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UN FANTASMA RECORRE LO RURAL: EXPERIENCIAS DE COMUNIDADES RURALES E INDÍGENAS
Mario Pérez Monterosas; María del Pilar Galicia García
Mario Pérez Monterosas; María del Pilar Galicia García
UN FANTASMA RECORRE LO RURAL: EXPERIENCIAS DE COMUNIDADES RURALES E INDÍGENAS
A ghost runs through the rural: experiences of rural and indigenous communities in the face of Covid 19
Revista CoPaLa. Construyendo Paz Latinoamericana, vol. 6, núm. 13, p. 57, 2021
Red Construyendo Paz Latinoamericana
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Resumen: La llegada de la pandemia Covid 19 a México implicó cambios drásticos, repentinos y acelerados en las practicas económicas, laborales, sociales y de salud, y la implementación de acciones de prevención y cuidados. La presencia del virus se dio de manera diferenciada y gradual en los múltiples espacios-tiempos-prácticas y actores donde las medidas eran: estar cuarentena, mantenerse en confinamiento, guardar la distancia mínima en los espacios públicos, evitar los contactos personales, uso de cubre bocas y gel antibacterial. El objetivo de este artículo es conocer y comprender las experiencias intersubjetivas, las actitudes y prácticas que las poblaciones campesinas e indígenas de Veracruz y Tabasco mantuvieron con la presencia del Covid 19, las dinámicas de interacción social, los cambios en su vida cotidiana y de cómo realizaron acciones diferenciadas a lo que se indicaba en los niveles gubernamentales en función de sus propios procesos socioculturales. Concluimos que las acciones de prevención no evitaron los contagios y muerte por Covid, y tomaron medidas de solidaridad y acompañamiento que los fortalecieron. Esta investigación se fundamenta en el trabajo de campo virtual y la exploración etnográfica tecnológica que se realizó durante 2020.

Palabras clave: Pandemia Covid19, Acciones locales, Sociedades rurales e indígenas, Procesos socioculturales.

Abstract: The arrival of the Covid 19 pandemic in Mexico implied drastic, sudden and accelerated changes in economic, labor, social and health practices, and the implementation of prevention and care actions. The presence of the virus occurred in a differentiated and gradual way in the multiple spaces-times-practices and actors where the measures were: being quarantined, staying in confinement, keeping the minimum distance in public spaces, avoiding personal contacts, use of covers mouths and antibacterial gel. The objective of this article is to know and understand the intersubjective experiences, the attitudes and practices that the peasant and indigenous populations of Veracruz and Tabasco maintained with the presence of Covid 19, the dynamics of social interaction, the changes in their daily lives and how they carried out actions differentiated from what was indicated at government levels based on their own sociocultural processes. We conclude that the prevention actions did not prevent contagion and death from Covid, and took measures of solidarity and support that strengthened them. This research is based on virtual field work and technological ethnographic exploration that was carried out during 2020.

Keywords: Covid 19 pandemic, Local actions, Rural and indigenous societies, Sociocultural processes.

Carátula del artículo

Artículos

UN FANTASMA RECORRE LO RURAL: EXPERIENCIAS DE COMUNIDADES RURALES E INDÍGENAS

A ghost runs through the rural: experiences of rural and indigenous communities in the face of Covid 19

Mario Pérez Monterosas
UAM-Azcapotzalco, México
María del Pilar Galicia García
Universidad Juárez Autónoma de Tabasco., México
Revista CoPaLa. Construyendo Paz Latinoamericana
Red Construyendo Paz Latinoamericana, México
ISSN-e: 2500-8870
Periodicidad: Semestral
vol. 6, núm. 13, 2021

Recepción: 12 Marzo 2021

Aprobación: 24 Mayo 2021


Introducción

La llegada de la pandemia Covid 19 a México a Mediados de marzo de 2020 implicó cambios drásticos, repentinos y acelerados a las formas de socialización en lugares públicos y privados, a las practicas económicas y de carácter laboral, a las decisiones inciertas de políticas y sobre todo a la advertencia de mantener cuidados en los sistemas de salud individual e institucional. La presencia del virus fue dándose de manera diferenciada en los múltiples espacios-tiempos- prácticas y actores, que primero en torno a lo virtual o lo no visible para después ante lo objetivado en síntomas, contagios y muertes el tomar medidas mas racionales. El cambio de las actitudes, los temores, la credibilidad y las imposiciones que desde arriba llegaban.

El objetivo de este artículo es conocer y comprender las experiencias subjetivas de las poblaciones campesinas e indígenas de la llanura costera de Veracruz y de la Sierra de Tabasco han mantenido con la presencia del Covid 19 en sus contextualidades a lo largo de los últimos meses y ante diversos acontecimientos objetivables. Un punto central y articulador del análisis es la actitud asumida ante un fenómeno de carácter global en los espacios locales, de cómo se reglamentan los cuidados ante una pandemia de nivel mundial y como se articulan las respuestas a nivel sociocultural y comunitario, desde una realidad distinta. La presencia del Covid-19 en México obligó a mantener medias como: cuarentena, confinamiento “quedándose en casa”, guardar la distancia mínima en los espacios públicos, evitar los contactos personales (abrazos y saludos de mano), uso de cubre bocas, gel antibacterial y practicar el lavado de manos constante, para evitar su propagación, contagio y los casos de morbilidad.

Aquí damos cuenta de las formas en cómo las comunidades rurales e indígenas tuvieron respuestas diferenciadas en espacio-tiempo a: el trabajo en escenarios de baja densidad poblacional, o de trabajo urbano en interacción con lugares de mayor población y riesgo; aunado a la incredulidad y sus sistemas de pensamiento de no creer en la existencia del virus y no acatar las medidas señaladas. Con el paso de los meses, cuando finalmente se objetiviza la presencia del virus en las familias y comunidades rurales: experiencias de contagio o ser portadores, asumen la imposición de las reglas usando cubre bocas y evitando salir de casa, y la concurrencia a espacios de divertimento o de presencia numerosa de personas; entonces el tema de la muerte de familiares es un impacto importante para tomar en serio las normas de salud, no por temor al virus sino al dolor emocional que les produce el no poder despedirse de sus enfermos una vez que ingresan al hospital y la muerte repentina hará su aparición, no poder realizar las costumbres rituales a sus difuntos como lo ha marcado su cosmovisión es algo que les produce una gran tristeza y pesar por ello ahora se cuidan.

La distancia afectiva es un factor que les hace tomar medidas serias y de cuidado, a la vez que se protegen, también realizan acciones de acercamiento para compartir saberes en torno a la medicina tradicional para fortalecer el sistema inmunológico y respiratorio, la disminución del comercio y las actividades económicas les lleva a poner en práctica el trueque e intercambio de productos locales, la restricciones de salir de casa les acerca al uso de las tecnologías con fines educativos, así como una interacción social y familiar virtual a través de las redes sociales y estar al pendiente de la salud de sus familiares que se ubican en diferentes geografías regionales, nacionales e internacionales.

Proceder metodológico

Debido a las medidas de prevención sanitarias establecidas ante la presencia de la pandemia Covid-19, y las restricciones en las condiciones de distancia debida, interacción social y relaciones cara cara que impide el acercamiento a poblados, viviendas o personas es que decidimos realizar trabajo de campo de manera virtual, netnografía, al ser imposible la presencia in situ procedimos a acercarnos a la realidad diversa haciendo uso de la tecnología de los teléfonos celulares y la internet y al “ Uso de plataformas virtuales ante los limites de la reclusión y el distanciamiento físico que impone la pandemia del Covid 19 (Rivera y Odgers, 2021: 20). nuevamente como dice Bauman: proceder a la “accesibilidad” virtual de las distancias que siguen siendo inalcanzables en la realidad no virtual” (Bauman, 2001:116), una unvestigación remota mediada por la tecnología (Rivera y Odgers, 2021)

Se procedió a Modificar, reinventar o limitar las estrategias de campo habituales (Rivera y Odgers, 2021: 19), y realizar trabajo de campo virtual, a la exploración etnográfica vía tecnológica a través de las redes sociales, el internet, el Whats App, la telefonía celular y las videoconferencias, y la elaboración de un cuestionario base para la realización de entrevistas telefónicas, selección de un par de preguntas para exponerlas por Whats App y contestadas a través de mensajes escritos o de voz de manera mas inmediata y de acuerdo a los tiempos de los informantes, o en algunas llamadas telefónicas breves, con actores rurales estratégicos por su alta interacción con diversas comunidades indígenas decidimos hacer una videoconferencia por la plataforma Zoom, con algunas personas fue posible obtener algunas fotografías, algunos comentarios ocasionales respecto a la presencia de “la enfermedad” en las diversas comunidades rurales e indígenas de Veracruz y Tabasco que se fueron registrando en un diario de campo.

Se aplicó la tradicional técnica metodológica de “bola de nieve”. Una reunión por zoom con problema de conexión debido a las diferentes intensidades en la recepción de señal, falta de audio, retraso en la transmisión de la señal, problemas de comunicación eficiente.

Se analizó y reflexionó sobre las experiencias subjetivas que los campesinos e indígenas del sur-sureste de México tenían en diversas temporalidades con la pandemia del Covid-19, denominadas por ellos de diferentes maneras.

El fantasma del Covid-19: la pandemia recorre el mundo

En la televisión de cadena nacional aparecen por un lado el presidente de la republica Andrés Manuel López Obrador sin cubrebocas y asistiendo a lugares públicos, por otro en la Ciudad de México Claudia Sheimbaun aparece con cubrebocas invitando a quedarse en casa y salir con las medidas sanitarias de protección necesarias para evitar contagios, imágenes contradictorias de una realidad compleja que generan en la población diferentes percepciones de cómo hacer frente a la pandemia del Covid 19.

Una pandemia ante la cual se implementa una misma acción que muestra reacciones diferenciadas en tiempo, espacio y prácticas societales, que poco a poco fueron cambiando respecto las actitudes, los temores, la credibilidad y las imposiciones que desde arriba llegaba a cada comunidad, localidad y familias rurales e indígenas, matizándose en diferentes niveles, contextos, de ajuste, negociación, percepción e interpretación en la sociedad compleja.

El coronavirus como problema de: salud, político, económico, laboral, social y psicológico, que parte de contextos globales, desde arriba, racionales, autoritarios, de acción impuesta inmediata y aterriza en el tiempo a diferentes niveles de gradación en lo local donde se percibe desde la emotividad, los sentires culturales, de cosmovisión y las experiencias subjetivas y comunitarias de las poblaciones rurales e indígenas.

En una escala global o desde Europa las voces expresan sus propias visiones regionales, el filósofo Agamben minimiza el Covid 19 y considera que “son pretextos del gobierno”, que las “autoridades difunden un clima de pánico y provoca estados de excepción, graves limitaciones de movimiento y suspensión del funcionamiento normal de las condiciones de vida y trabajo. Destaca las restricciones a la libertad, la suspensión de eventos y servicios y la generación de un estado de miedo y pánico colectivo en nombre de un deseo de seguridad (Agamben , 2020: 18-19)

En tanto el filosofo Zizek considera el coronavirus como la epidemia de un virus ideológico constituido de noticias falsas, teorías de conspiración y explosión de racismo que se sustenta en la presión ideológica: como la cuarentena. Sostiene la hipótesis de que se propagaría un virus de sociedad alternativa, con alcances más allá del estado nación, solidaria y de cooperación global.

Mantiene la idea de que la pandemia “nos obligará a reinventar el comunismo basado en la confianza, en las personas y en la ciencia” (Zizek, 2000: 22)

En sus reflexiones el filosofo hace énfasis en las interacciones sociales que serán modificadas con personas y objetos, con nuestros propios cuerpos, ojos, nariz y manos, el no abrazarse ni saludar de mano (Zizek, 2000: 26) y sugiere que para que el estado no nos controle aprendamos a disciplinarnos.

Para comprender las experiencias de las comunidades rurales e indígenas ante el coronavirus entendemos lo rural como elemento de composición heterogénea y caracterizado por lo diverso en lo geográfico, cultural, social y político, nos interesa destacar el posicionamiento de Harvey quien alude a la cartografía de las contradicciones, de la circulación y acumulación del capital (2020: 79). Harvey da cuenta de como la economía global dejaba de funcionar, los cambios en los mercados bursátiles, empresas que tienen que cerrar por un tiempo, caída del consumo, el desempleo, cierre de colegios y universidades, y la suspensión de actividades culturales (2020: 91). Hace énfasis en la gestación de nuevas relaciones laborales y el cierre de fronteras ante el enemigo invisible que viene de fuera, el virus que nos tiene en terror permanente.

Los cambios sociales y económicos en contextualidades geopolíticas diferenciadas orientadas por el miedo y la imposición gradual de limitantes libertarias en diferentes esferas de la vida cotidiana globalizada.

Una mirada interesante cuando se piensa a escalas más pequeñas, en sociedades del sur global y en procesos sostenidos en la cultura y la cosmovisión es la que nos propone Galindo desde Bolivia, quien a diferencia de Zizek que invita a “disciplinarnos” considera la “desobediencia” como factor decisivo para sobrevivir ante el coronavirus en tanto pandemia de salud.

Galindo considera que el coronavirus más que una enfermedad, parece ser una forma de dictadura mundial, multigubernamental policiaca y militar, se impone el miedo al contagio, orden de confinamiento y de distancia, de supresión de todas las libertades sin derecho de replica ni cuestionamiento, la eliminación del espacio social que minimiza y oculta otros problemas sociales y políticos (2020: 120). Para Galindo significa el dominio de la vida virtual, militarización de la vida social, no hay información solo miedo y la prohibición de la protesta social, porque se considera peligroso juntarnos o reunirnos. Se presenta el cierre de fronteras no al virus sino a los cuerpos, al otro que es visto como peligro (2020: 121), por lo que se debe repensar el contagio y desobedecer para sobrevivir.

Galindo invita a procesar el miedo, a recurrir a la autogestión social de la enfermedad, de la debilidad, del dolor, del pensamiento y de la esperanza (2020: 125), en tanto Zizek alude al espíritu del amor: nuevos vínculos, formas de relacionarnos y proximidad espiritual. El coronavirus repercute en la fenomenología de la vida afectiva y en la atmósfera emocional, y se establece e impone como medida la distancia social y espacial, que se cierra o se expande, la disolución social en el espacio físico que transforma el perfil emocional de la vida cotidiana, se establece una melancolía colectiva. La importancia de atender las transformaciones en la composición del yo: aspiraciones, emociones y sentido del tiempo, velocidad del cambio social y un desanclaje del simbolismo (Wacquant, 2017: 288-289)

“Lo que se dice allá, lo que se vive acá”: Contextos rurales e indígenas ante el Covid-19

Económicamente la gente tienen que salir a trabajar, no se pueden quedar en casa así tal cual como lo dicen, no hay de donde sacar dinero para sostener a la familia, los hombres tienen que ir a la parcela, la finca, el monte, atender sus cultivos de maíz, los apiarios, realizar las actividades que no se podían abandonar y debían ser atendidas cotidianamente, aprovechar la recolección de frutos para el consumo familiar y contar con insumos para el intercambio y venta a nivel local, como se hace con las plantas medicinales, huevo aves, frutas, verduras y miel. Las mujeres adultas o jóvenes tienen que trasladarse al pueblo, a otras comunidades o la ciudad (mas posibilidades de contagio) para trabajar como empleadas domésticas o en los servicios porque son el sostén de la económica del hogar, son las y los encargados de la sobrevivencia y el abasto familiar.

El Cafetal, Teocelo

En la Ciudad de México están encerrados desde hace dos meses, que en alerta roja, pero aquí no, aquí todavía no llega, seguimos saliendo a trabajar, hay gente en la calles, y los camiones siguen yendo del rancho a la ciudad porque la gente va a trabajar. No hay casos confirmados, solo rumores de un infectado en Ayahualulco, no hay noticias oficiales.

El tortuguero, la Selva

En la cotidianidad del trabajo en el campo, a la luz de sol ardiente del estado de Tabasco, el dia 28 de febrero en las comunidades rurales se escuchaba en las noticas de la radio y televisión que en México había un caso de una enfermedad llamada COVID, iniciado en China. Al escuchar eso Don Juan pensó que eso quedaba muy lejos, que no les afectaría. Pasaron los días y el 18 de marzo escuchaban en la radio que Tabasco tenía ya un caso de Covid. Dos días después tanto en la Ciudad como en los ranchos suspendieron las clases en las escuelas, y todos debían permanecer en casa para evitar los contagios. Anunciaron el uso de cubrebocas, aunque muchos no sabían exactamente lo que estaba sucediendo.

La Ceiba, Veracruz.

Cada día las autoridades son más estrictas y prohíben que salgamos a la calle, que vayamos a los pueblos o a nuestros lugares de trabajo en las fincas y las parcelas. Hay quienes deben viajar hasta media hora para llegar a las fincas donde se emplean. La economía local depende del trabajo de jornalero que se realiza a nivel regional en los ranchos ganaderos, las fincas cafetaleras o la siembra de maíz o frijol. Otros dentro del mismo pueblo salen para ir a ver el ganado que tuviera agua para beber, desparasitarlo, bañarlo contra las garrapatas y pinolillos, y claro cerciorarse de que este completo que nos les falte ningún animal.

Macuspana La Sierra

La gente no deja sus terrenos, es el lugar mas indicado para estar libres y salir un rato del encierro y el aburrimiento. Yo salgo seguido a visitar a la gente de campo en poblados cerquitas a Macuspana La Sierra, para supervisar los trabajos en los viveros y las parcelas, pero no hay tanta gente entonces se supone que no hay riesgos de contagiarse. Independiente de los programas o indicaciones del gobierno la gente que es campesina o los que tienen su parcela no la han descuidado, así que no se quedan en casa, el trabajo en el campo no ha parado, seguimos operando porque se requiere que los viveros estén al 100

Teocelo

El 1 de junio oyeron en la radio que empezaba la “nueva normalidad”, que entendían como que el Covid se había calmado, pero a tan solo una hora en Xalapa, estaban en alerta roja y la situación era de mucho cuidado y seguían en cuarentena. Entonces estaban confundidos no sabían que hacer, de un pueblo a otro las condiciones de exposición al contagio eran tan variables y diversas que los confundían, en la misma mañana o en el transcurso del día pasaban de lugares de alto riesgo a donde ni gente había, ni se usaba el cubre boca. De como la presencia del virus era distinta de un lugar a otro, y de cómo la presencia necesaria de los habitantes rurales les hacia ir a la ciudad donde podían estar más en exposición sin dimensionarlo.

Cazones La Costa.

Aquí en Cazones, en el norte de Veracruz, seguimos encerraditas, me vine a la casa de mi mamá que es de la tercera edad, para estarme con ella toda esta cuarentena y cuidarla. Pues es un rancho, pero hay que cuidarse de no enfermarse, aquí vemos televisión o escuchamos música, a veces se aburre uno. Mi esposo es taxista, va todos los días a la ciudad de Poza Rica, pero cuando llega lava el coche y el se baña allá afuera, entra pero ya cambiado de ropa. Al principio el seguía yendo normal a trabajar solo con cubreboca, ahora, ya no va y pues ya no tenemos dinero, la venta de la tienda ha bajado mucho, la gente no sale y los ahorros se nos están acabando, ojala que esto pase pronto sino no sabemos como le vamos a hacer.

Las tiendas de la calle principal serraron, la papelería, el internet, la estética, ya no abren, aunque el de la carnicería sigue teniendo su clientela, ahí se hace la fila cuando hay matanza de cerdo.

El 9 de junio hubo 9 contagios, pero ya se recuperaron en sus casas, es lo único que se sabe. La importancia del virus con el transcurso del tiempo y en el cambio de intensidad de las interacciones sociales con las áreas urbanas y el aislamiento social que se fue experimentado de manera cotidiana con ciertas diferencias de salud, pero que donde mayor impacto tuvo fue en la económica.

Gutiérrez Zamora

Aquí hay retenes para que la gente de fuera no pase, esta cerrado el acceso a Tecolutla no pueden pasar a la playa, y pues ha sido difícil por que aquí la gente vive del turismo, los hoteles y restaurantes que ahora están cerrados y ya pasaron muchos meses, no hay para cuando termine esto. Pero la gente de aquí sigue haciendo fiestas, reuniones, se oye la música, no se protegen, siguen saliendo a la calle, al campo, al potrero y al mandado. Apenas se supo que había un niño infectado, pero esta en su casa, pero eso dicen, no se sabe nada. Solo nos dicen que no salgamos que “nos cuidemos quedándonos en casa”.

La Barra de Chachalacas

Los restaurantes y tiendas se cerraron, los hoteles o los que rentan cuartos para turistas dejaron de recibir gente, han perdido clientes y cada día la situación económica es mas angustiante porque no tienen para vivir, para seguir pagando la renta de sus locales, esta cerrado el pueblo a la gente de fuera. Los fines de semana hay gente que viene a la playa o al rio, los de aquí siguen haciendo sus fiestas, llegan en camionetas yo creo que de Xalapa, y ahí en la playa mucha gente se reúnen, toman cervezas, y la policía ni les dice nada. Pero los que somos de aquí si debemos estar encerrados porque protección civil del Ayuntamiento nos tiene bien checaditos y pasan las patrullas a casa rato, diciendo que nos quedemos en casa y en la calle nos exigen el uso de cubre boca, y eso que ni gente hay.

Aunque los habitantes y autoridades cierran los accesos de los fuereños a las comunidades, ellos no dejan de realizar actividades y reuniones donde no respetan la distancia reglamentaria como medida precautoria, los contactos de mano, los abrazos, y muestras de afecto mas personal y cercano siguen realizando entre diferente tipo de población local. Es posible ver acciones como fiestas los fines de semana en los patios o garajes de las viviendas, o reuniones de festejo en los campos deportivos después del partido béisbol o futbol.

La cuarentena ya se pasó de los cuarenta días, ya llevamos mucho tiempo sin poder salir y ya se hace aburrido, desespera el encierro por eso cuando menos nos vamos a caminar por las parcelas o a visitar a la familia de aquí del rancho, pero claro con cubre bocas. La vida en el rancho ha cambiado mucho, ya no es como antes, desde los primeros días que dijeron que había eso de la “enfermedad” pues no es igual, ya se suspendieron los actos públicos, las de fiestas patronales, reuniones familiares, salidas de la escuelas, ceremonias de carácter religioso, hasta el salir a la calle, solo para lo mas necesario es que vamos a la tienda o visitar vecinos, todo se detuvo, se tuvo que posponer hasta que las autoridades lo permitan nuevamente y “eso quien sabe cuando pueda ser”.

Dicen que “la sana distancia” que no debemos estar donde hay mucha gente, pero pues ya ve que aquí es un pueblo, es un rancho chiquito y ni gente hay.

Limites locales a las interacciones con locales y foráneos

Aunque en este momento mucha gente no cree en eso de la enfermedad, se han dado a la tarea de juntarse entre varios hombres y jóvenes para cerrar los accesos al pueblo, en la carretera colocaron bultos de arena y piedras para que la gente que no es de aquí no pase, se les pide a los del pueblo que informen a sus familiares que viven en la ciudad se abstengan de visitarlos. A la entrada del pueblo se pusieron retenes con troncos o grandes piedras, los ciudadanos no dejaban pasar coches o personas que no tuvieran su domicilio en el pueblo, por eso les pedían que se identificaran. Parecía que la ley o el funcionamiento social estaba en la mano de cualquier grupo de personas que se habían tomado un papel de autoridad, en algunos otros lo hacían a partir de las indicaciones de las instancias oficiales locales o municipales.

La desconfiguración de las economías de archipiélago se concretizó con el regreso de los migrantes a sus localidades de origen, los hijos, esposos y familiares que vivían en la frontera norte, en Cancún, Mérida, Monterrey, “México”, los Estados Unidos o “en la Ciudad” tuvieron que regresar a la casa de sus padres, de sus familiares o de su propiedad en las comunidades de origen, si bien no fue fácil su ingreso por la actitud discriminatoria y restrictiva que los habitantes les mostraban por el temor a que fueran portadores del virus, porque “los viajeros” eran los que podían contagiar, aun así les fue posible ingresar a través de diversos mecanismos.

Para los migrantes resultaba mas fácil sobrevivir en sus comunidades que en las economías de mercado debido al cierre total o parcial de sus fuentes de empleo, dejar de percibir ingresos, por las restricciones para salir de la casa, la falta de dinero y sostener los diversos pagos de renta y servicios hacían imposible salir delante de la situación de pandemia en los lugares de emigración.

Los migrantes que no pudieron regresar o visitar a sus familias mantuvieron cerca en la distancia a través del teléfono o los mensajes de whats app para tranquilizar sus preocupaciones y angustias sobre las condiciones de salud que imperaban en el pueblo, pues por varios meses el “acceso está cerrado a los foráneos”.

Tecolutla del Mar

En estos pueblos costeros se cerro también el acceso al mar, la gente no puede pasar a la playa. En Tecolutla hay decenas de hoteles y casas que ofrecen el servicio de hospedaje pues el atractivo del mar y del rio, así como la riqueza culinaria en base a productos del mar atrae miles de turistas al año que dejan importantes derrames económicos y sostienen a cientos de familias al ser su única fuente de ingresos. Con esta situación de pandemia tuvieron que obedecer a las autoridades y protegerse de la “enfermedad” cerrando sus negocios lo cual poco a poco fue colocándolos en situaciones de angustia y desesperación. Se impidió el acceso a las playas, a los parques, lugares turísticos y espacios públicos a través de retenes instalados por las policías municipales y de rondines que constantemente vigilaban y prohibían la presencia y el transitar de personas.

Sin comprender los efectos de la llamada pandemia o sin tener claros los síntomas los habitantes costeños tuvieron que acatar las ordenes venidas de México, de la capital del estado y de las autoridades municipales, evitar aglomeraciones, no recibir turistas, quedarse en casa y guardar distancia aun cuando en las calles ni gente había.

Tabasco

En Tacotalpa en el mes de julio pusieron retenes en las entradas y no dejaban pasar nada, fue tal la situación exagerado que pronto hubo desabasto de alimentos, Diconsa, dejó de llegar y vino una crisis de abasto de alimentos. Hasta la fecha los comercios siguen cerrados el fin de semana, y del diario solo atienden en horario de 7 a 6.

En algunas comunidades fue mas fácil que en otras mantener el filtro de ingreso porque la gente no cree que la enfermedad exista y exigen pasar a fuerza para visitar a sus familiares, se empezaron generar discusiones, pleitos y confrontaciones, por eso hubo voluntarios que cansados quitaron las barricadas después de 15 o 30 días de haberlas instalado.

La información sobre el coronavirus la recibían a través de la televisión, y de los rumores que llegaban de las ciudades cercanas o de la comunicación con sus familiares en la Ciudad de México, eso les hacia experimentar sensaciones de angustia, tener que cambiar sus formas tradicionales y cotidianas de vida y sin tener claro aun el porque. Que tenía que ver con ellos o sus comunidades lo que sucedía en lugares tan distantes?. Así se empezaron a generar contextos de incertidumbre pues mientras allá se decía que algo grave pasaba, en los pueblos y ranchos la vida seguía transcurriendo igual, “aquí no hay nada, no se ha oído nada, no se sabe de nadie que lo tenga”. Se oye decir que si hay gente que lo tiene. Dicen que en Poza Rica los hospitales están llenos y no se dan abasto, que hay infectados y muertos pero eso dicen. Es lo que se oye decir, nosotros aquí no hemos visto nada.

Muchos se encomendaron a Dios, “primeramente Dios no nos va a pasar nada” y “siguieron llevando su vida como siempre”, nos dijeron que saliéramos solo a lo necesario y pues casi no salimos.

Macuspana La Sierra

Aquí todavía no se escucha nada de eso, no hay nada de eso, es una comunidad pequeña, poca gente porque esta chiquito el pueblo, pero la secretaria de salud esta repartiendo información en trípticos en lengua chol, perifoneo en chol y rondines en las camionetas de la policía voceando de la enfermedad esa, que usemos cubre bocas y gel antibacterial, pero pues aquí ni venden eso.

Quienes mas han hecho caso o se sienten mas presionados por obedecer a las autoridades son los que viven en la calle principal, o las casas que se ubican a la entrada del pueblo y las que están a pie de carretera, los que viven al fondo o los pueblos mas retirados ellos no hacen caso, a ellos les tardará mas en “llegar eso” o que las autoridades las presionen, están más al margen de toda esta situación.

La Higuera

Se siente poquito miedo por eso que se escucha que esta pasando en otros lugares, lo que se comenta de otros lados porque pues aquí pues no, muchos todavía creen que “es mentira”. En el municipio si las autoridades se ponen mas estrictos de que usemos cubre bocas, pero aquí en la comunidad no, el propio agente ejidal no dice nada, el tampoco cree. No hay supervisión, la gente sigue haciendo fiestas, reuniones, “no pasa nada”, además de algo nos hemos de morir así que no pasa nada.

Pasado los meses. La gente que viaja en el transporte público al municipio también le tuvo que entrar y obedecer de protegerse porque estaban los filtros sanitarios, policías y agentes de tránsito que te bajaban del camión y te regresaban a tu comunidad si no traías cubre boca. La policía municipal, agentes de transito y personal de protección civil cerraba los accesos a las calles principales o donde había negocios de alimentos básicos, tiendas y carnicería, dejaba pasar solo a quienes traían cubre boca, invitaban a guardar la distancia, aunque ya al caminar por la calle no hubiera gente o los restaurantes y tiendas estuvieran prácticamente vacíos.

La gente no le tiene miedo al virus, le tiene miedo a la muerte

Aunque en cada comunidad o localidad se establecían sus propias reglas de protección ante el Covid en general las instrucciones eran las mismas para todos que se fueron acatando conforme transcurrió el tiempo, la presencia de enfermos o contagiados a niveles mas cercanos de la casa, la familia o los conocidos influyó en que las personas consideraran mas seriamente el tomar medidas de precaución. Los aspectos emocionales fueron de gran importancia, en cuanto supieron que no se podían acercar a los contagiados, cuidar a un enfermo o velar a sus difuntos, eso les impactó negativamente verse ante el desapego, la incertidumbre de poder atender a sus viejitos o despedirse de sus muertos.

Al principio no creíamos, “hasta no ver no creer”, pero en las comunidades las autoridades municipales hacían reuniones de información, se repartieron volantes, por perifoneo en las patrullas, aparatos de sonido en las tiendas, la Secretaría de Salud, y el municipio pusieron filtros sanitarios, recomendaban limpiar con pino y cloro, usar cubrebocas, gel antibacterial y el constante lavado de manos.

El único hospital de la región, de muchos kilómetros a la redonda estaba a su máxima capacidad, de todos se decía los mismo que los hospitales no se daban abasto, cabe considerar que las clínicas de algunos poblados solo tienen bajo su jurisdicción un doctor y una enfermera y poca reserva de medicamentos generales, a lo que habría que agregar que desde el principio de la “pandemia” varios médicos pidieron licencia para no regresar a trabajar y evitar ser contagiados.

El abastecimiento de cubre bocas se presentó con muchos problemas, la gente se peleaba por ellos, no había en las tiendas ni en las farmacias, esperaban que el gobierno se los diera, y se pusieron muy caros, eso les hizo entrar en desesperación por sentirse mas expuestos a la infección. El sistema se salud local entró en crisis cuando los médicos de las clínicas se empezaron a ausentar, a retirarse de sus funciones y a pedir licencias, dejando la clínica y a la gente a su suerte; el desabasto de medicamentos, o la no existencia de la medicina adecuada para el supuesto virus puso a las autoridades en aprietos y a la gente con mayores niveles de incertidumbre. Un grave problema de salud sin una infraestructura de salud adecuada para hacerle frente a la pandemia en las comunidades rurales e indígenas.

Son dos partes diferentes como se ve desde la ciudad y cómo se vive acá donde estamos, Aunque en la televisión dicen muchas cosas, muchas gráficas de infectados y muertos, la ciudad sin gente, la gente usando cubrebocas, aquí en los pueblos lo han ido entendiendo poco a poco. Hay una resistencia al uso de cubrebocas, depende de la cercanía del virus o la presencia del miedo, son mas libres en sus espacios de convivencia en sus casas grandes y con patio, en las parcelas, el monte o el rio, y ya cuando salen están mas obligados a respetar las medidas que se han implementado. En la comunidad no se aplican las reglas igual que en la ciudad o el municipio, tiene lógicas locales y responde a las características de organización y cosmovisión de cada lugar. Igual consideran que hay mas infectados en la ciudad y que para que eso llegue al rancho o hasta los lugares mas apartados de comunidades indígenas aun va tardar un buen de tiempo, los tiempos y acciones son distintos en las geografías y sociedades heterogéneas

Monte Blanco. Teocelo

Aquí es una pequeña comunidad rural rodeada de naturaleza, y hasta hace unas semanas parecía que "el bicho" estaba en otro lado, en Xalapa, en la ciudad. Aquí no pasaba nada y pensábamos que no pasaría. Pero eso ha cambiado este 15 de julio. Ya hay casos confirmados y fallecimientos por esa causa: 4 muertos y 14 positivos. Parecieran pocos, sin embargo, una sola muerte cimbra a nuestra comunidad, porque todos nos conocemos y tenemos lazos, hay un tejido social fuerte, entonces quien muere no es una cifra, un número, como en algunas ciudades. Aquí quien muere es la vecina, el peluquero, la señora que te vendía la tortillas. De modo que este mal no sólo ha generado una crisis económica y de salud, también ha movido fibras profundas en el pueblo, porque en momentos difíciles como es una pérdida, no podemos acompañar ni abrazar a las vecinas, debido al contexto mismo y a que dicen, debemos cuidarnos.... Es triste, tristísimo. A esto sumen el miedo colectivo.

“Lo pescamos” dice Manuel, salimos positivos: ahora tienen que estar en cuarentena, aislados, no tener contactos con los demás familiares aun de la misma casa, han presentado síntomas: fuertes y constantes temperaturas, dolor de huesos, molestias en la garganta, esfuerzos para mantener la respiración que los agota cada día más, los desespera estar así varios días, de 15 a 20, que el malestar los deje débiles y demacrados. Aquí estamos “resguardados” tomando medicamento, checar el nivel de saturación de oxígeno, comprar y conseguir medicamento allá en las farmacias de la cabecera municipal

En las comunidades no se había escuchado infectados por ese virus, pero poco a poco se originó y ya hasta tenemos defunciones. Ha habido varios casos de muertos en diferentes comunidades, de algunos se ha confirmado, de otros solo es lo que se dice, la verdad no se sabe.

Al principio no teníamos miedo, pero ahora ya lo tenemos, ya sentimos mas cerca la muerte, mis tíos y abuelos los visitamos porque se sienten solos, ya están grandes, es feo que no los puedas visitar, familiares y amigos dejan de hacer visitas, la gente se distancia, ya no hay saludos de mano, ya no hay abrazos y el convivir, eso nos pone tristes porque uno esta acostumbrado a estar cerca de los conocidos y familiares. Quienes visitan a familiares de manera esporádica para ver su estado de salud o llevarles comida ahora lo hacen guardando la distancia, con cubrebocas, sin tocarse ni abrazarse, con miedo.

Aquí en la región de Macuspana desde mayo se intensificó la presencia del virus, de contagios locales y según dicen los hospitales están rebasados y no se dan abasto, pero hay quienes dicen que no es esa enfermedad, que es dengue. Hay quienes consideran que aquí el brote de contagios fue debido a que una empresa no paró sus actividades y sus trabajadores se contagiaron, porque son trabajadores que van y vienen a la ciudad, sabemos que hay casos positivos, pero no que cantidad, ni las condiciones en que están.

Hay una resistencia por parte de la gente, no quieren que les retengan a sus muertos y se los lleven directo al panteón, por eso dicen que no es Covid, que es dengue para poder hacer su velorio, su rezos, despedir a su difunto como lo marca la tradición y como lo sienten en su corazón. El dilema prevalece y se complejiza.

Tacotalpa, Tabasco

Otro dilema emergente e inesperado fue dónde enterrar a los muertos, debido a que el espacio era cada vez menor y a las costumbres locales. Los campesinos e indígenas de la comunidad de Xicotencatl acostumbran enterrar sus muertos en la comunidad de Lázaro. La gente de Lázaro se había cuidado mucho y mantenido las medidas necesarias por ello no registraba casos ni de contagios ni de muertos, por eso cuando los de Xicotencatl les solicitaron permiso para enterrar un difunto ellos se negaron por temor a que la enfermedad llegará, a que les llevaran el virus ese. En Lázaro no les dieron permiso, se juntaron los ejidatarios e hicieron actas de rechazo, generando problemas para el municipio y un descontento y tristeza para los familiares del difunto que no encontraban el momento en que pudiera por fin descansar en paz. Situaciones fuera de control, lejos de las manos de los tomadores de decisiones, más allá de las tradiciones y acuerdos comunitarios, el miedo al contagio, el temor a la muerte y la comprensión profunda de la magnitud del problema influyeron para generar este contexto social enrarecido y no libre de conflicto.

Si un familiar enferma es llevado de inmediato al hospital, lo ven un rato a la media noche, al otro día temprano anunciaban su muerte, al ser por Covid-19 no pueden ver el cuerpo, que es incinerado y llevado directamente al panteón para en un lapso de horas ser enterrado. Esa idea del ingreso al hospital la muerte repentina sin volver a mirar al enfermo o despedirse generó un gran dolor, temor y coraje en la gente, quizás por ello extremaron precauciones en sus cuidados no por miedo al Covid sino al morir o desaparecer de esa manera al: Irse sin despedirse, o que al difunto “ya no lo vio”.

Huazuntlan, Popoluca Sur de Veracruz

La muerte de un familiar o conocido, no ver el cuerpo por última vez, no despedirlo en el ritual tradicional, no poder asistir a su acompañamiento para velarlo en casa, o darle el último adiós en el panteón, tener que ir con cubre bocas, o distanciarse del abrazo y de la forma común de dar el pésame con muestras de solidaridad y respeto con la cercanía de los cuerpos, es algo que sin duda dolía y desconcertaba a los deudos. Las tradiciones de tantos años se habían tenido que suspender, dejar de lado.

La gente entiende que no lo pueden tener mucho tiempo, las familias se resisten a llevarlo directo al panteón y lo tienen cuando menos unas horas ante ellos en el féretro para su ultima despedida. La muerte y las condiciones identitarias deja un halo de incertidumbre que hacen mas penoso el duelo familiar.

Las autoridades locales y estatales, la fuerza pública o quienes establecen las reglas no parecen tener certezas, éstas se van desarrollando o calculando conforme pasa el tiempo o van enfrentando situaciones muy particulares, entonces las comunidades se inconforman por la falta de información precisa, quieren saber que pasa realmente, pero nadie dice nada. No han capacitado a la gente, no hay personal para ir a las comunidades, solo advertencias y breves noticias que llegan a través de los medios de comunicación, “wasap”, facebook y la televisión, “pero a ciencia cierta” pues no saben. El gobierno federal anuncia por televisión nacional que hay un número telefónico para información y saber si tienes o no la enfermedad, o en que hospitales se pueden atender, pero esa comunicación no llega hasta abajo o no coincide con las condiciones de salud de sus localidades, de su realidad. Les genera mas confusión y manifiestan su desacuerdo cuando el propio presidente de la republica “Andrés Manuel” no usa cubre bocas, mientras la secretaría de Salud exige que se tomen las medidas pertinentes. Por eso han dejado de ver las noticias.

Las contradicciones entre lo que se indica en la ciudad o los altos niveles de autoridad y lo que sucede en los pueblos y comunidades rurales e indígenas en una brecha muy grande y confusa, no se puede homogeneizar las grandes diferencias sociales, del sistema de salud y de densidad poblacional.

Sierra de Macuspana

El cubrebocas lo usan cuando salen de casa para ir al campo, pero lo ocupan un ratito porque se les humedece con el sudor, no lo pueden mantener todo el tiempo, además de que están solos en sus parcelas o unidades de producción trabajando, están solos, “no hay un amontonamiento de personas”. Ya no pueden viajar en combi sin cubrebocas, en un principio pusieron un “rotoplas” (tinaco) en el centro para que se lavaran las manos. Esta medida estuvo a disposición durante los primeros meses en diferentes pueblos y cabeceras municipales.

Es temporada de mosquitos por eso fumigan, pero la gente de la comunidades no esta de acuerdo porque dicen que ahí va el Covid, y mandan cartas de asamblea ejidal a la presidenta municipal manifestando su negativa a que se realice la fumigación que la secretaría de salud hace para erradicar el dengue que unos campesinos entre risas llaman “covidengue”.

Cuidados y nuevas prácticas

Uso de medicina tradicional para fortalecer el sistema inmunológico y prevenir el contagio y enfermar. Al principio se desconocía como combatir el Covid, porque no se sabía los síntomas o las causas, cuando supieron que una parte importante de la prevención y de los cuidados consistían en fortalecer el sistema respiratorio empezaron a tomar infusiones a base de hierbas calientes con aspirina o paracetamol. Posteriormente recurrieron a la medicina tradicional tomando bebidas calientes de manzanilla, momo (hoja santa o acuyo), canela, buganvilia, jengibre y te limón todas ellas endulzadas con miel.

La Ceiba de la montaña

Hay muchos rumores sobre medicinas, a los médicos les da miedo atender a la gente por miedo a contagiarse de coronavirus. Ahora entendemos que el virus se aloja en la garganta, entonces lo mas fácil es tomar agüita calientita con miel, limón y guayaba, esa es la forma cultural tradicional, la gente grande de la comunidad nos dijo como prepararlos, nos acercamos a esos saberes no por teoría o moda, sino por valorarlo su fuerza para prevenir y curar enfermedades. Los apicultores han recomendado el consumo de miel por las propiedades que contiene, además de su sabor se puede comer con pan, “la gente la usa para sus brebajes o pócimas, remedios naturales

Aquí no tenemos dinero ni los medios para hacernos una prueba de coronavirus como dicen en la televisión o sugieren las autoridades, entonces lo que nos queda es ser cuidadosos y prevenir, cuidarnos la garganta consumiendo té caliente con manzanilla u otras hierbas.

No solo se recurrió al consumo de estas variedades de plantas, si no que también se intercambiaron y compartieron entre la misma población, y se empezó a sembrar en los traspatios. En el caso de la miel que se produce en seis comunidades de Tabasco cercanas y que se comercializaba en el mercado regional se incrementó su consumo a nivel local de manera importante de tal manera que dejó de venderse hacia fuera.

Con el desabasto de alimentos a nivel regional, la imposibilidad de ir a abastecerse al municipio o los pueblos grandes la gente empezó a realizar el trueque o intercambio de sus productos de la huerta o de traspatio, otros mas vendían lo que iban obteniendo de sus parcelas como cacao, huevo criollo, gallina de rancho, pava, miel, plantas y frijol entre otros productos.

También hubo un intercambio de saberes, se recurrió a las personas de mayor edad de las comunidades para que les explicaran y enseñaran como preparar y consumir ciertas infusiones que con el tiempo habían dejado de usarse masivamente. Les mostraron semillas y plantas que serían de gran utilidad para la prevención del Covid, compartiendo las formas en como realizar huertos, jardines y compartiendo plantas y semillas.

La gente empezó a comprar cubre bocas por que la policía en el municipio te lo exigía, se pusieron carísimos hasta 35 pesos, se volvió un negocio, las costureras del pueblo vieron ahí la oportunidad de ganarse algo y empezaron a hacer y vender a 20 pesos.

Reflexiones parciales

“La nueva realidad” como nosotros le decimos es algo que no se va a normalizar, convivir con el virus en lo que existe la vacuna y que el gobierno la suministre esa es la esperanza.

Los mecanismos de imposición, obligación y restricción de las medidas de salud que implica el confinamiento, uso de cubrebocas para evitar el contagio de COVID 19 implementados por las autoridades del estado, comunitarias y por cuerpos policiacos tuvo respuestas y acciones diferenciadas en los marcos socioculturales de pueblos y comunidades rurales. Es gradual su “aterrizaje” de lo global a lo local, cambiante y distinto de acuerdo a cada contexto y condición del espacio-tiempo. Interacción complejo del virus con actores sociales ubicados en escalas geográficas y contextos con presencia mayor o menor del número de casos de población infectada, densidad poblacional y medidas restrictivas donde adquieren diferentes connotaciones y percepciones en el actuar.

Las medidas restrictivas pronto limitan las dinámicas de tránsito, comerciales, laborales, de asistencia a los centros educativos, de actividades de divertimento y festejo, de convivencia cotidiana en lo social y en lo privado.

Las acciones y reacciones ante la pandemia fueron cambiando en tiempo y espacio: se habla de “al principio”, y del “ya después”. No creen, pero si obedecen y en la medida de sus posibilidades hacen uso de las practicas de lavarse las manos, usar cubrebocas y gel antibacterial y del quedarse en casa.

La nueva normalidad…o nueva realidad no es cuando el semáforo verde pasa de un color rojo al verde, sino desde el primer día en que les informaron que debían guardar cuarentena, y guardar las medidas sanitarias, es en esos momentos cuando sus vidas, practicas de trabajo y roles sociales cambiaron.

Perciben confusión, incertidumbre y desconcierto cuando tiene que hacer cosas que se ordenan “desde arriba” y que les difícil realizar “desde abajo” y “desde adentro” de sus procesos socioculturales y de cosmovisión, el guardar distancia, evitar aglomeraciones por ejemplo, tienes sentidos polisémicos en poblados y comunidades donde la densidad de población es menor a las ciudades, o la disponibilidad de agua, de gel antibacterial o el acceso a cubrebocas es limitado o escaso.

Cuando empiezan a materializar la presencia del virus es porque esta más cercano a sus vidas, cuando conocen personas contagiadas, enfermas, muertos, entonces toman otras actitudes y cuidados de prevención, de aprendizaje para vivir con el. Se le da otro sentido y adquiere otro significado para ellos.

Las relaciones sociales y personales cambian, las distancias físicas con los otros se expanden, con los familiares y con su propio cuerpo, medidas sanitarias que tiene efectos en sus estructuras mentales, practicas de sentimientos y formas de experimentar la emotividad al no poder abrazar al enfermo, por no despedirse de sus muertos de acuerdo a sus tradiciones, de no dar consuelo con la cercanía física al que lo requiere.

Así las muestras de solidaridad se transforman, la reciprocidad orgánica deviene en mecánica, se ofrece el respeto, la tolerancia de maneras diversas, en harás de la seguridad personal y social se socializan valores, afectos, acompañamiento y respeto de manera diferente pero ligado a los valores locales tradicionales. Se tienen otro tipo de vínculos y de puentes que fortalecen el ser y hacer social.

Hemos querido compartir las dinámicas y practicas sociales y comunitarias que en el mundo rural del sureste mexicano han llevado a cabo para hacer frente a la pandemia del COVID 19 desde sus saberes y procesos culturales, de como lo global se traslapa, negocia y disputa en su inserción a lo local. Esperamos haberlo logrado.

Material suplementario
Referencias
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Bauman, Zygmunt (2001) La globalización. Consecuencias humanas. FCE. México.
Galindo, María (2020) “Desobediencia, por tu culpa voy a sobrevivir”. En Sopa de Wuhan. Marzo de 2020. Edit. Aspo. Pp. 119-127.
Harvey, David (2020) “Política anticapitalista en tiempos de coronavirus”. En Sopa de Wuhan. Marzo de 2020. Edit. Aspo. (20 de marzo) Pp. 79-96
Rivera, Liliana y Olga Odgers (2021) “La investigación de campo en tiempos de COVID-19: Entrevistando a migrantes durante el confinamiento”. En LASA-Forum. USA. Pp. 19-23
Wacquant, Loic (2017) “Bourdieu viene a la ciudad: pertinencia, principios, aplicaciones”. En EURE. Vol.43. No. 129. Pp. 279-304.
Zizek, Slavoj (2020) “El coronavirus es un golpe al capitalismo a lo Kill Bill…” En Sopa de Wuhan. Marzo de 2020. Edit. Aspo. (27 de febrero). Pp. 21-28
Zizek, Slavoj (2020) Pandemia. La covid-19 estremece al mundo. Anagrama. Barcelona.
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