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Resumen: La escritora y periodista Carmen de Burgos, conocida con el pseudónimo de Colombine, impulsó la primera campaña española a favor de la cultura sefardí, a través de la «Revista Critica», fundada por ella misma en 1908.A la creación de la Asociación Hispano-Israelita dedicó un monográfico de la misma, a fin de fomentar y promover en los círculos culturales más elevados del país el amor y la fraternidad entre españoles y sefarditas de toda nacionalidad. En esta sede se propone revisar los detalles de esta iniciativa pionera, así como la sucesiva repercusión en la cultura Novecentista.
Palabras clave: Carmen de Burgos, comunidad sefardita, Revista Crítica.
Abstract: Writer and journalist Carmen de Burgos,also known as Colombine, promoted the first Spanish political campaing defending the sephardic culture, by means of the journal «Revista Critica», which she had founded in 1908. A monograph about the same topic was dedicated to the creation of the Hispano-Israelite Association, in order to promote love and fraternity between Spaniards and Sephardites within the highest cultural circles of the country. Our proposalis to review the details of this pioneering initiative, as well as the successive impact onthe early Twentieth-Century culture.
Keywords: Carmen de Burgos, sephardic comunity, critical magazine.
1. ANTECEDENTES
Carmen de Burgos, nacida en Almería en 1867 en el seno de una familia acomodada, era hija del cónsul de Portugal y se educó de forma autodidacta entre lecturas románticas y regeneracionistas (Núñez Rey, 2005). La poesía de Leopardi y Heine, los libros de Mazzini, Salmerón y otros políticos republicanos sembraron en ella el interés por la cultura transnacional. Con toda probabilidad, el primer contacto de la autora con el filo-sefardismo se produjo en su primera juventud, gracias a las lecturas de ensayos políticos de Emilio Castelar y Joaquín Costa, además de otros escritores afines a la causa, entre los que destacan Max Nordau y Benito Pérez Galdós, como ahora se verá.
Recordemos que la existencia de la cultura sefardí había sido conocida por vez primera en España durante la campaña de colonización de Marruecos de 1860.Como es sabido, cuando las tropas españolas entraron en Tetuán en febrero de ese año, encontraron, para su sorpresa, una comunidad judeoespañola que les dio la bienvenida con vítores a la reina. Por entonces vivían en esa ciudad alrededor de seis mil descendientes de los judíos exiliados en 1492, que aún conservaban su antigua lengua (haketia) y que apoyaron a los españoles durante los dos años de ocupación, así como en el proceso de hispanización de Marruecos (Díaz Mas, 1986:61). Como consecuencia, la política exterior española, amparándose en los deberes morales hacia los antiguos desterrados, emprendió algunos proyectos con vistas a aprovechar esta circunstancia para revitalizar las relaciones comerciales con la región, lo cual fue visto con buenos ojos por la monarquía y la clase liberal.
Así, el regeneracionista Joaquín Costa apoyó en un primer momento la conquista de Marruecos bajo la idea del deber moral de España de restaurar a la población judía y musulmana expulsada por los Reyes Católicos de la Península. Después de la primera ola filosemita, destacados intelectuales dedicaron esfuerzos a reconciliar ambos pueblos; es el caso de la novela Gloria (1877) de Pérez Galdós, y más tarde de uno de sus más interesantes Episodios Nacionales, el titulado Aita Tettauen (1904-1905),que relata el avance de los españoles de Ceuta a Tetuán entre 1859 y 1860, mientras el protagonista, Santiuste, consigue el amor de la bella Yohar, judía de origen español y descrita como símbolo de la ciudad.
Esta novela galdosiana coincide con la segunda época del filo-sefardismo español, que tuvo como protagonista al político Ángel Pulido1, el llamado “Apóstol de los sefardíes”, considerado el padre espiritual de un movimiento más intenso y duradero, que propagó el estudio de la cultura sefardí no sólo por razones políticas sino también sembrando investigaciones críticas y filológicas. Pulido estaba convencido del control judío en el comercio mediterráneo oriental y de los beneficios económicos para España de un acercamiento entre ambos pueblos, como subraya en el título de sus dos principales obras: Intereses nacionales. Los israelitas españoles y el idioma castellano(1904) e Intereses de España. Españoles sin patria y la raza sefardí (1905). Pero además, debido a sus viajes y experiencias en el extranjero, fue el primero en comprender la importancia del caudal cultural sefardí para expandir el español en otros países, al comprobar que por entonces no existía ninguna institución que difundiera nuestra lengua en el exterior (Carrete Parrondo, 1998:134), a diferencia de otras naciones europeas. Con estos argumentos el senador convenció a la Real Academia de la Lengua para designar algunos corresponsales en los Balcanes, publicó centenares de cartas de judeoespañoles que describían su situación social y el estado de conservación de nuestra lengua. Con todo ello, Pulido pudo establecer los primeros vínculos con personalidades de la cultura sefardí de ámbito internacional, que culminaron con la creación de la Unión Hispano Hebrea en 1910, promovida precisamente junto a Carmen de Burgos, que contó con el apoyo explícito de Alfonso XIII (Rother, 2005:35);además de constituir la primera cátedra de hebreo en la Universidad Central en 1915 a cargo de Abraham Shalum Yahuda.
A los intereses españoles de expansión comercial y colonial se unió por esos años un acontecimiento inesperado motivado por el estallido de la Primera Guerra y la inestabilidad del gobierno turco, que causó la diáspora judía por el Mediterráneo en coincidencia con la campaña de apoyo liderada por Pulido, como Carmen de Burgos describe con estas emocionadas palabras:
Veo con indignación los grupos miserables de judíos que llegan de Marruecos a las playas Españolas. ¡Es tan fácil rehacer estos cuadros a los que estamos acostumbrados a ver en los puertos andaluces e italianos, las hordas hambrientas de emigrantes! Derrotados, débiles, enfermos, los infelices judíos llevan en las caras pálidas una muda interrogación: la incertidumbre por la suerte que les aguardará en España…(De Burgos, 1913: 206).
Todo ello propició la llegada a España entre 1914 y 1916 de un grupo de intelectuales y políticos judíos, entre los cuales destaca el filósofo Max Nordau, refugiado en Madrid durante la Gran Guerra. El asentamiento de familias judeoespañolas en las capitales españolas propició en 1920 -por iniciativa de Pulido- la apertura de la Casa Universal de los Sefardíes y finalmente en 1924 la regularización jurídica con la derogación del edicto de expulsión.
El ardor de Pulido en esta causa determinó en gran medida la interpretación del tema entre las élites del país. En efecto, para la mayor parte de los intelectuales y políticos liberales -de Unamuno a Menéndez Pidal, de Blasco Ibáñez a Amador de los Ríos-, el apoyo a la causa judía rescataba una parte de la historia patria que había sido olvidada y cuyo legado lingüístico era urgente recuperar; por otra parte, la defensa de los antiguos expulsados, extensiva también a los musulmanes, era perfectamente compatible con la fe católica según un nuevo modelo de religión cristiana definido por Carmen de Burgos como “menos bárbaro y según costumbres más dulces” (De Burgos,1906: 191) ya que aspiraba a una moderna religión de tolerancia e igualdad entre todas las razas. La idea religión para la generación novecentista más liberal se resume bien en una descripción de la Iglesia de los Caballeros de Pisa realizada por Carmen; la escritora reprocha los estandartes de batalla arrancados a las vencidas tropas turcas y declara: “Estos templos donde se santifica la guerra no los comprendemos ya los que en religión humanitaria aspiramos a la fraternidad universal.” (De Burgos, 1906: 192).
Hemos de precisar que Carmen criticaba tanto el antisemitismo como el odio hacia los musulmanes, que todavía perduraba en la España novecentista. Su imagen de religión moderna puede leerse también en la novela Guerra, publicada en 1909, tras su visita como cronista al frente marroquí; en el relato observa el absurdo bélico desde una perspectiva pacifista que armoniza las distintas creencias.
2. CARMEN DE BURGOS Y SUS CAUSAS
La temprana experiencia de Carmen de Burgos en la prensa local de Almería sentó las bases para el desarrollo de una de las facetas más destacadas de la obra de la autora. Desde que la escritora se estableciera en Madrid en 1901, son constantes sus colaboraciones en periódicos liberales, inicialmente con artículos sueltos para «ABC», «La España Artística», «La Educación» o «Álbum Ibero-Americano». Sucesivamente, en 1902 trabaja para «La Correspondencia de España», e inicia la columna Notas femeninas para el «Globo». En 1903 se convierte en la primera mujer redactora en el periódico «El Diario Universal», donde se encarga de la sección Lecturas para la mujer; su director, Augusto Suárez de Figueroa le daría el pseudónimo de Colombine con el cual inicia una brillante carrera periodística.
El periodismo brindó a Carmen la oportunidad de promover campañas de opinión, destinadas a estimular el debate político y social. La primera y más polémica de las causas de la escritora fue la encuesta sobre el divorcio en España, publicada en «El Diario Universal» en 1904. Se trababa de una selección de cartas de escritores que opinaban sobre el tema a petición de la autora y entre los cuales figuraban: Fernando Araujo, Pío Baroja, Blasco Ibáñez, Manuel Bueno, Salvador Canals, Vicente Casanova, Joaquín Dicenta, Nicolás Estévanez, María de Echarri y Concepción Gimeno de Flaquer. Con la encuesta sobre El divorcio en España, su sección Lecturas adquirió gran renombre yse granjeó importantes amistades literarias, entre otras con Galdós, Giner de los Ríos y Blasco Ibáñez. Gracias a éste último a partir de 1904, Carmen de Burgos inicia sus colaboraciones con el periódico «El Pueblo» y la editorial Sempere de Valencia (Núñez Rey, 2005).
El prestigio de su labor periodística le abrió las puertas por méritos propios en numerosos foros hasta entonces reservados sólo para hombres. Así, la autora fue miembro activo de la Asociación de la Prensa y de la Sociedad de Escritores y Artistas, la Protección de la Infancia y otras sociedades científico literarias; la más importante de ellas el Ateneo de Madrid, donde figuraba como única mujer admitida junto a Pardo Bazán. Esta circunstancia la convirtió en una de las escritoras más influyentes del siglo. De hecho, la participación de Carmen de Burgos en la campaña del Dr. Pulido comienza en los años iniciales; entre 1903 y 1905 ya participaba en las conferencias pro-sefardíes del Ateneo de Madrid, además de volcarse en la difusión periodística de la causa2. De ello deja constancia el propio Pulido en la dedicatoria al volumen Españoles sin patria y la raza sefardí: “De intento dejo para manifestarles todavía más especial y hondo reconocimiento a […] nuestras compatriotas las ilustradas y elegantes escritoras doña Concepción Gimeno y doña Carmen de Burgos Seguí, cuyos exquisitos sentimientos perfuman a diario las planas de muchos diarios españoles.” (Pulido, 1905:10). Además del explícito reconocimiento, el libro incluía una fotografía de Carmen de Burgos con la leyenda de “distinguida escritora española” (Pulido, 1905:10). Otra prueba dela temprana implicación de Carmen en la causa son sus primeras crónicas de viaje enviadas desde París en 1905.
El primer viaje a Francia e Italia en 1905, probablemente acompañada por el periodista de «El Pueblo» Félix Azzati y su hija Maruja, representa para Carmen un respiro, tras un año pleno de actividad propagandística y literaria. El viaje es posible gracias a una beca de formación del Ministerio de Educación, ya que Carmen ejercía entonces como maestra. Esta actividad es compaginada con las crónicas periodísticas sobre los modos de vida del exterior y las entrevistas con personalidades del campo del arte y la literatura. De este modo, en París la autora establece el primer contacto con Max Nordau, cuya lectura la había subyugado años antes. Nordau ya tenía noticias del apoyo de Carmen a la causa, pues éste le dice al saludarla: “Ya la conozco a usted y hasta tengo su retrato inserto por mi buen amigo el Doctor Pulido en el libro Españoles sin patria” (De Burgos, 1906:84); Así la escritora -a la vez entrevistadora y entrevistada estrechar elaciones en calidad de igual con los intelectuales más reconocidos de su tiempo, entre los que privilegia a los judíos.
Tanto en su primer libro de viajes como en la memoria redactada para el Ministerio de Educación, Carmen destaca la importancia de la educación laica para superar el atraso de España. En este sentido, uno de los temas más recurrentes será la inclusión de los judíos en la sociedad y la revalorización de su cultura en la historia de España. De Burgos no pierde ocasión para comentar la injusticia de su expulsión y muestra repetidamente su simpatía hacia esas gentes, que a pesar haber sufrido el exilio conservan el idioma y no muestran resentimiento hacia el país que los desterró.
En el relato de su entrevista con Max Nordau, la escritora refiere los resultados de las actividades pro-israelitas de su amigo Ángel Pulido, demostrando una participación activa con el senador. Detalla la campaña de prensa en apoyo al ministro de Instrucción Pública “de establecer escuelas en todas las ciudades donde existe gran población de judíos descendientes de nuestra patria” (De Burgos, 1906: 84). Es admirable la delicada descripción de las pausas y reacciones de Nordau a todas estas noticias, incluso anotando los apartes de él: “¡Oh! ¡España, qué hermoso y que noble pueblo, pero qué poco práctico!” (De Burgos, 1906: 84). El respeto y simpatía que surge desde el primer momento entre ambos, brinda a Carmen la oportunidad de entrar en la intimidad familiar del filósofo, que la invita a su casa para disertar sobre el admirado Heine y descubrir la serenidad de la vida cotidiana del maestro, junto a su esposa e hijas3.
A diferencia de Pardo Bazán, que considera de forma negativa el tema sefardí(Pardo Bazán, 1902: 160-161); Carmen de Burgos defiende a estas comunidades como ejemplo de minorías desfavorecidas y lamenta el olvido institucional hacia ellos, que ha privado a los españoles de una extraordinaria riqueza cultural. En su segundo libro de viajes, Cartas sin destinatario (1911), Carmen dedica aún más énfasis al tema judío, en relación con las reformas políticas y la defensa de las minorías, entre las que destacan sus mujeres, ya que para la escritora -como es bien sabido- es constante la preocupación por resaltar los modelos de mujeres intelectuales en relación con la cultura de su tiempo.
A propósito del tema poco tiempo después Carmen afirma: “Al pueblo judío pertenece la gloria de contar entre sus hijas a la gran trágica Raquel, a la incomparable artista Sarah Bernard, a la eminente autora de Corina, Mad. de Stäel, y a Mad. Séverine, genio del periodismo actual.” (De Burgos, 1913: 209). Para nuestra autora, la más destacada de estas mujeres de origen judío será precisamente la periodista Séverine4. A ella dedica especial atención en un artículo dedicado a la cultura sefardí muchos años después, en 1924, declarando: “la verdadera encarnación del periodismo es Séverine, la cronista incomparable de El Figaro, que se ocupa de las cuestiones sociales y sostiene todas las campañas nobles en defensa de los derechos y de la justicia” (De Burgos, 1924:114) 5.
3. CULTURA SEFARDÍ EN LA REVISTA CRÍTICA
La Revista Crítica fue fundada por Carmen de Burgos a su vuelta del primer viaje publicado en el libro Por Europa. Inspirada en la revista homónima dirigida en Italia por Benedetto Croce, tuvo una vigencia breve, de seis números desde septiembre de1908 hasta abril de 1909 (Nuñez Rey 2005: 216-225); pero su contenido ideológico y cultural que aspiraba a sacudir las conciencias obsoletas de la España de entonces, acertó a promover la causa filo-sefardí entre los principales intelectuales del tiempo. A principios de siglo, hay que recordar, las revistas literarias se caracterizan por emprender una crítica práctica o lo que se ha denominado “crítica militante” (Pozuelo Yvancos, 2011:602).
Carmen de Burgos inició Revista Crítica con este espíritu e invitaba a publicar en sus páginas a los jóvenes con talento, en particular lo hizo a través de un concurso literario cuyo ilustre jurado estaba formado por Galdós, Blasco Ibáñez y Rubén Darío. Paralelamente, consideró imprescindible abrir una tertulia en su propia casa, de la calle San Bernardo conocida como “Los miércoles de Colombine”, donde se daban cita maestros consagrados con jóvenes promesas que se formaron en estos círculos, como fueron entre otros Tomás Morales, Rafael Cansinos y el propio Gómez de la Serna. Frecuentaron este salón también personajes del ámbito sefardí, entre ellos JoséFarache6, uno de los firmantes del proyecto de Alianza Hispano Israelí en 1909, quien años más tarde sería, presidente de la Casa Universal de los Sefardíes en Madrid. La afluencia al salón de Colombine la obligaría a cambiarse a un domicilio más amplio pocos meses después.
3.1. LA PRIMERA SECCIÓN DE UNA REVISTA DEDICADA AL TEMA SEFARDÍ
La Revista Crítica fue la primera en España en dedicar una sección completa al tema judío, titulado Letras Sefarditas, a cargo del amigo Rafael Cansinos Asséns, que se consideraba judío o descendiente de judíos, aunque en realidad su filiación era más cultural que genética, ya que la desmintió años más tarde con motivo de la concesión de un premio (Cansinos, 2005). No obstante, bien fuera por el gusto orientalizante7propio los modernistas, bien por el culto a una ascendencia mitificada sobre su persona, Cansinos dedicó buena parte de sus primeros libros a estos temas, recordemos El candelabro de los siete brazos (1914), compuesto con prosas líricas en forma de salmos que aparecieron publicadas en esta revista por vez primera o el ensayo España y los judíos españoles de 1919; su imagen y sus obras contribuyeron a identificarlo desde entonces como el principal representante del filosefardismo literario, como luego se verá.
Entre las justificaciones que se encuentran en Revista Crítica para apoyar la Alianza, destaca el deseo de mostrar al mundo que España es un país de progreso:
Revista crítica es el primer periódico de España que abrió una sección para el pueblo israelita. En nuestras columnas hemos acogido sus legítimas aspiraciones. Tribuna abierta para dejarse oír de nosotros, lazo de unión y de amor que desea borrar pasadas tristezas; bandera de paz y fraternidad. Eso hemos deseado quesea Revista crítica […] En su modesta esfera, es un testimonio que dice al mundo que España no es el país del fanatismo conservado por la leyenda; que hombres y mujeres pensamos con libertad y luchamos para romper las ya limadas cadenas del oscurantismo” (Revista Critica, n. 5, Crónica, febrero, 1909, p. 2).
La presencia de las letras sefarditas en su revista tuvo eco de Londres a Estambul y será sostenido por Carmen en multitud de declaraciones que revelan el deseo de “realizar una obra de aproximación, a borrar enojosos recuerdos históricos, a verter entre españoles e israelitas un olio reconciliador” (Revista Critica, 7 abril 1909, p. 256).En la autobiografía de 1913 la autora reitera:
Mi labor periodística es extensa, apasionada por todas las causas nobles. En la actualidad soy redactora del Heraldo de Madrid, colaboro con un centenar de periódicos y dirijo la Revista Crítica, fundada por mí, que es la primera en tener una sección dedicada a los judíos. En sus columnas escriben con amor aquellos descendientes de los infelices que sufrieron la bárbara persecución que les arrojó de España en pasados siglos. Conmueve el amor que guardan a la ingrata tierra española, ver cómo conservan nuestro viejo romance y nos contestan con voces hermanas. (Burgos 1913: 11).
La convocatoria publicada en la Revista Crítica para la formación de la Alianza Hispano Israelí se encuentra en el segundo número y el texto completo era el siguiente:
Muy Sr. nuestro:
Hemos decidido constituir esta Asociación y pedir para ella concurso de las personas de espíritu elevado y de reconocida cultura que, libres de prejuicios empequeñecedores de todo generoso esfuerzo, nos lo puedan prestar para la realización de los fines que perseguimos. La Asociación Hispano-Israelita se propone dirigir y fomentar las corrientes de amor y confraternidad establecidas entre españoles e israelitas de origen españolo sefardí de todo el mundo. A fin de realizar tan elevado propósito, la Asociación mencionada considera en la práctica su gestión bajo tres fases o direcciones distintas, a saber.
I. De cultura: A cuyo objeto propio corresponde cuanto pueda caer dentro del campo de la enseñanza escolar y académica y de la producción científica, literaria y artística de los pueblos sefardita y español.
2. Sociológica: En la cual entra el cumplimiento de los fines concernientes a la política, la moral, el derecho y, dicho de una vez, a cuanto es materia de las llamadas ciencias sociales.
3. Económica: Correspondiendo a este grupo de fines particulares todo cuanto tienda, de un modo singular y concreto, a establecer y fomentar cualesquiera géneros de relaciones económicas entre los dos citados pueblos.
Ahora rogamos a usted que, dando a nuestro pensamiento favorable acogida, nos honre suscribiendo la presente circular y prestándose a cooperar con nosotros en los fines de dicha asociación. (Revista Crítica, 1909 <http://hemerotecadigital.bne.es/>)
El documento de la asociación fue firmado junto a Colombine y Blasco Ibáñez, por una serie de personalidades que revelan el esfuerzo y la influencia desplegadas por Carmen en esta campaña. Entre los escritores firmaron: Galdós, Eduardo Zamacois, Rafael Cansinos-Assens, José Francés, Tomás Morales, Salvador Rueda, José Nakens; el semitólogo José Farache, quien a partir de 1920 presidiría la Casa Universal de los Sefardíes en Madrid; los periodistas Félix de Azzati, Alfredo Vicenti, Luis Morote, Fernando Antón de Olmet, Paco Gómez Hidalgo, José Rocamora, Salvador Canals, Roberto Castrovido y José Francos; y entre los políticos: el propio Ángel Pulido, Segismundo Moret y José Canalejas.
Destacamos la presencia de Galdós en la iniciativa, pues ha quedado constancia a través de dos interesantes cartas de 1909, muestra de la admiración de Carmen hacia el novelista en relación con el filosefardismo:
Sr.D. Benito Pérez Galdós
Querido y admirado amigo. ¡Qué alegría me ha dado su carta! Poder llamar amigo al maestro que tantas veces supo conmover el espíritu con la magia de su pensamiento, amplio, grande, libertado y con su exquisito sentimiento del arte, es una dicha que sólo una enamorada del arte como yo puede saborear en toda su grandeza. […]Mil gracias por haber aceptado el cargo de jurado honrando así esta Revista. El autor de “Gloria” ha probado bien su amor a la raza judía, ¡qué Daniel Morton! En ese libro aprendí yo rebeldía contra las injusticias y amor a los oprimidos. Talvez el génesis de toda la mi labor por los judíos pudiera encontrarse en la lectura. Le agradezco que figure en nuestra sociedad, tiene mucho de romántica pero sostener un ideal siempre consuela.[…] (Navarrete-Galiano, 2013:362)
Galdós respondió afirmativamente a su inclusión en la Alianza, según leemos en la siguiente nota de invitación de Carmen, donde encontramos los detalles de fundación, que tuvo lugar el 21 de marzo de 1909:
Sr. D. Benito Pérez Galdós:
Querido maestro el jueves 21 a la seis de la tarde nos reunimos en esta su casa parala constitución de la sociedad de Alianza Hispano Israelita a la que usted tuvo la bondad de adherirse. Le ruego asista por si o por su representación ya sabe cuanto se lo agradecerá su ferviente admiradora y amiga.
Carmen de Burgos.
14 Marzo (Navarrete-Galiano, 2013:362)
Según relata Cansinos Asséns en el último número de la revista (abril 1909), así como más tarde en La novela de un literato, la idea de una Alianza Hispano-Israelita tuvo mucho éxito internacional: “En Turquía, en Inglaterra, en Alemania, en todas partes, la idea de una Alianza Hispano-Israelita, lanzada por Revista Crítica, apasiona los espíritus y es un tema de periódicos y revistas” (Cansinos, 2005). Carmen en su libro Al balcón expresaba de este modo su filosefardismo y la importancia de su difusión internacional:
Los españoles tenemos una deuda de gratitud con los judíos, cruelmente tratados por nosotros. Han conservado el habla castellana y los apellidos de las ciudades de donde les arrojaron. En Bélgica, Rusia, Holanda, Inglaterra, Italia, especialmente en Roma, existen barrios enteros habitados por israelitas oriundos de España, quese llaman Alcalá, Soria, Toledo y Tarragona.” (De Burgos, 1913: 207)
La cita pertenece al capítulo titulado Por los israelitas, en el cual la autora partiendo de los prejuicios de clase o casta de los escritores más intransigentes, realiza un breve repaso de los hitos más importantes de la cultura judía, desde los héroes del Antiguo Testamento a los músicos, artistas y escritores contemporáneos, sin olvidar un apartado especial para las mujeres. En cuanto a sus relaciones internacionales con el mundo Sefardí afirma:
Conozco periódicos judeoespañoles de extraordinaria importancia: el primero fundado en Smirna en el año 1846 por don Rafael Uriel Pincherle con el título Choaré Miraha (Puerta de Oriente). En Constantinopla, Luz de Israel, El Nacional, El Tiempo, El Progreso, El Telégrafo, El Sol, El Amigo de la Familia y El Instructor. En Salónica, El Yunar y La Época. En Viena, El Dragoman, El Nacional, El Correo de Viena, La Política y El Progreso. En Rumanía, El Lucero de la Paciencia y en Servia El Amigo del Pueblo.” (De Burgos, 1913:209).
Es notable el conocimiento de Carmen de las publicaciones sefardíes en todo el mundo, así como los contactos que ésta desplegó con personalidades de este ámbito. A pesar de ello su labor en la campaña filosefardí ha sido aún poco o mal estudiada. Una de las causas se debe a las luces y sombras de su relación con Rafael Cansinos Asséns, quien, como decíamos, es considerado el mayor exponente del filosefardismo hispánico.
3.2. LAS NOTICIAS Y CONTRIBUCIONES DE CANSINOS ASSÉNS
Rafael Cansinos nacido en Sevilla en 1882 inició sus colaboraciones periodísticas en1906 en «La Correspondencia de España» al tiempo que se ejercitaba en el campo de la traducción, medio para ganarse la vida en tanto se afirmaba como escritor e inventor del Ultraísmo y adalid de la vanguardia en la tertulia del Café Colonial.
En 1908, Cansinos como tantos jóvenes aspirantes, había llegado a los miércoles de Colombine e inmediatamente se había hecho cargo de las Letras Sefarditas de Revista Crítica. No obstante, al ser devoto admirador de Carmen pronto surgieron rencillas con el joven Gómez de la Serna, según él mismo relató en Memorias de un literato. Carmen lo animó a continuar escribiendo en la revista Prometeo, contó con él para la edición de Leopardi en 19118, pero los viajes y nuevos proyectos de Ramón y Carmen, unidos ya en una intensa relación, harían que sus encuentros con Cansinos fuesen cada vez más tensos. Por otra parte, Cansinos rivalizaba con la tertulia de Ramón en el Café Pombo, fundó sus propias revistas de vanguardia: Los Quijotes (1915-1918);Cervantes (1916-1920); Grecia (1918-1920); Cosmópolis (1919-1922); e Ultra (1921-1922) y cuando se eclipsó la estación modernista se entregó casi exclusivamente a la traducción profesional9.
La amistad entre Carmen y Cansinos dio sus mejores frutos en la causa judía, que brindó a Cansinos la oportunidad de granjearse prestigio como hebraísta, sin conocer el hebreo, además de proporcionarle fuente de inspiración como literato. En 1913 ambos organizan un ciclo de conferencias con el profesor de Jerusalén Abraham Yahuda, que se repitió en al año siguiente, hasta que consiguieron promover la cátedra en la Universidad Central en 1915, gracias a la difusión entre sus compañeros de la prensa.
Carmen de Burgos encargó a Cansinos algunas de las traducciones más emblemáticas del filósofo Max Nordau, la figura más prestigiosa del filosefardismo internacional, cofundador de la organización sionista mundial . En concreto Cansinos tradujo parala Editorial Sempere de Valencia Matrimonios morganáticos (1910) y sucesivamente para la editorial Mundo Latino su la novela en dos volúmenes El día de la ira (Madrid: Viuda e Hijos de Sanz Calleja, 1912) y el relato: Papá, ábreme! en la misma editorial. Cansinos, que apenas viajó durante su vida, pudo conocer a Nordau por mediación de Carmen en Madrid en 1914 e intentó acaparar toda su atención aprovechando la mala relación entre el filósofo y la editorial Sempere por cuestiones de derechos de autor (Cansinos, 2005). Tras la muerte de Nordau (1923) Cansinos tradujo el ensayo: Los grandes maestros del arte español (Editorial cervantes, Barcelona, 1927).
Además del libro España y los judíos españoles (1919) ya mencionado, Cansinos siguió estudiando la huella del judaísmo en ámbito literario en la selección Cuentos judíos contemporáneos (1920); España y los judíos españoles, el retorno del éxodo(en 1920, Monclús, Tortosa), la antología Bellezas del Talmud (1919) y Los judíos en la literatura española (1937). Al final de su vida volvió a los temas hebraicos en Los judíos en Sefarad (Episodio y símbolo) (1950) aparecido en Buenos Aires. Por todo ello, Cansinos en la actualidad está considerado dentro del mundo israelita laico como una de las figuras más relevantes, junto a Max Nordau y Abraham Yahuda. Sin embargo, de no ser por los recelos de Cansinos hacia Carmen y de la imagen manipuladora que él ofrece de ella en su Memorias de un literato, probablemente también ella sería hoy mejor recordada por su intervención en defensa de la cultura Sefardí.
Otro tanto sucede en la imagen de la escritora en la ficción. De hecho, Cansinos representa a Carmen de Burgos en su novela Las luminarias de Janucá (1924) en el papel de Dalila, mientras Yahuda, Nordau y Farache son descritos como grandes sabios. La obra, no obstante, refleja fielmente el impacto que produjo la campaña filosefardí en la sociedad, a través de una crónica que narra la conformación de la comunidad judía, la construcción de la primera sinagoga madrileña en 1917 y la creación de la Cátedra de Literaturas Rabínicas como resultado de la campaña iniciada por Pulido.
3.3. LA CONTINUACIÓN DE LA CAMPAÑA FILOSEFARDÍ EN LA REVISTA PROMETEO
La revista Prometeo dirigida por Ramón Gómez de la Serna, releva a Revista Crítica, con un espacio titulado “Sección Sefardita”, inaugurado en el número 13 de 1910 a cargo de Colombine. En la presentación la escritora escribe:
“[…] Su joven director […] me ofrece albergue en estas páginas para continuarla obra de amor y justicia empezada por Revista Crítica a favor del noble pueblo judío que injustamente perseguido supo guardarnos afecto de hermano y enseña las leyes a sus hijos en el viejo romance de Castilla.
Prometeo es nuestra esperanza y nuestro último baluarte; sus columnas acogerán las legítimas aspiraciones de las sefarditas; serán tribuna abierta para ellos, lazo de amor y de unión que desea borrar pasadas tristezas, y bandera de paz y fraternidad. Prometeo realizará la creación de la Sociedad de la Alianza Hispano-Israelita cuya convocatoria aparecerá de nuevo en sus columnas, y que cuenta con la adhesión delos hombres más eminentes de la política y de la literatura española.” (Prometeo,n.13, p. 93-94 <http://hemerotecadigital.bne.es/>)
Carmen asegura que los colaboradores de la sección serán los mismos y continuarán la labor con el bagaje aprendido en la primera revista. En concreto junto a ella , menciona las firmas de: Ángel Pulido, Alfredo Vicenti, Pinhas Asagay, Alfredo Naquet, MaxNordau, Cansinos y Farache. En efecto, en números sucesivos, la sección dará noticias sobre la Kábala, a cargo de Farache (La Merkabá o le carro de Ezequiel, Prometeo, n. 14,pp. 70-72); desaparece en el número quince y en el volumen 16 reaparece con el cuento Nómadas, de Isaac M. Vaahnon, que relata la vuelta a España de un familia en busca de asilo, pero que encuentra en la antigua patria solo crueldad y desolación (Prometeo,n. 16, pp. 64-66). La sección tiene luego una presencia irregular, a veces sustituida por obras de gusto orientalista, como los Psalmos de Cansinos Asséns, noticias sobre el estado de la lengua española en Filipinas o fragmentos de Nordau.
Sin embargo, desde el punto de vista político, la repercusión de esta nueva iniciativa publicista tuvo gran importancia pues condujo a la renovada Alianza Hispano Hebrea, cuyo presidente de honor era el rey, hacia una institución que pudo extenderse al protectorado de Marruecos donde finalmente se dotaron escuelas españolas, así como a otros países de Oriente. Gracias a esta coyuntura favorable, 30 familias judías de Salónica pidieron asilo en la antigua patria y enviaron a Madrid como mediador a Isaac Alcheh, el cual recalca su agradecimiento a Carmen de Burgos resumiendo sus méritos:
Y, efectivamente; en el año de 1910 oímos una voz femenina que se levantaba decidida en nuestra ayuda. Difícil se nos hacía el creerlo; pero así lo imponía la realidad; y esta voz era la de la noble doña Carmen de Burgos, a cuya iniciativa se debió la creación de la “Alianza Hispano-Hebrea”, que indudablemente abría una nueva fase de laboriosa actividad, uniendo a nuestra causa los nombres y prestigios del gran Canalejas, de Conde y Luque y del actual Ministro de Instrucción púbica, el ilustre Burell.
Esta loable iniciativa, sostenida entusiasmadamente por su autora en las páginas del semanario La Revista Crítica, por ella dirigido, sirvió muy eficazmente a los intereses españoles de Marruecos, puesto que por ella mereció ganarse España las simpatías y la atracción naturales de los israelitas marroquíes. (Alcheh, 1917: 9)
Las declaraciones forman parte de una conferencia de Alcheh celebrada en plena guerra mundial, el 2 de diciembre de 1916 en el Ateneo de Madrid. Seguidamente señala una serie de periodistas y medios internacionales unidos en la causa, y gracias a la cual podemos observar la repercusión internacional del proyecto:
A este Comité pertenecen […]los señores don Arturo Morí, redactor de El País; don Augusto Vivero, director de El Mundo; don Hilario Ayuso, diputado a Cortes; don Eduardo Barriobero, abogado y ex diputado; doña Consuelo Álvarez (Violeta), de El País; don Francisco Escola, de El País; don Ezequiel Endériz, de El Liberal; don Enrique Barea, de la revista Mundo Latino, y Martínez Sol, también de El País; los publicistas Jacob Levy, del Kol Israel, de Tánger; Aurelio Montecatine, director del Eco Israelita; Miguel Armario Peña de El Popular, de Larache; Duancos, dela Correspondencia de África, también publicada en Larache; Rafael Guerrero, Ramón Gómez de la Serna, don Pedro Cortabarría, el general señor Bazán, Isaac del Vando, redactor de La Tribuna, las revistas Los Quijotes, La Revista Crítica, Las Noches, etc., etc. (Alcheh, 1917:10)
Como se puede ver, los periódicos españoles mencionados corresponden a la prensa liberal que ya desde fines de siglo venía apoyando la causa judía, no solamente debido a los intereses de España, sino también como un signo de progreso de la España tradicionalista. En esta línea, Carmen afirma que el motor de su causa “no es debido al interés ni al afecto, sino a un espíritu de justicia” (en Núñez, 2005: 539), sufrido por ella misma, en El fenómeno judío recuerda: “Todavía conservo, entre los viejos papeles, ese absurdo documento de limpieza de sangre que necesitó mi padre, porque aún en la segunda mitad del siglo pasado se exigía a los muchachos, para seguir la carrera de armas, una certificación de no descender ni de judío ni de moro.” (De Burgos, 1924b:89).
4. REPERCUSIÓN EN LA LITERATURA NOVECENTISTA
A las revistas promovidas por Carmen de Burgos y Gómez de la Serna en apoyo a la causa, le sucedió la Revista de la Raza (1915-1935), en la que también colaboró Carmen, fundada por Manuel Luis Ortega Pichardo y financiada por el banquero judío Ignacio Bauer a través del grupo editorial CIALP. La publicación se convirtió en el órgano dela Alianza Hispano Hebrea y contó con colaboradores de prestigio, entre ellos: Niceto Alcalá Zamora, Alejandro Lerroux y Rafael Altamira, siendo considerada como la máxima expresión del filo-sefardismo español del que formaron parte también Ernesto Giménez Caballero y Agustín de Foxá, entre otros.
Gracias a la intervención de Carmen de Burgos, que se encontraba entre las redactoras y asiduas colaboradoras de la nueva revista, fueron muchas las intervenciones femeninas extranjeras, especialmente a partir de 1922, cuando empiezan a figurar colaboraciones de Nurié Garbay de Estrugo (mujer sefardita de José Meir de Estrugo, residente en Nueva York) y las escritoras portuguesas Emilia de Sousa Costa y Anade Castro Osorio. En Portugal Carmen -que ella consideraba su segunda patria-, junto a Ramón Gómez de la Serna, establece contactos con algunos de los judeoespañoles asentados allí desde la expulsión y ve la oportunidad de estudiar en profundidad su situación gracias a sus conocimientos de la cultura portuguesa. En concreto, hacia 1924la pareja hace amistad con la familia Bensade (Nuñez Rey, 2005: 537-539), cuyas figuras destacadas en el comercio y las ciencias son llevadas a la Revista de la Raza entre abril y mayo de ese año, con el título “Sefarditas ilustres”. Dichas colaboraciones serán más nutridas a partir de la inauguración de una nueva sección en la revista, titulada: Feminismo Internacional (Liga Internacional de las mujeres ibéricas e Iberoamericanas)en el número 109-110 de abril-mayo de 1924 y que se mantuvo con algunos intervalos hasta agosto-septiembre de 1928. De este singular modo, la militancia feminista de Carmen converge con el filosefardismo que venía defendiendo desde la juventud, y se entrelazan las distintas luchas de una escritora decidida a dar impulso internacional ala moderna cultura en lengua hispana.
En conclusión, Carmen de Burgos comprendió, ya desde la primera década del siglo XX, que la defensa de los refugiados judíos debía extenderse desde España al resto de las naciones y que era labor de los escritores y políticos españoles impulsarla. Tras conocer las publicaciones de Costa y Pulido, Colombine -como era propio en ella- pasó inmediatamente de la palabra a la acción y puso todo su empeño y prestigio periodístico a fin de promover el rescate de la historia y la literatura del pueblo sefardí.
El filosefardismo fue el centro de múltiples iniciativas culturales de la autora, que se manifestaron ya desde la época del salón abierto en su casa madrileña al poco deinstalarse en la capital; y, seguidamente, dieron frutos en una sección dedicada a las letras sefarditas en Crítica, la nueva revista fundada por ella en 1908 y continuada en las páginas de Prometeo; hasta la creación de la Alianza Hispano-Israelita, avalada por la monarquía que propició leyes para el reconocimiento de agravio hacia el pueblo judío, la acogida de algunos intelectuales refugiados durante la Primera Guerra Mundial yla traducción de sus obras. Paralelamente la escritora mantuvo un fuerte compromiso personal e intelectual con la difusión de las figuras y obras políticas y literarias de la mujer judía.
De Burgos perseveró durante toda su vida en esta causa, que llegó a influir en la política internacional de su tiempo. Por todo ello, es de justicia rescatar del olvido el papel de la escritora en la recuperación de las letras Sefardíes en la edad moderna y en la promoción de las primeras asociaciones de ámbito internacional que han marcado el camino de la cultura juedoespañola hasta la actualidad.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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Notas
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