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Migración a la Argentina y regreso a Italia. Las actividades empresariales de Juan Giol en la Región del Véneto, 1912-1930
Migration to Argentina and return to Italy. Juan Giol's entrepreneurial activity in the Veneto Region, 1912-1930
Investigaciones y Ensayos, vol. 75, 2023
Academia Nacional de la Historia de la República Argentina

Dossier Empresas y Empresarios en la Argentina desde una perspectiva histórica

Investigaciones y Ensayos
Academia Nacional de la Historia de la República Argentina, Argentina
ISSN: 2545-7055
ISSN-e: 0539-242X
Periodicidad: Semestral
vol. 75, 2023

Recepción: 13 Abril 2023

Aprobación: 13 Agosto 2023


Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional.

Cómo citar: Olguín, P. (2023). Migración a la Argentina y regreso a Italia. Las actividades empresariales de Juan Giol en la Región del Véneto, 1912-1930. Investigaciones y Ensayos, (75), e003. https://doi.org/10.51438/25457055IyE75e003

Resumen: Los migrantes europeos que retornaron a sus países de origen en la era de la inmigración masiva que se inició en la década de 1880 y concluyó con el estallido de la Primera Guerra Mundial siguieron itinerarios diversos. Este trabajo se propone analizar las actividades económicas desarrolladas por Juan Giol -un inmigrante italiano devenido en un empresario vitivinícola exitoso en Argentina- que regresó a la patria en 1915 y puso en marcha una empresa agroindustrial diversificada en la región del Véneto, la cual dirigió desde 1915 y hasta su muerte en 1936. Sobre la base de un conjunto de documentos empresariales y personales inéditos pertenecientes a Juan Giol, se pretende reconstruir el proceso de inversión en explotaciones rurales iniciado en Italia antes del retorno, estudiar el funcionamiento y los resultados económicos de la Azienda Giol, conocer su relación con el capital acumulado y los negocios emprendidos en Argentina y reconstruir las redes de relaciones familiares, económicas y sociales tendidas a ambos lados del Atlántico. El estudio realizado revela una sangría de fondos transferidos desde Argentina a la Azienda Giol, que llegó a más que triplicar los beneficios promedio producidos por las unidades de negocios entre 1913 y 1930.

Palabras clave: Migración de retorno, era de inmigración masiva, empresarialidad, vitivinicultura.

Abstract: European migrants, who returned to their countries of origin in the era of mass immigration that began in the 1880s and ended with the outbreak of the First World War, followed various itineraries. This article aims to analize the economic activities carried out by Juan Giol -an Italian immigrant who became a successful wine businessman in Argentina-, who returned to his homeland in 1915 and started a diversified agro-industrial company in the Veneto region, which he directed from 1915 until his death in 1936. Based on a set of unpublished business and personal documents belonging to Juan Giol, it is intended to reconstruct the investment process in rural farms started in Italy before the return, study the operation and economic results of Azienda Giol, learn about its relationship with the accumulated capital and the businesses undertaken in Argentina and reconstruct the networks of family, economic and social relationships stretched on both sides of the Atlantic. The study carried out reveals a big cash flow transferred from Argentina to Azienda Giol, which more than tripled the average profits produced by the business units between 1913 and 1930.

Keywords: Return migration, era of mass immigration, entrepreneurship, viticulture.

INTRODUCCIÓN

Los migrantes europeos que retornaron a sus países de origen en la era de la inmigración masiva que se inició en la década de 1880 y concluyó con el estallido de la Primera Guerra Mundial siguieron itinerarios diversos (Sori, 1980; Carmagnani, 1994; Sánchez Alonso, 1995). Investigaciones recientes sobre distintas sociedades revelan que los saberes y ahorros obtenidos durante la experiencia migratoria les permitieron aspirar a ocupaciones mejor pagadas, adquirir tierras o, incluso, invertir en negocios seguros y de bajo riesgo y así mejorar su situación económica, aunque no llegaron a alcanzar la cúspide del poder social local (Núñez, 2005; Abramitzky, Boustan y Eriksson, 2019; Sánchez-Alonso, 2019). En Italia, en particular, solo unos pocos trabajadores se transformaron en empresarios. La relación inmigración/empresarialidad ha sido estudiada con detenimiento por la historiografía italiana, aunque este vínculo complejo y problemático entre dos realidades -la decisión de emigrar y la iniciativa empresarial- requiere de mayores reflexiones, sobre todo en relación con los emprendedores retornados. Los casos descriptos se vinculan con inmigrantes que, en la experiencia de trabajo en países industrialmente más avanzados que Italia, maduraron un know-how y saberes tecnológicos innovativos y tuvieron la posibilidad de invertir un capital en sus pueblos o ciudades de origen (Martellini, 2009, pp. 285, 299, 300). Pero no dan cuenta de la creación de empresas de mayor envergadura, ni del sostenimiento de vínculos económicos y/o financieros con los países americanos que los habían acogido ni del impacto económico de sus inversiones en el desarrollo local en Italia.

Este trabajo se propone analizar las actividades económicas desarrolladas por Juan Giol -un inmigrante italiano devenido en un empresario vitivinícola exitoso en Argentina entre 1890 y 1914- que regresó a la patria en 1915 y puso en marcha una empresa agroindustrial diversificada en la región del Véneto, la cual dirigió desde 1915 y hasta su muerte en 1936. Sobre la base de un conjunto de documentos empresariales y personales inéditos pertenecientes a Juan Giol, se pretende reconstruir el proceso de inversión en explotaciones rurales iniciado en Italia antes del retorno (1912), estudiar el funcionamiento y los resultados económicos de la Azienda Giol -con sede en San Polo di Piave-, comprender su relación con el capital acumulado y los negocios emprendidos en Argentina y reconstruir las redes de relaciones familiares, económicas y sociales tendidas a ambos lados del Atlántico.

Este estudio permitirá conocer mejor los mecanismos a través de los cuales se conectaron dos espacios económicos que se han examinado por separado, privilegiando los análisis a escala nacional, regional y provincial. Al respecto, los recientes aportes de la historia global han enfatizado la necesidad de ampliar el período y espacio de análisis, en tanto, en forma notable desde la Revolución Industrial, «lo local» y «lo global» han perdido la distancia espacio/temporal que los separaba y se han vuelto aspectos simultáneos de la realidad (Schäfer, 2007, p. 519). De tal modo, al vincular una economía periférica con otra central, permitirá complejizar imágenes o versiones consagradas por la literatura académica entre los desempeños empresariales de los países del «nuevo mundo» y los del «viejo mundo». Bajo este enfoque se encuentran las contribuciones que han indagado los múltiples factores económicos, sociales y culturales -tanto de origen como de destino- que coadyuvaron a la inserción de los inmigrantes europeos, y particularmente italianos, en una economía agraria de clima templado en transformación, como la de Argentina de fines del siglo XIX, que se había integrado a la división internacional del trabajo a través de la exportación de productos primarios y la importación de manufacturas; asimismo, los trabajos también han explorado experiencias heterogéneas y los elementos que intervinieron en la decisión temprana o tardía de retornar a la tierra natal (Scarzanella, 1983; Devoto y Rosoli, 1985; Franzina, 1995, 2000; Fernández y Moya, 1999; Martellini, 2000; Sanfilippo, 2003; Devoto, 2003, 2006; Frid y Bernasconi, 2006; Cristóforis y Fernández, 2008; Bjerg, 2009; Corti e Sanfilippo, 2009, 2012; Otero, 2012).

La historiografía vitivinícola argentina se ha centrado en el rol que tuvieron los inmigrantes europeos en la transformación agroindustrial vitivinícola de la Provincia de Mendoza, especialmente en la creación de grandes empresas integradas verticalmente que surgieron y se expandieron al calor del crecimiento económico que se aceleró luego de la superación de la crisis financiera de 1890 y perduró hasta 1914. Los resultados de las pesquisas, obtenidos, principalmente, sobre la base de documentos empresariales (Escorihuela, Arizu, Giol y Gargantini) y protocolos notariales (Tomba, Benegas, Giol y Gargantini) permitieron restituir los procesos de capitalización e inserción social de sus propietarios, las estrategias productivas y comerciales, el posicionamiento en el mercado de vinos, las redes de relaciones personales y los vínculos políticos, la creación de asociaciones empresariales; sin embargo, en ningún caso han documentado desempeños empresariales transoceánicos (Bragoni, 1993, 1999; Mateu, 2002, 2009; Barrio de Villanueva, 2006, 2007, 2010; Olguín, 2010; Bragoni, Mateu, Olguín y Mellado, 2011).

Las fuentes utilizadas en la investigación incluyen documentación original e inédita recopilada en archivos privados y públicos de Italia, como la contabilidad de la Azienda Giol, libros de actas de la Bodegas Giol y la revista L’EconomíaNazionale, además de la Guía de Sociedades Anónimas de la República Argentina y estadísticas monetarias y cambiarias italianas y argentinas, entre otras. Sobre esta base, la metodología contempla la construcción de variables e indicadores cuantitativos relativos a la estructura productiva, la evolución del capital y los resultados económicos de la Azienda Giol.

El trabajo se organiza en tres partes. La primera, con la intención de conocer el origen del capital invertido en Italia al final de la experiencia migratoria, explora el ascenso empresarial de Juan Giol en Mendoza, y se enfoca en las estrategias de capitalización e inversión y el peso de las redes de relaciones sociales, laborales y empresariales. La segunda parte examina el paulatino proceso de adquisición de propiedades rurales en las provincias de Venezia (San Donà di Piave, Ceggia) y Treviso (San Polo di Piave y municipios contiguos) y en las características de las explotaciones agrarias y los establecimientos industriales que conformaron la estructura productiva de la Azienda Giol en San Polo di Piave. Y, la tercera, analiza la evolución del capital, los resultados económicos de la empresa agroindustrial diversificada y su relación con el capital acumulado en Argentina, en un período comprendido entre las vísperas de la primera guerra mundial y la crisis del decenio 1930.

LA CONSTRUCCIÓN DE UN EMPORIO VITIVINÍCOLA EN ARGENTINA

Giovanni Giol nació en 1866 en el seno de una modesta familia en Vigonovo di Fontanafredda, un pueblo de unos 4.000 habitantes de la provincia de Pordenone, perteneciente a la región Friuli Venezia Giulia. Algunas fuentes de época refieren que habría sido huérfano de padre y que, desde niño, junto a los hombres del pueblo, habría cruzado las montañas que los separaban de Austria en busca de trabajo para la temporada de invierno, como era habitual en las economías de base agrícola y ganadera de zonas fronterizas (Franzina, 2006). En 1887, con la mayoría de edad, siguió el éxodo de italianos que cruzaban el Atlántico y se embarcó hacia Buenos Aires; en efecto, los campesinos del Véneto, Trentino Alto Adige y Friuli, que antes migraban estacionalmente al Imperio Austrohúngaro, se encontraban entre los que querían emigrar a América Latina para adquirir tierras y establecerse definitivamente en el extranjero (Vezzoli, 2020, p. 36). En el período 1876-1900, Friuli Venezia Giulia estaba segunda en el ranking de las regiones que exhibieron -en promedio- mayor cantidad de expatriados: con el 16% del total, se encontraba detrás del Véneto (18%) y era seguida por Campania (10%). Mientras que, por su parte, Argentina (15%) se encontraba entre los principales destinos de inmigración en América, muy cerca de Brasil (15,5%) y Francia (15,5%), y delante de Estados Unidos (14,5%) (Favero y Tassello, 1978, p. 22).

Si bien sus primeros años en Argentina no están documentados, la prensa argentina e italiana aporta cierta información. Una revista dedicada a tratar asuntos económicos y empresariales,1 cuyo corresponsal visitó la Azienda Giol en 1928, sostuvo que Giol no pudo insertarse en la economía bonaerense y, entonces, se dirigió a Mendoza, donde la economía despuntaba de la mano de la modernización vitivinícola y le habrían dicho que podría «encontrar modo de ocuparse». Allí habría comprado una pequeña cantidad de vino y lo habría llevado con un carro donde paraban los trabajadores que estaban construyendo una línea del ferrocarril «Trasandino» hacia Chile para vendérselo a los operarios. Un año más tarde habría reunido «un gruzzoletto di ben 4.000 pesos» y, con él, alquilado una viña; de hecho, con ese dinero habría podido adquirir decenas de hectáreas de terrenos cultivados en los departamentos de Belgrano, Guaymallén o Maipú, y cientos de hectáreas de terrenos no cultivados o escasamente cultivados en zonas más alejadas.2 Con la uva producida, habría fabricado «a la intemperie y bajo un castaño» el primer vino en tinajas modestas. Luego, habría aumentado los cultivos de viña, comprado otros terrenos y sustituido los métodos de triturado por otros más adecuados. Por otra parte, la prensa mendocina en 1911, cuando Juan Giol era ya un importante empresario, afirmó que se había empleado como contratista de plantación3 en la finca El Trapiche, perteneciente a Tiburcio Benegas (un prominente político y empresario que fue gobernador de Mendoza entre 1887 y 1889) y en la finca de Emiliano Lemos, bodeguero de Las Heras, departamento en el que habría arrendado un viñedo en 1890 (Barrio, 2007, p. 41-42). El oficio de contratista implicaba la posesión de algún capital, por lo cual esta información no necesariamente es contradictoria con la versión italiana.

Estas actividades le habrían permitido acceder a círculos de agricultores y empresarios nativos e inmigrantes. Tal vez allí conoció a su socio, Giovan Battista Gargantini, originario de Lugano, Suiza; las primeras acciones conjuntas de las que se tienen registro corresponden a envíos de vino por ferrocarril realizados desde Mendoza y hacia Buenos Aires y Rosario en 1894.4 También podrían haberse relacionado a través de lazos familiares, ya que Giol se casó, en 1890, con Margarita Bondino, nacida en Lanzacco di Pavia d’Udine, de la región Friuli Venezia Giulia, quien era hermana de Olivia, esposa de Gargantini. Las relaciones familiares construidas a partir del matrimonio podrían haber sido fundamentales para el ascenso económico y social de Juan Giol.

En este caso, y en muchos otros, como ha destacado la historiografía italiana, la experiencia migratoria, a través del ahorro, produjo una historia de acumulación primaria de capital, que unida a la iniciativa privada del inmigrante (fantasía, competencia, etc.) generó empresas (Martellini, 2009, p. 290). En efecto, Giol y Gargantini formalizaron su actividad económica en 1898, constituyendo una sociedad comercial para operar en el sector vitivinícola, aunque también desarrollaron operaciones inmobiliarias y financieras. Declararon un terreno de 33 ha con viñedo y una bodega en Maipú por el valor de m$n 300.000, que habían comprado un año antes con m$n 70.000 en condiciones financieras favorables. En 1899, contando con importantes maquinarias, comenzaron un proceso gradual de ampliación del establecimiento industrial y registraron la marca Toro. De hecho, cuando Giol regresó a Buenos Aires en 1902 de un viaje a Italia declaró en ocupación possidente, esto es terrateniente.5 Este proceso de expansión de la estructura productiva acompañó la etapa de fuerte crecimiento económico provincial que siguió a la crisis de 1890 y que, hasta 1914, solo fue interrumpida por la crisis vitivinícola de 1900-1903,6 como muestra el aumento exponencial de los recursos tributarios colocados al vino y la uva7 y la mejora en las condiciones de vida de las familias de trabajadores (Olguín y Bragoni, 2023). Asimismo, penetraron tempranamente en las élites económicas y sociales locales. Ejemplos de ello fueron los garantes de los créditos comerciales que tomaron en el Banco Provincia de Mendoza desde 1896, entre los que se encontraban importantes figuras de la economía y política provincial y nacional, como Francisco Civit y su hijo Emilio (ambos fueron gobernadores de la provincia y ocuparon importantes cargos públicos), y su participación como socios fundadores y directivos en influyentes asociaciones empresariales, como el Centro Vitivinícola Nacional.

La firma Giol y Gargantini se transformó vertiginosamente en una «azienda agrícola modelo» y logró una posición de liderazgo en el mercado de vinos, que disputó a las sociedades Tomba y Arizu. El primer año de actividad, su bodega La Colina de Oro elaboró 40.000 hl, cantidad que aumentó -en promedio- en 10.000 hl por año. Así, alcanzó 105.000 hl en 1905 y 210.000 hl en 1906, para trepar a 230.000 hl en 1909, 300.000 hl en 1910 y 420.000 hl en 1911. Estos volúmenes representaban el 8% de la producción total de vino de Mendoza en 1898 y el 12% en 1911 (Olguín, 2010). En la Tabla 1 se detalla la ampliación de la estructura productiva en tres momentos del ascenso empresarial.

Tabla 1
Propiedades de la firma La Colina de Oro

Fuente: Elaboración propia en base a Barrio de Villanueva (2007, p. 53) y SA. Bodegas y Viñedos Giol, Actas de directorio, N°1, 1911, pp. 4-5.

La renovación del contrato social en 1908 mostró el espectacular crecimiento de la sociedad en sus diez años de existencia. El capital asignado por los socios fue de m$n 4.063.847, es decir superaba casi 14 veces aquel de 1898 y correspondía a 2 veces al declarado por su competidora, la empresa Arizu. En 1910, la sociedad se había convertido en la empresa vitivinícola más grande de Argentina, en cuanto a capacidad productiva. Poseía tres bodegas: La Colina de Oro (situada estratégicamente entre las estaciones ferroviarias Gutiérrez y Maipú), La Florida y Runge. En la primera de ellas, trabajaban 200 operarios que en el momento de la cosecha llegaban a 500. Las uvas compradas provenían de viñedos propiedad de la viuda de Antonio Tomba, de Luis Tomba, de Emilio Civit, de la viuda de Guinazú, entre otros. Dos italianos eran responsables de la calidad del vino y la gestión de las finanzas, Tobias Noseda, que era el director técnico, e Iride Marelli, que tenía el cargo de jefe contable. La mayor parte de la producción correspondía a vino tinto de marca Toro (aunque se producían en menor cantidad vinos blancos, finos y oporto), que llegaban a Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba a través de representantes comerciales: Stampanoni y Paglieti, Risso Hnos. y Cía., Eugenio Solari y Fratelli Nardin, en Buenos Aires, y Blas Gallo, Santiago Pinasco y Cía. y Pablo Sandino, en Rosario. Ese mismo año, en sus residencias de Maipú, Giol y Gargantini ofrecieron un banquete al presidente José Figueroa Alcorta, quien regresaba de un viaje a Chile. Igualmente, Giol se desempeñó como concejal del Departamento de Maipú hacia 1911 y fue miembro fundador y primer presidente del Hospital Diego Paroissien desde 1904 a 1912 o 1915.

En plena fase expansiva, en 1911, Bautista Gargantini decidió regresar a Lugano, donde se dedicó a desarrollar proyectos inmobiliarios (como su residencia Villa Florida y el pequeño barrio de los palacios Gargantini, en la rivera del lago), pero mantuvo vínculos económicos y familiares con su concuñado hasta el final de su vida. Por su parte, Juan Giol, ese mismo año, formó la sociedad anónima Bodegas y Viñedos Giol, junto con el Banco Español del Río de la Plata (BERP) y otros inversores. El capital social, de m$n 10.000.000, fue aportado en un 35,5% por Giol, un 53% por el BERP y un 11,5% por otros accionistas, algunos de los cuales eran comerciantes de vino. Este capital fue constituido con el activo y el pasivo de Giol (correspondientes a las propiedades de Maipú, las de Rivadavia quedaron para Gargantini) y el activo de la sociedad Arturo Dacomo e Cía. (principal deudor de La Colina de Oro en 1910 y propietario de la bodega El Progreso, que poseía desvío ferroviario a la estación de Gutiérrez, con una capacidad de producción de 100.000 hl) y del Banco, que cubría el pasivo. Adicionalmente, Giol recibió, en compensación, por parte de este último m$n 4.700.000.

Gracias al crédito aportado por el BERP para la ampliación de la estructura de distribución y comercialización de la firma y al gerenciamiento de Giol (que además prestaba servicios como administrador general) en 1914 fue inaugurado el «vinoducto aéreo más grande del mundo», que transportaba los vinos producidos en la bodega La Colina de Oro a la bodega El Progreso, donde eran fraccionados y despachados por ferrocarril a los principales centros de consumo del país (Olguín, 2010, p. 89).

El éxito empresarial de Giol y Gargantini en Argentina ilustra el cambio de rol de los inmigrantes italianos de «objeto de consumo y mano de obra masiva» a «sujetos emprendedores». La masa de inmigrantes arribados a América había sido la llave de acceso a los mercados de exportación para las regiones vitivinícolas italianas. La creación de una demanda de importaciones de vino (que llevó a que las bodegas de grandes y medianas dimensiones tuvieran representantes en Argentina y Estados Unidos), basada en la nostalgia por los productos de consumo popular, entre los que se encontraban también el tabaco y la armónica, también llevó a inventar una producción local ad hoc -como las precarias formas de elaboración y comercialización que mostraron las primeras partidas de vino de Juan Giol en Mendoza-, antes de que fuera posible organizar la producción de vino argentino -como la compleja e innovadora empresa que resultó de la asociación entre Giol y su concuñado- (Martellini, 2009, p. 288).

RITORNO IN PATRIA: LAS INVERSIONES EN VENEZIA Y TREVISO

En 1915, cuando la vitivinicultura enfrentaba una profunda crisis e Italia ingresaba en la Primera Guerra Mundial, Juan Giol y su familia regresaron a Italia. En Argentina, solo permaneció su hijo mayor, Humberto, quien se casó con su prima Leonor Gargantini, y encaró nuevos emprendimientos vitivinícolas bajo la supervisión atenta de su padre -como muestra el fluido intercambio epistolar entre ambos-. Humberto y su primo, Nicola Pezzutti (probablemente hijo de su hermana Luisa Giol), recibieron en varias oportunidades un poder legal para actuar en su representación. Nicola, por su parte, fue el encargado de asistir a las asambleas de accionistas de ByVG, ya que al contrario de lo que se pensaba hasta el momento, Juan Giol no se deshizo de las acciones de esa empresa; del mismo modo, Humberto y los Gargantini conservaron las suyas.8

Las razones por las cuales, casi cincuentenario, decidió regresar a Italia no están todavía claras. Si bien Argentina no constituía el principal país de salida,9 el duro impacto que recibió esta economía agroexportadora con el estallido de la guerra (la reducción de los ingresos provenientes del comercio exterior y la suspensión del ingreso de capitales) hacía prever tiempos difíciles. En el plano local, la caída del precio mayorista del vino ofrecía indicios de una profunda crisis sectorial y, aunque Juan Giol mantuvo sus inversiones en el país, el rechazo sufrido por parte del empresariado vitivinícola en relación con el proyecto que presentó para disminuir el excedente de vinos del mercado y así recomponer los precios, podría haber pesado en su determinación. Tal vez, como ocurrió a muchos de los inmigrantes retornados, la idea de regresar a la patria estuvo siempre presente en la mente de Giol, incluso antes de realizar la primera de sus inversiones, mientras residía en Argentina, al adquirir una explotación agraria a la que llamó Azienda Mendoza en San Donà di Piave y Ceggia, Provincia de Venezia (1912); o, la concretada el año del regreso (1915), al comprar una antigua bodega en San Polo di Piave, Provincia de Treviso (en los libros contables es nombrada como Azienda Privata10), que en parte sería destruida por los bombardeos de los soldados austríacos. La región receptora, Venezia, se encontraba entre los lugares de origen menos atractivos para los retornados en el período 1905-1915 (2%), apenas por encima del Friuli Venezia Giulia (0,5%) y lejos de las ubicadas en el sur, como Campania (19%), Sicilia (15%) y Calabria (9%) (Favero y Tassello, 1978, p. 25); sin embargo, cabe destacar que en las áreas en las que se habían asentado la mayor parte de los emigrados del Véneto (Brasil) las posibilidades de movilidad económica y social fueron mucho más acotadas que las que encontró Giol en la Provincia de Mendoza. Asimismo, el reconocimiento social en su país de origen puede haber tenido también algún peso. La guerra había suscitado ideales nacionalistas entre los italianos que vivían en el extranjero, que defendían la «italianidad», y según consignó la revista citada anteriormente, Giol habría contribuido al financiamiento del ejército.

Lo cierto es que la familia Giol se instaló en Conegliano y luego se refugió en Roma, donde permaneció hasta la libración del Véneto en 1918. Finalizada la guerra, Juan Giol adquirió un predio de 1.000 ha de terrenos agrícolas al Conde Nicolò Papadopoli Aldobrandini en la Provincia de Treviso, que constituyó una pieza clave de la empresa agroindustrial que estaba organizando. Emplazado en San Polo di Piave y los municipios contiguos de San Polo di Piave, Ormelle, Mareno di Piave y Cimadolmo, contenía casas rurales, palacios y villas y un castillo de estilo gótico que fue utilizado como residencia familiar; allí financió un hogar infantil, además del que organizó en su pueblo natal. Su finca en Ceggia-San Donà fue completamente destruida por el ejército austríaco, tanto las casas rurales como las plantaciones. Lo mismo ocurrió con las propiedades de San Polo di Piave. En 1920 contrató un estudio de arquitectos en Milán para reconstruirlas y comenzar a producir al año siguiente. Por último, en 1927 compró nuevos terrenos en Gorgo di Monticano y construyó una hilandería en San Polo para fabricar hilos de seda.

El emplazamiento de las explotaciones agrícolas y agroindustriales se presenta en la Figura 1. Se puede advertir su cercanía con Conegliano, importante zona vitícola de la región del Véneto que desde entonces ha contado con una de las escuelas de viticultura más avanzadas e innovadoras del mundo. De hecho, entre sus alumnos se educaron jóvenes mendocinos, algunos de los cuales fueron becados por el gobierno provincial.


Figura 1
Localización de las propiedades de Juan Giol en Italia
Fuente: Ricardo Cohn (INCIHUSA-CONICET) sobre la base de cartografía general.

Hacia fines de la década de 1920, la Azienda Comm.11 Giovanni Giol estaba organizada en cinco unidades económicas, que constaban de tres explotaciones agrícolas y dos industriales (bodega e hilandería) con tecnología moderna, las cuales se extendían en casi 3.000 ha que incluían más de 180 casas rurales, donde vivían unos 4.300 agricultores: Azienda Mendoza (1912), Azienda Privata (1915), Azienda di San Polo (1919), Azienda Gorgo (1927) y La Filanda (1927). Juan Giol centralizaba la toma de decisiones y dirigía todas las unidades de negocio con la ayuda de sus tres hijos: Vittorio, dedicado a la contabilidad general; Giovanni, graduado en ciencias agrarias, atendía la elaboración de vino y proporcionaba asesoramiento técnico a las tres empresas agrarias; y Americo, encargado de la fábrica de hilos de seda. A su vez, cada azienda estaba a cargo de un director técnico. Todas disponían de una oficina administrativa que semanalmente remitía un reporte a la administración central, sobre la rendición de la caja, el movimiento del ganado y de las mercaderías, y de los trabajos en curso o a realizarse. La producción era variada e incluía, principalmente, uva y vino, moreras (para alimentar los gusanos de seda), trigo, maíz, remolacha azucarera, alfalfa, ricino, tabaco y capullos de seda. Las cabezas de ganado, de bovinos y equinos, en su mayor parte, superaban las 3.000 unidades. Las casas de los trabajadores tenían establo, granero, henil (silos en algunas de ellas) y agua potable, obtenida mediante pozos artesianos. La población agrícola era numerosa y la mezzadria12 constituía la forma de administración de las fincas.13


Figura 2
Tenuta di Mendoza, Casa rural Margherita
Fuente: “Le poderose organizzazioni agricole italiane. L’azienda del comm. Giovanni Giol”, L’Economia Nazionale, Milano, año 20, N°12, 1928, p. 23.

La Filanda, por su parte, que contribuyó satisfacer las necesidades laborales de la población femenina, forzada en gran parte a la emigración, ocupaba a 350 operarias que, en épocas de gran actividad, aumentaban a 450. Este emprendimiento se inició luego de que a Juan Giol le fuera asignado el título de Commendatore y fuera designado podestà o intendente del municipio de San Polo en 1926, como consecuencia de su temprana adhesión al fascismo;14 este vínculo probablemente fue significativo para su actividad empresarial, aunque antes de que el régimen llegara al poder en 1922 ya había realizado importantes inversiones.


Figura 3
Grupo de operarias en la fachada de la Hilandería
Fuente: “Le poderose organizzazioni agricole italiane. L’azienda del comm. Giovanni Giol”, L’Economia Nazionale, Milano, año 20, N°12, 1928, p. 23.

Una síntesis de la estructura productiva se expone en la Tabla 2.

Tabla 2
Azienda Comm. Giovanni Giol: estructura productiva

Fuente: Elaboración propia en base a documentos relativos a la contabilidad de la Azienda Comm. Giovanni Giol (Archivo privato Vinicio Cesana, San Polo di Piave) y “Le poderose organizzazioni agricole italiane. L’azienda del comm. Giovanni Giol”, L’Economia Nazionale, Milano, año 20, N°12, 1928.* Las colonias tenían unas 20 ha y cada casa rural (en su mayoría con dos pisos y planta baja) tenía capacidad para alojar de 20/30 personas. Las más grandes eran Cà-Giovanni, Dominicale di Fossà (con modernos graneros y bodegas); Alto Godoy, Maipú, Ca’Umberto, Montevideo, Cà Margherita Russel, Buenos Aires, Tripoli, Conegliano, Ca’Gigí, Ca’ Aida, Repubblica Argentina, Ca’Juancito, Romano, Ca’Vittorio, Ca’Italo, Rivadavia, America, Vigonovo, General Gutierrez, La Plata, Ca’Americo, Ca’Margherita, Ca’Caterina, Luzuriaga, Lugano. Cada establo contenía de 18/24 cabezas de ganado bovino y los graneros de 10/12 onzas de semillas.** Los trabajadores eran regulados por los contratos provinciales vigentes. 67 familias de colonos reunían 1.400 personas. Cada familia tenía un jefe, padre de numerosos hijos, “quienes hacían rápidamente más numerosos nietos”, todos sujetos a él para el trabajo (poder), cuya superficie variaba de 10/20 ha.

Así como Juan Giol gestionaba sus negocios en San Polo con la colaboración de sus hijos, en Mendoza lo hacía con la asistencia de Humberto, Nicola Pezzutti y el hijo de su exsocio y sobrino, Bautista Gargantini (h) (quien se desempeñó como vicegobernador de Mendoza entre 1922 y 1924). En 1921 otorgó a Humberto y a Bautista Gargantini (h) un amplio poder legal para el manejo de sus negocios en Argentina. Este instrumento también lo extendido a su sobrino Nicola, de quien recibía informes periódicos sobre el giro de los negocios, rendiciones de cuenta y un inventario de sus activos (entre ellos, estaba la tenencia de acciones de ByVG).

LA TRANSFERENCIA DE FONDOS DESDE L’AMERICA

La Azienda Privata, especializada en la producción de uvas y vinos, recibió periódicamente remesas (envíos de dinero) desde Buenos Aires, America y Azienda Maipú, de manera regular entre 1915 y 1930. De hecho, el capital social de la Azienda Privata, que alcanzó 2.669.027,44 liras en junio de 1915, en su mayor parte, estaba formado por fondos enviados desde Argentina (2.000.000 de liras). En la Tabla 3 se presenta un conjunto de indicadores relativos a la evolución del flujo total de fondos, tanto de los originados en la actividad vitivinícola en Italia como de los girados desde Argentina (los valores están expresados en liras en monera constante de 1913, a fin de excluir el impacto de la variación del nivel general de precios de la etapa de la guerra, la posguerra y el inicio de la Gran Depresión).

Tabla 3
Azienda Privata (bodega): Movimiento de fondos, 1915-1931 (liras en moneda constante de 1913)

Fuente: Elaboración propia en base a documentos de la Azienda del Comm. Giovanni Giol (Archivo privato Vinicio Cesana, San Polo di Piave) y Gráfico 1 del Apéndice estadístico.Nota: Ejercicios económicos cerrados al 30 de junio hasta 1919 y al 31 de diciembre desde 1920 (ejercicio irregular del 1° de julio de 1919 al 31 de diciembre de 1920). Los precios han sido deflactados sobre la base del Índice de Precios al Consumo para las familias de operarios y empleados, con base 1913=1. La participación en los fondos del ejercicio se calcula como el cociente entre cada rubro de fondos (resultado del ejercicio anterior, remesas u otros ingresos/egresos) y el total de los fondos recibidos en el ejercicio (es decir, se excluyen los fondos disponibles al inicio del ejercicio).

Los datos consignados permiten apreciar que, si bien las actividades económicas generaron utilidades por 970.586 liras (en valores de 1913) entre 1915 y 1928, el crecimiento del flujo de fondos anual se debió fundamentalmente a las remesas procedentes de Argentina, cuyo valor total acumulado alcanzó 11.756.962,90 liras (este importe resultaba equivalente a m$n 4.478.594 de 1913,15 esto es el 67% de la recaudación tributaria y el 66% del presupuesto de Mendoza para el mismo año). Asimismo, las remesas representaron el 88% de los fondos anuales generados en el ejercicio (se excluyen los fondos al inicio del ejercicio). La depreciación de la lira (que fue también importante en relación con el dólar y, sobre todo, con la libra esterlina) multiplicó el valor de los pesos girados desde Argentina, principalmente entre 1920 y 1925. La cotización del m$n en liras pasó de 3,4 en 1919 a 6,7 en 1920, escalando hasta 10,2 en 1925. Luego de alcanzar un máximo al año siguiente, comenzó un marcado descenso (véase Gráfico 2 del Apéndice estadístico). Fue justamente en ese intervalo de tiempo cuando los envíos de fondos fueron más frecuentes (48% del total).

Aun incorporando los beneficios netos aportados por el resto de las unidades de negocios de la Azienda Comm. Giovanni Giol, las remesas superaban por mucho la capacidad de generación de fondos de la firma (3,7 veces). La Azienda San Polo (44%), la Azienda Privada (30%) y la Azienda Mendoza (22%) constituyeron las unidades de negocio que aportaron mayores beneficios. El detalle se expone en la Tabla 4.

Tabla 4
Resultado económico total neto de la Azienda Comm. Giovanni Giol y remesas enviadas desde Argentina, 1913-1931 (liras en moneda constante de 1913)

Referencias: S/a, sin actividad durante la guerra; BNT, Beneficio Neto Total.

Fuente: Elaboración propia en base a documentos de la Azienda del Comm. Giovanni Giol (Archivo privato Vinicio Cesana, San Polo di Piave) y Gráfico 1 del Apéndice estadístico.Nota: Ejercicios económicos cerrados al 30 de junio hasta 1919 y al 31 de diciembre desde 1920 (ejercicio irregular: 1° de julio de 1919 al 31 de diciembre de 1920). No pudimos confirmar la fecha de cierre de ejercicio económico para 1913 y 1914, suponemos que era el 30 de junio. Los precios han sido deflactados sobre la base del Índice de Precios al Consumo para familias de operarios y empleados, con base 1913=1.

El cruce de documentos empresariales de la Azienda Giol en Italia y ByVG en Argentina permite rastrear, en parte, el origen de los fondos. El pago de m$n 4.700.000 realizado por el BERP en compensación por los activos aportados a la sociedad ByVG en 1911 y los dividendos generados por la tenencia de m$n 3.550.000 en acciones (35,5 % de un capital social de m$n 10 millones) otorgaron fondos líquidos a Juan Giol para invertir en Italia. Los m$n 4.700.000 (que representaban el 86% de los ingresos tributarios y el 74% del presupuesto total de Mendoza para ese año) equivalían a 10.518.756 liras de 1913. Por su parte, el reparto de utilidades autorizado por la primera asamblea general ordinaria celebrada en 1912, que ascendió a m$n 213.000, y su sueldo como administrador general a m$n 36.387,84,16 correspondían a 555.815 liras de 1913. Sin embargo, aunque Juan Giol tuvo en sus manos 11.074.571 de liras a precios de 1913 (cifra que se aproxima a las remesas totales giradas en todo el período), sólo requirió una pequeña parte para realizar las primeras inversiones en su tierra natal, así como llevar adelante las tareas de reconstrucción de las plantaciones e instalaciones dañadas por la guerra: la Azienda Mendoza (1912) tuvo un costo de 1.410.245 liras y la Azienda San Polo (1919) uno de 1.754.054 de liras (ambas cifras están expresadas en precios de 1913).17

ByVG continuó aportando recursos en los años sucesivos gracias a la elevada participación que el empresario italiano conservaba en el capital social. El 28% de las acciones que poseía en septiembre de 1917 se redujo a 0,6% recién en junio de 1925 y, finalmente, a 0% en julio de 1927.18 La venta se produjo luego de que naufragara una oferta de compra del resto del paquete accionario por parte de Juan Giol al BERP para tomar el control de la firma en 1924, en un contexto de recuperación del consumo per cápita y la producción de vinos en el país al superarse los efectos de la crisis económica provocados por la Primera Guerra Mundial. Ante el fracaso de la iniciativa, los fondos obtenidos podían girarse a Italia y beneficiarse de la depreciación de la lira. En la Tabla 5 se detalla una estimación de los beneficios distribuidos a Giol partir de la información disponible.

Tabla 5
Dividendos de la empresa Bodegas y Viñedos Giol percibidos por Juan Giol

Fuente: SA Bodegas y Viñedos Giol, Libro de Actas N°1, Acta N°7, Primera Asamblea General Ordinaria celebrada el 27/04/1912, f. 35 (foto 6092); República Argentina, Guía de Sociedades Anónimas, años 1923, 1924, p. 201; 1927/28, p. 209; Inventarios (Archivo privato Vinicio Cesana, San Polo di Piave); y Gráficos 1 y 2 del Apéndice estadístico.Nota: Primer ejercicio económico irregular terminado el 29 de febrero de 1912. En adelante, los ejercicios cerraron el 30 de junio. En 1912, la asamblea de accionistas acordó distribuir un poco menos que el 85% (20.000 acciones a m$n 30 c/u). Suponemos que en los años siguientes se distribuyeron el total de utilidades líquidas.

Las ganancias obtenidas por la participación de Giol en el capital social de ByVG en la década de 1920 continuaron aportando fondos que podrían haber contribuido a financiar las actividades empresariales de su fundador en el norte de Italia, aunque en menor medida que en el decenio precedente. En efecto, la firma amplió su estructura comercial hacia otras provincias del país, instalando plantas de fraccionamiento y embotellamiento de vinos. Incluso -gracias a su vínculo con el BERP y su presencia en el mercado nacional- durante la Gran Depresión de la década de 1930 obtuvo casi siempre resultados económicos positivos. No obstante, la compra de la AziendaGorgo en 1927, cuyo valor ascendió a 1.784.718 liras de 1913, y el costo de construcción de La Filanda el mismo año, que podemos aproximar en 1.849.202 liras de 1913 (suma del valor consignado para los rubros del activo, esto es bienes inmuebles, maquinarias y objetos móviles, montos genéricos y semovientes), no habrían podido ser afrontados solo por los dividendos liquidados en Argentina.

El estudio de los resultados económicos de la Azienda Giol y su relación con el flujo de fondos girado desde Argentina permite tender puentes entre desempeños empresariales del “nuevo” y el “viejo” mundo durante la era de la inmigración masiva. La evidencia empírica construida revela una sangría de divisas, que tuvo origen principalmente en el éxito empresarial de Juan Giol y Bautista Gargantini alcanzado en Argentina entre la salida de la crisis de 1890 y 1914, y que luego fue engrosada por los dividendos producidos por Bodegas Giol en los años siguientes y destinada a organizar una firma agroindustrial diversificada en municipios contiguos de la región del Véneto. Con todo, los movimientos anuales de fondos dan cuenta de la obtención de beneficios por las actividades locales relativamente bajos en relación con el valor total de los giros recibidos desde Argentina. De acuerdo con los cálculos efectuados sobre la base a un estudio minucioso de la contabilidad de la Azienda Giol, este indicador fue del 27% en el período 1913-1930.

La magnitud de las inversiones realizadas, estrechamente relacionada con la decisión del «retorno in patria», llama la atención no solo sobre el rol de los inmigrantes italianos como agentes modernizadores y su capacidad para adaptarse a diferentes contextos macroeconómicos e institucionales (de lo cual dan cuenta los balances historiográficos sobre la historia de empresas y empresarios en América Latina) (Lluch, Barbero y Moyano, 2018), sino como agentes financieros que, a través de las remesas, suplieron la ausencia o bajo desarrollo del sistema financiero local, impactando o modificando el desarrollo económico y social de sus zonas de origen (Giuliano y Ruiz-Arranz, 2005; Esteves and Khoudour-Castéras, 2011). En efecto, los frutos del “progreso argentino” permitieron aprovechar las oportunidades de inversión que ofrecía la economía italiana de la posguerra en las zonas arrasadas por los enfrentamientos bélicos, en particular la multiplicación de los pesos enviados desde Argentina como consecuencia del proceso inflacionario y de devaluación de la lira en Italia. En este sentido, estudios recientes han destacado no sólo la importancia de las capacidades personales de los empresarios y las condiciones del contexto –fundamentalmente, la tecnología-, sino de su adaptación a la forma que asumía la segunda Revolución Industrial (Baumol, 1993; Casson y otros, 2006; Jones and Wadhani, 2008; Amatori y Colli, 2009; Amatori e Colli, 2011); en otros términos, la ductilidad para «subirse a la ola de crecimiento» apenas iniciada la expansión y para «bajarse de ella» en cuanto comenzaba el descenso. Esto es exactamente lo que hizo Juan Giol cuando se asoció con el Banco Español en 1911, incrementó la frecuencia del envío de fondos a Italia durante una etapa de depreciación de la lira (1920-1925) y vendió las acciones de ByVG (al no poder hacerse del control de la firma), sobre la que había fundado un emporio agroindustrial en Argentina y una empresa agroindustrial diversificada en Italia.

REFLEXIONES FINALES

La experiencia del «retorno in patria» de Juan Giol, al final de la era de inmigración masiva, ofrece evidencias novedosas sobre la relación inmigración/empresarialidad. A partir de un proceso de inversión que inició en la región del Véneto, organizó una empresa agroindustrial dedicada a la cría de ganado, el cultivo de vid, la producción y exportación de vinos y la fabricación de hilos de seda, que dirigió desde 1915 y hasta su muerte en 1936. Los saberes y competencias y una nueva mentalidad adquiridos en una pequeña economía de Argentina que se estaba transformando de la mano de la industrialización y la integración a la economía global, le permitieron convertirse en un «agente de modernización» en un espacio articulado a una economía rural relativamente más atrasada. Sin embargo, las conductas innovadoras demostradas en Argentina fueron remplazadas por otras más conservadoras en Italia, tal como ejemplifican los productos y sectores económicos tradicionales en los que invirtió (ganado, vino, etc.) y la elección de la región de destino, que, si bien tenía un territorio más rico que su pueblo natal de clima hostil y migraciones estacionales, no constituyó un lugar de retorno de los migrantes. De hecho, las investigaciones sobre los inmigrantes retornados a Estados Unidos muestran que las remesas se colocaban en inversiones que se consideraban seguras y de bajo riesgo y que encajaban con los principios de la economía moral campesina (Núñez, 2005, p. 4). Aunque fue, sin dudas, la disponibilidad de un enorme capital, no solo acumulado en sus actividades previas (firmas Giol y Gargantini, 1898-1911 y ByVG, 1911-1914) sino obtenido de manera continua por medio de las remesas recibidas desde Argentina como resultado de las inversiones (y acciones) que mantenía en Mendoza y estaban a cargo de su hijo Humberto y sus sobrinos Nicola Pezzutti y Bautista Gargantini (h), el factor clave que permitió estimular el desarrollo local de San Polo di Piave y los municipios contiguos.

A partir de la consulta de documentación personal y empresarial inédita (entre los que se destacan una minuciosa contabilidad manuscrita conservada en San Polo di Piave y correspondencia personal), fue posible describir la estructura productiva que integraron extensas explotaciones rurales y establecimientos industriales localizados en las provincias de Venezia y Treviso, y calcular los resultados económicos de las unidades de negocios de la Azienda Giol (1913-1931) y el flujo de fondos girados desde Argentina (1915-1931); así como compararlos con el dinero recibido por Juan Giol de parte del BERP en 1911 por la venta de sus acciones y su cargo de administrador general, la estimación de los dividendos distribuidos en 1912 y en algunos años de la década de 1920 y el seguimiento de la evolución de la tenencia de acciones de ByVG entre 1917 y 1927.

El estudio realizado saca a la luz una sangría de fondos transferidos desde Argentina a la Azienda Giol, que llegó a más que triplicar los beneficios producidos -en promedio- por las unidades de negocios entre 1913 y 1930. Esta situación advierte que la obtención de resultados positivos por parte la Azienda Giol esconde la intención de conservar o, en otras palabras, no dilapidar el capital conseguido en Argentina. En igual sentido pueden interpretarse la elección de los momentos óptimos de compra (inmuebles desvalorizados por los estragos de la guerra en 1919), de venta (acciones de ByVG en 1925, justo antes de la apreciación de la lira) y remisión de fondos (en momentos de depreciación acelerada de la lira entre 1920 y 1925), los cuales exhiben no solo las habilidades empresariales de Juan Giol para adaptarse a coyunturas macroeconómicas complejas, sino también la intención de maximizar los beneficios de las actividades empresariales desarrolladas en Italia.

Si bien la trayectoria empresarial de Juan Giol no responde a las tipificaciones construidas sobre empresarios, empresas y sectores económicos italianos para los siglos XIX y XX (Amatori y Colli, 2009), ilustra otra dimensión de la transformación de la economía argentina entre fines de siglo XIX y 1914 y las fuertes conexiones económicas y financieras establecidas con economías distantes de Europa sobre la base de la experiencia migratoria.

El texto fue finalizado el 24 de julio de 2023

Agradecimientos

La autora agradece los comentarios y sugerencias de los evaluadores externos que han contribuido a mejorar la calidad del trabajo.

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APÉNDICE ESTADÍSTICO


Gráfico 1
Índice nacional de precios al consumo para las familias de operarios y empleados (1913 = 1)
Fuente: Istituto Nazionale di Statistica, L’Italia in 150 anni. Sommario di Statistiche Storiche 1861-2010, Avellino, RTI Poligrafica Ruggiero S.r.l. - A.C.M. S.p.A., 2011, p. 896.


Gráfico 2
Cotización del peso moneda nacional en liras italianas (liras/m$n)
Fuente: Elaboración propia en base a Banca d'Italia (datos tomados de P. Ciocca e A. Ulizzi, I tassi di cambio nominali e «reali» dell'Italia, in Ricerche per la storia della Banca d'Italia, vol. I, Laterza, Roma-Bari 1990, tab.1, p. 354, Banca d’Italia, cambi annuali para 1900-1917 y 1918-1937 y Olarra Giménez (1968: 183-184).

Nota: Valores promedios anuales. Tipo de cambio m$n por dólar, promedio del mercado libre y oficial entre 1930 y 1937. Lira/m$n estimada en base a la libra esterlina para 1900-1917 y en base al dólar para 1918-1937.

Notas

1 «Le poderose organizzazioni agricole italiane. L’azienda del comm. Giovanni Giol», L’Economia Nazionale, Milano, año 20, N°12, 1928.
2 Según un informe oficial de 1887, el valor de los inmuebles rurales, cultivados y no cultivados era, en promedio, de m$n 4 por hectárea (este valor aumentó en 1888 y 1889). Los terrenos vendidos, que estaban casi totalmente cultivados, alcanzaban importes más elevados (Maipú m$n 108,54, Belgrano m$n 419,8 y Guaymallén m$n 276,65). Anuario Estadístico de la Provincia de Mendoza correspondiente al año 1887, Mendoza, S. Samper y Cía., 1889.
3 Contrato entre el propietario de la tierra y el inquilino por medio del cual el primero ponía a disposición del segundo sus tierras, en tanto este último se comprometía a plantar viñedos a través de la reconversión productiva, la incorporación de tierra inculta o ambos. En la mayor parte de los casos, el agricultor percibía una suma de dinero por cada cepa plantada y la cosecha de una o más vendimias (Richard-Jorba, 2003).
4 Battista Gargantini nació en Gentilino, en el Canton Ticino, Suiza. Arribó al Puerto de Buenos Aires en 1883 a la edad de 22 años, y declaró ser soltero y de ocupación jornalero. Algunas versiones sugieren que se dedicó al comercio de fiambres en el mercado central de Mendoza, pero la primera noticia documentada apunta a que se asoció con Pascual Toso entre 1891 y 1896 en la producción y comercio de vino. El capital social era de m$n 15.000, m$n 10.000 aportados por Gargantini y m$n 5.000 por Toso (Barrio, 2007, p. 41). Precisamente, los documentos del Ferrocarril Gran Oeste Argentino indican que «B. Gargantini» y «T. y Gargantini» transportaron vino fuera de la provincia en 1894. Archivo Histórico de Mendoza, Siglo XX, Carpeta 66, Ferrocarriles.
5 Centro de Estudios Migratorios Latinoamericanos, Ingreso de personas por el Puerto de Buenos Aires, disponible en http://www.cemla.com.
6 El primer momento crítico de la industria se produjo en el trienio 1901-1903, durante un periodo de iliquidez de la economía nacional que ocasionó una contracción de la demanda de vinos, profundizada por las debilidades de la agroindustria (Barrio, 2002, p. 330). Este traspié fue superado gracias a la recuperación del consumo, a una reforma legal que incluyó la eliminación de un impuesto interno nacional al vino expedido, a la sanción de una ley nacional de vinos que rigió los aspectos técnicos de la agroindustria y al control estatal de calidad (Olguín, 2009, pp. 19-20).
7 En la década de 1890, y sobre todo desde 1895, el impuesto a los frutos y alcoholes (que incluía al vino) se convirtió en la principal fuente de recursos tributarios; más aún, desde 1905 los impuestos al vino aportaron alrededor del 50% de las rentas. Los ingresos públicos se incrementaron en valores reales a pesar de la inflación, que aumentó de manera ascendente entre 1906 y 1914. Anuario de la Dirección General de Estadística de la Provincia de Mendoza correspondiente al año 1914, Mendoza, Imprenta y Enc. La Tarde, 1916.
8 Esta información ha sido obtenida de diversos documentos empresariales de la Azienda Giol y la correspondencia recibida por Giol entre 1915 y 1933. Archivio privato di Vinicio Cesana, San Polo di Piave.
9 Esta situación se debió probablemente a que la mayor parte de los italianos que emigraron en 1905-1915 había elegido como destino Estados Unidos, de modo que la mayor parte de los retornados provenía de ese país (el 66,5%, frente al 24% de Argentina, 8% de Brasil y 0,5% de Canadá) (Favero y Tassello, 1978, p. 25).
10 En los cuadernos en los que llevaba la contabilidad de la Azienda Privata no está claro si los registros incluían los movimientos de la Hilandería. No obstante, su situación no modifica significativamente los resultados.
11 El término Commendatore (abreviado Comm.) refiere a uno de los grados honoríficos de las órdenes caballerescas de mérito. Le fue asignado a Juan Giol en 1926, año en que también fue designado Podestà, es decir intendente o alcalde del municipio de San Polo di Piave. Estos reconocimientos respondieron, probablemente, a su contribución a la producción y empleo local y al financiamiento de obras de beneficencia, como el asilo infantil de San Polo y el de Vigonovo di Fontanafredda, su pueblo natal.
12 La mezzadria -término que deriva del latín, «el que divide por la mitad»- consistía en un contrato agrario de asociación mediante el cual un propietario de tierras (llamado concedente) y un cultivador (mezzadro) se dividían -generalmente por la mitad- la producción y utilidades de la explotación (poder).
13 Documentos empresariales de la Azienda Giol (Archivo privato Vinicio Cesana, San Polo di Piave) y «Le poderose organizzazioni agricole italiane. L’azienda del comm. Giovanni Giol», L’Economia Nazionale, Milano, año 20, N°12, 1928.
14 Diversas publicaciones refieren a la participación de Giovanni Giol en el gobierno local. A modo de ejemplo, véase Volpi e Sani (2019).
15 Las remesas en liras corrientes fueron convertidas a m$n y luego deflactadas por el Índice de Costo de Vida en la Capital Federal (base 1960=100). En adelante, se procederá del mismo modo. No fue posible utilizar el Índice de Precios Mayoristas de la Capital Federal porque no hay datos disponibles para los años 1928-1930. Banco de Análisis y Computación, Relevamiento Estadístico de la Economía Argentina 1900-1980, Segunda Parte, p. 253.
16 SA Bodegas y Viñedos Giol, Libro de Actas N°1, Acta N°7, Primera Asamblea General Ordinaria celebrada el 27/04/1912, f. 35.
17 Inicialmente, se habían acordado 4.700.000 de liras en moneda corriente y la siguiente forma de pago: 1.500.000 de liras en cheques de la Banca Commerciale Italiana a pagar el 2 de abril de 1919, 750.000 liras en efectivo a fines de diciembre del mismo año y el resto a fines de julio de 1920. Preliminare di vendita, en Zoccoletto (2008, p. 223).
18 Inventarios remitidos por Nicola Pezzutti (Archivo privato Vinicio Cesana, San Polo di Piave).

Información adicional

Cómo citar: Olguín, P. (2023). Migración a la Argentina y regreso a Italia. Las actividades empresariales de Juan Giol en la Región del Véneto, 1912-1930. Investigaciones y Ensayos, (75), e003. https://doi.org/10.51438/25457055IyE75e003



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