Estudios y reseñas bibliográficas
Tcherbbis Testa Jimena. La causa de la libertad. Cómo nace la política moderna en tensión con el poder de la iglesia. 2023. Buenos Aires. Siglo XXI. 254pp. |
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Resumen: El libro de Jimena Tcherbbis Testa La causa de la libertad. Cómo nace la política moderna en tensión con el poder de la iglesia es producto de una tesis doctoral premiada por la Asociación argentina de investigadores en Historia en su cuarta edición. Producto de dicho premio es el extracto central de su tesis: un libro -publicado por Siglo XXI Ed.- de 254 páginas que logra mostrar la coexistencia entre el liberalismo, la Inquisición española, la moderna política decimonónica y el poder de la Iglesia católica en una disputa situada principalmente entre España, el Río de la Plata, y Lima1. Se trata pues, de una reconstrucción de las relaciones entre política y religión, a la vez que de una “historia religiosa de la política moderna”. La forma en que desarrolla esta trama en el libro es un acierto, pues lo realiza dividiéndolo en tres partes relacionadas con su periodicidad (1808-1864). Comenzar el período de estudio con el año de la vacatio regis se relaciona con la estrecha relación entre la Monarquía católica y la Inquisición. El hundimiento de la Corona española y la crisis desatada en 1808 inicia una serie de cuestionamientos a la institución inquisidora, claramente manifestado en las Cortes de Cádiz y en todo el espacio de las Américas españolas. Cerrar este trabajo -que puede tener muchas continuidades propias y ajenas- en 1864 se enmarca en el relegamiento de la Inquisición a un recuerdo de los actores que utilizan en su contra y de un catolicismo en retirada que se conformará con disputar su lucha política contra la idea liberal de la separación entre Estado y religión. Entre sus principales aciertos se encuentra demostrar una serie de transformaciones conceptuales de los proyectos políticos en ambos lados del Atlántico, y su rivalidad con la Inquisición y de las posiciones de la Iglesia católica en España, Lima y Buenos Aires.
El libro de Jimena Tcherbbis Testa La causa de la libertad. Cómo nace la política moderna en tensión con el poder de la iglesia es producto de una tesis doctoral premiada por la Asociación argentina de investigadores en Historia en su cuarta edición. Producto de dicho premio es el extracto central de su tesis: un libro -publicado por Siglo XXI Ed.- de 254 páginas que logra mostrar la coexistencia entre el liberalismo, la Inquisición española, la moderna política decimonónica y el poder de la Iglesia católica en una disputa situada principalmente entre España, el Río de la Plata, y Lima1. Se trata pues, de una reconstrucción de las relaciones entre política y religión, a la vez que de una “historia religiosa de la política moderna”. La forma en que desarrolla esta trama en el libro es un acierto, pues lo realiza dividiéndolo en tres partes relacionadas con su periodicidad (1808-1864). Comenzar el período de estudio con el año de la vacatio regis se relaciona con la estrecha relación entre la Monarquía católica y la Inquisición. El hundimiento de la Corona española y la crisis desatada en 1808 inicia una serie de cuestionamientos a la institución inquisidora, claramente manifestado en las Cortes de Cádiz y en todo el espacio de las Américas españolas. Cerrar este trabajo -que puede tener muchas continuidades propias y ajenas- en 1864 se enmarca en el relegamiento de la Inquisición a un recuerdo de los actores que utilizan en su contra y de un catolicismo en retirada que se conformará con disputar su lucha política contra la idea liberal de la separación entre Estado y religión. Entre sus principales aciertos se encuentra demostrar una serie de transformaciones conceptuales de los proyectos políticos en ambos lados del Atlántico, y su rivalidad con la Inquisición y de las posiciones de la Iglesia católica en España, Lima y Buenos Aires.
La profundidad sobre este problema en estos espacios era una deuda de la historia social y política en el ámbito español e hispanoamericano, pues Jacquez Droz (2020) en su libro Europa: Restauración y revolución, 1815-1848 -una obra publicada originalmente en 1967- realiza las siguientes preguntas referidas a la relación de la Iglesia con el mundo moderno (1815-1848): “¿Cuál será la actitud de la Iglesia católica frente a las fuerzas ascendentes del liberalismo? ¿Continuará estando, como Metternich y la inmensa literatura surgida del romanticismo han dejado entrever, apegada a las ideas de la restauración y actuando como un fiel apoyo del trono y del absolutismo? ¿O estimará preferible establecer, con el fin de conservar su autoridad moral, compromisos con El Mundo moderno?”2. Se trata de interrogantes en el que, casualmente, Droz excluye a España de todo análisis3.
La autora sitúa “su propuesta analítica”, que navega entre la historia política, “la historia intelectual y de las ideas”. Sin embargo, en una lectura atenta se percibe el cuidadoso análisis con el que aborda a los actores, ensayistas y polemistas, aproximándose a un estudio más bien vinculado con la historia conceptual y no tanto de “las ideas”. Las referencias a autores como Javier Fernández Sebastián, Elías Palti entre otros, muestra este enfoque conceptual señalado. Vale señalar también, la utilización que hace la autora de las nociones kosellianas “Espacio de experiencia” y “horizonte de expectativa”. Si bien sabemos que los actores involucrados no son “intelectuales” en sentido histórico, desde la llamada Historia intelectual realiza un profundo examen de sus alocuciones políticas enmarcando al lector en el contexto época. Cabe destacar que esto lo realiza con un muy buen estilo narrativo de principio a fin. Tcherbbis Testa no deja al lector en solitario frente las fuentes como si estas hablaran por sí mismas y confirmaran sus hipótesis. Tampoco realiza una interpretación sin rendir cuenta de las voces de estos actores, cuestión que se nota muy bien al tratar de Monteagudo, Vidaurre o Alberdi, por nombrar algunos ejemplos.
Tcherbbis Testa procura contribuir al estudio de la Inquisición española del siglo XIX a la vez que realiza una historización situada (Cádiz, Lima, Buenos Aires) de la cultura liberal y su relación con la religión católica. La crítica liberal utiliza a la Inquisición para cristalizar la concepción moderna de lo político, desde el cuestionamiento de derecho divino -alegando la soberanía popular- hasta la separación del Estado y la Iglesia que se va consolidando conforme avanza en siglo XIX. Para dicho ejercicio, y como comentamos más arriba, el libro se separa en tres partes.
La primera parte aborda el período 1808-1821. Es quizás la parte más rica del libro, pues se trata de una etapa profunda de cambios en el arco Atlántico y la autora aprovecha muy bien la forma de insertar su problemática. En Cádiz, Lima y Buenos Aires, se comparte un clima confesional común que, sin embargo, al poco tiempo de desplomarse la Monarquía católica comenzará una tensión entre los aspectos civiles y políticos como atribuciones de los ciudadanos y los religiosos. Se produce así la primera gran ruptura que posibilitó que la Iglesia perdiera un instrumento de control clave. Tanto en esta parte como en el resto del libro la autora marcará que los actores del bando liberal se apropiaron rápidamente de la Inquisición como un símbolo del realismo, el despotismo y la intolerancia. Asimismo, la relación del liberalismo con el catolicismo comenzó en este periodo su difícil relación de convivencia que trascenderá los límites temporales que cierran el libro.
La segunda parte del libro es dedicado al período 1820-1830, en las cuales se contrasta la situación americana y el clima de restauración europeo. Droz sugiere -en su libro antes citado- que “el esfuerzo que los católicos llevaron a cabo en los grandes estados europeos para reconciliar su iglesia con los principios que rigen el mundo moderno chocó, sin embargo, con la indiferencia de los papas, y que ligaron su pontificado con la contrarrevolución y el absolutismo.”4 En este sentido, Tcherbbis Testa señala que hacia mediados de la década de 1820, el Papado rechaza la propuesta de restaurar la Inquisición española por inclinación a los asuntos políticos, proponiendo en su lugar “la creación de juntas de fe exclusivamente controladas por Roma”. Pero el Papa no dudaba en reforzar la presencia del Santo oficio en los territorios bajo su control, pues si bien se reprobaba en parte a la Inquisición, había un cierto apego al método inquisitorial. Este intento del papado no tuvo asidero en la américa post Ayacucho, pues en la medida que se iban consolidando las independencias, las constituciones, las leyes de los nuevos estados la Inquisición fue suprimida. En el Buenos Aires de los años 1820, por ejemplo, comienza a diferenciarse entre ciudadano y feligrés. Sobresale sobre este marco una oposición en las grandes ciudades americanas entre Inquisición y Constitución sobre las voces más radicales, que lejos de alejarse del término lo utilizaran con parte de su lucha por “la causa de la libertad”.
Finalmente, en la tercera parte se aborda el período 1830-1864, en el que los actores esbozan sus debates en un clima de triunfo liberal en el que la Inquisición no tiene posibilidades del vulnerar derechos políticos y la Iglesia aceptará, no siempre de manera conforme, los límites de una libertad religiosa aceptada por los Estados.
Por lo antes dicho y habiendo pasado revista rápidamente por las tres partes del libro, consideramos a éste como un aporte fundamental en el plano de la nueva historia política, social, cultural y conceptual. Sin duda, contribuirá a perfilar nuevas ideas y pensar los procesos históricos en función de una periodicidad en la cual los conceptos de soberanía, libertad, y ciudadanía se encuentran en permanente movimiento. Asimismo, el libro despierta interrogantes sobre otros espacios americanos, como el caso México, o el interior del Río de la Plata, en donde la religiosidad de entonces, como hoy en día, se vive de un modo distinto que en Buenos Aires.
Notas