Artículos
Recepción: 24 Abril 2021
Aprobación: 28 Mayo 2021
Resumen: El presente artículo analiza los principales postulados que sobre la metafísica en Latinoamérica realiza Germán Marquínez Argote, filósofo que presenta un enfoque liberal para asumir la concepción del ser en nuestro contexto, muestra la importancia de valorar esta nueva visión de la metafísica entendida como un referente para comprender la evolución filosófica frente a diversas críticas que han surgido acerca de la realidad latinoamericana y de la dimensión de la persona en el mundo. Si no se aprecia estos conocimientos generadores de una nueva ontología entendida como la expresión del contexto cultural y como representación simbólica de las tradiciones metafísicas, el conocimiento entraría en crisis. Se adopta una actitud imparcial para alcanzar una conclusión apropiada al interés del lector con miras a mostrar el deseo de emprender un reto metafísico. Se realiza una síntesis histórica del estudio de la metafísica para comprender los diferentes paradigmas del pensamiento de Marquínez Argote y su influencia en el ámbito educativo. La unidad social, cultural y humana son aspectos fundamentales en la constitución de una nueva ontología entendida como una doctrina organizativa del discurso en la circunstancia latinoamericana que remite a la valoración de lo nuestro. un reto metafísico. Se realiza una síntesis histórica del estudio de la metafísica para comprender los diferentes paradigmas del pensamiento de Marquínez Argote y su influencia en el ámbito educativo. La unidad social, cultural y humana son aspectos fundamentales en la constitución de una nueva ontología entendida como una doctrina organizativa del discurso en la circunstancia latinoamericana que remite a la valoración de lo nuestro. Palabras claves Metafísica, Latinoamérica, Ser, Hombre, Ontología
Palabras clave: Metafísica, Latinoamérica, Ser, Hombre, Ontología.
Abstract: This article analyzes the main postulates about metaphysics in Latin America carried out by Germán Marquínez Argote, a philosopher who presents a liberal approach to assume the conception of being in our context, shows the importance of assessing this new vision of metaphysics understood as a reference for to understand the philosophical evolution in front of diverse critics that have arisen about the Latin American reality and the dimension of the person in the world. If one does not appreciate this generative knowledge of a new ontology understood as the expression of the cultural context and as a symbolic representation of the metaphysical traditions, knowledge would fall into crisis. An impartiality will be adopted reaching a conclusion appropriate to the interest of the readers to show the inventiveness and the desire to undertake a metaphysical challenge. There is a historical synthesis of the study of metaphysics to understand the different paradigms of Marquínez Argote's thinking and its influence in the world of education. The social, cultural and human unity are fundamental aspects in the constitution of a new ontology understood as an organizational doctrine of discourse in the Latin American circumstance, which allows the assessment of what is ours.
Keywords: Metaphysics, Latin America, To be, Man, Ontology.
Introducción
El presente artículo analiza los planteamientos de la metafísica realizados en Latinoamérica por Germán Marquínez Argote, reconociendo las distintas propiedades de su teoría en la transformación de la realidad; recopilando ideas que sustenta su tratamiento desde una perspectiva humana y cultural; partiendo de conocimientos centrados en teorías y temas fundamentales a reflexionar los horizontes del ser, para mostrar la influencia de estos saberes en el tratamiento teórico de ideales futuros y la importancia de reconocer estos pensamientos centrados en el hombre, su realidad, su entorno, entre otras categorías, intervenidas en ella; considerando el desarrollo de una marcada corriente liberal que rompe la visión ontológica de la humanidad y construya un conocimiento único y contemporáneo a los otros pensamientos desarrollados en distintas épocas.
La finalidad de este artículo es comprender la importancia del hombre como un ser dentro de la realidad metafísica, iniciando una nueva visión ontológica de conocimientos socioculturales enlazados con la humanidad, las esencias culturales y la participación de los principios de incorporación a los estudios filosóficos, dando paso a una visión dirigida a la filosofía de la liberación latinoamericana.
El contexto histórico de la metafísica tuvo sus complicidades en el desarrollo y fundamento de sus teorías, centrándose en temas reguladas a las capacidades del hombre, la interiorización de una sociedad, el ideal y existencia de Dios, entre otros contextos, separando la realidad visible del hombre y el sentido propio de su realidad; ante esta problemática, Latinoamérica abre paso a un campo de conocimientos aptos para la comprensión de una teoría, generando cambios en el estudio del hombre y su exterior, reconociendo la subjetividad de las teorías modernas, como el estudio del Dasein en Martin Heidegger (1889-1976), ejerciendo análisis en la metafísica y acentuándose a preceptos liberadores y humanistas del pensamiento del siglo XX.
La metafísica latinoamericana como toda una corriente basada en componentes ontológicos, responde a un cuestionamiento sobre los saberes del ser, donde el hombre es parte de esa categoría de seres que pertenecen a una realidad viva y se presenta como núcleo del desarrollo versátil del mundo y su comunión con la sociedad que lo interviene, sin negar la opción libre de ellos en su evolución misma.
El aporte que proporciona el artículo se engloba en la constitución metafísica de los seres humanos, no como una serie implicada en los preceptos de la modernidad, sino como la contribución de una teoría centrada en la libre expresión del ser ahí, en la realidad cognoscible, apto a crearse y volverse unívoco en su máxima definición.
Este tema construye una visión reflexiva de la realidad humana, para comprender el significado de la metafísica en el contexto latinoamericano, para evidenciar el alcance de una visión del ser, formando al hombre como descubridor de su propia realidad y su constante evolución; una forma acertada de instaurar una teoría ontológica, que demuestre la continuidad de la vida humana y no como una simple interpretación desmotivada a nuestros conocimientos venideros.
A través del método hermenéutico y un proceso de análisis cualitativo, se valoriza las distintas opiniones de los diferentes autores para la recolección de datos y su nivel de correspondencia con Marquínez Argote (1981) , cuya función es construir un análisis proporcional de los saberes diferidos en el transcurso de este trabajo.
Este artículo se encuentra estructurado en cuatro partes: En la primera parte se analiza los caracteres que inciden en la metafísica de Marquínez Argote. En la segunda parte se aborda las bases categoriales que orienta la metafísica latinoamericana en el autor investigado. En la tercera parte se expone las influencias recibidas por Marquínez Argote en el desarrollo de su metafísica latinoamericana. Finalmente, en la cuarta parte se explica las contribuciones de la metafísica latinoamericana en los procesos educativos del Ecuador. A continuación, se desarrolla lo manifestado.
1.- Caracteres de la metafísica en Germán Marquínez Argote
La metafísica de origen latinoamericano contiene elementos esenciales, basado en la tesis de los horizontes históricos de la metafísica occidental. Desde su aparición en Grecia, la filosofía ha sido articulada al interior de cuatro marcos diferentes de compresión de la realidad: el horizonte de la physis, el horizonte de la creación, el horizonte de la subjetividad y el horizonte posmoderno.
La noción de horizonte es asociada con las concepciones de paradigma por Thomas Kuhn (2003) y de episteme por Michel Foucault (2005) , alternando condiciones a priori del saber teórico compartidas por una comunidad filosófica en una época determinada, donde los horizontes no guardan relación de continuidad simultánea, sino, refleja el progreso de cada horizonte, suponiendo una crisis o revolución epistemológica (Castro-Gómez, 2005, págs. 08-12) .
Así como la ética y la política encuentran su fundamentación en un horizonte similar; hay hombres libres y otros esclavos, por naturaleza, subsistiendo por acciones que lo aproximan o se apartan del orden natural de las cosas. El horizonte de crecimiento prevalecido en el mundo greco-latino, ante la crisis de la religión católica en el imperio romano, los pensadores cristianos despliegan un enfoque nuevo del mundo como ente establecido y haciendo de la metafísica una concreta teoría de la creación humana.
Según Marquínez Argote (1981) los pensadores cristianos reconocen cómo todas las cosas son evitadas y restituidas a Dios, donde la pregunta por el ser no se plantea de la misma manera que lo concibieron los griegos. A partir de la metafísica, Dios se vuelve como Ser mismo (est Iptum Esse) y las cosas comprende al ser por participación (habent esse).
Todas las cosas son valoradas por su horizonte humano, a partir de su constante participación en la plenitud divina. De ahí, el sentido vertical y fuertemente jerárquico de la vida, típicamente medieval, consolidado al régimen feudal de servidumbre, dando así nuevas ideas preliminares de la metafísica, para comprender su dirección e influjo en la teoría y construcción de la realidad.
1.1.- Cuestiones preliminares sobre la metafísica
La filosofía latinoamericana se caracteriza por su valor ético, su producto social y su análisis de realidad, desde diversas posturas filosóficas contemporáneas; una de ellas es el nombre más reciente de Ontología, la ciencia, el tratado del ente, la idea del ser; cuyo objetivo tiene carácter de universalidad, frente a las demás ciencias, que estudian aspectos particulares de las cosas en sí.
Para Marquínez Argote (1977) la idea preliminar de metafísica dice lo siguiente:
La metafísica se convierte en una investigación de las sustancias que debe culminar en una investigación sobre Dios como Causa Primera del ser; los modernos resolverán el viejo problema de la dualidad distinguiendo una metafísica general que trata de los primeros principios del conocimiento humano y otra metafísica especial que trata del mundo, del alma y de Dios, donde la metafísica, en todos los tiempos, se ha preguntado por el ser en general y por los primeros principios y causas del ser (págs. 02-05) .
En palabras de Marquínez Argote (1981) “el quehacer metafísico ha sido siempre una búsqueda de las últimas y efectivas raíces de las cosas” (pág. 03) . Cabe reiterar el estudio de Aristóteles en el análisis de la Filosofía primera, radicada a las otras partes de la Filosofía segunda, donde el vocablo ser tiene muchos significados, pero, todas estas connotaciones se refieren a una sola cosa. Por ello, la cosmología, la psicología y la teología natural serían ciencias relacionadas a la metafísica general u ontología.
El núcleo relativo de elementos antiguos y contemporáneos del ser son fundamentos para comprender la metafísica, existiendo una pregunta constante acerca del ser, que construye directrices sobre la sustancia. Esta ciencia se encarga de estudiar al ente y sus propiedades que lo vuelven como tal, donde el carácter dual recayó en el pensamiento de Aristóteles (1997) , en los inicios del análisis de la realidad y las incidencias humanas en reconocimiento.
La respuesta a la pregunta del ser ha ido cambiando, de acuerdo con los distintos horizontes históricos y visiones metafísicos de los distintos momentos, en la época medieval, moderna y contemporánea, que se dan a través de los tiempos; en este sentido, el rencuentro de las principales influencias de la búsqueda del ser en general se pondrá en manifiesto en un fragmento de la historia.
1.2.- Reseña histórica de la metafísica contemporánea
De acuerdo con Marquínez Argote (1977) “la metafísica moderna entra en conflicto con la muerte de Hegel en 1831, destacando el rechazo de los filósofos post-hegelianos en el largo y profundo sueño de hacer filosofía, pese a los escasos presupuestos de la episteme moderna” (pág. 56) . Desde allí, se acoge una actitud especulativa, revelando los argumentos de realidad en el sistema; el universo conceptual de la sabiduría filosófica de Marx, Kierkegaard, Nietzsche, Comte, Heidegger y Sartre son pensadores pertenecientes al período de crisis del horizonte de la subjetividad.
A partir de las primeras pautas de la Filosofía primera, propuestas por Aristóteles (2003) , la noción de metafísica se adjunta al pensamiento de Andrónico de Rodas (2012) , paráfrasis que resalta la importancia y las claves de las ciencias, para conocer las categorías humanas y sociales, cuyo concepto de libertad e interacción real se refleja desde los argumentos vertidos por Heidegger (2006) sobre el pensamiento occidental, como labor metafísico, hasta el análisis de otras disciplinas del mundo contemporáneo, para criticar la fuerte visión de la ontología.
Marquínez Argote (2006) expresa su contexto histórico de la metafísica en el siguiente argumento:
A mediados del siglo XX surge un nuevo horizonte metafísico, inaugurado por dos pensadores de la "periferia" europea: Levinas y Zubiri, un horizonte posmoderno, que rompe con el imperialismo de las ideas y entiende la filosofía como metafísica de la realidad; Levinas se opone a la primacía del ser sobre el ente y a la totalidad del Otro por el Mismo y; en Zubiri, plantea el primado de la realidad sobre las ideas (pág. 32) .
En esta breve visión histórica, el concepto de metafísica hace alusión a un sistema de organización filosófica vista desde distintas dimensiones de la realidad; un pensamiento repetitivo a los ojos del intelecto humano, evidenciando los rasgos ontológicos de los entes y su profunda vinculación con los fundamentos cognitivos del ser humano, para restablecer el orden relacional en los distintos elementos de la realidad como tiempo, espacio, ser, ente, otro, sí mismo, entre otros factores.
Según Cabria (1997) existe una relación con el pensamiento de Zubiri y Levinas, para potenciar el contexto histórico, desde un pensamiento de la liberación, influyendo en la perspectiva de Marquínez Argote (2005) y su horizonte posmoderno, rompiendo la sujeción de ideas para entender la filosofía en metafísica de la realidad. El pensamiento latinoamericano se modifica a la exteriorización de los campos de la existencia, cimentando los paradigmas del horizonte de la physis y fundamentando el paradigma epistemológico que conserva un pensamiento ontológico de los modelos posmodernos de la realidad.
Ante esta mirada histórica en su mayoría contemporánea, el análisis crítico del pensamiento metafísico latinoamericano debe percibir el sentido del ser en el mundo, a partir de cómo se debe concebir la realidad del ser, los fundamentos de reconocer su prioridad y cuáles son las diferentes formas de lograr esa respuesta incondicional, para comprender las bases del pensamiento de Marquínez Argote (1977) .
1.3.- El ser como una realidad viva o un simple conocimiento
En comunión con el pensamiento occidental, Germán Marquínez Argote (2006) mejora el discurso filosófico en la siguiente explicación:
Sitúa la identidad del ser en América Latina, capaz de superar la moderna interpretación ideológica del pensamiento ontológico de la realidad, cuya proposición está arraigada a una cosmovisión imperial; sosteniendo la teoría del nacimiento del horizonte posmoderno de la metafísica, ciertamente, en la periferia europea, radicalizado en Latinoamérica, una región sometida tradicionalmente a las embestidas imperialistas de la modernidad (Viñeda, 2012, pág. 45) .
A partir de esta primera perspectiva del estudio de la realidad, América Latina es el espacio que parte del pensamiento crítico sobre lo propio y lo ajeno, para entender las diferencias del pensamiento de occidente. En la década de los 60, el enfoque filosófico latinoamericano toma conciencia de la forma aislada de asimilar las cualidades primarias de las teorías occidentales como esquemas de realidades a la vista del pensamiento humano, sin una cosmovisión producida de su identidad.
Ante este panorama adherido al fundamento del saber, la filosofía latinoamericana se articula como un “pensamiento de la habitud", un conocimiento que busca potenciar y estar a cargo de su realidad percibida. Marquínez Argote (1981) cree ver realizado este proyecto posmoderno en filósofos como Salazar Bondy, Leopoldo Zea, Enrique Dussel, Juan Carlos Scanonne, Ignacio Ellacuría y Rodolfo Kusch observando el enfoque del estar adherido al ser. Una tradición filosófica latinoamericana perfilada a la libertad y la experiencia de los seres en su contexto.
En opinión de Marquínez Argote (1977) , el ser latinoamericano buscaba consignar la realidad de su exteriorización, carente de subordinación a los entes, una base del pensamiento concreto sobre la metafísica, en su extensa influencia liberal; dando paso a las principales categorías que orientaron el pensamiento del autor, cuyo formato de realidad, converge una idea de convertir el horizonte humano, a continuación.
2.- Bases categoriales que orientan la metafísica latinoamericana conforme a Marquínez Argote
Marquínez Argote (1977) citando a Ortega y Gasset dice “Yo soy yo y mi circunstancia, si no la salvo a ella, no me salvo yo; en cierto modo, las cosas son parte de mi yo, porque ellas hacen al yo y él las necesita en la interrelación mutua de la vida” (págs. 34-35) . El ser vive entre cosas, formando la circunstancia humana; no son extrañas porque nadie sería nada sin ellas, donde un yo indiferente y sin posibilidades de vida conforman una estructura tan estrecha en la vida.
La vida humana acude a un diálogo continuo con las cosas y los demás, por igual; su interacción con el yo y la cosa forjan la identidad social, fomentando un entorno metafísico. A través de este diálogo del yo y las cosas, nace el entorno, como el conjunto de cosas que rodean a la persona y se perciba con los sentidos de manera visual, auditiva, olfativa, táctil, entre otras.
La percepción de un entorno construye una relación humana certera tal como lo expresa Morales (2002) :
El entorno llega hasta donde los sentidos pueden alcanzar a distinguir, siendo la actividad perceptiva, donde los objetos inanimados como una silla, una mesa o una piedra, por ejemplo, no tienen entorno interactivo porque no tienen sentidos, que permitan abrirse a las cosas pero posee un sentido relativo al diálogo, alcanzando su plena consecución metafísica de la realidad, en manos del pensamiento humano (págs. 22-23) .
A medida que la metafísica implica un ejercicio de condición y adaptación a los entornos, se amplifica la visión de Marquínez Argote (1981) permitiendo adentrarse a su propuesta metafísica y acepta los conocimientos liberadores de su trabajo, en vista de la realidad externa y al estar influenciado por la doctrina de Xavier Zubiri (1998) que restablece el carácter conciliador del saber humano.
2.1.- Significado de la estructuración del entorno, medio, mundo
Marquínez Argote (2006) comienza a plantear una nueva visión para conocer los niveles de la meta-física en Latinoamérica, estructurando las principales características del entorno, medio y mundo, como coordinación e instrucción de la percepción humana hacia la realidad, que estimula la intuición y razón del hombre y no se adhiere a elementos del instinto animal, alejado de los rasgos de totalidad del ser y la búsqueda de la respuesta concreta en la interacción con lo externo. De acuerdo a lo propuesto por Marquínez Argote (1977) la realidad humana está adherida a los siguientes componentes de la realidad:
Entorno. - Conjunto de cosas que rodean a la persona y de alguna manera pueden ser alcanzadas por los sentidos.
Medio. - Subconjunto de cosas, que sirven para unos determinados objetivos o fines, sólo entonces, las cosas que rodean al ser humano adquieren carácter medial.
Mundo.- como aquel entorno, que no podría ser representado por tres círculos concéntricos que señalen tres áreas sucesivas, como si mundo fuera lo que queda más allá del entorno, en modo de complemento; frente a esta premisa conceptual del mundo, el hombre es un animal de mundo (págs. 54-56) .
El entorno es el punto de constitución de la realidad que comprende la captación de los sentidos hacia las cosas; a partir de ella, el medio determina los propósitos de las cosas en modos de vida, sin él, la realidad perdería esencia; y, el mundo es la órbita de la realidad metafísica del conocimiento humano, frente a sus distintas formas de asemejar el entorno con el hombre, expandiéndose en el conocimiento de la realidad, para mantener un fundamento crítico de la identidad del ser latinoamericano y sus conjuntos de culturas
Según Marquínez Argote (2006) estas tres unidades de la realidad entran en análisis y comprensión en el siguiente argumento:
El mundo y sus distintos modelos biográficos de una realidad personal y cultural, extienden la importancia en continentes relacionados como Europa, Asia y África, de ser responsables de concebir el nombre de América, siendo muy distantes a un Nuevo Mundo, antes de caer en la conciencia del fenómeno de subdesarrollo y el surgimiento del proyecto liberador (págs. 14-16) .
El conocimiento de la realidad engloba elementos que conforman su existencia en un contexto determinado; el hombre conduce la reflexión de su vida y reconoce las cosas de su mundo, de manera perceptiva, para comprender otras visiones de realidad, sin caer en pensamientos erróneos y con veracidad; este argumento de carácter metafísico reflejaría el influjo de reconocer la identidad latinoamericana y crear un entorno cultural y social del ser, que evidencie la legitimidad del pensamiento latinoamericano.
Los elementos de la realidad responden a la asimilación y comprensión de los saberes propios del pensamiento humano, para concebir una relación directa entre situación y habitud, que se consolidan con componentes del entorno, medio y mundo, para comprender el alcance perceptivo de la realidad externa y su constante evolución.
2.2.– La Situación y la habitud como referentes
Es claro cómo cada individuo tiene su propio modo de estar en la realidad y cómo concibe su forma de vivir en el mundo en función de una situación; este estilo concreto de adaptación a sí-mismo fomenta la exteriorización de la realidad en la persona, donde su carácter metódico relacional con el mundo, de manera metafísica y existencial, construye la visión de identidad humana, para construir los valores humanos dentro de un mundo externo no solo con las personas o los objetos sino con los hechos.
Según Marquínez Argote (1977) “la Situación es una manera de estar en el mundo y busca interactuar con su ser real” (pág. 44) . El hombre está abierto a su contexto y se despliega en los sitios de su existencia humana, para interactuar con variadas realidades particulares, que se acuñan al modo de vivenciar y sentir su presencia, en las formas de actuar y pensar, a lo largo de la vida de las personas.
La situación es concebir el estar del ser en la realidad, de manera individual y social, donde el hombre se conecta a los hechos de su vida, para verse fijo a su contexto humano; desde allí, la acción y vivencia humana interactúa con los sucesos cotidianos en un entorno determinado, cuyas características justifican el modelo metafísico de captación y afirmación de los elementos humanos y su relación con los demás, reconociendo los niveles de similitud con las personas y sus estructuras de convivencia con los eventos suscitados.
Para González (2002) el pensamiento de Marquínez Argote se ve influenciado por el conocimiento del término Habitud, proporcionado por Zubiri en la siguiente cita:
La Habitud es definida como el modo que tiene un ser vivo, vegetal, animal u hombre, de habérselas con las cosas y consigo mismo; no tiene significación categorial, sino un sentido de dimensión vital y existencial, comprendiendo su conexión con las virtudes y sus operaciones humanas (pág. 67) .
El concepto de Habitud relaciona su interacción con el medio, un modo de adaptación hacia toda la realidad externa e interna; el ser humano adquiere sentido intelectivo hacia la verdad de todos los aspectos concebidos en la realidad, dando apertura al mundo y la metafísica real, que construya la acción del ser y conciba la verdad externa, estableciendo componentes representativos de una filosofía critica de la realidad y conciliar los recursos del entorno, manifestando una habitud inteligente.
En palabras de Cottonwood (1872) la habitud hace referencia al pensamiento metafísico de Boris Ellerman, donde reconoce el punto de partida social en la asimilación de sus distintas dimensiones relativas a un contexto determinado, estableciendo contacto experiencial en el hombre. La visión de realidad permite desarrollar una doctrina de representación social, cuya adaptación se asimila a una condición cultural, que reconoce sus incidencias en la historia.
El pensamiento liberal está estructurado en un proceso de habitud intelectivo, un elemento inseparable de los conocimientos humanos y el modo de relacionarse con las cosas, a partir de contextos culturales y sociales asociadas a una estructura de adaptación colectiva, para forjar relaciones concisas con todas sus partes y permita alcanzar una forma de ver la realidad, para constituir la realidad de un medio y acercarse a la experiencia de una acción o conocimiento humano concreto.
Al igual que estos elementos, el enlace de conexión humana demuestra la viabilidad de llegar a la realidad, un proceso de expansión con los contextos de los seres humanos y su forma de alcanzar la plenitud de la inserción a su conocimiento y su forma de construir un nexo con los entes externos, una forma de interactuar con los fundamentos de las ideas en comunión con los elementos del mundo y sus hechos, para incentivar el alcance de una vida auténtica.
2.3.- La necesaria conexión humana con la realidad
De acuerdo a lo expuesto por Marquínez Argote (1977) el significado de totalidad de las cosas es todo cuanto hay, haciendo que la realidad no sea algo determinado, sino, infiera en la interacción de las cosas con la vida del ser humano. El hombre desarrolla una actitud crítica de la realidad y las distintas formas de satisfacer sus necesidades, donde se adaptan con los entes y genera amplitud al pensamiento humano.
Las nociones de realidad equivalen a cómo el ser humano entiende las distintas dimensiones del mundo, rodeando el camino de las cosas y haciendo de la esfera metafísica una construcción de la verdad; los entes establecen sustancialidad con los hombres, para valorar el medio de adaptación humana, para percibir al entorno como un espacio de unidad, cuya relación se conecta a las propiedades externas de una realidad, un pueblo, una cultura, entre otras.
En el momento de reconocer la conexión de la realidad con la persona, la verdad trataría de tomar control en la veracidad perceptiva, pero todo puede variar en la siguiente explicación:
El carácter real de las cosas dirige la realidad hacia la verdad de lo real, donde el valor y el bien pueden validar los saberes del hombre hacia sus características con el mundo; el ser construye su realidad como concepto e idea y da cabida a la analogía de los entes, como suyos, desplazando al ser realista del hombre y la cosa, donde infringe carácter epistemológico y perceptivo en el reconocimiento de la realidad (Marquínez Argote, 1977, pág. 24) .
La verdad es aquella revelación en el reconocimiento de las cosas, que justifica la interpretación de la realidad y constituye un estudio de los cambios presentes de la realidad humana, cuyo eje histórico es el análisis del mundo que lo rodea en sus diferentes tipos. El hecho de ubicar dicha realidad en un espacio de asimilación con las cosas, lo suyo, busca conciliar las características comunes de estos elementos, que influyen en la vida del hombre, es decir, lo exterior se asimila con mayor veracidad y el plano metafísico del hombre se fomenta en la mirada de su reconocimiento.
Para Dussel, Mendieta & Bohórquez (1975) "la comprensión de la identidad de la cosa consigo mismo es el proceso para reconocer a la realidad, donde se destaca la objetividad del conocimiento humano” (pág. 88) . El hombre forma parte de un conjunto de percepciones de la realidad, compuesta por su unidad estructural interna y externa, que genera un orden en la intelección y su modo de ver el exterior, creando una relación directa entre los principales entes de captación humana y su ser.
Al reconocer estos factores de conciliación y relación humana, la valoración directa de buscar realidades concretas, en la práctica de un pensamiento filosófico liberal, posibilita a comprender la viabilidad de las cosas, la influencia del hombre y sus distintos contextos humanos; un análisis crítico que lleva a reflexionar la interacción entre otros y se reflejará la conciliación de una metafísica interactiva a la sociedad.
2.4.- Reconocer y alteridad como punto de partida
El proceso de relación humana con su mundo estudia las dimensiones de reconocimiento, para construir un pensamiento directriz de la adaptación humana, siendo una manera de comprender las cosas y los hechos, basados en lo siguiente:
El ser humano es una estructura de reconocimiento, que permite adoptar un carácter intelectual, desde su realidad concreta; comprende la influencia de un pensamiento externo, para ejercer una proceso de pensamiento, adherido a una metafísica de la Alteridad, para entender la realidad ontológica de los otros, donde se construya un pensamiento filosófico y metafísico critico de su convergencia individual y social (Dussel, Mendieta, & Bohorquez, 1975, págs. 83-85) .
El hecho de conciliar y reconocer al ser humano, en función de la habitud intelectiva de la Alteridad, demuestra la relación del hombre en los distintos paradigmas sociales, políticos, culturales, filosóficos, entre otros; propiciando un ejercicio de reflexión, donde el reconocimiento no sea una simple práctica de saberes, sino, un desarrollo preciso en el pensamiento de la persona, una labor articulada con un discurso coherente y una visión justificada de la identidad propia del ser.
Conforme a Marquínez Argote (1977) “el Reconocimiento interactúa con los elementos asimilados por el ser humano, donde la realidad propicia una respuesta derivada a la exteriorización del hombre” (págs. 47-48) . Las cosas que rodean al ser humano apoyan la visión introspectiva del mismo, para fomentar el desarrollo humano y su pensamiento, que genera rasgos de aprehensión entre la persona y su mundo, frente a la influyente proyección evolutiva de la realidad, ante la mirada de un ser adaptativo.
El mundo exterior de la persona se compone de una realidad perceptiva en su quehacer cotidiano, volviéndose un ser en y para el mundo, donde no solo reconoce características corporales y psíquicas de las cosas, sino, estructura la verdad de lo percibido; el reconocimiento estructura modos de alternar las ideas y los distintos contenidos sociales, dando importancia a su formación, acción y las necesidades periódicas, para adentrarse a su modo de ver la realidad interna y externa; un proceso de reconocer todo aquello que es y forma parte de esa realidad viva.
En palabras de Viñeda (2012) el precepto de Alteridad no especula una relación indirecta con el otro, sino, busca romper el paradigma del yo, presente en la siguiente cita:
La Alteridad verdadera es el Uno, el prójimo, a quien hay que amar como a uno mismo, no como pura y simple "otridad", para salir de sus renegados conceptos analíticos en el movimiento de liberación; este fundamento de la metafísica elimina las incoherencias de romper el paradigma del yo, viendo un equilibrio del ser mismo y el otro, acabando con el monismo ontológico (pág. 42) .
La Alteridad está conectada a la realidad personal, proporcionando características reales del pensamiento univoco del Ser entre el Uno y el Otro; estos elementos se orientan a un proceso hermenéutico, difundiendo insumos palpables a los sentidos del hombre, como una clara visión reformulativa de Michel Foucault (2005) , que trata las condiciones a priori del saber teórico construidas en los horizontes humanos del giro epistemológico hacia la virtud humana, propio de la identidad y los ideales humanos y sociales de cada persona.
A partir de estos elementos presentes en el autor, la realidad humana ha manifestado una inspiración filosófica en la creación del concepto de metafísica latinoamericana como un reconocimiento constante del mundo y su situación, manifestando el panorama de restructuración de un pensamiento liberador de la época contemporánea, cuya preferencia se debe a la separación de los saberes ontológicos, en comunidad con el pensamiento humano y su realidad.
3.- Influencias recibidas por Marquínez Argote
Algunos paradigmas ocultos de la metafísica latinoamericana han sido iniciados con postulados de autores latinos que han influenciado en el pensamiento de Marquínez Argote (2006) , reflexionando, reconociendo y corrigiendo el ejercicio de hacer metafísica en el contexto latinoamericano; el conocimiento del ser y sus dimensiones humanas, incentivando la iniciativa de una renovada fuente de saberes ontológicos, que genere una absoluta visión metafísica para una doctrina de la filosofía real.
Para contemplar la visión de metafísica latinoamericana, diversos pensadores inciden en el pensamiento del filósofo objeto de esta investigación y entienden el alcance e impacto de su teoría que aportará un nuevo paradigma liberador en la actividad de asimilación real, siendo el eje fundamental de toda la corriente de comprensión latinoamericana y una influencia secuencial hacia futuros pensadores. Los pensadores latinoamericanos se preocupan por el estudio de la metafísica con miras a la comprensión de la realidad en la que se encuentran situados, apoyándose en expansiones doctrinales de las ciencias humanas y en las experiencias propias de su yo y de los demás.
En palabras de Marquínez Argote (2006) “la perspectiva de estudiar la metafísica, se debe al gran desempeño dirigido por Heidegger y su transformación de la metafísica en una Ontología” (pág. 07) . A partir de esta afirmación, el pensamiento liberal de Elizabeth Contreras (1945-2008) resalta la importancia del estudio del ser en cuanto a ser y su dirección de totalidad con el mundo, como cualquier cosa dirigida hacia su estar o su ser ahí.
El desarrollo de una metafísica dirigida al ser posee un alcance de pensamiento influyente en su contexto histórico; la realidad que presta atención a un ser en particular toma parte de una versión dirigida del hombre hacia su estar en la realidad, donde reconoce su vida, percibe las cosas y ubica una nueva realidad situada en el ser, para mantener la naturaleza real e identitaria del entorno y desarrollo de captación del mundo.
De acuerdo con los postulados expuestos por Rodríguez (2008) “el pensamiento de Eduardo Déves, Francisco de Romero y Leopoldo Zea ejercieron una doctrina filosófica, centrada en buscar la respuesta a la problemática del hombre como un ser cultural e intelectual, decidido a buscar su permanencia en el mundo” (págs. 22-24) . La influencia de una metafísica humana conlleva a reconocer y situar los saberes humanos en la realidad.
Estos pensamientos centrados en el sentido de los seres humanos en su entorno vital conservan una intervención magistral en los ideales metafísicos de Marquínez Argote (1872) reconociendo el estudio del entorno, el medio y el mundo, creando un nuevo paradigma ontológico, para retener el sentido de la búsqueda del ser en su habitad natural, además, ejemplifica el enlace de la realidad, como paradigma del ser.
El pensamiento de Biagini (2005) reconoce los estudios de una doctrina meta-física en Eduardo Dussel, reflejando el sentido de vivir en libertad para los hombres, creando en el mundo, personas dirigidas por la esperanza de hacer un entorno ideal para todos los seres (pág. 59) . A partir de estos planteamientos, la vivencia del ser humano puede acercarse a un conocimiento constructivo de la realidad.
Dussel parte de una expansión cultural, que exhorta la identidad viva de los hombres, como símbolo de una fortaleza dominante de lo científico, que generó expectativas en Marquínez Argote (2002) de direccionar la libertad del hombre con lo suyo, partiendo de una reflexión cultural y realista de la vida, que contribuya la intervención de los sentidos para acoplarse a la propiedad humana, en función de los nuevos planos de la realidad y su construcción.
Según Vélez Rodríguez (2008) los filósofos latinos José Vasconcelos, Ernesto Mays Vallenilla y Francisco Miró Quesada prepararon una nueva dualidad en los pensamientos del ser y el diálogo filosófico de la realidad, para identificar la permanencia del hombre con el mundo, un pensamiento desatendido por la corriente ontológica. Esta propuesta se constata de los tipos de relaciones humanos y su transmisión filosófico-social, donde se evidencia la valoración de un estudio relativo a un nuevo paradigma epistemológico, a través de la experiencia humana.
Estos autores construyen una visión filosófica de la realidad, observando el punto de equilibrio en la regulación del pensamiento ontológico, siendo una doctrina orientada al ser, diferente al planteamiento realizado por Marquínez Argote (2012) . Sin embargo, el aporte de Vasconcelos hacia la raza y la unidad social, impulsó una corriente liberal de la metafísica, en comunión con las formas de aprehender la identidad humana.
Frente a las influyentes figuras del pensamiento del ser y la sociedad humana, Paredes (2009) reconoce el acercamiento del pensamiento de Levinas en el siguiente argumento referencial al conocimiento latinoamericano:
Ante la gran demanda de conocimientos en Latinoamérica, reconozco en la influencia de Emmanuel Levinas sobre su difícil crítica hacia la modernidad europea, además, toma en cuenta los estudios acerca del otro en el mundo, cómo este saber contribuyo al pensamiento abierto de Dussel, imaginando la nueva posibilidad de reiterar este planteamiento hacia cualquier investigación filosófica (pág. 66) .
Aceptar la profundización de un contexto europeo diversificado es reconocer la aprehensión de una realidad crítica y factible a su contexto histórico; partir en el estudio del mundo y sus formas de acercarse a él preserva una perspectiva de Alteridad, desde un eje sustancial de los entornos, para ubicarse en un plano metafísico de adaptabilidad y posibilidad de estructurar una identidad latinoamericana adecuada, que permita alcanzar la percepción de la vida en cada persona.
De acuerdo con lo argumentado por Castro Gómez (2005) , “el pensamiento liberal de Xavier Zubiri (1898-1983) reflejó la función de la razón humana y su conexión entre los hombres con su mundo, para acabar con la tradición escolástica de formar conceptismos ontológicos, que ocultan a la realidad” (págs. 32-33) . A partir del argumento presentado, esta razón humana aprehende y maneja distintas definiciones de la realidad, que proveen modos específicos de comprender y reconocer la vida, desde diversos puntos de vista.
Marquínez Argote reconoce el pensamiento de Zubiri (2006) como una forma de hacer metafísica real, derivada de una visión palpable de la realidad en sí misma, que se ajusta a niveles de saberes y sus distintos contextos al reconocimiento de la vida humana, para formar un carácter crítico y asociada a las cosas, donde se adapta el pensamiento del ser y su relación con el mundo y el otro, un proceso de afirmación y criticidad sobre los elementos que influyen la situación del hombre.
La identidad latinoamericana atiende a los ideales de una visión metafísica, que fortalece la percepción de la vida humana y su relación con lo propio de cada persona, un proceso de asimilación en las diferentes teorías de Marquínez Argote (1995) frente a una mejor adaptación de la realidad, solventando un modelo viable a su evolución como proceso de entendimiento al mundo y una perspectiva constructiva del pensamiento individual y cooperativo, fijando un alcance al pensamiento de la liberación.
3.1.- Visiones estructuradas de la metafísica en Latinoamérica
A partir de los postulados de Gonzáles (2002) la principal visión de Marquínez Argote observa una nueva esencia del ser reflejado como el fundamento de la realidad, volviéndose una teoría centrada en el hombre y su eje de vida real (pág. 45) . La escala metafísica corresponde un carácter de dualidad entre comprender el pensamiento de si-mismo y la Alteridad, componentes del alcance humano.
La escala ontológica presenta un cruce frente a la proposición del ser metafísico; esta visión se dispone a comprender las diversas características reales, influyendo a los seres humanos, acoplando un reconocimiento del exterior; esta propuesta desarrolla una visión filosófica socializada por el autor y asemejada en las raíces culturales y la virtud de libertad humana.
La visión de Marquínez Argote (1977) muestra la coordinación de pensamiento humano con teorías vinculadas al contenido literario del pensamiento. Desde el estudio realizado por Gonzáles (2002) se reconoce un enfoque de carácter cultural:
El planteamiento secuencial de la metafísica en Marquínez Argote puede observar la amplitud de su realidad cultural, en el estudio de la doctrina ontológica, para replantear los contenidos maravillosos y fantásticos modelados por el realismo mágico, distribuyendo a la identidad de la persona; no es homogénea, ni se vincula al pensamiento racional de la modernidad, sino, expresa las líneas de corte entre lo literario y lo humano (pág. 79) .
Un conocimiento anexado a fundamentos mágicos y fantásticos son herramientas necesarias para construir perspectivas culturales, que describan los diferentes contenidos de la metafísica latinoamericana; la estética de la realidad y sus cualidades de transformarla en productos artísticos refleja un modelo de construcción creativa de la identidad humana, apreciando la magnitud del pensamiento y el carácter literario del hombre, cuyo proceso es resultado de una inteligencia realista y fantástica, como lo fueron la teología y la filosofía de la liberación.
El hombre es aquel animal metafísico que descubre su realidad y desarrolla un paradigma de comprensión de contextos, vinculando al ser con su entorno natural y social (Dussel, Mendieta, & Bohorquez, 1975, pág. 154) . La variación y el reconocimiento de la realidad ajustan el fundamento de la situación humana, para conectar los contenidos del mundo a los sentidos de la persona, en función de su actividad diaria.
El hombre se encuentra rodeado por una realidad versátil cuyo balance estructura la libertad interna y amplifica el contenido palpable del ser y su entorno. No obstante, el planteamiento metafísico humano no solo es una proporciona teórica del pensamiento, sino, apoya los incentivos de su propio medio, logrando en el hombre, un ser racional, vivaz y conocedor de todo aquello que lo rodea, de una manera visionaria y curiosa.
Según Morales (2002) el deseo de encontrar un horizonte humano hace que Marquínez Argote reconozca la semejanza entre Zubiri y Kant, para concentrar la realidad del pensamiento liberal, en función de la realidad constructiva, desarrollando la siguiente cita:
Al igual que Kant, abordar un nuevo paso de la metafísica latina traza un límite a los conocimientos de realidad puede, desarrollados por Zubiri, estableciendo un orden a los paradigmas racionales y sensoriales, finalizando con el ingreso de una idea sobre la cosa o los entes y solventar estos conocimientos relativos, para adaptar la atmosfera humana, fuente de características entre conocimientos y saberes metafísicos contemporáneos (pág. 56) .
Esta visión presente en Marquínez Argote (1998) tiene un hilo conductor que marca el carácter de conocimiento metafísico, para comprender el planteamiento realizado por Kant (1724-1804), donde la acción de los sentidos en la experiencia transmite una idea racional centrada en los seres y su influencia en el mundo, volviéndolos constructores de una realidad fundante del reconocimiento humana, para considerar la dirección limitada de la realidad, cuyos mecanismos ontológicos, reserven la identidad humana, en sí, del latino.
La influencia del pensamiento de la liberación en los fundamentos de la realidad, donde se puede construir un sentido de humanidad, con propósito de comprender los distintos entornos y los medios de comprensión de su racionalidad. Para Marquínez Argote (1977) “la doctrina metafísica se vincula en descubrir la identidad propia del ser, definiéndola como una teoría alterativa de la realidad, que nos permita saber lo que hay y como se desempeñan los seres dentro del mundo” (pág. 07) .
El sentido de inclusión y unidad entre las formas de comprender la identidad del ser se asocian con las formas de interactuar con el conocimiento y la acción del hombre, para ubicar la relación entre el mundo y sus miembros, ejerciendo una metafísica constructiva de la realidad, un proceso de análisis humano, que desarrolla cualidades variadas de percibir los elementos del entorno y propiciar una relación espontánea entre las características de la persona con su contexto.
Vélez Rodríguez (2008) , partiendo de una visión de Marquínez Argote, afirma lo siguiente:
Esta perspectiva traída del Grupo de Colombia, está vinculado al objetivo de dar sentido a una Filosofía de la Liberación, que corresponde a darle sentido lingüístico a las propuestas universales de la metafísica como mediadora un pensamiento filosófico y epistemológico; estableciendo un tratado emancipador, liberando a la efectividad del ser y su nueva óptica interna de ver su realidad (págs. 14-16) .
La alteración de una filosofía libre convertida en una metafísica aún más estructurada de la realidad, pudiendo recibir una categoría valorada al horizonte humano y social, donde se atribuye el reconocimiento y el sentido de realidad en el ser, cuando se comprende la intencionalidad de la habitud humano, llevando un efectivo control del ser y cómo se expone estos hechos, en función del mundo que se atribuye a la perspectiva de la libertad y su connotación hermenéutica con las personas.
Ahora, estos aportes a la metafísica latinoamericana desempeñan un estudio acerca de la influencia de la realidad en el pensamiento humano, evocada al reconocimiento de su valía filosófica; sin embargo, partiendo de los ideales propuestos por Marquínez Argote (1981) , es importante conciliar las desventajas presentes en el pensamiento del autor, donde se podría destacar las principales unidades de comunión con el mundo.
3.2.– Principales controversias de la metafísica latinoamericana
El fundamento de un análisis metafísico de la realidad requiere un proceso de asimilación eficiente, que demuestre la valía de su contenido y comprende la dirección del mundo con el ser, para ello, se reconoce el siguiente argumento citado de Vattimo:
La metafísica se ve engendrada por un deseo tan humano, reviviendo las épocas de la esperanza de los esclavos para pertenecer a la clase alta, una doctrina como ésta no requiere de argumentaciones poéticas, no solo por dar sentido al estudio de estos postulados, sino, necesita del aporte científico-filosófico para probar su duración y credibilidad para forjar algo nuevo; si vivimos de estos discursos literarios, no estaríamos zaceándonos de esa sed de curiosidad, que invade nuestra razón (Nuñez, 2012, págs. 54-55) .
En el momento de enlazar las figuras de Xavier Zubiri y Marquínez Argote (1997) al pensamiento metafísico, se comprende el influjo de herramientas artísticas, para plantear la visión libre del ser hacia su realidad y potencia una perspectiva adecuada de ella; la forma de llevar la originalidad en sus temas, promovió un pensamiento metafísico cultural y humana, legitimando la objetividad en la percepción y significado de la vida humana, lejos de verse inmerso en una postura falaz del mundo y sus características.
La visión metafísica separada de su raíz ontológica se viene analizando, desde el contexto latinoamericano, para conocer la importancia de interactuar con la realidad y abandonando el modelo humano como objetos estáticos. El análisis desarrollado por Vélez Rodríguez (2008) reconoce a ciertos pensadores como Vasconcelos, Déves, Zubiri, Ferreira y Freire comprenden la visión del hombre como un ser dotado de realidad, dejando de lado sus valores culturales, para conciliar un paso hacia la realización de su vida y su crecimiento personal y social.
El pensamiento ontológico estima la influencia situacional de la realidad y sus formas de adaptación de los seres humanos, sin embargo, la filosofía contempló esta visión como un producto secuenciado del reconocimiento humano. La ruptura comienza con Marquínez Argote (2006) reemplazando el modelo de modernidad acerca del hombre y su vida como el punto de interacción con su entorno y las formas de llevar una reflexión de su realidad, su identidad y su ser.
Para Castro-Gómez (2005) definir metafísica en los países latinos carece de sentido porque “Se denomina Meta-física a la ciencia estructurada por redes de pensamientos subdesarrollados, que resaltan la filosofía de culturas antisociales y se anexan a preceptos fantásticos y mágicos de florecimiento social de carácter tenaz” (pág. 37) . Estos ideales construyen la mentalidad humana y se adhieren a estos argumentos, pero, se aíslan de la perspectiva de interiorización con el mundo.
El término Meta-física hace referencia a la búsqueda de la identidad humana, para entender las diversas variaciones y elementos de un contexto determinado; Marquínez Argote analizó las cuestiones de situación humana, para desarrollar la interacción con los hechos y sus características influenciables, que forman una doctrina de la Liberación, restableciendo los contenidos del hombre para comprender las diferentes formas de concebir del mundo, las realidades y cómo se llega a incentivar la identidad de los hombres, desde distintos contextos y percepciones.
El paso de la realidad humana a un puente directivo del ser abarca la visión de un reconocimiento figurativo de los valores y virtudes humanos. Para Biagini (2005) los temas de reconocimiento del ser y su realidad es una falta de interacción a los postulados directos de Kant, cuestionando el estudio de los sentidos, por medio del doble entendimiento, permitiendo interactuar con su cultura, su sociedad y su mundo, en general.
A continuación, se presenta la conexión de la propuesta de Marquínez Argote (2006) con los procesos educativos; se encuentran algunos aportes para el crecimiento humano y para el enriquecimiento del hombre, forjando un modelo pedagógico de la libertad y sus aspectos enlazados a su historia, fuera de la simple exégesis del pensamiento occidental.
4.- Contribuciones de la propuesta de Marquínez Argote para los procesos educativos
La metafísica latinoamericana ha contribuido para la comprensión de los procesos educativos ya que la realidad es uno de los elementos esenciales para desarrollar un proceso de interacción versátil cuya finalidad es aprehender los contenidos humanos conforme al contexto del sujeto, dándole importancia a su identidad, su estar ahí y a sus formas de relacionarse con los otros (Terán, 2008, pág. 125) . A partir de este argumento, la educación está vinculada a un proyecto de adaptación y comprensión de la realidad, promoviendo el análisis del buen ejercicio de inclusión humana. Ahora, ¿Cómo las concepciones de situación, entorno, medio, mundo, horizonte y otros términos utilizados frecuentemente por Marquínez Argote ayudan a entender la educación?
Los conceptos metafísicos planteados por Marquínez Argote permiten la comprensión de la educación en los diversos niveles y situaciones. De manera resumida, esto puede ser expresado del modo siguiente:
· La situación reconoce la acción y el desempeño de docentes y de estudiantes en la formación académica y el desarrollo humano.
· El medio propicia la ejecución del quehacer de los principales agentes de la educación, facilita el tratamiento del contenido pedagógico y la aprehensión de saberes en el educando.
· La habitud conecta el ser humano con los distintos contenidos del medio que propicia la experiencia en la enseñanza o el aprendizaje.
· El entorno reconoce la expansión de elementos educativos que son percibidos por docentes, estudiantes, autoridades escolares y por la comunidad en general.
· El mundo contempla el desarrollo del entorno que genera un conocimiento sobre las ciencias de la educación y sus dimensiones sociales e individuales.
· El reconocimiento desarrolla experiencias humanas en los procesos y en la evolución de la realidad educativa que aporta para la reflexión crítica sobre la pedagogía.
· La alteridad conciliará las relaciones con los diversos actores de la educación en el contexto.
· Los horizontes reflejan la constancia de construir criterios para entender la educación, de manera histórica, cultural, social e intelectual.
Es preciso recordar que, la educación es una de las dimensiones más determinantes en el ser humano mediante la cual el hombre puede alcanzar un reconocimiento verídico de su entorno y construye un pensamiento de las cosas percibidas. Jorge Luengo (1998) en su obra Zubiri y Kant citando a Marquínez Argote sostiene que:
La realidad educativa es un fundamento constructivo del hombre y su situación, donde la principal causa de discernir esta realidad, gira en torno a la predisposición e interés de las personas, es decir, un modo de contrastar el conocimiento conectado con los distintos contenidos de la realidad, para propiciar el alcance del medio social y el constante crecimiento intelectual (pág. 77) .
La educación debe promover un alcance verídico entre las principales fuentes de realidad humana y la vinculación situacional del hombre, que fortalezcan el modelo de convivencia institucional y se relacione con las diversas realidades estudiantiles; los diferentes proyectos de seguridad estudiantil resguardan la comunión de los miembros de las instituciones educativas y ponen en marcha una práctica de inclusión y sociabilidad, efectuando un compromiso de acompañamiento, llevando la educación a un nuevo nivel.
La realidad educativa referenciada en Orndorff (2004) debe comprender el estilo de alteridad, para conocer la visión real del otro, analizando sus formas de percibir la verdad de su entorno. A partir de este enunciado, la educación comprende su dirección a mantener el margen de inclusión no solo entre las personas del mismo mundo, sino, entre los diversos puntos de vista y conocimientos, que cada estudiante puede proporcionar en las experiencias de los demás, contribuyendo a un renovado curso del reconocer su medio.
Las instituciones del país han promovido un proceso de desarrollo social, donde se busca generar un ambiente educativo inclusivo entre los estudiantes y docentes, sin embargo, su vigencia e impacto en las comunidades educativa carece de iniciativa; cuando se adoptan posturas rígidas o excluyentes, la educación debe replantear no solo su interacción con los medios sociales, sino, sus relaciones internas entre los miembros, que conforman las distintas instituciones educativas, haciendo surgir el ejercicio de la alteridad.
Cuando se construye un ambiente de integración educativa, los principales actores educativos reflejan una identidad en las aulas, dentro y fuera, para promover el ejercicio de enseñanza y aprendizaje. Según Vélez Rodríguez (2008) los criterios de unidad de los roles de educador y educando “deben interactuar con ética, reconocimiento y adaptación de los mundos diversos, ocupando un espacio en la vida de cada miembro institucional” (pág. 124) .
La conexión humana con su papel en la educación es una de las variantes más relativas a la realidad educativa y social, donde los principales valores humanos interceden en la relación de los distintos entornos del docente y el estudiante, para promover la calidad de contenidos y formación humana, mejorando la conciliación del mundo exterior y sus competencias; una perspectiva educativa para mejorar la responsabilidad de la construcción de saberes, su desarrollo en leyes y fortalecimiento de metodologías pedagógicas, acopladas a los nuevos planes educativos del Ecuador.
La influencia de una perspectiva liberal de la educación amplifica los niveles de integración social entre sus miembros; en palabras de Gonzáles (2002) la educación, a escalas de la liberación cultural, “forja la simplicidad de su contenido hacia los estudiantes, donde el modelo educativo resguarda la importancia de su historia e identidad” (pág. 205) . La claridad del conocimiento humano comprende las dimensiones de realidad, para entender la visión de situación con las cosas y su incidencia en las distintas formas de interactuar con el entorno pedagógico.
A partir de informes en gestión educativa intercultural en el país, la educación podría ejercer una labor inclusiva, en función de su identidad, que fomente una formación humana más precisa, donde el sujeto humano se vuelve un actor crítico de su realidad, cuyo vínculo con sus características y otros seres, relacionados a su medio, incentiven a crear una pedagogía, dedicada al cultivo del pensamiento y la importancia de generar un producto rico en pensamiento e innovación educativa, en constante tratamiento de las instituciones educativas.
Según Salas (2005) el principal aporte educativo de las reformas a la ley en instrucción académica y convivencia social es contrastar las cuestiones de realidad con sus distintas manifestaciones interactivas en los contextos nacionales. El contenido académico acoge las perspectivas de actualidad hacia los seres, manejando un lenguaje apropiado y reconociendo los aspectos que influyen en las temáticas de consolidación y didáctica en el tratamiento pedagógico.
Desde los postulados propuestos por Aguilar (2019) la educación ecuatoriana pierde interés en construir políticas y metodologías modernas, donde se torna insegura de propiciar la verdad de la realidad humana, es decir, la esencia del contenido académico pierde sentido y actualidad en educadores y educandos, evidenciando la inconclusa variación de asignaturas prácticas y teóricas en la formación profesional del país; desde allí, la calidad de un proceso educativo se vuelve invariable, donde se propicia horizontes de sociabilidad insuficientes y caen en intransigencias pedagógicas, ante la regulación de saberes indeterminados en la vida cotidiana.
La educación latinoamericana se caracteriza por la identidad nacional de cada país, promoviendo el respeto y la visión de realidad pluricultural, que lleva al hombre a enriquecerse de tantas costumbres y virtudes de Alteridad (Terán, 2008, pág. 134) . La relación respetuosa entre sus pares fomenta la expansión de diversas realidades socio-culturales, donde la persona verifica los distintos mundos a su alrededor.
Ecuador es reconocido por su gran despliegue de naturaleza intercultural, donde su identidad nacional propicia una primera impresión de la realidad ecuatoriana, sin embargo, para Terrell (2011) la educación no despertó dicho sentimiento y perdió interés por conocer la realidad cultural e histórica del ser ecuatoriano en los estudiantes porque la carencia de ejercicio de interacción creó ambientes desinteresados de formación humana, generando impresiones indiferentes e irrespetuosas, ante el modo de ver la evolución del país y sus aportes.
Para Beuchot (2003) el ser humano reconoce la realidad de las cosas, pero, la experiencia juega un rol importante en su continua formación, expresado en el siguiente argumento
El desarrollo práctico de reconocimiento humano no solo debe variar en el ejercicio de aprender sobre la realidad, sino, debe proporcionar experiencias, formadas por la persona, para tener una visión clara de las cosas, ante una gran cantidad de expresiones, cuya función es captar la dimensión de la realidad y propicie un carácter adaptativo en su conocimiento (pág. 58) .
El fomento normativo de la educación ecuatoriana, precedido por informes de gestión institucional del Ministerio de Educación, durante el gobierno de la Revolución Ciudadana, ha limitado a los estudiantes a vivir de conocimientos definitivos, para desarrollar ejercicios variables a su construcción relacional con el mundo, es decir, una realidad humana inmersa en elementos competitivos y formativos; la experiencia carece de sentido real en la formación estudiantil y pone en riesgo la importancia de concebir la realidad como tal, volviéndose influyente a cualquier modo de alcanzar propósitos individuales, sin reconocer el aporte de los otros.
De acuerdo con los aportes proporcionados por Terrell (2011) la habitud humana es uno de los factores que propicia una interacción con el mundo y sus medios, reconociendo su influencia reflexiva en el siguiente párrafo:
La coordinación de la habitud humana con lo demás adquiere capacidades de reconocer las distintas funciones de la persona, para relacionarse con la realidad y sus actores, generando aprendizajes efectivos y consistentes, ante las distintas formas de comprender una situación determinada (pág. 79) .
Frente a los diversos modelos pedagógicos presentes en la calidad educativa del país, según Aguilar (2019) el proceso de enseñanza–aprendizaje, no fomenta una clara adaptación de conocimientos en los estudiantes y su vinculación con la realidad, careciendo de ideas o trasformaciones viables, para ejercer mayor responsabilidad en el aula de clases. El resultado de este proceso recae en una recopilación indirecta de los contenidos y una pérdida de aprehensión objetiva de los saberes académicos, en relación con su mundo.
Para Morales (2002) uno de los medios influyentes para fortalecer las relaciones de saberes y su la realidad social es la dimensión política, por su papel mediador entre las leyes que ejercen su control junto a la actividad diaria de la persona, haciendo de la experiencia humana dinámica y experiencial, construyendo perspectivas concretas a las distintas formas de reconocer la vida del hombre.
Durante el gobierno de Rafael Correa y sus reformas a las leyes de educación en 2017, el país ha contado con la intervención de instituciones públicas y organismos de control social para analizar la relación entre los proyectos educativos y su posible impacto en los educadores y educandos; en términos de Aguilar (2019) “su desarrollo pierde credibilidad cuando manejan procedimientos poco viables a la realidad social del Ecuador y logra desvincular a la persona de su realidad, llevando el ejercicio docente y la experiencia educativa del alumnado una carga fuerte a conciliar” (pág. 24) . A partir de estos desafíos, el entorno educativo se ve causado por una dimensión política desviada de sus objetivos, imponiendo metodologías ideales, propuestas pedagógicas innovadoras y un desarrollo institucional estable, para velar por una sociedad inclusiva.
En palabras de Aguilar (2019) la educación actual en el Ecuador está pasando por procesos muy desvinculados en alcanzar una educación de calidad, donde es clara la poca atención y responsabilidad de buscar cambios en las leyes educativas, los programas de incentivo pedagógico y en el ejercicio analítico de los campos de realidad social, por parte de las distintas autoridades gubernamentales y sus estudios de casos. A partir de los desafíos presentes en la educación de hoy, es preciso reflexionar, críticamente, estos procesos, asegurado una evolución eventual en la instrucción del pensamiento humano con su realidad.
Según Aguilar (2019) “las reformas educativas reconocen la labor de crear una educación integral…para generar un cambio en las normativas de gestión estudiantil de los últimos 5 años para mejorar la calidad de la educación” (pág. 22) . Desde esta perspectiva, se reconoce la orientación del pensamiento de la liberación de Marquínez Argote (2011) y sus aportes en el campo de la metafísica, como un estudio de carácter interactivo con la pedagogía, acoplándose hacia una nueva visión de la realidad educativa y se incentive a transformar la educación, de forma reflexiva.
Desde la perspectiva ética de Luengo (1998) “la educación asume tareas primordiales de interiorizar los valores y convertirlos en éticos” (pág. 86) . A partir de una mirada metafísica, reconocer los valores humanos significa aceptar los diferentes entornos del hombre, para identificar las cosas y formar parte de cada medio; de lo contrario, el reconocimiento del mundo se vería obsoleto e intrínseco, para atender los insumos de una formación interna del individuo como ser metafísico.
A través de la historia, la educación ecuatoriana nunca se consolidó con un fundamento ético viable a la transformación humana; en palabras de Paredes (2009) “las leyes imperan un proceso de colonización educativa hacia fines impuestos por el Estado, sin interesarse por una perspectiva suspicaz en la formación humana” (pág. 39) . Los factores distintivos y separables de un progreso en la libertad educativa resultaron ser un discurso reprochado e intransigente, para crear incertidumbre en la pedagogía y sus teorías.
La ética y la pedagogía son dos extremos relevantes en el enriquecimiento humano, mientras los presupuestos éticos instauran un modelo educativo de realidad situacional, la pedagogía fortalece el vínculo de los actores educativos, llevando una relación de saberes e ideas (Nuñez, 2012, pág. 77) . Las culturas incentivan a trabajar por el fomento de sus relaciones con otros entornos sociales, posibilitando las vías de acceso a la educación y valorando los insumos de un pensamiento pluricultural.
La educación ecuatoriana está inserta a una pedagogía constructivista sustentable a las distintas realidades del país; a partir de los postulados de Orndorff (2004) se debe reforzar la valoración extensa de ideas en múltiples entornos sociales y culturales, donde la inclusión en instituciones educativas asegure la instrucción igualitaria, mejorando la relación de contextos multiculturales, teniendo una visión humana más concisa y se aleje de la exclusión y la imparcialidad de las leyes.
El sujeto educativo presentado por Viñeda (2012) es revelado como el alcance de un proceso educativo, en sentido de la liberación de contenidos, para conciliar la formación de individuos y valorar el acercamiento de la realidad. Sin una regulación capaz de garantizar el desempeño educativo de educadores y educandos, no habría ejercicio de alteridad y una proyección a las dimensiones de la vida social.
Los códigos de convivencia en el país son producidos, para amplificar la interacción profesional de la educación con la realidad ecuatoriana, es decir, se desliga del tratamiento en la instrucción académica, por parte de los docentes u autoridades escolares, que posibilita el ambiente educativo adecuado; por ello, la educación no controla la falencia del interés humano y destruye la compatibilidad de la alteridad entre los seres humanos.
El sujeto educativo posee herramientas pedagógicas que contribuyen a una variedad de ideales sociales y su instrucción paulatina, sin embargo, si la persona no se encarga de ver los distintos entornos y medios de los estudiantes, el progreso educativo llegaría a ser singular (Cottonwood, 1872, pág. 115) . Los procesos educativos deben impulsar al docente a crear un ambiente interactivo entre todos los miembros de la comunidad educativa, para incentivar el carácter de unidad en los planteles y propiciar un mejor rendimiento en las actividades dentro del salón de clases.
A partir de esta perspectiva, para Viñeda (2012) la filosofía de la educación reflexiona el influjo de los elementos en la formación humana y su conciliación con la alteridad, para reconocer la relación entre los alumnos y profesores, donde se maneja una interacción ética e identitaria de ellos; cuyo fin es encauzar una educación más duradera, en comunión al desarrollo crítico y formulativo, que comprende la calidad de su proceso y su incidencia social.
El concepto de liberación promueve alcances de reconocer los actos, como una manera de hacer al hombre, en su proceso de alteridad. La educación ecuatoriana debe llevar el análisis filosófico, a partir de esta cita de Castro-Gómez (2005) :
La filosofía educativa de países latinoamericanos deben verse insertos en un ideal de mundo, es decir, tomar control de las cosas al conocimiento humano, construir un paradigma continuo de ideas y adaptar los saberes, según la manera de incorporar los datos relevantes de contenidos, aporte de la filosofía de la Liberación (págs. 67-68) .
Según un estudio de metodologías pedagógicas en instituciones educativas del Ecuador, precedido por analistas del Ministerio de Educación en 2015, el componente educativo ecuatoriano ha tratado de propiciar un modelo pedagógico liberal, para fortalecer los valores humanos y su alcance en los saberes de la identidad ecuatoriana, dirigido al crecimiento social, pero, pierde bases epistemológicas concretas que generan cambios en la vida de los actores educativos, donde las leyes ejercen control en la labor reformatoria y su interacción con el entorno educativo.
El ejercicio docente descrito en Morales (2002) reconoce un entorno pedagógico que siempre pasará por la intervención de los saberes de la persona, donde cada sentido se exterioriza y justifica el reconocimiento de una idea, para su asimilación. Desde este planteamiento, los saberes filosóficos ejercitan la continua formación y la calidad académica, donde el docente capacita a las personas en el reconocimiento de su realidad.
La metafísica es uno de los principios para conocer la interacción con la realidad, donde la capacidad de retención de algo puede ser revalidado, de forma positiva o negativa, en manos de la gestión e inclusión con las cosas y los otros; en palabras de Morales (2002) “así como la esfera social es compatible al sentido de connotación humana, la dirección pedagógica fortalece los insumos de una educación liberal influyente al mundo” (pág. 48) .
El análisis de producción metafísica se diferencia del pensamiento ontológico de la realidad educativa porque “La persona comprende su mundo exterior por sí-mismo y el alcance de reconocimiento de sus variadas dimensiones se acopla a un marco de construcción abierta, existiendo un orden presidido por la intelección, su contenido y las ideas del hombre” (Dussel, Mendieta, & Bohorquez, 1975, pág. 93) . A partir de la argumentación expuesta, la educación del Ecuador debe construir una interacción con los contextos humanos y propiciar un alcance a la realidad social.
La visión metafísica de la realidad refleja la ruptura del ser en una fragmentada educación de Ecuador que, en palabras de Terrell (2011) , “escapa hacia la figura del ser ontológico, como simples cosas” (pág. 98) ; la educación del país podrá verse retrasado a la evolución consciente de sus facultades humanas, pero, la importancia de una ciencia es ver realizado las cuestiones del ser en el mundo y su situación promueve la interacción con su vida, para verse proyectado en el accionar de las personas y su efecto (Aguilar, 2019, pág. 29) .
Conclusiones
Ante una marcada tradición occidental moderna de la realidad, Germán Marquínez Argote promueve una reflexión metafísica de las distintas dimensiones humanas, donde se vea reflejada la construcción de la identidad y el ser sea un elemento intencional, estimulando la labor liberadora hacia su realidad, América Latina. El hombre es aquel que sobrepasa los horizontes contiguos impuestos por su entorno y medio, adentrándose a su totalidad real, el mundo; este carácter metafísico lleva al animal humano a mostrar, reconocer o indicar de varias formas su espacio externo, generando un proceso de interacción con su vida, para salir de los teoremas abstractos de la tradición ontológica de Occidente, cuyo argumento socio-cultural del ser supera la fundamentación ideológica de un hombre estático a su situación, articulando las raíces históricas de la persona en una visión estructurada de su contexto humano y social.
El ser latinoamericano es el resultado de un proceso de expansión y adaptación social e individual de una realidad externa e interna a su realidad, cuyo propósito es forjar su identidad cultural, es decir, apropiarse de todos los elementos que lo rodean, para verse reflejo como una persona dispuesta a crear un conocimiento de sí mismo y desarrollar un modo de visualización de su vida cotidiana, en el ejercicio de comprensión y reconocimiento de todos sus modos de alcanzar la plenitud como persona.
A partir de estas perspectivas, la educación en América Latina, en general, y en Ecuador, en particular, puede ser asimilado con aportes metafísicos que constaten las diversas falacias en el discurso y la labor formativa de los procesos educativos, alcanzando el pleno desarrollo y fomento en las relaciones sociales, sin embargo, no se pudo establecer en la sociedad, cuyo peligro degenera una visión pedagógica incompleta, según los principales insumos de pensamientos ancestrales o paradigmas sociales e históricos, que marcaron las raíces históricas de un pueblo, grupo étnico o país, en general.
Una visión meta-física del ser latinoamericano, vinculado a la filosofía de la liberación y sus incidencias en el campo de expansión cultural y social, no solo debe recoger las diversas cuestiones de una realidad determinada, sino que debe propiciar un manejo consciente del contexto que lo rodea, para manejar la relación del mundo con su identidad, donde se reflexione las formas de ver su naturaleza humana y no se pierda en simples afirmaciones, con el fin de liberar al ser humano de su ingenuidad existencial, volviéndolo crítico en toda su orientación y captación de su realidad aprehensible.
Bibliografía
Aguilar, F. (01 de Enero de 2019). Fundamento, evolución, nodos críticos y desafíos de la educación. Obtenido de Actualidades Investigativas en Educación: DOI:10.15517/aie.v19i1.35715
Beuchot, M. (2003). Hermenéutica analógica y del umbral. Salamanca: San Esteban.
Biagini, H. (2005). Pensamiento Latinoamericano y alternativo. Santiago de Chile: Universidad de Santiago de Chile.
Castro-Gómez, S. (2005). El hombre y su obra. Tubingen: Repertorio de Ensayistas y Filósofos.
Cottonwood, A. (1872). A vision of Latinamerican Elementary Metaphysics. Manhattam: Duomo.
Dussel, E., Mendieta, E., & Bohorquez, C. (1975). Pensamiento Filosofico Latinoamericano: Del Caribe y "Latino". Ciudad de Mexico: Siglo XXI.
Gonzáles, F. (2002). La Metafísica como vinculo Latinoamericano de cambio. San Juan: UPR.
José Luis, C. (1997). Relación teología-filosofía en el pensamiento de Xavier Zubiri. Roma: Pontificia Universidad Gregoriana.
Luengo, J. (1998). Zubiri y Kant. Bibao: Universidad de Deusto.
Marquínez Argote, G. (1977). Metafísica desde Latinoamerica. Bogotá: Universidad de Santo Tomás.
Marquínez Argote, G. (1981). Horizontes históricos de la metafísica: Hacia una metafísica desde Latinoamérica. Bogotá: Universidad de Santo Tomás .
Marquínez Argote, G. (2006). Actualidad de Zubiri en América Latina: Ayer y Hoy. Madrid: Fundación Zubiri.
Morales, F. (2002). Análisis de la Meta-Física Latinoamericana. Bogotá: Paulinas.
Nuñez, P. (2012). Metafísica de la Realidad: Entorno, Medio y Mundo. Garzón-Huila: Institución Educativa Jenaro Díaz Jordán.
Orndorff, B. (2004). The Plan of the Metaphysics Mysterious. New York: Science Inc.
Paredes, R. (2009). Comprensión Real del Mundo Metafísico. Oaxaca: Tlahuicole.
Salas, A. (2005). Pensamiento Crítico Latinoamericano. Santiago de Chile: Universidad Católica Silva Henríquez.
Terán, E. (2008). La Meta-física Latinomaericana: Pensamientos Contemporáneos. México D.F.: Scielo.
Terrell, R. (2011). The Place of the Education in the Metaphysics. New York: Science Inc.
Vélez Rodríguez, R. (2008). La Filosofía en Latinoamérica: Originalidad y Método. Rio de Janeiro: Universidad Gama Filho.
Viñeda, G. (2012). Refuerzo y Comprensión del Horizonte Metafísico. Madrid: Siglo XX.