Recepción: 17 Octubre 2019
Aprobación: 17 Enero 2020
Resumen: El presente trabajo tiene como propósito esencial revelar algunos elementos esenciales de que caracterizan la relación Cultura, Axiología y educación ciudadana como pilares en la transformación de la comunidad universitaria. La formación integral asumida por la educación superior cubana tiene la pretensión difundir la cultura y a través de este proceso forjar valores plenos en los profesionales, potenciar cualidades de alto significado humano, desarrollar su independencia y prepararlos para asumir su educación durante toda la vida. Para eso la formación debe rebasar los límites de lo instructivo al centrar su atención fundamental en el hombre, en el desarrollo de la personalidad, y por tanto en los aspectos significativos, conscientes, de compromiso social, como prioridad principal. La formación integral es enfocada desde diferentes puntos de vista, aunque su uso más general es como proceso permanente que se lleva a efecto en la universidad con el propósito de preparar integralmente al estudiante.
Palabras clave: Cultura, Axiología, educación, valores, formación, personalidad.
Abstract:
1 This paper aims to reveal some key elements essential to the relationship of Culture, Axiology and citizenship education as pillars in the transformation of the university community. The comprehensive training undertaken by the Cuban higher education and we try to spread the culture and through this process in full shape values professionals, enhance human qualities of high significance, develop independence and prepare them to take their education for a lifetime. For that training must go beyond the limits of instructive key focus in man, in the development of personality, and therefore in material respects, conscious of social commitment, the top priority. The comprehensive training is approached from different points of view, although more general use as an ongoing process that takes effect at the university in order to fully prepare the student.
This paper aims to reveal some key elements essential to the relationship of Culture, Axiology and citizenship education as pillars in the transformation of the university community. The comprehensive training undertaken by the Cuban higher education and we try to spread the culture and through this process in full shape values professionals, enhance human qualities of high significance, develop independence and prepare them to take their education for a lifetime.
For that training must go beyond the limits of instructive key focus in man, in the development of personality, and therefore in material respects, conscious of social commitment, the top priority. The comprehensive training is approached from different points of view, although more general use as an ongoing process that takes effect at the university in order to fully prepare the student.
Keywords: Cultural, values, education, training, Axiology, personality.
INTRODUCCIÓN
La formación integral asumida por la educación superior cubana tiene la pretensión difundir la cultura y a través de este proceso forjar valores plenos en los profesionales, potenciar cualidades de alto significado humano, desarrollar su independencia y prepararlos para asumir su educación durante toda la vida. Para eso la formación debe rebasar los límites de lo instructivo al centrar su atención fundamental en el hombre, en el desarrollo de la personalidad, y por tanto en los aspectos significativos, conscientes, de compromiso social, como prioridad principal (Horruitiner, P. 2006).
La asimilación de la más valiosa herencia cultural de la humanidad, su aprehensión como patrimonio individual en el orden espiritual y moral, su interiorización, los nuevos valores que van surgiendo resultantes de los cambios y reajustes en las relaciones morales conforman la cultura moral que resume en sí misma la etnicidad y los valores del hombre, deja su impronta sobre el desarrollo en todos los órdenes (político, ideológico, cultural y social), da fe del nivel de plenitud o formalidad de las relaciones sociales, a la vez que se constituyen en las aportaciones esenciales que se realizan desde lo sociocultural a la concepción del hombre en materia ético – axiológica.
El presente trabajo tiene como propósito esencial revelar algunos elementos esenciales de que caracterizan la relación Cultura, Axiología y educación ciudadana como pilares en la transformación de la comunidad universitaria.
MATERIALES Y MÉTODOS
El empleo de materiales en soporte plano y digital que desde diversas ciencias han abordado el proceso de formación integral en el ingeniero, permitió revelar algunos elementos esenciales que caracterizan la relación Cultura, Axiología y educación ciudadana como pilares en la transformación de la comunidad universitaria, de igual manera los documentos rectores que permiten encaminar el trabajo dentro del proceso de formación constituyen materiales de consulta obligada que permiten con un estudio minuciosos y la utilización del método dialéctico- materialista, proyectar acciones que tributen a al formación integral asumida por la educación superior cubana.
La observación, análisis-síntesis e inducción- deducción constituyeron métodos también utilizados en la presente investigación que permitieron encaminar los resultados con apego a la verdad y en función del objetivo propuesto que es el de tributar a la formación socio cultural del ingeniero que precisa la sociedad cubana actual.
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
La formación integral es enfocada desde diferentes puntos de vista, aunque su uso más general es como proceso permanente que se lleva a efecto en la universidad con el propósito de preparar integralmente al estudiante. Tiene tres dimensiones esenciales: instructiva, desarrolladora y educativa a la vez que materializa la relación entre cultura, educación, desarrollo y aprendizaje; de lo que resulta la transmisión y apropiación de conocimientos, habilidades y valores que aseguran un desempeño profesional exitoso, a partir de la formación de competencias.
La cultura posee atributos que reflejan lo universal de la condición humana, al respecto se estiman los criterios de Candau, J. (2002); López, L. (2004) y Suárez, E. (2005) que reconocen la facultad de la memoria, la historia, el patrimonio, las tradiciones, la creación artística y el sistema de valores como elementos dinámicos e integrados, resultantes de los procesos de socialización.
La cultura a la que pertenece y manifiesta el hombre concreto, real y universal, considera cualidades socioculturales que lo caracterizan, en su relacionalidad como la identidad, la pertinencia y la actuación.
Los valores son expresión de la cultura y componentes de la ideología. Así, la labor educativa político-ideológica, es también responsabilidad de los profesores y tiene como propósito central: contribuir a educar en valores y formar convicciones ciudadanas, patrióticas y revolucionarias. Los valores son formaciones complejas y constituyen un sistema pues guardan relación unos con otros, así como con aspectos de la personalidad, como son los sentimientos, las actitudes, las cualidades, intereses o motivaciones personales.
Los valores profesionales se tornan pilares fundamentales a través de los cuales se puede llegar a humanizar e intencionar lo social de la profesión en el proceso de su formación y consolidación. Ellos se encuentran en la base de la formación sociohumanista, hacen posible la modelación intencionada y consciente del ejercicio profesional en el proceso formativo y en toda la vida universitaria para el desarrollo de los modos de actuación profesionales.
En su relación con lo ético–axiológico la cultura es normativa. Se revela tanto en los conjuntos conceptuales y simbólicos a través de los cuales los estudiantes tratan de interpretarse a sí mismo y a la realidad en que están inmersos, como en el conjunto de valores resultantes de sus prácticas concretas que sirven para juzgar y justificar sus acciones y situaciones. Ello genera un conjunto de valores resultantes de la cultura de la convivencia, de la conducta y de la identidad resumidos en la cultura moral donde encuentran espacio los valores junto a las normas y conductas.
En la formación profesional se revela un conjunto de relaciones y contradicciones generales que le imprimen una dinámica particular. Son significativas aquellas que se establecen entre los valores de la profesión y de la cotidianidad; entre los valores humanos universales, los del proyecto social y los de la profesión; entre la lógica esencial de la profesión y lo sociocultural del profesional; entre los códigos sistematizados de la cultura del universitario y los códigos socioculturales adquiridos en la socialización.
Se deriva así la capacidad de trasmitir a través de los valores profesionales los elementos más significativos de la educación formal, la identidad cultural de la nación, la dignificación de los grupos humanos con los que comúnmente interactúa, los momentos significativo de la historia, las tradiciones y la creación social y artística. Se realiza sobre la base una trasmisión pertinente del apego a sus raíces y cultura. Devienen de las relaciones esenciales que caracterizan la cultura como fenómeno universal: entre la memoria con la historia, el patrimonio, la tradición, la creación artística y los valores; así como otras posibles combinaciones entre ellas que propicien la conversión de los estudiantes en cuidadanos activos y humanistas. Desde esta perspectiva un lugar insoslayable lo ocupa la formación cuidadana.
Tal formación es una parte del proceso de socialización de los individuos cuya finalidad es la educación en valores sociales imperantes y humanos universales que regulen la convivencia y la participación social desde una perspectiva ética, política y jurídica determinada.
Esta conceptualización tiene en cuenta las innumerables relaciones que se establecen entre la sociedad y los individuos en un contexto socio histórico determinado, así como la especificidad ético política y jurídica del comportamiento ciudadano, integrador de conocimientos habilidades, hábitos y valores vinculados a la identidad, la responsabilidad y participación ciudadanas. Al respecto el Dr. Armando Hart señala: Las normas y principios que pueden orientar la conducta humana tienen que ver con la educación, la cultura y en especial con la formación política y ética ciudadanas.”
Este análisis tiene implicaciones jurídicas, políticas, éticas, económicas socioclasistas generacionales, familiares, socioprofesionales y culturales, las cuales intervienen en el análisis del contenido y las formas del proceso de Formación Ciudadana que prepara para la convivencia y la multifacética actividad humana.
La formación ciudadana capta esencialmente el aspecto valorativo y comunicativo de la actividad que desarrolla el hombre en la sociedad desde su marco familiar, clasista, comunitario, laboral, político, nacional e internacional, por esta razón constituye un momento del proceso de socialización de los individuos en función de convertir en elementos individualizados de la personalidad y reguladores de sus relaciones con la sociedad. Este proceso comienza cuando se comprende la necesidad de observar una adecuada conducta social y de participación en la vida pública, a partir de la formación de intereses y motivaciones que mueven el comportamiento sobre la base de un sistema de valores que reflejan en la conciencia individual con mayor o menor grado de correspondencia los valores que caracterizan a la sociedad y la nación. En el proceso de Formación Cuidadana el individuo se mueve en la eterna contradicción entre el ser y el deber ser, penetrando en lo significativo no solo para la existencia individual, sino también para la colectiva.
Debe ser entendida como una forma de abordar el conjunto de la educación orientada a la construcción de personas competentes no solo en el ejercicio profesional, sino en su forma de ser y de vivir, guiados por criterios de respeto, solidaridad. Justicia y comprensión.
Ello expresa la necesidad de fundamentar las acciones que en la sociedad contribuyen al proceso de Formación Ciudadana y en especial a la Educación Cívica, a partir de los retos que el nuevo milenio les impone a los individuos en su relación con la sociedad para la cual se precisa del fortalecimiento de los valores y la responsabilidad ciudadana.
La Educación Cívica se caracteriza entre otros aspectos por:
1- La integración de lo moral, político y jurídico lo que refleja el carácter interdisciplinario con énfasis en lo socio ideológico de lo que se aprende, así como los métodos y procedimientos que permiten el aprendizaje.
2- El carácter profundamente significativo del contenido de enseñanza que Implica la multidisciplinariedad, así como la integración de los conocimientos cívicos con las vivencias personales de los alumnos y su sentido de la vida.
Ella integra conocimientos, habilidades, hábitos y valores morales, políticos y jurídicos, asociados con la vida nacional, la patria, la identidad cultural. La Educación Cívica capta el aspecto valorativo y comunicativo de la actividad del estudiante, pues su desarrollo se mueve en la eterna contradicción entre el ser y el deber ser, penetrando en la significación de los conocimientos cívicos acompañado de los sentimientos, que aportan las clases o las actividades extractases, no sólo para la existencia individual, sino también para lo colectivo
Los profesores deberán tener en cuenta y desarrollar las implicaciones éticas, políticas y jurídicas de la formación ciudadana en correspondencia con los requerimientos históricos y presentes de la sociedad socialista cubana actual.
Educar en el civismo significa desarrollar la capacidad para captar o percibir los problemas sociales como propios, incorporándose a su solución con eficiencia y conciencia de sus deberes y derechos ciudadanos. La Educación Cívica es la encargada de la instrucción del ciudadano y orientación de su práctica a partir de los deberes y derechos que el mismo posee en una comunidad histórica -concreta, lo que actúa como regulador de la convivencia ciudadana, fundamentada legal y moralmente” y su perfeccionamiento necesita de la precisión de las normas que caracterizan el modo de actuación cívica, las cuales se erigen en los componentes del civismo, es decir, un sistema de valores que en calidad de reguladores de la conducta, que caracterizan el comportamiento y la actividad ciudadana en una sociedad determinada.
Entre los valores esenciales del comportamiento ciudadano, que actúan como integradores del sistema de valores que caracterizan al civismo, se encuentran: la identidad social, la responsabilidad cívica y la participación ciudadana.
La identidad en lo social, designa un conjunto de fenómenos que se manifiestan en determinada sociedad como un proceso complejo. Surge como valor universal humano, que se objetiva en la realidad de los pueblos como identidad nacional, por lo que aparece como elemento significativo para el individuo desde que surgió la humanidad y la primera forma de comunidad humana.
Por lo que la identidad como estructura de sostén reafirma el sentido de pertenencia a un grupo social, lo que implica compromiso, motivación, participación en los proyectos colectivos como parte de los proyectos personales. Al conjunto de cualidades, características, vivencias signos y situaciones del entorno social que permiten a un sujeto o a un grupo diferenciarse de otro. La formación de una fuerte identidad, desarrolla valores como: la dignidad, la modestia, la sencillez, la solidaridad, el colectivismo, el patriotismo y el internacionalismo, contribuyendo así, al desarrollo de hábitos de convivencia social duraderos como: la cortesía, el respeto y la tolerancia.
La responsabilidad, interviene como regulador moral en las relaciones del sujeto con los objetos de su actividad social y con los sujetos con los que interactúa, sin embargo la expresión legal de esta significación se refleja en la conciencia de los deberes y derechos que contrae el individuo en las comunidades e instituciones a las que pertenece, por lo que se convierte en regulador de la actuación cívica.
La responsabilidad se expresa en:
· Cumplimiento de deberes.
· Cumplimiento de tareas concretas con sentido de compromiso.
· Asumir consecuencia de sus actos.
· Capacidad de autoanálisis para lograr el autoperfeccionamiento.
· Respeto a sí mismo y su capacidad de acción.
La responsabilidad cívica, favorece la convivencia social a partir del desarrollo de orientaciones valorativas vinculadas a la disciplina, la colaboración, el deber, la libertad e independencia, así como el respeto a sí mismo y hacia los demás.
La participación ciudadana, ha devenido variable decisiva porque se ha convertido en factor clave de la transmisión de nuevos valores, normas y procedimientos reguladores de la acción ciudadana. La calidad de la participación es la capacidad del ciudadano para discutir temas de decisiones públicas, fiscalizarlas y ser actor de sus propias implicaciones. Participar no es solo tener acceso a múltiples espacios de participación sino contribuir a tomar decisiones
La educación en estos tres valores de la identidad social, la responsabilidad y la participación ciudadana, constituye un proceso que se desarrolla en diferentes momentos de la vida, correspondiendo a la familia, a la escuela y a la sociedad un lugar fundamental.
En el decursar de la vida del hombre se van conformando las normas, los principios, ideales, cualidades y valores que son reflejo de las condiciones socioeconómicas y culturales en que transcurre su vida en toda su complejidad, este proceso es mediado por la educación, en sus múltiples propuestas está llamada a desarrollar una cultura de la conducta que potencie el cultivo de la sensibilidad, la apropiación de los valores humanos y el desenvolvimiento de su espiritualidad. Así el conjunto de formas de proceder diarias de los seres humanos que se manifiestan en el trabajo, en la vida, en la comunicación con los demás, etc.., y que encuentra su expresión en las normas y estéticos se reconocen como elementos constitutivos de la cultura de la conducta.
El concepto de cultura de la conducta en su sentido más amplio incluye todas las esferas de la cultura externa e interna del hombre, la etiqueta, las reglas de convivencia, con las demás personas los gustos estéticos y otros. Se distingue especialmente la cultura del lenguaje, la capacidad de expresar sus ideas de manera clara y bella, sin utilizar expresiones vulgares, ni rebuscamientos extravagantes (López, B. L. 2004). Ser portador de una cultura desarrollada en esta materia caracteriza aun ser humano determinado en su aspecto espiritual, estético y moral a la vez que muestre los niveles de asimilación de la herencia cultural de la humanidad y su aprehensión como patrimonio individual.
La asimilación de la más valiosa experiencia en el orden espiritual y moral creada por la humanidad, su interiorización, los nuevos valores que van surgiendo resultantes de los cambios y reajustes en las relaciones morales conforman la cultura moral del hombre que deja su impronta sobre el desarrollo moral, cultural y social con lo que las relaciones sociales que establecer se pueden tornar más formales o más plenas.
Desde la cultura de la conducta la apropiación de valores como la cortesía, la cordialidad, la sencillez, la espiritualidad sustentada en el virtuosismo humano, el buen gusto cimentado en los valores estéticos y las relaciones que establece con los valores de la convivencia y los valores autóctonos de cada cultura se constituyen en las aportaciones esenciales que para y desde este componente se realizan a concepción del hombre en materia ético-axiológico.
Los valores autóctonos favorecen la formación del sentimiento y la autoconciencia de pertenencia e identidad nacional sobre la base de las tradiciones y los valores históricos- sociales y culturales del país.
Según Miranda, O. 2000 de entre estos valores se destacan el amor a la patria, la lucha por la independencia, la justicia social, la verdad, la belleza, la dignidad, la honestidad, la bondad, la solidaridad entre otros
Todas estas aseveraciones se constituyen en argumentos que permiten concretar indicadores para evaluar el proceso de transformación de la comunidad universitaria y proyectar el proceso ininterrumpido de su perfeccionamiento. Entre los que se connotan:
- Nivel de desarrollo en la cultura de la conducta de los estudiantes. Se expresa en la apropiación de la cultura de la convivencia y de la cultura de la identidad, a través del desarrollo de los valores que aporta cada una de ellas resumidas en la cultura de la conducta como núcleo aglutinador de las cualidades para desenvolverse como ciudadano. Refleja los modos de relacionalidad y comunicación con sus semejantes, la participación real en la toma de decisiones, los esfuerzos en común para realizar las tareas y los proyectos en colaboración.
- Nivel de desarrollo logrado en su formación ideopolítica. Se refiere al proceso de formación política e ideológica y se manifiesta en la participación en actividades sociopolíticos como expresión de sus compromisos con el proyecto socialista y el desarrollo de una conciencia política reveladora de sus valores. Se concretan en las actitudes como becario, las actitudes ante las organizaciones juveniles, la formación patriótico militar, el cuidado de la base material y la participación en las tareas de impacto.
- Nivel de concientización de los valores ético-profesionales. En correspondencia con el desarrollo alcanzado, las condiciones y exigencias emergentes, se potencian a partir de los requerimientos de la moral profesional, que articula valores, principios y normas que responden a la necesidad social de producir alimentos. Se revela en las funciones, reglamentaciones y valores específicos que caracterizan esta esfera científico-profesional, cuya articulación los destaca como elementos necesarios, dadas las particularidades del contexto socioprofesional. Se refleja en el aprovechamiento académico, el trabajo socialmente útil y productivo y el trabajo científico.
- Nivel de realización personal del estudiante. Expresa el desarrollo alcanzado, la satisfacción consigo mismo por sus resultados, la apropiación positiva de cualidades personales y la adquisición de un conocimiento profundo de sus particularidades individuales, condiciones y potencialidades que requiere mayor implicación personal y autonomía. Precisa la respuesta acertada a interrogantes como ¿quién es?, ¿dónde está?, ¿a dónde va?, ¿quién quiere ser?, lo que lo sitúa en condiciones para su incorporación al mundo laboral, así como para formar y desarrollar la capacidad de saber reorientase ante situaciones difíciles, imprevistas o cambiantes.
Un análisis de los indicadores anteriormente planteados sobre la base de la aplicación de herramientas científicas de validación permite concluir que se alcanza un progreso en materia de valores y actitudes para la convivencia, sobre todo en cuanto a la disciplina y el respeto. Se implican en la realización de tareas y proyectos colectivos como la realización de trabajos voluntarios, tareas de impacto y de estudio en equipos. Se expresan actitudes que requieren un mayor crecimiento moral relacionadas con la estimación al otro como semejante, el desarrollo del buen gusto, los criterios de falso colectivismo y solidadaridad.. Aún precisan ser guiados para el logro de determinados fines.
- Nivel de desarrollo logrado en su formación ideopolítica: Se constituye en una de sus fortalezas, enriquecida con la conmemoración de fechas históricas, el debate de aspectos de la política nacional e internacional, la participación en actividades revolucionarias programadas por las organizaciones políticas y de masas donde manifiestan un protagonismo activo como dirigentes o activistas a nivel de base, facultad y universidad. Contribuyen además a su reforzamiento el estudio de materiales políticos, discursos de dirigentes y la historia local. Logran una activa participación en las actividades de la defensa y los programas de la Revolución. Esto evidencia el papel de los valores políticos e ideológicos en la potenciación de los valores ético-profesionales. Los prepara para una participación más activa y una toma de decisiones más efectiva.
- Nivel de concientización de los valores ético-profesionales. Se refuerza la integralidad a partir de los valores esenciales de la profesión, en especial la responsabilidad, profesionalidad, los valores ecológicos, científicos y el sentido del deber. Los índices de calidad en el aprovechamiento académico son superiores en los últimos dos años. Todos participan en el trabajo científico estudiantil y han alcanzado premios en el Forum desde el nivel de base hasta el nacional. Investigan en proyectos de innovación tecnológica. Aún manifiestan carencias en el espíritu crítico y autocrítico, la estética y la comunicación social. Son insuficientes sus valoraciones del sentido y el significado de las normas éticas profesionales. Los resultados alcanzados en la formación de los valores éticos no están al mismo nivel que los técnicos.
- Nivel de realización personal del estudiante. Se muestran conscientes de la transformación integral y la conducta que se persigue con el proceso formativo en relación con los valores de la organización y la profesión. Disminuye la brecha entre el deber ser y el ser. Hay correspondencia entre el pensar y el actuar acorde con su elección profesional. Se disponen a favor del desarrollo de los valores ético- profesionales y las habilidades a desarrollar como futuro profesional. Incrementan el número de horas dedicadas al estudio en la semana aunque resultan insuficientes. Existe satisfacción con los cursos, conferencias y charlas que se les impartieron. Consideran pertinente incrementar el reconocimiento social a los profesionales en la agricultura.
Una valoración de los resultados que muestran los estudiantes en este curso permite considerar que los proyectos educativos contienen las acciones de la estrategia para la formación de valores, de educación civica y para el fortalecimiento de la cultura general integral, todo lo que aporta al contedo de la formación sociohumanista exigida a los futuros egresado. Se manifiestan limitaciones en lo relativo a la concepción y ejecución de las acciones extensionistas y la no personalización de las responsabilidades individuales.
CONCLUSIONES
En el presente trabajo se establecen algunos elementos que resultan importantes para la realización del diseño de un sistema de acciones contentivas de la estrategia maestra principal que da cabida a la de formación de valores, la de educación cívica, la de formación jurídica y otras que contribuyen a ampliar el espectro cultural del profesional a la vez que permite su conducción adecuada en el seno de la sociedad Socialista que se construye.
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