Entrevistas
Recepción: 30 Junio 2021
Aprobación: 18 Agosto 2021
Resumen: El nuevo escenario tecnológico está transformando las formas de producción y difusión en el mundo de la cultura. En lo que respecta a la divulgación histórica, los canales se están multiplicando y los formatos se están dinamizando. La mayoría de los apartados temáticos desarrollados en la entrevista están relacionados con dichas transformaciones, además de con los principales cambios acontecidos en la narrativa histórica y en el consumo de productos audiovisuales. El director Hernández Arango realiza una sensacional labor de divulgación, a través de sus largometrajes documentales de temática histórica, pero la entrevista se focaliza sobre su proyecto de 2017: “El paseo de los canadienses”. Por metodología de trabajo, trayectoria profesional y resultados de difusión, a día de hoy, la voz de Hernández Arango es una de las más autorizadas en el panorama audiovisual español.
El cine se ha convertido en una fuente inagotable de estereotipos de temática histórica y en el principal canal de divulgación de sucesos históricos, ya sea a través de formatos documentales o de ficción. Especialmente, los largometrajes de ficción de temática histórica levantan una intensa polvareda entre los historiadores y el resto de agentes culturales que toman partido en el proceso de divulgación. Lo cierto es que la ficción no es el mejor camino para reconstruir los hechos históricos, por este motivo, hay que poner en valor el formato documental. Aunque muchos historiadores desprecian la divulgación histórica, los documentales históricos rigurosos se han convertido en un fantástico recurso para proyectar conocimiento relacionado con el estudio del pasado, tanto en el ámbito educativo como en el ámbito de la información periodística especializada.
Las interacciones entre los estudios históricos y las adaptaciones cinematográficas son múltiples y complejas, van desde la representación descriptiva de los acontecimientos hasta la interpretación extensa de las sociedades a lo largo del tiempo. Valorar los efectos producidos por el cine documental no es tarea fácil, pero si se puede afirmar que es la principal fuente de socialización del conocimiento histórico en la actualidad. La obra del director Hernández Arango es una muestra del trabajo bien hecho, porque levanta su estructura creativa sobre fuentes primarias y no pierde de vista la innovación historiográfica. La utilización del arte cinematográfico constituye una fuente auxiliar de la narración histórica y la ejemplificación didáctica, en el caso concreto de “El paseo de los canadienses”[1] (2017). El director Arango y sus equipos de producción realizan un fantástico trabajo en el cribado de testimonios, basándose en aspectos socio-psicológicos de las víctimas de la masacre de la carretera N-340.
Pese a su juventud, Miguel Ángel Hernández Arango tiene una extensa carrera profesional y formativa. Obtuvo la Licenciatura en Comunicación Audiovisual, en el área de especialización de Estudios sobre Comunicación y Medios, en la Universidad de Sevilla (1996). Posteriormente, realizó varios cursos de especialización y posgrado, sobre guion de cine y de comedia: New York University NYU (2008) y University of California Los Angeles UCLA (2015). A nivel televisivo, ha dirigido y participado en la producción de multitud de programas en ZZJ TV, Canal 9, ETB, Telemadrid, RTP - Rádio e Televisão de Portugal, Canal Sur Televisión[2], Castilla La Mancha TV, Canal Extremadura y Asturias TV. La mayoría de sus largometrajes documentales están relacionados con el siglo XX y la región de Andalucía. De una larga lista de proyectos destacan: “El paseo de los canadienses” (2017) y “La lista de Porfirio” (2018). La presente entrevista gravita sobre los dos mencionados documentales y se llevó a cabo en la ciudad de Sevilla, en la calurosa y luminosa tarde del 8 de junio de 2021.
Con motivo de su participación en la presentación de “El paseo de los canadienses” (2017), usted afirmó que la represión franquista y los crímenes cometidos durante la guerra contra la población civil no podían caer en el olvido. ¿Por qué la violencia política ha marcado tanto la contemporaneidad española y europea?
Si hablamos del siglo XX, la violencia es generalizada, aunque España no participó directamente en la Segunda Guerra Mundial. Si hablamos de la Edad Contemporánea, España es uno de los casos paradigmáticos de violencia, donde se repiten cíclicamente pronunciamientos militares, atentados, estallidos sociales, asesinatos políticos y demás. La violencia siempre fue multidimensional, como consecuencia, después de la Guerra Civil, la polarización se ha naturalizado en el panorama político español, con algunas fases de relativa calma. El caso de la violencia en Andalucía se puede poner como ejemplo significativo de todo lo que aconteció en España en aquellas lamentables fechas.
A algunos les parece una tontería, pero la violencia extrema acontecida durante la Guerra Civil ha marcado a varias generaciones. La escasa cultura democrática tampoco ha contribuido a la normalización de la convivencia ideológica. Las grandes coaliciones de partidos políticos, que se han conformado en otros países de Europa, son impensables aquí. La estrategia política de tensión permanente, en la que vivimos a día de hoy, es una herencia de aquel escenario de polarización surgido en la década de 1930, que nos llevó a un golpe de Estado, a un conflicto civil, a una dictadura (de más de treinta años) y a una transición hacia la democracia tardía (no concluida o cerrada en falso).
Las víctimas del franquismo y sus familiares directos tienen una edad muy avanzada en el momento actual o directamente han fallecido ya. ¿Qué valor tiene la oralidad en el proceso de documentación de una investigación histórica? ¿Cuáles han sido las principales dificultades de grabación y edición del documental? ¿Ha recibido algún tipo de presión, insulto o menosprecio durante la dirección y la promoción del documental?
En relación con el bloque de respuestas anterior, aquella transición no resuelta ha provocado que las instituciones estén plagadas de herederos del franquismo, eso hace que los discursos impulsados durante la dictadura hayan tenido mucho recorrido después de la muerte de Franco. Los supervivientes de la represión no han querido hacerse oír, eso ha supuesto un problema para la recopilación de testimonios.
Aquí, la necesidad de contar lo sucedido ha sido muy importante… Durante las gestiones previas al inicio de la grabación, nos dimos cuenta de una cosa, que las víctimas de la llamada “desbandá”[3] guardaron un silencio absoluto durante muchos años, por supervivencia, por pragmatismo, por no sembrar el odio en los hijos, por no meterse en más líos que pudiesen perjudicar a familiares directos o por lo que fuera. Hasta que en un momento determinado deciden hablar. Muchas víctimas se saltan una generación y se muestran más proclives a hablar de los recuerdos de la guerra con sus nietos. Los hijos de las víctimas siempre afirman que en casa no se tocaban ciertos temas, se evitaban porque causaban pavor. Llama mucho la atención todo esto, por un lado, está el silencio inicial motivado por el miedo. Por otra parte, está la cuasi pérdida de la memoria y el silencio autoimpuesto. Las tres cuestiones son clave para comprender las vivencias y la actitud de dar testimonio.
Los principales problemas de grabación y clasificación de fuentes están relacionados con la identificación de testimonios fiables y veraces, contados de primera mano. Desde el punto de vista de la documentación, la mayoría de las víctimas rondaban los noventa años en el momento en el que se grabó el documental (2017), casi todos los supervivientes que han llegado vivos a la última década son los niños del conflicto. Evidentemente, las víctimas adultas que vivieron la caída de Málaga y la persecución de la población civil (en febrero de 1937) ya no pueden aportarnos su testimonio. El discurso de muchas víctimas de la “desbandá” es tan clarificador y ordenado, que me hace pensar que es una asimilación de relatos escuchados a lo largo de su vida. No me creo que haya víctimas que sean capaces de reproducir un relato con tantos detalles, ya que hacen suyos testimonios de otras personas y los presentan como vivencias propias. Sin embargo, hay gente que describe de forma concisa escenas que trasmiten veracidad, utilizando palabras simples que espeluznan.
Al contrario de lo que me esperaba, no sufrí ningún tipo de presión o insulto a la hora de realizar el documental y presentarlo mediáticamente. He leído casos muy desagradables, casos que le han sucedido a compañeros de profesión, pero yo no viví ningún tipo de coacción en este sentido.
La represión de la dictadura fue terriblemente cruel e irracional durante y después de la Guerra Civil ¿Por qué las instituciones franquistas se ensañaron con la población más desfavorecida y las regiones donde no triunfó el golpe de Estado en el verano de 1936? ¿Qué efectos tuvieron los acontecimientos represivos y propagandísticos de “la desbandá” en el imaginario colectivo andaluz y español? ¿Cómo es posible que transcurridos más de ochenta años las víctimas y sus familiares directos tengan miedo a denunciar y divulgar los crímenes de la dictadura?
Yo lo que entiendo es una maniobra de castigo muy bien organizada contra los territorios que se mostraron más colaborativos con el proyecto de la II República y contrarios al golpe militar. Fue un castigo muy cruel, que buscaba eliminar cualquier tipo de disidencia. La propia “desbandá” es el mejor ejemplo de ello, gente humilde y desarmada, que trataba de huir de una operación militar de conquista y castigo, fue bombardeada cruelmente por tierra, mar y aire, a lo largo de la carretera N-340. Con este tipo de violencia contra la población civil se estaba mandando un mensaje a los territorios que había quedado fuera del control de las tropas de Franco. Esa propagación del miedo continuó después de 1939, eso ayuda a comprender la larga existencia de la dictadura. El miedo está detrás de la consolidación del franquismo.
La propaganda de la época contribuyó a dar forma a la opinión pública desde el mismo momento de los dramáticos sucesos. Inicialmente, las alocuciones del general Queipo de Llano contribuyeron a que cundiera el pánico, pero las autoridades franquistas utilizaron muchos recursos para silenciar los sucesos acontecidos antes y durante la operación militar, porque los mandos encargados de la operación se “pasaron de frenada”. En el lado contrario, la II República no mencionó los crímenes contra la población civil, porque estaban enmarcados dentro de un importante fracaso militar. La provincia de Málaga era una plaza muy importante para el control estratégico de la región sur, los integrantes de su defensa huyeron literalmente, por este motivo los sucesos fueron silenciados por la prensa republicana. Gracias a las fotos tomadas por Norman Bethune y Hazen Sise, desde su vehículo medicalizado, la masacre franquista pudo ser conocida con posterioridad.
En relación con la pregunta del silencio de las víctimas, es una cuestión que se ha contestado ya. No obstante, sería interesante añadir que muchas víctimas tienen la necesidad de contar una experiencia traumática. En el sentido de que, al igual que muchas víctimas de los campos de concentración europeos, los supervivientes de la “desbandá” tienen la necesidad de visibilizar su experiencia vital, para evitar que estas barbaridades se repitan. Los crímenes contra la población civil no deberían quedar impunes. ¿Cómo puede ser que el nombre del principal hospital malagueño lleve el nombre de Carlos Haya? En este caso la humillación es máxima, pues uno de los aviadores que bombardearon a los refugiados dio nombre a multitud de calles y edificios oficiales durante mucho tiempo, incluso después de la muerte de Franco. Este es un caso concreto, pero es uno más de tantos, que deja en evidencia la dejación absoluta de las generaciones de gestores públicos que llevaron a cabo el proceso de la transición, sepultando episodios muy lamentables, que deberían haber sido contados en su momento, por higiene democrática.
El proceso productivo del cine documental está muy estandarizado y suele regirse por una serie de coordenadas rígidas. ¿Qué rasgos básicos debe tener un buen documental de temática histórica? ¿Por qué el género documental suele tener menos atractivo entre los consumidores de productos audiovisuales? ¿Por qué las empresas de distribución y las salas de cine consideran que el género documental es menos rentable? ¿Cuáles son los veneros cinematográficos que inspiran su labor creativa?
A ver… Creo que aquí es fundamental el proceso de inclusión de especialistas y testigos en la secuencia descriptiva de los hechos históricos. La utilización de testimonios de primera mano es clave. Aquí el reloj juega en contra, porque muchas voces se apagan, sobre todo en esta época. Con el actual contexto pandémico, muchas voces se están apagando de forma repentina. Por otra parte, otra cuestión clave es intentar aportar algo nuevo, algo diferente a lo realizado anteriormente, me refiero a fuentes orales, documentos filmográficos o de archivo, etcétera. En el proyecto de “El paseo de los canadienses” yo intento poner el foco sobre la figura de Norman Bethune y su equipo de enfermeros, porque no se ha divulgado suficientemente la gran labor humanitaria realizada por los voluntarios canadienses. A día de hoy, la historia de este grupo de sanitarios apenas es conocida dentro y fuera de Málaga.
Respecto a la falta de atractivo en los consumidores, hay que decir que las cosas están cambiando muy rápido. Es cierto que el documental histórico, como género, no tiene mucho predicamento, pero la historia reciente y la temática política están viviendo un momento de auge. Gracias a las nuevas plataformas de difusión audiovisual, los documentales relacionados con la historia política y social de las últimas décadas está teniendo un alto grado de aceptación: la biografía Jesús Gil, el fenómeno del Palmar de Troya, los crímenes de Alcàsser y los casos de Asunta y Diana Quer. Todo indica que el género documental se está revitalizando mucho, a través de películas y a través de series de diferente duración (hasta seis, siete y ocho capítulos). Los consumidores audiovisuales llevan varios años reduciendo su asistencia a las salas de cine y adhiriéndose a plataformas de pago por visión. Los hábitos de consumo audiovisual están cambiando mucho y rápido.
Los gustos de cine y las formas de su consumo están sujetas a tendencias muy generacionales. La comercialización de proyectos documentales en salas de cine es una actividad muy arriesgada, porque la respuesta del público puede ser impredecible. La proyección de una película documental, en el contexto actual de pérdida progresiva de la facturación en las taquillas de cine, no puede competir con la proyección de grandes superproducciones de ficción. Está el caso de Michael Moore, que, a principios de los años 2000, saltó a la fama con sus documentales sobre los tiroteos masivos, los atentados del 11-S y la administración Bush. Este es un caso muy importante, pero testimonial, que marcó el camino a muchos directores principiantes. Particularmente, tengo mis directores de culto, pero no en el género documental. Los directores que siempre ha inspirado mi trabajo han sido Stanley Kubrick y Francis Ford Coppola.
El movimiento memorialista ha despertado una gran polémica en España desde sus orígenes. ¿Por qué los sectores conservadores rechazan con tanta vehemencia la revisión histórica? ¿Por qué los poderes públicos suelen mostrarse incómodos ante los nuevos interrogantes surgidos de la revisión histórica? ¿Cuál es la situación de los colectivos revisionistas en la Andalucía actual?
A nivel político, cuando sale el tema de la memoria histórica todo se tensiona. A nivel institucional, se ha hecho poca pedagogía, quizás porque no les interese a algunos poderes del Estado. Se debería hacer un esfuerzo por explicar bien lo que es la memoria histórica, porque se identifica popularmente esta cuestión con las cunetas (fosas comunes). Aquí empieza la guerra de cifras y las pugnas por atribuir asesinatos entre bandos. La realidad de la memoria histórica es mucho más compleja y no tiene nada que ver con el revanchismo, es una forma de recuperar sucesos del pasado. La memoria histórica no tiene ideología, pero si es cierto que en el caso español hay unos que quieren denunciar crímenes y otros que guardan silencio por diferentes motivos. ¡Este debate entre colectivos políticos no se acabará nunca!
La sociedad española debería mirar al pasado de forma sosegada y desapasionada, las víctimas del franquismo deberían ser reconocidas de forma objetiva y en su contexto socio-político, con datos reales. El proceso de investigación debería llevarse a cabo totalmente desvinculado de la reivindicación política. El tema de las fosas comunes es uno de los mayores lastres para nuestro actual sistema democrático, durante la transición no se quiso o no se pudo mirar al pasado. En el caso concreto de Málaga, también tenemos otro caso muy significativo de ayuda a refugiados, ese es el caso de Porfirio Smerdou Fleissner, un cónsul mexicano que decidió ocultar y proteger a la alta burguesía, al clero y a los terratenientes de origen nobiliario de la persecución anarquista. Posteriormente, el consulado mexicano trató de ayudar a los perseguidos por las tropas franquistas. Esta figura de consenso y respeto a los derechos humanos es casi inédita. El gran reto de las instituciones es explicar el significado de la memoria histórica: para qué sirve y cuáles son sus objetivos.
En la retaguardia republicana también se cometieron crímenes, si las víctimas de esos crímenes hubiesen dado testimonio de todo aquello también sería catalogado como memoria histórica. En Andalucía, los sucesos del santuario de Nuestra Señora de la Cabeza (Jaén) representan un caso icónico de aquella violencia republicana, que también despierta muchas controversias entre los círculos de los representantes políticos de izquierdas. La historia es muy incómoda a veces, pero la historia debe ser contada de forma fidedigna. Muchas veces los historiadores y los directores de documentales tenemos que actuar como árbitros entre los diferentes relatos de memoria histórica.
Los colectivos revisionistas también tienen una parte de responsabilidad en el fracaso de construir una memoria histórica colectiva, porque lo politizan todo en exceso y tratan de vincular los elementos del pasado a cuestiones de la agenda legislativa actual, de forma un tanto desafortunada en algunas ocasiones. En el caso de la conmemoración de los crímenes de la carretera N-340, cada aniversario algunos partidos políticos y sindicatos acuden con sus lemas y banderas, provocando una imagen distorsionada de aquella matanza, donde murió mucha gente sin vinculación política. La violencia ejercida contra aquellos refugiados no era selectiva, fue generalizada e irracional. No obstante, hay que decir que toda esta cuestión todavía sigue siendo muy problemática para las instituciones, porque, de varias maneras, la interpretación oficial de la historia construida durante la dictadura, de forma parcial, siguió teniendo vigencia durante muchos años. Después de la muerte del dictador en 1975, los primeros ejecutivos democráticos guardaron silencio y, tiempo después, argumentaron que no pudieron hacer más. Las grandes personalidades de la transición se enorgullecen de lo bien que hicieron las cosas. Creo que hoy estamos pagando aquel conformismo, que no hizo posible que se articulase un relato democrático sobre la historia reciente de España.
La comunidad académica valora de forma muy diferente la labor de divulgación histórica y sus resultados. ¿Cuáles son las razones por las que el mundo académico suele fracasar a la hora de acercarse al público no especializado en temática histórica? ¿Cuáles son los principales errores cometidos por los directores del género documental a la hora contar los hechos históricos?
Voy a comenzar con la segunda pregunta, porque es un tema más fácil para mí. En la mayoría de las ocasiones, los errores y las dificultades de divulgación vienen dados por el tema tratado. Hay que tener presente que hay temas cómodos ideológicamente, porque sabes que el trabajo de divulgación no va a generar polémica. Todo lo que vaya a tratar sobre la Guerra Civil y el franquismo puede resultar muy peliagudo. El director de cine siempre tiene que mantener un poco la distancia, para no verse arrastrado y sugestionado por los testimonios de víctimas. Lo fácil y lo rápido es posicionarse, lo más complicado sobreviene cuando el director trata de analizar y ensamblar todos los elementos desde una posición independiente. No se trata de equilibrar el discurso, sino de establecer un marco temático definido y construir una narrativa de manera honesta y adecuada. Las posiciones equidistantes también son otra forma de incurrir en un error de reconstrucción de los hechos históricos.
Respecto a la primera pregunta que planteas, tengo que decir que la historia academicista es poco pedagógica. Los temas de investigación pueden ser muy apropiados, pero la estructura de la investigación no es digerible para todos los lectores. Además, los historiadores consolidados en las instituciones universitarias no hacen mucho esfuerzo por llegar al gran público, ni siquiera por llegar a un público relativamente familiarizado con los temas históricos. Luego existe un hecho muy significativo del sistema educativo, que no se si tiene relación con esto, pero que condiciona el conocimiento histórico de muchas generaciones. Me estoy refiriendo a la descompensación del estudio de las fases históricas en los libros de texto. Los estudiantes conocen muy bien la historia de España hasta comienzos del siglo XIX, desde Atapuerca y Altamira hasta la invasión napoleónica. Los temas sobre Edad Contemporánea van menguando en los programas de estudio, hasta casi desaparecer en lo que concierne a todo lo posterior a la década de 1930. Todos estos factores, desde mi punto de vista, influyen muy negativamente en la opinión pública, a la hora de comprender y analizar con ciertas garantías nuestro pasado reciente. El salto que pega la historia de España desde Napoleón es bastante sorprendente.
Teniendo en cuenta el auge actual de la extrema derecha en muchos países de Europa y América. ¿El radicalismo conservador y la ideología neofascista podrían volver a cristalizar en las instituciones? ¿Qué opinión le merecen los periodistas e historiadores neofranquistas que tratan de minimizar las acciones de exterminio, encarcelamiento, explotación, coerción y humillación de las víctimas de la dictadura? ¿Por qué la España conservadora siempre ha visto el pensamiento plural como un problema de convivencia, una causa de fractura social y un ataque a la identidad de la nación?
Eso de “cristalizar de nuevo en las instituciones” puede resultar hasta gracioso, porque en el caso de España la ideología radical de la dictadura ha dejado un poso importante en las instituciones. Incluso muchos funcionarios y representantes políticos de la dictadura llegaron ejercer un amplio poder institucional en el sistema político surgido entre 1975 y 1985, entre la muerte del general Franco y la entrada de España en la Comunidad Económica Europa.
No solo en España, en todo el mundo los populismos y las posiciones radicales se están multiplicando desde hace más de una década, como resultado de la grave crisis económica que comenzó en 2008. Incluso en la situación actual de la pandemia del coronavirus, con un clima general de miedo e incertidumbre, el pensamiento radical está propagándose con mucha rapidez. Sí, creo que sí, ese sistema de creencias está volviendo.
¡Los hechos históricos son los que son! Los periodistas o los historiadores pueden tener sus ideologías y defenderlas, pero es absurdo negar los hechos históricos y tratar de tergiversarlos en contra de la mayoría de su sector profesional. Intentar ocultar los crímenes franquistas es como querer ocultar los crímenes cometidos en la retaguardia republicana, me parece algo totalmente absurdo. Este ejemplo se puede extrapolar a cualquier suceso represivo o de exterminio cometido durante las dos guerras mundiales, las guerras de los Balcanes, etcétera.
La última pregunta es muy buena, pero no sé si tengo una respuesta clara, porque no puedo entender la mentalidad conservadora en este sentido. No entiendo por qué el pensamiento plural es un ataque a la identidad de la nación. Pues no lo sé, pero los sectores conservadores en España perciben la lucha de clases, el multiculturalismo y los nuevos movimientos sociales (que reivindican igualdad de derechos) como un ataque directo a su forma de vida. En relación con los nacionalismos (vaco y catalán), entiendo que un libre pensador es más empático con las personas y colectivos que tienen creencias contrarias, porque no está sujeto a dogmas. Ahí está la clave, la derecha concibe el tema de la identidad nacional como una cuestión doctrinal e inamovible. En el contexto de diálogo democrático, las personas de “izquierdas” son más propensas a negociar y a intentar llegar a acuerdos. Los dogmas de las personas de “derechas” bloquean automáticamente cualquier elemento nuevo que distorsione su percepción de la realidad, eso se percibe muy claramente en la confrontación con el feminismo. Al menos, creo que las interpretaciones pueden ir en ese camino, pero me resulta muy difícil argumentar en este sentido, porque no puedo intuir la lógica del pensamiento conservador en muchas ocasiones.
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