Secciones
Referencias
Resumen
Servicios
Descargas
HTML
ePub
PDF
Buscar
Fuente


El sistema de Tianxia y el sueño chino como plataformas teóricas-discursivas para la construcción de legitimidad en la nueva ruta de la seda de China
The Tianxia System and the Chinese Dream as Theoretical-discursive Platforms for the Legitimacy-building in China’s New Silk Road
O sistema de tianxia e osono chinês como plataformas teórico-discursivas para a construção de legitimida de na nova rota da seda de China
Revista Razón Crítica, núm. 7, 2019
Universidad de Bogotá Jorge Tadeo Lozano

Dossier. China en el siglo XXI: rutas y desafios

Revista Razón Crítica
Universidad de Bogotá Jorge Tadeo Lozano, Colombia
ISSN: 2500-7807
ISSN-e: 2539-5300
Periodicidad: Semestral
núm. 7, 2019

Recepción: 13 Marzo 2019

Aprobación: 30 Mayo 2019

Resumen: La recuperación de conceptos tradicionales chinos y el análisis de conceptos emergentes en la actualidad, llevados al escenario global e internacional nos permite repensar los procesos actuales en un marco contenedor. El Tianxia fue establecido en la dinastía Zhou (1.046-256 a. C.) para garantizar la unidad en la diversidad de los pueblos, lo que daba lugar a una nueva relación y asignaba funciones para evitar los conflictos. La noción del sueño chino fue introducida por el presidente Xi Jinping proponiendo exportar beneficios sociales y económicos al resto de los territorios fuera de la órbita China. Ambas propuestas tienen plataformas que exceden la escala territorial de China, ya que intentan legitimarse en prácticas globales. A partir de estos dos conceptos tomamos como objeto de análisis la nueva ruta de la seda china (NRS). La problematización de este tema, desde los postulados teóricos chinos, nos pueden aportar una mirada del pensamiento geopolítico-cultural del gigante asiático. Este tipo de trabajo se asienta en un análisis situacional donde la nrs todavía debe extender sus influencias. Por lo cual, este artículo no supone un trabajo de corte final, sino una mirada previa al desafío que se propone y le impone la NRS a China.

Palabras clave: globalización, geopolítica, Tianxia, nueva ruta de la seda, sueño chino.

Abstract: The revival of traditional Chinese concepts such as Tianxia and the analysis of emerging ideas as the Chinese dream, brought to the global and international arena, allows us to rethink current processes in a self-contained framework. The Tianxia was established back in the times of the Zhou Dynasty (1046-256 BC) to ensure unity in the diversity of the people, which gave rise to new relationships and assigned functions to avoid conflicts. The notion of the Chinese dream was introduced by President Xi Jinping, looking to export social and economic benefits to the rest of the territories outside China’s orbit. However, both proposals have platforms that exceed the territorial scale of this Asian country, since they try to legitimize themselves through global practices. From these two concepts, we use China’s New Silk Road (NSR) as object of analysis. The problematization of this topic, based on Chinese theoretical postulates, is able to provide an outlook of the geopolitical and cultural thinking of the Asian giant. This type of study is based on a situational analysis, since the nsr still need to spread its influence. Therefore, this article is not a concluding work, but a preliminary look at the challenge proposed and imposed by the nsr in China.

Keywords: Globalization, geopolitics, Tianxia, New Silk Road, Chinese dream.

Resumo: A recuperação de conceitos tradicionais chineses como Tianxia, e a análise de conceitos emergentes na atualidade, como o sono chinês, levados ao cenário global e internacional, permite-nos repensar os processos atuais em um marco abrangente. O Tianxia foi estabelecido na dinastia Zhou (1.046-256 a.C.) para garantir a unidade na diversidade dos povos. Isto permitia uma nova relação e dividia as funções para evitar os conflitos. A noção de sono chinês foi introduzida pelo presidente Xi Jinping propondo exportar benefícios sociais e econômicos ao restante dos territórios fora da órbita chinesa. Ambas as propostas têm plataformas que ultrapassam a escala territorial da China, dado que elas tentam se legitimar nas práticas globais. A partir destes dois conceitos tomamos como objeto de análise a nova rota da seda chinesa (NRS). A problematização deste tema, desde os postulados teóricos chineses, pode-nos aportar uma mirada do pensamento geopolítico-cultural do gigante asiático. Este tipo de trabalho insere-se em uma análise situacional aonde a NRS ainda deve estender suas influências. Por tanto, este artigo não supõe um trabalho de corte final, mas uma mirada prévia ao desafio que se propõe e lhe impõe a China.

Palavras-chave: globalização, geopolítica, Tianxia, nova rota da seda, sono chinês.

Resumo: A recuperação de conceitos tradicionais chineses como Tianxia, e a análise de conceitos emergentes na atualidade, como o sono chinês, levados ao cenário global e internacional, permite-nos repensar os processos atuais em um marco abrangente. O Tianxia foi estabelecido na dinastia Zhou (1.046-256 a.C.) para garantir a unidade na diversidade dos povos. Isto permitia uma nova relação e dividia as funções para evitar os conflitos. A noção de sono chinês foi introduzida pelo presidente Xi Jinping propondo exportar benefícios sociais e econômicos ao restante dos territórios fora da órbita chinesa. Ambas as propostas têm plataformas que ultrapassam a escala territorial da China, dado que elas tentam se legitimar nas práticas globais. A partir destes dois conceitos tomamos como objeto de análise a nova rota da seda chinesa (NRS). A problematização deste tema, desde os postulados teóricos chineses, pode-nos aportar uma mirada do pensamento geopolítico-cultural do gigante asiático. Este tipo de trabalho insere-se em uma análise situacional aonde a NRS ainda deve estender suas influências. Por tanto, este artigo não supõe um trabalho de corte final, mas uma mirada prévia ao desafio que se propõe e lhe impõe a China.

Palavras-chave: globalização, geopolítica, Tianxia, nova rota da seda, sono chinês.

INTRODUCCIÓN

La recuperación de conceptos tradicionales y modernos, puestos en diálogo en los tiempos actuales, nos permite acercarnos a la estructura de pensamiento chino. Esta manera de pensar no se sustenta en miradas antagónicas que buscan deslegitimarse (como en otros periodos de la historia china), sino que hoy intentan articularse de manera original y diferente. El Tianxia fue establecido en la Dinastía Zhou (1.046-256 a. C.) para garantizar la unidad en la diversidad de los pueblos de aquella época, lo que da lugar a una nueva relación y asigna funciones para evitar los conflictos.

La recuperación de conceptos tradicionales y modernos, puestos en diálogo en los tiempos actuales, nos permite acercarnos a la estructura de pensamiento chino. Esta manera de pensar no se sustenta en miradas antagónicas que buscan deslegitimarse (como en otros periodos de la historia china), sino que hoy intentan articularse de manera original y diferente. El Tianxia fue establecido en la Dinastía Zhou (1.046-256 a. C.) para garantizar la unidad en la diversidad de los pueblos de aquella época, lo que da lugar a una nueva relación y asigna funciones para evitar los conflictos.

Ambas propuestas tienen plataformas que exceden la escala territorial China e intentan legitimarse discursivamente en prácticas globales. Las nuevas políticas de Xi Jinping buscan escenarios extraterritoriales, interpolando a China y a su política exterior. La Nueva Ruta de la Seda (NRS) aparece como un claro exponente material de la política exterior China que nos permite poder llevar los conceptos antes mencionados a un diálogo contextualizado y situado. La NRS es un megaproyecto de infraestructura global que suele analizarse desde las vinculaciones económicas (conectividad y accesibilidad a los mercados) sin que se enmarque en un análisis más profundo o con otras dimensiones. La teorización china de este tema nos pueden aportar una nueva mirada que va más allá de las contemplaciones meramente economicistas. Este proyecto pretende superar la escala local y regional de China, e ingresar en la escena global. En la actualidad, estamos de acuerdo si afirmamos que China es un protagonista global. Pero todavía no ha definido (al menos de forma directa) qué papel quiere ocupar en el contexto internacional. Creemos que a partir de la propuesta del Tianxia y el sueño chino en el marco de la NRS podemos analizar el pensamiento geopolítico-cultural del gigante asiático.

La sostenibilidad de China está vinculada a mantener “espacios de estabilidades” a diferentes escalas. Su estrategia del ascenso pacífico y su autodefinición de nación emergente lo pone en una disyuntiva clara: ¿puede o quiere ser un líder internacional? ¿China se está adaptando al contexto internacional o busca irrumpir en el contexto internacional como actor hegemónico? Lo cierto es que China puede estar pensando en concretar este desafío de intervenir el contexto internacional en algún momento. Como una hipótesis, la NRS puede ser la plataforma para sostener y avanzar sobre su política de crecimiento multiescalar.

No obstante, China no quiere salirse de su libreto, al menos por ahora. Se considera emergente y un destacado actor del sur global. Pero con base en el punto anterior, China debe dar este salto de manera segura y atendiendo a demandas internas y externas que hoy ya se han instalado en su agenda de gobernabilidad.

China en la globalización es un actor selectivo. Es un defensor acérrimo de la versión económica de la globalización, ya que cree y necesita de una economía extendida y extraterritorial fuertemente vinculante. En la cooperación sur-sur es también un actor activo. No obstante, en el orden internacional, actúa con paciencia, cautela y gradualismo. En la política internacional, ligada a la retórica del rejuvenecimiento de China, vemos cómo Xi Jinping absorbe la retórica nacionalista, pasando del tao guang yang hui (“esconde tus capacidades, mantén un perfil bajo”) a fen fa you wei (“persigue el éxito”), planteando una política exterior más activa, aunque sin salirse del discurso del crecimiento pacífico.

La propuesta del trabajo es presentar al Tianxia y el sueño chino como plataformas discursivas que justificarán a la NRS como una infraestructura que supere las funcionalidades de conectividad y accesibilidad a los mercados, sino como una propuesta vinculante para el mejoramiento de la vida a escala global, así como también supondrá una nueva forma de gobernanza global. La NRS, además de generar las condiciones materiales para su concreción, necesitará generar un discurso legitimador y diferente al del universo occidental. Lo cierto es que este tipo de trabajo se asienta en un análisis situacional según el cual la NRS todavía debe extender sus influencias. Por esta razón, este artículo no supone un trabajo de corte final, sino una mirada previa al desafío que se propone y le impone la NRS a China.

En cuanto a la metodología, se propone realizar un análisis y abordaje teórico. Para esto, nos proponemos realizar un recorrido a través de bibliografía temática, ya sea de la mano de autores e intelectuales chinos, ya sea de autores externos, pero sin caer en una mirada occidental que amplían conceptos a ciertos complejos culturales de otras sociedades (transferencias forzadas). Yong Chen (2012) habla del proceso ético, procedimiento que lleva a leer los conceptos desde una posición prototípica y prerreflexiva para constituir un sistema cultural de análisis. Por esto, uno de los problemas o limitaciones de abordar la cultura china es no entender sus estructuras de pensamiento de manera situada y contextualizada. También se trabajará analizando documentos oficiales de los diferentes organismos gubernamentales, así como los discursos oficiales de los líderes del Partido Comunista Chino (PCCH). En segunda instancia, ese trabajo de análisis y discusión teórica intentará recalar en la NRS como unidad de análisis.

Por su parte, el posicionamiento teórico del artículo es las relaciones internacionales. Sin embargo, la propuesta intenta proporcionar un análisis integral, no solo de los conceptos seleccionados, sino de categorías y dimensiones más profundas, lo que va más allá del marco descriptivo. Por eso, a lo largo del trabajo aparecen referencias de las dimensiones culturales, espaciales y geopolíticas.

Las estructuras de pensamiento clásico. Una mirada revisitada en los tiempos que corren

Las estructuras del pensamiento chino deben leerse desde el pensamiento clásico y el contemporáneo. En una sociedad (o civilización) milenaria, la comprensión de su pensamiento genera cuestiones metodológicas antes que las conceptuales. Las bases confucianas en China han pervivido en los tiempos que corren, pero no de manera continua ni de forma lineal. A lo largo del tiempo, las bases confucianas han pasado de ser una referencia en todos los rincones de las estructuras sociales a formar parte de un proceso de musealización y olvido en el periodo maoísta. No obstante, en la actualidad, muchas de las ideas y propuestas de la filosofía tradicional china han salido del silencio y oscurantismo para cobrar fuerte presencia y relevancia en el discurso de los líderes del PCCH. Ahora bien, no se puede analizar los autores clásicos y contemporáneos de manera binaria-dicotómica, sino en el marco de una hibridez que busca deslegitimarse según las coyunturas políticas de cada momento. Tampoco es posible entender los conceptos chinos de forma aislada, sino en un marco relacional, contextual y situado.

Todos los términos mencionados en la tabla 1 son conceptos que influyen constantemente y de forma articulada en las relaciones nacionales e internacionales. China evalúa y reacciona con los países en línea con estos valores. Por esto, las relaciones para la PCCH no son transitorias ni tampoco breves, sino son fuertes y a largo plazo (Staiano & Bordazar, 2017).


Tabla 1
Conceptos y representaciones culturales
Fuente: elaboración propia.

El Tianxia

Antes de retomar la propuesta del Tianxia, es necesario analizar su terminología como así también su estructura y escritura. El sistema de escritura china está formado por miles de caracteres (llamados en chino hànzì), que se han utilizado durante miles de años. El carácter Tian significa cielo o naturaleza, y hace referencia a la naturalidad en una escala divina. El papel del Tian es legitimar a los soberanos.


Figura 1
La conjugación de la conexión entre cielo, tierra y hombre da como resultado la armonía social.

El mandato del cielo se refiere a una concepción natural del Tian, cuyo papel es el origen de la legitimidad del político. En la China imperial el “mandato del cielo” actuó como modelo de gobierno. No obstante, en el caso chino, a pesar de que se tiene una estructura de poder imperial forjada de la mano del emperador, la legitimidad funciona de otra manera, ya que no existe un poder absoluto del emperador a pesar de la relación jerárquica y vertical que ejerce (León de la Rosa, 2015).


Figura 2
El mandato del cielo.

Por otro lado, el Tianming se puede definir como el modelo de gobierno basado en el orden cósmico, que retoma el Tianli (principio celestial) y el Renqing (sentimiento/benevolencia humana). Si existe un buen gobierno, Tian no interviene y se manifiesta mediante la armonía entre el hombre y la naturaleza dando lugar a la sostenibilidad dinástica.

Junto con el Tianming surge el término Tianxia, el cual es diferente a la idea de un imperio que conquista, domina y controla al otro.

Hablamos de los valores universales que los confucianos y mandarines consideraban como la regla para poder determinar qué era civilizado. Si bien se conoció como una autoridad moral superior que guiaba el comportamiento civilizado, logró mantener la paz durante 800 años (León de la Rosa, 2015).

El Tianxia fue establecido en la dinastía Zhou (1.046-256 a. C.), periodo inestable que reflejaba un mundismo auténtico, un ejemplo de unidad en la diversidad. En ese tiempo, China no estaba unificada, sino que se encontraba gobernada por varias tribus que se hallaban bajo fuertes diputas territoriales. Por tal razón, el objetivo de la dinastía Zhou era lograr asegurar el control y el orden de la región, buscando una legitimidad a través de un poder no coercitivo, ya que no era la tribu más poderosa en ese momento. Debido a la asimetría de poder, sabía que el camino no podía ser el enfrentamiento directo ni la imposición. El sistema establecido por esta dinastía tenía como principal característica el hecho de estar formado por un gobierno mundial general y otros gobiernos de subestados. El gobierno mundial se ocupaba del orden global, de las reglas y leyes universales, y arbitraba en los conflictos entre los subestados, mientras que estos últimos, que tenían mucha autonomía, se encargaban de sus asuntos políticos, económicos, sociales y culturales propios (figura 3).


Figura 3
Estructura y dinámica de la distribución de poder
Fuente: elaboración propia.

Según Montobbio (2017), China ha buscado la base de sus propias tradiciones. Por un lado, ha examinado la obra de las siete grandes figuras de la filosofía china anterior a la unificación Qin en el 221 a. C.: Lao-Tse, Confucio, Mencio, Mozi, Zhuangzi, Xun Zi y Han Feizi. Por otro lado, ha considerado las estrategias de los reinos combatientes, a partir de las cuales se extraen las formulaciones de las estrategias políticas.

Tianxia en el mundo actual: ¿plataformafilosófica o geopolítica?

En la actualidad el concepto de Tianxia es recuperado por el autor Zhao Tingyang (2009), pero él no desarrolla sus investigaciones estrictamente en el marco de las relaciones internacionales. Zhao se ocupa de la filosofía política en la Academia China de Ciencias Sociales, pero es considerado como un pensador relevante en el marco de las teorías chinas de las relaciones internacionales. Toma como base de su análisis la idea del sistema-mundo como Tianxia, que ha sido un elemento relevante de investigación también en la teoría de otros autores como Yan Xuetong y premisa metodológica para Qin Yaqing (Staiano & Bordazar, 2017).

Según el profesor Zhao, la dinastía Zhou logró mantener el orden debido a la implementación del Tianxia, un sistema universal que integra a todas las naciones, y es un mundo constituido por y para todos los pueblos (Qin, 2012). Zhao añade a su análisis una mirada a las relaciones internacionales. Para él, el mundo actual es un no mundo, debido a la falta de identidad política universal y de una filosofía política global. Existe una ausencia de un auténtico concepto de mundialidad, el cual está siendo sustituido de manera inapropiada por el término de internacionalidad. Este último hace referencia a un conjunto de estados-nación en constante conflicto, cada uno con sus propios intereses. Las relaciones internacionales con esta estructura obsoleta de (no) relaciones entre los estados-nación no inculcan valores que reconozcan una institucionalidad universal.

La búsqueda de fuentes tradicionales chinas a través de conceptos útiles se piensa, según Qin (2011), en tres direcciones, denominadas respectivamente enfoques anverso, reverso e interactivo en función de su relación con la teoría de las relaciones internacionales elaborada por occidente. El enfoque anverso es la interpretación de la realidad a través de un sistema conceptual chino establecido. Dentro de este enfoque encontramos los postulados de Tingyang con su teoría del sistema de la Tianxia. El enfoque reverso es el sistema conceptual extranjero. A este enfoque lo representa la obra de Yan Xuetong, Ancient Chinese Thought, Modern Chinese Power. Se habla allí entonces de la teoría occidental de las relaciones internacionales. Por último, el enfoque interactivo construye un diálogo intercultural, reflexivo y crítico, que aplica de manera simultánea elementos conceptuales autóctonos y extranjeros. En este enfoque se destaca la figura de Qin con su teoría de la relacionalidad.

No obstante, consideramos que enfoque anverso con el sistema de Tianxia y el enfoque interactivo con la teoría de la relacionalidad están emparentadas o, al menos, en la práctica deberán ponerse en diálogo, ya que China no renuncia a sus postulados tradicionales, como lo está expresando Xi Jinping en gran cantidad de intervenciones discursivas, y la relectura del escenario internacional, que China viene haciendo para poder incorporar la propuesta del Tianxia, no puede desentenderse de los códigos y reglas impuestas por Occidente. A China no le será sencillo acercar sus principios tradicionales al resto del mundo, y mucho menos si decide construir desde cero su propuesta teórica-discursiva.

Para Montobbio (2017), desde Occidente hablamos de un sistema global diferente, basado en la polis, que solo se reduce a la política de los estados y entre estos (perspectiva estadocentrista). En cambio, el Tianxia busca claramente diferenciarse de esta estructura de relaciones. Su objetivo es convertir el no mundo en uno verdadero a partir de la toma de conciencia de un vínculo familiar universal. Para Qin, las teorías internacionales occidentales se basan en la racionalidad y, en cambio, el pensamiento chino se basa en la idea de relacionalidad, que Confucio consideró la conceptualización fundamental de la gobernanza. Esta gobernanza relacional busca construir relaciones no conflictivas, que deben evolucionar formando una síntesis armoniosa, tendiendo a canalizar las relaciones por la vía de la cooperación.

Ahora bien, el Tianxia, pensado como un sistema internacional, es, primeramente, un intento de regulación política del conjunto de la humanidad. Este requiere de una jerarquía y una autoridad moral para la construcción de un mundo armonioso (Montobbio, 2017) y, por supuesto, de la aprobación de las otras naciones. El Tianxia es una idea retomada por los think tanks contemporáneos chinos a través de los laboratorios de pensamiento o institutos de investigación. Algunos autores lo definen como una estructura que vincula el orden cosmológico con la política a través de una institución supranacional con características particulares que la diferencian del supranacionalismo occidental. El Tianxia está claramente influenciado por nociones confucionistas, que buscan exportarse por fuera de la frontera del gigante asiático. Sin embargo, la propuesta del Tianxia, de la mano de los postulados de Zhao, debe superar la instancia teórica para mostrar su efectividad material en el contexto global. Asimismo, ha de desafiar los propios obstáculos que puede enfrentar el gobierno chino. El interrogante gira en torno a si China podrá sostener los desafíos multiescalares que le demanda el sistema internacional actual en el marco filosófico que propone el Tianxia, así como, si estas propuestas podrán ingresar en los territorios y lograr legitimarse.


Tabla 2
El modelo Tianxia y el modelo occidental
Fuente: elaboración propia.

Lo cierto es que el Tianxia propone no solo una nueva forma global de relacionarse, sino la necesaria conformación de un escenario que le permita desarrollarse. China está decidida en la actualidad a expandir sus fronteras en búsqueda de productos para poder sostener su crecimiento, además de lograr extender sus producciones.

El sueño chino

Para Santillán (s. f.), el sueño chino se refiere a una idea densa, basada en una serie de elementos que refieren a nociones clásicas, las cuales buscan legitimarse en la actualidad. Plantea la adquisición de una sociedad moderadamente próspera, la transformación de un socialismo moderno —“armonioso”— y el mejoramiento de los salarios e ingresos de sus habitantes. Asimismo, el sueño chino es sinónimo de humanidad, ecumenismo y civilización universal.

Para este autor, el pensamiento político contemporáneo es una constante interpretación particular de la historia. El confucionismo nunca se preocupó por el engrandecimiento de una nación particular o de una parte específica del mundo. Empero sí se preocupó por todo lo que existe bajo el cielo (Tianxia). Los pilares del confucionismo fueron las relaciones familiares, la gran unión de la sociedad y la constitución de un gobierno mundial y abolición de fronteras nacionales. El sueño chino fue presentado como una aspiración común de la sociedad china. Pero, además, se entiende que este objetivo ha de traer beneficios no solo para el Estado y la sociedad china, sino también para el orden mundial y la humanidad en su conjunto (Santillán, s. f.).

Estos postulados, quedan expresados en algunos fragmentos de los discursos de Xi Jinping:

El sueño chino es un deseo hacia la felicidad, similar a los sueños de la gente de otros países. El pueblo puede alcanzar la felicidad solo cuando su país y su nación prosperan. China va a prosperar solo cuando el mundo prospere. China provee energía positiva para la prosperidad y el desarrollo mundial, al mantenerse en la ruta del desarrollo pacífico (Xi, 2014, p. 70).

Debemos alentar a todos los países para fortalecer la coordinación de políticas macroeconómicas, reformar los sistemas monetario y financiero, promover, liberalizar, y facilitar el comercio y la inversión, y propulsar el auge del crecimiento económico global (Xi, 2014, p. 356).

El sueño del pueblo chino está íntimamente ligado al de los demás pueblos del mundo, por lo que en la materialización del sueño chino no podemos permitirnos prescindir de un entorno internacional pacífico y de un orden internacional estable. Debemos considerar tanto la situación nacional como la internacional con una visión de conjunto […] aplicar inmutablemente la estrategia de apertura basada en el beneficio mutuo y el ganar-ganar; insistir en la concepción correcta de la justicia y de los intereses […] (Xi, 2017, p. 12).


Figura 4
Xi Jinping pronunciando su discurso en el debate general de la sesión 70 de la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en la sede de la ONU, Estados Unidos, el 28 de septiembre del 2015 (Xinhua/Pang Xinglei).
Fuente: (“Xi Jinping y su era I”, 2017).


Figura 5
Xi Jinping y el sueño chino. Un crecimiento que busca plataformamundial.
Fuente: (“Xi Jinping, núcleo de la revitalización nacional de China”, 2016).

Para Santillán (s. f.), estos fragmentos de los discursos de Xi Jinping, traducidos a nuestra perspectiva, describen el camino que debe seguir la sociedad china. Este camino se encuentra arraigado dentro de una profunda tradición ecuménica inherente al pensamiento chino tradicional y que busca extender sus brazos al resto de las comunidades internacionales.

En el escenario global actual, en cambio, existe una revitalización del discurso político chino tradicional, lo que trae consigo un ecumenismo inherente al pensamiento confuciano. Esto coexiste con una creciente toma de conciencia de la diferencia cultural por parte de China, que se debe, a pesar del reposicionamiento ventajoso del país, a la experiencia de subordinación que atravesó desde mediados del siglo xix hasta bien entrado el siglo XX (Santillán, s. f.).

Para Golden (2015), la actual administración de la República Popular de China llegó al poder en el 2012, cuando el XVIII Congreso Nacional del PCCH eligió un liderazgo colectivo con Xi Jinping en el centro. Xi luego se estableció en un periodo muy corto de tiempo como un líder fuerte, probablemente el más fuerte desde Deng Xiaoping y Mao Zedong. Aunque la administración Xi ha denominado su línea política como los “cuatro comprensivos”, Xi es más conocido impulsar el sueño chino. Para Golden, el apelativo los “cuatro comprensivos” hace referencia a la construcción comprensiva de una sociedad modestamente acomodada, la profundización comprensiva de la reforma, la gobernanza comprensiva de la nación según la ley y a un control comprensivo del partido de acuerdo con reglas estrictas. Los dos primeros puntos son un legado de las administraciones de Deng y de Jiang Zemin; el tercero y el cuarto comenzaron en el mandato de Hu Jintao; el cuarto ha tenido un énfasis especial con Xi.

El sueño chino es un concepto más ambiguo. No se corresponde al sueño americano (american dream), que podría parecer un modelo para el término. El sueño americano implica que cualquier individuo puede alcanzar sus objetivos por sus propios esfuerzos. Por el contrario, el sueño chino parece subordinar los sueños individuales al colectivo del “[…] gran rejuvenecimiento de la nación china” (Xi, 2014, p. 38), en palabras de Xi: a la realización de un país próspero y fuerte, el rejuvenecimiento de la nación y el bienestar de las personas.

Para Vila-Moreno (2018), el gobierno de Xi se ha caracterizado además por un enfoque internacional más agresivo, por un creciente refuerzo ideológico del partido, una mayor presencia de este en la vida cotidiana de los ciudadanos, la recuperación de la figura de Mao, el refuerzo del estudio del socialismo con características chinas y especialmente la potente narrativa articulada en torno al sueño chino. Vila-Moreno intenta argumentar que China también se vio afectada por la crisis de hegemonía de principios del siglo XXI, principalmente después de la crisis del 2008, lo que hizo que el Estado generara una nueva narrativa más consistente que pudiera integrar a los descontentos en la sociedad china. En este sentido, considera que Xi, ante este escenario, ha aprovechado la necesidad de ejecutar cambios en la economía china, que se articulan satisfactoriamente en torno a la metáfora del sueño chino, un discurso capaz de integrar multiplicidad de demandas sociales; esto afianza así su posición y la del partido.

Por lo tanto, la narrativa desarrollada alrededor del sueño chino y el refuerzo ideológico del PCCH constituyen revoluciones pasivas que pretenden integrar las demandas de la población china, excepto las de carácter rupturista, con el objetivo de garantizar el liderazgo del partido comunista.

La Nueva Ruta de la Seda

Xi Jinping, en el 2013, propone la NRS, aludiendo a la antigua ruta que unía Oriente con Occidente a través de Asia Central y Medio Oriente. Pero la iniciativa luego adoptó la frase “un cinturón, un camino” (OBOR, por sus siglas en inglés)1. Para autores como Dussel (2018), el proyecto OBOR es una propuesta de globalización con características chinas. Consiste en el establecimiento de dos rutas, una terrestre y otra marítima, que conectan a China con Europa, África y el Sudeste Asiático. En estas dos rutas se construirán puertos, carreteras, trenes, aeropuertos, proyectos energéticos, oleoductos y gaseoductos, refinerías, zonas de libre comercio, entre otro tipo de infraestructura. No solo será la plataforma a mayor escala de interconectividad a partir de diferentes tramas de infraestructura mundial, sino un megaproyecto geoeconómico que revolucionará el comercio entre Oriente y Occidente (Parra-Pérez, 2017). Algunos autores sostienen que la clave de la propuesta se sustenta sobre la creación de los corredores. Los seis corredores impulsarán la dinámica del obor, articulando las diferentes infraestructuras. Parra-Pérez (2017) describe los seis corredores; algunos de los cuales están en mayor desarrollo, y otros se encuentran en la etapa de diseño y planificación:

  1. 1. 1. Corredor económico China-Pakistán: unirá Kashgar, en la región occidental china de Xinjiang, situada a unos 4.000 km de la costa de China, con el puerto de aguas profundas de Gwadar, Pakistán, que conecta con la Ruta Marítima en el Mar de Arabia. El proyecto reduce significativamente los costes de transporte.

    2. El corredor económico China-Mongolia-Rusia: vinculará las regiones del noreste de China con las ricas fuentes de recursos energéticos en Mongolia y Siberia, mediante la construcción de una moderna red ferroviaria. Esta cooperación es una fuerte estrategia regional por su contigüidad espacial y por el suministro de energía hacia China.

    3. El corredor económico China-península de Indochina: la región presenta economías en expansión, donde viven 600 millones de habitantes que se beneficiarán de la conexión con el gigante asiático a través del desarrollo de puertos y trenes de alta velocidad, conectando la ciudad china de Kunming con Singapur.

    4. Corredor euroasiático: la conexión con el corazón de Europa se realizará a través del nuevo puente terrestre en una ruta de 10.000 km que conecta China con Europa a través de Rusia. El proyecto contempla la construcción de tres grandes proyectos ferroviarios que acercan los mercados de las provincias chinas más occidentales con las principales ciudades de Europa.

    5. El corredor económico China-Asia Central-Asia Occidental: este corredor se solapará en algunos puntos con el nuevo puente terrestre euroasiático. Este corredor se desplegará atravesando cinco países de Asia Central: Irán, Irak y Turquía hasta alcanzar el Mediterráneo.

    6. El corredor Bangladesh-China-India-Myanmar: completa el grupo de corredores y es el único multimodal al contemplar tramos terrestres y marítimos.

Pero, además de las infraestructuras antes mencionadas, el proyecto pretende impulsar otros cuatro tipos de conexiones o flujos: políticos, comerciales, de capitales y de personas. Hay un cierto reto intelectual e incluso ideológico, pues China pretende promover en materia económica lo que llama “Consenso de Pekín” frente al neoliberal “Consenso de Washington”.

Para Vidales-García (2016), China, a través del proyecto de la NRS, busca mantener y diversificar las rutas de acceso a mercados y a suministros tanto de materias primas como de energía para su funcionamiento interno. No obstante, deberá superar la desconfianza regional como las problemáticas que importarán en esta empresa global: terrorismo, conflictos territoriales, etc.

Para algunos autores como Brzezinski, la estrategia de China está dada por el despliegue de una diplomacia focalizada en la cooperación económica y el poder blando, mientras consolidaba su desarrollo económico y su posición como potencia asiática. En los discursos de Xi Jinping, está claro que el objetivo de China es aspirar a reposicionarse como potencia global.

En definitiva, “la vecindad se ha convertido en la principal protagonista de la política exterior china, pero con una clara y firme voluntad de trascenderla”, y en este sentido, la Nueva Ruta de la Seda constituye una auténtica y geopolíticamente clara declaración de intenciones, que sin duda determinará el devenir de la diplomacia china en la próxima década. China ha dado un paso al frente, pero la longitud de esa zancada dependerá tanto de la propia voluntad de los dirigentes chinos como de su capacidad para implementar exitosamente la joya de la corona de sus aspiraciones geopolíticas (Vidales-García, 2016, p. 12).

En la actualidad, China posee un desarrollo económico sin precedentes que, sumado al megaproyecto de infraestructura de la NRS, lo catapultará a un nuevo escenario internacional. Si bien China ya cuenta con presencia internacional, siendo miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU, formando parte de bloques, organismos y tratados de cooperación (sumado a las diferentes inversiones que despliega a nivel mundial), la NRS supondrá el ingreso a un nuevo escenario de política exterior.

La materialidad de la NRS, junto con su funcionamiento y perdurabilidad, tendrá que llevar beneficios mutuos y sostener una armonía multiescalar. El objetivo es grande y ambicioso, en un nuevo escenario que quizás lo instale como líder global.

Sin embargo, el OBOR, a través de todo su despliegue, enfrentará numerosos desafíos que podemos sistematizar en tres aspectos: el ideológico, el de liderazgo y el geopolítico. El aspecto ideológico se refiere a que China debe proponer un nuevo (y diferente) discurso cultural y global que le permita instalarse en el escenario internacional plagado de códigos culturales occidentales. Es decir, requiere ir logrando cuotas de legitimidad internacional tanto de su política exterior como en la instauración de la NRS.

La cuestión del liderazgo debe leerse a partir de dos cuestiones. En primer lugar, la trayectoria política china aún se mantiene activa y diversificada, pero sin recoger el guante del protagonismo internacional. Segundo, está la lectura del actual contexto internacional propuesto por EE. UU., basada en un aislacionismo, bajo el lema “America First” o “Make America Great Again”. Esta nueva estrategia le abre a China un escenario que puede reclamar y, de esta forma, reposicionarse.

Por último, la dimensión geopolítica es la que en los últimos años viene diseñando China. La NRS, si bien no se presenta oficialmente como una herramienta de plataforma geopolítica, tiene algunos puntos que resaltar. Por un lado, la NRS atravesará numerosos territorios y lugares que ya cuentan con problemáticas locales y regionales (la frontera entre India y Pakistán, donde hay una disputa sobre Kashmir), los posibles beneficios geopolíticos de China (acceso a puertos oceánicos, salida al Índico, la idea del “collar de perlas camuflado”), entre otras. Por estas cuestiones, la NRS no se está pensando solo desde las necesidades económicas, sino que nos invita a reflexionar sobre ella desde otras dimensiones de análisis.

Articulando conceptos: la NRS, elTianxia y el sueño chino

En este apartado trataremos de superar la mirada de análisis operativa e individual que se realizó sobre los conceptos en pasajes anteriores. La idea es poner en diálogo el Tianxia y el sueño chino para encontrar un corolario final en la propuesta de la NRS. Generalmente en la bibliografía hay un mayor énfasis y preocupación por definir sus contenidos de manera separada y se ven débiles conexiones entre ellos. No obstante, ambos conceptos se están posicionado en el discurso de manera articulada, pero se debe ponerlos en discusión en casos concretos.

La NRS se propone en el marco de una propuesta universal. Se habla de una “civilización mundial”, que no nace solamente de una ideología económica, sino que tiene su génesis también en una plataforma filosófica-geopolítica. No obstante, según el Comité Central del Partido Comunista y el Consejo de Estado de China, este megaproyecto será una manera de promover “la filosofía de la ecocivilización y alcanzar el desarrollo sostenible”(Garzón, 2018).

El sueño chino contempla no solo la mejora de las condiciones socioeconómicas de la nación China, sino también “exportar” ese crecimiento y progreso al resto de los estados por fuera de la región. Se busca sumar territorios en el marco de un proceso de cooperación global, poniendo en la agenda los objetivos basados en una nueva forma de relacionarse. Aquí China se estaría pensando como líder de una civilización global, abierta y antihegemónica. La propuesta de este proyecto pone en el escenario internacional la tensión y disputa de la gobernanza mundial. Esta gobernanza, entre discurso y práctica, se presenta de forma muy diferente a la hegemonía norteamericana, tanto en sus estrategias como sus proyectos de intervención. Sin embargo, la NRS supondrá nuevos beneficios, que, a su vez, le impondrá fuertes compromisos y obligaciones a China.

Al haber descripto la NRS, sus objetivos y escalas de intervención, se concluye que el Tianxia es un concepto teórico que permite abarcar un espacio de amplias dimensiones donde la relación interestatal como la conocemos deberá repensarse con otras lógicas. China está proponiendo una gobernanza global que logre salir de las ya conocidas formas de dominación. Busca conferir a los diferentes territorios de una lógica extraterritorial al construir nuevas relaciones. La dotación de infraestructura a muchos territorios podría generar círculos virtuosos y nuevas sinergias territoriales. De esta manera, se busca promover, en menor escala, la cooperación y solidaridad entre lugares. Hablamos de territorios que se nutrirán de nuevas intervenciones, lo que mejora la calidad de vida de las poblaciones. La creación de nuevos canales productivos y la necesidad de que haya una articulación entre diferentes lugares seguramente empiecen a configurar nuevas organizaciones espaciales y a dar lugar a nuevos actores en la distribución de poder. La disgregación de nuevas escalas internas en los territorios presumidos por la NRS podría ir creando zonas de interface, solidaridades territoriales, como así nuevos conflictos.

Ahora bien, el contexto internacional viene nutriéndose de lógicas tradicionales de organización global, en las cuales las potencias son las que rigen la autoridad moral y política, lo que da lugar a relaciones asimétricas y verticalistas. China, a través del Tianxia, intenta “romper” estas estructuras, proponiendo nuevas formas de articular los poderes.

Strange (1996) diferencia dos tipos de poder territorial. La política territorial del Estado y la política extraterritorial para identificar el papel de las fuerzas externas. Ambas políticas territoriales se conjugarían en la propuesta de la NRS China. Esta simultaneidad de poderes intra y extraterritoriales pone a China ante un nuevo escenario.

A partir de lo anterior, se puede preguntar en qué medida la política territorial del PCCH se ajustará a las demandas y exigencias de las políticas extraterritoriales que impondrá inevitablemente la NRS. El Tianxia debe atravesar estructuras políticas preexistentes que, si bien se encuentran enmarcados en procesos de globalización, entran en disputas y tensión. Se da una doble lógica y tensión entre lo que Haesbaert (2011) denomina “territorios-zona” (área y superficie delimitada) y “territorios-red” (nodos y flujos). En ambas lógicas se destacada la figura política-territorial del Estado-nación, ya que se desenvuelve (de forma selectiva) entre la lógica flexible y global, ingresando al territorio-red y, por momentos, opta por la lógica de los territorios-zonas de territorialidades cerradas.

El sueño chino puede intervenir para fortalecer y alimentar el sistema-mundo que postula el Tianxia. El sueño chino busca en primera instancia encontrar legitimidad en el éxito alcanzado por el pueblo chino: salir de la pobreza, mejorar las condiciones de vida y la idea de un crecimiento constante. Estos beneficios buscan exportase a nivel global. La NRS puede materializar ese crecimiento. Por lo tanto, el Tianxia y el sueño chino deben no solo dialogar, sino encontrar puntos en común. El Tianxia y el sueño chino deberán enfrentarse a ese contexto antes descripto. Su mensaje debe ser claro y consistente para no solo lograr hacerse un lugar, sino también articularse exitosamente.

Por su parte, el sueño chino entendido como discurso e imaginario social bebe de su homónimo norteamericano. Sin embargo, por sus particularismos culturales va más allá de los objetivos individuales (al menos en teoría y discursos del PCCH), apareciendo como una propuesta que en este sentido no iniciará de cero, sino que parte de un modelo imitativo y diferenciador del orbe occidental.

El crecimiento económico chino y su expansión económica territorial lo ponen necesariamente en la búsqueda y constitución de un discurso global que le permita una continuidad y legitimidad (interna y externa) que alimente el crecimiento del gigante asiático. La NRS entrará en dilemas y conflictos en la medida que inicie su proceso de expansión territorial y comercial. Teniendo en cuenta los diferentes corredores antes mencionados y los puntos de conectividad necesitarán de un consenso regional y global. Por esto, el trabajo incorpora al debate conceptos que podrían estar jugando en la lógica de legitimación política internacional. Abordar y leer a la NRS desde un análisis descriptivo no nos permite pensar el tema desde una mirada integral y holística. Por el contrario, partir de un marco teórico-político y cultural nos permite analizar el proceso territorial de la NRS abriendo el debate a otras dimensiones de análisis.

La NRS: ¿plataforma geoeconómica o geopolítica?

La NRS, como hemos venido desarrollando, atravesará múltiples territorios y, con ello, varios desafíos. Entre estos, tenemos que mencionar a todos aquellos eventos que tendrán relevancia en las escalas locales y regionales, y, por el otro lado, el desafío de legitimar a la NRS lejos de la geopolítica de Occidente.

Por esta razón, después de haber introducido algunas relecturas de la estructura de pensamiento chino, se pueden describir brevemente algunos postulados de la visión geopolítica del gigante asiático. Para Staiano y Bordazar (2017), las teorías occidentales se han vuelto inadecuadas para explicar la dinámica de otras regiones, ancladas en estructuras rígidas que no han logrado reconocer un modelo válido en las experiencias asiáticas. Actualmente China está intentando crear una teoría propia de las relaciones internacionales. A través de una profundización de sus escuelas filosóficas antiguas, sobre todo de los pensadores del periodo preQin que dieron vida al confucionismo y al daoísmo. Las autoras plantean que la búsqueda de China se da entre la occidentalización y las teorías autóctonas. El acercamiento a las lecturas occidentales se da sobre todo por la preocupación de interactuar con el ámbito internacional.

Según Qin (2011), se pueden identificar tres fases respecto a la evolución de las teorías geopolíticas:

  1. 1. 1. Primera fase: 1978-1990. Etapa caracterizada por la falta de teorías sistémicas, con excepción de algunas teorías marginales o periféricas.

    2. Segunda fase: 1991-2000. Se denomina como la “política de la puerta abierta”. Allí, se debate acerca de la mejor realización/ concreción del interés nacional de la PCCH, además, se introduce una doble teoría occidental: la realista y la liberal. Para los realistas chinos, la seguridad política y militar se implementa a través del poder material del Estado, ya que no se podía confiar en la comunidad internacional, gobernada por la anarquía total. En cambio, los liberales chinos apuntan al desarrollo de la economía nacional, y consideran los efectos de la globalización, la cual se busca a través de la participación de la PCCH en las instituciones internacionales y genera también un mecanismo virtuoso de multilateralismo.

    3. Tercera fase: 2000-actualidad. Esta fase se denomina de “innovación de la teoría”, cuando se reúne una triple configuración de las tres escuelas occidentales. Además, se intenta construir teorías autóctonas. En este periodo nacen los conceptos chinos de mundo armonioso, sociedad armoniosa y desarrollo pacífico.

Cabe añadir que Qin Yaquing propone llevar adelante una combinación entre las teorías occidentales de EE. UU. (realismo, liberalismo y constructivismo) y otros conceptos que pertenecen a la identidad china. Hace hincapié en un nuevo principio de relationality (relacionalismo) como base ontológica de las teorías chinas. Para Qing (2011), la falta más grave de las teorías de relaciones internacionales occidentales es la ausencia de una teoría de las relaciones. Para Qin, su teoría de relaciones se funde con la dialéctica del yin yang, que funciona como la relación de las relaciones. Se basa en el sentido esfuerzo continuo para llegar a un acuerdo entre los polos opuestos (proceso de armonización e integración). En este sentido, para Qing, la única referencia para la governance relacional es poner énfasis en las relaciones como único método capaz para asegurar la estabilidad y el orden. Esto se relaciona con la filosofía confuciana, a través de la moralidad y la confianza, además del sueño chino como una plataforma global y universal. Esta red de relaciones que se lleva adelante en el seno de las sociedades se busca trasladar al ámbito de las relaciones internacionales. Las relaciones internacionales con características chinas implican justamente incorporar contenidos integrativos para mejorar las teorías contemporáneas (Staiano & Bordazar, 2017). Para exponer estos postulados chinos, Staiano y Bordazar (2017) también citan el trabajo de Yan Xue Tong, quien suma a pensadores de la China antigua. Yan toma dos periodos históricos para su análisis de las relaciones internacionales contemporáneas:

  1. 1. 1. El periodo de primavera y otoño (770-476 a. C);

    2. El periodo de reinos combatientes (475-221 a. C);

Para Yan, ambos periodos se alinean con el periodo que va luego de 1989. Este periodo se caracteriza también por el concepto de Tianxia, es decir el mundo entendido como “todo lo que está bajo el cielo”. Según Yan, un todo debe estar en armonía de las relaciones de sus partes, en un orden jerárquico. En este sentido, la China de hoy se sustenta en un desarrollo económico sin precedente que intenta lograr una sociedad armoniosa, pero que no se limita a la escala estatal, sino que extiende estos principios a otros contextos. Así, China toma mayores responsabilidades internacionales no fácticas, basadas en una presencia geoeconómica, sin que se irrumpa en los principios de autodeterminación de los territorios. De esta manera, se buscan alianzas basadas en normas morales y arraigadas en filosofías antiguas, pero sin desconocer los desafíos del mundo contemporáneo.

De acuerdo con Cordeiro Pires y Paulino (2017), la iniciativa del OBOR se ha presentado como una oportunidad para que China pueda materializar su proyecto de política internacional, buscando la creación de un ambiente pacífico y estable, de manera que haya un progreso de todos los países involucrados en esa iniciativa.

En los párrafos anteriores, podemos visualizar cómo los conceptos seleccionados para el Tianxia y el sueño chino conforman entidades que estarían buscando un corolario a escala global. La NRS podría estar desempeñando un papel en la comprensión de esos términos, y esto requerirá construir un nuevo cuerpo discursivo, no solo sobre las relaciones internacionales, sino también del ámbito social doméstico.

Algunas reflexiones

Blanco-Torres (2016) sostiene que en la medida que se da el aumento de la importancia de China como actor internacional también aumenta el interés de observar la base teórica para la actividad de China en el plano exterior. Una lectura ha sido respecto a la mirada en la (necesaria) estrategia geoeconómica china. No obstante, la propuesta global de China nos lleva a comprender su cosmovisión en este plano escalar. Para León de la Rosa (2015), el estudio de China requiere primeramente relacionarse con su cosmovisión. Hablar de China y su accionar en el contexto internacional e interno conlleva a la necesaria comprensión de su legado histórico. De allí, la importancia del concepto de Tianxia de la China milenaria, que es retomado por los think tanks chinos (León de la Rosa, 2015).

El Tianxia, junto con el sueño chino y la NRS, se enmarca en un contexto geoeconómico y geopolítico inestable y complejo, saturado de la ideología norteamericana que aún mantiene en gran parte sus tradicionales códigos geopolíticos. Pero los desafíos del Tianxia y el sueño chino quizás se basen en cómo legitimar a la NRS. El Tianxia debe intentar que las tradiciones chinas locales puedan extrapolarse a una plataforma global, y que esto sea comprendido y aceptado por otras naciones extraterritoriales. El sueño chino tiene que generar la armonía y el crecimiento primeramente para China, para luego abrirse al exterior. La NRS en su escala territorial no formará parte solo de un proyecto económico-comercial, sino que sustentará en su interior múltiples dimensiones.

Para poder sobrevivir en ese escenario, China debe construir un discurso legitimador para Occidente y para sus propios compatriotas. El enfoque anverso con el sistema de Tianxia y el enfoque interactivo con la teoría de la relacionalidad seguramente tendrán ponerse en diálogo, ya que China no renunciará a sus postulados tradicionales (hoy recuperados), y, por otro lado, porque necesitará para legitimarse globalmente una relectura del escenario internacional occidental.

En este sentido, la teoría del sistema de Tianxia y el sueño chino podrían ser un sustento para pensar este tema, y sobre todo cómo los chinos piensan estructuralmente el proyecto de la NRS.

Como posibles caminos de indagación, el trabajo podría continuar analizando al sueño chino y el Tianxia, profundizando sus relaciones contemporáneas en el contexto de la política exterior. También se puede avanzar en los aspectos de la lingüística de los dos conceptos seleccionados en este artículo. El tema lingüístico, junto con un análisis de los usos de las dos expresiones, llevaría a un mejor entendimiento. Sin embargo, como plantea Lavagnino (2017), a pesar de que el apoyo de las narrativas ideacionales chinas ha crecido en el contexto internacional, persisten graves brechas en cuanto a cómo la República Popular China lleva a cabo su política exterior en términos prácticos. La nueva fase que ha impulsado Xi Jinping desde su ascenso al cargo de secretario general del Comité Central del Partido Comunista de China (2013) se enmarca en un mundo bajo normas y estándares internacionales ya establecidos. Los líderes en Beijing todavía están luchando por alcanzar un entendimiento integral en línea con las ideas y políticas apoyadas por la mayoría de los países del oeste (Lavagnino, 2017). Para la autora es importante enfocarse en cuáles han sido los cambios más significativos en la comunicación oficial china en los últimos 30 años (reforma y apertura hasta hoy). Es allí donde se vuelve relevante no solo la lectura y análisis de los documentos y discursos, sino también cobra relevancia el lenguaje como herramienta de entendimiento de la sociedad y política china.

La pregunta es si el sueño chino y la revitalización de los postulados confucianos perfilarán a China como el nuevo líder internacional. No obstante, está claro que el comportamiento chino en el ámbito internacional lo pone en un nuevo discurso que busca articularse entre lo clásico y lo moderno. El crecimiento y la proliferación externa de la cultura china en los últimos años trata de ir creciendo de la mano de su progreso económico. Podemos mencionar en ese contexto los institutos Confucio a lo largo del planeta; las intervenciones no bélicas de China de la mano de obras, infraestructuras e inversiones; su participación en diferentes foros internacionales; el turismo chino cada vez más cuantitativamente masivo, entre otras cuestiones. Estos elementos están trabajando de forma articulada en la política China. Están acercando a China al mundo, además haciendo conocer a China como un líder de consenso, que no busca imponerse unidireccionalmente. Estas estrategias no pueden comprenderse sin iniciar un recorrido por el pensamiento de esta nación milenaria.

Referencias

Blanco-Torres, C. (2016). El poder en el pensamiento de Yan Xuetong: el enfoque Tsinghua- Notas de trabajo. Presentado en el Simposio Electrónico Internacional sobre Política China.

Chen, Y. (2012). Algunas reflexiones metodológicas en torno de la definición del confucianismo como religión. Estudios de Asia y África, 47(3), 453-483.

Cordeiro Pires, M. C., & Paulino, L. A. (2017). Reflexiones sobre la hegemonía y la política internacional de China: la iniciativa "Cinturón y Ruta" como una estrategia de desarrollo pacífico. Relaciones Internacionales, 26(53), 206-228. https://doi.org/10.24215/23142766e019

Dussel, P. (2018). Una globalización con características chinas. Nueva Sociedad. Recuperado de http://nuso.org/articulo/una-globalizacion-con-caracteristicas-chinas/

Garzón, P. (2018). La Ruta De La Seda China Está Cada Vez Más Cerca De América Latina - PRENSA ECUMÉNICA - ECUPRES En: https://ecupres.word-press.com/2017/09/14/la-ruta-de-la-seda-china-esta-cada-vez-mas-cerca-de-america-latina/ ¼

Golden, S. (2015). Anuario Internacional Cibod. Recuperado de http://anuariocidob.org/el-sueno-chino-de-xi-jinping/

Haesbaert, R. (2011). El mito de la desterritorialización. Del "fin de los territorios" a la multiterritorialidad. México: Siglo XXI.

Lavagnino, A. (2017). De 'Características chinas' (Zhongguo Tese) a 'Sueño chino' (Zhongguo Meng). El discurso político de China hoy. En Beretta S., Berkofsky A., Zhang L. (eds), Understanding China Today (pp 275-287). Berlín:Springer. https://doi.org/10.1007/978-3-319-29625-8_17

León de la Rosa, R. (2015). Política exterior china: reconceptualizando el sistema Tianxia. En Política exterior china: relaciones regionales y cooperación. Puebla, México: Universidad Autónoma de Puebla.

Montobbio, M. (2017). El ascenso global de China y la reconfiguración de la teoría de las relaciones internacionales. Real Instituto Elcano Royal Institute. Recuperado en http://www.realinstitutoelcano.org/wps/portal/rielcano_es/contenido?WCM_GLOBAL_CONTEXT=/elcano/elcano_es/zonas_es/asia-pacifico/montobbio-ascenso-global-china-reconfiguracion-teoria-relaciones-internacionales

Parra-Pérez, A. (2017). OBOR: las 5 claves de la mayor iniciativa de infraestructuras mundial liderada por China. Instituto Español de Estudios Estratégicos. Recuperado de http://www.ieee.es/contenido/noticias/2017/11/DIEEEO113-2017.html

Qin, Y. (2011). Development of international relations theory in China: Progress through debates. International Relations of the Asia-Pacific, 11(2), 231-257. https://doi.org/10.1093/irap/lcr003

Qin, Y. (2012). Cultura y pensamiento global: una teoría china de las relaciones internacionales. Revista Cidob d'Afers Internacionals, 67-90. Recuperado de https://www.cidob.org/es/articulos/revista_cidob_d_afers_internacionals/100/cultura_y_pensamiento_global_una_teoria_china_de_las_relaciones_internacionales

Santillán, G. (s. f.). Ecumenismo y Confucianismo en el discurso político chino: Xi Jinping y el Sueño Chino. Lua Nova: Revista de Cultura e Política.

Staiano, M. & Bordazar, L. (2017). Las teorías de las relaciones internacionales con características chinas. Relaciones Internacionales, 26(53), 134-148. https://doi.org/10.24215/23142766e015

Strange, S. (1996). The Retreat of the State: The Diffusion of Power in the Economy. Cambridge: Cambridge University Press. https://doi.org/10.1017/CBO9780511559143

Vidales-García, A. (2016). La nueva ruta de la seda y el resurgimiento geopolítico de China. Instituto Español de Estudios Estratégicos. Recuperado de http://www.ieee.es/Galerias/fichero/docs_opinion/2016/DIEEEO78-2016_RutaSeda_geopoliticaChina_AdrianVidales.pdf

Vila-Moreno, M. (2018). El "sueño chino", la revolución pasiva de Xi Jinping. Recuperado de http://politica-china.org/areas/sistema-politico/el-sueno-chino-la-revolucion-pasiva-de-xi-jinping

Xi, J. (2014). The Governance of China. Beijing: Foreign Languages Press

Xi, J. (2017). Texto íntegro del informe presentado por Xi Jinping ante XIX Congreso Nacional del PCCH. Recuperado de http://spanish.xinhuanet.com/2017-11/03/c_136726335.htm

Xi Jinping, núcleo de la revitalización nacional de China. (2016). Manos Fuera de China. Recuperado de http://manosfueradechina.blogspot.com/2016/

Xi Jinping y su era I. (2017). CRI. Recuperado de http://espanol.cri.cn/news/china/1019/20171117/53406.html

Zhao, T. (2009) A Political World Philosophy in terms of All-under-heaven (Tian-xia). Diogenes, 56(1), 5-18. https://doi.org/10.1177/0392192109102149

Notas

1 En este trabajo, mantendremos los dos términos NRS y OBOR, ya que consideramos que el primero remite a una idea más tradicional y conocida, mientras el segundo es el que se ha acuñado en la actualidad y es el utilizado por los autores citados. Con base en esta aclaración, se utilizarán como sinónimos destacando sus particularidades conceptuales referidas a distintas épocas históricas.


Buscar:
Ir a la Página
IR
Modelo de publicación sin fines de lucro para conservar la naturaleza académica y abierta de la comunicación científica
Visor de artículos científicos generados a partir de XML-JATS4R