Entrevistas

Charla con Marcos Cueto

Elizabeth Balladares Gómez
Universidad Autónoma Metropolitana Cuajimalpa, México
Joel Vargas Domínguez
UNAM, México

Saberes. Revista de historia de las ciencias y las humanidades

Historiadores de las Ciencias y las Humanidades, A.C., México

ISSN-e: 2448-9166

Periodicidad: Semestral

vol. 3, núm. 7, 2020

contacto@saberesrevista.org



En el marco del “VII Congreso de Historiadores de las Ciencias y las Humanidades” realizado en la Ciudad de México del 10 al 13 de marzo de 2020, tuvimos la oportunidad de platicar con el historiador Marcos Cueto, quien nos habló sobre varios temas relacionados no solo con la disciplina, sino también sobre la relevancia de encuentros académicos como el de HCH, así como del papel de los historiadores de la ciencia en las discusiones contemporáneas presentes en la agenda pública.

Marcos Cueto es un historiador de la salud que trabaja en la Casa de Oswaldo Cruz, Fiocruz, Rio de Janeiro. Recibió su doctorado de la Universidad de Columbia en Nueva York. Es autor de trabajos sobre la historia de la salud pública y las epidemias en América Latina y sobre el desarrollo de organizaciones internacionales de salud. Entre sus obras se encuentran: El regreso de las epidemias: Salud y enfermedad en el Perú del siglo XX y El Valor de la Salud: una historia de la Organización Panamericana de la Salud, por mencionar algunas. Es coautor, con Steven Palmer de Medicina e Saúde Pública na América Latina: uma história. Es editor de la revista História, Ciências, Saúde — Manguinhos.

Revista Saberes: Bienvenido y gracias por estar con nosotros, situándonos en el marco de este congreso, ¿cuál cree que sería la importancia de participar en este tipo de eventos para el desarrollo de la Historia de la Ciencia?

Marcos Cueto: Gracias por esta entrevista. Me parece que estos son espacios fundamentales para el progreso de la investigación, para alentar a las personas más jóvenes que estén empezando o desarrollando sus investigaciones, y para hacer contactos personales entre investigadores, que siempre son importantes para mantener viva una red de investigación.

Me gustaría resaltar la importancia de esta sociedad científica (HCH) porque dentro de América Latina, no hay sociedades nacionales en todos los países. En Brasil hay una Sociedad Brasileira de Historia de la Ciencia que tiene sus reuniones también con una periodicidad en la que asisten investigadores de diferentes estados, en Argentina hay diversos grupos, en Chile también, en Perú hay un grupo emergente, pero sin duda, este grupo mexicano que ya tiene una tradición —este es su séptimo encuentro— es un espacio fundamental y que ya desde hace varios años esta atrayendo la atención de historiadores de otro países de las Américas.

Además, estos encuentros sirven para conocer a investigadores de otros países y también a profesionales de otras disciplinas, con los cuales los historiadores de la ciencia deberíamos aliarnos, como los archivistas, los bibliotecarios, los museólogos, los historiadores de otras áreas del pasado y los investigadores de la ciencia desde otras perspectivas.

Por ejemplo, es importante conocer e incrementar el diálogo entre los historiadores de la ciencia y quienes analizan desde una perspectiva social el tema del medio ambiente —un tema fundamental ahora— o los desafíos para superar la discriminación por raza y género, otros temas fundamentales que han recibido la atención de los historiadores de la ciencia.

Revista Saberes: Y ahora que mencionas la importancia de algunos temas que cobran relevancia en un contexto actual, en este momento se está discutiendo sobre epidemias y enfermedades, por lo que parece obligatorio recordar los momentos que en el pasado se enfrentaron a situaciones probablemente similares o parecidas en algunos aspectos. En ese sentido: ¿qué podrían aportar los estudios de historia de salud pública en las discusiones de la actualidad?

Marcos Cueto: Como editor de História, Ciências, Saúde-Manguinhos tengo una posición, un poco privilegiada que me permite tener una impresión de los asuntos más concurridos por los historiadores de la ciencia. Por ejemplo, recibimos regularmente para evaluación sobre el impacto, las respuestas políticas y las representaciones culturales de epidemias. Otros temas sobre los cuales hay aparentemente un gran interés —según el número de trabajos que recibimos y de visitas de nuestros lectores en la página de internet de la revista— son la historia de género y la historia de raza que muchas veces vienen con análisis de los diferentes discursos relacionados a la eugenesia. Tres estímulos a estos estudios son la crisis de las políticas de asimilación de la población indígena y de domesticación de las mujeres ensayadas desde los años cincuenta, el acceso a documentos de muchos de los centros oficiales que quisieron imponer esta asimilación y la existencia de una rica literatura internacional, de historia de género, la raza y la eugenesia. También recibimos muchos manuscritos sobre la historia de la salud mental —que creo que es una manera de darle una perspectiva histórica a las discusiones actuales sobre lo normal y lo patológico— un tema adicional, más nuevo, especialmente entre historiadores jóvenes, es la combinación de la historia de la salud con la historia ambiental.

Un problema que está surgiendo —vinculado a estos y otros estudios— y creo que es una sensación de muchos historiadores en la región, es que se está acumulando una densidad en varios de estos temas sin una claridad de los consensos, diferencias y desafíos pendientes en términos historiográficos. No hay una visión de conjunto de los avances y vacíos; es decir, no hay muchas revisiones. Hemos tratado un poco de superar este problema creando en nuestra revista una sección de ensayos historiográficos y hemos pedido —generalmente por encargo y a veces esto ha sido difícil de obtener— a un historiador que esté a la mitad de su carrera o experimentado, que elabore una visión general de los estudios realizados en los últimos años sobre género e historia de la ciencia; medio ambiente o la historiografía sobre la fiebre amarilla. Revisiones que creo serán de utilidad para estudiantes, investigadores jóvenes, para otros investigadores e inclusive para un público en general interesado en saber qué hemos producido. Aunque estas revisiones van a dialogar con urgencias culturales, políticas y sociales que demandan una mirada histórica, su propósito principal es inscribir nuestros trabajos en una tradición historiográfica que les permita tener referentes, un marco teórico, noticias de fuentes, e inclusive debates sobre metodologías.

Revista Saberes: Con relación a la historia ambiental, cómo podemos vincular por ejemplo la investigación que has realizado sobre salud pública, estos cambios internacionales, y la nueva forma de ver ciertas epidemias en relación con modificaciones medioambientales en el pasado: ¿cómo podemos relacionar esta historia de la salud pública con estas historias nuevas que están surgiendo?

Marcos Cueto: En los últimos años, una parte importante de la preocupación de la historia de la salud; investigadores jóvenes se han emparentado con una nueva historia del medio ambiente. Ello surge de un cuestionamiento de la salud pública como una actividad que muchas veces se ha limitado a dar respuestas a problemas de las sociedades humanas, pero no ha enfatizado todos los otros sistemas que rodean a los seres humanos, como el agua, el aire, la polución, los residuos, cuyo deterioro por intervenciones humanas inciden en la intensificación de enfermedades. En este momento hay una corriente que se llama “Salud Planetaria”, que ya ha sido defendida por revistas internacionales como The Lancet y por algunos historiadores destacados como el australiano Warwick Anderson, quienes piensan que se tiene que refundar la salud pública y la historia de la salud. No sé, si lo van a conseguir, pero es una propuesta audaz e interesante que enfatiza una visión ecológica del pasado. Lo que ellos proponen es ya no concentrarse solo en sistemas que conciernen a las sociedades humanas, sino también en los sistemas naturales que han sido mal usados por todas las sociedades, inclusive por las sociedades desarrolladas, que no tienen una forma de sustentar la manera de consumo con la cual adquirieron algunos indicadores positivos de salud, sobre todo en la segunda mitad del siglo XX.

No hay claridad de lo que va a pasar, pero hay un movimiento en medio de esta crisis en la que vivimos de negacionismo científico y popularidad de los autoritarismos populistas conservadores, por volver a pensar qué es la ciencia, qué es la medicina, qué es la salud pública y la oportunidad que tiene la historia para contribuir a superar la fragmentación del conocimiento.

Revista Saberes: Has mencionado el tema de los populismos. Muchos de estos movimientos han surgido, en parte, gracias a un descreimiento en la ciencia, en donde los estudios sociales e históricos sobre la ciencia son retomados por personas que no creen en los hechos científicos, que no creen en la ciencia, como las antivacunas o las personas que no creen en el cambio climático. En cierta medida, la historia de la ciencia ha mostrado el aspecto social en el proceso de construcción del conocimiento científico, un movimiento que problematiza las narrativas heróicas y tradicionales sobre la ciencia. Sin embargo, esto ha sido empleado para cuestionar a la ciencia, y algunas personas y grupos han utilizado estas discusiones para argumentar que los historiadores y estudiosos de la ciencia estamos en contra de la ciencia. En este sentido, surge la pregunta de cómo podemos seguir hablando y reconstruyendo la formación histórica de la ciencia, al mismo tiempo, que reafirmamos la importancia del papel de la ciencia como guía para la sociedad, sin ser utilizados por los generadores de noticias falsas y los detractores de la ciencia.

Marcos Cueto: Una responsabilidad ética de los historiadores de la ciencia es luchar contra el negacionismo científico. Esto puede hacerse contando su historia, deconstruyendo sus componentes, explicando sus motivaciones, revelando que existen científicos que han participado en el mismo y denunciando que es resultado —así como la desinformación— del apoyo insuficiente a la educación y la investigación. Hay algunos historiadores en otros países que han comenzado a hacerlo, e inclusive han mostrado que el trabajo de los historiadores de la ciencia es manipulado por los negacionistas; por las industrias tabacaleras, para cuestionar el daño que hace el tabaco o para poner dudas sobre el cambio climático, o para discutir si las vacunas producen autismo. La historia del negacionismo científico y del antiintelectualismo son asuntos importantes que están comenzando a ser investigados y podrían ser investigados más. Los historiadores de la ciencia podemos hacer una historia del negacionismo; estudiar y divulgar el proceso de construcción de la verdad; presentar a la historia de la ciencia y a la ciencia como un proceso más que como un producto.

Esta investigación del pasado del negacionismo científico puede ser parte de una historia de los movimientos religiosos evangelistas, de sus fórmulas mágicas para resolver problemas de salud y su interacción con los políticos neoliberales, como sucede en el Brasil, donde ya casi un cuarto de la población es pentecostal o evangélica. Finalmente, el crecimiento del negacionismo científico de las últimas décadas —sin duda un proceso que no es nuevo en la historia— nos lleva como profesionales a replantear cómo vamos a contar las historias generales de la ciencia para un público en general y reevaluar la noción común de autonomía de la ciencia. Creo que, lo que esta ocurriendo con el negacionismo exige tanto a historiadores como a científicos un compromiso con políticas sociales progresistas que protejan, y fomenten la educación y la investigación, sin herir la diversidad cultural de nuestros países.

Revista Saberes: Para terminar, ¿nos puedes dar algunas palabras para la Asociación de Historiadores de las Ciencias y las Humanidades?

Marcos Cueto: Un gran saludo a la Asociación y a todos los que la integran. Para mi ha sido un privilegio participar en este séptimo evento, espero participar en más, he aprendido mucho de las presentaciones que he escuchado, de los comentarios, de los diálogos, de ver a viejos amigos, de conocer a nuevos. Les deseo un mejor futuro, estoy seguro que lo va a tener la Asociación.

Elizabeth Balladares, Marcos Cueto y Joel Vargas en el VII Congreso de Historiadores de las Ciencias y las Humanidades
Elizabeth Balladares, Marcos Cueto y Joel Vargas en el VII Congreso de Historiadores de las Ciencias y las Humanidades

Modelo de publicación sin fines de lucro para conservar la naturaleza académica y abierta de la comunicación científica
HTML generado a partir de XML-JATS4R