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El poder unitivo del abrazo: reciprocidad franciscano-dominica en Geroglífico Sagrado de Alonso de Hita
Taiano Leonor
Taiano Leonor
El poder unitivo del abrazo: reciprocidad franciscano-dominica en Geroglífico Sagrado de Alonso de Hita
The Unitive Power of the Hug: Franciscan-Dominican Reciprocity in Geroglífico Sagrado by Alonso de Hita
Revista Teología, vol. 60, núm. 140, pp. 55-76, 2023
Pontificia Universidad Católica Argentina Santa María de los Buenos Aires
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Resumen: En este artículo analizo Geroglífico Sagrado de la amistad más verdadera y vivo traslado de la divina y celestial en los gloriosos patriarcas Sancto Domingo y San Francisco (1692) de Alonso de Hita. Mi estudio indaga sobre la forma en que las alusiones al abrazo entre Francisco de Asís y Domingo de Guzmán sirven para promocionar la importancia de las comunidades franciscana y dominica. Por consiguiente, menciono la relevancia que el binomio predicación-caritas tiene en la obra, indago cómo el abrazo entre San Francisco y Santo Domingo representa el inicio de la evolución teológica de los miembros de L'Ordine dei Frati Minori y de la Orden de predicadores. Adicionalmente, examino los fundamentos del pacto de amistad franciscano-dominico. Finalmente, menciono los motivos que hacen de San Francisco de Asís y Santo Domingo de Guzmán los prototipos del buen cristiano.

Palabras clave: Abrazo,San Francisco de Asís,Santo Domingo de Guzmán,Pacto de amistad,Predicación.

Abstract: In this paper I analyse Geroglífico Sagrado de la amistad más verdadera y vivo traslado de la divina y celestial en los gloriosos patriarcas Sancto Domingo y San Francisco (1692) by Alonso de Hita. My research explores how the allusions to the hug between St Francis of Assisi and Saint Dominic de Guzmán serve to promote the importance of the Franciscan and Dominican communities. As a result, I mention the relevance of the pair predication-caritas has in the book, I enquire how the hug represents the theological evolution of the members of the L'Ordine dei Frati Minori and La Orden de predicadores. In addition, I examine the foundation of the Franciscan-Dominican covenant of friendship. Finally, I mention the motifs that make of St Francis and St Dominic the prototypes of the good Christian.

Keywords: Hug, Saint Francis of Assisi, Saint Dominic of Guzmán, Preaching, Covenant of friendship.

Carátula del artículo

Artículos

El poder unitivo del abrazo: reciprocidad franciscano-dominica en Geroglífico Sagrado de Alonso de Hita

The Unitive Power of the Hug: Franciscan-Dominican Reciprocity in Geroglífico Sagrado by Alonso de Hita

Taiano Leonor*
Carson Newman University, Estados Unidos
Revista Teología
Pontificia Universidad Católica Argentina Santa María de los Buenos Aires, Argentina
ISSN: 0328-1396
ISSN-e: 2683-7307
Periodicidad: Cuatrimestral
vol. 60, núm. 140, 2023

Recepción: 10 Junio 2022

Aprobación: 23 Octubre 2022


1. Introducción

Como lo indica su título, este artículo estudia el poco conocido texto Geroglífico Sagrado de la amistad más verdadera y vivo traslado de la divina y celestial en los gloriosos patriarcas Sancto Domingo y San Francisco (1692) de Alonso de Hita. [1] Esta obra puede ser interpretada como un encomio al marco teológico-estructural de las órdenes mendicantes, pues mira a explicar la larga historia de interacción entre las órdenes franciscana y dominica. Por consiguiente, en las páginas que subsiguen indago sobre la forma cómo la mención al abrazo entre Francisco de Asís y Domingo de Guzmán sirve para promocionar la envergadura de sus respectivas comunidades. Partiendo de esta perspectiva, he querido profundizar sobre la importancia que la relación predicación-caritas tiene en Geroglífico, pues juzgo que esta es un instrumento para presentar a los miembros de las órdenes mendicantes como un dechado derivado del arquetipo del buen cristiano. De hecho, en este artículo parto de la hipótesis de que el abrazo representa el inicio de la evolución teológica de los miembros de L'Ordine dei Frati Minori y de la Orden de predicadores. En consecuencia, mi el objetivo general es demostrar que Geroglífico puede ser considerado un ejemplo novohispano del molde retórico de las comunidades mendicantes durante la temprana modernidad, el cual ponía énfasis en las virtudes teológico-morales que consentían que tanto franciscanos como dominicos pudiesen llevar a cabo una verdadera imitatio Christi. De este objetivo se desprenden cuatro específicos que son: aludir a la importancia de las órdenes mendicantes, establecer el papel de la predicación y la caritas como fundamentos del pacto de amistad franciscano-dominico, discutir sobre la importancia de la gratitud y el concepto de legado en las dos órdenes religiosas y, finalmente, analizar los elementos que hacen de San Francisco de Asís y Santo Domingo de Guzmán los prototipos del buen cristiano.

2. Un autor caído en el olvido

Poco se sabe sobre Alonso de Hita, pues se desconocen su fecha de nacimiento y defunción. Sus frontispicios indican que era un peninsular oriundo de Guadalajara. José Mariano Beristain y Souza afirma que, habiendo entrado en las órdenes eclesiásticas, fue a México como familiar del arzobispo fray Payo Enríquez de Rivera, a quien sirvió de promotor fiscal en la curia eclesiástica. Adicionalmente, subraya que tomó el hábito franciscano en la provincia del Santo Evangelio, en la que fue definidor y custodio. [2] Por su parte, Juan Catalina García, en su Biblioteca de escritores de la provincia de Guadalajara y bibliografía de la misma hasta el siglo XIX, lo incluye entre los autores guadalajareños que cruzaron el Atlántico en el siglo XVII y enfatiza que:

«Debía tener crédito de orador cuando se le encargaron sermones de tanto empeño como los que conocemos. En la Biblioteca franciscana, de Fr Juan de San Antonio, se duplica a este escritor con el nombre de Francisco».[3]

Cito a Catalina García porque también juzgo que Hita fue considerado un predicador de prestigio. Es indiscutible que se trataba de una persona muy solicitada y cercana a los círculos de poder religioso y civil. Sin embargo, en la actualidad su obra es prácticamente desconocida y, por lo tanto, es necesario describir y estudiar las características de sus textos para entender sus rasgos distintivos.[4] En el caso específico de Geroglífico, se trata de un sermón panegírico tradicional mediante el cual se alaba la amistad entre Francisco de Asís y Domingo de Guzmán. Conjuntamente, se encomia la función pastoral de estos y —por añadidura—enaltece a las órdenes mendicantes por su lealtad hacia los poderes civil y eclesiástico. En cuanto a las licencias, cuenta con aquellas concedidas por el conde de Galve, virrey de Nueva España, la de Diego de la Sierra, canónigo doctoral, juez provisor, quien firma ante el notario Bernardino de Amezaga. Adicionalmente, presenta la licencia de la orden franciscana firmada por fray Diego de Trujillo, quien señala que el sermón resalta la devoción del autor a los dos patriarcas de las más prestigiosas órdenes mendicantes.

3. La importancia de las órdenes mendicantes

Antes de proseguir con el estudio de Geroglífico propiamente dicho, me parece importante recordar que las congregaciones mendicantes nacieron en un momento histórico particular: el siglo XIII. [5] En esta época la iglesia afrontaba una crisis vocacional causada por una marcada desigualdad social, las revueltas de los sectores más pobres, el aumento demográfico en las ciudades, los cambios político-económicos, el rechazo a la riqueza de los monasterios y el surgimiento de corrientes heréticas, [6] principalmente el de la herejía albigense o cátara. Posteriormente, tomaron especial relevancia los valdenses, movimiento que surgió a partir de la predicación de Pedro Valdo, quienes se proclamaban sucesores directos de los cristianos primitivos. [7] Por consiguiente, rechazaban el fasto de la iglesia católica y respaldaban la práctica de la extrema pobreza, pudiendo ser considerados protoprotestantes, pues por tres siglos tuvieron una relación fluctuante con la Iglesia, hasta que finalmente adhirieron a la Reforma en 1532.

Si bien el líder de Les Pauvres de Lyon presenta analogías con Francisco de Asís. [8] se diferencia del adalid de l'Ordine dei frati minori, fundada en 1209, en el hecho de que Valdo se insubordina a la iglesia mientras que il poverello di Assisi acata las jerarquías y sigue siendo leal al papado, tal como lo declara el propio santo en su “Testamento”:

«Il Signore mi dette e mi dà una così grande fede nei sacerdoti che vivono secondo la forma della santa Chiesa Romana, a motivo del loro ordine, che anche se mi facessero persecuzione, voglio ricorrere proprio a loro»[9]

De hecho, el santo umbro está en sintonía con la política pastoral de Inocencio III y sus creencias sobre la importancia de la renovación de la fe. San Francisco y sus adeptos creen en la necesidad de reverdecer el catolicismo a través de una innovación de la espiritualidad.[10] Esta convicción los conduce —oponiéndose a los benedictinos— a no encerrarse en monasterios,[11] mas a optar por la vida pastoral para propagar la pax cristiana en un mundo fraccionado y violento. Es importante resaltar que tanto Francisco de Asís como Domingo de Guzmán tuvieron buenas relaciones con los papas: iniciaron sus primeros contactos con Inocencio III, continuaron con Honorio III y luego con Gregorio IX. Este último, siendo aún Cardenal (Ugolino), fue el gran valedor de ambos: encomendó a Domingo la reforma de las monjas de distintos monasterios de Roma; más tarde, presionó a los predicadores para que procedieran a su canonización; tomó parte en la institucionalización del ideal carismático de Francisco. Finalmente, ya como papa inició una política de reforma de la vida claustral femenina, haciendo que un gran número de monasterios asumieran las constituciones de las Monjas de la Orden de Predicadores o de las Clarisas.

Es evidente que la aceptación de los rangos religiosos y su labor evangelizadora hicieron que las ordenes mendicantes también tuviesen gran consideración en la época de la contrarreforma. En efecto, el concilio de Trento encontró en estas hermandades los mejores teólogos para la formulación de sus decretos doctrinales. Basta recordar que Gregorio IX otorgó la autoridad inquisitorial a los dominicos. Domingo de Guzmán —Santo Domingo— llevó adelante una acción pastoral de revitalización religiosa asentada en una renovación cultural y filosófica. Su meta era poseer la instrucción necesaria para dominar y convertir a quienes eran considerados —según la perspectiva de la época— herejes. [12] Los dominicos fueron quienes pusieron las bases de la filosofía escolástica que marcó la educación universitaria medieval. La misión pastoral de los clérigos letrados incluía una serie de homilías y comunicaciones. [13] Santo Domingo relaciona el estudio con aspectos importantes para combatir la herejía: la devoción mariana y el rezo del rosario. Es decir, varios de sus preceptos se articulan perfectamente con aquellos que posteriormente se convertirán en los pilares argumentativos de la época contrarreformista. Franciscanos y dominicos se esparcieron por toda Europa e influyeron de manera significativa tanto en la época medieval como en la temprana modernidad, llegando a recibir en sus monasterios y conventos a varios aristocráticos e incluso a los herederos de varias coronas europeas: Isabel de Hungría, Luis IX de Francia, Santa Agnes, entre otros, muestran que los protagonistas de la política europea asimilaban y aceptaban los ideales de estas órdenes en lo que respecta a la pietas y sentido de la justicia social. La cercanía a las autoridades también es característica de los franciscanos y dominicos en los territorios ultramarinos. De hecho, la salutación de Geroglífico alude directamente al patrocinio recibido por el conde de Galve:

«Reservo, y con razón, la llaga del costado, para nuestro excelentísimo príncipe y imperial ciudad mexicana, que con tanta realeza nos favorecen, que es llaga donde se deposita el amor a mis hermanos los Hijos de Domingo y de Francisco, no les doy nada, todo lo tienen en casa y así los trato como de casa. Mi obligación es decir algo de ambos con brevedad si me asiste la gracia, que segura me prometo, si a María Santísima recurrimos, pues interesada la atiendo en el desempeño que solicito, cuando a el pie de la cruz (según Coquecio). Concibió el espíritu de Cristo a mis dos gloriosos patriarcas. Obliguémosla con el ángel, dicentes».[14]

Geroglífico forma parte de un importante corpus que permite recordar que la cercanía de las dos órdenes a los círculos de poder permitió que su labor misionera-predicadora se expandiera por Asia y, posteriormente, América. La congregación religiosa mendicante fundada por Francisco de Asís, en efecto, fue una de las primeras órdenes religiosas que se interesó en aprender las lenguas indígenas americanas. La orden llegó a México a cargo del superior Martín de Valencia. Su avanzada tenía como tema central evangelizar a los indios ad portas del final del mundo. Los pueblos americanos recibieron los primeros impulsos evangelizadores bajo una religiosidad poco complicada y más cercana al modelo de la primera iglesia que los frailes proponen con frecuencia como ideal de la evangelización. [15] Los dominicos llegaron después, dedicaron gran parte de su tiempo y esfuerzos a la labor educativa y cultural con la población indígena que habitaba los territorios que les fueron encomendados para desarrollar su misión apostólica. [16] Entre 1526-1535 fueron los años del asentamiento de los dominicos en México y —a partir del año 1535— se inició su verdadera expansión institucional y misionera.[17]

4. Predicación y caritas: fundamentos del pacto de amistad

La relevancia que la predicación tenía para los franciscanos y dominicos es puesta en evidencia en Geroglífico Sagrado de Alonso de Hita. La obra destaca la dimensión comunitaria de las dos órdenes y relaciona a ambos santos con San Pablo por su apostolado itinerante y sus deseos de fundar y sostener el crecimiento de la cristiandad por medio de la caridad pastoral. Hita retoma el episodio del abrazo entre los dos patriarcas ponderando que encarna la concordia entre los dominicos y franciscanos. Geroglífico apela a la unidad de los mendicantes. A partir de su frontispicio recuerda la importancia de la imagen de estos patriarcas en la sociedad virreinal y enfatiza la presencia de las autoridades virreinales para homenajearlos. Conjuntamente y subraya que se imprimió gracias a la generosidad de un devoto:

Geroglifico

Sagrado

De la Amistad más verdadera

Y vivo traslado de la Divina y Celestial en los gloriosos Patriarcas Sancto Domingo Y S. Francisco

Que

En el día quatro de agosto del año de1691 en el insigne y real convento de Nuestro Padre Sancto Domingo de México con asistencia del excelentísimo señor conde de Galve Virrey de esta Nueva España, de su ilustre ciudad y regimiento

Predicó

El R.P.FR. Alonso de Hita

Predicador excustodio y diffinidor de esta provincia del sancto evangelio, y natural de la ciudad de guadalaxara en los reinos de Castilla

Y que dedica

Afectuoso, y reverente consagra a N. M, R. P. FR. Joan Francisco Zorrilla

Su lector, que lo es jubilado, colegial que fue de el colegio mayor de San Pedro, y San Pablo de Alcalá, Predicador de ejercicio del rey nuestro señor y consultor, examinador apostólico en la nunciatura de España

Imprímese

A expensas de un cordial devoto de los patriarcas,

Con licencia en México

Por la viuda de Francisco Rodríguez Lupercio, en la puente de palacio.

Año de 1692

Es evidente que el texto de Hita se articula perfectamente con la tradición homilética y literaria, pues acentúa que los dos santos ejercen el papel de portadores de la moral católica. Así, podría pensarse que el autor se inspira en varias obras producidas durante las fiestas canónicas o incluso en los cantos laudatorios XI y XII de “El paraíso” que, respectivamente, encomian a San Francisco y Santo Domingo en la Divina Commedia. En el primero de ellos, San Tomás de Aquino, dominico, presenta al poverello de Assisi, enfatizando que se trata del sol que ilumina la oscuridad de la iglesia. [18] En el segundo, el franciscano San Bonaventura da Bagnoregio lleva a cabo el elogio a Santo Domingo y lo define como “il supremo difensore della fede cristiana che fu benevolo con i suoi e spietato con i nemici”. [19] El canto enfatiza que Domingo de Guzmán demostraba la virtud desde que estaba en el vientre materno y recuerda que su nombre confirma que pertenece al señor y ha sido escogido para mantener el huerto de Cristo. Además del “Paraíso” dantesco, otro antecedente podría ser el Speculum perfectionis (1318) de autor anónimo, [20] cuyo numeral 43 recalca que San Francisco y Santo Domingo, por ser pastores y prelados pobres y llenos de caridad, habían sido apoyados por el papado. Al mismo tiempo, recuerda —tal como lo hace Geroglífico Sagrado— que entre ambos sacerdotes se desarrolló una devota y humilde relación de amistad que se materializa en un fraterno abrazo. En Geroglífico Sagrado, Hita subraya la trascendencia de esta amistad desde un punto de vista sagrado. El autor adopta un estilo emblemático que le permite resaltar la profundidad del legendario abrazo. Así, siguiendo el paradigma impuesto por los humanistas del Renacimiento y por la fuerte raigambre religiosa del Barroco, crea un conglomerado de formas y conceptos artístico-religioso-literarios que poseen un sesgo eminentemente pedagógico y moral. [21] En efecto, tal como se percibe en su paratexto y su texto, Geroglífico es prueba de la escritura hermética y sapiencial que se producía en Nueva España. El propio Hita afirma la influencia directa de Valeriano:

«Tratando Pierio Baleriano en sus jeroglíficos de la amistad dice, ser simbolizada en la sal, y con razón, que si esta es símbolo del saber y del entendimiento, solo donde hay sal del entendimiento puede haber una buena voluntad, y donde falta el discurso, será solo despeño torpe. Y tratando el mismo, del modo y forma con que los antiguos solían hacerse amigos, dice que la mano que se daban la rompían por la palma, que amigo que no es manirroto, no es bueno para amigo: luego según esto, es el evangelio mi asunto, y asunto que está en la mano su prueba, pues en asunto y prueba de esta amistad misteriosa de mis dos sagrados padres, llama a Domingo hoy la iglesia, en el evangelio que le canta, sal de la tierra, y a Francisco en el oficio que le reza, […] Dándonos a entender que son Domingo y Francisco mis sagrados padres, el símbolo mayor de la amistad más verdadera: de una amistad con circunstancias de divina». [22]

Es significativo que Hita alude a la connotación simbólica de la sal, a la cual se le asignaba un carácter divino desde la antigüedad. Basta pensar en Platón quien afirmaba que la sal era agradable a los dioses porque desarrollaba armoniosamente la facultad del gusto. En Grecia, en efecto, su valor simbólico la vinculaba con la amistad, la hospitalidad y la fidelidad a la palabra dada. En el cristianismo, la sal es el símbolo de la verdad divina (Jn 3, 5) y el distintivo del pacto entre Dios y los hombres (Ap 3, 20). Es por ello que los cristianos son la sal de la tierra (Mt 5,13). El sermón en general es un encomio a los pactos de amistad, estos ocurren en tres categorías específicas: maestro discípulo, inter-patriarcas, santos-Dios. Asimismo, se encomia las obligaciones que este pacto conlleva.

5. Gratitud, amistad y legado: elementos dominantes del paratexto

La dedicatoria de Hita al “muy reverendo padre nuestro”, es decir al padre provincial Juan Francisco Zorrilla, incluye motivos que aluden a la obligación, respeto y sentido de la reverencia franciscanos. En consecuencia, menciona a San Bernardo, el primer compañero de San Francisco, quien junto con el santo de Asís determinó las características pauperísticas de la orden y el estudio del evangelio. San Bernardo y San Francisco encarnan el abandono de la riqueza, de la mundanidad y el desprecio del mundo. San Bernardo es el símbolo del franciscano que debe llevar a cabo misiones delicadas, es el elegido que debe guiar a sus hermanos para continuar la voluntad de San Francisco. [23] La dedicatoria resalta la importancia de la relación maestro-discípulo en la orden franciscana, equiparando San Francisco y San Bernardo con Elías y Eliseo, lo que revela que ser un buen discípulo franciscano indica también estar pronto para convertirse en un sucesor en la predicación (1 Rey 19-16, 19-21; 2 Rey 5, 8). Conjuntamente, muestra que, al igual que los hebreos, los franciscanos mantienen su fe firme en medio a los momentos de crisis religiosa, la defienden como lo hicieron estos hebreos ante las amenazas del culto cananeo a Baal. Al mismo tiempo, con la típica modestia franciscana, Hita recuerda que la relación maestro discípulo es aún importante en el siglo XVII, pues se declara discípulo e hijo del provincial y pone en sus manos el panegírico que, aunque considera indigno, ha sido escrito con devoción:

«Por la referida que me asiste de discípulo e hijo (aunque indigno) de UPRM […] pongo en sus manos […] este panegírico que hizo la devoción de su objeto, que sonase bien a los oídos con espíritu viviente. Yo bien quisiera levantar inmortales estatuas de mi filiar reconocimiento, pero ya que no en aquellas, vuele en esta plana manifiesta a todos mi gratitud: no soy libre en ofrecerlo; como he de ser culpado en consagrarlo. Pago en lo que puedo, reconocido, y suplico a el cielo fervoroso cuanto interesado, guarde la vida de V.P.M.R ».[24]

Si en su dedicatoria Hita presta más importancia a Francisco de Asís, la aprobación, de Juan del Castillo [25] enfatiza que se trata de un sermón panegírico que eleva las glorias de Santo Domingo:

«que panegirizó con tanta gracia el M.R.P. Fray Alonso de Hita, predicador jubilado, excustodio, y definidor de mi amada provincia del santo evangelio, y no puedo negarme excelentísimo señor a reconocer debo a la grandeza de vuestra excelencia rendir obsequio las gracias, así por querer con su decreto honrar mi insuficiencia, como por reiterarme el gusto que tuve cuando le oí en el día cuatro de agosto, en que se celebraron las glorias de mi esclarecido padre santo Domingo».[26]

Por medio de la palabra “esclarecido” recuerda que la santidad de Domingo de Guzmán se relaciona con su intelecto personal. Al mismo tiempo alude a las Epistulae morales de Séneca, destacando el gran nivel pedagógico del texto, su importancia doctrinal y la relevancia del vínculo entre el filósofo cordobés y Lucilio. Es decir, apunta nuevamente a la relación maestro-discípulo y al hecho de que el empeño civil y aquel de la meditación no están separados. La aprobación resalta la conexión del individuo con lo divino y la obligación de conquistar la virtud para ser verdaderamente felices. Finalmente, engrandece la importancia del sermón y la necesidad de que se imprima para inmortalizar esta amistad tan verdadera.

«Oí el sermón, abrí el papel, comencé con gusto a leer las noticias tan eruditas, el estilo casto sin afectación, blandamente violento me empeñaron a que sin divertirme a otro cuidado, me arrebatase la atención, y no perdiese ápice en su escrito, en que hallo se debe dar a la estampa, para que quede estampada amistan tan verdadera. Así lo siento no hallando cosa contra nuestra santa fe y buenas costumbres. En este convento real de nuestro padre Santo Domingo de México en 9 de enero del año 1692».[27]

En la misma medida, la aprobación de Balthasar de Medina, lector jubilado calificador del Santo Oficio, lo define como un panegírico de la verdadera amistad. Hace hincapié que se trata de un libro que describe las cualidades de un afecto que sigue el esquema cósmico de los elementos, principalmente del fuego y del agua. Es decir, lo eleva a la esfera del sacro, convirtiéndolo en una mediación entre lo humano y lo divino. Adicionalmente, tal como lo hace Hita en el sermón propiamente dicho, Medina acentúa que esta amistad es portadora de justicia y santidad, virtudes que, como bien sabemos, San Pablo promueve porque considera que eran las que caracterizaban a Jesús.

«la amistad de estos dos santísimos patriarcas, compuesta del elemento del fuego, hacha encendida, y Can ardiente de Domingo, y del agua del humilde Valle de Spoleto Francisco, entrañándose ambos elementos místicos [no en grados remisos sino heroicos del espíritu] hasta componer un temperamento ponderable de justicia y santidad, perseverando inseparables sus cualidades» […] «en la unión amorosa de sus dos almas con visos de virtud inalterable de entrambas partes».[28]

Con estas palabras, Medina anticipa que el sermón celebra a dos individuos que alcanzan la dimensión del sagrado porque están conscientes de que la santidad implica la imitatio Christi. La amistad de ambos está marcada por la caritas, vínculo supremo de la perfección. Su relación constituye una prueba de fe y de esperanza tan importante como lo fue su elección de vivir una vida de pobreza. Complementariamente, la censura de Antonio de Escaray, predicador de su majestad y guardián del convento de San Francisco de México- Casa Grande, enfatiza que este Geroglífico es una prueba de la gratitud de un discípulo que ha valorado a su maestro, pues el texto plasma este agradecimiento hasta la posteridad. Por medio de la relación Alonso de Hita- Juan Francisco Zorrilla, Escaray introduce los motivos de la lealtad, la alianza y la amistad sagrada. Estos sirven para indicar que en el microcosmos del autor y su mentor existen similitudes con el compromiso entre Francisco de Asís y Domingo de Guzmán:

«[que Hita] Dedicaré a el m.r.p.fr Joan Francisco Zorrilla, de quien el panegirista oyó artes, yo teología, y cómo me puede parecer mal un sermón que da ocasión a que un discípulo sea agradecido a su maestro y confiese lo que debe. Mucho debemos a los padres que nos dieron ser, pero más a los maestros, que al el que se aplica le hacen racional […] Funda la amistad en lo sagrado, poniendo por ejemplar a nuestros dos santos Padres Domingo y Francisco, para que de este centro tiremos sus hijos las líneas, tanto más rectas, y firmes, cuando nacidas del espíritu».[29]

Como se ha visto, los elementos paratextuales anticipan que el sermón trata sobre una amistad sagrada y la manera en que esta marca las responsabilidades pastorales de los miembros de sus órdenes, las cuales tienen el compromiso de vivir en la fe y propagar el evangelio.

6. San Francisco y Santo Domingo: prototipos del buen cristiano

Desde la salutación del sermón, Alonso de Hita transmite un mensaje preciso: Francisco de Asís y Domingo de Guzmán son los prototipos en acción del buen cristiano. Geroglífico señala que la vida de ambos patriarcas está marcada por la bendición divina que ha creado en torno a ellos un ambiente de bienestar espiritual debido a su obediencia y espiritualidad. En el texto se explican claramente los argumentos aludidos en el paratexto para demostrar sus respuestas a la llamada de Dios. Así, el abrazo simboliza la concordia y el heroísmo católico. Es una dulce esperanza ante las amenazas de desavenencia, ya que encierra la trayectoria del diálogo entre lo humano y lo divino que marcó a los dos santos. Sus existencias están marcadas por la relación fe-obediencia que les permitió convertirse en fundadores de dos importantes familias religiosas:

«En desempeño de la divina, y celestial, que mis gloriosos patriarcas, Domingo y Francisco, mis queridos padres, siempre se tuvieron, pues a un mismo tiempo y con hermandado espíritu sus dos ilustres familias fundaron».[30]

Il poverello di Assisi y el santo de Caleruega son —para el autor—sujetos que viven al margen de las tentaciones que circulan en torno a ellos, incluyendo la herejía. Ellos ponen en relieve el significado cósmico del catolicismo, por ello sus comunidades continúan a través del tiempo e interaccionan constantemente. Los franciscanos y dominicos son dos estirpes espirituales destinadas a multiplicarse por todo el planeta. Hita resume la vigorosa naturaleza del abrazo, el magnífico cuadro de bendición patriarcal que este simboliza y que los confirma como siervos que gozan de la total confianza de Dios, por tanto, cumplen el encargo que les ha sido asignado en su misión terrena, el cual incluye el ser perseguidos, emulados, castigados, pero también ser patrocinados por pontífices y reyes. Esta suerte es heredada por los miembros de las dos órdenes:

«Juntas fueron profetizadas, perseguidas, juntas de varios emuladas (milagrosamente castigados) juntas fueron favorecidas, patrocinadas de pontífices y reyes y juntas las eligió Dios para que reformasen la iglesia, y destruyesen errores, pecados, heredando pues los hijos como Eliseo, de tan gloriosos padres aumentada su amorosa unión, y su hermanado espíritu doblado (que harto neciamente infeliz será quien no lo herede, pues como dijo el gran Clemente 4, reprovos y malditos serán los hijos de estas dos familias, si recíprocamente no se aman y veneran)».[31]

Como Eliseo, franciscanos y dominicos son predicadores y se vinculan con los soberanos, los aconsejan y les ayudan a mejorar espiritualmente. De esta manera, el autor resume el papel de ambas comunidades: propagar el cristianismo, aconsejar a los reyes y, cuando sea necesario, reprobar sus acciones.

7. Gloria compartida y trascendencia de los patriarcas y de sus comunidades

Si bien se los relaciona con el poder terrenal, Hita recalca que la magnificencia de Francisco de Asís y Domingo de Guzmán es eterna —inherente a su gran sentido de la devoción— está vinculada a la revelación, la verdad y la heroicidad cristiana. Geroglífico transmite la idea de que ambos santos personifican la naturaleza extraordinaria de un buen cristiano. Sus actos personales y obras van más allá de lo ordinario de la vanitas terrena. Así, el abrazo constituye el momento que inmortaliza un milagro en el catolicismo: el de la gloria compartida.

«Hoy pues, señores es nuestra fiesta, por ser mi padre Santo Domingo, con cuya doctrina y santidad, si la militante iglesia se ilustra, la religión de los predicadores gloriosamente se ufana, y la de los menores ufanamente se gloria. Día nuestro porque es nuestra la fiesta, de dominicos y de franciscanos, pues siendo, como es, Domingo mi padre, su objeto, no puede faltar el serafín llagado a su lado, pues fueron los dos tan uno, que fueron alma y cuerpo entrambos […] porque a nosotros nos toca, favorecidos de nuestros hermanos mayores, hacer el plato de la palabra divina, y para su desempeño me ha de dar la mano mi padre San Francisco, y como tan interesado en las glorias de su amigo, hermano y compañero Domingo, hará el gasto para esta salutación, dando ocasión para que todas las sagradas religiones celebren a mi padre santo Domingo, que a esto vienen a hacer el día grande con su presencia abramos paso a esta dificultad».[32]

Esta gloria compartida se traslada a todos los franciscanos y dominicos, a quienes les incumbe propagar la doctrina cristiana por medio de la predicación expositiva. La comunicación directa de la palabra de Dios consiente que esta se haga viva en los fieles. Tal como lo expresa en el sermón propiamente dicho:

«no dividas de Domingo y Francisco las glorias, porque son Domingo y Francisco dos cuerpos y un alma. Y aunque el alma tiene partes extra partes para darse como substancia a conocer, no las tiene para que las toque el cuchillo de la división: Cum mundis in tanta propalsus esset vitia, dominus pietate motus illum voluit reformare, non elegit unum rantum; sed duos, unum cherubicum et alterum seraphicum dominicun et franciscum, duo corpora sed unam animan. No hagas, no, división (dice la citada pluma hija de esta guzmana familia, y norte grande del concilio tridentino) entre domingo y francisco, porque, aunque te parezcan dos en los movimientos, una es en los des el alma, en su instituto».[33]

Geroglífico expresa que es necesario que las dos órdenes continúen cultivando el sistema tradicional de homilética que enfatiza la tarea del sacerdote como pastor. La obra resalta la importancia ministerial de la predicación franciscana y dominica. A través de la ya mencionada idea central del abrazo entre los dos santos, no solo transmite el mensaje bíblico del amor cristiano, sino que explica su trascendencia por medio de una estructura lógica, coherente y clara que resalta que no se trata de una amistad prosaica, por tanto que ambos individuos anhelan la perfecta caridad de Cristo:

«Forma pues la consecuencia amistad de costumbre, se funde en comer y beber juntos: la de la razón en trato y comunicación, pero la divina, carece de estos principios. Domingo y Francisco, mis queridos padres, ni se ha visto, ni se han tratado, no han tenido trato, ni comunicación en su vida y se estrechan en amorosos lazos llamándose por sus nombres, la primera vez que se ven: luego es amistad divina».[34]

Hita analiza a fondo el concepto de afinidad cristiana entre los dos santos y sus efectos filosóficos-teológicos, pues parece aplicar al cristianismo la concepción ciceroniana de la amistad —amicitia est divinarum et humanorum cum benevolentia et caritate consentio. [35] Por consiguiente, el autor juzga que esta empatía franciscano-dominica conduce a una perfecta consonancia de ideas y ahonda sobre los deberes morales que impone la bienquerencia y su objetivo de alcanzar la beatitud. El abrazo figura que ambos santos tienen una meta en común: el hondo deseo de alcanzar el bien perfecto, aunque lo hagan por vías aparentemente diversas. En el caso específico de Santo Domingo, su santidad consiste tanto en su contemplación intelectual como en la predicación. Su inteligencia es una prueba de la cercanía a lo divino. En el caso de san Francisco, su misticismo se cimienta principalmente en su ideal de pobreza. Ambos actúan en base a la devoción cristiana, han nacido para amar al mundo y anunciar los prodigios divinos:

«Esta es la amistad, que quería ver Cristo en los hombres imitada […] Domingo y Francisco, mis gloriosos padres, sin haberse visto ni comunicado jamás, se hablan por sus nombres, y anuncian los prodigios, que por sí [mismos] y sus hijos se obraría. A la primera vista se conocen, a el primer conocimiento se aman. No, no son Dios, mas un vivo traslado de aquella amistad eterna».[36]

Es evidente que el recordatorio que Hita hace sobre el hecho de que el abrazo representa la amistad divina a pesar de que ambos patriarcas no se habían visto ni comunicado anteriormente responde a la verdad histórica, ya que no hay testimonio fundado de que se hayan encontrado alguna vez. Sin embargo, el sermón retoma la tradición de un encuentro ambos santos fundadores fue una especie de incentivo a los frailes de ambas órdenes para superar ciertos desentendimientos y rivalidades que se conocieron en las primeras décadas. [37] La amistad entre Domingo y Francisco encierra en sí el producto de una revelación, es un don sobrenatural, una dádiva por excelencia que Cristo ha hecho al mundo. Por ello, a los franciscanos y dominicos corresponde demostrar que la amistad, la predicación, la caridad y el sentimiento de igualdad. En otras palabras, describe el camino cristiano que debe seguir cada franciscano y cada dominico. Hay un gran nivel de transcendencia en el sermón. Si bien Hita retoma un motivo muy presente en la literatura patrística (la amistad cristiana), logra darle gran relieve al hacerlo objeto de una grande y amplia consideración que se convierte en instrumento para una lectio sobre la importancia de las órdenes en los territorios ultramarinos. Los franciscanos y dominicos son portadores de salvación porque creen en su deber de trascender hacia lo divino, sienten la necesidad de perfeccionar su naturaleza. De hecho, para reforzar su Geroglífico, insiste en el hecho de que la imperfección constitutiva de cada individuo es transmutada por el amor divino que reina en estas comunidades religiosas. La limitación ontológica del ser humano se asume integralmente por medio de la mediación de la amistad entre los patriarcas que marca el comportamiento de las órdenes, pues se convierte en su referente significativo. Adicionalmente, el carácter sobrenatural de la amistad es una suerte de imagen o proyección de Dios que —en Geroglífico— llega a su clímax con la alusión a los estigmas, los cuales dan un significado mucho más profundo a la búsqueda espiritual de Francisco y Domingo, prueban la grandeza de su amor hacia Dios. Estos fenómenos corporales típicos de la mística cristiana son para Hita la prueba más contundente de una verdadera imitatio Christi. El autor recuerda que son una gracia de Dios, un reconocimiento divino. Son la corroboración del beneplácito de Dios por su santidad de vida relacionada con la aceptación de la cruz asumida de manera espiritual. Los estigmas confirman que han recibido la misión de predicar:

«Dice Baronio en sus anotaciones, que diciendo un día misa, mi padre Santo Domingo, le vio una sierva de Dios con llagas, y con una corona de espinas, porque de asistir a el sacrificio incruento le resultaron las llagas a Domingo, y no será mucho le discurra yo ahora con ellas, por la cercanía a San Francisco, con las llagas de Cristo marcado […]».[38]

8. Conclusiones

Después de haber estudiado Geroglífico de Alonso de Hita, se puede concluir que el abrazo entre los dos santos es una representación afortunada de la amistad cristiana y la armonía entre las órdenes franciscana y dominica. La reciprocidad de la estima reenvía al hecho de que ambas comunidades han encontrado a Dios por medio de los actos de benevolencia. Por consiguiente, el abrazo se convierte también en algo ontológico que tiene un poder unitivo: transmite el altruismo de las órdenes mendicantes, el cual corona su virtud y confirma su deseo de imitar a Cristo. En definitiva, Hita juzga que hay una similitudo dei en la misión evangelizadora que permite que tanto los miembros de la Orden de los predicadores como los de l’Ordine dei frati minori se acerquen a la imagen del creador. El autor defiende persuasivamente la idea de que franciscanos y dominicos han recibido el legado de una experiencia de amor que anticipa el conocimiento de Cristo porque ambas comunidades ven el cristianismo desde el acto de la predicación, oponiéndose a aquellas que lo encuentran a partir del ejercicio penitencial. Son sacerdotes cuya conducta transforma cada elemento prosaico en un encuentro con lo divino. Aunque ellos no son seres sobrenaturales como el Mesías, entienden bien la transcendencia de la función mesiánica y por ello son el verdadero símbolo de la caritas. En pocas palabras, este sermón panegírico destaca su dimensión comunitaria al mismo tiempo que describe las cualidades de un afecto que sigue un esquema cósmico portador de justicia y santidad que pone en relieve el significado profundo —desde la perspectiva del autor— del catolicismo.

Material suplementario
Bibliografía
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Notas
Notas
[1] Pude acceder a la editio princeps de este texto en el fondo de libros raros de la New York Public Library en diciembre 2018. Agradezco a Ben Heller, profesor asociado de la University of Notre Dame, por sugerirme que aplicara para una Small Grant del Department of Romance Languages de la University of Notre Dame. Departamento de lenguas para realizar esta investigación. Asimismo, quiero expresar mi gratitud a las personas que evaluaron este artículo, por sus acertadas sugerencias y a Carson Newman University por permitirme divulgar esta investigación.
[2] José Mariano Beristain y Souza, Biblioteca Hispanoamérica septentrional (México: Universidad Autónoma Nacional de México, México, 1816), 77
[3] uan Catalina García, Biblioteca de escritores de la provincial de Guadalajara y bibliografía de la misma hasta el siglo XIX (Madrid: Sucesores de Ribadeneira, 1899), 218
[4] Además de Geroglífico Sagrado, también se le atribuyen Defensa jurídica por la jurisdicción de los señores arzobispos de México, en el santuario de Guadalupe (México: Imprenta de Calderón, 1681) y Universidad Florida de horladas voces Diestra Capilla de Cherubicas, y Seraphicas, que celebran devotas la concepción purísima de María. que en la Dominica segunda de Adviento, en la Capilla de la muy ilustre magnífica, y real universidad de México, con asistencia del Excelentísimo señor Conde de Galve, virrey de esta Nueva España, predicó el R. P. Fr. Alonso de Hita, Predicador Excustodio y Diffinidor de esta Provincia del Sancto Evangelio, y Natural de la Ciudad de Guadalajara de los Reinos de Castilla, y que afectuoso ofrece, y reverente consagra al dicho conde de Galve (México: Viuda de Francisco Rodríguez Lupercio, 1692), entre otras.
[5] Rosalba di Meglio, Ordini mendicanti, monarchia e dinamiche politico-sociali nella Napoli dei secoli XIII-XV (Milano: Aonia edizioni, 2013), 23-45
[6] Isaías Covarrubias, La economía medieval y la emergencia del capitalismo (Málaga: Eumed, 2000), 72-135.
[7] Diego López Lozano. Los Valdenses (Alicante: S/E. 2012), 5-17
[8] Tienen en común su pauperismo, el cual mira a exaltar el mensaje religioso y social del cristianismo.
[9] Paolo Martinelli, Vite meravigliose (Milano: Edizione Terra Santa, 2021), 35
[10] Jacques Le Goff. San Francisco de Asís (Madrid: Ediciones AKAL, 2003), 40
[11] Sin embargo, esto cambiará en los siglos posteriores cuando surgirán las diferencias entre los franciscanos conventuales y los observantes. Para los primeros era lícito tener propiedades, mientras que para los segundos era necesario permanecer fieles al ideal de pobreza de San Francisco.
[12] Tomás de Bustos, Santo Domingo de Guzmán: predicador del evangelio (Salamanca: Editorial San Esteban, 2000), 66
[13] Entre ellos, el superior de los clérigos letrados se llama “el maestro general”. Por otra parte, es importante recordar que Tomás de Aquino, de hecho, dará las bases de la filosofía escolástica. Véase el estudio de Pedro Fernández Rodríguez, Los dominicos en el contexto de la primera evangelización de México, 1526-1550 (Salamanca: Editorial San Esteban, 1994), 23
[14] Alonso de Hita, Geroglífico Sagrado de la amistad más verdadera y vivo traslado de la divina y celestial en los gloriosos patriarcas Sancto Domingo y San Francisco (México: Imprenta de la viuda de Francisco Rodríguez Lupercio, 1692), 3v
[15] Jorge Cid y Macarena Cordero, Contrarreforma católica: Implicaciones sociales y culturales. (Santiago: Editorial Cuarto Propio. 2019), 24
[16] Esteban J. Palomera. La obra educativa de los jesuitas en Guadalajara, 1586-1986: visión histórica de cuatro siglos de labor cultural (Guadalajara: ITESO, 1986), 24-52
[17] Pedro Fernández Rodríguez. Los dominicos en el contexto de la primera evangelización de México, 1526-1550 (Salamanca: Editorial San Esteban, 1994), 162
[18] Dante pone en evidencia la importancia de la pobreza franciscana y la reconstrucción de una iglesia amenazada por la herejía y por los vicios de la curia. La reforma surge de un “sol” (San Francesco) que ilumina la oscuridad de la iglesia. Conviene señalar que es probable que la analogía que Dante hace entre Francisco y el sol provenga de los Bonaventura y la literatura franciscana en general. Véase el texto de Francesco Ciaccia, Dante e San Francesco (Milano: Rosetum, 2004), 7-55
[19] Dante Alighieri, La Divina Commedia (Roma: Armando Editore, 2003), 192
[20] Conocido mayormente por medio de su traducción italiana titulada Specchio di perfezione dello stato di Frate Minore.
[21] Cristóbal Belda Navarro, Los siglos del Barroco (Madrid: Ediciones Akal. 1977), 12
[22] Alonso de Hita, Geroglífico Sagrado de la amistad más verdadera y vivo traslado de la divina y celestial en los gloriosos patriarcas Sancto Domingo y San Francisco (México: Imprenta de la viuda de Francisco Rodríguez Lupercio, 1692), 4v
[23] De hecho, lo eligió entre el primer grupo de frailes que fueron a Roma en 1209 para encontrar al papa Inocencio III pedir la aprobación verbal del Propositum vitae.
[24] Ibid.
[25] Maestro en Sagrada Teología, calificador del Santo Oficio y prior provincial de la religiosísima provincia de predicadores de Santiago de México.
[26] Ibid.
[27] Ibid., s/n
[28] Ibid., s/n
[29] Ibid., s/n
[30] Ibid., s/n
[31] Ibid., s/n
[32] Ibid., 1r
[33] Ibid., 3v
[34] Ibid., 5r
[35] Eleonora Cianci, L’Amicizia nel Medioevo Germanico: Studi in onore di Elisabetta Fazzini (Milano: LED Edizioni Universitarie, 2018), 7-23
[36] Alonso de Hita, Geroglífico Sagrado de la amistad más verdadera y vivo traslado de la divina y celestial en los gloriosos patriarcas Sancto Domingo y San Francisco (México: Imprenta de Francisco Rodríguez Lupercio, 1692), 5 r-v.
[37] El testimonio más antiguo de este incentivo es la carta conjunta enviada a los frailes de ambas órdenes por fray Humberto de Romans, maestro de la Orden de los Predicadores, y fray Juan, ministro General de los Frailes Menores, desde los respectivos capítulos generales, alentando la fraternidad entre las dos familias religiosas. A partir de entonces, siguiendo el relato de Vida de San Francisco de Tomás Celano, Legenda aurea de Jacobo de la Voragine y Vida de Santo Domingo de Thierry d’Apolda, fueron numerosos los relatos hagiográficos que, ricos en enseñanzas, a falta de veracidad, han evocado un encuentro entre ambos fundadores con ocasión de una estadía en Roma. En consecuencia, ha sido habitual en la iconografía de ambas familias retratar el abrazo entre los dos santos, que la liturgia propia de cada orden los asocie y de que en los retablos del altar mayor de los templos de una y otra orden se encuentren las imágenes de San Francisco y de Santo Domingo. Por cual el tema desarrollado por Alonso de Hita era un tema habitual en ámbitos frailunos.
[38] Ibid., 3r.
Notas de autor
* La autora, doctorada en Linguística española por la Universidad de Notre Dame (EE.UU) y en Ciencias Sociales y Humanidades por la Universidad de Tromsø (Noruega) es profesora asistente en Carson Newman University, EE. UU.
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