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Estrategias que modulan el síndrome de Burnout en enfermeros (as): una revisión bibliográfica
Strategies that modulate the Burnout syndrome in nurses: a bibliographic review
Estratégias que modulam a síndrome de Burnout em enfermeiros (as): uma revisão de literatura
Revista Ciencia y Cuidado, vol.. 14, núm. 1, 2017
Universidad Francisco de Paula Santander

Artículo de Revisión

Revista Ciencia y Cuidado
Universidad Francisco de Paula Santander, Colombia
ISSN: 1794-9831
ISSN-e: 2322-7028
Periodicidad: Cuatrimestral
vol. 14, núm. 1, 2017

Recepción: 27 Mayo 2016

Aprobación: 02 Noviembre 2016


Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivar 4.0 Internacional.

Para citar este artículo: Vargas-Cruz LD, Niño-Cardozo CL, Acosta-Maldonado YY. Estrategias que modulan el síndrome de Burnout en enfermeros (as): una revisión bibliográfica. Rev. cienc. cuidad. 2017; 14(1): 111-131

Resumen: Introducción: el síndrome de Burnout es la sensación de agotamiento y pérdida de interés por el trabajo que surge en profesionales que mantienen contacto diario con otras personas. Metodología: se realizó una revisión de artículos que reportan estrategias para modular el Burnout en profesionales de enfermería, en las siguientes bases de datos: Scielo, ProQuest, Sciencie Direct, Ovid Nursing, EBSCO, Medline, Pubmed y Wiley Online Library. Los descriptores en español, inglés y portugués utilizados fueron: Burnout, enfermeras, intervenciones. Se encontraron 1.833 artículos, de los cuales 17 cumplieron con los criterios de selección. Resultados: el efecto de las intervenciones pre y post para el Burnout fue medido con el Maslach Burnout Inventory y la Escala de Depresión y Ansiedad Hospitalaria, entre otros. Las intervenciones más reportadas fueron apoyo social, psico-educación, entrenamiento en la solución de problemas y en habilidades de comunicación. 16 artículos reportaron disminución o ausencia del Burnout después de las intervenciones, con cambios en las variables propuestas por Maslach y Jackson o en la ostenibilidad en el tiempo. Conclusión: se reportan estrategias para el Burnout sin distinción de las variables del mismo; sin embargo, se evidencian diferencias en los resultados frente a cambios positivos en cansancio emocional, en comparación con las otras variables.

Palabras clave: adaptación psicológica, agotamiento profesional, enfermeros, despersonalización.

Abstract: Introduction: the Burnout syndrome is the feeling of exhaustion and loss of interest in the work that emerges in professionals that maintain daily contact with other people. Methodology: A review of articles that report strategies to modulate the Burnout in nursing professionals was performed in the following databases: Scielo, ProQuest, ScienceDirect, Ovid Nursing, EBSCO, Medline, Pubmed and Wiley Online Library. The descriptors used in Spanish, English and Portuguese were: Burnout, nurses, interventions. 1833 articles were found, in which 17 met the criteria of selection. Results: the effects of pre and post interventions for the Burnout was measured with the Maslach Burnout Inventory and the Hospital Anxiety and Depression Scale, among others. The interventions most reported were social support, psychoeducation, problem solving training and communication skills. 16 articles reported the decrease or absence of Burnout after the interventions, with changes in the variables proposed by Maslach and Jackson or in the sustainability over time. Conclusion: strategies for the Burnout are reported without distinction of the variables; however, differences are evidenced on the results regarding positive changes in emotional tiredness, compared to other variables

Keywords: adaptation psychological, Burnout professional, nurses, depersonalization.

Resumo: Introdução: síndrome de Burnout é um transtorno adaptativo crônico associado às demandas e exigências laborais, cujo desenvolvimento é insidioso e frequentemente não reconhecido pelo indivíduo, que gera cansaço emocional, sensação de esgotamento e perda de interesse pelo trabalho, principalmente apresentando-se em professionais que mantem contato diário com outras pessoas. Metodologia: realizou-se uma revisão de artigos que reportam estratégias para modular o Burnout em professionais de enfermagem, nas seguintes bases de dados: Scielo, ProQuest, Sciencie Direct, Ovid Nursing, EBSCO, Medline, Pubmed e Wiley Online Library. Os descritores utilizados em espanhol, inglês e português foram: Burnout, enfermeiras, intervenções. Encontraram-se 1.833 artigos, dos quais 17 cumpriram com os critérios de seleção. Resultados: o efeito das intervenções pré e pós para o Burnout foi medido com o Maslach Burnout Inventory e a Escala de Depressão e Ansiedade Hospitalar, entre outros. As intervenções mais reportadas foram apoio social, psico-educação, treinamento na solução de problemas e em habilidades de comunicação. 16 artigos reportaram diminuição ou ausência do Burnout depois das intervenções, com mudanças nas variáveis propostas por Maslach e Jackson ou na sustentabilidade no tempo. Conclusão: se reportam estratégias para o Burnout sim distinção das variáveis do mesmo; porém, se evidenciam diferenças nos resultados frente a mudanças positivas em cansaço emocional, em comparação com as outras variáveis

Introducción

El síndrome de Burnout (SB) se define como la sensación de agotamiento, decepción y pérdida de interés por la actividad laboral (1). Surge especialmente en aquellos que se dedican a profesiones de servicio, como consecuencia del contacto diario con otras personas en su trabajo (2), especialmente los profesionales de la salud y la educación, quienes son los colectivos del sector público más afectados por el SB (3), que lleva consigo problemas de salud mental (ansiedad, depresión, entre otros) (1).

Según Quiceno et al. (4), “el SB es una respuesta al estrés laboral crónico, acompañado de una experiencia subjetiva de sentimientos, cogniciones y actitudes que provocan alteraciones psicofisiológicas en la persona y consecuencias negativas para las instituciones laborales”. “No es un proceso asociado a la fatiga sino a la desmotivación emocional y cognitiva que sigue al abandono de intereses que, en un determinado momento, fueron importantes para el sujeto” (4).

El SB repercute sobre la sociedad en general y es considerado un problema social y de salud pública debido a que genera aumento de los costos económicos y sociales (5), afecta la moral, el bienestar psicológico, físico y mental de los trabajadores, la calidad y el tratamiento que se les proporciona a los pacientes, además del funcionamiento administrativo de los servicios sanitarios, con sus consecuentes implicaciones como ausentismo, rotación, disminución de la productividad y de la calidad (5-6), aumento en los errores, lo cual repercute en la seguridad y salud del paciente (7) y bajos niveles de satisfacción del cliente (8).

Maslach y Jackson (2) resaltan tres características principales para el SB: el cansancio emocional o emotional exhaustion (EE, por sus siglas en inglés), la despersonalización (DP) y la falta de realización personal (PA). El primero se describe como un sentimiento de vacío (9) y “agotamiento ante las exigencias de la tarea por la que no se siente atractivo alguno” (10), puesto que crea relaciones emocionalmente independientes de los pacientes y reduce los encuentros con ellos al mínimo requerido, fenómeno que puede convertirse en indiferencia y falta de interés por las necesidades del otro (9).

El segundo, la despersonalización (DP), supone una conducta de rechazo hacia los pacientes (10): el individuo presenta reacciones negativas hacia ellos, se niega a ser cortés, denigra e incluso desprecia al paciente. Los sentimientos que pueden surgir son el cinismo y el desapego (9).

El tercero, la falta de realización personal (PA), según Tuesca et al. (10) consiste “en una actitud negativa hacia uno mismo y hacia el trabajo, pérdida de interés por éste, irritabilidad, baja productividad y pobre autoestima”; el individuo siente un fracaso profesional y el colapso de su autoestima puede llevar a la depresión (10).

Albaladejo et al. (11) y Chacón y Grau (12) señalan que el síndrome de Burnout afecta más a aquellas profesiones que requieren un contacto directo con las personas y con una filosofía humanística del trabajo, es decir, aquellas que necesitan altas dosis de entrega: enfermeros, médicos, trabajadores sociales, profesores y policías. De las anteriores, la profesión que hace más vulnerable a las personas para adquirir el SB es enfermería, por condiciones laborales como largas jornadas de trabajo, turnos nocturnos, sobrecarga, recursos insuficientes (13-14), condiciones laborales precarias, pérdida de seguridad laboral, bajos salarios, falta de recurso humano, necesidad de trabajar en más instituciones, insatisfacción laboral e incremento de demanda por responsabilidad civil (15).

Así mismo, la escasa autonomía para la toma de decisiones, la falta de reconocimiento profesional, el contacto cotidiano con el dolor, la enfermedad y la muerte, además de la falta de recompensa intrínseca y de retroalimentación positiva (13), condicionan el riesgo para el SB en la profesión de enfermería.

Las principales variables desencadenantes y facilitadoras del SB reportadas por la literatura se relacionan con factores personales, profesionales e institucionales, entre estos: la utilización de recursos técnicos en el trabajo, la ambigüedad y el conflicto de rol, el clima laboral, los contenidos del puesto de trabajo, las características de personalidad, la motivación laboral y el sentido de coherencia (6, 11-12).

Los factores protectores para prevenir el SB pueden ser personales u organizacionales. Dentro de los personales están: percepción de autoeficacia, autoestima y autoconfianza, sentimiento de competencia laboral y manejo de técnicas de counselling (de afrontamiento) (14-15). Para Edwards y Burnard (16), la autoestima es uno de los factores más importantes como moderador del estrés.

En cuanto a los factores organizacionales se encuentran: la cohesión y el apoyo grupal, la relación de confianza mutua, la realización de reuniones interdisciplinarias periódicas, la evaluación del grado de satisfacción del equipo de salud, la planificación de condiciones y la delimitación de las funciones y tareas de cada miembro del equipo (14-15).

El Consejo Internacional de Enfermeras (CIE), desde 1957, señala como funciones de enfermería: la promoción de la salud, la prevención de las enfermedades y el cuidado de enfermos físicos, mentales e impedidos, de todas las edades, en todos los sitios en los que se brinda atención de salud y en otros servicios comunitarios (17). De forma similar, en Colombia, estas competencias del profesional de enfermería están descritas en la Ley 266 de 1996 (18) que, además, incluye el desarrollo, diseño, implementación y control de políticas, proyectos de atención en salud y la dirección de servicios de salud de enfermería, instituciones y programas de atención primaria en salud.

Además, la multiplicidad de funciones dentro de la asistencia que realiza la enfermera (o), conlleva la realización de labores administrativas, educativas, investigativas y de docencia (13) que, en ocasiones, se conjugan en un mismo escenarios laboral e incrementan así el riesgo de padecer el SB.

Se evidencian responsabilidades amplias para el profesional de enfermería. En Colombia, la reforma al Sistema General de Seguridad Social en Salud (SGSSS) generó cambios en la lógica económica del sistema, llevándolo a un modelo de intervención privada y, en el caso particular de enfermería, a la creación de cooperativismo asociado como mecanismo de flexibilidad laboral. Esta situación supone una desigualdad en el trabajo, precariza las condiciones laborales y trae consigo el estrés ocupacional y el SB (19).

Se han llevado a cabo estudios (20) dirigidos a la detección del SB en profesionales de enfermería. Aiken et al. (21) indagaron por la situación laboral de 43.000 enfermeras en cinco países (Estados Unidos, Canadá, Inglaterra, Escocia y Alemania), de las cuales un 40% presenta EE en el Maslach Burnout Inventory (MBI), instrumento utilizado para medir estrés laboral o Burnout. También encontró que las condiciones laborales de las enfermeras son predictores importantes de la variación en los resultados del paciente.

En Hispanoamérica, el estudio de Grau et al. (22), realizado con 11.530 profesionales de la salud, encontró una prevalencia de SB de 14,9% en España, 14,4% en Argentina, 7,9% en Uruguay y entre 2,5 y 5,9% en México, Ecuador, Perú, Colombia, Guatemala y El Salvador. Enfermería tuvo una prevalencia del 7,2%.

En Chile, Melita et al. (20) realizaron una investigación sobre SB en enfermeras y encontraron dos grupos de profesionales que presentaban mayor riesgo para EE: aquellos con menos experiencia laboral y aquellos que tenían entre 50 y 59 años. En la escala del MBI, el nivel más elevado fue para PA, con un 40%.

Álvarez et al. (23) encontraron que la edad predominante del SB está entre 20 y 29 años, en mujeres y con el EE y la DP. Al contrario, en Melita et al. (20) y Grisales et al. (24), la prevalencia más alta fue en hombres, fenómeno asociado a sentimientos de baja PA en el trabajo, ya sea por falta de apoyo social o bajo nivel de realización profesional. En otros países se encontró que el desgaste profesional puede afectar entre 14 y 63,3% del personal de enfermería (25).

En Colombia, Ávila et al. (26) evaluaron las variables demográficas y laborales del SB y encontraron mayor incidencia del SB en los servicios de urgencias y hospitalización. La dimensión con mayor puntuación fue la DP con 60,6%, seguida por EE con 45,3% y baja PA en 31,3%. En una investigación realizada en Cartagena (25), en enfermeras (os) del servicio de urgencias, se encontró una prevalencia del 26,6% del SB, asociado con la insatisfacción laboral y con edad menor de 40 años. En Ibagué (24), la prevalencia fue de 20,1% y el 52,3% está en riesgo de padecerlo.

Las áreas donde el SB tiene mayor incidencia son: urgencias, unidad de cuidados intensivos (UCI), cuidados paliativos, hematología y oncología; la enfermera (o) enfrenta a diario el sufrimiento humano con pacientes terminales y la inminencia de la muerte. En esta profesión se requiere de una madurez y experiencia clínica profesional que permita hacer frente a la toma de decisiones difíciles (11).

A pesar del gran número de estudios que investigan el SB, pocos se encargan de reportar las intervenciones y son escasos aquellos que evalúan la eficacia de éstas (27), específicamente en el área de enfermería. La literatura (27) ha reportado dos tipos principales de intervenciones para el SB: las diseñadas para ayudar al individuo a hacer frente a los factores de estrés en el lugar de trabajo –que parte del supuesto de que el SB es el resultado de una mala adaptación de la persona a su lugar de trabajo-, y las intervenciones centradas en realizar cambios de los factores organizacionales

Popp (28) menciona que las intervenciones centradas en el individuo incluyen las estrategias de afrontamiento. El afrontamiento o coping hace referencia a la manera como las personas responden a determinadas situaciones, distinguiéndose tres vertientes: el modo de afrontamiento dirigido al problema, el que va dirigido a la emoción y el que se orienta hacia la evaluación.

El afrontamiento dirigido al problema busca definirlo y encontrar alternativas de solución. Incluye las estrategias de requerimiento de información o asesoramiento, ejecución de acciones para resolver el problema con el desarrollo de planes alternativos y el desarrollo de gratificaciones o recompensas que generen satisfacción (28). El uso de modos de afrontamiento centrados en el problema trae mayor satisfacción laboral, menor cansancio emocional y, por lo tanto, menores niveles del Burnout (28)

Por su parte, el afrontamiento dirigido a la emoción pretende regular la respuesta emocional a través de la aceptación de la situación y de la imposibilidad de cambiarla, el control afectivo y la descarga emocional (28).

Para Popp (28), el afrontamiento centrado en la evaluación da significado a la situación, sus causas y soluciones mediante estrategias como el análisis lógico, la redefinición cognitiva positiva de los acontecimientos o la evitación cognitiva a través del olvido de la situación y la focalización en deseos y fantasías.

El meta-análisis de Laurentiu et al. (27) muestra otras intervenciones a nivel individual: las basadas en técnicas cognitivo conductuales (TCC), relajación, meditación, habilidades interpersonales y conocimiento; las TCC son eficientes para el control del estrés en el trabajo. Las intervenciones basadas en técnicas de relajación y meditación son utilizadas con mayor frecuencia para el control del estrés, con resultados mixtos para el Burnout (27).

Según Laurentiu et al. (27), las intervenciones dirigidas al desarrollo de habilidades interpersonales se basan en la generación de un clima de trabajo positivo y de grupos de apoyo. Si bien estas intervenciones aumentan la auto-eficacia, no tienen efecto significativo en la reducción o prevención del Burnout. Las intervenciones centradas en el desarrollo de conocimientos y habilidades relacionadas con el trabajo se basan en el supuesto de que los empleados mejoran el manejo del estrés mediante la utilización de sus nuevas capacidades (27).

En relación con las intervenciones para la prevención o reducción del SB en enfermeros (as), Edwards y Burnard (16) identificaron seis estudios llevados a cabo en el Reino Unido, uno en los Países Bajos y otro en los EE.UU, donde las intervenciones se han centrado en el individuo.

En la actualidad resulta necesario identificar las estrategias que modulan el SB en los profesionales de enfermería, ya que la calidad de vida laboral y el estado de salud físico y mental tienen repercusiones importantes a nivel personal e institucional (ausentismo, recambio de personal, disminución de la productividad y calidad del trabajo, entre otros) (14).

Metodología

Se realizó una revisión sistemática de literatura entre enero de 2015 y junio de 2016, sobre las estrategias y acciones para intervenir en el profesional de enfermería con SB en las variables de cansancio emocional (EE), realización personal (PA) y despersonalización (DP). Como criterios de selección se establecieron los siguientes: artículos publicados entre 2000 y 2016, en idioma inglés y español, que permitieran acceso a texto completo y que reportaran intervenciones para el SB en profesionales de enfermería.

Se realizó la búsqueda en las bases de datos de Scielo, Proquest, Sciencie Direct, Ovid Nursing, EBSCO, Medline, Pudmed y Wiley Online Library y repositorio de la Biblioteca Virtual en Salud (BVS). Se utilizaron como descriptores: strategies to modulate SB, interventions SB in nurses, interventions emotional exhaustion in nurse, depersonalization in nursing interventions, personal accomplishment interventions nursing.

La revisión de literatura comprendió la lectura de 1.833 resúmenes, de los cuales 345 corresponden al descriptor strategies to modulate sb síndrome/ estrategias para modular en sb, 283 para interventions sb syndrome in nurses / intervenciones para el sb en enfermería, 548 para interventions emotional exhaustion in nurse / intervenciones para cansancio emocional en enfermeras, 309 para depersonalization in nursing intervention/ intervenciones en despersonalización en enfermeras, y 348 para personal accomplishment interventions nurse / intervenciones personal en enfermería. Se seleccionaron 17 artículos que cumplieron con los criterios de inclusión, de los cuales 14 son investigaciones y 3 revisiones sistemáticas de la literatura. Los resultados se sistematizaron a través de fichas RAE (resumen analítico del escrito).

El procedimiento utilizado para la revisión fue: primero, búsqueda bibliográfica en diferentes bases de datos sobre el SB; segundo, selección de los artículos o referencias que cumplían con los criterios de inclusión; tercero, realización de fichas RAE para cada artículo; cuarto, clasificación de los resultados; quinto, redacción de los resultados más relevantes, y sexto, confrontación y verificación de los resultados con diferentes estudios realizados anteriormente.

Medición pre y pos intervenciones

Doce artículos corresponden al idioma inglés y cinco al español. El reporte de artículos por país fue: dos para EEUU, Turquía, Reino Unido y Noruega, uno para Colombia, Francia, Brasil, Italia, Chile, Canadá, Noruega, España y Holanda.

Los años de publicación fueron: cuatro para 2012, dos para 2010, uno para 2015, 2014, 2011, 2009, 2007, 2004, 2003 y 2002. En relación con las áreas donde se desarrollaron los estudios reportados por los artículos, cuatro corresponden al servicio de oncología, dos a unidades de cuidado intensivo, dos a servicios de hospitalización, dos a salud mental, uno a cuidado paliativo y dos no reportan área.

Cinco artículos se dirigen a personal sanitario y doce artículos a enfermeras (os). El número de participantes varía entre 9 y 248 enfermeras (os). Trece artículos se ubican en el paradigma cuantitativo; de estos, cuatro ensayos aleatorios, dos cuasi experimental, uno descriptivo, casos y controles, longitudinal mono céntrico, mixto (cualitativo, cuantitativo),observacional y no probabilístico.

Las evaluaciones pre y post intervención fueron medidas a través diversos instrumentos que se presentan en Tabla 1 . Se evidencia que el instrumento más utilizado corresponde al Maslach SB Inventory (MBI), creado en 1981 por Maslach y Jackson (2), siendo el instrumento clásico de medición más utilizado a nivel mundial para evaluar la presencia del SB, independiente de las características de la muestra y de su origen (13).

Actualmente existen tres versiones de este instrumento: MBI-Human Services Survey (MBI-HSS), dirigido a los profesionales de la salud y que es la versión clásica; el MBI-Educators Survey (MBI-ES), orientado a profesionales de la educación, y el MBI-General Survey (MBI-GS), no exclusivo para profesionales, que mantiene la estructura tridimensional, contiene 16 ítems en total y denomina las dimensiones baja eficacia profesional, agotamiento y cinismo (13).

En el MBI, las puntuaciones de cada sub-escala se evalúan por separado, la relación entre las tres dimensiones no se muestra con una puntuación total y se calculan para cada individuo tres diferentes puntuaciones (29).

Los datos sociodemográficos se lograron mediante encuestas realizadas por los autores. Algunos estudios incluyeron variables que pueden afectar el desgaste como edad, experiencia laboral, nivel de educación y número de turnos noche (29).


Tabla 1
Instrumentos utilizados para medición de impacto de estrategias en relación al SB.
Elaboración propia

Los estudios utilizaron técnicas cualitativas como planes de bienestar personalizado, que documentaron las intenciones y las estrategias que cada participante manejó para ayudar a guiar nuevas prácticas de autocuidado positivo (8).

Estas herramientas se fundamentaron en el análisis de contenido (8) de registros de variables dicotómicas como: registros de acontecimientos de la vida durante un periodo determinado -divorcio, enfermedad, muerte, incapacidad por enfermedad, conflicto con el trabajo, tratamiento o psicoterapia con psicólogo o psiquiatra, número de horas de trabajo y reducción de las horas de trabajo (30)-.

También se utilizó la entrevista semiestructurada con análisis temático (37) y el cuestionario semi-estructurado para evaluar las percepciones individuales de los cambios de salud y calidad de vida (36).

Intervenciones

En relación con las intervenciones, en la Tabla 2 se sintetizan las reportadas por los artículos, las cuales se centran en propiciar cambios en el individuo. Tres artículos (6, 14, 18) reportan estrategias organizacionales. Al respecto, la preparación para el estrés es un predictor que atenúa los efectos de SB, requiere de aproximaciones individuales para desarrollar efectivamente el afrontamiento y la relajación que ayudan a aliviar el EE, pero no se reporta utilidad para los otros dos componentes de DP y PA.

Ortega y López (6) reportaron el impacto de una estrategia grupal para identificar los problemas y estrategias en relación al SB, en la reducción de la EE, incluso tras un seguimiento de 6 a 12 meses. Sin embargo, el autor sugiere la realización de estudios longitudinales para comprobar el impacto de las estrategias, así como investigaciones con grupos de control.

Ourcilleón et al. (14) mencionan que realzar la empatía y el empoderamiento, además del entrenamiento en habilidades comunicativas, mejora la PA, ya que aumenta la autoconfianza del personal. Para desarrollar estrategias de prevención se debe partir de la capacidad de autorregulación de los individuos, que les permite determinar la forma de enfrentar las diferentes situaciones que se presentan. Se debe incluir la opinión de los trabajadores en cualquier tipo de intervención, en pro de una gestión de calidad, para aumentar la competencia profesionales con el menor costo emocional.

La revisión de Edwards y Burnard (16) evidenció efectividad en la reducción de los niveles de estrés. No obstante, no es posible determinar específicamente cuáles son las intervenciones o técnicas más efectivas. Las acciones que desarrollan las enfermeras para manejar el estrés varían de acuerdo con su experiencia laboral. Las enfermeras con mínima experiencia (3 y 6 meses) realizan actividades con el fin de alejar su atención del estrés, mientras que las enfermeras con mayor experiencia utilizan el aislamiento y competencia laboral como mecanismo de defensa (38).

Nueve artículos (7, 9, 14, 15, 29, 30, 34, 35, 38) señalan que las intervenciones se realizaron también de forma grupal. El trabajo en grupo es una herramienta útil para promover aproximaciones entre los participantes y, en relación con sus situaciones comunes, facilita la realización de la tarea profesional al contribuir con la satisfacción en el ambiente de trabajo (39).

Cuatro artículos (13, 15, 35, 37) reportan, como estrategias de afrontamiento, la discusión de factores de riesgo para el SB, técnicas para el manejo del estrés, resolución de problemas, relajación y apoyo social, siendo esta última la más utilizada.

Popp (28) señala que las estrategias de afrontamiento o coping hacen referencia a las respuestas de las personas en determinadas situaciones, cuando no disponen de los recursos para ello. Según el estudio de Kravits et al. (8), el afrontamiento es un proceso para promover supervivencia frente a una amenaza. Las estrategias de afrontamiento son patrones de comportamiento influenciados por los rasgos de personalidad, patrones históricos de relaciones y los factores de estrés situacional.

Estas estrategias pueden promoverse mediante la estimulación de la creencia en el poder personal para controlar las circunstancias de la vida, la creación de objetivos alcanzables y generar un estado de ánimo positivo (8). Según Popp (28), se distinguen tres dimensiones: las centradas en el problema, en la emoción o en la evaluación. Montoya y Moreno (40) refieren tres tipos de afrontamiento: cognitivo, conductual y afectivo.

Para Berrios et al. (41), las estrategias de afrontamiento centradas en el problema y en el control de sus propias emociones, así como la detección e interpretación adecuada de las emociones de los demás, disminuyen la vulnerabilidad para desarrollar SB. La reevaluación positiva consiste en representar el problema, enfatizando sólo en los aspectos positivos que contrarresten lo negativo y permitan un afrontamiento optimista (40). Es una estrategia de afrontamiento de estilo activo y se asocia con menor despersonalización y menor probabilidad de desarrollar el SB (13).

Según Popp (28), el afrontamiento focalizado en el problema conduce a un mejor ajuste y adaptación ante los estresores de la vida y a experimentar menos síntomas psicológicos. Davis et al. (42) aluden que las estrategias de afrontamiento eficaces tienen un impacto positivo al reducir el desgaste entre las enfermeras.

Por el contrario, las estrategias de afrontamiento de evaluación como la evitación y la emoción, Berrios et al. (41), determinan un mayor riesgo de desarrollar el SB, en concordancia con baja autoeficacia y con ausencia de control emocional. Para Montoya y Moreno (40), la evitación emocional es la capacidad de controlar y bloquear las emociones negativas que surgen como consecuencia de la situación estresante y la negación es la tendencia a suprimir la situación problemática, como una manera de evitar los efectos negativos consecuentes con la misma. Estas hacen parte, según Contreras et al. (13), de las estrategias de afrontamiento de estilo paliativo que favorecen la aparición del SB, al relacionarse con mayor carga emocional, falta de realización personal y despersonalización.

Siete artículos (7, 9, 14, 15, 29, 35, 38) indicaron otras estrategias como el trabajo en grupo y la estrategia de afrontamiento de apoyo social, ésta última referida a las transacciones entre las personas que conforman una red de apoyo al individuo, las que se brindan ayuda entre sí y satisfacen sus necesidades básicas.

Beltrán et al. (43) mencionan que existen varias conductas relacionadas tales como demostrar afecto e interés, escuchar, prestar objetos materiales, ofrecer consejos, ofrecer ayuda y manifestar empatía. La teoría que concibe el apoyo social con efectos positivos potenciales frente al SB se origina en la psicología y en la sociología: en el ambiente laboral las relaciones interpersonales basadas en una buena comunicación se perciben como apoyo social y amortiguan los efectos negativos del estrés sobre la salud (43).

Dos artículos (16,35) presentaron como estrategia el entrenamiento en habilidades comunicativas, como sesiones de grupo de afrontamiento y la psicoeducación. Damiani (44) indica que el entrenamiento en habilidades comunicativas se refiere a aspectos que mezclan rasgos de carácter, actitudes y cualidades emocionales, además de habilidades generales como expresión, relación empática y observación conductual

También menciona que, en esta última, se incluyen la escucha atenta, la percepción de estados de ánimo y sentimientos en los que están presentes signos no verbales como la disposición, las actitudes formales o de rechazo, los estados emocionales o índices de cansancio, el aburrimiento o, por el contrario, el interés, etc. (44).

Vega y González (45) mencionan que las sesiones de grupo de apoyo son definidas como los lazos que permiten la integración psicológica y física de una persona, muestran a los individuos como parte de una red de relaciones sociales y estas se vuelven importantes cuando proveen el apoyo necesario en situaciones de crisis en la vida en general. Davis et al. (42) sugieren que el fuerte apoyo social está vinculado con niveles inferiores de agotamiento emocional y DP


Tabla 2
Artículos sobre estrategias en enfermeras para disminuir o prevenir el SB.
Elaboración propia

Albarrán y Macías (46) mencionan como estrategia de autocuidado la psico-educación, que es un modelo que hace referencia a la educación e información que se da a una persona, especialmente con un trastorno psiquiátrico, sobre todo aquello que afecta la salud mental -consecuencias, intervenciones, actividades a realizar- para minimizar su incidencia.

Al respecto, Vásquez et al. (15) relacionan la psico-educación como herramienta de un programa multicomponente de trabajo psicoterapéutico, desde el esquema de la intervención para la Inoculación del Estrés, utilizando técnicas cognitivo-conductuales y a través de un trabajo en grupo de apoyo social. Ewers et al. (33), a pesar de las limitaciones metodológicas del estudio, sugieren que un programa de psicoeducación permite a las enfermeras conocer mejor a sus pacientes y administrarles formas de intervención más efectivas, con lo cual se experimenta menos sentimiento de frustración y desesperanza, facilitando la prevención o atenuación del agotamiento.

Sobre la estrategia de la identidad profesional, Sabanciogullari y Dogan (32) señalan que el desarrollo de esta puede ayudar a enfermería a alcanzar el estatus profesional, aumentado su compromiso, la mejora de sus prácticas, la mejora en la satisfacción laboral y la reducción de los niveles de Burnout.

Al respecto, es pertinente mencionar el autocuidado definido por Orem como una acción que “refuerza la participación activa de las personas en el cuidado de su salud, como responsables de decisiones que condicionan su situación, coincidiendo de lleno con la finalidad de la promoción de la salud” (47). León (47) sugiere que los profesionales de enfermería, como defensores de la salud, deben fomentar en su propia persona el autocuidado, de tal manera que propicien el bienestar holístico para desarrollar una personalidad terapéutica que transmita e inspire salud

Otras estrategias de afrontamiento que utilizan las enfermeras para la modulación del SB son la religión y el entrenamiento en la solución de problemas a través de la reevaluación positiva (13). A propósito, Montoya y Moreno (40) señalan que la religión hace referencia a la persona que se vale de la oración y de sus creencias religiosas para solucionar el problema; hace parte de los doce tipos de estrategias de afrontamiento.

Montoya y Moreno (40) también indican que el entrenamiento en la solución de problemas implica una flexibilidad cognitiva para buscar soluciones orientadas a la resolución del problema en el momento que se presente y la reevaluación positiva consiste en resignificar el problema, enfatizando sólo en los aspectos positivos que contrarresten los negativos y permitan un afrontamiento optimista. De acuerdo con Chang y Chan (48), el optimismo contribuye a un mayor bienestar psicológico y está asociado a la reducción del SB.

Rodrigues et al. (36) centraron sus estrategias en la actividad física en el trabajo, elemento condicionante de la calidad de vida, de la salud y del bienestar, que produce efectos beneficiosos tanto físicos como psicológicos; sin embargo, este estudio no mostró cambios significativos en el agotamiento o estrés laboral

Como técnicas utilizadas para reducir el SB los artículos reportaron: role playing, psicodrama, asertividad, espiritualidad, ejercicios prácticos para interiorizar, counselling, autorreflexiones, análisis de casos, cooperación grupal, prácticas de focalización sensorial, respiración, relajación muscular, ejercicios físicos, paseos al aire libre, meditación e inteligencia emocional, entre otras.

El psicodrama hace parte de las psicoterapias grupales. Al respecto, Espina (49) sostiene que “el yo proviene de los roles que el sujeto desempeña a lo largo de su vida y no al revés, como afirma el psicoanálisis. La teoría de los roles se instaura como una serie de círculos concéntricos; en el centro se encuentran los roles psicosomáticos (dormilón, comilón, llorón). Por fuera, los roles familiares (padres, hermanos, vecinos, compañeros)”. Esta técnica se centra más en el encuentro interhumano que en las interioridades psíquicas del ser humano, donde interesa la cantidad y calidad de los mensajes, su finalidad dentro del grupo, la posición de los participantes, la consideración del grupo como una totalidad y las transferencias laterales entre los miembros del grupo (49).

De acuerdo con Terroni (50), el entrenamiento en asertividad significa “afirmar con certeza alguna cosa y, por lo tanto, se considera que la persona asertiva es aquella que puede enunciar con certeza sus opiniones y deseos, juega un papel importante en las interacciones grupales, ya que constituye la habilidad o destreza a la hora de emitir opiniones y en los procesos de influencia grupal”.

La espiritualidad, de acuerdo con Davis et al. (42), engloba el concepto de auto-trascendencia o hallazgo de sentido a la vida y a la muerte. Las enfermeras (os) que implementan la auto- trascendencia para poder dirigir los sentimientos de desesperación e impotencia, son menos propensos a experimentar agotamiento. En el estudio de Günusën y Üstün (29) se incrementó la EE después de 6 meses de realizada la intervención y los autores sugieren que este incremento puede estar relacionado con no haber involucrado la dimensión espiritual en el programa que se implementó para el control del Burnout.

La inteligencia emocional (IE), según Berrios et al. (41), “se define como el resultado de una interacción adaptativa entre las emociones y la propia cognición, en la que se incluye la habilidad para percibir, asimilar, entender y manejar las emociones propias y las de los demás. Este concepto adquiere importancia en las profesiones asistenciales como enfermería, dada la habilidad que debe poseer el profesional para controlar sus propias emociones y detectar, interpretar y manejar correctamente las emociones de los demás” (41).

Berrios et al. (41) mencionan que “las enfermeras (os) que adoptaban un estilo de liderazgo basado en competencias propias de la inteligencia emocional informaban de menor cansancio emocional y menos síntomas psicosomáticos, de mayor salud emocional, más satisfacción con su trabajo y mayor conocimiento de las necesidades de sus pacientes que los profesionales que no basaban su estilo de liderazgo en dichas competencias”. Görgens y Brand (51) refieren que una inteligencia emocional superior está significativamente relacionada con un menor estrés y SB.

Resultados de las estrategias en la reducción del SB

En lo concerniente a los resultados de las intervenciones en la reducción del SB, seis artículos reportaron disminución o ausencia del SB después de las intervenciones para las tres dimensiones EE, DP y PA (8, 9, 30, 31, 33, 35), cinco descenso en EE (7, 15, 29, 32, 34), dos disminución de EE y DP (7, 34) y uno aumento en la PA y disminución de la EE (32). Un artículo (36) indicó no haber cambios en las tres dimensiones después de la intervención.

Un artículo (7) informó sobre el efecto positivo en EE y DP al mes de la intervención; otro, disminución del SB al año de la intervención (30); otro reveló el efecto positivo en DP y PA al año post intervención, pero se debilitaron la ansiedad y la EE (15). Dos artículos indicaron aumento en la EE. Vásquez et al. (15) señalaron que, después de un tiempo, puede aumentar sin sobrepasar la puntuación inicial. En Günusën y Üstün (29) aumentó a los 6 meses. Al parecer, estas intervenciones no pueden mantener su eficacia a largo plazo, por lo tanto deben ser repetidas periódicamente.

Respecto a la DP, los estudios (15, 29) no mostraron cambios significativos con la implementación de la estrategia en entrenamiento en la solución de problemas, mientras que la psico-educación sí mostró una reducción de la DP de 13% al 9% pos intervención; y PA no mostró cambios significativos pos intervención.

El EE es la base para el SB o primera etapa de agotamiento (29) y refleja el grado de fatiga experimentada por el participante (30). Las altas puntuaciones en EE están asociadas con un mayor riesgo de agotamiento y conducen a mayor sensación de despersonalización y disminución de los sentimientos de realización personal (8, 29).

Italia et al. (9), Ourcilleón et al. (14), Görgens y Brand (51), Goodman y Schorling (31), Edmons et al. (7), Kravits et al. (8), Quenot et al. (35), Vázquez et al. (15), Contreras et al. (13) y Rodrigues et al. (36) no discriminan las estrategias por variable, éstas son usadas en contexto para el SB. Las estrategias que se mencionan con mayor frecuencia en los artículos son el afrontamiento por apoyo social de compañeros de trabajo y supervisores. De otro lado, la psicoeducación representó grandes cambios en EE pos intervención, la reducción más significativa fue de un 26% (8).

En cuanto a la DP hay controversia en la efectividad de la intervención en esta categoría; en el estudio realizado por Günusën y Üstün (29) no se presentaron cambios significativos con las intervenciones propuestas. “El apoyo social representó una reducción inmediata de la EE, en cuanto a la DP y PA no se mostraron cambios significativos pos-intervención, éste facilitará que el sujeto evalúe de forma adecuada su entorno social, así como sus actitudes hacia los demás, esto nos explica cómo el apoyo social puede desencadenar o facilitar los efectos del SB en el trabajo” (29).

Las actividades realizadas ayudaron a los profesionales a reducir la EE significativamente, en las variables de DP y PA no se reportaron cambios significativos (29).

En el estudio de Contreras (13) se observó incremento en el uso de estrategias de afrontamiento con reevaluación positiva y religión como estrategias predominantes en mujeres, de menor edad y enfermeras; sin embargo, las estrategias de focalización en la solución de problemas y de reevaluación positiva son más influyentes en el incremento de la calidad de vida y, con esto, en la reducción o protección frente a los síntomas de Burnout.

En coherencia con la estrategia de afrontamiento de la religión, la espiritualidad puede ser usada por el individuo para desarrollar su autocuidado en la prevención del SB de una manera consciente; durante su desarrollo de debe confiar y creer en que existe algo superior a uno mismo (52). Esto coincide con el trabajo de Da Silva et al. (53) en el que destaca que los cuidadores buscaban la espiritualidad como medio de enfrentamiento, contribuyendo a superar sentimientos negativos y a encontrar sentido a la tarea.

En cuanto a la evitación emocional, estrategia de afrontamiento observada por Contreras (13), no reporta influencia en la modulación del Burnout. Popp (35) la considera como menos eficiente y efectiva por tener un “menor control sobre la emoción y es usada en situaciones que el sujeto valora como amenazantes, lesivas, desafiantes y sin posibilidad de modificación; esta puede dañar la salud al impedir conductas adaptativas relacionadas con la saludenfermedad”.

Dos artículos (15,35), presentaron como estrategias el entrenamiento en habilidades comunicativas, las cuales mostraron para Quenot et al. (15) una reducción del SB del 50% y aumento significativo de la sensación de la PA. El estudio de Vázquez et al. (15) mostró mejoría significativa de la ansiedad y de la PA, efecto positivo sobre EE; al año de las intervenciones siguió el efecto positivo en la PA y en la DP, en ansiedad y EE se debilitaron.

Para Vázquez et al. (15) , no existe una estrategia terapéutica simple que, por sí sola, resulte efectiva para tratar el desgaste profesional en personal de oncología; de ahí la importancia de las intervenciones de tipo multicomponente. Laurenţiu et al. (27) consideran que los efectos de las estrategias, en general, son modestos y duraderos y se necesitan nuevas estrategias más adaptadas para reducir el desgaste y mejorar el efecto de las intervenciones. Por otro lado, Taormina y Law (54) apuntan a que el enfoque estándar para la lucha contra el desgaste entre las enfermeras se dirige a la mejora en gestionar el propio estrés

Conclusiones

Los artículos consultados reportan como instrumento base para la medición el MBI e involucran otros que complementan el análisis del desgaste con ansiedad, depresión, estrés, estrategias de afrontamiento, calidad de vida, salud mental, conocimientos, autoconcepto profesional, demandas laborales y apoyo social en el trabajo. Las mediciones realizadas permiten evaluar el impacto de las intervenciones realizadas con relación al Burnout

La mayoría de los artículos reporta estrategias para el SB, sin distinción de las variables propuestas por Maslach y Jackson de cansancio emocional, despersonalización y falta de realización personal; sin embargo, se evidencian diferencias en los resultados frente a cambios positivos en cansancio emocional a diferencia de las otras variables. Las estrategias reportadas con mayor frecuencia en los artículos fueron la psico-educación y el apoyo social por compañeros de trabajo y supervisores Las intervenciones a realizar deben ser de tipo multicomponente, que involucren los aspectos espiritual, profesional, inteligencia emocional y liderazgo. Las estrategias que implementaron el apoyo social y la supervisión reportaron resultados positivos en la modulación del Burnout.

Como profesionales de enfermería es preciso implementar el autocuidado para prevenir el Burnout; las técnicas utilizadas hacen parte del conocimiento disciplinar y la teoría de enfermería proporciona los elementos necesarios para realizar acciones de cuidado entre colegas.

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Información adicional

Para citar este artículo: Vargas-Cruz LD, Niño-Cardozo CL, Acosta-Maldonado YY. Estrategias que modulan el síndrome de Burnout en enfermeros (as): una revisión bibliográfica. Rev. cienc. cuidad. 2017; 14(1): 111-131



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