Artículo de Investigación
Recepción: 10 marzo 2024
Aprobación: 31 julio 2024
Resumen: En este trabajo se revisa el contenido de dos libros de homenaje acerca de dos profesores chihuahuenses de Filosofía: Enrique Pallares Ronquillo y Arturo Rico Bovio. Ambos reconocidos por su labor pedagógica y sus ideas. Sin embargo, existen varios cuestionamientos historiográficos que quedan sin resolver a lo largo de la mayor parte de los capítulos. ¿Cómo ha de describirse y comprenderse el trabajo filosófico de ambos?, ¿cuál es el medio político, social, intelectual y cultural en el que surgieron y se desarrollaron sus filosofías?, ¿qué vínculo tiene cada autor, que participó en los libros de homenaje, con Rico y Pallares?, ¿de qué manera contribuyen ambos textos con la flaca memoria de la filosofía local?
Palabras clave: filosofía de la actualidad, filosofía del norte de México, historiografía de la Filosofía, memoria, pensamiento contemporáneo.
Abstract: In this article we study a pair of collective books about a two Chihuahuan Philosophy professors, Enrique Pallares Ronquillo and Arturo Rico Bovio. Both recognized for their teaching and thought. However, some historiographical questions are unsolved through the main part of the chapters. How it can be described and understand the philosophical work of each one? Which is the social, political, intellectual and cultural context in which their philosophies were born and had been developed? Which connection had each acknowledgment book author with Pallares and Rico? In which way contribute both texts to nourishing the weak local philosophy’s memory?
Keywords: contemporary thought, historiography of Philosophy, memory, Northern Mexican philosophy, today’s philosophy.
“Tratar de justificar la
actividad filosófica es
tan absurdo como querer
justificar el cantar”.
El
quehacer de la filosofía
Enrique Pallares
(Gasson, 2021, p. 28).
PROEMIO. La historiografía de la Filosofía, una manera de hacer filosofía de la filosofía
“And I raise my head and stare
into the eyes of a stranger
I’ve always known that the mirror never lies.
People always turn away
from the eyes of a stranger
afraid to know what
lies behind the stare.”
“Eyes of a stranger”
Geoff Tate
Existen tantas definiciones de lo que es la Filosofía, que en pocos aspectos hay consenso sobre los objetivos que persigue. La comunidad gremial nunca ha logrado ponerse de acuerdo acerca de sus métodos de investigación, lenguaje, antecedentes y tradiciones más relevantes.[1] De igual manera, a lo largo de los siglos, múltiples individuos se han autoconstituido como los fundadores de la Filosofía auténtica. Áreas completas son eliminadas o acentuadas, v. gr., se han descartado a la metafísica, la filosofía de la historia, la ontología o la estética; mientras que otros han reducido la Filosofía a la epistemología y, a esta, se le ha destinado exclusivamente a reflexionar sobre un puñado de ciencias, como la Física y la Biología. No obstante, en uno de los pocos puntos en los que podría hablarse de cierta coincidencia nominal es en considerarla rigurosamente crítica y, en ese ejercicio, fuente de argumentación para sostener sus observaciones. La Filosofía se distingue por examinar creencias e ideas, siendo la cara opuesta de la moneda de las ideologías y los dogmas religiosos, ambos convencidos de poseer la verdad y, con ello, estar exentos de examinarse. La afirmación anterior es expuesta más o menos en los mismos términos en un sinfín de manuales de Filosofía. ¿Por qué?, ¿cómo?, ¿para qué es crítica la Filosofía?, se responde de maneras por entero diferentes, acarreando a su vez discusiones infinitas. Es provechoso para nuestro oficio el diálogo y saber de antemano que nunca existirá un pensamiento unitario. Otro tópico en el que quizá encontremos mayor coincidencia que en el anterior, es en el papel que desempeña la historia de la Filosofía, tanto en la enseñanza, el ejercicio como la investigación filosóficos. Con gran insistencia se afirma que la historia de la Filosofía es la consciencia disciplinar en la que se registran los problemas que se han planteado con el paso de los milenios, iniciando en la antigua Hélade. Es una brújula que permite, según se entiende, mantener el rumbo. Si observamos con detenimiento la literatura y las disertaciones en nuestro campo, veremos la frecuencia con la que se recurre una y otra vez a mencionar obras, pensadores célebres, escuelas y periodos. Igualmente, si reflexionamos sobre la manera en que están compuestos los planes y programas de estudio de la Filosofía, desde cursos de secundaria y preparatoria hasta llegar a doctorados y posdoctorados, notaremos que prevalece el componente histórico en ellos.
Como buen clásico de la Filosofía occidental, Hegel es poco leído y muy mencionado. Él fue quien le dio la estatura de cátedra a la historia de la Filosofía, convirtiéndola en mucho más que una simple temática entre otras. Si revisamos con cierto cuidado sus Lecciones sobre historia de la filosofía, como ejemplo ilustrativo, mas no único, la sección dedicada a la Edad Media (2005, pp. 96-103), observaremos no una historia, sino una selección dogmática de autores. Hegel mutila el pensamiento de un milenio entero. Para él la filosofía bizantina no fue tal y, según su criterio, no es necesario justificar su postura. La filosofía siríaca, judía, árabe y persa son manoseadas sin el menor cuidado metodológico, desconociendo las fuentes en lenguas originales y partiendo del artículo de fe que sirios y árabes sólo bebieron de fuentes griegas. Imaginemos que un mortal, un filósofo de carne y hueso, cometiera semejantes omisiones, sin duda se le expulsaría en el acto del Paraíso de las Ideas. ¿Por qué se le tolera a Hegel? Debería ser él un ejemplo de rigurosidad.[2] Hegel, pues, parecería ser un modelo a seguir, empero, si la pauta carece de espíritu crítico y si quienes la siguen no identifican su dogmatismo, entonces el cultivo de la Filosofía puede tener serios problemas de origen. Para abonar un poco más a la reflexión sobre este punto, recordemos que Inglaterra, Francia, Holanda y Alemania son identificadas como el centro neurálgico de Occidente, ¿cabría la posibilidad de que existiera algo más “occidental”? Martínez Lorca (2017, pp. 8-9) considera que, al menos geográficamente, Al Ándalus sí lo fue. Parecería un simple juego semántico al que no debe prestársele demasiada atención; invito al lector a revisar los argumentos propuestos por Martínez Lorca, para que saque sus propias conclusiones.
Dada la importancia asignada a la historia de la Filosofía en tanto que memoria disciplinar, es imperativo que esté construida sobre una cimentación sólida, rigurosa y crítica. Es decir, debe contar con una historiografía —plano arquitectónico de la historia de la Filosofía— que responda a cuestiones tan elementales: ¿cómo se confecciona la historia de la Filosofía?, ¿qué parámetros existen para que alguien sea considerado dentro de la historia de la Filosofía? Pongamos por caso, ¿por qué para algunos sor Juana es aceptada en el catálogo de las filósofas, mientras que otros la dejan fuera?[3] La historia de la Filosofía, ¿es parte de la historia o de la Filosofía?, ¿qué métodos de investigación posee?, ¿de qué concepciones de la Filosofía y de la historia parte?, ¿cuál es su propósito?, ¿se puede hacer filosofía prescindiendo de la historia de la Filosofía? La historia de la Filosofía, ¿posee una especie de salvoconducto con el cual es inmune a cualquier revisión? No existen respuestas absolutas y definitivas a estos cuestionamientos. En un terreno ideal, el rigor crítico, la argumentación y el debate deberían ser requisitos para resolver las encrucijadas arriba planteadas; por desgracia, en la realidad las ideologías y los dogmas —tan censurados en los manuales de Filosofía— tienen más peso que la reflexión.
Pensemos en una fuente de cantera alimentada por agua de mar que no se renueva, sino que se le vuelve a bombear una vez que cae en la cavidad más grande. Con el tiempo, los minerales del agua irán acabando con la tubería conductora y la bomba; también, la cantera se erosionará al punto de hacer que el agua se filtre, trasminándose fuera de la fuente. Una historia de la Filosofía que carece de instrumentos críticos y rigurosos para ser construida, tarde o temprano le restará sustento a la filosofía que acompaña. Volver una y otra vez a evocar, sin una verdadera meditación, a pensadores, escuelas y obras no está muy lejos de balbucear una letanía sin saber qué se está diciendo. Siguiendo con el símil, la historiografía de la Filosofía correspondería a instalar en la fuente artefactos para desalinizar el agua, colocar tubería más resistente y renovar el agua que alimenta la fuente, sustituyendo la que se evapora o cae fuera. Sin estas mejoras, la fuente terminará seca y hecha polvo, al igual que algunas tradiciones incapaces de observarse a sí mismas con ojos filosóficos.
Hay filósofos cuyo trabajo resulta molesto para posturas que se caracterizan por no cuestionar la historia de la Filosofía y recurrir a ella como algo perfecto y acabado, cuya única función es ser repetida. Sólo como muestra de lo anterior quisiera mencionar unos cuantos casos de temas y filósofos que resultan incómodos para historias poco reflexivas de la Filosofía. George James (2001) afirma que aquello que nosotros llamamos filosofía griega no es otra cosa que el robo de ideas, prácticas y reflexiones sustraídas de Egipto y el resto del continente africano; establece algunos ejemplos con los que podemos o no estar de acuerdo, sin embargo, pone sobre la mesa el cuestionamiento de uno de los ejes más importantes de la identidad espiritual occidental: la originalidad de la filosofía helena. Más puntilloso, y quizá más sacrílego, es Peter Kingsley (2008, pp. 111-310), quien señala a Platón y Aristóteles de plagiarios; al Estagirita, además, lo tacha de haber censurado las referencias del trabajo de sus predecesores con tal de aparecer él como el gran innovador de la Filosofía. Por último, los dardos de Michel Onfray (2007; 20071) no son menos afilados. Afirma que los practicantes de la Filosofía se sienten con autoridad para cuestionar todo y a todos, mientras no se conducen con igual rigurosidad cuando se trata de pensar sobre su propia área. La llamada filosofía presocrática, dice, peca de inexactitud cuando incluye entre sus exponentes a Demócrito, un personaje que vivió después de Sócrates (2007, pp. 15-36).
Los libros de homenaje que nos ocupan en el presente artículo están localizados en varias coordenadas filosóficas, como ser editados por la única Facultad de Filosofía del estado de Chihuahua, con décadas operando. Los autores que participaron en ellos, la gran mayoría poseedores de títulos de posgrado en Filosofía; la presentación de los trabajos de ambos volúmenes, escrita por Esteban Gasson Lara, calificándolos de investigaciones filosóficas, y, por último, la naturaleza de la trayectoria de los profesores homenajeados, dedicados buena parte de su vida a nuestro oficio. Un primer elemento que se espera en un reconocimiento del desempeño de Enrique Pallares Ronquillo y Arturo Rico Bovio es el conocimiento, por lo menos mediano, de su obra publicada. Pensemos en una de esas compilaciones para conmemorar la muerte o el natalicio de un célebre filósofo, digamos Giordano Bruno, ¿cabría la colaboración de alguien que no conociera su obra o hubiera elaborado un ensayo sobre Ulises Moulines? Se esperaría también que fueran descritas las circunstancias en las que ellos ejercieron la Filosofía, por ejemplo, sus maestros,[4] las instituciones en las que estudiaron, una exposición rigurosa de la composición del pensamiento de cada uno y, entre otras cosas, la repercusión real, superando las anécdotas, de su pensamiento y magisterio, así como las polémicas filosóficas en las que participaron. Enrique Pallares Ronquillo y Arturo Rico Bovio no vivieron en Chechenia en el siglo xii, su labor está a la mano y es perfectamente rastreable para convertirla en materia prima de los textos mencionados. Es cierto que en el norte de México no se ejerce la filosofía al igual que en el centro del país, pero también es incuestionable que no existe la cultura de allegarnos a la poca filosofía que aquí se produce. Las investigaciones de Picos y De la Torre (2014) nos ofrecen un magnífico ejemplo del estudio de filósofos próximos, varios de ellos vivos y parte activa de la planta docente de la Facultad de Filosofía de la Universidad Autónoma de Nuevo León.[5] Los personajes estudiados en esta obra son ubicados en tiempo y lugar, desde la etapa como estudiantes de Filosofía, avanzando en su quehacer a través de los años, hasta la primera década del siglo xxi. Se habla de sus publicaciones, de sus ideas políticas, de sus principales influencias, incluso se llega a tocar el tema de disputas sindicales; se adjuntan fotografías y otro componente de gran valor es haber entrevistado a cada uno de ellos. A pesar de que los libros de homenaje de los que hablaré a continuación no son un inventario ni una historia de la Filosofía, considero que debieron valerse de herramientas historiográficas para su confección. Cierro el proemio convencido de que, sea la que sea, la medida en la que involucremos a la historia del pensamiento en el trabajo filosófico, hemos de apuntalarla con instrumentos historiográficos que den cuenta de los enfoques, personajes y tradiciones evocados; de lo contrario, dicha labor será endeble.
ﺍ) ¿La historia se repite?
La fundación de la Facultad de Filosofía y Letras de la uach en 1963 es uno de tantos acontecimientos significativos para la elaboración de una historia de la filosofía estatal. La iniciativa y papel desempeñados por Federico Ferro Gay en este hecho son, igualmente, importantes. Por desgracia, a la fecha no han sido revisados con todos sus matices y más allá de anécdotas a veces distorsionadas, el exilio del fundador, así como el silencio de varios de sus exalumnos sobre acontecimientos turbulentos desarrollados entre 1984 y 1985. Conocí a Ferro Gay en 1993 cuando impartió una conferencia magistral sobre Nietzsche, en el marco de las celebraciones de los treinta años de la fundación de la institución. De alguna manera, era un personaje tabú en la memoria de muchos profesores, pues lo poco que hablaban de él era para presentarlo como un doctor fettuccini o como un maestro extraordinario, cuya partida nunca logró ser superada. Hasta 2005 aparece un libro de homenaje titulado Filosofía del Septentrión,[6] editado por César Santiesteban.[7] El texto, dedicado a una figura admirada por algunos de los autores, pudo marcar una pauta no sólo para la reivindicación de un académico cuyo distanciamiento de la uach fue, por lo menos, poco claro; era el momento idóneo para iniciar los estudios formales sobre la obra y pensamiento de don Federico. La naturaleza de Filosofía del Septentrión no es muy diferente a la de los dos trabajos que aquí revisaremos; a saber: Filosofando desde el septentrión. Un homenaje a Enrique Pallares Ronquillo[8] y Un poeta y pensador del septentrión: Homenaje a Arturo Rico Bovio,[9] ambos compilados por Esteban Gasson Lara. Los tres trabajos plasman inequívocamente la dimensión de la memoria de una comunidad disciplinar bien identificada y cuyos alcances no definen a la Filosofía toda en el estado de Chihuahua y mucho menos en el norte de México.
Enrique Pallares Ronquillo y Arturo Rico Bovio son profesores eméritos de la Facultad de Filosofía y Letras de la uach; los dos pasaron de ser estudiantes a profesores y luego a directivos. Sus intereses académicos son distintos, en realidad, incompatibles. Pallares, interesado en la filosofía analítica, la filosofía de la ciencia y la lógica; Rico Bovio, creador de filosofía, dedicado a la antropología filosófica, la filosofía del derecho, la ética y la metafísica. Pocas veces tuve el gusto de escucharlos debatir, la primera fue en la conmemoración de los cuatrocientos años del natalicio de Descartes (marzo de 1996). Fue un diálogo sobre temas epistemológicos en el que ambos se condujeron como caballeros, actitud que se mantuvo en sus demás conversaciones públicas. He de señalar que eran de los pocos profesores que llevaban un programa ordenado en sus asignaturas y seminarios, atendían las dudas de los estudiantes con apertura y disposición al intercambio de ideas, entablando siempre diálogo, enfocándose en su clase sin insultar a sus colegas, práctica viciada seguida por la mayoría de los docentes de la facultad. Las tendencias filosóficas abrazadas por cada uno produjeron entre sus colegas y estudiantes, tanto seguidores como detractores. Pallares Ronquillo y Rico Bovio eran identificados con autores, líneas de trabajo y filiaciones políticas dentro y fuera de la universidad.
Antes de desarrollar algunos comentarios sobre las obras revisadas es importante cuantificar el contenido de cada una, así como visualizar los participantes enfocados en el estudio específico de las ideas de Pallares Ronquillo y Rico Bovio.
ﺏ) Observaciones historiográficas generales
De los catorce autores que participan en Un poeta y pensador del septentrión: Homenaje a Arturo Rico Bovio,[11] siete mencionan y/o comentan sus ideas; entre ellos, sólo dos hacen un estudio filosófico sobre él. Por su parte, Filosofando desde el septentrión. Un homenaje a Enrique Pallares Ronquillo, se compone del trabajo de nueve[12] autores, en donde cuatro mencionan y/o comentan sus ideas; empero, sólo uno se dedica al estudio de quien recibe reconocimiento. Ambos volúmenes pretenden destacar la trayectoria de dos profesores cuya labor ha influido a generaciones de egresados y docentes. Un esfuerzo con tal propósito debería ser original en el estado de Chihuahua, además de constituir un ejercicio de recuento y revisión de lo andado en más de medio siglo. No estamos ante una antología cualquiera, no debería tratarse de compilaciones arbitrarias en las que todo cabe. Pallares Ronquillo y Rico Bovio son las figuras centrales que convocan a quienes reconocen su quehacer, y una buena manera de hacerlo hubiera sido estudiando sus ideas y aportaciones filosóficas concretas. Esteban Gasson, en las respectivas introducciones, se refiere a los homenajeados con palabras halagadoras:
Ya que la filosofía es ante todo una forma de vida, un apostolado que solo algunos mantienen encendido durante su existencia, como lo muestra su trabajo y aportes [de Pallares] a lo largo de estas décadas de dedicación (2021, p. 9). …como profesor y filósofo era un ejemplo de cómo abordar y tratar aquello que se discierne, reflexiona, evalúa o critica. (2021, p. 12). Pallares nos hacía sentir el peso de su preparación filosófica que conjugaba con un dominio y profundidad que era parte de su naturaleza y que manejaba con denuedo y pasión filosófica que mostraba continuamente en su quehacer cotidiano. (2021, p. 13)
Su actitud nos llevó a reconocer, que no era única y exclusivamente un maestro que viene y expone su material de clase y ahí queda la cosa…. El filósofo se constituye, bajo su propia caracterización, como aquella persona que intenta elaborar una reflexión incisiva y personal, enraizada en la lengua, la cultura y el entorno histórico donde vive y se desenvuelve, cronotropos como [Rico Bovio] lo llama, en el cual se ve confrontado por distintas problemáticas. (2018, pp. 8-9)
Considero que en las introducciones se comete una omisión historiográfica seria, en el homenaje a Rico Bovio, pues Gasson comenta:
…pienso que una introducción a una obra como la presente, no debe ser muy extensa. Ya que los autores de los trabajos aquí contenidos, vienen a proporcionar un aura reflexiva, que no deseo resumir parcialmente lo que contiene cada uno de los ensayos aquí antologados, pues sería la visión mía y no la de los autores. (2018, p. 13)
Más que expresar una opinión o una interpretación de los ensayos es fundamental explicar por qué fueron tomados los escritos de los autores allí reunidos, su relación con el homenajeado (discípulo, colega, editor); su postura ante la obra de Rico Bovio o las enseñanzas de Pallares Ronquillo, la pertinencia del tópico desarrollado en vínculo con el pensador homenajeado, además de la temporalidad en que se dio la relación. Todos, datos esenciales que servirían para que futuras generaciones locales y lectores potenciales de otros lugares que desconozcan a los personajes, entiendan el medio en el que Rico Bovio y Pallares Ronquillo se desenvolvieron. Lamentablemente en la introducción al libro dedicado a Rico Bovio, Gasson Lara evita exponer información de gran relevancia, cuyo conocimiento es esencial para apuntalar la consciencia de una filosofía excepcional en la región, es decir, un pensamiento fincado en una obra escrita, resultado de reflexiones desarrolladas a lo largo de décadas.
Por el contrario, en el caso de Pallares Ronquillo se deja clara la intervención de sólo tres participantes:
Fue a principios de los años ochenta, cuando cuatro de nosotros formamos un grupo de discusión y seguimiento de su postura filosófica, que llamamos “Los segundos analíticos” y que estaba conformado por nuestro queridísimo amigo e inolvidable compañero Alonso González –ahora finado–, Víctor Hernández, Juan Durán y un servidor, quienes compartíamos mucho de lo que inspiraba a nuestro maestro. (2018, p. 13)
Quedan sin resolver preguntas como: ¿qué criterios se tomaron en cuenta para hacer la antología? En el caso del homenaje a Pallares Ronquillo, además de la condición de ser discípulos, sólo se apunta el “apoyo entusiasta y continuo” de Heriberto Ramírez “a la hora de hacer las invitaciones dirigidas a algunos colaboradores e invitados para la presente obra” (2021, p. 15); antes señala:
…los escritos aquí reunidos convocan y traen a colación diferentes concepciones y puntos de vista, labor que viene a enriquecer el campo de las investigaciones filosóficas. [Reitera] Ante estos trabajos filosóficos, siempre he pensado que el editor o compilador, en lugar de dar un pequeño resumen de contenidos, cosa que ya implica una interpretación personal, ha de dejar esa labor al lector. Será este quién, atento a sus contenidos y metas, les conceda el valor que cada uno de ellos presenta. (2021, p. 14)
No obstante, el entusiasmo no es propiamente un elemento historiográfico claro, suficiente y específico. De ser así, cabrían sin problemas los ensayos sin relación con Pallares Ronquillo y Rico Bovio, que no son pocos, como puede verse en las tablas de páginas atrás. En el libro sobre Pallares Ronquillo podemos encontrar capítulos cuyo contenido es radicalmente contrario a su pensamiento analítico, constituyendo una magnífica oportunidad para entablar un verdadero diálogo filosófico; empero, el debate nunca se produjo. La contribución de Juan Durán Arrieta merece una mención particular que haré más adelante, pues su ensayo es excepcional porque se construye a partir de la exposición de visiones de la cultura diferentes a las de su maestro. Otro criterio historiográfico dejado de lado es la descripción de la producción escrita de ambos (formatos, títulos, fecha y lugar en que aparecieron). Se guarda silencio sobre el conjunto de textos de Pallares Ronquillo —aunque sean pocos— elaborados a lo largo de más de medio siglo, y de la obra de Rico Bovio compuesta por diversos trabajos. Al revisar todos los ensayos de los dos libros veremos que la constante para considerar a un pensador en calidad de filósofo, es que cuente con artículos y libros publicados, siendo dichos soportes el punto de partida para reflexionar acerca de sus ideas. Puede verse que los participantes de las antologías se remiten a literatura filosófica, constituyendo una parte esencial de sus diferentes métodos de trabajo. Insisto en que los homenajeados no son personas ajenas que vivieron en otro tiempo y en un lugar remoto, fueron o son cercanos a los autores de ambas antologías; además, su producción editorial está a la mano de quien tenga la voluntad de conseguirla. Pallares Ronquillo y Rico Bovio bien pueden considerarse como parte importante del equipo formador de lo que ha sido el profesorado de la Facultad de Filosofía y Letras de la uach; recuperar y difundir el resultado de su quehacer académico no sólo es deseable, sino una exigencia que, lamentablemente, se pasó por alto.
Estamos ante dos casos muy distintos y resulta imposible hacer una comparación, dado que ambos personajes tienen una trayectoria diferente. Pallares Ronquillo, dedicado a la docencia desde mediados de la década de los setenta del siglo pasado, aunque es reconocido como maestro por varios egresados, carece de una obra publicada. El único trabajo que es citado, cuando llega a serlo en el volumen, es Perfiles de la cultura contemporánea. Filosofía de la cultura (2000). Es lamentable que por ninguna parte se refiera la reseña de este libro escrita por Víctor Hernández (2002).[13] Igualmente, se echa de menos un estudio del propio Hernández sobre el pensamiento de su maestro; es el único miembro de los “segundos analíticos” que guarda silencio sobre el homenajeado. La tesis de licenciatura (inédita) de Pallares Ronquillo, Reconsideraciones sobre la problemática filosófica (1974), bien pudo ser objeto de estudio sobre las inquietudes intelectuales del joven analítico. Gasson afirma:
…la labor de investigación del maestro Pallares ha sido amplia, pero, la publicación de sus escritos se encuentra muy rezagada, ya que la mayoría de sus ensayos se encuentran dispersos en un gran número de publicaciones y revistas. Siendo, por lo mismo, deseable que se reunieran en una compilación. Igualmente sería deseable que algunas de sus ponencias, ensayos y trabajos inéditos vieran la luz del día. (2021, pp. 14-15)
Es contagioso el entusiasmo de Gasson. Cabe preguntarse a qué textos se refiere, títulos, fecha y lugar donde aparecieron originalmente.[14] Ha sido larga la postergación para compilar y publicar los gruesos tomos con los trabajos de Pallares Ronquillo; su homenaje hubiera sido la ocasión perfecta para mostrar al público su amplia labor filosófica. Se entiende que los procesos editoriales son tortuosos y tardados; empero, hoy se cuenta con los recursos tecnológicos necesarios para poner en línea documentos escaneados, facilitando la difusión de las innumerables contribuciones de Pallares Ronquillo.[15] Si nos atenemos al contenido de Filosofando desde el septentrión estaríamos justificados a pensar que la publicación no es una tarea del interés de don Enrique. La obra de Rico Bovio es extensa y merece una revisión panorámica; véase la bibliografía al final.[16] Sus estudios en Derecho, Literatura y Filosofía nutren no sólo textos, sino también las exposiciones en aulas y congresos. Es de llamar la atención la casi nula mención de sus reflexiones en el campo del derecho, ya como litigante, ya como profesor de la Facultad de Derecho de la uach. Aunque parte de la poesía de Rico Bovio sí es revisada,[17] sus meditaciones estéticas pasan casi desapercibidas. Entre los convocados no hubo juristas y literatos, quedando desatendidas dos áreas importantes de su obra. Igual que con Pallares Ronquillo, el pensamiento de juventud de Rico Bovio no atrae a ninguno de los participantes. Al no citar su tesis de licenciatura,[18] se desestima la génesis de una filosofía que no se agota con el cultivo de una única disciplina.
Entrando en algunas observaciones sobre la naturaleza de la filosofía de Pallares Ronquillo, expuestas por Gasson, nos encontramos con otra omisión de fondo. Lo identifica como un pensador original que llevó a la Facultad enfoques, corrientes y tradiciones novedosas: “…las perspectivas que él manejaba, no eran del agrado de muchos de sus alumnos, acostumbrados a concepciones más tradicionales” (2021, p. 11). Aunque más adelante describe someramente el entorno intelectual de los años setenta-ochenta: “el marxismo y ciertas corrientes fenomenológicas y hermenéuticas de antaño” (ibid), no es específico al referir tradiciones y autores concretos. Tampoco se menciona si hubo profesores y estudiantes adheridos a corrientes diferentes e igualmente interesados por la investigación filosófica,[19] información faltante de gran valía para entender el contexto en el que inició y desarrolló su pensamiento. Las polémicas filosóficas entre Pallares Ronquillo y Rico Bovio no son siquiera insinuadas en sus respectivos homenajes, pues los lectores que desconocen las circunstancias históricas podrían pensar que cada uno desarrolló su trabajo en medios independientes; siendo que sus discusiones y enseñanzas animaban de alguna manera otros debates entre la comunidad estudiantil. La discrepancia filosófica entre Pallares Ronquillo y Rico Bovio era de los pocos elementos que daban vida a una Facultad poco interesada en la investigación y el diálogo de buen nivel. Es de mencionarse también que, después de encontrar resistencia ante sus ideas, Pallares Ronquillo logró integrar la retícula de la Licenciatura en Filosofía compuesta por una gran cantidad de asignaturas obligatorias de corte analítico,[20] imprimiendo un sello hegemónico a contenidos y propósitos del programa. En concordancia con lo anterior, Gasson (2021, p. 10) describe lo que él visualiza como el círculo de influencia de Pallares Ronquillo dentro y fuera de la universidad:
Así, su influjo fuera del ámbito universitario fue posible debido a que muchos de los que se fueron formando en sus cátedras pasaron posteriormente a prestar sus servicios en esos centros e instituciones. Esparciendo lo que habían aprendido con él en la Universidad Autónoma de Chihuahua. De tal manera que sus enseñanzas y sus interpretaciones de las concepciones filosóficas pronto se desbordaron en los duplicados que había en cada maestra o maestro que impartía las materias de “metodología de la investigación”, “teoría o filosofía de la ciencia”, “epistemología” o “lógica” en las distintas escuelas preparatorias. Y dentro de las mismas aulas universitarias, en especial en todas aquellas licenciaturas y posgrados, de otras escuelas y facultades, donde se impartían estas cátedras.
Este comentario refleja no sólo la alta estima de Gasson por Pallares Ronquillo, sino el paisaje desértico y estéril en el que parecería se pensaba poco o nada dentro y fuera de la Facultad de Filosofía hasta que Pallares Ronquillo trajo la filosofía. Da la impresión de que no se reflexionaba sobre la ciencia, el lenguaje y la investigación, porque no existía nadie con la inquietud y capacidad para hacerlo. De la misma manera, en preparatorias y otros espacios universitarios tampoco existirían interesados en dichas áreas o personas con puntos de vista diferentes. Las entusiastas expresiones de Gasson más que enaltecer el pensamiento de Pallares Ronquillo, esbozan un terreno sin vida espiritual ni iniciativa de reflexión. De ser esto cierto, el quehacer de Rico Bovio, previo a la llegada de Pallares Ronquillo, sería intrascendente; así como otras maneras diferentes de hacer filosofía, por ejemplo, la que se enseña en el Seminario Diocesano. Los estudios y meditaciones sobre la ciencia y la tecnología practicados por ingenieros, científicos y médicos de instituciones de educación superior de Chihuahua tampoco tendrían peso específico. Es de señalarse que, aunque no hace más de cuarenta años no había en Chihuahua muchos académicos con doctorado, unos cuantos eran egresados de universidades de Estados Unidos, Francia y el Reino Unido, contando con una formación filosófica sólida orientada al ejercicio de la ciencia. La atmósfera arriba descrita, lejos de exaltar el espíritu filosófico de Pallares Ronquillo, lo ubica en un páramo despojado de interlocutores en el que el monólogo es la ruta seguida. En el mejor de los escenarios, las emulaciones y copias de un Prometeo analítico estarían a cargo de divulgar su saber entre receptores igualmente carentes de espíritu crítico.
Otro aspecto historiográfico omitido del todo es el estudio del desempeño de ambos profesores en la atmósfera de una universidad de carne y hueso, perteneciente a una ciudad envuelta en un entorno social y político. Como botón de muestra, las protestas al interior de la uach en 1985 tenían que ver no sólo con asuntos laborales, sino también con la democratización de sus órganos internos. La búsqueda de reelección del entonces rector, Reyes Humberto de las Casas Duarte, fue la gota que colmó el vaso, ya que había abusos y añejas inconformidades no resueltas. El descontento de la uach se sumó al del sector obrero, eclesiástico y político, contribuyendo a la consolidación de un movimiento de protesta por el fraude electoral perpetrado en las elecciones para gobernador del estado llevadas a cabo en 1986. Aunque Pallares Ronquillo y Rico Bovio concebían las circunstancias universitarias de diferente manera, ambos estuvieron activos en el grupo de la Facultad que elevó sus reclamos. Hay un trabajo que toca el tema (Sigala, Pérez y Hernández, 2018):
Conforme los datos periodísticos, la Escuela de Filosofía fue la primera que inició el paro de labores y la última que lo levanta. Los protagonistas narran que era el lugar a donde recurrían cuando se trataba de hacer grilla, pues en la institución estudiaban aquellas personas dispuestas a levantarse ante las injusticias sociales y universitarias; situación evidente en la destitución de tres de sus maestros: Macín, Valsagna y Flores. Otros catedráticos que recibieron amenazas fueron Enrique Pallares Ronquillo y Arturo Rico Bovio. Este último personaje es quien firma todos los desplegados del grupo antirreeleccionista a lo largo del movimiento de huelga…En las narrativas de Pallares es evidente que las amenazas, por parte del grupo de poder en rectoría, obedecieron a que no simpatizaba con ellos. Por el contrario, defendió la autonomía universitaria y el sentido de democracia que era propia de los ideales filosóficos con los que se formaba a los estudiantes universitarios: “La verdad yo no estaba de acuerdo con la reelección, no me parecía justa y se vino el movimiento en contra del licenciado De las Casas” (E. Pallares, comunicación personal, 7 de septiembre, 2017). Asimismo, Pallares Ronquillo recuerda que hubo un acercamiento por parte del rector para que lo ayudara a controlar Filosofía y Letras, ya que el entonces director, Nava, apoyaba a De las Casas, pero no era bien recibido por su propia base estudiantil y personal docente:
Antes de su salida, el Lic. De las Casas me dijo: “Tú me has solicitado que se haga la carrera de matemáticas” … Fue entonces cuando se presentó el problema con él. Vino un enviado del rector para decirme que convenciera al licenciado Nava y que lo apoyara, para hacer la carrera de matemáticas. Pero yo ya estaba fuera del asunto, y no tenía ninguna posibilidad de tener influencia con el licenciado Nava, como director que era le respetaba sus decisiones. (E. Pallares, comunicación personal, 7 de septiembre, 2017)
Es cierto que los libros revisados se dedican a reconocer el pensamiento de Pallares Ronquillo y Rico Bovio, sin embargo, sus ideas no se construyeron en un medio etéreo, pues son el resultado de circunstancias históricas. Ignorar las condiciones en las que surgen las ideas conduce a concebir una “filosofía” poco filosófica; a abstracciones sin sentido que nada tienen que ver con el mundo real.[21]
ﺕ) Observaciones de los trabajos dedicados al pensamiento de Rico Bovio y Pallares Ronquillo
Es justo revisar todas aquellas colaboraciones que hicieron una revisión del pensamiento de los homenajeados, distinguiéndose de otras que sólo se acogieron a la paráfrasis o a la citación mecánica, sin otro propósito que evocar de alguna manera a Pallares Ronquillo o a Rico Bovio. El resto de los textos, desenfocados del propósito primordial plasmado en palabras clave de los títulos de las obras aquí comentadas, a saber, “septentrión”, “Pallares Ronquillo” y “Rico Bovio”, quedan fuera de los propósitos del presente artículo.
1) “¿Finalmente la ciencia lo absorberá todo?”, de Alfonso Ávila del Palacio. En el texto se hacen alusiones a la obra Perfiles de la cultura contemporánea. Filosofía de la cultura. El trabajo se inicia con la siguiente afirmación: “Está inspirado en la lectura de Perfiles de la cultura contemporánea de Enrique Pallares; sobre todo en su último capítulo, dedicado al papel de la ciencia y la tecnología en la cultura contemporánea” (2021, p. 111). Sin embargo, no va más allá de hacer dos escuetas citas (pp. 120-121) que no le merecen mayores comentarios. El ensayo cierra con una de las opiniones del homenajeado: “La ciencia es el distintivo de nuestra época” (2021, p. 126). En realidad, a Pallares Ronquillo se le menciona de forma tangencial, pues el diálogo y la revisión de sus ideas están ausentes.
2) “El problema de la elección de teorías revisitado: Popper-Kuhn-Laudan”, de Heriberto Ramírez Luján. El artículo no merece grandes comentarios, salvo que fue tomado casi de forma íntegra de una publicación de 2013. Pongo a la disposición del paciente lector el texto, para que pueda cotejar ambas versiones https://revistas.uaa.mx/index.php/euphyia/article/view/179/164. Los párrafos dedicados a Pallares Ronquillo (pp. 224-225) en realidad sólo se encargan de parafrasear y citar sus ideas, sin que haya mayor esfuerzo intelectual por parte de Ramírez Luján. Considero que un texto reciclado y acicalado de esta manera es, más que un acto de reconocimiento, una grosería.
3) “Enrique Pallares y su universo de lo científico”, de Juan Durán Arrieta. Posiblemente es el capítulo que capta con más nitidez la intención de un verdadero homenaje. Juan Durán inicia la exposición evocando sus días de estudiante, compartiéndonos tanto sus intereses de entonces como las circunstancias de la universidad y la labor de Pallares Ronquillo en la formación de varios discípulos que le eran cercanos. Expresa su afecto y la admiración sin caer en la adulación. La sección “Una diferencia, una discrepancia… un diálogo” (pp. 39-51) constituye la mayor parte del texto. Durán no cita mecánicamente el libro de Pallares Ronquillo, en su condición de filósofo, sino que establece los puntos concretos en los que difiere con su maestro, pues señala:
Separar “natura” y “cultura” entonces, inicia el proceso de barbarie que vivimos. No emana de esa cosmovisión posibilidad alguna de hacer encuentro amistoso entre el ser humano y la naturaleza. A lo más que llega Pallares es a decirnos que el progreso cultural proveído por la ciencia y la tecnología nos ha instalado un nuevo discurso que tiene que ver con desarrollo sustentable. Basarnos en los desarrollos de la ciencia, nuevas teorías ecológicas, nos permiten prever límites que impliquen evitar la depredación; una decisión -parece decirnos Pallares- producto de una postura racional, acorde con el mundo civilizado. (2021, pp. 48-49)
Más adelante, desarrolla otra observación:
El asunto de la diversidad se mira en el maestro Pallares como un tema de una relación entre iguales pero diversos; nada se nos dice de la equidad, de la justicia, de la debilidad versus fortaleza; en fin, categorías que nos obligan a entrar en terrenos pantanosos, en la necesidad de otras herramientas que seguramente tienen que ver con lo que se denomina como pensamiento débil, porque amerita otro concepto de racionalidad, producto de una cosmovisión distinta que a su vez genera una epistemología diferente, y que, por lo tanto, no entra en el canon de lo que hemos entendido hasta ahora por ciencia o por racionalidad con todos sus afanes universales. (2021, pp. 50-51)
1) “Heidegger, pensamiento y poesía. Un contraste con Rico Bovio”, de Esteban Gasson Lara. Dentro del libro es uno de los pocos trabajos serios en los que se deja ver el interés del autor por estudiar la obra de Rico Bovio, superando la paráfrasis perezosa y la reproducción de párrafos. Gasson ubica puntos de interés entre ambos filósofos para, posteriormente, establecer diferencias, no sin desarrollarlas a partir del conocimiento de la producción del homenajeado. Es un trabajo, pues, que da cuenta por sí mismo del merecimiento de que Rico Bovio sea reconocido. Entre los puntos de coincidencia entre ambos, se encuentra la aproximación ontológica al lenguaje, renunciando a los enfoques lógico-formales unívocos, así como a los derivados de una epistemología plana cuyas miras no ven más allá de la “revisión” iterativa dirigida a una ciencia conceptualizada pobremente (2018, p. 165). Por el contrario, Heidegger y Rico Bovio difieren en la visión que tienen del mundo griego. Gasson comenta:
En este punto Rico Bovio entraría fácilmente en desacuerdo, ya que en su obra no existe semejante creencia, no hay tal primicia luminosa, no es ese único hilo conductor que busca Heidegger. Frente a la visión monolítica heideggeriana, afirma claramente que: “Cada época y cada contexto cultural van generando diversas pautas para comprender y usar facultades corporales, las creencias populares, la Religión, las ciencias e incluso la Filosofía, contribuyen a ese respecto. (Rico Bovio, 2008, p. 96)
Resultaría ocioso detallar las distinciones entre la concepción heideggeriana del lenguaje, precisando los giros fenomenológicos, así como la polémica suscitada entre las posibles conexiones entre la metafísica, la poesía, la ontología y la comprensión del mundo. Lo importante aquí es poner atención en la lectura que hace Gasson de la obra de Rico Bovio, observándola como el soporte de un pensamiento original en el que la investigación filosófica del hombre es el medio para captar las dimensiones que puede alcanzar el lenguaje (2018, pp. 164-165).
2) “Arracimados…”, de Horacio Cerutti-Guldberg. El caso de Cerutti es también singular y se distingue de las contribuciones de León Olivé en el libro de Pallares Ronquillo (2021, pp. 53-70) y de la de Mauricio Beuchot en el de Rico Bovio (2018, pp. 33-44). Son filósofos connotados cuya aparición en el índice de los volúmenes reviste de mayor categoría a los respectivos homenajes. Sin embargo, sólo Cerutti se da a la tarea de revisar y comentar la filosofía del personaje central de la convocatoria. Olivé y Beuchot enviaron escritos que guardan silencio sobre los pensadores chihuahuenses. Cerutti inicia su artículo con palabras cálidas:
No recuerdo exactamente cuándo ni cómo. Pero, lo que tengo clarísimo es que desde un principio sentimos una profunda afinidad en nuestra manera de filosofar, a pesar de la distancia física que me separa de Chihuahua, cada vez que se brinda la ocasión de encontrarnos -casi siempre para participar en eventos académicos: congresos, simposios, ciclos de conferencias, conversatorios-, a veces incluso fuera de México, es como si mantuviésemos una comunicación implícita a la distancia. (2018, p. 25)
Cerutti-Guldberg reconoce la capacidad creadora de pensamiento de Rico Bovio, su meditación sobre el mundo humano compuesto de circunstancias, ideas y emociones; el filosofar pie a tierra es la manera más nítida y natural para reflexionar:
La mera erudición es un fardo que pesa sobre la conciencia para su vanagloria y frustración. Ligeros de equipaje hemos de atravesar por nuestra finitud desprovistos de aquello que entorpezca la marcha, sean bienes o ideas. La ciencia al margen de la concreción de un pueblo o de un sujeto, no es sino la vergüenza de un ocio subvencionado por la estupidez de las estructuras sociales imperantes. (2018: 29)
Por último, es importante hacer notar que Cerutti también contribuye con referencias específicas de la obra de Rico Bovio, que no aparecen en ninguna otra parte del libro. La primera es el prólogo de su autoría a la obra Filosofar para la liberación: ¿liberación del filosofar?[22] (2018, p. 32, N. 23). Otro aspecto historiográfico desatendido por completo en ambos textos de homenaje consiste en rastrear las lecturas de Pallares Ronquillo y Rico Bovio fuera del reducido círculo de la Facultad de Filosofía y Letras de la uach. ¿Quiénes los leen, estudian y entablan diálogo con ellos?, ¿cómo ha trascendido su labor en el ámbito filosófico local, nacional e internacional? Cerutti nos remite al prólogo, escrito por Mario Saavedra,[23] del libro de don Arturo titulado Ropones y plumajes[24] (2008, p. 27, N. 6).
3) “El cuerpo que soy, el cuerpo que no soy: El entre de la relación intersubjetiva”, de Heidi Alicia Rivas Lara. El artículo habría significado un ejercicio de diálogo en el que el libro Las fronteras del cuerpo. Crítica de la corporeidad pudo revisarse con rigor y detalle. La autora sólo esboza un punto de discrepancia sin explorar la obra de Rico Bovio. Ello no significa que la observación que ella plantea sea irrelevante, sino que la cuestión es que no fue más allá. Rivas Lara afirma:
…el autor aborda algunas de las teorías que se han desarrollado; asume como antecedentes las filosofías de Marx y Nietzsche; y después da un brinco a los que considera los tres grandes precursores de la teoría del cuerpo: Marcel, Sartre y Marleau-Ponty. No obstante, reparo en estos antecedentes para subrayar la ausencia del fundador de la fenomenología, maestro por lo menos de los últimos dos que Rico Bovio considera centrales; sostengo pues afirmaciones de Sartre como: “ese objeto que el prójimo es para mí y ese objeto que yo soy para el prójimo se manifiesta como cuerpos” citada en la p. 37 se entiende a cabalidad si retomamos el abordaje del cuerpo que Husserl realiza en Meditaciones cartesianas.
Cabe destacar que es una de las pocas contribuciones que busca tener un acercamiento más filosófico con el pensamiento de Rico Bovio; lamentablemente, sólo quedó esbozada la intención de hacerlo.
4) Los capítulos “El tránsito filosófico de la crisis a la esperanza en Rico Bovio”, de Eduardo Fernández, y “Las nuevas fronteras del cuerpo. Una mirada desde la filosofía de la tecnología y el poshumanismo”, de Heriberto Ramírez Luján, se dedican a la paráfrasis y la citación más o menos hilada de publicaciones de Rico Bovio. No obstante, no llegan a plantear una interpretación filosófica, un estudio crítico y, mucho menos, un diálogo.
ﺚ) A manera de cierre
Pongo a consideración de mi paciente lector algunas conclusiones resultado no sólo de la lectura de dos libros, sino del contacto como alumno, tanto con Pallares Ronquillo como con Rico Bovio, entre 1993 y 1997.
1) La constante presencia del término “septentrión” en las publicaciones dedicadas a pensadores locales (Ferro Gay, Pallares Ronquillo y Rico Bovio), es más un ornato o una promesa que la nota definitoria de unas filosofías y de las investigaciones que éstas inspiran. En realidad, son pocos los trabajos que consiguen exponer, revisar y dialogar con filósofos chihuahuenses.
1 bis) La escritura de libros colectivos es un uso propio de nuestro tiempo. Ello no implica que dos obras, cuyo contenido debió ser muy bien cuidado, derivaran en una multitud de ensayos de contenido misceláneo y unas cuantas excepciones, algunas de ellas muy bien logradas (Durán, Cerutti, Gasson). Invitar a filósofos de la estatura de León Olivé y Mauricio Beuchot a participar en publicaciones de esta clase es un arma de doble filo. Su nombre puede atraer a lectores, pero algunos de ellos se darán cuenta de que los homenajeados no merecen una sola mención de los célebres pensadores.
2) Cuando se habla de Pallares Ronquillo y Rico Bovio en su condición de académicos, en el caso del primero, no se muestran los elementos para considerarlo en esa estatura. Entendamos por “academia” una serie de requisitos que han de llenarse como grados, filiación a ciertos organismos como el snii, asociaciones filosóficas dentro y fuera del país, órganos de evaluación y acreditación, participación en comités académicos y/o científicos de proyectos editoriales y de investigación, membresía a la Academia Mexicana de Ciencias y un largo etcétera. Además de una abultada lista de libros y artículos aparecidos en revistas indexadas. Son condiciones que se han establecido de manera consensuada y que, en estricto rigor, Pallares Ronquillo no cumple. Dejando de lado si son criterios suficientes y justos, al ser homenajeado por profesores universitarios en una publicación salida de la prensa de una universidad, se entiende que “académico” es un término que corresponde con una trayectoria documentada. No quiero calificar de injustificado el homenaje a Pallares Ronquillo, la cuestión es que no se le reconoce en la dimensión adecuada. En el caso de Rico Bovio, el estudio de su labor académica es insuficiente. De la misma manera, es importante señalar que tanto a Pallares Ronquillo como a Rico Bovio, se les refiere en condición de “catedráticos”. El término es inexacto, dado que pocas universidades en México otorgan tan alta distinción a sus profesores y la uach no está entre ellas.[25] Tengamos presente que la precisión del lenguaje es un punto fundamental para el pensamiento de Pallares Ronquillo.
3) Considero que la publicación de las dos obras es extemporánea. Ambos profesores han desarrollado su quehacer por más de medio siglo. La compilación de sus trabajos es una tarea que debió iniciarse hace décadas, al igual que los estudios sobre ellos. ¿Por qué el silencio?, ¿por qué la indiferencia? La comunidad que los reconoce tuvo en sus manos una oportunidad valiosa no sólo de rendir homenaje y agradecimiento a dos profesores importantes, sino de divulgar sus aportaciones a otras comunidades filosóficas de México y de otros países. Por desgracia esa oportunidad se desaprovechó.
3 bis) Ya con ambos libros bajo el brazo, es mínima la difusión que se les ha dado. Congresos nacionales y regionales de Filosofía han pasado, sesiones del Observatorio Filosófico del Norte de México se han llevado a cabo y tal parece que las obras no existen.
4) Se menciona una cantidad importante de exalumnos de Pallares Ronquillo y Rico Bovio: estamos hablando de decenas de generaciones de egresados. De todos ellos, ¿tan pocos pudieron reunirse? Pienso en los más antiguos y los más jóvenes, hubiera sido refrescante observar el papel de ambos profesores en la etapa de juventud y contrastarla con la de madurez. ¿Exclusión, apatía o indiferencia?
5) Esperaba la aparición del libro Philosophia non in verbis. Ensayos sobre Federico Ferro Gay, compilado por Omar Alberto Reyes Arévalo[26] —nótese que el título no incluye las palabras “homenaje” o “Septentrión”—, para componer este artículo con los tres textos. Me hubiera gustado hacer un balance de la tríada de antologías; empero, me pareció que era ya necesario hacer una revisión historiográfica del caso Pallares Ronquillo-Rico Bovio. Solemos endilgar a jóvenes colegas la revisión de la Filosofía en el estado y, generación tras generación, se sigue haciendo la promesa de construir una historia de nuestra fecunda y prolífica disciplina. Considero que generacionalmente hemos fallado en tal empresa.
6) Construir una memoria de la Filosofía es una tarea compleja. Pienso en la Antigüedad o la Edad Media. Para hacerlo es menester iniciarse de alguna manera en las artes de la filología, revisar papiros, inscripciones, códices, escolios y una multitud enorme de comentarios en diferentes lenguas. En el caso que nos ocupa, el esfuerzo es menor y los recursos para conseguirlo están a la mano. ¿Hemos de esperar aniversarios venideros de la Fundación de la Facultad de Filosofía para que se concreten iniciativas como éstas? La construcción de la memoria de la Filosofía en el estado, ¿está supeditada a festividades?
La construcción de una memoria de la Filosofía chihuahuense no es prioridad en nuestro estado. Revísese el índice de autores de la Enciclopedia Electrónica de la Filosofía Mexicana, un proyecto desarrollado en la uam a partir de la iniciativa de Gabriel Vargas: https://divcsh.izt.uam.mx/cefilibe/index.php/filosofas-y-filosofos-mexicanos-borrador/. Cabe mencionar que la Enciclopedia es un proyecto totalmente abierto, pues no se reduce a unas cuantas instituciones o a líneas y tradiciones particulares.
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Notas