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Tropezar
Plumilla Educativa, vol.. 21, núm. 1, 2018
Universidad de Manizales

Editorial

Plumilla Educativa
Universidad de Manizales, Colombia
ISSN: 1657-4672
ISSN-e: 2619-1733
Periodicidad: Semestral
vol. 21, núm. 1, 2018


Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivar 4.0 Internacional.

Cómo citar: González G, M. A. (2018). Tropezar. Revista Plumilla Educativa, 21(1), 11-12. ISSN impreso: 1657-4672; ISSN electrónico: 2619-1733.

Tropezar

También, el pecado puede ser un camino para la santidad, el pecado y el vicio. Herman Hesse en el Lobo Estepario.

En alguna época, el pecar, el ser viciosos, lujuriosos en la juventud, podía ser premiado con alguna santidad en la vejez, justo, en ese instante, cuando se arrepintiese de sus actos pasionales, cuando jurase amor y lealtad, más que a un dios, a una religión, es decir, cuando dejará de ser un sujeto pasional y pasase a ser un sujeto racional. Por extraño que suene y sueñe, tiene un valor, un sentido, casi de eternidad, es el saber que el otro puede tropezar y resarcirse.

Tropezar, equivocarse no parece ser una virtud de este tercer milenio, no emerge viable que nos abroguemos el derecho a tropezar los seres humanos. No sabemos donde poner nuestras equivocaciones, no hay lugar donde se puedan dejar visibles porque ello pone en riesgo muchas dimensiones, no sólo de una persona, sino de una institución misma. Nuestras hojas de vida son una edición extrema de nosotros, allí no aparecen nuestros confusos estados de ánimo, nuestros errores, todos, pero todos, se ocultan.

La lucha por romper los errores los tenemos en las máquinas, nos hacen, cada vez, más exactos, más prósperos, pero no está claro si más felices. En algún lugar de nuestra existencia pusimos el acento en las perfecciones, en algún lugar de nuestras vidas nos hacemos locos por la perfección, en algún lugar de nuestras culturas la perfección es la norma.

¿Qué será del tropezón en el siglo XXV? El amor, el futuro, las relaciones de pareja, los vestuarios, los libros por leer, los dispositivos por adquirir dejarán de ser aleatorios para convertirse en una secuencia sin errores, se escogerá pareja pro medio de algoritmos en tabletas, celulares, ordenadores u otros dispositivos integrados en el cuerpo. Si lo anterior es posible a ser cierto, las sorpresas serán menores y la vida un sólo acto de programar, de ajustar los algoritmos para que se cumpla; una escritura superior de futuro en manos de las inteligencias artificiales, algo que en religiones se ha ido olvidando, el destino manifiesto, el destino escrito y al estar escrito no podremos modificarlo.

Alabar el error, desear un tropezón se convertirá en una virtud de personas distintas, de rebeldes, porque lo demás es una lucha para sociedades sin errores, sociedades programadas para no equivocarse ¿Y qué pasará con el sentido de existir? ¿Otro algoritmo lo podrá resolver? Ya las distopías nos advierten sobre el peligro de buscar las perfecciones, del huirle a las equivocaciones.

Hoy, siglo XXI, la poca paciencia que tenemos frente al error es la manifestación de aquello que nos devendrá. Será entonces necesario hacer libros sobre Elogios al error; La fiesta de equivocarnos; La dignidad de tropezarnos; La necesidad del error.

Nos corresponde a todos, aquí sin excepción, preguntarnos por esa humanidad digitalizada y controlada desde otras grandes matrices, desde enormes Big Data que nos conducen por las lógicas de los poderes, por las lógicas de los lenguajes de los poderes, controlar nuestros deseos para decidir cuando nos venden un objeto que promocionan para hacernos creer que es nuestro deseo; no les bastará con controlar el presente, sino inventarle al futuro lo que esos lenguajes de los grandes poderes desean y requieren.

Por suerte, aún podemos dar tropezones y hasta reírnos de ellos, aún podemos decir que nos equivocamos y que deseamos remendar esos errores, por albur, eso es el lenguaje, flujo de palabras y oraciones que suelen tener sentido cuando fusionan la perfección y el error.

En el presente número nos movemos entre perfección y tropezones, entre ilusiones y razones en torno a unas nominaciones que a la educación le conmueve en todas sus aristas. Es posible, como lo nombra la pintura de la portada de este número que precisemos ya no de personas sino de Molinos en busca de Quijotes, así estamos.

Agradecerle a nuestros autores, artistas por aportarnos sus búsquedas. Desde estos pensadores y pensadoras tendremos miradas a La Didáctica No Parametral; El principio de le Chatelier: revisión de algunos libros de texto universitarios; Factores del contexto que influyen en las dificultades de aprendizaje; Los libros de texto de matemáticas como objeto de investigación, el caso de la colección Bicentenario; Vivencias en conciliación escolar de estudiantes y docentes mediadoras en la ciudad de Pereira; ¿En qué consiste un docente con pensamiento crítico?

Les invitamos a disfrutar de este número que no le teme a los errores y los convoca para no sabernos una sociedad del control maquínico porque, también, el error es el camino a recuperarnos, a nominarnos en lo perfectible sin caer en aquello que ya tendremos la respuesta a todo.

Miguel Alberto González González

Director de la Revista

Información adicional

Cómo citar: González G, M. A. (2018). Tropezar. Revista Plumilla Educativa, 21(1), 11-12. ISSN impreso: 1657-4672; ISSN electrónico: 2619-1733.



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