Artículos de investigación
Recepción: 01 Febrero 2020
Revisado: 01 Marzo 2020
Aprobación: 01 Mayo 2020
Resumen: La interculturalidad crítica propone un entramado de sentidos, acciones, vivencias, experiencias y significados que hacen frente a procesos hegemónicos que han invisibilizado históricamente los saberes ancestrales de diversas poblaciones. Por lo tanto, el presente artículo tiene como objetivo visibilizar saberes y prácticas ancestrales desde el Mercado Agroecológico del Quindío alrededor de la alimentación, la salud y la música, aspectos que inciden en el desarrollo de espacios encaminados hacia el buen vivir y se han construido como formas de resistencia. Lo anterior develado bajo una metodología con enfoque cualitativo, fundamentando en la reflexión-acción.
Palabras clave: Saberes ancestrales, resistencia, interculturalidad crítica.
Abstract: Critical interculturality proposes a network of senses, actions, experiences, life situations, and meanings, which deal with hegemonic processes that have historically made the ancestral knowledge of various populations unvisitable. Therefore, this article aims to make ancestral knowledge and practices visible from the Quindío Agroecological Market around food, health, and music, which are aspects that affect the development of spaces aimed at good living, and, which, have been built as forms of resistance. This is revealed under a methodology with a qualitative approach, based on reflection-action.
Keywords: Ancient knowledge, Resistance, Critical Interculturality.
Introducción
El Mercado Agroecológico del Quindío se asume como una organización comunitaria, que propende por la preservación de semillas nativas, criollas y prácticas agroecológicas, evidenciando una resistencia frente a procesos homogenizantes. A partir de lo expuesto, se plantea un abordaje desde la perspectiva intercultural; la cual es comprendida desde dos miradas: una eminentemente funcional, dirigida hacia los intereses de las instituciones sociales; frente a la que Pérez (2012) expresa que la interculturalidad funcional es aquella basada simplemente en el intercambio de culturas, sin cuestionar las causas de las diferencias, ni la eliminación del origen de la opresión. Es importante aclarar que sobre ésta mirada funcional no se tendrá mayor desarrollo ya que va en contra de la razón misma de la investigación; por otro lado se encuentra la interculturalidad crítica, la cual no proviene del Estado ni de la academia; en realidad y como argumenta Walsh (2009) ésta tiene lugar en los movimientos sociales que hacen frente a los discursos hegemónicos, siendo estos, los que han impuesto una manera determinada de asumir y entender la realidad, estableciendo ciertas pautas culturales, así la interculturalidad crítica es entendida “como una construcción de y desde la gente que ha sufrido una historia de sometimiento y subalternización (…) y que luchan tanto para la transformación social como para la creación de condiciones del poder, saber y ser muy distintas” (Walsh, 2009, pp. 9-10). De modo que, la interculturalidad crítica se convierte en una oportunidad para generar nuevos acercamientos y espacios de diálogo que permitan la visibilización de prácticas y saberes propios de cada sujeto, rompiendo y problematizando las asimetrías del contexto, siendo su historicidad, vivencias, percepciones y sentires los que construyen nuevas formas de entender y ver el mundo.
Por esta razón se propone el cuestionamiento de múltiples actitudes totalmente ajenas a las propias, ya que al estar presentes en la actualidad permiten la invisibilización de la riqueza ancestral latente en Latinoamérica, la cual ha sido oprimida por las prácticas impuestas desde los tiempos colonizadores. Al respecto, Guerrero (2010) plantea el corazonar como una respuesta política insurgente frente a la colonialidad que se encuentra presente en tres niveles como forma de dominación: poder, saber y ser; desplazando la hegemonía de la razón y mostrando que la humanidad se enriquece a partir de la interrelación entre la afectividad y el razonamiento; en primer lugar la colonialidad del poder es entendida como los “aspectos estructurales de la dominación, donde ésta se naturaliza (…) en varios ámbitos de la vida” (Guerrero, 2010, p. 85); en segundo lugar la colonialidad del saber plantea que se han adoptado procesos ajenos a los propios como único conocimiento válido; y por último la colonialidad del ser, expresa que la dominación se instaura en las subjetividades, para convertir a los sujetos en cómplices tanto conscientes como inconscientes del proceso homogenizante, así “el poder instala el represor dentro de nosotros mismos, manipula desde lo más íntimo de nuestras subjetividades y cuerpos, y ahí radica la eficacia de la colonialidad del ser, pues así se construyen subjetividades alienadas, sujetos sujetados” (Guerrero, 2010, p. 87).
En este sentido, la apuesta teórica permitió un acercamiento epistémico a partir de encuentros interculturales donde se retomaron vivencias, experiencias, narrativas e historias de vida, dando lugar a una ruta de diálogo, posibilitando el conocimiento de las diversas prácticas y saberes ancestrales que tejen los líderes de la organización comunitaria como proceso de resistencia, alrededor de la alimentación, la salud y la música.
Siguiendo con lo expuesto, los líderes en su accionar cotidiano, se encuentran inmersos en una realidad que ha impuesto históricamente procesos de sometimiento, invisibilizando sus saberes y siendo oprimidos por un sistema capitalista que pretende homogeneizar las formas de producción agrícola, anulando tanto el cúmulo de saberes ancestrales presentes en la siembra y cosecha de cada semilla, como las representaciones simbólicas que se desarrollan alrededor del territorio, construyendo un sentido de territorialidad, es a partir de allí que emergen procesos de construcción de identidades desde fundamentos sociales, políticos y económicos que rompen con el discurso hegemónico, que se ha establecido como únicamente válido y verdadero; en oposición a esto, se hace necesario generar procesos que permitan el reconocimiento y la visibilización de otras formas de entender la relación de los sujetos con la tierra, donde prime el respeto y la armonía entre estos.
Así mismo, dicho escenario permite reconocer las luchas que se construyen de diferentes formas desde la organización comunitaria; estas radican en que cada líder del Mercado Agroecológico, condensa un sentimiento de resistencia en las prácticas ancestrales, que tienen un alto valor simbólico y por lo tanto, se convierten en un elemento transversal de sus vivencias y experiencias, generando así espacios de permanencia desde sus ancestros hasta la actualidad.
Metodología
Este ejercicio investigativo se desarrolló bajo un enfoque cualitativo, de tipo transeccional, puesto que, se interesó en analizar y comprender las expresiones vivenciales, sentires y saberes desde el Mercado Agroecológico en tres dimensiones, la alimentación, la salud y la música, y su incidencia en el contexto. Por lo tanto, se propuso una relación dialógica con la población, mediada por el respeto y la horizontalidad para generar espacios de conversación des-jerarquizados, desde los cuales fue posible co-construir y reconocer las diferentes manifestaciones de resistencia que se dan en los contextos.
Por lo anterior, se propuso trabajar desde una metodología flexible como lo plantea Kisnerman (1998) a la deconstrucción y reconstrucción; lo que permitió transitar a través del proceso investigativo, asumido como un espacio de construcción colectiva, en el que la población es parte fundamental del mismo y aporta a éste desde sus narrativas, saberes, sentires, vivencias y experiencias, ya que son estos mismos los que dan sentido y orientan la investigación. En consecuencia, la propuesta metodológica tuvo un corte pedagógico-crítico, en tanto buscó visibilizar los saberes oprimidos históricamente a través de ciertos procesos que pretenden, como lo menciona Guerrero (2010) colonizar el poder desde diferentes aspectos que conforman la vida política, económica, cultural, religiosa, lingüística y natural de los sujetos. Por lo anterior, se hizo necesario el reconocimiento y la visibilización de otras formas de ser y existir en el mundo, desde epistemes propios.
Durante esta investigación fueron transversales algunos principios como la horizontalidad, el diálogo de saberes, la escucha y el compartir, los cuales guiaron el diseño metodológico implementado, y permitieron seleccionar un grupo de expertos –líderes del Mercado Agroecológico– como sujetos activos de una investigación cualitativa no probabilística; para la recolección de la información se llevaron a cabo diversos encuentros de diálogo, revisión documental y grupos de discusión, lo que permitió analizar la información por medio de las narrativas y matrices de cruces de categorías, triangulando así las narraciones de los sujetos, las propuestas teóricas y la interpretación de los investigadores, propiciando espacios en los cuales estas tres perspectivas conversaron entre sí de manera rigurosa y cuidadosa pues los elementos involucrados lo requerían de esta forma para lograr dar respuesta al objetivo planteado.
Acorde con esta metodología, se articula un método propuesto desde la espiral, que permite la creación de nuevas espirales en torno a su eje, dependiendo de las diferentes comprensiones, encuentros o des-encuentros que emergieron en el proceso investigativo, lo que permitió transitar con flexibilidad, siendo coherente con la perspectiva intercultural, trascendiendo la concepción de un método etapista y lineal.
Esta espiral cuenta con unos intersticios fundamentales para la investigación que se dieron en diferentes momentos; y que representan un ejercicio permanente de reflexión, acción, diálogo, reflexión, acción.
Estos intersticios fueron planteados en seis (6) momentos diferentes a lo largo de la investigación, teniendo en cuenta que la metodología es flexible y podría estar sujeta a cambios.
Los seis (6) intersticios son:
1. Ciclo de conformación del grupo de investigación (Interferencias)
En este ciclo se compartieron diferentes nociones entre los integrantes, acerca de cómo se debe realizar una investigación desde una perspectiva decolonial e intercultural, y se definió el propósito que ésta tuvo.
2. Ciclo de consolidación de la propuesta de investigación
Una vez co-construido el sentido de la investigación, se procedió a consolidar la propuesta a través de un tejido de ideas abstractas que se generan a raíz del diálogo y la reflexión, direccionando las intencionalidades a un mismo objetivo: conocer las prácticas y saberes ancestrales de diversas poblaciones y sus formas de resistencias.
3. Ciclo de construcción de estrategias
En este punto se pensó críticamente acerca del diseño metodológico de la investigación y el proceso de la misma; con la intención de trascender de las formas convencionales -colonial-occidentales- de investigar y generar conocimiento. Por lo tanto, se asumió este proceso como una posibilidad de construir otros epistemes que inviten a la reflexión y a la acción crítica.
4. Ciclo de Círculos de Palabra
En este ciclo se llevó a cabo diversos trabajos de co-construcción y visibilización de saberes con los líderes, para conocer y comprender resistencias, articulando el diálogo y la escucha como ejes fundamentales que permitieron construir relaciones desde la horizontalidad y el respeto, asumiendo al otro como un sujeto de conocimiento y no como carente de este.
5. Ciclo de introyección y reflexión
Posterior al trabajo de co-construcción de la información, ésta fue analizada, reflexionada críticamente y compartida entre los integrantes del grupo de investigación para generar procesos de retroalimentación, reconociendo las diferentes formas de ser y existir en el mundo.
6. Ciclo de Tejido de Experiencias
En este ciclo se compartió con los sujetos activos los resultados encontrados desde la investigación, lo cual permitió romper con la dicotomía sujeto-objeto y la relación jerárquica entre el profesional y el sujeto de conocimiento.
Resultados
Los resultados emergen de un diálogo construido a partir de la triangulación de la perspectiva teórica, epistémica y del ejercicio en campo de los investigadores; tras los encuentros interculturales se presentaron múltiples tendencias en las narrativas de los sujetos, generando así ejes principales para el proceso investigativo con relación a la forma en la que se asume la alimentación, la salud y la música. En este ejercicio se conversó sobre los saberes que construyen los sujetos, siendo ellos mismos quienes permiten la permanencia constante de estos, de acuerdo a las vivencias, las memorias y los aprendizajes que se tejen en la cotidianidad, es decir, no son estáticos ni estandarizados, por el contrario, dialogan entre sí de acuerdo a los contextos que permean la vida misma del sujeto. Un elemento fundamental para comprender la permanencia histórica de estos saberes, se constituye desde las prácticas, las experiencias y los saberes mismos heredados de generación en generación.
El buen vivir a partir de la relación interdependiente de los saberes ancestrales
Las prácticas ancestrales en convergencia con los contextos sociales construyen nuevos escenarios de diálogo y formas otras de ser y existir en el mundo, desarrollando así el buen vivir como aspecto transversal entre la alimentación, la salud y la música, asumiendo estos desde aspectos particulares, como un acto de resistencia, un estilo de vida, un momento de conexión y encuentro bajo una perspectiva de integralidad, los cuales se evidenciaron como tendencia en los relatos de los líderes de la organización comunitaria (Ver figura 1).
Son muchas las concepciones y prenociones que se plantean alrededor de los saberes y la forma como se practican. Estos se han visto relacionados con aspectos mágicos y fantasiosos, lo que genera cierto temor y, por ende, poca validez por parte de la sociedad; tras el ejercicio investigativo se develó que los líderes del Mercado Agroecológico entienden los saberes como una construcción ancestral, que por medio de prácticas interrelacionadas con el contexto actual se transformaron en procesos de lucha y resistencia constante, que con el paso del tiempo lograron posicionarse y permanecer ante sistemas de represión e invisibilización. Dicho lo anterior, se hace necesario reconocer la importancia de estos procesos que han sido desarrollados en contextos propios de la región y por ende permiten construir identidades e incrementar la posibilidad de conocer nuevas formas de resistencias que han emergido desde las subjetividades y aprendizajes de los sujetos.
Es así que desde la permanencia de sus prácticas y saberes hacen frente a la hegemonía planteada por Guerrero (2010) pues se devela una relación directa entre la razón y la afectividad, rompiendo con los niveles de colonización y, por consiguiente, de invisibilización, dado que los líderes entienden la alimentación como un ejercicio más allá de la subsistencia, es una interacción respetuosa con la tierra, un acto de reciprocidad que teniendo en cuenta las dinámicas actuales se constituye en una forma de resistencia.
Aunado a lo anterior y refiriendo al análisis de tendencias, se evidenció que los líderes asumen la alimentación como un aspecto transversal a la salud y a la música; que no es un acto sin sentido que solo busque la satisfacción de una necesidad básica; se convierte, entonces en ícono de resistencia, puesto que alimentarse de manera saludable hace parte de una conciencia y un estilo de vida sano, teniendo como eje principal de sus prácticas una alimentación consciente, que se fundamenta en conocer qué es lo que se come, qué manos lo sembraron y lo prepararon, conocer los beneficios que este alimento aporta tanto al cuerpo como a la mente, una alimentación basada en productos y preparaciones netamente orgánicas, retomando el sentido y las significaciones que tenían los alimentos y el consumo para los antepasados.
En esta medida se cuestionan ciertas prácticas que se desarrollan en la actualidad, como el consumo de alimentos procesados químicamente; por tal razón, es necesario generar una conciencia de prevención, para lograr la conservación del ambiente y en consecuencia, la salud de las personas en general. Debido a lo anterior el sujeto 1 expresa la importancia de evitar consumir alimentos que generen algún tipo de síntoma o efecto dañino al cuerpo, siendo únicamente una consciencia de prevención la que permite que se gesten diálogos alrededor de una soberanía alimentaria y, así mismo, sobre el buen vivir, entendiendo éste como una primacía de lo colectivo sobre lo individual, entablando relaciones diferenciales que aportan tanto para el otro como para sí mismo, buscando rescatar los ritmos de la naturaleza sin posicionar al ser humano como centro de ésta, en consecuencia, el buen vivir no pretende la acumulación, por el contrario, es una crítica al desarrollo visto desde una perspectiva neoliberal.
Por consiguiente, se invita constantemente no sólo a cuidar de la tierra como fuente de subsistencia, sino a ser responsables con la alimentación, lo que posibilita o afecta en gran medida el bienestar de ésta, entendiendo que la tierra es vida, pero en su ausencia, es falta de ella, más si se tiene en cuenta el estado actual de la misma; es así que
toda comida conlleva una vinculación con el entorno y con la tierra, en donde se teje una relación simbiótica desde sus interacciones cotidianas (…) Sus saberes sobre la comida trascienden el saber hacer de la preparación o cocción, e incluso de la siembra y todo el proceso que implica la producción de un alimento; este tiene que ver con el sentido de vida que les genera porque expresan que pueden tener autonomía, seguridad sobre la procedencia de lo que comen, tranquilidad, abundancia y diversidad (Gómez et al., 2015, p. 74).
Como se mencionaba anteriormente, para los productores líderes del Mercado Agroecológico del Quindío es primordial el conocimiento en la totalidad de sus semillas, sus prácticas de siembra y la preparación de sus alimentos, las cuales están dotadas de un sentido particular y trascienden de un acto cotidiano, convirtiéndose en una forma de acercarse a su historia, logrando evidenciar la apuesta teórica que desarrolla Gómez, como una relación simbiótica que tiene el ser humano con la tierra, es decir, la manera como ésta aporta al desarrollo del sujeto y a su vez es protegida y preservada desde las dinámicas evidenciadas por los líderes productores.
Igualmente, es preciso destacar los procesos de resistencia frente a las prácticas actuales y la forma cómo se asume la alimentación, pues todo gira en función de lógicas neoliberales, que no sólo tienen implicaciones financieras, sino que también presentan diversos impactos en las virtudes o cualidades de ciertos alimentos debido a la producción industrializada evidenciada por el sujeto 1 desde “el uso de esos pesticidas y de todas síntesis químicas para producir los alimentos, tanto agrícolas como pecuarios” (Sujeto 1. Comunicación personal. 2019). Lo anterior representa un reto para el Mercado Agroecológico del Quindío, quien día a día persiste y permanece en una realidad que busca la invisibilización y la homogeneización como se planteaba inicialmente, es decir, las prácticas de los productores luchan a diario contra las dinámicas actuales, generando estrategias que permitan conservar lo natural y lo propio de cada alimento, permitiendo el aprendizaje sobre la importancia de una alimentación consciente, anclada a procesos de seguridad y soberanía agroalimentaria.
De acuerdo a lo expuesto, se devela la necesidad de crear nuevos escenarios en donde sea la interculturalidad crítica la base de las relaciones actuales, logrando co-construir nuevos mundos posibles, comprendiendo la importancia de saberes otros de cada sujeto, sin cargarlos de significaciones negativas, sin intentar jerarquizarlos; entendiendo que la realidad es cambiante y que a cada sujeto lo enriquece aspectos particulares según su historia, lo que permite tejer encuentros donde se desarrollen convergencias, puesto que la interculturalidad se nutre desde el disenso y es a partir del diálogo que se generan procesos transformadores entre prácticas indiscutiblemente diversas y llenas de sentido, partiendo del respeto por sí mismo y hacia el otro.
Son múltiples las reflexiones a las que se invitan desde el Mercado Agroecológico: una de ellas es asumir el alimento como un espacio de encuentro para compartir con familiares, vecinos y amigos, en donde se gesta la oportunidad de fortalecer lazos identitarios y comunitarios que unen. Los sujetos en sus relatos comparten cómo se establecen aquellos encuentros, en los cuales conviven a partir de la particularidad entendiendo que es desde allí que se conforma el colectivo que hace frente a la individualización presente en la actualidad, donde se opta por intereses propios y lucrativos, a esto, los productores también resisten.
En la dinámica de compartir alrededor de los alimentos, no existen distinciones; la intención en todo caso es contribuir con lo mínimo, lo que cada sujeto aporte desde los productos que han sido cosechados en sus fincas. El hecho de encontrarse en función de cocinar crea escenarios de interacción enriqueciéndose desde la oportunidad de conocer las tradiciones de esas otras familias con las que están compartiendo su alimento; desde la interculturalidad se argumenta la necesidad de converger diversas realidades, tal como se presenta en el Mercado Agroecológico, ya que cada familia está inmersa en su realidad y permeada por una historicidad propia que comparte con los otros, son estas prácticas las que hacen tangible la perspectiva que soporta epistémicamente este proceso investigativo.
En este sentido se hace necesario la recuperación urgente de dichas prácticas, según lo expresa el sujeto 2:
Eso sí hay que rescatar, hay que rescatar las reuniones familiares, convocar y traer alimentos, cada uno, no sé, si están haciendo un sancocho, no sé, yo voy a traer la mazorca, tú traes la papa, tú traes la hierbas, como el aporte que uno puede dar para que se realice el almuerzo, eso es algo que se hacía antes, porque así uno contribuía con muchas cosas, y hacía un almuerzo para todo el mundo (Sujeto 2. Comunicación personal. 2019).
En este sentido, se asume la alimentación, la salud y la música como una forma de vivir desde la integralidad, o sea, como un todo, que permite comprender por qué los miembros del Mercado no sólo son productores de alimentos basados en prácticas amigables con el medio ambiente –incluyendo al ser humano–, sino que también se identifican como consumidores responsables y conscientes, desde acciones y hábitos cotidianos que reflejan la forma en que se asumen ante el mundo y la sociedad; resistiendo a concepciones históricamente impuestas, lo que se convierte en un reto y una oportunidad para implementar formas alternativas de vivir, alimentarse, sanarse e interactuar, es decir, construir el buen vivir.
Así como la alimentación incide en todos los ámbitos de los sujetos, la salud igualmente se ve inmersa en cada contexto social, pero la concepción que se forma alrededor de esta pueden llegar a ser totalmente diferentes unas de otras. En el Mercado Agroecológico del Quindío la salud se vivencia desde una manera integral, en la cual se debe conocer el cuerpo y las particularidades de este en relación a sí mismo y a su entorno; por otro lado, desde la Organización Mundial de la Salud (OMS, 1946) se define la salud como “un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades”. Las dos concepciones planteadas anteriormente convergen en la integralidad con la que se asume la salud, considerando todos los elementos con los que se relaciona el ser humano; sin embargo, es importante resaltar que desde las saberes ancestrales de los líderes productores, la salud se entiende de una manera más profunda, invitando constantemente a los sujetos a indagar en su interior, generando encuentros con su ser para descubrir la afección del cuerpo, ya sea física, emocional, mental o espiritual.
Por esta razón, para un productor de la organización comunitaria es importante la protección del cuerpo y la forma como este se asume desde una perspectiva integral y espiritual, lo cual se hace principalmente desde la alimentación, a partir de un ejercicio nutritivo y orgánico libre de procesos químicos, simbolizando así, el valor que tiene el cuerpo y como el cuidado de este puede alejar las afecciones preservando un estado de completo bienestar; lo anterior, es totalmente contrario a las dinámicas socialmente impuestas, en las cuales tienen mayor importancia diferentes actividades ya sean laborales y/o académicas sobre aquellas que promueven el cuidado del cuerpo para mantener un estado de salud desde la alimentación saludable y consciente como se expresa anteriormente, entendiendo que la salud y la alimentación son prácticas ancestrales complementarias entre sí, como lo expresa el sujeto 3:
La salud la concebimos desde un punto de vista de la sanidad y de la buena alimentación que va para nuestro cuerpo, (…), partimos que un cuerpo bien alimentado es un cuerpo sano, es un cuerpo que esta, que tiene más posibilidades de resistencia a enfermedades (…) que tu alimento sea tu medicina que tu medicina sea tu alimento. (Sujeto 3. Comunicación personal. 2019.)
En este sentido, la salud se entiende de manera transversal al desarrollo de la vida del ser humano, por esto, para los productores se asume desde el principio del buen vivir en el cual se tienen en cuenta elementos internos y externos a las personas, promoviendo un actuar consciente, identificando aquellas situaciones, sensaciones, percepciones y espacios que le hacen mal al cuerpo y al corazón, para así prevenirlos y conservar el estado pleno de salud, cabe resaltar que, aunque se desarrollen acciones de prevención para conservar el cuerpo de manera sana, se presentan momentos en los que las afecciones o enfermedades se hacen presentes, y limitan el correcto desarrollo de la persona en su cotidianidad.
Siendo coherentes con sus principios y sus saberes ancestrales, los productores del Mercado Agroecológico, atacan estas afecciones desde la medicina tradicional con el uso de plantas y alimentos cuyas propiedades ayudan a recuperar el buen estado del cuerpo, como lo expresa el sujeto 3:
tengo una médica en la casa, que es mi esposa, pues ella...ella sabe mucho de plantas (...) Ella receta, que tengo problemas menstruales, que tengo dolor, que tengo cosas que me dolió que me dijo ella tiene ahí una cantidad de recetas elementales básicas naturales (Sujeto 3. Comunicación personal. 2019.)
Es por esto que en muchas ocasiones no se hace necesario asistir a clínicas u hospitales frente a un pequeño malestar del cuerpo, como dolores de cabeza o dolores estomacales, ya que en las fincas se encuentran los elementos naturales para brindar solución a estos; los líderes productores no desconocen la importancia de la medicina occidental, basada en medicamentos químicamente procesados, el uso de tecnología y nuevas herramientas, pues en ciertas ocasiones es necesario acudir a ellas para responder a afecciones graves, como fracturas o caídas fuertes, sin embargo, sus saberes ancestrales siempre serán la primera opción para tratar aquellas afecciones, mediante el uso de tratamientos naturales siendo amigables con su cuerpo, aunque plantean que mediante pedagogía y buenas prácticas pueden complementarse, cabe resaltar que aunque se complementan, cada una tiene su especificidad e importancia de acuerdo al caso o situación que se presente.
Las plantas y alimentos que los productores utilizan en caso de enfermedad, se encuentran tanto en las fincas, como en el mayoría de los hogares quindianos; sin embargo, son pocas las personas que conocen los beneficios de estas: por ejemplo, para el sujeto 3, desde su experiencia, ha encontrado en elementos naturales la oportunidad de controlar afecciones menos graves, como son los casos de migraña, gastroenteritis o dolores menstruales; estas formas como se tratan las afecciones del cuerpo, son libres de químicos o elementos que en la actualidad se han desarrollado, pero que a largo plazo pueden generar daños en el organismo como lo son algunos medicamentos, así lo expresa el sujeto 3: “yo por ejemplo paso años sin tomar una pepa, yo no me tomo una pepa así me duela la cabeza” (Sujeto 3. Comunicación personal. 2019.)
Como se ha mencionado anteriormente, los saberes ancestrales para los productores del Mercado Agroecológico, tienen mayor relevancia que los conocimientos científicos, entendiendo estos como aquellos que tienen una validez universal para entender y asumir las diferentes dinámicas que se dan dentro del ser humano y la naturaleza. Este conocimiento obedece a las propuestas epistémicas generadas dentro de una comunidad científica que impone a la sociedad formas estandarizadas y generalizadas de acercarse a la realidad, en este caso específico de abordar la condición de salud en el ser humano; por otro lado, los saberes ancestrales se construyen a partir de las experiencias de los sujetos, de los diálogos y encuentros entre las personas, siendo estos variables y no estandarizados, nutriéndose en todo momento desde los sujetos mismos que los practican. Junto a esto es importante tener una concepción clara entre lo que se entiende por conocimiento científico y conocimiento tradicional, en primer lugar, el conocimiento científico a la luz de lo que propone Mosquera (2014) se puede entender como “única forma válida de producir verdades sobre la vida humana y la naturaleza; como conocimiento que se cree “universal”, oculta, invisibiliza y silencia las otras epistemes” (p. 266).
Es así que en los líderes productores tienen mayor presencia los saberes ancestrales, que a partir de la experiencia de los antepasados les ha permitido construir pilares para concebir la salud de la forma en que lo hacen, además de compartir entre ellos narrativas e historias de vida para conocer a profundidad la riqueza natural que tienen a su alrededor y cómo pueden usar estos elementos de una manera creativa y funcional que les genere un beneficio al estado de integralidad que comprende al ser humano y que se representa en la salud. Alrededor de esto, el sujeto 2 menciona:
“cuando una persona comparte una medicina, comparte sus antecedentes, su historia, de dónde viene, quién la hace o quién la trajo o quién la produjo; y así también, pues detrás de eso, hay como una historia que le cuenta a uno también de sus beneficios; por otro lado, pues también es la oportunidad de conocer las formas alternativas de cuidado de la salud, es decir, abrirnos también como a saber que eso funciona y que son cosas, recetas incluso de las abuelas que se convirtieron en rituales para todos nosotros, entonces como el uso de la ortiga, por ejemplo, que mucha gente dirá ¡qué locura!, ¿Por qué me voy a pinchar con ortiga? Pero uno sabe que eso trae beneficios y también los puede sentir en tu cuerpo” (Sujeto 1. Comunicación personal. 2019.)
Son estos conocimientos tradicionales los que deben tener una mayor visibilización e importancia dentro de los contextos sociales, ya que permiten que los sujetos construyan identidades desde sus propias vivencias, experiencias y prenociones, donde se da un diálogo entre los conocimientos de los antepasados y los que cada sujeto tiene por aportar. Si bien no se puede negar que el conocimiento científico es relevante, los conocimientos tradicionales también lo son; se debe lograr una relación dinámica y no jerarquizada entre estas dos concepciones, evidenciando un diálogo de saberes, de forma que se devele en la realidad social, específicamente, dentro de la salud.
De modo que se hace necesario comenzar a reconocer y a incorporar este cúmulo de saberes que se tejen alrededor de la salud y que pueden aportar al beneficio del ser humano; son saberes que permiten transitar hacia el bienestar pleno de la persona, y no anulan los conocimientos científicos desarrollados, por el contrario, buscan de alguna manera relacionarse y dialogar entre sí, lo que es el sentido mismo de la interculturalidad crítica, construir desde los disensos que se transforman en convergencias, desde lo interno hacia lo externo, lo que permite enriquecer la cultura a partir de esos saberes otros, reconocer sus aportes para cada contexto particular, trascendiendo de las fronteras impuestas histórica y socialmente, dando lugar al diálogo como mecanismo para comprender al otro.
Para los productores del Mercado Agroecológico, otro espacio para generar momentos de encuentro y compartir es la música, que es asumida como una oportunidad que permite recordar y rescatar tradiciones que han sido olvidadas; rememorando aquellos hechos que han marcado su historia colectiva y sus pasos a lo largo de sus vidas en el campo, su esencia y la forma como ven y perciben el mundo, incluso las maneras en las que se cultivan sus tierras.
Es por medio de la música que se tiene la posibilidad de viajar en el tiempo y traer a la memoria las prácticas de sus antepasados, conociendo las historias de estos, formando lazos de unión y cercanía entre ellos, entendiendo que la música trae consigo elementos que van más allá de lo rítmico o armonioso que puede ser para el oído humano, involucra formas otras de rescatar y recuperar historias, dichos, mitos, narrativas, sentimientos y emociones que les ayudan a construir su historia y les permite identificarse con una cultura y con un trayecto colectivo.
Desde los relatos, fue posible encontrar que la música abre las puertas para que las personas se relacionen y compartan entre sí, entre los mismos productores del Mercado Agroecológico y personas externas a este, pues la música es la manera de encontrarse y recordar que todos los seres humanos, específicamente todos los colombianos tienen raíces en común y esas se encienden en el corazón cuando la música comienza a sonar. Estos sentires son los que permiten el encuentro, como lo plantea Guerrero (2010)
Es desde la fuerza cultural de las emociones, con ellas y desde ellas, que se tejen los sentidos de la alteridad y la existencia, el encuentro o desencuentro con los otros, con la diversidad y la diferencia. Por tal razón, las emociones no tienen un sentido uni-versal, como lo ha pretendido siempre el pensamiento homogenizante de Occidente, sólo pueden ser entendidas desde la pluridiversalidad de las culturas (p. 90).
Es así que, cuando el corazón se enciende y las emociones resaltan en el ser, los sujetos pueden encontrarse con ellos mismos y con el otro, entendiendo que ese otro aporta desde sus diferencias y representa a la vez una posibilidad para reconocer y construir nuevas formas de percibir la realidad, que son válidas y permitidas; es por medio de la música que las personas se encuentran en un mismo sentido desde géneros más propios y autóctonos de la región, como lo son la música andina y la carranga.
Igualmente, la fabricación de los instrumentos es entendida como una forma de conectarse con su historia, pues los materiales que emplean para esto hacen parte de su cotidianidad, son familiares para ellos y por ende fáciles de reconocer en su materia prima ya que tienen un sentido propio por su origen, como lo narra el sujeto 1:
“los materiales de los instrumentos, por ejemplo, la mayoría pues vienen de fibras naturales, o de cueros, que vienen de animales que vienen del campo también o de semillas, o de frutos secos, que son los que conforman al instrumento, entonces desde cómo luce el instrumento para nosotros ya conecta, porque, ¡ay! eso es un totumo, o esas son las semillitas de tal frijol, uno reconoce ya en el instrumento, ya la materia prima del campo” (Sujeto 1. Comunicación personal. 2019.)
Lo anterior sugiere una vez más, que cada elemento, por particular o pequeño que parezca ante nuestras percepciones, tiene una connotación y sentido, incluso en la elaboración de un instrumento de manera artesanal, pensado y hecho para el disfrute y reproducción de conocimiento ancestral que conecta con la misma tierra de donde se proviene.
Conclusiones
ue se han construido alrededor de estos, todos desde los pilares del encuentro y el respeto hacía sí mismo y hacia el otro. Es importante resaltar que esta resistencia no se da sólo desde la particularidad, se asume desde el colectivo y la co-construcción con aquel que es diferente. Por lo tanto, el Mercado Agroecológico se convierte en un espacio de reflexión, donde diversos saberes convergen y generan así nuevas perspectivas que posibilitan formas otras de entender el mundo; es un espacio en el cual se materializa la interculturalidad crítica, generando nuevas formas de entender lo cotidiano, aceptando que todas las propuestas dadas por los sujetos, sus historias de vida, sus sentimientos, sus emociones, sus vivencias, sus experiencias, sus saberes y sus sentires enriquecen la realidad y son válidos e importantes para la interacción social.
Los procesos de resistencia enmarcados desde el Mercado Agroecológico del Quindío se desarrollan desde diferentes aspectos, como lo son la alimentación, la salud y la música, siendo estas, prácticas ancestrales que han permanecido ante los sistemas homogenizantes, dotándolas de gran importancia y sentido que permiten conservar y mantener los saberes ancestrales que se han construido alrededor de estos, todos desde los pilares del encuentro y el respeto hacía sí mismo y hacia el otro. Es importante resaltar que esta resistencia no se da sólo desde la particularidad, se asume desde el colectivo y la co-construcción con aquel que es diferente. Por lo tanto, el Mercado Agroecológico se convierte en un espacio de reflexión, donde diversos saberes convergen y generan así nuevas perspectivas que posibilitan formas otras de entender el mundo; es un espacio en el cual se materializa la interculturalidad crítica, generando nuevas formas de entender lo cotidiano, aceptando que todas las propuestas dadas por los sujetos, sus historias de vida, sus sentimientos, sus emociones, sus vivencias, sus experiencias, sus saberes y sus sentires enriquecen la realidad y son válidos e importantes para la interacción social.
Es de especial importancia y se debe tener en cuenta la alimentación como eje fundamental para los procesos de resistencia y reconocimiento; pues desde allí convergen otras formas de ser y existir en el mundo, partiendo del bien-estar y del buen vivir, constituyendo así unos hábitos y estilos de vida responsables con el medio ambiente, el ámbito social y la salud, en la cual prima su abordaje desde una mirada integral e interdependiente a las prácticas alimentarias conscientes, donde se contribuya al estado pleno de bienestar tanto físico, mental, emocional, espiritual y social. Finalmente, se plantea como mediante la música las poblaciones no solo comparten y se reúnen en función de esta, sino que transmiten saberes y conocimientos innatos de acuerdo a cada población, como se puede evidenciar dentro del Mercado Agroecológico, cuando este mismo, se convierte en un espacio ameno y de reflexiones, con diversas miradas y perspectivas que posibilitan el fortalecimiento de lazos y la convergencia de distintas costumbres.
De esta manera, los sujetos y sus narrativas fueron el fundamento del proceso investigativo, siendo ellos los portadores de sentido y la esencia misma de la investigación, además permitieron materializar formas alternativas de generar conocimiento desde una relación horizontal, compartiendo sus saberes ancestrales, logrando desde el diálogo y los encuentros interculturales una visibilización que aporta a la compresión de su realidad y la de los demás.
Por esto, es vital retornar la mirada a las prácticas ancestrales que han formado a lo largo del tiempo saberes, costumbres, tradiciones y formas de resistencia que hoy aportan a la construcción de los sujetos; en diferentes ocasiones estas prácticas que eran realizadas por los ancestros están inmersas en la cotidianidad pero se desconoce totalmente su origen y así de una manera indirecta se invisibiliza esta gran sabiduría; el reto en la actualidad es encaminar acciones que lleven a los sujetos a indagar en su historicidad para descubrir los saberes que poseen cada uno de ellos, reconociendo que estos se han construido desde la cotidianidad y desde la experiencia, por lo tanto son relevantes y enriquecedores para la vida misma, pues estos saberes solo tienen la plena intensión de conservar y mantener la vida del ser humano de manera íntegra, desde principios del buen vivir hacía su ser, su entorno y su relación con los otros.
Generar espacios de encuentro y de diálogo con algunos integrantes del Mercado Agroecológico del Quindío, permitió ampliar la mirada hacia un mundo de nuevas posibilidades donde quienes los anteceden, sus saberes y sus tradiciones son tan relevantes como los avances tecnológicos y científicos que se dan hoy por hoy, igualmente, se desarrolló un diálogo abierto donde el otro y sus contenidos particulares fueron significativos, permitiendo la visibilización de diversos saberes, su apropiación y de esta manera permanecer a través de la historia. A la vez, este proceso representó una transformación para cada uno de los investigadores, pues era inevitable después de las conversaciones con los sujetos asumir la vida y el cuerpo de la misma forma, por ende, se gestaron procesos de interiorización y cuestionamiento de diversas prácticas y costumbres las cuales, están permeadas en gran medida por tradiciones exógenas a las regionales.
Los principios enmarcados en esta investigación permitieron realizar un ejercicio mediado por el respeto hacia el otro, reconociéndolo como un sujeto contextuado e histórico, constituido por una serie de signos y significados construidos desde sus ancestralidades, las cuales contribuyen a una construcción recíproca de conocimientos y aprendizajes que no buscan desligar al ser de la razón.
En función a lo anterior, se busca velar por la integridad de los sujetos, siendo coherentes con la interculturalidad crítica y todo el discurso presentado a lo largo de la investigación, se asume con responsabilidad los compromisos establecidos y se recalca el manejo de otros valores como lo son el respeto, la solidaridad, la transparencia, la justicia, la confidencialidad y la libertad.
De igual manera, esta investigación, además de ser una fuente de conocimiento teórico y práctico, permitió un encuentro con formas otras de ser y habitar en el mundo materializando y vivenciando de manera cercana la interculturalidad crítica, la cual toma vida desde estos espacios de encuentro y compartir que se convierten en formas de resistencia, como lo es el Mercado Agroecológico del Quindío, reconociendo sus formas de tejer la vida y co-construyendo sociedad desde/con la población.
Para finalizar, es importante mencionar que la historia occidental, como historia ha influido en la construcción de los sujetos y no puede ser negada, rechazada o satanizada, debe interactuar de manera dinámica y equilibrada con el cumúlalo de saberes que se albergan en los sujetos para así generar nuevos procesos reflexivos y críticos frente a la realidad.
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Notas
Sujeto 2. (2019). Ficha para el diálogo de saberes. [Inédito].
Sujeto 3. (2019). Ficha para el diálogo de saberes. [Inédito].