Revisión

Evaluación neuropsicológica en estados confabulatorios

Neuropsychological assessment in confabulatory states

Juan Carlos Ortiz Valencia
Clínica Colsanitas, Colombia

Psicoespacios

Institución Universitaria de Envigado, Colombia

ISSN-e: 2145-2276

Periodicidad: Frecuencia continua

vol. 15, núm. 26, 2021

psicoespacios@iue.edu.co

Recepción: 01 Mayo 2021

Aprobación: 15 Junio 2021

Publicación: 12 Julio 2021



DOI: https://doi.org/10.25057/21452776.1405

Derechos de autor y de publicación Con la carta de sometimiento, firmada en la plataforma de envío de la revista, los autores declaran, bajo gravedad de juramento, que el manuscrito presentado es una obra original e inédita, creada por quienes la someten y que todos los autores mencionados realizaron un aporte creativo sustancial a la obra. Igualmente, declaran que no se ha publicado o sometido a publicación ningún artículo igual o sustancialmente similar de su autoria, en ningún formato o medio de publicación previa a esta solicitud. En caso de que el manuscrito sea aprobado para su publicación, los autores deberán ceder de forma gratuita a la INSTITUCIÓN UNIVERSITARIA DE ENVIGADO la totalidad de los derechos patrimoniales de autor que les corresponden, incluyendo, pero no limitándose, a los derechos de reproducción, comunicación pública, puesta a disposición, distribución y transformación, sin límite alguno en cuanto los medios a través de los cuales se realizará dicha reproducción, comunicación pública, puesta a disposición, distribución y transformación, que podrá ser cualquier medio conocido o por conocer. La INSTITUCIÓN UNIVERSITARIA DE ENVIGADO será el titular único de los derechos de reproducción, distribución, comunicación pública, puesta a disposición y transformación sobre EL ARTÍCULO, el cual podrá reproducir, distribuir, comunicar y poner a disposición del público de manera total o parcial, en cualquier formato, incluyendo, pero no limitándose, a formato impreso, pdf, xml, y html, en medios electrónicos, impresos, Internet, y demás medios conocidos o por conocer. Además, podrá incluir EL ARTÍCULO en índices internacionales y bases de datos.

Resumen: En la confabulación se presentan fallos para reconocer el orden cronológico de la información almacenada, inhibir algunas respuestas, monitorear el comportamiento y beneficiarse de claves externas. La aparente anosognosia de quien la padece se ha relacionado con fallos en la memoria y en las funciones ejecutivas, lo cual puede evidenciarse por medio de diferentes pruebas específicas de memoria y/u otras neuropsicológicas de uso frecuente. El objetivo del artículo es conocer las presentaciones, la etiología y los correlatos neuroanatómicos de la confabulación y su comportamiento a través de diferentes protocolos de evaluación neuropsicológica. Como metodología se acude a la revisión descriptiva de información no mayor a cinco años (desde 2015 hasta 2020), obtenida a través de bases de datos como Google Scholar, Redalyc.Org, Researcher-app, Pub Med y Scielo. Se encuentran alrededor de cincuenta artículos de publicaciones recientes en los que la confabulación es el eje de estudio o por lo menos está implicada en los criterios de inclusión de los estudios realizados. La confabulación se ha constituido en un fenómeno heterogéneo. En términos de clasificación, parecería más practico y brindaría más información la forma de orden sugerida por Schnider para la confabulación en sus cuatro vertientes. El daño orbitofrontal o de lóbulo frontal no es la única etiología de la confabulación y se presume que las pruebas de función ejecutiva usadas en neuropsicología no tienen la sensibilidad suficiente para desvelar la disfunción frontal específica que subyace a las confabulaciones tal como la poseen las pruebas de memoria.

Palabras clave: procesos cognitivos, evaluación de procesos cognitivos, confabulación, memoria, evaluación neuropsicológica en confabulación.

Abstract: The confabulation responds to failures to recognize the chronological order of the stored information, to inhibit some responses, to monitor behavior, benefit from foreign keys with apparent anosognosia of those who suffer from it, which has been related to both memory failures and executive functions. This can be evidenced by means of different specific memory tests and/or other neuropsychological tests frequently used. Objective: To know the presentations, etiology and neuroanatomical correlates of confabulation and its behavior through different neuropsychological evaluation protocols. Methodology: Descriptive review carried out through which information of no more than 5 years (from 2015 to 2020) was filtered through databases such as: Google Scholar, Redalyc.Org, Researcher - app, Pub Med and Scielo, Results: About 50 articles from recent publications were found in which confabulation was the axis of study, or at least was involved in the inclusion criteria of the studies carried out. Conclusions: Confabulation has become a heterogeneous phenomenon. In terms of classification, it would seem more practical and would provide more information the order form suggested by Schnider for confabulation in its four aspects. The etiology of the confabulation is not exclusive to frontal lobe or orbitofrontal damage and it is presumed that the executive function tests used in neuropsychology do not have sufficient sensitivity to reveal the specific frontal dysfunction underlying the confabulations as the tests of memory do.

Keywords: cognitive processes, evaluation of cognitive processes, confabulation, memory, neuropsychological evaluation in confabulation.

Introducción

La memoria es uno de los dominios cognitivos clasificados como superiores que está sujeto a diferentes procesos neuropsicológicos necesarios para la formación de la huella mnémica, esto es, para la codificación, el almacenamiento y la evocación. En forma transversal, estos procesos vienen influenciados por la emoción, cuya carga podría facilitar o, al contrario, deteriorar los recuerdos, lo que podría explicar de alguna manera la aparición de fenómenos confabulatorios (Celis-López et al., 2018).

Aunque muchas teorías intentan esclarecer la confabulación, con sus causas, dinámicas y sus síntomas, parece que el concepto global que la enmarca alude al cubrimiento de una brecha en la memoria mediante información ficticia o información real que está fuera de contexto; en suma, corresponde a fallos para reconocer el orden cronológico de la información almacenada, inhibir algunas respuestas, monitorear el comportamiento, beneficiarse de claves externas y a pérdida o falta de preocupación acerca de los desempeños erróneos (Gudjonsson, 2016; Shingaki et al., 2015).

En este sentido, pueden ser muchas las causas que precedan a los estados confabulatorios, y obedecer a dinámicas tanto externas como internas al cerebro del sujeto que las presenta; también pueden desencadenarse las confabulaciones por defectos dentro del proceso de neurodesarrollo. Otra de las causas puede corresponder a daño vascular específico para la corteza frontal y prefrontal, bien sea por rupturas espontáneas o por traumas craneanos (Christensen y Sørensen, 2019); esto sin mencionar aspectos nutricionales, consumo de substancias, entre otros. Sin embargo, se ha encontrado que la confabulación no es propia de estados patológicos, también se presenta en sujetos sanos, y no se da exclusivamente por daño orbitofrontal y ventromedial.

Por último, aunque el reconocimiento de las confabulaciones se da, en principio, a través de la observación, solo mediante cuestionarios y entrevistas estructuradas es posible cuantificarlas, sobre todo las de tipo provocada; para confabulaciones espontáneas hay muy pocas herramientas que permitan objetivarlas. A continuación se presentan algunos de los test más usados por los investigadores que han tratado de acercarse al universo de la confabulación en sus diferentes presentaciones.

Metodología

Para la realización de este trabajo de revisión descriptiva, se llevó a cabo la búsqueda bibliográfica de información no mayor a cinco años (desde 2015 hasta 2020) relacionada con procesos cognitivos, evaluación de procesos cognitivos, confabulación, memoria, confabulación y memoria, evaluación neuropsicológica en confabulación, a través de bases de datos de libre acceso como Google Scholar, Redalyc.Org, Researcher–app, Pub Med y Scielo.

Para la organización de la información y la posterior redacción, se ha hecho uso de Microsoft Excel, Microsoft Word y Gestor bibliográfico, red social y base de datos Mendeley.

Desarrollo y discusión

La memoria es un elemento complejo que requiere diferentes procesos psicológicos y neurobiológicos, incluida la atención, indispensables para la conformación de una huella mnémica; se relaciona con el registro, la codificación y la organización de los datos recabados. Además de vincularse con tareas cognitivas (Celis-López et al., 2018; Lim et al., 2018), da cuenta de una actividad cognitiva dinámica y proporciona acceso a una realidad anterior y a una experiencia real de la cosa recordada (Kantzios, 2019). En contraste, se ha descrito el olvido no solo como el no recordar, sino también como un producto conductual y fenotípico de limpieza de la memoria (Terranova et al., 2019).

De esta, la memoria, también se han descrito otros tipos o formas de manipulación de la información, desde la entrada hasta la recuperación de la misma (Norris, 2017; Ríos-Flórez y López-Gutiérrez, 2018), que involucran por ejemplo a la memoria a corto plazo como mecanismo inicial para el almacenamiento, con modulación de cierta carga emocional. Dicha memoria de trabajo tiene una capacidad limitada (15 a 20 segundos) para provocar una experiencia con significado en el sujeto. La carga emocional puede facilitar o deteriorar los recuerdos, según sea la situación, el momento y las características que acompañan la información, lo que podría explicar de alguna manera los efectos de primacía o de rescencia e incluso algunos fenómenos como la confabulación (Celis-López et al., 2018; Marschall, 2018).

El término confabulación viene del latín ‘fabula’ que significa historia, y hace referencia a que los sujetos que la padecen pierden el acceso a pedazos de evidencia para la explicación de un hecho o evento y, en lugar de admitir la ignorancia al respecto, simplemente dicen algo (Ardila et al., 2015; Ichino, 2018). Otros autores la han definido como un signo de patología neurológica y neuropsicológica (Dalla Barba, Brazzarola, Barbera et al., 2018; Dalla Barba, Guerin et al., 2018; Shingaki et al., 2015) conformado por declaraciones incorrectas en tiempo y lugar, prominentes en desórdenes tales como demencia Alzheimer y síndrome de Korsakoff (Rensen et al., 2015; Rensen et al., 2020). Algunas veces la confabulación es definida como un síntoma, visto solamente en una condición neuropsicológica: la amnesia (Coltheart, 2016).

La confabulación ha sido definida como una “falsificación de la memoria que ocurre bajo claridad de la conciencia” (Berlyne, 1972, en Spitzer et al., 2016. p. 2); y a su vez alude a algún estado de anosognosia puesto que el sujeto no reconoce su severidad, ni que exista algún déficit, así como tampoco ninguna intención de engañar al interlocutor (Bajo et al., 2016; Rensen et al., 2015; Spitzer et al., 2016; Tagai et al., 2020). En la confabulación pueden presentarse afirmaciones y acciones inintencionalmente incongruentes con el pasado, el presente y el futuro del paciente, y aunque es una alteración poco frecuente de la memoria y generalmente se encuentra en pacientes con afectación de esta, también puede encontrarse en sujetos con memoria y habilidades de aprendizaje normales (Dalla Barba et al., 2020; Dalla Barba, Brazzarola, Marangoni y La Corte, 2018; García Barco, 2020; Martín Juan et al., 2018; Zoladz et al., 2017).

Solo a principios del siglo XX, Wernicke propuso el término confabulación para referirse a emergencias de la memoria de eventos y experiencias que nunca ocurrieron, reemplazando así el término pseudoreminiscencias propuesto por Kosakoff, con el cual aludía a la situación concebida por un paciente sin haberla experimentado realmente, solo en su mente (Dalla Barba, Brazzarola, Marangoni y La Corte, 2018; Schnider et al., 2016). La confabulación ha tenido múltiples formas de denominación a través de los años, pero ha persistido la explicación clásica de Bonhoffer de que es secundaria a la amnesia, con lo cual representa una forma de llenar vacíos motivada por la vergüenza (Turnbull y Salas, 2016); otros han presentado a la confabulación como un sesgo emocional positivo, lo que sugiere que emana de una tendencia a embellecer la situación o la discapacidad en términos de desventaja (Liverani et al., 2016). Puede presentarse que el contenido de las confabulaciones corresponda a la verdad de los hechos pero recuperados de forma desordenada y fuera de contexto (Bajo et al., 2016; Rensen et al., 2020).

Otros se han acercado al significado de la confabulación a través de la relación de esta con fenómenos intrusivos que pueden definirse como el recuerdo no intencional de respuestas poco apropiadas observadas en situaciones experimentales (Rensen et al., 2015). También se han establecido vínculos entre alucinaciones y confabulaciones de tipo fantástico que se caracterizan por inverosimilitud en la descripción de falsas realidades; de esta manera, ambas involucran narraciones extrañas, estrafalarias y poco plausibles y falta de corrección del relato a pesar de la evidencia (Fujikawa et al., 2016; Fustinoni, 2016). En contraste con las alucinaciones, la confabulación corresponde a recuerdos falsos que crean una autonarrativa coherente de uno mismo en presencia de amnesia o en el contexto de una experiencia imaginada (Mendez, 2019) o es un efecto secundario de una facultad interpretativa que da sentido al mundo, al racionalizar la experiencia en el contexto de una narrativa personal y cultural (Bergamin, 2018).

Se aprecia hasta aquí que la confabulación es un fenómeno aparentemente heterogéneo que puede variar entre las características de su contenido, modo de aparición, etiología, entre otros (Christensen y Sørensen, 2019; Turnbull y Salas, 2016) o, de acuerdo con otros autores citados por Liverani et al. (2016), su interpretación podría responder a la combinación de amnesia y disfunción ejecutiva o a fallas en el monitoreo de la evocación o a afectación en el sentido del tiempo o a un deseo de evitar la vergüenza del olvido y mantener la autocoherencia. Según Green y Loprinzi (2019), la confabulación se debe a un monitoreo de fuentes de una realidad imperfecta frente a una expectativa cultural determinada. El término falsa memoria también ha sido usado para describir un amplio rango de este fenómeno, e incluye mal recuerdo de las listas de palabras, falsos reconocimiento y distorsiones en la memoria autobiográfica y falsas creencias, pero relatadas de una forma más elaborada (McLachlan et al., 2019; Robins, 2018).

No obstante lo heterogéneo de las confabulaciones, se presentan en ellas algunas características comunes: en cualquiera de sus dos formas hay en el sujeto un sesgo hacia la identificación de eventos imaginarios y la tendencia a cumplirlos como si estuviesen ocurriendo externamente. De igual forma, la falsa memoria se superpone a la confabulación, y puede ocurrir en el mismo paciente, con lo cual cada reconsolidación de la memoria puede llevar a la evocación de información distorsionada (Mendez, 2019). Así mismo, los pacientes con confabulación comportamental espontánea tienen la tendencia a pensar que están en reuniones familiares o de negocios (Liverani et al., 2016), lo cual se explica por la creación de un falso objetivo, con atributos de primera persona y propiedad, sinceramente creídos por el paciente (Bergamin, 2018; Bernecker, 2017) y a veces con tendencia a negar los propios daños de la memoria, reacción defensiva para protegerse a sí mismo de sentimientos disfóricos, lo que facilita la aparición de estados confabulatorios (Tagai et al., 2020). Finalmente, Ichino (2018) considera que, al igual que las confabulaciones paradigmáticas, las supersticiones parecen implicar distorsiones de la realidad.

Basados en tales características, ya en 1901 Bonhoeffer había observado dos formas de confabulación: 1. Confabulación momentánea o “fuera de vergüenza”, usada para llenar una brecha en la memoria y 2. Cofabulación fantástica, que va mas allá de llenar un vacío en la memoria (Schnider et al., 2016). A finales del siglo XX, Kopelman habló de confabulación provocada y espontánea. La primera, considerada como la respuesta incorrecta a una pregunta o situación en las que el sujeto se siente obligado a decir algo. La confabulación espontánea, por su parte, se da sin ningún detonante obvio, y se ha relacionado con el deterioro en el monitoreo de la realidad y la fuente de memoria, resultado de la superimposición frontal en una amnesia orgánica; este tipo de confabulación a menudo resulta difÍcil de distinguir de las alucinaciones, hecho que sugiere un solapamiento entre ambas (Bajo et al., 2016; Dalla Barba et al., 2020; Coltheart, 2016; Dalla Barba, Guerin, et al., 2018; Dalla Barba et al., 2017; Kopelman, 2019; Mendez, 2019; Rensen et al., 2016; Rensen et al., 2020, Rensen et al., 2015; Shingaki et al., 2015).

Otra forma de ordenar las confabulaciones la introdujo a principios del siglo XXI Schnider, quien diferenció cuatro formas de esta. 1. Confabulación provocada simple o intrusiones observadas en pruebas de memoria. 2. Confabulaciones momentáneas o declaraciones verbales falsas cuando se incita al paciente a responder. 3. Confabulaciones fantásticas, sin bases claras hasta ahora, absurda en sí misma e incoherente, observada en estados de psicosis y demencia avanzada. 4. Confabulación espontánea comportamental, común en pacientes amnésicos y desorientados, lo que los lleva a actuar según sus falsas ideas y tiene correspondencia con el síndrome originalmente descrito por Korsakoff (Kopelman, 2019; Rensen et al., 2015; Schnider et al., 2016). Por último, Ichino (2018) se refiere a las confabulaciones paradigmáticas como típicamente infundadas, sin intenciones engañosas, que involucran un componente motivacional, y desempeñan una función de relleno de vacíos.

Etiología

La formación y evocación de recuerdos ha sido una pauta fundamental en el estudio de la neurociencia moderna, al igual que el hipocampo como región crítica para la formación de recuerdos episódicos (Molina, 2016; Terranova et al., 2019; Voss et al., 2019; Zoladz et al., 2017). El daño en esta estructura puede provocar la incapacidad de formar nuevos recuerdos, sin perjuicio de las memorias previamente adquiridas. De igual forma, la inactivación farmacológica de subregiones corticales como la corteza prefrontal medial (mPFC) y la corteza cingulada anterior (ACC), dañan la evocación de recuerdos remotos (Terranova et al., 2019).

Se han considerado múltiples causas que desencadenan o llevan consecuentemente a alguno de los estados confabulatorios, entre ellas la intoxicación crónica con solventes (Juárez-Pérez et al., 2019) y el infarto de la arteria de percherón que, considerado infrecuente y de difícil diagnóstico, se caracteriza por la triada: 1.trastornos del nivel de consciencia, 2.trastornos oculomotores y 3.alteraciones cognitivo conductuales, incluida la alteración de aprendizaje, memoria y confabulación (Tapia Guerrero et al., 2018). Por su parte, la psicosis de Kosakoff es considerada una de las causas mas frecuentes de amnesia con la confabulación como una de sus características y sin otras afectaciones cognitivas ni deterioro del funcionamiento intelectual, aunque puede cursar con confusión. Si bien la confabulación casi siempre se presenta en este cuadro, no es requerida para el diagnóstico, puesto que no se da en todos los pacientes (González López et al., 2017).

De igual forma, la disfunción del lóbulo frontal en el síndrome de Wernicke-Kosakoff, luego de una hemorragia subaracnoidea por ruptura de aneurisma en arteria comunicante anterior, es una precursora de las confabulaciones fantásticas, típicamente con producción de descripciones bizarras de realidades falsas (Fujikawa et al., 2016; Ospina-García et al., 2018; Rensen et al., 2020). También en un daño agudo y focal en el cerebro que provoque fallas en la función orbitofrontal para el filtro de la realidad es posible encontrar confabulaciones comportamentales espontáneas y desorientación (Rensen et al., 2015; Schnider et al., 2016). No obstante, la confabulación no se asocia a la lesión de alguna región cerebral específica o única y, aunque frecuentemente se relaciona con lesiones orbitofrontales, se ha encontrado también en pacientes con lesiones en mas de 20 regiones cerebrales, anteriores y posteriores (Dalla Barba et al., 2016; Terranova et al., 2019; Voss et al., 2019); de igual manera se ha observado confabulación en pacientes amnésicos luego de daño cerebral (Shingaki et al., 2015; Turnbull y Salas, 2016).

Por su parte, las alucinaciones han sido asociadas a anomalías en el lóbulo frontal, especialmente el derecho, y a pacientes con síndrome de Wernicke–Korsakoff, así que, con respecto a las confabulaciones provocadas y fantásticas, estas tienen en común la disfunción frontal–ejecutiva (Fujikawa et al., 2016; Mendez, 2019). Se sabe además que las respuestas confabulatorias en la amnesia orgánica son en parte inducidas por alteración en tiempo, conciencia y control atencional debido a daño severo en la memoria verbal y que tanto la confabulación como la falsa memoria podrían estar moduladas por diferentes sistemas cognitivos como disfunción en el dominio ejecutivo (Chan et al., 2019; Rensen et al., 2015; Shingaki et al., 2015). Sin embargo, también hay evidencia de factores emocionales que pueden influir en el contenido de las confabulaciones y en el deseo de expresarlas (Brewin, 2018; Ichino, 2018; Liverani et al., 2016).

Asimismo, se ha encontrado que los pacientes con enfermedad de Alzheimer tienen mayor tendencia a confabulaciones provocadas que un grupo control, y que la confabulación se incrementa cuando la información sobreaprendida reemplaza pobremente a la información codificada por bajo monitoreo en la memoria, lo que deja ver de alguna manera que se requiere cierto grado de adecuada función del hipocampo para generar confabulaciones (McLachlan et al., 2019; Molina, 2016; Terranova et al., 2019; Zoladz et al., 2017).

Además de considerar las posibles relaciones etiológicas de la confabulación planteados por diversos autores —el síndrome de Korsakoff, la ruptura de aneurisma de arteria comunicante anterior, la hemorragia subaracnoidea, la encefalitis, el trauma craneano, la encefalopatía de Binswanger, la enfermedad de Alzheimer, la demencia frontotemporal y la afasia—, Dalla Barba, Brazzarola, Barbera et al. (2018) enfatizan en que la confabulación también puede observarse en personas sanas y además abren la idea de observar comportamientos confabulatorios en pacientes con desconexión intrahemisférica y con heminegligencia. No obstante, hay quienes argumentan que la confabulación es un efecto secundario del funcionamiento normal de la facultad racional e interpretativa del ser humano (Bergamin, 2018).

Si bien ya se ha hablado del papel de las lesiones orbitofrontales o ventromediales como predictores de estados confabulatorios (provocados y espontáneos) y falsa memoria, se ha visto que estas también se dan en presencia de lesiones talámicas o hipotalámicas, lo cual sugiere la relevancia en la causalidad de las confabulaciones de la disfunción orbitofrontal asociada a la disrupción de circuitos fronto-subcorticales (Bergamin, 2018; Fujikawa et al., 2016; Mendez, 2019). Pero no solo la disfunción o lesión en lóbulos frontales y estructuras relacionadas tienen que ver con la confabulación, sino además el desarrollo atípico de estas estructuras (Spitzer et al., 2016) puesto que son las encargadas del mecanismo de filtración de la realidad a través del llamado “filtro de la realidad orbitofrontal”, y si este falla, induce a confusión unida a confabulación y desorientación (Kopelman, 2019; Liverani et al., 2016; Mendez, 2019).

Otros estudios imagenológicos han mostrado hallazgos relacionados con el lóbulo temporal medial y la conectividad reducida entre corteza orbitofrontal derecha, hipocampo derecho, uncus y corteza orbitofrontal izquierda, parahipocampo izquierdo, y giro fusiforme en pacientes confabuladores; además el hipometabolismo en regiones entorrinal y perirrinal izquierda y en corteza dorsolateral derecha, se correlacionan con errores de intrusión; el volumen del cíngulo anterior parece correlacionarse negativamente con la confabulación (McLachlan et al., 2019; Terranova et al., 2019; Voss et al., 2019; Zoladz et al., 2017).

Evaluación Neuropsicológica

Aunque el primer reconocimiento de las confabulaciones se basa casi siempre en las observaciones, la pericia y el interés del neuropsicólogo (Galaburda y Wong, 2017), por el momento solo los cuestionarios y las entrevistas estructuradas pueden cuantificar las confabulaciones provocadas, puesto que no se han desarrollado herramientas para medir confabulaciones espontáneas (Rensen et al., 2015). En este sentido, se presentan algunos de los test más usados por los investigadores que han tratado de acercarse al universo de la confabulación en sus diferentes presentaciones, incluyendo los inventarios que proveen una visión mas ecológica de los síntomas del usuario (Huertas-Hoyas et al., 2016).

En un estudio para evaluar la memoria episódica verbal y los errores de esta en pacientes que consultaban por quejas de memoria se utilizaron Test de Aprendizaje Verbal de Rey, Trail Making Test, Figura Compleja de Rey (González Viéitez, 2019), Fluencia Verbal, Test de Vocabulario de Boston, Dígitos y Dígito símbolo, por medio de los cuales se encontró que más del 30 % de lo evaluados presentaron errores, y que el error más frecuente fue la confabulación, sin déficit en el aprendizaje ni asociación a enfermedad de Alzheimer (Mandich et al., 2016).

Con respecto a la confabulación fantástica, al aplicar la Escala de Inteligencia de Weschler III y la Escala de Memoria de Weschler Revisada, Fujikawa et al. (2016) encontraron bajas puntuaciones en el índice de memoria verbal y en el índice de recuerdo retrasado; además, abundantes respuestas confabulatorias en la prueba de denominación de figuras, en la paciente valorada.

En algunos casos de confabulación espontánea se realizaron ensayos de provocación de la confabulación, tareas de monitoreo de la fuente, tareas de contexto temporal, tareas de monitoreo de la realidad y pruebas de memoria episódica y función ejecutiva en cuatro adolescentes con trastorno del espectro autista, de quienes había quejas de confabulación en su cotidianidad, y se encontró que, aparte de las dificultades en las tareas de contexto y función ejecutiva, en el cuestionario de provocación de confabulaciones dos de los participantes produjeron un número anormal de confabulaciones (Spitzer et al., 2016).

Si bien las pruebas de memoria demuestran una significativa asociación entre la deficiente capacidad de extinción y la confabulación conductual espontánea y la desorientación, no se encuentra vínculo con las confabulaciones momentáneas o intrusiones; así, los confabuladores conductualmente espontáneos por lo general no pueden colocar recuerdos en su contexto temporal similar a otros amnésicos que suelen fallar en tareas de memoria (Schnider et al., 2016).

Otra de las pruebas usadas en la evaluación de individuos confabuladores es la Lista de Confabulación Nijmegen-Venray o la Nijmegen-Venray Confabulation List-20 (NVCL-20), que consiste en 20 ítems que consideran varios aspectos del comportamiento confabulatorio y funcionamiento de la memoria; dicho sea de paso, es la primera herramienta que incluye elementos que abordan la confabulación espontánea (Rensen et al., 2015). Esta prueba fue completada por cuidadores profesionales para 28 pacientes con Kosakoff, y 24 alcohólicos crónicos con deterioro cognitivo, y se observó que todos estos pacientes presentaban confabulación conductual y, además, todos los que produjeron confabulaciones espontáneas también produjeron confabulaciones provocadas. Respecto a las intrusiones obtenidas en el Test de Aprendizaje Verbal de California TAVEC (CVLT en inglés), usadas para medir la confabulación provocada por el recuerdo (Coltheart, 2016), no se encontraron relaciones significativas con las confabulaciones conductuales espontáneas. Los puntajes en confabulaciones espontáneas no se relacionaron tampoco con medidas de función ejecutiva y memoria; no obstante, las confabulaciones conductuales provocadas sí estuvieron asociadas con disfunción ejecutiva y bajos rendimientos en memoria (Rensen et al., 2016).

En otro estudio en pacientes con síndrome de Korsakoff y alcohólicos crónicos con deterioro cognitivo se aplicó el NVCL-20 y se correlacionó con la Batería de Confabulación de Dalla Barba, el Test de Confabulación Provocada (que son muy usados en investigación, pero no se conoce mucho de su validez y no cubren aspectos importantes de la confabulación espontánea). Otras pruebas neuropsicológicas estándar encontraron que los pacientes con Korsakoff confabularon más, tanto de forma espontánea como provocada, y tuvieron más problemas de memoria y orientación. La correlación con las pruebas neuropsicológicas usadas mostró que las confabulaciones se asociaban a déficit de memoria, pero no a intrusiones ni a otras pruebas de función ejecutiva, lo que deja pensar que posiblemente las pruebas usadas para función ejecutiva (TMT, TOL, Stroop Test, y Laberintos) podrían no revelar la disfunción frontal específica subyacente al comportamiento confabulatorio, contrario a lo que ocurrió con los test de memoria (Rensen et al., 2015).

En pacientes amnésicos se observaron las características neuropsicológicas y de falsa memoria por medio de la aplicación de múltiples pruebas neuropsicológicas para medir orientación, lenguaje, atención, memoria, función de lóbulos frontales y control de impulsos. Se utilizó la versión japonesa modificada de la Batería de Confabulación (CB) para medir la severidad de la confabulación y siete pruebas neuropsicológicas: la versión japonesa de Examen del Estado Cognitivo Neuroconductual (COGNISTAT), Test de Aprendizaje Verbal de Rey (RAVLT), Figura Compleja de Rey (ROCFT) (González Viéitez, 2019), Batería de Medición Frontal, Sistema de Inhibición Conductual, Cuestionario de Agresión de Buss-Perry y la Escala de Depresión del Centro de Estudios Epidemiológicos (CES-D). Para evaluar la falsa memoria se usó el Paradigma Deese-Roediger-Mcdermott (DRM). Los hallazgos evidenciaron que los pacientes amnésicos con confabulación tuvieron peor desempeño en medidas de orientación temporal, atención y memoria verbal que aquellos sin confabulación. Los pacientes confabuladores estuvieron significativamente afectados en memoria verbal según la RAVLT, pero no tanto en memoria visual según ROCFT. Se encontró también que las memorias falsas según DRM no eran moduladas por la severidad de la confabulación. Así, los pacientes confabuladores mostraron daño significativo en orientación temporal, atención y funciones de memoria verbal (Shingaki et al., 2015).

Por último, con respecto a la CB, a partir de las experiencias de investigación en que se ha usado, se puede decir que no solo provee medidas detalladas de la confabulación, sino que además se puede usar en tratamientos y rehabilitación, a pesar de que los confabuladores son, a menudo, poco conscientes de su afectación. Las respuestas de estos pacientes obtenidas durante el proceso de rehabilitación son útiles para explicar tanto al paciente como a los cuidadores qué es una confabulación y qué tipo de confabulación tiene el individuo (Dalla Barba, Brazzarola, Barbera et al., 2018; Dalla Barba, Guerin et al., 2018; Dalla Barba et al., 2016; Dalla Barba, Brazzarola, Marangoni y La Corte, 2018).

Conclusiones

Partiendo de la anterior revisión es posible determinar que la memoria de trabajo resulta muy relevante para la consolidación de nueva información y, como dominio funcional que subyace a la confabulación, es importante su comprensión. Por su lado, la confabulación se ha constituido en un fenómeno heterogéneo tanto desde sus definiciones como desde su etiología y correlatos neuroanatómicos; heterogeneidad que también es evidente en las clasificaciones trazadas por quienes han introducido la problemática desde sus inicios. No obstante, en términos de clasificación, parecería más práctico y brindaría más información la forma de orden sugerida por Schnider para la confabulación en sus cuatro vertientes (provocada, momentánea, fantástica y espontánea comportamental), toda vez que abre mayores posibilidades de análisis y de estudio.

Se concluye también que el daño orbitofrontal o de lóbulo frontal no es la única etiología de la confabulación, puesto que es posible encontrar estados confabulatorios por daño tanto en regiones cerebrales anteriores como posteriores, en porciones corticales como en subcorticales, con componentes mayormente cognitivos o mayormente emocionales.

Por último, la evaluación objetiva de las confabulaciones ha mostrado que en pacientes confabuladores hay mayor afectación en memoria verbal que en visual; que las confabulaciones se asocian con problemas de memoria pero no en forma de intrusiones; que con la disfunción ejecutiva sí se asocian las confabulaciones conductuales provocadas; y se presume que las pruebas de función ejecutiva usadas en neuropsicología no tienen la sensibilidad suficiente para desvelar la disfunción frontal específica que subyace a las confabulaciones tal como la poseen las pruebas de memoria.

Referencias

Ardila, A., Arocho Llantín, J. L., Labos, E. y Rodríguez Irizarry, W. (2015). Diccionario de Neuropsicología. https://www.researchgate.net/publication/268926205_Diccionario_de_Neuropsicologia..

Bajo, A., Fleminger, S., Metcalfe, C. y Kopelman, M. D. (2016). Confabulation: What is associated with its rise and fall? A study in brain injury. Cortex, 87, 31-43. https://doi.org/10.1016/j.cortex.2016.06.016

Bergamin, J. A. (2018). An Excess of Meaning: Conceptual Over-Interpretation in Confabulation and Schizophrenia. Topoi, 39, 163-176. https://doi.org/10.1007/s11245-018-9609-6

Bernecker, S. (2017). A causal theory of mnemonic confabulation. Frontiers in Psychology, 8, 1-14. https://doi.org/10.3389/fpsyg.2017.01207

Brewin, C. R. (2018). Memory and forgetting. Current Psychiatry Reports, 20(87), 1-8. https://doi.org/10.1007/s11920-018-0950-7

Celis-López, E., Herrera-Meza, G., Peredo-Rivera, E., Sánchez-García, Á. J., Rebolledo-Hernández, D., Golubov, J. y Martínez-Chacón, A. J. (2018). Evaluación de la memoria emocional después de una prueba Stroop en estudiantes universitarios con estrés académico. Eduscientia, 1(1), 30-44. https://eduscientia.com/index.php/journal/article/view/3

Chan, E., Paterson, H. M. y van Golde, C. (2019). The effects of repeatedly recalling a traumatic event on eyewitness memory and suggestibility. Memory, 27(4), 536-547. https://doi.org/10.1080/09658211.2018.1533563

Christensen, J. N. y Sørensen, T. A. (2019). Confabulation Resilience of the Developing Brain: A Brief Review. Journal of the International Neuropsychological Society, 25(4), 426-431. https://doi.org/10.1017/S1355617719000134

Coltheart, M. (2016). Confabulation and conversation. Cortex, 87, 62-68 https://doi.org/10.1016/j.cortex.2016.08.002

Dalla Barba, G., Brazzarola, M., Barbera, C., Marangoni, S., Causin, F., Bartolomeo, P. y Thiebaut de Schotten, M. (2018). Different patterns of confabulation in left visuo-spatial neglect. Experimental Brain Research, 236(7), 2037-2046. https://doi.org/10.1007/s00221-018-5281-8

Dalla Barba, G., Brazzarola, M., Marangoni, S. y Alderighi, M. (2020). Confabulation affecting Temporal Consciousness significantly more than Knowing Consciousness. Neuropsychologia, 140, 33. https://doi.org/10.1016/j.neuropsychologia.2020.107367

Dalla Barba, G., Brazzarola, M., Marangoni, S., Barbera, C. y Zannoni, I. (2017). A longitudinal study of confabulation. Cortex, 87, 44-51. https://doi.org/10.1016/j.cortex.2016.05.009

Dalla Barba, G., Brazzarola, M., Marangoni, S. y La Corte, V. (2018). Screening for confabulations with the confabulation screen. Neuropsychological Rehabilitation, 30(1), 116-129. https://doi.org/10.1080/09602011.2018.1464475

Dalla Barba, G., Guerin, B., Brazzarola, M., Marangoni, S., Barbera, C. y La Corte, V. (2018). The confabulation battery: Instructions and international data from normal participants. Neuropsychological Rehabilitation, 29(10), 1625-1636. https://doi.org/10.1080/09602011.2018.1436446

Fujikawa, M., Nishio, Y., Kakisaka, Y., Ogawa, N., Iwasaki, M. y Nakasato, N. (2016). Fantastic confabulation in right frontal lobe epilepsy. Epilepsy and Behavior Case Reports, 6, 55-57. https://doi.org/10.1016/j.ebcr.2016.08.003

Fustinoni, O. (2016). Semiología del Sistema Nervioso de Fustinoni (15.. ed.). Editorial El Ateneo.

Galaburda, A. M. y Wong, B. (2017). Neuropsicología: mirando hacia adelante. Panamerican Journal of Neuropsychology, 11(2), 1-5.

García Barco, M. A. (2020). La evaluación neuropsicológica como herramienta en el diagnóstico de pacientes simuladores. HAL, 1-17. https://hal.archives-ouvertes.fr/hal-02523954/document

González Viéitez, G. (2019). Relación entre recuerdo demorado en la Figura Compleja de Rey-Osterrieth y funcionamiento ejecutivo. European Journal of Investigation in Health, Psychology and Education, 9(1), 5-18. https://doi.org/10.30552/ejihpe.v9i1.312

González López, I., Sierra Benítez, E. M., León Pérez, M. Q., Figueroa García, E. M., Aguilera Hernández, A. y Olivera Manzano, L. U. (2017). Psicosis de Korsakoff, a propósito de un caso interesante. Revista Médica Electrónica, 39(1), 772-780.

Green, D. y Loprinzi, P. D. (2019). Experimental Effects of Acute Exercise on Prospective Memory and False Memory. Psychological Reports, 122(4), 1313-1326. https://doi.org/10.1177/0033294118782466

Gudjonsson, G. (2016). Memory distrust syndrome, confabulation and false confession. Cortex, (87), 156-165. https://doi.org/10.1016/j.cortex.2016.06.013

Huertas-Hoyas, E., Pedrero-Pérez, E. J., Martínez-Campos, M. y Laselle-López, M. (2016). Inventario de síntomas prefrontales (ISP) en el daño cerebral adquirido: concordancia entre puntuaciones de paciente, familiar y profesional. Revista de Neurologia, 63(9), 385-392. https://doi.org/10.33588/rn.6309.2016323

Ichino, A. (2018). Superstitious Confabulations. Topoi, (39), 203-217. https://doi.org/10.1007/s11245-018-9620-y

Juárez-Pérez, C. A., Aguilar-Madrid, G., Sandoval-Ocaña, J., Cabello-López, A., Trujillo-Reyes, O., Madrigal-Esquivel, C. y Wesseling, C. (2019). Neuropsychological effects among workers exposed to organic solvents. Salud Pública de México, 61(5), 670-677. https://doi.org/10.21149/9800

Kantzios, I. (2019). Memory and forgetfulness in alcaeus. Classical Philology, 114(3), 322-343. https://doi.org/10.1086/703683

Kopelman, M. D. (2019). Anomalies of Autobiographical Memory. Journal of the International Neuropsychological Society, 25(10), 1061-1075. https://doi.org/10.1017/S135561771900081X

Lim, S.-J., Wöstmann, M., Geweke, F. y Obleser, J. (2018). The benefit of attention-to-memory depends on the interplay of memory capacity and memory load. Frontiers in Psychology, 9(184), 1-11. https://doi.org/10.3389/fpsyg.2018.00184

Liverani, M. C., Manuel, A. L., Guggisberg, A. G., Nahum, L. y Schnider, A. (2016). No influence of positive emotion on orbitofrontal reality filtering: Relevance for confabulation. Frontiers in Behavioral Neuroscience, 10(98), 1-9. https://doi.org/10.3389/fnbeh.2016.00098

Mandich, V. C., Custodio, J. y Sánchez Negrete, M. G. (2016). Errores en memoria episódica verbal y quejas mnésicas. VIII Congreso Internacional de Investigación y Práctica Profesional en Psicología XXIII Jornadas de Investigación XII. Encuentro de Investigadores en Psicología del MERCOSUR. Facultad de Psicología, Universidad de Buenos Aires. Buenos Aires, Argentina.

Marschall, S. (2018). Memory work versus memory-work and its utility in heritage tourism. Current Issues in Tourism, 22(14), 1659-1669. https://doi.org/10.1080/13683500.2018.1544230

Martín Juan, A., Madrigal, R., Porta Etessam, J., Sáenz-Francés San Baldomero, F. y Santos Bueso, E. (2018). Ceguera de Anton-Babinski, a propósito de un caso. Archivos de La Sociedad Española de Oftalmología, 93(11), 555-557. https://doi.org/10.1016/j.oftal.2018.04.004

McLachlan, E., Rai, S., Al-Shihabi, A., Huntley, J., Burgess, N., Howard, R. y Reeves, S. (2019). Neuroimaging correlates of false memory in ’Alzheimer’s disease: A preliminary systematic review. Psychiatry Research: Neuroimaging, 269, 1 - 30. https://doi.org/10.1016/j.pscychresns.2019.111021

Mendez, M. F. (2019). Frontolimbic affective bias and false narratives from brain disease. Medical Hypotheses, 128, 13-16. https://doi.org/10.1016/j.mehy.2019.04.020

Molina, M. (2016). El rol de la evaluación neuropsicológica en el diagnóstico y en el seguimiento de las demencias. Revista Médica Clínica Las Condes, 27(3), 319-331. https://doi.org/10.1016/j.rmclc.2016.06.006

Norris, D. (2017). Short-term memory and long-term memory are still different. Psychological Bulletin, 143(9), 992-1009. https://doi.org/10.1037/bul0000108

Ospina-García, N., Román, G. C., Pascual, B., Schwartz, M. R. y Preti, H. A. (2018). Hypothalamic relapse of a cardiac large B-cell lymphoma presenting with memory loss, confabulation, alexia-agraphia, apathy, hypersomnia, appetite disturbances and diabetes insipidus. BMJ Case Reports, 1-7. https://doi.org/10.1136/bcr-2016-217700

Rensen, Y. C. M., Oosterman, J. M., Walvoort, S. J. W., Eling, P. A. T. M. y Kessels, R. P. C. (2016). Intrusions and provoked and spontaneous confabulations on memory tests in Korsakoff’s syndrome. Journal of Clinical and Experimental Neuropsychology, 39(2), 101-111. https://doi.org/10.1080/13803395.2016.1204991

Rensen, Y. C. M., Oosterman, J. M., van Damme, J. E., Griekspoor, S. I. A., Wester, A. J., Kopelman, M. D. y Kessels, R. P. C. (2015). Assessment of confabulation in patients with alcohol-related cognitive disorders: The Nijmegen-Venray confabulation list (nvcl-20). The Clinical Neuropsychologist, 29(6), 804-823. https://doi.org/10.1080/13854046.2015.1084377

Rensen, Y. C. M., Oudman, E., Oosterman, J. M. y Kessels, R. P. C. (2020). Confabulations in Alcoholic Korsakoff’s Syndrome: A Factor Analysis of the Nijmegen–Venray Confabulation List. Assessment, (11), 1-11. https://doi.org/10.1177/1073191119899476

Ríos-Flórez, J. A. y López-Gutiérrez, C. R. (2018). El rol de la neuropsicología y la interdisciplinariedad en la etiología y neurofuncionalidad del Déficit de Atención e Hiperactividad. Psicoespacios, 12(20), 73-93. http://revistas.iue.edu.co/revistasiue/index.php/Psicoespacios/article/view/992/1304

Robins, S. (2018). Mnemonic Confabulation. Topoi, 39, 121-132. https://doi.org/10.1007/s11245-018-9613-x

Schnider, A., Nahum, L. y Ptak, R. (2016). What does extinction have to do with confabulation? Cortex, 87, 5-15. https://doi.org/10.1016/j.cortex.2016.10.015

Shingaki, H., Park, P., Ueda, K., Murai, T. y Tsukiura, T. (2015). Disturbance of time orientation, attention, and verbal memory in amnesic patients with confabulation. Journal of Clinical and Experimental Neuropsychology, 38(2), 171-182. https://doi.org/10.1080/13803395.2015.1094027

Spitzer, D., White, S. J., Mandy, W. y Burgess, P. W. (2016). Confabulation in children with autism. Cortex, 87, 80-95. https://doi.org/10.1016/j.cortex.2016.10.004

Tagai, K., Nagata, T., Shinagawa, S. y Shigeta, M. (2020). Anosognosia in patients with Alzheimer’s disease: current perspectives. Psychogeriatrics, 20(3), 345-352. https://doi.org/10.1111/psyg.12507

Tapia Guerrero, A., García Gutiérrez, G., Rodríguez Molina, A., Peñuela Ruiz, L., García Gallardo, M. y Aguilar Cuevas, R. (2018). Lo que el radiólogo debe saber sobre el infarto de la arteria de Percherón. Sociedad Española de Radiología Médica. https://piper.espacio-seram.com/index.php/seram/article/view/1457

Terranova, J. I., Ogawa, S. K. y Kitamura, T. (2019). Adult hippocampal neurogenesis for systems consolidation of memory. Behavioural Brain Research, 372, 1 - 7. https://doi.org/10.1016/j.bbr.2019.112035

Turnbull, O. H. y Salas, C. E. (2016). Confabulation: Developing the ‘emotion dysregulation’ hypothesis. Cortex, 87, 52-61. https://doi.org/10.1016/j.cortex.2016.09.024

Voss, M. W., Soto, C., Yoo, S., Sodoma, M., Vivar, C. y van Praag, H. (2019). Exercise and Hippocampal Memory Systems. Trends in Cognitive Sciences, 23(4), 318-333. https://doi.org/10.1016/j.tics.2019.01.006

Zoladz, P. R., Cadle, C. E., Dailey, A. M., Fiely, M. K., Peters, D. M., Nagle, H. E., Mosley B. E., Scharf A. R., Brown C. M., Duffy T. J., Earley M. B., Rorabaugh B. R. y Payment, K. E. (2017). Blunted cortisol response to acute pre-learning stress prevents misinformation effect in a forced confabulation paradigm. Hormones and Behavior, 93, 1-8. https://doi.org/10.1016/j.yhbeh.2017.04.003

Modelo de publicación sin fines de lucro para conservar la naturaleza académica y abierta de la comunicación científica
HTML generado a partir de XML-JATS4R