Ensayo
La biografía escolar: experiencias de formación de un profesor de Educación Física
The school biography: training experiences of a Physical Education teacher
ALTERNANCIA REVISTA DE EDUCACIÓN E INVESTIGACIÓN
Editorial RELE, Perú
ISSN: 2710-0936
Periodicidad: Semestral
vol. 4, núm. 7, 2022
Recepción: 01 Abril 2022
Aprobación: 01 Junio 2022
Publicación: 01 Julio 2022
Resumen: El presente ensayo desarrolla un viaje en el tiempo a través de la biografía escolar como un relato de experiencias en las que inicia por la trayectoria formativa desde niño hasta la obtención de la titulación como Licenciado en Educación Física. El ensayo dialoga con las teorías de diversos autores en relación a la temática de la biografía escolar, narrando hechos vividos en los niveles escolares inicial, primario, secundario y universitario, destacando la influencia de los profesores que el autor fue teniendo a lo largo de su vida escolar y académica, concluyendo en que los mismos son influencias fundamentales a lo largo de la vida y que estos son muchas veces relevantes en la formación que tiene un docente a lo largo de su trayectoria académica.
Palabras clave: Biografía Escolar, Educación, Formación Docente, Profesorado de Educación Física.
Abstract: This essay in which the author develops a journey through time about his school biography as an account of experiences in which he begins with his formative trajectory as a child until obtaining his Bachelor degree as Physical Education teacher. The essay dialogues with the theories of various authors in relation to the theme of school biography, narrating various events that occurred at the kindergarden, primary, high school and university, highlighting the influence of the teachers that the author was having throughout his life.their school and academic life, concluding that they are fundamental influences throughout life and that these are an influence on the training that a teacher has throughout his training career.
Keywords: Education, Physical Education teachers, School Biography, Teacher’s training.
INTRODUCCIÓN
Andrea Aillaud (2002) define a la biografía escolar como un conjunto de experiencias vividas, apreciaciones y representaciones durante la etapa escolar teniendo como protagonista principal, el bagaje de experiencias de lo vivido, experimentado durante toda esa trayectoria formativa, adquiriendo la misma un significado para el sujeto. Las experiencias que tenemos como alumnas y alumnos en nuestras trayectorias escolares son en mayor o menor medida hechos a partir de los cuales iniciamos la tarea de reflexión que compone y configura a una biografía escolar. Trabajando de este modo se reconstruye la experiencia de una manera significativa, descubriendo los significados de la actuación de la escuela en las propias vidas (Rivas y Leite, 2013).
En este trabajo, a través de un viaje introspectivo, desarrollo la trayectoria vivida a lo largo de mi propia biografía escolar, iniciando esta odisea en el año 1992 con los primeros recuerdos en el paso por el nivel inicial, para luego atravesar el primario, secundario, la formación superior de profesorado y concluyendo con la graduación en los estudios universitarios como Licenciado en Educación Física hacía el año 2013.
Esta búsqueda de construcción de biografía escolar, es un ejercicio que permite al docente reflexionar sobre la propia trayectoria escolar-académica e intentar comprender la historia personal por medio de la diversidad de experiencias en su recorrido por el sistema educativo. La propuesta de escribir una biografía escolar insta a los alumnos a actualizar viejos recuerdos, a traer al presente momentos significativos (Aiello, Iriarte, Sassi, 2011).
Es menester destacar la subjetividad que caracteriza a una biografía escolar, ya que la misma es resultado de lo que una persona percibió e interpretó a lo largo de diversas etapas en las que transitó a través de su formación en los diversos niveles escolares y de formación superior. Hay una importante influencia en lo relatado de cuestiones que tienen que ver con la edad en la que fueron vividas e interpretadas estas experiencias y el cómo estas fueron configurando al individuo.
DESARROLLO
Cuando hablamos de biografía escolar, es inevitable referenciar a la formación, ya que la misma acompaña a nuestra vida escolar-académica en todo su recorrido. Entonces ¿Qué es la formación? La formación tiene relación con la forma. Formarse es adquirir una cierta forma. Una forma para actuar, reflexionar y perfeccionar esta forma. Formarse es “ponerse en forma”, como el deportista que se pone en forma. La formación es entonces completamente diferente de la enseñanza y del aprendizaje. O sea que la enseñanza y el aprendizaje pueden entrar en la formación, pueden ser soportes de la formación, pero la formación, su dinámica, este desarrollo personal que es la formación consiste en encontrar formas para cumplir con ciertas tareas para ejercer un oficio, una profesión, un trabajo, por ejemplo. (Ferry, 1997, pp. 53-54). Ferry concibe la formación como un trayecto que atraviesan los maestros y profesores, durante el que transitan por diferentes experiencias e interactúan con diversos cuerpos de conocimientos, enfoques y personas. Para el autor, todas estas experiencias son formativas y, por eso, la preparación profesional no puede explicarse a partir de una sola de ellas.
Rememorando los inicios de mi formación de nivel inicial, aparecen en mi mente algunos recuerdos algo borrosos, en los que recuerdo cómo disfrutaba de las diversas propuestas lúdicas-recreativas que caracterizan a esta etapa educativa, entre ellos, talleres que nos enseñaban cocina, dibujo y otros juegos.
Mis recuerdos más consolidados de la etapa escolar comienzan en la educación primaria. Corría el año 1994 y comenzaba mis estudios primarios en el Colegio Salesiano Don Bosco, en la ciudad de San Carlos de Bariloche, Argentina. La vida llevó a mi familia a vivir en la Patagonia, Argentina, temporalmente por motivos laborales de mi padre. Recuerdo como si no fuese hace tanto tiempo el primer día de clases, mi padre Roberto me acompañó, la maestra que tenía en ese entonces, Mercedes se presentó y nos contó un poco sobre la escuela y dándonos una cordial bienvenida. Al entrar al aula de primer grado, mi padre acomodó mi mochila colgándola de la silla a mis espaldas, una de las pocas veces que recuerdo a mi padre acompañándome a la escuela. En los siguientes años de la escuela adoptaría esta forma de colocar la mochila en la silla al ingresar en cada aula dónde tuve clases.
Los cambios de etapas siempre han sido procesos de adaptación en mi vida. El ingreso a primer grado fue una nueva experiencia, comenzando la vida escolar en una ciudad desconocida hasta ese entonces. Recuerdo los inviernos nevados subiendo o bajando las escaleras con mucha precaución porqué estaban congeladas por el hielo. Allí en Bariloche tuve la oportunidad de hacer algunos amigos, con quienes, a lo largo de los años, mantuve contacto por medio del correo postal cuando regresé a vivir a la ciudad de Santa Fe, enviando con entusiasmo cartas a la Patagonia a dos amigos que hice allá. La alegría que generaba recibir una carta en aquellos tiempos desde un lugar tan lejano era indescriptible. Poder seguir comunicados por correo a pesar de estar viviendo a casi dos mil kilómetros de distancia, era la forma de mantener la amistad. Luego de diez años, cuando volvimos de vacaciones a visitar la ciudad de Bariloche, pude reencontrarme con estos dos amigos en el verano del 2004.
Esta escuela se caracterizaba en aquellos años por tener mucha disciplina y organización. Recuerdo como cuando tocaba el timbre, los alumnos de séptimo grado eran quienes se encargaban de cerrar las puertas de los baños para que los alumnos suban a sus respectivas aulas a seguir con sus clases. En este Colegio, los alumnos al tocar el timbre del recreo, volvían solos a sus aulas, sin que la maestra o el maestro los vaya a buscar, se formaba al alumno desde pequeño en la autonomía.
Birgin (1999) sostiene que tanto la escolarización como el trabajo docente tal como los conocemos hoy en día son construcciones históricas, que justamente dan cuenta de modos de gobierno. Es en la organización de la escolarización y la pedagogía donde se configura un campo social en el que toma forma el gobierno de los individuos (pp. 221, 222).
Años después, al regresar a vivir a la ciudad de Santa Fe, noté diferencias entre mi escuela de Bariloche y la nueva escuela en la que continuaría mis estudios primarios. Aquí los alumnos eran menos independientes, y al tocar el timbre del recreo, esperaban a que su maestra los vaya a buscar y los lleve de la mano formando una fila de niños y otra de niñas hasta el aula. Por otro lado, la escuela de Bariloche era una entidad educativa a la que solo asistían alumnos varones, al llegar a Santa Fe, la escuela donde me matriculé para continuar mis estudios era mixta, es decir, asistían varones y mujeres. Es en esta escuela de la ciudad de Santa Fe, donde continuaría mis estudios primarios y secundarios, donde también haría amigos con los cuales al día de hoy aún mantengo el vínculo, a pesar de que la vida laboral y académica nos distanció viviendo en diferentes ciudades, pero viéndonos de tanto en tanto.
En la escuela primaria Sagrada Familia, conozco a mi profesor de Educación Física, el “profesor Carlitos”. Carlitos era un profesor muy querido en la escuela, quien estaba en sus primeros años de docencia en aquel entonces. Este profesor, siempre lo tuve presente porque además de tener gratos recuerdos de sus clases de Educación Física y de que junto a mis compañeros esperábamos la hora de Educación Física con ansías, él fue el profesor de Educación Física que tuve desde segundo grado de la escuela primaria, hasta finalizar la educación secundaria. La imagen que me quedó de este profesor es muy positiva. Este docente nos tuvo desde los primeros años, hasta que en el cuarto grado se separaba a varones y mujeres para las clases de educación física, hasta llegar al último año del secundario. En ocasiones la profesora Viviana, hermana del profe Carlitos, juntaba los grupos de varones y mujeres para realizar Educación Física, especialmente los días de lluvia, en los que realizábamos las actividades en el único patio cubierto que disponía la institución educativa.
Corría marzo del año 2001, momento en que comienzo a transitar la escuela secundaria, aquí el país estaba sumergido en un contexto económico y social realmente complejo. Tanto mis compañeros como yo, pudimos ver cómo en nuestros hogares repercutió la crisis, quizás éramos niños que no teníamos demasiadas carencias a nivel material, dejando de lado cosas superfluas que quizás todo niño anhela, pero sin ir más lejos veíamos como nuestros padres pasaban de ir al supermercado y poder acceder a ciertos productos con facilidad a tener que llevar menos de la mitad de las cosas que se llevaban anteriormente por la desestabilidad económica de ese momento.
Volviendo al contexto escolar, esta fue una etapa de grandes cambios a nivel físico y emocional, tanto así que en la clase de educación física el profesor Carlitos, nos tomaba diversos test que medían condiciones físicas, así como también nos medían y pesaban. Yo pasé de medir 1.67 mts., mientras cursaba el primer año del secundario en 2001, a medir 1.86 mts. cuando ingresé a segundo año del secundario luego de las vacaciones de verano, habiendo quedado muy delgado y alto. Es aquí cuando varios conocidos y profesores me incentivaban a practicar basquetbol, el profesor Carlitos me invitaba a iniciarme en el rugby, ya que él era entrenador de Santa Fe Rugby Club un equipo de la ciudad. Fue un día cuando estaba practicando natación en el club Gimnasia y Esgrima de Santa Fe, cuando hablando con un hombre que realizaba atletismo en categoría veteranos me mencionó acerca de un club de atletismo que entrenaba a atletas adolescentes en diversas disciplinas en el Centro de Alto Rendimiento Deportivo de Santa Fe. Es allí cuando charlando con él decido un día a mis 16 años recién cumplidos iniciarme en la práctica deportiva del atletismo. Aquí conozco a mi entrenador, Gabriel Cipolatti, Licenciado en Educación Física profesor del ISEF 27 “César Vásquez” de la ciudad de Santa Fe, Argentina; entrenador de atletismo en aquel entonces, quién me formó como deportista hasta llegar años después a lograr coronarme como campeón nacional en categorías sub 20, sub 23 y una copa nacional en categoría mayores en la disciplina de salto en alto y estar becado por la provincia algunos años por los logros deportivos obtenidos a nivel nacional.
Desde la escuela secundaria es posible fomentar diversas estrategias y actividades como lo pueden ser la participación en juegos inter escolares o la visita a diversos eventos deportivos en la ciudad o cercanías a los fines de poder conocer los diversos deportes que pueden practicar en el barrio o en la ciudad. (Rodríguez Piñero, 2021, p.59)
Pasaron dos años de mi escolarización secundaria en los que tuve la oportunidad de vivenciar y disfrutar el deporte del atletismo, así como también de viajar a distintas ciudades para diversas competencias como atleta federado. Se acercaba el final de mi etapa de estudiante de secundaria, y todos estábamos viendo qué carrera seguir, la opción que más resonaba en mi cabeza era estudiar el profesorado de Educación Física. Sin lugar a dudas que la práctica del atletismo y el profesor que tenía como entrenador de atletismo tuvieron mucho que ver con la decisión, creo que él fue una buena influencia para que continúe mis estudios en el profesorado, ya que lo veía a él como una persona muy profesional, capacitada y responsable. “Es frecuente escuchar en la sociedad y también dentro del colectivo docente las expresiones trabajo docente, actividad docente, oficio docente; pero es bastante poco común asignar a nuestra tarea la expresión profesión docente” (González de Álvarez, M. L., 2014, p. 23). Este profesor desde mi perspectiva de un joven de 18 años que finaliza sus estudios secundarios y está por comenzar una carrera, era un gran profesional, no solo sabía enseñar, sino que tenía muchos recursos teóricos y prácticos para poder transmitir los conocimientos, además de que era muy bueno realizando las demostraciones de los diversos gestos técnicos de las disciplinas atléticas.
En febrero de 2006, comienzo las pruebas de ingreso al ISEF 27 “Cesar Vásquez” de la ciudad de Santa Fe. Aquel año comienzo a conocer más de cerca la carrera que había elegido y a descifrar de qué se trataba el Profesorado de Educación Física. Ese Instituto por el que tantas veces había pasado por al lado yendo a practicar fútbol a la escuela de fútbol del Club Colón o cuando ingresaba al Centro de Alto Rendimiento que queda al lado para entrenar con atletismo; ahora ese Instituto pasaba a ser mi nueva casa de estudios.
Durante el tiempo que transité como estudiante del Instituto, pude ver como sostiene el autor Gómez (2005) el modelo centrado en la enseñanza disciplinar. En este modelo, la trayectoria de los alumnos, el tipo de interacciones sociales está fundamentalmente centrado en el acto de transmisión de los conocimientos disciplinares que poseen los profesores, concebidos como expertos en la materia.
En el caso de la Educación física, estos exámenes incluyen la realización de pruebas de rendimiento físico en los cuales la aprobación se obtiene a partir de alcanzar un estándar de tipo motométrico, en segundos, metros, o bien un estándar de tipo estético. Ocasionalmente estos van acompañados de exigencias de conocimientos metodológicos referidos a los contenidos en cuestión.
Esto era muy visible en el ISEF hace algo más de una década atrás en dónde en la mayoría de materias cuyos contenido principales eran deportes, al momento de ser evaluados por los diversos catedráticos en el desempeño práctico, muchas veces sucedía algo que se repetía una y otra vez: Se priorizaba realizar ejecuciones en ciertos tiempos y con una cierta calidad de ejecución que no todos iban a lograr y no por ello significaría que seríamos capaces o no de enseñar ese contenido o metodología en el futuro a nuestros alumnos una vez que estemos graduados como profesores de Educación Física. En mi caso no tuve mayores problemas por ejemplo con las diversas disciplinas del atletismo y la natación en cuanto al desempeño práctico, ya que eran deportes que había practicado durante varios años, pero si me costaba por ejemplo las destrezas gimnásticas en suelo, debido a mi contextura espigada de 1.90 metros de estatura, siendo que los gimnastas son personas de estatura baja por lo que tienen mayor dominio corporal para este tipo de destrezas. Aquí se nos exigía a todos por igual en cuanto a las destrezas físicas, incluso sabiendo que no todos podrían lograr ejecutarlo dadas las particularidades físicas de cada individuo.
Según Aguerrondo y Vezub (2011) en la Argentina podemos ver que muchos de los Docentes que dictan clases en el Nivel Superior, se han formado en los Institutos Superiores de Formación Docente. Es decir que gran parte de quienes dictan clases en dichos Establecimientos, están formando a estudiantes que van a obtener títulos del mismo nivel de quienes los están preparando. Además, podemos ver que hay muchas veces una “secundarización” de los Institutos de Formación Docente, entendiendo a este fenómeno como una degradación de la calidad educativa en la que pareciera que los estudiantes continúan formándose en una escuela secundaria en lugar de en una Universidad. A raíz de ello se ve una caída del nivel académico, condición de relevancia para que estas casas de formación docente puedan tener egresados preparados.
En mi experiencia personal, pude ver cómo muchos docentes del Instituto hacían hincapié en aquellos tiempos en la consolidación de una buena ejecución práctica a nivel motriz y no reforzaban mucho en los contenidos relacionados con la teoría, es decir, uno sabía cómo era el ejercicio, quizás hasta lograba realizarlo y demostrarlo a los alumnos, pero no tenía la suficiente formación académica- pedagógica desde lo teórico para respaldar este conocimiento adquirido.
A lo largo del cursado del profesorado pude ir cambiando la imagen o idea que tuve inicialmente sobre la carrera, sobre los profesores de educación física. Algunos autores como Schemp y Graver (1993) identifican dicho proceso con cuatro secuencias, de entre las cuales, es preciso insistir en que, en los dos primeros momentos, tienen una importancia singular las creencias previas:
a) Previo a la formación inicial
b) Durante la formación inicial
c) Durante las prácticas de Enseñanza
d) Posteriormente en su formación permanente como maestro.
Previo a la formación inicial, en mis últimos años de secundaria, pensaba que para ser profesor de educación física había que ser un buen deportista y que esto era necesario para poder transitar por esta carrera exitosamente. Quizás haya tenido influencia en este pensamiento el haber escuchado lo que muchos atletas que conocí a lo largo de la participación de diversos torneos y viajes de atletismo contaban acerca de la carrera del profesorado de Educación Física. Entre la gente del ámbito del atletismo en aquel entonces, había muchos estudiantes de Educación Física. Por otro lado, antes de ingresar a estudiar esta carrera, muchas personas cuando preguntaban acerca de qué pensaba estudiar luego de terminar la escuela secundaria, desaconsejaban estudiar la misma por motivos como: “Te vas a morir de hambre”, “Ganan muy mal los profesores, ¿sabías?” o “a vos te da la cabeza para estudiar algo mejor que eso” “¿vas a encontrar trabajo después como profesor de Educación Física?”. Sin lugar a dudas que ante este tipo de planteos, un joven de 18 años se replantea si vale la pena mantenerse firme en el camino elegido.
Durante el transcurso de la formación inicial logré (o al menos creí) comprender en qué consistía realmente el profesorado, así como también pude observar que en varias materias coincidían algunos métodos de enseñanza para los diversos gestos deportivos, tradicionalmente la enseñanza metodológica siempre tenía la particularidad de organizar los contenidos didácticos yendo en los procesos de enseñanza de lo más simple a lo más complejo.
Un momento en el que mi manera de ver la carrera cambió, fue cuando al comenzar el cursado del último año, había llegado el momento de realizar las prácticas docentes de Educación Física en el nivel primario. Hasta ese entonces, no tenía experiencia en la conducción de grupos, ya que no había trabajado en colonias de vacaciones o clubes deportivos previamente. Las primeras clases como practicante en la escuela primaria representaron un gran desafío, en las que no me sentía capaz de superar esta práctica docente, sobre todo cuando comparaba el grupo de mi compañero de prácticas con el mío y veía que él que si tenía experiencias previas y que le habían asignado un grupo bastante fácil de llevar y con buena conducta, a mí me habían asignado un grupo muy numeroso y caracterizado por niños y niñas con frecuentes problemas de disciplina. Con el tiempo pude superar este desafío y clase a clase ir mejorando gracias a la ayuda y apoyo de mi compañero y de un profesor que me orientó y aconsejó para mejorar en el manejo de grupos y el trabajo en la escuela primaria.
Según Delorenzi (2008) históricamente, la práctica docente en la formación inicial se ha caracterizado por una definición diferente, en el sentido que era considerada como el ámbito de aplicación de lo aprendido a lo largo de varios años de formación disciplinar.
Esto suponía implícitamente considerar a la práctica docente, a la residencia pedagógica, como un apéndice de la formación teórica previa, sin mayor espacio para la construcción progresiva y reflexiva. Asimismo, se llevaban a cabo sin relación previa con los contextos institucionales y áulicos, en los cuales tendría lugar la acción. Esto es lo que Edelstein y Coria (1995) denominan impronta formal por la ausencia del cotidiano escolar como espacio en el que las prácticas se despliegan. Esto es muy notorio en las carreras de profesorado, sobre todo cuando los estudiantes vienen de tres o cuatro años continuos de cursado en caso de llevar sus carreras al día, y al llegar al último año de la carrera se topan con la realidad escolar, la cual muchas veces difiere de la realidad que vivieron estos estudiantes escasos años antes cuando transitaron los niveles primario y secundario.
En mi formación permanente como maestro, puedo afirmar que ya habría pasado por una etapa determinante que fue la de las prácticas de pedagógicas. Ahora me tocaba tener a cargo grupos de niños y jóvenes, en dónde estaría solo y la responsabilidad de ello era mayor, sobre todo siendo un joven de 22 años cuando comenzaba mis primeros reemplazos como profesor de Educación Física. Este período de mi carrera docente se caracterizó por las continuas formaciones, cursos, capacitaciones continuas y por el inicio del cursado de la Licenciatura en Educación Física en la Universidad Nacional de Rosario.
La pedagogía universitaria se la puede clasificar en tres grandes períodos: el enciclopedismo, donde vemos a la clase magistral, sin pedagogía, el didactismo, donde la dimensión pedagógica adquiere un auge, se le da gran importancia a la organización de la clase, evaluar rendimiento, el aprendizaje, etc. y la tecnología, con sistemas de enseñanza a distancia, la calidad y la eficacia son las nuevas categorías de análisis y evaluación, se destaca la aparición del uso del “powerpoint” por ejemplo en las clases. (Menin, 2011).
En mi generación, el powerpoint en las aulas universitarias fue moneda corriente, de hecho, muchas veces los docentes accedían a enviar por mail los powerpoints a los fines de que podamos utilizarlos como guía o referencia para el estudio o repaso de las cátedras.
La última etapa de esta biografía escolar, se corresponde a la decisión de continuar en la senda de la formación continua. Una vez graduado de Licenciado en Educación Física en la Universidad Nacional de Rosario en el año 2013, me dije a mí mismo: “no estudio nunca más”. Años después, en 2019 logré ingresar a la carrera de posgrado de Maestría en Educación Física y Deporte en la Universidad Nacional de Avellaneda, Argentina. La decisión de continuar estudiando un posgrado tuvo que ver con la necesidad de formarme desde lo académico considerando esto relevante debido a que habían pasado varios años fuera de las aulas universitarias. Esta formación académica, en la cual actualmente estoy en proceso de desarrollo de la tesis para lograr la pos graduación, me permitió no solo reforzar algunas cuestiones teóricas, sino también adquirir conocimientos respecto de la vinculación entre la Educación Física y el Deporte como categoría social (el deporte como espectáculo, como competición, su rol en el mercado, su regulación y normativa, su relación con el Estado) así como la manera en que el deporte afecta y es afectado por otras categorías sociales, tales como el género, la etnia, la sexualidad y las clases sociales. Esta Maestría ha promovido en mi persona el pensamiento crítico y constructivo de la enseñanza como profesión. Durante mis estudios de maestría surgieron diversas oportunidades de desarrollarme en el campo de la investigación y en la escritura de textos académicos, los cuales he ido publicando en diversas revistas académicas de Educación, Educación Física y Deporte.
ALGUNAS CONCLUSIONES
La biografía escolar es un proceso por el cual los docentes atraviesan y que definitivamente los configura y determina con sus buenas y malas experiencias, aprendiendo de ellas y formándose como personas y profesores. Esto puede llegar a llevar al docente a proponerse como objetivo personal en la carrera docente aspirar a ser los profesores que hubiesen querido tener a lo largo de su propia trayectoria.
Sin dudas que los profesores de Educación Física con los que el autor tuvo contacto a lo largo de su vida escolar y deportiva, influenciaron directa o indirectamente en la decisión por la elección de esta carrera, especialmente los entrenadores de diversos deportes como el caso del docente de atletismo que acompañó la formación deportiva y educativa del autor.
Es relevante aclarar que la narración de una biografía escolar tiene un gran componente subjetivo, el cual es posible que pueda ser procesado de diversas formas por una misma persona dependiendo la etapa académica o de la vida desde la cual desarrolla y enfoca este proceso auto reflexivo.
Por último, es menester a lo largo de toda carrera docente la formación continua, por lo que como profesores debemos aspirar a mantenernos en la actualización constante, tanto de saberes como de métodos de enseñanza para estar preparados para las demandas y problemáticas actuales en las que la educación se ve inmersa.
REFERENCIAS
Aiello, B.; Iriarte, L.; Sassi, V. (2011). La narración de la biografía escolar como recurso formativo. VIII Encuentro de Cátedras de Pedagogía de Universidades Nacionales Argentinas, 8, 9 y 10 de agosto de 2011, La Plata. Teoría, formación e intervención en Pedagogía. En: Actas. La Plata: UNLP. FAHCE. Departamento de Ciencias de la Educación. Disponible en: https://www. memoria.fahce.unlp.edu.ar/trab_eventos/ ev.939/ev.939.pdf
Aguerrondo, I., & Vezub, L. (2011). Las instituciones terciarias de formación docente en Argentina. Condiciones institucionales para el liderazgo pedagógico. Educar, 47(2), 0211-235. https://raco.cat/index.php/Educar/article/ view/248534/332661
Alliaud, A. (2004). La experiencia escolar de maestros “inexpertos”. Biografías, trayectorias y práctica profesional, Revista Iberoamericana de Educación, 34(3), 1-13. https://doi.org/10.35362/rie3412888
Birgin, A. (2000). La docencia como trabajo: la construcción de nuevas pautas de inclusión y exclusión. Buenos Aires, CLACSO.http:// bibliotecavirtual.clacso.org.ar/clacso/ gt/20101010023734/11birgin.pdf
Contreras Jordán, Onofre Ricardo, & Ruiz Pérez, Luís Miguel, & Zagalaz Sánchez, María Luisa, & Romero Granados, Santiago (2002). Las Creencias en La Formación Inicial del Profesorado de Educación Física. Incidencias en La Transformación de su Pensamiento. Revista Interuniversitaria de Formación del Profesorado, (45),131-149. [fecha de Consulta 5 de Abril de 2022]. ISSN: 0213-8646. Disponible en: https:// www.redalyc.org/articulo.oa?id=27404510
Delorenzi, O. (2008). Biografía escolar: ¿determinante de las prácticas docentes o punto de partida para su construcción. Voces de la Educación Superior, 1(2), 1-8.
Díaz D. & Zeballos, Y; (2009) Consideraciones en la Formación docente de la relación entre biografía escolar, vocación y elección docente En II Congreso Nacional e Internacional de Formación Docente (p.3)
Edelstein, G., & Coria, A. (1995). Imágenes e imaginación: iniciación a la docencia. Buenos Aires: Kapelusz. http://catalogo. uces.edu.ar/cgi-bin/koha/opac-detail. pl?biblionumber=10780
Ferry, G. (1997). Capítulo 1: Acerca del concepto de formación. En “Pedagogía de la Formación” (53-54). Buenos Aires. Novedades educativashttp://www.sidalc. net/cgi-bin/wxis.exe/?IsisScript=CIENL
Gómez R. (2005) Perfil dominante y perfil emergente en la formación docente en educación física. Actas del Congreso Internacional de EF – IPEF de Córdoba- UNC
González de Álvarez, M. L. (2014). El desafío de la profesionalización. Una mirada desde la Educación Física. Carlos Carballo. https://www.libros.fahce.unlp.edu.ar/index.php/libros/catalog/ view/46/62/373-1
Menin, O. (2011). Algunas ideas sobre formación docente universitaria. Praxis Educativa (Arg), XV(15),14-18.[fecha de Consulta 5 de Abril de 2022]. ISSN: 0328- 9702. Disponible en: https://www.redalyc. org/articulo.oa?id=153122414002
Flores, R., Ignacio, J., & Leite Mendez, A. E. (2013). La biografía escolar en la formación del profesorado. Histórias de Vida em Educação: a Construção do Conhecimento a partir de Histórias de Vida, Barcelona, Universitat de Barcelona, 250-259.https:// www.fpce.up.pt/iiijornadashistoriasvida/ pdf/3_La%20biografia%20escolar.pdf
Rodríguez Piñero, C. (2021). Rendimiento Académico en estudiantes de nivel secundario y su relación con la práctica deportiva extraescolar. EmásF, Revista Digital de Educación Física, 13(73). https://dialnet.unirioja.es/servlet/ articulo?codigo=8128696
Schempp, P. G., & Graber, K. C. (1992). Teacher socialization from a dialectical perspective: Pretraining through induction. Journal of Teaching in Physical Education, 11(4), 329-348. https://journals.humankinetics.com/ view/journals/jtpe/11/4/article-p329.xml