Reseñas

Reseña: El viaje de William More Gabb a Baja California en 1867

Fernando Ibarra Chávez
UNAM., México

Saberes. Revista de historia de las ciencias y las humanidades

Historiadores de las Ciencias y las Humanidades, A.C., México

ISSN-e: 2448-9166

Periodicidad: Semestral

vol. 1, núm. 3, 2018

contacto@saberesrevista.org

Torres Montúfar Óscar Moisés. Ciencia y especulación. El viaje de William More Gabb a Baja California en 1867. 2017. México. Historiadores de las Ciencias y las Humanidades. 156pp.


Desde su independencia, México y Estados Unidos han mantenido relaciones complejas, derivadas de múltiples factores que van desde la curiosidad antropológica hasta el interés expansionista y desde las necesidades comerciales hasta la colonización. El siglo XIX fue particularmente vertiginoso para ambos países, siendo México el menos fuerte de ellos, debido al debilitamiento causado por la falta de consolidación política y por las constantes guerras internas y ocupaciones extranjeras. A pesar de todo, Estados Unidos fue siempre un punto de apoyo económico para México, entre otras cosas, por el interés que varios empresarios mostraron en invertir en él, debido a su ubicación estratégica para el comercio y al desarrollo de las comunicaciones marítimas y terrestres.

En este contexto nos sitúa Óscar Moisés Torres Montúfar en su libro: Ciencia y especulación. El viaje de William More Gabb a Baja California en 1867, en el que desarrolla una investigación seria e interesante sobre la expansión de un grupo de estadounidenses por tierras del noroeste mexicano, particularmente en la rica zona fronteriza de Baja California. El volumen da cuenta de los diversos actores que promovieron dicha expansión comercial. Por un lado, encontramos corporaciones empresariales de mucho peso, que se interesaron en explorar el territorio mexicano y, por otro, los recursos humanos que llevaron a cabo la tarea.

Para conocer bien el nuevo territorio, fue menester solicitar los servicios de gente preparada en topografía y exploración de suelos “cuya función consistía –afirma Torres– en informar sobre las posibilidades de éxito de una empresa dadas las características y los recursos naturales y humanos presentes en un territorio”. Esto demuestra cómo las bases científicas y el desarrollo de la tecnología fueron esenciales para llevar a buen puerto los intereses comerciales mencionados.

Además, como explica Torres, es importante tomar en cuenta que los viajes de exploración también fueron oportunidades de experimentación metodológica para los científicos: “Hacer ciencia a partir de un viaje de exploración no era meramente una tarea de acumulación de explicaciones y observaciones, sino que implicaba reunir y articular un conjunto de experiencias susceptibles de ser comunicadas con un lenguaje estandarizado, autorizado y universal”. En este sentido, el científico puede llegar a ser el vínculo entre los intereses comerciales y el saber, además de ser partícipe del establecimiento de redes de colaboración interdisciplinaria que –como en el caso estudiado en este volumen– llegan a trascender las motivaciones comerciales primarias que dieron pie a la exploración misma. De hecho, es una realidad que “el científico, al igual que el publicista y el inversionista, genera expectativas sobre un territorio que, de tener éxito, generaría especulaciones sobre la orientación de futuras incursiones corporativas”, como advierte el autor.

Este libro se concentra en el caso particular del geólogo William More Gabb, quien fue comisionado por la firma neoyorquina Lower California Company para inspeccionar algunas áreas de Baja California que el gobierno mexicano había otorgado en concesión. El suceso no pasó inadvertido: la concesión originó panfletos, artículos periodísticos, mapas, reportes personales, documentos diplomáticos, etcétera, los cuales aportan interesantes datos que van más allá de la simple información de hechos: reconstruyen los fundamentos ideológicos y la perspectiva de ambas partes, para que el acuerdo internacional no diera pie a intenciones expansionistas (recordemos que décadas atrás México había perdido una buena parte de su territorio del norte).

El primer capítulo explica cómo, a partir de la fiebre del oro (1848-1855), circuló la noticia de que también en Baja California había atractivos yacimientos minerales. El interés por explotar estos recursos –aunado al desarrollo que la península había alcanzado gracias al comercio marítimo y a la cercanía con el puerto de San Francisco– ofreció condiciones propicias, dirigidas a un verdadero proyecto empresarial favorable para las compañías estadounidenses. Por su parte, a México le convenía que los lejanos territorios del norte generaran su propia riqueza, para no depender tanto del erario público. Además, las políticas juaristas promovían la ocupación de zonas deshabitadas del país y un mayor control de los territorios federales.

El segundo capítulo se concentra en las alianzas entre los científicos especializados en análisis de suelos y los inversionistas interesados en la explotación de minerales pues, mientras estos aportaban capital para financiar las expediciones, aquéllos aseguraban que los datos recabados serían confiables; por tal motivo, el conocimiento científico fue el fundamento para la toma de decisiones mercantiles. Como afirma Torres, el conocimiento científico bien sustentado “genera expectativas en torno a la posibilidad de hacer negocios con un territorio o producto, despertando la atención de empresarios cuya orientación económica podía ser complementaria a la que se pretendía desarrollar”. Para este análisis, el autor revisó tanto la obra de William More Gabb como la de su antecesor, John Ross Browne, quien había tenido una tarea similar en años anteriores.

El tercer capítulo ofrece reflexiones sobre las condiciones políticas y sociales que propiciaron en Estados Unidos una actitud de expansión de carácter más económico que territorial. En esta nueva dinámica, la Lower California Company es ejemplo de un proceso de mercantilización fundado en la ciencia, pues “el trabajo hecho por un científico reconocido, por su carácter racional, preciso y desinteresado, ofrecía una información exacta e imparcial al posible inversionista”, lo cual derivaba en prestigio, confianza y certidumbre sobre las inversiones.

Como puede verse, el libro de Óscar M. Torres es una investigación novedosa en la que se resalta la relevancia del trabajo científico en la toma de decisiones comerciales. El estudio de las expediciones realizadas por la Lower California Company en territorios mexicanos arroja datos que ejemplifican la metodología seguida para el reconocimiento territorial a mediados del siglo XIX, y esta información puede ser comparada con otras realidades similares.

Por lo demás, cabe insistir en que, para llevar a cabo su labor, el autor realizó una exhaustiva investigación en fuentes hemerográficas originales: consultó bibliografía de la época, revisó reportes de trabajo y publicaciones acerca de la labor de Gabb o de la Lower California Company, así como material del archivo de acervos mexicanos y estadounidenses. El estudio de fuentes documentales directas sustenta las afirmaciones contenidas en el volumen y ofrecen datos nuevos y fidedignos sobre el caso estudiado.

El libro está disponible para su consulta libre en el sitio de Historiadores de las Ciencias y la Humanidades A. C (http://www.hch.org.mx/v2.1/?q=node/37).

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