Artículos de investigación
ASÍ HEMOS SIDO PADRES UN APORTE A LA CONSTRUCCIÓN DE LAS REPRESENTACIONES SOCIALES SOBRE PATERNIDAD
WE HAVE BEEN PARENTS A SOCIAL CONTRIBUTION TO THE CONSTRUCTION TO THE PATERNITY ROLL
Assim nós temos sido pais Uma contribuição social para a construção das representações sociais sobre a paternidade
Pensamiento Americano
Corporación Universitaria Americana, Colombia
ISSN: 2027-2448
ISSN-e: 2745-1402
Periodicidad: Frecuencia continua
vol. 11, núm. 20, 2018
Recepción: 03 Enero 2018
Aprobación: 15 Marzo 2018
Resumen: La investigación “Así Hemos Sido Padres... Un aporte a la construcción de las Representaciones Sociales sobre Paternidad”, estuvo orientada a conocer lo que nueve hombres-padres pertenecientes a tres familias del departamento de Antioquia fueron construyendo, y cómo se han transformado entre una generación y otra, al interior de sus familias. El objetivo general fue indagar al interior de cada familia, las transformaciones que se dieron en las representaciones sociales sobre paternidad que construyeron los hombres-padres de diferentes generaciones al interior de cada familia. Como enfoque epistemológico, se trabajó desde lo cualitativo, siendo la metodología de investigación la biográfica-narrativa, bajo la modalidad de historias de familia. Para la recolección de la información, las técnicas utilizadas fueron los mapas de familia y las entrevistas a profundidad. Para dar cuenta de ello, el presente artículo se divide en una breve introducción que contextualiza al lector frente al tema trabajado, posteriormente, se encuentran los referentes conceptuales, la memoria metodológica del proceso y finalmente, se exponen los hallazgos derivados a partir de tres momentos: I. Caracterización de las familias entrevistadas, cada una con su respectiva representación gráfica; II. Análisis intrafamiliar de la paternidad desde la llegada de los hijos, los aprendizajes entre generaciones y las construcciones que cada hombre ha hecho en la familia para convertirse en padre; y III. Análisis intergeneracional desde la conformación familiar y el rol como padres. Para concluir, se presentan algunas reflexiones finales que concluyen los aspectos más relevantes de los hallazgos investigativos.
Palabras clave: Paternidad, familia, representaciones sociales, intrafamiliar, intergeneracional.
Abstract: The investigation “We have been Parents… A social contribución of the representations about paternity”, it was oriented to recognize the social representation that nine fathers-men belonging of three families of Antioquia departament that were biulding over the time and how they have been transformed betwen one generation to another one. The general objective was investigate inside of each family, the transformations that has taken place in the social representations of paternity which have been constructed by men-parents of different generations inside of each family. Like epistemological focus, we worked from the qualitative, being the research biographical- narrative way, under the traditional model of the family. . To show it that, the present article is divide in a short introduction that contextualized to the reader in front of the subjet worked, after of that, you can find the conceptual referents, and finally we expose the methodological memory of the process and expose the findings derived from three moments: I. Characterization of the families interviewed, each respective graphic representation; II. Intrafamiliar analysis of paternity since children arrive to the family, the learning between generations and the constructions that each man has done in the family to become a father; And III. Intergenerational analysis from the family conformation and the role as parents. Finally, to conclude we show some final reflections that conclude the most relevant aspects of the investigative findings.
Keywords: Paternity, family, social representations, intrafamiliar, intergenerational.
Resumo: A pesquisa procurou conhecer a construção da paternidade entre nove pais pertencentes a três famílias do departamento de Antioquia, e como essa paternidade se modificou entre uma geração e outra, no interior de suas famílias. O objetivo geral foi o questionamento no interior de cada família, as transformações que se deram nas representações sociais sobre a paternidade que os pais de diferentes gerações construíram dentro de cada família. Como enfoque epistemológico foi trabalhado desde o qualitativo, sendo a metodologia de pesquisa a biográfica-narrativa, sob a modalidade de histórias de família. Para a coleta da informação, as técnicas usadas foram os mapas de família e as entrevistas em profundidade. Para dar conta deles, o presente artigo se divide em uma breve introdução que contextualiza o leitor frente ao tema trabalhado, posteriormente, se encontram os referentes conceituais, a memória metodológica do processo e finalmente, se expõem os achados derivados a partir de três momentos: I. Caracterização das famílias entrevistadas, cada uma com sua respectiva representação gráfica; II. Análise intrafamiliar da paternidade desde a chegada dos filhos, as aprendizagens entre gerações e as construções que cada homem realizou na família para tornar-se pai; y III. Análise intergeracional desde a conformação familiar y o papel como pais. Para finalizar, se apresentam algumas reflexões finais que concluem os aspectos mais relevantes dos dados de pesquisa encontrados.
Palavras-chave: Paternidade, Família, Representações sociais, Intrafamiliar, Intergeracional.
Introducción
La sociedad a través del tiempo ha vivido diversos sucesos políticos, económicos, sociales, culturales y religiosos que han generado transformaciones frente a las maneras de ver, actuar y pensar de cada una de las instituciones que la componen. La familia como institución no ha sido ajena a ello, y como tal, se ha reconfigurado. En Colombia, fenómenos como el conflicto armado interno, el desplazamiento forzado, las luchas de grupos feministas por la reivindicación de los derechos de las mujeres y en general, las nuevas formas de ser hombres y mujeres, han influenciado aún más dichos cambios.
Ante estos hechos, la familia nuclear como forma tradicional y espacio donde el mundo pareciera que hubiese sido pensado de manera dual; comenzó a desdibujarse poco a poco para dar paso a otras maneras de conformación familiar, una reasignación de roles, funciones, y por qué no decirlo, de nuevas feminidades y masculinidades, gestando perspectivas diversas frente al ser madres y padres. Sin embargo, esto no quiere decir que la familia nuclear haya desaparecido, sino que se ha presentado un “desplazamiento como única alternativa de vida familiar y se produce una hibridación entre lo tradicional y lo moderno” (Palacio, 2009, p. 53). Para el caso específico de la presente investigación, se considera que además de los cambios de la familia, la paternidad también se ha modificado
Los estudios sociales también señalan transformaciones en los referentes de la masculinidad y en el modo como los hombres asumen la paternidad. Reconocen formas de ser padres distintas a la tradicional figura patriarcal, representada fundamentalmente por el hombre que otorgaba al hijo su apellido y que se encargaba de su sostenimiento (...) La forma como se asume la paternidad parece ser diversa: algunos estudiosos del tema de la familia han señalado la pérdida del papel providente único por parte del hombre (...) Debido a las demandas económicas de la familia y a las dificultades para su sostenimiento, la mujer y aún los hijos, se vinculan a trabajos productivos como una forma de ampliar el ingreso familiar. (Lomus, 1999, p. 3)
Lo anterior permite pensar que hoy, las figuras exclusivas de la madre como proveedora de afecto y del padre como proveedor económico, se están desdibujando, dando lugar a nuevas formas de ejercer la maternidad y la paternidad.
De esta manera, las mujeres ya no permanecen dedicadas sólo a las labores hogareñas, a la crianza y el cuidado de sus hijas/os; ni los hombres se encargan del sostenimiento de la familia. Esto se evidencia, de alguna manera, no sólo a partir de las demandas económicas actuales, sino en la nueva reconfiguración de los roles, donde las responsabilidades son asumidas de manera compartida tanto por el padre, como por la madre. Al respecto Martín (2003) citado por Valdés (2009), afirma que
Frente a los cambios que interpelan las formas tradicionales de ejercer la paternidad- y la maternidad- ha surgido el neologismo de "parentalidad", noción que tiene de entrada la característica de neutralizar desde el punto de vista de género el lugar del padre enmascarando la diferencia entre maternidad y paternidad. Ello ha llevado a pensar que el padre o la madre en forma creciente ocupan un lugar equivalente y desarrollan las mismas prácticas educativas frente a sus hijos. (p. 387)
Esta diferenciación de roles muestra que hoy se vive en un tiempo de rupturas en el espacio social, a partir del cual la conformación de las familias y la crianza de las hijas/os comienza a dar un giro interesante, pues el modelo tradicional ha estado transversalizado por una cultura machista y patriarcal que dividió el mundo en dos y modeló tanto a hombres como a mujeres.
Para el caso específico de esta investigación “Así Hemos Sido Padres…Un aporte a la construcción de las representaciones sociales sobre paternidad”, la bibliografía y las investigaciones al respecto fueron escasas, condición que se convirtió en oportunidad, pues brindó la posibilidad de llevar a cabo nuevos desarrollos frente a la temática abordada, y pensar que construir una nueva sociedad es posible, una sociedad en la que los hombres construyan formas de relación parental diferentes a la tradicional, en la que los hijos/as, las mujeres y los hombres tengan un lugar igualitario bajo las mismas circunstancias, sin importar su condición de género, a partir de las cuales el padre se reconozca como un ser humano integral sin temor de expresar sus sentimientos, al mismo tiempo que trabaja y apoya las labores domésticas.
Por ello, se precisó ahondar en el fenómeno de las representaciones sociales sobre la paternidad, bajo el cuestionamiento de ¿Cómo se han transformado las representaciones sociales sobre paternidad que han construido los hombres-padres de diferentes generaciones al interior de tres familias en el departamento de Antioquia? Es así como este artículo dará cuenta de los aportes conceptuales, la ruta metodológica del proceso investigativo desde los enfoques epistemológicos, los hallazgos dados en tres momentos: breve descripción de las familias, análisis intrafamiliar y análisis intergeneracional. Y finalmente, se presenta una reflexión de las investigadoras de acuerdo a lo encontrado.
Representaciones Sociales, Paternidad y Familia: Aportes Conceptuales a la investigación
Esta investigación tuvo como objetivo indagar las transformaciones que se han dado en las representaciones sociales sobre paternidad, que han construido los hombres-padres de diferentes generaciones al interior de tres familias provenientes del departamento de Antioquia, para ello se buscó ubicar una ruta orientadora en lo conceptual para fundamentar lo investigado y para dar lectura al análisis.
En lo conceptual se situaron las categorías de representaciones sociales, paternidad y familia como ejes temáticos centrales desde los cuales comprender las transformaciones de la paternidad en la realidad actual de la familia y la sociedad.
Para esta investigación, analizar la paternidad desde el campo de las Representaciones Sociales, significó sustentar la construcción social de la paternidad a partir de la teoría de Serge Moscovici, fundamentada en la Psicología de Wilhem Wundt y en la Sociología de Émile Durkheim, definiéndose las Representaciones Sociales como:
Una modalidad particular del conocimiento, cuya función es la elaboración de los comportamientos y la comunicación entre los individuos. La representación social es un corpus organizado de conocimientos y una de las actividades psíquicas gracias a las cuales los hombres hacen inteligible la realidad física y social, se integran en un grupo o en una relación cotidiana de intercambios, liberan los poderes de su imaginación. Moscovici (1979) citado por Mora (2002, p. 7)
Desde su definición y explicación fue posible comprender las palabras, los sentimientos y los sucesos en la vida de los hombres-padres, las cuales les llevaron a ejercer su paternidad de la manera cómo lo hicieron, pues cada uno es un mundo y una realidad diferente.
Las Representaciones Sociales se construyen a través de la subjetividad, y sus elementos principales son las opiniones, las actitudes, los pensamientos, las creencias y los conocimientos; además se forman a partir de dos procesos básicos que permiten orientar los comportamientos propios de cada ser humano: la objetivación y el anclaje. Estos procesos básicos de las representaciones son definidos por Alonso (2007) de la siguiente manera:
Objetivación: Podría definirse como aquel proceso a través del cual llevamos a imágenes concretas que nos permiten comprender mejor lo que se quiere decir, aquellos conceptos que aparecen de manera abstracta. Consiste en transferir algo que está en la mente, en algo que existe en el mundo físico. Anclaje: sería la integración al pensamiento de una nueva información sobre un objeto, la cual aparece con un significado específico ante nuestros esquemas antiguos y a la que se le atribuye una funcionalidad y un papel regulador en la interacción grupal. (s.p)
Para esta investigación en particular, estos dos procesos se identificaron a partir de las actividades, roles y funciones asumidos por cada nuevo hombre-padre, los cuales se dieron a partir de la “réplica” de lo que vivieron en algún momento como hijos y que llevan o llevaron a cabo sin ningún proceso reflexivo, haciendo que en ocasiones se naturalizaran algunas prácticas y acciones. Así pues, fue posible comprender que las imágenes que se formaron los hombres-padres frente a la paternidad a lo largo de sus vidas, en su cotidianidad y en la incorporación de sus conocimientos y sentido común en las prácticas de crianza con sus hijos/as.
En relación al término de Paternidad, además de estar asociado a las construcciones sociales, está íntimamente ligado a la palabra familia y lo que se deriva de ella. Es por es que en la presente investigación tuvo especial relevancia, pues como se ha referenciado anteriormente, todo lo que rodea a la familia la afecta y esto a su vez, a quienes la conforman. También la Paternidad, en la construcción social que se ha hecho de ella a partir de la familia, se convierte en una forma en que los hombres manifiestan su identidad como tal. Frente a esto Gutmann (1996) citado por Caro (2011), dice que la paternidad también se relaciona con la masculinidad, ya que es “un ingrediente central para identificar lo que significa ser hombre” (p. 130).
El conjunto de estas palabras enmarcadas en un contexto, generan en cada espacio y a través de los tiempos, costumbres, tradiciones y la adjudicación de tareas propias para los hombres-padres. En este sentido, para dar cuenta de los objetivos de la investigación, puede decirse que el proceso de transformación de la familia, se evidencia directamente en la Paternidad, la cual ha pasado de ser entendida y asumida desde el dominio y el control a la completa ausencia de estos. Al respecto Caro (2011) explica:
(...) hemos visto declinar la autoridad paterna propia de la matriz familiar patriarcal y moderno-industrial, abriendo un nuevo lugar al padre (Roudinesco, 2003 en Valdés, 2009b: 386; Delaumeau y Roche, 2000). Durante siglos, la familia occidental estuvo basada en la figura del padre como dios soberano. La paternidad patriarcal (Olavarría, 2006: 123-124) asignó al padre recursos de poder y la calidad de eje del sistema de roles y funciones, pero la irrupción de lo femenino y la degradación de la figura del padre, marcaron el inicio del proceso de emancipación de las mujeres y cambios en las familias. (2003: 216). (p. 127)
Como puede notarse, ese proceso de cambios no surgió de manera espontánea, sino que ha sido una sucesión de eventos que ha llevado a que la Paternidad sea comprendida en dos sentidos que son paradójicos: por un lado, desde el punto de vista de las funciones que por décadas ha tenido que realizar, (apoyo económico, autoridad y buenos cimientos morales), y por el otro, se visibiliza el lugar de la falta, cuando es un rol cada vez más ausente en la vida familiar (por falta de presencia física o simbólica).
En relación al concepto de Familia, se considera histórica y socialmente como la institución básica en la que los seres humanos se construyen como individuos dentro de la sociedad. Es vista como “el mundo por excelencia de la diversidad de los sentimientos, de las emociones más profundas, de los afectos más pertinaces, de la confianza y la certeza más próxima” (Palacio, 2009, p. 47). Y podría decirse que, de ella, depende en gran medida formar personas íntegras capaces de vivir y relacionarse con el otro de manera armónica, así como lo expresa Lévinas (2015),
Se entiende la familia como potencial social, lo que se de en su interior se reflejará en lo social. De ahí que la familia sea un sistema en conexión con otras esferas más altas, sin las que no sería viable su evolución, su continuidad o prácticas de alteridad social. (p. 35)
Así pues, para la presente investigación, se entiende a la Familia como la organización social en la cual se inician los procesos de reproducción cultural, integración social y formación de las identidades, dando cuenta de una compleja red de relaciones interpersonales que permiten descifrar el carácter, el sentido y el significado que le corresponde en la elaboración de vínculos afectivos, los cuales difieren de otros grupos sociales en intensidad, duración y frecuencia, respondiendo a los requerimientos existenciales como sujetos de una comunidad constituida por integrantes según el género y la generación.
Metodología
Memoria metodológica. Eje orientador para comprender las Transformaciones de
Las Representaciones Sociales sobre Paternidad
La memoria metodológica da cuenta de las formas bajo las cuales el presente estudio buscó comprender y dar respuesta a las preguntas que guiaron la investigación desde el eje epistemológico y metodológico.
Es así como desde lo epistemológico se ubicó el enfoque cualitativo, tomado desde Galeano (2004); dado que para comprender las diferentes maneras en que se han transformado las representaciones sociales sobre la paternidad construidas por los hombres-padres al interior de sus familias, fue necesario partir de su cotidianidad, de sus lenguajes, de sus percepciones, de sus historias individuales, y de las diferentes maneras de relacionarse. Por tanto, fue necesario comprender que lo cualitativo parte del reconocimiento de la realidad social en que se encuentran las y los sujetos, y como tal, se convierten en portadores de saberes y conocimientos. En este sentido, Galeano (2004) dice que “En la perspectiva cualitativa el conocimiento es un producto social y su proceso de producción colectivo está atravesado e influenciado por los valores, percepciones y significados de los sujetos que lo construyen” (p. 18).
Para ubicar la fundamentación metodológica se partió de la premisa que cada generación de hombres-padres vivió en épocas diferentes, donde se vieron permeados por contextos sociales, políticos, religiosos y económicos, que hicieron que sus costumbres cambiaran. Desde aquí fue posible evidenciar que la familia como sistema, se encuentra en continuo movimiento y éstos producen a su vez movimientos en cada uno de sus integrantes.
La investigación entonces fue de tipo Biográfico-Narrativo, en la que su pregunta central giró en torno a las representaciones sociales de los hombres-padres de tres diferentes generaciones al interior de sus mismas familias. La investigación biográfica-narrativa, es definida como “(…) un estudio donde se utiliza la recolección de documentos de vida que describen momentos estelares o definitivos en la vida de un individuo. Estos informes traducen vidas pequeñas, grandes vidas, vidas frustradas, vidas que han terminado rápido o vidas milagrosas poco reconocidas” Denzin (1989) citado por Creswell (1997, p. 34).
Abordar metodológicamente la presente investigación desde un enfoque biográfico, requirió pensar en una modalidad que permitiera explorar en los sujetos partícipes, el mundo que socialmente construyeron a lo largo de sus vidas. Fue por eso que se tomaron las Historias de Familia como modalidad investigativa. Cuando se indagaba frente ellas, se encontró que desde Cobarrubias (2004) se plantea que “la historia de familia estimula la memoria social sobre procesos pasados. Las perspectivas de la vida son narradas por hombres y mujeres como nosotros/as. La historia de familia tiene que construirse a partir de otras técnicas de investigación” (p. 113 - 114).
Esta modalidad parte de la creación de mapas de familias (que no son genogramas[2]), como representaciones gráficas que permiten conocer el núcleo familiar compuesto por la madre, el padre y los/as hijos/as, además de integrar también otros miembros de la familia extensa como tíos, tías y demás familiares que permitan dar cuenta de los sucesos y trayectorias de vida a través de cada generación. En segunda instancia, se realizó la entrevista a profundidad la cual permitió acercarse a la historia individual y colectiva de los sujetos e incluso a los demás integrantes de la familia, con el fin de comprender sus formas de ser y actuar.
En relación a los criterios para la selección de los actores sociales, en esta investigación se abordaron familias que cumplieron con los siguientes criterios de inclusión: debían estar presentes tres generaciones de hombres-padres: el abuelo, el hijo y el nieto; este último debía haber sido padre también, pero no tenía relevancia la edad ni el sexo de su hijo o hija. Los tres padres debían estar vivos y la línea generacional debió estar conformada desde el padre, además, mantener relación y contacto con sus hijos.
Una vez definidos todos los requisitos, se procedió a la búsqueda de las familias que cumplieran con dichos criterios, identificándose 6 familias, de las cuales, sólo 3 aceptaron participar en el proceso. Dado esto las investigadoras pactaron un encuentro presencial y al momento de este se les explicó a las familias en qué consistía el proceso y se socializaron los formatos de consentimiento informado y acuerdo de confidencialidad, firmándose a posteriori, y para preservar la identidad de los sujetos, se optó por cambiar los nombres en la construcción de los mapas de familia, no hacer mención donde éstos vivían, y hacer una ubicación general. En un primer momento se realizaron los mapas de familia, y en el segundo se realizaron las entrevistas a profundidad.
Una aplicadas las técnicas y transcritas las entrevistas, nuevamente se hizo lectura y escucha de los audios para llegar a una mayor comprensión y se inició con una etapa de categorización, a partir de la cual se fragmentaron los datos obtenidos en palabras, expresiones o frases, a la vez que se les otorgó un nombre o código según las categorías que fueron construidas de manera apriorística (Cisterna, 2005).
Una vez se obtuvo la información precisa, se comenzó a hacer el proceso de triangulación de datos y análisis: la triangulación consistió en la verificación y comparación de la información obtenida en diferentes momentos mediante los diferentes métodos (Okuda & Gómez, 2005), y el análisis de la información se dividió en dos momentos: el análisis intergeneracional, es decir, toda la información arrojada y que dio cuenta de las tres generaciones: abuelos, hijos y nietos. Y el segundo análisis, fue el intrafamiliar, es decir, toda la información que permitió analizar esos cambios al interior de las familias, que se convertían en puntos de comparación entre ellas mismas.
Las Familias
Con el fin de conocer el origen y vocación de las familias que hicieron parte de la investigación, a continuación, se hará una breve presentación de cada una de ellas:
En el abordaje de la primera familia, los hombres-padres provienen de un municipio del Oriente Antioqueño, y siempre han vivido allí. La generación del abuelo y del hijo, nacieron en zona rural, en sus inicios trabajaron el campo, posteriormente se trasladaron a la zona urbana del municipio. La vocación económica de la familia giró en torno al transporte público y a la comercialización de bebidas desde la ciudad de Medellín hasta allí. Sin embargo, el padre (2° generación) finalizó estudios superiores y se desempeñó como servidor público. Por su parte, el nieto (3° generación) finalizó estudios superiores y labora de manera independiente en sistemas de información ( ver figura, 1).
Fuente: Ladino C, N y López M, P. (2017). Así Hemos sido padres... Un aporte a la construcción de las representaciones sociales sobre paternidad. Medellín 2017.
la segunda familia proviene de un municipio del Occidente Antioqueño. Los hombres-padres de las tres generaciones nacieron en la zona rural y su vocación económica inicial fue la agricultura. Posteriormente, llegaron a la ciudad de Medellín donde llevan aproximadamente 20 años. En la actualidad habitan en un barrio de la comuna 3 Manrique, al Nororiente de la ciudad. Cuando llegaron, su vocación económica cambió, y comenzaron a emplearse en el campo de la construcción; no accedieron a la educación, sólo el nieto (3° generación), finalizó el bachillerato y continuó laborando como ayudante de construcción ( ver figura,2).
Fuente: Ladino C, N y López M, P. (2017). Así Hemos sido padres... Un aporte a la construcción de las representaciones sociales sobre paternidad. Medellín 2017.
La tercera familia proviene de la ciudad de Medellín, las tres generaciones nacieron en un barrio de la comuna 16 Guayabal, al suroccidente de la ciudad. La vocación económica inicial de la generación del abuelo y el hijo fue en el sector de la industria de implementos para la construcción (elaboración de tejas y ladrillos), pues esta comuna se caracterizó por tener gran cantidad de ladrilleras y tejares. Posteriormente, el hijo comenzó a trabajar en una empresa textil de la ciudad, de donde se pensionó. El nieto, realizó estudios tecnológicos en investigación judicial y posteriormente estudió una técnica en guarda de tránsito y seguridad vial. Ahora se desempeña como agente de tránsito ( ver figura, 3).
Fuente: Ladino C, N y López M, P. (2017). Así Hemos sido padres... Un aporte a la construcción de las representaciones sociales sobre paternidad. Medellín 2017.
Entre familias… Análisis intrafamiliar de las representaciones sociales sobre paternidad
Así llegaron los hijos/as.
En cuanto a la llegada de los hijos/as, las tres familias entrevistadas coinciden en que las en las dos primeras generaciones nacieron varios hijos/as (aproximadamente entre 6 y 10). Para los abuelos de estas dos generaciones, los hijos y las hijas llegaban sin saber cómo ni por qué, además se hacían padres por mandato divino: “Tendremos todos los hijos con que Dios quiera bendecirnos, a cambio de que Él proporcione los medios adecuados para sacarlos adelante” (Gutiérrez, 1994, p.383). La familia no se planeaba, ni se pensaba en el ideal de ser padre, simplemente “aparecían”, y eran las esposas quienes manifestaban que, al parecer, estaban embarazadas. Así sucedió en la segunda familia, donde tanto el abuelo, como el padre nunca llegaron a este tipo de acuerdos con sus parejas. De igual manera sucedió en la primera familia “Un día cualquiera, resultó la señora en embarazo sin saberse porqué y tuvimos el primer hijo”[3], y en la tercera familia, llegaban los hijos “y seguíamos trabajando… y llegaba otro”[4].
Para el caso de los hijos (2° generación) de estas tres familias, la planeación de la familia sólo se dio en la tercera familia, donde el padre manifestó que, si sabía que los hijos algún día llegarían, y, por tanto, si deseó tener un hijo, el cual llegó un año después de haberse casado. Para el caso de la 3° generación, es decir, los nietos, en la segunda familia el bebé fue concebido desde el deseo y la idea de conformar una familia; y el nieto de la tercera familia, concibe a su hija como un proyecto para el cual él y su compañera se prepararon física y emocionalmente. Situación contraria se vivió en la primera familia, el primer hijo, no fue deseado ni planeado, además nació cuando el padre tenía 16 años; sin embargo, cuando nació su segunda hija, la situación fue diferente, pues ya habían pasado 19 años después de haber sido padre por primera vez, y su madurez y deseo se habían transformado.
En la primera generación, la paternidad se originó por casualidad y de manera espontánea, casi que sin la posibilidad de decidir si se deseaba o no ser padre, en la segunda generación sucede algo parecido a excepción de la tercera familia donde el padre, ejerce este rol a una edad más tardía, y tiene la posibilidad de desear por lo menos, su primer hijo. En la tercera generación, la paternidad se ejerce por deseo y decisión propia, para la cual se tiene una mayor posibilidad de elegir si se es o no padre. La paternidad para estos últimos, hace parte de un proyecto de vida, es de anotar que el padre de la primera familia, no sintió esto cuando nació su primer hijo, pero si cuando nació su segunda hija.
De esta manera, es posible ver que en la medida que se asume la paternidad de una generación a otra, en la misma familia, los sentimientos se transforman, los hijos e hijas, ya no se ven simplemente como “lo que Dios manda”, sino como ese motor que impulsan los padres a continuar su camino en la vida. Entre las tres generaciones se presentan grandes distancias frente al sentimiento y al deseo con que se tienen los hijos e hijas. Tanto los momentos del nacimiento y espera de los hijos e hijas, han cambiado en las tres generaciones. Cada uno adquirió diversos elementos que le permitieron vivirlo de diferentes maneras y expresar sus sentimientos, de angustia y de felicidad completa. Entre generaciones, los sentimientos se van transformando, desde el simple “tener un hijo”, a un “deseo por un hijo”.
Lo que aprendí de mi papá.
Los hombres-padres de las tres familias tuvieron como referente a sus padres y lo aprendido a partir de ellos para convertirse en padres, de ahí la importancia de las representaciones sociales,
Una modalidad particular del conocimiento, cuya función es la elaboración de los comportamientos y la comunicación entre los individuos. La representación social es un corpus organizado de conocimientos y una de las actividades psíquicas gracias a las cuales los hombres hacen inteligible la realidad física y social, se integran en un grupo o en una relación cotidiana de intercambios, liberan los poderes de su imaginación. Moscovici (1979) citado por Mora (2002, p.7).
En la segunda familia, el abuelo recuerda “ mi padre era una persona muy decente, que no jugó conmigo, pero sí me mostró mucho cariño, además me hablaba de buena manera”. El hijo (2° generación) por su parte, recuerda que su padre le enseñó a ser una persona de principios, trabajador, honesto y responsable, que esos mismos valores se los transmitió a sus hijos e hijas, además de que pudieran ser personas serias. El nieto, manifestó que su padre le enseñó a trabajar desde temprana edad y con el jornal que se ganaba ayudaba en la casa, le ayudaba a su hermana que estaba estudiando y también se daba gusto.
De la misma manera sucedió en la tercera familia, para el caso del abuelo, su padre fue un referente para el trabajo duro, el sostenimiento del hogar y para llevar a cabo algunas prácticas en la familia que obedecían a la religiosidad propia de la época, como rezar el rosario todos juntos antes de acostarse. El hombre era quien tenía la autoridad en el hogar y era él quien impartía los castigos. En la segunda generación, el padre también es ejemplo de trabajo y responsabilidad en el hogar, sin embargo, la autoridad ya entra a tenerla la madre y no sólo el padre, aspecto que se evidencia como transformación en los modelos de autoridad. Otro de los aspectos relevantes para esta generación fue que en la anterior no se acostumbraba jugar mucho con los hijos/as, mientras que este padre, jugaba con sus dos hijos, salían en familia, los acompañaba a otro tipo de actividades deportivas, recreativas y educativas, pues también les ayudaba en las tareas del colegio y les daba “la ración” semanalmente para que tuvieran con qué pagar sus antojos o gastos personales.
Lo anterior, muestra que el acompañamiento como padres en estas dos generaciones, se transforma, pues entran a formar parte del proceso de crianza elementos como el juego, la autonomía con el dinero, las salidas, el compartir en familia y mayor acompañamiento en la realización de las tareas propuestas en la escuela. Para la tercera generación, las funciones del padre son nuevas, y aunque su hija tiene sólo unos cuantos meses de nacida, el padre ha procurado involucrarse en todo lo relacionado con su bienestar. De esta manera, él empezó a realizar procesos adecuados de estimulación desde la etapa del embarazo, comenzó a hablarle y a cantarle; ahora que ya nació continúa realizando este tipo de actividades y le ha sumado otras como: la lectura de cuentos desde los 4 meses de vida, también toca la guitarra con ella, le muestra libros con dibujos, la baña, imita sonidos de animales, y sale con ella todas las mañanas; adicional a ello, comparten en familia espacios diferentes a la casa. Así, es posible ver que lo que sucede en estas nuevas generaciones de padres,
(…) ejemplifica el caso de las nuevas generaciones de padres que ahora recrean la paradoja de intentar replantear el modelo tradicional de la paternidad, y dar paso a una paternidad sustentada en un ejercicio racional de la autoridad que genere relaciones familiares más placenteras y libres del peso de normas anticuadas que más provocan el distanciamiento entre los miembros del círculo familiar en vez de una proximidad basada en el afecto y el respeto por los demás. (Montesinos, 2004, p.198)
Sin embargo, en la primera familia, se tiene que los tres hombres-padres recuerdan a sus padres coincidencialmente, de la misma manera, y casi que usan las mismas palabras para hablar de él. El abuelo recuerda que su padre fue un hombre muy trabajador. Sin embargo, el hijo y el nieto trataron de recordar los momentos de demostraciones afectivas y no lograron traer muchos a su memoria, frente a los que expresaron “nosotros no nos acordábamos que mi papá o mi mamá, hayan sido amorosos, no!”, “pues es que papá nunca fue... el con nosotros, o sea, yo no le conocí una faceta que él fuera por ejemplo cariñoso o que fuera afectivo con nosotros (...)”.
Cada encuentro con estos padres evidenció que en cada generación se ha ido transformando el acompañamiento de los padres con sus hijos e hijas, y que cada uno de ellos ha dejado una marca para la generación siguiente, en la cual se retoman algunos elementos y al mismo tiempo, se introducen otros que parten del deseo, del amor, pero también del interés de establecer una relación diferente entre padre a hijos/as, construyendo sus propias formas de educar como padres, a partir de su convivencia en familia.
Por esto nos consideramos padres.
Los hombres de estas tres familias se hicieron padres a partir de los aprendizajes y creencias que tuvieron a través de la cultura en la que vivieron y crecieron. Ser padre entonces para ellos, ha sido una construcción que realizaron desde su infancia y que ahora, en la adultez se materializó. Como lo afirma Montesinos:
La paternidad es una de las formas sociales mediante las cuales se exterioriza la identidad masculina. Esa etapa de la masculinidad se expresa de diversas maneras, tantas como variadas son las expresiones culturales que, si bien responden a patrones generales de los estereotipos y los roles sociales, también adquieren manifestaciones específicas que las pueden proyectar como prácticas culturales únicas. (Montesinos, 2004, p.199)
Los hombres-padres en sus entrevistas, se refirieron a diferentes momentos, actitudes, comportamientos, pensamientos, sentimientos y deseos que les ha hecho sentir padres. En la primera familia, el abuelo no veía el ser padre como algo especial o diferente, “es algo como normal”. el hijo sí expresó que era algo que nacía desde su interior, “uno poder desarrollar ehh una capacidad de qué?... de ayuda, de direccionamiento de, de orientar ”, y para el nieto, fue algo más relacionado con la emoción, “es una felicidad muy grande!”. Aquí se evidencia notablemente que ha evolucionado la capacidad para expresar los sentimientos.
De otro lado, en la segunda familia, el abuelo manifestó que lo que lo hizo sentir padre fue “haber sido responsable” con sus hijos e hijas en todo lo que necesitaron, velar porque no les faltara la alimentación, y cuando se enfermaban, llevarlos al médico con su esposa y suministrarles los medicamentos; además, manifestó que aunque fueron muy pobres y vivieron en el campo, y era él solo quien trabajaba, trataba de comprarles la ropa y los zapatos en el momento en que su esposa le decía que ya les estaba haciendo falta. Este abuelo, expresó que se sintió padre también, por haber luchado por ellos y haberles enseñado a trabajar.
En la segunda generación, lo que le hizo sentir padre fue haberle enseñado a sus hijos e hijas a ser responsables, a ser personas de bien, y así como su padre le enseñó a ser una persona honesta y honrada, estos valores también se los transmitió a sus hijos/as. Para él, una de sus mayores satisfacciones, es ver que ellos/as le ponen entusiasmo a la vida y que son responsables, “lo que ahora se ve muy poco”.
Para el nieto, aunque es un padre que apenas está comenzando, dice que lo que lo hace sentir papá es llegar y estar acompañando a su hijo, no sólo darle lo que física y materialmente requiere, sino compartir con él. “Ser padre es también mejorar como persona y poder ser un ejemplo a seguir, y actuar de buena manera”. Expresa que cuando su hijo esté más grandecito le gustaría poder tener conversaciones con él que le permitan llegar a ser un amigo que lo escucha y lo aconseja.
En la tercera familia, acciones como haberles brindado el estudio, darles la ropa, llevarles al médico y darles los medicamentos, y en general todo lo que necesitaron sus hijos e hija, hicieron parte de la experiencia del abuelo como padre, además, no haber tenido malas palabras con ellos ni haberlas dicho delante de ellos, lo deja satisfecho. Para el padre de la segunda generación, aunque no lo expresa de manera concreta, él reconoce que compartió mucho tiempo con su hijo y con su hija, les ayudaba en las tareas del colegio, salían de paseo, les dio buen ejemplo y fue muy responsable en su hogar, sin embargo, reconoce que le faltó más autoridad porque en algún momento fue muy tranquilo con su hijo. El nieto, aunque es un padre joven y apenas está comenzando a ejercer este rol, manifestó que hasta ahora lo que lo ha hecho sentir padre es el acompañamiento permanente que realiza con su niña y el hecho de participar en el proceso de crianza como tal.
Entre estas tres generaciones, se puede ver que la idea de ser padre se transforma en la medida en que la familia es permeada por diversos contextos, pues son ellos los que van dando modelos a seguir, sin embargo, desde lo que estos hombres-padres expresaron, se presentó un rasgo común en las tres generaciones, todos deseaban servir como ejemplo para sus hijos/as. Pero a nivel particular se encontró que, en la primera generación, ser padre obedecía principalmente a suplir las necesidades materiales y a enseñar a trabajar. En la segunda generación, deseaban formar a sus hijos/as en valores como la responsabilidad, la honestidad y en el entusiasmo que le ponen a vivir la vida. Y para el padre de la tercera generación, el acompañamiento y la posibilidad de brindar confianza a sus hijos/as hasta el punto de sentirse como un amigo para ellos.
El logro de todos los ideales o la mayoría de ellos, hizo sentir a estos hombres, padres ejemplares, satisfechos de haber dado y seguido dando lo mejor que tienen, para hacer de sus hijos/as personas íntegras, capaces de llevar su vida sin hacerle daño a nadie y con todas las posibilidades de conformar sus propias familias y de convertirse a su vez, en ejemplos para sus hijos/as. En este sentido, es preciso decir, que desde las palabras expresadas mediantes sus discursos, ellos han cumplido a cabalidad el objetivo de convertirse en padres, pues sus metas eran trazadas de acuerdo a lo vivido y lo deseado desde el comienzo de sus vidas.
Entre nosotros… Análisis intergeneracional de las representaciones sociales sobre paternidad
Así conformamos la familia.
De acuerdo a la información brindada por los padres de la segunda generación, fue posible conocer las diferencias frente a la conformación de sus familias y los aportes que cada uno como padre hizo a éstas, sin dejar de reconocer la influencia que tuvo el contexto, las creencias y la cultura patriarcal, cobrando mayor fuerza en la primera generación, y que a partir de la misma comenzó a transformarse.
La primera generación de padres procede de familias nucleares numerosas, marcadas por la tradición religiosa, en donde lo que giraba en torno a ella, estaba guiado por los mandatos de la iglesia católica. La conformación de la familia se presentó de manera conservadora, es decir, enmarcada a partir del noviazgo, posteriormente el matrimonio, seguido por la llegada no planeada de las/os hijos. Sin embargo, se evidencian dos particularidades importantes, que se diferencian de las características de las familias de la época: En la tercera familia se vivió inicialmente el momento de llegada del primer hijo/a, y posterior a esto el matrimonio, siendo posible que el ámbito cultural en el cual nació y creció el abuelo (zona urbana), haya influido en ello, dado que para su tiempo esto trasgredía la norma cultural implícita que se daba; y en la segunda familia, la pareja decidió de manera común no tener más hijos/as, posiblemente debido a la difícil situación económica que presentaban a nivel familiar.
En esta primera generación de padres coinciden las expresiones poco emotivas en el momento de llegada hijos/as, desde la noticia del embarazo hasta la espera del nuevo integrante de la familia, en dónde la llegada de un hombre o una mujer, era aparentemente un evento sin trascendencia. “No, no pensábamos nada, lo que Dios quisiera (…)”. Aun cuando en el discurso de este (Abuelo de la Tercera Familia) se evidenciaban prejuicios de género, este mismo, expresó que, en uno de los embarazos, “pensó que, si fuera a nacer mujer, esta persona le ayudaría en el futuro a la mamá, o si fuera a nacer un hombre, lo haría con él”. Sin embargo, en el discurso se evidencia, que los tres coincidieron, que el amor por sus hijas e hijos siempre fue igual, sin preferencias de género por las creencias de la época. Esta premisa fue desvirtuada por su hijo (segunda generación), dado que éste expresó, que uno de sus hermanos era homosexual y con frecuencia su padre lo discriminaba. Posiblemente actuando bajo la mirada tradicional en que se concebía al hombre y a la mujer, considerando que la homosexualidad era una condición fuera de lo normal.
Para estos padres, el nacimiento de sus hijo/as, era un momento familiar de alegría y a la vez de temor por no saber las condiciones en que se desarrollaría el parto, y en que iba a llegar el nuevo ser. Y aunque lo relacionado con el embarazo, el parto y la crianza, fue para estos hombres considerado como asunto de mujeres, éste momento se convertía en una oportunidad para participar, haciéndose cargo de los hijos/as mayores “Yo sacaba los primeros (sus primeros hijos/as al momento del parto) pa´la manga, porque ya iba a venir el Niño Jesús”.
En el caso de la segunda generación, aun cuando la tradición religiosa seguía muy presente en estas familias, se hizo evidente el distanciamiento que tomó uno de ellos (Padre de la primera Familia), con relación a las costumbres familiares que se habían practicado hasta el momento; éste inició la relación con su pareja a través de la unión libre y luego del nacimiento del segundo hijo, consolidaron la relación bajo el matrimonio católico, expresando que esto se hizo más por deseo de su madre y el mantenimiento del estatus que tenía su familia en el municipio.
Para estos padres, la llegada de los hijos no fue planeada, pero si lo fue la cantidad que deseaban tener, quizás esta transformación responde a los cambios y nuevas condiciones sociales y económicas que pueden hacer referencia a cambios en la regulación de la natalidad, Salguero y Pérez (2008) como se citó en Vargas (2013), lo cual a partir de esta generación se hizo evidente. Durante los embarazos, al igual que sus padres, consideraron que era un asunto de mujeres y en el caso del hijo de la segunda familia, a pesar de sentirse alejado de muchas realidades, por ser campesino, expresa “que esa etapa para la mujer es muy dura porque presenta muchos cambios emocionales”.
Esta generación presenta algunas transformaciones importantes en cuanto a la manera como conformaron sus familias y la forma en que ejercieron sus labores en el hogar, las cuales fueron propiciadas por la situación económica, o por el contexto en que crecieron. Sin embargo, esto no es un hallazgo, según señalan (Berciano 1998, Brunner 1998 y Roa 1995) como se citó en Gallardo, et. al (2006), en las últimas décadas se ha producido una transformación cultural influida por lo señalado como el fenómeno de la posmodernidad. Lo cual afecta directamente la imagen que a través de la historia ha desempeñado el padre y que se ha visto en decadencia, desdibujándose así el modelo concebido desde la cultura patriarcal, a partir del cual el padre tenía un rol dominante dentro de la familia.
Para dos de estos padres, se hizo evidente el deseo por tener un hijo hombre o una mujer, en el caso del padre de la primera familia se anheló tener solo hombres, pues consideraba desde el imaginario que le parecía complicada la crianza de las mujeres; y el padre de la tercera familia, deseo tener los hijos en lo que él consideró orden adecuado: primero el hombre y posteriormente la mujer. El padre de la segunda familia considero que esto no era relevante para él y mantuvo la misma consideración de sus antecesores “que sea lo que Dios quiera”.
En la tercera generación, hubo grandes transformaciones con relación a la manera en que los hombres-padres conformaron sus familias, pues en los tres hombres fue evidente que ninguno de ellos tuvo como prioridad establecer la relación con su pareja bajo los mandatos de la religión católica, todos ellos al momento de la entrevista se encontraban viviendo en unión libre. Solo uno (nieto de la primera familia), planeaba casarse por la religión católica.
Es posible que el aumento de la unión libre como forma de establecer las relaciones, se haya incrementado en los últimos tiempos como respuesta a los cambios culturales, sociales y económicos. Incluso Ojeda (2009), luego de un estudio realizado a adolescentes mexicanos, reportó que los cambios en dicha tendencia, se estaban presentando mayormente desde la década de 1990. También es posible que la etapa de la adolescencia en la cual dos de ellos se encontraban (nietos de familias 1 y 2), haya influido, pues es sabido que ésta se identifica entre muchos aspectos, por la inseguridad o el miedo en la toma de decisiones, lo cual hace sentir la unión libre como una forma más tranquila de asumir las responsabilidades.
Vale la pena resaltar que ésta situación, común en los tres padres, no revela que se haya presentado separación o distanciamiento hacia las creencias religiosas inculcadas en sus familias, pues se evidenció que varias de las costumbres aprendidas allí, se conservaban, principalmente en los nietos de las familias 1 y 3, aunque no están tan arraigadas.
Por otra parte, hablar de la llegada de los hijos/as con estos hombres, dejó contemplar una de las principales transformaciones, pudo verse que ellos, excepto el nieto de la familia 1 en su primer embarazo, planificaron con sus compañeras el momento para tener sus hijos/as, “(nombre de su esposa) y yo decidimos que íbamos a tener a (nombre de su hija), nos preparamos para tenerla”.
Igualmente, esta generación se interesó por participar en las actividades que demanda la etapa del embarazo, tales como estimulación temprana, acompañamiento en las citas de control y ecografías, principalmente. Actos que en ninguna de las anteriores generaciones se practicaron de tal manera. Puyana y Mosquera (2003) y Viveros (2002) dicen al respecto:
Los cambios en la vida familiar influyen en la manera como los hombres se representan la masculinidad, al desarrollar mayor capacidad para la expresión de los afectos y permitir que vayan surgiendo en ellos actitudes que facilitan una cercanía a los hijos, complementando el papel de padre proveedor con una mayor presencia antes sus demandas afectivas. (Como se citó en Puyana y Mosquera, 2005, p.2).
En ese sentido se puede decir, que incluso hasta este momento histórico, la cultura patriarcal ha seguido perdiendo poder, pues estos hombres son cada vez más convocados a incluirse en la vida del hogar o por lo menos en la de sus hijas e hijos.
El rol que hizo sentirme padre.
Para el caso de la primera generación se encontró un tema que se hizo relevante para estos hombres, principalmente luego de haber conformado su hogar, la actividad laboral. Cualquiera que fuera, se realizaba arduamente en pro de “sacar la familia adelante”, a fin “el padre es la autoridad, el proveedor que brinda los recursos económicos (…)”. (Bonino, 2002, p.1), y es a través de ésta función que podían mantener el estatus impuesto por la sociedad y la cultura. Estos hombres, además, reiteraron que fue a través del trabajo que se sintieron padres.
Adicional expresaron que era importante para el rol de padres educar en valores y transmitir comportamientos como el respeto y la responsabilidad. Las muestras de afecto no fueron relevantes para estos padres, aunque en el caso de los abuelos de la segunda y tercera familia, expresaron que se acercaban a sus hijos/as principalmente cuando estaban pequeños. “Los aspectos más significativos que definen los estereotipos masculinos son el ocultamiento de las emociones, del sufrimiento, la impotencia, el miedo y la debilidad, rasgos de la identidad que son reforzados por el entorno (…)” Montesinos (2004) citado por Bonino (2002, p. 50).
En la segunda generación de padres, además de los sentimientos de alegría que dijeron sentir con la llegada de sus hijos/as, fue importante escuchar en estos padres, qué momentos o situaciones vividas con ellos, generaron otros sentimientos, como: La felicidad por la participación en el nacimiento de algunos hijos/as y el establecer relaciones más estrechas con sus hijos/as; en la primera familia la tristeza de enterarse que su hijo adolescente, había embarazado a su novia, ya que consideraba que su vida daría un giro (Padre de la Primera Familia); en la primera familia, el padre durante la pérdida de un hijo en la gestación, no consideró tener un significado importante ya que expresó que esto se daba porque aún no lo conocía, situación contraria a la sucedida con la enfermedad y muerte de un hijo pequeño en la segunda familia. El padre expresó que este hecho generó una “sensación jamás sentida en su vida”, porque a pesar de muchas luchas, esfuerzos e intentos en pro de su recuperación, no lograron que esté se recuperará.
Generalmente expresar sentimientos como estos en dentro del hogar y por fuera de él, no era posible y se reprimían en el pasado, casi siempre porque culturalmente, hasta en la literatura, se desconocía al hombre en el ámbito emocional, "(…) En el modelo impuesto por los varones se asume que las mujeres son dulces, tiernas, fieles, abnegadas, madres amorosas, (…)”. (Torres, 2005, p.75). Y los sentimientos y lo emocional se les asignaba a las mujeres.
Es posible que para estos padres el legado de ser trabajadores y cumplir con sus obligaciones fue importante, pero también dedicaron parte de su tiempo a sus hijos/as y dieron cabida a expresar sentimientos; posiblemente esta situación se presentó por la integración de la mujer en el espacio público (Calvo, 2015), lo cual demandó en ellos una mayor participación, algunos lo hicieron a manera de propiciar espacios que desearon y no pudieron vivir con sus padres en la niñez, y de esta manera afianzaron la relación con sus descendientes. Cabe resaltar que se evidencia que el acercamiento que tenían con sus hijos/as no era de demostraciones afectivas de contacto, como besos o abrazos, sino que se propendía por mayor acompañamiento o presencia del padre en su rol. (Padre de la Segunda Familia).
En la tercera generación, estos padres poseen características comunes a su rol como padres en lo relacionado a: Todo lo que ellos consideran que hacen es pensando en cómo sus acciones repercuten en las vidas de sus hijos/as (Nieto de la Tercera Familia); desde el discurso se evidencia que ya no se limitan a las actividades con sus hijos/as en el hogar, sin dejar de considerar que cuando lo hacen, están “ayudando” a sus cónyuges; y consideran que son más cercanos, dedicados y expresivos con sus hijos, estos asuntos son planteados por autores como Calvo (2015):
(...) las estadísticas muestran cómo, por regla general, van en aumento las cifras de hombres que desean implicarse junto a su mujer y que además de trabajar fuera de casa han asumido con responsabilidad y compromiso la tarea de criar a sus hijos y colaborar en las tareas del hogar (...). (p.11)
Por lo anterior, la nueva paternidad, requiere más involucramiento en lo afectivo, en participar más de las actividades con sus hijos/as, y en donde la presencia física se ha vuelto relevante.
Conclusiones
En las tres familias se evidenciaron transformaciones en las representaciones que los hombres-padres han construido frente a su forma de ser padres. Cada generación ha vivido y ejercido su paternidad de la manera en que ha creído que ha sido la “mejor” y más “correcta” forma de hacerlo. Cada uno de ellos ha puesto en práctica los elementos que ha adquirido a lo largo de su vida y que se ven en la representación social que tienen frente a la paternidad. Desde este punto de vista, ser padre tiene ciertas connotaciones que se mantienen y otras que se han transformado, pero todas han sido influenciadas por el contexto y la realidad que cada uno de ellos ha vivido.
Las familias constituidas en la generación de los abuelos y los hijos, se caracterizaron por ser numerosas en cuanto a la cantidad de hijos/as que se tenían, en su mayoría, tenían más de cuatro o cinco entre hombres y mujeres. Situación que podría decirse, obedece a los preceptos que se tenían para la época en que se conformaron, (aproximadamente entre los años 30 y 70) donde, el ideal era la familia numerosa, “aquella que garantizara que a pesar del alto número de niños que morían, otros los reemplazarían, con el fin de contar con una descendencia que prolongara las familias y los apellidos” (Muñoz y Pachón, 1991; citadas por Pachón 2007, p. 147)
De esta manera fue posible evidenciar que para los hombres-padres de estas tres familias fue importante consolidar un grupo familiar a partir de principios y valores, que fueron puestos en práctica partir de lo visto y aprendido desde la figura paterna que tuvieron como referente en su vida. En muchas oportunidades fueron situaciones o características que admiraban en ellos y quisieron replicar, o, por el contrario, para saber que ellos hicieron cosas, que, aunque no juzgan, no quisieron o no quieren repetir con sus hijos/as.
Es así como de una generación a otra, se ha transformado el rol de ser padre desde el sentimiento y el deseo, en donde tener hijo/as pasa de ser una obligación entregada por la cultura patriarcal a ser una pretensión que los hace sentir diferentes frente a la forma en que fueron educados por sus antecesores. En cada uno de los padres se evidenciaron elementos que permitieron vivir el ser padres de manera particular y esta labor estuvo enmarcada por la educación recibida por sus progenitores.
En las tres generaciones, el rol de padres y el pertenecer a una familia ha tenido una forma diferente de asumirse, permeado claramente por las costumbres y la cultura de cada contexto según el momento histórico, es por esto que con el tiempo estas familias desde el discurso evidenciaron que en el pasado la primera generación priorizaba el laborar para sostener económicamente sus hijos/as, y que a partir de la segunda se incluye el acercamiento hacia los hijos/as, compartir con estos, y asumir otros deberes que históricamente se le habían asignado a sus madres, y adicional a esto permitieron darse un lugar desde la gestación de sus hijos/as, en el cuidado y afecto desde el embarazo, en la educación, y en el compartir tiempo libre y diferentes espacios.
Es importante mencionar que, aunque no fue el propósito de esta investigación, se evidenció que el aspecto económico influyó en la manera en como estos padres ejercieron algunos roles. En los casos que hubo mayor poder adquisitivo, los padres se distanciaron un poco de los procesos de crianza de sus hijos/as para ocuparse de sus actividades laborales, (incluso pasando temporadas por fuera del hogar); por el contrario, aquellos que no lo tuvieron, hicieron más presencia en el hogar y, por ende, estuvieron mayor tiempo con sus hijos/as.
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