Recepción: 18 Abril 2019
Aprobación: 12 Junio 2019
Resumen: A partir de la constitución de las unidades políticas que resultaron de las guerras de independencia de principios del siglo XIX en Latinoamérica, dos tendencias ideológicas y políticas contrapuestas han dominado el escenario de las discusiones académicas y diplomáticas de los últimos 200 años. La primera de inspiración bolivariana y la segunda de inspiración anglosajona para asegurar el dominio de los recursos del nuevo mundo. Una, propuesta en el Congreso de Panamá y la otra es fruto de una declaración del gobierno estadounidense con aspiraciones imperiales. Dos reconocidos e insignes hombres de letras y de la política, abordan los temas que con este ensayo enfocamos. Ellos son el mejicano José Vasconcelos y el colombiano Indalecio Liévano Aguirre. Con sus importantes aportaciones y las de algunos otros investigadores relacionados con la temática hispanoamericana, presentamos algunas valoraciones sobre las tesis en conflicto: Bolivarismo y Monroísmo. PALABRAS CLAVES Bolivarismo, Monroísmo, Panamericanismo, latino americanismo, imperialismo, ingerencismo.
Palabras clave: Bolivarismo, Monroísmo, Panamericanismo, latino americanismo, imperialismo, ingerencismo.
Abstract: Since the constitution of the political units that was resulted from the wars of independence of the early 19th century in Latin America, two opposing ideological and political tendencies have dominated the scene of the academic and diplomatic discussions of the last 200 years. The first of Bolivarian inspiration and the second of Anglo Saxon inspiration to ensure the domain of the resources of the new world. One, proposed in the Congress of Panama and the other is the result of a declaration by the US government with imperial aspirations. Two recognized and distinguished men of letters and politics, address the issues that with this simple essay we intend to focus. They are the Mexican José Vasconcelos and the Colombian Indalecio Liévano Aguirre. With his important contributions and those of some other researchers related to the Hispanic American theme, we present some valuations on the thesis in conflict: Bolivarismo and Monroísmo.
Keywords: Bolivarismo, Monroismo, Pan Americanism, Latin Americanism, Imperialism.
INTRODUCCIÓN
La doctrina bolivariana de unión continental fue concebida por el Libertador como el marco orientador de los procesos de independencia del continente. El Congreso Anfictiónico de Panamá de 1826, es considerado como la forma de expresión de Bolívar para la futura existencia de una unión continental hispanoamericana fuerte e indomable, que, si bien no se concretó, sentó las bases de un nuevo concepto de lucha por la unidad en base a tres elementos unificadores.
El primer elemento unificador era el idioma. Conquistada la América por España, le fue impuesto el idioma castellano. El idioma para Bolívar, era una razón poderosa para la unidad. Habla de América desde Argentina hasta México. (quienes antes eran colonias españolas). La religión, según Bolívar, constituye otro elemento aglutinante. Al igual que el idioma, la religión impuesta por el conquistador aglutina absolutamente al latinoamericano. Además, la religión genera la tradición, la moral y la formación de la sociedad. Finalmente, Bolívar invoca a la comunidad de costumbres americanas producidas por 300 años de periodo colonial que persisten en los países formas de vida y costumbres semejantes. (Sobre este tema recomendamos la obra de Frantz Fanón: Piel Negra, máscaras blancas. Aborda el tema del idioma en la creación de las identidades colectivas).
Este ideal de unidad encontró desde siempre defensores y detractores. Quizás los detractores de los ideales de Bolívar, fueron más persistentes, victimas ingenuas de los halagos y ofrecimientos poderosos defensores del status quo y de las ambiciones anglosajonas. A los seguidores de Bolívar les faltó fe en el proyecto del líder revolucionario. Desde ayer y, hoy lo enfrentamos con evidentes realidades, hubo fuerzas enfrentadas y complicadas contradicciones en la vida política de la América Latina.
Durante casi 200 años, se mantiene la disyuntiva entre Bolivarismo y el Monroísmo. Bajo estas premisas el presente trabajo analiza los fundamentos ideológicos del Bolivarismo, la Doctrina Monroe y el Panamericanismo, a la luz de su realidad. Para el análisis que pretendemos, utilizamos documentos fundamentales para la historia política americana, cuáles son, las obras de José Vasconcelos e Indalecio Liévano Aguirre.
La Idea Bolivariana de Unidad Latinoamericana Bolivarismo vs Monroísmo.
La historia de América está llena de intentos por forjar la unidad para lograr una verdadera independencia y la emancipación total del control de los imperios. Pero siempre subsiste y se mantiene la tendencia de romper esa unidad para fortalecer la injerencia de naciones imperialistas sobre nuestras débiles naciones. Esto continúa porque las grandes contradicciones que nacen en el siglo XIX no han podido ser desmanteladas y continúan siendo similares en nuestra historia
común latinoamericana.
El antiguo debate político y diplomático entre el bolivarismo y el monroísmo se mantiene vigente después del fracasado Congreso Anfictiónico de Panamá de 1826. En los acontecimientos políticos latinoamericanos del siglo XXI, encontramos aún la esencia del conflicto injerencista en los asuntos internos de nuestros países por la potencia del norte.
Efectivamente, en 1826 Bolívar1 logró finalmente realizar el Congreso Anfictiónico en Panamá. El esfuerzo que le tomó su convocatoria tropezó constantemente con argumentos de varios opositores como Santander de Colombia y Rivadavia de Argentina.
La desconfianza, el desinterés y las influencias de los opositores de Bolívar promovieron resultados de este Congreso, La concepción de Santander considera a la Confederación como un “impulso utópico y difícil de realizar”. El colombiano insiste en la presencia de los Estados Unidos Congreso, idea contraría a la de Bolívar quien considera un perjuicio su presencia. “Con respecto a Estados Unidos, dijo Santander “he creído conveniente invitarlos a la Augusta Asamblea de Panamá con la firme convicción que nuestros íntimos aliados dejaran ver con satisfacción tomar parte en las deliberaciones” (tomado de De la Reza 2006:19.)
En el caso de las Provincias del Rio de La Plata (Argentina), Rivadavia siempre se presentó como un receloso antibolivariano, que desconfiaba de Colombia por sus pretensiones hegemónicas. Esta postura combina con una tendencia pro-británica con quienes tiene grandes intereses económicos. Su principal objeción al Congreso, reiterada bajo distintos argumentos, reclama “la influencia que tendría en las deliberaciones la República de Colombia”. Involucrado en el conflicto con Brasil, el gobierno de Buenos Aires, se inclina por sabotear disimuladamente el esfuerzo bolivariano. Cuando el Presidente Rivadavia se entera, que Estados Unidos sólo enviará observadores, decide no presentarse al Congreso Bolivariano.
Cuando la guerra de la independencia llegaba a su fin, Bolívar se propuso consolidar la nueva situación a través de una Liga de naciones latinoamericanas, la cual posibilitaría el desarrollo autónomo y restringiera la intromisión de las naciones extranjeras. Comprendía la formación de un gobierno supranacional de las repúblicas que se formaron en los territorios que antes fueron colonias españolas. Ellas debían representar la cultura indígena, española y africana. Además, la lega debía reglamentar el comercio entre los países y llevar a cabo alianzas entre ellos. De debía incluir un cuerpo de leyes latinoamericanas y la formación de una fuerza armada supra continental. Todos estos planes incluidos en el Congreso de 1826 fueron obstaculizados por las acciones diplomáticas británicas y norteamericanas y políticas internas de naciones que no creyeron en la unidad porque establecieron como prioridades sus intereses locales.
El 7 de diciembre de 1824, Bolívar anuncia la convocatoria del Congreso de Panamá para 1826 desde Lima, así:
“Después de quince años de sacrificios consagrados a la libertad de América, por obtener el sistema de garantías que, en paz y guerra, sea el escudo de nuestro nuevo destino, es tiempo ya de que los intereses y relaciones que unen entre sí a las Repúblicas americanas, antes colonias españolas, tengan una base fundamental que eternice, si es posible, la duración de estos Gobiernos…
“Profundamente penetrado de estas ideas invité en ochocientos veintidós como Presidente de la República de Colombia, a los Gobiernos de México, Perú, Chile y Buenos Aires, para que formásemos una Confederación y reuniésemos en el Istmo de Panamá u otro punto elegible a pluralidad, una Asamblea de Plenipotenciarios de cada Estado,”(Liévano Aguirre 1998:201.)
En la Carta de Jamaica de septiembre de 1815, Bolívar ya había anunciado y preconizado sus ideales latinoamericanistas, cuando escribía que “el gran factor que puede llevar a que la independencia se concrete es la integración. "Se pueden contar con todos los elementos económicos y militares, pero si no se garantiza la unidad, el proyecto está condenado a fracasar", y agrega: "Los estados del Istmo de Panamá hasta Guatemala formarán quizá una asociación. Esta magnífica posición entre los dos grandes mares podrá ser con el tiempo el emporio del Universo. Sus canales acortarán las distancias del mundo; estrecharán los lazos comerciales de Europa, América y Asia sus canales acortarán las distancias del mundo; estrecharán los lazos comerciales de Europa, América y Asia…Acaso solo allí podrá fijarse algún día la capital de la tierra.” (Tomado del texto completo de la Carta de Jamaica hallada en Ecuador publicado por Amílcar Varela. 2015).
Mediante el histórico documento, Bolívar da a conocer sus criterios sobre diversos aspectos de la lucha por la independencia americana. Es un texto de valor universal y uno de los escritos fundamentales del Libertador, por su claridad y visión política ante los acontecimientos que se estaban generando en las antiguas colonias españolas. Se constituye en el esqueleto fundamental del ideario emancipador americano.
Debemos por consiguiente al candor y a las amistosas relaciones existentes entre los Estados Unidos y esas potencias declarar que consideraremos cualquier intento por su parte de extender su sistema a cualquier porción de este hemisferio como peligroso para nuestra paz y seguridad. (Traducción inicial del documento por diario El Clamor Público, Los Ángeles, 29 de enero de 1859. No. 31. Archivo de la Universidad de California. L.A.)
El Bolivarismo en Vasconcelos:
José Vasconcelos (1882-1959)2 el insigne historiador, filósofo, educador y estadista mejicano del siglo XX, aborda con mucha intensidad y sapiencia el tema del Bolivarismo y Monroísmo. En la reflexión final de su obra bolivariana, el autor plantea una síntesis de la problemática americana de siempre. En su obra clásica publicada en Chile en 1934 reconocida como un clásico del pensamiento latinoamericanista, Vasconcelos plantea, en la reflexión final de su obra, la percepción bolivariana del mundo que estaba a su alrededor en 1830:
«BOLÍVAR. El continente también agoniza; no sólo nosotros. Un nuevo enemigo se levanta en el norte, más terrible que Inglaterra. ¡Cómo no logré advertirlo antes! Ya se ha descarado en lo de México. Se opone la cancillería de Washington al tratado de libre navegación y alianza de Colombia y México. Recela también de Inglaterra, y para substituirla en el monopolio de nuestro comercio ha proclamado el monroísmo. No tenemos barcos y no es nuestro el mar. Hemos sido unos majaderos. Sin embargo, la idea es todo, la idea triunfa a la larga y la idea ya ha surgido en México. La encarna Alamán; su Congreso de Tacubaya, fracasado como el de Panamá, dejó una semilla fecunda. Mi error fue no darle importancia al factor de la raza. Creí que eran más fuertes las abstracciones, libertad, igualdad, cooperación de todas las repúblicas contra todas las monarquías… Patrañas; por eso fracasó la reunión de Panamá. Pero Alamán ha dado en el clavo. No importa, por ahora, que le estorben su acción los más fuertes. La Unión aduanera de las naciones que proceden de España es la única base sólida de una federación futura. ¿Para qué invité a Estados Unidos y a Inglaterra a Panamá? ¿Qué tenían que hacer en nuestra Anfictionía latina del Nuevo Mundo? Conflicto de anglosajonismo y de latinidad; eso será el siglo diecinueve, aunque hoy no lo advierta nuestro criterio de renegados. Francia será nuestra maestra, y acaso más tarde se cumpla lo que ya predica Alamán,» (Tomado de El Simón Bolívar de Vasconcelos. Ismael Carvallo Robledo. Revista El Cotoblepas. Julio 2011:4 Madrid.
Las tesis de Vasconcelos, son un tanto conflictivas, porque abordaron asuntos muy escabrosos del México de principio del siglo XX. Sus escritos constituyen una “teoría crítica de la historia de México”, en particular y de América Latina en general. Antes de abordar el tema bolivariano, Vasconcelos, ataca a Benito Juárez, en forma irónica diciendo que él es culpable de la expropiación de los bienes de los mexicanos en manos de extranjeros. Las leyes liberales propuestas por Juárez de separación de iglesia y estado (Latinidad y Sajonismo en Breve Historia de México) fue el antecedente de la confiscación de los propietarios mejicanos.
El laicismo liberal, dice Vasconcelos llevó a los latinoamericanos a creer que, con la nacionalización de los bienes del clero, como planteaba Juárez, se iba obtenía la ansiada independencia y se
liberaba a las naciones del yugo de la metrópoli europea. Sin embargo, lo que realmente sucedió es que al despojarse de las cadenas hispanas nos quedamos presos de las cadenas anglosajonas.
En realidad, Vasconcelos se convierte en un satírico revisionista de la historia de México y América Latina. Se le puede considerar como un pensador incisivo- conservador (en el péndulo ideológico actual sería un teórico de centro derecha; enaltecido por el conservador Partido de Acción Nacional Mejicano) que pone en ascuas a la historia tradicional. Pero, a criterio de sus seguidores actuales, “es un semillero de ideas geniales que aún pueden cultivarse”.
En su relato sobre Benito Juárez, sostiene que la idea de Juárez como liberador del pueblo mexicano es una versión “panamericana” de la historia y que, en realidad, Juárez despejó el camino al imperialismo norteamericano al destruir los sistemas mediante los cuales la iglesia católica cultivaba la tierra sin ofrecer una alternativa viable. A lo largo de esta narración histórica revisionista de cómo el país cayó presa del imperialismo norteamericano (y perdió durante el transcurso cerca de la mitad de su territorio a favor de los Estados Unidos), José Vasconcelos recalca la importancia de fomentar el español y el catolicismo para hacer frente a las influencias “anglosajonas” y al protestantismo. Según su tesis anti juarista, Juárez quiso “atarnos a los intereses masónicos del poderío anglosajón”.
Cuando fracasa su candidatura presidencial en México en 1929, Vasconcelos se dedica a su principal oficio: el de pensar y escribir. Vive por una década en los Estados Unidos, donde entiende la vida y cultura del país del norte. Durante la Revolución Mejicana es seguidor de Madero contra Porfirio Díaz. Luego, apoya a Álvaro Obregón quien lo
nombra Rector de la Universidad Nacional y Secretario de Educación Pública entre 1922 y 1924 periodo en el que se convierte en una de las figuras más polémicas pero influyentes de México.
Durante su paso por la Secretaria de Educación, Vasconcelos, logró entusiasmar a sus colaboradores hasta el punto de hacer “de los maestros de las escuelas rurales un ejército de paz y de cada profesor, un misionero de la educación”.
Según nos narra Enrique Krauze en su obra Redentores, Vasconcelos, realiza un recorrido en el año de 1922 por varios países de América para dar a conocer “la buena nueva de la Revolución Mexicana”. Acompañado por un séquito de intelectuales y artistas (entre ellos Carlos Pellicer, Pedro Henríquez Ureña y Julio Torri), anuncian el nacionalismo cultural de América y la vuelta a su origen a pesar de cuanto tiende a descivilizarlo. México, dice: “está creando una vida nueva. América debía seguirlo” (Krauze 2011: 89).
Vasconcelos y Alamán:
Vasconcelos reivindica a Lucas Alamán3, primer Ministro de Relaciones Exteriores de México entre 1823-1825, luego de la independencia por su posición hispano americanista. En 1823 surge la figura de Alamán como Ministro de Relaciones Exteriores de México. Desde su llegada al gobierno de …mostró interés porque su país estrechara vínculos con los países de Suramérica. Se preocupa por establecer una comunidad de intereses entre naciones hispanas a través de tratados que beneficiaran los productos de las naciones recién independizadas. A la vez, trato de incluir esas ventajas para nuestros países en acuerdos comerciales con Gran Bretaña y con Estados Unidos. Alamán tuvo mucho que ver con el reconocimiento de la independencia de las naciones hispanoamericanas.
El siguiente texto es un extracto de la obra “El hispanoamericanismo de Lucas Alamán, 1823-1853”,
del historiador Salvador Méndez-Reyes. Publicado por la Universidad Autónoma del Estado de México en 1996.
“La idea de solidaridad hispanoamericana era entre nosotros algo tan espontáneo y arraigado, que era anterior y privaba incluso sobre el sentimiento de Independencia…” “A Lucas Alamán se le puede comparar con Hamilton, el organizador de la democracia yankee, con Adams, el gran ministro de Estado, con Henry Clay. Y si México hubiese sido una nación que se está formando y no una desintegración que se precipita, el presidente de ocho años habría sido Alamán en vez de la turbia lista de hombres de cuartel que deshonraron la presidencia. Según Vasconcelos, Alamán intentó oponer a “la doctrina de Monroe que ha creado el panamericanismo, la idea aduanera hispanoamericana con España incluida, lo que nos hubiera salvado la autonomía, nos hubiera dado marina mercante y con ella también marina de guerra, nos hubiera hecho un imperio en vez de un agregado de satélites del panamericanismo”
Agrega el autor citado: “Alamán creía en la raza, creía en el idioma, creía en la comunidad religiosa. En suma, Alamán daba el bolivarismo el contenido que le estaba faltando. Y sin sobresaltos liquidaba al monroísmo. Con Alamán nace el hispanoamericanismo en clara y definida posición frente al hibridismo panamericanista” (Méndez Reyes 1996:183).
¿En qué consiste, el hispanoamericanismo de Alamán? Vasconcelos contesta así: Su mirada estuvo abierta a las exigencias de la hora y a la consideración del porvenir. Recién independizado México era natural que buscara apoyo de los países de la misma sangre. La voz de unión había venido ya del sur. Bolívar citó al Congreso de Panamá. Pero el mismo Bolívar ideó un plan bastardo: Invitó a los Estados Unidos y proclamó a Inglaterra” Protectora de la libertad del mundo”
Y agrega: fue Alamán el único que tuvo cabeza propia allí donde todos han pensado según la pauta que les da el extranjero”
Sobre este asunto, es importante citar las consideraciones del filósofo panameño Ricaurte Soler respecto a las contribuciones de Alamán al problema del hispanoamericanismo bolivariano: De la recopilación de sus escritos publicados en la cultural LOTERIA N° 400 de diciembre de 1994 tomamos las siguientes ideas.
“Es bastante conocido el efectivo apoyo que Alamán prestó al Congreso Anfictiónico de Panamá en su calidad de Secretario de Estado y del Despacho de Relaciones Exteriores e Interiores de la República Mexicana. Su pensamiento en torno a la homogeneidad de las naciones hispanoamericana... Desde un punto dc vista doctrinal y teórico el hispanoamericanismo de Alamán constituía una proyección, a escala del subcontinente, De lo que se trataba en última instancia, a nivel hispanoamericano, era conservar la tradición y, más específica mente, el poder económico e influencia política. Como quiera que el centralismo era uno de los instrumentos políticos más aptos para realizar su proyecto, la idea nacional-hispanoamericana de Alamán no podía menos que simpatizar con el centralismo bolivariano;”. (Soler 1994: 192.)
Bolivarismo y Monroismo en Indalecio Liévano Aguirre:
Una segunda obra clave para analizar en presente trabajo de investigación lo constituye la portentosa tesis que publicó el historiador colombiano Indalecio Lievano Aguirre en 1968 titulada: El Congreso de Panamá: Bolivarismo y Monroísmo. Esta obra, propia del pensamiento político latinoamericano, en la que el autor expone de manera clara y precisa la concepción de Simón Bolívar acerca de un estado democrático, soberano y libre, integrado por las repúblicas independizadas del dominio del imperio español, para lograr una Patria Grande, unida por la lengua, las costumbres y las cercanías físicas territoriales
Liévano Aguirre, analizó, con rigor, las intenciones anglosajonas. Explica claramente la política norteamericana orientada por el presidente James Monroe, que tenía como objetivo la anexión
territorial de los países emancipados de América Latina, y sus consecuencias futuras. En “El Congreso de Panama: Bolivarismo y Monroísmo”, Lievano, confrontó la ideología hispano americanista del Libertador, con la doctrina monroísta del imperialismo norteamericano. Describe el ideal de Bolívar y su enfrentamiento a la doctrina monroista del imperialismo que al final del siglo XIX dio como resultado el panamericanismo (llamado por él “un instrumento político del monroísmo” que logra sustentarse a través de la Primera Conferencia Internacional Americana de Santiago de Chile en 1890), destinado a invalidar a los seguidores de Bolívar plantea acertadamente, a nuestro criterio, la disyuntiva entre los esfuerzos
bolivarianos por constituir una fuerte y unida y las fuerzas extrañas que paulatinamente logran romper el itinerario latinoamericano y adueñarse de los recursos de nuestro continente.
Según Alfonso López Michelsen, expresidente colombiano y contemporáneo de Liévano Aguirre, “Indalecio Liévano era en cierto sentido un sectario. Si políticamente nunca adoptó posiciones extremas ni se caracterizó como un enemigo irreconciliable de los conservadores o de los comunistas, fue en cambio, desde el punto de vista ideológico, un enamorado de sus ideas que no admitía contradicción y las aplicaba con todo rigor a la interpretación de las más diversas situaciones”.
De acuerdo a Bernardo Tovar, Liévano Aguirre no solo sería revisionista de las historias patrias, sino el autor de donde toma cuerpo la nueva historiografía liberal del siglo XX. Si se quiere es un historiador liberal nacionalista que trasciende el marco del oficialismo de su partido”. (Hoyos Vásquez 2017:123)
Bolivarismo y Monroísmo, constituye una clave para entender los momentos actuales en los que se trata borrar el bolivarismo ante la pasividad pasmosa de los dirigentes de los países liberados por Bolívar. A juicio de Santos Molano este es un libro “imprescindible,indispensable.”
El autor analiza la forma en que se realizó el Congreso de Panamá en 1826 y el fracaso del único proyecto de unidad latinoamericana de la historia del nuevo mundo. A su juicio, los objetivos políticos del Congreso fueron invalidados por la participación velada y otras veces descarnada de los intereses en conflicto y lo que produjeron fue la “balcanización” de los estados del sur frente al fortalecimiento de los estados del norte.
Citamos a Liévano Aguirre: “El que la Liga se perfilara, de acuerdo con el pensamiento de Bolívar, como la contrapartida democrática de la coalición conservadora del Viejo Mundo, no sólo dio origen a virulentos ataques de la prensa europea y de los gabinetes de París, San Petersburgo y Viena, sino que indujo al ministro inglés Canning a llamar a su despacho al representante de Colombia en Londres, señor Hurtado, para advertirle que el gobierno de Su Majestad no juzgaba conveniente ni deseable que las nuevas repúblicas de Hispanoamérica formaran una alianza fundada en principios populares, principios que constituían un verdadero reto para las cortes europeas. Como el vicepresidente Santander no compartía -dada su mentalidad rígidamente conservadora- esta parte esencial del pensamiento de Bolívar, nada tiene de extraño que le ordenara al señor Hurtado hacer en Londres las concesiones políticas necesarias para calmar los temores de Canning” (Liévano Aguirre 1998.:209).
“Bolívar debía ser el blanco de todos los ataques de los agentes norteamericanos, porque bien se sabía en Washington que al minar su prestigio se minaba también el prestigio del único hombre resuelto a impedir que en el Sur se creara el vacío de poder que constituía el requisito indispensable para el tranquilo progreso del destino manifiesto de la república continental norteamericana. Si el secretario de Estado Clay calificaba a los enemigos y opositores del Libertador, en un documento oficial, de the wise and the good (los sabios y los buenos) , nada tiene de extraño que sus funcionarios diplomáticos, conscientes de la amenaza que Bolívar significaba para los intereses expansionistas de su país, se creyeran autorizados a intervenir en la política interna de los países hispanoamericanos y que sobrepasaran a Clay en las manifestaciones de censura y de hostilidad al Libertador,” ( Liévano Aguirre 1968:214.)
También fueron causa de la discordia estadounidense, la insistencia de Bolívar en considerar el
problema de la libertad de los esclavos negros y el proyecto de liberar (por una operación conjunta entre México y Colombia) del dominio español de las la isla de
Cuba. La diplomacia gringa logró un triunfo rotundo al lograr disuadir a México y Colombia de la idea bolivariana. La idea Norteamérica siempre fue mantener a Cuba bajo el dominio del decadente imperio español hasta tanto ellos estuvieran listos para adueñarse de la isla.
Es pertinente aquí un comentario de Liévano Aguirre sobre el mencionado ministro de México, Lucas Alamán.
“Pocos hombres, como Alamán, han llevado con mayor dignidad y arrogancia la vocería de nuestros pueblos, y ello explica por qué su presencia en la Cancillería mejicana condujo a una lucha implacable entre el vigoroso estadista y el ministro norteamericano, Joel Poinsett, quien cobijándose, como era su costumbre, con la aparente intención de defender los ideales liberales, dio comienzo a las intrigas y abusivas intervenciones en la política mejicana, que le darían su triste celebridad, y cuyo objetivo inmediato era derribar a Alamán de la Cancillería, por considerar que la entereza de su carácter, la firmeza de sus convicciones y la dignidad de su vida constituían serios impedimentos para que se creara la lamentable situación política que habría de permitir a los Estados Unidos, en corto lapso, arrebatarle a México cerca de la mitad de su territorio.”(Liévano Aguirre 1968:199).
“El siniestro Joel Poinsett4 en México, Anderson en Bogotá y William Tudor en Lima, por sólo citar los principales, organizaron entonces una verdadera red de intrigas, cuyos hilos se movían en Washington y en la sede central de las logias del rito yorkino, intrigas que se orientaban a ofrecer toda clase de estímulos al espíritu regionalista y a las rivalidades de las distintas repúblicas hispanoamericanas, a fin de crearle constantes obstáculos a la formación de la Liga Confederada ideada por Bolívar. Dividir el Sur mientras se unificaba el Norte, estimular el parroquialismo en las zonas meridionales del hemisferio mientras la América sajona progresaba en su inteligente proceso de aglutinamiento nacional,” (Liévano Aguirre, 1968: 212)
El Panamericanismo visto como una idea derivada del Monroismo:
De acuerdo a esta investigación el término "Panamericanismo" fue utilizado por primera vez en el periódico New York Evening Post en una edición del año 1889. Luego adquirió amplia difusión. Los defensores de esta doctrina tratan de aliviar y matizar la esencia verdadera de la política agresiva e injerencista de los Estados Unidos en los países latinoamericanos. Con este propósito tratan de presentar al panamericanismo como un proyecto común de los Estados Unidos y nuestros países hispanos. Además, se le pretende presentar con heredera de las ideas de solidaridad bolivariana.
En la práctica se ha demostrado que la Doctrina de Monroe es la madre putativa del Panamericanismo. Ambas tienen un mismo fin; incidir en los asuntos propios del continente hispanoamericano siempre a adaptándose a las condiciones que le da la fuerza imperialista. James
sólo entre los mexicanos y españoles, sino entre los mismos mexicanos, diseminó a todos sus agentes por toda la República, que correspondieron exactamente a su misión, sembrando la discordia entre hermanos. Nuestra República era entonces la imagen del infierno, pues todos se hostilizaron sin piedad; logró por fin, no sólo dividirnos para que su misión sacase todo el partido posible de
nuestra desunión”.
Blaine, Secretario de Estado de Estados Unidos fue el principal promotor de la idea panamericana. Precisamente él fue quien dio la idea de convocar en Washington una conferencia internacional de todas las repúblicas americanas en el año de 1889. Allí fue adoptada la tesis sobre la solidaridad continental y la supuesta “comunidad de intereses” de Estados Unidos y los países latinoamericanos. Obviamente los Estados Unidos se autodenominan líderes de la comunidad de naciones.
En 1928 se realizó en La Habana una Conferencia Panamericana que se constituyó en la “piedra angular” del Panamericanismo. En ella, la Sexta, los Estados Unidos exhibieron su poder sobre el continente. Machado, era el represivo dictador cubano. Calvin Coolidge llegó a La Habana en un acorazado y sin inmutarse elogió el Panamericanismo Monroista. Las invitaciones a la Conferencia fueron emitidas por la Embajada de los Estados Unidos. Para esa fecha se inauguró el Capitolio de La Habana (símil al de Washington). No se tocaron asuntos fundamentales para el futuro del continente tales como la vigencia de la Enmienda Platt en Cuba, la ocupación de Nicaragua, ni el Tratado imperialista con Panamá. El tema de la “no intervención en asuntos internos” fue vetado por los Estados Unidos.
En esta sexta Conferencia el representante por la República de Panamá fue el Dr. Ricardo J. Alfaro, quien había sido asiduo representante diplomático en Washington y a quien en la política local un competidor le atribuyó el mote de “demasiado yankófilo” por su actuación el Congreso Bolivariano. En dicha reunión el expresidente justificó la Doctrina de Monroe y enalteció el Panamericanismo.
Reflexiones Finales
n nuestro trabajo, dos intelectuales latinoamericanos, con visiones e ideologías diferentes, analizan un tema común para la historia de las naciones de origen hispano que se form
En nuestro trabajo, dos intelectuales latinoamericanos, con visiones e ideologías diferentes, analizan un tema común para la historia de las naciones de origen hispano que se formaron a principios del siglo XIX.
José Vasconcelos, insigne maestro mejicano y de mentalidad conservadora y, para alguno, “reaccionario y revisionista”, pero profundo e incisivo pensador, valora la figura del libertador y de su pensamiento político. La agrega el pensamiento positivo de Lucas Alamán, el aristócrata ilustrado que dedica innumerables esfuerzos en la formación de la nación latinoamericana.
Junto a ellos, incorporamos a la discusión a Indalecio Liévano Aguirre, un historiador y diplomático colombiano con mentalidad liberal, libre pensador, conocedor de la historia bolivariana y de la contribución de Bolívar a la historia de su patria.
En la coyuntura en que vivimos en el continente latinoamericano, en la que asoman vientos de injerencia monroísta: cuando algunos de nuestros líderes tienden a voltear la mirada y desconocer nuestra historia de “patria grande bolivariana”, nos parece que un análisis como el que proponemos ayuda a enderezar los rumbos.
Referencias
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Notas