Artículos de investigación

Repensar la educación en época de incertidumbre: del lucro y la empleabilidad a la formación de ciudadanos

Rethinking higher education in times of uncertainty: from profit and employability to citizen training

Leticia Villamar López
Instituto de Estudios Sobre la Universidad, México

D’ Perspectivas Siglo XXI

Campus Universitario Siglo XXI, México

ISSN-e: 2448-6566

Periodicidad: Semestral

vol. 10, núm. 20, 2023

dperspectivas@cus21.edu.mx

Recepción: 03 Junio 2023

Aprobación: 28 Junio 2023



DOI: https://doi.org/10.53436/LA4114TW

Campus Universitario Siglo XXI

Resumen: Históricamente la educación superior ha desempeñado un papel fundamental en las sociedades, aunque ha sufrido transformaciones acordes con el contexto social en el cual se desenvuelve (el actual está marcado por un confinamiento mundial), sin embargo, las instituciones universitarias se centran en preparar empleados, no profesionales que ayuden a afrontar contextos adversos. Por lo anterior, el objetivo central de este artículo es reflexionar respecto al rol de la universidad en la época presente de incertidumbre, derivada de la pandemia por SARS-CoV-2, y redirigirlo para pasar de una institución enfocada en la empleabilidad a una centrada en la formación de ciudadanos preocupados por su entorno. A través de una metodología documental se analizan los argumentos de Nussbaum con respecto al lucro, así como sus postulados sobre ciudadanía mundial; se los refuerza con propuestas de Cortina, Ordine y de Standing acerca de una educación fundada en las humanidades. El aporte principal es señalar la necesidad de que en los espacios educativos prime la interconexión de individuos, los conocimientos con enfoque humanista y valores como la solidaridad y la responsabilidad, para lograr egresados interesados en los problemas sociales.

Palabras clave: educación superior, lucro, empleabilidad, ciudadanos, ética.

Abstract: Historically, higher education has played a fundamental role in societies, although it has undergone transformations, in accordance with the social context in which it operates and the current one is marked by global confinement; however, university institutions focus on preparing employees, not on professionals who help to face adverse contexts. Therefore, the central objective of this article is to reflect on the role of the university in the present era of uncertainty, derived from the SARS-CoV-2 pandemic, and redirect it to move from an institution focused on employability, to one focused on in the formation of citizens concerned about their environment. Through a documentary methodology, Nussbaum's arguments regarding profit are analyzed, as well as her postulates on global citizenship; they are reinforced with proposals from Cortina, Ordine and Standing about an education based on the humanities. The main contribution is to point out the need for the interconnection of individuals to prevail in educational spaces, knowledge with a humanistic approach and values such as solidarity and responsibility, to achieve graduates interested in social problems.

Keywords: higher education, profit, employability, citizens, ethics.

Introducción

La educación superior funge como una fuente de conocimientos; en sus inicios se dirigió a un grupo elitista, más adelante se usó como creación de intelectuales, después funcionó como parte hegemónica del conocimiento, enseguida, con el auge de la industria y la globalización las instituciones educativas de nivel superior adoptaron una relación con mercados y empresas, esto ocasionó la formación de empleados. Todos estos cambios son parte de las exigencias del contexto social en el cual se ha desarrollado. El escenario actual es producto de una pandemia por SARS-CoV-2, este acontecimiento cambió los estilos de vida, porque diversos ámbitos quedaron paralizados, el educativo no fue la excepción.

Por lo anterior, el objetivo de este artículo es replantear el rol de la universidad, para que pase del lucro y la empleabilidad a la creación de ciudadanos, es decir, alumnos con una mayor preocupación por su entorno.

Se trata de una investigación cualitativa auxiliada del método hermenéutico, mediante el cual se interpretan las posturas de teóricos como Nussbaum con la idea de ciudadanos del mundo, Ordine con su argumento sobre “lo inútil” y Standing para reforzar la propuesta de incorporar en los espacios universitarios algunos valores fomentados a través de las formaciones académicas.

Para lograr lo anterior, el texto se divide en tres partes: la primera trata de cómo la emergencia sanitaria cambió la dinámica educativa, de una presencial a otra auxiliada por las herramientas tecnológicas y de los efectos de estos cambios. En la segunda parte se abordan las secuelas de una educación centrada en el lucro y la empleabilidad, entre ellas la falta de criterio de las personas, porque se forja la sumisión y docilidad; además se plantea la alternativa de retomar la esencia de la escuela para cultivar valores sustentados en la realización personal. El tercer apartado se enfoca en la pertinencia de formar ciudadanos que puedan convivir de manera armónica, a través de la solidaridad y la preocupación por los otros. Finalmente, en las conclusiones se enuncian algunos aspectos por reforzar en las universidades para hacer frente al escenario adverso dejado por la pandemia.

El cambio en la dinámica educativa provocado por la pandemia

El contexto actual se caracteriza porque se vive una crisis en diversos aspectos, no solo en el ámbito económico, sino también en el climático y recientemente en el sanitario. Este escenario está contemplado en el Informe de Desarrollo Humano donde se explica:

existe una sensación persistente de que el control que ejercemos sobre nuestras vidas, sea cual fuere su grado, se está desvaneciendo y de que las normas e instituciones de las que solíamos depender para nuestra estabilidad y prosperidad no están capacitadas para afrontar el complejo de incertidumbre actual. La sensación de inseguridad está aumentando en casi todo el mundo. (PNUD, 2022, p. 4)

En épocas anteriores podían preverse, de alguna manera, las situaciones futuras, las generaciones mayores cubrían sus necesidades básicas con unos cuantos servicios, pero hoy esto ya no es una posibilidad porque se vive en un contexto de cambio continuo, en el cual la incertidumbre es parte de la cotidianidad.

A esta situación Standing la designa con el término precariado, con él hace alusión a una clase social caracterizada por la acentuación de la desigualdad y la inseguridad laboral que repercute en aspectos centrales de la vida como los espacios de calidad, el uso del tiempo, las finanzas y la educación como principio liberador (Standing, 2013). Si se ve el empleo solo como una manera de obtener dinero, los escenarios de perplejidad pueden ser menos preocupantes para quienes cuentan con el ingreso suficiente para la adquisición de bienes o los pagos de diversos servicios e imprevistos; no obstante, no tienen la misma tranquilidad las personas que adquieren dinero solo después de una jornada laboral diaria.

El autor ve como causante de la incertidumbre a la importancia que las sociedades le otorgan al dinero, al respecto sostiene:

Hoy hay muchas más esferas de incertidumbre, debido sobre todo a la liberalización económica y a un sistema de mercado basado en la competencia y en la escasez provocada. La probabilidad de golpes adversos e infortunios es mayor, el coste de los sucesos adversos es más elevado. (Standing, 2014, p. 31)

Si se realza el rol del dinero, los esfuerzos humanos se concentrarán en obtenerlo, y los aspectos valiosos por sus cualidades, aquellos que reconfortan a la persona, serán pospuestos, más si se trata de personas con un ingreso económico bajo.

Sobre el tema de la inseguridad en las distintas esferas de la vida, Standing explica que se deriva de una crisis económica, pero a esta actualmente se le agrega una sanitaria, debido a la enfermedad por COVID-19 y el aislamiento como medida para evitar la propagación del virus, lo cual obligó a hombres y mujeres a construir otra cotidianidad. En el ámbito educativo también tuvo repercusiones, es un acontecimiento que ha cambiado las formas de hacer, de ser y de ver sus prácticas (De Alba, 2021). La educación superior no escapa a esos cambios vertiginosos, por ello requiere transformarse, para formar, a su vez, generaciones de jóvenes que usen sus conocimientos para dar solución a nuevas problemáticas.

El rol de la educación es imperante en época de incertidumbre, y en estos tiempos es urgente repensar el quehacer de la universidad:

la educación desempeña un papel fundamental a la hora de hacer frente a estos enormes retos. Sin embargo, como ha demostrado la pandemia de COVID-19, es frágil: en el momento álgido de la crisis, 1600 millones de estudiantes se vieron afectados por el cierre de escuelas en todo el mundo. (Zewde, 2021, p. 5)

Durante el confinamiento derivado de la pandemia se pospuso la actividad escolar por un tiempo, y aunque se implementaron medidas para retomarla, el aprendizaje, la interacción y la comunicación no tuvieron el mismo impacto habitual, porque al principio no había un seguimiento de las actividades académicas, ya sea por falta de conexión o de interés de alguno de los actores educativos.

De acuerdo con el informe de la UNESCO:

una de las dolorosas conclusiones de la pandemia mundial es que los que tuvieron conexión y acceso a competencias digitales pudieron seguir aprendiendo a distancia cuando cerraron sus escuelas y beneficiarse de información vital en tiempo real, mientras que los que no tuvieron ese acceso y esas competencias quedaron atrás en el aprendizaje y perdieron los beneficios que aportan los centros de enseñanza físicos. (Zewde, 2021, p. 35)

Lo anterior muestra la diferencia de condiciones a las cuales se enfrentan pobres y ricos. Para poder gozar de una educación en línea se requieren varios elementos: saber usar los dispositivos y las plataformas, tener luz, Internet y una conexión idónea con posibilidad de recepción de contenidos, así como la capacidad financiera para pagar esos servicios. Esta nueva situación muestra la urgencia de aminorar la brecha de desigualdad y la importancia de alfabetizar a la comunidad universitaria en temas tecnológicos.

La pandemia obligó a cambiar las dinámicas educativas, porque:

la acción de continuidad más relevante ha sido la transformación de la docencia presencial en virtual, con el apoyo de tecnologías digitales y recursos que se utilizan en la educación no presencial y semipresencial, por ejemplo, plataformas, recursos videográficos, videoconferencias, entre los más relevantes (Buendía, 2020, p. 18).

Durante estos años de pandemia se visibilizó la disposición y el compromiso de los docentes, pues implementaron actividades emergentes para continuar con el contenido de sus programas y para mantenerse activos dentro de un ámbito virtual, además porque pusieron en marcha prácticas pedagógicas para seguir cerca de los discentes y así cumplir con su labor de enseñanza (De Alba, 2021). A causa de la intermediación de las pantallas, requirieron implementar estrategias para atraer la atención de los estudiantes, para algunos profesores representó la oportunidad de recurrir a sus habilidades digitales, pero fue distinto para quienes imparten sus clases de una forma tradicional, porque con un dispositivo de por medio se les complicó el control de la sesión de clase; había jóvenes con atención simultánea en otras ocupaciones, no mostraron interés y su aprendizaje se vio afectado.

Los docentes y alumnos vivieron esa nueva forma de enseñanza-aprendizaje, situación que resaltó la diferencia entre los nativos y los inmigrantes digitales; las generaciones más jóvenes están habituadas al uso de dispositivos conectados a Internet, no obstante, las de mayor edad los usan menos o los evitan, porque tienen otra dinámica de comunicación, otra forma de acercase al otro y de tratarlo. Estos dos grupos pueden interactuar mediante una pantalla, ya sea de forma habitual o aprendida, pero también hay quienes no cuentan con la posibilidad de aprender a usarlas, porque sus ingresos son muy bajos y su interés está centrado en obtener lo indispensable para subsistir.

Debido al uso que los nativos digitales le dan a Internet, el aprendizaje es menos importante, porque recurren a la red como medio de entretenimiento, con la finalidad de tener diversión o esparcimiento (García, López y Samper, 2012). Los jóvenes usan parte de sus días en mirar videos para “pasar el tiempo”, debido a la diversificación de plataformas y aplicaciones, pero no están enfocados en aprender algo, sino en aniquilar el aburrimiento.

En el Informe de la UNESCO se hace énfasis en el cambio de vida ocasionado por la Internet, esta herramienta:

[posibilita] que la información sea más accesible y abre nuevas y prometedoras vías para la educación. Pero los riesgos son muchos: el aprendizaje puede tanto reducirse como ampliarse en los espacios digitales; la tecnología proporciona nuevas palancas de poder y control que pueden tanto reprimir como emancipar; y, con el reconocimiento facial y la IA, nuestro derecho a la privacidad puede reducirse de formas inconcebibles hace apenas diez años. (Zewde, 2021, p. 9)

Las clases en línea hacen indispensable la atención de alumnos y docentes en las notificaciones de correos electrónicos, aplicaciones de mensajería, conversaciones escritas y orales, reuniones, redes sociales, es decir, hay una prolongación del espacio educativo, porque ya no se limita a un salón de clases, sino que se extiende a cualquier parte del mundo donde haya un dispositivo conectado a la red.

Hoy la pandemia puede ser el motivo para repensar el quehacer universitario y optar por seres enfocados en construir mejores condiciones de convivencia, al respecto Otero (2022) asegura:

El ambiente social derivado de la crisis del COVID-19 debe favorecer una reflexión sobre la educación y sobre el papel de la institución educativa. Inmersos en una sociedad planetaria, necesitamos de una educación capaz de ofrecer respuestas a los dilemas, tensiones y fricciones que la globalización y la convivencia multi e intercultural presentan. Se precisa de un itinerario formativo y educativo que fomente una ciudadanía sensible, empática y comprometida con los problemas más diversos. (p. 6)

La relevancia de ese compromiso social mencionado por Otero, también lo aborda Cortina (2021), pero ella hace alusión a una solidaridad universal para solucionar las dificultades. Estos aspectos que resaltan los autores son indispensables, porque el escenario derivado de la pandemia muestra que algunas cuestiones escapan de la capacidad humana; sin embargo, es imprescindible resolver aspectos no contemplados con antelación. También se remarca la imposibilidad de los países de satisfacer por sí mismos sus necesidades, pues requieren de otros; sobresale la interdependencia.

La pandemia se puede considerar como “un tiempo de aprendizaje y resolución” (Alconada, 2020, s/p). La transformación de los estilos educativos en la universidad muestra la exigencia de cambiar su enfoque para dejar atrás la formación de jóvenes motivados únicamente por la obtención de un empleo lucrativo, porque no solo se requieren conocimientos, sino también valores para poder enfrentar la adversidad. Estos aspectos se desarrollan en el siguiente apartado.

La educación centrada en el lucro y en la empleabilidad y otras alternativas

Nussbaum trata un tema crucial ocasionado por el interés en la rentabilidad del mercado global, se refiere a la pérdida de cuestiones importantes para el desarrollo interno del mundo, entre ellos menciona el pensamiento crítico, la atención en dificultades internacionales y la comprensión de las vivencias de otro ser humano (Nussbaum, 2016). Es un reto fomentar los elementos mencionados por la autora en un mundo cada vez más dividido e individualista, con ambientes de violencia y carencias de servicios y bienes básicos indispensables para la sobrevivencia como el alimento, el vestido, la vivienda, la salud y la educación; no obstante, es necesario implementar esa propuesta en los entornos universitarios para que los discentes reconozcan la interrelación humana.

Además de la pérdida de esos aspectos, la filósofa menciona el peligro de mantener instituciones educativas regidas por el lucro, pues si se continúa con esa perspectiva se obtienen:

naciones de personas con formación técnica que no saben cómo criticar la autoridad, útiles creadores de lucro con imaginaciones torpes […]. También son propensas a algunos defectos graves en el razonamiento, al parroquialismo, la prisa, la dejadez, el egoísmo, la deferencia a la autoridad y la presión de grupo. Una educación basada principalmente en la rentabilidad en el mercado global magnifica estas deficiencias, produciendo una torpeza codiciosa y una docilidad técnicamente capacitada que amenazan la vida misma de la democracia y que, sin duda, impiden la creación de una cultura mundial decente. (Nussbaum, 2016, p. 14)

El estilo educativo en el cual prevalece el interés por las ganancias económicas está enfocado en la producción, rapidez y cantidad, estos aspectos necesitan cambiarse por valores que fomenten personas preocupadas por su entorno y por otros seres humanos, por ejemplo, la responsabilidad y la solidaridad.

Quintar (2018) también aborda la centralidad del mercado en la educación, menciona que las escuelas responden a una cuestión de intereses presididos por el consumo y la economía, de ahí que deban regirse por parámetros relacionados con distintas evaluaciones externas a las instituciones educativas, las cuales están enfocadas en la competitividad y en la productividad.

Si el aspecto lucrativo es la base de las formaciones académicas, las generaciones jóvenes no buscarán ingresar a los programas educativos para sentirse satisfechos en la vida, sino para percibir mayor sueldo, este aspecto se evidencia cuando:

a medida que crece globalmente la población universitaria, cada vez hay más gente para la que la educación no sirve más que como preparación para conseguir un empleo y competir por él. La educación es un bien público. Y está bajo amenaza. (Standing, 2014, p. 235)

Es evidente que después de pasar un periodo de vida dedicado a la educación superior se aspire a un empleo; no obstante, este no debería ser la motivación, sino la posibilidad de implementar los aprendizajes educativos como soluciones a problemas de la población, por ejemplo, contribuir para reducir la violencia, la desigualdad o la corrupción.

La relación íntima entre empresa y universidad conlleva a la formación profesional con miras a la empleabilidad, con un perfil determinado para que el futuro trabajador pueda cumplir las expectativas del jefe. De esta manera, los alumnos eligen disciplinas que en sus campos de trabajo les genere mayores ingresos económicos, esta situación repercute en las áreas de ciencias sociales y humanidades, porque estas son demeritadas por no garantizar un sueldo atractivo.

En las aulas el tema central es dónde trabajará el egresado, no aquellos principios que permitan crear sociedades humanamente fuertes, es decir, solidarias ante los acontecimientos desafortunados, por ello “deben recuperarse los valores ilustrados y devolverlos al corazón de la educación, dando más cabida al saludable inconformismo y al aprendizaje de la ética, la empatía y la moralidad” (Standing, 2014, p. 235).

Es urgente recuperar el sentido de convivencia en los espacios educativos de nivel superior, a través de distintas formaciones académicas, para que cada una pueda aportar algo en pro de la humanidad, no de la empresa, ni de la riqueza económica. A través de los programas pueden incluirse algunas temáticas sobre formación ética, para recuperar fundamentos necesarios para las relaciones humanas.

Además de enfocar la educación universitaria en cuestiones éticas, es oportuno remplazar el lucro por la raíz de la palabra escuela, porque:

La pretensión de someterla a las tendencias del mercado transforma la escuela y la universidad, a su vez, en mercados. Para integrarse en el mercado, se juega el juego del mercado. Por desgracia, se nos olvida –y aquí la etimología puede echarnos una mano– que la palabra “escuela” deriva del término griego skholé, que significa ocio, tiempo libre, pensar en uno mismo, pensar en hacerse mejor sin ninguna preocupación práctica. (Ordine, 2018, p. 21)

No se propone llegar a una concepción romántica del término, pero sí que en las aulas se den pautas para que los discentes den cabida a un espacio educativo donde lo importante no sea cumplir con las actividades solicitadas por el profesor, solo por aprobar un curso, ni excluir unidades de aprendizaje por no considerarlas “útiles”. Aunque actualmente la educación universitaria no se limita a una escuela, porque ya existen otros escenarios en donde se pueden impartir conocimientos, por el auge de Internet, sí puede rescatarse el objetivo de estudiar sin una finalidad mercantil de por medio.

La educación superior no puede limitarse al logro de empleados, por ello, “los profesores deberían hacer entender a los estudiantes que el mensaje que la sociedad les transmite es erróneo: la función principal de la escuela no es la de preparar para el ejercicio de una profesión” (Ordine, 2018, p. 22). Pero en los ambientes universitarios, cada día se transmiten los conocimientos específicos para dominar un campo de estudio, se pueden impulsar ciertas prácticas para ayudar a la resolución de problemas en conjunto, pues con cada nuevo aprendizaje, también se experimentan distintas formas de organización, comunicación, convivencia y participación, aspectos medulares en el ejercicio profesional, pero también en la vida. Lo anterior se reafirma con un argumento de Standing: "se supone que la educación proporciona un camino hacia la sabiduría y estimula la curiosidad, los valores éticos y la creatividad" (2014, p. 235).

En la educación universitaria se pueden incluir esos elementos; no obstante, es necesario que sus actores ayuden a impulsarlos, fomentarlos y difundirlos, a través de su disposición y compromiso porque, por ejemplo, si la finalidad del estudiante es solo la obtención de un título, sin esfuerzo, entonces no habrá una preocupación por el desarrollo de las habilidades mencionadas; por otra parte, si los profesores están saturados de trabajo administrativo, su contribución para que los discentes desarrollen la creatividad y la curiosidad con perspectiva ética puede verse afectada; finalmente, si las instituciones se centran en resultados cuantitativos y no en cualitativos, entonces los elementos mencionados por Standing quedan pospuestos. Por lo tanto, se requiere consonancia entre alumnos, docentes e instituciones para experimentar e inventar formas de incluir los aspectos enunciados por el autor.

Para aminorar el protagonismo del lucro, la finalidad de la educación superior debería:

desarrollar valores y actitudes de las personas y dotarles del conocimiento y habilidades que les permitirán sentirse más seguros y obtener un mayor disfrute y satisfacción en la vida. Este principio implica que no solo la educación es relevante para el trabajo y la economía, sino que es igualmente importante para el desarrollo del individuo como miembro totalmente partícipe de la sociedad y para la mejora de la calidad de vida. (WLRA, 1994, p. 245)

Si bien, la formación universitaria da la posibilidad de obtener un empleo, no se puede limitar a ello, porque por las aulas pasan varias generaciones de jóvenes que se desempeñan como trabajadores y que también, a lo largo de la vida cumplen con diversos roles dentro de la sociedad, las relaciones humanas también son importantes, así como el cumplimiento de sus propios objetivos dentro de la población de la cual forman parte.

La transmisión de conocimiento es indispensable, pero además de atender ese aspecto es preciso considerar las necesidades humanas de comunicación, de solidaridad, entre otras que ayuden a vivir en sociedad. Por lo anterior, se demanda dejar de ver la educación únicamente como el medio para tener un conocimiento u obtener un empleo. Al respecto, Zewde (2021) aclara:

la educación es la forma en que organizamos el ciclo intergeneracional de transmisión y creación conjunta de saber. Nos conecta con el mundo y con otras personas, nos expone a nuevas posibilidades y refuerza nuestras capacidades de diálogo y acción. Pero para dar forma al futuro que queremos, la propia educación debe transformarse. (p. 7)

Hay aspectos tradicionales por regenerar, por ejemplo, en épocas anteriores el profesor fungía como autoridad en el aula, impartía la clase con nula intervención por parte del alumno; no obstante, ese modelo ya no responde al contexto actual, se pretende una mayor intervención de los discentes, no como receptores, sino como individuos partícipes, curiosos en la búsqueda de su propio aprendizaje.

La alternativa para dar una orientación educativa contraria al crecimiento económico es la de dar prioridad al florecimiento de los estudiantes, basado en ampliar las oportunidades de cada individuo en temas como la vida, la salud, la integridad y la salud, con respeto por la dignidad humana, en pro de algunos derechos y con tácticas para disminuir la falta de oportunidades (Nussbaum, 2010). Además de esos aspectos, hay que guiarlos para que puedan consolidarse como ciudadanos que se involucran con los problemas de su entorno, tema desarrollado en el siguiente apartado.

La formación de ciudadanos

Actualmente se requiere de jóvenes preocupados por su sociedad, por ello se precisan seres capaces de considerar las necesidades de los otros: “la educación debería preparar a la gente para ser ciudadanos, no trabajadores. Si la formación solo tiene en cuenta los costes y beneficios financieros, entonces los propósitos más amplios de la educación quedarán relegados y marginados” (Standing, 2014, p. 235). De acuerdo con esta premisa, si el tema exclusivo en el ámbito universitario es la cuestión económica y la empleabilidad, se pospone el objetivo de cultivar personas comprometidas con su sociedad, estos deberían fortalecer a lo largo de sus formaciones académicas el sentido de la responsabilidad, la compasión, la escucha, el diálogo, pues son elementos importantes para crear profesionales interesados por los otros y por su entorno.

Nussbaum también argumenta sobre lo imperioso de una educación superior centrada en la creación de ciudadanos con tres cualidades básicas: primero, reflexivos ante los problemas políticos, sin ir contra la tradición o la autoridad; segundo, conscientes de que el grupo al cual pertenecen se integra a un todo, aspecto indispensable para pensar en la solución de problemas mundiales, y tercero, preocupados por las oportunidades y experiencias de sus conciudadanos, incluso de los que no conforman su comunidad (Nussbaum, 2016). Para formar alumnos preocupados por sus comunidades hace falta incorporar la idea de interconexión humana, pues las acciones de una persona tienen impacto en otras, por ejemplo, la obtención de bienes, las alteraciones naturales provocadas por los seres humanos, el consumo alimenticio, entre otros temas de vida.

El valor de esta formación radica en posibilitar una convivencia humana mediante la cual se hagan cambios en el planeta, en pro de mejorar las condiciones de vida, a través de la participación, la comprensión de las cosmovisiones ajenas y una postura crítica fundamentada en la responsabilidad (González, 2019).

Para formar ciudadanos del mundo, como los denomina la Nussbaum (2013), es necesario tomar en cuenta en las instituciones educativas los problemas enfrentados por otros individuos que no viven en el mismo territorio, que no prime la pertenencia territorial de cada uno, sino la característica de ser personas que viven en otro lugar, pero en un espacio que comparten con otros seres humanos.

La filósofa sostiene cuatro argumentos a favor de esa idea: el primero es que permite aprender más acerca de sí mismo. Conocer otras culturas posibilita el reconocimiento de algunos aspectos compartidos con otros, de esta manera no se reduce a una óptica desde lo local; acercarse a otros enfoques implica el reconocimiento de la diversidad, pues la cosmovisión de un grupo no es válida para todo. Hacer conciencia en los jóvenes sobre la variedad cultural es importante, porque se pueden crear propuestas de cómo acercarse al otro, escucharlo y reconocerlo, sin exclusión ni aniquilación de posturas distintas a la propia.

En segundo término, la autora considera que si se educa para la ciudadanía mundial se pueden resolver problemas de carácter internacional, al respecto contempla que temas derivados del ambiente y de la supervivencia no reconocen fronteras nacionales, porque los desechos humanos no se quedan estancados en un territorio delimitado, tampoco los productos exportados por distintas naciones, lo cual:

requiere una planificación global, un conocimiento global y el reconocimiento de un futuro compartido. Para guiar esta especie de diálogo global, no solo debemos conocer la geografía y la ecología de otras naciones (algo que requeriría un profundo trabajo de revisión de nuestro currículo), sino también un gran conocimiento acerca de sus gentes, de manera que al hablar con ellos fuéramos capaces de respetar sus tradiciones y sus compromisos. (Nussbaum, 2013, p. 18)

Es necesario reunir esfuerzos para crear soluciones de problemas sociales mediante el respeto, pues cada joven puede combinar el conocimiento y su cultura para crear alternativas que no pongan en peligro la vida de las generaciones futuras.

El tercer argumento a favor de una educación para la ciudadanía mundial es que mediante ella se pueden reconocer obligaciones morales con el resto de la población, esto exige pensar en la repercusión de las decisiones locales en otras naciones, por ejemplo, en temas políticos o económicos para anteponer los derechos de otros a temas como la vida y la libertad (Nussbaum, 2013). En la sesión de clases se puede hablar con los discentes de cómo su formación universitaria puede ayudar a tomar decisiones más responsables, pues cada una mejora o empeora la vida de otro, de acuerdo con el enfoque de su quehacer.

La cuarta explicación a favor de esta propuesta es que gracias a ella se pueden construir ideas coherentes acerca de las posturas a defender, esto implica fomentar el respeto mundial, más allá de las fronteras a través de la imaginación, para no dar un trato especial a una sola nación. Respetar la diferencia es fundamental para crear un canal de comunicación, sin adoptar una actitud excluyente, sino acorde con lo que sirva para mejorar las condiciones de vida.

Para cultivar la ciudadanía mundial se requiere:

inculcar en los alumnos la capacidad de concebirse como integrantes de una nación heterogénea […] y de un mundo aún más heterogéneo, así como la facultad de comprender, al menos en parte, la historia y las características de los diversos grupos que habitan este planeta. (Nussbaum, 2010, p. 115)

Esta explicación da cuenta de la necesidad de incluir en los programas de estudio la característica de un mundo diverso, así como acercar al estudiante a esa variedad de personas para poder escuchar al otro desde sus particularidades.

Hay algunos aspectos que deben incorporarse gradualmente en las universidades para implementar el enfoque de ciudadanía mundial. A medida que el individuo avanza en su formación académica, también deben ser más complejos los temas analizados en clase, según la autora, primero se debe estudiar la historia de distintas tradiciones étnicas y religiosas para identificar las prácticas características de cada lugar; después, enseñar cómo es la economía global; aunado a lo anterior está el aprendizaje de una lengua extranjera; finalmente, es indispensable implementar alguna asignatura dedicada a nociones de artes y de humanidades, sin importar que la formación académica esté fuera de esas disciplinas. El enfoque humanista es central para poder crear una ciudadanía responsable que solucione las dificultades por las cuales atraviese el mundo, de manera colaborativa (Nussbaum, 2010.).

La importancia de la historia, la literatura o la filosofía en la creación de ciudadanos del mundo se puntualiza como algo primordial, porque:

es imposible que las instituciones terciarias y universitarias transmitan el tipo de enseñanza que hace a un ciudadano del mundo si no cuentan con estructuras dedicadas a la educación humanística, es decir, con al menos un conjunto de cursos de formación general para todos los alumnos aparte de las materias obligatorias para cada carrera principal. (Nussbaum, 2010, p. 129)

Esta propuesta es central, no obstante, también es compleja, porque quienes persiguen una especialización desligada de las humanidades, generalmente ven esos cursos con desdén, no es algo que les apasione y, cuando existen dentro de sus programas educativos, solo los toman como un simple requisito para acumular créditos académicos.

El valor intrínseco de esas disciplinas requiere difusión e implementación dentro de los currículos, pues:

necesitamos una educación bien fundada en las humanidades para realizar el potencial de las sociedades que luchan por la justicia. Las humanidades nos proporcionan no solo conocimientos sobre nosotros mismos y sobre los demás, sino que nos hacen reflexionar sobre la vulnerabilidad humana y la aspiración de todo individuo a la justicia, y nos evitarían utilizar pasivamente un concepto técnico, no relacionado con la persona, para definir cuáles son los objetivos de una determinada sociedad. (Nussbaum, 2012, p. 1)

Otro defensor de la importancia de las humanidades es Ordine, este autor centra la grandeza de esas áreas del conocimiento en “lo útil de su inutilidad”. Para el autor el significado de útil no es el aplicado en las leyes del mercado, lo concibe como:

los saberes que son fines por sí mismos y que –precisamente por su naturaleza gratuita y desinteresada, alejada de todo vínculo práctico y comercial– pueden ejercer un papel fundamental en el cultivo del espíritu y en el desarrollo civil y cultural de la humanidad. En este contexto considero útil todo aquello que nos ayuda a hacernos mejores. (Ordine, 2018, p. 9)

De acuerdo con esta afirmación, el valor de los conocimientos debe radicar en el saber mismo, independiente de los beneficios que otorguen, su principal énfasis está en ser un estímulo para el crecimiento personal, lo cual refuerza la motivación para aprender, como una alternativa de satisfacción propia. Si ello se logra, se puede fortalecer el regocijo por la actividad a desempeñar.

Conclusiones

Las épocas de crisis marcan cambios y exigen transformaciones. El uso indispensable de Internet, derivado de la pandemia, resaltó la desigualdad socioeconómica e indirectamente excluyó a quienes no tenían los requisitos indispensables para tomar las clases. También acentuó la necesidad de cambiar modelos educativos tradicionales, así como el enfoque con el cual se pueden guiar las clases, lo que da oportunidad de cambiar la centralidad del empleo por ciudadanos preparados para la incertidumbre a través de perspectivas éticas, conocimientos con fundamento humanista y valores como la responsabilidad y el compromiso hacia los otros.

El empleo es importante, porque los egresados también tienen gastos que solventar, pero no debe ser el objetivo más relevante dentro de la educación superior; tampoco hay que formar a jóvenes con pensamiento lucrativo, sino con espíritu humanista que atiende a su entorno con los aprendizajes adquiridos en su paso por la universidad.

La propuesta de crear ciudadanos, en vez de empleados, necesita fortalecerse mediante, al menos, dos aspectos:

Por un lado, la adaptación al giro educativo derivado de la pandemia. Para ello hay que rescatar espacios centrados en prácticas como la lectura y el intercambio de ideas, cara a cara, para aprovechar los contenidos disponibles en la red, pero con la intervención activa de los discentes y con grupos de retroalimentación dirigidos por el docente. Porque hoy hay alumnos menos esforzados en la búsqueda de información, en la lectura y en el análisis, debido al alcance de aplicaciones que “hacen la tarea” por el estudiante, como un ejemplo actual de esto está el Chat GTP, pues basta con un tecleo de palabras para la creación virtual de textos, presentaciones o imágenes.

Por otro lado, la formación de personas guiadas por una conciencia ética, es indispensable para crear valores que ayuden a una convivencia universitaria. Esto se puede fortalecer a través del trabajo colaborativo y la intervención individual en cada una de las sesiones educativas y a través de las temáticas contempladas en los planes de estudio.

Las anteriores se muestran como una posibilidad de construir una educación superior que responda a nuevas exigencias sociales, escenarios cambiantes y que afronte las adversidades desde la interrelación humana, pero es ineludible la contribución de cada uno, desde su particularidad. Queda la invitación abierta a todo aquel integrante de la comunidad universitaria con deseos de forjar algo más que espacios de construcción de conocimiento centrados en perfiles de trabajo.

Referencias

Alconada, H. (4 de mayo de 2020). Martha Nussbaum: “Esta pandemia es una gran oportunidad para abrir nuestras vidas a las realidades de otros”, El país. https://www.elpais.com.uy/vida-actual/martha-nussbaum-esta-pandemia-es-una-gran-oportunidad-para-abrir-nuestras-vidas-a-las-realidades-de-otros

Buendía, A. (2020). Desafíos de la educación superior en tiempos de pandemia: la contingencia inesperada, Reporte CESOP, (132), pp. 25-32. http://www5.diputados.gob.mx/index.php/esl/Centros-de-Estudio/CESOP/Novedades/Reporte-CESOP.-Edicion-Especial.-Covid-19-La-Humanidad-a-Prueba

Cortina, A. (2021). Ética cosmopolita. Una apuesta por la cordura en tiempos de pandemia, Paidós.

De Alba, A. (2021). La construcción de la presencialidad en la virtualidad como exigencia política pedagógica. Revista argentina de investigación educativa, 1(1), pp. 13-29. https://portalrevistas.unipe.edu.ar/index.php/raie/article/%20view/5/1

García, E., López, J. y Samper, A. (2012). Retos y tendencias del ocio digital: transformación dimensiones, experiencias y modelos empresariales, ARBOR Ciencia, Pensamiento y Cultura, 188, pp. 395-407. https://doi.org/10.3989/arbor.2012.754n2011

González, B. M. (2019). Retos de la formación ciudadana para la educación superior, Universidad y Sociedad, 11(4), pp. 341-349. https://rus.ucf.edu.cu/index.php/rus/article/view/1311/1342

Nussbaum, M. (2012). Discurso Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales 2012. Fundación Princesa de Asturias. https://www.fpa.es/es/premios-princesa-de-asturias/premiados/2012-martha-c-nussbaum.html?texto=discurso&especifica=0

Nussbaum, M. (2016). Educación para el lucro, educación para la libertad, Nómadas, (44), pp. 1-16. https://editorial.ucentral.edu.co/ojs_uc/index.php/nomadas/article/view/2486

Nussbaum, M. (2013). Los límites del patriotismo. Identidad, pertenencia y ciudadanía mundial, Paidós.

Nussbaum, M. (2010). Sin fines de lucro. Por qué la democracia necesita de las humanidades, Katz.

Ordine N. (2018). Una escuela para la vida, Universidad de Valparaíso.

Otero, A. (2022), COVID-19 o repensar la fragilidad humana: un reto filosófico y educativo, Analysis, 35(1), pp. 1-10. https://studiahumanitatis.eu/ojs/index.php/analysis/article/view/2022otero

PNUD (2022). Informe sobre Desarrollo Humano 2021/2022. Tiempos inciertos, vidas inestables: configurar nuestro futuro en un mundo en transformación. https://reliefweb.int/report/world/informe-sobre-desarrollo-humano-20212022-tiempos-inciertos-vidas-inestables-configurar-nuestro-futuro-en-un-mundo-en-transformacio-panorama-general-espt

Quintar, E. (2018). La diversidad cultural en América Latina. Un problema ético político para la formación y la producción del conocimiento, Revista de Pedagogía Crítica, Paulo Freire. 16(19), pp. 221-248. http://revistas.academia.cl/index.php/pfr/article/view/975

Standing, G. (2013). El precariado. Una nueva clase social. Pasado y presente.

Standing, G. (2014). Precariado. Una carta de derechos. Titivillus.

WLRA (World Leisure And Recreation Association). (1994). Carta Internacional para la Educación del Ocio. Asociación Mundial para el Ocio y la Recreación. http://www.asociacionotium.org/wp-content/uploads/2017/01/carta-de-la-educacion-del-ocio.pdf

Zewde, S. W. (2021). Reimaginar juntos nuestros futuros. Un nuevo contrato social para la educación. Informe de la Comisión Internacional Sobre los Futuros de la Educación. UNESCO. https://unesdoc.unesco.org/ark:/48223/pf0000379381_spa

Modelo de publicación sin fines de lucro para conservar la naturaleza académica y abierta de la comunicación científica
HTML generado a partir de XML-JATS4R