Diseñador y su obra

PEDRO MIRALLES y su FILOSOFÍA CREATIVA.

Pilar Mellado Lluch
Escuela Elisava de Barcelona, España

A3Manos

Universidad de La Habana, Cuba

ISSN-e: 2412-5105

Periodicidad: Semestral

vol. 8, núm. 14, 2021

sergio@isdi.co.cu

Recepción: 05 Noviembre 2020

Aprobación: 03 Diciembre 2020

Publicación: 01 Enero 2021



Instituto Superior de Diseño, 2013

Resumen: Pedro Miralles Claver logró demostrar su eminente capacidad de trabajo, dejando como legado un total de 42 proyectos, muchos de ellos orientados a la ideación y desarrollo de completas colecciones de mobiliario. Desde sus inicios creativos supo dotar a cada uno de un significado propio y único, incitando a establecer un vínculo especial, entre éste y el usuario. Asimismo, su trayectoria profesional se caracteriza por la precisión que exigía en los detalles, tanto a nivel formal como constructivo. Consiguiendo como resultado piezas de eminente valor estético, sobrios y elegantes. Características que aunadas entre sí definen a la par que muestran el auténtico carácter transgresor mediante el que Miralles definió su particular filosofía creativa.

Palabras clave: mobiliario, diseño industrial, creatividad, estética, diseñador, historia del diseño.

Abstract: Pedro Miralles Claver managed to demonstrate his eminent capacity for work, leaving a total of 42 projects as a legacy, many of them aimed at the ideation and development of complete furniture collections. From his creative beginnings, he knew how to give each one its own and unique meaning, prompting the establishment of a special bond between it and the user. Likewise, his professional career is characterized by the precision that he demanded in the details, both formally and constructively. Obtaining pieces of eminent aesthetic value, sober and elegant as a result. Characteristics that combined with each other define at the same time that they show the authentic transgressive character through which Miralles defined his particular creative philosophy.

Keywords: furniture, industrial design, creativity, aesthetics, designer, design history.

INTRODUCCIÓN

Pedro Miralles Claver, se tituló en arquitectura por la Universidad Politécnica de Madrid en 1980. Año, en el que, a su vez, Miralles comenzaba a descubrir los entresijos del mundo del diseño realizando su primera incursión en el ámbito del diseño de moda, aunque esta tan solo durase un par de años. Dos años durante los que el ya joven diseñador, trabajaba por abrirse camino en el diseño industrial dando rienda suelta a su lápiz sobre el papel de su bloc de dibujo, ideando sus primeras piezas. Es por ello que, podemos decir que oficialmente, la trayectoria de Pedro Miralles como diseñador industrial tuvo inicio en 1983, año en el que realizó su primera pieza, la silla Watty (1983), llegando a su fin en 1993 con la proyección de la butaca Rondó (1993) y la librería Altar (1993). Fueron 10 intensos pero fructíferos años de producción durante los que Pedro Miralles logró demostrar su eminente capacidad de trabajo, dejando como legado un total de 42 proyectos, muchos de ellos orientados a la ideación y desarrollo de completas colecciones de mobiliario. Piezas todas ellas caracterizadas por el saber hacer del diseñador, quien desde sus inicios creativos supo dotar a cada una de un significado propio y único, incitando a establecer un vínculo especial, entre éste y el usuario. Asimismo, la trayectoria profesional de Miralles se caracteriza por la precisión que el diseñador exigía en los detalles, tanto a nivel formal como constructivo. Consiguiendo como resultado piezas de eminente valor estético, sobrios y elegantes. Características que aunadas entre sí definen a la par que muestran el auténtico carácter transgresor mediante el que Miralles definió su particular filosofía creativa.

“El diseño industrial está inseparablemente ligado al fenómeno de la estética, a la percepción, a la experiencia concreta a través de nuestros sentidos visuales y táctiles. Como es sabido, este canal de la experiencia estética está frecuentemente usado para influenciar al comparado en la adquisición de una mercadería. Los atributos estéticos son instrumentalizados para fines persuasivos con efectos económicos (BONSIEPE, 1985) .

LOS INICIOS

Pedro Miralles Claver (Valencia, 1955) fue un joven creativo que desde temprana edad comenzó a sentir interés por el mundo de las artes. En sus estudios de secundaria, Miralles ya demostró sus habilidades creativas a través del dibujo, así como su interés en materias como la historia del arte. Aspectos que le llevaron a decidirse por la arquitectura como educación superior. Estudios que, si bien inició en la Universidad Politécnica de Valencia, este, los finalizó en 1980 en la ETSAM (Escuela Técnica Superior Arquitectura de Madrid), de la Universidad Politécnica de Madrid.

Los años 80 fueron un periodo de efervescencia cultural en España, siendo un foco importante la ciudad de Madrid con el surgimiento del movimiento social bautizado como, la Movida Madrileña. Periodo en el que, al mismo tiempo, a nivel internacional, proliferaba la estética postmodernista, principalmente, en Italia.

Etapa de cambios, en la que Miralles, un joven involucrado por completo en la vida social y cultural que generaba la mencionada Movida, comenzó a abrirse camino en el ámbito del diseño, pero desde un sector tan ajeno al producto, como el diseño de moda. Esta primera inmersión creativa la hizo de la mano del diseñador Jesús del Pozo (Madrid, 1946-2011) y su socia, Margaret Watty junto a quienes trabajó durante un par de años, hasta que Miralles sintió y vio que el diseño de moda, no era para él, al tratarse de un mundo en constante cambio y evolución, sin embargo, el desarrollo de producto no exige de un tiempo específico y cada pieza puede ser ideada y madurada con tiempo y paciencia. Aspecto que, en cierta medida, definirían la calidad creativa del diseñador.

“El diseño de ropa es muy rápido y gratificante. En aquel trabajo yo echaba de menos un ritmo más reposado, poder presentar las cosas cuando yo quisiera y no cuando el mercado lo requiere. En las ferias del mueble que se repiten periódicamente, puedes aparecer un año con muchos productos y no hacer ninguno para el siguiente, sin que se resienta tu trayectoria profesional. En la moda esto supone, el desastre” (Miralles P., Retrato - Magazine, 1990)

Así pues, tras dos años junto a del Pozo, y con la gratificante experiencia de haber ideado y desarrollado, en 1983, una colección de mesa y silla para Margaret Watty, Miralles se estableció como diseñador de producto creando en 1984 su propia editora, Nuevas Manufacturas (MNF). De ella nacieron sus primeros proyectos, sus primeros prototipos, de los cuales, algunos de ellos, con el tiempo llegaron a ser producidos por empresas de reconocido nivel nacional. Entre 1984 y 1986 Pedro proyectó piezas en las que ya comenzaba a dar a conocer una peculiar filosofía creativa. Estas eran piezas sencillas, realizadas en materias primas como la madera, la varilla de acero calibrada o el cristal. Materiales de uso recurrente que el diseñador supo disponer de manera precisa en piezas como la lámpara Olímpica (1986), las mesas auxiliares Dora (1984) reinterpretadas poco tiempo después bajo el título de DemiLine (1986), la silla Acuática (1986), o el juego de carritos Veloz (1986). Piezas que destacan tanto por la composición geométrica que las define como por la sencillez constructiva que las caracteriza. Aspectos que, al aunar con precisión, el diseñador supo dar origen a piezas de estética simple, sin menoscabo de su valor funcional, y definidas por un perfil formal cargado de auténtico significado. Un ejemplo de ello se puede apreciar en el perfil y la composición de la lámpara Olímpica para cuyo desarrollo el diseñador tomó como referencia la estructura en trípode característica de la antigua Grecia, así como el plato de perfil cóncavo dispuesto en la parte superior a modo de pantalla difusora. Conjunto debidamente dispuesto, destinado a servir como elemento lumínico como si de una antorcha de la época se tratara. Por otro lado, en las Mesas Auxiliares Demi-line o la mencionada Acuática se puede apreciar la perfección geométrica a través de la precisa disposición de sus diferentes elementos, dando como origen un mueble sencillo, equilibrado y funcional. Por otro lado, no se puede obviar el pequeño guiño del diseñador a la contemporánea estética del bolidismo, desarrollado en Italia de manera coetánea, el cual se puede intuir en el perfil formal de cada carrito de la colección Veloz, así como el característico Sillón 115 (1986).

Pedro Miralles Sillón 115 1986
Figura 1
Pedro Miralles Sillón 115 1986
archivo personal de Ricardo Gómez, Valencia

Figura 1.- Pedro Miralles, Sillón 115, 1986

Fuente: archivo personal de Ricardo Gómez, Valencia

DESARROLLO PROYECTUAL

Al poco tiempo, en 1987, Pedro Miralles aplicó por una de las becas, de las que por aquél entonces otorgaba el IMPIVA (Instituto de la Pequeña y Mediana Empresa Valenciana) para estudiar el Máster de Diseño en la reconocida Domus Academy de Milán. Fue allí, en pleno corazón de Lombardía donde Miralles dio rienda suelta a su pasión por el diseño. A raíz de esta experiencia, nació el que se podría considerar como más posmoderno de los objetos de Pedro, la silla Hakernar (1988). Silla con la que el diseñador buscaba recuperar el valor de la sobremesa al finalizar una comida familiar, o una celebración entre amigos. Un acto que Miralles quiso ensalzar otorgando ese aparente aspecto de caparazón o de coraza de guerrero al respaldo protegiendo al comensal, al mismo tiempo que pretendía aportar cierto aspecto de confort incorporando el macetero en el respaldo, como si de crear un microambiente natural se tratara. Aspectos todos ellos, a su vez, propios del imaginario y el saber hacer de un arquitecto, que siempre finalizaba por aportar características y conceptos propios de la arquitectura a la composición estructural de sus piezas.[1]

A su vuelta de Milán, Miralles se adentra definitivamente en el mundo del diseño industrial logrando la producción de sus primeros prototipos por diferentes empresas de ámbito nacional.

Piezas como la colección de carritos Veloz que pasó a ser producida por Punt Mobles (València), la lámpara Egipcia por Santa & Cole (Barcelona), la Silla Acuática por Martínez Medina (València). A ellas, poco a poco se les fueron sumando nuevos proyectos y empresas. Como la realización de la lámpara Liquid (1990) para Eclipsi (Barcelona), cuya pantalla difusora fue proyectada para ser fabricada en alabastro, recuperando así, tanto la belleza estética de esta materia prima como la precisión en su manipulación. Materia prima de uso recurrente en diversas luminarias originarias del Art Decó, que hoy en día ha sido de nuevo recuperada por la reconocida firma catalana de iluminación, Metalarte, encargada desde el año 2017 de la reedición de la lámpara en cuestión. A ello debemos sumar la producción de la silla Éboli (1988) por Andreu World (València), en cuyo perfil formal se adivinan ciertas referencias a la clásica silla Klismos, así como el escritorio Compás y la consola Alfiler por la mencionada Punt Mobles. Ambas, piezas de marcado carácter formal, que con tan solo una mirada son capaces de captar la atención del usuario. Piezas que emanan calidez, sobriedad y elegancia, a la par que serenidad en la precisión de su composición estructural.

“…todo diseñador, todo el que se interese por la comunicación visual por medio del diseño, se preocupa por sensibilizar este signo. Sensibilizar equivale a dar una característica grafica visible

por la cual el signo se desmaterializa como signo vulgar, común y asume una Personalidad propia.” (Munari, 1979)

Por otro lado, mientras Pedro Miralles trabajaba en el desarrollo de la colección Baldaquino (1992) para la Muebles DO+CE (València), mantuvo constante y creciente su labor profesional formando parte de diferentes proyectos a nivel nacional. Siendo un ejemplo el hecho de formar parte de la relación de diseñadores nacionales llamados a participar, cada uno con su particular aportación, en la colección Azimut. Proyecto ideado y lanzado en 1988 por la entonces empresa nacional de artesanía, Artespaña, para la que Pedro aportó el icónico juego de piezas Poynton. Piezas cargadas de un eminente valor simbólico y destacado carácter ecléctico, que el diseñador supo trasladar a su propio tiempo con elegancia y sobriedad. Como por ejemplo, el eminente simbolismo del grafico representado en el “trompe-l´oeil” que se aprecia en ambas esquinas delanteras del sobre, al mismo tiempo que no debemos obviar la disposición de los dos soportes frontales a modo de coturnos, siendo esta una pieza propia de las artes escénicas recuperada y reinterpretada por el diseñador, además de la linealidad que define la posición de los cajones frontales marcados por puntos blancos realizados con incrustaciones de hueso, siendo estos una alusión directa a la estética Art Decó. En su conjunto, una pieza de exquisitez material y precisión constructiva capaz de cautivarnos con tan solo una mirada. Las piezas Poynton poseen la capacidad de trasladarnos al origen de su título y de su forma, a la Inglaterra del siglo XVIII, a los adentros de la novela que le da nombre, The Spoils of Poynton (1896), de Henry James (1843-1916).

“Poynton, memoria de una vida, simboliza el placer privado de los objetos cuidadosamente elegidos con los que decidimos convivir.” (Miralles P., Aparador Poynton, 1989)

No obstante, la labor de Pedro Miralles, no se quedó tan solo entre empresas españolas. La filosofía estética del diseñador, así como su característico entendimiento y saber hacer, le llevaron a cruzar fronteras y trabajar codo con codo con dos empresas de reconocido prestigio internacional. La primera colaboración fue gracias a una beca que el Ministerio de Industria le concedió para trabajar en el extranjero, y en su caso, fue en la firma propiedad del diseñador francés Philippe Stark (1949), XO. Para ellos, Miralles desarrolló la colección de mobiliario contract formada por silla, taburete y mesa, llamada Lynx (1988). (Miralles E.) Mientras, casi al mismo tiempo, Pedro trabajaba en el desarrollo de una colección de objetos para una habitación de caballero para la firma italiana Ceccoti. Proyecto que finalmente acabó en un elegante perchero, bautizado con el nombre de Pezzunia (1989).

Silla Acuática
Figura 2
Silla Acuática
catálogo exposición Luis Adelantado – archivo personal de Pilar Mellado, Valencia

Lámpara
Egipcia
Figura 3.
Lámpara Egipcia
archivo privado de Santa & Cole, Barcelona

Carritos Veloz
Figura 4
Carritos Veloz
Catálogo Comercial, Camarera Veloz, 1988 - archivo privado de Punt Mobles, Paterna, Valencia

Consola
Poynton
Figura 5
Consola Poynton
Artespaña, 1988 - archivo personal de Juli Capella, Barcelona

Silla
Hakernar
Figura 6.
Silla Hakernar
Revista Ardi Nº 10, 1989, página 172 y 173

Silla Éboli
Figura 7
Silla Éboli
archivo privado Andreu World, Valencia

Fuente: Artespaña, 1988 - archivo personal de Juli Capella, Barcelona

Escritorio Compás
Figura 8
Escritorio Compás
junto la Silla Dux de Vicent Martínez, Punt Mobles, 1990__ archivo personal de Vicent Martinez, Valencia

Consola Alfiler
Figura 9
Consola Alfiler
privado de Punt Mobles, Valencia

Lámpara Liquid
fig.10
Lámpara Liquid
diapositiva de 35 x 35 mm – archivo personal de Ricardo Gómez, Valencia

LOS ÚLTIMOS PROYECTOS

De entre todas sus aportaciones al haber del diseño español, Miralles no pudo dejar de formar parte de elenco de diseñadores industriales españoles que se encargaron de dar forma a las diferentes piezas de mobiliario urbano que se dispusieron en la Isla de la Cartuja de Sevilla, durante la Exposición Universal celebrada en 1992. Para tal evento y tal entorno, Miralles, una vez más tomó como referencia la arquitectura y su riqueza estética como elemento base para definir el perfil de su objeto. En este caso, el diseñador hizo alusión directa a la icónica e histórica Torre del Oro de la capital andaluza, al trasladar la particular geometría de esta torre al contorno formal de la papelera bautizada con el mismo nombre, Torre del Oro (1992) producida para la ocasión por la empresa ATP Systems. La Exposición Universal de Sevilla 1992, fue un evento de notable valor internacional en el que Miralles también colaboró con la realización de la mesa Balauster (1992), producida por la firma Ebanis, y destinada a formar parte del mobiliario del restaurante del pabellón de la Comunidad Valenciana. Ambas, piezas en las que el diseñador dejó marcada constancia de su formación arquitectónica. Si bien, la primera de ellas hace alusión directa a la propia Torre del Oro, la segunda toma como base constructiva un elemento característico de la arquitectura estructural clásica, como es el Balaustre. Pieza que por sí sola, dispuesta de manera paralela y repetida puede hacer clara referencia a la composición de una barandilla propia de una construcción de carácter ecléctico. Con ello el diseñador evidenció la propia individualidad funcional de la mesa Balauster, la cual ofrecía la posibilidad de aumentar su valor pragmático al poder ser dispuesta en serie, y con ello aumentar su capacidad a la hora de acoger comensales a su alrededor. Concepto estético a la par que funcional que también se pueden ver en el Taburete Dry Martini (1986) inicialmente realizado por su propia editora MNF, y desde 1988 producido en serie hasta nuestros días por la firma Akaba.

“el balaustre representa la idea de unidad frente a la repetición. Una barandilla clásica está formada por balaustres que se repiten. Todos juntos forman a su vez otra unidad, eso sí, elástica e infinita. La barandilla puede tener unos pocos metros o varios cientos y sigue siendo la barandilla como concepto unitario. Por lo tanto, el balaustre como unidad carece de valor, o mejor dicho cambia por completo. Así, el balaustre como pie de mesa adquiere fuerza como unidad y como repetición: en un comedor, con varias mesas juntas, la mesa "balaustre" es una unidad pues permite un funcionamiento aislado, pero es también una repetición al ser añadida a otras: forma una nueva unidad a la que podríamos llamar irónicamente mesas barandilla.” (VV.AA, 1992)

A su vez, en Barcelona el mundo del diseño se hallaba en plena ebullición debido a la celebración de los Juegos Olímpicos, durante el mismo verano del 92. Evento que dio origen a la realización de numerosos actos vinculados al mundo del diseño, entre ellos la exposición Casa Barcelona, para la que el diseñador presentó el Candelabro Liceo (1992).

Papelera Torre del Oro
Figura 11
Papelera Torre del Oro
SUMA + SIGUE, Ed.IMPIVA, 2009, página 79

Mesa Balauster
Figura 12
Mesa Balauster
archivo personal de Juli Capella, Barcelona

Figura 12.- Mesa Balauster

Fuente: archivo personal de Juli Capella, Barcelona


Candelabro Liceo
Figura 13
Candelabro Liceo
Catálogo de la exposición 38 diseñadores para el 92, Casa Barcelona, 1991

CONCLUSIÓN

La trayectoria proyectual de Pedro Miralles, fue breve pero intensa. Ésta ocupó un espacio en el tiempo de, concretamente, 10 años. Década en la que el diseñador creció y evolucionó profesionalmente dejando siempre constancia de su pasión por la lectura, por la música, por las antiguas culturas, así como su afán por viajar y conocer nuevos lugares, de aprender cada día un poquito más. Miralles, aprovechaba cualquier momento para plasmar una idea. Siempre iba acompañado de su bloc de dibujo, porque nunca se sabía dónde podía venir una idea o hallar una fuente de referencia, por sencilla, breve o absurda que pareciese. (Gómez, 2009) Una particular personalidad con la que Pedro Miralles marcó de manera determinante la estética de cada uno de sus proyectos, de cada una de sus piezas, dando así origen a su particular filosofía creativa.

“A mí me gusta leer. Los mejores momentos que he pasado en una vida adulta o casi adulta han sido leyendo. Me apasiona poder meterme dentro de una novela, sobre todo en los relatos anglosajones de finales del XIX, una literatura muy rica que prevé los cambios del siglo pero que no deja de moverse en un mundo exquisito y rico en el que resulta difícil entender de qué viven sus protagonistas. Hoy en día no podría existir Proust[2] con su visión detalladísima sobre un paseo por el campo o el vuelo de una mariposa. A mí me gusta dedicar ese detalle a mi trabajo y por no intenciones nostálgicas sino porque creo que se pueden producir diseños de los años 90 con ese detalle y esa intimidad. Este tipo de reflexión ha sido también parte de mi educación en arquitectura y en mi vida privada. Tú hablas de la influencia literaria pero yo creo que todo puede ser una fuente de influencias: la música, los viajes…” (Miralles P. , La Fuerza del Ingenio, 1993)

Una particular filosofía creativa, originada por ser Pedro Miralles, un joven apasionado de la literatura, que bebía de los escritos anglosajones de finales del siglo anterior, que vivía con vehemencia cada uno de sus viajes, que aplicaba con detalle sus conocimientos fruto de su formación como arquitecto, y a todo ello debemos sumar, su pasión por las artes escénicas. Una filosofía creativa algo alejada de la estética que le rodeaba. El postmodernismo.

Periodo estético basado en elementos arquitectónicos y simbólicos de origen ecléctico, los cuales eran reinterpretados de una forma más irónica que pragmática, en el que Miralles se inició y creció profesionalmente, y cuya base conceptual le influyó mínimamente. Tan solo hay que hacer un breve repaso a su trayectoria proyectual, la cual demuestra por si sola que las ideadas por Miralles, destacaban y destacan de entre el resto de piezas contemporáneas, por su característica e insólita, a la par que sobria elegancia. Porque si bien, Pedro también tomó como referencia elementos y símbolos recuperados del pasado, el diseñador los reinterpretó con el máximo cuidado formal y constructivo, manteniendo intacto su significado inicial. Valores, con los que el diseñador buscaba justificar su responsabilidad con respecto a la recuperación de formas y técnicas productivas de inicios del siglo XX, con el objetivo de devolverles el valor emocional y simbólico que en su día les dio vida, siempre desde un punto de vista acorde con la cultura y sociedad coetánea.

“Me gusta mucho mimar cada detalle de mis piezas, no porque sienta nostalgia de los muebles del pasado, como se ha dicho a veces, sino porque creo que se pueden producir diseños de los noventa con ese mismo detalle y esa intimidad. Estoy convencido de que mi diseño pertenece a la época en vivimos (Miralles P. , El Universo Personal de Pedro Miralles, 1993).

Sin embargo, si existe una frase con la que poder definir la filosofía creativa de Pedro Miralles, es la que el mismo citó, y que se puede leer entre las hojas de un artículo póstumo que la revista Diseño Interior publicó en noviembre de 1993.

Definición en la que el diseñador nos desvela y nos hace partícipes del eminente valor que es capaz de aportar a un mueble y otro tipo de objeto, el hecho de dotarle de un significado propio de contar una historia a través de él, o de compartir un poquito de nuestra historia a través de forma, así como de su función. Aspectos que sin que nosotros seamos conscientes son capaces de cautivarnos, y por consiguiente, de crear en nosotros la necesidad de poseerlo, de usarlo. Aspectos capaces de crear un vínculo emocional entre objeto y usuario.

BIBLIOGRAFÍA

BONSIEPE, Gui (1985) El diseño de la Periferia, Ed. Gustavo Gili, Bacelona. ISBN: 968-887-000-5

MUNARI, Bruno (1983) Diseño y Comunicación Visual, Ed. Gustavo Gili, Barcelona. ISBN: 84-252-0778-9

VV.AA, Catálogo DOM (Diseño de Objetos y Mobiliario), EXPO´92, Pabellón Comunidad Valenciana, Generalitat Valenciana, 1992, D.L: V-3037-1992 Entrevista en el periódico, El Mundo,

MORIARTY, Marta (1990) “Pero Miralles”, Retrato – Magazine Nº 27, 28 de abril de 1990

ON DISEÑO, periodicidad mensual de la Editorial Aram, desde 1978

DISEÑO INTERIOR, publicación mensual de la Editorial GlobusCom, desde 1991

Notas

[1] “un elemento esencialmente arquitectónico que traslada para aromatizar, enredar o refrescar las mejores sobremesas” , frase extraída de la memoria técnica realizada por Pedro Miralles, cuya copia se encuentra en el archivo personal de Juli Capella, en Barcelona.
[2] Marcel Proust (1871-1922), novelista francés de finales del S.XIX
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