas, pero sus manos Nos hablarán y sus pies atestiguarán lo que han cometido»
[36: 65].
([104]) Alusión coránica: «Os hemos prevenido contra
un castigo cercano, el día que el hombre medite en sus obras pasadas y diga el
infiel: “¡Ojalá fuera yo tierra!”» [78: 40].
([105]) Alusión coránica: «ése será, entonces, un día
difícil, para los infieles, no fácil» [74: 9-10]. Abū al-'Atāhiya tiene veros
similar: «El día del Juicio es un día difícil…», Ašˁāruh, p. 537.
([106]) Falta en el Dīwān. Alusión coránica:
«Se dirá: “Hoy os olvidamos Nosotros, como vosotros olvidasteis que os llegaría
este día…”». [45: 34] y «Se acerca el
momento en que los hombres deban rendir cuentas, pero ellos, despreocupados, se
desvían. Cuando reciben una nueva amonestación de su Señor, la escuchan sin
tomarla en serio, divertidos sus corazones…» [21: 1-3].
([107]) Alusión coránica: «Todo, grande o pequeño,
está consignado» [54: 53].
([108]) El primer hemistiquio es alusión: «Cada uno
gustará la muerte…» [3: 185]. Sobre la resurrección: «…pero no recibiréis
vuestra recompensa íntegra hasta el día de la Resurrección…» [3: 185] y « Esto
es así porque Dios es la Verdad, devuelve la vida a los muertos y es
omnipotente. Es que la Hora llega, no hay duda de ella, y Dios resucitará a
quienes se encuentren en las sepulturas.» [22: 6-7].
([109]) Falta en el Dīwān.
([110]) Alusión coránica: «Estas cosas te traían sin
cuidado. Te hemos quitado el velo y, hoy, tu vista es penetrante» [50: 22].
([111]) Alusión coránica: «Tienen corazones con los
que no comprenden, ojos con los que no ven…» [7: 179].
([112]) Este verso y los tres siguientes faltan en el
Dīwān.
([113]) El primer hemistiquio es alusión al hadiz:
«Apresúrense a realizar buenas obras antes de que lleguen las tentaciones como
parte de la negra noche, cuando el hombre sea un creyente por la mañana y un
incrédulo por la noche, o un creyente por la noche y un incrédulo por la
mañana, vendiendo sus convicciones religiosas por bienes mundanos», Muslim, Kitāb
al-Īmān, bāb al-ḥaṯṯ ˁalà al-mubādara bi-l-aˁmāl…, n.º 118. El segundo
hemistiquio: «… La vida de acá no es más que falaz disfrute» [3: 185].
([114]) En las máximas de Abū Madyan: «Quien no
encuentra una reprimenda en su corazón, está arruinado», Uns al-waḥīd,
p. 75.
([115]) Alusión coránica: «¿Mandáis a los hombres que
sean piadosos y os olvidáis de vosotros mismos…» [2: 44]. En una máxima de Abū
Madyan: «Alma mía, ¡atención!, para ti va la exhortación», Uns al-waḥīd, p.
82. En la biografía de Abū al-Rabīˁ Sulaymān al-Maṣmūdī, encontramos: «Se
exhortaba a sí mismo y controlaba con suma atención su estado», al-Sirr
al-maṣūn, p. 47. Abū
al-ˁAtāhiya recita: «Predicador de la gente, te conviertes en culpable // al
criticar actos que tú mismo cometes», Ašˁāruh, p. 425.
([116]) Alusión
coránica: «¡Creyentes! ¡Preocupaos de vosotros mismos! Quien se extravía no
puede dañaros, si estáis en la buena dirección…» [5: 105]. Ibn al-ˁArīf insta:
«Ocúpate de ti mismo y olvídate de los demás», Miftāḥ al-saˁāda, p. 138
(tr. esp. 272).
([117]) Falta en el manuscrito de Trípoli. Alusión
coránica: ¿Mandáis a los hombres que sean piadosos y os olvidáis de vosotros
mismos, siendo así que leéis la Escritura?» [2: 44].
([118]) Alusión coránica: «¡Creyentes! ¿Por qué decís
lo que no hacéis? Dios aborrece mucho que digáis lo que no hacéis» [61: 2-3].
Abū Madyan apela “al alma” mediante el vocativo, recurso repetidamente empleado
en la poesía de Abū al-ˁAtahiya, Véase Ašˁāruh, pp. 345, 377,
395, 417.
([119]) Este verso y los tres siguientes faltan en el
Dīwān.
([120]) En las máximas de Abū Madyan: «Quien se
engalana con lo fugaz, es vanidoso» y «Buscar estar por encima de la gente es
la causa de la perdición», Uns al-waḥīd, pp. 73, 78.
([121]) al-hāšimī o hachemita, es un clan árabe de Meca, al cual
pertenece el Profeta.
([122]) Aquí terminan los versos del Dīwān.