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Saludo de la familia de Ignacio Ellacuría, con motivo del Coloquio Internacional Conmemorativo de los XXX años del asesinato de los mártires de la UCA
Greetings from the family of Ignacio Ellacuría, on the occasion of the International Commemorative Colloquium of the XXX years of the murder of the martyrs of the UCA
Realidad, Revista de Ciencias Sociales y Humanidades, núm. 155, pp. 131-135, 2020
Universidad Centroamericana José Simeón Cañas

Sección especial

Realidad, Revista de Ciencias Sociales y Humanidades
Universidad Centroamericana José Simeón Cañas, El Salvador
ISSN: 1991-3516
ISSN-e: 2520-0526
Periodicidad: Semestral
núm. 155, 2020


Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial 4.0 Internacional.

Lo primero que quiero expresar es el agradecimiento de la familia, de todos los amigos de Ignacio y el mío propio, a las entidades académicas organizadoras de la Cátedra Ignacio Ellacuría, a las Instituciones colaboradoras y, sobre todo, a la dirección académica, incluyendo a todos y cada uno de los ponentes.

Cuánto más hubiéramos querido que Juan Antonio y yo -los dos hermanos que quedamos- hubiéramos podido estar hoy presentes, pero comprendéis que por motivos de salud, no haya sido posible.

Durante estos treinta años, mucho se ha escrito sobre la UCA de San Salvador y sobre Ignacio. Permitidme que comparta con vosotros un par de reflexiones.

1. Traednos algo de lo vuestro

Hace ya algún tiempo, una familia de tres hijos, el menor de los cuales era A-wei, de veinte meses, me llevó al zoo de Taipei, Taiwán. Los parques zoológicos son el lugar predilecto de las familias con hijos pequeños. A-wei, todavía chapurreando sonidos monosilábicos, parecía estar en su salsa: Se paseaba él solo por el parque, intentaba hablar y tocar a los animales, jugaba con los de su edad, sonreía a extraños, parecía sentirse libre, no mostraba miedo alguno ni de nada ni de nadie. Era la primera vez que visitaba el zoo y la actitud de A-wei me impresionó.

Al volver a casa, me encontré con el libro de Nando, Siro, el profeta. Cuando alguno de los jesuitas españoles encontraba algo interesante que podía servir a los de habla hispana, lo metía en un sobre, escribía en él nuestros nombres y nos lo íbamos pasando.

"Era una vez la utopía" -así comienza Nando- "y la utopía es tan simple, tan bella y tan frágil como un globo en las manos de un niño. El mundo era un mundo feliz y las manos del niño eran las manos apretadas de todos los hombres... y los hombres se encogieron de hombros, se desentendieron los unos de los otros y guardaron sus manos en el bolsillo”.

Luego, más adelante, trae el dibujo de los Reyes Magos escribiendo: "Queridos niños y niñas, traednos algo de lo vuestro”.

Mi intervención tendría que haber acabado aquí, diciendo: UCA de San Salvador: Traednos algo de lo vuestro.

Pero en este Coloquio Internacional Conmemorativo del Aniversario, y aceptando la invitación del doctor Samour a decir unas palabras, me he atrevido a compartir un par de recuerdos sobre vosotros e Ignacio.

"Con Romero, Dios pasó por El Salvador". Esto lo dijo Ignacio en el funeral de Monseñor. Plagiando a mi hermano, añadiría: "a través de la UCA, Dios está pasando por San Salvador". Vivís en una situación extremadamente complicada, con desigualdades sociales, tensiones, inestabilidad permanente... y desde 1977 os comenzaron a identificar de forma creciente, con los sectores más empobrecidos del país. Seguís siendo voz de los sin voz, y por eso sois voz contra los que tienen demasiada voz.

Durante los primeros días del asesinato, yo estaba en España y, naturalmente, las llamadas telefónicas y entrevistas con la televisión abundaban. Muchas veces preguntaban sólo sobre Ignacio. Yo les respondía: ¿Y dónde están los otros cinco jesuitas y las dos colabora­ doras, Elba y Celina? ¿Y dónde dejáis al equipo de dirección y profesores de la UCA? Si algo hay de significativo, el crédito se lo damos a todo el equipo de la UCA de San Salvador.

Oí que Ignacio escribió al General de los Jesuitas P. Arrupe, diciéndole: "De entre las universidades de jesuitas, tengo el privilegio de contar con el mejor equipo de profesores".

2. El pharmakos de la UCA

Una de las relaciones más importantes de Ignacio y clave para su pensamiento filosófico, fue la entrañable amistad y entendimiento que tuvo con dos grandes pensadores: Xabier Zubiri (1898-1983) y Pedro Laín Entralgo (1908-1983).

En 1965, en la Universidad Complutense de Madrid, Ignacio defendía su tesis doctoral, La principialidad de la esencia en Xavier Zubiri. Los catedráticos se hallaban en la tribuna, Ignacio en medio y los familiares en los asientos de atrás. Entre estos quiso estar presente el mismo Xavier. En un punto hubo un pequeño desencuentro entre uno de los catedráticos e lgnacio. Desde atrás, Zubiri le hacía señas al catedrático diciéndole que Ignacio tenía la razón. Dicen que esto influyó en el jurado calificador, que le otorgó un sobresaliente, en lugar de la calificación máxima de Summa cum Laude. Más tarde, Zubiri diría que Ignacio fue el mejor y más profundo conocedor de su pensamiento. Hasta su muerte, ambos analizaron y discutieron el contenido de sus conferencias, cursos y libros. Xavier, no daba ningún curso ni publicaba nada que no hubiera sido aprobado antes por Ellacuría.

Otro aspecto de su audacia fue cuando en el año 1981, el Papa Juan Pablo II comunicó el nombramiento como Delgado Pontificio para la Compañía, a Pablo Dezza, con poderes de Prepósito General, hasta que pudiera ser convocada una Congregación General, que tuvo lugar en Septiembre de 1983.

Asistió Ignacio representando a Centroamérica, así como el Provincial de China (Taiwán). A su regreso me dijo: "Tu hermano es un valiente. Fue el primero que rompió el silencio de la Congregación General, preguntando al Padre Dezza, si la presente Congregación iba a ser una ´pacomia´ (palabra que usábamos para las fiestas, alabanzas para el homenajeado), o iba a continuar el camino del Padre Arrupe:·

El doctor Laín Entralgo y Xavier Zubiri escribieron por separado una carta al Padre Arrupe, en ese entonces Superior General. El doctor Laín insistía en el peligro de que asesinaran a Ignacio y la necesidad de su ayuda en España. ''Ahora sí puede pasar", escribía Ignacio. Zubiri decía a Arrupe, "me resisto a creer que la Compañía de Jesús no me tienda una mano, aunque sea tan indigno de ella" (carta del 29 de enero de 1967). Después de un tira y afloja, se llegó a la conclusión: Ellacuría pasaría tres o cuatro meses en Madrid y ocho o nueve en El Salvador.

Comento brevemente la carta de don Pedro, amigo de Ignacio, que le describe más por lo que fue, pharmakos, que por lo que hizo y que nos anima a seguir su legado. Pedro Laín Entralgo llamaba a Ignacio el "pharmakos cristiano". El término "pharmakos" significa medicamento. Los griegos arcaicos llamaron pharmakos al hombre cuyo sacrificio ritual limpiaba a la ciudad de sus pecados públicos. Hoy tiene otro significado: Es el hombre que no por lucro, sino por vocación, consagra su vida propia a la humanización de la vida de los demás. Vosotros, como universidad de la UCA, sois también el pharmakos de San Salvador.

Asimismo, os tocó afrontar el problema de la periferia: la pobreza y la miseria, fruto de la injusticia. El carismático Padre Arrupe, también vio la conveniencia de convocar una Congregación General. Dicen los historiadores que entre los que le apoyaban, dudaban porque parecía que no se daban las mejores condiciones. La Congregación de Procuradores - los que se reunían para pensar sobre el estado de la Compañía, se había mostrado contraria a la convocatoria, 91 votos en contra y 9 a favor. Pero pocos días después, el 25 de octubre de 1975, en una carta abierta a toda la Compañía, además de comunicar el resultado de la votación, anunciaba como decisión propia suya, que convocaba la Congregación General 32. Y añadió que era la decisión más importante de su mandato.

Bajo su guía y aliento, la Congregación 32 se hizo la pregunta más radical: "¿Qué significa hoy ser compañero de Jesús?". Y la respuesta fue inaudita: "La lucha por la fe y la lucha por la justicia que la misma fe exige".

Fue como un renacer de la Compañía de Jesús; fue también fuente de disgustos dentro de la Compañía y de conflictos fuera de ella, con los poderes de este mundo y del Vaticano. Ya lo predijo el Padre Arrupe cuando dijo: "este cambio nos va a costar un gran precio".

He repetido muchas veces la frase de Mons. Romero, "si tocas un cable de alta tensión, te quemas". Vosotros tocasteis a los terratenientes y militares. Oí que desde enero de 1976 hasta la barbarie del 16 de noviembre del 89, veinte bombas explotaron en la UCA.

Permitidme terminar con una experiencia propia, que ha sido también semejante a la vuestra.

En 1971, en Taipei, abrí una oficina de relaciones laborales. Pedí a un especialista que me escribiera con caracteres chinos el concepto de justicia, pero con benevolencia, no "ojo por ojo", para que cada persona, al entrar, supiese el fin último de lo que hacíamos.

Al cabo de quince días, el especialista me entregó su trabajo. Cómo sabéis, en la escritura china no existe el alfabeto nuestro, pues se expresan por ideogras.

Cada carácter representa una idea. Los casi catorce mil millones de chinos lo podrán leer, quizás con diferente pronunciación, pero siempre sabrán el concepto que expresa.

Para representar la idea de justicia, lo hacen con los rasgos de una oveja que está por encima de un arco y sus flechas. Cuando la debilidad (simbolizada por la oveja) está por encima de las armas (el arco y las flechas), hay justicia. EL segundo carácter indica dos personas que están juntas. En el cuadro original, los rasgos son de un artista profesional; como están bastante simplificados, no son fáciles de entender.




Que sigáis manteniendo La Luz y La esperanza del pueblo crucificado, una Universidad creadora de vida; que seamos Las manos apretadas de Los niños y niñas, de todos Los hombres y mujeres.



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