Ensayos
Recepción: 21 Octubre 2021
Aprobación: 15 Noviembre 2021
Resumen: El presente ensayo se enmarca dentro del enfoque hermenéutico, con el cual se pretende generar reflexiones sobre el impacto del COVID-19 en estudiantes con Trastorno del Espectro Autista (TEA) y los desafíos al sistema educativo con la puesta en práctica de la educación virtual, con énfasis en Venezuela. La educación a distancia y on line es implementada en las escuelas, siendo una situación completamente nueva para los estudiantes con Trastorno del Espectro Autista (TEA), así como para los padres y maestros, actualmente constituye el único método de educación disponible. Para los estudiantes con Trastorno del Espectro Autista (TEA) esto puede ser un desafío, ya que requieren un enfoque especial a sus necesidades educativas, lo que significa que la educación debe adaptarse a sus habilidades y necesidades. La pandemia de COVID-19 ha puesto en evidencia las desigualdades en el acceso a Internet y las tecnologías digitales en Venezuela, no todos los estudiantes con esta condición disponen de herramientas tecnológicas apropiadas, problema que conlleva a una marcada desigualdad de acuerdo a la situación socioeconómica de cada núcleo familiar.
Palabras clave: Autismo, COVID-19, Venezuela, aprendizaje en línea.
Abstract: This essay is framed within the hermeneutical approach, with which it is intended to generate reflections on the impact of COVID-19 in students with Autism Spectrum Disorder (ASD) and the challenges to the educational system with the implementation of virtual education, with an emphasis on Venezuela. Distance and online education is implemented in schools, being a completely new situation for students with Autism Spectrum Disorder (ASD), as well as for parents and teachers, it is currently the only education method available. For students with Autism Spectrum Disorder (ASD) this can be challenging as they require a special approach to their educational needs, which means that the education must be tailored to their abilities and needs. The COVID-19 pandemic has highlighted the inequalities in access to the Internet and digital technologies in Venezuela, not all students with this condition have appropriate technological tools, a problem that leads to marked inequality according to the socioeconomic situation of each family nucleus.
Keywords: Autism, COVID-19, Venezuela, online learning.
Introducción
El mundo experimentó repentinamente un cambio importante y abrupto con la llegada del COVID-19, un brote viral que la Organización Mundial de la Salud calificó como pandemia en marzo de 2020 (OMS, 2020). De acuerdo con Lu et. al. (2020), "el COVID-19 es causado por un nuevo coronavirus, que puede provocar en los seres humanos el Síndrome Respiratorio Agudo Severo (SRAS-CoV-2), como causa de una probable relación de carácter zoonótico" (p. 565), notificado por primera vez en China Central en diciembre de 2019 (Li et al., 2020; p. 1200).
La pandemia provocada por este nuevo coronavirus ha generado un cambio enorme en diversos sectores de la sociedad, especialmente el educativo. En este sentido, para ayudar a contener la propagación de la enfermedad se cerraron escuelas y universidades en todo el mundo, lo que afectó a más de 1.600 millones de estudiantes, aproximadamente 91% de los estudiantes matriculados en el mundo (UNICEF, 2020). Los gobiernos y las partes interesadas en la educación han respondido rápidamente para continuar el aprendizaje de los niños, optaron por un esquema de traslado de la educación presencial a la virtualidad, utilizando varios canales de distribución que incluyen herramientas digitales, enseñanza por radio, televisión y paquetes educativos desde el hogar para la enseñanza guiada por padres y/o representantes (Díaz y Barrón, 2020;Jiménez, 2020).
Desde el comienzo de la pandemia, la mayoría de los esfuerzos clínicos y de investigación se han destinado a mejorar la comprensión de las propiedades del virus y el arsenal patógeno para tratar la infección y proteger a la población (Lu et al., 2020). Sin embargo, algunos estudios señalan que la crisis sanitaria por COVID-19 está desentrañando una brecha potencial en los servicios de salud mental durante las emergencias (Lima et al., 2020). Los brotes de infecciones emergentes como el nuevo coronavirus pueden provocar fuertes reacciones de miedo y preocupación por los efectos posteriores en la salud física y mental, especialmente en personas muy vulnerables (Colizzi et al., 2020a; Hagerty y Williams, 2020).
Entre las poblaciones vulnerables, los niños y jóvenes con Trastornos del Espectro Autista (TEA) son motivo de especial preocupación por el impacto que la emergencia sanitaria por COVID-19 puede tener en su bienestar, así como por el apoyo específico que pueden necesitar para preservar su salud mental durante la pandemia (Colizzi et al., 2020b, Narzisi, 2020). El Trastornos del Espectro Autista (TEA) es un trastorno del desarrollo neurológico que se caracteriza por problemas de comunicación social, complicaciones en las interacciones sociales recíprocas, dispraxia, dificultades de aprendizaje, alteraciones del sistema inmunológico, patrones inusuales de comportamiento repetitivo, entre otros (Rangel, 2017).
Estas características están asociadas con una preferencia por entornos altamente predecibles, "ya que los individuos con TEA pueden sentirse estresados, ansiosos o confundidos si ocurren cambios impredecibles o complejos" (Barón, 2006; p. 865). En tal sentido, el brote de COVID-19 indudablemente ha llevado a una situación social que cambia rápidamente y que puede aumentar las dificultades de las personas con dicha condición.
Por otro lado, la pandemia de COVID-19 ha puesto en evidencia las desigualdades en el acceso a Internet y las tecnologías digitales en todo el mundo, especialmente en Venezuela. Las medidas tomadas para controlar la pandemia no solo hacen que estas diferencias sean más visibles, sino que también amplifican la amenaza de la brecha digital en los medios de vida básicos de las personas. Esta discrepancia tecnológica sigue persistiendo entre clases, género, edad, ubicación y otras divisiones opresivas.
Algo bien importante a destacar es que, las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC) en el hogar son primordiales para facilitar el acceso a la educación en el contexto de la cuarentena. Por esta razón, para llevar la escuela a la casa se requiere contar con las herramientas necesarias como: computadoras, tablet, teléfono inteligente con acceso a internet, conocimientos previos para utilizar dicha tecnología y tiempo disponible. Estas herramientas digitales deben complementarse con la presencia de los padres o responsables que orienten a los estudiantes, especialmente aquellos con algún tipo de necesidad educativa especial, como lo es el Trastornos del Espectro Autista (TEA).
Sin embargo, no todos los estudiantes en Venezuela disponen de estos recursos, problema que conlleva a una marcada desigualdad de acuerdo a la situación socioeconómica de cada núcleo familiar. Y es que la emergencia sanitaria por el coronavirus ha dirigido la atención específicamente a esta división. En Venezuela, sería un error que las autoridades gubernamentales no abordaran estas desigualdades, durante y, especialmente, después del virus.
El presente ensayo se enmarca dentro del enfoque hermenéutico donde interviene una dialéctica interpretativa utilizando los aportes teóricos obtenidos de la revisión documental, con el que se pretende generar reflexiones sobre el impacto del COVID-19 en estudiantes con autismo y los desafíos educativos con la puesta en práctica de la educación virtual, con énfasis en Venezuela. Cabe destacar que, se asume esta información precedente ya que la misma sirve como referencia básica para realizar la revisión pertinente, que se corresponde con el propósito de este ensayo.
Desarrollo teórico
Educación a distancia en Venezuela durante la pandemia: una realidad al descubierto
En el ámbito universal, la modalidad de educación a distancia se mostró inicialmente en Inglaterra hacia el año 1840, cuando Isaac Pitman desarrolló un método de taquigrafía fundamentado en tarjetas e intercambio postal con estudiantes, el cual tuvo gran éxito llegando a considerarse por diversos autores como los orígenes reales de la educación a distancia; mientras que, en la década de los años setenta, se incorpora dicha modalidad al sistema educativo venezolano. Acontecimiento que tuvo lugar con la creación de la Universidad Nacional Abierta (UNA), institución experimental en educación universitaria con este enfoque (Quevedo, 2020).
Ahora bien, de todos los sectores que componen la sociedad, el educativo ha sido uno en los cuales se ha requerido la ejecución de medidas de emergencia para mejorar la situación problemática que ha surgido, como lo es la imposibilidad de continuar con el proceso educativo de manera presencial, haciéndose necesario la aplicación de estrategias didácticas que hasta ahora habían sido manejadas como “complementarias”, entre las que se encuentra la educación a distancia, la cual se ha convertido para muchos en un imposible.
Actualmente, en Venezuela, la educación a distancia está resultando como una alternativa para los que poseen recursos tecnológicos de cierta calidad y conexión a internet en el hogar. Pero, desafortunadamente existe un gran número de estudiantes que no cuentan con estas herramientas, ni con las condiciones óptimas y apropiadas para poder beneficiarse de estos recursos de aprendizaje (Muñoz, 2020). Entonces, desde este punto de vista habría que formularse la siguiente interrogante ¿De qué educación a distancia estamos hablando? Lo cierto es, que este tipo de elemento estratégico en nuestro país ha dejado al descubierto la gran brecha digital existente entre las escuelas y sus docentes.
En este mismo orden de ideas, hay que destacar que en medio de la pandemia las autoridades nacionales, representadas por el Ministerio del Poder Popular para la Educación (MPPE), iniciaron el programa “Cada familia una escuela”, el cual aseguraba la continuidad educativa. Dicho plan pedagógico consiste en desarrollar actividades que los padres pueden realizar con sus hijos en casa. Sin embargo, lo primero que llamó la atención en la mayoría de los docentes fue la rapidez con que se divulgó esta estrategia desde el MPPE, es decir, casi al unísono con la noticia de los dos primeros casos de coronavirus registrados en el país. A partir de esto comenzaron los retos y desafíos académicos, ya que los docentes pasaron rápidamente a diseñar un plan formativo “desde casa” para los estudiantes.
Es que poner en marcha un plan nacional de semejante magnitud e importancia, sin un proceso previo de consulta o diagnóstico sobre los afectados, colocó en entredicho toda la viabilidad de la “escuela en casa”. Es lamentable que, al trasladar la escuela a la casa, las autoridades educativas nunca se preguntaron si cada hogar contaba con las condiciones ambientales y el equipamiento mínimo en insumos escolares (sin contar lo tecnológico) para hacer posible el proceso educativo, tampoco si los representantes que acompañarían la labor académica contaban con la preparación pedagógica mínima para llevar adelante la continuidad escolar.
En el contexto de esta problemática, siguen surgiendo diversas preocupaciones en los diferentes actores que conforman el escenario educativo. Primero tenemos a los padres, los cuales han expuesto la falta de experiencia en el apoyo a sus hijos con el aprendizaje a distancia (en línea), la falta de acceso a la tecnología, limitaciones económicas y la sobrecarga por la necesidad de apoyar el proceso educativo de sus hijos. En cuanto a los docentes, incluyen la falta de conocimientos, experiencia y habilidades para implementar el proceso de enseñanza-aprendizaje en línea y el acceso restringido a la tecnología; factores que influyen en la implementación exitosa y el apoyo al aprendizaje a distancia (en línea). Tanto los sistemas educativos como sus escuelas se han visto enfrentados a la cruda realidad de tener que convertirse, de la noche a la mañana, en centros escolares de “educación a distancia y on line”. Algo inesperado hace solo algunos meses atrás.
Sin duda alguna, el contexto antes descrito forma parte de la realidad del acontecer en el establecimiento de las políticas educativas en Venezuela, lo que ha conllevado a re-pensar si la inclusión de los actores educativos venezolanos a esta alternativa pedagógica es una meta que se puede cumplir con éxito en las condiciones reales que presenta nuestro país en materia de tecnología educativa, el cual se convierte en un punto crítico de atención que debe extenderse al espacio ideológico de los representantes gubernamentales.
Complementando lo expuesto en párrafos anteriores, la concepción que asume el Ministerio del Poder Popular para la Educación MPPE de lo que realmente representa una educación a distancia sigue estando errada, es decir, no es tomar los programas presenciales que ya se tienen y transformarlos a distancia. En vista de eso, surgen interrogantes en medio de una situación emergente e inédita ¿Acaso lo más significativo era cubrir contenidos curriculares, por lo general excesivos, que en un contexto tan crítico estaban tan alejados de la realidad de los estudiantes y sus comunidades? ¿Quiénes poseían acceso a la opción de educación virtual en casa? ¿Qué ocurría con los distintos actores del sistema educativo en Venezuela?
En ese sentido, se tomaron criterios políticos y no razonamientos pedagógicos. De manera tal que, el programa ministerial no fue ni escuela en casa ni escuela a distancia, ya que los núcleos familiares ni los docentes recibieron formación, supervisión y recursos tecnológicos para acompañar el proceso de enseñanza y aprendizaje de los estudiantes. Para lograr resultados satisfactorios de una revisión de escenarios, queda entonces una interrogante en el ambiente ¿Cómo mejorar las fallas importantes y frecuentes en el diseño, implementación y control de la educación a distancia en situaciones de crisis?
Complejidad del aprendizaje a distancia (en línea) para los estudiantes con TEA
La educación a distancia introducida en las escuelas es una situación completamente nueva para los estudiantes, así como para los padres y maestros. En el caso de los estudiantes con Trastornos del Espectro Autista (TEA) esto puede ser un desafío, ya que, de acuerdo con Buchnat y Wojciechowska (2020), "requieren un enfoque especial a sus necesidades educativas. Esto significa que la educación debe adaptarse a sus habilidades y necesidades, que son diferentes por su nivel de funcionamiento" (p. 151).
Una de las cosas más importantes para los estudiantes con Trastornos del Espectro Autista (TEA) es que tienen una rutina, donde la mayoría están acostumbrados a ir a la escuela y puede resultar difícil para algunos hacer frente a una interrupción de su práctica. De igual modo, tener un horario es muy importante para su sensación de calma y normalidad (Stenhoff et al., 2020). Dado que los niños ahora tienen que quedarse en casa por un período prolongado de tiempo, es probable que los factores estresantes de tener su rutina obstaculizada les cause ansiedad y estrés, lo que puede ser evidente en su comportamiento. Este cambio repentino en su práctica ha sido especialmente desafiante y perturbador.
Para los estudiantes con este tipo de condición las escuelas pueden cumplir una variedad de funciones esenciales, desde la impartición de instrucción académica hasta el desarrollo de una comunicación eficaz y repertorios de habilidades sociales. Además, las instituciones educativas pueden ser la única fuente disponible de acceso a programación especializada y basada en evidencia, especialmente en los entornos rurales.
Cambiar de un entorno tradicional de clase presencial a la educación a distancia conduce a un factor limitante, el cual es brindar asistencia de enseñanza definida a los estudiantes con Trastornos del Espectro Autista (TEA), y en este caso los padres no pueden reemplazar a los docentes especialistas en necesidades educativas especiales, además existe una falta de tecnología de asistencia. Esto de alguna manera ha afectado el desarrollo de los niños con esta condición específica (Hameed, 2020;Manning et al., 2020). Como el autismo es un espectro, no todas las familias se enfrentan a los mismos desafíos, y aquellas que afrontan retos similares los experimentan en diversos grados, en una población tan heterogénea no existe una receta única para todos (Colizzi et al., 2020b).
Aunque se ha demostrado que la participación del núcleo familiar tiene muchos beneficios para la educación de los niños, especialmente para aquellos que cursan un diagnóstico de TEA, varios desafíos potenciales pueden obstaculizar la participación efectiva de los padres en el aprendizaje a distancia (en línea), ya que muchos padres parecen no comprender su función adicional como maestros, sus responsabilidades y el nivel de participación que se requiere de ellos (Hameed, 2020).
Este nivel de participación puede ser más desafiante en familias numerosas y aquellas con bajos ingresos. Además, en la práctica, esta función implica un mayor compromiso de tiempo y un nivel considerable de experiencia para apoyar a los niños con esta condición. En este sentido, Lee et al. (2020) y Drogomyretska et al. (2020) señalan que, agregar el papel de "maestro" a la crianza de los hijos también puede influir en la dinámica familiar, lo que genera frustración para padres e hijos y, eventualmente, conflictos.
Ahora bien, la pandemia tiene un efecto analizador que permite visualizar algunos de los principales problemas y factores que determinan la situación de las personas con Trastornos del Espectro Autista (TEA) en Venezuela, entre las que destacan: 1) Barreras para acceder a las propuestas de aprendizaje a distancia, provocadas por la falta de acceso a Internet y a equipos de computación en los hogares. 2) La falta de conocimiento por parte de los docentes sobre tecnologías de apoyo para la educación inclusiva y ausencia de propuestas consolidadas en el sistema educativo del país para desarrollar la inclusión en línea. 3) La escasez de materiales educativos accesibles, que ya predominaba antes de la pandemia. 4) La falta de preparación y propuestas pedagógicas adecuadas, esto se expresa en la ausencia de adaptaciones curriculares según las necesidades educativas de los estudiantes con esta discapacidad ante una eventualidad como lo es una pandemia.
A la luz de estas barreras, para una aplicación óptima de una educación a distancia para estudiantes con TEA y la naturaleza impredecible de este evento crítico de carácter mundial como lo es la pandemia por COVID-19, existe la necesidad de planificar múltiples niveles de apoyo educativo para los estudiantes con autismo y sus familiares. Sin embargo, la selección de métodos de ayuda puede estar dictaminada por una variedad de factores incontrolables (políticas de Estado, acceso a Internet, características de los estudiantes, entre otros).
La situación social, educativa y familiar que generó esta contingencia sanitaria es sumamente incomprensible para los que padecen este trastorno. El contexto familiar de un niño con TEA frente a la educación en línea es extremadamente complicada dada la naturaleza específica del funcionamiento de estos niños, es decir, su capacidad para aumentar la atención, la motivación para hacer un esfuerzo intelectual fuera de la escuela, las habilidades cognitivas, así como la gravedad de algunos síntomas del trastorno del espectro autista; además, se suma el problema organizacional de la educación a distancia (Cahapay, 2020).
La preparación de materiales en esta alternativa pedagógica, para estos estudiantes, es particularmente difícil debido a la naturaleza específica del proceso de aprendizaje en los mismos, lo que obliga a recurrir a una individualización significativa. En fin, la transmisión de contenidos de manera consistente con las necesidades de estos educandos requiere de diversas competencias digitales de los docentes.
Estas competencias por parte del docente deben generar en los alumnos un aprendizaje a partir del contacto y la realidad concreta de una estructura específica, de tal manera que permita el trabajo autónomo del alumno, con la ayuda de sus padres si es necesario, considerando asimismo la competencia digital del estudiante y su familia, así como la disponibilidad de equipos, Internet, entre otros. Adicionalmente, también hay que tener en cuenta la capacidad para enfocar la atención, la comunicación, la fatiga, la capacidad para trabajar de forma independiente en una tarea, búsqueda de mensajes y comprensión lectora. Desafíos que resultan difíciles en medio de una crisis de salud pública combinada a una amplia brecha digital que se ha ido incrementando en Venezuela.
Desafortunadamente, en nuestro país, los docentes han enfrentado desafíos únicos al cambiar a la enseñanza a distancia. En el aula, los maestros tienen acceso a planes de estudio y materiales que se utilizan en varios estudiantes con adaptaciones en el momento, mientras que en un formato a distancia es posible que deban dedicar tiempo adicional para preparar materiales que se modifican para cada estudiante con TEA. Además, deben planificar por lo menos una transferencia parcial de la responsabilidad de impartir instrucción a los familiares de los alumnos que presentan dicho trastorno.
Otro de los desafíos en la impartición de educación a distancia es que a menudo se agravan cuando los docentes se enfrentan a la mayor responsabilidad de cuidar de su propia familia en el hogar, incluidas las responsabilidades de enseñanza para sus propios hijos y atender a aquellos con necesidades emocionales y médicas. Por lo tanto, la necesidad de colaboración en la entrega de instrucción entre maestros y padres de los estudiantes con TEA se vuelve más aguda.
Impulso de acciones específicas y sensibles a las diferencias
A consideración del autor del presente ensayo, apoya el hecho de que los padres deben prepararse para entender primeramente el motivo o las razones de esta falta del niño para comprender y racionalizar la situación. Sin embargo, los estudiantes y sus familiares enfrentan un trauma potencial relacionado tanto con la pandemia como con el cambio abrupto resultante en las rutinas diarias.
Lai et al. (2020; p. 436) y Narzici (2020) destacan que, para muchos estudiantes con TEA, especialmente aquellos con grandes necesidades de apoyo (es decir, discapacidad intelectual comórbida, necesidades complejas de comunicación, necesidades intensivas de apoyo conductual), estos eventos pueden producir una transición más difícil de la escuela a las rutinas del hogar en comparación con sus compañeros sin TEA. Esto, por el hecho de que los formatos en línea o a distancia requieren que los estudiantes con TEA presten atención al contenido instructivo en línea, apliquen una variedad de habilidades de alfabetización digital y tradicional y permanezcan involucrados en la presencia de un conjunto limitado de reforzadores.
Ahora bien, diversas investigaciones (Buchnat y Wojciechowska, 2020;Carmenate y Rodríguez, 2020;Stenhoff et al., 2020) han enfatizado la importancia de una programación especializada para estudiantes con TEA y han demostrado su relación con resultados positivos en numerosos dominios de habilidades. Estos programas especializados para estudiantes con TEA a menudo involucran instrucción explícita en una variedad de áreas de destrezas, práctica repetida en todos los entornos, arreglos ambientales y apoyo para facilitar las interacciones, desempeño independiente de las rutinas diarias, la evaluación y el tratamiento de problemas de conducta basados en funciones. Al implementar estos programas individualizados, los padres con el apoyo de las escuelas se pueden preparar para maximizar los resultados positivos para los niños y jóvenes con TEA.
No obstante, esto requiere una consideración cuidadosa del conocimiento y la experiencia de los familiares al trabajar con sus hijos. Los docentes podrían requerir capacitar y educar a los padres y a los responsables del cuidado de los niños y jóvenes con TEA, para que utilicen estrategias de instrucción específicas, además de preparar materiales curriculares y compartirlos con los miembros del núcleo familiar. Aunque es posible que los maestros y los familiares no estén cara a cara, las observaciones y la formación de los mismos se pueden realizar con éxito a distancia con oportunidades de retroalimentación.
A las autoridades educativas desde el Ministerio del Poder Popular para la Educación MPPE, el consejo general desde la perspectiva del autor de este ensayo es que, para el proceso educativo a distancia se podría implementar plataformas tecnológicas de Educación inclusiva. Dicha Plataforma podría tener como objetivo brindar oportunidades para el desarrollo socioemocional y cognitivo de los niños con discapacidades, especialmente para los que han sido diagnosticados con Trastornos del Espectro Autista (TEA). Este escenario tecnológico pudiera contener una serie de actividades didácticas para niños y materiales auxiliares para padres, docentes y asistentes de niños con discapacidad. Estas acciones pueden estar divididas en áreas curriculares y áreas de actividad. El primero podría estar dedicado a estudiantes con discapacidades que siguen un plan de estudio regular y un plan educativo individualizado, mientras que el segundo incluiría actividades e instrucciones para niños con afecciones graves y múltiples. Además, este sistema virtual proporcionaría información y material de apoyo sobre el sistema educativo, la inclusión y otra información importante relacionada con la actitud hacia los niños con discapacidad y su desarrollo social, emocional y psicofísico.
También resulta importante que los maestros y los padres o responsables mantengan un contacto regular y directo entre sí durante la interrupción de las rutinas escolares típicas. Es probable que esta consistencia de contacto sea necesaria para facilitar la efectividad continua de los materiales de apoyo a la comunicación para que los estudiantes puedan obtener el máximo beneficio de la instrucción.
Así mismo, mantener las relaciones entre los niños con sus profesores y compañeros de clase, ya que este proceso tiene un impacto en el aprendizaje. Para el mantenimiento de los contactos sociales con los compañeros del colegio se sugiere tener al menos un contacto semanal con uno de los compañeros de clase. La modalidad de este contacto debe depender de las preferencias del niño, podría ser un video en línea para aquellos que lo prefieran. En el caso de los niños que no prefieren utilizar el vídeo para los contactos en línea, se les puede animar a que escriban una carta a uno de sus compañeros de escuela o que lo llamen por teléfono. Tanto para los niños como para los padres, se recomienda encarecidamente que se mantengan en contacto con un maestro especial en línea o por teléfono.
Claro está, todo esto puede lograrse exitosamente con el apoyo de políticas educativas desde el Ministerio del Poder Popular para la Educación (MPPE), que permita fortalecer aún más el sistema educativo y así generar nuevos ambientes de aprendizaje, mediante la facilitación de estructuras y herramientas que se identifican con el proceso educativo a distancia.
Con base a todo lo expresado anteriormente, el presente ensayo puede servir como plataforma para informar a los responsables políticos, líderes educativos, docentes y el personal profesional dentro y fuera de las instituciones educativas sobre los factores que influyen en la inclusión de los estudiantes con discapacidades en época de crisis, especialmente una pandemia. Es decir, que sirva para comunicar las implicaciones prácticas con respecto a las posibilidades de desarrollar varios niveles de sistemas educativos que logren el objetivo universal del aprendizaje a distancia -aprendizaje accesible para todos, en todas partes y en cualquier momento- la enseñanza debe adaptarse a las necesidades de todos los grupos involucrados.
Recomendaciones multimodales en el hogar para niños y jóvenes con TEA
Considerando el contexto de la emergencia sanitaria, es importante crear nuevas rutinas en el hogar para que los niños y jóvenes con estas condiciones puedan hacer uso de marcos claros y organizados, respaldados por material visual, para mitigar los efectos de la incertidumbre derivados de la cuarentena. También es fundamental que comprendan la actualidad a partir de explicaciones sencillas y específicas. Los padres deben comunicarse de la manera más tranquila posible para que las personas con TEA puedan experimentar más tranquilidad. Participar en actividades educativas y creativas es una herramienta de estimulación eficaz. Estas intervenciones mejoran cuando los padres y el docente trabajan juntos para monitorear, guiar y dar apoyo a los familiares que presentan TEA a través de consultas remotas y material en línea.
En este sentido, el Doctor en Psicología Antonio Narzisi, del Departamento de Psiquiatría y Psicofarmacología Infantil de la Fundación Stella Maris de la Universidad de Pisa (Italia), publicó una serie de consejos para ayudar a los padres y/o responsables de niños con Trastornos del Espectro Autista (TEA) durante el período de cuarentena (Palacio et. al., 2020; p 282), entre las cuales destacan: explicaciones simples y especificas apoyadas con mapas conceptuales, utilización de espacios diferentes en el hogar para las actividades, uso de pizarrones para las anotaciones programadas, juegos individuales o en familia que vaya más allá del mero entretenimiento, alternativas educativas basadas en videojuegos o juegos on line, elección de actividades que prefiera el niño con las que se sienta a gusto, y muy especialmente, establecer contacto con compañeros de clase y maestros, esta modalidad de comunicación dependerá de las preferencias del joven (cartas, llamadas telefónicas o video llamada).
Reflexiones finales
Con el cambio al aprendizaje a distancia, el aislamiento social y el aumento de las responsabilidades de los padres, ha surgido una nueva era que requiere la reevaluación de muchos problemas, incluida la capacidad de respuesta de los sistemas a las necesidades individuales. Por lo tanto, las inversiones en el aprendizaje a distancia y on line con el apoyo familiar, además de los efectos inmediatos para afrontar y superar las circunstancias causadas por la pandemia, deberían allanar el camino para el desarrollo de sistemas educativos más inclusivos y flexibles en el futuro.
Para una respuesta más inclusiva durante este período, se sugiere la coordinación entre los diferentes actores involucrados en el sistema educativo, enfatizando la importancia de consultar y comprometerse con los docentes, núcleo familiar, organizaciones e individuos con discapacidades. De hecho, este es un momento para repensar si esta enseñanza y aprendizaje de manera remota puede ser verdaderamente inclusiva para los niños con discapacidades en general, especialmente los niños con autismo en particular.
Cuando se puedan reanudar las actividades escolares, las intervenciones propuestas deben tener como objetivo eliminar las barreras de acceso para estudiantes y maestros y mejorar la calidad de los servicios educativos, y así asegurar que los educandos desarrollen las habilidades y capacidades necesarias para su desarrollo individual e incorporación al aparato productivo. Para lograrlo, las acciones de corto plazo buscarían paliar la emergencia derivada de la falta de alimentos y materiales básicos de aprendizaje en los municipios priorizados e incluirían la distribución de kits escolares que garantizarían el acceso a la escuela y las condiciones mínimas para el aprendizaje. En cuanto a la calidad, las acciones se enfocarían en implementar un programa de lectura, escritura, matemática, programas de recuperación y reintegración en el sistema educativo para estudiantes fuera del sistema o con rezagos educativos importantes, y recolectar datos relevantes para la toma de decisiones.
En general, los estudios sobre el aprendizaje a distancia y on line y la inclusión son limitados en el contexto venezolano. Por lo tanto, es vital identificar los factores que pueden obstaculizar o fomentar adaptaciones de aprendizaje a distancia para los estudiantes con Trastornos del Espectro Autista (TEA). Por lo tanto, aunque los efectos inmediatos del COVID-19 pueden cambiar con el tiempo, todo lo expresado en el presente ensayo puede servir como base para informar a las instituciones y autoridades educativas sobre los efectos de la educación a distancia en la vida diaria y el bienestar de los niños con Trastornos del Espectro Autista (TEA). Estos factores no solo influyen en su bienestar, sino que también dificultan su participación activa y plena en el sistema educativo. Por lo tanto, habría que explorar las necesidades y oportunidades disponibles para futuros desarrollos a corto y largo plazo para la educación inclusiva en Venezuela.
Finalmente, la pandemia del COVID-19 ha arrojado luz sobre lo mucho que falta avanzar en Venezuela para garantizar los derechos de las personas con Trastornos del Espectro Autista (TEA) e implementar una educación a distancia de calidad. Para ello, se requiere retomar urgentemente acciones que se interrumpieron en el contexto de la crisis, para evitar retrocesos y emprender iniciativas nuevas en las fases de reactivación y recuperación para profundizar y acelerar la inclusión de esta población evitando que sea dejada atrás. De manera fundamental, la crisis abre la posibilidad de repensar formas de articulación e integración entre las políticas públicas y activos sociales y comunitarios que son imprescindibles para el desarrollo inclusivo. Y con esto, generar respuestas de apoyo a la comunidad académica que tanto carece de las capacidades, recursos y medios para llevar con éxito la educación a distancia.
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