Editorial
CÓMO CITAR: Rigotti, A. M. (2019). Profesionales, expertos y vanguardistas en el ejercicio de la arquitectura. A&P Continuidad, 6(11), 6-9. https://doi.org/10.35305/23626097v6i11.223
La mayor división entre categorías va a ser, creo yo, entre aquella que puede ser llamada arquitectura de la burocracia y la arquitectura del genio.
Henry-Russell Hitchcock, TAR enero 1947
Las oportunidades creadas por las tareas de reconstrucción y el florecimiento económico que siguieron a la posguerra de la Segunda Guerra Mundial fueron el escenario para plantear la emergencia de una tradición moderna. Este oxímoron refiere a la hegemonía alcanzada por la reformulación simultánea de la gramática formal, del universo programático y del compromiso social que sacudió a la disciplina a principio del siglo XX, y cuyas secuelas podemos rastrear aún hoy en nuestras aulas y nuestras ciudades. Esta explosiva difusión, sin embargo, distó de ser homogénea y, sobre todo, pacífica. No solo generó cuestionamientos internos y externos, y requirió de adecuaciones a los distintos ámbitos geográficos, técnicos y culturales; también fue simultánea a una mayor dispersión y diferenciación en el ejercicio de la arquitectura y sus ampliadas incumbencias en sociedades más complejas atravesadas por una creciente intervención del Estado en la construcción de la ciudad y el territorio. Estos fenómenos adquirieron relevancia también en nuestros países donde la arquitectura venía de construir un campo propio a través de su consolidación como saber en las cátedras universitarias, y como profesión en el mercado inmobiliario a través de una práctica concentrada en las construcciones en altura, la representación del Estado y la innovación distributiva y formal de la edilicia privada.
Esta convocatoria invitó a reflexionar sobre las interpretaciones divergentes en torno al saber y al hacer arquitectura y urbanismo modernos. En este sentido, propusimos en principio tres categorías: los vanguardistas con un perfil socialmente crítico y pulsante hacia un futuro asociado a nuevas revoluciones tecnológicas o la experimentación formal, los expertos centrados en la sistematización de soluciones y procedimientos afines con las nuevas burocracias estatales o empresariales, y los profesionales autolimitados a los aspectos menos comprometidos de un lenguaje y unos tipos edilicios aceptados por el mercado y las corporaciones. Otras categorías emergerán a lo largo de estas páginas: el arquitecto investigador, el artista...
Sobre algunos de estos aspectos reflexionaba Henry-Russell Hitchcock en un artículo publicado en enero de 1947 por The Architectural Review, revista inglesa que, junto a Casabella Continuità, marcó el pulso de las experiencias asociadas a la reconstrucción de una Europa asolada. Si bien escrito con evidente apresuramiento, el texto de Hitchcock logra captar un momento clave en la bifurcación de las tareas del arquitecto que podríamos sintetizar, no sin riesgos, en la dicotomía planteada alguna vez por Adolf Loos entre construcción y monumento. Esta alternativa entre las obras singulares, fuertemente expresivas y potencialmente representativas de una comunidad –la del genio, la del artista–, y aquellas asociadas a la eficacia y a una economía de la producción –la burocrática, la resultante de una experticia técnica que asegure otro tipo de calidad– fue recuperada como punto de partida por Jorge F. Liernur para revisitar la expansión de la arquitectura moderna en el tercer mundo, con una mirada desde América Latina y sesgando la distinción a vanguardistas y expertos en el número 6 de la revista Block (2004).
Estos breves ensayos dieron el primer encuadre a un proyecto de investigación acreditado por la Secretaría de Ciencia y Tecnología de la UNR en 2014 (1ARQ149), luego financiado por la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica (PICT 2014-0930). Su objetivo era abordar las conmociones en el seno de la Escuela de Arquitectura de Rosario en la larga década del sesenta a través de tres personajes con perfiles divergentes –Jorge Enrique Hardoy, César Benetti y Mario Corea– en consonancia con el tránsito de implicaciones más amplias del paradigma desarrollista a la radicalización política, profusamente trabajado por la historia intelectual de la ciencia y las artes en nuestro país. Fue el marco para la convocatoria al Seminario Internacional Profesional, experto y vanguardia: la cultura arquitectónica en el Cono Sur, realizado en junio de 2018. Nos proponíamos ampliar la discusión y revisar esta redefinición de roles en referencia a la condición latinoamericana. El encuentro contó con 23 ponencias aceptadas de investigadores de Chile, Brasil, Perú, Uruguay e Italia recogidas en un libro de actas, y tres conferencias magistrales a cargo de Horacio Torrent (Pontificia Universidad Católica - Santiago de Chile), Claudia Costa Cabral (Programa de Pesquisa e Pós-Gradação em Arquitetura PROPAR- Universidade Federal do Rio Grande do Sul) y Sharif Kahatt (Pontifica Universidad Católica - Lima).
El interés de los debates, las ideas compartidas y la originalidad de algunos enfoques estimularon su ulterior desarrollo en un número monográfico de A&P Continuidad. Una nueva convocatoria fue abierta invitando a revisar la confluencia y confrontación de estrategias diversas de entender, ejercer y valorar la inserción de la arquitectura en los campos social, urbano y tecnológico. Nos interesaba ponderar las consecuencias de la integración a equipos respecto a la disolución de la autoría y la especialización asociadas a la figura del experto; los límites de la militancia y la innovación en las posturas vanguardistas; los márgenes de singularidad que puede atribuirse a la concepción de edificios como objetos acabados, asociada a la práctica del profesional independiente. El resultado ha superado nuestras expectativas, y aunque varias de las contribuciones reconocen sus inicios en el citado Seminario, se trata de reformulaciones y desarrollos en consonancia con los comentarios recibidos, con una clara profundización en el eje de la convocatoria: las disyuntivas en las prácticas y saberes de la arquitectura y el urbanismo en los sesenta. Son puestos en tensión con referencia a prácticas anteriores (la del constructor, la del profesional liberal) y posteriores (la suave declinación del vanguardismo contemporáneo).
A la traducción de ese artículo seminal de Henry-Russell Hitchcock, “Arquitectura burocrática y arquitectura de genio” en Reflexiones de los maestros, lo continúa, en la sección Conversaciones, la entrevista realizada por Alejandra Monti al reconocido historiador venezolano Arturo Almandoz. “De urbanistas a planificadores” trata la emergencia de la figura del experto y las resultantes técnicas y teóricas de la incorporación a oficinas técnicas estatales y supranacionales, ofreciendo asesorías y asistencia técnica en equipos interdisciplinares. Notable como síntesis de los correlatos epistemológicos de dicho proceso en clave latinoamericana, destaca episodios y protagonistas relevantes, y precisa el rol de las universidades y los centros de investigación en consonancia con las coyunturas que matizaron el paradigma desarrollista y su puesta en crisis. Esboza una reflexión sobre la incorporación de tecnologías en la investigación urbana.
El Dossier temático está compuesto por ocho trabajos que cubren el proceso de transfiguración del profesional individual al experto, culminando con dos estudios por fuera del núcleo temporal convocante, que le ofrecen un marco y amplifica su comprensión. En “Persistencias y cambios. Amancio Williams y los modos de producción de la arquitectura después de la segunda posguerra”, Luis Müller recurre a Amancio Williams para dar cuenta de la crisis de la figura unipersonal del arquitecto de prestigio frente al avance de los estudios corporativos de orientación empresarial. Las vicisitudes en torno a una colaboración frustrada con Walter Gropius y su oficina TAC para la sede de la embajada alemana en Buenos Aires brinda el marco para que el autor analice particularidades y límites de un estilo de producción frente a las demandas de eficiencia que reclamaba el momento. En “Luis Barragán y Juan Sordo Madaleno: el plan maestro de Lomas Verdes”, Giulia Mela pone en relieve las adecuaciones y recursos sondeados por ambos arquitectos mejicanos al asociarse en una empresa que profundizaba sus actuaciones como desarrolladores inmobiliarios a través de la exploración de valencias monumentales como instrumento para potenciar la cohesión e identidad de estos emprendimientos, en el marco de un proceso explosivo de expansión urbana indiferenciada. “De la obra de autor al anonimato” de Ursula Exss supone un avance incisivo en el mundo opaco de las oficinas públicas. Las transformaciones en el organigrama de la Sociedad Constructora de Establecimientos Educacionales chilena le ofrecen el material para indagar en la figura inédita del arquitecto-investigador que no solo se ocupa de actualizar el estado del arte a nivel internacional como insumo, sino de auditar la propia práctica y ofrecer informes en foros especializados respecto a un hacer que sistematiza procesos, prototipos e innovaciones técnicas para afrontar una demanda centrada en la cantidad. Una faceta distinta del arquitecto-investigador, en este caso integrado a las nuevas instituciones de promoción científica y tecnológica, es la que exploran Alicia Novick y Guillermina Zanzottera en “La emergencia de los arquitectos como investigadores profesionales en estudios urbanos. Algunas hipótesis de trabajo”. A través de las figuras de Patricio Randle, César Vapñarsky y Horacio Torres analizan las consecuencias que tuvieron en sus prácticas las demandas de objetividad en un campo laxo como era el urbanismo, y de compromiso como intelectuales críticos en un período políticamente convulso. Esta relevancia de la política en el universo supuestamente neutro de la técnica es el núcleo del trabajo de Nilce Aravecchia-Botas titulado "Técnica y política en la producción de la ciudad latinoamericana. Ciudad Kennedy, Bogotá (1960-1963)". Emprendimiento ejemplar de las políticas norteamericanas en la promoción del desarrollo latinoamericano, opera como bisagra entre la promoción directa de la construcción de viviendas por parte del Estado, y los programas de autoconstrucción y ayuda mutua. Sirve para poner en evidencia los efectos de una coyuntura política, local e internacional, que afecta no solo los presupuestos teóricos y proyectuales, sino los roles esperados del arquitecto como promotor social desde centros de cooperación técnica vinculados a organismos supranacionales como la OEA. “Primer y último debate sobre la implementación del concepto FOT” es la oportunidad para que Eleonora Menéndez ofrezca una pintura de los diversos perfiles de arquitecto vigentes a fines de la década del sesenta, congregados en torno a la implementación de este nuevo instrumento de regulación urbana. Tras las posturas contrapuestas, se revelan los argumentos y presupuestos de la práctica profesional necesariamente en consonancia con los intereses del mercado inmobiliario, la supuesta neutralidad del técnico de las oficinas públicas, la radicalidad de los slogans del profesor universitario y la distancia crítica del dirigente gremial a cargo de legitimar socialmente la arquitectura en el desinterés.
El dossier concluye con “De oficio costruttore. La empresa Candia” donde César Altuzarra analiza los roles cambiantes que debieron asumir las empresas constructoras en consonancia con el gradual dominio de los arquitectos en el campo de la edificación, con las consecuentes innovaciones técnicas y formales. Destaca los desafíos que implicaron para los ejecutores de las obras que, a su vez, debieron adecuarse a nuevas lógicas en la construcción de la ciudad a partir de la habilitación de la propiedad horizontal y la consecuente masificación de la construcción en altura. El trabajo avanza en un universo poco explorado señalando el paso de un saber empírico fundado en la lógica artesanal y la tradición a los retos de hacer posible, sin sobresaltos y en el medio local, una renovación estética imaginada en dibujos. Señala el ocaso de un modo situado de producir edificios, previo a la internacionalización de la industria de la construcción de los años sesenta. Finalmente en “Poéticas de lo contingente: arquitectos de la contemporaneidad”, Carla Berrini y Claudio Solari se interrogan sobre la modulación contemporánea de la vanguardia, estableciendo diferencias respecto a la radicalidad política y técnica, y la legitimación académica que caracterizaran a la figura del arquitecto comprometido de los sesenta. Tomando como referencia a miembros del Grupo R de Rosario, un polo de reflexión e innovación disciplinar en los años noventa a distancia del ámbito universitario, recurren a la categoría de presentismo elaborada por François Hartog para caracterizar una vanguardia ajena al concepto de futuro, imbricada en redes globales pero atenta a una práctica de indagación regional en la búsqueda de poéticas fuertemente personales.
La sección Ensayos reproduce dos de las conferencias del mencionado Seminario. Cláudia Costa Cabral, en "París 1965. Niemeyer, el foyer de la clase obrera y las perspectivas del vanguardista, el profesional y el artista", rastrea los solapamientos y mutuas distorsiones de las figuras del profesional, el experto, el vanguardista y el militante en un episodio clave en el despegue de la trayectoria internacional de Oscar Niemeyer: el proyecto de la sede del Partido Comunista en la capital francesa. La coyuntura del contrato, la agencia del propio arquitecto en consonancia con su consagración por el establishment cultural con una muestra unipersonal en el Centro Pompidou, y la proyección de la filial francesa del partido político en paralelo con las críticas a las obras de genio que la rama brasilera desarrollaba contra este perfil profesional, son la ocasión para discutir la mutabilidad y ambigüedad de estos roles aún en actores singulares. Por su parte, Sharif Kahatt en “El Perú como proyecto. La Agrupación Espacio en el proceso de modernización del Perú.” nos sumerge en la vitalidad de la Agrupación Espacio y sus principales miembros. Encuentra hilos de continuidad en una producción que, desde fines de los años 40 a los 90, pasa del manifiesto vanguardista convocando a la modernización estética, a la inmersión como profesionales en nuevos programas de vivienda y regulación urbana que los convierten en expertos convocados en las jornadas acuciantes luego del terremoto de Yungay en 1971. Esta experiencia culmina con la redacción de la Carta de Machu Picchu, la cual revisa críticamente los presupuestos modernistas sintetizados en la Carta de Atenas, presuntamente acordada cuarenta años antes. Una trayectoria canónica que, sin embargo, debe compatibilizarse con el activismo político en el Movimiento Libertad de filiación liberal que el autor explica en su coherencia interna.
Este número cierra, en la sección Archivo de obras, con la documentación de la Parroquia San Antonio María Gianelli, realizada por Martín Cabezudo. Su autor, Jorge Scrimaglio, particularmente activo en el período objeto de la convocatoria, se ha constituido en emblema del vanguardista, del arquitecto roarkiano siguiendo el perfil consagrado por Ayn Rand en El manantial (1943) con clara referencias a la autosemblanza mitificadora de Frank Lloyd Wright. Más allá de la indudable calidad y originalidad de sus proyectos, se trata de una atribución en la que mucho tiene que ver su personalidad conscientemente construida en reportajes y acciones públicas para dar cuenta de su fidelidad interior con un programa estético personal, en desmedro de un posible éxito económico, llevándolo a extremos para defender la integridad de sus obras en tanto objetos atribuibles al estatuto artístico.
En síntesis, este número es la culminación de una inquietud, de una sospecha, de la intuición de la productividad de ciertas categorías para amojonar el debate contemporáneo sobre los perfiles y los roles del arquitecto. Con la historia, y anclándonos en una coyuntura particularmente bullente de conflictos y posibilidades en América Latina, hemos intentado construir coordenadas que contribuyan, con palabras y con casos, a reflexionar sobre nuestras prácticas y nuestros escenarios de acción y consagración, siempre cambiantes, siempre inevitablemente atravesados por la política, la técnica y la industria cultural•
Información adicional
CÓMO CITAR: Rigotti, A. M. (2019). Profesionales, expertos
y vanguardistas en el ejercicio de la arquitectura. A&P Continuidad,
6(11), 6-9. https://doi.org/10.35305/23626097v6i11.223
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