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PSICOPATOLOGÍAS DE DON QUIJOTE Y SANCHO
Know & Share Psychology, vol.. 2, núm. 2, 2021
Universidad de Almería

Artículos de investigación

Know & Share Psychology
Universidad de Almería, España
ISSN-e: 2695-723X
Periodicidad: Cuatrimestral
vol. 2, núm. 2, 2021

1. POLÍTICA PROPUESTA PARA REVISTAS QUE OFRECEN ACCESO ABIERTO Aquellos autores/as que tengan publicaciones con esta revista, aceptan los términos siguientes: Los autores/as conservarán sus derechos de autor y garantizarán a la revista el derecho de primera publicación de su obra, el cuál estará simultáneamente sujeto a la Licencia de reconocimiento de Creative Commons que permite a terceros compartir la obra siempre que se indique su autor y su primera publicación esta revista. Los autores/as podrán adoptar otros acuerdos de licencia no exclusiva de distribución de la versión de la obra publicada (p. ej.: depositarla en un archivo telemático institucional o publicarla en un volumen monográfico) siempre que se indique la publicación inicial en esta revista. Se permite y recomienda a los autores/as difundir su obra a través de Internet (p. ej.: en archivos telemáticos institucionales o en su página web) antes y durante el proceso de envío, lo cual puede producir intercambios interesantes y aumentar las citas de la obra publicada. (Véase El efecto del acceso abierto). 2. POLÍTICA PROPUESTA PARA REVISTAS QUE OFRECEN ACCESO ABIERTO DIFERIDO Aquellos autores/as que tengan publicaciones con esta revista, aceptan los términos siguientes: Los autores/as conservarán sus derechos de autor y garantizarán a la revista el derecho de primera publicación de su obra [ESPECIFICAR PERIODO DE TIEMPO], el cuál estará simultáneamente sujeto a la Licencia de reconocimiento de Creative Commons que permite a terceros compartir la obra siempre que se indique su autor y su primera publicación esta revista. Los autores/as podrán adoptar otros acuerdos de licencia no exclusiva de distribución de la versión de la obra publicada (p. ej.: depositarla en un archivo telemático institucional o publicarla en un volumen monográfico) siempre que se indique la publicación inicial en esta revista. Se permite y recomienda a los autores/as difundir su obra a través de Internet (p. ej.: en archivos telemáticos institucionales o en su página web) antes y durante el proceso de envío, lo cual puede producir intercambios interesantes y aumentar las citas de la obra publicada. (Véase El efecto del acceso abierto).

Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional.

Resumen: Nuestro objetivo es abordar las psicopatologías de Don Quijote y de Sancho desde una perspectiva psicológica y psiquiátrica utilizando una metodología que denominamos investigación textual. Nosotros, sin entrar en profundas dialécticas médico-clínica-filosóficas-literarias, nos centramos en analizar los perfiles psicológicos y psiquiátricos y las diferentes conductas de los dos principales personajes de la grande y verdadera historia escrita por don Miguel de Cervantes (Cide Hamete Benengeli).

Palabras clave: Psicopatología, personajes principales, conductas, metodología de investigación textual psicológica y psiquiátrica.

Abstract: Psychopathologies of Don Quixote and the Sancho our objetive is analysed about psycological and psychiatrics perspectives with research textual methodology. Not enter medical-clinical-phylosofical-literary dialectcals, us centre into the main characters behaviours of the big and true history written by Cervantes (Cide Hamete Benengeli).

Keywords: Psychopatologies, main characters, behaviours of Don Quixote and Sancho, methodology textual research.

Introducción

El mismo marqués de Grimaldi (s. XVIII) no dudó en calificar la obra de Don Quixote de la Mancha de excelente porque daba gloria del ingenio español y era un precioso depósito de la propiedad y energía del idioma castellano.

Nosotros centramos este trabajo de investigación y estudio en esta obra de Cervantes y, en concreto, en las temáticas y contenidos relacionados con la psicología y la psicopatología del Hidalgo y del Caballero Don Quijote de la Mancha y de su escudero Sancho Panza.

Habiendo realizado una amplia revisión sobre las diferentes contribuciones al conocimiento del libro de Don Quixote de Miguel de Cervantes, desde múltiples perspectivas y, en concreto, desde el tema que nosotros hemos planteado. Hemos visto que existen muchos tratados, artículos, publicaciones, literatura y dialécticas sobre esta temática. Desde escritores, poetas, filósofos, médicos, psicólogos, psiquiatras… como Unamuno, Ramón y Cajal, Jaspers, López Ibor, Torrente Ballester, Castillo del Pino, Cabaleiro, Gaos, Corral, Tabares...

Pero, a nuestro entender en algunos casos hemos visto que hay puntos de vista, de partida o planteamientos un tanto erróneos. Creemos que lo primero que hay que hacer es considerar al Hidalgo y Caballero Don Quijote (dígase, Alonso Quijano el Noble, el Bueno) y a Sancho Panza (su escudero) no como unos individuos reales, y si como unos personajes literarios (de ficción y de novela, aunque esto nos parezca obvio, y algunos crean que se basaban en individuos reales) que fueron creados por la inteligencia, sabiduría e imaginación excepcionales de don Miguel de Cervantes Saavedra, y si de una manera muy acertada.

En segundo lugar, se plantean directamente si Don Quijote estaba loco o no, si sufría una enfermedad mental grave con trastornos delirantes de grandeza, de desgracia y de persecución, cuadros de paranoia, de psicosis maniacodepresiva, alucinaciones, esquizofrenia tardía…

En tercer lugar, señalar que a lo largo de la obra o grande historia que nos cuenta Cide Hamete (Miguel de Cervantes), Don Quijote parte como un Noble Hidalgo llamado Don Alonso Quijana/Quijada y con grandes cualidades humanas, que debido a excesiva e influyente lectura de libros de caballería andante, entra en un estado mental de locura (en un sentido amplio), dónde pierde su identidad, cambia la realidad y ve, oye y cree en cosas que no existen, pasando en distintos momentos, períodos de tiempo o intervalos por ciertos estados dotados de mucha lucidez, de mucho juicio y de muy elegantes palabras, y solamente manifiesta locura para algunas temáticas o contextos (se trataría de una locura parcial), y que al final de sus días recupera la lucidez de juicio, la cordura y su identidad inicial (se vuelve a llamar Alonso Quijano El Bueno) sin ninguna intervención médica al uso, y que se muere por un gran deterioro físico, y debido a una gran tristeza y melancolía profunda por la pérdida de su estatus y condición de caballero (Rae y Ed 2020. 74.4.829).

En cambio, Sancho, que parte en esta verdadera historia de Don Quixote, como el hombre realista, materialista, pragmático y con pocas necesidades básicas, termina al final de la obra con más problemas psicológicos y psiquiátricos que al comienzo de esta, obsesionado por una ínsula o condado y por ser gobernador de la misma, creyendo y haciendo suyos los encantamientos, las fantasías, las ilusiones y alucinaciones de su amo (74.16.833).

Y todos sabemos y reconocemos que Cervantes creó estos dos personajes de novela como un recurso literario, de crítica, de ironía, de burla y de buscar las risas, lo gracioso y lo cómico, y con gran maestría, sin duda. Pero no creemos que se planteara hacer de médico, de psicólogo, de psiquiatra o de terapeuta, ni hacer o delimitar ningún cuadro nosológico médico-clínico. Y no creemos que sometiera a ninguno de sus personajes a un diagnóstico psiquiátrico, ni a ningún tratamiento clínico, ni entrase en ninguna dialéctica médico-psiquiátrica.

Por eso NO nos planteamos si Don Quijote sufría una psicopatología grave o leve, crónica o transitoria (aunque su posible locura permaneciera demasiado tiempo a lo largo de la historia o narración literaria de Cervantes) y nos centrarnos sobre todo en esos dos personajes –Don Quijote y Sancho– para poner de relieve algunos de sus comportamientos, sus hazañas ansiadas, sus desventuras, sus andanzas disparatadas, sus desgracias, sus ocurrencias, sus desvaríos, sus desatinos y algunos de los procesos mentales que le suceden, considerados un tanto atípicos, excéntricos, de desvarío… y a partir de ahí, hacer unos perfiles descriptivos de los dos personajes de Don Quijote y de Sancho, y serán los lectores -expertos o no- en pensar si Don Quijote estaba loco o no, o solo lo estaba a intervalos o solamente para algunos aspectos de su vida, y si Sancho estaba a punto de serlo, debido a la simpatía, afinidad, afecto, creencia e imitación de los comportamientos, ideas e ilusiones de su amo y Caballero.

Aportaciones de Cervantes a la Psicología y a la Psiquiatría

Diremos que la primera aportación de Don Miguel de Cervantes está ya en el título de su libro El ingenioso Don Quixote. Nos referimos a los términos ingenioso e ingenio.

Como ya hemos señalado Cervantes utiliza el vocablo ingenioso para titular las portadas de las dos partes del libro y en algunas otras ocasiones más, pero tiene una preferencia mayor por el término de ingenio, al que le da un significado más amplio que el ser habilidoso, creativo, el de dar soluciones o combinaciones ingeniosas… añadiendo ciertos matices como el de rara habilidad, de ingenio sutil o burlesco, desenfadado ingenio, de gracioso, de ocurrente, incluso referidos a situaciones de encantamiento… y lo aplica más ampliamente, (Rae. I.2.1.34, 6.1.60, 16.1.138, 48.1.493… II.18.10.681, 25.684, 38.2.830, 65.3.1049…Ed. 2020.I.13.28.82, 25.43.17, II.2.27.423, 74.28.834).

Para nuestra ciencia, la Psicología, la genialidad y todos sus aspectos relacionados con ella (genio, ingenio, ingenioso, prodigio, talento, sabio, superdotado, creativo, hábil, inteligente, talentoso…) son aspectos relevantes y atractivos, y ya hemos dicho que hace referencia a personas con ingenio, con talento, creativas, habilidosas... Pero, Cervantes ¿a qué aspectos de lo ingenioso o del ingenio se refería?

Se dice que Cervantes posiblemente conoció la obra de Juan Huarte de San Juan del siglo XVI (y actual patrón de la Psicología en España) que se titulaba: Examen de ingenios para las ciencias y que de ahí posiblemente la tomó el término.

Ingenioso lo refiere solamente a Don Quijote y al Hidalgo (Don Quijote) de esta manera: “Que se trata de la primera salida que de su tierra hizo el ingenioso Don Quijote” (I.2.1.21). “Del donoso y grande escrutinio que el cura y el barbero hicieron en la librería de nuestro ingenioso hidalgo” (I.6.1.41). “De lo que le sucedió al ingenioso hidalgo en la venta que Él se imaginaba ser un castillo” (I.16.1.96). “Con nombre del ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha” (II.2.27.423). “Este fin tuvo el ingenioso Hidalgo de la Mancha” (74.25.834).

Ingenio lo refiere a Don Quijote: “Ni asunto de su resfriado ingenio” (74.28.834) o cuando Don Diego de Miranda pregunta a su hijo: “Que había sacado del ingenio de su huésped -de Don Quijote-” (II.10.509) o cuando los duques castellanos: “Se admiraban de nuevo de la locura y del ingenio de Don Quijote” (II.45.36.669), como a Cervantes y a otros personajes. Así, Cervantes se pregunta a sí mismo: “¿Qué podía engendrar el estéril y mal cultivado ingenio mío?” (I.Pról. pág.7), y a otros individuos y personajes: “Tener fuerzas de suspender y persiguen al buen ingenio” (I.22.57.148). “Que ha compuesto un felicísimo ingenio de estos reinos” (I.48.4.372). Puedan tener fueras de suspender y absortar un ingenio tan maduro como el vuestro” (Pról. 4.10). “Que libro de ingenios andan más válidos” (II.Pról.7.403). Al canónigo: “Donde prosigue la materia de los libros de caballerías, con otras cosas dignas de su ingenio (II.48.1.369).

El mismo Don Quijote le dice a don Lorenzo: “El señor don Diego de Miranda, padre de vuesa merced, me ha dado noticia de la rara habilidad y sutil ingenio que vuestra merced tiene” (II.18.18.681) y “Quiero tomar de todo en todo el pulso a vuestro admirable ingenio (II.18.31.686). Su hijo Lorenzo sabe que él posee un cierto ingenio para hacer poesía: “Para ejercitar el ingenio la he hecho glosar versos” (II.18.25.684).

El mayordomo de los duques del castillo. “Tenía el duque un mayordomo de muy burlesco y desenfado ingenio” (II.38.2.830) y “Era… muy discreto y muy gracioso (II.54.4.878).

Paro hay dos citas de Cervantes que definen bien el ingenio de Don Quijote. Le pregunta a Sancho que dicen de ÉL. Y responde: “Unos que loco, pero gracioso; otros valiente, pero desgraciado y otros cortés, pero impertinente” ... (II.2.23.422), y añadiríamos que: “Siempre con buenas intenciones, pero la lías”.

La segunda aportación muy importante para nosotros es que Cervantes a lo largo su Libro describe bastante ampliamente la forma de ser de Don quijote y de Sancho y en el mismo sentido lo hace de las posibles psicopatologías de los dos personajes principales, aunque la locura de Don Quijote puede ser más una alegoría, una ironía, una crítica y un tratamiento burlesco, que un cuadro clínico (de Unamuno, 1905; Torrente Ballester, 1975; Vargas Llosa, 2005), dónde al final de su Obra se cambian los papeles. Don Quijote se vuelve cuerdo, juicioso y lúcido (vuelve de la ficción a la realidad) y Sancho que parte como un hombre pragmático, materialista, que se rige por los principios de la realidad, se va obsesionando por ser un gobernador de una ínsula o señor de un condado, aceptando en ocasiones los encantamientos de su amo aunque fuere por intereses personales y acomodándose al mundo de las fantasías y de las ilusiones, sucumbiendo en cierto modo en su mundo de la locura, ofreciéndole junto al lecho de la muerte a Don Quijote la fantasía de volver juntos al campo vestidos de pastores (II.74.16.832).

La tercera, muy importante para nuestros intereses, son las excepcionales descripciones psicológicas y psiquiátricas de sus dos personajes principales de la obra de Don Quixote.

Otro aspecto de a destacar del personaje DON QUIJOTE es sus ansias de Libertad (pues tenía un espíritu justiciero y libertario). Él mismo nos dice: “La libertad, Sancho, es uno de los más poderosos dones que a los hombres dieron los cielos y con ella no puede igualarse los tesoros que encima tiene y el mar encubre” (II.58.2.740/984). Pero cree que esta tarea estaría basada más en la acción del individuo (será el caballero el que salvará al mundo y Don Quijote se la tomó muy en serio) que en el papel que se pueda esperar de las autoridades, en la que no cree en absoluto (ni en las que tampoco creía Cervantes). “De la libertad que dio Don Quijote a muchos desdichados” (I.22.1.143/199).

Pero hay algo más importante, todavía, de esta excepcional en la obra de Cervantes para los días de hoy, y es el papel del quijotismo y que abarcaría a las personas que se consideran quijotes y actúan como tales.

En la actualidad hay sujetos quijotes que basan sus ideas en la desesperada nostalgia e ilusiones de un mundo que tal vez nunca fue, ni existió (como le sucedía a Don Quijote) y que se trata, en el fondo, de un rechazo del mundo de les ha tocado vivir. Defienden causas perdidas e ilusiones de futuro que tal vez nunca lleguen. Son personas cargadas de ilusión, fantasías y a veces, ingenuas. Piensan y creen que el mundo es como se lo imaginan.

Don Quijote quiso resucitar mundos y tiempos pasados de los caballeros andantes (que sólo existieron en los libros de caballerías y en su imaginación debido a la lectura excesiva de aquellos textos sobre los caballeros andantes) para socorrer a débiles, desvalidos, desfaciendo entuertos, para vengar agravios y para devolver una justicia para todos y crear un mundo nuevo.

Buscaba una sociedad de orden, de principios, de honor, de igualdad y de justica para hombres y mujeres.

El mismo Cervantes cuestionaba la sociedad de su tiempo y contrapone dos mundos diferentes: el idealismo vs. el materialismo (Vargas Llosas, 2005).

Método

En nuestro intento de conocer las características psicológicas y psiquiátricas de los dos principales personajes literarios llamados Don Quijote y Sancho descritas a través de las dos partes del libro de don Miguel de Cervantes, intituladas El ingenioso Hidalgo y Del ingenioso Cavallero Don Quixote de la Mancha, hemos utilizado una metodología llamada investigación textual (y en nuestro caso, psicológica y psiquiátrica).

Perfiles psicológicos y psiquiátricos de Don Quijote y Sancho

La primera pregunta que nos hacemos es como don Miguel de Cervantes

–sin ser un médico, ni un psicólogo, ni un psiquiatra– pudo hacer desde la literatura unas descripciones psicológicas y psiquiátricas tan precisas de sus dos personajes, de Don Quijote y de Sancho.

¿De dónde le venían a Cervantes tales conocimientos? Hay opiniones diferentes y muy acertadas al respecto, nosotros pensamos que la explicación principal fueron sus grandes facultades mentales y literarias capaces de crear una obra tan magistral y unos personajes fuera de serie.

Lo cierto es que las descripciones de los rasgos psicológicos de los dos personajes principales y de los contenidos de sus posibles patologías: trastornos paranoides de personalidad, trastornos delirantes, paranoia, de grandeza, de persecución y de perjuicio son brillantes y acertadas.

Características psicológicas de Don Quijote

1. Don Alonso Quijana/Quejada/Quesada/Quijada, era un hidalgo Noble de las tierras de la Mancha, seco de carnes, enjuto de rostro, madrugador, amigo de la caza, persona de honor, elocuente y de bellas palabras y gran lector de los libros de caballerías” (I.1.3.28). Era “Un hidalgo muy atentado que sabe latín y romance como un bachiller” (II.27.16.765). Era un hombre de extraordinaria humanidad. “Hombre encantador, nunca hizo mal a nadie”. “No debe nada a nadie, que todo paga, y más cuando la moneda es locura”. “Nunca hizo mal a nadie en los días de su vida” (II.66.29.1059). Aunque, a veces, respondía Don Quijote encendido en cólera” (I.4.32.54) o “con presurosa y turbada lengua” (II.32.2.792). “Iracundo, decía esto con tanto brío y denuedo que infundió un miedo terrible” (I.3.13.45).

Elocuente en su disertación sobre las virtudes de la caballería (II.18.18.682). “Teniéndole por un Cid en las armas y por un Cicerón en elocuencia” (II.22.2.715, II.44.38.878). “Y así, con estos tan agradables pensamientos, llevado del extremo gusto que en ellos sentía” (I.1.6.31). “Asentósele de tal manera en la imaginación que era verdad toda aquella máquina de aquellas soñadas invenciones que leía” (I.1.5.30).

Su finalidad era buscar aventuras y ejercitarse en todo aquello que Él había leído que los caballeros andantes se ejercitaban, socorrer a débiles, remediar a los menesterosos, alzar a los caídos, desfacer agravios… (I.1.5.29, 2.8.37, 3.4.41, 18.4.155, 45.33.473, II.17.19.672). “Yo Don Quijote soy… el que profeso socorrer y ayudar en sus necesidades a los vivos y muertos” (II.55.18.971). “Irse por todo el mundo con sus armas y caballo a buscar las aventuras y ejercitarse en todo aquello que había leído”. “Yo soy el que tengo de serviros y acompañaros” (I.37.22.388). “Señores míos, grandes e inauditos ven los que profesamos la orden de la caballería” (I.37.36.391). “Muchas y graves historias he yo leído de caballeros andantes, pero jamás, he leído ni oído que los caballeros andantes…” (I.47.2.482). “Que de mañana en aquel día me habéis de armar caballero” (I.3.4.41). Armado caballero, con esto cobró tanto ánimo. “La del alba, sería cuando Don Quijote salió de la venta tan contento, tan gallardo, tan alborozado por verse armado caballero”. (I.4.2.48). “Creía que había cursado las escuelas o ciencias de la caballería andante” (II.18.16.682). “Que lo tomo yo a mi cargo” (II.60.21.1010). “Y que yo profeso” (II.60.17.1008).

Trata de imitar modelos fabulosos de héroes. “Todo al modo de lo que sus libros le habían enseñado, imitando en cuanto podía su lenguaje” (I.2.6.36).

– Un hombre con ansias de libertad y un gran libertador.

Era un buscador y hacedor de las libertades, de la justicia y de la igualdad para los demás y ese papel lo tenía claro en su profesión de caballero andante y también le fue reconocido.

Tenía un concepto muy preciado de la libertad humana dedicando una de las frases más elocuentes del hablar castellano: “Libertad, Sancho es uno de los más poderosos dones, que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra, ni el mar esconde” (II.58.2.984).

Esa era una de sus funciones principales con caballero andante:

“Y lo que profeso caballero andante ha de ser jurisperito y saber de leyes de la justicia distributiva y conmutativa, para darle a cada uno lo que es suyo y lo que le conviene “II.18.18.682). “Y no quiero otra cosa sino que volváis al Toboso y que de mi parte os presentéis ante esta señora (Dulcinea) y le digáis lo que por vuestra libertad he fecho (I.8.31.81). “La liberación del criado Andrés de los azotes de su empleado y restitución de sus deudas con el muchacho (I.4.3.48) y de la libertad de los galeotes (I.22.10-75.200 y ss.). “De la libertad de la reina Micocomicona del acoso de un gigante a su reino (I.46.20-24.476ss.). “De la libertad que dio Don Quijote a muchos desdichados…” (22.1.199) a veces pide la libertad de individuos invisibles, de la persona que estaba privado de libertad en aquella prisión o fortaleza en el río Ebro por los molineros, aunque no constara que la hubiera (muestra del quijotismo): “Dejad en libertad y libre albedrío a la persona que en esa fortaleza o prisión tenéis oprimida, alta o baja” (II.29.28.776).

– Era un gran amigo de Sancho.

Desde que Don Quijote le nombra su escudero, Sancho se convierte en su amigo, en su confidente, en su consejero, en su cuidador, en su enfermero, y esta amistad es sincera, duradera y consistente, a pesar de las diferencias claras debidas a las condiciones sociales y culturales (noble-labrador, culto-sin estudios, ni cultura), a los distintos puntos de vista y objetivaciones (un idealista frente a un materialista y pragmático, un realista frente a un alucinado y visionario…) y a las discrepancias sobre las cuestiones de la vida cotidiana. Pero compartan el día a día, las aventuras, las hazañas, las experiencias, las ilusiones y las fantasías. Y pasan el mayor del tiempo juntos y muy unidos afectivamente. Ejemplo ello son la tristeza y melancolía que Don Quijote siente cuando Sancho se marche un tiempo a la ínsula Barataria. “Don Quijote sintió su soledad… Conoció la duquesa su melancolía y preguntole que de que estaba triste, que si era por la ausencia se Sancho…” (II.44.11.659/ 779).

Características psiquiátricas de Don Quijote

2. Se convierte en DON QUIJOTE. “Enloquecido a causa de la lectura de novelas de caballerías, dónde restaurar el código caballeresco de la edad media. “Y así, de poco dormir y de mucho leer, se le secó el cerebro de manera que vino a perder el juicio” (I.1.1-5.18ss.). “En efecto, esto rematado ya su juicio, vino a dar en el más extraño pensamiento que jamás dio loco en el mundo… y fue que le pareció hacerse caballero andante” (I.1.6.19). “Y trújole su locura a la memoria aquel de Valdovinos…” (I.5.2.37).

- Don Quijote cambia la realidad cercana y su propia identidad.

Pasa de ser el hidalgo Alonso Quijana a llamarse Don Quix-ote un Caballero Andante (I.1.9.32-33). Hará una rústica labradora y zahareña de pueblo de nombre Aldana Lorenzo en su señora. En su bella y fermosa dama y princesa del Castillo y le llamará Dulcinea del Toboso (I.1.10.33). Se cree que tiene y monta un brioso caballo, cuando se trataba de un rocín flaco y muerto de hambre (I.1.7.31) y hará escudero y criado suyo a labrador con muchos defectos humanos y con pocas luces intelectuales. Incluso, en su confusión mental llega a identificarse con el caballero Reinaldos Montalbán: “Yo me llamaría Reinaldos Montalbán” (I.7.6.70) o como unos pastores: “Que nos convirtamos en pastores, llamándome yo el pastor Quijotiz y tu pastor Pancino” (I.67.8.1061). “Sin saber determinarse en qué grado le darían entre discreción y locura (II.59.40.1002). “Pudiendo más su locura, que otra razón alguna” (I.2.2.34). “Tocaba más en locura que en valentía” (II.60.18.1008).

– Don Quijote: ¿Locura a intervalos, en ciertos períodos de tiempo o parcial para algunos temas?

A lo largo de la grande historia narrada por don Miguel de Cervantes, Cide Hamete y un tal Avellaneda su salud mental va desde momentos de locura a los de gran lucidez, buen juicio (a intervalos) y elegantes palabras a través de con intervenciones, pláticas, discursos y sabios consejos.

“Él es un entreverado (entremezclado) loco, lleno de lúcidos intervalos de lucidez” (II.18.24.511). “Iba dando muestras de estar en entero juicio” “Y hablaba con mucho juicio y elegantes palabras” (II.1.3.411). “Sin saber determinarse que grado le darían entre la discreción y la locura” (II.59.40.753).

El cura y barbero ya pensaban que cómo: “Habló Don Quijote con tanta discreción en todas las materias que se tocaron, que los dos examinadores creyeron indubitadamente que estaba del todo bueno y en entero juicio” (II.1.3.550). “Pareciéndole que era un cuerdo loco y un loco que tiraba a cuerdo” (II.17.45.677). “Los duques se admiraron de nuevo de la locura y del ingenio de Don Quijote” (II.41.38.878). “Y se admiraba de ver la extrañeza de su grande locura y de que en cuanto hablaba y respondía mostraba tener un buenísimo entendimiento. Solamente venía a poner los estribos como otras veces se ha dicho, en tratamientos de caballería” (Rae.I.49.12.503, Ed.2020.49.12.376).

A Sancho le da excelentes consejos de gobierno, de justicia y de buen hacer (II.42.5-30.648ss).

Pero, son muchos los que reconocen la locura de Don Quixote, la animan, la acentúan y la publican: el cura, el barbero, el bachiller, su ama y su sobrina, el eclesiástico de la corte, ventero, los muleros, yangüeses, los pescadores y molineros del río Ebro, don Diego Miranda, su hijo don Lorenzo, los duques castellanos, Ginés de Pasamonte, Roque Guinart, don Antonio y el mismo Sancho: “Contó el ventero a todos cuantos estaba la locura de su huésped” (I.3.9.44) y “Tan admirado le tenían sus locuras como su liberalidad” (II.26.37.759): “Tanto les supo el cura decir y tastas locuras supo Don Quijote hacer (I.46.4.474). “Diciendo que era Don Quijote y que no había que hacer caso de él, porque estaba fuera de juicio” (I.44.4.457). Su sobrina: “Más yo tengo la culpa de todo, que no avisé a vuestras mercedes de los disparates de mi señor tío” (I.5.10.59). “Contó el ventero a todos cuantos estaban en la venta la locura de su huésped” (I.3.9.44). También es reconocida por Ginés de Pasamonte (I.22.68. 209) y Roque Guinart y Don Antonio Moreno (II.60.18.1008), 62.1.1021ss.). Allí en las calles de Barcelona, un castellano le gritó. “Tú eres loco, y si lo fueras a solas y dentro de las puertas de tu locura, fuera menos mal, pero tienes propiedad de volver locos y mentecatos a cuantos te tratan y comunican y sino mira a estos señores que te acompañan” (62.16.771/1025).

El mismo Sancho lo considera loco: “Siendo, pues loco como lo es, y la locura que las veces toma unas cosas por otras y juzga lo blanco por negro y lo negro por blanco, como cuando dijo que los molinos de viento eran gigantes y…” (II.10.10. 461/616).

Pero también esos y muchos otros son los que le intenta ayudar a curarse, cura, el barbero, el bachiller (a través de sus personajes de Caballero de los Espejos, Blanca Luna), su sobrina, su ama, el ventero, Maritornes…:

“Con la invención de… pudiesen el cura y el barbero llevársele como deseaban y procurar la cura de su locura en su tierra (I.46.24.358/480).

-– Don Quijote confunde personas, lugares, objetos, animales, ruidos… con ilusiones, alucinaciones…

“Fuese llegando a la venta que a Él le parecía castillo” (I.2.8.37). “A dos distraídas mozas por dos hermosas doncellas” (I.2.8/9.37). “Que un porquero tocó un cuerno, a una señal ellos (los cerdos) se recogen, y al instante se le representó a Don Quijote lo que deseaba, que era que algún enano hacía a las damas” (I.2.8.37).

En sus andanzas lucha contra unos molinos de viento que los confunde con gigantes. “Así como Don Quijote los vio, dijo a su escudero: La ventura va guiando nuestras cosas mejor de lo que acertáramos, porque ves allí, amigo Sancho Panza…, dónde se descubren treinta o poco más desaforados gigantes con quien pienso hacer batalla… que esta es una buena guerra, y es gran servicio de Dios quitar tan mala simiente de sobre la faz de la tierra” (I. 8.2-8.75ss.). “No fuyades, cobardes y viles criaturas, que en solo caballo es el que os ataca (I.8.3.75).

En esta otra ocasión Don Quijote confunde a dos rebaños de ovejas y carneros con dos ejércitos que se van a embestir. Tomando partido es derribado de su caballo por los pastores. Y la polvareda que había visto la levantaban dos grandes manadas de ovejas y carneros que por aquel camino de dos diferentes venían” (I.18.11.157). “No oyes el relinchar de los caballos, el tocar de los clarines y el ruido de los hombres” (I.18.24.160, 20.44.183).

Confunde las mulas de unos religiosos con unos dromedarios (II.10.10.617). Se creía que ganó el yelmo de Mambrino en una batalla. (44.37.464).

Al escuchar fuertes ruidos provocados por batanes de agua cercanos a ellos, los confunde con los pasos de una turba de gigantes (I.20.44.183).

Esta vez en la venta Don Quijote durmiendo acata con su lanza unos odres de vino, a los que confunde con un gigante (I.35.2-10.366, 36.1/4.374).

– Don Quijote cree en encantamientos y encantadores.

Cree que la quema de su biblioteca fue obra del encantamiento de su enemigo malvado Roldán (I.6.1.60ss) y de lo que le sucedió en el castillo o venta (I.37.7.385). Del encantamiento de Dorotea en la reina Micomicona (I.27.1.257, 29.9-13.291). Cuando es llevado enjaulado en un carro de bueyes por culpa de un encantador enemigo suyo (47.19/20.487). Cuando el Caballero de los Espejos convertido en el bachiller Sansón Carrasco (II.15.7.660).

Nos refiere: “Quiérese un sabio encantador grande enemigo mío” (I.7.14.71, 46.28.481). “Sino un encantador que vino sobre una nube una noche” (I.7.10.71). “Ruegote que pidas de mi parte al sabio encantador que mis cosas tiene a su cargo” (57.28.481). “Sabes que me imagino Sancho?. Qu esta famosa pieza de este encantado yelmo por algún extraño accidente debió venir a manos de quien no supo estimar su valor (yelmo de Mambrino. I.21.18.190). “Y todo esto se hace por industria y sabiduría de estos sabios encantadores” (33.22.313). “Que todas las cosas de este castillo han de ser guiadas por encantamiento (44.39.465). “No os dije yo, señores, que este castillo era encantado” (45.24.470). Y comparte con Sancho la fantasía del vuelo en el artificio Clavileño (II.41.17.857).

– Cree en los grandes poderes curativos de su bálsamo de Fierabrás:

Y en las cualidades curativas del bálsamo de Fierabrás diciendo “Que aquella agua era una preciosísima bebida que le había traído Esquife, un gran encantador amigo suyo” (I.5.10.59). “Si me acordara de hacer una redoma del bálsamo de Fierabrás, que una sola gota se ahorran tiempo y medicinas” (I.10.9.92). Creyó que había acertado con el bálsamo de Fierabrás y que con aquel remedio poder acometer desde allí adelante” (I.17.25.149). “¡Ves? Aquí tengo el santísimo bálsamo –y enseñábale la alcuza del brebaje – que con dos gotas que bebas sanarás sin duda” (I.17.40.153).

– Tiene ideas de grandeza:

Al elegir a Sancho como escudero le promete una ínsula (I.7.19.72) y en otras ocasiones (II.42.4.860). “Bien podría ser que antes de seis días ganase yo tal reino… que vinieren de molde para coronarte por rey el amo ello” (I.7.19.72). O hacerle caballero andante: “Propuso en su corazón de armarle en la próxima ocasión que se le ofreciere” (I.44.36.464). “Y así, puedo yo sin escrúpulo de conciencia hacer conde de ínsula firme a Sancho” (II.50.7.513). _

Terminaremos diciendo que no solo Don Quijote comete disparates, desvaríos, desatinos… a lo largo de esta grande Historia, sino, también, otros personajes se contagian de Él o presentan conductas problemáticas, tales como el cura del lugar, Pero Pérez, el Bachiller Sansón Carrasco, el barbero Nicolás, Cardenio, Dorotea, Anselmo, duques y acompañantes en la cohorte castellana, gente en casa de Don Antonio Moreno y el mismo Sancho (II.73.20-21.828, 74.16.831/1102).

Etapa final de su vida Don Quijote

Vencido por el caballero Blanca Luna… él se siente el más desdichado caballero de la tierra, reconoce su derrota y pérdida de honra y Sancho triste y apesarado (64.15/19.1047) teniendo que regresar a su aldea.

“Volvía vencido y asendereado Don Quijote pensativo” (71.2.1083).

A la hora de su muerte sufre un gran decaimiento de su ánimo, cayendo en una profunda melancolía y tristeza, “Fue al aparecer del médico que las melancolías y desabrimientos (pena, desazón) le acababan” (Ed.2020. 74.4.829). Don Quijote enfermo recobra la lucidez y el juicio y abomina con lúcidas razones los disparates de los libros de caballerías, pide perdón a Sancho por sus errores (II.74.6/7/11/13/23.830ss.) y se reconoce como Alonso Quijano el Bueno (II.74.7/13/24.830 ss.), aunque el cura, el barbero, el bachiller no creen en la cura de su locura (II.74.8.830).

Características psicológicas de Sancho

Campesino, de constitución rollizo, pequeño, sencillo, buena persona, manso, segado, pacífico, gustoso de la buena mesa y buena vida, realista, materialista, pragmático, torpe, indiscreto, hablador… No obstante, siendo gobernador de la ínsula Barataria ejercita esa función con una gran discreción, dando buenas razones en sus consejos, teniendo muchas determinaciones resolutivas y sabiendo hablar muy elegantemente (II.49.3.917, 50.27.931).

Cuerdo al principio de las aventuras y hazañas junto a su amo y caballero Don Quijote, al que le juzga en muchas ocasiones como persona loca, con desvaríos y disparates (II.10.11.616, 48.9.499), desdiciendo en muchas ocasiones sus ilusiones visuales y auditivas, sus alucinaciones y su atribución a los señores amigos o enemigos suyos encantadores y encantamientos: “¿Qué gigantes?, dijo Sancho… “No son gigantes sino molinos de viento, y lo que en ellos parecen brazos, son aspas” (I.8.3.75).

Cuando Don Quijote hace una descripción de dos ejércitos que los confunde con dos rebaños de ovejas y carneros, Sancho siente estupor (I.18.11-15.156ss.).

Lo mismo hace ante la confusión de Don Quijote de la bacía de que un barbero traía sobre la cabeza y que confunde con el yelmo de Mambrino. Sancho lo ve como una bacía de barbero: “Tan bacía es el yelmo de Mambrino, como jaez de este buen hombre es la albarda” (I.44.38.465).

En otra ocasión no viendo ningún castillo de doña Dulcinea, le pregunta: “¿A qué palacio tengo guiar, cuerpo del sol? –respondió Sancho– que el que yo ví a su grandeza no era sino casa muy pequeña” (II.8.4.609).

Sancho en la venta no ve ningún tipo de encantamiento. “Que no hay encantamiento alguno, sino mucho movimiento, y mucha mala ventura” (I.37.8.385) o cuando le llevan enjaulado: “Síguese que no va encantado, sino embaído (engañado)… sino trastornado el juicio” (I.48.9.499).

Sancho es un hombre terrenal. Siente tristeza y añoranza cuando abandonan la buena vida en los castillos de los duques (del Caballero de Verde Gabán y duques castellanos) y de las bodas del rico Camacho y Quitaria.

Características psiquiátricas de Sancho

Al principio permanece cuerdo, pero poco a poco se va obsesionando por ser gobernador de un reino o una ínsula (7.21.71). “Trabaje, vuestra merced, señor Don Quijote en darme ese condado tan prometido de vuestra merced, como de mi esperado” (I.50.3.512) y al duque: “Venga esa ínsula que yo pugnaré por ser gobernador” (II.7.20.596, 42.4.866). Y a la cabeza encantada: “¿Por ventura, cabeza, tendré otro gobierno?” (II.62.46.1029).

Pero, por una razón u otra entra en situaciones de encantamiento propias y ajenas. Sancho en algunos momentos si admite que la venta debe estar encantada (I.35.5.366) y “Vive el Señor, que es verdad cuanto mi amo dice de los encantos de este castillo” (I.45.32.472).

Comparte con su amo Don Quijote la experiencia montada en un artificio cuadrúpedo llamado Clavileño, yendo galopando por las nubes de la ilusión en ese caballo volador (II.41.12. 854).

Para salir de sus problemas y no cumplir con el mandato de Don Quijote de llevar una carta a su señora Dulcinea a la villa de Toboso de la Mancha, urde un engaño a su amo y hace que dos mozas del pueblo del Toboso pasen como acompañantes de la señora Dulcinea encantada y vestida de pobre campesina (II.10.3-12.614ss.) y el cambio de Dorotea por la princesa Micomicona para liberarla de opresión de un gigante (29.1-20.288ss. y 30/31/32/37.300-366).

“Sancho todo triste, todo apeserado, no sabía qué decirse ni qué hacerse: parecíale que todo aquel suceso pasaba en sueños y toda aquella máquina era cosa de encantamiento” (II. 64.19.1048).

Poco a poco va aceptando las ideas y alucinaciones de su Señor y manifiesta ciertos síntomas de locura (II.74.2.1102). “Que no se muera y vámonos al campo vestidos de pastores” (II.74.16.1102).

A partir de la amplia revisión e investigación textual –de corte psicológica y psicológica– que hemos realizado de esta grande Historia (Cervantes, Cide, Avellaneda) y centrándonos en las conductas, los procesos mentales, las actitudes, las ilusiones, las vivencias, las ocurrencias, los desvaríos, los disparates, los desatinos, las aventuras, las desventuras, las situaciones ridículas, los desafíos, las hazañas, las experiencias… de los dos personajes nos atrevemos a decir que Don QUIXOTE era un hombre alto y delgado (leptosomático, según las tipologías de Kretschmer), hidalgo noble y caballero culto, sabio, famoso, cortés, valiente hidalgo, elocuente y de bellas palabras, a veces, de gran memoria, hombre de extraordinario valor humano, cristiano, aficionado a la caza, que afronta los desafíos y avatares con decisión, proactivo, de espíritu rebelde y justiciero, bondadoso, menesteroso, amigable y de agradable trato, gracioso a veces, con grandes idealismos de generosidad, que asumió la responsabilidad de cambiar el mundo, de ayudar a los desfavorecidos, a los desventurados, a los débiles, a desfacer entuertos y agravios, socorrer a doncellas, a viudas y huérfanos, buscador y gran defensor de la libertad y de cumplir sus sueños, con gran motivación a la acción, que imita y copia sus modelos fabulosos de los héroes caballeros andantes, con humor cambiante, sosegado y con quietud, colérico e airado a veces, dominante, introvertido, apasionado, impertinente, con desmanes arrogantes, irascible, colérico, excéntrico, tendente a la tristeza y melancolía (diríamos de carácter triste y melancólico), de imaginación exuberante y de fantasías desbordantes, idealista hasta el extremo, que confunde la realidad muchas veces con la ficción (posee una mente con ideas falsas y errores en el modo de interpretar la realidad y el modo de superarla), con gran profusión de ilusiones y vivencias visuales y auditivas (alucinaciones) distorsionadas, con pérdida de juicio y de lucidez, a veces, con frecuentes sobrevaloración de sus ideas que se asientan en su imaginación, que tiene con demasiado frecuencia ideas de grandeza, de perjuicio y de desgracia (se siente a veces demasiado desgraciado), que vive con gran intensidad y carga afectiva sus andanzas, sus desafíos y sus hazañas, persona de actitudes desafiantes, jactanciosas, temerarias, de rituales de sumisión sobre todo con su Dama, con gran profusión de ocurrencias, disparates, desatinos y de súbitos desvaríos, condenado por su visión caballeresca del mundo, con problemas de sueño, practicante de un amor platónico y desgraciado hacia Dulcinea y con gran influencia afectiva y de pensamiento sobre su criado Sancho, que hace que éste se vaya contagiándose de sus delirios y alucinaciones.

Aunque, algunos expertos dicen que, a pesar de todo ello, Don Quijote mantiene su personalidad preservada, que sus discursos no presentaban demasiadas alteraciones, pero sí lapsus argumentales, que sus pensamientos eran bastante coherentes, que los contenidos delirantes estaban bien matizados, que sus capacidades cognitivas de atención, memoria y que la razón lógica y algunos otros procesos cognitivos no estaban, apenas, afectados y que su locura, si tal fuere, sería a intervalos de tiempo o solamente para algunos contextos…

Que SANCHO sería el escudero fiel y criado de su caballero, campesino, villano, sin cultura, regordete y gordiflón (un pícnico y ciclotímico según Kretschmer), dormilón, hombre de bien, pacífico, manso, sosegado, sencillo, sin engaño, relativamente ingenuo, muy hablador, de ingenio boto, gracioso, donairoso, discreto, bruto y majadero a veces, que se rige por los principios de realidad, pragmático, materialista, manso y sumiso a su caballero Don Quijote, con grandes motivaciones básicas y de logro, que poco a poco se va obsesionado por lograr sus sueños de subir de estatus y por ser gobernador del reino que su amo le había prometido, que mantiene una relación muy estrecha con su caballero, al que cuida, le da consejos, le quiere, y que poco a poco se va creyendo las alucinaciones y sus fantasías de su caballero y se identifica con Él de tal manera que termina quijotizándose, y todo debido a su gran afinidad afectiva y actitud sumisa que le profesaba y que llega a creerse y compartir las mismas alucinaciones, desvaríos y locuras de amo.

Finalmente, que si bien se trata de dos PERSONAJES de diferentes edades (uno mayor y otro relativamente joven), de niveles culturales diferentes (uno hidalgo y caballero culto y el otro escudero campesino e ignorante), no obstante AMBOS recorren los mismos caminos, las mismas aldeas y las mismas ciudades y JUNTOS viven las mismas aventuras, las mismas andanzas, las mismas hazañas, los mismos desafíos, las mismas peripecias,… creando entre ELLOS una gran y fiel vinculación afectiva y emocional, digna de envidiar en los tiempos de hoy.

La locura de Don Quijote y quijotismo de Sancho

¿Era Don Quijote loco o no?

Lo cierto es Don Miguel de Cervantes de una manera u otra a través de las dos partes del libro El Ingenioso Hidalgo y Del Cavallero Don Quixote alude a la locura torpezas de Sancho en más de un centenar de ocasiones (locura, falto de juicio, fuera de juicio, disparates, desvaríos, loco/s, simplicidad, boto, …) y lo primero que nos preguntamos era si Don Quijote era un verdadero loco de atar o no, o solo lo era a intervalos, en ciertos períodos y solamente para algunos temas. Si estaba loco o no, si sufría una enfermedad mental grave con trastornos delirantes de grandeza, de desgracia y de persecución, cuadro de paranoia, psicosis maniacodepresiva, alucinaciones, esquizofrenia tardía como dicen algunos… (Unamuno (1905), Ortega y Gasset (1914), López Ibor (1949) y Gaos (1978), Corral y Tabares (2003). Pero, nunca se debería olvidar que se trata de dos personajes literarios y no de unos individuos reales.

Metidos en este contexto de nosología médico-clínico diremos que Don Quijote cambia su identidad y la realidad cercana. Pasa a ser un caballero andante llamado Don Quix-ote, convierte a una zahareña campesina llamada Aldonza Lorenzo en una hermosa mujer y su señora Dulcinea, a un rocín flaco y muerto de hambre en Rocinante y a un rudo campesino en su escudero. Que sufría frecuentes confusiones, ilusiones y alucinaciones (confunde una venta por un castillo, unos molinos de viento por gigantes, unos ruidos de batanes por pasos de gigantes, los balidos de ovejas por relinchar de los caballos…), que tenía ideas de grandeza (ofrece ínsulas y condados), que creía en encantamientos y encantadores (sabio encantador, amigo suyo encantador, Dulcinea encantada, reina Micomicona, yelmo de Mambrino…), y en los grandes poderes del bálsamo de Fierabrás, y todo ello era conocido por mucha gente (el cura, el barbero, el bachiller, su sobrina, su ama el ventero, Maritornes, don Diego Miranda, don Lorenzo, don Antonio y sus acompañantes, Ginés de Pasamonte, Bandolero Guinart, incluido el mismo Sancho…).

Pero, ¿era la locura de Don Quijote parcial, a intervalos y períodos de tiempo o era global y crónica?, dado que en diferentes ocasiones de su historia recupera el juicio y la lucidez mental manifestados a través de grandes pláticas, de sus largos discursos y a través de sabios consejos, y todo ello con gran elocuencia y elegantes palabras, terminado los últimos días de su vida como una persona normal (sin intervención médica) recobrando su identidad inicial, el juicio, la lucidez y la cordura.

En cambio, Sancho que al principio de esta grande y verdadera historia era una persona(je) realista, materialista, pragmático y con pocas necesidades básicas se va obsesionando por ser un gobernador de una ínsula o condado y va aceptando e imitando los encantamientos, las ideas, las fantasías y los comportamientos de su amo y caballero Don Quijote.

Por último, a partir de las aportaciones de autores expertos en Psicología, en Psiquiatría y en la Literaria Cervantina, se podría decir que Don Quijote sufría trastornos delirantes y paranoia, que tenía delirios de grandeza (con ideaciones e interpretaciones delirantes, delirios metamorfósicos megalómanos), de perjuicios y de desgracia, alucinaciones visuales y auditivas, confusiones frecuentes de la ficción y la realidad, de realidad y ficción, con súbitos desvaríos, con lapsus en el hilo argumental, y tal vez esquizofrenia tardía… y que Sancho, si bien al principio de sus andanzas partía como una persona realista, materialista y pragmático, poco a poco va cayendo en las fantasías, ilusiones, alucinaciones y desvaríos de su amo, ofreciéndole al final de los días de Don Quijote, una fantasiosa vida pastoril. Incluso, algunos proponen estudios sobre la evolución de los cuadros clínicos de los dos personajes, olvidado tal vez los fines de la obra de don Miguel de Cervantes de hacer un tratamiento irónico, satírico y burlesco de las tradiciones y que creó esos dos personajes de novela como un recurso literario (Unamuno, 1905; López Ibor, 1949; Gaos, 1978; Corral y Tabares, 2003; Alonso Fdez., 2005; Vargas Llosa, 2005).

EPÍLOGO

En primer lugar, agradecer a Don Miguel de Cervantes la maravillosa obra literaria y grande HISTORIA que nos ha regalado a todos, y que es, sin duda, una de las mejores escritas y llena de sabiduría del mundo.

En segundo lugar, señalar las geniales y agudas descripciones psicológicas y psiquiátricas que realizó a través de sus dos personajes principales en el libro “El Ingenioso Hidalgo y Del Cavallero Don Quixote de la Mancha”, creando a través de ellos una verdadera cartografía sobre las emociones y los comportamientos humanos, poniendo así de relieve Cervantes sus grandes dotes de observación de la vida cotidiana, de las debilidades humanas y de la enfermedad en la sociedad en la que vivió, contraponiendo, además, un mundo de ficción (de lo imaginado) frente a la realidad, un idealismo humanitario frente a un materialismo pragmático.

Por último, decir que tal vez no sea tan importante saber si Don Quijote era un loco o no, dado que Cervantes utilizó la locura del protagonista como un recurso literario para criticar, burlarse, reírse e ironizar sobre la literatura caballeresca, las tradiciones y lo cortés. En este sentido, Vicente Gaos (1979) dice: “La locura del protagonista es, sin duda, todo un recurso técnico, un motivo funcional y estimulante de la novela”.

Referencias

Alonso Fernández, F. (2005). El Quijote en su laberinto vital. Madrid. Anthropos.

Cabaleiro, M. (1966). Temas psiquiátricos. Madrid. Paz Montalvo.

Cervantes Saavedra, M. (1605, 1999). El Ingenioso Hidalgo Don Quixote de la Mancha. Madrid. Editorial Albor Libros.

Cervantes Saavedra. M. (2020). El ingenioso Hidalgo y Del Cavallero Don Quixote de la Mancha. Enumeración y tabulación de los textos de Don Quixote por párrafos (Ed.2020). Y en Blog: Nuevos enfoques y nuevas aportaciones. Por José Luis Fernández Seara. Wordpress.com.

Cervantes. M. (2005). Don Quijote de la Mancha. Madrid. Cátedra. Letras Hispánicas.

Corral, R. Tabarés, R. (2003). Aproximación psicopatológica al Quijote. Rev. As. Esp. Neuropsiquiática, 22(85), 27-59.

de Cervantes Saavedra, M. (1605, 1615, 2005). Don Quijote de la Mancha. IV Centenario. Real Academia Española. Madrid. Alfaguara.

Gaos, V. (1978). Cervantes: novelista, dramaturgo, poeta. Barcelona. Ed. Planeta.

Jasper, K. (1913). Psicopatología general. B. Aires. Ed. Beta.

López Ibor, J. (1949) Los problemas de las enfermedades mentales. Barcelona. Ed. Labor.

Ortega y Gasset, J. (1914). Meditaciones sobre el Quijote. Madrid. Bibl. Nueva.

Pérez Álvarez, M.(2005). Psicología del Quijote. Psicotema. 17(2), 303-310.

Ramón y Cajal, S. (1905). Conferencia: Psicología del Quijote y quijotismo. Madrid.

Torrente Ballester, G. (1975). El Quijote como juego y otros ensayos. Madrid. Ed. Guadarrama.

Unamuno, M. (1905). La locura de Don Quijote. Salamanca. Univ. de Salamanca.

Unamuno, M. (1905). Vida de Don Quijote y Sancho. Madrid. Alianza Ed.

Vargas Llosa, M. (2005). En el Libro de Don Quijote de la Mancha. IV Centenario. O.C. pp.13-29. Madrid. Alfaguara.



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