Secciones
Referencias
Resumen
Servicios
Descargas
HTML
ePub
PDF
Buscar
Fuente


El Carnaval del arrabal de Santa Ana; manifestación de la cultura popular urbana panameña 1903 –1910
The Carnival of the Arrabal of Santa Ana; manifestation of Panamanian urban popular culture 1903 – 1910
Orbis Cognita, vol.. 4, núm. 1, 2020
Universidad de Panamá

Orbis Cognita
Universidad de Panamá, Panamá
ISSN-e: 2644-3813
Periodicidad: Semestral
vol. 4, núm. 1, 2020

Recepción: 04 Diciembre 2019

Aprobación: 22 Diciembre 2019

Publicación: 15 Enero 2020


Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional.

Resumen: Este artículo tiene como propósito presentar los primeros hallazgos de una investigación sobre el carnaval panameño1903 – 1930. Aquí se presenta la etapa cuando la actividad era exclusiva de los sectores populares del país. El objetivo es analizar la celebración del carnaval panameño en manos de los sectores populares, conocer las características de la celebración en esos momentos y explicar el significado de las mismas. Todo ello entendido como manifestación de la cultura popular panameña y parte de la identidad nacional. Para la realización del artículo se han examinado fuentes primarias como los archivos, los diarios y las revistas de la época, y fuentes bibliográficas especializadas. Las mismas han permitido conocer la manera en que los sectores populares se manifiestan en la celebración del carnaval. Si bien la información es escasa, la que se ha encontrado lleva a concluir que a través de esas actividades transgresoras (inversión delos roles, toma de los espacios públicos y del poder político, supresión de las normas, entre otras) los participantes en la celebración la utilizan para olvidar por esos días su condición de marginalidad y miseria en que vivían.

Palabras clave: Carnaval, cultura popular, sectores populares, fiesta.

Abstract: The purpose of this paper is to present the first findings of the research about Panamanian Carnival 1903 - 1930. Here it is presented the stage when the activity was exclusive to the popular sectors of the country. The objective is to analyze the celebration of the Panamanian Carnival in the hands of the popular sectors, to know the characteristics of the celebration during those moments and explain the meaning of them. All of this understood as a manifestation of Panamanian popular culture and part of the national identity. For the development of this article, primary sources such as files, newspapers, magazines of the time, and specialized bibliographic sources have been examined. They have allowed to know the way in which the popular sectors manifest themselves in the celebration of the carnival. Although information is scarce, what has been found leads to the conclusion that through these transgressive activities (reversal of roles, taking of public spaces and political power, suppression of rules, among others) the participants during the celebration use to forget their condition of marginality and misery in which they used to live.

Keywords: Carnival, popular culture, popular sectors, party, suburb.

INTRODUCCIÓN

El estudio del Carnaval en Panamá antes de su oficialización (1910) es tarea bastante difícil, ya que la información es limitada. Al ser una celebración eminentemente de los sectores populares (arrabal de Santa Ana, en él habitaban los pobres; negros, mulatos, mestizos, etc.) los medios no le prestan el mismo interés que a las celebraciones de la élite que de manera detallada son descritas. A pesar de la limitante se ha podido hacer el abordaje a través de los datos obtenidos en periódicos como el Diario de Panamá, The Star Herald,entre otros, los cuales han permitido conocer la manera de celebración y determinar que las mismas se enmarcan dentro de la inversión del orden y la transgresión.

El artículo tiene por objetivo analizar cómo era la celebración del carnaval panameño en manos de los sectores populares. A través del mismo se busca dar a conocer una parte de la cultura popular panameña poco estudiada y que forma parte nuestra identidad nacional. Con el propósito de sacar

esas manifestaciones culturales del anonimato en que se encuentran e integrarla como parte del patrimonio cultural inmaterial panameño.

Se inicia explicando conceptos claves como carnaval, cultura popular, se hace una caracterización de la sociedad panameña en el siglo XIX, identificando a los actores de la fiesta (los habitantes del arrabal) para luego describir y explicar el carnaval del arrabal.

DESARROLLO

Hablar de las culturas populares es hacer referencia a las representaciones simbólicas de los sectores subalternos como parte de su existencia social. Esto“…se refiere a los procesos de creación cultural emanados directamente de las clases populares, de sus tradiciones propias y locales, de su genio creador cotidiano”(Stavenhagen, 1982). Al igual que Stavenhagen, estudiosos de las culturas populares concuerdan que son manifestaciones culturales propias de las clases subalternas, las cuales se constituyen a partir de sus necesidades, producto de su creación o como resultado de su interacción con la cultura dominante.

Como ejemplo de la cultura popular tenemos a el carnaval, definido como una fiesta popular donde se permiten y favorecen todo tipo de diversiones, chanzas y libertades(Pérez, 1988). En el carnaval, que es una de las fiestas más celebradas en el mundo, se expresan comportamientos, se refleja la realidad material de la sociedad, sus contradicciones internas y los participantes tratan de escapar, por breves momentos, de situaciones difíciles que les circundan.

El carnaval en Panamá es una compleja expresión de múltiples influencias, lo cual lo hace prácticamente único en el contexto mundial. Un vivo ejemplo de esto es su forma de celebración, la cual ha sufrido a través de los años variaciones significativas, de fiesta eminentemente popular

sin regulaciones a una fiesta oficial. Ahora se analizará cómo celebraban los sectores populares el carnaval y el contexto social en que se desarrolla dicha celebración.

El siglo XIX, por ser el periodo en que El Carnaval es una celebración eminentemente exclusiva de los sectores populares. A lo largo del mismo, el istmo de Panamá experimentó una serie de convulsiones en distintos aspectos. Así, por ejemplo, en la segunda década del decimonono Panamá se independiza de España (1821), inmediatamente se une voluntariamente al proyecto bolivariano, es decir a la Gran Colombia. Dicha unión no dio los frutos esperados por los istmeños, por lo que sucedieron una serie de intentos de separación a partir de 1826; frenados con la firma del Tratado Mallarino – Bidlack (1846) entre la Nueva Granada y los Estados Unidos (este último obtuvo una serie de ventajas que le permitieron intervenir libremente en el Istmo e imposibilitaron la separación de Nueva Granada). También hay que agregar la experiencia de autogobierno experimentado por los istmeños, a través del Estado Federal (1855 – 1885) que les permitió en su inicio cierta tranquilidad, sin embargo, las pugnas políticas lo llevaron al fracaso. Por último, la economía del istmo se mantuvo estancada a lo largo de este siglo; con excepción en los momentos de la construcción del ferrocarril (1850- 1855) y durante el proyecto del canal francés (1880) que la reactivaron.

Dentro de este contexto político - económico se desarrolla una sociedad dualista separada por murallas y un foso, compuesta por los blancos de intramuros y los negros o mulatos del arrabal. Para ilustrar mejor la marcada diferenciación social veamos las impresiones de diplomáticos franceses durante su estancia en el Istmo: “El arrabal es la parte más poblada de la ciudad, y en la que solo se encuentran gentes de color. (…) en el de la urbe los comerciantes burgueses ofrecen, en sus tiendas, mercancías británicas de origen jamaicano y muchos productos estadounidenses. Sus familias se visten a la inglesa. Generalmente, habitan en casas de tres pisos”.(Figueroa, 1978).

Otro ejemplo ilustrativo es dado en 1841 por Le Moyne, al referirse a la Ciudad de Panamá señala: “(…) se dividía en dos partes: una murada, donde vivían las altas clases de la población, los negociantes, los funcionarios civiles y militares y los cónsules extranjeros; la otra parte formaba, afuera de las fortificaciones un arrabal (…) y no estaba poblada sino por gente de color consagradas a trabajos agrícolas o dedicadas al alquiler de mulas y a la pesca.”(Figueroa, 1978).

Estos ejemplos evidencian de forma clara la polarización de la sociedad panameña en el siglo XIX. En un extremo los ricos (los de adentro) y los pobres (los del arrabal) totalmente marginados, sin gozar de ningún beneficio propio de la urbe y condenados a la miseria. Esa condición generó un antagonismo entre estos dos grupos: los blancos xenófobos y los negros que odiaban la ostentosidad y dominio de la élite.

La situación de dominados cambia a mediados del siglo XIX, específicamente con el Estado Federal (1855 – 1885), ya que los negros pueden votar y por ser la población mayoritaria inciden en los resultados. Así las cosas, los del arrabal: negros, mestizos y mulatos adquieren mayor espacio al ascender al poder sus caudillos (Aizpuru y Buenaventura Correoso) o aliados. Lo que les permitió ocupar empleos públicos, surgiendo con ello una burocracia negra. Añádase a esto, la existencia de un partido liberal negro que representaba sus intereses.(Figueroa, 1978). En ese contexto es que se desarrolló el carnaval arrabalero o el carnaval del arrabal de Santa Ana.

En sus inicios, el carnaval en Panamá fue una fiesta controlada por los sectores populares del arrabal santanero. Sin embargo, publicaciones de los diarios de la época hacen referencia a la participación de otros sectores de la población (los habitantes de la Zona del Canal y algunos

miembros de la clase privilegiada) en las festividades carnestoléntica1. Además, estos sectores de la sociedad realizaban celebraciones paralelas en espacios diferentes.

Como se indicó sobre el carnaval celebrado en el arrabal de Santa Ana, cuando todavía no había sido oficializado, hay poca información, ya que no era considerada una celebración sino una “salvajada”. Esta posición de desprecio y rechazo al carnaval arrabalero se evidenciaba en los diarios de la época. Así, por ejemplo, en 1910 el Diario de Panamá publicaba:

En Panamá no se ha hecho nunca la fiesta del Carnaval en forma apropiada (…) El zarrapastroso mendigo que por las calles y plazuelas a los chicos del hampa jugando al higuí, al higuí, el clásico osos que se cubría el pecho y las espaldas con esteras sucias y la cara con un bozal, gruñendo a cada sacudida de la cuerda con que le sujetaba su conductor; el mamarracho disfrazado de mujer con todo el aspecto de un fantasmón; los bárbaros entretenimiento que consistían en arrojar a la cara de los transeúntes confeti con tierra o en lanzar, en los sitios más concurridos cohetes y otros explosivos; los imbéciles que creían hacer una gracia arrojando cenizas al rostro de las señoras; los que hallaban divertido arrojar a los chicos confetis de pega, (…) los que exteriorizaban su brutalidad corriendo desesperadamente por los paseos para arrojar al suelo niños y mujeres; todas estas y otras muchas incultas manifestaciones (…).” (El Carnaval en Panamá, 1910)

De lo anterior se desprende que existía un gran repudio a la forma de celebración de la fiesta carnestolendas de los habitantes del arrabal. El rechazo se generaba por sus manifestaciones transgresoras del status quo. Para ilustrar mejor se describirá algunas de las actividades del carnaval del arrabal santanero.

A finales del siglo XIX los habitantes de Santa Ana celebraban el Carnaval presentando dramas alusivos a las batallas entre españoles y moros. También representaban la toma de Panamá la Vieja, la epopeya azteca, conformaban partidos políticos y cuarteles populares que imponían contribuciones, convirtiéndose así en los dueños y principales actores del evento. Y como era de




1 Carnestoléntica: relativa al carnaval.

suponer, no podían faltar los bailes y los juegos con agua, harinas, añil y otros elementos. Uno de estos dramas es descrito por el diario Star & Herald de la siguiente manera:

Cada parte tenía su marina en forma de barcos improvisados, hecho de lonas, con puertos pintados en este caso, combinando la historia antigua con la moderna, asegurándose que la reina de los moros fuese exhibida en el entrepuente del vapor, con cañones, banderas, el cual fue bautizado con el nombre de Salvador, mientras el buque enemigo de los cristianos llamado el Ancón portaba igualmente cañones y linternas de colores.” (S/A, 1874)

La actividad finalizaba con un gran baile en el que los participantes compartían amenamente, al transcurrir de las horas. La diversión se prolongaba hasta la madrugada.

En las manifestaciones de la celebración carnestolendas de los habitantes del arrabal, se destaca la toma del poder político. A través de juegos y farsas los sectores populares asumían el control del poder, que les permitía establecer un nuevo orden en donde no eran los subordinados, sino la clase hegemónica.

Esa toma de poder era recreada por los negros cimarrones quienes celebraban en una plazoleta de Malambo y Malambillo ubicada en la intersección de Calle C y Calle 16 oeste. Los organizadores de la fiesta recolectaban productos para hacer la sopa, tarea ésta que era asignada a la mejor cocinera del barrio. Entre los productos recolectados estaba el ñame, yuca, otoe, arroz, cebollas, achiote, costilla de res, rabos de puerco, frijoles.(Rodrigo, 1970).

En horas de la noche y en medio del jolgorio los santaneros eran visitados por el general Buenaventura Correoso (presidente de ese entonces) acompañado por algunos habitantes de San Felipe. Se hacía la pantomima de detener al general Correoso y se le conducía a la mesa principal en donde cenaba y bebía con los anfitriones. Finalizada la cena, continuaba el baile y los tamboritos vigilados por los mayordomos de la fiesta encargados de detener las riñas.

Durante el día la fiesta carnestolendas se caracterizaba por las mojaderas, juego muy disfrutado por los participantes. Consistía en arrojarle agua con aromas o sucia a personas de otro sexo; hombres y mujeres se enfrentaban en el juego, nadie se escapaba a la mojadera. Desde los balcones las jóvenes arrojaban agua a los transeúntes y en las casas los criados tenían la libertad de mojar a los patronos. (S/A, 1874).

La fiesta finalizaba con las guerras de mar, que consistía en la representación de la farsa de la invasión de la antigua ciudad. El día martes en horas de la tarde un grupo de hombres disfrazados de piratas portando hachas y espadas de palo se embarcaban en unas pangas y navegaban desde Punta Paitilla hasta la playa, allí eran esperados por los grupos que representaban a los colonos dando inicio a la batalla. Los piratas resultaban los vencedores, se tomaban la ciudad, hacían prisioneros a quienes la defendían y procedían a saquearla. El saqueo consistía en que todos bailaban y cantaban tamboritos, rumbas y rondas por las diferentes calles. Paseándose por las calles, los triunfadores entraban y salían de las cantinas libando licor, el cual era costeado por un adinerado que había resultado prisionero y pagaba su libertad con tragos de licor. (Colunje, Los Carnavales panameños, 1926).

A lo largo de esta exposición se ha evidenciado lo transgresor que era el carnaval del arrabal. Esa agresividad, nos dice el sociólogo Figueroa Navarro, atemorizaba a la élite.(Figueroa, 1978). A mi juicio, es producto del antagonismo existente entre esas dos clases. Es decir, la violencia del arrabal hacia la élite, producto de la desproporcional riqueza que está posee en contraste con la miseria en que ellos vivían, fue manifestada en la celebración del carnaval.

CONCLUSIONES

Luego de realizar esta investigación, se puede concluir lo siguiente:

· La fiesta del Carnaval sirvió a los sectores populares como medio para manifestar su rechazo al orden establecido y olvidar, aunque sea en un corto periodo de tiempo su condición de miseria, es decir, era una válvula de escape.

· La manera en que los sectores populares de Arrabal celebraban el carnaval, caracterizado por lo lúdico y la transgresión, evidencian la inversión del orden establecido (su condición de clase subordinada en una sociedad polarizada). Sus manifestaciones pretendían cambiar esa cruel realidad y a enfatizar su resistencia a la misma. Expresan un nuevo orden impuesto por ellos, aunque solo momentáneamente, bajo los patrones culturales e ideológicos. En el Carnaval del arrabal ellos eran los dueños de la fiesta.

Referencias

Colunje, G. (1926). Los Carnavales panameños. Panamá: Andreve y Compañía

Figueroa, A. (1978). Dominio y sociedad en el colombiano 1821 - 1903. En A. Figuero Navarro, Dominio y sociedad en el colombiano 1821 - 1903 (págs. 80, 81, 82). Panamá: Litho impresora Panamá.

Pérez, N. (1988). El carnaval santiaguero. En P. R. Nanc, El carnaval santiaguero (pág. 13). Santiago de Cuba: Oriente.

Editores. El Carnaval en Panamá. (9 de enero de 1910). Diario de Panamá.

Referencias

Rodrigo, F. (1970). Los cimarrones de malambo. Lotería Nº 170, 64



Buscar:
Ir a la Página
IR
Modelo de publicación sin fines de lucro para conservar la naturaleza académica y abierta de la comunicación científica
Visor de artículos científicos generados a partir de XML-JATS4R