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Recepción: 05 Agosto 2021
Aprobación: 06 Septiembre 2021
Resumen: En el marco del ciclo de protesta que se desplegó en Santa Fe entre los años 1969-1973, proponemos analizar las acciones de diferentes actores movilizados que hacia el año 1972 constituyeron episodios de contienda política[1]. Bajo el prisma conceptual de la tríada actores-acciones-identidades estudiaremos este momento histórico empleando una metodología cualitativa de análisis de fuentes escritas y orales. Contamos con el periódico local El Litoral, volantes y comunicados de organizaciones políticas y sindicales, entrevistas orales y testimonios provenientes de memoriales producidos en torno al aniversario de algunos de los hechos. Cronológicamente, los acontecimientos que estudiamos van desde el intento de secuestro del intendente Conrado Puccio por Montoneros en febrero de 1972 y el impacto hacia el interior de la organización político-militar (OPM); la Lucha por el Medio Boleto llevado adelante por estudiantes secundarios y el paro activo realizado por trabajadores/as municipales nucleados/as en el gremio de la Asociación Sindical de Obreros y Empleados de la Municipalidad (ASOEM) que provocó la destitución del intendente Conrado Puccio por un interventor policial —Francisco Sgabassi— y culminó en el recordado "Manzanazo" a fines de junio de 1972.
Palabras clave: Contienda política, Memorias, Acciones, Identidades.
Abstract: Within the context of the series of protests that took place in Santa Fe between 1969 and 1973, our goal is to analyze the different actions of the parts involved in the mobilization that until 1972 represented episodes of political contests (McAdam, Tarrow, Tilly, 2005). Keeping the same conceptual filter of the three elements actors, actions and identities we will observe this historical moment using a qualitative methodology of the analysis of oral and written sources. We can rely on the local newspaper: El Litoral, leaflets and statements from political and trade union organizations, oral interviews and declarations obtained on occasion of the anniversary of the facts. Chronological the events that we analyze are going from: the attempt of kidnapping of the mayor Conrado Puccio by the hands of Montoneros in February 1972 and the internal impact on the political-military organization OPM; the fight called "Medio Boleto" (Half price ticket) realized by students and the active strike carried out by municipal employees involved in the union of ASOEM that caused the destitution of the mayor Conrado Puccio leaving the place to a police controller named Francisco Sgabassi and that ended with the mentioned "Manzanazo".
Keywords: Political contest, Memory, Actions, Identities.
Introducción
El presente artículo se inserta en una investigación más amplia de mi tesis doctoral que aborda el análisis de las organizaciones político-militares (OPM) peronistas en Santa Fe en el marco del ciclo de protesta de los años 1969 a 1973[2]. Durante el estudio de las organizaciones de superficie de Montoneros, nos encontramos con actores movilizados —sindicales, estudiantiles y barriales— que en el año 1972 desplegaron una serie de acciones colectivas que dieron cuenta del grado de radicalización política de importantes sectores sociales de la ciudad. A través de la investigación pudimos corroborar que estas acciones —de la Asociación Sindical de Obreros y Empleados de la Municipalidad (en adelante, ASOEM), la Lucha por el Medio Boleto y el Manzanazo— no estuvieron organizadas o coordinadas directamente por ninguna de las OPM marxistas o peronistas presentes en la ciudad. Tuvieron un fuerte carácter reivindicativo sectorial pero con formatos de acción transgresivos para el momento y, si bien, no tuvieron relación directa con las OPM, encontramos algunas vinculaciones entre estos actores movilizados y las organizaciones. Sobre todo en aquellos/as que habían comenzado su militancia político-militar a la par de la sectorial o que la comenzarían luego de estos acontecimientos. A su vez, la acción de Montoneros —el intento de secuestro del intendente de la ciudad— tampoco parece haber estado coordinada con actores del gremio ASOEM, aunque los mismos también tenían en ese momento a Conrado Puccio como su principal opositor.
El entramado teórico de actores-acciones-identidades resultó muy útil para el análisis de estos episodios, sobre todo al tratarse de actores que en su mayoría se reivindicaron peronistas (no exclusivamente en el caso de los/as estudiantes secundarios/as). A nivel de las identificaciones pudimos encontrar puntos en común entre los actores, pero a nivel de las acciones los formatos fueron diferentes aún dentro del proceso de radicalización política del ciclo de protesta.
Nos proponemos analizar las acciones de estos actores movilizados que hacia el año 1972 constituyeron episodios de contienda política[3]. Comenzamos aclarando los conceptos utilizados para luego pasar al estudio y análisis de los acontecimientos. El concepto de ciclo de protesta revisado por Mc Adam, Tarrow y Tilly[4] es utilizado en esta investigación para realizar el recorte temporal que, en este caso, nos sirve para enmarcar el año 1972. Combinamos el concepto clásico de ciclo de protesta [5] con el análisis de las dinámicas de la contienda política[6].
El concepto de contienda política hace referencia a una lucha política colectiva que tiene lugar en el espacio público y que “supone interacción entre quienes reivindican y otros, la reconocen esos otros como algo que tiene efectos sobre sus intereses y hace intervenir al gobierno como mediador, objetivo o reivindicador”[7]. Los autores afirman que la contienda política puede ser contenida o transgresiva. La primera, hace referencia a “aquellos casos de contienda política en los que todas las partes son actores previamente establecidos que emplean medios bien establecidos de reivindicación”[8]. Mientras que la contienda política transgresiva introduce una modificación respecto a las acciones y a las identidades de los actores: "al menos algunos de los participantes en el conflicto son actores políticos recientemente autoidentificados y/o al menos algunas de las partes emplean acciones colectivas innovadoras"[9].
En este artículo analizamos el año 1972 que se ubica en un marco político dictatorial —de la "Revolución Argentina" (1966-1973)— por lo que podemos inferir que estos episodios de contienda política tienen un componente transgresivo de base. En adelante profundizamos en la dinámica entre actores-acciones-identidades en los episodios mencionados, atendiendo también a los mecanismos que la contienda política fue provocando. Los cuatro mecanismos que se producen en general son: competencia por el poder, difusión, represión o radicalización[10]. Al estudiar estos episodios de contienda política y sus mecanismos dentro del ciclo de protesta más amplio podemos comprender e hipotetizar acerca de sus desenlaces, consecuencias, trayectorias de actores, etc.
Asimismo, y por último, analizamos un "azo en la memoria", es decir una acción de resistencia a la represión policial en el marco de la huelga municipal que fue recordada como el Manzanazo. Si bien, como parte de la metodología cualitativa, el análisis de los relatos orales es parte de la triangulación de fuentes que realizamos para la reconstrucción histórica y para el estudio de las identidades, el Manzanazo nos ubicó en la dimensión de las memorias.
Santa Fe, febrero de 1972
A comienzos del año 1972, una ordenanza equiparó salarialmente a los/as trabajadores/as municipales de Santa Fe con los/as de Rosario. Apenas dos meses después, el gobernador General de División (Re) Guillermo Rubén Sánchez Almeyra vetó la norma al tiempo que comenzaban a retrasarse en los pagos de salarios.
El gremio ASOEM respondió organizando medidas de fuerza. En el mes de febrero lanzó un paro ininterrumpido generando total ausentismo por cinco días. Tras esta demostración de fuerza, el Secretario General del sindicato, Raúl Doldán obtuvo una reunión con el intendente Conrado Puccio para llegar a un acuerdo[11].
Pasados dos días de la finalización del conflicto, el 18 de febrero, el intendente sufrió un intento de secuestro[12]. En la jornada siguiente, Montoneros envió un comunicado al diario El Litoral, adjudicándose la agresión contra el intendente y denunciando la alevosía con la que el mismo disparó contra uno de los militantes que se había acercado a la puerta del domicilio, resultando fatalmente herido. Según el comunicado:
“La unidad de combate Evita Montonera se hizo presente en la casa-quinta que el intendente Conrado Puccio posee en Rincón, con el objeto de proceder a su allanamiento, secuestrar documentación probatoria de las innumerables estafas y acomodos que viene haciendo (…). A las acusaciones que todo el pueblo ha hecho contra el personaje, se suma ahora el cargo de asesinato de un combatiente peronista” [13].
Como sostienen, la acción de Montoneros contra el intendente estuvo motivada por las acusaciones previas "que todo el pueblo" había hecho contra él. La OPM acentuó el desprestigio de la figura de Puccio en términos políticos y, a la par que se producía el conflicto gremial, intentó el atentado en su contra. Un ex militante Montonero entrevistado, que participó de este operativo, recordó este hecho como desorganizado, equivocado y con graves consecuencias al interior de la organización:
“Media hora me llevaron a un campo, me arrimaron un "fierro" como decíamos en ese momento, tres, cuatro cosas para indicarte, no.... un grave error desde todo punto de vista. La idea no era asaltarle la casa, sino un poco "señalarlo". Y Aguirre va y le golpea la puerta, y Puccio estaba, entonces le dice que se retire y saca una pistola y pega un tiro. Y él quería seguir abriéndole la puerta, y lo "boletió". Y ahí desmantelar todo, volver al lugar. Cayeron, donde quedó el cuerpo de Aguirre, ahí en Aristóbulo del Valle, no me acuerdo el nombre de la pareja que vivía ahí. Y bueno ahí se viene abajo prácticamente todo”[14].
La experiencia de este testigo, relatada en el testimonio oral, nos ubica en el impacto del hecho en los actores involucrados. Asimismo, nos permite cotejar las divergencias al interior de la OPM al producirse episodios de contienda política transgresivos con consecuencias tan graves.
Se trató de una acción innovadora —aunque para Montoneros no fue ni la primera ni la última acción armada— y para el entrevistado implicó una acción con grados grandes de improvisación que culminó en el final fatal para el militante de la organización. Aunque esta es la lectura realizada a posteriori, resulta interesante observar las consecuencias que tuvo para su propia identidad como militante. Es decir, las menciones a que le indicaron cómo utilizar un arma, a que lo llevaron de manera improvisada, a último momento a practicar, lo ubican en una posición de ajenidad respecto a esas prácticas militares de la OPM. Por lo tanto, el hecho y sus consecuencias impactaron fuertemente en su identificación. La trayectoria militante del entrevistado confirma este cambio: tuvo juicio dentro de la OPM, afirma haber sido echado de la misma junto con María -Monina- Doldán[15]; y luego haber sido parte de la Columna Sabino Navarro[16].
A este episodio de contienda le siguió una secuencia de operativos policiales. Se había atacado al intendente de la ciudad y las consecuencias represivas se verían inmediatamente sobre la organización Montoneros. Como sostienen Mc Adam, Tarrow, Tilly:
“la represión es una respuesta predecible a la contienda, con efectos relativamente predecibles: por lo general, endurece la resistencia por parte de las comunidades amenazadas; propicia la ocultación a la vigilancia y hace variar las tácticas de los actores bien organizados; y desalienta la movilización o las acciones de otras partes”.[17]
Analizando la secuencia de noticias de los días que siguieron al intento de secuestro, podemos observar algunas de las dinámicas que mencionan los autores. En primer lugar, la consecuencia represiva a través de las detenciones: "Hubo hoy un vasto operativo policial. Numerosos detenidos"[18]. En esta nota, la primera bajada confirma: "Los procedimientos permitirían aclarar el ataque al intendente Dr. Puccio y el asalto a la sucursal bancaria de Barranquitas"[19]. Asimismo, aclararon que se trató de un operativo de fuerzas conjuntas entre efectivos de la policía provincial y federal bajo control del Ejército. Se justificó la intervención del mismo por tratarse del intento de "desbaratar un núcleo extremista asentado en la ciudad"[20]. Se realizaron 19 allanamientos, con un total de 40 detenidos/as, secuestro de armas, panfletos, libros y "material de enseñanza guerrillera"[21]. Sobre el final de la noticia, se incluyó un comunicado del personal del Banco Provincial que denunció la detención de un trabajador, cajero, que fue llevado sin orden de detención en medio de la atención pública que estaban realizando en el banco. Denunciaron el hecho como "atropello de la policía federal"[22], dejando entrever el carácter de redada que tuvieron estos operativos de fuerzas conjuntas.
Al día siguiente: "La policía local desbarató una organización de los Montoneros"[23]. Se publicaron los resultados de las investigaciones post detenciones. Se realizó el allanamiento de la casa donde vivía el cajero del banco que confesó su participación en distintos hechos realizados por Montoneros, así como tener enterrado el cuerpo del militante Oscar Aguirre —asesinado por el intendente— en el patio de esa vivienda. Al confirmarse esta situación, la comisión gremial del Banco rectificó su comunicado desvinculando a la policía federal de la acusación de atropello. Asimismo, las autoridades del Banco publicaron un comunicado en el que aclararon que se había autorizado la intervención policial y que la misma había actuado "con las precauciones del caso"[24]. De esta secuencia de noticias, podemos observar claramente el desaliento a la movilización y la influencia del miedo en estas circunstancias represivas.
En la nota del día siguiente se informó acerca de las características del operativo: "Fueron dados a conocer detalles del 'operativo' policial realizado"[25]. Allí mencionaron las fuerzas que actuaron en conjunto: Comando de Trabajo, Comando de Artillería 121, Jefatura y plana mayor de la policía de la provincia de Santa Fe, Unidad Regional I (La Capital) y II (Rosario). Desplegando 200 efectivos entre oficiales, suboficiales y tropa de las fuerzas policiales. Utilizando: patrulleros, jeeps, carros de asalto, helicóptero, vehículo de transporte de detenidos, transporte aéreo (a cargo de la Fuerza Aérea). El amedrentamiento de este despliegue en 48 horas, en una ciudad como Santa Fe[26] tiene que haber sido muy importante entre actores sociales no movilizados previamente o que de alguna manera fueron intimidados, como se vio en los comunicados de la comisión gremial del Banco Provincial.
Sin embargo, en respuesta a estos acontecimientos y dando cuenta del "endurecimiento de la resistencia"[27], los actores considerados parte de la comunidad amenazada emitieron comunicados el día 24 en el que demostraron no claudicar frente a la intimidación de las fuerzas de seguridad. Así, tenemos por un lado las OPM: "Aclaración de las FAP y FAR en comunicado hecho público anoche"[28]; y por otro un "Comunicado estudiantil"[29].
El comunicado de las OPM expresó un tono combativo contra las fuerzas represivas[30], advirtió que las organizaciones se encontraban activas, que los detenidos no tenían vinculación ninguna con el secuestro que efectuaron en enero del mismo año al estudiante brasilero (operativo "Guri")[31]. Exigieron, en relación con esa acción, que se complete lo pactado con el Rotary Club[32], denunciaron tortura en los interrogatorios a detenidos y amenazaron a uno de los militares considerado el principal responsable de los maltratos y vejaciones.
Respecto al otro comunicado se basó en el repudio a "los procedimientos militar-policiales que nada tienen que envidiarle a los que en su momento hiciera la Gestapo de Hitler, que desde hace días asolan las residencias estudiantiles y de familias santafesinas"[33]. También propusieron la conformación de un "poderoso frente amplio contra la represión"[34] y reclamaron la libertad de todos los presos políticos.
Los hechos que se continuaron en el mes de febrero de 1972 tuvieron como protagonista a ASOEM. La contienda política que este sindicato efectuará tendrá su punto álgido en el mes de junio. Amplió sus redes sociales y políticas con sectores igualmente descontentos con los anuncios y medidas de la Municipalidad de Santa Fe. Convocó a una asamblea popular en su sede, para tratar el tema de la carestía de la vida y programó un acto para el día 24 de febrero[35]. Esta demanda se tornó transversal para diferentes organizaciones barriales, populares y sindicales en este período; entre otras estuvieron presentes: "La unidad básica Santa Rosa de Lima Eva Perón y las entidades vecinales José María Estrada, Santa Rosa de Lima, 12 de octubre y Pro Adelanto Barranquitas"[36]. “El mitín se inició a las 20 con la entonación del Himno Nacional y luego fue coreada la marcha peronista; se sucedieron en el uso de la palabra varios oradores (...)”[37].
Un comunicado enviado por Montoneros fue parte de las voces peronistas del acto:
“(...) para testimoniar — dice— nuestra profunda decisión de apoyar y participar de toda manifestación de lucha por nuestro pueblo. (…) Para construir esa patria libre, justa y soberana, la patria socialista, las organizaciones armadas libraremos hombro a hombro con las demás organizaciones del pueblo una guerra frontal contra la dictadura y el sistema de explotación. La lucha contra la carestía que ustedes han emprendido, es una parte de esa guerra, ya que la inflación descontrolada, la especulación sin freno y con apoyo oficial, y la bárbara represión a los militantes del pueblo son solo facetas de un estado de cosas que solo cambiará cuando arrebatemos a las fuerzas armadas, a la oligarquía y el imperialismo, ese poder que el pueblo tuvo en sus manos, y que nos quitaron hace 16 años”[38].
Evidentemente, el reclamo por la carestía de la vida funcionó como unificador de las demandas de diferentes sectores sociales. En el marco de crecimiento de las organizaciones de superficie de Montoneros podía significar una oportunidad para ubicarse como voz representante de ese amplio colectivo, como lo muestran en el comunicado citado. Sin embargo, más allá que se pueden contar con militantes peronistas que hayan adherido o participado en la OPM; en esta ocasión, no se trató de una adhesión orgánica, integración o incluso organización de la Comisión y el acto desde Montoneros. Sí se trató de una identificación de amplios sectores sociales con el peronismo[39].
Al día siguiente:
“Ha renunciado a su cargo el presidente de la Comisión de Lucha contra la Carestía de la Vida, y Medidas Antipopulares, señor Francisco Yacunissi. En la nota elevada a los miembros de la comisión hace referencia a la adhesión y a la exhortación que en ocasión de la reunión pública realizada recientemente en el local de ASOEM, se recibió del grupo 'Montoneros', refiriéndose después a los hechos acaecidos durante y después del acto”.[40]
De Francisco Yacunissi sabemos que fue un sindicalista combativo desde el Sindicato de Artes Gráficas, que representó a la Confederación General del Trabajo de los Argentinos (en adelante, CGT de los Argentinos) en la regional Santa Fe —que estuvo a la par de Raimundo Ongaro— en el momento de su formación, y que tuvo que lidiar con las internas peronistas dentro del Sindicato que lideraba.[41] Desde este punto de vista entonces, si bien podemos afirmar que este sindicalista, por su práctica política adhería a la postura Tendencista dentro del Movimiento Peronista, probablemente no se acercaba a la estrategia de la organización y así quedó demostrado en su renuncia. En este caso, no podría decirse que fue el marco represivo que influenció en la desmovilización de este actor ya que las acciones continuaron; sino más bien se puede interpretar como un desacuerdo con la estrategia armada de la organización, es decir con el tipo de contienda transgresiva en ese nivel.
El mismo día, el diario El Litoral publicó otra nota en alusión a Montoneros:
“El lunes vendrá un juez de la Cámara Penal Federal para comenzar los interrogatorios. En esferas policiales se sigue trabajando intensamente en relación con la importante organización de los "Montoneros" descubierta en esta capital luego del trascendente operativo realizado por fuerzas combinadas bajo control militar”.[42]
La imagen que el medio local daba era la de derrota de la OPM y por lo tanto también de sus tipos de acciones, métodos, etc. Como sabemos la Cámara Federal en lo Penal —"Camarón"— fue parte del reforzamiento del aparato represivo del Estado durante la dictadura militar de la "Revolución Argentina". A través de esta legislación represiva se controló y criminalizó a las OPM, pero también a diferentes fuerzas populares y sociales movilizadas en contra del sistema autoritario. Esta situación también era parte del clima social que vivían los distintos actores movilizados y probablemente funcionó como obturador de muchas acciones colectivas contenciosas en el período.
Los acontecimientos que se sucedieron en lo que resta del mes de febrero, y durante los meses de marzo, abril y mayo de 1972 fueron del tipo reivindicativo fundamentalmente. Continuaron las medidas de municipales y se sumaron otros gremios como magisterio, metalúrgicos, correo y judiciales.[43]
En el mes de mayo en particular, otro actor se movilizó fuertemente: el sector estudiantil.
Lucha por el Medio Boleto Estudiantil mayo-julio de 1972
Estudiantes secundarios/as de diferentes orientaciones políticas comenzaron a reunirse en asambleas para debatir el problema del medio boleto estudiantil. La primera de ellas se produjo el 30 de mayo de 1972 en el Sindicato de Artes Gráficas y en la convocatoria llamaron:
“(...) a todos los estudiantes secundarios en cuyos hogares se refleja en este momento el alto costo del transporte como parte del aumento incesante del costo de la vida: canasta familiar, vestido, medicamentos, tarifas, impuestos, etc. representando en muchos casos una verdadera limitación”.[44]
En la prensa local, las referencias a la lucha comenzaron a fines de mayo del año 1972, pero quienes protagonizaron este episodio de contienda política recuerdan que la situación se planteó con anterioridad, cuando se otorgó el boleto escolar para los primarios un año antes:
“A fines del año 1971, se rumoreaba sobre conseguir el ½ boleto estudiantil para los estudiantes secundarios. Estaba el proyecto, por parte de la Municipalidad, de darlo a los primarios, pero nosotros decíamos: los más chicos van casi siempre a la escuela que les queda más cerca; en cambio, nosotros, en una gran mayoría nos tenemos que manejar en cole. Pero bueno, el año pasó y vinieron las vacaciones”.[45]
También dieron cuenta de la preparación de las movilizaciones y paros que luego realizaron:
“(...) un grupo de estudiantes de distintas agrupaciones que concurrimos a la conmemoración del Ghetto de Varsovia en la sala I.L. Peretz de calle 4 de enero, el día viernes 21 de abril, antes que comience el acto, nos pusimos a conversar sobre el asunto y se quedó en pedir esa misma sala para hacer una reunión inicial, unos 20 días después. Allí se constituyó una comisión con 2 alumnos por escuela, estando representadas el Normal S.M., el Nacional S. de I., Almirante Brown, Comercial D. S. y J. del Pino de Rivadavia y EIS. Se quedó en pedir audiencia en la Municipalidad”.[46]
Otros testimonios expresaron los motivos de la pronta adhesión de la consigna por el Medio Boleto:
“(…) aglutinó a todos en un año de mucha ebullición política. El peso del transporte en el presupuesto familiar era considerable, la mayoría de las escuelas tenía doble turno, o deporte, o educación física, y así muchos chicos se fueron incorporando a la actividad sin tener militancia, muchos de ellos se sumaron después a las agrupaciones”[47].
La primera movilización con este reclamo se llevó a cabo el día 30 de mayo. Los/as estudiantes se concentraron en la Escuela Superior de Comercio y zonas aledañas al Colegio Nacional para marchar hacia la Municipalidad y presentar su reclamo por el medio boleto escolar. No llegaron al recinto municipal porque fueron interceptados por la policía: "dispersando al estudiantado con gases lacrimógenos, produciéndose corridas mientras los jóvenes intentaban refugiarse en distintos comercios y casas del lugar"[48]. Los padres de los/as estudiantes presentaron quejas por el trato que habían recibido por la policía. Los/as estudiantes hicieron paro ese mismo día, no concurrieron a clases y continuaron reuniéndose luego de la jornada para seguir tratando el tema junto a directivos y miembros de las cooperadoras escolares.
Al día siguiente, la prensa dio cuenta de las reacciones de algunos sectores que repudiaron la represión sufrida. Tanto el Sindicato de Luz y Fuerza como la Asociación Docente Argentina de Preceptores y Auxiliares Docentes filial Santa Fe, se solidarizaron con los/as estudiantes secundarios, reivindicando su reclamo y manifestando comunicados de repudio por el accionar policial.[49] Del mismo modo, el director de la Escuela Industrial Superior (EIS), el Ingeniero Alfredo Fernández Gran se refirió, en un comunicado, a las gestiones que venían llevando desde la Escuela a favor de la implantación del medio boleto para los/as estudiantes secundarios/as:
“Haciéndome eco de la preocupación de un grupo de padres y alumnos de Santo Tomé, esta dirección inició, a comienzos del año lectivo, trámites ante las empresas de transporte de la zona y la intendencia de la ciudad, en el sentido de que se concediera a los alumnos de la escuela alguna franquicia económica. Posteriormente, a principios del mes de abril ppdo., también a petición de alumnos, estas gestiones fueron ampliadas ante el intendente de la Municipalidad de Santa Fe”.[50]
La dirección del EIS entonces dio cuenta del reclamo tanto de padres como de los/as estudiantes de la escuela, adhirió al pedido y, asimismo, se reunió con ellos/as, con otros/as directores/as, presidentes de Asociaciones Cooperadoras y Asociación de Padres.
El Sindicato de la Sanidad (ATSA) y la Comisión Intersindical de Santa Fe también repudiaron la represión policial sobre los/as estudiantes y apoyaron su reclamo, a tal punto que la siguiente asamblea se llevó a cabo en aquel sindicato, a la semana siguiente:
“(...) fuimos más de 1000 secundarios reunidos en asamblea en el Sindicato de la Sanidad. La Policía cierra la manzana, más de 100 detenidos a la Comisaría, los padres retiran a sus hijos, los abogados Ricardo Molinas y otros defensores de presos políticos actúan con rapidez. Nada detiene el movimiento, la lucha se generaliza y decidimos que los estudiantes no tomen colectivos hasta la implantación del medio boleto, pidiendo colaboración a la población para ello”.[51]
Los relatos orales y del blog coinciden en el recuerdo de aquella asamblea como el primer acercamiento fuerte con la represión. Al ser estudiantes secundarios/as, la mayoría no había tenido experiencia militante previa y el hecho de que la policía solicite —a través de la radio— a los padres que fueran a buscar a sus hijos/as al local del Sindicato resultó un fuerte impacto:
“Soy Catalina Kovensky de Kessler, madre de Raquel Kessler, adolescente hace 40 años y luchadora por el “Medio Boleto”. (…) Apenas entré al Sindicato, alguien me comunicó, que vino mi cuñada a retirar a su hijo, y como figuraba en su libreta su hija, aprovechó a decir, que mi hija, era la suya y la sacó. El gran patio, estaba colmado de chicos, muchos de los cuales me rogaban que los sacara. Para mí fue muy doloroso negarme a muchos chicos. Buscaba sacar a algunos de los conocidos. Así que salí con tres amigos de mi hija: en mi libreta figuraba un hijo varón y dos mujeres. (...) Por suerte pudimos pasar, quedando una cantidad enorme de chicos, cuyos padres no se enteraron y no vinieron. Luego supe que muchos fueron detenidos”[52].
“Un día, que fue mi primera relación cercana a la represión digamos, fuimos una vez a una asamblea en ATSA, donde después vino la 'cana' y no nos dejaba salir y los que éramos menores, que éramos la mayoría, porque el tema era el boleto estudiantil, nos tenían que ir a buscar los padres y qué se yo. Bueno a mí me fueron a buscar mis padres. Estábamos con un amigo ahí, un vecino, que iba a la escuela de Comercio”[53].
“Mi primer encontronazo con la represión fue en ese marco, porque fuimos con una amiga, compañera de secundario, a una reunión al Sindicato de Sanidad, acá en Santa Fe, tenían un gran galpón en el fondo y cuando entramos todos, vinieron a avisar... estaba lleno de chicos de primer año, de 12 o 13 años, estaba lleno el galpón. Y cuando comenzó la asamblea, los abogados del gremio vinieron a avisar que estábamos rodeados por Los Pumas, la Guardia Rural, que traían a reprimir y que no se podía salir. Hicieron una cosa muy curiosa, la dictadura en ese momento, avisó por radio a los padres de los alumnos que estaban en la asamblea, que los fueran a buscar que si no los iban a detener”[54].
Del comunicado del director de la Escuela Industrial, Fernández Gran, podemos observar que un grupo de padres se encontraba al tanto de las acciones de los/as estudiantes y en algunas ocasiones los/as acompañaban. Sin embargo, evidentemente cuando se trataba de acciones más disruptivas no todos los padres estaban enterados o seguían a sus hijos.[55]
En la prensa se relevó una reunión en el Sindicato de Sanidad el día 6 de junio pero no se hizo mención alguna a la situación de dispersión que manifestaron los/as entrevistados/as. En la nota se refirieron a una huelga y manifestación hacia la Municipalidad organizada por los/as estudiantes: "Los estudiantes secundarios resolvieron no entrar a las escuelas y marcharon por la calle San Martín hasta calle Salta y por allí intentaron llegar a la Municipalidad sin lograrlo"[56]. Evidentemente la marcha fue dispersada por la policía pero el paro estudiantil tuvo significativa adhesión en las distintas escuelas.[57]
En los siguientes días, el clima social y político local se encenderá aún más cuando comiencen las medidas de los/as trabajadores/as municipales. El 10 de junio ASOEM declaró paro por tiempo indeterminado.[58] Los/as estudiantes secundarios realizaron una conferencia de prensa en el Sindicato de Artes Gráficas[59] y sostuvieron:
“(...) que el estudiantado secundario ha tomado conciencia de los problemas socio-económicos por los que atraviesa el país y ya que no pueden luchar por el aumento de salarios de los obreros y el mejoramiento de las clases oprimidas, consideran que el pedido del medio boleto para los estudiantes secundarios les atañe directamente y tienen derecho de solicitarlo juntamente con sus padres y las autoridades escolares”.[60]
Asimismo, repudiaron "la inusitada persecución policial de la que han sido objeto"[61] y entregaron un comunicado en el que detallaron todo el proceso atravesado desde principios de mayo, en cuanto a las asambleas realizadas, y solicitudes al intendente que les fueron rechazadas aduciendo falta de presupuesto. En la misma nota, otros sindicatos —como el de la Asociación Bancaria— se pronunciaron a favor del medio boleto escolar por considerarlo un paliativo ante la acuciante situación económica en la localidad. De la misma manera, solicitaron a otros sindicatos y a entidades vecinales que apoyen el pedido y repudien el accionar policial que ha reprimido a los/as estudiantes secundarios/as en distintas oportunidades.
En estas acciones y comunicados podemos observar a los/as estudiantes como un actor político muy activo en el marco de la lucha política general entre actores previamente establecidos (como los sindicatos, por ejemplo). Este es un importante dato a la hora de analizar la contienda política, del tipo transgresiva, que se estaba desplegando.
El 14 de junio los/as estudiantes secundarios/as organizadas en el Movimiento Estudiantil Secundario de Acción Popular (MESAP) convocaron a un acto a realizarse al día siguiente en la plaza de los Constituyentes. En un comunicado aclararon que el acto se realizaría en torno a los siguientes puntos: en pro del medio boleto, contra la dictadura y el GAN, contra sus apoyaturas políticas, contra el aumento del transporte urbano y contra el aumento de las tarifas eléctricas[62]. Al día siguiente un comunicado policial dirigido "a los padres" afirmaba que el acto previsto para ese día en la plaza de los Constituyentes no estaba autorizado, por lo que los responsabilizaba por las consecuencias en caso de que se realizase[63]. El acto no se realizó y a consecuencia de esta vigilancia policial, continuaron con las tratativas por un lado y decidieron realizar "actos relámpagos" que eran de carácter sorpresivo y tenías menos posibilidades de ser frustrados. El cambio del repertorio de acción a causa de las imposibilidades del contexto represivo, también habla de la innovación que implicaba la contienda política transgresiva.
Como los mismos protagonistas afirmaron en el blog, una vez comenzadas las vacaciones de julio, el tema pasó para fin de mes. Es así que el 31 de julio se realizó una reunión en la Dirección de Servicios Públicos y allí se les propuso implementar el medio boleto, considerando sobre todo la situación de la EIS que tenía doble turno. Se anunció que sería implantado el medio boleto para los/as estudiantes secundarios estatales de Santa Fe y Santo Tomé, pero también se dispuso un aumento general del boleto, lo cual generó una reacción en todos los sectores asalariados.[64] Finalmente el proceso de la lucha por el Medio Boleto escolar culminó:
“Producto del desgaste y la negociación, la Municipalidad aceptó conceder 5000 boletos estudiantiles para quienes vivieran a más de 15 cuadras, sin poner otras condiciones, incluyendo a las escuelas privadas en igual condición que la estatal, mediante la confección de un carnet por parte de CISTA y su entrega en las escuelas. El Interventor municipal firmó la Ordenanza Nº 6574 y a fines de agosto el gobernador militar Sánchez Almeyra firmó el decreto que puso en vigencia el medio boleto”[65].
Sin embargo, como vimos, los episodios contenciosos no se detienen tajantemente y se producen mecanismos diversos en los que algunos actores se movilizan, otros no y las acciones también se transforman. En este caso hemos observado que las acciones fueron de tipo reivindicativa y sectorial aunque no lucharon los/as estudiantes solos/as. Las medidas de fuerza fueron tomadas por los/as estudiantes, pero las acciones de negociación se llevaban adelante con el conjunto de padres, cooperadoras y directivos/as de las escuelas que apoyaban. Y varios de estos actores transformaron su identidad y sus acciones futuras al convertirse en militantes de organizaciones políticas u OPM a partir de esta contienda. Es decir, que algunos actores se radicalizaron a partir de allí.
Como concluyeron sus protagonistas en el memorial colectivo, para algunos/as fue su primer y último acercamiento a una lucha masiva, para otros/as fue el primer paso de una militancia política posterior, o parte de una militancia que ya había comenzado. En la memoria de los/as sobrevivientes de aquella experiencia se encuentran los/as militantes que lucharon en ese momento por la conquista del medio boleto estudiantil en el año 1972 y que luego fueron asesinados/as o desaparecido/as por el terrorismo de Estado.[66] De analizar sus trayectorias podemos afirmar que la mayoría de estos/as estudiantes fueron militantes de UES, JUP o Montoneros. De los/as sobrevivientes, las trayectorias militantes fueron muy variadas. Daniel Silber, por ejemplo, fue un activo impulsor de la causa del Medio Boleto en Santa Fe, y fue militante del PC:
“En el año '72, en el verano del '72 también fue un momento muy importante porque de la Federación Juvenil Comunista éramos muy poquitos nosotros, del movimiento secundario habremos sido unos 15. (…) nos dimos una tarea que era luchar por el Medio Boleto en el año 1972”.[67]
Daniel, fue uno de los estudiantes detenidos tras la asamblea en el Sindicato de la Sanidad, el día que si no los retiraban los padres los llevaban detenidos. Dos entrevistados más fueron estudiantes en la EIS y participaron de la lucha por el boleto estudiantil ya integrados al PRT-ERP. Se trata de Jorge -Negro- Castro y Eduardo -Flaco- Pfaffen. Ambos manifestaron haber sido militantes activos de la OPM para el año 1972. Jorge Castro tuvo su primera reunión política en diciembre de 1970, para febrero de 1971 ya era parte de los comandos de apoyo del ERP y para 1972 militante activo del frente estudiantil del PRT-ERP junto con Eduardo Pfaffen (Datos obtenidos de entrevista oral realizada a Jorge Castro, 2016, Santa Fe).
“En el '72 teníamos células del ERP en todas las escuelas. En el industrial teníamos dos, en el Comercial teníamos dos... porque el ERP tenía mucha propaganda militar (...). El primer volante pidiendo el Medio Boleto lo hicimos nosotros, fue un comando del ERP, un comando de apoyo que tiró volantes en todas las escuelas”[68].
Estos casos muestran la heterogeneidad de tendencias políticas entre los/as estudiantes secundarios que llevaron adelante la lucha por el Medio Boleto. La escuela secundaria constituyó el ámbito de sociabilidad en el cual estos actores se politizaron luchando por un reclamo reivindicativo de su sector, pero también representó el espacio en el cual comenzaron su inserción en los mundos de la militancia política-revolucionaria. Este episodio de contienda política no solo tuvo como resultado trayectorias individuales de militancia sino que también fue precursor de una reivindicación histórica del sector estudiantil y que a nivel nacional se asocia a la lucha de los/as estudiantes secundarios de la ciudad de La Plata que culminó en la fatídica Noche de los lápices, el 16 de septiembre de 1976.[69]
La lucha de los/as Municipales y el "Manzanazo", junio de 1972
A las ametralladoras de
la fuerza de ocupación le respondimos con piedras y manzanas, durante todo un
día y una noche[70]
Se produjo la lucha de los/as Municipales que, aunque partió de enfrentamientos principalmente reivindicativos, a través de las medidas de fuerza de paro de actividades y movilizaciones sostenidas en el tiempo, logró ejercer una presión política y una amenaza de crisis sanitaria tal que produjo la renuncia forzada del intendente y la resolución del conflicto a favor de los/as trabajadores/as.
El 10 de junio se profundizó el proceso de lucha de los/as trabajadores/as municipales. La prensa local registró día a día las medidas de fuerza y las tratativas entre el gremio ASOEM y la Municipalidad.[71]
“No se llegó a ningún acuerdo y la parte laboral mantuvo sus exigencias. La jornada de hoy fue de similares características a las de los dos días anteriores, en que la comuna no prestó ninguno de los servicios públicos a su cargo”[72].
A la semana de cumplido el paro, el Intendente Conrado Puccio viajó a la ciudad de Rosario para reunirse con el Gobernador de la provincia Sánchez Almeyra para obtener medidas de acción directa.[73]
Por su parte, el presidente de ASOEM Raúl Doldán y su secretario general Helbio Goitía se reunieron con dirigentes de la delegación local de la CGT. El paro continuó[74] y al entrar en su día número 11, la Municipalidad fue intervenida por el gobierno provincial:
“(...) el pleito entró en una nueva instancia al ser intervenida dicha administración por el Poder ejecutivo provincial. De tal manera cesa en sus funciones el Dr. Conrado José Puccio luego de casi dos años al estar frente del gobierno comunal santafesino. La medida es consecuencia directa del conflicto de referencia, dispuesto por ASOEM y que ha paralizado todos los servicios desempeñados por dicha administración creando una situación difícil en la ciudad”[75].
Evidentemente estas no eran las consecuencias que había buscado Puccio al dirigirse al Gobernador cinco días antes de su destitución. Pero fueron las consecuencias de haber atravesado dos semanas de paro ininterrumpido por parte de los/as trabajadores/as municipales. Se designó como interventor al Coronel Francisco Sgabussi, subjefe de la policía de la provincia[76]. Lejos de cesar la tensión, el conflicto se profundizó por ambos lados:
“El gremio mantiene la actitud intransigente y los anuncios oficiales no acceden a sus requerimientos. El interventor emplazaría al reintegro de las tareas a todos los dirigentes de ASOEM. Sería propósito de las autoridades declarar en comisión a todo el personal municipal (...). Para las últimas horas de esta tarde fue convocado el secretariado de la delegación local de la CGT, reunión que será presidida por el Sr. Francisco Yacunissi, por ausencia del secretario general de la central obrera, Oscar Mesa. Se procederá, según se anticipó a convocar a un plenario general de gremios adheridos. Esto podría derivar, de concretarse las medidas oficiales a que hacemos alusión, en la declaración de un paro general”[77].
Desde su asunción, el interventor municipal presionó para que el gremio retroceda en sus medidas de fuerza y reanude las actividades. Se les requirió que vuelvan al trabajo, que acepten el aumento que se les había propuesto y se les anunció que se descontarían los días no trabajados. [78]
Por su parte, ASOEM reunido en asamblea permanente, rechazó la intimidación del interventor. Además del apoyo sindical que obtenían de la CGT local, recibieron adhesiones de distintas organizaciones y vecinales, como el Movimiento Juventud Peronista de Villa del Parque:
“(...) al cabo de 15 días de lucha obrera, el barrio se ve en la necesidad de hacer una olla popular para que las familias de nuestros compañeros municipales solucionen momentáneamente la difícil situación en que viven. Es una olla de protesta para demostrar a los señores oligarcas que el pueblo está unido”[79].
La olla popular del barrio Villa del Parque recibió alimentos donados por vecinos/as de otros barrios como Yapeyú, Santa Rosa de Lima, San Lorenzo y Barranquitas que se solidarizaron con la huelga.
El paro municipal continuó sin solución por casi una semana más, recrudeciéndose el conflicto con la medida de huelga general llevada adelante el 30 de junio, decidida por el conjunto de gremios agrupados en la CGT local.[80] Según lo narró el diario El Litoral, el paro tuvo las siguientes consecuencias:
“La ciudad se vio paralizada por una huelga de catorce horas dispuesta por la Delegación Regional de la Confederación General del Trabajo, medida a la que adhirieron distintas agrupaciones estudiantiles, vecinales y sindicales, en apoyo a las demandas de los agentes de la Comuna que mantienen un prolongado conflicto. (...) La paralización alcanzó quizás magnitud sin precedentes en horas de la tarde: efectivamente en populosas barricadas de toda la ciudad el comercio minorista cesó actividades notándose el cierre de mercaditos, kioscos, panaderías y otras bocas de expendio. (...) En distintos puntos de la ciudad nutridos grupos de obreros y sus familiares, como así también estudiantes secundarios y universitarios, sostuvieron prolongadas escaramuzas con fuerzas combinadas del ejército y la policía, que actuaron bajo órdenes del titular de la Guarnición, coronel Horacio Rodríguez Motino”[81].
La manifestación partió del local de ASOEM hacia la Municipalidad. Barricadas, incidentes en distintas zonas de la ciudad, gases lacrimógenos, carros hidrantes, presencia del ejército en la calle, pintaron el cuadro de un día histórico para la memoria local:
“En vías del ferrocarril, precisamente en el terraplén, que se rige tras del parque, numerosos pobladores impidieron el paso de un tren de carga procedente de Retiro. Para ello amontonaron maderas y papeles, prendiéndoles fuego. Uno de los vagones fue abierto, y distribuida parte de las existencias constituidas por cajones de manzanas y otras frutas”[82].
La apertura de los cajones de manzanas del tren de carga fue recordada como: "Manzanazo", porque utilizaron las frutas como proyectiles para defenderse y resistir la represión de las fuerzas de seguridad que avanzaban duramente sobre el barrio Villa del Parque. Los gases lacrimógenos —cuenta el mismo diario— llegaron hasta la olla popular de la vecinal Estrada donde los/as niños/as estaban tomando la copa de leche, y a la parroquia de Santa Rosa de Lima. Hubo tiroteos, heridos/as y alrededor de 30 personas detenidas.
La revista Antropología Tercer Mundo[83], en su N°11, publicó una nota sobre "El Manzanazo en Santa Fe". La misma compilaba en su totalidad: una narración de los acontecimientos que culminaban en la huelga general del 30 de junio; un comunicado de la agrupación APOEM (Agrupación Peronista de Obreros y Empleados Municipales) y algunos "testimonios de los compañeros" que no fueron firmados. En definitiva, a excepción del comunicado que asumió APOEM, el resto de la nota inferimos que representa la línea editorial de la revista y deja entrever la conflictividad interna a la CGT.
“La burocracia cegetista, ante la evidencia de que los obreros municipales no aceptarían negociaciones desfavorables, y observando además que las bases se daban métodos propios de lucha y estaban dispuestas a seguir hasta el final, decide por fin 'decretar' un paro activo el 30 de junio. Agregan que además de hacerlo en apoyo a los compañeros municipales lo hacían en memoria de Augusto Vandor al cumplirse el aniversario de su ejecución, hecho que es totalmente repudiado desde las bases trabajadoras municipales como un acto sucio y oportunista para recordar a un traidor de la clase obrera y el pueblo peronista”[84].
La crónica continúa narrando los hechos que mencionamos con anterioridad sin mayores variaciones que subrayar la tensión entre burocracia y bases tanto en el mismo gremio de ASOEM como en la CGT local.
“Quiero que quede bien claro que esto no lo hizo el sindicato en apoyo de los obreros municipales, esto lo organizó una agrupación que formamos dentro del sindicato —APOEM Agrupación Peronista de Obreros y Empleados Municipales— con el apoyo del pueblo, no del sindicato (…).[85] El gremio se hizo fuerte gracias a las distintas agrupaciones que apoyaban el paro de los municipales —programado para el 30 de junio— y que hasta ese momento nunca estuvo tan apoyado como en esa huelga, porque además de las agrupaciones políticas, clubes, sindicatos y todo el pueblo estaba a favor de los municipales”[86].
El comunicado de la agrupación APOEM marcó, además del apoyo de amplios sectores sociales de la ciudad, las disputas entre burocracia y sectores antiburocráticos:
“(...) Mediante la organización propia de los trabajadores, independientemente de las burocracias sindicales (Rucci, Lorenzo Miguel, Coria, Penissi, etc.) y de los partidos politiqueros, todos los cuales sabemos muy bien, siempre han estado ligados, directa o indirectamente, a los intereses antipopulares de la clase explotadora. Este y no otro motivo que nos llevó a agruparnos en APOEM. No para provocar bochinche por puro gusto sino para hacer respetar nuestros verdaderos intereses como clase trabajadora.
(...) Como dice nuestro líder: 'Solo unidos y organizados venceremos'. Felicitamos a todos los trabajadores municipales por el alto espíritu de lucha y disciplina demostrados en pos de la defensa de nuestros justos reclamos.
SOLO LA CLASE TRABAJADORA ORGANIZADA SALVARÁ A LOS TRABAJADORES. ¡ADELANTE COMPAÑEROS! CUESTE LO QUE CUESTE, LA VICTORIA SERÁ NUESTRA”.[87]
Según este comunicado entonces, APOEM surgió como representante de los "verdaderos intereses de la clase trabajadora"[88]. En este caso, el proceso de enmarcamiento a través del cual se percibió un momento propicio para la acción colectiva y para una nueva identificación política, fue claro. Es decir, los/as trabajadores/as municipales que terminaron agrupándose en APOEM en algún momento interpretaron como un agravio el accionar de sus representantes gremiales[89] y consideraron oportuna su organización colectiva, reivindicando sus intereses desde su identidad colectiva: trabajadores/as peronistas.
En la práctica, estos actores se han relacionado con trabajadores/as municipales — sus compañeros/as— peronistas o no. En aquellos vínculos, acumularon también una experiencia respecto a las oportunidades, amenazas o medios disponibles para sus acciones, han evaluado las consecuencias de dichas acciones, y han participado en conjunto de distintos tipos de contiendas. Con todo esto se han creado representaciones sobre ellos/as mismos/as y sobre los/as otros/as, moldeando de ese modo su propia identidad. Como sabemos, las identidades en general se definen desde las relaciones sociales —no son atributos duraderos— y las representaciones son parte, tal y como estas se ven desde la perspectiva de uno u otro actor. Respecto a las OPM peronistas y sus acciones en esos meses, no hemos encontrado conexión directa entre ellas y APOEM o ASOEM. Como dijimos con anterioridad, fueron algunas trayectorias individuales las que tuvieron esa doble pertenencia e identificación con el sindicato, sus agrupaciones y alguna de las OPM peronistas.[90]
El Manzanazo trascendió como un "azo" de la memoria santafesina de ese tiempo, a partir de los relatos orales de quienes protagonizaron el hecho. “En cada esquina lo tiramos al cajón, lo rompíamos, desparramábamos las manzanas para que la gente la lleve y el cajón lo quemábamos”.[91] Así contaban los vecinos la manera en que utilizaron los cajones para barricadas que prendían fuego para evitar el avance de las fuerzas de seguridad y las manzanas como proyectiles. Según estos testimonios la detención de uno de los vecinos fue uno de los principales detonantes de la acción de resistencia: “Se llevaban al Mono Andelique, lo tenía el ejército. Empezamos a tirar las manzanas cuando lo vimos. Ninguno se quedó en su casa. Después del forcejeo, lo entregaron al Mono”[92] .
Los/as entrevistados/as recuerdan los sectores que apoyaron la huelga de los/as municipales, identificando tres ámbitos: el sindical como protagonista, el estudiantil y el barrial.
“Hay una huelga muy grande de municipales en el '71 creo, sí, '71 o '72 donde en cierta medida, nosotros salíamos a recorrer todos los barrios a pedir a la gente alimento para mantener las ollas populares de las huelgas grandes que se estaban haciendo en Santa Fe, de los municipales. Y a la noche salíamos a romper bolsas de basuras para que quedara demostrado que la Municipalidad era insensible a los reclamos que estaban haciendo los trabajadores municipales”[93].
La solidaridad de los barrios del cordón oeste de la ciudad se explica también porque los trabajadores vivían allí:
“(...) estos empleados y obreros municipales vivían en Barranquitas, Santa Rosa de Lima, Yapeyú, Villa del Parque. Existía el matadero y frigorífico municipal allá en Yapeyú al fondo, en la Tablada y todo alrededor era de empleados municipales que trabajaban en el frigorífico. O sea, eso hay que entender cuál es el contexto. Y la parte más chiquita del Palacio, eran los empleados municipales que trabajaban en el palacio municipal”.[94]
Miguel Rico era estudiante universitario para el momento de la huelga y recuerda:
“Bueno empieza esa huelga, empieza a tener apoyo del movimiento estudiantil, se traduce, por ejemplo, que en el Comedor Universitario los estudiantes comíamos la mitad de la ración, y la otra mitad pasaban los carros de los municipales de Villa del Parque, de la cooperativa de cirujas, y lo trasladaban a las ollas populares para municipales de Villa del Parque, Barranquitas o Santa Rosa de Lima”[95].
Luego de la jornada del "Manzanazo",
“Como quedaron manzanas, los estudiantes del Comedor Universitario comimos manzanas de postre durante un mes seguido. Claro, en retribución le mandaron manzanas al Comedor”[96].
El mítico "Manzanazo" es parte de la memoria colectiva de la ciudad. Todos/as los/as entrevistados/as que se encontraban en la ciudad — aunque sin experiencia directa— para junio de 1972 recuerdan la marcha de los/as municipales que culminó en el "Manzanazo".
El conflicto municipal terminó oficialmente tres días después de la huelga general — tras una reunión que congregó al gobernador, ministros e interventor municipal con una delegación gremial encabezada por ASOEM, CGT, y federaciones de trabajadores municipales[97]— se logró un acuerdo y se levantó la medida de fuerza reanudando las tareas. El conjunto gremial que se reunió consiguió negociar con las autoridades. No se aplicaron las sanciones administrativas al personal municipal, el régimen salarial de la Municipalidad de Santa Fe se equiparó al de la administración provincial y, por último, se consiguió una bonificación compensatoria desde comienzo del año para todas las categorías de la administración municipal. Para que se reglamenten estos acuerdos, se conformó una comisión mixta entre los representantes del Poder Ejecutivo Provincial y Municipal con la CGT y ASOEM.
“La huelga ha quedado atrás, con su secuela de violencias, enfrentamientos y sufrimientos. Han sido 23 días inolvidables, plenos de contradicciones, de tensiones y de expectativas pero al final, la razón se impuso. Ello llegó por vía de la fuerza, lo que constituye una lamentable conclusión pero que el epílogo resulta fecundo, porque el gremio ha visto satisfechas sus exigencias, porque las jornadas intensas que se han vivido pusieron de manifiesto la indestructible unidad de la clase trabajadora santafesina y en definitiva, porque la solución del conflicto importa un expreso reconocimiento del derecho de huelga, muchas veces negado al trabajador estatal”[98].
Así difundió ASOEM un comunicado en el que, reivindicando el derecho a huelga, agradeció el apoyo recibido por la población santafesina. Los/as distintos/as entrevistados/as afirmaron que, si bien el gremio movilizó a los/as trabajadores/as municipales, el apoyo barrial y estudiantil fue fundamental para el desenlace de los acontecimientos y el resultado favorable en la demanda.
No es intención de este artículo polemizar sobre si el Manzanazo fue o no un "azo", sino más bien reflexionar sobre los hechos en la memoria de sus protagonistas. Siguiendo el estudio de Ramírez[99] para considerar la acción —desde el momento que detienen el tren y utilizan las manzanas para resistir la represión policial— como un "azo" debemos analizarla en profundidad. A favor de interpretar el episodio como un "azo" se encuentran los siguientes argumentos: la acción implicó la confluencia de múltiples actores sociales y políticos que se enfrentaron colectivamente a las fuerzas de seguridad y a las autoridades locales. Las redes entre estos actores se venían tejiendo con anterioridad, muchos/as de ellos/as se habían encontrado ya en las movilizaciones y habían desafiado el control del espacio urbano. En la jornada del paro se levantaron barricadas de resistencia a las fuerzas de seguridad. Podemos decir que las normas sociales habían sido desafiadas durante todo el episodio. La protesta finalmente forzó la satisfacción de las demandas planteadas. Los cambios en la composición de las autoridades locales se produjeron antes del llamado "Manzanazo" y por un intento de las autoridades provinciales de reforzar el orden y el control de la situación que Puccio no había logrado mantener. Es decir, en todo caso que la intendencia haya sido intervenida en ese momento reflejó la fuerza del episodio de huelgas de los municipales y el intento de control de las fuerzas del orden en el marco de una dictadura militar. Este punto iría "en contra" de considerar la acción del Manzanazo como un "azo". Sea como sea, un conjunto de sectores sociales se solidarizó activamente con los/as trabajadores/as municipales en lucha. En las memorias se trató de una resistencia popular a las fuerzas de seguridad, en el marco de una huelga legítima de trabajadores/as.
Conclusiones preliminares
Del análisis y reflexión acerca de actores-acciones-identidades en los episodios de contienda política propuestos, obtuvimos algunas conclusiones parciales que integran las más generales de la tesis doctoral. El estudio de estos episodios demostró que en 1972, en el marco del ciclo de protesta de los años 1969-1973, hubo importantes sectores sociales y políticos movilizados por fuera de las OPM activas en la ciudad.[100] Si bien los tipos de contienda fueron transgresivos —partiendo de la base que se estaban desplegando acciones disruptivas en un contexto dictatorial— los actores no coincidieron siempre en los formatos de acción a desarrollar o en sus identificaciones políticas: dentro y fuera del movimiento peronista.
El peronismo fue una especie de paraguas, de significante vacío que cada sector movilizado llenó con su propia experiencia. Identificarse de forma amplia con el peronismo, con el movimiento -en un barrio con Unidad Básica, en el sindicato con una agrupación o en las escuelas- era muy diferente a encuadrarse en las OPM. La coyuntura política en la que actuaron las OPM en este período fue muy particular y excede los objetivos del presente artículo101. En este marco, el intento de secuestro del intendente por parte de Montoneros provocó más reacciones negativas que positivas. Los desenlaces de algunos actores como Francisco Yacunissi, que renunció a la Comisión de la Lucha contra la Carestía de la Vida tras el comunicado de Montoneros, demostraron que la lucha política en ese momento implicaba múltiples aristas y formas no coincidentes. Yacunissi fue un actor político relevante para la ciudad desde el punto de vista sindical, combativo y esta acción de desmarque respecto a Montoneros evidenció una posición de divergencia en relación a la OPM. Esa desvinculación no significó que este actor dejó de identificarse como peronista. Tampoco significó la desmovilización del sector sindical que representaba. Todo lo cual nos permite afirmar, otra vez, que las identidades políticas en este marco implicaban múltiples acciones posibles. Algo similar ocurrió con el entrevistado ex militante montonero que, tras el mismo episodio, rompió con la OPM y luego integró la columna Sabino Navarro.
Los/as estudiantes que protagonizaron la lucha por el Medio Boleto reconstruyeron los acontecimientos desde las memorias de una lucha política en defensa de un derecho que luego será varias veces retomado en la historia. Este actor colectivo se enmarcó fuertemente desde esa reivindicación sectorial —como estudiantes— y las identidades políticas dentro y fuera del peronismo parecieron ocupar un segundo lugar. Si bien algunos entrevistados enunciaron su participación en la lucha desde las organizaciones que ya integraban (PC y PRT-ERP) y expresaron cierto protagonismo desde esos espacios de militancia (Pfaffen respecto al “primer volante” de la lucha realizado desde el ERP), el acento estuvo puesto en la experiencia del ámbito estudiantil. Las trayectorias individuales posteriores del resto de actores marcaron la relevancia del episodio: para algunos/as la Lucha por el Medio Boleto fue la primera y última acción colectiva contenciosa que llevaron a cabo en aquel período y para otros/as fue el comienzo de una trayectoria militante que continuaría. Podemos analizarlo como los mecanismos de contienda política actuando en uno y otro caso: represión y desactivación de la movilización por un lado y radicalización por el otro.[103]
Por último, analizamos el Manzanazo. Luego de estudiar el acontecimiento y de reflexionar sobre las memorias del mismo, consideramos que: las consecuencias del proceso de huelga municipal con la destitución del intendente Puccio, los múltiples gestos y acciones de solidaridad de diferentes sectores sociales, la organización de ollas populares como redes que sostuvieron a los/as huelguistas, la resistencia a la represión y finalmente la satisfacción de las demandas de los/as trabajadores, marcó la memoria de los actores y el Manzanazo se ubicó como el triunfo de todo aquel proceso.
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Notas
Notas de autor