ARTÍCULOS
EL USO DEL LENGUAJE INCLUSIVO EN LAS ESCUELAS PREUNIVERSITARIAS EN TUCUMÁN (ARGENTINA): RESULTADOS PRELIMINARES
The use of inclusive language in pre-university schools in Tucumán (Argentina): preliminary results
Cuadernos de Literatura. Revista de Estudios Lingüísticos y Literarios
Universidad Nacional del Nordeste, Argentina
ISSN: 0326-5102
ISSN-e: 2684-0499
Periodicidad: Semestral
núm. 19, e1904, 2022
Recepción: 30/04/22
Aprobación: 27/05/22
Resumen: En la Argentina, el lenguaje “inclusivo” o “no binario” ha tenido amplia difusión después de una entrevista televisiva con una estudiante de una escuela preuniversitaria de Buenos Aires en 2018. El objetivo de este artículo es indagar si el lenguaje inclusivo se usa en las escuelas experimentales que dependen de la Universidad Nacional de Tucumán, si el género de lxs hablantes y las características de los establecimientos son relevantes para su uso y cuáles podrían ser los desacuerdos que derivan de esa elección lingüística. Se analizaron 229 respuestas a un formulario Google desde una perspectiva cuantitativa y cualitativa. La actitud ante el lenguaje inclusivo varía de acuerdo con el género de lxs informantes y según las particularidades de sus escuelas. Sin embargo, el uso de una morfología no binaria parece ser controversial en todas las instituciones estudiadas.
Palabras clave: lenguaje inclusivo, lenguaje no binario, género, Tucumán, educación.
Abstract: In Argentina, “inclusive” or “non-binary language” has been widely known and commented after a TV interview with a student of a pre-university school in Buenos Aires in 2018. The aim of this paper is to examine if gender-inclusive language is used in this kind of public schools in Tucumán Province, if the speakers’ gender and the characteristics of the institutions are relevant for its usage, and which might be the disagreements that derive from this linguistic choice. 229 answers to a Google Form survey have been analyzed from a quantitative and qualitative point of view. The attitudes towards inclusive language vary according to the speakers’ gender and in relation to the special features of the schools they attend. However, the use of non-binary morphology seems to be controversial and prone to conflicts in all institutions studied.
Keywords: inclusive language, non-binary language, gender, Tucumán, education.
Introducción
1En junio de 2018, durante la toma de la Escuela Superior de Comercio Carlos Pellegrini de Buenos Aires, Natalia Mira explicaba que esta medida no era en contra de la institución, sino para visibilizar la urgencia de la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo y de la implementación de la Educación Sexual Integral. Sin embargo, tanto los diarios digitales como los medios televisivos redujeron la entrevista con la vicepresidenta del centro de estudiantes a la anécdota del uso del lenguaje inclusivo (LI). De allí, que el LI se instaló en el imaginario popular como un cronolecto que “surgió en las tomas” (Todo Noticias, 2018), íntimamente relacionado con las escuelas preuniversitarias porteñas.
El LI no solo tuvo mucha repercusión en la agenda mediática, sino también a nivel académico. A lo largo del país se realizaron conversatorios, se presentaron contribuciones en congresos y se escribieron artículos sobre el tema, y en el Congreso Internacional de la Lengua en 2019 en Córdoba “entró sin invitación” (Litvinoff, 2019) de mano de escritoras argentinas como Luisa Valenzuela, Elsa Osorio y María Teresa Andruetto. Diferentes universidades (Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco, Universidad Nacional de Mar del Plata, Universidad Nacional de Córdoba, Universidad de Buenos Aires, Universidad Nacional de Rosario, Universidad Nacional de San Martin, Universidad Nacional del Nordeste, etc.) emitieron resoluciones acerca de su uso y/o incluso elaboraron guías al respecto (UBA julio 2019 Res. Nº1558,2 UNC agosto 2019 “Algunas recomendaciones para el uso de lenguaje incluyente en discursos académicos y administrativos de la UNC”, UNR diciembre 2019 “Apuntes sobre lenguaje no sexista e inclusivo”, UNMLP octubre 2020 “Guía para el uso de un lenguaje inclusivo en la Universidad Nacional de Mar del Plata”, etc.).
Aunque en la Universidad Nacional de Tucumán (UNT) aún no se ha reglamentado su empleo ni se han difundido guías de uso, el LI ha tenido y tiene presencia en el quehacer académico cotidiano. A pesar de la imprecisión histórica de atribuirles la creación del LI a las escuelas preuniversitarias, estas instituciones de nivel medio que dependen directamente de una universidad nacional evidentemente son espacios clave para su uso y difusión. Si eso es cierto para Capital Federal, ¿qué sucede en la provincia de Tucumán? Especialmente, nos preguntamos lo siguiente: ¿qué presencia tiene el lenguaje inclusivo dentro de las escuelas preuniversitarias de la UNT?, ¿qué usos le asignan sus practicantes? y ¿generan tensiones entre lxs actores institucionales?
Para ofrecer algunas respuestas a los interrogantes expuestos, nuestro objetivo general fue examinar la práctica del LI en alumnxs de las escuelas experimentales de la UNT. Específicamente, nos propusimos 1) indagar la presencia o ausencia del LI en estudiantes de las instituciones relevantes, 2) determinar si el uso que reportan varía de acuerdo con las características de lxs hablantes y de las diferentes escuelas, 3) señalar algunas actitudes en relación con su uso en las instituciones estudiadas.
Teniendo en cuenta lo arriba expuesto, nuestra hipótesis fue que los usos difieren entre sí de acuerdo con las características de lxs hablantes y de los establecimientos, aunque podría registrarse una tendencia general a favor de su empleo dentro de las instituciones en cuestión.
Marco Teórico
Acosta (2016, p. 9) describe las “prácticas innovadoras para crear expresiones con género gramatical neutro” como el uso de símbolos gráficos (@, /, *, =), letras (x y e) y desdoblamientos sintácticos (los y las) para formar expresiones como: “L@s jamaiquin@s migran para EE.UU”, “Escrito por un/a anónimx”, “Las y los oprimidos/as”, “L=s trabajador=s aquí reunid=s”, etc. En medio de esa multiplicidad de variantes, la más difundida en los últimos años parece ser el uso de las letras x y e (lxs niñxs o les niñes), comúnmente conocido como “lenguaje inclusivo” o, también, “lenguaje no binario”.
De hecho, entre los intentos de visibilizar a las mujeres y/o disidencias resulta operativo diferenciar las estrategias binarias de las estrategias no binarias. En ese sentido, Menegotto (2020, p. 212) distingue entre el “español 2G”, es decir, el español tradicional que acepta solamente dos géneros, y el “español 3G” que incluye un tercer género gramatical. La introducción de esa tercera variante que se agrega a los ya existentes masculino y femenino y se utiliza solamente para personas y, según la preferencia de lx hablante, animales, parece ser un cambio morfológico relativamente sencillo. Sin embargo, esa elección dentro del “menú de opciones” que nos brinda la lengua (Giammatteo, 2020, p. 196) da lugar a una larga serie de polémicas y cuestionamientos entre lxs estudiosxs del lenguaje, por ejemplo, acerca de la cuestión de si es sexista la lengua o quienes la utilizan (cfr. Bosque, 2012, p. 4; Tombetta, 2020, p. 205, etc.).
Desde la perspectiva de lxs usuarixs, sin duda son sumamente relevantes las “auto-identidades de género no normativas” (Bengoechea, 2015, p. 2) que motivan su uso, al igual que el apoyo a los grupos marginados por ese motivo. Como bien señala Raiter (2020), el LI podría formar parte de lo “políticamente correcto” y ser reducido a una estrategia retórica, expuesta a la mercantilización. No obstante, el mismo autor subraya que, aunque nos focalicemos en la descripción y análisis de esta variación lingüística, no podemos desvincularla de sus efectos político-ideológicos e identitarios, pues se trata de “un caso de variación lingüística impulsada por la necesidad de autoidentificación para un grupo social” (p. 275) y una “respuesta de tipo gramatical-morfológica a un problema que es político- ideológico” (p. 287).
Y esa respuesta efectivamente parece tener efectos tangibles: Kalinowski (2020) demuestra con los primeros resultados del estudio de corpus de Twitter Argentina que existe una vinculación entre el uso de una “intervención sobre la morfología de género” (p. 234) y hechos relacionados con la obtención de derechos como la Ley de Identidad de Género –en el año 2012– o la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo –en el año 2020–. De esta manera, es imposible pensar el lenguaje inclusivo fuera de su contexto social.
Metodología
Como es común en las ciencias sociales, para este estudio recurrimos a una muestra no probabilística donde intentamos abarcar todos los establecimientos relevantes, aunque la encuesta propiamente dicha fue aplicada a sujetos voluntarios (cfr. Hernández Sampieri et al., 2001, p. 226-230).
Más específicamente, decidimos trabajar con escuelas pre-universitarias, por un lado, por la importancia que tuvo ese tipo de escuelas en la difusión del lenguaje inclusivo y, por otro, por el papel de las universidades en la incorporación y legitimación de esa variante, tal como señalamos arriba. La UNT cuenta con ocho escuelas preuniversitarias, también llamadas escuelas experimentales: Escuela y Liceo Vocacional Sarmiento (Sarmiento), Gymnasium de la UNT (Gymnasium), Instituto Técnico de Aguilares (ITA), Instituto Técnico de San Miguel de Tucumán (IT), Instituto Superior de Música (ISMUNT), Escuela de Bellas Artes (EBA), Escuela Técnica Vial General Manuel Belgrano (Vialidad) y Escuela de Agricultura y Sacarotecnia (Agricultura).
Dado que el trabajo de campo fue planificado y ejecutado en el marco de dos becas (CIUNT 2019 y CIN 2020) de duraciones limitadas, la metodología empleada tuvo que ajustarse a las circunstancias de la pandemia por Covid-19 y fue esencialmente virtual. Se elaboró una encuesta a través de formularios de Google y, con la ayuda de algunxs docentes de las instituciones educativas, se distribuyó entre lxs estudiantes. De esta manera, se obtuvieron 229 respuestas de estudiantes de estas instituciones, en proporciones desiguales:
Esta distribución despareja se explica por las diferencias en la predisposición de lxs docentes contactadxs y las autoridades de las instituciones. Mientras en algunos casos el acceso resultó relativamente sencillo y lxs docentes del área de Lengua ayudaron a distribuir la encuesta –incluso cuando no apoyaban el uso del lenguaje inclusivo– en otros casos se notó cierta indiferencia o hasta resistencia a la temática.
El rango etario que abarcan las respuestas es de 12 a 43 años. En su mayoría, pertenecen a adolescentes de entre 12 y 19 años que asisten a los diferentes ciclos de la escuela secundaria, con 11 contestaciones de personas de entre 20 y 43 años que indican pertenecer al nivel superior.
Por otra parte, debido a que no era posible asegurarnos de que el formulario llegara solamente a docentes y alumnxs de las escuelas seleccionadas, agregamos la opción “otros” para indicar la institución y poder filtrar esos resultados. Al mismo tiempo, entre los formularios recibidos encontramos algunos que aparentemente buscaban boicotear la encuesta: presentaban marcadas todas las opciones de una pregunta, ponían edades imposibles (102, 1013), insultaban a otras instituciones, etc. Puesto que la mayoría de las respuestas llegaron en bloque, a medida que se les iba dando difusión, las marcas temporales de esos formularios y la contigüidad de otras contestaciones de una misma institución dan a pensar que esas encuestas fueron completadas por alumnxs del mismo grupo que decidieron indicar otro establecimiento de pertenencia. De allí que dejamos en duda la proveniencia de estas declaraciones. De cualquier forma, hemos decidido sumarlas al análisis, incluso cuando en parte resultan ofensivas. En definitiva, usar el anonimato para insultar a quienes utilizan o investigan el lenguaje inclusivo no deja de ser un posicionamiento.
Ahora bien, la encuesta propiamente dicha, por medio de preguntas abiertas y cerradas, buscaba evaluar los siguientes indicadores: institución de pertenencia, edad e identidad de género de lxs participantes; presencia o ausencia del uso del lenguaje inclusivo; motivación o desaliento para su uso; reacciones ante el uso del lenguaje inclusivo; ámbitos que se vinculan con el uso del lenguaje inclusivo; convergencias, conflictos y tensiones institucionales relacionados con el uso del lenguaje inclusivo.
Para la interpretación de los datos obtenidos recurrimos a un análisis cuantitativo y, en menor medida, cualitativo, aludiendo a algunos aspectos discursivos de las respuestas redactadas. A fin de contestar las preguntas que nos planteamos en este trabajo y avanzar en la descripción de los datos relevados, revisamos los siguientes aspectos: la identidad de género y la pertenencia institucional como factores que inciden en el uso reportado por lxs encuestadxs; el uso que se considera deseable dentro de los establecimientos educativos; y algunas tensiones que dejan entrever las encuestas.
El uso del LI según el género
En la encuesta, decidimos preguntar por el género como pregunta abierta, para recoger la definición que le daban lxs estudiantes. Las 117 respuestas que agrupamos como "género femenino" están compuestas de la siguiente forma: 76 “Femenino”, 37 “Mujer”, 1 “Femenino/mujer”, 1 “Melina”, 1 “Mujer cisgénero” y 1 “Mujer cis”.
Un total de 104 respuestas pueden agruparse bajo el rótulo "género masculino" y se definieron de la siguiente forma: 70 “Masculino”, 30 “Hombre”, 2 “Varón”, 1 “M”, 1 “Hombre nací hombre sere”.3
Dentro del espectro no binario se registran tres respuestas: 2 “No binario” y 1 “Expresión Andrógino”. Por último, tres respuestas que no responden a los parámetros esperados: 2 “Normal”, 1 “Desconocido”, 1 “Heterosexual”, 1 “Xd”. Las breves respuestas a esa pregunta vislumbran diferentes posicionamientos y también las posturas más extremas que lxs participantes formularían con más énfasis en las preguntas siguientes.
Tomando como variable el género, el uso del LI se distribuye de la siguiente manera:
En un principio, el género parece ser un factor importante: casi un 25% de las personas identificadas con el género femenino indica utilizar el LI, frente a un 5% de los encuestados de género masculino. En el caso de las personas no binarias, serían necesarios más datos para poder afirmar con certeza que efectivamente se trata de una preferencia dentro de ese grupo, aunque sí lo es para las personas concretas que contestaron la encuesta.
En este punto queda claro que el LI está directamente relacionado con otras nociones que comúnmente se asocian al “género”, usado como hiperónimo de la identidad de género, la expresión de género y la orientación sexual –junto con los discursos asociados a esos ítems. Es así como pueden entenderse respuestas como “heterosexual”, “normal” u “Hombre nací hombre sere”, escritas por informantes que, como era esperable, indican no utilizar el LI. Entre los comentarios que justifican esa decisión encontramos “Y no si es de PUTOOOO” (Normal, 1013 años, origen dudoso), identificando el uso del LI con la homosexualidad entendida como desvío de la norma.
Siguiendo la misma lógica, las identificaciones como “mujer cis (género)”, “no binario” o “expresión andrógino” podrían dar pistas acerca de cierta preocupación por las cuestiones relacionadas con el género, lo que podría favorecer el uso del lenguaje inclusivo. En efecto, entre las cinco personas que se identificaron con esas etiquetas, tres manifiestan utilizar el LI, una señala que “No veo propicio usarlo porque no es aceptado en el ambiente en el que vivo” (NB, 17 años, IT) por lo que dejó de emplearlo, y una manifiesta no utilizarlo pero aclara lo siguiente: “Pienso que estando ya en pleno siglo 21 es necesario que dejemos de hacer la vista a un lado y empecemos a darnos cuenta que no solo existen los sexos masculino y femenino , que hay otros coexistentes que merecen el mismo reconocimiento que los ya nombrados” (Mujer cisgénero, 15 años, Sarmiento).
El uso del LI según la institución
Si analizamos el uso del lenguaje inclusivo por lxs hablantes de acuerdo con las diferentes instituciones, observamos que la orientación de cada escuela parece ser significativa. Vemos que ambos institutos técnicos, uno ubicado en San Miguel de Tucumán y otro en Aguilares, en el sur de la provincia, en el nivel medio ofrecen las orientaciones “Técnico Mecánico Electricista” y “Maestro Mayor de Obras”. Mientras la composición de lxs informantes es dispar (en San Miguel de Tucumán, el 92% se identificó con el género masculino, mientras en Aguilares solo el 50% indicó pertenecer a ese género), el LI parece ser un fenómeno completamente marginal, con un 97% y un 93% de informantes, respectivamente, que dicen no utilizarlo.
La Escuela y Liceo Vocacional Sarmiento, mixta desde el año 2016, en el nivel secundario cuenta con orientación científica, humanista o contable. En su sitio oficial, dentro del apartado “Misión”, hace referencia a una “educación problematizadora, liberadora” para enfrentar “los desafíos de un mundo crecientemente complejo y desigual, en el que cada vez más libertades son cercenadas” (Escuela y Liceo Vocacional Sarmiento U.N.T., s.f.). Bajo esa divisa, no sorprende que el porcentaje de alumnxs que declara utilizar el LI sea mucho más alto (un 28%) que en las otras dos instituciones mencionadas, en cuyas páginas web no figura tal preocupación. Por otra parte, la Escuela Sarmiento tradicionalmente estaba destinada a mujeres y el proyecto de coeducación es reciente, por lo que entre lxs informantes de esa escuela no figuran varones. Al mismo tiempo, debemos aclarar que una gran parte de las informantes mujeres asiste a esa escuela. De esta manera, no es posible determinar con certeza si el factor de mayor peso para el uso del LI en las informantes femeninas es el género o el tipo de formación que imparte cada establecimiento.
En cuanto al Gymnasium, una tradicional institución con orientación humanista que hasta el año 2018 recibía exclusivamente a varones, no contamos con datos suficientes para hacer la misma afirmación, a pesar de que entre los nueve informantes, todos identificados como hombres, dos afirmaron hacer uso del LI. Lo mismo vale para el Instituto Superior de Música, donde tres de once informantes dieron cuenta de ese uso.
Uso institucional vs. uso dentro de las instituciones
Para evaluar las actitudes ante el uso del LI dentro de los diferentes ámbitos que integran la vida escolar, nos preguntamos si lxs encuestadxs consideraban deseable el uso oficial del lenguaje inclusivo en su institución y les ofrecimos una serie de respuestas para seleccionar: “Sólo en conversaciones entre compañerxs o en tutorías”, “En los comunicados con toda la comunidad educativa”, “En las clases”, “En la página web institucional”, “En el PEI (Proyecto Educativo Institucional)” y la opción “Otra” con un espacio para agregar sus preferencias. A continuación, como pregunta aparte, encontraban un espacio para exponer y fundamentar su punto de vista más extensamente. El siguiente cuadro da cuenta de las respuestas a ambas preguntas (por la posibilidad de seleccionar múltiples opciones, el total excede el 100%):
Podemos ver que el rechazo al uso institucional llega a un 32% o, si sumamos aquellas personas que no contestaron, a un 35%. Mientras tanto, el LI se considera deseable en la comunicación cotidiana en un 28 o 29%, porcentaje que disminuye cuando se trata de géneros discursivos más tradicionales o representativos fuera de la comunidad educativa. Vale aclarar que la opción “Sólo en conversaciones entre compañerxs o en tutorías” resultó híbrida en el sentido de que varias personas que se manifestaron en contra de un uso “oficial” la seleccionaron, quizá para dar cuenta de que era una esfera que excedía la regulación. Por otra parte, algunas personas que se mostraron a favor de ampliar su uso no seleccionaron esa opción.
Los resultados anteriormente mencionados resultan más ilustrativos si los desglosamos por institución:
En dos escuelas detectamos una mayoría de respuestas que se oponen a un uso institucional del lenguaje inclusivo: en el Instituto Técnico, un 60% de lxs informantes lo rechaza y en el Gymnasium, de forma menos representativa, un 67% o seis de nueve informantes. Frente a eso, en la Escuela Sarmiento el grado de aceptación del LI es mucho más alto que el uso efectivo: mientras un 28% de lxs alumnxs indica emplearlo, un 92% avala su uso en por lo menos un ámbito institucional. No es menos sorprendente el resultado del Instituto Técnico de Aguilares, donde solo un 7% de lxs alumnxs había afirmado usar el LI, pero un 62% aceptaría su uso en uno o más espacios institucionales.
Tensiones
Para poder captar todas aquellas actitudes,experiencias y comentarios que no estaban contenidos en las preguntas de selección, no solo incluimos preguntas abiertas donde se podían detallar las razones para utilizar o no utilizar el LI, sino también un espacio para comentarios y anécdotas ubicado al final del formulario. Es allí donde se plasman algunas dinámicas institucionales alrededor del LI.
Por un lado, en (1) y (2) escuchamos a quienes apoyan el uso del LI porque consideran que aportaría una mejor comunicación y convivencia dentro de la institución en general:
(1) Si me gustaría que se use el lenguaje inclusivo porque no todos se identifican con un pronombre femenino o masculino, y ayudaría a tener una mejor comunicación entre las personas que asisten a la institución. (Femenino, 13 años, Sarmiento)
(2) Estoy de acuerdo con el uso del Lenguaje Inclusivo en mi institución porque siento que de esa manera nos estariamos dirigiendo realmente a todas las personas en su gran diversidad. (Femenino, 15 años, Sarmiento)
Efectivamente, una persona que se incluye dentro del grupo que se visibiliza por medio del LI confirma esa idea en (3):
(3) Me gustaría que se incluya el lenguaje inclusivo en las escuelas ,para las personas que se sienten identificad@s es un gran paso y de gran ayuda para visibilizarnos más.(No binarie, 17 años, ITA)
Al mismo tiempo, el LI aparece como algo opcional en (4), no como un uso a imponer:
(4) Estoy de acuerdo porque creo que no hay que dejar a nadie fuera, y el uso del lenguaje inclusivo es una buena herramienta. Pero tambien creo que es algo que no se hace de un dia para el otro y que mucha gente de la que lo rechaza es porque no lo comprende, entonces incluyendolo de a poco en lo que sea, se va a poder usar normalmente en un futuro. Tambien creo que se debe respetar a la gente que no quiera usarlo por el motivo que sea. (Masculino, 17 años, IT)
Un informante conecta esa idea en (5) con el posicionamiento de toda la Universidad Nacional de Tucumán como universidad “pública e inclusiva”, ubicada en medio de una sociedad binaria:
(5) Me parecería un gran paso y evolución para la comunidad educativa. Entendiendo que la UNT es pública e inclusiva, la aplicación de éste lenguaje reflejaría ésto, por todos los motivos anteriormente completados en la encuesta. No tiene ningún aspecto negativo, ya que no le afecta a nadie, y por lo contrario, puede ayudar a sentirse cómodx a más personas, además de que ayuda a visibilizar la problemática binaria de la sociedad.(Masculino, 18 años, Gymnasium)
Entre quienes rechazan ese uso, aparece el argumento del LI como manipulación ideológica de niñxs y adolescentes en (6), (7) y (8), teniendo en cuenta que las tareas de los diferentes órganos dentro de las instituciones serían otras:
(6) No, me parece una forma de hablar arraigada a una ideología la cual formaría parte de un adoctrinamiento masivo. (Hombre, 17 años, Gymnasium)
(7) No, me parece mal que los centros de estudiantes se dejen llevar por una ideología y formen parte de sus comunicados ya que este solo debería informar. (Hombre, 17 años, Gymnasium)
(8) No, porque no es correcto enseñar algo que no está avalado por la RAE como si fuera oficial y usarlo con normalidad, los niños son fácilmente manipulables, por lo que no considero que enseñar esa manera ridícula de hablar sea correcta, algo así como imponerles la religión. (Hombre, 17 años, Gymnasium)
En (8), además, se alude a la Real Academia que, como es sabido, rechaza las formas no binarias. En citas como (9) y (10) aparecen las representaciones de las figuras de autoridad y sus supuestos roles: instituciones educativas que estarían vinculadas con instituciones que tendrían poder sobre la lengua (RAE) donde este vínculo se percibe como muy fuerte e incluso se describe como un “pacto”:
(9) No estoy de acuerdo con el lenguaje inclusivo, porque las reglas de la lengua, la RAE no lo aprueba, es una moda, excluye más que incluye(estas referidiente a otra persona de manera distinta al resto) y muchos otros motivos más de porque no se debería hacer esto en las escuelas. (Hombre, 17 años, ITA)
(10) Me parece q las instituciones no debe de utiliar el lenguaje inclusivo pq las mismas sn instituciones y deben de seguir lo q está anteriormente pactado cn la RAE y cuando la mayoria de las personas lo utilizen definivamente la RAE aprobaría el uso del lenguaje inclusivo y el mismo deberí ser usado por las instituciones, aparte es uso del mismo no es tán común y es muy confuso. (Masculino, 16 años, IT)
Otrxs informantes nos muestran en (11) y (12) que temen diferentes problemas y conflictos entre los miembros de la comunidad, ya sea en general, ya sea entre diferentes grupos como docentes y alumnxs o docentes, autoridades y xadres:
(11) No estoy de acuerdo ya que me parece bastante confuso sumado a bastantes errores en cuanto a gramática, y a demás a lo largo de estos años como estudiantes nunca escuché,me dijeron o vi a alguien que se sienta discriminado por no usarlo,esta bien que se use el lenguaje inclusivo fuera de un ámbito institucional.Pero dentro de esta puede generar muchos conflictos a futuro. (Hombre, 17 años, ITA)
(12) No. Muchas veces los profes se sienten intimidados o con miedo de no utilizar el lenguaje inclusivo ya que piensan que podrían ofender a alguna compañera o generar motivos de burla entre amigas. Para no ponerlos en esa situación opino que simplemente no se lo use en la institución. Además que también está la presencia de algunos padres que son muy tradicionales y podria traer inconvenientes el escuchar a los profesores y demás autoridades utilizar el lenguaje inclusivo dentro de la institución (menciono lo último porque ya se plantaron situaciones jaja). (Femenino, 15 años, Sarmiento)
Ese miedo a (no) usar el LI puede interpretarse como la otra cara del rechazo de estudiantes a profesorxs y de profesorxs a estudiantes. Así, un grupo de estudiantes del IT se muestra muy disconforme en (13) y (14) con los usos lingüísticos de una profesora que uno de ellos denomina “La pendevieja de biologia” (Normal, 1013 años, origen dudoso):
(13) Me dio muchisima bronca saber que mi profesora de Biologia hable con este vocablo porque yo creo que biologia y lengua son 2 materias que deberian dar el ejemplo. (Hombre, 13 años, IT)
(14) (...) resulta realmente desagradable a mi oido escuchar profesores del Instituto Técnico de la UNT y sus otras escuelas experimentales hablar un lenguaje tan poco cordial y tan de ahora cuando ellos nos tienen que amaestrar y enseñar hasta de lenguaje y yo realmente espero que este bardo del lenguaje inclusivo se acabe de una vez. (Hombre, 13 años, IT)
Ese rechazo se repite en (15) y (16) de profesorxs a estudiantes:
(15) Lo usé en un exámen final de historia, a la hora de ver mi examen la profesora lo marcó como incorrecto. (Mujer, 16 años, Sarmiento)
(16) Una vez utilizando el lenguaje inclusivo en clases, una docente me pidió que deje de usarlo, ya que estaba hablando mal y no estaba de acuerdo con el mismo, dijo que aunque sea en su clase no hable así. (Masculino, 18 años, Gymnasium)
De una manera u otra, vemos que el LI causa emociones en muchxs informantes. Así lo muestran expresiones elevadas de tono como: “Y no si es de PUTOOOO”,“No , ya lo dije , me parece una desubicación por parte de gente con estudios apoyar esta mierda , no es necesario y punto”, “No porque es muy pelotudo”, “(...) me gustaría que intentaran implementar el lenguaje de señas en vez de esta boludez de la E y de la no E y no sé qué carajo más que es totalmente innecesaria (...)”, entre otros.
Podemos interpretar estas expresiones como face attack acts (Austin,1990 p. 279) que demuestran el inexistente interés por discutir o negociar sobre el uso del LI por parte de estxs encuestadxs. No obstante, también hay estudiantes que fomentan el debate sobre el mismo como lo expresa (17) en su comentario sobre la encuesta:
(17) Muy buena, me sirvió para descargar mi opinión sobre el uso del lenguaje inclusivo, algo q no se debate mucho y me parece importante debatir. (Masculino, 16 años, IT)
Conclusiones
Un primer análisis completo de las respuestas de nuestra encuesta nos permite corroborar que el LI está presente en diferentes prácticas en las escuelas preuniversitarias y suscita distintos posicionamientos que oscilan desde un rechazo acérrimo hasta un ejercicio identitario, pasando tanto por la aceptación solidaria de su uso como por la indiferencia.
Por la cantidad de respuestas obtenidas podemos pensar que podrían ser relativamente significativas para la Escuela y Liceo Vocacional Sarmiento, para el Instituto Técnico capitalino y, tal vez, para el Instituto Técnico de Aguilares. A eso se agregan algunas respuestas del Instituto Superior de Música, del Gymnasium y de la Escuela de Bellas Artes que ayudan a conocer algunos puntos de vista individuales, aunque difícilmente dan cuenta de un panorama generalizado dentro de esas instituciones.
Pareciera existir en particular una aceptación generalizada del LI dentro de la Escuela y Liceo Vocacional Sarmiento, aceptación que aparentemente va de la mano con el perfil institucional y/o con el género de lxs encuestadxs.
Del mismo modo, pareciera existir un rechazo generalizado por el LI dentro del Instituto Técnico de San Miguel de Tucumán. También aquí es complejo diferenciar la variable género de la orientación de la escuela como factor determinante.
Un caso interesante es el Instituto Técnico de Aguilares. Allí, la composición del alumnado por género es más equilibrada. El uso activo del LI es tan marginal como en el Instituto Técnico de la capital, pero la aceptación de su uso en los espacios institucionales es mucho más alta.
En todos los casos, vimos que esa aceptación pasiva es mayor al uso efectivo del LI que declaran lxs encuestadxs.
Por último, pudimos confirmar que en estos posicionamientos entran en tensión diferentes actores institucionales. A saber, se reportan casos de docentes a favor y de alumnxs en contra del lenguaje no binario y viceversa; instituciones que lo habilitan frente a individuos que lo rechazan y que reclaman la adhesión a la postura de la RAE, etc.
De cualquier modo, este trabajo de ningún modo agota el análisis de las encuestas realizadas: la argumentación a favor y en contra del LI, las representaciones sobre el LI, sus hablantes y las autoridades que lo habilitan o prohíben, los discursos en los que se insertan las voces de quienes lo apoyan o lo rechazan, entre otros, son algunas de las líneas para futuros trabajos.
Referencias bibliográficas
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Notas
Notas de autor