Artículos de Investigación
Recepción: 09 Mayo 2023
Aprobación: 02 Junio 2023
Publicación: 30 Junio 2023
Resumen: Esta investigación se propone analizar la importancia de la edad como criterio identificatorio y clasificatorio de las personas, en comparación con otras categorías. En la primera fase los participantes (183 jóvenes, 266 adultos y 218 adultos-mayores) tenían que dividir en dos grupos un set de ocho fotos de personas de diferente edad, sexo, expresividad psicológica y características sociales, de acuerdo con un criterio justificatorio personal. Los resultados muestran que la edad y el sexo son los criterios más empleados por los tres grupos etarios; las referencias psicológicas y sociales lo son en menor grado. Más allá de estas coincidencias, también hay diferencias significativas respecto al peso diferencial otorgado a cada criterio. La fase II es un complemento de la anterior. El objetivo es comparar los distintos grupos etarios que los mismos participantes distinguen dentro de una serie de siete fotos de edad ascendente en un continuum niña-anciano. Se constatan, aquí también, coincidencias y diferencias entre jóvenes, adultos y mayores.
Palabras clave: identidad personal, identidad etaria, categorización social, grupos sociales, grupos etarios.
Abstract: This research aims to analyze the importance of age as a criterion to identify and classify people, in comparison to other categories. In the first phase, participants (183 young students, 266 adults and 218 old people) had to classify a set of eight pictures of individual people from different age, sexe, expressive psychological characteristics and social characteristics in two groups, according to a personal classifying criterion. Results showed that age and sexe were the most important references used to classify people, and, with less degree, sociological and psychological features. Beyond these coincidences, there are many differences between the age-groups concerning the frequencies of each criterion. The second phase is a complement to the previous one. The objective is to compare the different age groups that the participants themselves distinguish within a series of seven ascending age photos in a child-elder continuum. Here, as well, coincidences and differences between young people, adults and seniors are noted.
Keywords: personal indentity, age identity, social categorisation, social groups, age groups.
Introducción
La categorización social de las personas a través de diversas categorías descriptivas es un capítulo central de la psicología social (Prati et al., 2021). En efecto, el recurrir a determinadas categorías clasificatorias permite ordenar la realidad, facilitando la lectura de esta. El hecho de que estas categorías descriptivas son compartidas socialmente hace que la percepción del mundo no sea un producto individual, sino una construcción social (Bocanegra, 2017). Es precisamente por esto que se habla de categorización social.
La identificación y clasificación de la realidad no se refiere solo a las personas; la categorización social abarca también a objetos del mundo físico. Llamar ave a todo animal con alas que vuela, o vehículo a todo medio de transporte remite también a un proceso social de ordenamiento y sistematización social de la realidad (Vivas et al., 2020, 2021).
Estos etiquetamientos no son inocuos, ya que crean identidad y pertenencia de grupo (Trepte y Loy, 2017). Por ejemplo, llamar joven o viejo a una persona confiere una identidad grupal, creando expectativas (lo que se espera de esa persona). En el fondo estos etiquetamientos están en la base de las relaciones intergrupales. Las categorías clasificatorias crean identidad: lo que yo soy y lo que el otro es (o sea lo que yo no soy), orientando el comportamiento conmigo mismo y con los demás. Es por esto por lo que puedo reconocer y diferenciar mis pertenencias grupales (endogrupos) de las pertenencias ajenas (exogrupos) (Kawakami et al., 2021).
Las categorías más usuales a la hora de otorgar identidad y clasificar a las personas son, sin duda, el sexo y la edad, pero también juega el aspecto físico, la vestimenta, la actitud psicológica, entre otros, dependiendo del acceso que se tenga (presencia real, imágenes, narrativa verbal). El sexo (en cuanto condición biológica) es una variable dicotómica y relativamente inmodificable a lo largo de la vida. La edad tiene límites menos precisos y es muy variable a lo largo del ciclo vital. En relación con la distinción endogrupo-exogrupo a la que se ha hecho referencia, es importante tener presente que las categorizaciones involucran tanto a la persona que es objeto de estas, como al sujeto perceptor. En otras palabras, las categorizaciones varían según las personas a las que se aplican, pero también dependen de quienes son los sujetos perceptores (Rhodes y Baron, 2019). Es precisamente la interrelación entre sujeto-perceptor y objeto de percepción lo que constituye el eje central de la investigación que se reporta.
Es importante ubicar el presente estudio en el marco del desarrollo de la línea de investigación sobre representación social de las edades de la vida, iniciada hace varios años. La idea de base de este desarrollo es que hay una construcción social de las distintas etapas evolutivas y que dicha construcción depende de la propia etapa evolutiva, o sea que estas representaciones varían según las distintas edades. Esto es así por la condición temporal intrínseca del desarrollo psicobiológico. A medida que las personas avanzan en el desarrollo vital aumenta la temporalidad pasada y disminuye la perspectiva futura, a la inversa de lo que ocurre con el joven, que percibe que le queda mucho tiempo por delante. Pero esta evolución no es lineal. Así, si bien los jóvenes privilegian una temporalidad presente hedonista, sus metas futuras son de plazo relativamente cercano; recién con la adultez esta perspectiva se ensancha, volviéndose a reducir con la vejez, momento donde cobra predominancia la percepción del pasado, sobre todo con una visión centrada en las experiencias placenteras (Baikeli et al., 2021; Gagnon-Harvey et al., 2021; Laureiro-Martinez et al., 2017).
Entendiendo la representación social como un conocimiento pre-lógico, inconsciente, poco sistemático y con una impronta afectiva-emocional, las primeras investigaciones sobre representaciones de la vida apelaron a una técnica muy utilizada en los estudios de representación social: la asociación libre de palabras. Así, en una de las primeras investigaciones (Roselli, 2015) se ha comparado el campo semántico resultante de cinco palabras asociadas libremente a las palabras inductoras: niño, joven, adulto, anciano, en una muestra de estudiantes universitarios (18-25 años). Un estudio análogo (Roselli, 2016) abordó explícitamente la comparación entre una muestra de jóvenes y una de personas mayores (más de 65 años), permitiendo detectar diferencias perceptuales significativas, entre ellas una visión altamente idealizada que los adultos mayores tienen de los jóvenes y, recíprocamente, una mirada estereotipada de estos respecto a los mayores centrada en los problemas físicos más que en la experiencia de soledad y abandono, que sí reportan los de mayor edad. Como puede presumirse, estas incongruencias afectan negativamente las relaciones intergeneracionales.
En una investigación posterior (Roselli, 2022) se agregó una nueva muestra de comparación inter-etaria: adultos (40-55 años). El estímulo inductor fue, en este caso, un set de seis fotos de personas: niña, joven, adulto y anciana (y dos fotos grupales distractoras), debiendo los participantes decir lo que veían, o sea describir el contenido de cada foto. La edad y el sexo fueron las referencias más frecuentes de los tres grupos etarios en las fotos individuales, seguidas de referencias sociológicas (profesión, vestimenta) y psicológicas (actitud, expresión gestual). Se encontraron coincidencias y disidencias, tanto inter-fotos, como inter-grupos etarios. Las disidencias más significativas fueron entre la foto de la anciana y las restantes, y entre la muestra de adultos-mayores y las otras muestras etarias.
En otra investigación (Roselli, 2018) se analizaron los criterios clasificatorios de grupos de fotos de ocho personas, manera de constituir dos sub-grupos según un criterio justificatorio, esto en una muestra de jóvenes universitarios. En esta oportunidad se compararon dos condiciones: la mitad de la muestra debía clasificar un set de cuatro fotos de jóvenes y cuatro fotos de adultos, mientras que la otra mitad el set propuesto era de cuatro fotos de jóvenes y cuatro de adultos-mayores. Se solicitaban cuatro criterios clasificatorios. También aquí el sexo y la edad eran los criterios más recurrentes, seguido de criterios sociales y actitudinales. Pero hubo diferencias notorias entre el set jóvenes-adultos y el de jóvenes-adultos mayores, sobre todo en la relación entre sexo y edad como criterio privilegiado, constatándose el predominio del sexo en el primer set, y de la edad en el segundo. Si se tiene en cuenta que el sexo es una constante y la edad una variable, se concluye que esta gana protagonismo en cuanto la diferencia etaria es notoria (set jóvenes-mayores), o sea que la edad juega como criterio clasificatorio central en función de una distancia comparativa relativa (a mayor distancia comparativa, mayor visibilidad del criterio). En otras palabras, la edad juega como criterio identitario-clasificatorio no en sí misma, sino en función de la distancia comparativa (a mayor distancia, mayor predominancia).
Los antecedentes reseñados son el fundamento de la investigación que es objeto de este reporte, que consta de dos fases. Si bien el dispositivo instrumental de la primera fase es análogo al aludido en el párrafo anterior (cuatro criterios clasificatorios de sets de ocho fotos), en esta oportunidad (fase I) se comparan tres muestras de participantes: jóvenes, adultos y adultos-mayores. Aquí también se ofrecen sets que integran fotos de distintas edades; a los referidos sets de jóvenes-adultos y jóvenes-adultos mayores, se incluye además un set de fotos de adultos-adultos mayores. De esta manera se cubren todas las posibilidades de distancia relativa, tanto en lo que hace a las imágenes de los sets, como a la edad de los participantes. Esta mayor complejidad del diseño redunda sin duda en conclusiones más firmes.
La fase II, complementaria de la anterior, implica un diseño muy simple, pero que permite extraer conclusiones valiosas sobre la representación social de cuáles son las etapas de la vida y de sus límites cronológicos. En este caso, se trata de discriminar diferentes grupos etarios reconocibles dentro de un continuum cronológicamente ascendente de siete fotos de personas (de una niña a una anciana), trazando las líneas divisorias pertinentes. También aquí se comparan las respuestas de tres muestras de grupos etarios diferentes (jóvenes, adultos y mayores). Estos interrogantes ya habían sido planeados en el pasado (Roselli, 2015), pero ahora se retoma con un dispositivo metodológico muy simple: definir límites etarios en una serie cronológicamente ascendente de siete fotos de personas (de una niña a un anciano).
Fase I
Objetivo
El objetivo de esta fase es determinar cuáles son los diferentes criterios clasificatorios de fotos de personas empleados por diferentes grupos etarios: jóvenes, adultos y adultos-mayores. Obviamente, la hipótesis es que, si bien hay ciertas coincidencias, la propia pertenencia a un grupo etario determina diferencias significativas.
Método
Participantes
Se comparan tres muestras: 183 jóvenes (18-25 años), 266 adultos (40-55 años) y 218 adultos-mayores (más de 65 años). El muestreo fue intencional no-probabilístico. Los participantes, en el primer caso, fueron estudiantes universitarios; los de los otros grupos etarios fue una selección individual libre dentro de su entorno realizada por estudiantes colaboradores independientes.
En la recolección de los datos se siguieron las normas éticas vigentes en la comunidad científica y prescripta por las agencias de acreditación, entre ellas el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET).
Instrumento
Se aplicaron tres sets distintos de ocho fotos de personas (N, R y S), balanceando sistemáticamente en cada uno el sexo, la edad, el aspecto social (vestimenta y rasgos físico-sociales), y el aspecto psicológico (actitud y estado de ánimo). N incluía fotos de jóvenes y adultos; R fotos de jóvenes y adultos-mayores; S fotos de adultos y adultos-mayores. Dentro de cada grupo etario los tres sets fueron aplicados en proporción similar; de todas maneras, las desigualdades relativas fueron controladas a través de un análisis de porcentajes.
Procedimiento
El procedimiento se ajustó a la siguiente consigna: “A continuación se presentan 8 fotos de una serie de personas. La tarea consiste en agruparlas en dos grupos según algo que tengan en común. De hecho, hay diferentes criterios de clasificación. Los grupos no necesariamente deben tener la misma cantidad de fotos. Así, los dos grupos de fotos pueden ser de 4-4, 5-3, 6-2, o 7-1. En la parte para responder hay lugar para formular cuatro clasificaciones, pero no es necesario que hagas esa cantidad si no se te ocurre ningún otro criterio clasificatorio”.
Las respuestas eran anotadas en la hoja de respuesta por el propio participante o por el administrador.
Análisis de datos
Los datos fueron ingresados en una planilla SPSS, utilizándose dicho programa para el análisis descriptivo e inferencial. El análisis prioriza el primer criterio clasificatorio; también se analiza en forma independiente cada uno de los criterios utilizados en las cuatro clasificaciones. Como las tres muestras son de tamaño distinto, el análisis comparativo inter-grupos se realiza en base a porcentajes, al igual que el análisis inter-sets.
Básicamente el análisis compara los tres grupos etarios, rescatando coincidencias y diferencias, discriminando entre los tres sets de fotos (N, R, S). Para facilitar la comparabilidad, además de los valores absolutos, se incluyen los valores relativos (porcentajes).
La lectura de los resultados apunta a detectar tanto tendencias descriptivas, como diferencias estadísticamente significativas; en este caso se recurre a la prueba de chi-cuadrado, apta para variables nominales en muestras independientes.
Resultados
La tabla 1 presenta los valores, absolutos y en porcentajes, de los criterios de la primera clasificación realizada por las tres muestras etarias en cada uno de los sets de fotos (N, R y S). La primera clasificación es la que reviste particular relevancia.
Resulta evidente que el sexo y la edad son los criterios más utilizados en la primera clasificación por los tres grupos etarios, seguidos de las referencias psicológicas y de las referencias sociales. Los adultos-mayores registran valores más bajos en sexo y más altos en ambos tipos de referencias (chi* p<0,05). Las referencias psicológicas aluden a la expresión de alegría-seriedad y a la actitud personal buena-mala. Las referencias sociales se refieren al nivel social y al tipo de profesión u ocupación. Aquí cabe advertir que la vestimenta (formal-informal) también puede sumarse a las referencias sociales, por cuanto los entrevistados las consideran en general indicadores de nivel social-ocupación.
La discriminación entre los tres sets de fotos es importante porque implican distinto grado de diferencia etaria entre las fotos de cada set y también posibles identificaciones diferenciales entre los sujetos respondientes y las fotos de su misma edad. La distancia etaria entre las fotos es una variable que interactúa con la discriminación por sexo, que es una condición constante. Así, los valores de edad son manifiestamente más altos, en los tres grupos etarios, en R que, en N y S, explicable por la mayor distancia etaria entre las fotos de R. De todas maneras, esta mayor saliencia de la edad en dicho set es mayor en los jóvenes y adultos que en los adultos-mayores (chi* p<0,05).
Si se compara edad con sexo en los tres sets, se advierte que, en los tres grupos etarios, N registra valores significativamente más altos en sexo (respecto a edad), invirtiéndose esta relación en R y presentando un cierto equilibrio en S. En otras palabras, cuando la distancia etaria entre las fotos es mayor (R), la edad prima por sobre el sexo, sobre todo en los jóvenes. En S este predominio se atenúa en general.
La tabla 2 presenta los valores de frecuencia totales de cada uno de los criterios utilizados por las tres muestras en las cuatro clasificaciones, en los tres sets de fotos (N, R y S).
Los valores sumados de las cuatro clasificaciones coinciden, en general, con los de la primera clasificación. Los criterios más invocados son sexo, edad, referencia social (incluida vestimenta) y referencia psicológica, con diferencias menos marcadas que las halladas en la primera clasificación, lo cual es esperable tratándose de la suma de las cuatro clasificaciones. Al igual que lo encontrado en la primera clasificación, las frecuencias (porcentajes) de sexo son, respecto a edad, más altas en N que en R, donde la proporción se invierte, registrando S valores intermedios. Esto ocurre en los tres grupos etarios; sin embargo, en el total general de los tres sets, la utilización de la edad y el sexo como criterios clasificatorios es menos frecuente en los adultos-mayores que en los jóvenes y adultos, especialmente en lo que se refiere a sexo (chi* p<0,05). A su vez, las referencias sociales (incluida vestimenta) son más frecuentes en los adultos, a la inversa de las referencias psicológicas.
Discusión
Resulta evidente que la edad y el sexo son los criterios clasificatorios de personas más empleados. Se trata de la inter-relación entre dos tipos de factores: el sexo es una condición constante, en tanto que la edad es una condición variable. Esto determinó que se utilizaran tres sets distintos de fotos en cuanto a la condición etaria, en función de una mayor o menor distancia cronológica entre las personas, manteniendo constante la variabilidad por sexo; pero también los tres sets sirvieron para controlar la posible identificación de la edad de los sujetos encuestados con la de las personas de las fotos; por eso hay fotos de jóvenes, adultos y adultos-mayores en dos de los tres sets.
Los datos muestran que la distancia generacional de las fotos juega un rol determinante en utilizar al sexo o a la edad como criterio clasificatorio prioritario. A mayor distancia cronológica, la edad, como condición variable, aventaja al sexo, que una constante biológica; a menor distancia las proporciones se invierten. En otras palabras, el sexo es más invocado como criterio diferenciador en el set de fotos de jóvenes y adultos (N) que en el de jóvenes y adultos-mayores (R) (chi* p<0,05), a la inversa de lo que ocurre con la edad (chi* p<0,05). Aunque esto ocurre en los tres segmentos etarios, se observa que tanto el sexo como la edad tienen en general, en los adultos-mayores, menor saliencia a la hora de su utilización como criterio clasificatorio (chi* p<0,05). En el caso específico de la edad, los jóvenes y adultos recurren con más frecuencia a esta categoría diferenciadora cuando la clasificación involucra personas mayores (R y S); los adultos mayores lo hacen con menor frecuencia. Se diría que los jóvenes y adultos otorgan más importancia a la diferencia etaria cuando el set de fotos involucra personas mayores.
En cuanto a las referencias sociales (incluida la vestimenta), estas son más frecuentes en los jóvenes y los adultos, lo que puede interpretarse como una mayor propensión a considerar los aspectos que identifican a las personas como actores sociales (nivel social, ocupación), sobre todo cuando tal distinción involucra a fotos de jóvenes y adultos (N). O sea que los jóvenes y adultos apelan más a criterios de clasificación social, especialmente cuando el set es de fotos de personas jóvenes y de adultos. En cambio, cuando el set involucra fotos de adultos-mayores las referencias sociales de estos grupos etarios disminuyen.
Las referencias psicológicas son importantes para los tres grupos etarios, aunque se aprecia una tendencia más acentuada por parte de los adultos-mayores, lo que hablaría de una percepción más aguda de los estados emocionales y actitudinales de las personas.
Estos resultados son ampliamente coincidentes con los hallados en la investigación ya mencionada (Roselli, 2018), especialmente en la comparación entre N y R en jóvenes, donde se constató una relación inversa entre sexo y edad en función de la distancia etaria entre las fotos de cada set. En la presente investigación se observa que esta relación, en el caso de los adultos-mayores, es menos extrema. En general, las respuestas de los adultos ocupan un lugar intermedio, en especial en el set S, que incluye fotos de adultos y de adultos-mayores. También en esto los resultados coinciden con los de otra de las investigaciones citadas (Roselli, 2022), referida a la descripción de fotos individuales, donde la foto de la anciana recibía, de parte de los jóvenes, mayores frecuencias en edad que la recibida de parte de los adultos-mayores, a la inversa de lo que ocurría con sexo.
En conclusión, la pertenencia etaria genera coincidencia, pero también disidencias en el empleo de los criterios clasificatorios de los distintos sets de fotos. Coinciden en el mayor peso otorgado en general a la edad y el sexo, en primer lugar, y a las referencias sociales y psicológicas, en segundo lugar. Hay también coincidencias que aparecen cuando se analizan las respuestas en función del tipo de set (N, R, S). Aquí la distancia generacional entre las fotos juega en general un papel importante: a mayor distancia, mayor saliencia de la edad por sobre el sexo, y viceversa. Resulta evidente que la variable edad interactúa con la constante sexo, donde la visibilidad de una u otra depende de la distancia etaria de las fotos. Con todo, no es lo mismo la cercanía etaria joven-adulto (N) que la de adulto-adulto mayor (S); la segunda involucra más énfasis en la edad como criterio diferenciador, o sea que la presencia de fotos de mayores otorga más peso a la diferenciación etaria en relación con la diferenciación por sexo.
Dentro de esta discriminación entre N, R y S, los distintos grupos etarios mantienen ciertas diferencias, especialmente entre los jóvenes y los adultos-mayores, donde el peso de la edad y el sexo como criterio diferenciador es menos marcado. En cuanto a las referencias sociales y psicológicas, se constata mayor predominio de las primeras en los jóvenes y adultos, y una cierta tendencia al empleo de referencias psicológicas por parte de los adultos-mayores. Los jóvenes y los adultos serían más proclives a las categorizaciones sociales; los adultos-mayores a las atribuciones psicológicas, aunque este aspecto requeriría mayor profundización empírica.
El mayor mérito de este estudio es haber permitido avanzar, de modo sistemático, en una comparación inter-etaria del proceso de clasificación de personas, apuntando a detectar características descriptivas diferenciadoras. Algunas de estas características son estadísticamente significativas; otras deben ser consideradas indicadores de tendencias que requerirían mayor apoyo empírico. En cualquier caso, todas son relevantes desde un punto de vista teórico para comprender mejor el papel de la edad de pertenencia como variable diferenciadora del proceso de categorización y clasificación social.
Una dificultad encontrada, que marca una limitación, es el tamaño muestral diferente de cada grupo etario y de los distintos sets, lo que obliga a recurrir, en el análisis de los datos, a valores relativos o porcentajes. De todos modos, se prefirió optar por conservar la riqueza del relevamiento antes que recurrir a una homogeneización muestral que implicara prescindir de numerosos casos.
Otra limitación pueden ser ciertos sesgos filtrados en la elección de las fotos de los distintos sets. Por más que se hayan balanceado sistemáticamente los factores más importantes a controlar (sexo, edad, aspecto social, actitud psicológica), resulta difícil controlar la ingerencia de factores espúreos, como por ejemplo los accesorios y ciertos rasgos físicos (peso, cabello); eso demandaría ampliar el espectro de las fotos ofrecidas.
Fase II
Objetivo
Comparar el reconocimiento que los jóvenes, adultos y mayores hacen de los diferentes grupos etarios reconocibles dentro de un continuum de siete fotos de personas cronológicamente ascendente (desde la foto de una niña a otra de un anciano). Se esperan encontrar diferencias significativas entre las muestras.
Método
Participantes
Se comparan tres muestras: jóvenes (93), adultos (149) y mayores (102), todos de nivel socioeducativo medio. La participación fue individual, voluntaria (con consentimiento informado) y anónima.
Instrumento
Una serie de siete fotos cronológicamente ascendente de personas, desde la de una niña hasta la de un anciano.
Procedimiento
Cada participante debía trazar primero una línea vertical divisoria en la serie continua de siete fotos de personas de edad ascendente (de niña a anciano), para formar así dos grupos: las de menor y las de mayor edad. La consigna era: “Divida la siguiente serie de siete fotos de personas de diferente edad en dos grupos. Para ello trace una línea vertical divisoria donde corresponda”.
Inmediatamente debía trazar dos líneas divisorias, diferenciando así tres grupos etarios. Luego trazar tres líneas y, finalmente, cuatro líneas.
Resultados
Las tablas 3, 4, 5 y 6 presentan los resultados obtenidos según 1, 2, 3 y 4 líneas divisorias. Solo se incluyen las frecuencias mayores, con sus respectivos porcentajes. Cuando los porcentajes no alcanzan el 50% se marca una flecha que marca la dirección de la tendencia.
Se advierte que los adultos-mayores incluyen la cuarta foto del continuum dentro del grupo más joven, en tanto que los otros grupos, sobre todo los jóvenes, trazan el límite etario más anticipadamente.
Los datos muestran que los jóvenes persisten en el primer límite etario, incluyendo las fotos de la niña, el adolescente y el joven temprano en el primer grupo, mientras que los adultos y mayores trazan el límite a una edad más precoz. En la distinción entre la condición etaria intermedia (segundo grupo) y avanzada (tercer grupo) hay coincidencias entre los tres grupos, si bien hay una tendencia en los adultos y mayores a señalar un límite menos extremo.
La mayor diferencia se constata entre los mayores y los restantes grupos, sobre todo los jóvenes. En general, la foto de la niña se diferencia de las restantes. Se reitera en los jóvenes la asociación de la foto del adolescente y del joven precoz, constituyendo un segundo grupo; esta asociación no existe en los mayores, para quienes hay una escisión entre la foto del adolescente y la del joven precoz. También los jóvenes persisten en diferenciar claramente las fotos 5 y 6, dando lugar al reconocimiento de dos grupos etarios distintos; este límite es menos definido en los adultos y los mayores.
Los tres grupos etarios coinciden en reconocer a la foto de la niña y de la anciana (los extremos de la serie continua) como figuras separadas del resto, formando sendos grupos unipersonales. También coinciden en asociar las fotos del adolescente y del joven precoz (sobre todo los jóvenes), constituyendo un grupo intermedio. Por su parte, los adultos-mayores trazan el tercer límite en forma más centrista que los jóvenes y adultos, asociando las fotos 5 y 6 en un solo grupo.
Discusión
En general, las mayores diferencias ocurren entre los jóvenes y los adultos-mayores. Los primeros tienden a percibir como una unidad (vinculación más estrecha) las fotos de la niña, del adolescente y del joven precoz. Los mayores tienen una visión más extendida de la temporalidad juvenil.
En cuanto al segmento de fotos de mayor edad, los jóvenes separan más radicalmente las fotos 6 y 7 del resto, a la inversa de lo que hacen los adultos-mayores. Se diría que estos tienen una visión más centrista, discriminando más equilibradamente los grupos intermedios del continuum; por ejemplo, en la tabla 5 asocian la foto de la niña y del adolescente, y en la tabla 6 las fotos 5 y 6. Los adultos se ubican en posiciones intermedias.
Estos resultados son bastante coincidentes con los hallados por los autores en la fase I de la investigación ya citada (Roselli, 2015), donde se encontró que la mayoría de los jóvenes piensan que la juventud termina a los 26 años o antes, y la adultez (o sea el comienzo de la vejez) a los 60 o 65 años. Como se aprecia, los jóvenes definen las fronteras entre etapas del ciclo vital con edades muy precoces. Lo contrario ocurriría conforme se avanza en la edad.
Referencias
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