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El mecenazgo cultural como alternativa para el desarrollo local. Experiencias de la Fundación Caguayo en Santiago de Cuba.
Cultural patronage as an alternative for local development. Experiences of Caguayo Foundation in Santiago de Cuba.
Innovación tecnológica (Las Tunas), vol.. 26, núm. Esp.3, 2020
Centro de Información y Gestión Tecnológica y Ambiental de Las Tunas

Innovación tecnológica (Las Tunas)
Centro de Información y Gestión Tecnológica y Ambiental de Las Tunas, Cuba
ISSN-e: 1025-6504
Periodicidad: Trimestral
vol. 26, núm. Esp.3, 2020

Recepción: 28 Mayo 2020

Aprobación: 10 Junio 2020

Resumen: Este artículo analiza la importancia de la práctica del mecenazgo cultural. Su implementación a nivel internacional acumula significativos resultados, fundamentalmente en los países de la Unión Europea. En la región de América Latina también se ha ejercido, aunque en menor medida. Sin embargo, los estudios realizados demuestran que este genera más ganancias para la cultura que elementos desfavorables, por ello varios autores claman por su incorporación a los sistemas nacionales. Cuba es uno de esos países en los cuales no existe una ley de mecenazgo cultural, incluso se hace muy exigua la utilización de este término en las investigaciones científicas. No obstante, a través de organismos de naturaleza particular, como las fundaciones se ha realizado el patrocinio de disímiles actividades. En Santiago de Cuba, la Fundación Caguayo constituye un caso notable de ello. Durante sus veinticinco años de trabajo ha logrado no solo un extenso desarrollo como organización, sino que ha fungido como una pieza clave para el desenvolvimiento de las actividades culturales de esta provincia y en otras partes del país. Esto convierte su accionar en una experiencia ilustrativa para el desarrollo local.

Palabras clave: mecenazgo cultural, fundaciones, Fundación Caguayo, desarrollo local.

Abstract: This article analyzes the importance of cultural patronage prectice. Its implementation at the international level accumulates significant results, mainly in the European Union. In Latin American region it has also been exercised, although to a lesser extent. However, studies carried out show that this generates more profits for culture than unfavorable elements, for this reason several authors call for its incorporation into national systems. Cuba is one of those countries in which there is no law of cultural patronage, even the use of this term in scientific research is very limited. However, through organizations of a particular nature, such as foundations, sponsorship of dissimilar activities has been carried out. In Santiago de Cuba, Fundación Caguayo is a notable case of this. During his twenty-five years of work, it has not only achieved extensive development as an organization, but has also served as a key element in the development of cultural activities in this province, and in other parts of the country. This turns their actions into an illustrating experience for local development.

Keywords: cultural patronage, foundations, Fundación Caguayo, local development.

INTRODUCCIÓN

El mecenazgo no es un término común en el ámbito cultural cubano, a pesar de que forma parte del glosario habitual de la historia del arte. Mucho menos es frecuente encontrarlo en la descripción de las relaciones de gestión encaminadas a entender la cultura. Por ello, sorprende su aparición en los últimos años (ver Martínez, et al 2015). La presentación del mismo demuestra que se ha emprendido un cauteloso recorrido dentro de esta arista y que su análisis comienza a tener cabida dentro de las investigaciones que procuran indagar en vías para lograr el desarrollo local.

Por su parte, la Fundación Caguayo para las Artes Monumentales y Aplicadas1 constituye una institución con características peculiares para el ámbito nacional cubano. Su creación a partir de 1995 al igual que su sociedad mercantil Caguayo

S.A. han supuesto la dinamización del entorno cultural santiaguero. Este organismo ha desplegado desde entonces una serie sistemática de acciones de apoyo a las artes.

Este trabajo persigue destacar la utilidad del concepto de mecenazgo cultural para describir la acción de la Fundación Caguayo y su contribución al desarrollo local. Primeramente, se realiza un acercamiento a las definiciones en uso de mecenazgo cultural. Luego se examinan las características de las fundaciones como una forma institucional con especificidades propias. Ello permitirá comprender el accionar y los resultados de la Fundación Caguayo como una experiencia efectiva de mecenazgo cultural en Santiago de Cuba.

MATERIALES Y MÉTODOS

El presente estudio asume esencialmente un enfoque teórico. En este sentido, se orienta a partir de la revisión de la literatura existente y su articulación en una concepción de mecenazgo que resulte adaptable y aplicable al entorno cultural del oriente de Cuba y a los presupuestos que regulan la política cultural cubana.

De igual forma, el examen de su aplicabilidad desde la gestión de la Fundación Caguayo fue desarrollado tomando en consideración la documentación que sustenta el quehacer de la institución, numerosas entrevistas semiestructuradas y conversaciones informales con artistas, directivos y trabajadores con años de experiencia dentro la fundación, así como la observación de la performance, misión y métodos de trabajo del centro mismo. Los elementos mencionados, tanto la conformación del estado del arte, como aquellos vinculados a la colecta de información empírica, fueron triangulados permitiendo el arribo a las conclusiones expuestas en este texto.

RESULTADOS Y DISCUSIÓN

Perspectivas sobre el mecenazgo cultural

Al día de hoy resultan numerosas las experiencias recogidas a nivel internacional con respecto al mecenazgo cultural. En las últimas décadas éste ha tomado relevancia en los estudios que tributan a las relaciones que se establecen entre las instituciones y las estrategias para lograr desarrollar el sector cultural. Primeramente se analizará el caso de la Unión Europea donde son frecuentes las pesquisas que hacen alusión a tal ejercicio (Copic & et al, 2011)(CoNCA, 2015) (Rubio Arostegui & Villarroya Planas, 2019)(Nihlaui Villa , 2017). Algunos de ellos son sumamente abarcadores y muestran interesantes balances de cómo se ha comportado su implementación en los diversos países pertenecientes a la confederación.

En el caso de los informes del CoNCA2 y el de la Dirección general de políticas interiores de la Unión del Parlamento Europeo, constituyen una exhaustiva guía metodológica para abordar el tópico del mecenazgo cultural a partir de los estudios de casos que se proponen. De acuerdo con el informe del parlamento europeo, es importante precisar que “la cultura se considera un sector de actividad en torno a las artes creativas originales que tiene una repercusión económica y genera beneficios sociales mediante la creación, producción y distribución de bienes y servicios en diferentes ámbitos culturales” (Copic & et al, 2011, pág. 9). El estudio plantea una clasificación que recoge las principales vías de financiación de la cultura, ellas son: “apoyo público (directo e indirecto), apoyo privado (apoyo empresarial, donación de particulares, fundaciones y fideicomisos) e ingresos percibidos” (pág. 9, la cursiva me pertenece).

Con respecto al panorama latinoamericano se sigue la misma línea de análisis. Sobresalen las indagaciones que exponen cómo se ha introducido el concepto de mecenazgo cultural y sus connotaciones en los diferentes países. Se incluye el hecho de que se comparte la idea de igualdad entre los términos de mecenazgo cultural y patrocinio cultural(CoNCA, 2015)(Antoine, 2010).

Uno de los más interesantes es el trabajo de Cristian Antoine (2010) con el Mapa del mecenazgo cultural en América Latina, en el que se despliegan algunas incidencias específicas a nivel continental. El texto resulta de gran utilidad. El análisis del panorama de esta área a la postre funge como esquema para examinar otros escenarios. Entre ellos se encuentra el caso de Cuba, que se ajusta más a este contexto que al europeo por las características socio económicas y culturales.

El artículo resalta aspectos relevantes como la consideración de que el mecenazgo como práctica “se ha asumido como una preocupación permanente de las empresas interesadas en encontrar nuevos mecanismos de comunicación con sus públicos” (pág. 163). Por otra parte, Antoine asevera que esta constituye “una modalidad de financiamiento de la cultura que alivia las presionadas arcas públicas, obligadas a atender necesidades más acuciantes para su población” (pág. 163).

A través del análisis de datos de numerosas fuentes Antoine concluye que se han puesto en práctica múltiples acciones para establecer al mecenazgo cultural como una práctica habitual “de intercambio más eficiente entre el sector público y el privado” (pág. 179). Sin embargo, aún no ha podido instaurarse una vía consecuente que no sufra los embates de los procesos externos como los cambios de gobierno que son tan asiduos en este contexto, aunque cabe resaltar que en algunas naciones del continente los mecanismos están más afianzados como en Chile y en Brasil. (Antoine, 2010) asegura que

“(…) continúa siendo el estado el principal proveedor de recursos para la cultura, coexistiendo mecanismos más o menos desarrollados de estímulo al mecenazgo privado, pero sin mayor formulación jurídica” (pág. 180).

Ahora bien, con respecto al ámbito cubano, de acuerdo con la legislación vigente, no existe un régimen legal para el mecenazgo, más allá de resoluciones ministeriales que regulan el funcionamiento fiscal en el sistema de instituciones culturales como la 92 de 1982 y la No. 5 de 1983 (Álvarez, 2020). Algunos actores se han pronunciado con respecto a esta situación que permanece no obstante de los recientes cambios socioeconómicos y culturales producidos en la última década (Valera, 2020). A pesar de la sucesión de extensas jornadas de debates específicamente relacionadas con el sector cultural, donde la plataforma más concreta fue el Congreso de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) realizado en junio del 2019 no se ha llegado a implementar como una práctica recurrente en el país.

Este estudio considera que la consumación concienciada de una ley de mecenazgo cultural en Cuba sería de gran utilidad, ya que, de acuerdo con las experiencias recorridas, favorecería la identificación de sinergias y la cooperación en el marco de redes de participación con entidades del sector público o privado con el fin de obtener un efecto multiplicador para la consecución de objetivos económicos y sociales.

De igual manera, según (Basagoiti, 2012):

El mecenazgo cultural supone un instrumento clave en nuestro compromiso con la promoción del arte y de la cultura y la defensa y difusión del patrimonio histórico artístico. Mecenazgo cultural que ya exige e incorpora el concepto de participación social para, entre otras razones, poder disponer de los medios necesarios para asegurar la conservación y la mejora continua de nuestro patrimonio (pág. 12).

Bajo la misma premisa también se encuentra el artista cubano Roberto Valera quién expresó en el portal digital Cubapoesía:

No puede nunca producirse un retroceso en el desarrollo cultural que la sociedad cubana ya había alcanzado (…) porque su objetivo es superarlo con creces (…). Pero tenemos muchas carencias en la base material de la cultura que representan sumas enormes de dinero y que el estado no puede resolver solo por la vía presupuestaria (…) deben realizarse los estudios precisos, las legislaciones necesarias (…) y se apoyen en la muy copiosa experiencia internacional para ayudar económicamente a la cultura, lo primero que hay que salvar (Valera, 2020).

Por último, es importante referirse a la opinión que desde el oriente cubano se ha manifestado con respecto a la implementación como estrategia del mecenazgo cultural. De acuerdo con los materiales consultados, deben resaltarse los estudios realizados por estudiosos del Centro de Estudios Sociales Cubanos y Caribeños Dr. José A. Portuondo. (CESCA). Estos tributan a la línea del desarrollo local, por lo que la idea de mecenazgo cultural es afín a las pesquisas realizadas en años de supervisión del territorio santiaguero y oriental respectivamente.

En el texto “Una mirada cultural al desarrollo local” (Martínez & et al, 2015) los autores brindan una conceptualización de Mecenazgo cultural que resume la esencia de lo que tal acción significa para este ámbito. En ella se plantea que el mecenazgo

“(…) es toda ayuda financiera, material o moral de una organización o individuo a una obra, principalmente en el terreno cultural, social o científico, de forma altruista”. Además recalcan que “Las fundaciones y asociaciones sin ánimo de lucro son el cauce propio para la realización de estas actividades, que tienen, por lo general, un carácter estable” (pág. 4).

Debe ser resaltado igualmente, el hecho de que este ensayo se encuentra en consonancia con lo antes mencionado, es decir, a la necesidad de fomentar la instauración de una ley de mecenazgo cuando sus autores afirman que:

La ciudad de Santiago de Cuba y sus instituciones culturales se encuentran hoy ante obstáculos y perspectivas que exigen el asumir retos y riesgos, que deben ser enfrentados a través de una política cultural específica, más creativa, propia, responsable y comprometida y pensar en nuevas estrategias que orienten las acciones tanto gubernamentales, como privadas que se materializarán en propuestas de iniciativas locales (pág. 4).

La promoción de tales acciones propiciaría una renovada cantera de posibilidades para llevar a cabo proyectos que contribuyan a consolidar la cultura partiendo del espacio micro. Los acápites brindados se posicionan como basamentos teóricos primordiales para organizar y delimitar las prioridades a la hora de concretar acciones que facilitan el desarrollo de acuerdo con las características de cada territorio.

Fundaciones. Fundación Caguayo. Apuntes de la experiencia del mecenazgo cultural en Santiago de Cuba.

En los acápites anteriores quedó establecido la relación endógena de los términos mecenazgo cultural y las fundaciones. Por ello, es preciso establecer, siguiendo a Nihlaui Villa (2017) que el objetivo fundamental de estas instituciones es “la personificación de un patrimonio afecto a un fin de interés general” (pág. 19). Otro autor relevante, como Campo Arbulo (2007) asevera que las fundaciones son organizaciones constituidas sin fines de lucro por una o más personas a las que estas dotan de un patrimonio a fin de que la entidad lo emplee en perseguir fines de interés general (Campo Arbulo, 2007).

Para entender sus particularidades ha sido de gran ayuda el texto Mecenazgo cultural(Nihlaui Villa , 2017), en él se analiza el fenómeno desde la perspectiva del derecho, no obstante, constituye un despliegue pormenorizado del accionar del mecenazgo cultural y de las entidades que intervienen en ello. En este sentido se comprende que las fundaciones son: “una masa de bienes a las que se le otorga personalidad jurídica para poder operar en el mercado” (pág. 19).

Existe un consenso entonces de que estos organismos son espacios idóneos para ejecutar el mecenazgo cultural de forma constante, pues es posible establecer un intercambio coherente con otras instituciones culturales. Por tanto, son capaces de llevar a cabo abarcadoras relaciones que a largo plazo contribuyan al mejoramiento de los indicadores de desarrollo en esta arista. En Cuba según la legislación, “la ley No. 54, Ley de Asociaciones de 1985 regula el ejercicio del derecho de asociación reconocido constitucionalmente a todos los ciudadanos. El Ministerio de Cultura sirve como órgano de relación a 6 Fundaciones, 14 asociaciones y 2 Sociedades Civiles” (Álvarez, 2020).

Desde este punto de vista, cabe resaltar la labor de la Fundación Caguayo durante 25 años de entrega a la cultura. Primeramente, es importante significar algunos elementos, entre ellos corresponde recordar los hechos que marcaron su surgimiento y los estatutos bajo los cuales fue creada. En este sentido, debe

comprenderse que La Fundación es una institución cultural pública, de carácter civil, no gubernamental, sin fines de lucro, autofinanciada, con capacidad para poseer patrimonio propio y ser sujeto de derechos y obligaciones al amparo de la legislación vigente en Cuba (Fundación, 1995).

Luego de la culminación de la Plaza de la Revolución Mayor General Antonio Maceo (fig 1), los artistas que participaron en su concepción liderados por el escultor Alberto Lescay decidieron ceder al gobierno cubano sus derechos, sin embargo, Fidel Castro aseguró que este dinero quedaría guardado a la espera de utilizarse para la consecución de cualquier proyecto importante. Años más tarde, seguía la inquietud de construir un taller en el cual se pudieran llevar a cabo las creaciones de los escultores cubanos por lo que, con ese presupuesto finalmente se equipó el Taller Caguayo para las Artes Monumentales y Aplicadas en Uyao, kilómetro 22 de la Autopista Nacional, en el municipio de San Luis de Santiago de Cuba. Este fue el mismo sitio donde se realizó la figura ecuestre de Antonio Maceo. Seguidamente, se presentó la necesidad de crear una fundación que promoviera la escultura conmemorativa y ambiental. De allí pues, que el 21 de septiembre de 1995 se instaura La Fundación Caguayo.


Fig 1.
Monumento Mayor General Antonio Maceo, Plaza de la Revolución Santiago de Cuba. 1991.
Foto: cortesía Fundación Caguayo.

Ahora bien, esta Fundación constituye un ejemplar único a nivel nacional, ya que, a diferencia de otras existentes en el país, ella misma se autofinancia a partir de su Sociedad Mercantil Caguayo S.A. Este apéndice fue creado conjuntamente dando paso a lo que se denomina el “Sistema Caguayo”. De acuerdo con una entrevista realizada a Saily Rivas, secretaria ejecutiva de la Fundación durante muchos años, esta planteó que:

Una vez al año la Sociedad Mercantil tributa parte de sus finanzas a la Fundación para que esta pueda hacer los proyectos culturales, todos con carácter altruista porque nosotros no comercializamos absolutamente nada, ni ninguno de los libros que tenemos los podemos comercializar. Todos los proyectos que hace la Fundación son netamente altruistas. El Taller Caguayo pertenece a la Sociedad Caguayo S.A porque es un taller productivo. Es la comercializadora la que realiza los proyectos, tanto en fundición como en cerámica y en otras aristas que tiene para el autofinanciamiento que es la representación de artistas (Rivas, 2014).

Deben precisarse además los objetivos, así como las funciones y atribuciones que constan en los documentos fundacionales de esta institución. Como primer aspecto se encuentra “Realizar proyectos de obras de las artes plásticas en coordinación con entidades nacionales y extranjeras, gubernamentales y no gubernamentales”. En esta misma línea se encuentra “Garantizar, mediante reglamentaciones internas, que los recursos patrimoniales estén en función de dar apoyo y sustento a los nobles fines y al carácter de esta Fundación” (Fundación, 1995). Evidentemente sus esfuerzos básicos están encaminados al apoyo de las actividades culturales que son expresión de la actividad creativa más autóctona.

Por otra parte, figuran dentro de sus funciones la ayuda “a instituciones y proyectos relacionados con las artes plásticas, así como a creadores individuales”. También debe “desarrollar programas conjuntos con instituciones docentes nacionales o no, dirigidos a la formación especializada en técnicas u oficios amparados por sus objetivos” (Fundación, 1995).

El análisis precedente de algunos de los estatutos de la Fundación Caguayo evidencia que bajo la naturaleza de la misma son palpables los ideales de que ante todo debe primar el impulso de la actividad artística. Esta ha permanecido en Santiago de Cuba durante sus 25 años de desarrollo, por tanto, es posible afirmar que en su mayoría ha sido patrocinador de los proyectos culturales de la ciudad. Es un instrumento para el desarrollo local, a pesar de que en la última década ha extendido sus relaciones a otros ámbitos. Caguayo, con un sistema unificado y coherente, se ha insertado en toda la red nacional de instituciones culturales. Esto ha sido posible, en primer lugar, gracias a su proyecto cardinal que es el Taller. En él se han dado cita los más sobresalientes escultores del país quienes han creado sus obras. Entre ellos figuran José Villa, Esterio Segura, Tomás Lara, entre otros.

Además, dentro del marco del mecenazgo cultural cabe resaltar otras iniciativas que constituyen muestra certera del accionar de Caguayo como lo son los Simposios de Escultura René Valdés Cedeño. Este esfuerzo mancomunado conjuntamente con otras instituciones como el Consejo Asesor para el desarrollo de la Escultura Monumentaria (CODEMA), resulta un beneficio indudable para Santiago de Cuba, pues ahora se regocija con la presencia de ejemplares únicos de obras ambientales de un sinnúmero de artistas cubanos.

Otro indicador que muestra el respaldo a la cultura ha sido el logro de un sello editorial con el nombre de Caguayo. Con su consecución ha sido posible el apoyo mediante el registro documental de importantísimos fenómenos de la cultura santiaguera en primera instancia y a su vez de la cultura cubana. Bajo este sello fue posible la realización de la serie “La cultura artística y literaria en Santiago de Cuba. Medio milenio”. Estos textos sin precedentes recogen cinco siglos de la actividad cultural de la provincia en todas las aristas de las artes, nunca antes explorada con tanto detalle. Definitivamente constituye uno de los mayores aportes ya que quedará como testimonio para las generaciones venideras. De igual manera ostenta el libro Escultura en Cuba siglo XX (Veigas, 2005). La

institución prepara nuevos proyectos para el futuro que serán acogidos bajo esta marca.

A pesar de que la principal línea de colaboración de la Fundación Caguayo con la cultura santiaguera y cubana ha sido el impulso de las artes plásticas y aplicadas y dentro de ellas la escultura fundamentalmente, es necesario señalar que su radio de acción se ha incrementado y se ha hecho extensivo su apoyo a otras áreas de la cultura como es el caso de la música, la literatura, el teatro, entre otras. La Fundación ha apoyado los diversos eventos que realizan las instituciones culturales. Puede citarse aquí los Festivales de la Trova Pepe Sánchez, los Festivales de Jazz, que hoy tienen una marcada presencia en la ciudad gracias al apoyo ofrecido por Caguayo y otras instituciones como la UNEAC. Vale la pena hacer un apartado para mencionar la vehemente acción desplegada por la Fundación para la construcción del Iris Jazz Club, un espacio con altísima calidad para el desarrollo de esta arista musical en Cuba. Son innumerables los ejemplos que sitúan a la Fundación Caguayo como principal mecenas de las actividades culturales en Santiago (fig 2).


Fig 2.
Relación de la Fundación Caguayo con otras instituciones culturales.
Elaboración de la autora

Al analizar los elementos, podría ser un factor determinante el hecho de que en los estatutos de la Fundación está el establecimiento de un consejo asesor que está compuesto por las personalidades de la cultura santiaguera. Al examinar el mismo se puede observar que la institución se encuentra en constante intercambio con exponentes destacados de la cultura local. Igualmente, la estructura de este organismo, además de la existencia de su cuerpo ejecutivo ha quedado instituida de una serie de gestores especializados en las diferentes aristas del arte. Como resultado de ello ha podido establecerse un activo ejercicio de animación sociocultural que ha derivado en las frecuentes actividades de “El Patio” en las cuales el principal beneficiario es la comunidad.

Por último, es necesario resaltar que esta institución no solo ha buscado promocionar la actividad artística santiaguera en los más diversos ámbitos a través de la representación artística, sino, que ha propiciado el hecho de que artistas de toda Cuba sean promocionados a lo largo y ancho del país (fig 3). Con la creación en el 2015 de la galería René Valdés Cedeño, a través de Caguayo

S.A ha hecho posible que el público santiaguero sea capaz de conocer las propuestas plásticas de otras zonas del territorio dentro de su propio contexto.

Esto ha facilitado que se amplíe la visión con respecto a propuestas donde en su selección prima la búsqueda de la excelencia y como siempre, la previsión de que se mantenga bien en alto la identidad nacional. A su vez, se han podido desarrollar otras áreas en la contribución de la formación de las carreras afines como lo son Historia del Arte y las especialidades de la academia profesional de Artes Plásticas. Con este nuevo espacio de exhibición y promoción evidentemente se ha dinamizado el ámbito cultural local.


Fig 3.
Montaje de exposición “Crónicas sentimentales” del artista Chuli Herrera en la galería René Valdés, 2019.
Foto: cortesía Fundación Caguayo.

Actualmente la Fundación Caguayo se encuentra en la búsqueda de nuevas vías para apoyar la cultura de la ciudad y del país en general. Su inserción en las diversas tramas y actividades como lo son los eventos, salones, concursos, búsqueda e investigaciones acerca de las figuras3 y procesos más representativos constituyen algunos de los derroteros que sigue en estos tiempos. Cabe resaltar aquí el reciente concurso lanzado por su dirección llamado Ideas en formas para establecer nuevos preceptos en la cerámica que identifiquen a las creaciones autóctonas como elementos renovadores y de altísima calidad.

CONCLUSIONES

Luego de examinar todos los elementos, es posible comprender que el mecenazgo cultural es una vía loable para elevar la calidad de las producciones culturales que se realizan en las diversas esferas. El recorrido por las experiencias acumuladas a nivel internacional y fundamentalmente del propio continente indica la necesidad de consagrar espacios para la construcción de una estrategia pertinente que tribute al desarrollo de esta acción. La no existencia hasta el día de hoy de una estructura para que se ejerza este tipo de patrocinio atenta contra la posibilidad de explorar nuevas vías para alcanzar un mayor desarrollo en el sector de la cultura en una época donde los públicos son más exigentes con los productos que consumen.

Indudablemente, las fundaciones son estructuras a través de las cuales puede y debe ejercerse el mecenazgo cultural. El concepto que se refiere queda intrínsecamente comprendido dentro de su accionar debido a la esencia de esta institución. Son entidades capaces de llevar a cabo una gestión eficaz y progresiva

en esta dirección, favorecida por los fines altruistas con que generalmente son erigidas.

A pesar de la ausencia en Cuba de leyes que directamente establezcan la práctica de esta actividad, existen algunas experiencias aisladas a través de organismos que favorecen su implementación. En Santiago de Cuba, con la creación de la Fundación Caguayo y su modelo único en el país por su capacidad de autofinanciamiento, se ha observado un ascendente desenvolvimiento frente a las transformaciones que acontecen en el tejido de la cultura. Sin embargo, no solo se ha desenvuelto satisfactoriamente ella misma, sino que ha propiciado el impulso de la praxis cultural de su entorno.

La Fundación Caguayo colabora enérgicamente con los organismos del sistema, implicados en la salvaguarda y protección del patrimonio histórico local y de la nación, así como en el impulso de la creación artística y su difusión. Este favorable ambiente tiene lugar gracias a la composición razonada de su fuerza de trabajo, en la cual intervienen actores que se encuentran en constante búsqueda de los procesos más acuciantes. Las diversas expresiones culturales que se generan a nivel local cuentan con el apoyo de Caguayo, siempre y cuando defiendan propuestas novedosas que mantengan en alto la identidad cultural cubana. La máxima durante veinticinco años de trabajo ha sido: preservar la cultura para preservar la nación.

REFERENCIAS

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