Esta obra del autor Ken Bain, publicada por la Universidad de Valencia, brinda significativos aportes sobre la construcción de superasignaturas desde la formación docente universitaria. Invita a los lectores a pensar en profundidad sobre la enseñanza y el aprendizaje, incluso sobre el papel que la educación puede y debe acabar jugando en nuestra sociedad.

En cuanto a su estructura y contenido, el libro está dividido en capítulos que presenta y desarrolla cada una de estas superasignaturas de manera detallada, desde relatos y aportes valiosos de referentes educadores, que se han dedicado a comentar sus imaginativas creaciones pedagógicas. Utiliza un lenguaje sencillo y motivador, intercalando anécdotas y ejemplos prácticos para facilita la lectura.

Ken Bain, historiador, profesor y escritor, es conocido por sus influyentes obras: “Que hacen los mejores profesores universitarios (2004) y “Que hacen los mejores estudiantes de universidad” (2012) respectivamente, han sido publicados por PUV[i]. Ambos galardonados con el premio de los títulos más vendidos sobre enseñanza y aprendizaje. A su vez, con esta obra, pone la tercera pata al trípode en el necesariamente deberá sostenerse cualquier ecuación superior en el futuro, muy especialmente en la universitaria.

El hincapié que se hace en los contenidos, específicamente vinculados al campo de la didáctica y el curriculum, se relaciona con los enfoques de enseñanza crítica, que posibilitan una enseñanza auténtica transformadora de la práctica de la enseñanza universitaria, sin embargo, también están presentes otros tipos de contenidos tenidos en cuenta, como así también el reconocimiento de la necesidad de despertar el interés del estudiante y el desarrollo del aprendizaje autónomo autorregulado.

El alcance del presente libro implica una delimitación de algunas construcciones referenciales, que serán presentadas a continuación:

En primer lugar un abordaje del contexto de realización de trabajo, en la que hace referencia a las transformaciones vivenciadas en la pandemia, que irrumpió en 2020 con el paso a la educación a distancia y el afloramiento de viejas debilidades de la docencia tradicional. Señala las principales características de asignaturas variadas y advierte que la crisis ha supuesto una oportunidad para innovar. El autor incluye, explicaciones teóricas respaldadas por investigaciones científicas, ejercicios prácticos y estrategias que los docentes lectores, lo pueden desarrollar en su propia práctica.

Básicamente plantea le sucede al docente universitario, al reconocer las formas del aprendizaje que se está favoreciendo en la universidad no son profundas, y a partir del caos y la crisis del contexto, transforman su práctica desde una mirada compleja. El autor sugiere, de manera precisa, que las "superasignaturas" son una visión prometedora para el futuro de la enseñanza y el aprendizaje. Estas asignaturas, caracterizadas por una serie de elementos fundamentales, favorecen un aprendizaje más profundo y se presentan como una opción innovadora frente a los métodos educativos convencionales.

En un segundo lugar, se desarrollas las notas más sobresalientes de las superasignaturas, que enmarca la problemática de la práctica de la enseñanza, desde diferentes investigaciones que se vienen realizando alrededor de la misma, los avances y las conceptualizaciones que se definen, tomando al profesor, sus pensamientos y sus prácticas como ejes centrales. La clave para comprender la mejor la docencia no pude encontrarse en reglas o practicas concretas, sin en las actitudes de los profesores en su fe en la capacidad de logro de sus estudiantes, en su predisposición a tomar en serio a sus estudiantes y dejarlos que asuman el control sobre su propia educación (…) y en el respeto y el acuerdo mutuo entre estudiantes y profesores[ii].

En esta obra, se analiza ejemplos de programas de asignaturas predilectas considerados casos brillantes en todo el mundo. Sin embargo, destaca que no todas las asignaturas que se han analizado previamente a la escritura del libro, no son reflejo de este modelo de superasignaturas, pero incluso las que no lo son nos han ayudado a comprender esa capacidad especial, esa singularidad, de las que sí lo reflejan.

En este contexto, se abordan los elementos clave que una asignatura debe incluir para ser reconocida como una superasignatura. Entre estos componentes esenciales destacan el uso de preguntas guías en la programación del curso y la reflexión de percibir la realidad desde la perspectiva de un principiante, con el objetivo de fomentar el pensamiento complejo.

Sus útiles y concretos ejemplos de casos interdisciplinares, promueven el aprendizaje profundo y significativo, que fundamentan en la poderosa noción de que los estudiantes son: curiosos, solidarios y sociales, y en que mantienen aspiraciones loables. Estas superpasignaturas sólidamente basadas en esta concepción, promueven tanto el aprendizaje profundo como la prosperidad humana en su sentido más amplio.

En tercer lugar, en la búsqueda de superasignaturas, se retoma casos prácticos que ofrecen conceptualizaciones relevantes, de cómo aprenden las personas y cómo fomentar prácticas creativas que promuevan la conexión con la integración de capacidades y las mentalidades de crecimiento. Desde una perspectiva innovadora persigue la idea de romper reglas y patrones habituales, para desarrollar el pensamiento complejo.

Sosteniendo que, para aprender en profundidad, debemos tener la intención de hacerlo “Los humanos nacemos con una curiosidad insaciable, pero hay un problema: las ganas de hacer algo disminuyen si tenemos la sensación de que alguien más nos controla”.

En este mismo sentido, todos los esfuerzos para obligar a los alumnos a prestar atención y reexaminar sus paradigmas existentes resultaran contraproducentes.

El aprendizaje suele fluir en un entorno rico en el que un teléfono inteligente, o un ordenador podrían desempeñar un papel, pero no es el dispositivo electrónico el que hace o deshace la educación que tiene lugar. Por ello destaca la importancia de generar prácticas y condiciones propicias para brindar un “entorno para el aprendizaje crítico natural”, y es ese ecosistema educativo el que debemos analizar y entender si queremos comprender y reproducir los éxitos de la fenomenal nueva generación de superasignaturas.

Para finalizar, ante la pregunta de ¿cómo evaluamos las superasignaturas? Aborda interrogantes que se exploran desde diversas perspectivas, adaptándose a las experiencias y contextos particulares. Plantea conexiones que destacan cómo la mayoría de los estudiantes tienden a aprender con mayor profundidad en entornos que promueven un aprendizaje crítico natural. Estos espacios, además, parecen beneficiarios de una amplia diversidad de personas, independientemente de su origen étnico, género o conocimientos previos[iii]. Explora nuevas perspectivas sobre enseñanza, aprendizaje y evaluación, integrando reflexiones y conclusiones que amplían las ideas sobre experiencias de aprendizaje. Esto se articula en torno al papel de los "poderes dinámicos de nuestras mentes" y su capacidad para fomentar mentalidades de crecimiento.

Una vez realizado este recorrido, para la presente reseña se vuelve necesario retomar algunas de las conclusiones que sostiene el autor:

Para crear una superasignatura, es esencial ayudar a los estudiantes a comprender y apreciar nuevas definiciones de aprendizaje y las evidencias de cómo estas nuevas clases de asignaturas están mejor programadas para satisfacer sus necesidades. Este proceso implica transformar la forma en que concebimos la enseñanza y el aprendizaje, situando a los estudiantes en el centro de las experiencias de formación.

En un entorno diseñado para el aprendizaje crítico y natural de una superasignatura, el componente más importante es que los estudiantes trabajen en grupo para abordar cuestiones y desafíos que encuentren intrínsecamente interesantes. Estos desafíos deben ser lo suficientemente complejos como para poner a prueba sus paradigmas actuales, llevándolos a descubrir que algunas de sus expectativas o supuestos no funcionan tan bien como esperaban. Este proceso de desafiarlos intelectualmente fomenta la curiosidad y la exploración activa.

En este contexto, los estudiantes aprenden a pensar críticamente. Esto significa que desarrollan la habilidad de razonar a partir de evidencias y conceptos, examinan la calidad y coherencia de sus propias reflexiones, toman decisiones importantes y las defienden de manera racional y estructurada. Este tipo de aprendizaje no solo promueve una comprensión más profunda, sino que también genera procesos de reflexión que enriquecen el conocimiento colectivo de la clase.

La creación y el éxito de las superasignaturas requieren un apoyo firme desde las políticas educativas. Esto implica la colaboración entre las instituciones universitarias, los departamentos académicos y los propios estudiantes. Transformar la práctica educativa para incluir superasignaturas exige un compromiso compartido hacia la innovación didáctica y pedagógica y la adaptación a las necesidades emergentes de los estudiantes. Solo a través de este esfuerzo conjunto se puede promover el pensamiento complejo, para el mundo contemporáneo.

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