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Recepción: 10 Febrero 2021
Aprobación: 22 Marzo 2021
Resumen: Se trata de un análisis crítico del capitalismo actual con sus formas delictivas de acumulación e inversión y sus prácticas políticas que conforman lo que se denomina Capitalismo Neoliberal financiero. Su naturaleza es delictiva tanto en su acumulación dineraria por medio de diversas formas del crimen organizado como en su inversión crediticia transformada en capital para obtener una renta. Se trata de un proceso en el que participan numerosas personificaciones sociales y se ejercen relaciones de poder. La impunidad penal y la inmunidad social forma parte proceso. Este ensayo se enmarca en la tradición de la Criminología Crítica frente al resurgimiento en el campo académico de un Neopositivismo criminológico.
Palabras clave: Neoliberalismo, delito financiero, corrupción, impunidad, inmunidad.
Abstract: It is a critical analysis of today’s capitalism with its criminal forms of accumulation and investment and its political practices that make up what is called Financial Neoliberal Capitalism. Its nature is criminal both in its accumulation of money through various forms of organized crime as in its credit investment transformed into capital to obtain an income. It is a process in which many social actors participate and power relations are exercised. Criminal impunity and social immunity are part of the process. This essay is embedded in the tradition of Critical Criminology facing the resurgence in the academic field of a criminological Neopositivism.
Keywords: Neoliberalism , corruption , impunity , immunity.
I.
En los años 70/80 del siglo pasado un nuevo modelo de orden social comenzaba a tomar fuerza basado en la acumulación de capital dinerario y su inversión a nivel global que se concretó en lo que denominamos capitalismo neoliberal financiero. Este fue originariamente encabezado por los gobiernos de Robert Reagan en EEUU y su aliado la Gran Bretaña de Margaret Thatcher y progresivamente replicado por los demás países europeos.
En este mundo globalizado, desde hace unos 40 años se vive bajo la imposición de esas relaciones sociales, las del crédito-deuda; es cierto que el crédito existió desde el mismo nacimiento del capitalismo y aún antes. Éste necesitó prontamente del crédito para sus emprendimientos productivos y también para otorgarlo a Gobiernos que lo requerían para el desarrollo de iniciativas bélicas, principalmente destinadas a conquistas coloniales; sin crédito no se hubieran podido realizar.
Claro que los créditos en esa época eran acotados a emprendimientos para el intercambio y no constituían una relación social entre acreedores y deudores tan extendida a otras relaciones de la vida social. Su importancia residía en alimentar el desarrollo de ese capitalismo productivo, manufacturero.
Esa forma de crédito fue mutando hacia el capitalismo signado por la acumulación financiera que se aceleró a partir de los 80 del siglo pasado con la globalización de la relación crédito-deuda significando un cambio cualitativo de las relaciones geopolíticas de poder y por lo tanto al interior de las naciones.
Este proceso fue posible por la existencia de una considerable suma de dinero disponible de actividades ilegales. Su inversión se fue diversificando ya no solo para la inversión en proyectos productivos sino para producir más dinero mediante préstamos a gobiernos con el pago de los intereses del crédito. Así se fue creando una casta parasitaria con formas y niveles de vida que se asemeja a los Señores de la Edad Media y que mereciera algunas reflexiones en 1973 por parte de Umberto Eco, Francsco Alberoni, Furio Colombo y otros en La Nueva Edad Media.
Ahora bien, en la actualidad el trabajo humano potenciado por el uso de la maquinaria, la tecnología y el conocimiento es la fuerza material que sigue produciendo valor y del cual una parte es apropiada por el actor crediticio financiero que ha sometido así al modelo industrial, comercial y de servicios.
Su existencia no responde a una idea creativa, a un prodigio de la razón, a una aparición taumatúrgica sino a una previa acumulación de una base material dineraria por medios delictivos como el crimen organizado que al ser insertada en el proceso de circulación se transforma en capital que produce una renta.
Podemos señalar que los «acuerdos» de Bretton Woods en 1944 como un punto de inflexión que permitió ir preparando su consolidación en la década de los años 80 del siglo pasado. Mediante dicho «acuerdo» se sustituyó el patrón oro como respaldo de la moneda por el dólar, la moneda divisa norteamericana, a la sazón la mayor potencia productiva y bélica del mundo.
Esto posibilitó a la Reserva Federal de los EEUU crear papel-dinero y aprovechado por instituciones bancarias para destinarlo a obtener rentas con el otorgamiento de créditos. Los países noroccidentales han sido sus beneficiarios por medio del intercambio desigual con los países del sur. En éstos sus riquezas fueron y siguen siendo saqueadas por empresas y corporaciones trasnacionales tanto de EEUU como de la Comunidad europea.
La relación social que ha impuesto el capitalismo neoliberal financiero en la actualidad tiene un componente fraudulento en las relaciones entre actores corporativos y gubernamentales como veremos en el desarrollo de este ensayo.
El espacio académico no ha incorporado suficientemente en sus reflexiones el fenómeno del delito económico y su presencia omnisciente en las relaciones económico-sociales y sobre la función social que cumple para el Orden Social. En ese espacio se discuten ideas para el bien común y sorprende la omisión de considerar la generalizada y habitual multiplicidad de ilegalidades tras un beneficio económico que produce víctimas y sufrimientos sociales.
Recordemos que Robert K. Merton puso de relieve en la década de los 40 del siglo pasado la función social de numerosas actividades delictivas en el desarrollo del capitalismo entre ellas su ligazón con el mundo de los negocios delictivos y con la maquinaria política y sindical.
El delito económico está integrado orgánicamente al Orden Social, podríamos decir que su recurrente existencia es una necesidad del capitalismo neoliberal. Sin él, sin el papel que cumple acompañado por su impunidad penal, este modelo de capitalismo no podría desarrollarse.
Es necesario considerar que estos delitos, incontables, se cometen diariamente ya sea en la City o en Wall Street, o en Singapur o en Moscú o en BeiJing o en miles de transacciones bancarias con paraísos fiscales.
¿Cómo se explica sin un componente delictivo la existencia de las fortunas de Billonarios, entre ellos Jeff Bezos, Elon Muska, Bernard Arnault, Bill Gates, Mark Zuckerberg propietarios de más de 100.000 millones de dólares cada uno?
Al considerar la importancia del delito económico en la vida social en la que el fraude es el más común, el más generalizado y que más daño personal y social produce, necesitamos expulsar de nuestra conciencia la impresión de que para ser delito tiene que correr sangre.
La revista Forbes publicó algunos nombres de 2.775 supermillonarios y es difícil creer que esas fortunas las hicieron trabajando; basta mirarles las manos, cuidadas por manicure, finas y delicadas para ordenar a algún subalterno que transfiera de un banco a otro banco de otro país o a un paraíso fiscal diez o veinte millones de dólares apretando una tecla. O de una sociedad que les pertenece en las islas Caimán a otra en Delaware o Hong Kong que es subsidiaria con otro domicilio y de ésta a otra con otro domicilio, de una mamushka a otra mamushka y todo bajo la pasividad de los Gobiernos que se abstienen de perseguir penalmente esta actividad delictiva. Alguna función social deben cumplir estos delitos.
II. Exordio
Este apartado tiene como objeto un listado minúsculo, casi insignificante numéricamente, de algunos hechos fraudulentos que han producido y producen cotidianamente cientos de miles de víctimas en el marco del Capitalismo Neoliberal.
Investigadores de la Universidad de California, Berkeley y la Universidad de Copenhague estiman que cerca del 40% de las ganancias multinacionales, (más de $ 700 mil millones en 2017), se transfieren a paraísos fiscales cada año.
Según la revista Forbes, en la actualidad existen 1.062 personas que poseen una fortuna superior a los 1.000 millones de dólares —hace 10 años había 209 billonarios—, mientras que otros 10 millones de personas tienen más de un millón de dólares.
En los últimos años se produjeron un sin número de grandes fraudes internacionales con incontables víctimas, entre ellos, el gigante de la energía a nivel mundial Enron que se declaró en quiebra fraudulenta por 56.000 millones de euros mediante el uso de balances falsos en 2011.
Bernard Madoff, como asesor de inversiones realizó un fraude mediante la Pirámide Ponzi por 44.000 millones de euros afectando más de tres millones de personas en todo el mundo.
la empresa financiera MF Global realizó un fraude por 36.000 millones de euros por transferencias y préstamos ilícitos
la empresa de servicios Cendant realizó un fraude por 17.000 millones de euros;
Jérome Kerviel, con actividades fraudulentas y causó una pérdida de 6.170 millones de euros en transacciones especulativas;
Lehman Brothers también con prácticas especulativas inmobiliarias con las hipotecas tóxicas o subprime produjo un fraude por 5.300 millones de euros produciendo un juego de dominó con numerosas empresas que llevó a la crisis financiera global en 2008. Tres millones de propietarios perdieron sus casas en ese momento y todavía en 2013 había cinco millones de viviendas bajo estrés; la Reserva Federal de Estados Unidos cifró cinco años después en 12,6 billones de dólares la cantidad que movilizó para estabilizar el sector financiero a nivel mundial;
La empresa World Com de telecomunicaciones realizó fraudes por 3.400 millones de euros;
Yasuo Hamanaka, también actividades fraudulentas por 2.300 millones de euros. En cada uno de estos fraudes participaron en su preparación cientos de CEOs, asesores financieros, estudios jurídicos.
Según OXFAM, en 2015, las 50 mayores empresas estadounidenses utilizaron una red oculta y opaca de 1.751 filiales declaradas en paraísos fiscales para ocultar 1,6 billones de dólares offshore. Entre 2009 y 2015, estas 50 empresas invirtieron cerca de 2.500 millones de dólares en actividades de lobby.
La desigualdad económica está fuera de control, denuncia hoy un informe que publica OXFAM y que se basa en los datos que indican que 2.153 multimillonarios poseen más riqueza que 4.600 millones de personas en el mundo.
Los paraísos fiscales ocultan un tercio de todos los fondos del sistema bancario mundial; se calcula que en los refugios hay un millón de sociedades amparadas en el anonimato. cada día se realizan más de 465.000 transferencias electrónicas, por un valor superior a los 2 billones de dólares.
En los Panamá Papers figuran 270 empresas de argentinos radicadas off shore por medio del Estudios Mossak Fonseca de Panamá.
El contrabando que sale por los puertos privados sobre el Río Paraná de empresas agro exportadoras de granos, de carne, empresas mineras, minerales en abarro, alcanza a 30.000 millones de dólares anuales.
Contrabando por camiones con granos hacia Paraguay y Brasil y que luego salen por el Río Paraná al exterior.
Contrabando de la producción minera de oro hacia Chile por camiones y aviones.
La crisis económica que sumió a Grecia y Portugal en un default se produjo por la venta de armas y el tráfico de influencias de Alemania, Francia, España, Italia fragatas, helicópteros, aviones, submarinos, misiles otorgándoles créditos multimillonarios transformándolos en deudores.
Las cien mayores empresas del sector vendieron armas por valor de 318.000 millones de euros en 2011. En 2015, el gasto global superó los 2 billónes de dólares según las cifras del Instituto Internacional de Investigación para la Paz de Estocolmo (SIPRI por sus siglas en inglés).
Una encuesta sobre fraudes corporativos en 2016 en Argentina informa que 4 de cada 10 encuestados (44 %) admitieron que en sus compañías hubo un hecho de fraude en los últimos dos años.
Según Naciones Unidas, la delincuencia organizada es una de las industrias más rentables del mundo, con un valor de más de 2 billones de dls. anuales.
La Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC por sus siglas en inglés) ha documentado 225.000 víctimas de trata de personas ocurridos entre 2003 y 2016. Casi tres cuartas partes de ellas eran mujeres y niñas y la mayoría tenían fines de explotación sexual. «Si bien la forma más conocida de trata de personas es la explotación sexual, cientos de miles de víctimas también son objeto de trata con fines de trabajo forzoso, servidumbre doméstica, mendicidad infantil o extracción de órganos», alerta la ONUDD.
El tráfico ilegal de inmigrantes genera a las mafias cifras millonarias de al menos 6.600 millones de dólares, mientras que la venta ilegal de productos naturales, como flora y fauna silvestre, es otro negocio muy lucrativo, con entre 8 mil millones y 10 mil millones de dólares.
Según la DEA (Administración para el Control de Drogas de EEUU), el tráfico de drogas supera los 500.000 millones de dólares anuales.
Según UNODOC, otro de los grandes negocios ilícitos es el de la falsificación que mueve en el mercado más de 500.000 millones de euros cada año especialmente de drogas y tecnología, medicamentos, joyas, piratería de películas y software.
Los informes conocidos del Fondo Monetario Internacional (FMI) calculan el dinero oculto en paraísos fiscales en 6,3 billones de euros, y su tendencia es a aumentar. Los estudios calculan que entre 2012 y 2017 el dinero escondido en zonas fiscales offshore ha crecido a un ritmo del 5 % anual.
Glencore: multinacional explota en Argentina las mineras Alumbrera (Catamarca) y El Pachón (San Juan); además interviene con subsidiarias en múltiples actividades por medio de Glencore El Pachon Limited, Pachon Project Limited, Glencore Grain Hamilton, Glencore Finance Limited, Glencore SA Holdings Limited y Glencore South America Limited. Todas están radicadas en Bermuda, excepto esta última que fue creada en Caymán.
Instituciones como Bank of America, UBS, Credit Suisse Goldman Sachs, JP Morgan y Citibank entre otros, ofrecen servicios para enviar capitales a paraísos fiscales.
La consultora internacional McKinsey, en su estudio indica que los paraísos fiscales albergaban hasta el año 2010 al menos 21 billones (un millón de millones), una cifra equivalente al producto interno bruto de Estados Unidos y Japón juntos.
El informe considera que esta cifra es conservadora y aclara que los 21 billones —que fácilmente podrían alcanzar los 32 billones de dólares— no incluyen propiedades, yates y otros bienes no financieros que pertenecen a los supermillonarios a nivel global a través de estas estructuras bancarias.
Tax Justice Network experto en paraísos fiscales, James Henry), es posible que existan entre 17 y 26 billones de euros escondidos en paraísos fiscales, que habrían aportado un aproximado de 230.000 millones de euros en concepto de recaudación por impuestos
120 mil empresas y fideicomisos offshore ubicados en distintas jurisdicciones del Caribe.
Es un archipiélago caribeño al este de Puerto Rico, pertenece a la Corona británica, tiene alrededor de 28 mil habitantes, 950 mil compañías y un Producto Interno Bruto per cápita que se sitúa entre los 20 más altos del planeta.
Hay 17.9 millones de millonarios en el mundo actualmente, un 8 % más que el total de 16.6 del año pasado. El número de hogares millonarios está aumentando a un ritmo más elevado que en 2015 y 2016, impulsado por el fuerte crecimiento de las acciones financieras.
Big Four, las cuatro Grandes firmas de contabilidad y auditoría financiera juegan un papel clave en la evasión de impuestos: Deloitte, PricewaterhouseCoopers (PwC), KPMG y Ernst & Young (EY).
III.
Luego de este Exordio con una enumeración solo ejemplificativa de algunas formas delictivas del delito económico en el Neoliberalismo, prosigo este ensayo sosteniendo que el Orden Social Neoliberal Financiero necesita un Control Social adecuado, que asegure subsumir todas las relaciones sociales que hacen a la vida en común. Un Control Social que si bien persigue delitos comunes no persigue los delitos económicos.
En el marco de lo que se denomina la cultura del control la Criminología persiste en considerar la peligrosidad social del delito común y no el del fraude económico; así, partiendo de una visión del hombre delincuente del Positivismo del siglo XIX proponen políticas de prevención delictual, estrategias de seguridad privada y pública, el mapeo espacial de ocurrencia del delito, el uso más frecuente y extensivo del encarcelamiento, diferentes formas de vigilancia de la vida en común integrando para esto a los vecinos, una policía de acercamiento o de proximidad, controles tecnológicos como cámaras de seguridad.
Estas herramientas que en algunos casos han pasado a ser parte de negocios privados no han producido los efectos esperados y con escasa o nula disminución del delito común.
En suma, los denominados cambios culturales en el control del crimen o del delito es un eufemismo o un oxímoron de una realidad que se mantiene sostenida en los pilares de la filosofía positivista, en el «hombre delincuente», en su peligrosidad con sus propuestas «creativas» de prevención de los delitos comunes como fuere «el mapa del delito» referido a determinadas zonas urbanas.
La selectividad del control penal también se expresa excluyendo a la City, espacio geográfico y social en el que se cometen otro tipo de delitos que producen cuantitativamente más daño social: los delitos de fraudes económicos que producen innumerables víctimas con la pasividad o anuencia del sistema penal y sus funcionarios.
En los 60 y 70s el pensamiento criminológico crítico en el campo académico produjo notables aportes incorporando las relaciones de poder que develaba la realidad del sistema penal, aunque con poco éxito frente a la fuerza del sentido común; éste, es mayoritario y funcional a las necesidades del establishment que está constituido por personificaciones sociales con alto poder económico, representantes de las Corporaciones nacionales y trasnacionales, agencias de financiamiento internacional, la Iglesia Católica, y otros grupos religiosos, sectores tradicionalistas.
La National Deviancy Conference en Gran Bretaña a mediados de la década de los 60s fue el punto de partida de la Criminología Crítica y en especial Alvin Gouldner y su libro La Crisis de La Sociología Occidental que rompe con la tradición sociológica de Talcott Parsons y su organicismo social.
Ian Taylor, Dario Melossi, Jock Young, Massimo Pavarini, Rosa del Olmo, Alessandro Baratta, Louk Hulsman, Enving Goffman, David Matza, Tamar Pitch, Luigi Ferrajoli, Louk Hulsman, Nils Christie entre otros develaron las formas del poder institucional y produjeron una corriente de pensamiento y de investigaciones empíricas que repercutió en el campo académico aunque, debemos reconocer, con poca incidencia en modificar el funcionamiento del control penal. Este no se reduce al castigo de los considerados delincuentes: funciona reproduciendo las formas de poder y dominación no solo en sus propias instituciones sino también en toda la vida social. Pero el esfuerzo de la Criminología Crítica con sus tareas de develación forma parte de la resistencia cultural contra este sistema o modelo de vida.
Para esta corriente uno de sus (nuestros) mayores problemas, irresoluble hasta ahora es la ausencia de la «acumulación» de una memoria, de una conciencia crítica de la ciudadanía, en este caso sobre los grandes fraudes económicos que afectan la vida social y que han ocurrido y ocurren a nuestro alrededor. El Angelus Novo, el cuadro de Paul Klee que Walter Benjamin huyendo del nazismo alcanzó a dejarlo en manos de su amigo Sholem antes de suicidarse en Port Bou y sobre el que Benjamin describió o analizó su representación: el cuadro con el Angelus y sus ojos desorbitados parece «alejarse clavando su mirada hacia el pasado que no es solo una cadena de acontecimientos, sino una catástrofe que acumula sin cesar, ruina sobre ruina: es lo que nosotros llamamos progreso», escribe Benjamin.
Macedonio Fernandez diría «no toda es vigilia la de los ojos abiertos» y por ello la necesidad de reflexionar y acumular la memoria del pasado para entender la realidad del presente. Esa acumulación permitiría comprender y tener los ojos no solo para ver.
IV.
Ahora bien, qué se entiende por Capitalismo Neoliberal?; numerosos autores han realizado aportes interesantes sobre ciertas características como ser una nueva forma de capitalismo, por ejemplo C.Laval y P.Dardot (2004 y 2015), Loic Bolstanki y Eve Chiapello (2015), Byung Chul Han (2016), Verónica Gago (2015), Suzanne de Brunhoff, (2009) la mayoría de ellos bajo el marco académico-intelectual de los cursos de Michel Foucault 1978/9 en el College de France: Nacimiento de la Biopolítica.
Estos autores, con matices y siguiendo ideas expuesta por Foucault lo caracterizan como un nuevo espíritu, una nueva cultura, una nueva subjetividad, la generalización de la competencia en todas las relaciones económicas, el mercado como árbitro y confirmación de su funcionamiento, una nueva forma de gobierno del Estado desregulando las actividades económicas, en particular las bancarias y financieras, ideas que carecen de una base teórica y empírica sólida.
No creo que ignoraran que el «nuevo espíritu» no es tal; en realidad es la codicia que lo mueve; que no es una nueva subjetividad sino la prolongación de la derrota de la resistencia; que no hay mercado, hay monopolios; que no hay competencia hay cartelización; que no existe el mercado como árbitro de los emprendimientos, hay corrupción; que no hay empresarios de sí, hay individuos que tratan de sobrevivir con el único «capital humano» que tienen, su cuerpo y que la nueva forma de gobierno solo favorece con las medidas de desregulación al capital financiero.
El «empresariado de sí» es un discurso, un eufemismo con el que ellos asimilan a la inmensa mayoría de seres humanos en todo el planeta y que solo tratan de sobrevivir con el único «capital humano» que es su cuerpo; que lo emplean en las más diversas tareas de mantenerse con vida, tareas invisibilizadas, naturalizadas que le permite a un sector de mediano y altos ingresos disfrutar de la vida cotidiana. Incluye también una población cada vez más minoritaria que ha podido conseguir un trabajo estable y con seguridad social.
El «empresario de si» que describen como modelo del homo economicus neoliberal solo puede estar referido a un reducido número de individuos exitosos e inescrupulosos del capitalismo neoliberal salvaje; atribuir el carácter de «empresario de si» a la gran mayoría de individuos es una caricatura del trabajador precarizado principalmente de servicios.
Por otra parte el trabajador en el Neoliberalismo no es siquiera el gorila amaestrado del que nos hablaba Antonio Gramsci en los años 30 del siglo pasado en Americanismo y Fordismo, sino el hombre endeudado, empobrecido material y socialmente del que nos habla Maurizio Lazzarato en La fábrica del hombre endeudado.
La precondición de viabilidad de este modelo de capitalismo requiere de una inmensa cantidad de dinero previamente acumulado por medios ilegales producto de diversas actividades delictivas como el crimen organizado, evasión y fuga de capitales, tráfico de drogas, de armas, fraudes corporativos, contrabando a gran escala, trata de personas, lavado y blanqueo de dinero y otras actividades redituables al margen de la ley.
La racionalidad neoliberal es un derivado de la racionalidad del Capital y que por lo tanto es una dirección acéfala, como dice Lazzarato, que rige la vida en gran parte del mundo globalizado, racionalidad y lógica que ha subsumido la vida social con la creación de un modelo: el acreedor financiero y el deudor financiado. Y en esa lógica del Capital, como dijera Michel Foucault en el curso del 76 en el College de France, perdura la guerra social cuyo indicador objetivo es el crecimiento sin pausa de la desigualdad social. En una sociedad binaria la guerra social es parte de su realidad.
En este sentido sostengo que el Capitalismo Neoliberal es ante todo un nuevo modelo de acumulación dineraria constituido por un proceso que comprende: «Violencia Delictiva > Estrategia preparatoria delictiva > Inversión Financiera delictiva», y entre sus resultados el crecimiento de la desigualdad social y un tipo de gobierno-estado al servicio de la lógica del Capital.
Su estrategia política es sustituir el control de las instituciones del Estado por los grandes poderes económico-financieros debilitando su función reguladora, su autonomía relativa y el ejercicio de su soberanía que se ha vuelto mayormente retórica.
Su resultado es una creciente desigualdad social a nivel global en el que el 1 % de los adultos más ricos acapara el 40 % de los activos globales y el 10 % concentra el 85 % de toda la riqueza global. En el extremo opuesto, la mitad más pobre de la población adulta del mundo únicamente posee el 1.1 %. Esta es la realidad constitutiva del nuevo modelo de acumulación y no de aquellas ideas, discursos, conceptos, subjetividades, cultura, espíritus, nueva racionalidad que son citados con escasa o nula relevancia empírica.
V.
Con respecto a la primera característica del Capitalismo Neoliberal, «la violencia delictiva», es la acumulación dineraria por medios ilegales de varios billones de dólares como precondición material que para producir una renta necesita ser insertado en la circulación del capital. Recordemos la acumulación originaria de tierras y hombres en los siglos XVI y XVII por medio de la violencia, que con otras formas prosigue hasta la actualidad. Debemos agregar que la desposesión de numerosos sectores de la población, la destrucción de los pilares asistenciales del Estado de Bienestar son parte de la «Violencia delictiva», como escribiera un intelectual orgánico de la Trilateral, Samuel Huntington en 1997 sobre que Occidente conquistó el mundo no por la superioridad de sus ideas, valores o religión sino por su superioridad en la aplicación de la violencia organizada. Los países occidentales del Norte a menudo olvidan este hecho; los del Sur, nunca.
Con respecto a la segunda, la «Estrategia preparatoria delictiva», ese dinero acumulado es una cosa inerte que solo cobra vida cuando entra al proceso de circulación por el accionar humano creando una relación social al transformase en Capital. Para esto requiere de «actos preparatorios» que hace a la condición de viabilidad de su transformación. Así, ese dinero «negro» es blanqueado o lavado también por medios delictivos en los que participan Bancos, Instituciones crediticias, fondos de inversión, paraísos o guaridas fiscales, maniobras bursátiles de sofisticada tecnología, transferencias a instituciones bancarias paralelas (Shadow Banking) con múltiples actores ligados entre sí por lazos sociales permanentes o transitorios.
La tercera característica que he aludido, «Inversión Financiera ilegal», si bien las etapas anteriores son en sí mismas delictivas, la inversión financiera es la consumación de su proceso delictivo redituable: aquel dinero acumulado como precondición necesita transformarse en Capital, producir una ganancia o renta y para esto es introducido en el proceso de circulación, de su inversión financiera por medio del tráfico de influencia, la coerción, la corrupción. Su resultado es la globalización de la inversión financiera, la financiarización.
Ésta alude al crecimiento exponencial y generalizado de las relaciones sociales de crédito-deuda realizado por Corporaciones económica-financieras, Bancos, Fondos fiduciarios privados y otras formas empresariales y también por gobiernos, funcionarios estatales que captan fondos públicos que invierten y gestionan como activos financieros.
Considero que el Neoliberalismo es sí, un nuevo modelo de acumulación que comparte la naturaleza originaria del Capitalismo: la violencia delictiva no solo en su origen sino en nueva forma delictiva de acumulación continua, ya no solo de bienes y de fuerza de trabajo sino de dinero para su inversión crediticia y para esto necesita de la creación de deudores. Ahora bien, ¿cómo se encuentran o se consigue que países, empresas, personas puedan transformase en deudores?
La creación de deudores es realizada vicariamente por personas de diferentes países, relativamente jóvenes previamente reclutadas en su mayoría por agencias de inteligencia de EUA y con formación en Master de Negocios y Administración de Empresas egresados de universidades norteamericanas, como Harvard, Columbia, Yale, New York replicadas en otros países por universidades privadas. Estos, frecuentemente ejerciendo como CEOs en directorios de entidades corporativas actúan como sicarios del capital. Resulta muy ilustrativo el libro «Confesiones de un Gangster económico», de John Perkins (2004), en el que detalla su singular trayectoria profesional en función de los intereses de EEUU y de intereses financieros internacionales con el apoyo del Departamento de Estado, de la National Security Agency (NSA) y de la Central Intelligency Agency (CIA).
El Capitalismo Neoliberal necesita de estas personificaciones sociales para completar la relación social crédito-deuda y otorgarles bajo condiciones leoninas un crédito que le produzca una renta a los acreedores crediticios que viven parasitariamente, vampirescamente (como dijera Marx) del otorgamiento de esos créditos.
La estrategia del modelo neoliberal cuenta también con la incorporación activa de pequeños accionistas o inversores que buscan una renta para sus ahorros; esto evoca la idea de Marx cuando se refiere a la diabólica creación en el siglo XIX de las sociedades por acciones de carácter anónima que promovían que una pequeña parte de los trabajadores invirtiera sus ahorros que los haría soñar en que eran socios de ellas.
La garantía de su inversión son los Tribunales de los países acreedores. Un caso paradigmático por sus efectos globales fue el fallo del Juez Thomas Griesa de Nueva York sobre la acreencia de Holdouts también llamados Fondos Buitres durante el Gobierno de Cristina Kirchner en Argentina que fuere una advertencia disciplinadora para los gobiernos de todo el mundo: los Fondos de Inversión, cualquiera sea su origen, delictivo o no, son incuestionables y deben ser pagados con sus acreencias hasta con una libra de carne como pedía Shylock. El fallo hace honor a la realidad del orden social: los derechos del acreedor y las obligaciones del deudor.
VI.
En la actualidad con el dominio hegemónico del Neoliberalismo Financiero la conquista/ocupación de las instituciones del Estado, se realiza por medio de una estrategia política actualizada en sus métodos con diversos actores sociales complementarios sin la necesidad estridente de la violencia. Ya no se trata de un acto de pública fuerza, sino de un progresivo debilitamiento de la autonomía y soberanía estatal que es llevado a cabo por medio de la relación social crédito-deuda que subsume al proceso productivo de bienes del capital industrial, comercial, tecnológico.
En él participan actores fundamentales trasnacionalizados industriales, financieros, los Medios de comunicación concentrados y hegemónicos que se encargan de conformar una opinión pública adversa a gobiernos progresistas con las enseñanzas del sobrino de Freud, Edward Bernays en su Propaganda: cómo gobernar a la opinión pública en democracia de 1928 .
También participa el Poder Judicial (el sistema judicial), en el que una fracción de sus miembros justifica de manera jurídico-procesal (el llamado Lawfare) la sentencia que ya dictaron los Medios de prensa contra opositores invocando casos de corrupción con sus fakenews.
Un ejemplo en este sentido han sido los golpes de estado en América Latina en la última década contra los presidentes progresistas elegidos democráticamente que no aplicaban suficientemente el Consenso de Washington, piedra basal del Neoliberalismo: Zelaya en Honduras, Lugo en Paraguay, Correa en Ecuador, Dilma Roussef en Brasil e impidiendo luego que Lula da Silva se presentara a las elecciones; podríamos incluir el caso del acoso mediático y judicial a Cristina Fernandez de Kirchner en Argentina logrando así que la contienda electoral le diera el triunfo por poco más del 1 % a un presidente neoliberal con su gabinete de ministros formado por CEOs de grandes empresas que contrajeron y fugaron el mayor crédito otorgado por el FMI y con su complicidad.
En esta particular estructura de dominación financiera, el Poder Judicial encabezado por la Corte Suprema con prerrogativas individuales y corporativas, no tiene relación con la democracia ni con la soberanía popular que el neoliberalismo no soporta, podríamos decir que es su negación.
La elección y cooptación de sus miembros y demás funcionarios judiciales es un proceso de escasa o inexistente visibilidad pública en el que los lazos sociales del postulante forman parte indisoluble de otros atributos como sus conocimientos jurídicos, el egreso de ciertas universidades privadas nacionales o extranjeras y en el caso de provenir de la actividad profesional la importancia socioeconómica de sus clientes, sus referencias ideológicas, su pertenencia a alguna Iglesia, en especial la Católica poseedora casi de un poder de veto sobre aquellos que no declaran practicarla o sospecha que fueren ateos o aun agnósticos.
Esta «naturaleza» constituye la «distinción» de sus miembros, diría Pierre Bourdieu en 1981, de aquellas personas de a pie quedan en esas manos su vida, su libertad, sus bienes, su honor. El Poder Judicial no responde necesariamente al gobierno de turno, sino al Establishment, a un orden cultural y social que lo sostiene en todo Occidente.
Este poder así conformado forma parte del Estado y por lo tanto también participa de la forma de gobernar.
Por otra parte el pensamiento político de la derecha tiene una relación íntima con el control social del modelo Neoliberal, con su orden social. Esto significa que las preocupaciones por preservarlo recorren un arco de ideas filosóficas sobre la libertad, el individualismo, la meritocracia selectiva, la conformación de la opinión pública para establecer criterios comunes sobre sus enemigos y para esto cuentan con el Poder judicial y la justificación de sus prácticas de Lawfare.
En forma paralela invocan ideas tradicionales acerca de la familia, la identidad biológica por sobre la diversidad de género, el rechazo del pluralismo cultural, la primacía del hombre blanco, la importancia de las ideas religiosas y su moral, en especial la católica, en suma la reafirmación de una concepción social, moral y cultural que han practicado históricamente las derechas nacionales locales y sus políticas coloniales.
A finales de la década de los 60 del siglo pasado y en respuesta de algunas turbulencias políticas sociales y culturales se editaron libros y documentos denunciando la incompatibilidad de la democracia con la evolución humana y el progreso civilizatorio, capitalista agregamos: la llamaron «democracia anómica» que impedía el autocontrol suficiente para integrarse a la vida social. Esta idea fue el germen de la creación de la Trilateral, una asociación de carácter internacional fundada por iniciativa de David Rockefeller, ex miembro ejecutivo del Council Foreign Relations y del Grupo Bilderberg que aglutina a personalidades que constituyen el establishment mundial en las tres zonas principales de la economía capitalista: Norteamérica, Europa y Asia-Pacífico y que finalmente se expresó en el Consenso de Washington en 1989.
VII.
Ahora bien, ¿es posible creer que Control Social penal en el Neoliberalismo Financiero está guiado por la ley? Es posible acaso sostener que en la actualidad solo tiene como objetivo perseguir el delito común? Si el Control Social penal actúa en defensa del Orden Social este debe ampliarse a otros enemigos; ¿cuál es o son los peligrosos enemigos de ese orden?
El poder, históricamente ha identificado y construido culturalmente a sus enemigos, los crea, los demoniza y los castiga. La historia nos da numerosos ejemplos como fuere el «instructivo» Malleus Maleficarum (Martillo de las brujas de 1487) de la época del gobierno de los obispos y los papas en el medioevo y que Raul Zaffaroni rescatara de la memoria del horror. Este tratado sobre la herejía se refiere a la supuesta existencia de brujas que mediante su denuncia, la tortura y la hoguera cumplía la función de facilitar la apropiación de tierras y su creciente concentración en manos de los Señores. Además atribuían esa naturaleza a los subversivos de esa época los denominados herejes entre ellos Albigenses y Cátaros, (que relatara Umberto Eco en El nombre de la Rosa) enemigos de las exacciones y desigualdades que imponían los Señores de las tierra.
Siguiendo este hilo el Control Social penal gestiona diferencialmente y selectivamente los actos ilegales: con una mano castiga a los que agreden, violentan la vida cotidiana como homicidas, escasamente importantes en número, la delincuencia común autora de hechos menores y ladrones de poca monta; la otra mano la mantiene en el bolsillo, la tiene simbólicamente mutilada: su política no persigue ni pena los delitos de los poderosos. Agregamos a su selectividad que castiga el robo de la propiedad privada y no castigue el robo de la propiedad común, como tierras, bosques, ríos, lagos.
Para el Orden Social desde los inicios del capitalismo siempre existieron otros «enemigos» que fueron objeto de políticas penales, de represiones y masacres: pequeños propietarios de tierras o tierras de uso comunal, algunos campesinos o labriegos resistentes, luditas, vagabundos, anarquistas, socialistas, los que reclamaban ocho horas de trabajo, o las sufragistas, los subversivos y podemos seguir sin pausa hasta la actualidad ya que por momentos lo siguen siendo.
Pero el modelo de dominación neoliberal ha definido también a otros enemigos peligrosos: a los que considera discrecionalmente terroristas que no les son funcionales a su estrategia de dominación geopolítica y los whistleblower, reveladores tanto de actos del poder como asesinatos de civiles, invasiones militares con sus innumerables víctimas o la participación de grandes bancos en la evasión y transferencia de ingresos a paraísos fiscales.
Whistblowers como Assange, Snowden, Daniel Ellsberg, W. Mark Felt , Carl Bernstein, Bob Woodward, Mark Klein, Chelsea Manning, Mordechai Vanunu entre otros han sido y son perseguidos y castigados con cárcel aún en países fuera de la jurisdicción norteamericana. El caso de Julian Assange, fundador de Wikileaks 2006, fuente de los Panamá Papers, perseguido y asilado en la embajada ecuatoriana en Londres desde 2011 es ejemplar. EEUU había pedido su extradición y después de ser secuestrado de su asilo en la embajada de Ecuador por fuerzas policiales inglesas en abril del 2019 una jueza de Londres no hizo lugar al pedido norteamericano pero lo mantiene en una cárcel de máxima seguridad.
El Control Social penal en el Neoliberalismo Financiero dejó de tener carácter nacional para formar parte del nuevo orden mundial globalizado: su política si bien mantiene la defensa de la propiedad privada individual su principal objetivo es la defensa de la propiedad corporativa y la subordinación a la geopolítica de las grandes potencias mundiales.
Recordemos que la agenda de las investigaciones criminológicas la han marcado los países que han integrados al Consenso de Washington; las agencias de financiamiento volcaron millones de dólares en subvencionar a numerosos académicos de casi todos los países de occidente para investigar y teorizar sobre las cuestiones de la in-seguridad y la prevención del delito común que previamente los medios de comunicación lo instalaron como el gran problema para la vida social. De esta manera ignoraron toda referencia a la inequidad que produce gran cantidad de víctimas por sus políticas de aumento de la desigualdad social, concentración de la riqueza en pocos y más pobreza e indigencia de muchos, como reflejan las estadísticas a nivel mundial.
Lo que importa a las grandes Corporaciones, Fondos Fiduciarios, Bancos, Entidades Crediticias, Aseguradoras de riesgo, Hold-outs, no es el delito común que lo dejan en manos de las policías y jueces locales, sino la seguridad del orden mundial.
Decíamos que se produjo un cambio sustancial en las políticas de control social a partir de los años 80 con el Consenso de Washington que fundó un nuevo Orden Mundial bajo las ideas del capitalismo neoliberal financiero con las siguientes premisas: disciplina en la política fiscal y déficit en relación al Producto Bruto Interno y saldo favorable de la balanza de pagos evitando que se dirija el gasto público hacia subsidios asistenciales a los necesitados, a la educación, a la atención primaria de la salud y a su infraestructura.
Además recomienda tasas de interés determinadas por el mercado, positivas (pero moderadas) en términos reales; tipos de cambio competitivos, liberalización del comercio, liberación de las importaciones y eliminación de las restricciones cualitativas (licencias, patentes, regalías etc.); también eliminar cualquier forma de protección comercial que deberá ser de aranceles bajos y relativamente uniformes; liberalización de las barreras a la inversión extranjera directa (IED) y a la remisión de utilidades a la casa matriz; privatización de las empresas estatales; desregulación y abolición de aquellas que impidan acceso al mercado o restrinjan la competencia, excepto las que estén justificadas por razones de seguridad; supervisión prudencial de entidades financieras; seguridad jurídica para los derechos de propiedad.
La mayoría de estas premisas fueron asumidas por los gobiernos de los países del Norte e impuestas a los países del Sur en especial a aquellos con riquezas naturales por medio de diversas formas de extorsión económica financiera o directamente de la violencia.
Para asegurar este «consenso» las bases militares norteamericanas se multiplicaron en todos los países de la Comunidad Europea implementando políticas de castigo y represión, invasiones militares previa campaña mediática como fuera el caso de Irak o Afganistán. La principal riqueza de estos países, el petróleo y sus puertos, quedaron en manos de corporaciones privadas extranjeras; además un caso más entre otros muchos es el hostigamiento al desarrollo de energía nuclear de Irán o Corea del Norte precedido por una campaña mediática internacional y la amenaza de usar la fuerza militar contra esas pretensiones de autonomía.
En suma, el Control Social penal en el Neoliberalismo incluye el «castigo» no solo de personas opositoras al Consenso de Washington sino también a países que se desvían de sus indicaciones. Todo lo que atente contra el «Consenso», en realidad contra su Orden, debe ser «castigado» ya sea penalmente con invasiones territoriales y/o golpes de estado a países que sean renuentes a su política y con ejecuciones extrajudiciales, confinamiento en campos de concentración como Guantánamo o en las bases militares norteamericanas distribuidas en todo el mundo.
Para esto tienen el apoyo de los organismos internacionales, algunos de los cuales han logrado desnaturalizarlos de sus orígenes como las Naciones Unidas, la OMS, la OPS, la OEA, la OCDE, o de organismos financieros internacionales como el FMI, el Banco Mundial, el Banco Europeo, el BID, por medio de la ocupación en cargos directivos por CEOs profesionales con experticia acreditada en «puerta giratoria» por la que entran y salen de una pertenencia institucional o laboral a otra, pero siempre representando a Establishment.
El «suicidio» por desfinanciación de los Gobierno-Estado omitiendo voluntariamente ejercer el control de la evasión atacando las guaridas fiscales, hipócritamente justifican el fin de las políticas asistenciales en la falta de recursos descargando la responsabilidad de la evasión, en su caso, solo en los evasores; estos no podrían hacerlo sin la «pasividad» del Gobierno-Estado.
Esto es así a punto tal que dentro del territorio de numerosos Estados existen guaridas fiscales, como el emblemático caso del estado de Delaware en EEUU, sin olvidar entre tantos otros Suiza o Luxemburgo o Shanghaí.
La ideología neoliberal financiera ha permeado la política gubernamental con sus actividad delictivas. Esta es la realidad de la llamada «gubernamentalidad».
El Estado solo puede ser entendido en términos clásicos si lo reducimos a la segunda o tercera línea de su estructura burocrática. En la actualidad esa burocracia permanece en su interior pero es la primera línea la que toma las decisiones políticas: el Ejecutivo y sus ministros, los CEOs de las grandes corporaciones y miembros del poder judicial en acuerdo con el Establishment.
VIII.
Una cierta perplejidad recorre este trabajo, perplejidad que nace de preguntarnos acerca de cómo se puede ignorar que esa inmensa cantidad de dinero, billones de dólares producto de la violencia delictiva, del crimen organizado, de la corrupción, del tráfico de armas, ¿de drogas sus gestores no tengan el propósito de transformarla en capital para obtener de él una renta?
¿Cómo se puede ignorar que ese dinero de origen delictivo, ese dinero inerte, cold money destinado al mundo financiero pueda ser insertado sin cometer otros delitos necesarios a tal fin? ¿Cómo ignorar que mediante transferencias bancarias es evadido con destino a los paraísos fiscales? ¿Cómo realizarse, transformarse en capital, en inversión, sin crear deudores?
A modo de conclusión podemos resumir que el Capitalismo Neoliberal es un modelo de acumulación dineraria privada por medios delictivos destinada a su inversión en forma de créditos para obtener rentas que acrecientan el patrimonio de los inversores beneficiados por esta estrategia política.
Este modelo de acumulación-inversión crediticia se realiza por medio de fraudes: del latín fraus, es una acción que resulta contraria a la verdad y a la rectitud y que dentro de un marco legal penal constituye una violación a la ley, un delito. Esta actividad delictiva produce víctimas.
Señalo algunos ejemplos de las diversas y múltiples modalidades de esta actividad delictiva pero que no agotan la creatividad fraudulenta empresarial dentro del modelo financiero ilegal: maniobras en el mercado de valores, maniobras bursátiles, maniobras especulativas electrónicas, balances falsos, evasión y fuga de capitales, evasión fiscal por medio de la subfacturación o sobre facturación, contrabando en la exportación de bienes, valorización ficticia de activos inmuebles y crediticios, especulación inmobiliaria, tráfico de influencias, financiación ilegal a funcionarios y partidos políticos, múltiples de formas de estafa ligadas al crédito, corrupción de funcionarios públicos, persecución a los whistleblowers, abuso de poder entre otras acciones ilegales contempladas en el código penal.
¿Podemos referirnos al capitalismo Neoliberal Financiero sin considerar que esas maniobras y actos delictivos son imprescindibles para obtener una renta que caracteriza la relación crédito-deuda?
El modelo de capitalismo neoliberal financiero no es una idea, una abstracción, un espíritu, un discurso, una simple definición conceptual como ya hiciéramos referencia; es una realidad y su observable es la creciente existencia de deudores.
La extensión y generalización de las múltiples formas de fraude necesita de la participación de innumerables actores como grandes bancos, empresas crediticias, aseguradoras de riesgo, organismos financieros internacionales, funcionarios de gobierno, expertos en administración de negocios, brokers, traders, lobbistas, grupos de presión contingentes, sicarios financieros, economistas privados en rol de informantes claves, inversores de riesgo, ministros, parlamentarios y algunos inversores de buena fe.
Entre estos actores se establecen lazos sociales que son parte de su identidad colectiva, una asociación de hecho, con sus normas de reciprocidad, y de acción social de sentido bajo la lógica del capital.
Los fraudes corporativos no son crímenes de sangre, generalmente, pero producen millones de víctimas sociales con sufrimientos, económicos, personales, morales con despojos y desigualdad.
Las inmensas fortunas acumuladas y concentradas en un reducido grupo de personas no han sido obtenidas por medio de un trabajo productivo, sino apropiándose de bienes de otros por medio de actividades fraudulentas.
Bajo la racionalidad y lógica del Capital, el capitalismo neoliberal financiero funciona como una mega asociación ilícita informal que trasciende el ámbito nacional para ser ya de carácter global. Conforma una sinergia, una complementación entre el capitalismo neoliberal financiero y las actividades fraudulentas.
No se trata de una asociación jerarquizada y vertical sino dependiente de la lógica del capital y que se objetiva en las acciones de la gran banca internacional, corporaciones trasnacionales, fondos de inversión, funcionarios de gobierno, una parte del poder judicial y diversos actores internacionales.
Ellos planifican las líneas generales las políticas de esta modalidad de capitalismo en espacios como el Foro de Davos, el Grupo de los 20, el Grupo Bilderberg, y en otras reuniones formales e informales de jefes de estado, de directores o CEOS de empresas y un sin número de profesionales que trabajan en red y colaboran o integran esta asociación con relaciones permanentes o transitorias.
Recordemos que en el Foro Económico Mundial de Davos, al que asiste anualmente la élite empresarial global, Jefes de estado y otras personalidades del Establishment está representada por más de 1.700 ejecutivos de empresas corporativas mundiales y al que arriban en unos mil quinientos jet privados. Su pertenencia al modelo, es parte de la marcha de la mecánica, de la energía, del combustible, de las poleas o ruedas o el manejo de bites o megabites necesario para el funcionamiento de esa gran máquina ilegal que es el Capital financiero puesto a obtener una renta.
Su objetivo es la realización del dinero previamente acumulado y ya disponible para inversiones por medio del crédito-deuda. Para tal fin como ya viéramos necesitan encontrar-crear deudores tarea fundamental del modelo. Este crédito no persigue, necesariamente, que se le devuelva el dinero que invierten en el tiempo convenido: prefiere que la relación crédito-deuda se prolongue mientras le siga generando renta, que el dinero funcione como Capital).
El resultado de esta estrategia política es el enriquecimiento sin límites de una minoría y su contrapartida, el crecimiento de la pobreza y de la indigencia de la inmensa mayoría de los seres humanos del planeta, víctimas de las políticas delictivas del capitalismo neoliberal financiero y de su Control Social selectivo.
La Criminología Crítica necesita continuar con sus trabajos para develar esta realidad del Capitalismo Neoliberal.
Referencias
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