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DOSSIÊ

Conferência “Nuevas concepciones de la Geografía” Milton Santos

Renata Rogowski Pozzo

Percursos

Universidade do Estado de Santa Catarina, Brasil

ISSN-e: 1984-7246

Periodicidad: Cuatrimestral

vol. 23, núm. 51, 2022

revistapercursos.faed@udesc.br



DOI: https://doi.org/10.5965/1984724623512022306

Nota:

Esta conferência foi proferida por Milton Santos no V Encontro de Geógrafos da América Latina, realizado em Havana (Cuba) em 1995. Foi transcrita e publicada originalmente em 2005, junto a uma compilação das falas dos participantes de uma homenagem feita a memória do professor na Faculdade de Ciências da Universidade da República (Montevidéu – Uruguai) em 2001. Tal edição foi coordenada pelo Professor Alvaro López Gallero, a quem agradecemos a autorização para a presente publicação, bem como a Professora Raquel Alvarado, do Departamento de Geografia da Universidade da República, que estabeleceu contato com o professor, atualmente jubilado. Agradecemos também a Marie-Hélène Tiercelin, por igualmente autorizar esta publicação. Por fim, agradecemos a Professora Mónica Arroyo, que nos enviou o original impresso que serviu de base para esta nova publicação.

Nota presente na transcrição original, de 2005:

Se transcribe a continuación una de las más brillantes conferencias del Dr. Milton Santos: la que tuviera lugar en el Palacio de las Convenciones de La Habana, Cuba, el dia 2 de agosto de 1995, en el marco del V Encuentro de Geógrafos de América Latina. Esta conferencia es previa a la publicación de su valiosa obra La naturaleza del espacio. En la medida de lo posible, la hemos mantenido en su versión original: en español con giros de lenguaje portugués.

El expositor dedicó la conferencia a los profesores Sonia Montiel (Coordinadora del Encuentro), Roberto González (Secretario), Carmen Sara Nápoles (Secretaria Científica) y Antonio Núñez Jiménez (geógrafo, dirigente de la Reforma Agraria en Los comienzos del proceso revolucionario cubano). El texto contiene varias referencias a las discrepancias de Santos con la línea ideológica y epistemológica seguida por las autoridades de la Unión Geográfica Internacional, la que simultáneamente desarrollaba su Conferencia Regional en el mismo Palacio de las Convenciones de La Habana.

Esta charla que va a durar 50 minutos para permitir un debate después, tendrá tres partes: I. Alrededor del mundo y de sus decisiones; 2. Acerca de los dilemas que la Geografía enfrenta en ese mundo y 3. Algunos de los aspectos de mi propio trabajo, algunos de los aspectos de la disciplina en este fin de siglo.

¿Están entendiendo lo que estoy hablando? (los asistentes asienten). Entonces puedo continuar, estoy autorizado!

Quería decir, en primer lugar, que hay que distinguir entre mundo y visiones del mundo. Esa será la conclusión de lo que luego voy a enunciar. Hay que distinguir el mundo que se fabrica hoy, del mundo que se puede fabricar también hoy. Vivimos un mundo que no conocemos en sus realidades, en sus posibilidades, por que lo que nos presentan como mundo son visiones del mundo. Nunca, en toda la historia de la Humanidad, el trabajo de falsificación de la realidad ha alcanzado la cumbre a la que asistimos hoy. La Humanidad es víctima de un trabajo pertinaz de falsificación y, lo que es más grave, ese trabajo de falsificación es frecuentemente secundado, y a veces es responsabilidad primera, de los que deberían denunciar estas visiones del mundo. Muchas instituciones de investigación, de enseñanza y de cultura funcionan como instrumentos en función de visiones del mundo que no son el mundo, y que no pueden llevar a explicar el mundo que deseamos.

Esta es la importancia de reuniones como los encuentros latinoamericanos de geografía, es un trabajo de desmistificación de la realidad global fácil.

Existe una Geografía oficial del mundo, y aún peor, que busca la construcción de un mundo que no queremos.

El mundo está formado por cosas, naturales y artificiales, por hombres, por las relaciones entre los hombres, entre los hombres y las cosas, entre las cosas y las cosas, por intermedio del hombre; así se hace la acción humana encuadrada por formas y por normas. Las visiones del mundo son por una parte interpretaciones de la estructura del mundo. Es decir, de las relaciones y proporciones entre cosas, hombres y relaciones sociales que definen los comportamientos. Pero las interpretaciones son también invitaciones a los comportamientos, sus versiones diseccionan lo que hace, y por eso se hace importante obtener las interpretaciones correctas.

La Geografía, nuestra grande y modesta disciplina, fue definida por André Cholley, de una manera muy sencilla, como la "Descripción razonada del mundo y de los lugares". Es decir, no basta describir sino que hay que saber lo que se describe. Y hay que tener atrás, antes de abordar la descripción, un cuadro de referencia teórico que permita una discusión. Porque cada vez que proponemos algo que no puede ser discutido, no estamos contribuyendo al conocimiento, no estamos constituyendo una teoría, un método; estamos, a lo máximo, representando un discurso y los discursos no tienen eficacia política si no tienen una base teórica .

Es necesario hoy una descripción que sea interpretativa y que tenga como base un esquema de pensamiento en el cual de un lado está el mundo, y de otro están los lugares. El mundo presentado como un conjunto de posibilidades, que uno toma o no, que uno usa o no, y que, ciertamente, usa de forma diferente según los lugares. El mundo es un conjunto de posibilidades; los lugares, las oportunidades para la realización de esas posibilidades.

Pienso que es un esquema con el cual los geógrafos podemos empezar a trabajar.

Me aparece la idea de un físico alemán, Heisenberg, cuando escribe que el método modifica su objeto; los objetos no existen per se; los objetos son lo que los métodos deciden que sean. De ahí la importancia del método, de ahí por qué el intelectual no puede trabajar ciegamente lo que llama la realidad, porque la realidad la construye él. La ventaja es la construcción, que es nuestra fuerza. Si las cosas tuvieran un papel autônomo, el futuro estaría muerto. Y el futuro no está muerto.

Ahora estamos en plena fase de la postmodernidad, víctimas del proceso de conocimiento que la modernidad ha impuesto. La modernidad ha impuesto a la Humanidad, en sus tres siglos de vigencia, el método que aprendemos de nuestros maestros europeos y que conduce a ver la realidad de una manera dual y que, en consecuencia, impide ver la realidad. Es la separación, que está en todas partes, entre naturaleza y sociedad, entre natural y artificial, entre objeto y sujeto, y sobre todo, entre razón y sentimiento. Es como si debiéramos separar de un lado a Boyle y de otro lado colocar a Hobbes, fundadores, uno de las Ciencias Naturales y el outro de las Ciencias Sociales. Es un divorcio entre lo que es uma única cosa, natural y artificial, sociedad-naturaleza son una cosa sola. Natural y artificial deben ser vistas bajo una nueva metodología de apreciación. Objeto y sujeto no son separables. Y sobre todo, la creencia que Europa nos ha impuesto, según la cual la objetividad intelectual no era posible sino cuándo olvidábamos la emoción.

La gran riqueza de nuestros pueblos es, exactamente, esta capacidad de emoción. Ayer por la mañana, mientras preparaba esta ponencia, tenía en mi habitación una televisión en la que veía el espectáculo, el pueblo manifestándose, la fiesta que es la superioridad de nuestra raza latinoamericana, este coraje de la fiesta, esta grandeza de la fiesta, esta capacidad de emoción que ahora se está reconociendo corno el motor fundamental del conocimiento. El conocimiento no se obtiene afuera de la emoción sino, al revés, a partir de la emoción. Es la emoción la que crea el conocimiento y todo el conocimiento que no es creado a partir de la emoción, es un conocimiento frío, como ustedes seguramente ya han constatado su existencia. Por eso mismo no puede conducir a la Humanidad al encuentro de su destino.

Pero estas dicotomías de que hablé, que tienen siglos, han traído a la Geografía la ambigüedad.

La ambigüedad de nuestra disciplina ha impedido hasta ahora presentar um cuerpo teórico consecuente. La Geografía tiene que buscar un discurso unitario: unidad de la Geografía Física y de la Geografía Humana; la idea de la región como concepto unificador. Discurso unitario acerca del papel de la acción humana, a través de posiciones como, el determinismo, el posibilismo, los necesarismos. Pero, hay un discurso unitario inmediatamente acompañado de un método dual, este es el gran problema de la Geografía. Un discurso unitario pero un método fragmentado. Esta ambigüedad de la Geografía es la mayor, en este fin de siglo. Porque el mundo se ha tornado prácticamente invisible, cuando todo está ahí para que podamos ver todo el mundo. Entonces, la Geografía está amenazada de ser una disciplina ambigua en un mundo ambiguo, es decir, está amenazada de no ser nada. Por eso, tenemos que estar atentos, que cada día tenemos que fiscalizar nuestras propias palabras, nuestros actos, nuestras propuestas, nuestras realizaciones de cada día, nuestros compromisos, si queremos ser útiles, no a la disciplina sino a la Humanidad y a la población de nuestros países.

La postmodernidad invita mucho más a la metáfora que al concepto. Las metáforas son simplificaciones abusivas pero exitosas, una práctica sistemática - y a veces bela - del reduccionismo. Las metáforas frecuentemente toman conceptos de otras disciplinas y los utilizan, tranquilamente, en la disciplina de cada uno. De esa manera, nociones como la de tiempo y espacio, encontradas en la Física, en la Psicología, pasan a la Geografía. Nociones de movimiento de la Física pasan a la Geografía con el absolutismo de la Ciencia Física y el geógrafo frecuentemente habla de la distancia como algo que define al espacio, lo que sabemos que no es. Como la utilización gratuita de metáforas, la idea de homogeneización tomada de la Economía encuentra un favor indebido en la Geografía.

Basta ver los extravíos que marcan una buena parte de la Geografía encerrada por las presentaciones casi burlescas de su Geografía Postmoderna.

¿Cómo escapar a las metáforas? ¿Cómo huir de las ambigüedades? Hay como siempre varios caminos, y lo que voy a presentar ahora es apenas una parte de lo que estoy buscando construir y tengo miedo que no consiga explicar completamente mi pensamiento. Cuento por eso con la tolerancia de ustedes y si he solicitado la discusión es exactamente para aclarar una u otra cosa que voy a enunciar. Aviso de nuevo que no será fácil. A mí no me interesan las cosas fáciles. Además, libros fáciles, clases fáciles, no interesan a nadie. La única manera de que la gente aprenda algo es enseñándole la dificultad y a través del coraje enfrentar la dificultad. Entonces, ¡va mos!

La idea que hace años me persigue es el espacio como una forma-contenido. Es decir, una forma que tiene un contenido. El contenido es cambiante, aunque la forma se mantenga igual. Lo que pasa es que la forma que vemos como si nunca hubiera recibido ningún cambio en la realidad es otra cosa. Es el problema del análisis del paisaje en que detrás de una aparente permanencia, hay una mudanza permanente.

Esta idea, a hora, con la crítica que se ha instalado con la modernidad, por parte de los historiadores de la ciencia como, entre otros, Bruno Latour, trayendo la noción de mixtos o de híbrido. Todo es híbrido, nada es puro. La pureza que ha buscado la modernidad en su metodología, es equivocada porque separa natural y social, natural y artificial, objetivo y subjetivo. Escapa de la realidad que no es capaz de separación y desaprovecha su integridad. Hay que enfrentar la tarea de interpretar esa integridad.

En mi propuesta el espacio es vista como un conjunto indisociable de sistemas de objetos, y de sistemas de acciones. De un lado objetos, guiados a lo largo de la historia, del otro lado las relaciones humanas, formando sistemas que separamos del punto de vista analítico, pero en realidad sistemas que trabajan juntos, permanentemente juntos. Ahí se crea el problema de como trabajar esta unión entre objetos y acciones.

Mi propuesta es que tentemos trabajar esta unión a partir de la idea de técnica y de la idea de tiempo. No estoy hablando de las técnicas aisladas, de las técnicas que ayudan a encontrar la realidad. Hablo del fenómeno técnico, que es un fenómeno que acompaña a la humanidad desde su inicio. El hombre siempre fue un productor de técnicas, de técnicas puras que son las técnicas de su cuerpo hasta las técnicas actuales, la tecnología, que de alguna manera desmiente la técnica porque frente a un aparato moderno, mi participación como ser inteligente es casi innecesaria. Para que el concepto sea utilizado por nosotros, tendría que ser capaz de un diálogo, de una relación con el espacio que es accesible si lo empirizamos, si tornamos este tiempo en algo empírico.

Las técnicas están en los objetos y también en las acciones. La técnica no es algo que limita las cosas. Las acciones son hechas también a partir de una base técnica y lo que caracteriza la época actual es esta tecnicidad de las acciones, este contenido técnico de las acciones que permiten la precisión de las acciones que a su vez permiten un lucro mayor para aquel que disponga de la posibilidad de tecnificar su acción. Acción de tecnificar que va a encontrar objetos igualmente tecnificados, fabricados para ofrecer esta o aquella oportunidad para las posibilidades del mundo. Pero, objetos y acciones tienen igualmente contenido jurídico. Hablo en sentido amplio, debería mejor hablar de normas, es decir, que los objetos técnicos tienen normas, porque uno de los aspectos de la técnica es ser normativa y normada. Toda técnica es, por definición, normativa y normada. Por consiguiente, los objetos técnicos crean normas, la sola presencia del objeto técnico supone una norma. Llegamos un poco tontos a los hoteles de otros países hasta que descubrimos las normas con las cuales accionamos la luz, la televisión, el aire acondicionado. Porque estamos hoy, de alguna manera, subordinados a las técnicas que no funcionan sino a partir de normas.

Así también, las acciones humanas están cada vez más normadas, es el gran problema del tiempo actual. De tal manera que llegamos a un momento de la história en que el tiempo no es un privilegio de las acciones y ahí entra el trabajo del geógrafo. ¿Por qué? Porque los objetos también tienen tiempo, cada objeto permite una dada temporalidad. Miren ustedes los objetos que los cercan en su vida cotidiana para ver que los diferentes objetos que tenemos alrededor de nosotros no tienen la misma capacidad de tiempo. Esa capacidad de tiempo que hace que cada objeto reciba una cierta cantidad de capital y una cierta cantidad de trabajo. Los objetos difieren en la capacidad de recibir capital, de recibir trabajo en función de su contenido técnico.

La Geografía es una ciencia social que se distingue de las otras ciencias sociales porque no solo busca tener un objeto de investigación, ella trabaja con objetos y tiene que conocer cómo esos objetos son si queremos hacer una Geografía que tenga eficacia.

Por eso la Geografía no puede ser solo una ciencia de la acción.

Uno de los libros más importantes que ultimamente ha escrito un geógrafo suizo de habla alemana llamado Benno Werlen. Este colega ha escrito un bellísimo libro en el cual el dice que la Geografía es la ciencia de la acción, no de los objetos, aunque su argumentación, a mi juicio, puede servir para mostrar exactamente lo contrario. Pero es uno de los grandes libros publicados recientemente en nuestra disciplina.

La acción, en el mundo de hoy, no se completa sin objetos. El mundo de hoy es simple. Ahí aparece un aspecto que me parece importante en la metodología de la Geografía, ¿cómo tratar el tiempo? Ha habido diversas tentativas de tratarlo. La tentativa bien sucedida sigue siendo la de Torsten Hägerstrand, que desgraciadamente no tiene muchos seguidores en nuestros países. Sé que en España, en la Universidad de Alcalá, hay colegas que trabajan con profundidad la obra de Hägerstrand.

Me parece que la empirización necesaria del tiempo pasa por la idea de evento, con la cual no hemos trabajado. La idea del evento, del acontecimiento.

Whitehead, el filósofo inglés, ha escrito que el evento es una centella del universo. Es decir, el universo vive cada día emitiendo por sus posibilidades de evento. La acción humana transporta el evento que es una posibilidad histórica, dado el momento determinado de la história y que llega al lugar que funciona como la condición del evento. Sobre todo en el mundo de hoy. Es lo que distingue al mundo de hoy respecto al pasado. Cada lugar, em función de la plusvalía que se ha tornado universal: cada lugar tiende a recibir un cierto tipo de evento.

Es decir, tiende a buscar, en las posibilidades generales que son típicas de un momento de la historia, esas posibilidades que son sistémicas y que definen un mundo a cada momento del transcurso.

Es el lugar, lo que permite al mundo realizarse. Sin lugar no hay mundo. Está ahí la gran apertura que tiene la Geografía de fines del Siglo XX, es el papel del lugar como la oportunidad de realización de una historia que apenas es posible y que la acción humana transporta al lugar como una flecha, una flecha que se importa, que se curva que no llega de manera absolutamente directa al lugar. Directa sí, pero esta flecha del tiempo no alcanza el lugar sin inflexiones, desviada, porque el lugar la muda, la transforma, la corrompe, la determina, la define. Me parece que ahí hay una posibilidad nueva para la Geografía. Porque en el lugar es donde están los hombres juntos, sintiendo, viviendo, pulsando, emocionándose, por consiguiente, capaces de una acción que no es únicamente pragmática, es la fuerza del lugar.

Es por ahí que el lugar termina siendo más grande que el mundo por esa fuerza que viene de la presencia de hombres que se ejercitan como hombres completamente en el lugar. Porque el mundo no nos permite que nos sintamos completamente como hombres. Sobre todo hoy cuando el mundo no quiere que seamos hombres, sólo nos pide que seamos objetos. lncluso a los intelectuales, porque nos invitan a hacer "lo que se debe". No nos invitan a descubrir sino a servir. La única forma de cumplir nuestra búsqueda es teniendo conciencia completa de lo que es el lugar.

Hay que temer el riesgo de la tecnologización.

No es lo mismo la tecnología que la tecnologización. Esta palabra la he tomado del filósofo Husserl; él dice que una cosa es la técnica y su utilización, otra cosa es la tecnologización que es una forma de utilización de la técnica que impide el ejercicio de la historia y de la emoción. Es a lo que estamos asistiendo. Es lo que se crea incluso a la Geografía si acaso decidimos utilizar la técnica que esta a nuestra disposición, en la Geografía del fin de siglo como si fuera la última solución y no un pequeño o pequeñísimo comienzo de solución.

La tecnologización nos impide ver las cosas como son. Nos impulsan a dejar de lado la realidad, a través de algo que en realidad no tiene vida sino junto con la acción humana, porque la técnica es también sociedad. No hay una técnica aislada de la sociedad, nunca ha existido, nunca existirá. Cuando la aislamos estamos mintiendo a la realidad. De ahí que aparece, en este fin de siglo, el papel del lugar y de la posibilidad de estudiar el cotidiano sin "macacadas". ¿Cómo trabajar el cotidiano? A mí me parece que si tomamos la técnica, el cotidiano puede ser una manera de acerlo. ¿Cómo se puede ver o cotidiano en el lugar? Pienso que en primer lugar, el cotidiano se puede dar en varias escalas pero yo hablo en la escala de la copresencia, es decir, el cotidiano de la co-presencia, el cotidiano de la contigüidad, el cotidiano de los hombres juntos, en una área precisa, en un espacio continuo y contiguo, limitado exatamente por essas aciones que crean un intercambio siempre fundamental y que producen la solidaridad. No la solidaridad en lo sentido moral, ético, sino la solidaridad como necesidad de colaboración. Aunque unos manden y otros obdezcan, unos ganen y otros pierdan. Pelo es el conflicto el que es creador, la homogeneidad no es creadora. El acuerdo no es creador. Lo creador es el conflicto que permite la exhibición de las diferencias y a veces la comprensión de la razón de essas diferencias. Ese conflicto que hace que las personas juntas, en ese proceso de cooperación y de lucha, sean por un lado llevados a una negociación permanente que se hace cada día y que es lo que Sartre llamó el paso de la serie al grupo. Dejamos de ser serie - que es el gran deseo del sistema capitalista, que seamos todos seriados - y pasamos a ser un grupo. Tendemos a comprender por qué se crea en determinado lugar la escasez, las carencias; es el paso para el encuentro de la interpretación al mismo tiempo del lugar y del mundo, porque el trabajo hoy tiene siempre una doble referencia, que es una referencia local y una referencia global. No hay trabajo hoy que no tenga esas dos referencias. Esas dos referencias que tienen relación, de un lado con la existencia de la técnica del lugar y, de otro lado, con las normas -locales, regionales, nacionales o globales, privadas o públicas, nacionales o internacionales - que inciden sobre el lugar. Es así que el hombre descubre el mundo en que está, el lugar en que está, su papel en este mundo, su papel en el lugar.

Hay que descubrir el futuro, la posibilidad del futuro. Es ahí que, otra vez, se levanta nuestra responsabilidad. En un mundo tan confuso, en el que ni siquiera sabemos lo que es el presente, cómo saber lo que es el futuro. En realidad no es tan difícil. Si la realidad del mundo es un conjunto de posibilidades, nosotros sabemos que Cristobal Colón ha llegado a América utilizando el barco que ha utilizado, no podía utilizar otro, él no tenía teléfonos porque el teléfono no era una posibilidad en ese momento histórico.

Cada época tiene posibilidades diferentes que son utilizadas, en cada época, según normas, que incluso limitan a algunas personas el uso de las posibilidades. Pero, hay que tener conciencia de que las posibilidades existen. Es ahí que está la llave para enfrentar el futuro: conocer las posibilidades. Ahora, una buena parte del proceso intelectual del tiempo actual es para evitar que trabajemos esas posibilidades. Basta ver ciertas agendas de trabajos internacionales que descubren un pensamiento más amplio y que invitan a ver lo pequeño y que impiden, por consiguiente, reconocer las relaciones que son el mundo en sus infinitas posibilidades. De ahí que aparezca la cuestión del lenguaje. El lugar crea un lenguaje horizontal al cual se superpone un lenguaje vertical. El lenguaje vertical es el lenguaje de la información, de la técnica invasora al servicio de las grandes fuerzas internacionales. En el lugar se crea, frente a la información - que es un vector de desorden para los lugares -, la comunicación que es un producto, exactamente, de esa convivencia, de esa co- presencia, de esa cooperación en el conflicto, de ese conflicto en la cooperación , de ese descubrimiento cotidiano. Descubrimiento que se amplía por el conflicto y por la negociación, pero que suelda, crea una liga entre las personas que practican esta vivencia horizontal.

Abramovich ha escrito recientemente, poco antes de morir, que la opulencia del lugar está ligada a la información. No es verdad. La opulencia de los lugares está ligada a la comunicación. Es decir: no es la información - que es pragmática, que sirve a los intereses de las grandes potencias - la que sirve a los pueblos. Es la comunicación, es decir, la interpretación propia de las posibilidades de información y la información que concierne al grupo. Pero sobre todo la comunicación, la posibilidad de hablar un idioma único, en un espacio determinado, es el que permite el papel - que reconocemos - de la emoción en la producción de las ideas. De la emoción como la base de la acción y de la emoción como elemento de creación del futuro.

Voy a terminar, diciendo que eso me obliga a decir que hay hoy dos caminos, que no son exclusivos uno de otro: el camino de la Geografía de los expertos, "experts" - a veces también espectros - y el camino de la Geografía de los ciudadanos. No quiero decir con esto que un ciudadano no pue da ser experto y que alguien que no es de un país, no pueda ser un ciudadano. No necesito ser cubano para un día trabajar como un geógrafo ciudadano no en Cuba. Es otra cosa.

La diferencia está en que la Geografía de los expertos hace la tecnicalización de los relatos, ella somete a los modelos, ella utiliza un discurso pragmático que conduce al reino de la necesidad. Busca la unidad que es la invitación a uniformizar, a aceptar modelos aunque no sean adecuados. La Geografía de los ciudadanos está en compás con la historia posible, está en comunión con los hombres y con las cosas, es capaz de producir la sorpresa porque no obedece a los modelos científicos "prestigiosos". Esos modelos que nos han sido de una forma o de otra impuestos por las grandes instituciones mundiales de la Historia, de la Geografía, de la Sociología y que están condenadas, por eso mismo, porque hacen un trabajo en un sentido opuesto al de la historia y a los intereses de los pueblos. La Geografía ciudadana busca la combinación de las posibilidades de una forma que no es la deseada, que no es la prevista, que no es la aconsejada en los libros y artículos de las revistas científicas llamadas internacionales y que rara vez difunden las cosas que interesan a los países pobres.

Por consiguiente: ¡Es la Geografía de los ciudadanos la que apunta hacia el reino de la libertad!

Un mundo, el mundo, las visiones del mundo. Ese es el gran problema en que estamos hoy. ¿Qué mundo es este? ¿Qué haremos de este mundo? ¿Qué visiones del mundo construiremos para sustituir las visiones oficiales del mundo que nos venden con perfiles de la ciencia y que no sirven al mundo?

Encontrar este camino necesita unión y compromiso en dos sentidos por lo menos: primero, en la producción de un proceso de negociación paralelo a la producción de individualidades fuertes y en segundo lugar, es la capacidad de tener fe, de tener firmeza... ¡Ninguna concesión!

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