Entrevistas

Entrevista con Ricardo Espinoza Lolas

Interview with Ricardo Espinoza Lolas

Marcela Brito
Universidad Centroamericana José Simeón Cañas, El Salvador

Realidad, Revista de Ciencias Sociales y Humanidades

Universidad Centroamericana José Simeón Cañas, El Salvador

ISSN: 1991-3516

ISSN-e: 2520-0526

Periodicidad: Semestral

núm. 152, 2018

realidad.director@uca.edu.sv



DOI: https://doi.org/10.5377/realidad.v0i152.7788

Ricardo Espinoza Lolas en la UCA, 21 de noviembre de 2017
Ricardo Espinoza Lolas en la UCA, 21 de noviembre de 2017

Ricardo Espinoza Lolas (Playa Ancha, Valparaíso, 15 de octubre de 1967) es un académico, escritor, teórico crítico y filósofo chileno. Su obra articula el pensamiento de G. W. F. Hegel con la Teoría crítica actual imbricada con la fenomenología de X. Zubiri y el pensamiento estético creativo de F. Nietzsche. Con esta matriz, su pensamiento pretende dar respuestas a la cultura de estos tiempos y, a la vez, busca mostrar nuevas lógicas creativas que permitan abrir una alternativa al capitalismo imperante global. Doctor en Filosofía por la Universidad Autónoma de Madrid y catedrático de Historia de Filosofía Contemporánea de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso. Es miembro, entre otras instituciones, del Center for Philosophy and Critical Thought de Goldsmiths, University of London. Entre los libros que ha escrito o coeditado destacan Realidad y tiempo en Zubiri (2006), Zubiri ante Heidegger (2008), Hegel. La transformación de los espacios sociales (2012), Flashback, miradas y gestos (2012), Realidad y ser en Zubiri (2014), El cuerpo y sus expresiones (2014).Hegel y las nuevas lógicas del Estado, con prólogo de Slavoj Žižek y epílogo de Alberto Toscano (2016 y 2017), Lacan en las lógicas de la emancipación (2018), Capitalismo y empresa. Hacia una Revolución del NosOtros, con prólogo de Antonio Negri y epílogo de Eugenio García (2018), Žižek reloaded. Políticas de lo radical (2018) y Aporías de la Democracia (2019). La presente entrevista se llevó a cabo el 21 de noviembre de 2017, en el marco de las XIII Jornadas Ignacio Ellacuría, con la temática “El humanismo desde América Latina”. Aquí conversamos con el Dr. Espinoza Lolas sobre la presentación de su libro Hegel y las nuevas lógicas del mundo y del Estado. ¿Cómo se es revolucionario hoy?, la novedad de la impronta hermenéutica de su texto, así como algunas claves para poder comprender nuestro mundo actual desde la lógica hegeliana.

1. ¿Qué le lleva a estructurar la propuesta de su libro Hegel y las nuevas lógicas del mundo y del Estado? ¿Considera que su lectura se encuentra en una línea heterodoxa, en contraposición con la lectura tradicional de Hegel, encasillada en el prejuicio del pensador totalitario y abstracto?

Mira, primero lo importante es el subtítulo del libro. El subtítulo del libro es ¿Cómo se es revolucionario hoy?, y en ello vuelve a resignificar positivamente el concepto de “revolución” en un estudio de Hegel. Este subtítulo ya expresa lo provocador del libro y nos asocia a una lectura materialista de Hegel, como la de Lenin. El libro está editado por la editorial Akal, que tiene un prestigio internacional en el mundo de lengua hispana, similar a Verso en el mundo anglosajón. En Akal publican a Negri, Žižek, Harvey y todos estos filósofos muy leídos actuales. El libro tiene un prólogo de Slavoj Žižek, y tiene (en la portada) a un Hegel tipo Warhol. El título del libro Hegel y las nuevas lógicas del mundo y del Estado es un juego que resuena Alain Badiou y su libro sobre las Lógicas de los mundos (segunda parte de El Ser y el Acontecimiento); y en esto mi libro sobrecodifica al de Badiou y le añade a Hegel y Estado. Ahí está mi crítica al pensador francés. Mi libro ha sido un éxito y se han vendido dos ediciones, creo que va a venir la tercera en menos de un año y, además, una edición inglesa. Para un filósofo, vender libros es raro, que la gente te lea es rarísimo (y si se es chileno y no francés, inglés, italiano, alemán, entre otros, es más extraño vender libros y que realmente te lean). Gracias a eso vino un segundo libro en julio del 2018, una continuación: formalmente su segunda parte (Capitalismo y empresa. Hacia una Revolución del NosOtros. Santiago: Libros Pascal, 2018; con prólogo de Antonio Negri y epílogo de Eugenio García), y ahora acaba de salir en España un libro con Žižek titulado Žižek reloaded, políticas de la radical (Madrid: Akal, 2018; que en cuatro meses agotó su primera edición y ahora salió ya la segunda). Viene también otro libro que se llama Hegel Today! Es un libro que piensa entre los hegelianos actuales (Žižek, Pippin, Pinkard, Duque, Malabou, Cacciari, Vitiello, Ruda, Vieweg, entre otros) y la importancia del filósofo suabo; un libro sobre Nietzsche, la creatividad, el arte y la revolución, entre otros. Estoy escribiendo como un loco poseso. ¿Qué pasó con Hegel y las nuevas lógicas del mundo y del Estado? El subtítulo es fundamental. Fue lo que más le gustó a Žižek; es que el libro da una “vuelta de tuerca”. En cierta forma, es lo que tú dices: hay una interpretación “estándar” de Hegel, que está en la Escuela de Moscú, en la Escuela de Freiburg, en la Escuela de París, en la Escuela de Frankfurt y, para molestarlos a ustedes, está en la Escuela de Centroamérica, la Escuela de México y la Escuela de Mendoza, que son las famosas escuelas interpretativas de Hegel.

Está la Escuela de Moscú, Pléjanov asociado a Hegel, pero pasado por Marx y luego Hegel desde la célebre, pero ya rancia, inversión por parte de Feuerbach (y todo ese “rollo” del panlogicismo, del absoluto, de lo abstracto, de la negatividad, de Dios y otros). Es como si se señalara: “Hegel es nuestro ‘papá’, el pensador de la dialéctica, pero como era de derecha, absolutista, espiritualista, le damos vuelta y aparecen todas las condiciones materiales”. Eso es lo típico de Pléjanov, así lo trabaja, por ejemplo, el joven Lenin. Pero también está la gran Escuela de Freiburg, obviamente Heidegger, pero también Fink, Gadamer y todo el grupo de heideggerianos que llega hasta Latinoamérica (como mi maestro Jorge Eduardo Rivera). Y la Escuela de Freiburg, ¿qué es lo que hace? Con Heidegger a la cabeza, genera un Hegel como la bestia negra, de sistema totalitario que se pierde en las redes lógicas que atravesarían el mundo capitalista y el mundo totalitario soviético. Heidegger es un tipo de pensador muy brillante, pero por ser un ontólogo de su “propia” tierra alemana siempre interpreta a Hegel de esa forma. Heidegger siempre está luchando por lo existencial, por lo único, y ahí tienes a sus amores: Kierkegaard y Dilthey (fundamentales para entender su Sein und Zeit de 1927, además de Husserl). Entonces, Hegel “aparece” como un opresor totalitario (un totalitario del sujeto, del Estado, del absoluto, de lo que sea). En este sentido, Hegel, para Freiburg, es el gran pensador alemán, “pero” trae los cimientos para el psicoanálisis, para Marx y su praxis revolucionaria, para toda la Teoría crítica. Hegel estaría en las bases de las tenazas totalitarias, tanto del capitalismo como del comunismo que quieren destruir a Alemania y Europa. Toda la tendencia fenomenológica siempre tiene eso; sabe que Hegel es una “bestia” gigantesca, filosófica, pero en cierta forma es el enemigo a combatir, porque le temen.

La Escuela de París tiene, ni más ni menos, que a Kojève en su “esencia” misma y que perdura hasta nuestros tiempos; nada se entiende en Francia si no se sabe esto. El gran Alexandre Kojève es un horroroso ruso –perdonen los franceses– que sabía alemán y, como ningún francés sabía alemán, empieza a enseñar en un seminario “mítico” ya de Hegel (por movida de Alexandre Koyré, otro ruso afrancesado) a los parisinos en 1933 y dura hasta 19391 (se escuchaba el advenimiento del Ángel de la Historia Totalitaria, a lo Benjamin, que llegaba a destruir a medio mundo). A ese seminario asisten Hyppolite, Canguilhem, Lacan, Bataille, Breton, Aron, Callois, Merlau-Ponty, entre otros; famosísimos todos (cada uno por sí mismo es una Galaxia). Y Kojève, por una interpretación propia (no sabe casi nada de Hegel, él era como un fenomenólogo con tinte de Heidelberg y Jaspers), obviamente no de la Ciencia de la Lógica y se pone a leer la Fenomenología del espíritu. La Ciencia de la Lógica es el libro maldito de Hegel; dificilísimo, como mil páginas, un duro alemán. Además, era el libro que habían hecho suyo los soviéticos (era el libro de Marx y de Lenin, de los revolucionarios). Lo más duro de Marx y lo más duro de Lenin está metido en la Ciencia de la lógica. Luego, era un libro como “totalitario”, que nadie quería leer en Francia ni en Europa, horroroso, intraducible. Pero está la “más simple”, “romántica”, “religiosa” y “políticamente correcta” Fenomenología del espíritu. Y esa lectura de Kojève de la Fenomenología de Hegel es la que se hegemoniza en Francia y en otras partes (España, por ejemplo). Luego, tardíamente, Hyppolite empieza a traducirla y comienza la famosa interpretación del Hegel de la Fenomenología del espíritu, pero a Kojève le gustaba, sobre todo, el psicoanálisis freudiano, le gustaba mucho Ser y Tiempo (Sein und Zeit) de Heidegger, y hace una interpretación antropológica fenomenológica, en torno a la muerte, a la mortalidad, de un juego del singular al nosotros, entre otros. Y así aparece Hegel como el gran filósofo de la Fenomenología del espíritu, del nosotros (social- demócrata) y la institucionalidad, la legalidad con la institucionalidad, de la estructura, de la dialéctica amo y esclavo, del fin de la historia, de la esencia cerrada y panlogicista, entre otros (por ejemplo, con todo esto no se entiende a Lacan; su psicoanálisis tiene a Hegel, pero de Kojève). Es Kojève y no Hegel. Eso llega hasta ahora en el mundo francés, por ejemplo, el pensador de la vida, de la afirmación, sería la lectura nietzscheana que hace Klossowski y que llega hasta Gilles Deleuze y hasta Michel Onfray, actualmente (o dicho irónicamente no se lee a Nietzsche, sino a Deleuze; y lo mismo pasa con Marx) lo que se lee en Francia es Althusser. Esta sería la línea que se hace de la Escuela de París.

Después está la Escuela de Frankfurt, desde Horkheimer y Adorno. Ahora está Honneth y su grupo, pasando por el segundo momento de juego discursivo de Habermas y Apel; las tres Escuelas de Frankfurt. Siempre estuvo Hegel presente, pero un Hegel pasado por Kant y algo de Marx. Comienza en un Hegel como algo muy revolucionario, sobre todo en el primer Adorno, que era un gran lector de Hegel (se sentía como el Hegel del siglo XX, así como Žižek se siente el Hegel del siglo XXI), pero la Escuela se fue con el tiempo, con las guerras, con el capitalismo, con los fascismos, cada vez edulcorando... Después, Adorno rompe con el proceso revolucionario, no creía en la juventud, llama a la policía contra los propios jóvenes, termina siendo un pesimista estetizante de la sublimación revolucionaria (entre otras cosas, le hizo mal leer a Freud y su Psicología de la masas y análisis del Yo). Lo que hacen Habermas y Apel es un juego a la socialdemocracia (la teorizan y conceptualizan), transcriben todo el proceso revolucionario en las lógicas del discurso y Hegel queda así absolutamente “kantizado”; “apolonizado”. Kant queda dentro, queda metido en un Hegel desde la Filosofía del Derecho, que se traduce como teoría del reconocimiento y, de ahí, Honneth trabaja hasta ahora, generando la estructura teórico-política para la socialdemocracia alemana, Europea y mundial (es el ontólogo de la socialdemocracia, como Errejón lo debe ser del populismo en la actualidad y Bannon del fascismo capitalista). Entonces, es un Hegel siempre pasado por Kant, jugando en teoría política, apoyando a Merkel y a la socialdemocracia, y es el Hegel del reconocimiento; esa es la Escuela de Frankfurt. La palabra revolución está prohibida, no se quiere leer la Ciencia de la lógica, siempre está el temor de destruir todo lo que hay por el advenimiento totalitario; es una Escuela postraumática… Debieran colocar a toda la escuela en el diván para que fuera analizada y allí se vería el temor que les causó el fascismo y el nazismo a mediados del siglo XX. Temen y odian, por ejemplo, a Žižek, porque él encarna a ese Hegel “peligroso”.

Después está la Escuela Latinoamericana que ama a Hegel, desde Cullen y Roig en Mendoza, hasta aquí mismo en Centroamérica, con el mismo Ellacuría, quien es bien preciado en México, por Dussel. Entonces, están las tres Escuelas de Latinoamérica que siempre tienen a Hegel, lo quieren mucho, pero siempre es el Hegel-Marx. Por detrás está la idea de Pléjanov, o sea Feuerbach (Schelling), de que hay que invertir a Hegel. Entonces, cuando uno lee a Hegel en un texto de Ellacuría –y ayer estaba leyendo los Cursos universitarios–, es obvia la interpretación de Zubiri pasada por Heidegger y su propia lectura de Marx. Hegel queda bien, pero hay que invertirlo. Entonces, no habría proceso físico, no habría proceso de comunidad, habría como un carácter abstracto, una “lógica”… una lógica por detrás, se entiende “lógica” como algo abstracto, de la “cabeza”, no de la realidad. Es no entender nada, ni a Hegel, Spinoza, ni a ningún teórico crítico de la historia, en donde todos tenemos el método dialéctico en nuestros huesos y en el fondo el axioma de la Ética de Spinoza, donde el orden y conexión de las ideas es el mismo que el orden y conexión de las cosas (Spinoza, Ética, pp. 81-82).2 O sea, en el mismo Ellacuría, en Cullen, en Dussel, en Roig, está siempre Marx corrigiendo el modelo de Hegel. Roig amaba a Hegel y también Cullen, quien sacó un libro gigantesco ahora sobre el “nosotros”, que tiene mucho de Hegel, pero Latinoamérica está absolutamente traspasada por Feuerbach y la lectura clásica de la izquierda, tanto la marxiana como la marxista clásica. Bueno, esas son las lecturas históricas en cien años respecto de Hegel. Y, en el fondo, está el problema de Schelling, el problema de Feuerbach, que está a la luz de la interpretación de Hegel. No puedo entrar en detalle de esto aquí en esta Entrevista.

Además, está una cuestión política: Hegel era tomado como un pensador de izquierda hasta el año 1841, Hegel murió en 1831. Hasta 1841 fue un pensador de izquierda, prohibido, peligroso para el sistema. De 1841 en adelante –obviamente después de la revuelta en Alemania–, Hegel pasó a ser un pensador de derecha; se construyó un pensador de derecha en el sentido clásico. Trabaja para el Gobierno, trabaja para el rey, para el Estado prusiano (para el yo abstracto panlogicista), luego hay un cierto carácter totalitario, así, de lo universal que “succiona” a lo singular, ya sea Dios, el rey, la institucionalidad, el Yo. Entonces Hegel se queda metido en las propias estructuras de la política de la derecha alemana. Lo han metido dentro como un pensador de derecha, siendo un pensador radicalmente de izquierda, siendo que Hegel tiene hasta espías en sus clases, que lo llegan a espiar en Berlín, cuando estaba dando las famosas Lecciones3 de Berlín. Y ahora, la Escuela de Frankfurt lo muestra como el pensador del reconocimiento que es el brazo conceptual de la socialdemocracia europea y mundial.

Bueno, así es como estaba la cuestión de Hegel a nivel filológico, científico, a nivel político. Pero junto con eso, independientemente de eso, siempre hubo una lectura de Hegel, distinta, entre comillas, más propia. El mismo Marx, cuando se separa de Feuerbach y queda el cagazo de la revolución fallida, empieza a leer a Hegel desde El Capital y los Grundisse (esto aparece contado por el mismo Žižek en mi libro Žižek reloaded), da una vuelta y ya no está esta cosa de “cabro chico” (niño) de las tesis en contra de Hegel y la Filosofía del Derecho, todo eso que decía al comienzo. Feuerbach tenía problemas interpretativos graves con Hegel; era por la lectura con Schelling (que odia a Hegel). Entonces, Marx empieza a leer ni más ni menos que la Ciencia de la Lógica. Era un libro difícil y justo, Marx –si ustedes lo leen entre líneas en la segunda edición de El Capital– deja clarísimo, como al final del prólogo, donde dice algo así: “tanto que molestan a Hegel como antiguamente molestaban a Spinoza. Se molesta tanto a Hegel. Ya no puedo seguir con esto, me declaro discípulo del pensador alemán”. Dice: “la lógica de mi libro llegó a un momento en que voy parafraseando hasta el lenguaje de Hegel”.4 Lo hace explícito, para un lector con dos dedos de frente, que El Capital es en y por Hegel.

Antes esto no se hacía, porque hablar de Hegel era algo como raro, añejo. Pero cuando se entiende lo lógico de la Ciencia de la lógica, se entiende El Capital. Entonces, piensen que hubo cientos y cientos de años, en general, y muchos años, a finales del siglo XVIII e inicios del XIX, que no se había visto formalmente el capital; se vivía en el movimiento mismo del capital, pero sin la capacidad de verlo cómo operaba, no había reflexión sobre el capitalismo en el movimiento mismo del capitalismo. Hegel, ahora con lo lógico, permite esta titánica empresa de Marx. Entonces, cuando Hegel le entrega las herramientas de lo lógico, lo lógico es como una herramienta, no es “algo”. Marx se la coloca, así como hablar como… yo sé, me gusta el cine, como… el “anillo de Sauron”. El “anillo” lógico (Hegel llamaba a lo lógico el “anillo de los anillos” al final de la Ciencia de la lógica en el brillante texto de la Idea absoluta)5 es como el anillo de Sauron, y cuando me coloco el “anillo” lógico, así como este enano ridículo del hobbit se lo coloca, ¿y saben qué ve? ¡Ve capital! Ve el capital en el capitalismo mismo, ve el valor, valor de uso, valor de cambio, ve el dinero, cadena de producción, cadena de distribución, ve hasta la subjetivación del hombre en tanto fetiche de la mercancía (antes del psicoanálisis de Freud).

¡Todo lo que ve! Se saca el anillo y se pone a escribir todo como loco obseso. Marx no puede hacer una revolución; simplemente, al ponerse el “anillo”, visibiliza todo lo que es el capital, porque las lógicas de Hegel le permiten ver el capital y, por eso, el libro es una obra maestra, pero que está armada desde la lógica de Hegel, desde la Ciencia de la lógica. Marx lo hace explícito. Entonces, Marx ya lo tiene completamente dentro de sí, y lo utiliza para sus trabajos en torno a la lógica del capital. Y eso, Marx lo sabe clarísimo, y todo buen discípulo de Marx sabe la implicación de lo lógico en Marx. Todo mal discípulo de Marx, marxianos o marxistas, nada, porque no han leído ni a Hegel y tienen el sambenito de la inversión de Hegel. En Latinoamérica eso, lamentablemente, pasa a cada rato, pero también en Francia y también en el mismo Frankfurt.

Lenin es el otro gigante. Marx es un gigante; Lenin es, sobre todo, el gigante político-revolucionario por excelencia (Pablo Iglesias le llega a los talones). Lo es para mí. Puedo ser políticamente incorrecto, pero le tengo cariño a Lenin. Pasaron cosas horribles con él, pero le tengo cariño (y lo editaré bien, en especial todo su trabajo sobre Hegel que es una maravilla). Entonces, ¿qué pasa con Lenin? Lenin arma toda la Segunda Internacional, entre otras cosas. Todo un trabajo para el obrero, para que éste devenga revolucionario… pero diría que le faltaba una teoría psicoanalítica a Lenin. Pero cuando viene la Primera Guerra Mundial, Lenin se da cuenta de que el obrero en el fondo era un burgués capitalista (Steve Bannon sabe bien esto en la actualidad y por eso anda hoy por el mundo con su teoría del obrero capitalista)… Voy a actualizar a Lenin:

¡todo el proceso psicoanalítico había fracasado absolutamente! Era raro, todos los días en esto y ¿qué hace el obrero? ¡Se enrola feliz de la vida y hace una guerra burguesa! Porque la Primera Guerra Mundial, y casi todas las guerras, son guerras burguesas. Desde la [revolución] inglesa en adelante, todas son guerras burguesas. Y [la Primera Guerra Mundial] era absolutamente una guerra brutal, millones de muertos, ¡por el capital! ¡Hay que tener dos dedos de frente para no verlo! ¡Guerra por el capital! Los imperios están ahí en la guerra despiadada por el capital. Entonces Lenin dice: “¿qué hemos hecho? ¡Tremendo fracaso!” O sea… ¡Ningún obrero se reconocía como obrero…! En el fondo, eran burgueses y estaban luchando por el capital. Entonces, de ahí, Lenin fracasa absolutamente, se va todo a la mierda, se hunde completamente. Y Lenin, sabiamente en Suiza con sus lecturas en alemán en la Biblioteca Pública, creo que de Zürich, en vez de suicidarse… ¡Debería suicidarse, pues había fracasado todo lo que escribía! ¡O en vez de emborracharse, o de irse de putas, de perderse absolutamente en el delirio! Psicológicamente, se nota que Lenin es un neurótico-obseso y, como buen neurótico obseso, se levanta a sí mismo, como el barón Munchausen. ¿Y qué hace un neurótico obseso? Sale por arriba, estudiando, leyendo, tomando notas, pensando y pensando (eso deberían hacer todos los revolucionarios hoy desde Chile a USA y en Europa: leer a Hegel; en este mundo que deviene con la derecha votada es tiempo de invertir la Tesis 11 de Marx y dejar de transformar y volver a leer a Hegel; solamente así es posible más adelante algo de tipo revolucionario). Todas las categorías que había enseñado en la Escuela de Moscú de Pléjanov, en su lectura de Hegel, parece que no eran del todo ciertas… ¿Cómo está leyendo a Marx, al gran Marx? Parece que esa lectura que él tenía, que tenían todos, para levantar el proceso revolucionario, para que la gente se entendiera como obrera y comenzara a andar el motor dialéctico del movimiento, había fracasado. No era posible revolución alguna; algo semejante pasa en estos tiempos.

Ricado Espinoza Lolas, Hegel y las nuevas lógicas del mundo y del estado. ¿Cómo ser revolucionario hoy? (2016)
Ricado Espinoza Lolas, Hegel y las nuevas lógicas del mundo y del estado. ¿Cómo ser revolucionario hoy? (2016)

Entonces, como dije, lo que hace Lenin es volver al inicio y el inicio era Hegel. ¿Y qué es lo que era Hegel? La Ciencia de la Lógica, la Wissenschaft der Logik. Ese libro de las mil páginas, de los tres tomos. Entonces… entonces mira, la intuición es genial: volvamos al origen.

Y Lenin hace una locura que solamente hace un neurótico-obseso: desde septiembre a diciembre del 14, en tres meses, lee la Ciencia de la Lógica en la Biblioteca Pública. ¡Línea a línea! ¡Una locura! Es un libro que hay gente (me refiero a filósofos de renombre mundial) que nunca ha leído en su vida porque es dificilísimo el libro. ¿Y qué hace Lenin? Lo va leyendo. El libro [que escribe Lenin] está editado en el tomo cincuenta y algo de las Lecciones de Lenin [en las Obras completas, los cuadernos de Lenin están en el tomo 42] que está editado por Akal, también trata sobre las cuestiones filosóficas. Y lee como un derrideano, esto es, lo lee entre sus fisuras, gestos, huellas; va leyendo el texto de Hegel y va comentando: “¡oh, bien!”, “¡sí, me gusta!”… Así. Anota, anota y hace el comentario. Lo subraya, le pone indicaciones, ideas, epítetos, exclamaciones, una nota y mucho más… ¿Qué es lo que son los famosos Cuadernos filosóficos? Es la sobrecodificación de los comentarios, exergo, juego, anacoluto de Lenin leyendo la Ciencia de la Lógica de Hegel. Y cuando uno va a ese texto, es una maravilla, son doscientitantas páginas, ni más ni menos… El libro de Hegel tiene como 800 páginas y 140 páginas el texto de Lenin. ¡Es una maravilla! ¡Es el mejor comentario de los textos de la Ciencia de la Lógica que he leído! No era un filósofo “técnico”, alemán, que escribe a lo Hegel-Studien, no. Pero tiene una lectura que va línea a línea en los tres tomos y va levantando todo el proceso material en las categorías hegelianas. Se da cuenta de que Marx era completamente hegeliano, se da cuenta de que El Capital está escrito desde la lógica de Hegel y, por eso, coloca la famosa nota “el que no ha leído la Ciencia de la Lógica de Hegel, no puede entender El Capital de Marx”.6Se dio cuenta de que aún no se había entendido radicalmente El Capital de Marx (desde dentro de sí) y, por eso, había fracasado todo el trabajo con los obreros, que no era menor. No se había entendido, porque no se había leído a Hegel (y esto no es un chiste). Esto es, no se podía entender cómo opera el capitalismo mismo en su propio movimiento y en ello la ideologización del obrero. Y ahí termina diciendo que Hegel es el más materialista de todos, pensador de método dialéctico, que Hegel es pieza fundamental en los procesos revolucionarios. Ahí está, por ejemplo, el trabajo sobre la lógica de la esencia de la Ciencia de la lógica, que la lógica de la esencia es la lógica del movimiento. La lógica del movimiento se expresa en la determinación de “reflexión”; y esto creo yo que se puede entender de forma material, cuando el obrero “reflexiona”, esto es, se vuelve sobre sí, se “agacha”; y se levanta como un todo (con el puño en alto de un no más abuso) y así puede quitarle el poder, ni más ni menos, al zar, lo que parecía imposible.

Cuando termina de leer el texto hegeliano en tan sólo tres meses, Lenin tiene formalmente, de nuevo, las categorías de la izquierda, pero de forma material, son como operadores vitales que agencian movimiento. Sin embargo, Lenin no quiere escribir un libro. El libro lo había escrito Marx, que había fracasado absolutamente cuando lo quisieron implementar. Lenin lo que hace es la revolución. ¡Ya está! Hegel había hecho todo el proceso del movimiento (1813, Doctrina de la Esencia, segundo libro de la Ciencia de la lógica), lo había puesto desde adentro. Marx había hecho, ni más ni menos, con Engels, en 1847, en el Manifiesto lo que Hegel hizo en su libro; esto es, generar la carta del movimiento revolucionario. Darwin, en 1859 (Origen de las especies), estaba sacando toda la idea de la evolución del hombre; esto es, del movimiento material de las especies y del hombre. Había fracasado completamente la Segunda Internacional. Ahora había que hacer el proceso revolucionario en Rusia, que era un modelo para todos. Y eso es lo que hace Lenin: un tremendo trabajo desde Hegel mismo, para no escribir un libro, sino un acontecimiento, o como lo llamaría un francés: un événement. Hace un proceso revolucionario. Entonces, ya viene de nuevo Hegel, completamente en el mundo de Lenin. Es un Hegel pos-Marx; un Hegel explícitamente materialista.

Y después, cuando uno lee a Lukács, al primer Adorno, absolutamente está lo lógico hegeliano dentro de ellos. Lukács constantemente dice que Hegel es un revolucionario y eso estaba claro, pues se sabía historiográficamente. Se sabía todo su amor por los franceses, se sabía cómo discutía con Schelling. Schelling, se podría decir, era el absolutista de derecha. Entonces, [Lukács] ya sabía que [Hegel] era de izquierda, y que el proceso lógico es un proceso revolucionario. Lukács lo empezó a leer así. Adorno lo lee así; se siente el nuevo Hegel (debe actualizar a Hegel en el siglo XX). Adorno, en las Lecciones de Introducción a la dialéctica,7 empieza a leer a Hegel como se había leído materialmente, que siempre le está hablando al pueblo (la “astucia de la razón” hegeliana es el propio pueblo), y al pueblo para las transformaciones materiales sociales. Así era Adorno en su lectura hegeliana (aunque lo critique, es un hegeliano; es cosa de pensar en su Dialéctica negativa), no como terminó después, horroroso (renegando de cualquier proceso revolucionario, huyendo de las masas juveniles). Entonces, ya estaba presente siempre una tremenda lectura de la Ciencia de la Lógica y, además, de la izquierda. Pero no la izquierda reformista, ni la socialdemocracia. La izquierda es de transformación material y de emancipación. Gramsci tiene algo de eso también cuando hace mil cosas para que el trabajador embrutecido italiano “reflexione”. Y después, obviamente, pensadores actuales como Terry Eagleton, en Inglaterra; Frederic Jameson, en Estados Unidos; Slavoj Žižek, en Eslovenia, por lo menos para nombrar a tres, y Duque, en España; Vincenzo Vitiello, en Italia; Klaus Vieweg en Alemania. Todos estos pensadores y muchos más, por distintas tendencias –unos más radicales y unos más suaves–, son lectores directos de la Ciencia de la Lógica. La leen sin ningún problema, o la traducen, la comentan y todos se dan cuenta de que –¡oye, por favor!– la lectura de la inversión es ridícula porque Hegel tenía todo eso incorporado y era un motor auto-contenido; o como yo lo llamo: una Cinta de Moebius. El pensamiento de Hegel es un motor de transformación dinámica, pero estaba en la Ciencia de la Lógica, y por eso la Fenomenología del espíritu queda como un momento juvenil y menor de la Ciencia de la Lógica. La Enciclopedia [de las ciencias filosóficas] pierde toda la importancia que tenía. Como la gente no podía leer a Hegel, lee la Enciclopedia, y la Enciclopedia era más para “cabro chico”: un compendio para estudiantes donde se hablaba de la lógica, de la naturaleza y del espíritu. Eso se rompe absolutamente, esa interpretación tiene muchos errores. Por ejemplo, en Latinoamérica, [está el error] de creer que la Lógica era como hablar de Dios, luego venía el momento de la naturaleza y luego el espíritu: Dios, naturaleza y espíritu. Hegel no pensaba eso. Pensaba en una articulación de naturaleza y espíritu, donde lo lógico es el operador dinámico del movimiento que lleva todos los procesos dentro de sí. Entonces se cae la lectura de la Enciclopedia, se cae la lectura de la Fenomenología del espíritu, se caen las lecturas de Feuerbach, de Schelling, de Kierkegaard, siempre se van a caer todas esas lecturas no metódicas.

Y, por eso actualmente, cierta izquierda donde yo estoy ubicado, que tengo una cierta amistad con Žižek, con Negri… Con ellos y otros (Duque, Ripalda, Ruda, Vitiello, Pippin, Pinkard, Toscano, Malabou, Albizu, entre otros), empezamos a cambiar la lectura. Empezamos a repensar y a reutilizar a Hegel; volvimos a lo que había hecho en el siglo XIX, en 1812 (Doctrina del Ser), 13 (Doctrina de la Esencia), 16 (Doctrina del Concepto) y la Ciencia de la Lógica (son esos tres volúmenes), con la actualización del 31, publicada de forma póstuma el 32, del primer tomo del 12: la Doctrina del Ser. Esto le permitió a Marx y a Lenin, ni más ni menos, visibilizar el capital y generar una revolución, respectivamente. Lo que hacemos Jameson, Eagleton y Toscano, también en Inglaterra, lo que hace Slavoj en Eslovenia, en el mundo, y lo que hago yo, ahora que acaba el siglo XX y comienza el siglo XXI, es levantar un nuevo discurso, aunque Hegel es un pretexto, obviamente. Es un pretexto para leer la lógica del capital ahora, que no es el capital de fines del siglo XIX. Yo lo llamo capitalismo militarizado chapuza, y con esto no quiero decir capitalismo tardío (ese capitalismo de los 70 del siglo XX ya mutó al militarizado en el que estamos hoy día, por eso los Trump, Bolsonaro, Orban, Salvini, entre otros). Precisamente, es en este capital donde hoy se da un momento revolucionario posible de transformación; y eso es lo que yo pretendo en mi libro, o sea, mi libro quiere, ni más ni menos, generar unas lógicas que te permitan leer toda la estructura del capital ahora en lo estético, teológico, político, económico, entre otras, en toda las estructuras también lógicas. Y, además, mostrar, desde el mismo libro, los procesos posibles de transformación material. Eso es lo que hace el libro y ese es el éxito que ha tenido. Es una lectura material de la Ciencia de la Lógica que no solamente expresa el movimiento mismo del capitalismo, sino que es un Hegel-Espinoza que permite afirmar y transformar ese capitalismo mismo desde adentro con una cierta revolución de lo que yo llamo del NosOtros. El método no solamente es dialéctico negativo, sino afirmativo revolucionario.

2. ¿Es posible reactualizar a Hegel, no solamente desde sí mismo, sino también en compañía de otros filósofos que también le pueden ayudar a recuperar su carácter revolucionario?

Tu pregunta es buenísima. Sí, es lo que hago yo y lo indico en parte en la pregunta anterior. Los filósofos siempre articulan dos o tres gustos. Está el Hegel vuelto Kant de la escuela de Frankfurt. Está Kant metido en Hegel. ¡Eh!, no sé, Duque tiene, como en Vitiello, un Hegel heideggeriano. Slavoj Žižek tiene un Hegel lacaniano pasado por JAM. Jacques-Alain Miller, Lukács tiene un Hegel-Lenin, un Hegel“leninizado”. Mi Hegel es un Hegel material, un Hegel que yo lo llamo “materializado”, y ahí está Zubiri, que es de mis grandes cariños. Está Nietzsche, está Deleuze. A veces me acusan… ¡Imagínense! Voy a decir una contradicción: ¿cómo puedo ver a Hegel “deleuziano” o a Deleuze “hegeliano”? En el libro que tengo ahora, constantemente aparece Nietzsche, aparece Deleuze, aparece Zubiri. Los junto, mi Hegel tiene materialidad y, para mí, los materialistas por antonomasia son Spinoza, Nietzsche y, obviamente, toda la escuela materialista griega, que son espectaculares. Está Gilles Deleuze y está mi lectura de Zubiri, que es una lectura del Zubiri materialista, en contra de ciertas interpretaciones espiritualistas. Entonces, yo entiendo la realidad como materia y materia de actualización dinámica (es realmente genial el “materismo de Zubiri”, como lo llama él, mucho mejor que Marx o Lenin, que piensan una materialidad muy moderna, racionalista y mecánica).

Ellacuría es un hegeliano-zubiriano, en sentido técnico de mi pensamiento. Es la Idea Absoluta, la teoría y la praxis, es un trabajo material de formación comunitaria. Eso que hace Ellacuría es para mí el sueño de Hegel. Ellacuría lo hace, lo realiza, y por eso es un grande. Ellacuría es como un Lenin: realiza el tejido sociohistórico, realiza lo que yo llamo NosOtros (esto está claro en el segundo volumen de mi trilogía sobre el NosOtros: Capitalismo y empresa. Hacia una Revolución del NosOtros, 2018; el primer volumen es mi Hegel y las nuevas lógicas del mundo y del Estado, 2016 y ahora estoy terminando la tercera y última parte llamada: NosOtros. Manual para disolver el Capitalismo, 2019). Técnicamente, Ellacuría encarna una Idea Absoluta. La Idea Absoluta significa una idea teórico-práctica, es un operador teórico que va transformando la praxis, y esto es lo que dice Hegel en la Idea Absoluta en la Ciencia de la Lógica.8 Y eso no lo hace Hölderlin, lo hace Ellacuría en Latinoamérica, aunque lo asesinen, genera todo un tejido hasta ahora. Entonces, ni más ni menos, o sea, es un revolucionario por excelencia. Por supuesto que es un revolucionario. Lenin es un revolucionario, Ellacuría es un revolucionario. Ellos encarnan lo que yo pienso en mis libros.

Estuve invitado en Puerto de Ideas, un tremendo evento cultural, estético, científico, filosófico que se realiza una vez al año, en noviembre, en Chile (Valparaíso). Han participado: artistas, cineastas, filósofos, intelectuales como Marc Augé, Chantal Mouffe, Carlo Ginzburg, David Harvey, Adela Cortina, entre otros. Yo estaba como filósofo invitado ahí en 2017, con mucha de esta gente, y en la conferencia de clausura de Puerto de Ideas, que duró tres días y por streaming (mucha gente en los auditorios y siguiendo por la red). ¡Una locura! Lo que yo hago es una conferencia abierta en y por el Otro, pero que no es técnica filosófica habitual (de tipo académica). Entonces, me apoyo en la estética para que todos puedan acceder al concepto del NosOtros que postulo, porque en sentido deleuziano-nietzscheano y también zubiriano –en el Seminario Reflexiones sobre lo estético de 1975 de estética de Zubiri–9 la estética es physis, es corporal, es materialidad (y creo que Hegel pensaba algo similar, por eso sus Lecciones de Arte que realizaba en Berlín; no olvidemos su relación con Schelling y Hölderlin). Voy a dar un ejemplo y después lo explico para tu pregunta.

Entonces, para que me entendiera la gente, pues era una conferencia y estaba lleno, estaban filmándome y gastándose un rollo y me veían en todas partes. Entonces, si me ven muy técnico, no me entienden. No quiero ponerme superficial, pero quiero que la gente me entienda en todas las partes en que me están viendo (es fundamental que el intelectual nunca pierda su rol de formación y público). Y, además, estoy hablando una hora y media. ¿Cómo mantengo la atención una hora y media hablando a toda pastilla? Entonces, lo que armé fue una charla tipo TED.10 Comienzo con un plano de una película y termino con el final de la misma película, ¿por qué? porque el arte en general, el sentimiento estético en especial, es materialidad, como diría Deleuze, como diría Nietzsche, como diría Zubiri. Y, en esa materialidad de lo estético, se abren las estructuras de mediación (mi Hegel y es lo que trabajo en mis libros ahora), donde la gente se puede levantar y mirarse rápidamente (es un cierto atajo existencial para llegar a la Zona como diría Tarkovsky en Stalker). Entonces, estoy usando, para que funcione la mediación, casi una instalación conceptual, como lo haría un artista (muchas veces no me llamo a mí mismo “filósofo”, sino “instalador conceptual”). En una hora y media, a lo más, para gente que está en el teatro y otra gente que está viendo por la televisión o por streaming, necesito una instalación conceptual, generar un proceso revolucionario, que la gente lo vea y se transforme (una “psico-magia” a lo Jodorowsky). Insisto, es necesario mediar el concepto del NosOtros, desde el castellano hasta la gente que me está viendo en otras lenguas, para que lo puedan entender, porque se va a hacer realmente una charla de filosofía, una charla TED, de transformación revolucionaria, que acontezca entre todos NosOtros. Entonces, ¿cómo lo hago? Con una instalación. El cine me permite la mediación, porque solamente con mediación es posible que la gente reflexione. Eso es Hegel para mí (y esa es la diferencia, entre otras, con Žižek, que él usa el cine como medio pedagógico y yo no, lo hago para realizar la afirmación revolucionaria). Es decir, que la gente reflexione, se interiorice y se revolucione; es puro Hegel. Pero, ¿cuál es el soporte de materialidad? El arte, Zubiri, Ellacuría, la materialidad y lo comunitario, necesito el despertar en ese chileno que está encerrado en un capitalismo voraz y total, y en toda la gente que son todos unos egoístas: Narciso. Tengo puros Hulk delante, un puro Yo-Narciso que tiene en la cabeza un color verde: “dinero, dinero, dinero, dinero, dinero y más dinero, más dinero, más dinero”. Tengo puros Hulk, viéndome por streaming. Necesito despertar un proceso revolucionario de un NosOtros, materialmente una transformación. ¿Ven? Te estoy explicando ahí, conversando, te estoy explicando Hegel, Zubiri, Nietzsche, todos. ¿Y qué es lo que hago? Comienzo con una película que todos los viejos la han visto. Ya me siento un viejo horrible, lamentablemente. Todos los viejos la han visto y sé que los cabros jóvenes que la vean, como están conectados, la verán de inmediato y les va a gustar. Es “Desayuno en Tiffany’s”, “Breakfast at Tiffany’s”, de Blake Edwards, del año 1961, de un texto de Truman Capote que es espectacular. Además, con Audrey Hepburn y la música de Henry Mancini.

La novela es mucho mejor que la película, que fue censurada para que pasara y pudiera ser llevada al cine y se vendiera como “película romántica” o “comedia romántica” (pero de “comedia” y de “romántica” no tiene nada). El texto de Capote es durísimo, es la historia de la perversión capitalista de una pobre mujer del interior de Estados Unidos, que tiene que prostituirse para realizar su deseo. Y su deseo es tenerlo todo y pasarla bien, y ser reconocida, exitosa en New York. Y, por eso, necesita el dinero. Esa es la historia de Capote, que es durísima y, repito, de “romántica” no tiene nada. En la película ponen más bella a la mujer, con la música de Henry Mancini, con “Moon River”, con Audrey Hepburn, que actúa increíble. Blake Edwards la hace explícitamente como una “comedia romántica”. El texto de Capote no es comedia romántica, es la historia de la histeria del capitalismo del goce a lo Lacan, pero igual, en la película, se puede ver clarísimo en 1961 y ahora… Entonces, ¿qué es lo que hago yo? Poner el primer plano, que dura dos minutos y diez segundos. Y al final de la conferencia, toda la gente estaba así [Ricardo Espinoza Lolas simula una expresión de sorpresa]. Les coloco cuatro minutos, cincuenta segundos, el plano final de la película. En el plano inicial, se muestra, con la música de Henry Mancini, que viene para acá un taxi, como a las 6 de la mañana y en la esquina está la Quinta Avenida. Allí comienza el Central Park con todas las tiendas caras ya en los años 60. Se baja, ahí en Tiffany, –es imposible hacerlo ahora por el tránsito, que está en sentido contrario– Audrey Hepburn, una chica muy joven; en la novela es muy joven, en la película de Edwards se ve a una mujer más adulta. Se baja a tomarse un desayuno at Tiffany’s, mirando el escaparate. Allí están las joyas y come con esa música preciosa, salen los créditos (esto lo explico en detalle en mi libro Žižek reloaded. Políticas de lo radical, 2018). Ella es única, se come una dona, se toma un café, los tira y se va a dormir. Es una escena preciosa, bella, lírica, pero es lo mismo que en El Señor de los Anillos. Pero si pongo en la conferencia al feo Gollum con el anillo, la gente se habría reído a carcajadas. El Gollum: “mi anillo… tesoro, tesoro”. Es lo mismo, el capitalismo con todo. El deseo está completamente construido ideológicamente para que sea la pobre chica en su histeria una capitalista neoyorkina. Es técnicamente histeria, perforada por el deseo, un deseo que es gozar y en ello dominar todo: ser reina de todo, y el capitalismo está construido en la subjetividad. Esa pobre chica quiere at… En inglés es preciso, es at Tiffany’s: delante. Delante acontece su interior.

Entonces, uno puede ver cómo opera el capitalismo: todos somos at capitalismo, y ahí está operando el deseo. Entonces, cuando uno ve esos dos minutos, de inmediato toda la gente queda… [Ricardo Espinoza simula una expresión de sorpresa] y se los voy explicando; así como una terapeuta, para que despierten y vean lo que han negado o no quieren ver o han olvidado. Les explico que es Gollum, pero es más bonito poner a Audrey Hepburn que poner al horroroso Smeagol. Smeagol era muy feo, pero Audrey Hepburn es preciosa. Y ahí, uno entiende de inmediato lo que es la historia del capitalismo: es la historia de una pobre chica histerizada que va a prostituirse todas las noches en las fiestas, hasta que tiene al millonario y cree que él va a realizar su deseo (que como dije, no es “suyo”). Y después que les explico con teoría hegeliana, les cuelgo el plano final, y en el plano final, la materialidad. Va el taxi, está Paul Varjack,11 que era un tipo que se enamora de ella, un escritor gigoló que deja de ser gigoló por amor. No quiere que lo mantenga una pobre vieja con “lucas” [con dinero]. Deja a la vieja, porque se enamora de ella. Él sabe que se enamora de la chica ambiciosa, luego como se enamora se eleva a sí mismo (él mismo se salva del capitalismo): yo tengo mi propio dinero, no puedo ser gigoló, me gusta escribir. Y está escribiendo la historia de su amiga, de Holly. O sea, él mismo es Capote escribiendo la historia de esta mujer histerizada que está loca por el capital, que se va a destruir a sí misma, pero él la ama. Entonces, él deja toda esa vida de gigoló, se reconstruye a sí mismo, la espera, vuelve a ser escritor, gana poco dinero y la ama… y le aguanta todo. Y, en esa escena, la va a buscar y ella sigue con el rollo. Él ya sabe que la ama, y como ella lo ama, como buena histérica capitalista, sabe que tiene que terminar la relación, porque con él es una vida normal… es la cotidianidad misma, donde el deseo profundo de Gollum no se va a realizar. Un pobre escritor que la ama y va a tener una vida como cualquier persona que ama en New York, en el centro del capitalismo, como es Londres ahora, o como es Tokio o Hong Kong. Entonces, obviamente, quiere eliminarlo y, al final de la película, lo quiere eliminar, tomarse un avión, irse a Brasil y tratar de conseguir un millonario que le realice, por fin, su deseo. Sigue hasta el final, ella trabajando, trabajando, pues el deseo es el monstruo. Y él le dice que la ama, le dice que es una cobarde, que no se la juega para el amor. Entonces, él con ese sentimiento… la molesta, la molesta y la molesta en el taxi. Y ella lo único que tiene es un gato, que le llama the cat (el gato). El gato no tiene ni nombre, porque ella no quería tener nada que la atara; ¿ven? psicoanalíticamente, nada que te ate. Entonces, “¡chao con el gato, ese gato me estorba y yo realizo mi deseo!”, Gollum. “¡Soy una capitalista!” Entonces, en ese momento, lloviendo en la tarde en New York, ella rompe con él para tomar un avión a Brasil y juntarse con algún millonario que está en su cabeza, que no existe. No hay nada real, es puro juego de explotación de su inconsciente. Deja al gato, que era lo único que tenía, lo tira bajo la lluvia y ahí él se enoja. Le dice: “eres una cobarde. Te amo, pero chao. Chao contigo”. Y él se va a buscar al gato. Ella se queda en el taxi llorando, llorando y llorando… Estructuras de mediación, reflexión. Ella es como un orco en su verdad: feísima. Aunque en apariencia sea muy bella, es un orco que tiene que reflexionar para revolucionar su estado capitalista. Y la gente está viendo así [Ricardo Espinoza simula una expresión de sorpresa], está viendo así en el teatro y, ¿qué hace ella? Sale corriendo… Cuerpo, puro cuerpo. Puro Zubiri-Ellacuría (Nietzsche-Deleuze): cuerpo. Sale y está lloviendo, se empieza a mojar… una lluvia torrencial en New York. Está muy bien hecha la escena. Se le corre toda la pintura de la cara, la imagen de ella es la de una mujer flacuchenta mojada. Está desesperada porque no está Paul y no está el gato. Los dos están buscando al gato. Después, [Paul] la deja sola, él a ella. Ella grita: “cat, cat, cat!”. Es precioso. “Cat, cat!”, y está ansiosa y desesperada buscando por todos lados el gato. La música fluye más fuerte con la angustia. Él la mira con angustia. Ella mojada: cuerpo, cuerpo, cuerpo; mediación, mediación, mediación. Aparece el gato, [Audrey Hepburn] se abraza al gato. Se abraza y dice “¡gato, gato!”. Mediación material con el gato, fuerte con el gato. Se abraza con él [George Peppard], se dan un beso y hay un movimiento de la cámara que se abre hacia arriba y aconteció la revolución (con esa música bellísima). Salida del capitalismo. Entonces, la gente entiende, en una hora y media, todo el proceso revolucionario que hay. Eso es Hegel y Zubiri y Nietzsche. Entonces, se expresa el contenido inmediato, mediatizado, mucho más simple. Eso es: “Necesitamos un gato” para transformarnos.

La gente me decía: “Ricardo, ¿cuál es nuestro gato?”. ¡Descúbrelo tú! Yo no sé, a mí no me gustan los gatos, soy alérgico. Si tengo un gato, me muero. A mí me gusta el arte, para mí la estructura de mediación es una estructura material estética. O sea, me gusta el cine, la pintura, las instalaciones. Ahí están las mediaciones que levantan un NosOtros comunitario y generan los procesos de revolución. En cada lugar habrá que ver cuál es el “gato”, el “gato” de las mediaciones materiales para generar los procesos de reflexión y de transformación. Pero no hay un “gato” en sí [lo dice en sentido de an sich]. Y de eso escribo sobre el NosOtros en este fin de la trilogía y, además, estoy con mi gran libro de Nietzsche y fuerzas estéticas creativas (que saldrá por Akal, espero en el 2020).

P: ¿Cuáles serían algunas claves que a su criterio podría aportar el método hegeliano, de este Hegel más material, para comprender qué es lo que nos está pasando actualmente y, tal vez, qué rumbo [alternativo] sería posible vislumbrar [frente a la situación actual]?

Sí. Mi anterior libro, como dije se llama Capitalismo & Empresa. Hacia una Revolución del NosOtros. Ese libro tiene un prólogo de [Antonio] Negri, que es muy entretenido, y un epílogo de Eugenio García. Eugenio García es el famoso pensador-publicista de la campaña del “No” contra Pinochet. Es un hombre absolutamente creador. Entre otras cosas, con esa campaña movilizó a la gente a que fuera a votar sin miedo. Había un pánico total a Pinochet, discursos sobre que era malo ganar. Si se ganaba, habría más represión por parte de la dictadura (todo sería peor). Entonces, la campaña publicitaria tenía que canalizar un malestar general: torturados, asesinados, muerte, represión, la gente protestando en las calles, los estudiantes… y, en un mes de campaña, había que decirle a la gente: “no va a pasar nada, vaya a votar con confianza, y el viejo se va”, y eso lo hizo García. Es un gran amigo. Él hace el epílogo, es un creador, un revolucionario. A Negri, todo el mundo lo conoce (un gigante teórico revolucionario, otro que encarna la Idea Absoluta de Hegel). El libro muestra que hay procesos revolucionarios hoy. Eso dice el prólogo que es lo interesante del libro.

Ricardo  Espinoza  Lolas,  Capitalismo  &  Empresa.  Hacia  una  Revolución  del NosOtros (2018)
Ricardo Espinoza Lolas, Capitalismo & Empresa. Hacia una Revolución del NosOtros (2018)

¿Por qué te hablo de ese libro? Fíjate que allí ya no hablo de Hegel. Hegel, Nietzsche, Zubiri, Lacan, son todos una excusa. Y entonces, lo que hago en el libro es un desafío con los amigos en Europa y en Chile. Es la pregunta: ¿por qué [Byung] Chul-Han vende tantos libros? Es un tipo horroroso (como Michael Houellebecq o Yuval Noah Harris), superficial, un coreano-alemán porque viene de Freiburg y vende libros como churros, como dicen los españoles. ¿Qué tiene de malo? Entre otras cosas, como siempre, es un libro de bolsillo. Todos pueden andar con un Chul-Han bajo el brazo. Claro, nadie puede andar con la Ciencia de la Lógica, nadie puede andar con El Capital, es imposible andar con El Capital de Marx en un bolsillo de una chaqueta, entonces andan con un Chul-Han. Y Chul-Han habla de tolerancia, habla de terrorismo, de big data, de cansancio, habla de todo y como todo mundo, no cita a nadie. Rápido la gente lo lee –¡listo!– y se entera de algo. Por ahí va la idea de Chul-Han (ah, y todo esto desde un horizonte socialdemócrata; es como si se dijera, bueno así son las cosas… The Matrix capitalista ganó… ahora hay que vivir allí). Entonces, mi idea era hacer un libro que tuviera más fuerza, más acceso, sin bajar la calidad. Entonces, está mi libro de Hegel revolucionario, que es como sería la Ciencia de la Lógica ahora, en el siglo XXI. Ahí está el libro, ese libro que no escribió Lenin. Usted lo lee, le explico todo Hegel actualizado ahora. El libro muestra cómo genera la Ciencia de la Lógica, cómo se constituye la ideología y cómo se reforma, cómo se transforma o se rompe la ideología. Por eso, es un libro de historia de la filosofía, pero también es un libro fuertísimo. Ahí está el libro de Hegel (el inicio de mi Trilogía del NosOtros).

Capitalismo & Empresa. Hacia la revolución del NosOtros es un libro operativo para todos, donde yo hago un juego para mostrar procesos reales de transformación material que acontecen ahora. Entonces, por eso el libro está pensado así, no superficial como Chul-Han, pero es como un libro operativo con respecto al otro. En este libro, ¿qué es lo que hago? Ya no uso las categorías de Hegel o las de Nietzsche, o las de Zubiri, o las de Deleuze; aparecen muy poco. Lo que aparecen son producciones culturales, que es lo que hacía Hegel en las lecciones de Berlín sobre arte, religión, entre otras. Allí hacía eso.12 Hegel siempre estaba preocupado de que todo mundo le entendiera y en las lecciones hablaba de la dialéctica, pero de modo expreso en producciones culturales. La Teoría crítica nace del método dialéctico de Hegel. Las categorías y producciones operando ahí en un mismo plano de explicación. Entonces, lo que yo hago son análisis de producciones culturales. Analizo más de 50 películas, canciones de rock de David Bowie, de Lou Reed, obras de teatro, cosas de Brecht, óperas de Verdi. Analizo también hechos políticos: asesinatos, terrorismo del Estado Islámico, Al Qaeda, Bin Laden, Ronald Reagan, Carter, Pinochet… Analizo a Macron, Podemos, Syriza, el Frente Amplio en Chile; obviamente a Trump y Putin, entre otros… Producciones culturales de los últimos 50 años. Y esas producciones culturales son analizadas con las categorías, y la gente las puede ver, y lo que muestra ese libro –¡lo he pasado bomba escribiendo ese libro!– es cómo hago juego con Snowden, analizo los cómics, qué hay detrás de los cómics, por qué son fundamentales los cómics. Analizo a Putin en su gesto. Yo amo a Putin: es una figura (haré un libro sobre él, tengo mucho material estudiado), lo hace mejor que Trump y que todos los compañeros. Putin es increíble. A James Bond también lo analizo. Entonces, analizo los procesos culturales, y ¿qué aparece? Aparece tu pregunta, o sea que hay ciertos elementos que aparecen en este universal concreto, desde Chile hasta Rusia, desde China a El Salvador, de Estados Unidos a Nigeria, a Boko Haram. Lo que aparece ahí son como tres elementos fundamentales del capitalismo actual. El capitalismo tardío no es simplemente un gozar… No es simplemente Berlusconi, Žižek y “La grande bellezza” de Sorrentino, no es solamente eso (otra de mis distancia con Žižek). Es como un momento del capitalismo, de cierto capitalismo de la OCDE, que está en New York, está en Londres, algo en Hong Kong, que está en Mykonos, en Ibiza, en Sicilia. No, no es solamente eso. Hay un capitalismo más, que es parte de ese capitalismo. Yo lo llamo capitalismo militarizado y chapuza: vulgar, torpe. Por eso está Trump, por eso está el tonto de Corea del Norte, por eso están Theresa May y Boris Johnson en Inglaterra. Son como los Watchmen pero chapuza, vulgares, tontos, torpes. Por eso Macron, por eso Rajoy y, por eso, Bolsonaro, Piñera, Macri y toda esta gente. Dicho de otra forma, dicho en lacaniano actualizado, pasamos del mandato del “¡Goza!” de los 70, posfracaso del Mayo del 68, porque la revolución no llegó y, al contrario, generó una repetición horrorosa y mutada, como diría Marx en su 18 Brumario, parafraseando a Hegel: primero como tragedia, luego como farsa13; la farsa fue que pos-Mayo del 60, el capitalismo mutó al tardo capitalismo del goce, pero luego mutó en los 80 con el mandato de “¡Emprende!”, que lo estudia Foucault y es en lo que se mueve Chul-Han, pero esto, ahora en la era smartphone, mutó nuevamente a la peor de las farsas soñadas, la pesadilla del Mandato de “¡Teme!”. Ese el actual advenimiento del capitalismo, esto es, capitalismo hacendal militarizado chapuza.

Y en este capitalismo somos y nos ideologizamos hoy. Esto se expresa en los gobernantes que tenemos hoy, gobernantes votados por millones, esos son como los vengadores. No tienen estatus de Bruce Wayne; es como Tony Stark, son como él, chapuza; esos son nuestros gobernantes. Entonces, aparecen tres elementos como fundamentales del capitalismo militarizado chapuza planetario: uno es lo que tú dices clarísimo: el Yo. Por eso, el psicoanálisis es fundamental. La crítica es fundamental, yo a través de los cómics muestro a Hulk. Hulk es el gran protagonista del siglo XX, del siglo XXI. El Hulk que llevamos dentro (nuestros seres más queridos funcionan así). Lacan se quedó corto. Freud y Lacan se quedan como enanos al lado de Hulk. Es decir, es fácil decir “ello”. Trump es así. No se trata, por ejemplo, que a Ellacuría “lo mataron”. No, fueron las mismas traiciones del sistema. Uno mismo está permitiendo el asesinato de los jesuitas, uno mismo está permitiendo la dictadura de Pinochet, la democracia cristiana, uno mismo es Trump. Entonces, es el Hulk que llevamos dentro. Entonces, analizo todos los juegos del Yo en producciones culturales. Ese Hulk es increíble. Ese Hulk se capitalizó en Inglaterra, absolutamente, cuando apareció el capitalismo radical ahí, y ahí está ese Hulk hasta ahora y es imparable. No sé si has visto los cómics o las novelas gráficas. Es más fuerte y no hay cómo detenerlo. En la última película de Thor (Thor: Ragnarök, 2017) se muestra, ya que Hulk llevaba dos años transformado como Hulk, Bruce Banner no existe, o sea, es el capitalismo radical. Bachelet era “vamos a hablar de gratuidad [de la educación]”, y el hijo y la nuera haciendo negocios de las tierras, vendiendo… ¡Imagínese! O sea, la Bachelet “¡Vamos, vamos más, Chile!”, y el hijo: “¡Sí, mamá!”, y la nuera: “¡Sí, sí, suegra, vamos a votar por más Chile!”… ¡Y ellos haciendo negocios por todas partes! O sea, ¡en su propia casa! ¡Nuestra presidenta revolucionaria contra el capitalismo y a su propio hijo se le salía hasta por los ojos su “esencia” capitalista! Sus amigos, su secretario y ministros en directorios y empresas haciendo negocios por acá, haciendo negocio con el litio, con el cobre, con la educación, con los niños más vulnerables, entre otros (sin límite alguno, sin ética alguna). Sus ministros: “¡Vamos a transformar Chile!”, y todos haciendo negocios: Hulk. Obviamente, a Trump lo podemos poner externamente, una perspectiva externa diría Hegel, así, viejo, horrible, viejo de porquería es Trump… Por favor, si el Trump somos nosotros.

¡Trump fue votado por 60 millones en Estados Unidos! ¡A Bolsonaro lo votaron 57 millones! ¡Uno mismo es Hulk! ¡La persona que amas es Hulk!

Entonces, primero es el Yo, y el Yo que está se volvió como Hulk. Tiene como dos elementos más, que ya dije recién: uno es la rapiña… y el otro momento es el militarizado. Rapiña, o sea, todo por dinero. ¡Hasta las maras ponen negocio! En el fondo es puro negocio. ¿Ritos satánicos, matar gente, cosas raras? No, en realidad es puro negocio. ¡Lucas, lucas, lucas, dinero, dinero, dinero! Desde órganos a niños, a lo que sea, droga… En el fondo es lo mismo. El Estado Islámico donde va construyendo su Estado tiene buenos negocios: sacan a unos tipos del interior de Siria y los dejan irse a la costa para que migren luego a Europa. Ellos los llevan, les cobran tantos dólares, los llevan en los camiones. ¿Cuántos dólares llevan del Estado Islámico? Cuentan el camión, los sacan por la frontera, les pagan la frontera y los tipos del Estado Islámico que llevan adentro televisores, opio, marihuana, alfombras… buen negocio. O sea, simplemente todos los días, por el Estado Islámico, les entra mucho dinero, hacen buenos negocios con la gente que sale y con las mercancías que entran (capitalismo puro y duro). Es un buen negocio. ¿Por qué invadir a Boko Haram? Por los buenos negocios, por los talibanes, por opio. O sea, da lo mismo Rusia, China, Estados Unidos, es la rapiña y es tremendo. La rapiña está en las grandes formaciones planetarias como Rusia, China y Estados Unidos, pero también está en los llamados movimientos “terroristas” (no se trata de Venezuela ni de Siria, se trata de territorios con petróleo que las estructuras capitalistas dominantes quieren para sí). Son formaciones capitalistas hacendales del siglo XIX, que generan sus propios Estados con el modelo de la rapiña. El modelo típico de Inglaterra, que era pura rapiña. Yo viví en Inglaterra, y cuando uno vive en Inglaterra entiende desde adentro su historia. Uno entiende que hasta la monarquía es chapuza, es un show para mantener la rapiña y tener un Estado global financiero. Y como ellos perdieron el poder militar, el poder militar lo tiene Hulk-Estados Unidos, pero es rapiña, nada más que rapiña. Es más, con las nuevas tecnologías o big data, la inteligencia artificial, la rapiña es exponencial. La Subprime14 es pura rapiña, rapiña virtual, no es ni concreto (no hay dinero real en esas acciones, solamente especulaciones, engaños, ansiedades, solamente componentes psicológicos rancios y débiles que generan el hundimiento de la economía global; nunca fue dinero concreto y nunca es lo que está detrás de una crisis global económica). Ya en el Gollum, el tesoro no es ni un anillo, no es el escaparate de Holly, es lo virtual. Y, por la rapiña, todo acontece… todo. Entonces, lo segundo es la rapiña. Y la rapiña opera con las estructuras militarizadas. Como la subjetividad es capitalista, el marero, el tipo del Estado Islámico, el neoyorkino, el tipo de Wall Street, el chileno de “Sanhattan” –como dicen en Chile: “vivimos en Sanhattan, nosotros movemos todo el capitalismo desde Chile”–,15 todos son lo mismo, son todos figuras de Smith. Todos llevan al capital y todos operan con el valor del capitalismo, y están militarizados para que opere. Entonces, la formación militarizada, la rapiña y el Yo son los elementos de este universal concreto, de este gran capitalismo militarizado que está operando en el planeta. Repito y esto es lo triste: ¡Todos! Hasta tus seres queridos; eso pasa en Venezuela y en todas partes. Y esto lo sabe el capitalismo, ya sea ruso como estadounidense. Ambos quieren negociar con los otros capitalistas.

Y esto es una tremenda mala noticia, pero en esa misma mala noticia, ya está esa buena noticia naciendo: que es ese mismo Yo que está en esa materialidad, en ese gato, en esas estructuras de mediación, en la olla de la que hablaba Lorena ayer.16. En la misma gente de mucho dinero. No puede ser. El hijo de Larraín, el famoso cineasta chileno que hizo El Club [2015], la película de Jackie Kennedy [Jackie, 2016], viene de una familia de ultraderecha, o sea, un senador de la UDI.17 Es un chico que viene de las zonas de más dinero y de más poder hacendal en Chile, y les nace la bestia negra; un cineasta que va contra la Iglesia, contra los valores católicos, los valores del capital, mostrándole al club toda la base de la pedofilia que se encubre en Chile. O sea, les salió una bestia negra, como en los mitos. O sea, el propio tejido capitalista está rompiéndose desde arriba, desde abajo, desde la olla, por todas partes y, ¿cuándo se rompe? se rompe cuando uno se conecta con el otro. Cuando uno reflexiona, se interioriza y aparece un NosOtros, con todo el Otro dentro de sí, con todo ese Otro material concreto, su tejido sociohistórico. Aparece la materialidad del gato y aparecen los procesos revolucionarios, y eso es lo que muestra el nuevo libro. Pero casi que ni hablo de Hegel de forma académica en el nuevo libro; es un libro para molestar a Chul-Han y sus libros horrorosos que se venden hoy en día (es una ironía).

Referencias bibliográficas

Adorno, T. W. (2013). Introducción a la dialéctica. Buenos Aires, Argentina: Eterna Cadencia.

Badiou, A. (2008). Lógicas de los mundos. El ser y el acontecimiento, 2. Buenos Aires, Argentina: Manantial.

Espinoza Lolas, R. (2016). Hegel y las nuevas lógicas del mundo y del Estado. Madrid, España: Akal.

Espinoza Lolas, R. (2018). Capitalismo & Empresa. Hacia una Revolución del NosOtros. Santiago, Chile: Editorial Pascal.

Hegel, F. W. (1976). Ciencia de la Lógica. (Prólogo de Rodolfo Mondolfo, p. 740). Traducción directa del alemán de Augusta y Rodolfo Mondolfo. Buenos Aires, Argentina: Ediciones del Solar.

Kojève, A. (2013). Introducción a la lectura de Hegel. Madrid, España: Trotta.

Lenin, V. I. (1976). Obras Completas, Tomo XLII (p. 172). México, D. F: Akal Editor/Ediciones de Cultura Popular.

Marx, K. (1946). El Capital: crítica de la economía política Vol. 1. (Posfacio a la segunda edición, XXIII). Traducción de Wenceslao Roces. México, D. F: Fondo de Cultura Económica.

Marx, K. (2015). El dieciocho brumario de Luis Bonaparte. Buenos Aires: Gradifco.

Spinoza, B. (2000). Ética demostrada según el orden geométrico (pp. 81-82). Madrid, España: Trotta

Zubiri, X. (1993). Sobre el sentimiento y la volición. Madrid: Alianza Editorial-Fundación Xavier Zubiri.

Notas

1. Estas lecciones se impartieron entre 1933-1939, en la École pratique des hautes études (Escuela Práctica de Estudios Avanzados) de París. Estas lecciones compiladas han sido publi- cadas, ver Kojève (2013).
2. Esta afirmación se encuentra en la proposición 7 de la segunda parte de la obra (De la naturaleza y origen del alma).
3. Estas lecciones abarcan todo el período de 1818-1931, y comprenden los cursos de Filosofía del Derecho (1821), Lecciones sobre la historia de la filosofía (1819-1830), Lecciones sobre la estética (1823) y Lecciones sobre filosofía de la religión (1821-1831) y las Lecciones sobre la filosofía de la historia universal (1830).
4. Espinoza Lolas se refiere al posfacio de la segunda edición del tomo I de El Capital. La cita dice lo siguiente: “Hace cerca de treinta años, en una época en que todavía estaba de moda aquella filosofía [la de Hegel], tuve ya ocasión de criticar todo lo que había de mistificación en la dialéctica hegeliana. Pero, coincidiendo precisamente con los días en que escribía el primer volumen del Capital, esos gruñones, petulantes y mediocres epígonos que hoy ponen cátedra en la Alemania culta, dieron en arremeter contra Hegel al modo como el bueno de Moses Mendelssohn arremetía contra Spinoza en tiempo de Lessing: tratándolo como a “perro muerto”. Esto fue lo que me decidió a declararme abiertamente discípulo de aquel gran pensador, y hasta llegué a coquetear de vez en cuando, por ejemplo, en el capítulo consagrado a la teoría del valor, con su lenguaje peculiar. El hecho de que la dialéctica sufra en manos de Hegel una mistificación no obsta para que este filósofo fuese el primero que supo exponer de un modo amplio y consciente sus formas generales de movimiento.” Posfacio a la segunda edición, XXIII, en Marx (1946).
5. La cita textual dice lo siguiente: “A causa de la naturaleza del método, que se ha indicado, la ciencia se presenta como un círculo enroscado en sí mismo, en cuyo comienzo, que es el fundamento simple, la mediación enrosca al fin; de este modo, este círculo es un círculo de círculos, pues cada miembro particular, por ser animado por el método, es la reflexión sobre sí, que, por cuanto vuelve al comienzo, es al mismo tiempo el comienzo de un nuevo miembro. Las ciencias particulares son fragmentos de esta cadena, y cada una de ellas tiene un antes y un después; o, para hablar con más exactitud, tiene sólo un antes y en su conclusión misma indica su después.” (Hegel, 1976, p. 740).
6. Espinoza Lolas se refiere al volumen XLII de las Obras completas de Lenin, donde están compilados los Cuadernos filosóficos, publicados por Akal. La cita textual dice: “Aforismo: Es completamente imposible entender El Capital de Marx, y en especial su primer capítulo, sin haber estudiado y entendido a fondo toda la Lógica de Hegel. ¡Por consiguiente, hace medio siglo ninguno de los marxistas entendía a Marx!” (Lenin, 1976, p. 172).
7. Son 20 cursos que Adorno impartió entre mayo y julio de 1958 en el Instituto para la Investigación Social (Institut für Sozialforschung) en Frankfurt. Estos cursos están compilados, ver Adorno (2013).
8. Es el último capítulo de la Ciencia de la Lógica: El libro del concepto.
9. Este curso, impartido entre el 15 y el 22 de septiembre de 1975, queda recogido en la tercera parte de Sobre el sentimiento y la volición.
10. Aquí, Espinoza Lolas está refiriéndose a las TED Talks (Tecnología, Entretenimiento y Diseño, por sus siglas en inglés), que son charlas en formato breve donde un ponente experto comparte su conocimiento y experiencia en diversas temáticas. Estas charlas son difundidas gratuitamente en su canal de YouTube, disponible en https://www.youtube.com/user/TEDxTalks
11. Interpretado por George Peppard.
12. Lecciones sobre la estética (1823) y Lecciones sobre filosofía de la religión(1821-1831).
13. La cita textual es la siguiente: “Dice Hegel en alguna parte que todos los grandes hechos y personajes de la historia universal aparecen, como si dijéramos, dos veces. Pero se olvidó de agregar: una vez como tragedia y la otra como farsa” (Marx, 2015, p. 15)
14. Se refiere a la crisis financiera subprime, que se dio en Estados Unidos en 2007.
15. Así se le denomina coloquialmente al distrito financiero de Santiago de Chile.
16. Se refiere a un comentario hecho en una de las jornadas “Ignacio Ellacuría” de 2017.

Enlace alternativo

Modelo de publicación sin fines de lucro para conservar la naturaleza académica y abierta de la comunicación científica
HTML generado a partir de XML-JATS4R