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Del papel a la pantalla: ¿las publicaciones digitales son las nuevas revistas político-culturales? Un análisis del caso brasileño[1]
From paper to screen: are digital publications the new politicalcultural magazines? An analysis of the Brazilian case
Revista de Historia de América, núm. 158, 2020
Instituto Panamericano de Geografía e Historia

Dossier

Revista de Historia de América
Instituto Panamericano de Geografía e Historia, México
ISSN: 0034-8325
Periodicidad: Semestral
núm. 158, 2020

Recepción: 02 Septiembre 2019

Aprobación: 07 Noviembre 2019


Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional.

Resumen: El surgimiento de internet en los años 1990 transformó la industria cultural en escala mundial de manera paulatina y definitiva, poniendo en jaque al periodismo impreso. Este artículo pretende investigar, a partir del análisis del caso brasileño, la dimensión de tales cambios y avanzar en la respuesta a las siguientes preguntas: ¿De qué manera las publicaciones digitales han transformado la producción y difusión de contenidos? ¿Aún habrá espacio para las publicaciones en papel? ¿Las publicaciones digitales alternativas podrán enfrentar a los grandes medios? ¿Ocuparán el lugar de las revistas político-culturales del pasado? Finalmente, ¿cómo pensar las relaciones entre los intelectuales, la cultura y la política en el campo de la producción cultural y mediática? Para ello se partirá de dos recortes temporales. El primero será la década de 1970, auge de la dictadura militar, cuando la llamada prensa alternativa fungió como un bastión de resistencia al régimen y circularon revistas como Versus, de cariz latinoamericanista. El segundo será el contexto actual, con Brasil bajo un gobierno de extrema derecha, en que las publicaciones digitales buscan actuar como contraparte a la voz de los medios hegemónicos que apoyaron la dictadura de 1964, el impeachment de Dilma Roussef en 2016 y sostienen el actual gobierno.

Palabras clave: Revistas político-culturales, prensa alternativa, dictadura militar en Brasil, gobierno Bolsonaro, publicaciones digitales, control de los medios.

Abstract: The emergence of internet in the 1990s transformed the cultural industry on a global scale in a gradual and definitive way and put print journalism at risk. This article aims to investigate, from the analysis of the Brazilian case, the dimension of these changes and try to answer the following issues. How have digital publications transformed the production and dissemination of content? Will the paper publications will still have space? Can alternative digital publications face the big media? Will they take the place of the political-cultural magazines of the past? finally, how can we think the relationships among intellectuals, culture and politcs in the field of cultural and mediatic production? The analysis of these and other issues will start from two temporal perspectives. The first one will be the 1970s, the peak of the military dictatorship, when the so-called alternative press worked as a bastion of resistance to the regime and magazines such as Versus, of Latin American character, circulated. The second will be the current context, with Brazil under a government of the extreme right, in which digital publications seek to act as a counterweight to the voice of the hegemonic media that yesterday supported the dictatorship of 1964, and today the political trial of Dilma Roussef in 2016 and the current government.

Keywords: Cultural magazines, alternative press, military dictatorship in Brazil, Bolsonaro government, digital publications, media control.

Del papel a la pantalla: ¿las publicaciones digitales son las nuevas revistas político-culturales? Un análisis del caso brasileño[1]

Introducción

Las revistas político-culturales cumplieron un innegable papel político en los países del Cono Sur en la segunda mitad del siglo XX, especialmente durante los años de plomo de las dictaduras militares, en las décadas de 1960 y 1970.

Con un lenguaje a veces irreverente, otras profundamente intelectualizado, en varias circunstancias camuflado con mucha inteligencia para burlar la censura, las revistas político-culturales fueron un campo fértil y una herramienta esencial para la resistencia. Algunas revistas fueron cerradas por los militares, como la uruguaya Marcha y la argentina Crisis, otras sobrevivieron o incluso surgieron durante las dictaduras, como las brasileñas O Pasquim, Movimento y Versus y la argentina Punto de Vista.

Con la caída de los regímenes de excepción y el inicio de los procesos de redemocratización, el espacio de discusión y debate se amplió y la oferta de medios creció. Paralelamente, con los avances de la tecnología y la masificación digital, la producción de los medios se modernizó. Las revistas tuvieron que cambiar. Algunas se adaptaron, varias desaparecieron.

De manera simultánea a los cambios políticos, los tecnológicos fueron sobresalientes y merecen una mención especial. La creación de las PCs (computadoras personales) a finales de los años 1970 y la expansión de su producción como bienes de consumo, a mediados de los años 1980 (conocidos como “la era PC”), aceleró la industria mediática e influenció la producción editorial. El advenimiento de internet en los años 1990 inauguró una nueva etapa en la industria cultural, en que la producción y difusión de contenidos se fue transformando de manera paulatina e inexorable. El campo cultural cambió, con la consolidación de lo que conocemos como Sociedad de la Información. La información se estableció como fuente de riqueza; el rápido desarrollo de las tecnologías de información y comunicación (TIC), asociado a ese cambio, repercutió en todos los sectores sociales. Desde el punto de vista técnico, los tres sectores que venían trabajando separadamente, telecomunicaciones, informática y audiovisual o mediático, se integraron en redes. La llamada convergencia digital trajo consecuencias de orden económico, cultural y político.[2]

En un contexto alterado por la tecnología en una medida tan intensa, en el que incluso la dimensión espacio temporal de los individuos ha sufrido cambios significativos, habría que preguntar en qué lugar quedaron las revistas político-culturales, culturales y literarias impresas y cuáles son ahora sus funciones y papel.

Dados los avances tecnológicos y la velocidad de la comunicación, ¿estarían los blogs, los sites y las plataformas de contenido sustituyendo el lugar y la función que las revistas impresas ocuparon en el campo cultural e intelectual hasta los años 1990? ¿Todavía existe espacio para las revistas, por decirlo de alguna manera, “tradicionales”?

¿Qué ha pasado con las revistas tal y como las conocemos? Habría que preguntar qué sucedió con aspectos como su materialidad, la jerarquía geográfica de los temas y autores por sus páginas, la calidad del papel, el precio, la distribución, el tiraje, la propaganda. ¿Cómo pensar todos esos elementos hoy en el “imperio” de lo virtual?

¿Cómo analizar en ese nuevo contexto el tema fundamental de la formación y consolidación de las redes intelectuales a su alrededor, el intercambio de ideas, el debate? ¿Cómo entender ahora la lucha por un público lector que, al parecer, tiene a su disposición infinidades de opciones en la pantalla?

Este artículo buscará avanzar en la respuesta a esas cuestiones y, para ello, se enfocará en el estudio de Brasil, a partir de dos recortes temporales: los años 1970 y la actualidad. Analizaremos, en primer lugar, el contexto de los años 1970, auge de la dictadura militar, y reflexionaremos sobre el contexto político-cultural, específicamente a partir de las páginas de una revista, Versus, que circuló de 1975 a 1979. En la segunda parte del trabajo analizaremos la concentración mediática en Brasil y las características de la intervención de este poderoso sector en la política brasileña. Haremos una breve retrospectiva de la acción de los grandes medios durante los últimos años de la dictadura rumbo a la redemocratización y en la Nueva República (1985-2014) para poder reflexionar sobre el contexto brasileño actual, en que la extrema-derecha llegó al poder por el camino abierto con un golpe parlamentar-judicial-mediático, legitimado, en 2018, por las urnas. En la tercera parte, buscaremos responder, a partir del análisis de algunas publicaciones digitales que surgieron para contraponerse a los medios hegemónicos, precisamente si esos nuevos agentes han ocupado o no el lugar de las revistas político-culturales del siglo XX. Además, procuraremos pensar de qué forma responden, desde la urgencia del contexto y sus nuevos ritmos y demandas, a las preguntas inherentes a la creación y mantenimiento de una publicación cultural. En este nuevo contexto - ¿nuevos años de plomo? - ¿cómo pensar las relaciones entre los intelectuales, la cultura y la política en el campo de la producción cultural y mediática?

La prensa alternativa en la dictadura militar: ¿el lugar de la utopía?

Si el General Emilio Garrastazú Médici (1969-1974) comandó la mayor represión a los movimientos de izquierda y a la guerrilla en Brasil, Ernesto Geisel (1974-1979), al recibir del antecesor un país inestable, en medio a muchos problemas económicos, agravados por la crisis internacional del petróleo, tuvo que lidiar con el resurgimiento de las huelgas y movimientos de protesta. La censura institucionalizada desde los primeros años del golpe de Estado fue un arma fundamental para aplacar la oposición durante ambos periodos, pero, como sabemos, no fue suficiente para destruirla. Mientras los grandes periódicos y las cadenas de radio y televisión se pusieron al servicio de los protagonistas del golpe y también actuaron como sus protagonistas, la llamada prensa alternativa surgió precisamente como una opción, dentro de las limitantes de su espacio de acción y alcance, a su hegemonía. De acuerdo con Bernardo Kucinski[3] entre 1964 y 1980 surgieron y desaparecieron cerca de 150 vehículos que se oponían al régimen militar, poseían una agenda de crítica al proyecto económico del gobierno y denunciaban la tortura y las violaciones a los derechos humanos.

Durante las décadas de 1960 e 1970, hubo una política de silencio en la prensa hegemónica, muy conveniente a los intereses de la burguesía industrial y la oligarquía agraria, que sirvió para operar la modernización conservadora también en el ámbito de las comunicaciones. Eso llevó al cierre de muchas empresas de comunicación (por censura, por problemas financieros, o por ambas causas) y a la concentración del sector en un número cada vez menor de empresas cada vez mayores.

Además de las limitantes provocadas por la represión y la censura en el medio, la modernización y la concentración económica ocasionaron una fuerte división del trabajo, con la pérdida de autonomía de los reporteros hacia los editores, la burocratización del texto y la limitación de la creatividad de los periodistas.[4] La prensa alternativa se abrió como un espacio más fresco para quienes deseaban liberarse de esa “nueva” gran prensa, aunque necesitaran seguir trabajando en ella para sobrevivir.

Kucinski,[5] dividió la prensa alternativa en dos grandes grupos. Uno con publicaciones predominantemente políticas, en gran medida dogmáticas. Otro, con revistas y periódicos creados por periodistas que rechazaban el discurso ideológico y combatían el autoritarismo, con especial atención en la esfera de las costumbres y el moralismo hipócrita de la clase media, de la cual provenía la mayor parte de sus lectores. En este grupo también estaba la prensa feminista, que apenas empezaba, y del movimiento negro, una presencia siempre oscilante, a lo largo de la historia del país.

La llamada prensa alternativa fue muy importante en Brasil, porque constituyó un espacio de acción político-cultural más amplio y visible que los circuitos literarios y académicos. Sirvió para consolidar trayectorias individuales y dar visibilidad a los movimientos intelectuales y artísticos. Aunque algunos giraron alrededor de uno o dos nombres centrales, generalmente fueron fruto de proyectos colectivos y resultado de los intentos de intervención pública y acción política y cultural de los grupos que los impulsaron.

¿Cómo las publicaciones alternativas vieron su presente? ¿Cómo lidiaron con las duras condiciones de una sociedad vigilada? Una breve mirada en el contenido de las publicaciones alternativas muestra su carácter de resistencia o, en algunos casos, incluso revolucionario. Con el paso del tiempo, algunas fueron migrando de la política clandestina a la política del espacio público. La prensa alternativa llegó a constituir, segundo Kucinski,[6] el principal espacio de reorganización política e ideológica de las izquierdas, lo que confirma su importancia en el contexto político-cultural brasileño durante la dictadura.[7]

La muerte del periodista Vladimir Herzog, en octubre de 1975, en las instalaciones del ejército en São Paulo, fomentó la protesta de varios sectores de la sociedad civil e impulsó un movimiento social y político más intenso y amplio en contra de la dictadura, que se fue esparciendo por el país. En ese momento aumentaron las revistas y periódicos alternativos, la mayoría apoyados solamente en un sistema de suscripciones y una red de militantes que se disponían a distribuirlos.

El país empezaba a cambiar, los generales ya no podían controlarlo todo. La lucha por la amnistía surgió en 1978, las primeras huelgas estallaron como consecuencia de la crisis económica que avanzaba y la apertura política ya no se pudo frenar. Con el fin del sistema partidista, en 1980, surgió el Partido de los Trabajadores, PT, que reunió en sus filas a católicos, comunistas, socialistas, sindicalistas, periodistas, artistas, intelectuales y estudiantes. Sin lugar a dudas, el surgimiento de un partido con tales características rompió “la dualidad entre espacio clandestino y esfera pública, entre vanguardia y masa”.[8]

Por una parte, se debilitaron las agremiaciones y partidos clandestinos y, consecuentemente, las publicaciones alternativas que los representaban. Por otra parte, con la disminución paulatina de la censura a la gran prensa, las temáticas alternativas volvieron a tener espacio en sus páginas. La crítica al proyecto económico-político nacional y a los regímenes dictatoriales de América Latina, las temáticas del feminismo y del movimiento negro ya no eran prerrogativas de los pequeños periódicos y revistas.

La crisis económica, la rearticulación de la sociedad y sus movilizaciones político-sociales llevaron la dictadura a su fin, en 1985. Sin embargo, la prensa alternativa empezó a desaparecer ya a partir de 1979. Muchos factores contribuyeron para eso, además del ya mencionado ablandamiento de la censura. Durante el efervescente período de 1975 a 1980, debido a los mismos cambios en la política nacional, se incrementaron las luchas ideológicas intra y entre las publicaciones alternativas, lo que limitaba y restringía su circulación. Asimismo, ocurrieron ataques y atentados a estos mismos medios de parte de grupos anticomunistas y de miembros de sectores más retrógrados y radicales del régimen (ataques a bomba a los puestos de periódicos que los vendían y auditorías contables para llevar las publicaciones a la quiebra). Sin embargo, quizás el elemento más importante haya sido la institucionalización de la actividad periodística, asociada a la ya mencionada modernización de los medios, que también alcanzó el ámbito alternativo, quitando el protagonismo de las publicaciones tanto de carácter político-partidista cuanto de crítica cultural. Los sindicatos, los nuevos partidos políticos, los movimientos populares pasaron a tener sus propios periódicos y revistas.

Irónicamente, los periodistas que ya habían perdido gran parte de su autonomía con los procesos de estandarización e industrialización de la gran prensa tuvieron otra pérdida de autonomía: se volvieron prácticamente “funcionarios” de los vehículos oficiales de comunicación de los movimientos sindicales, populares y de los nuevos partidos, respondiendo a las demandas de sus públicos específicos. La ruptura de la “dualidad entre espacio clandestino y esfera pública, entre vanguardia y masa”, que Kucinski había detectado en el surgimiento del PT, ocurrió también en ese proceso de fundación y crecimiento de los periódicos de los partidos y movimientos de base. La prensa alternativa perdió su papel exclusivo de vanguardia política.[9]

En ese nuevo tipo de prensa difícilmente habría agendas colectivas. El pragmatismo ocupó el lugar de la libertad y la línea editorial pasó a las manos del sindicato, partido o institución. Mientras tanto, la gran prensa incorporó varios procedimientos de las publicaciones alternativas, principalmente en sus suplementos culturales y la cultura se consolidó como un producto de mercado.[10]

Una de las hipótesis para el fin de la prensa alternativa podría estar en que los proyectos nacionales de muchas de esas publicaciones dejaron de responder a las inquietudes de una sociedad cambiante, cuyas demandas sociales la izquierda ya no era capaz de sintetizar. En ese escenario más plural, las publicaciones más rígidas y autoritarias ya no podrían sobrevivir. Las demasiado abiertas, tampoco. Es posible pensar, a ejemplo de Kucinski, que el surgimiento de la prensa alternativa de los años 1970 fue una de las últimas grandes manifestaciones de la utopía en Brasil. Combinación de un cierto voluntarismo, de la defensa de un proyecto de transformación social y, en palabras del autor, de “la creencia en la realización personal a través de la acción colectiva o comunitaria”,[11] las revistas y periódicos alternativos ya no tenían espacio en la nueva etapa político-económica que se iniciaba en el país.

La revista Versus: el latinoamericanismo como resistencia

Para reflexionar sobre la prensa alternativa brasileña, analizaremos el caso de la revista Versus. Fundada por el periodista Marcos Faerman, figura fundamental para los rumbos de la publicación,[12] Versus circuló durante cuatro años (octubre de 1975 a octubre de 1979) y tuvo 34 números, divididos en dos etapas, la primera de 23 números y la segunda, de 11. La primera etapa se subdivide en dos: los primeros doce números, de octubre de 1975 a julio de 1977, mantienen una unidad editorial y armonía evidentes. En ellos se ve cómo se construye una publicación rica y propositiva, con un proyecto político-cultural claro. América Latina aparece como la marca diferencial y casi identitaria de la revista.

A partir del número 13, la unidad editorial de Versus empieza a romperse. La posibilidad de una acción más inmediata e incisiva de la publicación en la realidad política brasileña aparece como un argumento seductor y la defiende a capa y espada un grupo de trotskistas que habían empezado a colaborar en Versus. Faerman, con su pasado de militante (primero, del Partido Comunista Brasileiro – PCB – y, después, del Partido Obrero Comunista – POC), acepta el cambio de ruta. A partir de octubre de 1977, se percibe la transición paulatina de Versus a su politización y, a partir del número 24, con la salida de Faerman, rumbo a la completa descaracterización de su proyecto político y editorial. América Latina dejaría de ser el eje organizador de las páginas de la revista, que priorizaría la discusión de la política nacional.

Si los primeros 23 números de Versus se publicaron bajo la coordinación de su fundador y editor jefe, los 11 números restantes salieron bajo las órdenes de la organización trotskista Convergencia Socialista, lo que, en términos ideológicos, la redujo a un vehículo de difusión y propaganda partidista. En la primera etapa, la apuesta ideológica de Versus se dio con una visible renovación del lenguaje periodístico y editorial, meticuloso esfuerzo creativo y cuidado gráfico. A la medida que la revista fue pasando de las manos de Faerman y su equipo al control de Convergencia Socialista, todas esas características se perdieron. América Latina, que le dio a Versus un lugar diferenciado en el ámbito da prensa alternativa, pasó a ser considerada un tema menor por el grupo editorial que se posesionó de la revista y expulsó a Faerman.

En un período en que la censura atacaba a los medios de comunicación, la decisión de establecer América Latina como eje temático probablemente significó una estrategia inteligente para burlarla. Pero el análisis de la colección de Versus nos lleva a pensar que para la revista y su grupo editorial fue mucho más que eso. Representó un proyecto de concientización del público lector acerca de la necesidad de pensar Brasil como parte de América Latina, a partir de su origen común y problemas similares. Un elemento que hermanaba a las publicaciones alternativas brasileñas en los años 1970 fue la preocupación en discutir la realidad nacional y pensar en proyectos alternativos para el país, incidir en la política y la cultura nacionales. Lo innovador de la primera etapa de Versus, en especial de sus primeros 12 números, fue pensar lo local, lo nacional, a partir de lo regional, lo continental, tratando justamente de insertar lo brasileño en este vasto universo desconocido del público lector brasileño. Por ello, los editores y colaboradores de Versus, liderados por Faerman, decidieron introducir a ese público en la lectura de escritores como José María Arguedas, Augusto Roa Bastos y Nicolás Guillén, enaltecer la figura de próceres como San Martín, Simón Bolívar, Tupac Amaru o Emiliano Zapata y recuperar la historia de la colonización, la opresión y el despojo del continente.[13] Aunque Versus nunca tuvo un carácter académico, incursionó en el pasado histórico no sólo de Brasil sino de la región. Por ello, los articulistas discutían temas políticos y culturales relevantes para el continente, discutían su producción artística y cultural y Versus logró realizar la acción innovadora de enviar reporteros para ver in loco qué sucedía en los países vecinos, en términos sociales y políticos.

Los años 1970 fueron de represión y opresión en los países del Cono Sur, pero también escenario de una solidaridad que, en Brasil, especialmente entre el público de clase media, intelectualizado y universitario, se tradujo en un mayor interés por el arte y la cultura hispanoamericanos. La revista Versus realizó una innegable contribución en ese sentido, al defender la integración de Brasil con América Latina y también con África.

Como ya mencionamos, la línea editorial de la revista cambió con la expulsión de Faerman y la hegemonía de los trotskistas. El camino a la ruina fue notorio e irreversible. Una revista partidista más, dogmática más, sin creatividad, sin “vuelo”.[14] Destinada, por lo tanto, a circular sólo entre pocos militantes. Versus, en sus últimos números, ejemplificó la decadencia de la prensa alternativa, por decirlo de alguna manera, “tradicional”, preocupada por conducir sus lectores a la lucha política en un momento de cambios estructurales en el contexto nacional, que las mismas fuerzas de oposición, a la par que las del mercado, luchaban por comprender y a las cuales buscaban acoplarse.

Sin Faerman, las temáticas latinoamericanistas fueron desapareciendo y no migraron a otra publicación. El mismo editor ya no creó otra revista parecida a Versus. La agenda política local se volvió dominante en la prensa brasileña, tanto la hegemónica como la alternativa. Además, como ya comentamos, la misma disminución de la censura, por una parte, y la especialización y profesionalización de los periodistas, por otra, disminuyeron el espacio de discusión de algunas cuestiones. Podemos pensar que los temas y problemas latinoamericanos se difuminaron, se esparcieron e, incluso, perdieron gran parte de su interés, dada la urgencia de la agenda nacional. Como sabemos, la dictadura brasileña terminó oficialmente en 1985, pero la vida político-partidista se puso muy intensa a partir de 1980, lo que también introdujo varios cambios en la acción de los medios. La campaña masiva que ganó las calles de todo el país por elecciones directas para presidente (Diretas Já), consensual entre los movimientos sociales y las fuerzas políticas de izquierda, fue ganando paulatinamente las páginas de la prensa hegemónica, pero costó mucho a llegar a las cadenas de televisión. Sin embargo, el resultado final, como siempre ha sucedido en Brasil, fue la victoria del pacto conservador. La silla presidencial quedó con José Sarney, un político que formó parte del ala civil de la dictadura que gobernó el país durante 21 años.[15]

Quizás si la organización trotskista Convergencia Socialista no hubiera ocupado Versus, la revista se hubiera mantenido por más tiempo como esa brisa fresca y creativa que buscaba integrar el país con sus vecinos, a través del arte y la literatura, a la vez que denunciaba las injusticias históricas de la colonización y de las élites regionales mancomunadas con el neocolonialismo estadounidense. Esa labor de acercamiento de Brasil a América Latina que Faerman y su equipo realizaron le dio a Versus una presencia singular entre las revistas alternativas. Si se hubiera mantenido por más tiempo seguro hubiera preservado el estatus de vanguardia entre las publicaciones alternativas del período. Sin embargo, como ya habíamos comentado, los días de ese combate habían quedado atrás. La democratización de Brasil había asumido algunas características que cambiaron su vida cultural y su producción y difusión mediática.

Pasaron algunas décadas y Brasil volvió a la estabilidad de la democracia representativa. Quizás el ejercicio de utopía que representaron la colaboración y la acción colectiva y comunitaria de las revistas alternativas como Versus, volvió a surgir. Quizás el proyecto editorial de Marcos Faerman, - esa mezcla de creencia en la acción social y política del periodista como intelectual - volvió a presentarse en Brasil, en un escenario nacional y mundial radicalmente distinto, respondiendo a otras demandas. Sin embargo, antes de pensar acerca de ese tema, es necesario reflexionar sobre el lugar de los medios de comunicación[16] en Brasil, en el contexto político de 1985 a 2019.

El sector mediático en Brasil: el poder en poquísimas manos

En 2017, la organización brasileña Intervozes, Coletivo Brasil de Comunicação Social, y Repórteres sem Fronteiras realizaron el proyecto Monitoramento de la Propiedad de los Medios (Media Ownership Monitor o MOM) en Brasil.[17] La investigación ya se había llevado a cabo en diez países más (Camboya, Colombia, Filipinas, Mongolia, Ghana, Perú, Serbia, Túnez, Turquía y Ucrania), como parte de un proyecto global del Ministerio de Cooperación Económica y Desarrollo de Alemania, con el objetivo de promover la transparencia y la pluralidad en los medios alrededor del mundo. En Brasil fue aclaradora y a la vez perturbadora. La investigación indica un estado estructural de “alerta roja”. Sus conclusiones son tajantes: el sistema de medios brasileño “está marcado por una alta concentración de audiencia y propiedad, alta concentración geográfica, falta de transparencia, además de interferencias económicas, políticas y religiosas”[18].

Un breve resumen de la investigación nos muestra que cinco grupos concentran más de la mitad de los 50 medios de comunicación con mayor audiencia del país: 9 pertenecen a la familia Marinho (Grupo Globo); 5 a la familia Saad (Grupo Bandeirantes); 5 a la familia de Edir Macedo (Grupo Record y la Iglesia Universal del Reino de Dios, ambos del mismo dueño); 4 al grupo de escala regional, Rede Brasil Sul (RBS); y 3 a la familia Frias (Grupo Folha). Otros grupos aparecen en la lista con 2 medios cada uno: la familia Mesquita (Grupo Estado); la familia Cívita (Grupo Abril); y Grupo Editorial Sempre Editora/Grupo SADA. Eso quiere decir que 8 familias controlan 64% de los medios en Brasil.

No se puede negar el carácter de oligopolio de este dominio que ni la tecnología digital, ni el crecimiento de internet y ni siquiera los esfuerzos regulatorios de parte del Estado lograron impedir. A pesar de que la Constitución de 1988 trató de cuidar ese tema (el párrafo 5º del artículo 220 afirma que “los medios de comunicación social no pueden, directa o indirectamente, ser objeto de monopolio u oligopolio”), el Congreso Nacional nunca reglamentó la legislación asociada a la comunicación social.[19]

En Brasil, debido a la ausencia de restricciones, las grandes redes nacionales de televisión abierta pertenecen a grupos que también controlan emisoras de radio, portales de internet, revistas y periódicos impresos. Asimismo, varios de esos grupos también se dedican a otras actividades económicas, aparte del área de medios, como transporte, finanzas, logística, energía, sin mencionar a un sector que es cada vez más redituable en términos económicos: el religioso. Como podemos ver, los grupos son pocos, pero su poder económico, político y cultural es casi inconmensurable.

Es en un escenario como éste, propio de sociedades con niveles de desigualdad y concentración de poder económico y político aberrantes como la brasileña, que se debe analizar la centralidad de los medios en la arena política. Las elecciones presidenciales de 1989, las primeras directas para presidente desde la dictadura, son un ejemplo ilustrativo de la profunda intervención de los medios en la política nacional, situación que, como podremos ver, se ha mantenido a lo largo de los años.[20]

Lo novedoso del pleito electoral de 1989 lo transformó en una especie de hito en el panorama político brasileño. El fin de la dictadura había generado grandes expectativas entre los brasileños, que el gobierno de José Sarney frustró, especialmente en el plano económico. La población pasó a compartir un sentimiento general de búsqueda de nuevos caminos, lo que hizo que la contienda final se polarizara entre dos candidatos: Luís Inácio Lula da Silva, por el Partido de los Trabajadores (PT) y Fernando Collor de Mello, por el derechista Partido de la Reconstrucción Nacional (PRN), que en un principio poseía poca proyección nacional. El primero representaba el movimiento sindical y las fuerzas de centro izquierda, por primera vez relativamente unificadas. El segundo logró reunir a todos los grupos económicos dominantes, la banca y el agronegocio, con el apoyo absoluto de los grupos mediáticos y una apabullante, millonaria y eficiente campaña de propaganda. La elección presidencial electrizó el país: el horario electoral gratuito, en la televisión y el radio, y los debates entre los candidatos, transmitidos en vivo, fueron tema de conversación y discusión en las esferas pública y privada. La prensa hegemónica se posicionó al lado de las cadenas de televisión en contra de Lula y del Partido de los Trabajadores. Como la crónica de una muerte anunciada, las elecciones se definieron en la campaña mediática, ya en los días previos a la segunda vuelta. La edición del último debate entre Collor y Lula, transmitida en el “Jornal Nacional”, de la Red Globo, el noticiero de mayor audiencia en el país, en la víspera de los comicios, ya sin derecho a la réplica de Lula y del PT, fue paradigmática de la manipulación de los medios.[21]

Fernando Antonio Azevedo analiza la posición de los tres principales periódicos brasileños (el carioca O Globo y los paulistas O Estado de S.Paulo y Folha de São Paulo) acerca del PT y de las elecciones presidenciales brasileñas de la Nueva República (1985 a 2014), a partir de un meticuloso análisis de sus editoriales.[22] Su trabajo deja claro cómo, a lo largo de todo ese período, la posición de los medios en contra de la centro-izquierda se mantuvo y se fortaleció. El autor nos recuerda que los tres periódicos (representantes de tres de las familias del oligopolio mediático: Marinho, Mesquita y Frias) ya habían hecho una férrea oposición en contra de las fuerzas de centroizquierda en el período democrático de Getúlio Vargas (1951-1954) y en el breve gobierno del presidente João Goulart (1961-1964) y habían apoyado al golpe cívico-militar que lo destituyó e impuso la dictadura.[23]

El estudio de Azevedo es iluminador al comprobar que la línea negativa adoptada por los tres vehículos sobre el Partido de los Trabajadores y el “petismo” surgió desde el inicio de la Nueva República, mucho antes, por lo tanto, de que el partido ganara sus primeras elecciones presidenciales (2002). Los tres siguieron defendiendo su postura negativa con relación al PT, adoptando un enfoque ideológico basado en críticas a su izquierdismo, definido como radical y/o populista.

La alianza de los medios a las fuerzas de centroderecha, comandadas a partir de 1994, por el Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), cuyo candidato Fernando Henrique Cardoso venció a Luis Inácio Lula da Silva en esas elecciones, se mantuvo hasta el pleito de 2014 cuando Dilma Roussef, del PT, venció, en segunda vuelta, al candidato del PSDB, Aécio Neves. Como sabemos, Cardoso se reeligió en 1998. En 2002 Lula da Silva ganó las elecciones presidenciales, se reeligió en 2006 e hizo su sucesora a Dilma Rousseff, en 2010. Durante todo el período en que el PT gobernó los editoriales muestran un tratamiento predominantemente negativo, ahora basado, según Azevedo, en un enfoque interpretativo principalmente moral. El partido en el poder, en especial a partir de la eclosión del escándalo del Mensalão, en 2005, [24] pasa a ser tratado en los editoriales “como una organización corrupta que se utiliza de medios ilícitos para mantener su proyecto de poder, aunque el framing anterior de un partido populista sea aun ocasionalmente accionado”.[25]

El estudio de Azevedo aporta dos elementos importantes para que entendamos la relación entre los grandes medios de comunicación y la política en Brasil. Por una parte, al demostrar que la actuación de la gran prensa diaria se ha basado, desde el fin de la dictadura, en el antipetismo, el autor detecta las raíces de esta opción en la visión política liberal compartida entre los grupos representados por esos medios. Tal visión los opuso a las ideas nacionalistas, estatistas y desarrollistas de la corriente laborista de Vargas y Goulart en el pasado, y al petismo en el presente. Por otra parte, al comprobar que esos grupos, a partir de su visión político-ideológica, asumieron una posición explícita en la arena político-partidista, Azevedo ofrece elementos para que nosotros concluyamos que en Brasil siempre ha estado ausente uno de los pilares del Estado de Derecho: medios de comunicación disponibles para la manifestación de las distintas líneas de pensamiento y de los diversos sectores políticos, culturales y sociales. La oligopolización de los medios (que, dígase de paso, el PT ni siquiera intentó combatir durante las presidencias de Lula da Silva y Rousseff, con una reforma de medios, respaldada en la Constitución de 1988), a la vez que le ha garantizado a este sector un papel cada vez más protagónico y decisivo en la arena política nacional, ha orillado a los pequeños vehículos, asociados a las tendencias de izquierda y centro-izquierda, a un lugar cada vez menos importante en el debate público.

En junio de 2016, Michel Temer, todavía como presidente interino, antes del impeachment de Dilma Rousseff, decidió cortar las verbas de publicidad del gobierno para sites que consideraba “petistas”.[26] Tal retaliación a vehículos que su partido, el PMDB, consideraba “instrumentos de opinión partidista”, por supuesto, no alcanzaron las millonarias aportaciones mensuales a los medios de comunicación masivos y a los grandes periódicos.

De hecho, la intervención de los medios hegemónicos en la campaña en contra del PT y en lo que configuraría el golpe de Estado parlamentar-judicial-mediático de agosto de 2016, explotó en la cobertura de las protestas que se iniciaron en junio de 2013 en São Paulo y se esparcieron por todo el país. En un principio llevadas por un movimiento en contra del aumento del transporte público, las protestas acabaron por ser rápidamente dominadas por los movimientos y grupos de derecha, por sectores empresariales, bajo el comando de la poderosa Federación de las Industrias del Estado de São Paulo (FIESP), grupos religiosos cristianos y amplios sectores de clase media. Amplificadas por los medios de comunicación, transmitidas en vivo por las cadenas de televisión, especialmente la Red Globo, las manifestaciones se transformaron en actos en contra del gobierno federal. Se construyó una base narrativa en contra de la corrupción que potenció una campaña nacional multitudinaria que los vehículos de izquierda – sin ninguna capacidad de competir con el oligopolio mediático – no pudieron combatir.

Después del impeachment de Roussef, la presidencia de Temer y las tumultuarias elecciones de 2018 (que contribuyeron a agravar el proceso de polarización ideológica, del cual los brasileños no se han recuperado), se puede afirmar que la Nueva República ha llegado a su fin. La presidencia del ultraderechista Jair Messias Bolsonaro ha inaugurado una etapa de incertidumbres para el país, legitimada, como ya comentamos, por su victoria electoral. A ocho meses de iniciado su gobierno los grandes medios siguen apoyando el fin de las políticas sociales y el desmonte del Estado iniciados con Temer y potenciados ahora, con el apoyo mayoritario de la cámara de diputados y del senado federal. Sin embargo, los dos grandes periódicos paulistas, Folha de São Paulo y Estado de S. Paulo, demuestran una cierta distancia del presidente en lo que se refiere a su evidente proyecto autoritario. En cuanto a las redes de televisión, las dos cadenas que poseen un rating significativo entre los sectores populares, SBT, del empresario Silvio Santos, y Record, del poderoso obispo Edir Macedo (uno de los sostenes ideológicos del presidente Bolsonaro), le brindan total apoyo. Mientras tanto, la calculadora y maquiavélica Red Globo mantiene un comportamiento errático que los analistas políticos tienen mucha dificultad en evaluar.

El espacio virtual en Brasil hoy: la acción cultural y política posible en un momento distópico

Después de analizar tal panorama debemos regresar a las preguntas que hemos dejado pendientes. En el Brasil actual, dada la concentración de los medios ¿qué lugar les ha quedado a las publicaciones alternativas? Después de que la cultura y la noticia se consolidaron como productos culturales, resultado del proceso de modernización de la industria mediática, ¿habrá quedado espacio a las pequeñas publicaciones y editoriales, incapaces de disponer de una estructura eficiente y potente, en términos financieros, sobre la cual sostenerse? ¿Cómo han podido mantenerse si han estado siempre abrumadas por problemas de distribución y dificultades económicas? Asimismo, ¿qué han representado para las publicaciones alternativas las transformaciones que trajeron la eclosión de internet y el predominio paulatino de lo digital? Recordemos que los medios digitales también han padecido dificultades para llegar a los lectores. Además de los aprietos financieros para mantener un sitio web en funcionamiento, lo que ocasiona que muchos blogs y portales desaparezcan rápidamente, es la enorme dispersión inherente al medio y la llamada brecha digital que obstaculizan el acceso del público a los recursos de la red. El fin del financiamiento público a las publicaciones alternativas (y, como acabamos de ver, en particular las de matiz de izquierda), que Temer decretó y que, por supuesto, Bolsonaro mantuvo como una evidente acción de censura político-ideológica, restringió su margen de acción y las obligó a buscar otras fuentes de supervivencia. Esto hizo que quedaran aún más atrás en la competencia por el público lector, frente a los grandes medios oligopolizados. Finalmente, y luego de más de veinte años de cierta normalidad democrática, cuando el espacio para la crítica, la reflexión y la creación estuvieron abiertos y protegidos de la censura, lo que hay que preguntar es ¿qué ocurre hoy con el pensamiento crítico en Brasil?

Antes de buscar responder a tantas preguntas, es necesario recuperar y responder a una cuestión previa, mencionada de manera breve en la introducción de este artículo. En términos generales, dados los avances tecnológicos y la velocidad de la comunicación, es posible responder que los medios digitales están sustituyendo paulatinamente el lugar y la función que los periódicos y revistas en papel ocuparon en el campo cultural e intelectual hasta los años 1990, tanto en América Latina en general, como en Brasil en particular. Sin embargo, no podemos negar que los periódicos siguen circulando en tirajes menores y, en lo que se refiere a las revistas impresas, sabemos que siguen saliendo nuevos títulos a la luz. Una razón para que las revistas político-culturales, culturales y literarias continúen editándose quizás sea, en gran medida, el ámbito estético (al fin y al cabo, el “objeto” revista responde a las inquietudes y objetivos creativos de sus editores y público lector, particularmente cuando se trata de una publicación que cuente con un proyecto artístico, literario o cultural bien logrado).

Quizás, también, la publicación en papel sirva para que las revistas se protejan de la volatilidad del universo virtual. Los archivos históricos tradicionales guardan las revistas y propician su consulta física. La moderna preservación en PDF de colecciones completas de revistas logra conservar elementos clave para entender su historia (la consulta secuencial y con motores de búsqueda de una publicación permite conocer los cambios en su cuerpo editorial, el precio, el tiraje, los anuncios y patrocinadores, la disposición física de las materias en sus páginas, con su muda e incisiva jerarquía, entre muchos otros elementos). Mientras tanto, la intangibilidad del universo digital puede anunciar anticipadamente la pérdida de las huellas de lo que se publica en ese medio.

Es importante observar que algunas revistas digitales más longevas (con patrocinio institucional, empresarial o con la simple y buena voluntad de sus editores y la suscripción generosa de los lectores) ya manejan su propia memoria en línea, lo que demuestra que también a las publicaciones les interesa la preservación de su trabajo creativo y periodístico.[27] Sin embargo, los blogs, los sites circunstanciales, las revistas culturales y literarias en línea, publicadas en las plataformas disponibles en la web de manera individual o por iniciativa de un pequeño grupo de autores que no logra transformarse en red, conectarse a alguna existente o financiarse, éstos no tienen, en principio, cómo preservarse en ningún archivo y pueden perderse para siempre.

En un nuevo universo informativo y comunicacional en que, como dijimos, el público lector, al parecer, tiene a su disposición una infinidad de opciones en la pantalla, y en que el poder conquistado por los elementos audiovisuales ha transformado de manera contundente y profunda la recepción, las publicaciones en papel pierden espacio inevitablemente. En el “imperio” de lo audiovisual, el tiempo se mide de otra manera y la inmediatez predomina.[28] Seguirá existiendo lugar para la publicación en papel, sin embargo, las ventajas de la publicación digital, principalmente cuando se piensa en la distribución y en los costos, son significativas. Cuando se piensa en la velocidad de producción y recepción, igualmente las ventajas de lo virtual son evidentes. Las publicaciones periódicas en papel perderán importancia. Quizás llegará un día en que se volverán objetos de culto, encontrarán otras funciones y papeles, a lo mejor de resistencia cultural o política.

Ahora bien, en el Brasil actual, el espacio exiguo de que las publicaciones digitales no vinculadas a los grandes grupos oligopolizados disponen para llegar al público y hacerse escuchar y defender sus propios proyectos político-culturales ha sido ocupado por una gama variable de revistas digitales, blogs, portales y plataformas de contenido. Estas nuevas publicaciones, dadas las características que acabamos de enumerar, recuerdan a las publicaciones alternativas que circularon durante la dictadura militar. Significativamente, se enfrentan a varias de las dificultades que las revistas y periódicos alternativos sufrieron. Quizás la más importante siga siendo alcanzar un público más amplio que aquel identificado en un principio con su plataforma política, artística, cultural y estética de acción y romper las barreras de la estandarización cultural e ideológica plasmada por los grandes medios. “Salirse del nicho” ha sido un problema constante para las publicaciones de izquierda, en un momento como el actual en Brasil. Dos de las grandes líneas de sustentación ideológica del actual gobierno de ultraderecha han sido el antiintelectualismo y la autoverdad. Ambas han sido sustentadas por los medios de comunicación (como ya vimos, una parte de los cuales a través de un apoyo incondicional al gobierno, otra parte oscilando de la crítica eventual a la ambigüedad). Pero el combate a la razón y al pensamiento crítico también se ha mantenido con el sostén de una cadena multitudinaria de apoyadores, armada en las redes sociales, específicamente en grupos de Whats app, responsable por la creación y difusión de fake news, en colaboración con agremiaciones de derecha poseedoras de sites web bien estructurados, con soporte financiero y miles de seguidores.[29]

Para reflexionar sobre el período actual, en lugar de que nos atengamos al análisis de una única publicación, como hicimos con Versus para pensar sobre los años 1970, hablaremos brevemente de algunos medios digitales con el fin de entender el papel que están desempeñando en el contexto político, cultural y social brasileño y comprobar si cumplen o no, en el presente, la función de las revistas alternativas del pasado.

No queda ninguna duda que las dificultades económicas orientan y diseñan gran parte de la acción y de los productos de los grupos involucrados en la edición de revistas, blogs, sites y portales de contenido alternativo. La utilización de las plataformas de uso gratuito (blogsbot o las versiones más sencillas de wordpress) es una de las características de muchas publicaciones; prácticamente todas solicitan apoyo de financiamiento a los lectores. La existencia de una sección de ligas a blogs, sites y portales que comparten alguna identidad ideológica también es frecuente.

La sección de ligas es muy interesante porque entrar en ella representa para el lector la posibilidad de la apertura de una serie de nuevos caminos y redes. Veamos más a fondo qué es lo que nos pueden ofrecer esas secciones para entender la dinámica del mundo digital, en lo que se refiere a las publicaciones alternativas.

Las publicaciones de tenor político-cultural tejen una red de características específicas al campo, mientras las revistas y blogs de poesía, crítica literaria y cultural tejen otro tipo de red. Sin embargo, es posible encontrar algunas coincidencias en términos de títulos entre ambas y también es común encontrar colaboradores que “brincan” de una red a otra, y que actúan como editores en un blog o en un portal y escriben en otro, que mantienen un blog en un site y participan como ensayistas, cronistas o traductores en otro.[30] El blog Escamandro. Poesia, tradução, crítica[31] está hecho en el formato wordpress, muy sobrio y sencillo, con una disposición casi minimalista, basada en una presentación biográfica de los poetas, sus poemas y la interlocución con los lectores. En dicho sitio existe una sección en que se ofrecen, en orden alfabético, ligas a 64 revistas, sites y blogs personales de poetas, críticos y traductores, en su absoluta mayoría brasileños. Al navegar por los títulos de esta lista, encontraremos, por ejemplo, la colección de Zunái, Revista de poesía & debates, publicación digital con ISSN, dirigida por el escritor Claudio Daniel, con un cuerpo editorial internacional compuesto de críticos y escritores reconocidos. La revista tuvo 26 números publicados entre 2003 y 2013, con secciones de poemas, crítica, ensayos y entrevistas.[32] También podremos visitar el blog del prestigioso poeta Augusto de Campos, dedicado a su obra y a la memoria del movimiento de la poesía concreta (sus documentos y manifiestos).[33] Al consultar el blog Contra tanto silencio,[34] además de los números de Fluxo, un “microperiódico de poesía” y otras publicaciones de Tarso de Melo, autor del blog (con todos los números disponibles en formato blogspot), encontraremos otra sección de ligas, dedicada a blogs y revistas de izquierda, con temáticas políticas y culturales.

Cada publicación que mantiene una sección de ligas abre una veta a sus “afinidades electivas” y éstas van ampliando, como en una enorme telaraña, las posibilidades de lectura del público que se deja llevar de una a otra publicación, de un tema a otro a partir de las herramientas hipertextuales propias del medio.

El Blog da Cidadania[35] se dedica a noticias y reportajes sobre el contexto brasileño. El blog, fundado en 2005 por el periodista Eduardo Guimarães, tiene una estructura en wordpress, es muy sencillo y vive prácticamente de las aportaciones de los lectores. Contiene también una sección de ligas, dispuesta en orden alfabético, como la de Escamandro, con un evidente tenor político y algunos títulos compartidos con el blog Contra tanto silêncio. Lo interesante del conjunto de ligas que el Blog da Cidadania publica es que mezcla vehículos muy heterogéneos en cuanto a su estructura, tamaño y características, aunque todos se ubiquen en el campo ideológico de la izquierda. En él encontramos desde blogs casi “domésticos” de apoyo al expresidente Lula, entonces en la cárcel, hasta sites institucionales como el de la Fundação Perseu Abramo.[36]

En ese elaborado portal institucional, producido en formato wordpress, podemos acceder a la revista Teoria e Debate.[37] La revista, en versión impresa, fue creada por el Directorio Regional del PT de São Paulo, en 1987, y pasó a ser editada por la Fundación diez años después (a partir de 2011 empezó a circular sólo en formato digital). Los 187 números de Teoria e Debate se encuentran disponibles para consulta. Según el editorial redactado para la publicación en su conjunto, que aparece en la página electrónica bajo el título “A revista”, Teoría e Debate es una publicación de carácter nacional, con enfoque en la reflexión y el debate de temas pertinentes a la izquierda brasileña e internacional, en los campos de la economía, sociedad y cultura, con la preocupación explícita en obedecer al principio básico de respeto a la pluralidad de opiniones.[38]

Es importante rescatar tres elementos de ese editorial. En primer lugar, sus editores enfatizan el carácter no académico de Teoria e Debate. Una revista como ésta quiere y debe ser formadora y por ello no puede limitarse a iniciados. Necesita tener como base las experiencias acumuladas en la historia del PT, el debate de ideas y la existencia de tendencias de opinión diferenciadas al interior del partido. En segundo lugar, percibe la necesidad de actualizar su proyecto frente a las “profundas mudanzas que internet ha provocado en el panorama de las publicaciones”.[39] Así, según los editores, mientras los periódicos y revistas se dedican a la producción de contenido para la web, las redes sociales, blogs y sites levantan temas, deben buscar y neutralizar las falsas informaciones, además de abrir espacio para el análisis, la reflexión y el debate. Por último, enfatizan que, al ofrecer su contenido en la red, la revista se vuelve un instrumento más accesible, ágil y dinámico, llegando a su público de forma más eficiente, ya que las herramientas disponibles permiten la participación e interacción del público lector.

Los editores hacen hincapié en la necesidad de que los intelectuales cumplan su función social, hablando a un público más amplio, con un lenguaje capaz de alcanzarlo. Según el editorial, Teoría e Debate ha sido un espacio para ello y puede seguir cumpliendo esta tarea. A final de cuentas, una revista no académica, que sepa cómo discutir las cuestiones importantes de la realidad, puede rebasar el público de iniciados y conquistar una gama mayor de lectores. Una revista que sepa incorporar el dinamismo y la velocidad de internet puede fungir como un instrumento político más incisivo para contraponerse a los efectos nocivos tanto de la voz hegemónica de los grandes medios, como de las redes sociales y sus cadenas de fake news. Finalmente, una revista que sepa hacer uso de las herramientas formales y creativas que brinda internet puede llegar a los lectores de una manera más agradable, dinámica y actual.

En el listado de ligas del Blog da Cidadania también está Outras Palavras.[40] Creado en 2010 con una redacción de 8 personas liderada por el periodista Antonio Martins, muy bien estructurado en wordpress, juega con todos los significados del sentido de “otro”, idea que orienta todas sus secciones: “outras palabras” (artículos), “outra saúde”, “outros libros”, “outros blogs”, “outras mídias” (artículos de otras publicaciones). Su proyecto es de apuesta en el rescate y reinvención del periodismo, en una comunicación libre de los oligopolios. Según los editores “las esperanzas de una Comunicación libre despertadas por internet, desde las últimas décadas del siglo XX, están vivas, pero en jaque. Los viejos medios ya no controlan a la información; sin embargo, surgieron dos tendencias aún peores que ellos. Por un lado, las redes sociales, controladas por algoritmos, que deciden, con un poder aún más vertical que el de los editores del pasado, qué ofrecer o negar a cada público. Por otro, las noticias falsas, un universo de ´hechos´ fabricados para impedir una narrativa compartida que posibilite el diálogo sobre el presente y la intervención sobre el futuro. Para vencer estos peligros, Outras palavras cree en un periodismo hecho con inteligencia, y profundidad, una relación de largo plazo con los lectores y la formación de redes”.[41] El título de ese sitio, “Outras palavras”, explica el tenor de su editorial. Parte del juego con la expresión “en otras palabras”, justamente para decir que es posible otra forma de pensar, crear, hacer y, también, de hacer periodismo.

Los editores lo alimentan todos los días con artículos de fondo analítico sobre la situación política, la coyuntura económica nacional y mundial, aspectos y temas culturales. Sus seguidores pueden suscribirse a un boletín y recibirlo de manera gratuita en su correo electrónico, lo que cumple el propósito editorial de un contacto cercano con el público y la formación de redes. Los lectores pueden acceder a los artículos utilizando instrumentos de búsqueda ordenados por categorías (feminismos, poéticas, desigualdades, crisis brasileña, mercado y democracia son algunas de ellas).

La mirada de este blog es siempre “otra”, el tono es polémico, pero nunca sensacionalista. En su espacio coexisten nombres importantes de las ciencias sociales nacionales y extranjeras, así como periodistas, cronistas y articulistas nacionales.

Finalmente, en la lista del Blog da Cidadania, encontramos Brasil 247, el mayor portal digital de izquierda en el país.[42] Creado en 2011 por el periodista Leonardo Attuch, se trata de un periódico dedicado a la política, economía y medios, con una media de más de 70 millones de páginas visitadas mensualmente y más de 400 mil espectadores inscritos en su canal de Youtube. Posee varias secciones, entre las cuales “Poder”, “Brasil”, Mundo”, “Cultura”, “Mídia” (donde publica materias de otros medios), y el acceso a la Televisión 247, en Youtube. Como casi todas las publicaciones alternativas, tiene una sección especialmente creada para solicitar el apoyo del público para su supervivencia financiera. A través de Youtube circula un video animado de dos minutos con la voz de la editora responsable, Gisele Federicce, quien invita al oyente a colaborar con el portal, en una acción que define como “proyecto 247”. Su discurso sintetiza la línea de pensamiento de las publicaciones alternativas brasileñas frente a su papel político y frente a la actuación histórica de los grandes medios en el país. [43]

Federicce inicia su llamado afirmando que no existe democracia sin una prensa libre y que no existe prensa libre sin independencia financiera; que los medios en Brasil no están del “lado” del pueblo brasileño. Recuerda que los grandes medios apoyaron el golpe en 1964 y también el de 2016. Afirma que la prensa por internet puede ser libre y que Brasil 247 puede seguir defendiendo los principios humanistas en contra del discurso del odio, por medio de subscripciones solidarias. Puede seguir siendo un medio democrático participativo y plural que da voz y espacio a los movimientos sociales. La editora termina su invitación a colaborar con Brasil 247 con una frase incisiva: “sé un soldado en esa lucha por la reconquista y preservación de la democracia brasileña y de tus propios derechos”.[44]

En el Brasil actual, las palabras de Gisele Federicce no suenan fuera de lugar. En la arena política, los medios alternativos buscan alzar su voz y entablan una verdadera batalla por la información, por la libertad de expresión, por el derecho de discrepar y de incidir en la política y la cultura. Hoy, los temas nacionales ocupan de manera primordial la agenda de las publicaciones de fondo político-cultural. Hay una urgencia en tratarlos entre los grupos políticos, los movimientos sociales y los grupos intelectuales que actúan a través de esas publicaciones y que buscan hacer llegar sus propuestas a la población. Como pudimos ver, enfrentan mucho más que problemas económicos para lograrlo.

Conclusiones

A partir del final del primer período de la presidencia de Dilma Rousseff el contexto político brasileño empezó a estimular el surgimiento de una serie de publicaciones electrónicas alternativas a los grandes medios hegemónicos. En muchos aspectos, tales publicaciones asumieron funciones similares a las que las revistas político-culturales habían adoptado durante la dictadura militar, en especial en la década de 1970, como voces críticas y bastiones de resistencia, sólo que en sentido opuesto, para contrarrestar la ola mediática conservadora y satanizadora de la izquierda y los gobiernos del PT. Tal hecho responde positivamente a una de las preguntas-clave de este artículo: las publicaciones digitales alternativas han adoptado el compromiso político de las revistas político-culturales del pasado y están sustituyendo a las revistas impresas en el campo cultural de Brasil. El estudio del caso brasileño puede ser paradigmático para observar cómo las nuevas tecnologías y la consolidación de internet han interferido en la comunicación, el periodismo y la producción cultural de manera inexorable, poniendo en jaque a las publicaciones en papel, hipótesis que motivó este artículo.

Al hacer una retrospectiva de lo que fue la prensa alternativa en Brasil, en los llamados años de plomo, buscamos mostrar de manera breve cómo los intelectuales y periodistas críticos al régimen encontraron en estas publicaciones la manera de hacerse escuchar. Sin embargo, también observamos cómo el protagonismo de las publicaciones alternativas desapareció a medida que el régimen se distendía, la actividad periodística se institucionalizaba y se modernizaban los medios. La llamada gran prensa incorporó varios procedimientos de las publicaciones alternativas y la cultura se consolidó como un producto de mercado.

Como tratamos de demostrar, el regreso de Brasil a la vida democrática no trajo consigo la democratización del acceso a los medios. Los mismos grupos minoritarios siguieron controlando los grandes medios electrónicos e impresos y continuaron manteniendo las mismas políticas conservadoras o, incluso, reaccionarias. Si antes ya habían respaldado el golpe de 1964, a partir de 1980 pasaron a adoptar una política antipetista sistemática y encarnizada que los llevó a apoyar, en 2016, la destitución de la presidenta Dilma Roussef y, por lo menos, a contribuir al triunfo, en las elecciones presidenciales, del candidato de extrema derecha, Jair Bolsonaro.

En tal panorama, el espacio de acción de las publicaciones digitales alternativas para enfrentar a los grandes medios se restringe. El análisis de las publicaciones digitales seleccionadas en este artículo nos permite confirmar que las publicaciones virtuales de izquierda - blogs, revistas, sites y portales - siguen reproduciendo, en cierto sentido, la relación que las revistas y periódicos alternativos del período de la dictadura militar mantenían con su público. En líneas generales encuentran complicidad e identidad ideológica con él y logran fungir como un espacio de discusión y ejercicio del pensamiento crítico. Sin embargo, como sus antecesores, no han podido conquistar a un público masivo, comparado con los seguidores de las grandes plataformas de noticias y los sites de los grandes medios.

Quizás por la misma expansión creativa y comunicativa que el espacio virtual permite ya no podemos decir que los medios alternativos se limiten a pequeñas comunidades de “iniciados” o a grupos de militantes. Sin embargo, tampoco podemos afirmar que tal expansión represente, por sí sola, la posibilidad de alcanzar a un público más amplio. La inconmensurabilidad de la red puede ser ilusoria. Además, como ya vimos, sus limitantes económicas pueden ser tan o más duras que las que siempre han enfrentado los editores de las revistas impresas, al lidiar con los gastos de impresión y distribución. Los espacios virtuales cuestan y todas las publicaciones digitales alternativas – ahora, más que nunca, boicoteadas por el gobierno en turno - tienen que apelar a estrategias de sobrevivencia como las campañas de suscripción, donaciones y trabajo voluntario de sus colaboradores. Luchar en contra de un sector oligopolizado, componente histórico de las fuerzas conservadoras y reaccionarias, ha sido una tarea frustrante para esos grupos de editores, intelectuales, militantes y periodistas. Luchar en contra de la estandarización cultural e ideológica de la población del país, impuesta por las grandes cadenas comunicacionales y en contra de la banalización del discurso generado por las redes sociales tampoco ha sido un trabajo exitoso. Un público masificado por el consumo, el individualismo y, en los últimos años, por el fundamentalismo religioso neopentecostal, como el brasileño, se ha mostrado cada vez menos permeable a la reflexión y a la crítica.

En los años 1970, la revista Versus - que analizamos en este artículo como un ejemplo singular de la prensa alternativa brasileña - fue una pequeña trinchera en contra del autoritarismo y de la censura del régimen militar. Encontró en el latinoamericanismo un espíritu de generosidad y complicidad que compartió con sus lectores, llevando quizás a algunos de ellos a soñar con la utopía de la integración de Brasil con sus vecinos, en una patria más grande. Hoy, en el universo digital se abren y cierran trincheras, mientras los grandes medios siguen perfeccionando sus sites y plataformas y conquistando espacios. En el campo de la producción cultural y mediática, las relaciones entre los intelectuales, la cultura y la política siempre han sido potentes. En el ámbito digital, las posibilidades son muchas, pero, como pudimos ver, la correlación de fuerzas es compleja. En el caso de Brasil del siglo XXI, nuevas estrategias deberán surgir para poder lidiar con la distopía que se vive en el país.

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Notas

[1] Este artículo fue producido con el apoyo de la Dirección General de Asuntos del Personal Académico de la Universidad Nacional Autónoma de México (DGAPA-UNAM).
[2] Delia Crovi, “Sociedad de la información y el conocimiento. Entre el optimismo y la desesperanza”, p.16.
[3] Bernardo Kucinski, Jornalistas e revolucionários. p. xiii.
[4] Luís Eblak, O Versus e a imprensa alternativa: em busca da identidade latino-americana (1975-1979), p. 127.
[5] Bernardo Kucinski, Jornalistas e revolucionários, pp. xix-xv.
[6] Bernardo Kucinski, Jornalistas e revolucionários pp. xvi-xvii.
[7] Regina Aída Crespo, “Versus: um espaço da América Latina na imprensa alternativa (1975-1979)”, p. 287.
[8] Bernardo Kucinski, Jornalistas e revolucionários p. xxix.
[9] Regina Aída Crespo, “Versus: um espaço da América Latina na imprensa alternativa (1975-1979)”, p. 290.
[10] Ibíd.
[11] Bernardo Kucinski, Jornalistas e revolucionários, p. xxvii.
[12] Marcos Faerman (Rio Pardo, 1943 – São Paulo, 1999) empezó a trabajar como periodista en Porto Alegre, en 1961. En el Jornal da Tarde (São Paulo), de 1969 a 1992, fue autor de importantes reportajes investigativos. Pasó por varios periódicos alternativos hasta la fundación de Versus.
[13] Regina Aída Crespo, “Versus : um espaço da América Latina na imprensa alternativa (1975-1979)”, p. 283.
[14] En sus primeros números, Versus se anunciaba en la portada como “un periódico de aventuras, ideas, reportajes y cultura”. Sintomáticamente, el slogan despareció.
[15] Un colegio electoral eligió a los representantes del sistema bipartidista anterior. Como presidente a Tancredo Neves (del PMDB, Partido del Movimiento Democrático Brasileño, proveniente del MDB, la oposición oficialmente permitida durante el régimen militar), y como vicepresidente a José Sarney (proveniente del ala disidente del PDS, Partido Demócrata Social, originario de la situacionista ARENA, Alianza Renovadora Nacional). La fatalidad de la muerte de Neves, un político hábil, con una larga trayectoria, dejó el país en las manos de Sarney.
[16] Cuando hablamos de “medios de comunicación”, “medios” o “sistemas de medios”, estamos abarcando a todos los medios de comunicación: impresos, electrónicos y digitales.
[17] Intervozes, Repórteres sem Frontreiras, “Quem controla a mídia no Brasil?”https://brazil.mom-rsf.org/br/ La investigación está disponible en PDF y se puede bajar de manera gratuita. Los datos para México también ya están disponibles en Centro Nacional de Comunicación Social, Reporteros sin Fronteras, “Quiénes están detrás de los medios en México?” https://mexico.mom-rsf.org/es/
[18] Ibíd, p. 8.
[19] “Cinco famílias controlam 50% dos veículos de mídia do país, indica relatório” Carta Capital, 31/10/2017. https://www.cartacapital.com.br/sociedade/cinco-familias-controlam-50-dos-principais-veiculos-de-midia-do-pais-indica-relatorio/
[20] Historiadores, sociólogos, politólogos y comunicólogos se han volcado sobre el tema. La bibliografía sobre la relación entre las elecciones de 1989 y los medios abarca un número expresivo de títulos. Una síntesis interesante se encuentra en Antonio A. C. Rubim & Leandro Colling, “Mídia, cultura e eleições presidenciais no Brasil contemporáneo”.
[21] José Bonifácio Sobrinho, jefe de periodismo de la Red Globo, en una entrevista dada 22 años después, confesaría que el debate fue manipulado por la televisora: “Pusimos los expedientes ahí, con supuestas denuncias en contra de Lula, pero estaban todos vacíos”. “Após 22 anos Boni admite que Globo armou contra Lula para eleger Collor”. Pragmatismo Político, 29 nov.2011. https://www.pragmatismopolitico.com.br/2011/11/apos-22-anos-boni-admite-que-globo.html
[22] Fernando Antonio Azevedo, “PT, eleições e editoriais da grande imprensa (1989-2014)”, pp. 270-290. El autor realizó un análisis de editoriales a lo largo de 25 años, que abarcaron siete elecciones presidenciales. La muestra se circunscribió al periodo electoral, iniciándose 45 días antes de la fecha de la primera vuelta y extendiéndose hasta la fecha de la segunda vuelta cuando ésta ocurrió.
[23] Ibíd., p. 286.
[24] El escándalo del “Mensalão” giró alrededor de la denuncia de Roberto Jeferson, político del Partido Trabalhista Brasileiro, de la existencia de un sistema de pagos mensuales del gobierno a parlamentares y partidos a cambio de votos y mayoría parlamentar, con fondos provenientes de acciones de publicidad del Banco do Brasil.
[25] Fernando Antonio Azevedo, “PT, eleições e editoriais da grande imprensa (1989-2014)”, p. 287.
[26] “Temer corta publicidade de veículos considerados petistas”, Congresso em foco. https://congressoemfoco.uol.com.br/especial/noticias/temer-corta-publicidade-de-veiculos-considerados-petistas/ Según el reportaje, dejarían de recibir los recursos, los sites Brasil 247, Diário do Centro do Mundo, Conversa Afiada, Blog do Esmael Moraes, O Cafezinho y Pragmatismo Político. Con excepción del sitio Conversa afiada, cuyo editor, Paulo Henrique Amorín falleció el 10 de julio de 2019, todos los demás siguen funcionando con el apoyo de contribuciones de los lectores y verbas de publicidad privada.
[27] Ejemplos ilustrativos son los de la revista mexicana Blanco Móvil, que tiene una sección llamada “Hemeroteca”, donde guarda todos los números de la revista en formato PDF desde el primero, en papel, de 1985, y el de la brasileña Agulha. Revista de cultura, editada en blogspot, que tiene los números que fueron publicados a partir de 1999 disponibles para consulta. Respectivamente http://www.blancomovil.com.mx/index.php https://arcagulharevistadecultura.blogspot.com/2019/07/agulha-revista-de-cultura-139-agosto-de.html
[28] La influencia del tempo (y las interrelaciones entre él y los estímulos audiovisuales) es cada vez más determinante en los criterios de audiencia. Recordemos que, con las nuevas herramientas de control de audiencia en internet (como Alexa, de Amazon), las mediciones de audiencia se dan a partir de los conteos de los segundos de permanencia de los lectores en cada sitio web visitado. La interacción entre el lector y el medio se da en términos de tiempo de permanencia en cada página. La disposición de los contenidos en la pantalla, por su parte, obedece a una jerarquía muy particular, basada en estudios incluso de carácter fisiológico, acerca de lo que más impacta y retiene a la mirada del lector (un ejemplo en ese sentido es que la parte de arriba de la pantalla, que atrapa más rápido la atención, posee más importancia y “valor”, incluso económico, en el momento de posicionar autores y contenidos). El diseño de una publicación virtual se da a partir de criterios como éste.
[29] Ese es el caso del site del MBL (Movimento Brasil Livre), un movimiento de jóvenes de derecha apoyados por el think tank de derecha ultraliberal estadunidense Atlas Network. Muy activo durante el impeachment de Rousseff, el MBL ya tiene representantes en la cámara de diputados federal y en varias estatales. Sobre el tema, véase Kátia Baggio, “Conexões ultraliberais nas Américas: o think tank norte-americano Atlas Network e suas vinculações com organizações latinoamericanas”.
[30] En las décadas de 1960 y principalmente 1970 era muy común que los periodistas trabajaran en los grandes medios para sobrevivir y en las pequeñas revistas y periódicos alternativos para realmente hacer el trabajo que les interesaba. Hoy, incluso como parte de la precarización del mercado laboral, en particular de los campos de las humanidades, las artes, las ciencias sociales y el periodismo, podríamos pensar que colaborar y pertenecer a varias redes es casi inevitable.
[31] Escamandro. Poesia, tradução, crítica. 2019. https://ess.comscamandro.wordpre
[32] Zunái, Revista de poesia & debates. 2019. http://www.revistazunai.com/
[33] Augusto de Campos. 2019. http://www.augustodecampos.com.br/home.htm
[34] Contra tanto silencio es el título del blog de Tarso de Melo, poeta, crítico y también columnista de la prestigiosa revista cultural, que circula en versiones en papel y virtual Cult https://tarsodemelo.wordpress.com/about/
[35] Blog da Cidadania. 2019. https://blogdacidadania.com.br
[36] La Fundación Perseu Abramo es una institución fundada por el PT, con autonomía jurídica y administrativa, dedicada “a la investigación, elaboración doctrinaria y la contribución a la educación política de los afiliados al Partido y del pueblo trabajador brasileño”. Su nombre es un homenaje al periodista Perseu Abramo, importante opositor al régimen militar, que actuó en las redacciones de los periódicos alternativos como Movimento, fue fundador del PT y militante activo en las bases del partido. Fundação Perseu Abramo. “História” https://fpabramo.org.br/fundacao-perseu-abramo/
[37] Teoria e Debate. 2019.”A revista” https://teoriaedebate.org.br/
[38] Ibíd.
[39] Ídem.
[40] Outras palavras. 2019. https://outraspalavras.net
[41] Ibíd.
[42] Brasil 247. 2019. https://www.brasil247.com
[43] Gisele Federicce, “Entenda a campanha de assinaturas solidárias do 247”. https://www.youtube.com/watch?v=RVaWWoFaAks&feature=youtu.be
[44] Ibíd.

Notas de autor

ORCID: 0000-0001-9345-9651


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