Recepción: 05 Junio 2019
Aprobación: 05 Octubre 2019
Resumen: A principios de los años noventa, se examinó la mayoría de los encierros femeninos, de las distintas penitenciarías y centros de readaptación social de América Latina. Como resultados destacados, se subraya la falta de centros exclusivos para mujeres, a excepción de unos pocos llamados de “readaptación social”, lo que crea muchas desventajas para ellas, porque siempre se priorizan las demandas, los espacios, los servicios y la atención de los hombres, y las de las mujeres, están postergadas indefinidamente. Otros estudios en esta región, demuestran que el número de mujeres ha crecido tres veces más que el de los hombres, en el período 1994-2004. Asimismo, se repiten las historias de mujeres pobres, con hijos e hijas y mayormente presas contra la salud y por delitos de drogas, que cada vez aumenta. Un estudio realizado en México da cuenta de una realidad particular, afirmando que la mayoría de las mujeres que purgan condenas en las cárceles no deberían estar allí, pues se trata de personas no peligrosas que generalmente fueron arrastradas por sus parejas a cometer los ilícitos. En Latinoamérica los delitos relacionados con las drogas han ido incrementando hasta constituirse en la primera causa por la que se encuentran en prisión las mujeres, a diferencia de lo que ocurre entre los varones. Esta investigación, al igual que diversos autores, coincide en que la conducta delictiva femenina es diferente de la masculina: las mujeres que infringen principalmente la ley de drogas, son menos violentas, menos reincidentes e inician su carrera delictiva de forma tardía. Sin embargo, los autores consultados aseguran que la mujer ingresa al sistema penitenciario frecuente por el tráfico de estupefacientes, cifras que van en aumento, lo cual se observa en diferentes países: México, Argentina, Panamá y Estados Unidos, entre otros.
Palabras clave: Recurso Humano, Rehabilitación, Readaptación, Leyes de Bangkok.
Abstract: n the early 1990s, the majority of female confinements, of the different penitentiaries and social rehabilitation centers in Latin America were examined. As outstanding results, the lack of exclusive centers for women is underlined, with the exception of a few so-called “social rehabilitation”, which creates many disadvantages for them, because demands, spaces, services and care are always prioritized Men, and women, are postponed indefinitely. Other studies in this region show that the number of women has grown three times more than that of men, in the period 1994-2004. Likewise, the stories of poor women, with sons and daughters and mostly prisoners against health and drug offenses, which is increasing every time, are repeated. A study in Mexico shows a particular reality, stating that the majority of women who purge sentences in prisons should not be there, because they are non-dangerous people who were generally dragged by their partners to commit the crimes. In Latin America drug-related crimes have been increasing to become the first cause for women being in prison, unlike what happens among men. This investigation, like several authors, agrees that female criminal behavior is different from that of men: women who primarily violate drug law are less violent, less repeat offenders and start their criminal career late. However, the authors consulted say that women enter the prison system frequently due to drug trafficking, figures that are increasing, which is observed in different countries: Mexico, Argentina, Panama and the United States, among others.
Keywords: Human Resource, Rehabilitation, Readaptation, Bangkok Laws.
INTRODUCCIÓN
Entre los antecedentes a nivel de Panamá, se puede mencionar el estudio “Una Mirada al Sistema Penitenciario Panameño”, publicado por la Defensoría del Pueblo de Panamá (2011), cuyo objetivo principal fue generar información precisa sobre la situación de los derechos de las personas en condición de privación de libertad en los centros penales a nivel nacional.
Según Salazar, T. (2012) también expresa que en Latinoamérica los delitos relacionados con drogas se han incrementado hasta convertirse en la primera causa delictiva de las mujeres. Asimismo, se repiten las historias de mujeres pobres, con hijos e hijas; y presas contra la salud y por delitos de drogas, aumentándose el número por año.
Para Safranoff, (2018) en su libro “Mujeres en Contexto de Encierro en América Latina” las detenidas en las cárceles latinoamericanas han ido aumentando considerablemente en los últimos años. Las mujeres privadas de libertad en la región latinoamericana, tienen un perfil similar pero distinto a los hombres. Para ella, ambos grupos comparten entornos familiares donde los antecedentes penales eran frecuentes, una disciplina paterna basada en la violencia física y la exposición a la violencia entre los padres por el consumo
de drogas o alcohol en el hogar; también considera la existencia de una correlación entre la población reclusa y la residencia en vecindarios donde operan bandas delictivas.
Franco B. (2014) hizo un aporte muy significativo con su investigación “Situación Actual de la Reclusa del Centro Femenino de Rehabilitación Cecilia Orillac de Chiari”. En ella pone de manifiesto, las características demográficas de la mujer recluida; son analizadas las particularidades delictivas que las mantienen recluidas en el referido centro; y estudia cuatro áreas del derecho: Criminología, Derecho Penal, Derecho Procesal Penal y Mujer, para realizar una actualización del perfil de la reclusa panameña.
Otro antecedente relacionado es el “Diagnóstico de la Situación de las Mujeres Privadas de Libertad en Panamá desde un enfoque de género y derechos”, realizado por la antropóloga Eugenia Rodríguez (2015). Esta investigación constituye un relato coral elaborado en base a los testimonios de las mujeres privadas de libertad, así como de otros actores claves del gobierno central, la sociedad civil y la administración de los Centros Femeninos. En él se recogen datos estadísticos, imágenes y testimonios que permiten conocer las condiciones en las que viven las mujeres privadas de libertad en los Centros Femeninos del país, analizando el cumplimiento de sus derechos desde una perspectiva que permite identificar desigualdades y discriminaciones por razón de género.
DESARROLLO
PRIVADAS DE LIBERTAD EN PANAMÁ
Recientemente, el Ministerio de Gobierno, con la asesoría técnica del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) presentó el “Diagnóstico y modelo de atención de los hijos e hijas de las mujeres privadas de libertad en Panamá” (2016) que señala la deficiencia del sistema de información penitenciaria para la toma de decisiones acerca de la atención de los hijos de las mujeres en estos encierros, y que las infraestructuras penitenciarias resultan limitadas para el desarrollo de las relaciones materno-filiales. Con este diagnóstico, Panamá realiza un avance importante debido a
que plantea una ruta de atención acorde con las directrices de las Naciones Unidas sobre las alternativas de cuidado de niños y niñas y contribuye al desarrollo de políticas sociales que permitan una atención y protección integral de estos niños. Este estudio es pionero en las Américas, y permite identificar los efectos que generan en un niño o adolescente la falta de sus padres por estar privados de libertad, y cuál es el mejor tratamiento para que esa generación no repita el error de sus padres.
El fenómeno del acelerado crecimiento de las tasas penitenciarias de los países de América Latina se fundamenta principalmente, en que las cárceles no son reflejos de la realidad criminal, sino de los problemas socioeconómicos que enfrentan los países, específicamente la pésima distribución de la riqueza, que lleva a los individuos a tomar comportamientos y conductas delictivas para poder resolver sus necesidades básicas.
En un artículo publicado por Elías Carranza (2001), Criminólogo, director del Instituto Latinoamericano de Naciones Unidas para la Prevención del Delito y el Tratamiento del Delincuente (ILANUD), expresa que existen dos respuestas básicas al crecimiento acelerado de las tasas de encierro en América Latina, por un lado, la región en cuestión, exhibe tasas altas de determinados delitos, y por otra parte suelen implantarse directrices de política criminal que en lugar de prevenir el delito lo promueven y colman las cárceles con personas excluidas y pertenecientes a los estratos más vulnerables, agravando los problemas sociales que las colocaron en situación de ser criminalizadas.
Desde otra perspectiva, estas políticas criminales que empeoran la realidad en las cárceles, aumentan las condenas establecidas en los códigos penales que no garantizan la certeza del castigo, más bien someten a los privados y las privadas de libertad a una larga estadía de encierro que los expone a adoptar otros modus operandi que modifican y superan el acto delictivo que los mantiene fuera de circulación dentro de la sociedad.
Lo anteriormente descrito se suma al hecho de que los centros penitenciarios no cuentan con suficiente personal idóneo que se dedique a darle atención personalizada a los (as) internos (as) que son sentenciadas a largas condenas, y los programas de reinserción
existentes tienen innumerables carencias y no cumplen con el objetivo de que los privados y privadas aspiren a tener una mejor calidad de vida al salir de la cárcel a través de habilidades o conocimientos que puedan obtener con una educación integral.
Los privados y privadas de libertad, se enfrentan diariamente a una serie de dificultades, primordialmente con su familia y aún más cuando es la mujer la que se encuentre en situación de encierro que la conduce a una desventaja, convirtiéndola en una portadora de ansiedad y conflictos en términos familiares, sociales y económicos, dejando así una puerta abierta para que sus hijos e hijas puedan adoptar conductas de igual manera delictivas. (Carranza, 2001).
Las mujeres suelen involucrarse en actividades delictivas cuyos inicios están dentro de sus propias familias y cuando se convierten en madres llegan a ser el único modelo a seguir, aunque esté distorsionado (Carranza, 2001). Si la madre refleja comportamientos como: adulterio, carencia de valores, adicción a las drogas y alcohol, los hijos pueden llegar a copiar este estilo de vida a futuro. Indudablemente, la madre puede favorecer a la conducta delictiva de sus hijos ya que vemos en las cárceles generaciones de mujeres desde abuelas, hijas y nietas, convirtiéndose esto en una tradición familiar delictiva.
En los últimos dos quinquenios la delincuencia femenina ha aumentado de manera acelerada en comparación a los hombres, incluso se han visto involucradas en nuevas actitudes delictivas, delitos que hasta hace poco estuvieron convencionalmente relacionados a los hombres por la violencia que conlleva, según estableces diferentes autores Azaola, Yacamán (1996) y Safranoff, (2018).
La Organización de Estados Americanos (OEA), presentó un informe del período 2000- 2015 el cual muestra claramente el incremento de un 51.6% de mujeres en situación de privación de libertad, en cambio el porcentaje de hombres en la misma situación solo es de un 20% en ese mismo período en América Latina, describiendo el ritmo acelerado de aumento de mujeres en privación de libertad, realidad que se asocia con la pobreza, influencia de la pareja o cónyuge, sin tener características particulares que puedan definir con exactitud de dónde proviene este aumento que en la actualidad no se detiene.
LA REALIDAD DE LAS PRIVADAS DE LIBERTAD
Con lo expuesto anteriormente se dirige la mirada hacia Panamá que presenta un panorama que no es diferente al de América Latina, ya que posee la mayor tasa de delincuencia relativa en comparación a Latinoamérica, pero a la vez registra el índice de crecimiento más agudo. Carranza (2001).
Si se hace una comparación de la población de hombres y mujeres privados (as) de libertad en Panamá, se tiene que el 93% de la población es masculina y 7% es femenina, según datos proporcionados por la Dirección General del Sistema Penitenciario (DGSP, 2015). Si se observa a groso modo la tendencia que muestra estas cifras de los últimos años, se evidencia que, aunque el porcentaje por sexo no cambia, sí aumenta con los años el número absoluto de mujeres privadas de libertad. Por lo que a pesar de que las mujeres son de una manera general un porcentaje pequeño en relación a los hombres, ellas son más cada año en relación a la población femenina privada de libertad de años atrás. Según estos datos en 5 años, del 2010 al 2014, la población femenina privada de libertad aumentó en 243 personas, lo que significa un incremento del 29% en este periodo. Cabe destacar que a partir del año 2016 con la entrada en vigencia del Sistema Penal Acusatorio se otorgan medidas alternativas al encarcelamiento y el Gobierno Nacional concede libertades condicionales y rebajas de penas a más de 150 mujeres en situación de encierro a nivel nacional lo que disminuyó la población femenina en privación de libertad. No obstante, para diciembre del año 2017 la población femenina de privadas de libertad repuntó a 874, existiendo las mismas medidas garantistas, según cifras de la Dirección General del Sistema Penitenciario del año 2017.
De las cifras presentadas, el Centro Femenino de Rehabilitación Doña Cecilia Orillac de Chiari, ubicado en la Ciudad Capital, abarca la mayor parte de mujeres en situación de
privación de libertad con el 76%, y el porcentaje restante (24%), está distribuido en los demás centros penitenciarios femeninos del país.
En el estudio presentado por el Ministerio de Gobierno, con la asesoría de UNICEF, referente al modelo de atención de los hijos e hijas de las mujeres privadas de libertad en Panamá (2016), María Luisa Romero ex Ministra de Gobierno, también señaló que, del total de mujeres privadas de libertad, el 81% son madres de familia y el 68% son jefas de hogar, y un 10% tiene hijos menores de tres años, aunque la mayoría tienen hijos menores de edad. Dada su situación de privación de libertad y la ausencia de hogares maternales en los distintos centros penitenciarios femeninos del país, la mayoría se ven obligadas a confiar el cuidado a un familiar. Lo anteriormente descrito nos pone ante una realidad de hogares ya destruidos y otros en proceso de deterioro social, económico y moral; niños y niñas en situación de abandono que se transforma en fuentes de mayores y nuevos conflictos sociales por la virtud de rol que nuestra sociedad le atribuye a la mujer en relación con la familia.
UNA MIRADA A POBLACIÓN FEMENINA EN PANAMÁ.
Para estudiar a profundidad a las mujeres en situación de privación de libertad no bastan solo teorías para conocerlas, también se hace imprescindible realizar trabajos de campo que nos lleven a conocer las experiencias vivientes por la cual tomaron la decisión de cometer actos delictivos.
Según una encuesta hecha por la contraloría General titulada “Encuesta de Mercado Laboral Población de 15 años o más de acuerdo a que sea jefe de hogar” (2016), en el país viven 1.5 millones de mujeres de 15 años o más, de las cuales 766 mil están económicamente activas, además devela esta encuesta que el 31.8% de los hogares del país tiene a una fémina como principal sustento económico. El documento oficial indica que en total son 328 mil las mujeres que ejercen este rol dentro del millón 32 mil hogares establecidos en Panamá. En los últimos ocho años, el número de damas que está al
frente de sus hogares creció más de cinco puntos porcentuales, luego de que en 2004 este índice fuera de 26%.
Al ingresar la mujer a prisión, una familia entera se ve afectada, por lo que es necesario determinar las causas que estimularon y confrontan las privadas de libertad a cometer los delitos.
Frente a la situación antes descrita nuestro interés es dar un giro significativo al encarcelamiento ya que la mujer siendo el pilar del hogar, no debe ser tratada de manera judicial igual que el hombre, se necesita poner en funcionamiento nuevas alternativas para así aplicar maneras distintas de sanción con el propósito de mantener el vínculo familiar estrecho.
CENTRO FEMENINO DE REHABILITACIÓN DOÑA CECILIA ORILLAC DE CHIARI
Las mujeres de diferentes edades en la actualidad, conforman una minoría entre los presos del mundo, se calcula que constituyen aproximadamente entre el 2 y el 9% de la población de los centros penitenciarios. Por esta y otras razones relacionadas con la condición y posición de las mujeres en los ámbitos nacionales e internacional, se ha generado una tendencia dentro del sistema penal, en donde no se han reconocido o han sido poco entendidas las características y necesidades de las mujeres dentro de ese sistema; quedando así, en gran medida, insatisfechas. Las mismas Reglas Mínimas para el Tratamiento de los Reclusos, aprobadas hace más de 50 años, reflejan esas carencias.
Entre tanto, el número de mujeres encarceladas ha aumentado significativamente en algunos países, y a una tasa mayor que el número de hombres; el aumento se atribuye en gran medida a que los estados han adoptado reacciones más severas ante los delitos no violentos por los cuáles comúnmente se detiene a las mujeres, delitos contra la propiedad y los relacionados con drogas, tipificados en muchas administraciones como faltas o delitos menores. La mayoría de esas mujeres comúnmente provienen de comunidades y grupos en desventaja.
En Panamá, Según la investigación realizada el año 2013 por Nadia Franco Bazán bajo el nombre de “Situación de la sobrepoblación en las cárceles Centroamericanas”, del Instituto de Estudios Nacionales (IDEN) de la Universidad Nacional, se destacó que hay voces de alerta desde hace varios años sobre el problema de hacinamiento penitenciario en el país e igual sobre la cantidad de presos que están en las cárceles en espera de juicio, o de los denominados presos sin condena.
El periodista José Arcia, del diario La Estrella de Panamá, presentó, bajo el título de "Detención Preventiva dispara hacinamiento", una alerta sobre la situación de los presos sin condena en el sistema penitenciario panameño, basándose en las estadísticas proporcionadas por el Informe del Sistema Penitenciario elaborado por la Alianza Ciudadana Pro Justicia. En dicho informe se establece en la nota periodística, el 68% de los privados de libertad en las cárceles de Panamá, que representaban en el año 2011 un total de 9,077 personas, estaban en espera de juicio, o en otras palabras se trataba de presos sin condena.
En lo que respecta al tema de las mujeres en situación privación libertad, la Organización de Estados Americanos (OEA), presentó un informe del período 2000-2015 el cual muestra claramente el incremento de un 51.6% de mujeres en situación de privación de libertad, en cambio el porcentaje de hombres en la misma situación solo es de un 20% en ese mismo período en América Latina, describiendo el ritmo acelerado de aumento de mujeres en privación de libertad, realidad que se asocia con la pobreza, influencia de la pareja o cónyuge, sin tener características particulares que puedan definir con exactitud de dónde proviene este aumento que en la actualidad no se detiene.
Panamá, con respecto a estas cifras mostradas anteriormente representa una tasa con crecimiento más agujo que otros países; Si se hace una comparación de la población de hombres y mujeres privados (as) de libertad en Panamá, se tiene que el 93% de la población es masculina y 7% es femenina, según datos proporcionados por la Dirección General del Sistema Penitenciario (2015). Si se observa la tendencia que muestra estas
cifras de los últimos años, se evidencia que, aunque el porcentaje por sexo no cambia, sí aumenta con los años el número absoluto de mujeres privadas de libertad. Por lo que a pesar de que las mujeres son de una manera general un porcentaje pequeño en relación a los hombres, ellas son más cada año en relación a la población femenina privada de libertad de años atrás. Según estos datos en 5 años, del 2010 al 2014, la población femenina privada de libertad aumentó en 243 personas, lo que significa un incremento del 29% en este periodo.
PROGRAMA ANEXO UNIVERSITARIO CRUSAM (CEFERE)
Para el año 2018, en un diagnóstico realizado por estudiantes del 3 año de Desarrollo Comunitario en el programa anexo universitario CRUSAM CEFERE, a las mujeres en situación de privación de libertad del Centro Femenino de Rehabilitación Doña Cecilia Orillac de Chiari de Panamá (CEFERE), estimó a la población de privadas de libertad de este centro en un aproximado en 670 privadas de libertad, las cuales se encontraban en proceso judicial o cumpliendo una condena. Mujeres, madres, cabeza de hogar, la mayoría sin estudio universitarios, entre los 18 y 67 años, donde la mayor población destaca entre los 18 y 47 años, en edad productivamente activa.
El CEFERE, posee estructuras aptas para la mitad de ese monto, por lo que se hace evidente el hacinamiento prolongado que por años se ha mantenido, revelando problema en el manejo de la administración de la justicia en Panamá, lo que conlleva a preguntarse,
¿Qué está sucediendo con estas mujeres en situación de privación de Libertad?
Muchos son los autores que han querido descifrar esta interrogante acompañada de muchas aristas en cuanto al tema de la delincuencia femenina y las rehabilitación y reinserción de estas, las causas por las cuales cometen delito, las consecuencias de cometerlos y estar en situación de privación, la ruptura del vínculo familiar, pero en especial, las condiciones y padecimientos que sufren las mujeres en situación de encierro y la otra gran pregunta es ¿Realmente es efectivo el paso por el centro de rehabilitación
para que estas mujeres adopten nuevas conductas que vayan en pro del beneficio de su familia y la sociedad?.
REGLAS DE BANGKOK EN AMÉRICA LATINA
El estado anualmente realiza informes sobre cifras de encarcelamiento, de reincidencia en delitos, de avances en la promulgación y puesta en ejecución de nuevas leyes y nuevos sistemas que se suponen deben ir en beneficio de aminorar las cifras de mujeres en estado de privación de libertad, y de respetar sobre todo concepto sus derechos como seres humanos; Personajes como Nelson Mándela, han sido el ejemplo a nivel mundial, de que dentro de las condiciones más deplorables de cautiverio, pueden surgir las mejores mentes capaces de lograr cosas impensables en el mundo con liderazgo positivo, bajo la premisa de la paz y de la educación; gracia a su legado existen leyes que hablan acerca del tratamiento mínimo que debe llevar un recluso, en miras hacia el respeto de sus derechos humanos y de su procesos de rehabilitación y reinserción social.
En el caso de la mujer, históricamente en su posición de desventaja en la sociedad, se han implementados reglas para el tratamiento de su situación de privación libertad; el 21 de diciembre de 2010, la Asamblea General (AG) de la ONU dio un paso importante hacia satisfacer las necesidades y características de las mujeres dentro del sistema de justicia penal, al aprobar las Reglas de las Naciones Unidas para el tratamiento de las reclusas y medidas no privativas de la libertad para las mujeres delincuentes, mejor conocidas como “Reglas de Bangkok”, en reconocimiento al liderazgo asumido por el gobierno de Tailandia, bajo mandato de Su Alteza Real, la Princesa Bajrakitiyabha, en cuanto a su promoción y aprobación. Dichas reglas complementan, más no sustituyen, a las Reglas mínimas de las Naciones Unidas para el tratamiento de los reclusos “Nelson Mandela”, y a las Reglas mínimas uniformes de las Naciones Unidas sobre las medidas no privativas de la libertad “Reglas de Tokio”.
En un esfuerzo por los gobiernos del mundo bajo la iniciativa de la ONU, se ha buscado implementar a cabalidad estas normativas, pero las cifras mencionadas al principio nos
revelan que aun existe una brecha importante en América Latina y Panamá, en el logro del respeto de los derechos humanos bajo cualquier contexto o situación, en especial, la de situación de privación de libertad.
En un informe presentado por María Noel Rodríguez, Coordinadora de Proyecto de Reforma Penitenciaria sobre “Las Buenas Prácticas en la Implementación de las Reglas de Bangkok en América Latina”, de la Oficina de las Naciones Unidad Contra la Droga y el Delito (UNODC),(2014), se revelaron avances sobre la aplicación de las leyes de Bangkok en Panamá, las cuales se muestran a continuación:
§ “Se diseñó un Programa de atención especial para las mujeres privadas de libertad, el que está siendo implementado por la Unidad de Género de la Dirección General del Sistema Penitenciario”.
§ “Se distribuyó material informativo dirigido a las mujeres privadas de libertad, realizado con su activa participación”.
§ “Se mejoraron las estadísticas penitenciarias, incorporando la variable de género, e incluyendo en los registros de ingreso la situación de los hijos e hijas de las mujeres detenidas”.
§ “Se aumentaron actividades de educación, trabajo y capacitación desestimulando la asignación de roles y patrones estereotipados de comportamiento, permitiendo el empoderamiento de las mujeres y la construcción de una identidad diferenciada desde el punto de vista de género, facilitando la efectiva reintegración social (por ejemplo: proyecto de hidroponía)”.
§ “El 63% participa en programas educativos y actividades laborales, 44% y 16% respectivamente”.
§ “La Universidad de Panamá instaló un anexo universitario en la cárcel de mujeres de la ciudad de Panamá (video), en el cual se dictan cuatro carreras universitarias y participan 60 mujeres”.
ü Para el año 2017, el Ministerio de Gobierno (MINGOB), presento un informe de actualización de la aplicación práctica de las Reglas de Bangkok en
Panamá, en donde la población de privadas llegaba a 898, de las cuales 675 pertenecían al CEFERE; dentro de los avances mencionados destacan:
§ “Diagnóstico de la Situación de las privadas en Panamá con un enfoque de Género y Derechos”.
§ “Diagnóstico para un Modelo de Atención de la Convivencia Familiar de Hijos e Hijas de las privadas”
§ “Estudio sobre “Caracterización de las Personas Privadas de Libertad por Delitos de Drogas, con Enfoque Socio-Jurídico del Diferencial por Género en la Aplicación de la Justicia Penal”.
§ “Modelo de Atención de las privadas y Plan de medidas a corto plazo desde la Oficina de Género”.
§ “Personal técnico participan en un Diplomado en Género (UNODC) y Diplomado en Drogodependencia (PROCER/CONAPRED)”.
§ “Enlaces interinstitucionales con la Defensoría del Pueblo, Universidad de Panamá, Centro de Promoción de la Salud, UNACHI y Ministerio de Desarrollo Social para el desarrollo de cápsulas informativas (8) sobre la equidad de género”.
§ “Medidas de libertades anticipadas para reducir hacinamiento, de 1012 a 675 MPL de CEFERE Panamá del 2014 al 2017”.
§ “Adecuación de estructuras pluviales y aguas servidas”.
§ “Diseño y adjudicación de un nuevo Centro Femenino con estándares nacionales e internacionales”
§ “Diagnóstico de medidas sanitarias para control de vectores y roedores”.
§ “Se reactiva y sataniza el área de visita íntima”.
§ “Adecuación de horarios de visita de acuerdo a las necesidades de las privadas y sus familiares”.
§ “Se mantiene un área asignada en CEFERE Panamá para mujeres con hijos e hijas”.
§ “Garantía de los horarios de visitas para jueces de cumplimiento, defensores públicos, defensores privados, consulados, organizaciones sin fines de lucro y organizaciones internacionales”.
§ “Implementación de visitas Inter carcelarias entre hijas y madres y con hijas en hogares de acogidas”.
§ “Articulación con SENNIAF para atención de los hijos e hijas de privadas en riego social”.
§ “Diseño e implementación de atención y formulario de información sobre sus hijos en general, tanto en riego, con alguna discapacidad, en programas de atención social, etc.”
§ “Se proporciona artículos de aseo personal y limpieza a MPL que no reciben visitas, así como la promoción y entrega de copas menstruales con UNODC”.
§ “El uso del aislamiento es sólo de forma excepcional”
§ “Capacitación y simulacro con BCBP para reducción de riesgos y desastres en caso de conato de incendio para PN, SP, 911 y MINSA”.
§ “No se registran denuncias por malos tratos, tortura y abuso de la fuerza”.
§ “Una reunión de revisión de Reglas de Bangkok con PN, Seguridad Penitenciaria, JT y Dirección de CEFERE Panamá”
§ “Protocolo de ingreso de artículos a los centros penitenciarios femeninos”
§ “Acceso al sistema de quejas 311, con alto porcentaje de respuestas”.
§ “Se aumenta la participación en los programas educativos hasta nivel universitaria”
§ “Se abren dos nuevas carreras universitarias. Empezaron 64 con 3 carreras y actualmente hay 102 con 4 carreras”.
§ “Se promueven actividades culturales y literarias:
ü Libro de poesías: “Mujeres en Relieve”, 2012.
ü Relatos etnográficos y testimoniales: “En este lugar”, 2016.
ü Libro de cuentos ficción: “Reencuentros”, 2017.
ü Obra de teatro musical “Detrás del muro”, 10 años.
§ Actividades deportivas:
ü Ligas deportivas.
ü Kilotón (programa de vida sana).
ü Yoga.
§ “Un programa de atención a drogodependencia (inició en 2016 con 60 privadas de libertad)
§ “INTEGRARTE: “Talleres de Libertad”.
§ “Programa “Mi Voz para Tus Ojos”.
§ “Fortalecimiento de las actividades laborales. Intramuros y extramuros”.
§ “Continuidad de la Campaña Naranja, “ÚNETE contra la violencia hacia las mujeres”, promoviendo: Cine-debates guiados sobre violencia doméstica, trata de personas; Charlas instructivas sobre género, sexualidad y discriminación; Concurso de conocimientos, “Yo Sí Sé”, sobre Reglas de Bangkok, Reglas Nelson Mandela y educación integral en Sexualidad.
§ “Implementación de Programa de Educación para la Paz para formar en mediación de conflictos”.
§ “Taller con el Tribunal Electoral de Cultura Democrática”.
§ “Se implementan permisos de salidas especiales a sus hogares y actividades relevantes”.
§ “Se promueve la separación interior de las privadas por condición jurídica, en actividades, con enfermedades, adultas mayores, extranjeras e indígenas”.
§ “Programa cultural DULE de intervención para las privadas indígenas donde se promueve la conexión con sus tradiciones culturales, como: lenguaje, comidas, vestimenta, baile y música”.
§ “Atención Medica de lunes a domingo, en un horario de 8a.m. a 4p.m.
§ “Se tiene un promedio de atención Medica de 40 mujeres en cita regular semanal”.
§ “Atención odontológica y de ginecología”.
§ “Se logra la asignación de farmacéutico y psicóloga de planta”.
§ “Se implementa programa semanal de atención para enfermedades crónicas desde marzo 2015 (diabetes, hipertensión y obesidad)”
§ “MINSA hace controles diarios de atención a mujeres privadas de libertad infectadas con VIH”.
§ “MINSA promueve charlas mensuales sobre prevención de atención de enfermedades, con énfasis en TBC y VPH”.
Ahora bien, en virtud de estos avances expuestos por la UNODC y por MINGOB, es importante contrastar con a realidad vivida en el mismo contexto comunitario, y si bien se
han evidenciado avances en relación con el pasado, en la aplicación de las leyes de Bangkok, es necesario recalcar que desde un punto de vista interno no se han divisado con claridad, aparentando ser “paños de agua tibia” a la solución de una serie de situaciones que se evidencia en estudios diagnósticos hechos por las mismas internas, como es el caso del estudio diagnóstico de las estudiantes de 3 año de Desarrollo Comunitario, en su labor social y práctica de campo, durante el año 2018. Este grupo de estudiantes han aportado desde un punto de vista científico y profesional, datos desde dentro del centro, y guiadas por un conjunto de profesores quienes han avalado la valides y objetividad de los datos recogidos; gracias a que estas universitarias son internas que forman parte de la comunidad y del programa universitario que brinda la universidad de Panamá en el centro, es posible abordar esta temática dese otra óptica, haciendo una comparación nutritiva, reflexiva y sanamente crítica en pro de la mejora y modernización del sistema penitenciario y el respeto por los derechos humanos.
El estudio Diagnostico trajo consigo la elaboración de un proyecto denominado “Limpia tu comunidad para una mejor calidad de vida” el cual abordaba soluciones concretas a las diferentes situaciones de insalubridad presentes en el centro, situaciones solamente las internas pueden describir a detalle producto de su diario convivir con estas. Además, se realizó todo un despliegue de actividades en donde se busco concientizar a la población sobre temas de la insalubridad, y sobre como cada privada puede cambiar su propia realidad a mejor.
Partiendo de estas iniciativas antes mencionadas, es más que evidente aseverar que las mismas internas pueden aportar ideas que cruciales en la implementación de políticas avocadas a las mejora de las condiciones generales del centro que permitan generar un ambiente idónea para una rehabilitación y reinserción exitosa, en donde el respeto de los derechos humanos prevalezca y se reintegre a la sociedad mujeres de bien para el fortalecimientos de los valores sociales y el vinculo de la familia que conforma el núcleo de una sociedad.
CONCLUSIÓN
A continuación se recogen los resultados de los informes expuestos por el MINGB y UNODC acerca de la aplicación de las leyes de Bangkok en contraposición con la situación actual de las privadas con una perspectiva interna. (Tabla 1)
Referencias
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