Editorial
Más allá de la economía. In memoriam de Carlos Walter Porto-Gonçalves
Párrafos Geográficos
Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco, Argentina
ISSN: 1853-9424
ISSN-e: 1666-5783
Periodicidad: Semestral
vol. 2, núm. 22, 2023
In memoriam de Carlos Walter Porto-Gonçalves
El 6 de septiembre de 2023 nos dejó Carlos Walter Porto-Gonçalves, geógrafo, activista, profesor titular de la Universidad Federal Fluminense y uno de los más reconocidos exponentes del pensamiento geográfico brasileño en América Latina.
Nacido el 21 de julio de 1949, se licenció en Geografía en la Universidad Federal de Río de Janeiro en 1972, y en la misma universidad completó su maestría bajo la dirección de Milton Santos en 1985, y su doctorado con la tesis Geografando: nos varadouros do mundo: da territorialidade seringalista (o seringal) à territorialidade seringueira (a reserva extrativista) en 1998. Luchó junto al líder siringuero[1] Chico Mendes por la creación de las Reservas Extractivas brasileñas. También logró reconocimiento por su vasto e importante aporte a la Geografía Social, en temáticas tales como los conflictos sociales, colonialidad del conocimiento, ecología política, territorio-territorialidad y justicia ambiental, con especial foco en Amazonía y América Latina.
Carlos Walter Porto-Gonçalves publicó alrededor de 120 artículos, público y participo em más de 36 libros. Entre sus obras más destacadas, Amazônia, Amazônias (2001). A Globalização da natureza e a natureza da globalização (2006); O Desafio Ambiental (2013); Amazônia – Encruzilhada Civilizatória: tensões territoriais em curso (2017).
A lo largo de su extensa trayectoria recibió 14 premios; entre ellos se destacan el Premio Milton Santos al Mérito Geográfico en el Encuentro de Geógrafos de América Latina, 2019, el Premio Casa de las Américas - Literatura Brasileña en 2008, el Premio de la Unión Geográfica Internacional Aporte a la Geografía Latinoamericana en 2017 y el Premio Chico Mendes del Ministerio del Medio Ambiente en 2004. Fue profesor de la Universidad Nacional de Córdoba, Argentina, y durante los últimos años era profesor visitante en el Programa Interdisciplinario en Ciencias Humanas de la Universidad Federal Santa Catarina. Se destacan sus trabajos de investigación-extensión con la Universidad Federal Fluminense y la Comisión Pastoral de la Tierra.
Su sensibilidad nos enseñó y nos sigue enseñando a mirar la geografía con rigor y buscando realizar combinaciones evitando la obviedad. Nos permite pensar y reconocer matices sutiles de la realidad, siempre presentes pero escondidos de nuestras concepciones habituales de lectura de la vida.
“Sólo caminando se conocen los caminos”. Carlos nos enseñó a ser humildes ante nuestras aparentes certezas. Su estilo metodológico e infalible fue un ejemplo para sumergirnos en el viaje del conocimiento con el desafío de descubrir todos los significados.
También nos enseñó con su ejemplo de generosidad, porque si hay una palabra que lo define es esa. La generosidad de su presencia, genuinamente disponible e involucrado en los avances de la investigación de los procesos sociales. Carlos compartía lo que sabía y más aún, siempre estaba dispuesto a aprender cosas nuevas. Entendía el ejercicio del conocimiento como un don y que en la multiplicidad de los intercambios se fortalecía la riqueza.
Un maestro en su totalidad.
Sus intereses fueron diversos; siempre se mostró receptivo a distintos ejes de la investigación, desde planteos que se posicionan en 'hacer economía', en la soberanía alimentaria y en el acceso a la comida como plataforma para la lucha política, como algo fundamentalmente vital y del buen (con)vivir, según sus palabras. En este punto, destacó a la comida y la alimentación, como instancia central de las complejas articulaciones y contradicciones de nuestro statu quo, pero que es reestructurada diariamente en los procesos instituyentes de nuestro accionar.
También nos recordó que esta vida es en común, y que compartida se articula y transforma por la reproducción material de nuestra existencia, por el trabajo de mujeres y hombres dedicados a una vida digna en el campo y en las ciudades.
Carlos nos aconsejó que nuestro modo de pensar sobre la vida no debe reducirse a su dimensión estrictamente biológica o economicista y que debemos escapar del pensamiento colonizado.
Como parte de su formación marxista, leyó al sistema teórico de Marx no sólo desde la clave social e histórica para comprender las relaciones capitalistas, sino que también incluyó la dimensión simbólica y de la crítica de la Economía Política expresada en la idea del fetichismo de las mercancías. No es casualidad, dijo Carlos, que La Mercancía sea el primer capítulo de El Capital.
La subjetividad de las relaciones capitalistas, siempre han estado presentes en la construcción de las teorías económicas, y que se insistió en resaltar incluso en aquellas ancladas en axiomas supuestamente mecánicos como los postulados de Smith. Una esfera apenas consciente, pero escrita entre las líneas de las leyes planteadas por Smith, era su formación en la filosofía moral y, con ella, un deseo de cómo, equilibrando el juego de maximización de las ganancias individuales del homo economicus, el mundo debería ser bueno y justo.
El pensamiento económico per se, desligado de la subjetividad, basado en cálculos de reproducción estrictamente cuantitativos y automáticos, nunca existió. Una dimensión que Carlos Walter destacó especialmente en “Economía moral” de Edward Thompson refiere a la comprensión culturalmente mediada de lo que sería legítimo y no legítimo en las prácticas del mercado, cuando se describen los levantamientos populares en la Inglaterra del siglo XVIII movilizados por la economía moral de los pobres de la época. La economía y la moralidad están entrelazadas y arraigadas en los rasgos culturales de diferentes grupos sociales, aunque esta relación se descuide en las narrativas históricas tradicionales. De hecho, no existe un sistema capitalista de arriba a abajo en la sociedad, como deja muy claro Polanyi en su escrito “Nuestra obsoleta mentalidad de mercado” (1994).
La asepsia moral de la economía es una construcción retórica. Una retórica cada vez más difícil de sostener a medida que dirigimos nuestra mirada a los pisos inferiores, a la civilización material, a la planta baja en la que ocurre la vida y que diverge de los pisos superiores de la acción capitalista. Allí encontramos las formas de reproducción de las condiciones materiales de vida, pasadas y presentes, reproducidas en todo el mundo, donde la realización de la vida y la producción de riqueza proliferan mucho más susceptibles a contextos sociales que a leyes universales de lógica mecánica. Este estrato tan bien descrito por Fernand Braudel, sea quizás el autor más mencionado por Carlos Walter al llamar su atención sobre las muchas formas históricamente invisibles de producir y vivir.
Por ello, sostuvo que la expresión modo de producción, estructuralmente centrado en la producción, sólo es válida para una sociedad capitalista burguesa. Entre muchas de sus provocaciones, dijo que la categoría modo de producción no coincidía con el sistema feudal, ya que no estaba centrado en la productividad. No hay un modo de producción feudal, sino una sociedad feudal; y menos aún un modo de producción indígena sino un modo de vida indígena. Por eso, en referencia a la frase del antropólogo Eduardo Viveiros de Castro, concluyó que los indios no producen, los indios viven.
En estos debates, nos pidió, “recuperemos lo mejor de Marx y Polanyi que nos advirtieron, en diferentes momentos, que es necesario ir más allá de la economía”[2], y propuso pensar en la realización de economías plurales de mujeres y hombres desde sus topoi, desde sus lugares en la vida cotidiana, desde donde nos atraviesan las contradicciones del sistema. Allí donde los despiertos y las despiertas actúan entre prácticas de reciprocidad y vínculos comunitarios, con sus formas de realización material de la vida rodeadas de horizontes emancipadores más allá de la economía, “en el aquí y ahora, y sin renunciar a los sueños sacándolos del sueño”[3].
En el terreno de las economías diversas caminó como un pensador del mundo mundano, del mundo inundado de vida, de esta vida recuperada a través de la lucha política y epistemológica, sin dicotomías.
Con originalidad y rigor, con libertad y compromiso y con mucho amor, vivió como pensador y activista por la vida colectiva en su sentido pleno, al servicio de esta.
Carlos quedará inmortalizado con esa vivacidad con la que iluminó el camino de cada persona, de cada cual con quien convivió, ampliando nuestros horizontes de significado en el mundo. Los horizontes ahora se expandieron, y sus reflexiones todavía nos enseñan, al nivel de otras comprensiones sobre la no finitud de la vida.
Como maestro de excelencia que supo ser, sigue enseñándonos que la vida se hace caminando y que continúa con sus propios misterios.
Aquí seguimos caminando con su inmensa e inexplicablemente inspiradora fuerza, hasta el infinito.
Carlos amigo, gracias por todo.
Alanda Lopes Quotizzato Martins
Universidade do Estado do Rio de
Janeiro/CEDERJ-UERJ
Laboratório de Estudos
Sobre Movimentos Sociais e
Territorialidades, LEMTO/UFF
Núcleo de Estudos Território e Resistência na
Globalização, NUREG/UFF
Notas