Reseña
Relatos biográficos sobre ciudadanía
Biographical stories on citizenship
![]() | Castañeda Rentería L.I., Alvizo Carranza C.. Mujeres y ciudadanía: relatos biográficos de experiencias de violencias, desigualdades y negación de derechos. 2021. Estado de México. SB editorial, Universidad Autónoma del Estado de México.. 112pp.. 987-987-8384-59-7 |
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Mujeres y ciudadanía: Relatos biográficos de experiencias de violencias, desigualdades y negación de derechos es una obra colectiva compuesta de siete capítulos que analizan desde las perspectivas biográfica, de género e interseccional como diversos casos de mujeres —trans, indígenas, pobres y trabajadoras— en contextos rurales y urbanos. Estas mujeres no sólo construyen y negocian la manera en que ejercen su ciudadanía, sus derechos y obligaciones, sino también profundizan en la “experiencia subjetiva y corporizada de la vivencia de una ciudadanía de ‘segunda clase’” (p. 7). Es decir, aunque las mujeres analizadas poseen ciertos derechos, no pueden ejercerlos plenamente debido a que sus identidades de género y sexuales desafían las nociones tradicionales del orden de género y del sistema heteronormativo.
Las autoras y los autores se apoyan de una sólida crítica feminista que cuestiona la tríada del modelo de ciudadanía propuesto por el sociólogo británico Thomas Humphrey Marshall, formulada en su libro Ciudadanía y clase social (1950). En esta obra, Marshall diferenciaba tres fases históricas de la ciudadanía: civil (siglo XVIII), política (siglo XIX) y social (siglo XX), derechos adquiridos por los hombres ciudadanos de acuerdo con el desarrollo del sistema capitalista inglés. Su ensayo pretendía explicar el surgimiento del Estado benefactor, donde los hombres ciudadanos ejercen sus derechos a través de estos tres tipos de ciudadanía.
Las editoras del libro se apoyan de la crítica feminista, la cual sostiene que este modelo liberal y masculino de ciudadanía ha excluido a las mujeres, impidiéndoles constituirse como sujetos plenos de derecho. Feministas estadounidenses, inglesas y de América Latina han señalado que el modelo de Marshall es insuficiente. Dicha crítica reflexiona sobre las interrelaciones entre lo que culturalmente se piensa acerca de la diferencia sexual, la dignidad de los sujetos y la ciudadanía. Esta perspectiva permite ir más allá de la ciudadanía civil, política y social, para hablar también de ciudadanía cultural y económica, así como de sus múltiples dimensiones en una sociedad. Como sostienen las editoras Castañeda y Alvizo, “la ciudadanía es una categoría que debe ser analizada no sólo desde la perspectiva de las diferencias asignadas a la diferencia sexual, sino también en términos históricos, interseccionales y atendiendo a las particularidades del contexto regional en que se desarrollan” (p. 19). Proponen entender la ciudadanía no sólo como un estatus político, sino también como el “reconocimiento estatal de los sujetos que pueden interperlarlo para el cumplimiento de sus derechos, y cuyas circunstancias de vida deberían constituir la condición de posibilidad de dicha interpelación” (p. 23).
Lo novedoso del libro es la perspectiva biográfica, que permite examinar cómo la ciudadanía —civil, política, social— es cuestionada, negociada y construida a través de las experiencias y subjetividades de diversas mujeres en distintos espacios —laborales, familiares, comunidades indígenas, agentes del Estado en la administración pública—. La biografía, como ha sostenido la historiadora estadounidense Mary Kay Vaughan (2019, p. 25), parte del “principio de que las personas están situadas ‘dentro de las estructuras sociales y los regímenes discursivos, pero no están presas dentro de ellos’”.
Los capítulos en este libro muestran cómo distintas mujeres, en distintos escenarios, reflexionan sobre su condición de ciudadanas con derecho y las dificultades cotidianas, legislativas y administrativas que enfrentan para ejercerlos (p. 22). A pesar de las desigualdades por etnia, clase social y género, estas mujeres toman decisiones y actúan para desafiar y transformar estas discrepancias.
Un análisis detallado de esta lucha se refleja en los capítulos de Elizabeth Carrillo Hernández y Paola Lazo Corvera, quienes examinan las experiencias de dos mujeres trans (Alondra y Virginia) que han sufrido violencia y negación de sus derechos debido a su identidad de género. Carrillo Hernández analiza el caso de Alondra, una mujer trans a quien agentes del Estado separaron de su hija al considerarla “inadecuada” para ser madre, debido a su identidad de género no normativa. Alondra representa una ciudadanía de segunda clase, ya que se le restringen o niegan derechos en el ámbito familiar por desafiar el orden moral dominante.
El capítulo de Lazo Corvera estudia el caso de Virginia, una mujer trans que lucha por su derecho a la autodeterminación de identidad de género en Guadalajara, tanto en su vida personal como en su lugar de trabajo. Este capítulo contribuye a los estudios sobre ciudadanía al “reconocer que no se es radicalmente libre, pero sí se tiene la libertad y la capacidad de agencia para luchar en contra de los efectos restrictivos de estas formaciones, genera poco a poco fisuras institucionales que impulsan paulatinamente un cambio en el orden social” (p. 33).
Por su parte Ana Georgina López Zepeda analiza el caso de una mujer integrante de una cooperativa de mujeres indígenas tzetales del ejido Zaragoza, municipio de Ocosingo, Chiapas. La autora subraya que “las mujeres indígenas rurales han estado históricamente excluidas de sus derechos, no solamente por ser indígenas, sino también por sus condiciones de género y pobreza” (p. 54). Algunas mujeres indígenas que participan en cooperativas logran sentirse más libres y progresar, al obtener remuneraciones por su trabajo. López Zepeda concluye en que es necesaria “la construcción de una ciudadanía pluricultural y el reconocimiento como sujetos individuales y colectivos para reconocer las especificidades, experiencias y políticas de identidad” (p. 66).
Karla Tinoco y Felipe Alonso Robinson abordan el caso de Elizabeth, una joven embarazada quien experimenta la vulneración de sus derechos al recibir atención médica para la supervisión de su embarazo, en un contexto de violencia estructural. En esta misma línea, el capítulo de Hazel Dávalos, titulado “Ni ella está muerta, ni yo estoy viva”, resulta especialmente interesante. Dávalos concluye que “quien vive una desaparición tiene una necesidad de expresar el sentimiento que se genera, pero estas experiencias pocas veces son escuchadas por una mayoría que busca evadir el conocimiento del dolor de quien sufre […] [Estas madres] son quienes desde su propia experiencia pueden constatar cómo han sido invisibilizadas cada vez que se manifiestan y como se les ha hecho callar cada vez que gritan el nombre de sus hijas. A ellas y a sus hijas no se les ha hecho justicia” (pp. 95-96).
El capítulo de Giovana Patricia Ríos Godínez explora los retos, límites y la resolución de los conflictos en contextos de desigualdad de género en la mediación familiar.
En este sentido, Mujeres y ciudadanía es más que una colección de relatos: es un llamado a repensar las estructuras que sostienen las desigualdades y a reflexionar sobre cómo las experiencias biográficas pueden transformar nuestra concepción de la ciudadanía. Es un libro dirigido a especialistas en ciencias sociales, antropología e historia, pero también accesible para cualquier lector o lectora que se interese en comprender cómo las mujeres, a través de sus historias de vida, desafían y reconfiguran los límites de una sociedad más justa y equitativa.