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Laurette Séjourné: la construcción de la idea de ciudad arqueológica y el estudio de los conjuntos departamentales de Teotihuacan
Silvia Ibáñez Bravo
Silvia Ibáñez Bravo
Laurette Séjourné: la construcción de la idea de ciudad arqueológica y el estudio de los conjuntos departamentales de Teotihuacan
Saberes. Revista de historia de las ciencias y las humanidades, vol. 5, núm. 12, pp. 69-88, 2022
Historiadores de las Ciencias y las Humanidades, A.C.
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Resumen: Si bien el nombre de Laurette Séjourné (1911-2003) es bien conocido en el ám- bito de la arqueología en México, a la fecha sus trabajos en Teotihuacan son poco valorados, por lo que perdura un desconocimiento de sus investigaciones y sus principales aportes a la arqueología de Teotihuacan, insertos dentro de 69 su particular contexto histórico. Por ello, el objetivo del presente trabajo es contribuir a la revisión y revaloración critica de su labor, para lo que se presen- ta una síntesis biográfica con información inédita o poco conocida sobre su vida, su formación en el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y sus investigaciones en los conjuntos departamentales, mismos que coadyu- varon al tránsito de la noción del centro ceremonial a una concepción más amplia de ciudad que incluye amplias áreas residenciales. Para el desarrollo de este trabajo se consultó el Archivo “Laurette Séjourné”, que contiene su obra escrita e investigaciones recientes relacionadas con su vida y entorno cercano.

Palabras clave: Laurette Séjourné,Teotihuacan,conjuntos departamentales,ciudad,arqueología.

Abstract: Although the name of Laurette Séjourné (1911-2003) is well known in the field of archaeology in Mexico, today her work in Teotihuacan is little valued, which is why there is still a lack of knowledge on her research and her main contribu- tions to the archaeology of Teotihuacan, inserted within its historical context. For this reason, the objective of this paper is to contribute to the review and critical reappraisal of her work, for which a bibliographical synthesis is pre- sented with unpublished or little-known information about her life, her train- ing at the National Institute of Anthropology and History (INAH) and her research in apartment compounds, which contributed to a broader conception of Teotihuacan, from ceremonial center to the the city that included large resi- dential areas. For the development of this work, the Laurette Séjourné Archive (containing her written work and recent research related to her life and close environment) was consulted.

Keywords: Laurette Séjourné, Teotihuacan, apartment compounds, city, archaeology.

Carátula del artículo

Artículos libres

Laurette Séjourné: la construcción de la idea de ciudad arqueológica y el estudio de los conjuntos departamentales de Teotihuacan

Silvia Ibáñez Bravo
Instituto Nacional de Antropología e Historia, México
Saberes. Revista de historia de las ciencias y las humanidades
Historiadores de las Ciencias y las Humanidades, A.C., México
ISSN-e: 2448-9166
Periodicidad: Semestral
vol. 5, núm. 12, 2022

Recepción: 04 Febrero 2022

Aprobación: 11 Marzo 2022


Introducción1

A la fecha, el estudio de los conjuntos departamentales de Teotihuacan cuenta con más de un siglo de desarrollo, desde que Leopoldo Batres realizó en 1884 el hallazgo y la excavación parcial del conjunto de Teopancazco,2 considerado el primer conjunto departamental explorado arqueológicamente en Teotihua- can.3 La exploración temprana de Teopancazco se limitó a liberar una porción del edificio —incluyendo un patio y algunos cuartos con pintura mural con representaciones de sacerdotes en procesión y guerreros—, por lo que el reco- nocimiento de este fue parcial. Debido a lo anterior, Batres no logró reconocer la configuración interna de la unidad arquitectónica y su relación con el exte- rior, por lo que el hallazgo de Teopancazco se valoró más por sus ejemplos de pintura mural que por sus características y cualidades arquitectónicas.

Durante el transcurso de la segunda mitad del siglo XIX y las primeras décadas del siglo XX, la visión de Teotihuacan transitó de la noción de un asen- tamiento informe en ruinas a la construcción del modelo interpretativo del centro ceremonial,4 compuesto por tres montículos monumentales y un con- junto de estructuras arquitectónicas ordenadas y organizadas a lo largo de la calle principal o Calzada de los Muertos. Esta segunda visión se consolidó en 1865 con la elaboración del plano cartográfico de la Comisión Científica del Valle de México (1865), encabezada por el ingeniero mexicano Ramón Alma- raz. Con ello, la investigación arqueológica en Teotihuacan se dirigió a explo- rar la arquitectura monumental del área central.

Para la década de 1920, las exploraciones arqueológicas en el sitio, rea- lizadas por instituciones mexicanas y estadounidenses, buscaron definir la cronología interna de Teotihuacan “como base para precisar sus relaciones con otras culturas” y determinar la sucesión de culturas y épocas, para lo cual se utilizó el método estratigráfico y el análisis tipológico de la cerámica.5 Con este objetivo, en la década de 1930 el antropólogo estadounidense George Clapp Vaillant, miembro del Museo Americano de Historia Natural de Nueva York (1869), y su esposa Mary Suzannah Beck iniciaron exploraciones en Teotihua- can, al igual que el arqueólogo sueco Sigvald Linné, procedente del Museo Etnográfico de Estocolmo, Suecia (1873), quien llevó a cabo trabajos en el terre-no de Las Palmas y en Xolalpan. Las exploraciones de Linné en Xolalpan lo llevaron a reconocer, por primera vez, la existencia de un tipo de conjunto con una función residencial, sin pintura mural, y un complejo sistema de drenaje y superposición de pisos y edificios, que denominó“complejo residencial peri- férico”.6 Posteriormente, entre febrero y abril de 1935, Linné, junto con el etnógrafo sueco Gösta Montell, retomó sus excavaciones en el terreno de Tlamimilolpa, donde encontró una compleja agrupación de edificios residen- ciales.7 No obstante, Linné no alcanzó a liberar y delimitar su perímetro.

Con la fundación del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) el 3 de febrero de 1939, dependiente de la Secretaría de Educación Pública, y con Alfonso Caso como su primer director, José R. Pérez (jefe de la zona) y Pedro Armillas (topógrafo) fueron comisionados para explorar dife- rentes lugares en Teotihuacan, con fondos de la Fundación Viking de Nueva York. Paralelamente, Armillas había sido también comisionado para explorar Monte Albán (1942 y 1943), con el objetivo de confirmar la función funeraria de los montículos teotihuacanos y su posible disposición por analogía con los pa- tios y tumbas del sitio oaxaqueño. Sin embargo, las exploraciones de Armillas, financiadas por la Fundación Viking, no descubrieron entierros.8

El interés del INAH por la exploración sistemática fuera de la zona cen- tral se disparó en 1942 con el hallazgo del conjunto de Tepantitla,9 que contenía murales, ubicado en el pueblo de San Francisco Mazapa, donde el dueño del terreno encontró algunos muros con pinturas, hallazgo que fue notificado a Armillas por los peones y quien, junto con José R. Pérez, fue comisionado para iniciar excavaciones allí en Tepantitla, lugar donde descubrió una serie de patios y cuartos, así como el mural del Tlallocan. Dos años después, en 1944, el arqueólogo Orellana y el pintor Mateo Saldaña localizaron por casualidad, al poniente de la ciudad, el conjunto de Tetitla, que había sido saqueado sistemáticamente por su propietario, quien en 1939 extrajo el mural del “Tigre frente a un templo arrodillado”, que fue publicado en la Revista Continental Zeta de Arte, Ciencia, Historia y Literatura, y cuyo paradero en una colección privada en Washington fue reportado por el muralista Diego Rivera.10 Tras el hallazgo de este conjunto, Carlos R. Margain Araujo recibió la comisión de hacer excavaciones (1944), las que fueron delegadas nuevamente a Armillas (1945) a causa de la salida del primero hacia Centroamérica.

En ese año de 1945, Armillas realizó también el descubrimiento y las primeras exploraciones en el predio de Zacuala, las cuales se suspendieron por el hallazgo de un cuarto conjunto en el terreno de La Presa o Atetelco —tam- bién con antecedentes de saqueo por los dueños del predio—, donde encontró pinturas y comenzó las exploraciones ese mismo año. Estos hallazgos permi- tieron a Armillas proponer una cronología interna de Teotihuacan dividida en fases, así como determinar el carácter de barrio residencial de la zona po- niente, planteamiento que plasmó en 1950 en su artículo “Teotihuacán, Tula y los Toltecas. Las culturas post-arcaicas y pre-aztecas del centro de México. Excavaciones y estudios, 1922-1950”. No obstante sus aportes, Armillas solo liberó una sección de los conjuntos, por lo que no reconoció la configuración completa de las estructuras exploradas, ni su relación con su perímetro inme- diato.

Laurette Séjourné y el hallazgo de los “palacios”

En la misma época de las exploraciones de los primeros conjuntos depar- tamentales con murales en Teotihuacan, en marzo de 1942 arribó a México Laura Valentini Corsa o Laurette Séjourné Crespi11, en compañía de Jeannine Kibalchich —hija menor del escritor y revolucionario belga Victor Lvovich Ki- balchich, mejor conocido con el seudónimo de Victor Serge—, con quien huyó de Europa durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) tras la ocupación nazi de París (14 de junio de 1940). A la fecha, poco sabemos sobre los primeros años de su vida en su natal Italia, sobre su vida en París y sus primeros años en México, si bien algunos autores cercanos a Séjourné, como Martí Soler, Jaime Labastida y Esperanza Rascón, han señalado previamente detalles de su vida.12 Fue con el inminente arribo de las tropas alemanas a París cuando Laurette, junto con Victor Serge y su hijo Vladimir Kibalchich Russakov (o Vlady) se trasladaron en agosto de 1940 a las afueras de Marsella a casa de André Breton.13 En marzo de 1941, Serge y su hijo dejaron Marsella con destino a México, país al que arribaron en septiembre de 1941 como exiliados y en calidad de refugiados políticos, un año después del asesinato en la Ciudad de México de León Trotski y un año antes de la llegada a México de Séjourné.

Fue en este contexto que, en sus primeros años en México, Laurette Séjourné estableció una librería de obras en francés ubicada en la calle Río Nazas, cerca del Instituto Frances de América Latína (IFAL) y la sede de la editorial Fondo de Cultura Económica (FCE). Su interés por la historia prehis- pánica y el querer entender el país al que había arribado la llevaron a cursar estudios en la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH, fundada en 1938), entonces ubicada en la calle de Moneda de la Ciudad de México, se- gún atestigua la constancia fechada el 12 de julio de 1950.14 Conforme a esta constancia, Laurette cursó en 1945 tres materias (Arqueología II: de México y Centroamérica; Arqueología VI: Maya; y Mitología, Religión y Magia), las que se incrementaron en los años siguientes de 1946 a 1948, hasta sumar un total de 15 materias, repartidas en cuatro años. A su vez, los estudios de Séjourné en la ENAH coincidieron con el paso de Eduardo Noguera Auza a la jefatura del Departamento de Monumentos Prehispánicos (1947 a 1955), en sustitu- ción de Enrique Juan Palacios.

Séjourné se incorporó al Departamento de Monumentos Prehispánicos (DMP) en 1951, como parte del grupo de colaboradores de Eduardo Noguera, instancia con la que había venido colaborando previamente como alumna de la ENAH junto con otros estudiantes y técnicos adscritos al Museo Nacional.15 Su ingreso al DMP coincidió con la emisión por la ENAH en 1951 de la cons- tancia de estudios número 26613, por la que se le facultó para ejercer como practicante y colaborar en la primera temporada de exploraciones en Palenque (mayo a julio de 1951) al lado del arqueólogo Alberto Ruz, en un proyecto ini- ciado a petición del presidente Miguel Alemán. Con su ingreso al DMP en enero de 1952 a los 41 años de edad, Séjourné recibió el nombramiento de Practicante de Etnología, con un sueldo mensual de $397.00.16 Un año después de su participación en Palenque, en 1953, publicó su primera obra, titulada Palenque: una ciudad maya, y luego Supervivencias de un Mundo Mágico, ambas en la casa editorial FCE.

Fue con su incorporación al DMP con Eduardo Noguera y su nombra- miento como practicante de etnología que, en 1953, Ignacio Marquina, director del INAH, la comisionó a Teotihuacan para realizar algunas excavaciones estudiar los diferentes tipos de cerámica.17Dos años después, Séjourné inició sus investigaciones en el terreno denominado Zacuala, donde realizó tres tem- poradas de trabajo (1955 y 1958), auspiciadas por la Secretaría de Hacienda y el Banco de México,18 y durante las que realizó el hallazgo de una sección de conjunto que denominó “Patios de Zacuala”, un espacio conformado “por cua- tro construcciones derruidas, de muros cubiertos de frescos” y una superposi- ción de cuatro niveles de estructuras, así como del “palacio de Zacuala”, conjunto departamental del que liberó una superposición completa.19 Fue al final de la primera temporada cuando surgió en Séjourné el interés de conocer la totalidad del conjunto arquitectónico,20 y durante la tercera que contó con sólidos elementos para creer con seguridad que había realizado el hallazgo de un “conjunto estructural” de una “casa habitación”.

La tercera [temporada] se distinguió por una espera siempre defraudada de los límites de lo que parecía ser una casa habitación pero que no terminaba de des- plegar sus habitaciones ni sus muros pintados. Ciertas deducciones nos hacían esperar por momentos que ese muro marcaría el fin de la casa, pero el marco de la puerta, columnas o un espacio desprovisto de restos que laboriosamente había que relacionar con los otros obligaban a reiniciar la marcha. Cuando el edificio ofreció, al fin, su totalidad medía sesenta metros por sesenta, con un vestíbulo añadido al cuadrado perfecto que formaba el conjunto.21

Con el avance y ampliación de las excavaciones, Séjourné se vio obligada a entablar continuas negociaciones con los propietarios de los terrenos (Pedro 75 Castro, y Julián y Félix Sarabia), debido a la inconformidad de estos por la extensión de las exploraciones, que estropeaba sus tierras de cultivo.22 La con- tinua ampliación del área excavada también generó inquietud en las autori- dades del INAH, como Ignacio Bernal, entonces titular de la Dirección de Monumentos Prehispánicos, quien expresó su preocupación:

Me parece que ya se ha extendido Ud. tal vez mas allá de los que le sea posible explorar en profundidad, consolidar y reconstruir en la temporada con los fon- dos que dispone. Comprendo muy bien el deseo de descubrir más, pero creo es necesario poner un límite para poder llevar a cabo los demás aspectos del trabajo. Aparte de esas dos pequeñas y muy secundarias recomendaciones, felicito a Ud. muy sinceramente por el trabajo hecho y por la manera en que lo ha re- suelto.23

Fue a partir de este “tipo nuevo de investigación de campo”, como Séjourné la denominó, que, al final de tres temporadas de trabajo, la arqueóloga pudo liberar por primera vez en Teotihuacan la totalidad de la estructura interna de una casa habitación o “palacio”, lo que la llevó a reflexionar sobre el perímetro urbano: “El emplazamiento donde se elevaban antaño estas residencias seño- riales ocupa un radio de varios kilómetros alrededor de las monumentales pirámides del Sol y de la Luna. Imposible precisar en cuánto tiempo esta in- mensa zona residencial tomó el aspecto que presenta hoy en día”.24

Sin embargo, debido a la creciente tensión entre los dueños por el desti- no de sus predios, en 1958 su equipo debió abandonar Zacuala, tras haber libe- rado la totalidad del espacio interno, el acceso porticado y la sección sureste de la calle este. Con ello, Séjourné debió reanudar exploraciones en un terreno ubicado a sesenta metros al norte de Zacuala, denominado Yayahuala (1958- 76 1961),25 donde realizó los primeros sondeos para determinar la relación de la unidad habitacional con su contexto urbano, y donde por primera vez reveló que las unidades arquitectónicas estaban delimitadas perimetralmente por muros exteriores y espacios abiertos que denominó “calles” o “callejuelas”.

Séjourné continuó sus excavaciones en Yayahuala hasta 1961 y, después de tres años, regresó a Zacuala para excavar el perímetro norte, oeste y sur, y deslindar y liberar la totalidad del conjunto, así como confirmar la presencia de calles perimetrales en relación con el perímetro urbano. En el transcurso de estas exploraciones, Séjourné recibió en febrero de 1959, a los 48 años de edad, el nombramiento interino por parte del INAH como Profesional categoría “C” en Ciencias Históricas-Geográficas, adscrito al Departamento de Monu- mentos Prehispánicos, con un sueldo mensual de $960.00. Unos días después de este nombramiento, el 16 de febrero de 1959, Séjourné tomó posesión de otro como Profesional “D” en Ciencias Histórico-Geográficas, con un sueldo mensual mayor, de $1,020.00, con adscripción al Departamento de Monumen- tos Coloniales.26 Con ello, y en respuesta a su solicitud del 3 de febrero del mismo año, Séjourné recibió dos meses después la notificación para desempe- ñar nuevamente su plaza sin título profesional, por parte del Departamento Jurídico de la Dirección de Egresos de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público.27

El mismo año que el equipo de trabajo debió abandonar Zacuala, Séjourné concluyó su libro Un Palacio en la Ciudad de los Dioses, Exploraciones en Teotihuacan, 1955-1958 (1959), obra publicada por el INAH que versa sobre sus hallazgos e interpretación del conjunto de Zacuala como un “palacio” pertene- ciente a la “ciudad de Quetzalcóatl”. Su edición se caracterizó por la profu- sión de reproducciones en color y en blanco y negro tanto de la pintura mural como de la cerámica, así como por la publicación de dos plantas arquitectóni- cas y varios isométricos levantados y dibujados por el arquitecto Ricardo Rivas y el pintor Abel Mendoza, respectivamente.

Con el objetivo de difundir su libro, antes y después de la publicación, Séjourné y su pareja, el entonces editorialista Arnaldo Orfila, entablaron correspondencia con varios personajes del ámbito cultural de la época, de la cual se destaca el intercambio epistolar con el historiador Miguel León-Por- tilla, del Instituto Indigenista Interamericano;28 con Jesús Silva Herzog, funda- dor y director de la revista Cuadernos Americanos, colega y amigo de Arnaldo Orfila Reynal,29 y con el filólogo e historiador mexicano Ángel Ma. Garibay, quien dedicó dos artículos al hallazgo y al libro en el diario El Universal bajo el título: “Un paso más” y “Zacuala”, el 14 y el 21 de septiembre de 1959, res- 77 pectivamente.

Relevancia de los hallazgos y su interrupción tras la embestida contra el director del fondo de Cultura Económica

Es posible que los hallazgos de Séjourné en Zacuala fueran determinantes para que los arqueólogos Ignacio Bernal —entonces jefe del Departamento de Monumentos Prehispánicos— y Jorge Ruffier Acosta proyectaran un ambicioso proyecto arqueológico, dirigido a conocer más a fondo la ciudad de Teotihua- can, que para entonces se vislumbraba como la “metrópoli más importante de América”. Este proyecto se inició el 11 de enero de 1960 con Ruffier Acosta como jefe de campo, y poco después el proyecto continuó como Proyecto Teo- tihuacán en septiembre de 1962, financiado con una gran partida otorgada por el gobierno federal del presidente Adolfo López Mateos.

Paralelamente a este proyecto, en la misma zona se desarrollaron otros dos, financiados por estadounidenses: el Proyecto del Valle de Teotihuacán (1960), del antropólogo estadounidense William T. Sanders y The Teotihuacán Mapping Project (1962), del antropólogo estadounidense René Millon, dirigi- do este último a elaborar un mapa detallado de la ciudad, a partir de exca- vaciones de recorridos, reconocimiento de superficie y fotografía aérea, para determinar con mayor precisión la cronología de Teotihuacan, su densidad de población y la extensión de la urbe.30 Un aspecto a destacar es que ambos antropólogos habían establecido contacto y tomado clases años antes en Esta- dos Unidos y México con Pedro Armillas, quien para 1946 era considerado el arqueólogo “más informado” sobre Teotihuacan.31

Como se señaló anteriormente, en 1942, 1943 y 1945 Pedro Armillas, como estudiante de la ENAH, había sido comisionado por Alfonso Caso para trabajar en la consolidación de la estratigrafía cerámica y la periodización de Teotihuacan, objetivo que coincidió con el hallazgo fortuito y la exploración parcial de los conjuntos departamentales de Tepantitla, Tetitla y Atetelco y con su actividad como docente en la ENAH (1941 a 1955). Para 1946, fue de relevancia su contacto con Fernando Gamboa, pintor y museógrafo mexicano de filiación marxista, gracias a quien Armillas pudo concebir ideas “que apenas había notado”, como la posible existencia de una “vida urbana” en Teotihuacan, más allá de la presencia de las pirámides.32 Un año después, en 1947, recibió una beca de la Fundación Guggenheim (1937) para estudiar en la Universidad de Columbia de Nueva York (fundada en 1754), ciudad donde conoció la obra del arqueólogo y marxista australiano V. Gordon Childe What Happened in History (1942), autor previamente conocido por él en la ENAH gracias a sus clases con el profesor Pedro Bosch Gimpera, que le ayudó a con- jugar la urbanización, el riego, el concepto del materialismo histórico marxista y la interpelación de los datos arqueológicos como historia cultural y social.

De acuerdo con lo anterior, es posible que la experiencia de Armillas en Teotihuacan, su trato con algunos de los profesores más destacados de la ENAH y su contacto con Fernando Gamboa, aunados a su viaje a Estados Uni- dos, le permitieran determinar y afianzar el carácter residencial del perímetro y ampliar su concepción de ciudad, con límites más allá del área central.33 Esta idea la plasmó cuatro años después de su contacto con Gamboa en su artículo “Teotihuacán, Tula y los Toltecas” (1950), en el que también evidenció su adhesión a identificar a la legendaria Tollan de las fuentes históricas con Tula, Hidalgo, conforme a lo establecido en la Primera Sesión de la Mesa Redonda sobre Problemas Mesoamericanos y Centroamericanos, celebrada en 1941.

A su regreso de Estados Unidos, Armillas participó en la IV Mesa Re- donda de la Sociedad Mexicana de Antropología, en Xalapa (1946), y dirigió entre 1952 y 1955 en la ENAH unos seminarios a los que asistieron, entre otros estudiantes, René Millon y William Sanders. Durante este periodo y el resto de sus investigaciones, Armillas refirió la influencia que ejerció en él el arqueólo- go británico Osbert G. S. Crawford; en particular, su uso de la fotografía aérea o aerofoto, como herramienta para el registro del “paisaje”, así como su traba- jo en el acervo de la Compañía Mexicana Aerofoto S. A. (1930), empresa que desde años antes venía colaborando con el INAH en el registro de las zonas arqueológicas y que en 1945 realizó tomas de Teotihuacan. Pero ¿pudo ser el contacto de Armillas dentro del INAH con la aerofoto lo que inspiró a René Millon para elaborar su mapa de Teotihuacan? Al respecto, Millon solo refirió años después que en su decisión de elaborar un mapa de esa zona arqueológi- ca fue determinante la asistencia de los arqueólogos mexicanos Ignacio Bernal y Román Piña Chan a la Conferencia de 1960 de Chicago, la que lo llevó a determinar que: “before anything else, what was needed was a detailed map of the entire city. Because my dad had been an aerial photographer for over 79 20 years, I was aware of the power and indispensability of photogrammetric maps for any detailed study of ground surfaces”.34

No obstante la presencia de Armillas en el ámbito arqueológico mexica- no, su enfrentamiento con Alfonso Caso en 1951 a su regreso de Estados Uni- dos ocasionó su “marginación” del medio arqueológico mexicano, al menos parcial, pues hasta 1955 continuó como docente en la ENAH.35 El enfren- tamiento entre Armillas y Caso ha sido considerado consecuencia de la ini- ciativa del primero por “defender el enfoque de estudios culturales y cifras de productividad según distintos sistemas agrícolas” del antropólogo William T. Sanders en el marco de la IV Mesa Redonda de la Sociedad Mexicana de Antropología, en Xalapa.

Fue después del enfrentamiento de Armillas con Caso que Laurette Séjourné fue comisionada en 1953 por Marquina para realizar algunas calas para el estudio de la cerámica en Teotihuacan y para explorar en 1955 el predio de Zacuala, ubicado en las inmediaciones de Atetelco y Tetitla, donde una dé- cada antes Armillas había excavado para desarrollar su cronología interna de Teotihuacan. Por su parte, en 1959, año de la publicación de Un Palacio en la Ciudad de los Dioses, Armillas emigró a Estados Unidos, donde hasta 1984 se desempeñó principalmente como docente en varias universidades de ese país. Tras la publicación de su libro sobre Zacuala y paralelamente a los tra- bajos de Jorge Acosta previos al Proyecto Teotihuacán, Séjourné recibió res- puesta favorable de la Dirección General del Banco de México (14 de noviembre de 1962) para continuar ese año con sus exploraciones en Teotihuacan con un financiamiento de 150,000 pesos, que fue destinado a la exploración de Teti- tla.36 Con ello, los trabajos de Séjourné en Tetitla se desarrollaron de febrero a septiembre de 1963, con la finalidad de liberar la totalidad del edificio y las calles que lo delimitan.

Los resultados de sus exploraciones en Tetitla, junto con las de Zacuala y Yayahuala, salieron a la luz en México en 1966 en su libro Arquitectura y Pintura en Teotihuacán, de la nueva editorial Siglo XXI, publicación en la que expuso sus resultados tras diez años de exploraciones en la zona y en la que des- tacó como su principal hallazgo la presencia de unidades habitacionales deli- mitadas por muros y calles perimetrales, reguladas por un módulo de sesenta por sesenta metros que rige su disposición en el espacio urbano.37

Tres años después publicó en francés su libro Teotihuacan: métropole de l´Amérique (1969),38 obra en la que resumió su interpretación sobre la ciudad, a partir de confrontar sus hallazgos arqueológicos con los datos de los cronistas y en la que destacó a Teotihuacan, y no a Tula, Hidalgo, como la legendaria Tollan de las fuentes, ciudad originaria creadora de todo el saber humano que se difundió por el continente y cuna de la era náhuatl, que fue dedicada a Quetzalcóatl, héroe espiritual y civilizador de las fuentes históricas, cuyos súb- ditos los Grandes Artesanos (“toltécatl”, en náhuatl) destacaron en las artes y ciencias, y cuyo mensaje, basado en la conciliación de los contrarios, cimentó la fundación de la ciudad. La afirmación de Teotihuacan como la Tollan míti- ca, la sustentó Séjourné sobre el descubrimiento de la evidencia material de “palacios” con pintura mural, los cuales consideró que correspondían a los descritos en las crónicas.39

En apoyo de lo anterior, Séjourné narró en su obra cómo Teotihuacan se convirtió en víctima de un error histórico, el cual ocasionó que esta ciudad, junto con Culhuacán, fuera expulsada del tiempo como lugar de las creaciones primordiales, desde la época azteca. En su narración refiere cómo, desde el siglo XIX, uno de los objetivos de los estudiosos fue localizar la Tollan mítica señalada por los cronistas en las fuentes históricas, hasta que Manuel Gamio descubrió el templo de Quetzalcóatl en Teotihuacan. Este hallazgo motivó a un grupo de eruditos a recopilar pruebas que permitieron, en un periodo de trein- ta años, distinguir anomalías en los documentos del siglo XVI, las que propi- ciaron que se confundiera, deformara y falseara la historia del México antiguo y, con ello, la de Teotihuacan.

Sin embargo, con el inicio de las excavaciones en 1940 en Tula, Hidalgo, y la celebración en 1941 de la Primera Sesión de la Mesa Redonda sobre Problemas Mesoamericanos y Centroamericanos (11 al 14 de julio, de 1941), la capital de los toltecas había sido nuevamente ubicada en Tula, Hidalgo. A decir de Séjourné, fue el erudito mexicano Enrique Juan Palacios, el único que vislumbró “el caos que iba a introducir esta decisión”, pero sus argumentos no fueron considerados de peso ante lo que se consideró evidencia arqueológica. Casi treinta años después de la declaración oficial de Tula, Hidalgo, como la Tollan de las crónicas, Séjourné sostuvo a Teotihuacan como la legendaria Tollan de las fuentes históricas, y a Tula, Hidalgo, y Tenochtitlan como sus legatarias.

Si bien los hallazgos y argumentos de Séjourné no lograron cambiar la visión predominante de Tula, Hidalgo, como la Tollan de las fuentes históri- cas, de acuerdo con Daniel Schávelzon, sus excavaciones en los “palacios” sí contribuyeron a modificar la interpretación predominante de la época sobre la estructura urbana de Teotihuacan:

…fue cuando Séjourné excavó en Zacuala, Tetitla y Yayahuala entre 1955 y 1964 […], cuando la idea de ciudad tomó un estado aún más sólido; lamentablemente la significación de este descubrimiento pasó casi desapercibido hasta que fue integrado a mayor escala en los trabajos de René Millón. En buena medida el trabajo de Séjourné fue el que sirvió de base a la concepción de recintos cuadran- gulares como estructura básica de la ciudad del plano de Millón.40

Lo “desapercibido” de sus aportes y el aparente “desinterés” en el ámbito ar- queológico mexicano por su trabajo pueden ser confirmados por lo expresado en el siguiente texto por el arqueólogo Eduardo Matos Moctezuma (1940): “[Séjourné] solamente guardaba relación con el Dr. Ignacio Bernal, y se co- mentaba que no había hecho estudios en la Escuela de Antropología. La ver- dad no era bien vista por las generaciones de los años 60 en adelante, quizá por no tener una mayor relación con el medio arqueológico, ya que su alejamiento del mismo era evidente”.41

Lo anterior, junto con el “estremecimiento” que provocó en el medio arqueológico la postura de Séjourné respecto a que la legendaria Tollan de las fuentes históricas era Teotihuacan y no la Tula de Hidalgo42, así como sus tem- pranas interpretaciones sobre el pensamiento y la religión en Teotihuacan y la figura central de Quetzalcóatl, indudablemente contribuyeron a que algunos de sus aportes más importantes a la arqueología de Teotihuacan y de México “pasaran casi desapercibidos” o fueran convenientemente eclipsados por hallazgos posteriores. Sin embargo, es posible que uno de los eventos que pro- piciaron el aparente alejamiento de Séjourné del medio arqueológico y el prejuicio sobre su persona y trabajo tuviera que ver más con otros sucesos allende sus interpretaciones y conclusiones.

Con la creación del INAH en 1939 y tras la sucesión del presidente Lázaro Cárdenas por Manuel Ávila Camacho, se dio inicio al desmantelamien- to del proyecto de izquierda cardenista y un viraje hacia la derecha, que derivó en la rectificación de la educación socialista, la desarticulación de la reestruc- turación de los obreros y la reforma agraria, para favorecer a la iniciativa pri- vada y el ingreso del capital internacional. Con ello se buscó allanar el camino para las reformas de la modernización y progreso del país, consistentes prin- cipalmente en favorecer la alineación de México con Estados Unidos, lo que facilitó el ingreso de las industrias automotriz y cinematográfica estadouni- denses, además de un fuerte anticomunismo, que continuó en los siguientes sexenios.43

En este contexto y paralelamente a la publicación en México por Sé- journé de sus trabajos en el FCE, esta misma editorial, bajo la dirección de su pareja el editor Arnaldo Orfila, publicó Escucha, yanqui (1961), del sociólogo estadounidense Charles Wright Mills, y Los hijos de Sánchez (1964), del antropó- logo estadounidense Oscar Lewis. De acuerdo con Gustavo Sorá,44 la publica- ción en 1964 de Los Hijos de Sánchez por el FCE ocasionó que en febrero de 1965 el jurista y diplomático Luis Cataño Morlet, entonces juez de la Suprema Corte de Justicia de la Ciudad de México y presidente de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística (SMGE), encabezara un ataque contra el editor argen- tino,45 en una conferencia celebrada en la SMGE a la que asistió el recién electo presidente Gustavo Díaz Ordaz. Lo anterior “Fue el inicio de un escándalo que provocó la dimisión del editor Arnaldo Orfila, tras su estigmatización como ‘extranjero comunista’”.

De acuerdo con el mismo autor, detrás del ataque a Orfila estuvo el interés del gobierno entrante en “clausurar el lugar de México como cuna de la ofensiva revolucionaria cubana”, ser el primer país en reconocer el gobierno de Osvaldo Dorticós y ejercer un control ideológico de la cultura para reorien- tarla a través de injerir en la autonomía de la editorial con mayor presencia en Latinoamérica, que entonces se inclinaba “peligrosamente a la izquierda” bajo la influencia de su director en México, el intelectual progresista Arnaldo Orfila Reynal.

La difusión de libros como el de Oscar Lewis, que “afrentaban la digni- dad de México” al exponer la realidad de la pobreza de un país que no corres- pondía con su desarrollo económico, así como el de Mills, Escucha, yanqui (1961), obra “capaz de introducir visiones positivas de la revolución cubana en propio territorio norteamericano”, resultaba incómoda para un gobierno a favor del control ideológico de Estados Unidos sobre la industria editorial latinoamericana de la época.46

En realidad, la reacción ante la publicación en 1964 de Los hijos de Sánchez y el ataque a Orfila fueron solo una excusa para despedirlo del FCE, lo que ocurrió nueve meses después, el 7 de noviembre de 1965. Después de una denuncia fallida contra Orfila ante la Procuraduría General de la República, el presidente de la SMGE prosiguió con su plan de destituir a Orfila por los canales de la alta política. Lo anterior constituyó el primer evento de la “guerra fría y la guerra sucia” de los años sesenta contra el avance del comunismo en México.47

¿Pero qué papel jugó Laurette Séjourné en el ataque contra Orfila y cómo el “escándalo” pudo afectar la evolución y valoración de sus trabajos en los conjuntos departamentales? De acuerdo con Sorá, en la década de 1950 Orfila mostró una marcada radicalización de su pensamiento, en la que, según los testimonios de personas próximas al editor, influyó directamente Laurette Séjourné:

Al poco tiempo de llegar a México, Orfila Reynal se separó de su primera esposa María Elena Satostegui y se unió a Séjourné, arqueóloga francesa que había sido mujer de Víctor Serge, desde el arribo del legendario revolucionario soviético a México, en 1941, y hasta su muerte en 1947. Este vínculo sintetiza la adhesión de Laurette a una izquierda revolucionaria anti-stalinista. Numerosos testimonios resaltan su marcada presencia en las elecciones culturales y políticas de Arnaldo en los años 50. La impronta de Séjourné se expresaba en una marcada predilec- ción de Orfila por la edición de la vanguardia intelectual europea del periodo. Todos los años la pareja realizaba un viaje a la Argentina y otro a Francia. Ahí entablaron vínculos de amistad o de alianza estratégica con editores como Fran- çois Masperó y escritores e intelectuales como Claude Lévi-Strauss y Jacques Lacan.48

Tres meses después de la deposición de Orfila, en apoyo al editor argentino se creó la editorial Siglo XXI, con la participación solidaria de un grupo de inte- lectuales. Entre 1965 y 1978 esta editorial se caracterizó por la edición de obras de vanguardia en ciencias sociales, política y literatura. De acuerdo con Sorá, la creación de esta editorial, que estableció subsidiarias en México, Madrid y Buenos Aires con influencia en Latinoamérica, significó quizá “la última bata- lla por establecer una cultura común y universal entre lectores de naciones periféricas”.49 No obstante lo anterior, para 1968 Séjourné ejerció la plaza de Profesional “F” en Ciencias Histórico Geográficas con un sueldo de $1,298.00.50

Más de una década después, a principios de la década de 1980, por en- cargo de Gastón García Cantú, director general del INAH, Séjourné retomó sus exploraciones en el área habitacional del sector suroeste de Teotihuacan, con la vieja inquietud de conocer la relación entre los conjuntos anteriormente excavados por ella, así como entre los rasgos arquitectónicos y urbanísticos de la ciudad. En su proyecto propuso explorar una superficie de seis mil me- tros cuadrados en un terreno ubicado entre Atetelco y Tetitla, propiedad del general Ignacio Beteta, único dueño del predio, para lo cual propuso localizar los límites exteriores y accesos del conjunto de Atetelco, para conectarlo poste- riormente con Tetitla a través de “pistas”, previamente marcadas en 1965. Su objetivo era realizar un primer reconocimiento hasta diciembre de 1982, para después continuar con la investigación con mayor detenimiento:

Quisiera hacer notar que aún en el estado provisional que presentaría después de solo seis meses de trabajo, el área constituiría un importante atractivo turísti- co: un fragmento de urbanización de una ciudad inmensa, con dos brillantes edificios pintados en sus extremos, sin contar con los que se encontrarían con toda probabilidad en el espacio intermedio. Es decir que el lugar —el más cercano, además de la carretera— se convertiría en una muestra de la zona resi- dencial, del mismo modo que la calzada de los muertos lo es del centro cívi- co-religioso.51

Inexplicablemente, después de cuatro meses de haber iniciado el deslinde de Atetelco y después de haber concluido la primera etapa, Séjourné suspendió sus exploraciones en el sitio y se retiró “hasta que se presenten nuevas pers- pectivas que justificaran mi colaboración”.52 Por razones que valdrá la pena analizar en otro estudio, Séjourné nunca concluyó este proyecto. Una década después, Rubén Cabrera y su equipo de arqueólogos lograron descubrir un fragmento de la ciudad teotihuacana, no al oeste sino al suroeste de la ciudad prehispánica, en los terrenos de La Ventilla, y así se concretó la propuesta de Séjourné de exponer por primera vez un “fragmento de urbanización” en el perímetro habitacional de Teotihuacan.

Como fue posible observar anteriormente, fue a partir de las exploracio- nes arqueológicas de Laurette Séjourné en Teotihuacan que, por primera vez en este sitio se liberó la totalidad de un conjunto departamental y se reconoció su conformación interna y externa, así como su relación con un perímetro ur- bano. De igual manera se observó que a diferencia de las versiones que niegan sus estudios de arqueología, tras su llegada a México, Laurette Séjourné ingre- só a estudiar en la Escuela Nacional de Antropología e Historia del INAH, en la segunda mitad de la década de 1940, misma década en que este instituto realizó en el sitio la exploración de las áreas residenciales ubicadas fuera del área central, encabezadas inicialmente por el arqueólogo Pedro Armillas. Sin embargo, tras la disputa de este último arqueólogo con Alfonso Caso, Laurette Séjourné, a su vez, dio inicio a la liberación sistemática y extensiva de los con- juntos departamentales de Zacuala, Yayahuala y Tetitla, ubicados al oeste del sitio. Sus exploraciones arqueológicas en estos conjuntos coadyuvaron a trans- formar la visión de Teotihuacan como centro ceremonial a una ciudad rodeada de una extensa área habitacional. No obstante sus aportes al conocimiento de la urbe, sus investigaciones en Teotihuacan se vieron truncadas por el viraje hacia la derecha y el desmantelamiento que experimentó el proyecto de iz- quierda cardenista a partir de la década de 1940 (en particular de la cultura), así como por la política contra el avance del comunismo en México. Lo anterior favoreció la participación de instituciones estadounidenses con proyectos en la zona, mismos que absorbieron y asimilaron los principales aportes de Séjour- né al conocimiento de la urbe, lo que paradójicamente ocasionó un posterior desdibujamiento de Laurette Séjourné y de sus aportes a la escena de la ar- queología en Teotihuacan.


Figura 1.
Arnoldo Orfila (derecha) y Laurette Séjourné (izquierda) flanqueando el mural “cabeza de serpiente emplumada”, encontrado en los Patios de Zacuala

Autor: s/a; fecha: marzo, 1960.

Archivo Histórico y de Investigación Documental “Eduardo Báez Macías” IIE, UNAM, Fondo Laurette Séjourné. Foto No. 60062, Sobre 60.”

Material suplementario
Agradecimientos

Agradezco a mis tutores su consejo y apoyo. Agradezco también a Espe- ranza Rascón Córdoba e Ivonne Grethel Chávez Ortiz por su calidez al abrirme las puertas del archivo “Laurette Séjourné”, entonces en Amecameca, Estado de México, así como a Haydeé López Hernández y Manuel Acosta Campos por las charlas, material y sus atinados comentarios para la versión final del presente texto.

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Notas
Notas
1 La primera versión de este texto la desarrollé en la tesis de maestría titulada “Conser- vación del conjunto arqueológico de Zacuala en Teotihuacán: estudio, diagnóstico, eva- luación y propuesta” (2016), en la Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía “Manuel Castillo Negrete”, del Instituto Nacional de Antropología e His- toria, tesis dirigida por la Dra. Isabel Medina González y el Mtro. Tenoch Medina Gon- zález. Una segunda versión del mismo fue desarrollada para el Conversatorio “Mujeres en la Historia de la antropología y la arqueología mexicana” (2021), organizado por el Centro INAH Estado de México, del Instituto Nacional de Antropología e Historia, por Haydeé López Hernández, de la Dirección de Estudios Históricos de la misma institu- ción, con el título “Laurette Séjourné y el estudio de los conjuntos departamentales en Teotihuacan”.
2 Conjunto conocido como “casa del alfarero”, y también denominado Teopancaxco.
3 Manzanilla, “Teopancazco: un conjunto residencial teotihuacano”, 50.
4 Entre las definiciones disponibles del concepto de “centro ceremonial” es constante la idea de este como un componente vertebral del espacio urbano mesoamericano, que concentra en su núcleo un amplia actividad ritual y administrativa, tanto en espacios abiertos como en edificios monumentales, con preponderancia de las actividades reli- giosas, y en torno, junto o dentro del cual, se asienta la población en viviendas. Véase Piña Chan, “Los pueblos teocráticos. Generalidades”, 169; Olivé Negrete, “Análisis de los modelos evolutivos de Román Piña Chan”, 157-171. Conforme a las interpretaciones desarrolladas en la primera mitad del siglo pasado por algunos antropólogos y arqueó- logos, desde una perspectiva evolutiva, durante la evolución cultural prehispánica de Mesoamérica el desarrollo de los tipos de poblados transitó de un régimen de aldeas a villas, de estas al centro ceremonial y de este a la ciudad. En 1938 el antropólogo esta- dounidense George C. Vaillant (1901-1945) diferenció ya la idea de los centros ceremo- niales (ceremonial center), como unidades de la civilización, de la idea de ciudad. Véase Olivé Negrete, “Análisis de los modelos evolutivos de Román Piña Chan”, 168; Vaillant, A Correlation of Archaeological and Historical Sequences in the Valley of México, 535-73. Años después, a partir del estudio comparativo de las interpretaciones de la evolución cultural en Mesoamérica desarrolladas previamente por Pedro Armillas (1951), Alfonso Caso (1953) e Ignacio Bernal (1953), el antropólogo Ángel Palerm (1917-1980) propu- so en 1954 una diferenciación de tres tipos taxonómicos del centro ceremonial: centro ceremonial-comercial no planificado; centro ceremonial-comercial-político planificado —ambos propuestos para la fase inicial de la etapa clásica—, y los centros ceremoniales urbanos, para la etapa Clásica. Véase Palerm, La secuencia de la evolución cultural de Mesoamérica, 205-33, y Agricultura y sociedad en Mesoamérica, 34-76.
5 Armillas, “Teotihuacan, Tula y los Toltecas. Las culturas post-arcaicas y pre-aztecas del centro de México. Excavaciones y estudios, 1922-1950”, 43.
6 Denominados en inglés por Miller como outlying residential complex. Miller, The mural painting of Teotihuacan, 14.
7 Los resultados de sus exploraciones fueron publicados en 1934 en Archaeological Researches at Teotihuacan México, en Estocolmo, por el Museo Etnográfico de esa ciudad. 8 Armillas, 51-2.
8 Armillas, 51-2.
9 Con el hallazgo en la década de 1940 del conjunto de Tepantitla, Pedro Armillas deno- minó a este tipo de edificios como conjuntos residenciales y palacios. Véase Armillas, 48-9, 53. Este último término fue retomado por Séjourné más de una década después para referirse a los mismos conjuntos residenciales. Véase Séjourné, Un palacio en la ciudad de los dioses (Teotihuacan). En la bibliografía disponible, otras denominaciones asignadas a estos conjuntos son las de “conjuntos habitacionales”, “departamentales” y “multifa- miliares”. Para el caso de los conjuntos departamentales de Teopancazco, Atetelco y Zacuala, en las últimas décadas la arqueóloga Linda Manzanilla ha interpretado su función como centros de barrio y los ha diferenciado de otros conjuntos como Yaya- huala, Tetitla y Oztoyahualco, que considera conjuntos habitacionales y residenciales (Manzanilla, Teopancazco como centro de barrio multiétnico de Teotihuacán, 9-26). Por su parte, en la literatura de habla inglesa, la referencia a este mismo conjunto aparece como apartment compounds.
10 Séjourné, Arquitectura y pintura en Teotihuacan, 13.
11 Martí Soler la llama “Laura Bianchi”.
12 Cantón, “Agua Quemada, La visión de los contrarios Laurette Séjourné”.
13 Se trata del escritor y poeta surrealista francés, considerado fundador y principal exponente de este movimiento.
14 Archivo “Laurette Séjourné” (ALS), Fondo Laurette Séjourné, Sección Documentación personal, exp. 13 y 14, certificado de estudios de Laurette Séjourné, México, D.F., 12 de julio de 1950, f. 1.
15 Piña Chan, “Breve informe sobre el Departamento de Monumentos Prehispánicos a veinticinco años de haberse fundado”, 480.
16 ALS, Fondo Laurette Séjourné, Sección Correspondencia, exp. 367, constancia de nombramiento emitida por el ramo XI de la SEP, suscrita por Ignacio Marquina, direc- tor del INAH, y Laurette Séjourné, México, D.F., 1 de enero de 1952, f. 1.
17 ALS, Fondo Laurette Séjourné, Sección Correspondencia, exp. 367, oficio del arquitec- to Ignacio Marquina al Lic. Manuel Castañeda, jefe de la Zona Arqueológica de Teoti- huacán, México, D.F., 12 de junio de 1953, f. 1.
18 Desde 1955, los recursos financieros para excavar los conjuntos de Zacuala, Yayahuala y Tetitla fueron proporcionados por el Banco de México. Un dato que confirma la labor de Séjourné en la búsqueda de recursos para continuar sus trabajos en Zacuala es el proporcionado por J. B. Griffin, entonces director del Museo de Antropología de la Universidad de Michigan, cuando señala: “I am afraid that I do not have any ready ideas as to the best means for you to obtain financial support for your investigations at Teotihuacán”. ALS, Fondo Laurette Séjourné, sección Correspondencia, exp. 144, oficio de J. B. Griffin a Laurette Séjourné, EE.UU., 1957, f.1.
19 Séjourné, Arquitectura y pintura en Teotihuacan, 11.
20 Séjourné, Un palacio en la ciudad de los dioses (Teotihuacan), 13, 25.
21 Séjourné, Teotihuacan, capital de los toltecas, 37.
22 Séjourné, Un palacio en la ciudad de los dioses (Teotihuacan), 13-4.
23 ALS, Fondo Laurette Séjourné, Sección Correspondencia 1, exp. 42, oficio No. 4410 VIII-I/311(725-4)/- del arqueólogo Ignacio Bernal a Laurette Séjourné, México, D.F., 13 de diciembre de 1956, f. 1.
24 Séjourné, Un palacio en la ciudad de los dioses (Teotihuacan), 10.
25 Séjourné, Arquitectura y pintura en Teotihuacan, 11-13.
26 ALS, Fondo Laurette Séjourné, Sección Correspondencia, exp. 367, constancia de nombramiento emitida por el ramo XI de la Secretaría de Educación Pública, suscrita por Eusebio Davalos Hurtado, director del INAH, y Laurette Séjourné, México, D.F., 1 de febrero de 1959, f. 1, y 16 de febrero de 1959, f. 1.
27 ALS, Fondo Laurette Séjourné, Sección Correspondencia, exp. 376, oficio de Juan Pablo Alcocer, director general de Egresos del Departamento Jurídico de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público a Laurette Séjourné, México, D.F., 9 de abril 1959, f. 1.
28 ALS, Fondo Laurette Séjourné, Sección Correspondencia, exp. 365, oficio de Miguel León-Portilla, subdirector del Instituto Indigenista Interamericano, a Laurette Séjourné, México, D.F., 25 de abril de 1958, y 30 de mayo de 1958, f. 1.
29 ALS, Fondo Laurette Séjourné, Sección Correspondencia, exp. 437, carta que dirige Jesús Silva Herzog a Arnaldo Orfila, México D.F., 7 de julio de 1958, f. 1 ; ALS, Fondo Laurette Séjourné, Sección Correspondencia, exp. 317, oficio de Jesús Silva Herzog, director de la revista Cuadernos Americanos, a Arnaldo Orfila, director del Fondo de Cultura Económica, México, 7 de julio de 1958, f. 1.
30 Millon, “Proyecto de elaboración del mapa de Teotihuacán”, 639.
31 Rojas Rabiela, “Pedro Armillas: vida, trayectoria y obra (San Sebastián 1914-Chicago 1984)”, 929.
32 Rojas Rabiela, 929, 937.
33 En 1950, Pedro Armillas estimó una extensión de la ciudad de 750 hectáreas, es decir, de 7.5 km2, lo cual representa 27% del área de 26 a 28 km2 que dos décadas después René Millon estimaría como extensión de la ciudad. Véase Armillas, 37.
34 Altschul, “The making of the map: the origin and lessons of the Teotihuacan Mapping Project”, 137.
35 Teresa Rojas Rabiela, en su estudio sobre Pedro Armillas (2020), señaló cómo Joyce Marcus, en su biografía sobre Sanders, observó la estancia de este último en 1951 en la ENAH, pero no su relación con Armillas ni la influencia de este. Por su parte, Jeffrey H. Altschul, en su trabajo sobre René Millon (2015), sí refirió tanto la estancia de Millon en la ENAH como su cercana relación con Armillas y su influencia. Al respecto refirió el siguiente testimonio de Millon: “One of the most important was his insistence that I get and read a copy of Sir Mortimer Wheeler’s (1954) Archaeology from the Earth and that I recognize the fundamental importance of excavating by layer rather than by arbitrary levels as was the custom in the United States. I took this to heart and have always exca- vated by layer in my subsequent excavations and instructed those excavating with me to do the same (Altschul, 137). A su vez, Millon señaló la influencia que en él ejerció la obra de Gordon Childe, “The Urban Revolution”, la cual: “For students of early urba- nism it quickly became a classic and an integral part of the theoretical basis for the study of urbanism".
36 ALS, Fondo Laurette Séjourné, Sección Correspondencia, exp. 354, memorándum del Director General del Banco de México S.A. a Laurette Séjourné, México, D.F., 14 de noviembre de 1962, f. 1.
37 Séjourné, Arquitectura y pintura en Teotihuacan, 7, 187.
38 La primera edición publicada en español, en 1994, en México, tenía el título Teotihua- can, capital de los toltecas.
39 Séjourné, Un palacio en la ciudad de los dioses (Teotihuacán), 12.
40 Schávelzon, “Las imágenes de la ciudad prehispánica: la Cartografía de Teotihuacan”.
41 Matos Moctezuma, “Laurette Séjourné: la dama misteriosa”, 18-9.
42 A partir de los trabajos desarrollados durante la década de 1930 por Wigberto Jiménez Moreno (1909-1985), publicados en su obra intitulada Tula y los Toltecas (1941), las explo- raciones en Tula, Hidalgo, iniciadas en 1941, y del hallazgo de esculturas semejantes a las de Chichén Itzá, un grupo de arqueólogos declaró en 1941, en la Primera Sesión de la Mesa Redonda sobre Problemas Mesoamericanos y Centroamericanos (11 al 14 de julio de 1941), la correspondencia entre la Tollan legendaria de las crónicas y los docu- mentos, con Tula, Hidalgo, y no con Teotihuacan. A principios de la década de 1940, Hugo Moedano (principal ayudante de Jorge J. Acosta en sus excavaciones en Tula) difundió el trabajo de Jiménez Moreno y presentó en 1946 un mapa con los lugares referidos en las crónicas. Sin embargo, algunas voces como las de los eruditos Enrique Juan Palacios, Miguel Othón de Mendizábal, Walter Lehmann y Laurette Séjourné, entre otros, difirieron de esta interpretación al consideran un error atribuir a Tula, Hidalgo, el lugar de la mítica Tollan de las fuentes y capital de los toltecas, lugar que reservaron a Teotihuacan.
43 Ramírez Gómez, “Tragicomedia mexicana 1 (1940-1946)”.
44 Sorá, “Edición y política. Guerra Fría en la cultura latinoamericana de los años 60”, 97-8.
45 En esta editorial Laurette Séjourné publicó los títulos de Palenque: una ciudad maya (1952), Supervivencia de un mundo mágico (1953), Pensamiento y religión en el México antiguo (1957) y Arqueología de Teotihuacán: la cerámica (1966).
46 Sorá, 103.
47 Sorá, 106.
48 Sorá, 102.
49 Sorá, 108.
50 ALS, Fondo Laurette Séjourné, Sección Correspondencia 1, exp. 367, oficio P. A. del director del Instituto, con firma de Rosa Martínez Real, jefe del Departamento de Perso- nal, a Laurette Séjourné, México, 5 de diciembre de 1968, f. 1.
51 ALS, Fondo Laurette Séjourné, sección Correspondencia, exp. 367 (2), Proyecto de trabajo en Teotihuacán, México, 31 de marzo de 1982, f. 2.
52 ALS, Fondo Laurette Séjourné, sección Correspondencia, exp. 367, oficio de Laurette Séjourné a Gastón García Cantú, director del INAH, México, D.F., 12 de julio de 1982, f. 2.

Figura 1.
Arnoldo Orfila (derecha) y Laurette Séjourné (izquierda) flanqueando el mural “cabeza de serpiente emplumada”, encontrado en los Patios de Zacuala

Autor: s/a; fecha: marzo, 1960.

Archivo Histórico y de Investigación Documental “Eduardo Báez Macías” IIE, UNAM, Fondo Laurette Séjourné. Foto No. 60062, Sobre 60.”
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