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Las mil y un facetas del amor en los poetas de la Generación del 27 español
The thousand and one facets of love in the poets of the Generation of 27
As mil e uma facetas do amor nos poetas da geração dos 27
CEDOTIC Revista de Ciencias de la Educación, Docencia, Investigación y Tecnologías de la Información, vol.. 2, núm. 1, 2017
Universidad del Atlántico

Lenguaje y Literatura

CEDOTIC Revista de Ciencias de la Educación, Docencia, Investigación y Tecnologías de la Información
Universidad del Atlántico, Colombia
ISSN-e: 2539-1518
Periodicidad: Semestral
vol. 2, núm. 1, 2017

Recepción: 19 Abril 2017

Aprobación: 03 Junio 2017

Resumen: Son diversas pero afines las temáticas que aborda un autor al momento de inspirarse y escribir, aún más cuando este pertenece a un grupo o generación de poetas en específico. En el análisis realizado al documento “Antología poética del grupo del 27”, se identificarán los rasgos característicos que comparten los poetas pertenecientes al grupo del 27, señalando las distintas perspectivas que cada poeta plasmó de manera específica en su obra. De manera particular, se analizará cómo el amor, siendo el común denominador, es presentado y expresado de diversas maneras por cada poeta.

Palabras clave: Poema, amor, tema, generación, pensamientos.

Abstract: They are diverse but related the themes that an author approaches to the moment of inspiration and to write, even more when this belongs to a group or generation of specific poets. In the analysis made to the document "Poetic Anthology of the group of 27", identify the characteristic features shared by the poets belonging to the group of 27, pointing out the different perspectives that each poet shaped in specific in his work. In particular, we will analyze how love, being the common denominator, is presented and expressed in different ways by each poet.

Keywords: Poem, love, theme, generation, thoughts.

Resumo: Eles são diversos, mas relacionam os temas que um autor aborda para o momento de inspiração e para escrever, ainda mais quando isso pertence a um grupo ou a uma geração de poetas em particular. Na análise feita ao documento "Antologia poética do grupo dos 27", identifique as características dos poetas pertencentes ao grupo dos 27, apontando as diferentes perspectivas que cada poeta moldou de maneira específica em seu trabalho. Em particular, será analisado como o amor, sendo o denominador comum, é apresentado e expresso de diferentes maneiras por cada poeta.

Palavras-chave: Poema, amor, tema, geração, pensamentos.

“La poesía se explica por sí sola, si no, no se explica…”

Pedro Salinas

Introducción

La Generación del 27[2] fue conformada por un conjunto de poetas españoles del siglo XX, que se dieron a conocer alrededor del año 1927. Lo que los unió y le dio nombre a su grupo fue el homenaje que le hicieron a Luis de Góngora, ese mismo año en Sevilla, al conmemorar el tercer centenario de su muerte.

Fueron muchas las características, temáticas y pensamientos que juntos compartieron; sin embargo, en cuanto a poesía se trata, la subjetividad es un rasgo particular de cada autor, y en ese punto convergen las vivencias y cosmovisiones de cada quien, lo que impregna de originalidad y estilo propio cada poema, generando así un sentido de plurisignificación, que permite analizar y entender un tema desde puntos de vista diferentes.

Vicente Aleixandre y Pedro Salinas: la exaltación amorosa

Es recurrente en las obras de carácter poético encontrar como elemento fundamental el tema del amor, sin embargo, no siempre es descrito por cada autor de la misma manera. Es decir, se puede evidenciar este en sus diferentes facetas (exaltación del ser amado, descripciones de un amor pasional, la lujuria causada por un amor prohibido, el dolor causado por el desamor, la fiabilidad y pureza del amor fraternal, entre otros). Entre los autores del grupo del 27 se resaltan dos específicamente, por una particularidad en común: Vicente Aleixandre y Pedro Salinas, los cuales son los principales exponentes del amor, entendido desde la pasión de los amantes y la belleza de la descripción del ser deseado.

Aleixandre en su poema “Unidad en ella”, describe de manera casi apoteósica la figura externa de su amada “rostro amado/ donde contemplo el mundo” (2002, p. 3) dando cuenta de un amor descomunal, que inclusive lo lleva a desear vivir en ella, ser ella y morir en ella:“deja que mire el hondo clamor de tus entrañas/ donde muero y renuncio a vivir para siempre./ Quiero amor o la muerte, quiero morir del todo, quiero ser tú, tu sangre...”(Antología poética del grupo 27, 2002, p. 3). En este poema se resalta un estilo marcado por metáforas visionarias y grandiosas: “tu forma externa, diamante o rubí duro, brillo de un sol que entre mis manos deslumbra, cráter que me convoca con su música intima...” [3](pág. 3), utilizando un lenguaje majestuoso, denso y penetrante. El hablante lírico se presenta como el mismo Aleixandre: “muero porque me arrojo, / porque quiero morir”, lo que implicaría inferir que el mismo autor se hace dueño del fuerte sentimiento que manifiesta en su obra. Otro aspecto fundamental de “Unidad en ella” es el hecho de comparar a la persona amada con el universo, de forma tal que amar es diluirse en la naturaleza: “Rostro amado donde contemplo el mundo, / donde gracioso pájaros se copian fugitivos […] brillo de un sol que entre mis manos deslumbra” (p.3).

En el mismo orden de ideas, encontramos el poema “Se querían”, del mismo autor, en donde se muestra explícitamente la pasión desenfrenada entre dos amantes, evocando de igual forma a un amor pasional, carnal y extraordinario. “Se querían. /Sufrían por la luz, labios azules en la madrugada, labios saliendo de la noche dura, labios partidos, sangre…” (p. 3). A diferencia de “Unidad en ella”, en esta ocasión Vicente Aleixandre no se incluye en el poema, ya que se idéntica un hablante lírico en tercera persona: “se querían en un lecho navío, mitad noche, mitad luz”. Por otro lado, sí hace uso de un recurso ya mencionado en el poema anterior: la intervención de elementos naturales para describir el amor de los amantes: “se querían como las flores a las espinas hondas” (p. 3), mencionando a lo largo del poema un campo semántico propio de componentes naturales, como lo son: madrugada, noche, flor, día playa, tierra ,mar, entre otros; añadiendo a esto que la historia de los amantes comienza en la madrugada, pasando por la noche, el día y el mediodía, indicando, a juicio propio, la intención del autor por demostrar que no existe hora o tiempo determinado para amar “Se querían de amor entre la madrugada[…] Se querían de noche, /se querían de día…[…] mediodía perfecto” (Antología poética del grupo 27, p. 3).

Siguiendo la línea propuesta por Aleixandre, encontramos la obra de Pedro Salinas, quien ha sido reconocido como el gran poeta del amor dentro de su grupo poético. Entre sus escritos se destaca el poema “Amor, amor, catástrofe”, el cual nos presenta en su contenido el amor que como consecuencia es destructor del mundo “Amor, amor, catástrofe /¡qué hundimiento del mundo! / Un gran horror a techos / quiebra columnas, tiempos; / los reemplaza por cielos / intemporales” (p. 2), un amor que se refleja en dos personas, “andas, ando por entre escombros de estíos y de invierno” (p. 2), y aunque el poema menciona destrucción y desolación, no parece un sentimiento de tristeza que enuncia el hablante. Por el contrario, el amor por la mujer le permite al hablante lírico restar interés a lo que sucede a su alrededor“¡Que caiga todo! /Ya los siento apenas” (p. 2). Para él solo existe ella, busca despojarse de todo, del tiempo, incluso del mundo, y cuando acaban con todo, solo queda su amor y a partir de él buscan crearlo todo de nuevo.

Salinas termina el poema describiendo, lo que él llama caos: “Y ya siento entre tactos, / entre abrazos, tu piel, / que me entrega el retorno / al palpitar primero, /sin luz, antes del mundo, / total, sin forma, caos” (en La Voz a ti debida) (pág. 2). Esta cita podría interpretarse como una referencia religiosa, la cual se relaciona con el primer libro de la Biblia, el Génesis, específicamente en el primer y segundo versículo del primer capítulo: “En el principio creó Dios los cielos y la tierra. La tierra era caos y confusión y oscuridad por encima del abismo, y un viento de Dios aleteaba por encima de las aguas.”. Se deduce inmediatamente que Salinas propone un nuevo inicio, una nueva creación que, como se conoce normalmente, ya no estará a cargo de Dios, sino a cargo del par de amantes: “Vamos / a fuerza /de besar inventando las ruinas / del mundo, de la mano/ tú y yo/ por entre el gran fracaso / de la flor y el orden”.

Asimismo, continuando con la noción de amor pasional, Salinas presenta “Para vivir…” El poema es uno de los más conocidos y apareció publicado en su libro “La voz a ti debida”. Nuevamente se encuentra como el tema fundamental el amor, ese que une a dos amantes, sin embargo en este poema Salina, lejos de describir a su amada o de cómo es su amor, opta por mencionar qué es lo realmente importante para estar juntos, dejando de lado lo superficial e innecesario: “Para vivir no quiero islas, palacios, torres.” (p.2). Para Salinas lo único imprescindible en la relación es vivir en los pronombres, lo que en primera instancia suena extraño y difícil de entender, pero que cuando se lee detenidamente el poema, se entiende que el autor habla de vivir siempre “ tú y yo”, entendiendo que reiteradamente , y como sucedió en ¨Unidad en ella¨ de Vicente de Aleixandre , el autor se hace dueño de los sentimientos descritos, es decir un yo poético en primera persona, describiendo además la pureza y un amor idealizado representado en ella “ te quiero pura, libre, irreductible” (p. 2).

Tanto Aleixandre como Salinas presentan en sus obras un estilo parecido, en cuanto a contenido se trata, puesto que ambos, en los poemas analizados, apuntan a describir el amor como la respuesta a la felicidad, demostrando la grandeza de tener a su lado al ser amado. Pese a esto, no todos los autores pertenecientes a la generación del 27 siguieron la misma fórmula expuesta por Aleixandre y Salinas, pues poetas como Luis Cernuda y Federico García Lorca, apostaron por un estilo más melancólico, por escribir versos de amor que no siempre llevan a un estado de clímax, y enseñan que amar no siempre es sinónimo de felicidad.

Luis Cernuda y García Lorca o los amores prohibidos y pesimistas

El poema "Qué ruido tan triste" fue escrito por el poeta Luis Cernuda y en él demuestra porqué es reconocido por escribir sobre temas como la soledad, la añoranza de un mundo habitable, el ansia de belleza perfecta y, sobre todo, el amor. Y en el caso del poema en cuestión, escribe sobre un amor triste en la etapa de la adolescencia: “Sobre adolescentes mutilados”, “de un hombre joven y cansado” (p. 6). Desde el comienzo del poema Cernuda compara el hecho de consumar el amor, con un ruido triste: “Qué ruido tan triste el que hacen dos cuerpos cuando se aman” (p. 6), introduciendo al lector en la visión de un mundo de tristezas y desaciertos, porque a medida que la poesía prosigue se entiende que en este mundo de juventud, se cree amar de manera profunda “Las flores son arena y los niños son hojas, / y su leve ruido es amable al oído, / cuando ríen, cuando aman, cuando besan”(página 6). No obstante se demuestra que esta es una concepción errada, que el amor que siente un joven, solo es pasional: manos ligeras, manos egoístas, manos obscenas”, y no sentimental como lo sería el verdadero amor: “Mas los niños no saben, / ni las manos llueven como dicen”.

Finalmente, se descubre que solo quedan los sueños y la soledad, que serán los compañeros al camino de la eternidad “para que un día decoren su semblante de muerto” (p. 6). Aunque se mencionó que Cernuda no prosigue con la línea de Aleixandre y Salinas, en el sentido de que su tono es pesimista, sí es cierto que utiliza en su obra un lenguaje de en el que aparecen relaciones con la naturaleza, como lo hicieron los anteriormente citados. Sin embargo, Cernuda lo hace con intenciones diferentes, pues él manipula elementos como el otoño, las flores, las hojas, entre otros, para demostrar que así como ellos tiene su momento de vida y hermosura, al final mueren y se acaban como el amor de los jóvenes. El otoño muere al llegar el invierno, las flores y las hojas mueren cuando llega el otoño y en general sucede así con la mayoría de elementos de connotación natural, a los que hace referencia Cernuda.

Afirmar que Luis Cernuda fue un poeta que hizo mención a sentimientos melancólicos en la mayoría de sus poesías, y analizar solo una de sus obras no sería concluyente. Otro ejemplo que respalda la tesis anterior es el poema “Donde habita el olvido”, en el cual el autor habla sobre el dolor que representa haber entregado el corazón y el sufrimiento que causa el trágico desengaño. Cernuda se hace partícipe del dolor en su obra, puesto que se encuentra escrita en primera persona, (“Donde yo solo sea memoria”), y como principal objetivo busca olvidar, no solo olvidar al amor, si no que busca olvidar hasta su propia existencia. Intenta borrar su ser por completo “En los vastos jardines sin aurora; / Donde yo solo sea / Memoria de una piedra sepultada en ortigas...” (en Donde habite el olvido). En esta poesía en específico, Cernuda nos muestra una faceta completamente distinta a la que generalmente se conoce del amor: en primera instancia, lo compara con un ángel, un ser bello y celestial, pero caracteriza ese ángel con un adjetivo terrenal y poco agradable “ángel terrible”, lo que llevaría a pensar que el hablante lirico del poema siente desprecio por el amor, aunque a su vez reconoce en él una parte gloriosa. En segunda instancia, muestra cómo busca desesperadamente un lugar en el cual le sea imposible al amor alcanzarlo “Donde el deseo no exista. / En esa gran región donde el amor, ángel terrible, / No esconda como acero / En mi pecho su ala” (p. 7), caracterizando al amor como el opresor del cual no ha podido escapar. Finalmente, demostrando que las verdaderas intenciones del personaje son las de olvidar y ser libre: “Donde al fin quede libre sin saberlo yo mismo/, Disuelto en niebla ausencia, Ausencia leve como carne de niño./Allá, allá lejos; donde habite el olvido”( p. 7). Como rasgo distintivo en esta poesía, se destaca una estructura circular, ya que empieza igual que acaba:

“Donde habite el olvido”. En este tópico de amor y tristeza que caracteriza la obra de Cernuda, se destaca entre los autores de igual manera Federico García Lorca, quien como el autor anterior, describe en su obras cantos de amor, con señales de olvido y dolor, muchas veces, en ambos autores, a una expresión donde el amor contiene connotaciones homosexuales, en ese tiempo perseguida.

El poema “Encuentro” (Antología de la generación del 27, del año 2013, no confundir con Antología del grupo del 27, del 2002) de García Lorca, describe un amor tormentoso entre dos amantes. En poemas anteriores, la figura de los amantes es reiterativa, y en los poemas de Aleixandre y Salinas, se incluyen para describir un amor correspondido y feliz, mientras que Cernuda y Lorca los ciñen, los trituran en sus escritos, denotando un amor prohibido, no correspondido u olvidado.

“Encuentro” presenta en su contenido un yo poético que no puede estar con alguien del pasado. (“Ni tú ni yo / estamos en disposición / de encontrarnos”)[4], pero no por eso desconoce o desmiente que es mucho el amor que siente hacia el oyente lírico, representado en esta ocasión por una mujer:“¡Yo la he querido tanto!”;un amor que lo ha dejado vacío y con cicatrices profundas. En la obra el autor no hace mención del acontecimiento que fue el causante de trasformar un amor verdadero en un profundo sentimiento de dolor, que inclusive deja llagas en sus manos que lo hacen sangrar (“En las manos, tengo los agujeros / de los clavos. / ¿No ves que estoy sangrando?”) (pp. 16-17). Este apartado del poema le funciona a Lorca como una referencia religiosa, porque se relaciona rápidamente con las heridas sufridas por Jesucristo en la cruz, (Hechos, 2:23) “a éste, entregado por el plan predeterminado y el previo conocimiento de Dios, clavasteis en una cruz por manos de impíos” (Juan, 19:34) “uno de los soldados le atravesó el costado con una lanza y al instante salió sangre y agua”. Ambas heridas, tanto las de Jesús como las que describe Lorca, fueron causadas por amor desmedido, el primero por la humanidad y el segundo por su amada.

Lorca le pide a ella que se vaya, que no se detenga y mucho menos que mire atrás, ya que a él solo le queda rezar:“No mires nunca atrás, /vete despacio / y reza como yo”, justo como hizo Jesús en su agonía, (Mateo 27:46) “Y alrededor de la hora novena, Jesús exclamó a gran voz, diciendo: “Eli, Eli, ¿lema sabactani?” esto es: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?”

“Alma ausente”, otra de las composiciones de Federico García Lorca, que presenta un giro trascendental en la temática planteada de amor entre hombres, en este caso se da muestra de un amor fraternal u homosexual. Para comprender el contenido de este bello poema, se hace indispensable comprender en qué contexto lo escribió el autor. “Alma ausente” forma parte del poema fúnebre “El llanto por Ignacio Sánchez Mejías”, escrito en 1934 y motivado por la muerte de su amigo torero. Es principalmente un poema elegíaco en el cual reconoce que la muerte es sinónimo de olvido: “No te conoce tu recuerdo mudo, / porque te has muerto para siempre” (en Antología poética del grupo del 27, 2002, p. 21). Lorca le canta al fantasma del ya olvidado amigo suyo, lo compara en versos posteriores con el resto de las personas muertas, pues para la sociedad su amigo no es especial y por lo tanto debe ser olvidado como el resto de los difuntos, “Porque te has muerto para siempre,/ como todos los muertos de la tierra,/ como todos los muertos que se olvidan/ en un montón de perros apagados” (p. 21).Pero también es paradójico pues, aunque todos lo hayan olvidado, él no, él lo recordará, él le cantará y lo inmortalizará en sus versos, demostrando así el gran aprecio y amor que sentía hacia él:“No te conoce nadie. No. Pero yo te canto. (p. 21). El tono del poema es triste y melancólico, pero sus líneas guardan un trasfondo de exaltación hacia su amigo, reconociéndolo como único e irrepetible: “Tardará mucho tiempo en nacer, si es que nace, / un andaluz tan claro, tan rico de aventura” (p. 21).

¿Hablan de amor los poetas del 27?, sí, lo hacen, y evocan en su poema un sin número de sentimientos encontrados desde perspectivas diferentes, sin embargo, autores como Lorca y Cernuda, miraban desde una óptica muy similar lo que representa este sentimiento.

Rafael Alberti y Dámaso Alonso y la añoranza geográfica

Otra manifestación del amor en los poetas pertenecientes del grupo del 27, es la que exponen Rafael Alberti y Dámaso Alonso, lo cuales manifiestan un sentimiento no tanto dirigido a una persona, sino a un lugar o país en específico. En efecto demuestran un tópico de añoranza geográfica.

“Lo que dejé por ti” (2002) es un poema evocativo del poeta Rafael Alberti. En él se observa que el título del mismo sugiere como eje principal un abandono forzoso o voluntario. Rafael Alberti presenta de alguna manera su vida reflejo de lo que fue su exilio. Leer el texto transmite al lector sentimientos de nostalgia, añoranza y hasta resignación por tener que partir de su cuna, de esa tierra que lo vio nacer: “Dejé palomas tristes junto a un río, caballos sobre el sol de las arenas, dejé de oler la mar, dejé de verte…” (p. 13). En versos posteriores el autor da a conocer el estado en que se encuentra su patria a consecuencia de la guerra civil de 1936-1939 que se está viviendo “Dejé un temblor, dejé una sacudida, un resplandor de fuegos no apagados, Dejé mi sombra en los desesperados ojos sangrantes de la despedida” (2002, p.12). A pesar de esa desmedida nostalgia descrita anteriormente, el final del poema evoca un tono de esperanza por ese nuevo lugar, en donde espera encontrar acogida y, así mismo, hallar esa vida que dejó en su antiguo país: “Dejé por ti todo lo que era mío. / Dame tú, Roma, a cambio de mis penas, / tanto como dejé para tenerte” (2013, p. 13).

Otro ejemplar de esta temática inspirada en espacios geográficos es “Si mi voz muriera en tierra” (2013), en donde el poeta dedica versos de amor y exaltación al mar. La obra encierra en su contenido un afán de existir aún después de la muerte, algo imposible pero muy original; un deseo de hacer su sueño de infancia realidad, puesto que los versos de este poema al momento de interpretarlos dan cuenta de cómo el hablante, sea cual sea su destino, quiere terminar en la mar: “Si mi voz muriera en tierra / llevadla al nivel del mar / y dejadla en la ribera.” (p. 11). El mar le funciona a Alberti como símbolo de ese lugar anhelado, por medio del cual puede seguir existiendo, y representa ese amor por su mar de Cádiz. En contraste con lo anterior, se puede deducir que el alejarse de la tierra como ese símbolo de destrucción, guerras, decadencia, juicios morales, entre otros, es decir, toda esa realidad que vive el ser humano en este espacio, significa que no quiere morir en lugar manchado por la atrocidad humana.

Finalmente, Alberti se inspira y escribe un poema en primera persona, en el cual alude a la libertad del pirata en la mar, y, por consiguiente, estructura un campo semántico que nos conduce a esta conjetura (condecorada, insignia marinera, estrella, viento, vela, capitana bajel de guerra, mar): “¡Oh mi voz condecorada / con la insignia marinera:/ sobre el corazón un ancla/ y sobre el ancla una estrella y/ sobre la estrella el viento y sobre el viento la vela!” (p. 11).

Relacionando los aspectos tratados anteriormente en los poemas de Alberti, se puede identifican talantes similares en los escritos de Dámaso Alonso, quien, como Alberti, dedica poemas a la patria y nuevamente utiliza el mar como elemento de significación.

“Insomnio” es un poema perteneciente al poemario Hijos de ira, y en él recoge composiciones escritas tras la guerra civil española y durante buena parte de la segunda guerra mundial. En este poema Dámaso Alonso evoca de manera muy explícita lo que es la guerra, la decadencia, el sufrimiento y las muertes que se viven en su nación: “Madrid es una ciudad de más de un millón de cadáveres” (2013, p. 32), y en el afán de encontrar respuestas a esos sucesos trágicos Alonso le pregunta a Dios por qué permite tal desgracia:“Y pasó largas horas preguntándole a Dios,/ preguntándole porqué/ se pudre lentamente mi alma, porqué se pudren más de un millón de cadáveres en esta ciudad / de Madrid” (p. 32), reconociendo así que como ser superior Él todo lo sabe ( Dámaso era católico). Pese a esto se percibe en su oración matices de reproche, “Dime, ¿qué huerto quieres abonar/ con nuestra podredumbre? / ¿Temes que se sequen los grandes rosales del día, las tristes azucenas letales de tus noches?” (p. 32). Surge este reclamo partiendo de la noción de que si la gloria y el poder de Dios son tan grandes debería, a juicio del autor, terminar con la barbarie que sucede en su amada Madrid y en el resto del mundo. Así el poeta demuestra un amor sufriente, humanizado por la situación que afronta Madrid, su lugar de origen.

“En gota pequeña, mi dolor” Dámaso Alonso continúa demostrando cuán grande son los alcances del dolor. El poema escrito en primera persona, maneja como tema fundamental el dolor, ya que presenta a un hablante lírico que busca deshacerse de una pequeña parte de su sufrimiento, tirando al mar una gota de dolor: “Gota pequeña, mi dolor. / La tiré al mar” (p. 32). Si bien el autor busca eliminar o suprimir de su ser una parte del dolor que siente, no lo consigue, por el contrario, solo logra contagiar de su dolor al inmenso mar y así termina navegando en el mar de su dolor (“Y era un dolor inmenso el amor”) (p. 32).

Dámaso y Alberti, como se ha señalado anteriormente, expresan la temática del amor, pero lo hacen enfocándose en ese amor de la tierra. De la misma forma, en las obras de estos dos autores, “Si mi voz muriera en tierra” y “Gota pequeña, mi dolor”, resaltan la utilización del mar como un símbolo importante para transmitir su mensaje.

Finalmente, se encuentra la poesía de Jorge Guillén y Gerardo Diego, quienes son representantes de este Grupo poético del 27, el primero considerado como el máximo exponente de la poesía pura y el segundo reconocido por su excelente capacidad de plasmar en su obra una variedad de temas y estilos sorprendentes.

En las composiciones “Los nombres” (2013) y “Cima de la delicia” (2002), Guillén le canta a la vida y a lo que a su vez esta representa. El poema “Los nombres” tiene como tema central el paso del tiempo y el júbilo de vivir. Esta inicia con el albor (momentos previos al amanecer), en un sentido simbólico es la aparición de la luz dándole significación a la vida y el valor que esta muestra en cada verso descrito.

Guillén incluye en su obra otro símbolo: la rosa, la cual es utilizada de manera particular ya que no sigue el patrón de aquella rosa bella que al pasar el tiempo se resigna a marchitarse. Por el contrario, connota la rosa de Guillén esas ansias de seguir viviendo y esa prisa de vivir más: “La rosa se llama todavía/ hoy rosa, y la memoria / de su tránsito, prisa, /prisa de vivir más”(“Los nombres”, p. 27, 2013, Antología de la generación del 27).

En “Cima de la delicia” Guillén demuestra su entusiasmo ante la belleza del mundo, la alegría de estar vivo. El poema se encuentra estructurado por cinco estrofas y se inicia con una exclamación, “¡Cima de la delicia!” (2002, p. 25), lo cual denota ese sentimiento de felicidad, de asombro ante la creación. La sensación de plenitud es visible a lo largo de todo el poema, un goce que rebosa hasta la última estrofa.

Por otra parte, en esta línea de amor desmedido por la naturaleza se encuentra en “El ciprés de Silos” de Gerardo Diego, un magnífico poema en el que el autor, embelesado por la figura de un ciprés, destaca su belleza y magnificencia: “Mástil de soledad, prodigio isleño, / flecha de fe, saeta de esperanza./Hoy llegó a ti, riberas del Arlanza” (2002, p. 25).

Una vez más la naturaleza como tema central es concebida como bella y excepcional.

Conclusión

En definitivo, es necesario comprender que, aunque una obra está cargada de diversos temas, siempre existirán rasgos o afinidades muy similares entre ellas. De esto dan cuenta las obras escritas por los poetas pertenecientes al grupo poético del 27, en la cuales la temática del amor se aborda de manera casi específica, pero no se expresó de la misma forma. Cada poema estuvo inspirado en una procesión de sentimientos, gustos o vivencias, y cada poeta registró e incluyó en sus composiciones aspectos diferentes, unos enfocados a la felicidad, otros a la tristeza y algunos a la naturaleza o a la tierra o al espacio de ascendencia. Cabe resaltar que el amor no fue el único asunto que tuvieron en común estos artistas, pues aspectos como las referencias religiosas y la inclusión de campos semánticos específicos como la tierra, lo filosófico, el exilio, permitieron elaboraciones originales y compactas en cada una de sus poesías.

Referencias

Antología de la Generación del 27 (2013). Extraído de: https://www.google.com.co/search?q=antologia+de+la+generacion+del+27+pdf&oq=Antolog%C3%ADa+de+la+generaci%C3%B3n+del+27&aqs=chrome.2.69i57j69i60j0l4.13050j0j4&sourceid=chrome&ie=UTF-8

GONZÁLEZ- Serna Sánchez, José Ma. (2002). Antología poética del grupo del 27. Extraído de: https://espanol.free-ebooks.net/ebook/Antologia-Poetica-del-Grupo-del27. Consultado, mayo 2017.

RODRÍGUEZ-Pérez, Enrique (2009). “Las iluminaciones del poema: lecturas (escrituras) de un poema de César Vallejo”, en Enunciación / Nº 14, núm. 2 / julio-diciembre de 2009, Bogotá, Colombia, pp. 67-85.

La Biblia Reina-Valera, 2016.

Notas

[1] Todos los autores tienen filiación de la Universidad del Atlántico.
[2] El texto presentado por estudiantes de IV semestre del programa de Español y Literatura recoge una propuesta de análisis y deconstrucción en clases, relacionada con los diferentes niveles de sentido que encuentran los estudiantes en los actos de la lectura en la asignatura Literatura española contemporánea de la Facultad de Educación de la Universidad del Atlántico (2017). Desde los tipos de lectura, en concordancia con Rodríguez Pérez (2009) esta representa una lectura existencial y crítica, fundamentada por el tono o temple de ánimo, que constituye, en este caso, una representación existenciaria, pero, además, refleja el eje de interpretación central de un sentimiento, de una interpretación del mundo, ya que en este radica el ansia hermenéutica del ser y su manera de ver el mundo desde una perspectiva crítica. Muy en línea con ello, en palabras de Enrique Rodríguez Pérez, este texto da cuenta de la relación entre “educación e interpretación, lo significativa que se vuelve la relación pensamiento y poesía, pues el aula es el espacio abierto para que sucedan estas dos actitudes frente al mundo. El poema, por ser un texto que concentra muchos elementos en su brevedad, genera múltiples procesos de pensamiento como el inferir, el imaginar, el crear, el percibir y el comprender, entre otros” (p. 74).(“Las iluminaciones del poema: lecturas (escrituras) de un poema de César Vallejo”, en revista Enunciación / Nº 14, núm. 2 / julio-diciembre de 2009, Bogotá, Colombia, pp. 67-85).
[3] A partir de esta cita, se empleará solo el número de la página del texto, publicado en 2002.
[4] Se citará, a partir de aquí, con el número de la página, haciendo claridad si corresponde a la Antología del grupo o al de la generación. En este caso es el de la generación.


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