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Retos y posibilidades de la educación híbrida en tiempos de pandemia
Challenges and possibilities of hybrid education in times of pandemic
Plurentes. Artes y Letras, núm. 12, e027, 2021
Universidad Nacional de La Plata

Artículos de investigación

Plurentes. Artes y Letras
Universidad Nacional de La Plata, Argentina
ISSN: 1853-6212
Periodicidad: Anual
núm. 12, e027, 2021

Recepción: 16 Agosto 2021

Aprobación: 24 Agosto 2021

Publicación: 29 Octubre 2021


Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional.

Resumen: Debido a la pandemia, las instituciones educativas se han visto obligadas a transformar su modelo de educación tradicional por uno en línea. Los involucrados en este proceso (estudiantes, profesores y padres) tuvieron que organizarse, incorporando tecnologías como medio para la interacción educativa, adaptándose a nuevos estilos de aprendizaje. A partir de esto, el modelo tradicional se está convirtiendo en un modelo mixto, conocido como educación híbrida. En este trabajo, se intenta reflexionar sobre qué es, cuáles son sus beneficios y desventajas, y sobre todo si es que éste será el modelo de la educación del futuro.

Palabras clave: pandemia, educación, educación híbrida, tecnologías, interacción.

Abstract: Due to the pandemic, educational institutions have been forced to transform their traditional education model into an online one. Those involved in this process (students, teachers and parents) had to organize themselves by incorporating technologies as a means for educational interaction and adapting to new learning styles. As a result, the traditional model is becoming a mixed model, known as hybrid education. In this article, we try to reflect on what this model is, what its benefits-disadvantages are and, above all, if it will become the model of education in the future.

Keywords: pandemic, education, hybrid education, technologies, interaction.

Introducción

Internet constituye hoy un espacio que habitamos durante largas horas de nuestras vidas, por esta razón, nos cuesta imaginarnos por fuera de la red; se nos dificulta pensar nuestros trabajos, nuestros modos de vincularnos, nuestros consumos culturales, entre otras cosas. Es indiscutible que Internet no solo aparece en nuestras vidas en los momentos de ocio sino en los de productividad cotidiana. Durante los últimos años, las tecnologías vinculadas a todo lo cotidiano y no tan cotidiano, han avanzado con gran velocidad, provocando una vorágine de cambios sociales, culturales, políticos y económicos (González Frígoli y Párraga, 2019, pp. 1-2).

Es necesario resaltar que el uso de las tecnologías de información y comunicación (TIC) han repercutido en el ámbito educativo. La educación es una construcción de la cultura humana para lograr determinados fines y se apoya en los conocimientos que la humanidad ha acumulado. Hay que utilizarlos y aprovechar todas las potencialidades que nos ofrecen y saber que estos cambios no deberían quedarse en simples procesos fragmentados, sino que las transformaciones deben ser profundas. Las TIC nos han permitido cambiar y modificar las formas de trabajo, los medios a través de los cuales las personas acceden al conocimiento, se comunican y aprenden (Quiroga, 2014, p. 5). De un momento para otro, hemos tenido que adecuarnos e innovar en los modelos educativos, siempre cuidando la democratización de la formación que garantice que los estudiantes reciban la misma calidad de instrucción sin importar la región en donde se encuentren.

Un aspecto clave fue la pandemia ocasionada por el COVID-19 o Coronavirus, que produjo un fuerte impacto en la organización en general y, en particular, en el ámbito educativo en todos los niveles. Derivó en el cierre prolongado de las escuelas y universidades, lo que implicó un desafío para los estudiantes, docentes y padres quienes debieron incorporarse en un sistema de educación totalmente virtual a diferencia del que estamos hoy en día viviendo: el de la educación híbrida.

En el afán de realizar acciones que les permitieran mantener y acompañar a los estudiantes durante la pandemia, las instituciones han buscado distintas maneras de mantenerlos comprometidos y aprendiendo en el escenario tan adverso que significó y significa esta situación a nivel mundial (Alvarez, 2020, p. 10).

Por ende, la mayoría de los establecimientos realizaron esfuerzos increíbles para trasladar sus acciones y preferentemente las clases, a una lógica completamente online o híbrida, que se conoce como educación remota de emergencia (Hodges et al., 2020), término utilizado para designar el proceso que se está llevando a cabo durante la pandemia global de transformar las clases presenciales a modo virtual, pero con similares metodologías, recursos y currículo empleados en el modo presencial (Alvarez, 2020, p. 10).

Para muchos docentes, esto constituyó su primera experiencia en enseñanza a distancia o e-learning. Este cambio sorprendió a la mayoría y hubo quienes tuvieron poco tiempo para capacitarse y arraigarse a esta nueva modalidad. En el caso de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), por ejemplo, el área de Educación a Distancia puso en marcha una serie de cursos y webinares de capacitación para acompañar a los docentes/tutores de los diferentes niveles educativos, en una formación inmediata y de ayuda para poder convertir los materiales que se brindaban en las clases presenciales a clases virtuales y acerca del uso de plataformas educativas y creación de espacios de aulas virtuales para que pudieran impartirlas a distancia.

En esta instancia, la plataforma educativa gratuita de código abierto Moodle fue la más utilizada en estos casos, para gestionar cursos a distancia, crear foros de discusión, compartir documentos de cualquier tipo, proponer tareas, organizar equipos. En ella se pueden insertar vídeos, diseñar actividades, tener archivos colaborativos, trabajar con simuladores, hacer exámenes, encuestas y calificar de manera sencilla. En otras palabras, Moodle permite automatizar actividades relacionadas con la gestión de la docencia y facilita la labor, especialmente cuando los profesores tienen muchos alumnos.

Sin duda alguna, con muchos retos asociados, la mayoría de los estudiantes, estuvieron y están cursando en modalidad virtual y continúan recibiendo el servicio educativo, principalmente en las instituciones que hicieron de la resiliencia un arma fundamental. Distinto fue el caso de los establecimientos universitarios que ya impartían carreras y contaban con plataformas para la modalidad de clases a distancia, virtual o e-learning, en cuyos casos la adaptación a esta época turbulenta fue menos traumática (Alvarez, 2020, p. 11).

A medida que fue pasando el tiempo, fueron realizándose nuevas aperturas a nivel sanitario e indefectiblemente, se pudo armar un diseño curricular alternado con lo presencial y con lo virtual. Es así como en la actualidad, nos encontramos con una educación híbrida.

Hablar de educación híbrida no nos sorprende, ya que no es un concepto nuevo. Esta modalidad de enseñanza, que unifica lo mejor de la formación online con lo más valioso de la presencial, lleva ya varios años erigiéndose como el formato más adecuado para educar en la era digital. Ahora es cuando cobra mayor protagonismo, en pleno debate sobre cómo debe ser la educación en un mundo en pandemia.

Esta tendencia educativa ha estado gestándose desde la década de los 90 en varios países, principalmente en los Estados Unidos en la educación básica, pero dado el contexto actual, se ha ido implantando en nuestro país con apoyo de herramientas tecnológicas destacadas. Por esto mismo, la educación híbrida ofrece utilizar herramientas digitales para crear ambientes colaborativos entre los estudiantes, y recibir retroalimentación de los profesores. Los contenidos son más dinámicos y flexibles, y posibilitan que el estudiante construya su ritmo de aprendizaje con la tutoría del profesor.

Este tipo de aprendizaje híbrido semipresencial, se lo conoce como Blended Learning o B-learning. Éste representa un nuevo modelo educativo que combina de forma eficaz la educación presencial con un apoyo de material y recursos online para desarrollar y afianzar los conocimientos del estudiantado, además de favorecer el progreso de multitud de competencias de aprendizaje y del uso de las TIC (Berrocal de Luna y Megías Ruiz, 2015, p. 108). Aquí, el docente o tutor asume un rol tradicional, pero utiliza en beneficio propio todas las potencialidades que le ofrece la plataforma del servicio web en la que está alojado el entorno educativo: publica anuncios, atendiendo tutorías a distancia y asistiendo al alumnado como educador tradicional por medio de los cursos presenciales. Es decir, que la formación presencial y online que así se consigue gana en flexibilidad y oportunidades (Viñas, 2020, p. 18).

Es preciso mencionar que es así como los modelos híbridos de aprendizaje están surgiendo como una innovación híbrida, una posibilidad de compromiso estudiantil y descubrimiento sostenible en comparación con el aula tradicional (Mejía Gallegos et al., 2017, p. 351).

De esta forma, a esta educación debemos entenderla como una combinación de herramientas y recursos didácticos de la modalidad presencial y virtual (Servín, 2020).

Ríos Sánchez (2021, p. 108) menciona que la educación híbrida es una mezcla entre el aprendizaje presencial y a distancia, en donde comenta que existen desafíos que a simple vista sobresalen tanto para los docentes como los estudiantes, hoy representa una gran oportunidad para asegurar la continuidad y resiliencia de nuestro sistema educativo ante posibles crisis similares.

A su vez, el Digital Workers (2020) define a la educación híbrida como un método de enseñanza basada en tecnologías educativas ligadas a Internet. En este tipo de enseñanza, tanto profesores como estudiantes, se encuentran con una enseñanza mixta (síncrona, asíncrona, no presencial) lo que concede llegar a cualquier persona con acceso a Internet. Hallamos así que hay diferentes características distintivas para categorizar el aprendizaje híbrido: el tiempo (el cuándo), el espacio (el dónde) y por último la interacción (el cómo).

La educación híbrida, por lo tanto, es una unión de métodos de enseñanza. Los estudiantes aún reciben las experiencias presenciales en el aula; sin embargo, esto es respaldado por el aprendizaje y actividades en línea. Cada institución brinda diferentes experiencias al ofrecerla; en este sentido, algunas ofrecen un curso presencial de un día para conocer a todos los alumnos, mientras que toda la enseñanza se realiza a través de videos, con asignaciones entregadas en línea. Otras suministran lecturas e información en línea antes de las clases, con discusiones grupales que se producen cuando los alumnos se encuentran cara a cara en las lecciones.

El objetivo aquí de la proporción de aprendizaje en línea, es complementar el aprendizaje en el aula, que se ha aportado a través de conferencias, debates y actividades, sin tener que volver a visitar el contenido de manera constante en línea. Las opciones son infinitas e independientemente de cómo se manejen, los beneficios son ilimitados.

Siguiendo con las definiciones, Marit Acuña (2020) vincula al aprendizaje híbrido como un enfoque pedagógico, basado en competencias, centrado en el estudiante, que incluye una mezcla de instrucción e interacción cara a cara con la instrucción mediada por computadora.

Por lo que menciona Marit Acuña (2020), nos deriva al modelo de educación híbrida que incorpora a los alumnos, tanto de manera presencial como remota, en donde la interacción es un proceso fundamental y al no poder hacerse en el aula, se sustituye utilizando diferentes herramientas tecnológicas.

Estas herramientas pueden ser de dos tipos exclusivamente: las sincrónicas y las asincrónicas, las cuales facilitan generar un intercambio de información entre los docentes y los estudiantes; o entre los estudiantes entre sí, como si estuvieran físicamente presentes.

El modelo sincrónico es una comunicación en tiempo real, a través de la conexión virtual de estudiantes y docentes a aplicaciones de videoconferencia que hoy en día se están utilizando varias (por ejemplo,Zoom – considerada como la de mayor porcentaje de uso en las instituciones –,Jitsi, Meet, Webex, Teams, etc.). En esta instancia a su vez, se utilizan como acompañamiento otros elementos tales como el chat, las audioconferencias, las pizarras compartidas como las que ofrece Google en sus aplicaciones (Jamboard), y también la pizarra colaborativa Padlet, recurso online o en “la nube”, que permite crear un muro en el que pueden incorporarse videos, imágenes y archivos de texto. A nivel didáctico, es un recurso útil para presentar una síntesis de materiales a utilizar en una consigna dada a los alumnos, ya que es como un pizarrón en el que “se pega” esos materiales y se puede incrustar el padlet en cualquier entorno virtual (aula virtual, blog, redes sociales) (Viñas et al., 2017, p. 231).

En el caso del modelo asincrónico, es lo contrario. Se desarrolla en tiempo diferido y se utilizan los e-mails; los foros de discusión; los audios/videos grabados; los mensajes, los tablones de anuncios, las listas de preguntas (Viñas, 2020, p. 21). Aquí con las herramientas de comunicación que presentan estos espacios tecnológicos, pueden los intervinientes estar conectados en cualquier momento y por medio de distintos medios.

Como se viene detallando, este tipo de educación está asistiendo al modelo tradicional a atravesar la transición de una manera más sutil, ya que las sesiones de clases no son sustituidas, pero sí transformadas en espacios virtuales y utilizando estrategias distintas para aprender.

Es importante tener en cuenta que las actividades en línea no están destinadas a reemplazar el tiempo de clases presenciales. Más bien, están diseñadas para complementar y construir sobre el contenido discutido en el aula.

Acuña (2020) detalla dos características fundamentales de la educación híbrida, las cuales son, por un lado, que se centra menos en la tecnología y más en la forma realmente efectiva de impartir el conocimiento a los alumnos; y por otro, que se trata de encontrar la combinación adecuada de todas las posibilidades de aprendizaje, sin importar si están fuera de línea o en línea.

En cuanto a las ventajas que ofrece este modelo para los estudiantes, se pueden destacar:

  1. 1. Cuando los estudiantes participan en una experiencia de interacción virtual con sus compañeros, tienen la oportunidad de hacer preguntas y obtener explicaciones adicionales y contextos sobre conceptos clave.
  2. 2. Los estudiantes pueden obtener espacios para reforzar conceptos que necesitan mediante una explicación adicional, oportunidades para una experiencia práctica productiva e interacción remota con preguntas básicas.
  3. 3. La enseñanza híbrida, a su vez, colabora con la personalización del aprendizaje para desarrollar uno más significativo, además de mejorar los resultados en el aprovechamiento de los jóvenes.
  4. 4. La flexibilidad, conciliación, ahorro de costes, mayor autonomía, acceso directo a profesores de prestigio, etc.
  5. 5. Es un aprendizaje más enfocado. Dado que las tareas, los cuestionarios y los exámenes se pueden llevar adelante en línea, se puede pasar tiempo en el aula proporcionando debates en clase, asistiendo a los estudiantes a comprender realmente el material del curso.
  6. 6. Otra cuestión es la retroalimentación instantánea y la calificación. Esto le ahorra al profesor una gran cantidad de tiempo, navegando a través del trabajo para calificar las actividades y tareas. En línea, las tareas se pueden configurar y agregar comentarios instantáneos una vez que el alumno haya completado el trabajo, de esta forma puede visualizar de manera instantánea cómo progresa su comprensión del contenido.
  7. 7. El cuidado del medio ambiente, debido al poco uso de papel, ya que todos los documentos están en línea, más allá de que algunas personas suelen imprimirlos para una mejor lectura.
  8. 8. Por último, se promueve la autonomía de los estudiantes y los motiva a ser responsables y no únicamente entes pasivos que reciben información. Desde el punto de vista administrativo da una flexibilidad que otorga un mejor aprovechamiento de los espacios físicos.

A su vez, las sesiones virtuales les dejan suficiente tiempo de aprendizaje independiente para trabajar a través de las lecciones y evaluaciones, sin la presión del compromiso obligatorio de trasladarse a las sesiones presenciales.

A diferencia de un curso completamente en línea, mantener el componente de interacción presencial o en su defecto ser sustituida por la interacción virtual, también puede apoyar el sentido de comunidad de clase de los estudiantes, una de las mayores dificultades que enfrenta un profesor en un curso completamente en línea.

En cuanto a las desventajas de la educación híbrida, nos encontramos con diferentes inconvenientes para los estudiantes y los profesores, como pueden ser:

  1. 1. Muchos estudiantes luchan con la administración y organización del tiempo, lo que los convierte en más vulnerables al fracaso en los cursos que incluyen instrucción en línea.
  2. 2. Otros estudiantes tienden a ser menos participativos en las discusiones de clases remotas, lo que los pone en desventaja tanto en términos de calificaciones como de comprensión.
  3. 3. Puede suceder que los estudiantes y profesores cuenten con algunas dificultades de acceso a Internet en sus computadoras, celulares, tablets (dependiendo del dispositivo tecnológico que utilicen) y hasta la disponibilidad de una computadora en su hogar, tomando en cuenta el uso y la distribución de horarios familiares de esta.
  4. 4. Puede ocurrir que algunos participantes pueden extrañar el estímulo intelectual y social de las clases en sus colegios o campus, los cuales son importantes, ya que les posibilita construir amistades y establecer contactos.
  5. 5. Asimismo, dependiendo de su estilo de aprendizaje, hay alumnos que pueden distraerse con facilidad en una clase a distancia. Por el contrario, cuando esto sucede dentro del aula presencial, el profesor con su lenguaje corporal y señales verbales o de voz, generalmente para mejorar su atención y motivación mientras aprenden.

Uno de los desafíos del modelo híbrido es que la competencia digital de los profesores debe estar en continua actualización, pero no debe enfocarse en el aprendizaje del uso de herramientas que pueden quedarse rápidamente obsoletas y ser sustituidas por otras nuevas. Esta ‘actualización’ de habilidades debe desarrollarse por medio de dos aspectos claves: las metodologías activas en contextos digitales y el uso de las tecnologías digitales para evaluar.

La tecnología, como se comentó anteriormente, se ha convertido en un gran aliado para lograr una educación híbrida exitosa. Hay numerosas herramientas que los alumnos y profesores pueden utilizar para mejorar su práctica y desarrollar habilidades de aprendizaje continuo. Por ejemplo, herramientas que ayudan a ambos a organizar su trabajo, los programas para fomentar la interacción, las plataformas para evaluar y dar retroalimentación, entre otras.

En definitiva, la educación híbrida es una oportunidad de perfeccionar y de transformar el sector educativo, comenzando por las políticas gubernamentales, pasando por las estrategias propias de cada institución y las prácticas pedagógicas de los docentes hasta la responsabilidad de los estudiantes con su propio aprendizaje.

También, los profesores deben ser acompañados y formados para embarcarse en el nuevo modelo educativo, desarrollando competencias para el aprendizaje híbrido y para aprovechar las tecnologías de manera de acelerar el aprendizaje de los estudiantes.

Claves para lograr una educación híbrida exitosa

De acuerdo con el Banco Internacional de Desarrollo (BID), existen cuatro ingredientes clave para lograr el éxito en la educación híbrida, como podemos visualizar en la siguiente figura.



Claves para la Educación Híbrida
(diseño fuente propia)

Una de ellas es el desarrollo de nuevas pedagogías, competencias y perfil docente. “En la dualidad de la educación híbrida es una oportunidad para optimizar qué hacer en el tiempo presencial y qué hacer en el tiempo remoto”, destacan Arias Ortiz et al. (2020, p. 8). Asimismo, explican que, “las tecnologías deberán aprovecharse para hacer la experiencia de los estudiantes más atractiva y capturar su interés por aprender, y estar enmarcados en el trabajo de aprendizaje profundo y significativo” (Arias Ortiz et al., 2020, p. 8).

Otra clave la constituyen los contenidos y plataformas, durante el cierre de las escuelas, los padres de familia e incluso a veces los mismos estudiantes se han sentido abrumados por la cantidad de contenido. En el modelo de educación híbrida se debe priorizar y flexibilizar el currículo, focalizando los esfuerzos en matemática y lectura/escritura, así como en las habilidades del siglo XXI.

Dentro de las plataformas se encuentran las Plataformas de Gestión de Aprendizajes (Learning Management Systems – LMS), Plataformas de aprendizajes, Plataformas de comunicación, y Plataformas para la formación docente.

A esto se suma el equipamiento, infraestructura y conectividad, las cuales señalan que las brechas de acceso a conectividad y dispositivos siguen siendo un reto en nuestro país y para toda América Latina, tanto en las escuelas como en los hogares.

Los países que reabrieron las escuelas van transitando ya hacia un modelo educativo híbrido. La implementación de este modelo debe ir más allá del contexto de la pandemia. Esta educación debería estar enmarcada dentro una estrategia más amplia de transformación del sector educativo para lograr que sea efectiva, equitativa y sostenible, para los estudiantes, los profesores y los padres de familia.

El cuarto factor a tomar en cuenta es el de los datos y seguimiento de estudiantes, estableciendo dónde están y cómo acompañarlos. En ese contexto, el BID explica que los Sistemas de Información y Gestión Educativa (SIGED) son las plataformas que permiten identificar, de manera única, a los estudiantes a través de todo el sistema educativo.

Los autores, Arias Ortiz et al., agregan que “la urgencia por poner en marcha un modelo híbrido puede conducir a los países a realizar inversiones apresuradas que podrían resultar en duplicaciones e ineficiencias” (2020, p. 9).

Es importante destacar que no existe un porcentaje del tiempo que debe ser presencial y otro que debe ser a distancia; son las necesidades del aprendizaje las que determinan cuando es necesario verse en persona y cuando podría ser mejor a distancia.

Jesús Deloya (2021) menciona que la instrucción híbrida posibilitará enfrentar los retos que nos dejarán las secuelas del COVID-19, en donde será complejo el manejo de grupos con gran cantidad de estudiantes de manera presencial y en un espacio reducido. Las estrategias innovadoras en la entrega del conocimiento serán fundamentales y la creatividad para la implementación será el gran diferenciador para lograr una educación inclusiva que no dependa del avance en la infraestructura tecnológica que difícilmente alcanzaremos en el mediano plazo.

Finalmente, el punto medular, el papel de los profesores será fundamental para lograr el éxito educativo bajo las condiciones que prevalecen en la actualidad y que no cambiarán mucho posterior a la situación actual. El rezago que los estudiantes de educación básica y media superior tendrán después de este año de crisis sanitaria solo podrá ser recuperado por medio de estos modelos, pues un retroceso a los tradicionales simplemente nos llevará a agudizar aún más la crisis educativa de nuestro país en general. Pensemos que debemos estar preparados para las dos pandemias que se vislumbran en el futuro inmediato: la económica y la educativa, las cuales pueden ser incluso más agudas que la misma de salud. Es importante en estos casos, disponer de canales muy fluidos de comunicación entre los profesores, y entre la escuela y las familias, y trabajar en red con otras escuelas, instituciones y centros educativos.

Retos de la educación híbrida

Para que la educación híbrida funcione es necesario reducir la brecha digital entre el alumnado. No solo en el acceso a las herramientas (banda ancha, computadoras, etc.), sino en las capacidades digitales.

Incluso, el personal docente tiene que contar con las skills (habilidades) adecuadas para impartir formación online. Esto supone, por ejemplo, entender el ecosistema digital, dominar las metodologías ágiles más comunes, conocer software específico y hablar el lenguaje adecuado de Internet.

Ante estas situaciones ¿podemos pensar de esta manera en una educación del futuro, que vino para quedarse por un largo tiempo? Difícil de preverlo, en el contexto actual, la educación híbrida supone dar continuidad al trabajo online que millones de profesores y estudiantes en todo el mundo llevan realizando como consecuencia del cierre de colegios y universidades, pero sin renunciar a las ventajas de ir a clase. Y de manera organizada, con el objetivo de impartir la mejor enseñanza posible.

El resultado es una formación mucho más personalizada y flexible que el sistema tradicional, tendremos luego que ver cuáles son los resultados que brindarán las estadísticas en relación a ello. Si tomamos las dos opciones de educación (tradicional e híbrida), podemos pensar en unificarlas y tomar lo mejor de cada una de ellas para potenciar la situación educativa en nuestro futuro. Las tecnologías favorecen su aplicación en ello, en donde el tiempo de clase puede acotarse y/o usarse para otras actividades que se prestan mejor a la interacción cara a cara de los intervinientes en el proceso de enseñanza-aprendizaje.

La idea sería construir un modelo integrado que se adapte a una gama más amplia de estilos de aprendizaje al ofrecer flexibilidad, más opciones de aprendizaje e integración de actividades que conduzcan a un aprendizaje más profundo.

Algunas consideraciones finales

El aprendizaje híbrido es una excelente opción, ya que es un modelo educativo ideal para preparar a los estudiantes en un mundo donde el conocimiento no es un conjunto fijo de hechos que se pueden dividir fácilmente en materias independientes.

Debemos estar atentos para un mundo formado por un conjunto de hechos interconectados. Estos hechos se actualizan constantemente y requieren un alto grado de independencia, flexibilidad y disposición para aprender y mejorar. Hay que tener en cuenta que una de las principales preocupaciones es propiciar el bienestar emocional y físico de los alumnos, y además, de los profesores.

Lo claro que se puede avistar es que la implementación de este tipo de modelo de educación híbrida debe ir más allá de la pandemia y debe estar alineada con una estrategia más amplia de transformación del sector educativo. El avance tecnológico a lo largo del siglo ha sido gigantesco, ahora acelerado por la crisis sanitaria. Se discute sobre cómo incorporar tecnología en las aulas (o en casa), pero poco se delibera sobre cómo las tecnologías pueden ser un acelerador de las pedagogías para mejorar los aprendizajes, reducir disparidades y empoderar a los profesores y a los estudiantes. Muchos fracasos del uso de tecnología han sido porque esta no era parte de un todo, sino una pretendida solución mágica. Alinear la introducción de tecnología a un desafío específico y aprovechar sus ventajas comparativas es clave para mejorar los aprendizajes (Arias Ortiz et. al. 2020, p. 17).

De la misma forma, se colabora con el desarrollo de competencias y habilidades tecnológicas que la vida moderna está haciendo tan necesarias para ser un miembro productivo de la sociedad moderna.

Como cierre, pensemos en que la educación híbrida, de la que se comenzó a hablar hace un par de años, ha cobrado vigencia para una educación de masas. Lo ha hecho más por obligación que por convencimiento. Tiene sus cosas buenas, pero incluso aspectos que mejorar. Lo que sí ha quedado demostrado es que ha llegado para quedarse. Es entonces que estamos a tiempo de corregir los fallos de esta primera prueba piloto, pensarla y articularla de manera tal que esta nueva educación híbrida cumpla con las funciones a las que aspiramos y que sea realmente para todos. La educación del futuro debe enriquecer el potencial de los estudiantes y tenerlos como protagonistas en el proceso de enseñanza-aprendizaje.

Referencias

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Referencias consultadas

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