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OBITUARIO COMO PRETEXTO: STUART HALL, ESTUDIOS CULTURALES Y TENSIÓN INTELECTUAL
Intersecciones en Comunicación, vol.. 1, núm. 12, 2018
Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires

Artículos

Intersecciones en Comunicación
Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires, Argentina
ISSN: 1515-2332
ISSN-e: 2250-4184
Periodicidad: Anual
vol. 1, núm. 12, 2018

Recepción: 20 Febrero 2018

Aprobación: 14 Abril 2018

Resumen: Con motivo del cuarto aniversario del fallecimiento en 2014 a los 82 años del profesor Stuart Hall revivimos algunos debates al interior del campo intelectual inglés, como pretexto para pensar la riqueza o (im)productividad que puede tener hoy el siempre complejo vínculo entre la cultura y la sociedad. Director de la denominada Escuela de Birmingham, su figura en la opinión pública inglesa y mundial funciona como síntoma de todo un proceso histórico y social que impactó en las investigaciones sociales. Aquí tomamos como disparador su obituario para repensar un siempre problemático campo: el de los estudios culturales. Asimismo, su vinculación tensa con el marxismo inglés nos sirve a los fines de determinar los condicionamientos del Partido Comunista Inglés y las relaciones conflictuadas, por un lado con la intelectualidad y por el otro con el incipiente thatcherismo.

Abstract: OBITUARY AS PRETEXT: STUART HALL, CULTURAL STUDIES AND INTELLECTUAL TENSION. On the occasion of the fourth anniversary of the death in 2014 at the age of 82, Professor Stuart Hall revived some debates within the English intelectual field, as a pretext to think about the wealth or (im) productivity that the ever complex link between culture and the society. Director of the so-called School of Birmingham, his figure in English and world public opinion works as a symptom of a whole historical and social process that impacted on social research. Here we take as a trigger his obituary to rethink an always problematic field: that of cultural studies. Also, its tense link with English Marxism serves us in order to determine the conditions of the English Communist Party and conflictual relations, on the one hand with the intelligentsia and on the other with the incipient Thatcherism.

Keywords: Estudios culturales, cultura, britanidad, thatcherismo, Cultural Studies, Culture, Britanitty, thatcherism.

PUNTO DE PARTIDA

En febrero de 2014 falleció el profesor y crítico cultural Stuart Hall, uno de los fundadores de los “estudios culturales” (Birmingham) y emérito de la Universidad abierta de Inglaterra. Jamaiquino de nacimiento, Stuart Hall migró a las islas británicas en la década del 50 y signó su carrera en el –ahora– bien ponderado campo de la sociología de la cultura. Sus vocablos thatcherismo y britanidad adquirieron notoriedad pública y masiva y lo mismo sus disputas al interior de la izquierda británica atravesada, por un lado, por la crisis del Partido Comunista inglés, y del otro, por la nueva izquierda académica que intentó las veces de una renovación de las temáticas a estudiar desde el campo del marxismo.

Cuando se fusionaron las revistas New Reasoner y Universities and Left Review y se fundó en 1960 la New Left Review, Hall fue director un año. Invitado por Richard Hoggart, formó parte del Centro de Estudios Culturales Contemporáneos de Birmingham que dirigió desde 1968 y luego, en 1979 ingresó a la Open University, donde fue profesor hasta 1997 y lo declararon profesor emérito. Asimismo se destacó en numerosas iniciativas populares como los talleres de alfabetización de adultos.

Stuart Hall contribuyó en el campo de los estudios culturales al análisis pormenorizado y la querella académica sobre el concepto de raza y de identidad, influido por Antonio Gramsci y el concepto de hegemonía, profundizó en Gran Bretaña la preocupación general sobre lo cultural en el ámbito de las relaciones sociales, en palabras de él:

“Siempre estuve convencido de que la cultura era constitutiva de cualquier formación social. Nunca he estado convencido de que la cultura actúe sola, de manera que no me interesa la política cultural como la única modalidad política, lo que me interesa es el hecho de que cualquier política requiere condiciones de existencia económicas, políticas y culturales” (mundo crítico, 2014).

En 1980 escribió el artículo “Estudios culturales: dos paradigmas” que aquí en Argentina lo publicó íntegro la revista Causas y Azares en su número Nº 1, y favorece en el campo intelectual a discutir las nociones de culturalismo y estructuralismo, en momentos en que la Teoría del Discurso se transformaba en hegemónica en el campo académico y que la izquierda mundial se replegaba, como veremos luego, en alianzas policlasistas como producto de grandes derrotas, o como causa de ellas. En él presenta una crítica tanto al estructuralismo como a las viejas y repetidas consideraciones de “la dimensión económica de las prácticas culturales” que no hacían más que elevar al punto de la abstracción ahistórica y omnipotente la “lógica del capital” impidiendo un análisis dialéctico de las formaciones culturales.

Es bien sabido, sin embargo, que su contribución polémica a Foucault, por poner un ejemplo, matiza las variantes culturalistas y les endilga la contradicción entre la aparente contingencia de los fenómenos culturales y las correspondencias con las clases y el aspecto sociohistórico capitalista (más precisamente dice del autor de Vigilar y castigar “Desde semejante posición (la no correspondencia entre las prácticas) no pueden ser adecuadamente pensados ni una formación social ni el Estado”) (aclarado propio, 1994). Al mismo tiempo enfatiza los aspectos epistemológicos del francés pero advierte: “es perfectamente capaz de meter por la puerta falsa las clases que acusa de expulsar por la ventana” (ídem).

Como diría Terry Eagleton1, este eclecticismo de Hall, que en el mismo texto se advierte también por su concepción sobre Althusser, recorre como una sombra toda su producción intelectual.

OBITUARIO CRÍTICO

Los homenajes aparecidos en los periódicos producto de su muerte fueron numerosos, y fundamentalmente resaltaron su lucha contra el racismo y la influencia intelectual que dejó en el Reino Unido. En el diario The Guardian, además, recuerdan que a pesar de estar muy decepcionado con las políticas a nivel mundial y teniendo una mirada pesimista en los últimos años, celebró que “alguien con Hussein como segundo nombre” (por Obama) sea presidente de los Estados Unidos, reduciendo de este modo enormes regueros de tinta sobre las implicancias sociales de los aspectos culturales o sobre el peligro de la fetichización discursiva cuando hay una determinación en última instancia de la economía, etc.

Son frecuentes, de todos modos, la aparición en distintos portales de las fotos del “joven Hall” en movilizaciones contra el desarme nuclear o por la defensa irrestricta de los derechos de las minorías, además de ser, dentro del Centro de Birmingham, quien más insistía en la publicación colectiva de los artículos, aspecto no desestimable de recordar en tiempos de frivolidad académica y competencia crediticia por el prestigio simbólico.

El diario Telegraph, por ejemplo, recuerda una frase sobre el derrotero de las grandes luchas de 1968, y ya pueden atisbarse los efectos que en Hall y en tantos otros pensadores tuvo la retórica culturalista: “Recuerde 1968, cuando todos dijeron que nada cambió, que nadie ganó el poder del estado. Es verdad. Los estudiantes no ganaron. Pero desde entonces la vida se ha transformado profundamente. Las ideas del comunitarismo, las ideas del colectivo, del feminismo, de ser gay, fueron todas transformadas por el impacto de una revolución que no tuvo éxito...” (Telegraph, 2/2014).

Entre 1997 y hasta el 2000 ejerció un cargo en la “Comisión sobre el Futuro de la Gran Bretaña Multiétnica” promovido por una ONG financiada entre otros por la Unión Europea que reflexionó sobre la “britanidad” y generó un cortocircuito con un funcionario del laborismo de nombre Jack Straw por haber puesto en tela de juicio el rol de los medios de comunicación.2

Indaguemos ahora uno de los periódicos intelectuales de la izquierda británica, orientado por el PC, el Marxism Today, que además de ser uno de los espacios donde Hall desarrolló sus nociones, nos sirve a los fines de comprender la dilución de la izquierda inglesa en el laborismo y la alianza de clases que afectaría todas las posiciones de las décadas siguientes a la irrupción de Hall en la escena pública.

RGA MARCHA A TRAVÉS DE LAS INSTITUCIONES

“Lo más extraño de los debates actuales dentro del Partido Comunista es que (aparte de la cuestión de la lealtad a la URSS) no hay nada específicamente comunista en ellos”

Eric Hobsbawn, abril de 1985

Un texto interesante de un profesor de la Universidad de Londres, Herbert Pimlott, denominado “De la vieja izquierda al nuevo laborismo”, describe el pasaje del grueso de la intelectualidad de las “viejas” y “nuevas” izquierdas al campo de la alianza de clases “anti- Thatcher”, y cómo la noción de “marxismo realista” popularizada por Eric Hobsbawn aportó ideológicamente a ese pasaje. Este es el marco donde Hall y otros tantos escribieron, donde, y sobre todo, las represiones y hostilidades a los pueblos en lucha que mostró el estalinismo soviético forjó a los jóvenes intelectuales a otras opciones e incluso a otros horizontes profesionales.

Un deslizamiento (no tan) terminológico hacia la derecha

El agregado de nuestro paréntesis en este apartado se debe a que esa fue la frase que utilizó Raymond Williams para describir el posicionamiento izquierdista de Inglaterra en los años 80. Pero consideramos que el deslizamiento no ha sido sólo terminológico, o al menos no como variable predominante. Él vislumbró cómo, alejándose de conceptos específicamente revolucionarios, la izquierda intelectual viró hacia la derecha como evidencia de un fracaso político anterior. La revisión de conceptos marxistas acusados de “rígidos” experimentó el abono para un campo que fluyó entre el balance conceptual académico y el apoyo a variantes policlasistas de frente popular. Como veremos, esto fortaleció electoralmente al –siempre en crisis– Laborismo pero a la vez pulverizó las aspiraciones al de- sarrollo de una izquierda independiente de los partidos del Estado. El PCB tomó este rumbo luego de las derrotas entre mayo francés de 1968 y el ascenso de Margaret Thatcher en 1979 y planteó un repliegue en el ala cultural de las propuestas teóricas, descartando paulatinamente las preguntas por el poder y el socialismo y sustituyéndolas por las relativas a la identidad y los problemas ideológicos. Apenas antes nace la señalada Marxism Today, cuya edición se extiende desde 1967 hasta 1991. La publicación contribuyó a tal punto al ascenso del Partido Laborista en 1997 que hasta Stuart Hall se refirió a Tony Blair como “el candidato de Marxism Today” (1994) aunque más adelante le endilgó que era “hijo de Thatcher”.

La pareja que se presentaba como antagónica en realidad fue las dos caras de la misma moneda, es decir, por un lado el ala “marxista” del Partido que reforzaba las alianzas con la URSS estalinista, y por el otro la Nueva izquierda que, aún embrionariamente formada a la sombra del PC, intentaba darle un vuelo más amplio a sus nociones en la intervención pública (con sus “clubes” de la nueva izquierda y un gran desarrollo que lleva más de tres décadas de existencia y que publicó autores de la talla de Perry Anderson, entre otros).

El camino presentado así (y retrospectivamente) favoreció y fomentó la aplicación demagógica de retórica izquierdista por parte del Partido Laborista, sirviendo a despejar su larga crisis de veinte años de nula intervención en los aconteceres políticos ingleses. En algunos casos, como en el de Thompson y Hobsbawn, directamente se pronunciaron por el laborismo como parte de un “marxismo realis- ta” que se hizo cargo –nostálgicamente– de los errores del pasado e identificando en su derrotero al socialismo con el estalinismo (como en el número de octubre de 1980 en que Hobsbawn entrevistó a Tony Benn, un laborista del ala izquierda). Es por eso que en las elecciones de 1983, y con el discurso del marxismo realista los intelectuales de izquierda llamaron a armar un frente popular entre todas las clases “anti-Thatcher” como único modo de combatir el neoliberalismo incipiente (cualquier parecido con la actualidad no es mera casualidad). Es decir, la coalición de clases se fomentaba luego de un diagnóstico de la derrota que conminaba a los trabajadores o seguidores de la izquierda a aunar sus fuerzas detrás de los planteos capitalistas “sociales” del Partido Laborista.3

Thatcherismo y después

En un libro coordinado por Martin Jacques denominado “¿Tercera Vía o neoliberalismo?” (que incluye un capítulo de Tony Blair), Stuart Hall hace un recuento crítico respecto de los periodistas e intelectuales que se mofaron de su concepto “thatcherismo” y critica las posiciones de Tony Blair en lo que se corresponde con un disgusto por la presentación “radical” de propuestas de campaña que luego han resultado sencillamente una continuación de las políticas that- cheristas. Aunque sus conceptos tengan mucho de culturalismo, en el sentido de entender el thatcherismo como un “modo de vida” o un “espíritu de época” (abstrayendo por momentos la enorme lucha de clases que supuso la imposición de las políticas thatcherianas), hay un valor de Hall en mostrar al laborismo como un reformismo maltrecho o de posiciones livianas que son caldo de cultivo para un resurgir de lo más feroz del ajuste del capital.

Por poner un ejemplo de estos desenlaces, a veces ingenuos, a veces derrotados: “La Tercera Vía es consciente de la desigualdad social, pero se niega a reconocer que hay intereses estructura- les que impiden la distribución equitativa de la riqueza y de las oportunidades (…) por sorprendente que resulte, el discurso de la Tercera Vía carece de cualquier referencia formal al poder” (Hall, citado en Jacques, 2000: 67).

Treinta años no es nada

Recuerdo ir a una reunión y abrir una discusión con miembros del Partido Comunista, argumentando en contra de la versión reduccionista de la teoría marxista de la clase. Esto debe haber sido en 1954 y parece haber estado discutiendo lo mismo desde entonces

Stuart Hall, 2010.

El teórico inglés Alex Callinicos, miembro del Comité Central del SWP (Socialist Worker Party) escribió en abril 2014 una remembranza por el fallecimiento de Hall que resulta un balance político también. Tomaremos ese texto a la luz de otros dos textos del mismo autor en 1985 y en 1987, los tres publicados en Internacional Socialism (revista teórica del SWP), porque esto permite evaluar a través de su lente crítico un planteo confirmado por las décadas subsiguientes: el desplazamiento de la izquierda al policlasismo laborista.

Lo que en 1985 era una denuncia de Callinicos prácticamente en paralelo a la derrota de la heroica huelga minera contra el gobierno de Thatcher, dos años más tarde se confirma en un progresivo abandono de muchos teóricos de la “izquierda” (partidaria y en general) hacia el laborismo, como consecuencia, dice él, de sacar las conclusiones equivocadas, en muchos casos inclusive tomando al marxismo abstractamente mencionado como cosmética de este pasaje. Callinicos planteaba un recuento crítico del órgano de prensa cultural del Partido Comunista británico, que se iba a desplazar hacia la disolución en el Laborismo en un secundario rol de propaganda entre la actividad obrera (pero sin incidencia política).

Hobsbawn lo describió así: “En Gran Bretaña ha habido sólo un verdadero partido de masas de la izquierda, basado en la clase obrera y su movimiento, el Partido Laborista ...Quiera o no, el futuro del socialismo es a través del Partido Laborista” (Marxism Today, 1984: 8).

Particularmente al dirigente del SWP lo que le interesaba en esa crítica no era tanto la “calidad” de Marxism Today (que para él se emparentaba con el periódico socialdemócrata New Statesman) sino el rol desempeñado por algunos de sus intelectuales en este viraje advertido dentro del movimiento obrero inglés y que la revista incentiva como propulsora de este pasaje.

En 1987, en el artículo cuyo sugestivo título es “Buscando alternativas al reformismo”, Callinicos emprende un ataque a las concepciones derivadas de la lectura del Marxism Today y en general, a la izquierda británica en general:

“Ningún observador cuerdo de la escena política británica podría dudar que la corriente (de izquierda) está tirando hacia la derecha dentro del movimiento obrero (los exponentes de) el marxismo contemporáneo Eurocomunista, (…) atacan los principales principios del marxismo revolucionario clásico” (destacado propio, 1987)

En esos reproches Callinicos no duda tampoco en atribuirle un papel al propio Hall (la extensión de la cita vale por su elocuencia): “Los exponentes más conocidos y más hábiles de lo que

Ralph Miliband llamó el ‘nuevo revisionismo’ son, sin duda, Eric Hobsbawm y Stuart Hall, los dos ‘profesores rosados’, en las palabras de Tariq Ali (…) Estos dispositivos teóricos expulsan eficazmente a la clase obrera del centro del proyecto socialista y desplazan los antagonismos de clase por clivajes de la ideología y del discurso (…) La velocidad de la posterior rendición intelectual puede ser rastreada en los escritos de Stuart Hall (…) confinado en gran parte a chorros de tópicos neoliberales rodeados por una niebla de retórica gramsciana (ídem).

Con posterioridad a los fragmentos precedentes, el autor termina advirtiendo sobre las consecuencias lógicas de un balance defectuoso sobre la huelga minera que subestimó la importancia de la burocracia sindical en lo que se considera “la crisis más importante después de la del 30” (ídem).

Con todo, y a pesar de que Callinicos consideraba que “los intelectuales marxistas como Hobsbawm y Hall, disfrutando de considerables y merecedoras reputaciones académicas y poseedores de formidables talentos como politólogos y vulgarizadores, pueden ejercer una verdadera influencia (…) (1985), lo cierto es que la crítica del SWP se establecía en un contexto en que era franca la avanzada de la derecha inglesa luego de la derrota de la heroica huelga minera, pero también los tiempos de un eurocomunismo parlamentarista que acogía en su seno viejos intelectuales del PC. Como tantas veces en la historia, la izquierda quedaba en su laberinto.

En su texto de 2014 “Stuart Hall en perspectiva”, Callinicos demuele el concepto de thatcherismo, en la medida que le da una dimensión cultural a una respuesta profundamente política a la crisis capitalista mundial. Además, de acuerdo a Hall, el “populismo autoritario” de Thatcher es lo más consolidado en términos ideológicos y culturales que dio la política británica en 30 años. Callinicos dice que eso muestra que Hall nunca realizó un cómputo crítico de esos términos. Como dice en un pasaje: “Desde la Gran Huelga de Mineros de 1984-5 a la lucha de pensiones de 2011 ha sido la burocracia sindical, no los poderes represivos del Estado, que ha contenido la resistencia social al neoliberalismo”.

Callinicos dice que Hall fue uno de los más influyentes autores ubicados dentro del marxismo –aunque luego desmiente su filiación al materialismo histórico a través de la boca de Collin Park, un viejo colaborador de la Escuela de Birmingham– pero que combatió a la izquierda que intentaba derrotar a Thatcher por la vía de la resuel- ta lucha de clases. Es decir, que coqueteó, como dice Eagleton al principio de nuestro artículo, con todas las posiciones de moda en el campo académico siempre apasionadamente, quedando muchas veces del lado de las argumentaciones lícitas para ser apropiadas por el Laborismo.

Eso no es similar a desmerecer, agrega Callinicos, la importancia de los estudios de Hall y su impronta:

“(…) lo que falla en la interpretación de Sparks es la profundidad y originalidad del compromiso de Hall con el marxismo en los años setenta y ochenta. Esto no era un jue- go diletante con Althusser. Es cierto que, a diferencia de la mayoría de los contribuyentes a esta revista, así como a su compañero fundador de la primera Nueva Izquierda Edward Thompson, pero como, por ejemplo, Perry Anderson, Terry Eagleton y yo mismo, Hall tomó seriamente a Althusser como interlocutor valioso” (Callinicos 2014)

Los aportes más ricos de Hall en el terreno marxista fueron sobre la noción de ideología, en que pujó por un lado por un aspecto “po- sitivo” producto de su recepción de Gramsci y Althusser (“formas de vida de los sujetos, etc”) y por otro con aspectos más oscuros de la noción de Marx sobre el fetichismo de la mercancía y lo que sucede a espaldas de los sujetos. Sin embargo, en un texto de 1983 a 100 años de la muerte de Marx, puso “tendencialmente” a la ideología en el terreno de lo histórico, porque como él mismo dice parafraseando al autor del Capital:

“no era necesario que la gente se ganara la vida como miembros de la vieja pequeña burguesía para que se sintieran atraídos por las ideas pequeñoburguesas. Sin embargo (…) había una relación o tendencia entre la posición objetiva de esa fracción de clase y los límites y horizontes de pensamiento a los que se atraería ‘espontáneamente’ (1983, citado en Callinicos 2014)

SÍNTESIS Y MÁS ALLÁ

Imposible sería concluir tajantemente las reflexiones siempre presentes sobre un autor de las características de Hall, por eso a modo de síntesis podemos simplemente indicar que en sus reflexiones a tres décadas y ya sobre el final de su vida, Hall reivindicó el multiculturalismo y las políticas de identidad capitalistas. Algunos señalan que no hay contradicción entre esto (sus años jóvenes, donde su siempre fluida identidad no permitía estancamiento alguno y se establecía una guerra a las nociones “esencialistas” del marxismo) y los “nuevos tiempos”4, como se denominaban los intelectuales ex izquierdistas que celebraban desmesuradamente las posibilidades de un mercado desregulado y la opción permanente a variantes de consumo.

Aleatoriedad no hay en esta reflexión de estos temas ahora, sino que, además de intentar homenajear con justeza un aspecto de la obra de un pensador como Stuart Hall en el campo cultural y social, invita a pensar en balances de décadas anteriores para conminar a una reflexión presente que describa y reflexione sobre estos antecedentes.

Referencias

Callinicos, A. 1985. “The politics of Marxism Today”, International Socialism, 2-29, Consulta [11- 04-2018] en: https://www.marxists.org/history/etol/writers/ callinicos/1985/xx/marxtoday.html

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Callinicos, A. 1987. “Looking for alternatives to reformism”, en Internacional Socialism, 2-34, pp-106-117, Consulta [11- 04-2018] en: https://www. marxists.org/history/etol/writers/callinicos/1987/xx/wood.html#n12

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Callinicos. A. 2014. “ Stuart Hall in perspective”, International Socialism (2014) Consulta [11- 04-2018] en: http://isj.org.uk/ stuart-hall-in-perspective/#stuarthall14215

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Eagleton, T. 2012. Figuras del disenso. Ensayos críticos sobre Fish, Spivak, Zizek y otros autores, Buenos Aires: Prometeo.

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Hall, S. 1979. “The great moving right show”, en Marxism Today, enero, Consulta [11- 04-2018] en: http://banmarchive.org.uk/collections/mt/pdf/79_01_hall. pdf

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Hall. S. 1987, “Gramsci and us”, en Marxism Today, junio, Consulta [11- 04-2018] en: http://www.hegemonics.co.uk/docs/Gramsci-and-us.pdf

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Hall. S. 1994, “Estudios Culturales: dos paradigmas”. Causas y azares. Los lenguajes de la comunicación y de la cultura en (la) crisis. No 1. Buenos Aires.

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Hall. S. 2010 [1989], “Life and Times of the First New Left”, New Left Review 61, Consulta [11- 04-2018] en http://newleftreview.org/II/61/ stuart-hall-life-and-times-of-the-first-new-left

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Hobsbawn, E. 1978. “The forward march of labour halted?”, en Marxism Today, septiem- bre, Consulta [11- 04-2018] en: http://banmarchive.org.uk/collections/mt/ pdf/78_09_hobsbawm.pdf

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Hobsbawn E. 1984. “Labour. Rump o Rebirth?”, en Marxism Today, marzo Consulta [11- 04-2018] en: http://banmarchive.org.uk/collections/mt/pdf/84_03_08.pdf Jacques, M. (ed.) 2000. ¿Tercera Vía o Neoliberalismo?, Barcelona: Icaria.

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Miller, T. 2007. Consulta [11- 04-2018] en: http://www.tobymiller.org/images/espa- nol/ciudadania_cultural_toby_miller.pdf

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Pimlott, H. 2005. “From ‘Old Left’ to the ‘New Labour’? Eric Hobsbawn and the rethoric of ‘realistic marxism’, en Labour/Le travail, Vol.56, Consulta [11- 04-2018] en: http://www.lltjournal.ca/index.php/llt/article/view/5384/6253

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Williams, R. 2012. Cultura y materialismo, Buenos Aires: La marca.

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Stuart Hall: un antes y un después para entender la cultura, (2014), Consulta [11- 04-2018] en: http://mundocritico.es/2014/05/stuart-hall/

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The Guardian (2014), Consulta [11- 04-2018] en: https://www.theguardian. com/politics/2014/feb/10/stuart-hall

Referencias

Telegraph (2014), Consulta [11- 04-2018] en: http://www.telegraph.co.uk/ news/obituaries/10629087/Stuart-Hall-obituary.html

Notas

1 En Figuras del disenso, además, Eagleton se permite ironizar al punto de percibir que las ideas gramscianas en Hall terminaron siendo tan extremadas que parecía que en vez de “organizar a los obreros de las fábricas” de lo que se trataba era de “organizar los significantes discursivos” (265) y que así convirtieron a Gramsci de dirigente comunista en “versión (…) de un conferencista londinense de escuela politécnica” (ídem).
2 “El presidente de la comisión era Bhikhu Parekh, teórico político y fu- turo miembro de la Cámara de los Lores británica, y Stuart Hall la segunda figura pública de la comisión de cara a los medios británicos. La comisión examinó la existencia y el alcance del racismo dentro de las instituciones nacionales en las áreas de cultura, educación, fuerzas de seguridad y ser- vicios sociales (...) El entonces Ministro del Interior británico, Jack Straw, que más tarde se convertiría en un flamante militarista en Afganistán e Irak, negó que existiera conexión alguna entre la britanicidad y el racismo blanco”,

“El presidente de la comisión era Bhikhu Parekh, teórico político y fu- turo miembro de la Cámara de los Lores británica, y Stuart Hall la segunda figura pública de la comisión de cara a los medios británicos. La comisión examinó la existencia y el alcance del racismo dentro de las instituciones nacionales en las áreas de cultura, educación, fuerzas de seguridad y ser- vicios sociales (...) El entonces Ministro del Interior británico, Jack Straw, que más tarde se convertiría en un flamante militarista en Afganistán e Irak, negó que existiera conexión alguna entre la britanicidad y el racismo blanco”,

en Miller, Toby (2007), en línea: http://www.tobymiller.org/images/espanol/ ciudadania_cultural_toby_miller.pdf

3 Aún así, Margaret Thatcher ganó esas elecciones con más del 42% de los votos, seguida por el Partido Laborista con el 27%.
4 Para ver un ejemplo de Marxism Today adoptando el lenguaje de los “nuevos tiempos”, obsérvese el cuadro de doble entrada aquí: http://ban- marchive.org.uk/collections/mt/pdf/88_10_04.pdf


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