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El Saber y la Relación Dialógica entre las Comunidades Culturales
Revista Científica CIENCIAEDUC, vol.. 4, núm. 1, 2020
Universidad Nacional Experimental de los Llanos Centrales Rómulo Gallegos

Artículos de Investigación

Revista Científica CIENCIAEDUC
Universidad Nacional Experimental de los Llanos Centrales Rómulo Gallegos, Venezuela
ISSN-e: 2610-816X
Periodicidad: Semestral
vol. 4, núm. 1, 2020

Recepción: 30 Agosto 2019

Aprobación: 26 Septiembre 2019

Resumen: La sociedad actual se caracteriza por el diálogo entre pares que comparten un mismo pensamiento y también de manera tácita o discursiva entre quienes adversan un punto de vista, produciendo un entramado de ideas y saberes que traspasan en ocasiones el espacio académico, imbricándose en el discurso popular que, en esencia, se nos muestra ligero, rico y complejo con todos su matices, ergo la sociedad en la cotidianidad no es un conglomerado homogéneo sino que por el contrario, se caracteriza por la complejidad y la diversidad de su pueblo; al mismo tiempo, no todos los saberes producidos logran satisfacer las necesidades de todos los individuos. Los hombres y mujeres van construyendo sus historias y sus modos de producción de saberes para poder convivir en el mundo, con las personas. Así tenemos que independientemente de su condición de saber instrumental que alude a las operaciones básicas como contar, leer y escribir, los hombres y las mujeres, especialmente los de sectores populares, crean su forma de vivir e interactuar en el mundo, y a partir de su realidad de vida, de las condiciones que les son dadas, logran superar sus obstáculos y vivir e interactuar los unos con los otros. Desde estas líneas de trabajo como artículo de revisión, se pretende hacer una aproximación al abordaje del saber, particularmente del saber popular para poder entender las formas de organización humana y su concatenación o contradicción con el saber científico o academicista.

Palabras clave: saber, relación dialógica, comunidades culturales.

Abstract: The current society is characterized by the dialogue between peers who share the same thought and also in a tacit or discursive way between those who oppose a point of view producing a network of ideas and knowledge that sometimes cross the academic space immersed in the popular discourse that, in essence, we are shown light, rich and complex with all its nuances; the society of everyday life is not a homogeneous conglomerate, but on the contrary, it is characterized by the complexity and diversity of its people; In addition, not all knowledge produced manages to meet the needs of all individuals. Men and women are building their stories and their ways of producing knowledge to be able to live on the world, with people. Thus we have that regardless of their condition of instrumental knowledge that alludes to basic operations such as counting, reading and writing, men and women, especially those of popular sectors, create their way of living and interacting in the world, and from their reality of life, of the conditions that are given to them, manage to overcome their obstacles and live and interact with each other. From these lines of work as a review article, it is intended to make an approach to the approach of knowledge, particularly of popular knowledge in order to understand the forms of human organization and their concatenation or contradiction with scientific or academic knowledge.

Keywords: knowledge, dialogic relationship, cultural communities.

Introducción

El Saber como Conexión Dialógica

Este artículo producto de una revisión analítica y crítica tiene como propósito hacer un acercamiento al abordaje del saber y particularmente del saber popular y su concatenación o contradicción con el saber científico o academicista. Así tenemos que el saber se entiende como un conocimiento profundo en una ciencia o arte, también se nos presenta como un conjunto de conocimientos extensos y profundos que se adquieren por dos vías: a través del estudio o de la experiencia. Desde el contexto académico se evidencia que la universidad no puede ser solamente un espacio en el cual se transmiten conocimientos (saber a través del estudio), sino y sobre todo debe ser un espacio de vida colectiva, en el cual se forje el yo y el nosotros (saber a través de la experiencia propia y colectiva), el yo que se muestre como un ser individual y el nosotros como parte de una comunidad.

La universidad debe ser un lugar de compilación de saberes mostrándose como la integradora que funda y moldea a la sociedad en un diálogo permanente tanto interno como con su entorno academicista sin negar el saber autóctono de los pueblos que es el diálogo popular. Este diálogo popular luce contrario en escenarios académicos de estricto rigor científico como la medicina o la ingeniería; ergo, los grandes inventos en su mayoría han ocurrido por casualidad, ingeniosidad o curiosidad.

Un ejemplo maravilloso de ese rompimiento de paradigmas se observa en el caso del inventor popular, el andino Luis Zambrano (1915-1990), un tecnólogo popular oriundo de Bailadores que estudió hasta cuarto grado de primaria y a quien la Universidad de Los Andes en Mérida le otorgó el título de Doctor Honoris Causa por su inventiva como ingeniero mecánico popular. Una anécdota significativa que luce apropiado con ocasión de lo que se esgrime fue cuando el Rector de esa Universidad le dice al galardonado: - “Señor Zambrano, ¿qué sería de su vida si usted hubiese estudiado? El ahora Doctor Zambrano responde: “estaría sentado en esa silla donde usted está y no habría hecho nada”. Evidentemente que la expresión de negación alude a que no habría sido productivo y no habría desarrollado su saber si se hubiese circunscrito a un saber reductivo, por lo que se muestra ese saber cómo una conexión dialógica entre una inquietud personal o una curiosidad por alcanzar respuestas a un porqué de la sociedad.

En ese orden de ideas, la sociedad actual se caracteriza por el diálogo permanente; sociedad, que, a su vez, no es un conglomerado homogéneo, sino por el contrario, se define por la complejidad y la diversidad de su pueblo; asimismo, no todos los saberes producidos logran satisfacer las necesidades de todos los individuos. Los hombres y mujeres van construyendo sus historias y sus modos de producción de saberes para poder convivir en el mundo; es decir, con las personas. Así tenemos que independientemente de su condición de saber instrumental, los hombres y las mujeres, especialmente en los de sectores populares, crean su forma de vivir e interactuar en el mundo, y a partir de su realidad de vida, de las condiciones que les son dadas, logran superar sus obstáculos y vivir e interactuar los unos con los otros. Un comentario interesante nos lo hace López Da Silva (2011) quien señala lo siguiente:

De esta manera, en todas las áreas del saber, los individuos de las clases populares cultivan conocimientos y saberes informales que son transmitidos de padres a hijos, de generación en generación, y que son enriquecidos en ese tránsito: se trata, por ejemplo, de saberes sobre el uso de hierbas medicinales, explicaciones y predicciones de los fenómenos naturales, entre otros. El paso inicial para la producción de saberes fue la búsqueda de explicaciones para poder entender las formas de organización humana y los fenómenos de la naturaleza (p.74).

No cabe duda que desde la lectura que nos muestra la cita anterior se infiere que a partir de las clases populares los saberes son, no sólo expresión de una organización humana, sino que son también una realidad de vida. Así entonces, el saber es el resultado del diálogo igualitario que en otras palabras es la consecuencia de un diálogo en el que diferentes personas dan argumentos basados en pretensiones de validez y no de poder. Así asumimos que el saber individual y en particular el saber popular es tan rico y complejo que desde estas líneas sólo lograremos una aproximación para explicar el saber y su relación dialógica entre las comunidades culturales, productivas, vecinales, con la comunidad científica académica y la creación, promoción, difusión y aplicación de estos saberes, en contextos no institucionalizados. González y Azuaje (2008) muestran de manera un tanto poética que es posible alcanzar el saber mediante “el rescate de las tradiciones orales, cuales voces ágrafas caminan con data de nacimiento y posibles epitafios por destinos, porque dicho conocimiento se encuentra bajo la custodia de ancianos (as), sabios o expertos de una comunidad en cuestión”.

En tal sentido, el espacio donde confluye el saber popular es la comunidad y el espacio formal de educación ha de ser el encargado de conjugar el saber académico, impartido con formalidad en el recinto escolar. Desde esta óptica “el saber popular convive entre el sentido común y la informalidad de cada uno de los miembros, porque sencillamente les pertenece” en correspondencia con lo anterior expuesto, Mejía (2006) refiere que el saber popular “es el saber excluido que ha logrado resistir desde tiempos inmemoriales, que permanece en la cultura de los pueblos desde sus orígenes y se ha transmitido de generación a generación y cuya fenomenología se constituye en el sentido común”. Se puede afirmar entonces que el saber popular es un saber inédito de las comunidades que han perdurado de generación en generación; en consecuencia, la institución educativa debe ser contextualizada bajo la realidad comunitaria o local que le es propia amalgamando el saber académico con el saber popular del espacio geográfico local.

Método de Trabajo

Para la producción de este artículo de revisión, se apeló a la perspectiva de trabajo de Gómez (2001) dado que se recurrió al análisis documental para generar conclusiones tomando en consideración la temática abordada. Condicionalmente esta metodología es la que mejor responde a esta expectativa para intentar entender y darle sentido al tema afrontado, mostrando los aspectos originales de su planteamiento. Para ello se hizo el abordaje desde una postura epistemológica cualitativa con la finalidad de comprender e interpretar la realidad que se nos muestra, no en términos simplistas sino desde el entramado vivencial del otro pues es a partir de allí, de lo convivencial dialógico entre el texto y la referencia de vida que se construyó el objeto de este estudio como lo es el saber, mostrándose que en el contexto la investigación documental el sustento argumentativo de este artículo es la realidad misma la que se expresa, con su lógica y con sus propios argumentos para construir nuevos conocimientos que en realidad no son nuevos sino que se develan a la academia.

Discusión

El saber en sí mismo

En este diálogo académico se nos presenta el saber cómo un conjunto de todo lo que vemos, oímos, sentimos, olemos, estudiamos o practicamos; es decir, es todo lo que permanece en nuestra memoria y tenemos el conocimiento que está en ella. Depende también del entorno, la civilización, tradición, costumbres, autoridad y cultura de la comunidad en la que vivimos, pues el saber evoluciona de persona a persona dependiendo de las experiencias y situaciones que se presentan en su día a día; es decir, el saber no se hereda, se adquiere con el tiempo.

El saber engloba entonces toda esa información sobre conocimientos desarrollados y acumulados sobre distintos temas que dependen del interés de cada individuo, pero que conjuntamente se complementan para explicar el proceso del desarrollo intelectual de cada quien, percibiéndolo además como un instrumento personal de evolución, pero particular y único. Por otro lado, los saberes cotidianos, se practican en comunidades enteras de generación en generación, no necesitan de la academia para saber que es útil. En cambio, el saber científico utiliza la experimentación y la aplicación de las matemáticas al estudio de la realidad y por ende cumple con los pasos del método científico. Es así que la relación dialógica entre las comunidades culturales y vecinales se desarrolla diariamente cuando nos comunicamos con los compañeros, la escuela o la universidad, vecinos, familia, profesores y comunidades en general, compañeros de trabajo y gerentes para intercambiar opiniones, costumbres y tradiciones. En este sentido, lo que hace que el conocimiento o saber popular sea aceptado o no muchas veces no responde a criterios técnicos, metodológicos o teóricos, sino a relaciones de poder.

El saber del académico, del científico está legitimado por el respaldo de las instituciones, por el propio reconocimiento que individualmente hayan obtenido los científicos, pero siempre que el contenido esté en función de reproducir o sustentar la formación social y económica dominante del momento, tal como lo señala Rodríguez (2008).

Contraposición de los Saberes con la Academia

Cada ser que asiste a la universidad tiene un saber previo que puede ser de gran ayuda o puede ser contrapuesto si se produce un anclaje errado. Los saberes presentes en el aula generan puentes cognitivos entre las ideas previas y el nuevo conocimiento (sean representaciones, conceptos o proposiciones) que en ocasiones son válidos dado que puede ayudar a la ciencia y en otras esa creencia popular es errada. Un ejemplo de saber popular válido lo encontramos cuando se establece los ciclos de sequías o lluvias determinados por campesinos andinos venezolanos quienes prescriben los ciclos de la naturaleza los primeros días de enero, este cálculo no matemático lo hacen a través de las populares cabañuelas. memoria y tenemos el conocimiento que está en ella. Un ejemplo de saber popular negativo lo encontramos en una urgencia médica por una herida, existe la práctica popular de aplicar café en la herida bajo la creencia de contener (cerrar) el sangrado (aunque esta práctica sea cuestionada por los galenos). Las universidades pueden, y están llamadas a derribar las barreras del conocimiento cuando éste es perturbador o limitante para dar respuestas a las necesidades de sus habitantes, comunidades y sociedad en conjunto, por lo que las investigaciones que de allí emergen deben ser el combustible del desarrollo del País.

En esencia, la función social de la universidad consistirá en determinar si la misma debe adaptarse a la sociedad o si ésta debe hacerlo a la universidad. Parecen contraponerse dos concepciones que, en realidad se articulan complementándose. Es urgente señalar que no sólo la universidad debe adaptarse a la sociedad y responder a sus demandas, sino que la sociedad misma debe prestar más atención a lo que se piensa y se hace en la universidad, por ello es importante que la academia continúe siendo el espacio de y para pensar, donde se privilegie las ideas y su discusión, es decir que propicie un intercambio de saberes. La universidad debe permitir que las creencias, opiniones y el saber popular formen parte de ese entramado epistémico-metodológico del hacer ciencia e influir en el desarrollo. Creer que el saber popular carece de base empírica y de cientificidad, que es incoherente o que antagoniza con los hechos básicos, es una falacia.

En la actualidad, la universidad venezolana se presenta ante la sociedad como una institución pública, autónoma y democrática, de quien se aspira una vinculación cada vez mayor con ella y en el desarrollo de una investigación de calidad, que a su vez se comprometa con la promoción y socialización de los saberes en el seno de la sociedad que experimenta constantes cambios que plantean nuevos retos a los que hay que hacer frente.

El Saber y la Relación Dialógica entre las Comunidades Culturales

En muchas experiencias de movimientos sociales latinoamericanos, la valoración de los saberes adquiridos informalmente, utiliza los principios políticos y filosóficos de la educación popular para poder valorar el saber de las clases sociales populares, del campo y de la ciudad. Así, los saberes construidos a partir de la realidad de vida y a lo largo de la experiencia sensible y práctica, son valorados como una manera de dar oportunidad a los individuos al protagonismo histórico; es decir, dar voz a todos los que conforman el tejido social.

Los saberes que provienen de las clases populares se configuran como una forma de observar e interpretar la realidad; sin embargo, en el actual contexto económico también se necesita tener acceso a los saberes formales o socialmente aceptados para comprender sus mecanismos y luchar por una nueva forma de sociabilidad más justa, donde efectivamente se valore la vida humana.

Vemos así que los saberes populares no son prácticas de seres anónimos o desvalidos, o de gente supersticiosa o simplemente ignorante, que no tiene nada que ofrecer. Por el contrario, los saberes populares son resultado de la acción de personas que, incluso “sin poder”, tienen presencia sociocultural y logran presencia política al ejercer su ciudadanía y, además, contribuyen para una mejor visibilidad de la diversidad cultural. Por lo anterior, representa un desafío para las instituciones y la sociedad del conocimiento valorar los saberes informales como formas de expresión de determinados sectores sociales que también generan modos de expresión y conocimientos para comprender la realidad.

Colofón a Manera de Conclusión

Tomando las palabras de López de Sousa (ob cit) coincidimos con él y agregamos que es imperativo el diálogo entre la universidad y la sociedad cultural, por lo que se muestra las siguientes conclusiones:

  • - En primera instancia, debe considerarse la posibilidad de diálogo entre los saberes. No hay saber mayor ni saber menor. Los saberes se construyen a la manera en que los hombres y las mujeres interactúan socialmente, a partir de sus culturas específicas.

    ¯ Los saberes populares tienen su fundamento teórico en el paradigma de la educación popular, una teoría latinoamericana de inspiración freiriana que valora los saberes populares con la intención de promover el proceso de la emancipación y la formación ciudadana de los miembros de los sectores sociales populares.

    ¯ Es necesario comprender que los saberes son la materia prima para el diálogo con el saber científico y que el pueblo también necesita tener acceso a este tipo de conocimiento sistematizado para poder mejorar su calidad de vida.

    ¯ Los saberes populares son fruto de diálogos como de negociaciones y luchas por la ampliación de espacios de poder, políticos y simbólicos.

    ¯ La educación popular es una práctica que parte de los saberes populares que permite la formación de seres humanos críticos y participativos, capaces de mantener relaciones sociales en las que los valores humanos (alteridad, respeto a las individualidades étnico-raciales, sexuales, de género, etc.) sean lo prioritario. Desde esta perspectiva donde se involucra la academia, no nos debe extrañar que entre en contradicción con la lógica del capital y el mercado y que en algunos contextos se vea cuestionada, o incluso combatida, dado que se muestra como una forma de educación totalmente contraria a la tradicional.

    ¯ Debe entenderse que la valoración o legitimación de los saberes populares es un asunto político, de aceptación y valoración de las culturas del hombre y la mujer del pueblo; en consecuencia, la educación popular, como teoría que se sustenta en el saber popular, implica una forma de promoción de la emancipación del sujeto en tanto ser humano a favor de una sociedad justa económicamente equilibrada, donde los distintos saberes puedan dialogar y producir la “ecología de los saberes”.

    ¯ Finalmente, debemos reconocer que los saberes populares contribuyen a una forma de resistencia ante la cultura dominante pero también son base para la formación de la ciudadanía y a la valoración de las identidades específicas de cada pueblo; es decir, la preservación de la cultura que proviene del medio popular.

Referencias

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Bertoni, Elba (2002). La transposición didáctica. Un campo de reflexión con múltiples posibilidades para la docencia. Conversación. Revista de Reflexión y Experiencia Educativa, nº 1 (octubre 2002), Montevideo.

Eyssautier, M (2005) Metodología de la Investigación. Desarrollo de la Inteligencia. Cuarta edición.

Gómez, L. (2001). Un espacio para la investigación documental. Revista Vanguardia Psicológica Clínica Teórica y Práctica- ISSN 2216-0701 Universidad Manuela Beltrán, Programa de Psicología, Bogotá D.C. Colombia. Avenida Circunvalar 60-00, edificio académico, teléfono 57(1)-5460600, extensión 1107.

González Z.y Azuaje, E. (2008). Saberes populares: voces ágrafas del espacio local comunitario. Geoenseñanza, vol. 13, núm. 2, julio-diciembre, 2008, pp. 233-242 Universidad de los Andes San Cristóbal, Venezuela

Lopez Da Silva. (2011). Una reflexión sobre el saber popular y su legitimación. Paraíba, Brasil:

Mejía, M (2006). Saberes Populares locales del Hogar juvenil Campesino El Dovio Valle. Colombia.

Pérez, J y otros (2016) Definición de saber. Documento en línea: Disponible: [https://definicion.de/saber/]

Rodríguez Rojas, P (2008) Saber y Poder Popular. Artículo científico. Revista de filosofía y socio política de la educación, Numero 8/año 4.



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