Textos de Difusión

Educación física y lectoescritura (Un enfoque de adaptación y aprestamiento)

Physical education and lectoscription (An adaptation and readiness approach)

Yofren Claret Guerrero Mendoza
Universidad Pedagógica Experimental Libertador, Venezuela

Educación física y lectoescritura (Un enfoque de adaptación y aprestamiento)

Dialéctica. Revista de Investigación Educativa, núm. 2019-1, 2019

Universidad Pedagógica Experimental Libertador

Resumen: Desde los inicios de las civilizaciones y de sus grandes avances, ha existido la necesidad de poder transmitir y recibir información; el lenguaje, bien sea gestual, verbal o escrito ha sido la herramienta o medio por el cual el ser humano cristaliza sus ideas. Dentro de los modelos educativos, los avances en la transmisión y adquisición del conocimiento están fundamentados en el lenguaje, las posturas de tales sistemas educativos estructuran de modo curricular en competencias la incursión de los educandos en el lenguaje, específicamente en la lectura y la escritura; aunque en la actualidad la grafía está puesta en un tablero o pantalla táctil, la significancia, interpretación, y representación de las ideas en grafemas sintácticos no ha perdido vigencia; de tal modo que el mundo entero se coordina por medio de las expresiones psicomotrices dadas en leer y escribir. Desde el área de la educación física se plantea el abordaje de la lectoescritura desde la perspectiva del aprestamiento psicomotor, dejando en evidencia todos aquellos aspectos que hay en común entre la educación física y la lectoescritura a nivel psicomotriz, que permitan crear espacios que aproximen al estudiante al éxito en leer y escribir, y por ende interpretar, inducir y deducir, razonar en general provee de emancipación al ser humano para vivir.

Palabras clave: Educación Física, Psicomotricidad, Lectoescritura, Aprestamiento.

Abstract: Since the beginnings of civilizations and their great advances, there has been a need to be able to transmit and receive information; Language, whether gestural, verbal or written, has been the tool or means by which human beings crystallize their ideas. Within the educational models, the advances in the transmission and acquisition of knowledge are based on language, the positions of such educational systems structure in a curricular way in competitions the incursion of the students in the language, specifically in reading and writing; although currently the spelling is placed on a board or touch screen, the significance, interpretation, and representation of ideas in syntactic graphemes has not lost its validity; in such a way that the whole world is coordinated through the psychomotor expressions given in reading and writing. From the area of ​​physical education, the approach of reading and writing from the perspective of psychomotor readiness is considered, leaving in evidence all those aspects that are in common between physical education and reading and writing at the psychomotor level, which allow creating spaces that approximate the student to success in reading and writing, and therefore interpreting, inducing and deducing, reasoning in general provides emancipation to the human being to live.

Keywords: Physical Education, Psychomotricity, Reading, Writing.

Para el abordaje de la temática es necesario estructurar las ideas en cuatro espacios que definen el campo de acción de la educación física como espacio para promover el aprestamiento de los estudiantes hacia la adquisición de la lectoescritura, representando las similitudes, vínculos y medios de acción entre ambas partes, de tal manera que la información aquí presentada; en el acto de estudio; se encuentra totalmente interrelacionada, pero que para su mayor comprensión y asimilación se estructura de la siguiente manera.

REQUISITOS PSICOMOTRICES PREVIOS PARA LA ADQUISICIÓN DE LA LECTURA Y ESCRITURA. UN ENFOQUE GLOBAL

Las personas al momento de aprender siempre requieren de una experiencia previa, situaciones que le han servido; bien sea de manera directa o indirecta; como preparación para la adquisición de nuevos aprendizajes, ante este planteamiento, Duarte (2003), sostiene que la estimulación de la psicomotricidad de forma intencionada es una necesidad a la hora de llevar a los y las estudiantes a rebasar sus carencias e imprecisiones sobre sus aprendizajes y que al mismo tiempo se puede determinar el efecto de ésta sobre la lectoescritura. Así mismo, Condemarín, Chadwick y Milicic (1994) y Arias (1993) aportan un enfoque psicopedagógico, en el que se considera que la lectoescritura responde a un proceso madurativo, continúo y secuencial. Estiman que, si bien el orden de las fases de desarrollo está definido genéticamente, varía la duración y el ritmo de cada etapa. En niños de una misma edad, el momento para el aprendizaje de la lectura puede situarse en períodos diferentes debido a las variaciones individuales. Acota además que existen estadios múltiples de aprestamiento, esto quiere decir que un niño puede estar listo, desde un punto de vista perceptivo-visual y perceptivo-auditivo, es decir que, debe poseer una edad visual en la que el infante pueda ver con claridad objetos tan pequeños como las palabras y también una edad auditiva en la que pueda discriminar o difractar sonidos como los de los fonemas, aun así, el infante puede no estar acorde con respecto a su expresión motora, de este modo, el niño adquiere un aprendizaje, pero va a presentar fallas en la reproducción de los grafemas y la conformación continua de estos para formar silabas, palabras y frases.

Por todo ello, es indispensable que el docente tome en cuenta las actividades fisiológicas y los procesos cognitivos: atención, percepción, comprensión y memoria, así como el material legible y los conocimientos previos del lector. En concordancia con Condemarín, Chadwick, y Milicic (1994), la lectura implica el reconocimiento y razonamiento de símbolos impresos, que se convierten en estímulos visuales para conseguir el significado, con ayuda de las experiencias pasadas y la construcción de nuevos significados por medio del vocabulario, manejo de conceptos que ya tiene el lector. Estos significados se organizan en procesos mentales de acuerdo con las necesidades, las expectativas y los propósitos del participante, esa organización del pensamiento puede llegar a producir una nueva, para restituir o reforzar la ya adquirida. La discriminación visual y la coordinación visora secuenciada y la asociación mental inferida representan claramente aspectos que deben ser incluidos en el desarrollo de ejercicios y actividades lúdico – recreativas del área de la educación física de manera intencionada hacia la dinámica de la lectoescritura.

Entre tanto, los factores fisiológicos de este aspecto se dividen en dos: percepción visual normal, cuando el lector desplaza su mirada suavemente de izquierda a derecha en el caso del idioma español; determinar quiénes tienen problemas visuales ayudará a resolver problemas de lectura; el segundo factor fisiológico son las percepciones auditivas, mucho más difíciles de detectar que las visuales, aquí, puede haber niveles de comprensión de acuerdo a lo que se pueda estar percibiendo por cada oído.

En el mismo orden de ideas, en los factores psicológicos corresponden aspectos como: el conocimiento del cuerpo; cuando el niño o la niña conoce su cuerpo sus movimientos, sus impresiones kinestésicas, ese conocimiento le produce bienestar y lo ubica espacialmente, esa orientación y estructuración espacial lo sitúan y lo condicionan para el aprendizaje de la lectoescritura. Torres (2003) señala que la primera orientación espacial, es una adquisición que implica dinamismo y desplazamiento, es la posibilidad de orientarse en una dirección bien determinada del espacio y de orientar uno o varios objetos según cierta posición. Y la segunda, estructuración espacial, requiere de la disposición global y de la integración de varios elementos de acuerdo con ciertas orientaciones bien determinadas.

Igualmente, Villamizar (1998) aporta que el individuo desarrolla su noción de ubicación espacial al principio de manera egocéntrica, es decir comparándose a sí con los demás y con las objetos y cosas que están a su alrededor, la estructura de percibir el espacio (aquí, allá, cerca, lejos, izquierda, derecha, arriba, abajo). También el autor afirma que, en los primeros años de vida, para los sujetos, el espacio es percibido de forma muy reducida, debido a las limitaciones visuales y a la poca experiencia motriz, así que el desarrollo de este aspecto se va dando en la medida que la persona va construyendo su propio esquema corporal, es decir, aprende a moverse y funcionar según la apreciación que tiene de sí mismo.

En tal sentido, cabe decir que el hecho de caminar en un plano donde la persona tenga que percibir un punto de referencia para orientarse, determinar distancias y desplazarse en pos de ellas para lograr un objetivo, representa un ejercicio dinámico en el cual el esquema corporal se ve afectado en la ampliación de la percepción de las nociones espacial; alto-bajo, cerca-lejos, delante-detrás, dentro-fuera, izquierda-derecha, arriba-abajo, necesarias para la adquisición de la lectura y por ende de la escritura, lo cual al ser traducido a ejercicios que emulen la dinámica del hecho escritor permite que cada individuo reprograme aprendizajes y adapte cada vez a planos más reducidos como las líneas en las hojas del cuaderno, esto es entrenable y completamente enseñando intencionalmente desde la clase de educación física.

Entre tanto, la orientación espacial, el sentido del ritmo y la coordinación sensoriomotriz intervienen favorablemente en el aprendizaje en general y de la lectura y escritura. Así, en la orientación temporal el niño o la niña debe tener un claro conocimiento del tiempo y de su duración para poder expresar con sucesión cronológica los hechos, este conocimiento incide en el aprendizaje de la lengua, sobre todo en la conjugación de los verbos, el canto, la gimnasia y en la historia. Aunado a esto, el sentido del ritmo como un factor o como sucesión de elementos sonoros en el tiempo, interviene en el aprendizaje de la lectoescritura, porque ésta también es una sucesión de elementos sonoros que requiere reproducirse en el orden establecido por cada una de las lenguas.

El predominio lateral, es un aspecto básico e indesligable, son pocos los sujetos en quienes predominan los dos hemisferios cerebrales, este predominio abarca ojos, oídos, manos y pies, así como la coordinación alternada entre ellos, esta especialización hemisférica proporciona al individuo el poder superar sin mayor dificultad las situaciones que se puedan presentar al momento de acceder a la iniciación en la lectoescritura. Villamizar (1998) acota que el referirse a la especialización hemisférica cerebral, es hablar del predominio funcional de un lado de cuerpo sobre el otro, y en consecuencia de ello un mayor control de uno de los lóbulos cerebrales.

De tal modo, cabe resaltar que cuando se hace referencia a este aspecto sólo se toma en cuenta las extremidades superiores o inferiores, pero como se ha comentado en párrafos anteriores, el aprestamiento para la adquisición de la lecto-escritura abarca la percepción auditiva y visual como elementos iniciales y precedentes al dominio grafomotor, dentro de la educación física, existen múltiples actividades que bien se conocen como espacios que permiten el buen desarrollo del individuo en todo su ser, el resultante de este enfoque se basa en darle una intención directa y focalizada al área, muchos afirman que la lateralidad depende de orígenes genéticos, otros opinan que es de origen social, gran disyuntiva que no se aclarará en esta ocasión, pero si se deja por sentado que siempre un hemisferio predominará más que el otro. Sin embargo, esto no quiere decir que por ser predominante la mano derecha sobre la izquierda, pueda ocurrir lo mismo para los ojos o los oídos, existen personas homogéneas en su lateralidad, pero otras son totalmente heterogéneas, pueden utilizar su mano izquierda para escribir, patear más con la extremidad inferior izquierda, percibir más con el oído derecho y de igual manera con el ojo izquierdo.

En consecuencia, el anterior autor postula que el ritmo y el tiempo son condicionantes de la fluidez en el aprendizaje de la lectoescritura, la capacidad de captar una sucesión de hechos y realizar actividades a un ritmo determinado depende de las estructuras temporales que se manifiestan en el ritmo. La organización de los grafemas y la capacidad para interpretarlo (leído o escrito) representan una secuencia, que se realiza de forma tempororítmica, la cual está determinada a su vez por la capacidad de cada persona,

En efecto, la coordinación sensorio-motriz juega su rol fundamental, en la psicomotricidad es donde se conjugan todos los factores anteriores: esquema corporal, orientación y estructuración espaciales, sentido del ritmo, entre otros, pero es en el aprendizaje de la lectoescritura interviene de forma determinante, en el momento de trasportar lo interpretado al hecho tangible. Existen muchas razones externas que pueden influir en la persona al momento de aprender la lectoescritura, existen factores de tipo orgánico que abarcan todos los sistemas fisiológicos de la persona, para lo cual es necesario que se encuentre en condiciones para el aprendizaje común, es decir el estado general de la salud, también, los aspectos mentales surten su efecto para el aprestamiento del que se está hablando, la memoria, la imaginación, la capacidad de interpretar, de deducir, inducir, inferir, analizar e interpretar, razonar, emitir juicio, entre otras. Además, los lazos afectivos resultan de importancia para la preparación en el aprendizaje lectoescritor. Finalizando sobre este espacio, cabe considerar otro aspecto que proporciona de forma intangible una plataforma para cualquier aprendizaje, esto es lo social y allí también se incorpora a la familia, son elementos que marcan a las personas de forma rotunda, en el sentido de la forma de aprender, afectando la estructura de la personalidad, la capacidad para interrelacionarse con las demás personas, manejar los cambios y ajustarse al avance de los tiempos, gozar de ambientes positivos y que insten a la persona a la búsqueda del conocimiento siempre serán elementos que se deben tomar en consideración.

APRESTAMIENTO PSICOMOTOR PARA LA LECTOESCRITURA, UN ENFOQUE MADURACIONISTA – CONSTRUCTIVISTA EN LA EDUCACIÓN FÍSICA

Al hablar del aprestamiento, Condemarín, Chadwick y Milicic (1994) lo definen como “La disposición, el estar listo para determinado aprendizaje” p. 13. En este mismo orden y dirección, cabe mencionar que la conjugación de ambas partes debe tenerse presente a la hora de plantearle nuevos aprendizajes a los y las escolares, así las autoras anteriores afirman que existen otros estudios que hacen referencia al hablar de aprestamiento, preparación o los pre-requisitos; como los de este caso la lectoescritura; a aspectos únicos y exclusivamente al tiempo y la forma en que se debe enseñar o transmitir el conocimiento. Así mismo, también existen otros planteamientos que no encierran el aprendizaje a la edad cronológica si no a la edad mental y a la evolución interna de las capacidades de cada persona. El proceso de adquisición de la lectoescritura está constituido por una serie de factores que bien le anteceden, según se explicó en párrafos anteriores, y que según los enfoques constructivistas estadio-temporizados (Gesell, Piaget, Papalia entre otros) al encontrarse estos ya cumplidos, el niño o niña no debería presentar mayores dificultades para adentrarse en la búsqueda del logro de la meta o punto álgido del primer grado de educación primaria. Así también, según Duarte (2003),

dentro del campo de la maduración “El aprestamiento psicomotor depende necesariamente de la maduración orgánica progresiva del desarrollo de la corticalización y de las experiencias vitales que tenga el individuo con el mundo externo” p.28.

Entre tanto, este autor también postula que existen en este aspecto una serie de procesos asociados a la psicomotricidad como el equilibrio y la postura, y a los cuales también se pueden agregar otros términos asociados a la lectoescritura como acto psicomotor, como la lateralidad, esquema corporal, equilibrio, coordinación óculo-manual, percepción y discriminación visual y auditiva, organización espacial, prensión de los dedos de la mano, orientación temporo-espacial, entre otros. Con referencia a lo anterior, se puede afirmar entonces que el desarrollo psicomotor de los y las infantes depende primordialmente de una maduración general del cuerpo y la psique, integrados de manera indesligable, cuyo proceso de evolución en cada individuo es único en cuanto a tiempo y condiciones que lo posibiliten. Cabe agregar que Condemarín, Chadwick y Milicic (1994) también definen el término de aprestamiento como aquellos procesos que incluyen actividades o experiencias destinadas a preparar a los estudiantes para afrontar los distintas trabajos que exige el aprendizaje escolar, así como lo representa el desarrollo de los esquemas motores de imitación, sobre las representaciones simbólicas que logre desarrollar e internalizar cada persona para luego transportar estas de forma analógica a futuros aprendizajes.

Ahora bien, por medio del enfoque constructivista, que es la contraparte de la teoría maduracionista, investigaciones y algunos estudiosos (Vigotsky, Maturana, Bruner, entre otros) han concluido en sus estudios que si bien las etapas de maduración han transcurrido, siguen existiendo estudiantes que no logran consolidarse en la lectoescritura, asumiendo ellos que se debe al poco desarrollo que se le imprime a la parte neural y psicológica, es decir, a la comprensión de lo que la persona hace, así para Heller y Thorogood (1995) dejan claro que cada estudiante o los infantes en general necesitan saber para qué o por qué realiza una tarea o actividad, y cómo pudiese utilizar lo que está aprendiendo para obtener nuevos aprendizajes. Igualmente, es muy importante que, en cada actividad propuesta, los y las participantes sientan la necesidad de descubrir, crear, encontrar, adivinar, decidir, sacar conclusiones, es decir, que se vea inmerso en situaciones que lo pongan a prueba; el razonamiento debe estar incluido en toda práctica lectoescritora, aunque en el principio sólo se asocie fonemas y grafemas siempre debe haber un valor asociado a las razones del aprendizaje, la sintaxis siempre estará a la orden del día. Entre tanto, se debe asumir que en toda clase de educación física y las diferentes prácticas lúdico – recreativas que conforman las clases del enseñante de dicha materia, la asociación de la imagen visualizada, su internalización y el plasmarla en un plano físico es un proceso indisoluble, la deficiencia en una de estas partes anula el proceso de preparación para la lectoescritura. Entonces, es importante proveer un cúmulo de experiencias que cubran las necesidades de aprestamiento sobre la dinámica de la lectoescritura, ante esto, Rigal (2006) muestra que,

…para el proceso escritor, es necesario que exista una percepción de lo que se va a escribir, lo cual se adquiere mediante la visión y la representación mental de aquello evidenciado, haciendo uso del componente motor para realizar una representación gráfica, en pocas palabras “se produce una traducción motriz de la percepción visual. (p. 235).

Continuando, así como lo afirma Rigal y asociando con el objeto de quien se trata aquí, las adaptaciones que los y las estudiantes hagan para adentrarse y consolidar su acto lectoescritor a partir de las actividades de preparación que le provee el docente en la clase de educación física y las demás experiencias que adquiere en la interacción con el mundo que le rodea le brindaran las herramientas para efectuar esa “traducción motriz” de lo aprendido en la clase de educación física al trabajo desarrollado en el aula de clase sobre los inicios de textos que plasman en sus cuadernos. En este mismo sentido, en acuerdo con Heller y Thorogood (1995), hoy en día saber leer y escribir va mucho más allá de comprender y reproducir fonemas y grafemas, es decir, que abarca aspectos como la interpretación de símbolos, reconocer la direccionalidad al transitar por las vías, reconocer los lugares donde se encuentra y qué recorrido ha realizado para llegar hasta allí y como volver, como entre muchas otras situaciones más, alguien que sepa usar la interpretación de lo percibido y lo transporte a una acción motriz es una persona que está involucrando el acto lectoescritor a aspectos más profundos de la comunicación humana.

Sin embargo, existe un aspecto que al mismo tiempo antecede al acto de la lectura y la escritura, pero que no deja de ser importante por que provee en su momento la maduración necesaria para llegar a tal meta, este aspecto es la grafomotricidad y es comprendido como una ciencia que hace parte de la interdisciplinariedad de la que se plasmó anteriormente. En concordancia con Berruezo (2002) la grafomotricidad tiene por objeto el análisis de los procesos que intervienen en la realización de las grafías, así como el modo en que éstas pueden ser automatizadas y cuyo resultado responda a los factores de fluidez, armonía tónica, rapidez y legibilidad.

Tal como se ha apreciado, el gesto gráfico o grafía es el resultado del movimiento, es la interpretación de lo percibido, es una manifestación en la que la persona adquiere el control y dominio de lo pensado y lo plasmado. Ante esto, Estrada (2003) asegura que:

Grafomotricidad es una disciplina científica que forma parte de la lingüística aplicada y cuya finalidad es explicar las causas subyacentes por las que el sujeto, desde su primera infancia, crea un sistema de representaciones mentales, que proyecta sobre el papel, mediante creaciones gráficas, a las que adjudica significado y sentido y que constituyen la primera escritura infantil. (p. 4).

Bajo los planteamientos anteriores, se puede definir este aspecto de la grafomotricidad como un proceso de comunicación, cognición e inculturación, que puede ser apreciado desde el punto de vista de la biología, las ciencias del conocimiento como también desde las ciencias que abarcan a la educación. La disciplina mencionada se enmarca en la especialización o predominio de una de las extremidades, comúnmente en las superiores, en algunos casos se puede evidenciar que el gesto grafomotor se desarrolla óptimamente en ambas extremidades superiores. En las actividades educativas comunes la grafomotricidad parte de la coordinación óculomanual, siempre hay tendencia en cada individuo al desarrollo óptimo en una mano en específico. Ante esto, Comellas y Perpinyà (2003) afirman que es importante tomar en cuenta los logros y dominios de los segmentos corporales que intervienen en la motricidad manual, estos segmentos incluyen la mano, la muñeca, el antebrazo, el brazo y el hombro; y que la correcta atención de estos aspectos motores promueve el éxito escolar en los estudiantes por las implicaciones de dichos logros al medio educativo.

Igualmente, la coordinación visomanual y oculomanual es un gradiente aparte de la coordinación manual o motricidad manual la cual se puede desarrollar sin necesidad de la visión, para efectos del desarrollo grafomotor y de la lectoescritura como tal, el aspecto visomanual es totalmente indispensable, ya que todas las actividades grafemáticas para ser plasmadas sobre una superficie necesitan el apoyo visual para ser ejecutadas y entendidas.

LA EDUCACIÓN FÍSICA Y SU INFLUENCIA EN EL DESARROLLO DE LA PSICOLINGÜÍSTICA, LA METACOGNICIÓN Y LA PROGRAMACIÓN NEUROLINGÜÍSTICA (PNL) COMO BASE DE LA EDUCACIÓN FÍSICA EN EL APRESTAMIENTO EN LA DINÁMICA DE LA ADQUISICIÓN DE LA LECTOESCRITURA

Todo el proceso de desarrollo psicolingüístico y antepuesto a éste, el neurolingüístico (hablando madurativamente), se encuentran ligados explícitamente a la educación física, todas aquellas etapas de crecimiento y maduración que están estipulados en tales procesos forman parte del alma de esta área de la educación. A manera de compendio, se orienta este espacio hacia un marco referencial de las actividades que proporcionan una maduración sobre los aspectos que forman parte del proceso evolutivo del aprendizaje y que sirven de plataforma para la adquisición de la lectoescritura y de todas las implicaciones que conducen a ésta, comprender los estadios de desarrollo-madurativos y por sobre todo no atarlos cronológicamente a cualquier individuo representa una advertencia a la hora de aplicar la práctica pedagógica de la educación física para estos términos; entonces el proceso de maduración neurolingüística, parafraseando a Lasen (2009), se puede interpretar para los procesos de lectura y escritura como el resultado de la maduración neurológica del cerebro. Entre estos estadios se puede evidenciar, el estadio manipulativo-vivencial que es básico y surge a tempranas edades.

Conforme a las evidencias expuestas en los párrafos anteriores, existen múltiples procesos que anteceden al acto lectoescritor, y es muy particular apreciar cómo un proceso tan complejo llega a consolidarse en algunos meses de vida de los escolares y en otros no de la misma manera debido a las falencias que pueda haber sobre tales factores antepuestos a lo que está denominado leer y escribir. Según la acotación inicial, en lo que se refiere al desarrollo del lenguaje; lo cual se anticipa aún al gesto grafomotor y que no representa en sí un aspecto que guarde una intervención cognitiva intencionada por parte de quien ejecuta dicho gesto; hay dos procesos que deben llevarse a cabo antes de apropiarse del lenguaje, que según Condemarín, Chadwick y Milicic (1994), estos procesos son: la función simbólica y aquella relación mental que el individuo hace entre sonido y el objeto, está relacionada intrínsecamente con la formación del pensamiento y es factor principal para la formación del lenguaje, estos son aspectos de orden general que llevan a los infantes a dominar su capacidad para comunicarse de forma oral, de una manera eficiente y ordenada, tomando en cuenta que el amplio rango de términos asimilados por supuesto le ayudaran a manifestarse mejor.

De este modo, el lenguaje articulado constituye el aspecto más característico de los seres humanos, los niños aproximadamente a los 5 o 6 años de edad van logrando dominio sobre éste. De este modo, la utilización del sistema de comunicación está estructurada a su vez por una serie de sonidos, los cuales se combinan entre sí para formar palabras. A tal efecto, cabe resaltar que la interrelación con otras personas es lo que hace posible que se manifieste el habla, la condición de comunicar necesidades, deseos, intereses, es lo que motiva al hablante (emisor); aún en los primeros años de vida; a emprender este acto, debido a que comunicarse, en el profundo de la psique, representa una relación afectiva hacia quien se dirigen los gestos y las palabras (receptor). Así, para Heller y Thorogood (1995), el desarrollo del lenguaje implica un avance en la manipulación de una gran cantidad de términos y la comprensión de su significado, aspecto que va ocurriendo en la medida en que el infante se relaciona con las personas y evidencia que su forma de comunicación surte efecto sobre ellas al lograr interactuar.

Desde el punto de vista meta-cognitivo o analógico, que es la asociación entre un aprendizaje anterior y uno nuevo, la adquisición del lenguaje a través de la función simbólica, la comprensión de términos y la transformación de los mismos en mensajes verbales, representa a su vez la plataforma programática neurolingüística para que más tarde la persona logre una comunicación más eficiente; así el niño aprende el valor de una palabra en una situación específica y luego extiende esa misma esencia al reconocer el posible uso del término evidenciando que el nuevo momento guarda algo en común con el anterior. Bien cabe señalar, el movimiento juega un papel fundamental en la etapa, desde el punto de vista psicolingüístico, desde la acomodación de los órganos del aparato fonador para producir sonidos hasta para aspectos de orden más general como generar posiciones en el tiempo y el espacio en lo que se habla, en línea con Barrera y Fraca (1999), el acto lectoescritor es una producción que proviene de un proceso psicolingüístico debido a que involucra de forma integrada las capacidades comunicativas (lingüística) y cognitivas de quien ejecuta dicho acto en forma conjunta o en cualquiera de sus dos formas, bien sea leer o escribir. Así mismo; dentro de los sistemas educativos en los cuales este proceso en ineludible; la no consolidación de estos aspectos en la edad escolar provocará dificultades en la persona cuando en el futuro escolar deba interactuar con los textos, por lo tanto para que se efectúe dicho proceso de manera óptima es necesario el dominio sobre las estructuras textuales y la comprensión de las mismas, proporcionando la mayor posibilidad de aproximar; por medio de estrategias bien direccionadas; al estudiante a la obtención del logro y consolidación del acto lectoescritor.

Según Heller y Thorogood (1995) “Los niños entre los 6 y 10 años de edad se encuentran en pleno desarrollo de sus capacidades perceptivo motoras necesarias para la adquisición de procesos y destrezas en lecto-escritura”. (p. 284) Dentro del ámbito de la educación física referido a la psicolingüística y a la comprensión de tales estructuras, se puede apreciar entonces que la internalización psicomotora previa en cuanto a niveles organizacionales, posicionales, temporales, espaciales, los cuales se ven representados en seriaciones, secuencias, estado, posiciones, entre otros que ocurren en un tiempo y espacio definido y que pueden ser descritas, son aspectos propios de hechos lingüísticos tanto orales como escritos de la narración y la descripción; así como también la exposición y la argumentación. Para quien presenta este artículo, tales aspectos son utilizados por los hablantes como los ingredientes cognoscitivos básicos para la construcción de la lingüística. Igualmente, bajo este mismo propósito, en concordancia con Condemarín, Chadwick y Milicic (1994), la asociación que existe entre el desarrollo del movimiento en el ámbito de la educación física como medio preparativo es indesligable, en tanto que la psicolingüística estudia la forma en que una persona aprende a decodificar lo que le es comunicado y el sentido en que toma dicho mensaje bajo el mismo código para re-direccionar y crear una codificación que le permitirá emitir un mensaje bajo aprendizajes previos, es decir que el proceso está sujeto a una serie de procesos previos que le dan forma y sentido al porqué del modo de expresarse del individuo.

Después de las consideraciones anteriores, la psicolingüística no solo se ve referida al habla, pues hay un código que emerge dentro del medio comunicativo del ser humano, este es comprendido como el lenguaje escrito, ante esto, se puede señalar a Saussure (1972) quien afirma: “Sin el concurso de los signos, seríamos incapaces de distinguir dos ideas de una manera clara y constante” (p. 155). Ante esto, es evidente que la semiótica es el estudio del origen de los signos, y valdría la pena recurrir a esta área para orientar mejor la influencia intencionada que tiene la educación física para el desarrollo de la lectoescritura, si el enseñante del área se aboca a direccionarla para tal fin, pero bien se deja claro que no es el todo para la temática, así que se tomará solo el concepto como referente de este espacio

En un momento más complejo se encuentra el estadio de representación y conceptualización, para llegar a dibujar (por llamar de alguna manera los primeros trazos sin intención), lo cual se da como proceso de iniciación, de la misma manera ocurre dentro del campo del movimiento, enfocar las actividades de clase para que el escolar ejecute movimientos que son representativos del acto lectoescritor. Así mismo, las diferentes posiciones en las que se realicen las actividades influyen en el aprestamiento para la adquisición del gesto grafomotor, al posicionarse decúbito dorsal o tumbado en el suelo, de pie frente a una pared o sentado en la silla. Estas técnicas plásticas constituyen los mecanismos grafomotores propiamente dichos, adiestramiento de los dedos, presión del instrumento, coordinación óculo-manual, igualmente el uso de materiales que funcionen como extensión de las extremidades superiores y que sirvan para manipular objetos.

En tal sentido, la situación descrita anteriormente muestra una serie de aspectos que pueden resultar como aprestamiento para la adquisición de la lectoescritura en diferentes momentos o niveles, pero aún existen aspectos que anteceden a los mismos, hablando netamente del acto cognitivo motor y de la preparación del mismo, el cual compromete al pensamiento en la resolución de problemas al ejecutar ejercicios, participar en juegos y actividades de recreación; en este caso de la lectoescritura; tales como las posturas y el cómo llegar a ejecutar tal o cual movimiento general del cuerpo, organizarse y ordenarse, por ejemplo, representan un hecho que marca el aprendizaje. De este modo, encajan las estrategias meta-cognitivas que han jugado un excelente papel en la última década en cuanto a las formas de aprendizaje que se promueven en los y las estudiantes para que usen de forma consciente, deliberada y oportunamente las estrategias utilizadas previamente en aprendizajes similares para el éxito académico, de este modo el cerebro va asimilando los acomodamientos, creación y reestructuración de las formas de pensamiento y la respuesta motora que trae consigo para la evolución que ve sus inicios en actividades que bien cabe señalar nuevamente, citando a Condemarín, Chadwick y Milicic (1994) le permitirán a los niños y niñas a estar listos para afrontar nuevos aprendizaje o perfeccionar y acomodar de acuerdo a su propia forma de resolución de problemas, los ya existentes.

La Influencia De La Lúdica Y La Recreación En El Aprendizaje De Las Tareas Psicomotrices

El ser humano desde que nace, está siempre sujeto a conjeturas externas; bien sea de sus padres o de cualquier otra persona; referentes a las actividades que puede realizar o no con respecto a su edad, sin embargo, está claro que las acciones cambian, así como las personas pasan de una etapa a otra de la existencia. Aun así, a lo largo de todo el proceso transformador de vida hay dos cosas que el ser humano requiere en todo momento sin importar la edad, ni la raza, ni condición social, política, económica, espiritual, entre otros, y estas son la lúdica y la recreación.

Precisando entonces, para afianzar el enunciado anterior, citando a García, A. Gutiérrez, F. Márquez, J. L. Román, R. Ruíz, F. Samper, M. (2000), la lúdica o juego provienen del vocablo latino locus que significa broma o diversión, entre tanto que, en términos pedagógicos, el juego es definido como una “Actividad lúdica que comporta un fin en sí misma, con la independencia que en ocasiones se realice con un valor extrínseco” (p. 12). Además, Huizinga (2007) plantea que el juego está compuesto por una serie de actividades o acciones motrices voluntarias y que al mismo tiempo poseen una serie de normas consentidas entre quienes juegan, las cuales son imperantes, anunciando que aquellas personas experimentan sensaciones múltiples de alegría y gozo al participar de estos hechos.

Entre tanto, la Unicef (2004) aportan una serie de ideas que enmarcan el juego o lúdica y la recreación, una de ellas es que el juego puede ser cualquier actividad física divertida que implique participación sin una estructura única de modelamiento, es decir que se presta para actuar libremente tanto de hecho como de personalidad, tal como lo expresa Huizinga (2007) “Todo juego es, antes que nada, una actividad libre. El juego por mandato no es juego”; la otra es que la recreación posee un moderador y está más organizada que el juego, sea por recursos a utilizar o normas; lo cierto es que la lúdica está contenida en la recreación y que ambas son practicadas en busca del placer y la felicidad. De esto se puede deducir que la recreación es aquella forma de organizar actividades que promuevan el goce, la alegría y el disfrute al realizar tareas con el propio cuerpo o con el uso de diversos objetos.

Ahora bien, existe otra concepción acerca de esta temática, enfocada desde el punto de vista de las corrientes teóricas del proceso de enseñanza – aprendizaje; como la psicopedagogía. Por muchos años dentro del ámbito educativo, la lúdica y la recreación han sido altamente criticadas de forma negativa (como una pérdida de tiempo), otras veces con referencias intermedias y también se ha observado y tomado como un aspecto altamente positivo dentro de los momentos de enseñanza aprendizaje. Para el presente estudio, el juego y la recreación representan una herramienta poderosa para proveer a los estudiantes de momentos pedagógicos que sirvan de aprestamiento para la adquisición de la lectoescritura y sobre las sustentaciones teóricas se sabe que no solo se facilita el aprendizaje de este factor sino que se adentra al favorecimiento de cualquier área, tal como lo expresa García et al…(2000) quienes añaden que el juego es considerado desde el punto de vista psicopedagógico como un elemento que brinda a cada escolar un sinfín de experiencias, estímulos y vivencias útiles para un adecuado desarrollo tanto afectivo, social, cognitivo, motriz y de auto - realización personal.

Así mismo los juegos recreativos como los planteados en esta investigación poseen una serie de características, entre ellas que deben ser placenteros, motivadores, que promuevan la participación, creador, imaginativo, expresivo y socializador, todo ello para contribuir a la formación de personas que puedan evolucionar más rápido ante situaciones nuevas de aprendizaje. Dentro del campo de la educación, el juego fue perdiendo vigencia a través de los años, en la actualidad, se observa que las sesiones de clase de educación física han sido rebasadas por los juegos rígidos y estandarizados (disciplinas deportivas) y el mismo sistema educativo apunta hacia ésta dirección, ante esto Parlebas (2001) opina que el cumplimiento de normas, el obtener una condición física, los entrenamientos, la competición y la búsqueda de resultados son aspectos tan formales que roban el gozo, el disfrute, la participación espontánea y libre de cualquier persona en las actividades ludomotrices que con el paso del tiempo se estandarizaron y se volvieron objeto de participación unos cuantos. La escuela representa un espacio tan especial y único para la incursión en el juego como medio para el aprendizaje que resulta imperioso atacar las debilidades de los educandos a nivel de aprendizaje desde este medio y así aprovisionarlos para que puedan avanzar en su nivel académico.

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