Artículos
Recepción: 07 Diciembre 2021
Aprobación: 22 Diciembre 2021
Resumen: En este artículo se analizaron las perspectivas que tienen los estudiantes universitarios acerca de la contribución que otorga la formación académica en el desarrollo del emprendimiento. Esta investigación tuvo un enfoque cuantitativo-descriptivo, que permitió diseñar una encuesta dirigida a estudiantes del área empresarial provenientes de las principales universidades de Paraguay. Para el análisis de los datos obtenidos se empleó la estadística descriptiva. Los resultados muestran que la mayoría de los estudiantes universitarios se reconocen como emprendedores, incluso, entre ellos, hay quienes ya poseen un negocio en marcha mientras que otros manifiestan estar interesados en hacerlo al culminar su formación universitaria. La motivación principal que estimula entre los estudiantes encuestados el inicio de un emprendimiento guarda relación con su deseo de obtener ingresos o incrementar los ingresos que ya poseen. Otra de las motivaciones identificadas se relaciona con el autoempleo, es decir, con la aspiración de los jóvenes universitarios a alcanzar la independencia personal. La formación universitaria contribuye a desarrollar soluciones innovadoras para los problemas del entorno, a conocer las características del mercado, a identificar las oportunidades de negocio y a saberlas gestionar en torno a la formación de emprendimientos. Como resultado de esta investigación también se pudo constatar que los estudiantes identifican que las universidades no cuentan con una formación encaminada a tolerar el fracaso y tampoco con programas o iniciativas que financien los proyectos concebidos dentro las aulas universitarias, por lo que la formación de docentes expertos en emprendimiento debería ser un requisito en las universidades de Paraguay.
Palabras clave: educación, emprendimiento, formación universitaria, autoempleo.
Abstract: This article analyzes the perspectives of university students on the contribution of academic training to the development of entrepreneurship. This research had a quantitative-descriptive approach, which allowed the design of a survey directed to the students of the entrepreneurial area from the main universities in Paraguay. Descriptive statistics were used for data analysis. The results show that most of the university students recognize themselves as entrepreneurs, and some already have a business in progress, while others intend to undertake it when they finish their university studies. The main motivation is related to obtaining income and/or increasing the income they already have. Another of the motivations identified is related to self-employment, that is, being independent. University education contributes to developing innovative solutions to environmental problems, knowing characteristics of the market, identifying business opportunities, and knowing how to manage them around the formation of enterprises. As a result of this research, it was also found that students identify that universities contribute very little to learning how to tolerate failure and do not have programs or initiatives that finance projects conceived in university classrooms, so the training of expert entrepreneurship teachers should be an essential requirement in the universities of Paraguay.
Keywords: contribution, education, entrepreneurship, university education, self-employment.
Introducción
Alvarez-Sousa, (2019) indica que el emprendimiento constituye un motor clave para el empleo, crecimiento y progreso de los países. Los emprendedores son actores fundamentales en el proceso de desarrollo y en el incremento de la productividad e innovación para las naciones. El emprendimiento juega un rol clave como herramienta de movilidad social y como instrumento de inclusión social.
En este artículo se analizan las perspectivas de los estudiantes universitarios sobre la contribución de la formación académica en el desarrollo del emprendimiento. Con esta finalidad, primero, se planteó elaborar un perfil de los estudiantes universitarios que intervinieron en el estudio, luego, determinar los motivos que los impulsa a emprender y, finalmente, a explicar, desde la perspectiva de estos, cómo la formación académica contribuye al desarrollo del emprendimiento.
La innovación es una herramienta clave para un emprendedor, pues en manos de este la convierte en la fuente de un recurso efectivo. Por otro lado, teniendo en cuenta la conceptualización utilizada por Shane y Venkataraman (2000), mencionada por Ripolles (2011), se asume que para emprender es necesario que exista una persona creativa (o un equipo de personas) –en adelante persona emprendedora–, que sea capaz de identificar una nueva oportunidad económica y de conseguir los recursos necesarios para explotarla.
Para Torres S. (2012), el emprendedor es la persona capaz de asumir el riesgo de llevar una idea a su realización efectiva. Por lo general, esta idea se convierte en realidad por medio de la constitución de un negocio o empresa concebidas con entusiasmo y de la capacidad de gestión de sus mentores. Muchas veces el espíritu emprendedor aparece en las circunstancias más adversas, en los momentos menos esperados y se va desarrollando de diferentes formas de acuerdo a las características de quien lo posee. Actualmente, el término “emprendedor” ha tomado fuerza y relevancia en la sociedad; día a día se evidencia un incremento en el número de personas que deciden lanzar una propuesta innovadora en el mercado, desafiando los riesgos que puedan existir. Es interesante reparar que este fenómeno se presenta con frecuencia en jóvenes universitarios, que, a través de sus ideas, generan alternativas de autoempleo para hacer frente a la creciente tasa de desempleo en el país.
Fong et al. (2017) resaltan la capacidad de la Teoría de Recursos y Capacidades para explicar el éxito o el fracaso de una empresa, aun cuando se la pueda considerar una teoría todavía en desarrollo. Además, estos autores señalan que dicha teoría plantea una compleja discusión respecto a su naturaleza y alcance, pues existen diferentes enfoques para explicar estas cuestiones, como el enfoque desarrollado Wernerfelt (1984). que basa su explicación en los recursos, o aquel otro, propuesto por Teece, Pisano y Shuen, (1997), que da cuenta sobre de estos temas a partir de las capacidades dinámicas, o, finalmente, como el formulado por Grant (1996) que sustenta su explicación en los conocimientos.
En este trabajo, para valorar el funcionamiento de los emprendimientos, se considera la propuesta de Grant (1996) en lo que respecta a los conocimientos, las destrezas especializadas y las motivaciones de los emprendedores. Por lo tanto, el principal foco de atención en este estudio es el emprendedor, pues se lo considera como el principal recurso humano de un emprendimiento, en la medida que es este quien lo concibe, lo pone en marcha y lo desarrolla. En ese sentido, esta investigación analiza el rol que cumplen los gestores (emprendedores) y las acciones que impulsan estos en el momento de estructurar, organizar y aprovechar los recursos para alcanzar el rendimiento óptimo de una empresa.
Vargas (2013), citando a Roy (1999), explica que:
el emprendedor se vincula a la capacidad manifiesta y deseo de los individuos, ya sea por ellos mismos o mediante equipos, dentro o fuera de las organizaciones existentes, para crear nuevas oportunidades económicas, esto es, nuevos productos, nuevas formas de organización, nuevos métodos de producción, etcétera, e introducir sus ideas en los mercados, haciendo frente a la incertidumbre y a otros obstáculos, adoptando decisiones sobre la localización, en la forma y uso de los recursos y de las instituciones. (p. 174)
Por otro lado, Marulanda et al. (2014), citando a Barba & Atienza (2011), explican que la decisión de crear y poner en marcha de una empresa es el resultado de las motivaciones e intenciones empresariales del individuo, que varían de acuerdo con los rasgos de su personalidad y habilidades.
Teece, Pisano, & Shuen (1997), citado por Vargas J. (2013), mencionan que las capacidades de la empresa están soportadas por sus procesos organizacionales, es decir, por las rutinas organizativas que se realizan en ella, y que se resumen en tres funciones: la integración-coordinación (un concepto estático), el aprendizaje (un concepto dinámico) y la reconfiguración. Las implicaciones del aprendizaje involucran tanto habilidades de la organización como del individuo; el conocimiento organizacional generado por las actividades cotidianas que se realizan en la empresa se refleja en nuevos patrones de actividad, en rutinas o en una nueva lógica de organización. El emprendimiento es una de esas acciones que surgen de la combinación de estad capacidades y estos recursos individuales o colectivos, que permiten, de cierta manera, al aplicar diferentes estrategias, conducir y producir el éxito de lo emprendido (empresas, proyectos, acciones, etc.). Así, a través del tiempo, varios autores se han encontrado con un amplio número de interpretaciones para explicar y conceptualizar dicho movimiento. Sin embargo, mediante la combinación de las teorías mencionadas, se podría afirmar que, en general, los emprendedores son visionarios, lideres e innovadores creativos, que aprovechan las oportunidades para promover el éxito financiero individual y social del este.
El presente trabajo se centra en la educación emprendedora, específicamente, en lo que refiere a la formación universitaria y a la manera en cómo una carrera o proyecto académico contribuye al desarrollo del emprendimiento.
Educación y Emprendimiento
Bernal Guerrero & Donoso González (2016), explican que la relación entre educación y desarrollo es compleja, pues se mueve en un ámbito de incertidumbre y nuevas interrogantes que giran acerca de la función y la pertinencia de la educación, principalmente, de la formación universitaria. La educación se convierte en un facilitador del emprendimiento cuando esta promueve que los alumnos sean capaces de imaginar, emprender, crear y valorar acciones o proyectos individuales o colectivos con creatividad, seguridad, responsabilidad y sentido crítico.
La educación emprendedora es la disciplina que sistematiza los conocimientos y las habilidades que permitan incluir el emprendimiento como parte de los programas educativos correspondientes a las enseñanzas primaria, secundaria o terciaria (superior) de las instituciones educativas oficiales de cualquier país (GEM, 2015).
La formación emprendedora es el cuerpo de conocimientos y habilidades necesarios para la preparación de la puesta en marcha de un negocio o empresa, por lo tanto, la educación juega un papel fundamental para desarrollar la creatividad, el talento y la capacidad de innovación; características propias de la persona emprendedora (Autio & Acs, 2010).
Paños Castro (2017) menciona que, en este siglo, los docentes deberían incluir la formación en la competencia emprendedora en todas las etapas educativas, desde la educación básica obligatoria hasta la educación superior, es decir, que el sistema educativo debe constituirse en facilitador de la cultura emprendedora. Esto quiere decir que no solo el estudiante necesita de una formación en emprendimiento, sino que el facilitador de esta tarea, docente, también, de tal forma que este se convierta en un emprendedor académico capaz de fomentar y lograr una cultura emprendedora. De igual manera, esta autora manifiesta que las instituciones educativas no deberían ser pasivas en este proceso, sino por el contrario deberían ser capaces de adaptarse a las nuevas demandas del siglo XXI, respondiendo de manera asertiva a los cambios que el nuevo contexto demanda. Con ello, se garantizaría una oferta de calidad educativa a los alumnos, que les permita capacitarse para resolver problemas reales, al mismo tiempo que desarrollen al máximo sus potencialidades.
Sánchez García et al. (2017) indican que la formación emprendedora consiste en identificar contextos que fomenten la iniciativa empresarial en los estudiantes. Para ello plantean la necesidad de establecer mecanismos adecuados para que la innovación y el emprendimiento sean considerados fundamentales en el proceso educativo, así como de promover la formación docente en metodologías no tradicionales en los procesos de innovación y aprendizaje que faciliten el desarrollo de la creatividad y la puesta en marcha de las ideas.
Wilson et al. (2007) encontraron una relación positiva entre la educación superior de las mujeres y el aumento en la tasa de mujeres emprendedoras.
Enseñanza del emprendimiento en la universidad
Campos y Méndez (2013) manifiestan que la enseñanza del emprendimiento debe ir direccionada hacia la formación de ciudadanos emprendedores desde una perspectiva de creación del emprendimiento y un enfoque didáctico del aprendizaje basado en problemas. Ahora bien, la enseñanza en la universidad y, en especial, las facultades de Ciencias Económicas deben dar a sus estudiantes la oportunidad de ser empresarios. El mercado laboral cada vez se encuentra más limitado, tanto para el profesional independiente como para el que se halla en relación de dependencia. Se ofrecen menos oportunidades laborales para el profesional formado en Ciencias Económicas. Si faltan empresas para trabajar, generar empresas debería ser el objetivo de un estudiante graduado en carreras como la mencionada.
El autor Dehter (2001) expresa que carreras como las citadas se han concentrado en la enseñanza de conocimientos teóricas y poco prácticos, lo que ha originado que sus estudiantes actúen de forma pasiva. Asimismo, plantea que, los estudiantes formados en estas disciplinas, necesitan introducir en su formación, no solo información actualizada recogida en folletos, libros o videos, sino también la experiencia práctica, de tal manera que se complemente su aprendizaje teórico.
Motivos para emprender
Taboada & Guerrero (2009) indican que es elevado el porcentaje de jóvenes que no considera la opción de emprender un negocio como una salida profesional atractiva. Este dato incluye incluso a aquellos que están formándose para dirigir empresas (estudiantes del área empresarial), lo que muestra la pérdida del espíritu emprendedor.
Kantis et al. (2012) mencionan que el grado de valoración social del rol del emprendedor y de la innovación, la actitud frente al riesgo y la necesidad de logro de las personas, la horizontalidad y apertura de los empresarios para interactuar y compartir sus experiencias con terceros son aspectos que influyen sobre la deseabilidad y factibilidad de crear una empresa.
Por su parte, Ács et al. (2014) señala que existe un reconocimiento empírico y teórico generalizado de que la acción empresarial a nivel individual está regulada por factores contextuales, como la cultura, las instituciones formales y la disponibilidad de recursos.
Kantis et al. (2004) advierten que son varios los factores que inciden sobre el proceso emprendedor, como, por ejemplo, el financiamiento, los recursos humanos, la información, los servicios profesionales. Esto a su vez influye de manera diferente en las distintas etapas del desarrollo del emprendimiento (idea, puesta en marcha y desarrollo). Además, los autores explican que la presencia de bienes públicos, como la educación o la cultura emprendedoras de una región inciden significativamente en el emprendimiento.
Perfil de estudiantes emprendedores
Sánchez García et al. (2017), refiriéndose a Ajzen (1991) y la teoría de comportamiento planificada desde el abordaje psicológico, explican que los valores comportamentales en la variable estudiantil emprendedora son inconclusos, pues se utilizan las mismas variables que se las usa en el ámbito empresarial: necesidad de logro, locus de control, disponibilidad a tomar riesgos, tolerancia a la ambigüedad, innovación y autoconfianza. Los autores manifiestan que, al momento de establecer un perfil emprendedor en esta población, se parte del presupuesto de que poseen estas características.
El contexto de estudio
Según el último Reporte Global 2019/2020 del Global Entrepreneurship Monitor (GEM) en Paraguay, áreas como educación empresarial en colegios, investigación y desarrollo y políticas públicas de apoyo deben fortalecerse para mejorar las condiciones del emprendedor. Por otro lado, el índice NECI (National Entrepreneurship Context Index), que expone en cifras la situación de un país en el contexto global en relación con el desarrollo de actividades emprendedoras, ubica, en el top 5, a Suiza, a la cabeza, Países Bajos, Qatar, China y Emiratos Árabes Unidos. En contraste, de los 54 países de economías medidas, Paraguay, Puerto Rico e Irán se encuentran en los últimos tres lugares, respectivamente.
Paraguay es uno de los países de ALC con la mayor incidencia de jóvenes que desempeñan empleos informales. Casi 72% de los jóvenes que trabajan lo hacen de este modo, lo que supera en unos 20 puntos porcentuales el promedio de 52% de ALC. Además, este porcentaje asciende a 99% y 94% entre los jóvenes que viven en hogares de pobreza extrema y moderada, respectivamente, frente al 82% y 61% en hogares vulnerables y de clase media (OCDE/CEPAL/CAF, 2016).
El modelo político de distribución geográfica, el poco desarrollo urbanístico de varias ciudades y su escasa infraestructura ocasionan que en Paraguay la mayor actividad económica se concentre en las zonas urbanas, aunque tampoco en todas ellas, solo en las principales ciudades, como Asunción, capital y su área de influencia, denominada Gran Asunción. Luego, con un menor desarrollo económico, se sitúan las capitales de los Departamentos de Alto Paraná e Itapúa, que son las regiones más desarrolladas económicamente del país, debido a que poseen mayor infraestructura y acceso a recursos. Esto implica también que las instituciones de formación, como aquellas organizaciones importantes que promueven el emprendimiento, se encuentren en la capital, y, por tanto, tienen menos presencia en el interior, especialmente, en las zonas rurales. Por otro lado, cabe señalar que muchos jóvenes crean empresas en las universidades, pero pocos lo llevan a la práctica. La mayoría se queda en el papel como proyectos o trabajos de alguna de las asignaturas vinculadas con el emprendimiento. En otros casos, incluso, no llegan a plasmarse en ningún documento, solo quedan como intenciones en las cabezas de los estudiantes. En definitiva, estas circunstancias en el contexto académico, junto a la falta de acceso a recursos o de algún tipo de apoyo frustran cualquier intento de llevar a la práctica el potencial emprendedor de los estudiantes.
Borda et al. (2020), en su trabajo Cuentapropismo en Paraguay, mencionan que cerca de un tercio de los trabajadores en Paraguay son cuentapropistas. La Organización Internacional del Trabajo (OIT) ha definido a este segmento de trabajadores como aquellos que laboran por cuenta propia o generan autoempleo, con uno o más socios, sin contar con dependientes en forma continua. Los autores citados afirman que la remuneración salarial y el autoempleo varían significativamente dependiendo del contexto nacional en el que se encuentren, es decir, de acuerdo a la presencia o no de instituciones nacionales de apoyo, el tipo de ambientes regulatorios y las “reglas” informales que se construyen alrededor de la cultura, las tradiciones, las costumbres y los códigos de conducta no oficiales. Además, existe una relación inversa entre el ingreso per cápita y la proporción de personas vinculadas al autoempleo. Por otro lado, estos autores, citando a Masi (2002), mencionan que la informalidad laboral en el Paraguay tiene como actores predominantes a los cuentapropistas. Los mismos operan como microempresarios, principalmente en el sector de servicios, comercio minorista y actividades agrícolas. En su mayoría están concentrados en gran medida en las áreas urbanas y se caracterizan por tener niveles muy bajos de educación e ingresos. El autor argumenta que el crecimiento del sector informal en el Paraguay obedece a dos factores; el uno relacionado con la migración rural-urbana creciente desde los comienzos de la década de los ochenta del siglo pasado, y el segundo, con el crecimiento propio de la población de los centros urbanos donde la entrada de la nueva fuerza laboral no puede ser absorbida totalmente por las empresas del sector formal.
Materiales y Métodos
Esta investigación tiene un enfoque cuantitativo-descriptivo. La estrategia utilizada fue una encuesta aplicada mediante cuestionario electrónico, enviado a grupos de estudiantes del área empresarial de las principales universidades del país, ubicadas en los 17 departamentos de Paraguay y su capital. Para medir las opiniones y actitudes de la muestra de estudio, se utilizó una escala de Likert con puntuación de 1 al 5, donde 1 representa el valor mínimo y 5, el valor máximo. La muestra está compuesta por 317 estudiantes de grado y postgrado. Los datos fueron colectados durante el mes de junio del año 2021. Para facilitar el acceso a los estudiantes se contactó con docentes y directivos de las principales universidades a través de la Dirección Nacional de Emprendimiento y la Red Paraguay Emprende. En tanto que, para la validación del instrumento, se realizó una prueba piloto cuya escala fue sometida a una prueba de fiabilidad. Su resultado fue un Alfa de Cronbach de 0,973, lo que indica un valor superior al 0,70 establecido como rango para la validación. Para el análisis de datos se utilizó la estadística descriptiva.
Resultados
Características de la muestra
La muestra de este estudio está compuesta por 66,9% de mujeres y 33,1% de varones. De estos, el 85,7% reside en el área urbana y el 14,3%, en la zona rural de Paraguay. En relación con la edad, el 90% son jóvenes, entre 18 y29 años. Con respecto al grado académico, el 90,3% está cursando estudios de grado, en su mayoría em universidades públicas. Y el 95% de la muestra provienen de ciudades del interior del país.
Con relación a la carrera o programa cursado, más de la mitad (61,4%) son estudiantes de Contaduría, mientras que 18,4% son de Administración, 7,5%, del área de Informática. El resto corresponde a otras carreras del área empresarial.
El 99,7% de los entrevistados manifestaron conocer lo que significa la palabra emprendedor e identificar acciones que realiza un emprendedor. Otra característica importante de los estudiantes entrevistados, que se midió en este trabajo, fue la autovaloración de estos sobre sí mismos como emprendedores. En este sentido, el 65,4% de los estudiantes se considera emprendedor, mientras que el 34,6% manifestaron lo contrario. El 68,8% cree tener los conocimientos, habilidades y experiencia para poner en marcha un negocio. Por el contrario, solo el 31,2% dijo no poseer estos atributos para emprender (Tabla 1).
Más de la mitad de los estudiantes entrevistados manifestaron que no poseen emprendimientos en marcha en el mercado, es decir, no están emprendiendo. Sin embargo, una buena proporción (31,2%) ya lo han hecho.
Los resultados indican que el 8,1% de los estudiantes no piensa emprender mientras que el 91,3% indicó que tiene la intención de hacerlo cuando termine la carrera o el programa de postgrado (Tabla 2).
En tanto a los motivos principales para emprender que manifestaron los estudiantes universitarios, se observa que la variable motivingr muestra un mayor promedio. Esta variable plantea la idea de que la motivación para emprender es el aumento del nivel de ingresos. En segundo puesto de las motivaciones se encuentra el hecho de generarse un empleo propio (autoempleo o cuentapropismo), representada por la variable motivlab. Cabe señalar que entre las dos primeras motivaciones existe muy poca diferencia, según la varianza observada. La variable motivflia, que representa el deseo de emprender para trabajar con la familia, estableció un promedio de 4.17 en la escala empleada. El motivo de mantener la tradición familiar (motivtrad), es decir, emprender para seguir con un negocio familiar muestra poca valoración por parte de los estudiantes entrevistados (Tabla 3).
En la Tabla 4 se observa que la formación recibida en la universidad, según los estudiantes entrevistados, contribuye casi en igual medida a desarrollar soluciones innovadoras para problemas del entorno; a identificar oportunidades de negocio; a gestionar el emprendimiento; a desarrollarlo y a conocer el entorno del mercado. Los aspectos en los que se observan medias menores sobre la contribución que realiza la formación académica se relaciona con la definición de la idea de negocio, así como con la puesta en marcha de un nuevo emprendimiento. El aspecto que se considera que está menos presente en la formación académica es aquel orientado a desarrollar la capacidad del emprendedor a tolerar el fracaso.
Conclusiones
En este artículo se analizaron las perspectivas de los estudiantes universitarios sobre la contribución de la formación académica para el desarrollo del emprendimiento. Los resultados muestran que la mayoría de los estudiantes universitarios se reconocen como emprendedores; algunos ya poseen un negocio en marcha mientras que otros tienen intenciones de emprender al culminar su formación universitaria. La motivación principal para hacerlo está relacionada con el deseo de obtener ingresos o aumentarlos; este último sobre todo es una demanda de quienes trabajan en relación de dependencia. El otro factor motivacional es el autoempleo, es decir, ser independiente y crearse su propio puesto laboral. Por otro lado, también se pudo constatar que para los jóvenes la formación universitaria tiene un rol importante en el desarrollo de soluciones innovadoras para problemas del entorno; en la identificación de oportunidades de negocio, así como en la gestión del emprendimiento y en el conocimiento del entorno del mercado. Asimismo, el estudio identificó que los estudiantes perciben que las universidades contribuyen muy poco para tolerar el fracaso y a concretar sus proyectos de emprendimiento nacidos en las aulas universitarias debido a la ausencia de programas o iniciativas que financien estos. Otra de las demandas imprescindibles identificada por los estudiantes en el estudio es la de contar con docentes expertos en emprendimiento dentro de las universidades.
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